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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.61 Bogotá jul./set. 2016

https://doi.org/10.7440/histcrit61.2016.01 

Presentación del dossier "Deporte y sociedad"

Ricardo Arias Trujillo* - Universidad de los Andes, Colombia
Xavier Pujadas i Martí** - Universitat Ramon Llull, España

* Profesor asociado del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes (Colombia). Historiador y doctor en Historia de la Universidad de Aix-en-Provence (Francia). Miembro del grupo de investigación Historia del Tiempo Presente.

** Vicedecano de Estudios de Postgrado e Investigación de la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte, y profesor titular de Historia Social del Deporte de la Universitat Ramon Llull (España). Doctor en Historia Contemporánea por la Universitat de Barcelona (España).DirectordelGrupo de Investigación e Innovación sobre Deporte y Sociedad(GRIES). Algunas de sus últimas publicaciones en libros son:Atletas y ciudadanos. Historia social del deporte en España (1870-2010) (Madrid: Alianza, 2011); Les relations entre le sport et le catalanisme (1880-1975) (Grenoble: PUG, 2013) y Esport i ciutadania: l'esport a Catalunya durant la IIª República, 1931-1936 (Barcelona: Ara Llibres, 2015).

DOI: http://dx.doi.org/10.7440/histcrit61.2016.01


Con este nuevo número que Historia Crítica presenta al lector -"Deporte y sociedad"-, la revista busca no solo dar a conocer diversos avances investigativos relacionados con el tema del deporte, sino, sobre todo, destacar la relevancia que tiene este tipo de estudios para abordar aspectos muy variados de la sociedad y, por lo tanto, para ayudar a comprenderla mejor.

En las décadas de 1960 y 1970, trabajos pioneros, algunos de ellos provenientes de la sociología, ya habían sugerido la importancia que podían tener los asuntos relacionados con las prácticas deportivas. En este contexto, la tradicional visión narrativa e historicista de las décadas anteriores estaba dando paso a nuevas teorías inspiradas en la "historia de los hechos sociales" y en la sociología, las cuales, desde el mundo académico, plantearon los límites de una visión evolutiva y universalista del deporte, así como la necesidad de abordar su estudio en tanto que un fenómeno social y cultural complejo. En particular, bajo el impulso de investigadores fundamentalmente británicos, norteamericanos y franceses, poco a poco los historiadores empezaron a estudiar lo social a partir del deporte. Esas investigaciones no tardaron en demostrar que el deporte, lejos de ser natural, intrínseco al ser humano y por lo tanto universal, es un fenómeno histórico. No ha existido siempre, no ha permanecido incólume a los avatares de la historia. Todo lo contario: es una práctica que, como tal, cambia según las transformaciones que afectan a la sociedad.

Esta nueva visión del fenómeno deportivo como objeto de estudio histórico comportaba, en realidad, la aparición de una nueva historia del deporte influenciada por las transformaciones en las ciencias sociales de la década de 1960, la creciente popularización del deporte en todo el mundo y un inicial reconocimiento académico de la historia del deporte en los departamentos de historia, ciencias sociales y ciencias de la Actividad Física. Autores como Norbert Elias y Eric Duning en el Reino Unido -entre 1966 y 1970-1, o Allen Gutmann en Estados Unidos2 ya en la década de 1970, pusieron de relieve la especificidad del deporte como un fenómeno contemporáneo que debe ser estudiado en su contexto social. En este escenario de cambio, otro aporte de las investigaciones sobre el deporte consistió, precisamente, en analizarlo de manera relacional: la importancia de este tipo de estudios no radica tanto en el deporte en sí mismo, como en lo que éste puede decirnos acerca del marco social en el que se encuentra.

Desde el último tercio del siglo XX, numerosas investigaciones han contribuido a esclarecer asuntos relacionados con la política, la cultura, la educación, el mercado, la globalización, los medios de comunicación. Otras más han querido analizar el proceso que condujo del mundo amateur al profesionalismo, estudiando problemas tan variados como las formas de ocio, las iniciativas privadas, los mecanismos de ascenso social, el papel del Estado que suele incluir el amplio campo de la educación. En fin, son tan solo algunos ejemplos que quieren resaltar, a través de la multiplicidad de usos que se le han atribuido al deporte, la importancia que puede tener este fenómeno para abordar y explicar mejor la sociedad.

Cuando hablamos de deporte, nos referimos en concreto a las actividades físicas cuyos contornos empezaron a delinearse con precisión en la Inglaterra victoriana. Más allá de evidentes continuidades con los ejercicios y los juegos físicos de siglos anteriores, el "deporte moderno" adquiere otros rasgos y, sobre todo, nuevos significados. Como producto sociocultural de las sociedades industriales, se irá caracterizando, entre otros factores, por la creciente importancia de 1) la racionalización y burocratización, encargadas de fijar objetivos, de reglamentar las prácticas, de organizar competencias, etc.; 2) la profesionalización; 3) la comercialización; 4) el espíritu competitivo, la búsqueda del triunfo, del récord.

En las últimas tres décadas, la presencia cada vez más visible del deporte en el mundo académico permite hablar de la consolidación de un campo investigativo que, hoy en día, da muestras de un mayor dinamismo y vitalidad. Por supuesto, este balance amerita importantes matices según las distintas tradiciones historiográficas. Si bien el impulso inicial provino especialmente de investigadores anglosajones, el interés académico por el deporte se difundió, con diferente intensidad, por otros países y centros universitarios. Nos interesa, muy brevemente, hacer algunas consideraciones sobre la situación de los estudios del deporte en España y en América Latina, toda vez que el dossier que presentamos al lector está constituido por artículos provenientes de esas latitudes.

La historiografía del deporte en el caso español, al igual que en el resto de países del entorno europeo, ha evolucionado desde una perspectiva moderna sobre todo a partir de las décadas de 1980 y 1990. Si bien podemos tener en cuenta como pionera la presentación de la tesis doctoral de Florit i Capella en 19713, en realidad la aparición de una historiografía del deporte en el ámbito académico fue más tardía que en Gran Bretaña, Francia, Alemania o Italia y se centró, fundamentalmente, en estudios parciales, monografías territoriales y trabajos sobre etapas concretas. En este sentido, hasta este último decenio con la publicación de investigaciones de conjunto4, en general han proliferado las investigaciones monográficas sobre franquismo y deporte, caso de los estudios de Duncan Shaw, Carles Santacana, Teresa González o Juan Carlos Manrique, género y deporte, sobre todo con los aportes de Milagros García y Concepción Carbajosa, o los estudios sobre determinados clubes, caso de Angel Bahamonde en relación al Real Madrid. En la actualidad, la historia del deporte ya está presente con cierta normalidad en los programas de doctorado y empieza a ser un ámbito de investigación plenamente reconocido. Las nuevas generaciones de investigadores, con doctorados en temática deportiva o participando en proyectos competitivos, están ampliando el marco de estudio, como podrá verse en este dossier.

En el contexto latinoamericano, Argentina y Brasil son ejemplos de una historiografía en torno al deporte relativamente consolidada. La publicación en años tan tempranos de O negro no futebol brasileiro (1947), del Mario Filho5, analiza la popularización del fútbol en Brasil, proceso que se vincula con mecanismos de ascenso social y con cierta democratización racial. A partir de sus resultados, numerosos trabajos han indagado, entre otros aspectos, por el lugar de los negros en el deporte, por los estilos de juego, por el deporte como forma de resistencia social y racial. Los trabajos del argentino Eduardo Archetti, en los años de 1990, quien provenía de la antropología social, abrieron las puertas para explorar los "imaginarios colectivos" en torno al deporte. Hoy en día, el panorama se ha ampliado y, desde diferentes espacios académicos, un número creciente de investigadores multiplica el repertorio de preguntas, de fuentes, de problemas, enriqueciendo así un campo que no deja de mostrar su fecundidad.

El dossier quiere ser una muestra del dinamismo que empieza a verse en el campo de los estudios sobre el deporte en Hispanoamérica. De los cuarenta artículos recibidos en el marco de la convocatoria, se seleccionaron seis: dos provenientes de Argentina, uno de México, otro de Chile y dos más de España. Todos ellos plantean una serie de problemas que resultan particularmente pertinentes y lo hacen recurriendo a diversos tipos de fuentes, desde perspectivas claramente interdisciplinarias, apoyándose en diferentes marcos teóricos, inspirados en los aportes del siempre estimulante Norbert Elias, de Michel Foucault, de Georges Vigarello, de Clifford Geertz, entre otros.

Los textos de Marta Mauri y Gisela Kaczan abordan el cuerpo o, mejor, los cuerpos, para subrayar los diferentes discursos que en torno a ellos se pueden construir. En la España franquista, el cuerpo masculino debía ser educado, moldeado para servir a la patria. El deporte, como el resto de las esferas de la sociedad (educación, economía, cultura, etc.), es intervenido por parte de las autoridades para encauzarlas por el camino correcto: "El Frente de Juventudes controló las rutinas y el día a día escolar no sólo dentro de la escuela, sino también fuera de ella, ya que la obligatoriedad de acudir a los campamentos de la organización, a las marchas pseudo-militares o a las competiciones y Juegos Escolares Nacionales (JEN) copó el tiempo de ocio de los jóvenes durante la posguerra española. El deporte y la educación física funcionaron como un poderoso instrumento de militarización y moralización corporal de la infancia y de la juventud durante el franquismo".

Bajo la influencia de Michel Foucault, Mauri analiza las relaciones de poder que se tejen en torno al cuerpo. La instrumentalización del cuerpo masculino a través de las actividades físicas era parte de un programa más vasto que buscaba inculcar en niños y jóvenes una serie de valores castrenses (hombría, obediencia, disciplina, solidaridad, respeto a las jerarquías "naturales", sacrificio por la patria), asociados, por supuesto, con los altos ideales de la nación franquista. Así, el ejercicio corporal, lejos de limitarse a una actividad exclusivamente física, era la base de una educación realmente integral, pues el individuo "sano, fuerte y equilibrado es el mejor medio para conseguir un sujeto también moral e intelectualmente bueno". Y, como ya se dijo, la educación del cuerpo debía manifestarse en las distintas instancias de la vida cotidiana de los jóvenes: los desfiles, debidamente enmarcados por un claro y omnipresente simbolismo político (banderas, himnos, canciones), los juegos, todo ello hace parte de una pedagogía corporal: "Para conseguir que la juventud se convierta en la base militar del mañana, el Frente de Juventudes utilizó como técnica disciplinaria la Educación Física y el control del cuerpo infantil".

Por otro lado, el trabajo de Gisela Kaczan permite aproximarnos a la relación entre prácticas físicas y mujeres, relación que cobró fuerza en la Argentina durante las primeras décadas del siglo XX. En un contexto en el que se cruzaban preocupaciones propias a la eugenesia, a la "decadencia racial", a los males que traía consigo el desordenado crecimiento de las ciudades, distintos sectores de las élites se sumaron para fomentar la actividad física en los diversos sectores de la sociedad.

Estas campañas prestaron particular atención a las mujeres, que eran las encargadas de transformar a los niños en "seres sanos, fuertes y felices". Un complejo dispositivo, en el que se mezclaban "técnicas de conservación de la salud, institutos terapéuticos y de belleza …, literatura científica, seudocientífica y de divulgación", al que se sumaban las políticas educativas, buscaban "velar por la salud femenina, por su futuro y por la previsión de las siguientes generaciones". La cultura física también buscaba preservar la "gracia de las mujeres, su belleza y feminidad". La prensa y la radio ofrecían a una numerosa clientela femenina de clase media, con pocas posibilidades de practicar deporte en los clubes privados, todo tipo de motivaciones e indicaciones para ejercitarse sin salir de casa, logrando así, además, mantener a la mujer en su ámbito "natural": en su hogar, ésta "podía gozar de las ventajas del entrenamiento físico sin salir a la calle y sin sacrificar ninguna de las exigencias de ama de casa, de esposa y madre celosa de sus deberes".

De manera que la incursión de la mujer en el deporte -mundo masculino por excelencia- no significaba, al menos en un comienzo, un cuestionamiento a las divisiones tajantes y a las relaciones asimétricas entre los dos sexos. Kaczan muestra muy bien que las prácticas deportivas permitían reproducir, a principios del novecientos, los patrones tradicionales de los estereotipos de masculinidad y feminidad. Para las mujeres, las finalidades del deporte debían ser sobre todo terapéuticas y educativas, lo que significaba que no podía ser competitivo, como era el caso del deporte masculino; y se dejaba muy en claro que la mujer deportista debía seguir exhibiendo su tradicional elegancia, delicadeza, compostura.

Sin embargo, poco a poco, se fueron abriendo ciertos intersticios a través de los cuales el deporte y los ejercicios físicos permitieron a la mujer, tímidamente, romper con ciertos rasgos de lo que se consideraba el ideal de feminidad. Las actividades físicas exigían la adopción de ciertas posturas corporales y el uso de determinadas indumentarias que mostraban otra faceta del cuerpo de la mujer: "Se asiste a un rescate del cuerpo, a una sucesiva revelación, en el sentido de descubrimiento, exposición y conquista de nuevas posiciones"; "Pero a la vez confirman que gradualmente se pasa del empleo de indumentaria incómoda y restrictiva -en nada diferente a un traje de calle- a un conjunto diseñado con el fin de brindar confort para la actividad física". Más novedoso aún: "El lenguaje corporal movilizado está cargado de sensualidad, los desplazamientos se expresan con cadencia, espontaneidad y libertad …".

Los siguientes dos artículos estudian el surgimiento y consolidación de la medicina deportiva en Argentina (Andrés Horacio Reggiani) y del automovilismo en México (María José Garrido), procesos que se dieron en la primera mitad del siglo XX. Ambos trabajos permiten entender muy bien cómo se va construyendo un campo autónomo, con sus reglas y lógicas propias, aunque siempre estrechamente relacionados con un amplio entorno social. En el caso argentino, "la configuración de un campo médico-deportivo coincidió" tanto con "la rápida expansión de los deportes", así como con las políticas del Estado favorables al desarrollo de la cultura física y con discusiones que se daban en torno a la "calidad y aptitudes" de la población. Con mucha pertinencia, Reggiani también vincula la emergencia de la medicina deportiva en Argentina con los avances y debates internacionales de la disciplina médica. El problema del doping fue fundamental, pues el saber médico era el que mayor legitimidad tenía para pronunciarse al respecto. Todos estos asuntos explican la "convergencia entre cultura física y medicina".

Desde muy temprano, por consiguiente, la medicina deportiva se atribuyó una doble función. Por una parte, era la encargada de promover el deporte y la educación física, pues poseía, según decían sus defensores, todo el conocimiento necesario para orientar a los deportistas. Por otra parte, debía evitar las prácticas ilegales (como el doping) o contraproducentes (como exceso de ejercicio). "Así, la medicina se erigió a la vez en la corporación profesional más íntimamente identificada con la promoción de la cultura física y en su instancia reguladora. Este proceso se vio favorecido por la legitimación del saber médico y de sus practicantes como autoridad excluyente en todo lo concerniente al cuidado de la salud y el cuerpo".

Con el desarrollo del gusto por los deportes, una tendencia que poco a poco llegó a todos los sectores sociales, la medicina también sintió la necesidad de actuar, de pronunciarse. En el caso de las mujeres, cada vez más atraídas por la "pedantería deportiva", la medicina no dejaba de señalar que tales modas, "además de estar reñidas con el decoro", podían ocasionar graves lesiones al sistema reproductivo. Como ya lo habíamos visto en el artículo de Kaczan, el deporte, amparado en la ciencia, fue un mecanismo para legitimar la inferioridad de la mujer: "Los debates sobre la cultura física femenina tendieron a reproducir, en lo esencial, los prejuicios de estas viejas teorías, matizadas con los postulados más modernos del higienismo". El fortalecimiento de la medicina deportiva está estrechamente ligada a su institucionalización. Reggiani menciona, al final de su trabajo, la importancia que jugaron, en este proceso, los foros regionales, los congresos suramericanos, la creación de redes a nivel continental y la fundación de revistas.

La consolidación del campo automovilístico es uno de los ejes del trabajo de Garrido. La llegada de los primeros automotores a México, a comienzos del siglo pasado, además de sorprender y atemorizar a amplios sectores de la población, fue vista de inmediato como un símbolo, uno más, de los avances de la modernidad y el progreso. Se trataba, en efecto, de un medio de transporte que revolucionaría rápidamente las comunicaciones. Así como servía para transportar personas y mercancías a mayores velocidades, permitió incorporar "a la vida política y comercial a comunidades que hasta entonces habían permanecido aisladas". Fue, igualmente, un símbolo de distinción social, por sus elevados costos, por su sofisticación y por su inevitable asociación con la "vida moderna". Muy pronto se le relacionó también con el deporte: buena parte de "la información ofrecida en la prensa sobre los primeros tiempos del automóvil muestra que la conducción de esos vehículos fue considerada ante todo como una actividad deportiva".

En torno a ella se desarrolló un complejo marco burocrático, encargado de consolidar el automovilismo como una nueva práctica deportiva. La creación del Automóvil Club, la organización de diferentes tipos de competencias (grandes distancias o circuitos cortos), la aparición de la prensa especializada, los mecanismos de consagración de los grandes héroes del automovilismo, la creciente importancia de los records, la irrupción de los intereses comerciales, constituyen diferentes elementos del proceso de institucionalización.

Diego Vilches se centra en las identidades, un problema que ha despertado el interés de numerosos investigadores, quienes, desde la historia cultural y la antropología, intentan mostrar cómo se han ido elaborando diferentes formas discursivas en torno a la "identidad" de una nación o de un estilo de juego. En su artículo, Vilches analiza cómo, en el Chile de la Dictadura, el fútbol ayudó a construir cierto tipo de identidad nacional. Antes de la llegada de Pinochet, prevalecía la imagen de un país económicamente atrasado, imagen que repercutía en las representaciones que se hacían en torno al fútbol. En efecto, la selección nacional que asistió al mundial de 1974 era considerada por la prensa de su país como un equipo pequeño, sin mayores posibilidades de triunfar. La misma prensa intentaba contrarrestar la debilidad deportiva con una serie de valores (es un equipo "digno", "honorable"), que supuestamente debían dotar al seleccionado patrio de un prestigio moral en el ámbito internacional.

La dictadura de Pinochet se encargó de elaborar una nueva imagen con el fin de neutralizar las críticas de las que era objeto su gobierno por parte de la comunidad internacional. La adopción de un modelo de desarrollo de corte neoliberal implementado por la Dictadura sentó, rápidamente, las bases de un nuevo discurso identitario, cuyo éxito dependía de trasmitir una imagen radicalmente diferente de aquella con la que hasta entonces se había identificado el chileno: "A medida que se implementó y consolidó el proyecto de acelerada modernización neoliberal, los triunfos morales ya no fueron suficientes. Como se fueron adoptando de manera progresiva los valores competitivos (propios de la cultura del libre mercado) para el Mundial de España en 1982, y coincidiendo con el discurso oficial que hablaba de una nación poderosa que transitaba aceleradamente hacia el desarrollo6 en todos los ámbitos, la prensa deportiva nacional le exigió a la selección ser competitiva y obtener logros relevantes".

El autor traza un paralelo muy sugestivo entre las expectativas y los logros económicos y deportivos para tratar de demostrar que tanto el llamado "boom chileno" como el supuesto poderío de la selección de fútbol encontraban su fundamento, no en la realidad, en los hechos, sino en una serie de discursos profundamente ideologizados. Así como se quiso vender la idea de un país que progresaba en términos económicos, fruto de una planificación "científica", se habló de una selección que iba a cosechar grandes triunfos en los mundiales. Vilches muestra muy bien las bases de tales discursos, que eran el resultado de cambios, no en el fútbol, sino en las mentalidades, en las nuevas representaciones que se hacían los chilenos de sí mismos, una transformación que se explica por la imagen triunfalista que supo trasmitir la Dictadura a amplios sectores de la sociedad.

Pero así como la selección fracasó en sus intentos por clasificarse a los mundiales o fue eliminada en las primeras rondas, la economía chilena tampoco dio los resultados esperados: el tal "boomsólo fue la recuperación económica del país tras la severa crisis del período 1972-1976. Más aún, la mayor parte de los caudales de capitales internacionales que inundó la economía chilena en la segunda mitad de la década 'no fueron invertidos en infraestructura productiva y exportadora del país', sino que fueron a parar al 'consumo, la importación de bienes y el crecimiento totalmente desregulado de los Grupos Económicos'".

Del artículo de Juan Antonio Simón sobre la gira del Boca Juniors por España (1925), queremos retomar algunos puntos: la internacionalización y profesionalización del fútbol; su transformación en espectáculo masivo; la elaboración de discursos sobre identidades y "estilos nacionales", alimentada precisamente por las confrontaciones entre clubes de distintas nacionalidades.

La visita del club argentino a tierras españolas no fue un hecho aislado: por los mismos años, equipos del Brasil y de Uruguay también viajaron a Europa; y, poco antes, una selección vasca había estado en tierras latinoamericanas. Además, desde 1916, se disputaba la Copa América. El fútbol, pues, empezaba a adquirir unas dimensiones internacionales cada vez más evidentes, una tendencia que se corroboraría en 1930, con la celebración del primer campeonato mundial, jugado en Uruguay. Al mismo tiempo, el fútbol se convertía en un deporte popular. A mediados de los veinte, cuando llegó el Boca Juniors a España, la popularización del fútbol era uno de los indicios de los profundos cambios que se estaban dando por entonces en la sociedad española. Las masas se hacían visibles, no solo en las esferas política y social; también en el deporte, ya fuese como espectadores o como protagonistas de unas prácticas hasta hacía poco estaban reservadas casi con exclusividad a los sectores privilegiados.

El creciente interés por el fútbol fue de la mano con la profesionalización de ese deporte. Para brindar un espectáculo de calidad a un público que pagaba para ver un partido, era necesario contar con jugadores de primer nivel, objetivo que solo podían cumplir quienes se dedicaban exclusivamente al fútbol, es decir los profesionales que, como tales, debían ser remunerados por sus servicios. Los intereses económicos y la lógica del mercado capitalista desplazaron a los valores del deporte amateur. Simón señala que a medida que los triunfos del Boca Juniors se acumulaban por tierras españolas, la programación de nuevos partidos se dificultaba por las crecientes aspiraciones económicas de los directivos argentinos. Y, por su parte, los clubes españoles también se beneficiaron con la gira de los rioplatenses: "la transcendencia que había adquirido la presencia del club argentino en España … permitió a los clubes el poder alcanzar las mayores recaudaciones de la temporada".

La gira de Boca también fue la ocasión de enfrentar las "escuelas" argentina y española, la una "afiligranada y ágil", la otra caracterizada por su conocida "furia". Más allá de las rivalidades entre dos clubes, el trabajo de Simón deja apreciar una confrontación mucho más amplia, de dimensiones continentales: se trataba de medir el estilo latinoamericano frente al europeo, rivalidad que ya se había manifestado en los Juegos Olímpicos y que no tardaría en repetirse en las copas mundiales. Es decir, a través del fútbol se tejen diferentes dimensiones de las identidades, que van desde lo local hasta lo continental. Como muy bien lo subraya Simón, el fútbol "empezaba a comprenderse desde una perspectiva global".

Queremos concluir retomando y ampliando esta apreciación. En realidad, la "globalización" está presente en todos los artículos del dossier, ya sea implícita o explícitamente. Los discursos sobre el cuerpo, el auge de la medicina deportiva y del automovilismo, la selección chilena y las relaciones diplomáticas, la gira de un club argentino por Europa, dejan en claro, de una u otra manera, que las prácticas deportivas se enmarcan en una escala espacial muy amplia. Veamos. Las teorías y los modelos pedagógicos que inspiraron las políticas deportivas del franquismo provenían tanto de la Italia fascista como de la Alemania nazi; de igual manera, muchos de los deportes y de las actividades físicas que las autoridades querían inculcar a la juventud, también procedían del exterior (el baloncesto, de Estados Unidos; la "gimnasia educativa", de Suecia). Los ideales en torno al cuerpo femenino en la Argentina fueron elaborados a partir de los presupuestos teóricos que venían de las ciencias médicas europea y norteamericana, para no hablar de la profunda influencia del catolicismo; y los paradigmas de la mujer bella eran calcados del cine de Hollywood. Otro tanto puede decirse acerca de la medicina deportiva en la Argentina, siempre atenta a los debates que se daban en el exterior. El estudio del automovilismo en México implica ampliar la mirada mucho más allá de las fronteras tradicionales, ya sea por la organización de competencias internacionales o por la constante combinación de maquinaria, de tecnología, de mecánicos, de pilotos, de aficionados, de periodistas de todo el mundo. La búsqueda de una nueva identidad chilena, elaborada en parte a través del fútbol, se dio en medio del contexto de la Guerra fría, con una Dictadura urgida por crear una imagen nacional que hiciera frente a las diversas presiones de la comunidad internacional.

En otras palabras, la historia del deporte permite o, mejor, invita al investigador a tener muy en cuenta que su objeto de estudio se puede enmarcar en escalas espaciales sumamente amplias. El deporte, como tantas otras prácticas sociales, no puede ser aprehendido realmente en espacios reducidos, que ocultan o minimizan precisamente su movilidad, su fluidez, sus permanentes y múltiples conexiones y circulaciones por todo el planeta. Circulaciones y conexiones entre diferentes escalas espaciales se dan de múltiples formas e incluyen los más variados "objetos". Primero, por supuesto, las prácticas: muchas de ellas surgieron en Gran Bretaña y pronto se extendieron por todo el mundo. Y con los diferentes deportes, jugadores, entrenadores, referees, el vocabulario deportivo, las técnicas y estilos de juego, los implementos deportivos, los nombres de equipos ingleses, la arquitectura deportiva, etc., viajan contantemente de un lugar a otro y vuelven transformadas a sus lugares de origen. En efecto, como muy bien lo ilustra el estudio de Simón, con el ejemplo de Boca Juniors, este constante movimiento no es unidireccional. Y con ello no nos referimos únicamente a los desplazamientos de equipos del Cono Sur al Viejo continente, lo cual, por lo demás, dista de ser un simple detalle; nos referimos también, y sobre todo, a la influencia que logra ejercer el fútbol argentino y uruguayo en el balompié europeo. El "estilo latino" seduce y se impone a la "escuela europea". La victoria de Uruguay en el primer mundial de fútbol muestra claramente el sentido de las circulaciones y de las historias conectadas, lo cual, a su vez, debería conducir a revisar dicotomías que no siempre resultan funcionales, en particular la muy conocida y manipulada centro/periferia.

No es solo el deporte el que se ha globalizado: como bien lo han señalado los investigadores que promueven las historias conectadas o las historias de las circulaciones, se trata de un fenómeno que arrancó hace ya varios siglos y que plantea, por consiguiente, un buen desafío a los historiadores, demasiado apegados todavía a unas "fronteras nacionales" que distorsionan unos objetos de estudios mucho más globales, más transculturales.


Comentarios

1 Roger Chartier, "Avant propos. Le sport ou la libération controlée des émotions", en Sport et civilisation. La violence maîtrisée, dirigido por Norbert Elias y Eric Dunning (París: Fayard, 1994),12.

2 Guttmann, From Ritual to Record: The Nature of Modern Sport (Nueva York: Columbia University Press, 1978).

3 Josep Florit Capella, Deporte y sociedad en la historia contemporània espanyola (Barcelona: Universitat de Barcelona: 1971).

4 Por ejemplo: Xavier Pujadas i Martí, Atletas y ciudadanos. Historia social del deporte en España 1870-2010 (Madrid: Alianza Editorial, 2011).

5 Mario Filho, O negro no futebol brasileiro (Rio de Janeiro: Irmãos Pongetti Editores, 1947).

6 Stern, Luchando por mentes, 223. El desarrollo era identificado con el crecimiento económico y el acceso al consumo de bienes suntuarios e importados. Cárcamo, Tramas del mercado, 17.


Bibliografía

1. Chartier, Roger. "Avant propos. Le sport ou la libération controlée des émotions". En Sport et civilisation. La violence maîtrisée, dirigido por Norbert Elias y Eric Dunning. París: Fayard, 1994.         [ Links ]

2. Filho, Mario. O negro no futebol brasileiro. Rio de Janeiro: Irmãos Pongetti Editores, 1947.         [ Links ]

3. Florit Capella, Josep. Deporte y sociedad en la historia contemporánea espanyola. Barcelona: Universitat de Barcelona: 1971.         [ Links ]

4. Guttmann, Allen.From Ritual to Record: The Nature of Modern Sport. Nueva York: Columbia University Press, 1978.         [ Links ]

5. Pujadas i Martí, Xavier. Atletas y ciudadanos. Historia social del deporte en España 1870-2010. Madrid: Alianza Editorial, 2011.         [ Links ]

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