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Historia Crítica

versión impresa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.61 Bogotá jul./set. 2016

https://doi.org/10.7440/histcrit61.2016.05 

Disciplinar el cuerpo para militarizar a la juventud. La actividad deportiva del Frente de Juventudes en el franquismo (1940-1960)*

Marta Mauri Medrano** - Universidad de Zaragoza, España

** Investigadora de la Universidad de Zaragoza (España). Licenciada en Historia y magíster en Historia Contemporánea por esta última universidad; magíster en Memoria y Crítica de la Educación por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Miembro del grupo de investigación en Etnografía de la Educación (EtnoEdu) y de la Sociedad Española de Historia de la Educación (SEDHE). Entre sus publicaciones se destacan los artículos: "Mens sana in corpore sano. La Educación Física del Frente de Juventudes y el disciplinamiento de los cuerpos", en Actas del XVIII Coloquio de Historia de la Educación: Arte, literatura y educación, vol. 1, editado por Núria Padrós, Eulália Collelldemont y Joan Soler (Cataluña: Universitat de Vic/Universitat Central de Catalunya, 2015), 381-391, y "Juventud y escuela: la construcción del imaginario social de la juventud durante el franquismo". Revista de Historia de la Educación en prensa. mmauri@unizar.es.

DOI: dx.doi.org/10.7440/histcrit61.2016.05


RESUMEN:

¿Qué es un cuerpo físicamente educado? ¿Cómo utilizó el Frente de Juventudes el cuerpo del niño y del joven, a través de la educación física, con el propósito de instruir ciudadanos que dieran estabilidad al Estado? Este artículo tiene como objetivo principal presentar, por medio de una metodología sustentada en los conceptos poder disciplinar y docilidad corporal de la teoría de Michel Foucault, cómo el Frente de Juventudes controló el ocio de los jóvenes utilizando los juegos y los deportes (balón volea y el baloncesto), que tenían un claro talante aleccionador y adoctrinador. Lo que permite concluir que los campamentos, las actividades extraescolares y las competiciones deportivas utilizaron el cuerpo del joven como base productiva, una base necesaria para la futura estabilidad política del Estado franquista.

PALABRAS CLAVE:

Historia contemporánea, dictadura, educación física, deporte, España (Thesaurus).


Discipline the Body to Militarize the Youth. The Sports Activity of the Youth Front during the Franco Years (1940-1960)

ABSTRACT:

What is a physically educated body? How did Franco’s Youth Front use the body of children and young people, through physical education, for the purpose of instructing citizens who would give stability to the state? The main objective of this article is to present, by means of a methodology based on the concepts of disciplinary power and corporal docility adopted from the theory of Michel Foucault, how the Youth Front controlled the free time of young people by using games and sports (volleyball and basketball), which had a clearly instructive and indoctrinating intention. This makes it possible to conclude that the camps, the extra-curricular activities and the sports competitions used the bodies of the young as a productive base, a base considered necessary for the future political stability of the Franco regime.

KEYWORDS:

Contemporary history, dictatorship, physical education, sports, Spain (Thesaurus).


Disciplinar o corpo para militarizar a juventude. A atividade esportiva da Frente de Juventudes no franquismo (1940-1960)

RESUMO:

O que é um corpo fisicamente educado? Como a Frente de Juventudes utilizou o corpo da criança e do jovem, por meio da educação física, com o propósito de instruir cidadãos que dessem estabilidade ao Estado? Este artigo tem como objetivo principal apresentar, a partir de uma metodologia sustentada nos conceitos poder disciplinar e docilidade corporal da teoria de Michel Foucault, como a Frente de Juventudes controlou o ócio dos jovens utilizando os jogos e os esportes (voleibol e basquetebol), que tinham uma clara intenção instrutiva e doutrinadora. O que permite concluir que os acampamentos, as atividades extraescolares e as competições esportivas utilizaram o corpo do jovem como base produtiva, uma base necessária para a futura estabilidade política do Estado franquista.

PALAVRAS-CHAVE:

História contemporânea, ditadura, educação física, esporte, Espanha (Thesaurus).


Introducción

En el presente artículo se pretende reflexionar sobre las actividades deportivas que puso en marcha el Frente de Juventudes al margen de la escuela -donde también controlaba la educación física y la formación política1, sobre todo en los campamentos y las competiciones deportivas que tuvieron gran auge durante los años cuarenta y cincuenta. El Frente de Juventudes controló las rutinas escolares no sólo dentro de la escuela, sino también fuera de ella, ya que la obligatoriedad de acudir a los campamentos de la organización, a las marchas pseudo-militares o a las competiciones y Juegos Escolares Nacionales (JEN) copó el tiempo de ocio de los jóvenes durante la posguerra española. El deporte y la educación física funcionaron como un poderoso instrumento de militarización y moralización corporal de la infancia y de la juventud durante el franquismo.

El Frente de Juventudes fue el organismo educativo creado específicamente para encuadrar y adoctrinar a la infancia y a la juventud y así formar una base social de ciudadanos instruidos, productivos y adeptos al régimen, que mantuviera al Estado en el futuro al tiempo que evitase cualquier ápice de desintegración social. Con este objetivo, el Frente de Juventudes apropió algunas cuestiones organizativas y estéticas de las Juventudes Hitlerianas y de las Juventudes Fascistas Italianas. Su vida institucional duró veinte años2, cuando pasó a convertirse en la Organización Juvenil Española (OJE) que supuso un "maquillado" político que suavizara la estética y la estructura de la organización.

Este grupo, como indicaba su Ley Fundacional del 6 de diciembre de 19403, nació con el propósito de que toda la infancia y la juventud se ajustaran a un movimiento político que extendería sus tentáculos por todas las disciplinas y rutinas escolares. La legislación educativa de aquellos años también integró en sus textos el establecimiento de concretas relaciones del sistema escolar con esos objetivos y responsabilidades que encarnaba el Frente de Juventudes. La Ley de Enseñanza Primaria de 19454, por ejemplo, señalaba que la formación en ese nivel educativo tendría, entre otras intenciones, el de infundir en el espíritu del alumno "el amor y la idea del servicio a la Patria", de acuerdo con los principios del Movimiento Nacional. Por lo que la escuela debía cooperar y actuar en todo momento con el Frente de Juventudes5. Además porque la pertenencia al Frente de Juventudes era obligatoria6 para todos los escolares -de primera y segunda enseñanza, oficial y privada-, así como la asistencia a los campamentos y colonias de verano con la intención de copar y controlar el tiempo de ocio de la juventud del franquismo. De esta manera, el Frente de Juventudes practicó una pedagogía corporal instrumentalizada a través de la educación física y los deportes, de los cuales tenía el control absoluto tanto en el escenario escolar como en el extraescolar.

No obstante, existe una dimensión aún poco explorada en los estudios históricos sobre la práctica corporal relacionados con el proceso de escolarización primaria en la historiografía española. Se trata de la denominada educación del cuerpo, que ha sido más estudiada en Latinoamérica7 en donde se han hecho aportes sustanciales basados en fundamentaciones teóricas rigurosas8. Estas temáticas sobre la historia de la educación del cuerpo se hallan entrelazadas con otros asuntos o problemas de investigación como la educación emocional, los rituales disciplinares, los saberes científicos, entre otros. Desde este punto de vista y a partir de categorías de análisis como poder, disciplina y docilidad corporal de la obra de Michel Foucault, este artículo pretende abrir nuevas vías de investigación siguiendo la estela de las latinoamericanas, para llegar a comprender -desde múltiples perspectivas- las redes de poder y los entresijos doctrinales de la organización juvenil.

1. Fundamentación teórica y metodológica: una propuesta desde la teoría foucaultiana

Esta investigación se apoya teóricamente en un aparato conceptual y analítico basado en la teoría del poder disciplinar y la docilidad corporal de Michel Foucault. Aquí se procede a asumir un posicionamiento crítico, porque sin lugar a dudas la construcción de un tipo específico de ciudadano -a través de la educación y la educación física para el caso que nos ocupa- en la época franquista no fue una construcción libre o autónoma de los maestros, los escolares o la familia, mediante sus sistemáticas interacciones en el escenario escolar y en sus aledaños. Aquella construcción social estuvo profundamente penetrada, determinada y dominada por las instancias político-administrativas definitorias de la macropolítica, con el doble influjo de la dominación material y la ideológica. Sin ahondar en este componente ideológico que impregnaba la escuela -cómo funcionaban los mecanismos de transmisión ideológica, cómo se controlaba la eficacia de esta última- no sería posible desarrollar la hermenéutica de aquella cultura escolar9. Los recursos heurísticos que puede brindar un paradigma crítico basado en los conceptos foucaultianos enunciados, que aportarán a esta investigación una nueva perspectiva y una nueva forma de mirar y analizar el Frente de Juventudes10.

Pero además se reflexiona sobre el control del cuerpo por medio de la disciplina que aplicó el Frente de Juventudes a través de una de sus materias principales: la Educación Física, las actividades deportivas y el control del ocio en el ámbito extraescolar. Esto con el objetivo de demostrar que tanto el Frente de Juventudes como Falange tenían por objetivo principal crear un tipo concreto de sujetos, con unos comportamientos específicos y unas aptitudes y habilidades acordes; para conseguirlo, se utilizó el cuerpo como mecanismo de control. Se practicó, entonces, como se explica al inicio de este artículo, una pedagogía corporal acorde con sus principios políticos, hacia la formación de un cuerpo biológicamente fuerte, al servicio del Estado, disciplinado y sexualmente discriminado. Las estrategias de persuasión utilizadas por el franquismo y los fascismos europeos tenían la intención de dar forma a nuevos sujetos políticos, para ello utilizaron el cuerpo como un medio para llegar a la mente, como vehículo adoctrinador y politizador para conseguir una base social de ciudadanos instruidos, útiles, productivos y profundamente fascistas.

Por último, el Frente de Juventudes intentó exportar a través del control de los cuerpos de la infancia y de la juventud un modelo de milicia, de cuerpo militar, que debía llevar consigo unos signos visibles de vigor y de fuerza. La educación física y el uso de uniformes en los jóvenes demostraban las marcas de su altivez, su cuerpo era el blasón de su fuerza y de su ánimo. Sería importante una habilidad como la marcha y la posición de la cabeza, que dependían en buena parte de una retórica corporal del honor11. Para conseguir que la juventud se convierta en la base militar del mañana, el Frente de Juventudes utilizó como técnica disciplinaria la educación física y el control del cuerpo infantil, que será mostrado en las siguientes páginas. El cuerpo se convirtió en un elemento que se podía colocar, mover, articular y normativizar. La disciplina, entonces, se constituyó en una tecnología de poder cotidiana que penetró en los cuerpos controlándolos.

2. La práctica pedagogía corporal del Frente de Juventudes: la actividad física y deportiva en los campamentos juveniles

En el transcurso de las últimas décadas, académicos inscritos en las ciencias sociales han producido todo un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco de poder. Un cuerpo que se manipula, al que se le da forma, que se educa, que obedece y que se somete. En toda sociedad, el cuerpo queda prendido en el interior de poderes muy ceñidos que le imponen coacciones, interdicciones u obligaciones. Durante el franquismo, surgieron métodos que permitían el control minucioso del cuerpo, control que abarcaba tanto los movimientos y gestos como detalles sutiles de la vestimenta. Dicho control garantizaba la succión constante de sus fuerzas e imponía una relación de docilidad y de utilidad dando lugar a la disciplina o mecánica del poder. La disciplina del Frente de Juventudes, a través de la Educación Física, intentaba fabricar esos cuerpos sometidos y ejercitados, en última instancia: unos cuerpos dóciles.

Este grupo se aprovechó de las posibilidades que le ofrecía el monopolio educativo durante la dictadura de Franco e incluyó en sus filas, obligatoriamente, a toda la población escolar -entre 6 y 21 años-, cuando los jóvenes pasaban a formar parte de la milicia. El Frente de Juventudes controlaba el cuerpo no sólo en el espacio escolar, sino también en los campamentos a los que debían acudir todos los escolares como una más de sus tareas educativas. En los campamentos se practicaba, casi de manera obsesiva, la educación física y las actividades deportivas y a través de ellas se concretaron -de forma exacerbada- la obediencia ciega, el heroísmo y la disciplina rígida. El Frente de Juventudes afirmaba que "para servir a España, un cuerpo ha de ser fuerte y un alma sana"12. El deporte y la educación física eran considerados un arma de gobierno. Así reflexionaba José Moscardó, delegado nacional de Deportes desde 1948 en España, sobre la capacidad adoctrinante del ejercicio físico:

    "[...] el deporte, por su calidad, por su condición, tiene un poder educativo, un poder disciplinante, un poder higiénico, moral y materialmente hablando, que sería ciego o suicida negarlo o tan solo despreciarlo. Es por este medio por el que se consigue que una sociedad que trabaja o estudia encamine sus pasos al campo de deportes, donde cultiva sus músculos, sus pulmones, su organismo en general, en lugar de encaminarse a lupanares"13.

Y así lo afirmaba también José María Cagigal, uno de los grandes teóricos de la Educación Física durante el franquismo: "educar es siempre difícil. Educar en el deporte lo es especialmente [... ] cuando hablamos sin especificar del deporte, de sus valores educativos, de su proyección social, nos referimos al deporte activo, puro"14. La educación física que practicaba el Frente de Juventudes era además de corte militarista, con ella se trasmitían valores como la lucha, el honor o la heroicidad. Con ella se buscaba imponer a toda la sociedad patrones de comportamiento estereotipados, fruto de la conducta disciplinar propia del régimen de cuartel15. Para tal concepción, la Educación Física debía ser suficientemente rígida para convertir a la juventud a la condición de servidora y defensora de la patria. Su papel primordial era de "colaboración en el proceso de selección natural", eliminando a los débiles y premiando a los fuertes, en el sentido de "depuración de la raza". Así lo señalaba el manual Así quiero ser: "el deporte como ejercicio físico y no como espectacularidad, debe ser practicado por todos los españoles. Y ha de ser un deporte que no se limite a desarrollar determinados músculos o miembros, sino la totalidad del organismo. Pues el deporte no ha de servir para hacer acróbatas, sino para acrecentar, tonificar el cuerpo y mejorar la raza"16.

Los campamentos del Frente de Juventudes funcionaban como un cuartel donde había horarios para todo: acostarse y levantarse, duchas y aseos, comidas y paseos17. Los jóvenes debían levantarse entonces a las siete de la mañana con la diana, vestirse con ropa deportiva para realizar la carrera, la gimnasia y, después, la ventilación de tiendas. A las siete y veinte se realizaba el aseo personal y el arreglo de tiendas, y una hora más tarde se celebraba la misa -voluntaria los días laborables y obligatoria los domingos y días festivos-. A las nueve menos cuarto se llamaba a formar, con todos los jóvenes uniformados, para izar banderas, cantar el himno, realizar el desfile hasta la Cruz de los Caídos y hacer la conocida Ofrenda de la corona. Después de esto, se recitaba la oración de José Antonio, un Padrenuestro por los Caídos y un ¡Presentes!

Pero además a las nueve se desayunaba y se lavaba la vajilla, cada uno la suya. A las diez se realizaba lo que conocían como revista de tiendas, en la que intervenían los mandos del campamento para comprobar si las tiendas estaban limpias, si los jóvenes se habían aseado y para preguntar las consignas política y religiosa del día. De todo esto se establecían puntuaciones de cada una de las tiendas, para premiar a la mejor escuadra del campamento de ese día. A las once menos cuarto se llamaba de nuevo a formar para la Instrucción Premilitar con clases de formación y disciplina. Pero además a las once y media se dejaba un tiempo para juegos libres y a las doce empezaba la gimnasia educativa, para después ducharse y comer18.

Por la tarde, las actividades comenzaban a las tres y media con la "Conferencia de Cultura y Formación Nacional-Sindicalista". A las cuatro se cantaban las canciones del Frente de Juventudes para después realizar los deportes y juegos dirigidos. A las seis y cuarto se impartían las últimas clases del día, las de Formación Moral y Religiosa, las prácticas y Conferencias de Sanidad y clases teóricas de Formación Premilitar y Educación Física. A las siete se llamaba a formar para arriar banderas, con todos los muchachos uniformados. Además, según la fecha, se celebraba la fiesta o la conmemoración que correspondiese, como el Día de la Victoria, muy festejado entre las juventudes, acompañado de su ritual y de su lenguaje. Así, pues, la mecánica de los campamentos era similar al funcionamiento del cuartel, los cuerpos estaban sometidos a horarios rígidos y a una sumisión extrema; las actividades deportivas ocupaban gran parte del horario diario y la uniformización era obligatoria durante todo el día19.

Luis del Val recuerda los campamentos como "modélicos" en cuanto a estructura y organización, pero "al fondo, claro, la obsesión premilitar, las formaciones, los desfiles, las canciones guerreras, las coronas a los caídos"20. También recuerda cómo eran vigilados y controlados los instructores en los campamentos, y si alguno era denunciado por alguna irresponsabilidad era fulminantemente despedido y sustituido por otro. En los campamentos se llegaba a formar lo que Manuel Parra21 ha denominado micro-sociedad, donde se pretendía el aislamiento de influencias externas, así como cubrir el ocio y educar en los principios y en la metodología propia del Frente de Juventudes; en tal sentido, según Parra, "no eran unas meras vacaciones". Con esto, el Frente de Juventudes aspiraba a conseguir la perfección de los cuerpos, para que los jóvenes se convirtieran en "mitad monjes, mitad soldados", incidiendo sobre las actividades físicas y deportivas, que suponían un arma de gobierno22. Existía una escala de control del cuerpo que, como explica Foucault, no se trataba de trabajar el cuerpo en masa -como unidad indisociable- sino de trabajarlo en sus partes, de ejercer sobre él una coerción débil, de asegurar presas al nivel mismo de la mecánica: movimientos, gestos, actitudes, rapidez23.

La educación física del Frente de Juventudes pretendía una modelación de los hombres que para que fueran fuertes, robustos y vigorosos, pero no sólo en el terreno meramente físico, ya que "la fortaleza física se traduciría en el fortalecimiento del carácter y de la voluntad no para crear seres autónomos sino seres consagrados durante todas sus vidas al engrandecimiento de su patria y de su religión"24. La educación física transmitía una idea del cuerpo fuerte, vigoroso y viril, que debía servir a la Patria por encima de todo, y así se expresaba en palabras de un niño en el citado manual cívico Así quiero ser: "me gusta prepararme para la vida militar, ejercitándome en los movimientos físicos y en el espíritu disciplinado y sereno de los soldados [... ] El deporte es el complemento de la milicia, pero la milicia es mucho más que el deporte"25.

La educación física de corte militarista del Frente de Juventudes pretendía adoctrinar a los jóvenes en las habilidades castrenses, para ello el control del cuerpo era esencial: "no nos referimos especialmente a los soldados sino al espíritu militar, que debe informar la vida española [... ] Los soldados sirven con heroísmo, tenacidad y alegría; nosotros con esfuerzo, perseverancia y satisfacción íntima"26. La educación física que puso en marcha el Frente de Juventudes pretendía "enseñar a amar el cuartel, a respetar a los superiores, a despreciar la vida en aras de los supremos ideales de la Patria y a tener confianza en uno mismo frente a la adversidad"27. Por tanto, la Educación Física en los campamentos fue considerada "una parte de la educación general, que se propone favorecer y vigorizar el desarrollo natural del cuerpo humano para conseguir su perfeccionamiento anatómico y fisiológico y hacer de él un útil instrumento del espíritu"28. Los consejos al respecto no faltaban: eliminación de vestimentas que impidiesen la buena realización de los ejercicios, la necesidad de que los mismos no se desarrollasen durante los períodos de digestión, la buena alimentación, el aseo personal, la no ingestión de alcohol, entre otros, eran algunas de las recomendaciones prácticas.

De manera progresiva, el Frente de Juventudes fue creando su propia terminología gimnástica, que se traducía en la diversidad de manuales deportivos que editaba la organización, y que alcanzó mayor relevancia al ser aplicada a la canción. Así, ya en junio de 1943, la revista Mandos29 daba a conocer esta aplicación con la marcha Juventud Española y otras muchas canciones que debían acompañar las actividades en los turnos de campamentos. Si hay un tipo de pedagogía en el que se ha valorado extraordinariamente la canción como instrumento formativo, esta ha sido la del Frente de Juventudes. De forma más intensa, la juventud afiliada -pero también la encuadrada- recibió el impacto del cancionero, ya fuera en el marco de las asignaturas de la Delegación o a través de los campamentos de aprendices o escolares30. Las canciones debían ser "la expresión vibrante del sentir del individuo o de la comunidad"31 y, como tal, se prodigaban en todo momento y lugar: "un cancionero para la soledad y la camaradería, para el gozo y la adversidad, para lo serio y lo humorístico; para la escuela y la calle, para el reposo y el avance, para la marcha y el campamento, para la casa y el cuartel, las aulas y las trincheras"32.

Así lo recuerda Arriaca: "la juventud reunida en torno a una bandera y encuadrada en filas con sus uniformes no puede cantar más que al compás de su marcha al unísono, con canciones fuertes y exponiendo las viejas ambiciones y deseos de renacimiento". Además, explica que:

    "la canción es así pluralidad, es 'nosotros'. Y nosotros éramos la juventud generosamente unida, sin distingos folklóricos, sin reparaciones sociales [... ] Todos contribuíamos a que una sola y fuerte voz estremeciese los campos con el nombre de España y aquello otro que, metido en el corazón y en la cabeza, se hacía fácil estrofa. En la alegría de nuestras canciones hemos aprendido de memoria el orgullo a la Patria"33.

    No sólo era cantar, se debía creer en lo que se tarareaba, en cómo se desfilaba, en cómo se vestía el uniforme y en cómo se levantaba el brazo. Bien es cierto que las canciones solían aprovecharse para marcar rítmicamente los movimientos de los jóvenes en las clases de Educación Física, así como en los juegos, en las marchas y en los deportes. Estos últimos adquirieron gran importancia en los campamentos y se importaron deportes como el baloncesto, se popularizó el esquí y se divulgaron otros de la categoría de la esgrima, el atletismo o el tiro con arco, que dejaron de ser considerados deportes de minorías.

Así, la revista Mandos de abril de 194234 introducía oficialmente las reglas del baloncesto, dando paso con ello a toda esa serie de deportes que, como el balón volea, eran desconocidos en España. Al deporte se le iba concediendo mayor importancia conforme aumentaba la edad de los acampados: en los campamentos de los más pequeños se le otorgaba más importancia a la formación física general y a la iniciación predeportiva, mientras que para los muchachos de 14 a 17 años se hacía énfasis en el perfeccionamiento psicofisiológico y la orientación deportiva, y para los mayores, de 17 a 21, en el adiestramiento técnico deportivo y el endurecimiento fisiológico. Aquí los juegos35 también estaban ligados a la actividad deportiva y conocieron un gran auge en los campamentos. Mediante esta actividad se pretendía socializar a los jóvenes y controlarlos por medio de unas reglas que debían ser cumplidas. En los juegos del Frente de Juventudes, los más populares fueron: marcha de cangrejos, carretillas, repulsión en equilibrio, batalla de fronteras, la pescadilla, los cuales coparon el tiempo de ocio de los más jóvenes.

Ahora bien, fundamentales dentro de las actividades campamentales fueron las marchas cuya planificación y desarrollo fueron minuciosamente trazados. De tal modo, además de caminar como mínimo dos horas -entre la ida y la vuelta, al ritmo de canciones de talante aleccionador-, debían recitarse consignas, vestir de forma "adecuada" el uniforme o tratar al compañero de marcha como a un auténtico camarada. Las marchas tuvieron gran auge en los turnos de campamentos donde se practicaban casi de manera obsesiva, pero también tenían cabida en determinadas celebraciones y conmemoraciones escolares que solían ser celebradas los domingos por la mañana.

Dentro de la práctica de la marcha eran sustanciales las canciones que la acompañaban y las consignas, ya que estas fórmulas breves y contundentes de divulgación de conductas aquilataban los principios ideológicos, políticos y morales del régimen36. A ello habría que unir su incesante reiteración, convirtiéndose en pseudoeslóganes publicitarios que ocuparon un papel protagónico en la campaña propagandística falangista. De igual modo, estas consignas servían de recordatorio de las grandes fechas del Movimiento, así como de las fiestas que celebraba mensualmente el Frente de Juventudes como, por ejemplo, el Día de la raza, el Día del caudillo, el Día del dolor, o el Día del estudiante caído (imagen 1).

El Frente de Juventudes, impregnado de afanes ordenancistas y reglamentadores, articuló con precisión y exhaustividad las diferentes actividades que tenían que realizar los niños y jóvenes. La organización juvenil también gestionó dentro de las actividades extraescolares lo que denominaron mañanas deportivas y su presencia estuvo asociada a la formación física y premilitar, desarrollándose a lo largo de las mañanas de los domingos o de cualquier otro día festivo37. Las actividades debían programarse de modo que fueran amenas y divertidas, aunque siempre ateniéndose a los programas, textos o indicaciones del Plan Nacional de Formación o de la Ayudantía Nacional38. También las actividades ofertadas tenían, según la organización, una labor formativa. Por lo que la ley fundacional del Frente de Juventudes, en su artículo octavo, este tipo de actividades al "aire libre" (como las marchas o los campamentos), se encontraban dentro del grupo de las extraescolares. Así, según el delegado nacional del Frente de Juventudes, Antonio Elola-Olaso39, el objetivo fundamental de las actividades campamentales y extraescolares era la formación de un "modo de ser" y no de un "modo de pensar". En ellas, el proceso formativo no se descuidaba, los actos religiosos prodigaban, los cánticos animaban muchos momentos, la educación física y deportiva tenían su horario fijado y las marchas y acampadas eran utilizadas para trasmitir el "modo de ser" falangista40.

Este "modo de ser" se sustentaba en el trípode cuerpo-mente-moral, que era a su vez la base para el adoctrinamiento físico y emocional en el espacio escolar, así como en el extraescolar. La moral aparecía como un tercer elemento, rompiendo la dialéctica mente-cuerpo, es decir, el trabajo sobre lo físico y lo intelectual en la escuela y en las actividades extraescolares no era suficiente; por lo que era necesario además un control absoluto sobre las conductas y el carácter, y sobre los comportamientos de los jóvenes, que debían ser adecuados al modo de ser falangista y con su manera concreta de ver el mundo. Una moral falangista que a su vez conllevaba una retórica corporal del honor y del sufrimiento. Por tanto, si era necesario sufrir y padecer para tener un cuerpo fuerte y vigoroso, que pudiera sustentar el Movimiento en el futuro, el joven debía padecer y sufrir (imagen 2).

3. La gimnasia educativa: control y ritualización

Durante los campamentos se realizaba lo que el Frente de Juventudes denominó gimnasia educativa: un control de los cuerpos y de los gestos que tenían como fin -como expresaría Foucault- convertir los cuerpos de los jóvenes en dóciles y ejercitados41. Para ello se puso en marcha toda una serie de técnicas de control y sujeción de los cuerpos que iban desde los movimientos más sencillos a los gestos más específicos, como lo son movimientos de cabeza, posiciones de brazos o giros completos. Así se afirmaba, por ejemplo, en el Programa para Mandos de Campamentos que debían "hacer del cuerpo un útil instrumento de espíritu. La Educación Física sirve de base firme a la educación moral y a la intelectual, ya que un individuo sano, fuerte y equilibrado es el mejor medio para conseguir un sujeto también moral e intelectualmente bueno"42.

Las finalidades de la gimnasia educativa eran, como se explica en este manual, tres fundamentalmente: la primera, sería la "finalidad mecánica" que buscaba "mejorar al hombre como máquina, es decir, como elemento que transforma la energía en trabajo". Aquí se convertían los cuerpos en productivos y trabajadores, capaces de cumplir su misión en la sociedad, además pretendía la creación de un "cuerpo-máquina" a través de la puesta en marcha de tareas repetitivas que permitían la maximización de la utilidad de sus fuerzas. Así lo afirma el propio Programa para Mandos de Campamentos refiriéndose a los cuerpos de los jóvenes acampados:

    "[...] pero toda máquina podemos, esquemáticamente, reducirla a una serie de palancas aisladas o formando un conjunto armónico, y en cada una de ellas podemos distinguir fuerzas llamadas potencias, resistencias y también los denominados puntos de apoyo. Y como en el organismo las fuerzas vienen representadas por los músculos, las palancas son los huesos y los puntos de apoyo son las articulaciones; a estos elementos dirigimos nuestra primera atención, ya que, mejorados, darán conjuntamente una mayor facilidad en su trabajo, potencia y rendimiento mecánico"43.

La segunda finalidad sería la fisiológica, para la cual era necesario "que también se eduquen aquellos órganos, aparatos y funciones de orden fisiológico que coadyuven a ello"44. Mientras que la última finalidad sería la estética, ya que no "sería completo un método sino favoreciese el perfeccionamiento estético del individuo y de la raza, tanto en su aspecto formal, de proporciones segmentarias según cada edad y cada sexo, así como también en lo que se puede denominar estética funcional, de gestos y actitudes que también serán bellos si están de acuerdo con la edad y el sexo del educando"45.

Asimismo, los tipos de ejercicio en la gimnasia educativa eran: de orden -donde se trabajaban las formaciones, alineaciones, numeraciones-, preparatorios, fundamentales y finales, cada uno con sus gestos y control del cuerpo específico. Existía un constante establecimiento de la correlación del cuerpo y del gesto, que se apreciaba perfectamente en cada tipo de ejercicio, en tanto un cuerpo disciplinado era el apoyo de un gesto eficaz (imagen 3)46. Así uno de los introductores de la gimnasia educativa, con base en la gimnasia sueca de Ling, fue el Comandante Fernández-Trapiella quien escribió la mayoría de manuales y tablas dedicados a esta disciplina utilizados por el Frente de Juventudes tanto en las escuelas como fuera de ellas. Así lo explicaba el Comandante en una de las introducciones de sus manuales:

    "[...] en los ya casi largos años que llevo practicando y enseñando la educación física, he podido comprobar que la parte más engorrosa y quizás también la más interesante, es la relativa a esquemas y tablas, es decir, la preparación de todas y cada una de las sesiones de gimnasia educativa, a fin de que guarden la necesaria intensidad de trabajo dentro de cada una de ellas y la armónica progresión, con arreglo a los alumnos, el conjunto de todas ellas"47.

Para Fernández-Trapiella, en este sentido, "al intervenir en un ejercicio o trabajo determinado, una serie de factores o elementos fisiológicos y psicológicos, como son: músculos, circulación, inervación, respiración, coordinación, atención, memoria, etc., no es posible hablar de mayor o menor intensidad absoluta de trabajo al comparar dos ejercicios, sino de una manera aproximada"48. El control del cuerpo era total, apoderándose también de los momentos en que los niños debían respirar o descansar, y los movimientos debían ser completamente rigurosos en su ejecución, sin salirse claro está de la coordinación grupal. Por tanto, había una corrección continua del cuerpo, de su postura, de los rituales que ejecuta y regulaciones disciplinarias sobre los actos corporales infantiles.

La gimnasia de Ling, según Jens Ljunggren49, tuvo tanta popularidad durante el siglo XIX porque fue un medio para adaptar a los ciudadanos suecos a las nuevas condiciones políticas y además se realizaba a través de rituales poderosos. Pero ahora era empleada en la gimnasia educativa del Frente de Juventudes en España por medio de un ritual rígido, donde el tiempo y el espacio estaban controlados en todo momento. Pero además con símbolos comunes que hacían que los participantes se concentrasen en valores morales habituales, al tiempo que movimientos, miradas y expresión vocal con canciones podían ser realizados simultáneamente por el grupo trasmitiendo a los jóvenes partícipes de ese ritual la idea de colectividad, de grupo, creando un espíritu de equipo.

Esto resulta fundamental porque en la subjetivación y el adoctrinamiento en el franquismo tuvo gran importancia la utilización del cuerpo infantil y juvenil, que fue exhibido como símbolo de poder político por el régimen. Se debe tener en cuenta, tal y como expresa Inés Dussel, que el "cuerpo no fue siempre pensado y vivido de la misma manera; fue objeto de lenguajes, tecnologías y saberes diferentes"50. Para poder comprender las problematizaciones que hacen posible la emergencia de las prácticas y representaciones corporales de un período determinado es indispensable mirar también la educación escolar y, de manera particular, la escolarización del cuerpo. En resumen, con la educación moderna de finales del XIX y principios del XX el cuerpo infantil se torna educado, disciplinado, correcto, saludable y fuerte. El cuerpo se coloca en el centro de estrategias pedagógicas determinadas, con el objetivo de formar un tipo concreto de ciudadano: sujetos nacionales, útiles y obedientes51.

Detrás de esta fisiología política del ejercicio, emergían aspectos pedagógicos referidos a la forma de conceptualizar la escuela, la disciplina y el tipo de sociedad deseada. Este tipo de disciplina militar jerárquica, violenta y brusca tendía a la obediencia ciega y la heteronomía52 y el estilo que dominaba en los campamentos estaba sometido por la impronta militar, se establecían unos horarios rígidos bajo una disciplina "cuartelaria". Así se señalaba en el manual político de Doctrina del Movimiento: "'La vida es milicia' decía el apóstol San Pablo, y 'Mens sana in corpore sanok', los romanos; y José Antonio, recreador de los valores hispánicos, con un estilo nuevo, como necesita España, no comprende la vida ni el resurgir de nuestra amada Patria si no está basado en una fuerte disciplina impregnada del espíritu de servicio y sacrificio de acuerdo con el sentido ascético y militar de la vida misma"53. Las prácticas corporales militarizantes y rituales políticos de masculinización serán entonces el fundamento de la gimnasia educativa, que extenderá Fernandez-Trapiella a través de sus manuales y tablas deportivas. La gimnasia educativa trabajó los cuerpos de los jóvenes como si de una máquina se tratara, con sus palancas y resistencias, con el objetivo de conseguir una maximización de sus fuerzas, para alcanzar el mayor rendimiento y productividad corporal.

4. los juegos escolares nacionales y las competiciones deportivas

La historia del deporte escolar durante el franquismo estuvo ligada a los JEN, ya que el deporte del Frente de Juventudes se planteó en todo momento como competición, como forma de medir la fuerza y el vigor que los jóvenes habían aprendido en la escuela y fuera de ella, en los campamentos de la organización juvenil. El deporte escolar y sus competiciones comenzaron en España en el año 1949, en el que se celebraron los primeros JEN -solamente en sus fases provinciales-, organizándose al año siguiente la fase nacional en Madrid por primera vez. El Frente de Juventudes era igualmente el órgano rector del deporte escolar, por lo que las primeras competiciones fueron únicamente masculinas54, pero habría que esperar hasta 1969 para que se realicen unos juegos femeninos. Esto se debió, según Juan Carlos Manrique, a que en los programas escolares de Educación Física femenina que se planteaban dentro del curriculum escolar, los deportes eran de contenido secundario respecto a otras actividades que debían realizar las niñas para su condición, como eran los bailes y los coros o los juegos dirigidos55.

Entre tanto, para unos de los grandes teóricos de la Educación Física durante el franquismo, José María Cagigal56, los JEN convirtieron a los jóvenes en participantes y no en meros observadores, además de cubrir vacíos de ocio que no podían rellenar con otras actividades. Se controlaba, de esta forma, el ocio de los jóvenes para que no pudieran dedicar su tiempo libre a otras actividades que fueran "mal vistas" por la cúpula falangista. Los JEN fueron durante muchos años la competición de prestigio en el deporte escolar, las escuelas solían invertir mucho esfuerzo y dinero en planificar los juegos de cada año, para que sus colegios pudieran estar representados en las finales nacionales. Las escuelas religiosas vieron en los JEN un medio propagandístico muy poderoso para dar publicidad a sus congregaciones, excluyendo a los colegios públicos que no disponían de los medios materiales ni económicos de los que disfrutaban los colegios religiosos57.

Para Manrique, "la participación de los escolares estuvo marcada por una selección de los más aptos, dejando en el camino a jóvenes que abandonaron la actividad física por la creencia de su incapacidad aprendida"58. El interés por buscar la promoción tanto del oficial como del maestro instructor, del entrenador, como de la dirección del centro privado, y en menor medida del público, provocó que los objetivos a conseguir con el deporte en los escolares pasaran a un segundo plano, buscando más el interés propio59. Desde este punto de vista, se puede apreciar cómo el Frente de Juventudes controlaba el cuerpo juvenil y cómo le daba forma según intereses: si este se comportaba conforme la organización esperaba, era cubierto de honores y premios por su vigor y su fuerza. Las normas a seguir en estos JEN eran las siguientes, como así se indicaba en el saludo de los III Juegos Nacionales Escolares de 1951 que se realizaron en la Ciudad Universitaria de Madrid del 8 al 11 de abril:

    "Buen yunque es el deporte, cuando el que lo practica se atiene a las normas de ética que lo rigen. Quien:

    -juega por amor al juego, sin intereses bastardos o materialistas

    -juega para su equipo y no para sí mismo

    -sabe ganar con modestia

    -perder con elegancia y gallardía

    -acatar las decisiones sin rechazarlas ni aun discutirlas

    -ser generoso con los demás. Estando siempre dispuesto a enseñarles y ayudarles

    -y cuando es espectador, estima el buen juego de ambos equipos sin intervenir en las diferencias entre árbitros y jugadores"60.

La estructura de los JEN era centralizada y jerarquizada: el primer año los Juegos se disputaron en sus fases provinciales, sin concentración para la final que se realizó en 1950 en Madrid, del 8 al 10 de abril, en las pistas de la Ciudad Universitaria. En esta edición participaron 9.833 escolares de 257 centros (imagen 4).

Estos Juegos Escolares Nacionales eran la plasmación de una política nacional deportiva, centralizada y controlada desde las estructuras del Régimen, por lo que durante muchos años fueron el eje principal de su política deportiva para los jóvenes. La actividad deportiva entre los escolares -mediante la organización de los JEN y las actividades al aire libre-, sobre todo en los turnos de campamentos y albergues, fue un inicial reclamo entre los más jóvenes; la atracción que ejerció este tipo de actividades se orientó hacia una mayor afiliación a los órganos políticos directivos. Se utilizó la educación física y el deporte para poder controlar a los jóvenes, adoctrinar sus cuerpos y encaminar sus vidas como ciudadanos nacionales, útiles y productivos. Además, los JEN funcionaron como un medio propagandístico eficaz donde los cuerpos juveniles fueron exhibidos como símbolo del poder político del momento.

Conclusiones

Este artículo mostró como el Frente de Juventudes realizó un adiestramiento del cuerpo a través de unas prácticas concretas: se dio un proceso de instrumentalización del cuerpo infantil y juvenil con el objetivo de formar futuros soldados y trabajadores productivos, capaces de dar permanencia y estabilidad al Estado. En la escuela de posguerra se instauró un orden que lejos de ignorar el cuerpo del niño lo racionalizó y unificó sus destrer y adoctrinar al pueblo a través de la Educación Física se fue modificando en conjunto con otra: la reconstrucción de los sujetos a partir de una pedagogía moderna que se planteó como objetivo: hacer del cuerpo una fuerza económica, social, cultural y política61. El poder disciplinario, entonces, se caracterizó por una penetración en los cuerpos y una disciplinarización de los comportamientos. No se trataba del cumplimiento, en principio, de determinada legislación, sino del atendimiento a una normatividad infrajuridica cuyo sostén se encontraba en esta microfísica del poder62.

Uno de los efectos primordiales que buscó la educación física y la actividad deportiva en los campamentos y actividades extraescolares fue el fortalecimiento del cuerpo de los jóvenes, para la búsqueda de un carácter e ideología nacional. La demostración y consolidación de las actividades físicas fueron asociadas a un lenguaje simbólico relacionado con la defensa permanente de la sociedad y de la patria. El entrenamiento y disciplina militar fueron mucho más que una preparación de ejercicios destinados a la formación de futuros soldados, pues la educación física de las juventudes sirvió para mostrar al conjunto de la población las virtudes del orden, de control y de las precisiones a las que se pueden someter las prácticas corporales. Pero sobre todo era una conformación en la que las nuevas generaciones expresaban públicamente su fuerza y confirmaban al mismo tiempo su lealtad al Estado.

Por lo tanto, la intención de estos programas de intervención sobre los cuerpos infantiles era la de asegurar un futuro político para la nación. La imagen que se construyó desde la educación física buscó imponer la idea del cuerpo robusto como fuente de progreso, cuyos beneficios instauraban una abnegada lógica para la defensa de la patria. El joven se convirtió en objeto de rigurosa selección -como en el caso de las Hitler Jugend63 o las Juventudes Fascistas Italianas- ejercida por los instructores y maestros de Educación Física mediante múltiples actividades de marcadísimo carácter competitivo. Como ha explicado Vigarello, "las pedagogías son portadoras de preceptos que dan al cuerpo una forma y cuadriculan para someterlo a normas con mayor seguridad aún de lo que lo haría el pensamiento"64. El cuerpo se ha adaptado a los usos, a las costumbres, a los vaivenes de la historia; el cuerpo es el huésped silencioso de los signos de la cultura por lo que posee un alfabeto que es posible conocer y descodificar65, el cuerpo comunica y se convierte en un signo, en un símbolo, que puede ser leído por lo demás pero también por uno mismo.

Por tanto, el Frente de Juventudes y la educación física que practicaron los niños y jóvenes en campamentos y actividades extraescolares pueden ser analizados desde la teoría foucaultiana de cuerpo-poder, y así lograr comprender de otra manera los entresijos y tecnologías que el Frente de Juventudes supo poner en marcha para formar un grupo homogéneo de cuerpos ejercitados, con el objetivo de perpetuar y legitimar el sistema político franquista y evitar la descomposición social. El Frente de Juventudes puso en marcha un modo de adoctrinamiento donde el cuerpo tenía un papel protagónico, y se ocupó de nombrar, analizar, tipificar, jerarquizar y normar las prácticas vinculadas con él a través de la educación física escolar y extraescolar.


Comentarios

* Este artículo hace parte de la investigación titulada "Corregir el cuerpo y disciplinar a la juventud. La práctica pedagógica del Frente de Juventudes durante el franquismo (1940-1960)", financiada por la Universidad de Zaragoza (2012-2016).

1 El concepto educación física, en este artículo, se refiere al conjunto de prácticas físicas escolares y extraescolares que tenían como fin último moldear y disciplinar un tipo concreto de cuerpo, con el objetivo de formar un modelo específico de sujeto. La educación física era un proceso a través del cual un individuo obtenía una serie concreta de destrezas físicas, mentales y sociales a través de la actividad corporal con el objetivo conseguir el desarrollo "integral" del ser humano.

2 Este artículo se centra en el análisis de toda la vida institucional del Frente de Juventudes (1940-1960). Lo cierto es que durante estas dos décadas la organización juvenil funcionó de un modo bastante similar, hasta 1960 cuando el Frente de Juventudes pasó a convertirse en la Organización Juvenil Española (OJE), en la que algunas actividades -sobre todo las de carácter militar- pasaron a ocupar un segundo plano para conseguir una imagen más "inocente" del movimiento juvenil.

3 Francisco Franco, "Ley del 6 de diciembre de 1940 instituyendo el Frente de Juventudes", Boletín Oficial del Estado, 7 de diciembre, 1940, 8392-8394.

4 Francisco Franco, "Ley de 17 de julio de 1945 sobre Educación Primaria", Boletín Oficial del Estado, 18 de julio, 1945, 385-416.

5 José Ignacio Cruz Orozco, El yunque azul. Frente de Juventudes y sistema educativo. Razones de un fracaso (Madrid: Alianza, 2001).

6 Todos los escolares debían formar parte, de manera obligatoria, del Frente de Juventudes y debían realizar todas las actividades que puso en marcha esta organización juvenil en la escuela. Pero no se puede confundir a los encuadrados obligatoriamente con los afiliados, ya que estos últimos eran los jóvenes que pagaban cuota y que formaron las llamadas Falanges Juveniles de Franco; su labor no se relegaba solo a la escuela, sino también a otros espacios. Fueron los miembros de las Falanges Juveniles de Franco (FFJJFF) los que se organizaron en varias secciones: Flechas, Cadetes y Guías, y quienes realizaron actividades para convertirse en futuros falangistas.

7 Inés Dussel, "Uniformes escolares y la disciplina de las apariencias: hacia una historia de la regulación de los cuerpos en los sistemas educativos modernos", en Historia Cultural y Educación: ensayos críticos sobre conocimiento y escolarización, coordinado por Thomas S. Popkewitz (Madrid: Pomares, 2003), 208-246 y Pablo Scharagrodsky, Laura Manolakis y Rosana Barroso, "La educación física argentina en los manuales y textos escolares (1880-1930). Sobre los ejercicios físicos o acerca de cómo configurar cuerpos útiles, productivos, obedientes, dóciles, sanos y racionales". Revista brasileira de história da educação n.° 5 (2003): 69-90, y Pablo Scharagrodsky, Gobernar es ejercitar. Fragmentos históricos de la Educación Física en Iberoamérica (Buenos Aires: Prometeo Libros, 2008).

8 Se refiere en este aspecto al uso de Michel Foucault, a sus obras sobre el control del cuerpo a través de la disciplina que han sido ampliamente trabajadas en el ámbito latinoamericano. También se pueden destacar las obras de Marcus Aurelio Taborda y Alexandre Fernández, "Educación Física, corporalidad, formación: notas teóricas". Revista educación física y deporte 29, n.° 2 (2010): 227-234 y Diana Milstein y Héctor Mendes, "Cuerpo y escuela. Dimensiones de la política". Revista Iberoamericana de Educación n° 62 (2013): 143-161.

9 Aquí el análisis se centra en la cultura escolar construida por el Frente de Juventudes y Falange, fruto del nuevo orden político dictatorial, pero no por este motivo se debe creer que no existieron resistencias o disidencias a la misma por parte de maestros o profesores de las escuelas del momento. Aunque la investigación no abordó esas cuestiones, y a pesar de que la cultura escolar que se intentó construir en las escuelas estuviera impregnada de elementos fascistas y adoctrinadores, se debe tener en cuenta que no siempre el régimen contó con fieles maestros e instructores, sino que en algunos casos existieron resistencias a esa cultura escolar.

10 Esta perspectiva crítica, practicada en el marco de una investigación histórica como la que aquí se plantea, hará posible que esta no se limite a una indagación que concluya en un relato, más o menos detallado, de lo acontecido, descrito con profusión de datos, sino que además sea capaz de aportar las razones profundas del contenido de esa historicidad que constituye el fenómeno socioeducativo en cuestión. En este artículo aspira a construir esa historia que integre la narrativa y sus porqués, o mejor, invirtiendo los términos, las razones de fondo o la intrahistoria y la hermenéutica resultante; entre estas coordenadas epistemológicas se sitúa el seguimiento del método histórico como la opción metodológica pertinente al caso.

11 Michel Foucault, Vigilar y castigar (Madrid: Siglo XX Editores, 2012), 124.

12 Ignacio Salvador Aldea, Actividades escolares. Conmemoraciones patrióticas y religiosas (Valencia: Editorial América, 1942), 106.

13 José Moscardó, "El poder educativo del deporte". Revista Nacional de Educación n° 1 (1941): 22.

14 "Escritos de José María Cagigal", en Archivo General de la Administración (AGA), Alcalá de Henares-España, Archivos Públicos, Poder Ejecutivo, Movimiento Nacional, Órganos Centrales, Delegación Nacional de la Juventud, Fondo Relaticos a formación y actividades política (5.53), caja 1557.

15 Marta Mauri Medrano, "Mens sana in corpore sano. La Educación Física del Frente de Juventudes y el disciplinamiento de los cuerpos", en Actas del XVIII Coloquio de Historia de la Educación: Arte, literatura y educación, vol. 1, editado por Núria Padrós, Eulália Collelldemont y Joan Soler (Cataluña: Universitat de Vic/Universitat Central de Catalunya, 2015): 381-391.

16 Así quiero ser (El niño del nuevo Estado): lecturas cívicas (Burgos: Hijos de Santiago Rodríguez, 1944), 57.

17 Mauri Medrano, "Mens sana in corpore sano", 388.

18 Antonio Alcoba, Auge y ocaso del Frente de Juventudes (Madrid: Editorial San Martín, 2002), 45.

19 Henar Herrero, "Por la educación hacia la revolución: la contribución de la educación física a la construcción del imaginario social del franquismo". Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte n° 4 (2002): 33.

20 Luis del Val, Prietas las filas: un niño en el frente de juventudes (Madrid: Temas de Hoy, 1999), 23.

21 Manuel Parra Celaya (docente), en discusión con la autora, 02 de octubre de 2014.

22 Mauri Medrano, "Mens sana in corpore sano", 387.

23 Foucault, Vigilar y castigar, 125.

24 Herrero, "Por la educación hacia la revolución", 28.

25 Así quiero ser, 55.

26 Así quiero ser, 54.

27Así quiero ser, 118-119.

28 Moscardó, "El poder educativo del deporte", 24.

29 Mandos 13 (1943): 15-17.

30 Parra Celaya, entrevista.

31 Manuel Rodríguez, Cancionero Juvenil (Madrid: Ediciones del Frente de Juventudes, 1947), 11.

32 Rodríguez, Cancionero Juvenil, 12.

33 José Arriaca, Cancionero de juventudes (Madrid: Doncel, 1967), 54.

34 Mandos 4 (1942): 34.

35 Para diferenciar entre juegos y deportes, se debe considerar que para los deportes los jóvenes debían prepararse y entrenarse de manera específica y con unas instalaciones adecuadas. Normalmente el acampado solía practicar dos en los turnos de campamentos, que luego solía escoger también en la escuela, para poder participar en esa categoría en los campeonatos deportivos nacionales. Los juegos, sin embargo, podían ser practicados por todos los muchachos, sin distinción, y eran considerados un medio de divertimento en los campamentos, aunque éstos también tenían una carga doctrinal e ideológica importante. La Educación Física, por otro lado, se refería a un conjunto de disciplinas escolares y extraescolares, que tenían como objetivo moldear los cuerpos mediante la práctica de determinadas actividades. Por último, las competiciones, eran las pruebas en las que los jóvenes luchaban por conseguir el triunfo.

36 Herrero, "Por la educación hacia la revolución", 28.

37 Herrero, "Por la educación hacia la revolución", 24.

38 Herrero, "Por la educación hacia la revolución", 24.

39 José Antonio Elola-Olaso, "Veinte años". Mandos 226 (1960): 3.

40 Juan Carlos Manrique, "Actividad física y juventud en el franquismo (1937-1961)". Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte 14, n. ° 55 (2014): 474.

41 Foucault, Vigilar y castigar, 127.

42 Programa de Educación Física para Mandos de Campamentos (Madrid: Ediciones del Frente de Juventudes, 1943), 10.

43 Programa de Educación Física, 11.

44 Programa de Educación Física, 12.

45 Programa de Educación Física, 10.

46 Mauri Medrano, "Mens sana in corpore sano", 390.

47 Francisco Javier Fernández-Trapiella, Lecciones de gimnasia educativa. Lecciones y tablas según la edad y sexo (Toledo: Talleres Gráficos de R.G. Menos, 1941), 7.

48 Fernández-Trapiella, Lecciones de gimnasia educativa, 9.

49 Jens Ljunggren, "¿Por qué la gimnasia de Ling? El desarrollo de la gimnasia sueca durante el siglo XIX", en La invencion del "homo gymnasticus". Fragmentos históricos sobre la educación de los cuerpos en movimiento en Occidente, coordinado por Pablo Scharagrodsky (Buenos Aires: Prometeo Libros, 2011), 37-53.

50 Ljunggren, "¿Por qué la gimnasia de Ling?", 38.

51 Randal Collins, Interaction Ritual Chains (Princeton: Princeton University Press, 2004).

52 Scharagrodsky, Gobernar es ejercitar, 14.

53 Contestaciones al cuestionario oficial de Doctrina del Movimiento (Madrid: Editorial el Magisterio español, 1941), 261.

54 Manrique, "Actividad física", 436.

55 Según la "Ley de 26 de febrero de 1953 sobre Ordenación de la Enseñanza Media", Boletín Oficial del Estado, 27 de febrero, 1953, 1119-1130.

56 José María Cagigal, Hombres y deporte (Madrid: Taurus, 1957).

57 "III Juegos Escolares Nacionales", en AGA, Archivos Públicos, Poder Ejecutivo, Movimiento Nacional, Órganos Centrales, Delegación Nacional de la Juventud, Relaticos a formación y actividades políticas, caja 3.53/5039.

58 Manrique, "Actividad física", 438.

59 Manrique, "Actividad física", 438.

60 "III Juegos Escolares Nacionales".

61 Alejo Levoratti, "Reseña del libro: Vigarello, George: Corregir el cuerpo. Historia de un poder pedagógico". Educación Física y Ciencia n. ° 12 (2010): 115-119.

62 Levoratti, "Reseña del libro: Vigarello, George", 116.

63 Eric Michaud, "Soldados de una idea. Los jóvenes bajo el Tercer Reich", en Historia de los jóvenes. La Edad Contemporánea, coordinado por Giovanni Levi y Jean-Claude Schmitt (Madrid: Taurus, 1996), 349-375.

64 George Vigarello, Corregir el cuerpo. Historia de un poder pedagógico (Buenos Aires: Nueva Visión, 2005), 9.

65 Conrad Villanou, "Imágenes del cuerpo humano". Apunts: Educación Física y deportes 1, n. ° 63 (2001): 94-104.


Bibliografía

Fuentes primarias

Archivo:

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Artículo recibido: 01 de septiembre de 2015/ Aprobado: 29 de febrero de 2016/ Modificado: 15 de marzo de 2016.

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