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Historia Crítica

versión impresa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.63 Bogotá ene./mar. 2017

https://doi.org/10.7440/histcrit63.2017.02 

Tema abierto

Veintiuna líneas que cambiaron la Historia de la Ciencia en Nueva Granada y su relación con la Metrópoli. Análisis de la descripción de la Flora de Bogotá de Francisco Antonio Zea a Antonio José Cavanilles*

Twenty-one Lines that Changed the History of Science in Nueva Granada and Its Relation to the Metropolis. Analysis of the Description of the Flora de Bogotá by Francisco Antonio Zea to Antonio José Cavanilles

Vinte e uma linhas que mudaram a história da ciência na Nova Granada e sua relação com a metrópole. Análise da descrição da Flora de Bogotá , de Francisco Antonio Zea a Antonio José Cavanilles

José Antonio Amaya** 

Julián Rendón Acosta*** 

**Profesor asociado del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Sociólogo por la Universidad Nacional de Colombia, Magíster y Doctor en Historia por l'École des Hautes Études en Sciences Sociales (Francia). Pertenece al Grupo de Estudios Sociales de la Ciencia, la Tecnología y la Medicina (GESCTM). Entre sus publicaciones más recientes se encuentran el artículo "Enrique Umaña Barragán (1771-1854): su conversión de presunto sedicioso en leal funcionario del rey (1794-1809)". Revista Historia de la Educación Latinoamericana 16, n° 23 (2014): 63-78, doi: dx.doi.org/10.19053/01227238.3062, y el libro Enrique Umaña Barragán. Ciencia y política en la Nueva Granada (Bogotá: Maremágnum, 2014). jaamaya@unal.edu.co

***Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, y estudiante de Historia de la misma Universidad. Su publicación más reciente es "La formación de Hebephilo naturalista, 1791-1794". Fronteras de la Historia 21, n° 2 (2016): 104-131, doi: dx.doi.org/10.22380/2027468897. jlrendona@unal.edu.co


Resumen:

Este artículo analiza el discurso que Antonio José Cavanilles (1745-1804) dio a una descripción de Francisco Antonio Zea (1766-1822) de la Flora de Bogotá (1798), en "Materiales para la historia de la botánica" (1800) -Anales de Historia Natural, primera revista española dedicada a las ciencias-. Esta representación contribuyó a magnificar la imagen de José Celestino Mutis (1732-1808) y su obra, y convirtió la botánica de Nueva Granada en lugar de honor de España, tras cuarenta años de marginación. Su impacto en la Península durante más de quince años la impuso como referente para trasladar manu militari el gabinete de la Expedición Botánica a Madrid (1817).

Palabras clave: Expedición científica; botánica; flora; Colombia; España; siglo XIX; representación

Abstract:

This article analyzes the discourse that Antonio José Cavanilles (1745-1804) gave to a description by Francisco Antonio Zea (1766-1822) of the Flora de Bogotá (1798), en "Materiales para la historia de la botánica" (1800) -Anales de Historia Natural, the first Spanish journal dedicated to the sciences. This representation contributed to magnifying the image of José Celestino Mutis (1732-1808) and his work, and gave the botany of Nueva Granada a place of honor in Spain after forty years of marginalization. Its impact in the Iberian Peninsula during more than fifteen years imposed it as a reference point for moving manu militari the cabinet of the Botanical Expedition to Madrid (1817).

Keywords: scientific expedition; botany; flora; Colombia; Spain; representation; 19th century

Resumo:

Este artigo analisa o discurso que Antonio José Cavanilles (1745-1804) deu a uma descrição de Francisco Antonio Zea (1766-1822) da Flora de Bogotá (1798), em "Materiales para la historia de la botánica" (1800) -Anales de Historia Natural, primeira revista espanhola dedicada às ciências-. Essa representação contribuiu para magnificar a imagem de José Celestino Mutis (1732-1808) e sua obra, e converteu a botânica da Nova Granada em lugar de honra da Espanha, após quarenta anos de marginalidade. Seu impacto na Península durante mais de quinze anos a impôs como referente para transferir manu militari o gabinete da Expedição Botânica a Madri (1817).

Palavras-chave: botânica; Colômbia; Espanha; expedição científica; flora; representação; século XIX

Introducción

Bachiller en Filosofía, Francisco Antonio Zea abandonó Popayán en 1786, para iniciar estudios de jurisprudencia en el Colegio Mayor de San Bartolomé en Santafé1. Tras publicar las dos primeras entregas de "Avisos de Hebephilo" en el Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá, el 1º y el 8 de abril de 1791, fue blanco de la censura por "algunos sujetos encargados de la enseñanza publica"2. El 11 de noviembre siguiente fue integrado como Segundo Agregado de la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada (1783-1816), dirigida por José Celestino Mutis3. En agosto de 1793, con motivo de su frecuentación del Arcano Sublime de la Filantropía, tertulia dirigida por Antonio Nariño (1765-1823), donde se leían obras prohibidas relacionadas con los filósofos ilustrados y las revoluciones americana y francesa, Mutis lo envió a realizar excursiones botánicas en Fusagasugá.

Las sospechas que Mutis albergaba de que Zea iría al "presidio y quién sabe qué más", por sus tratos con Nariño4, se confirmaron cuando en septiembre de 17945 "prendieron a Don Francisco Zea en Fusagasugá"6. Igual suerte corrieron en Santafé, por aquellos días, Nariño, Louis de Rieux, Sinforoso Mutis (1773-1822), José María Cabal (1770-1816) y Enrique Umaña (1771-1854), entre otros. Sindicado de "sedición"7, a Zea le suspendieron el sueldo, fue destituido de su cargo8 y "le embargaron varios papeles y libros y los consignaron como pertenecientes a la [Casa] Botánica"9. Un año después fue desterrado a Cádiz, donde se le encerró en la prisión política del Castillo de San Sebastián, asignándosele luego la ciudad por cárcel10.

Desde allí, Zea entabló relación epistolar con el botánico valenciano Antonio José Cavanilles, domiciliado en Madrid y antagonista de Casimiro Gómez Ortega (1741-1818), director del Real Jardín Botánico de Madrid (RJB). La carta fechada el 27 de diciembre de 1798 contiene información inédita en la época sobre la Flora de Bogotá de Mutis:

"Me complace sobremanera el pensamiento de elogiar al Señor Mutis, llamando la atención de Europa sobre [su] FLORA DE BOGOTÁ. - De esta obra que está para publicarse, hay sobre tres mil láminas de colores y otras tantas en negro. [...] A la descripción de las plantas acreditadas en aquel reino [de la Nueva Granada] precede la historia de su descubrimiento y aplicaciones, despreciando unas, adoptando otras, que él mismo ha comprobado, e indicando algunas nuevas que pudieran hacerse. [...] Los botánicos encontrarán en ella fructificaciones singulares y aún partes desconocidas en las plantas, a que ha sido preciso dar nuevos nombres. Sus prolijas observaciones sobre el sueño y poligamia de las plantas, sobre sus fructificaciones y otras partes, sobre las fecundaciones recíprocas y las especies híbridas o mestizas, etc., darán a la ciencia luces inesperadas. [...] Me olvidaba de advertir que la obra en mi tiempo [como Segundo Agregado de la Expedición Botánica (1791-1794)] pasaba de treinta volúmenes de a cien láminas, pero en el día creo que llegue a cuarenta, porque se han añadido muchas láminas, cuyo total no bajará de cuatro mil"11.

El crédito que Cavanilles le reservó a esta descripción se relaciona sin duda alguna con su estrategia de posicionarse a la cabeza del RJB. Considerando la posición de Zea como agregado durante tres años, infirió la objetividad incuestionable de sus noticias. Para Cavanilles, la relación de Zea con la Flora de Bogotá -o como diría Roger Chartier, con la "realidad sensible"12 de la obra- suponía el estudio de la botánica y el aprendizaje del oficio bajo la dirección de Mutis. Ello incluía lecturas, exploraciones, descripciones, formación de herbarios, etc., todo destinado a la citada flora. A este conjunto de experiencia pertenecen desde luego las vivencias de Zea en la sede de la Expedición, donde vivió como pensionado bajo el mismo techo que Mutis, sin olvidar el recuerdo que guardaba de todo aquello. Las teorías de la representación de Louis Marin, Roger Chartier y Pierre Bourdieu ayudan a entender cómo construyó Cavanilles su relato de la Flora en su artículo "Materiales para la historia de la botánica"13, destinado a persuadir a la Corona y al público ilustrado de que lo puesto en impreso denotaba la materialidad de la obra14.

La representación fluye en ondas sucesivas. En la primera se despliega la experiencia de Zea, real o supuesta, y se condensa en la descripción citada. Luego Cavanilles transforma estas ideas, ratificando y amplificando la realidad sensible que él mismo detentaba: los materiales del Caryocar amigdaliferum publicados en 1797-179815. A partir de una resignificación lingüística de la nueva información, organiza su propia representación narrativa16 ("Materiales"), cuya realidad textual genera sentido: efecto de sustitución o efecto de presencia17; de tal manera que a través de la descripción detallada, la Flora ausente se torna efectivamente presente allí18. Justo por ello se convierte en lugar de paso obligado para el conocimiento de la Flora de Bogotá, en concordancia con la potencia movilizadora que le comunica la naturaleza simbólica de la descripción de Zea. Esta representación narrativa está condicionada por el lugar de enunciación, por las autoridades que la diseminan y por los signos que se emplean para exponerla.

El análisis de esta representación incluye, claro está, la observación de sus efectos19. La dispersión de la información que sobre la Flora detentaban España y Europa corrió pareja con la renovada focalización de la Corona sobre la botánica continental y ultramarina. La lectura de la representación hizo que todos los sujetos alrededor de la botánica quedaran sometidos a una presión a la inferencia, es decir, ante la voluntad reformista ahora efectiva, todos debieron reaccionar para evitar ser excluidos de los cambios administrativos concomitantes20. Como podrá observarse a través de este estudio, la representación no opera necesariamente sobre la base de un conocimiento científicamente comprobado. Su pretensión de comunicar la verdad no dependió del sustrato material que la fundamentaba, sino de la debilidad de la imaginación21 de los científicos europeos, que se hallaban en la imposibilidad de cotejar con materiales de la obra de Mutis las informaciones difundidas. Las palabras consignadas en la descripción de Zea, y las plasmadas ulteriormente por Cavanilles, se enlazaron a los objetos que supuestamente las acompañaban, confiriéndoles un poder inusitado a los signos lingüísticos de Zea, que inauguran la senda que conducirá al traslado del gabinete de Mutis a la metrópoli22.

La Flora de Bogotá , compañera de prisión

Con su arresto, la formación botánica de Zea, iniciada al lado de Mutis desde noviembre de 1791, se interrumpió en 1794, cuando todavía era un aprendiz23. Es posible que lo haya seguido siendo, a pesar del contacto que tuvo con profesores de la talla de Cavanilles, Antoine-Laurent de Jussieu (1748-1836) y Étienne-Pierre Ventenat (1757-1808)24, aunque no se han documentado cursos formales seguidos por Zea al lado de estos profesores. La botánica no parecía ser su fuerte, tenía talento sobresaliente en el manejo de la palabra: "Su conversación era espiritual y su imaginación brillante"25. Baste un ejemplo: en 1798-1799 le declaraba a Cavanilles su intención de redactar un opúsculo titulado "La Corneja", destinado a desprestigiar la obra de Gómez Ortega26. Careciendo de argumentos, se vio precisado a solicitarle a Cavanilles "algunas luces sobre los errores más notables" de Gómez Ortega: "[r]uego a vuesamerced me comunique cuantas noticias pueda"; "[h]aré de modo que por ningún término se conozca la fuente"27. Zea pretendía instalar las consideraciones de Cavanilles en una retórica seguramente más pugnaz; aunque el asunto de "La Corneja" atraviesa esta correspondencia, el libelo nunca vio la luz, quizá porque en vísperas de viajar a Madrid, Zea temía enemistarse con Gómez Ortega28.

Los rumores y la sindicación no lograron comprometer la relación de Mutis con el prisionero29. A pesar de la decisión la Real Audiencia de trasladar el expediente al Consejo de Indias (Madrid) y extrañar al sindicado30, el presbítero Mutis asistió epistolarmente a Zea, convencido de que la intriga sería neutralizada y el discípulo reintegrado a la Expedición31. Por su lado, durante la cárcel y el destierro, Zea no dudó de que tras ser liberado sería rehabilitado: "Volveré inmediatamente a América, a donde no tanto me llaman los intereses de mi casa, cuanto mi afición a la botánica"32. El respeto por su protector permanecía intacto todavía: en sus cartas a Cavanilles desde Cádiz, cita a Mutis tres veces sobre cuatro precedido del "Don", "Doctor" o "Señor". Sin embargo, el paréntesis gaditano terminó distanciándolo para siempre del maestro. En el momento de la liberación, ya era otro hombre. Aunque continuaba honrando a Mutis, la carta que comunica la nueva a Cavanilles concluye:

"[...] no participo a vuesamerced el plan que me propongo para mi expedición botánica. Porque teniendo bastantes recursos para trabajar por separado, estoy en ánimo de despedirme de la expedición de Santafé, y tratar de manejarme por mí mismo. Si no logro algunas ventajas más, no me contento con el empleo que tenía y en que se me restablece"33.

La última frase sugiere que para 1799, tras haber sido declarado por el Consejo de Indias "en libertad, [...] sin nota alguna y como si no se hubiera procedido contra" él34, Zea se mostraba seguro de querer regresar a América. Sin embargo, Mutis se opuso al retorno inmediato: "Como yo había escrito [a Mutis] que [...] me volvería prontamente, se manifiesta afligido de mi resolución". Parecía que Mutis era el verdadero interesado en la permanencia de Zea en la Expedición, para compartir con él la edición de la Flora y, llegado el momento, transferirle la responsabilidad. Para el regreso, Zea contaba quizá con el pago inminente de los sueldos suspendidos, y que sólo percibirá años más tarde35. El dilema era saber si su destino, que asociaba con la explotación de las quinas36, lo conduciría a Santafé o a Antioquia, su provincia natal.

Antes del encarcelamiento, nadie había contemplado la posibilidad de un viaje de estudios de Zea a Europa. Para Mutis, la "Divina providencia" había convertido "la desgracia" de su segundo "en beneficio" de la Expedición37. Constreñirá a Zea a "permanecer dos años en Madrid [...] para seguir, de acuerdo con Cavanilles, el plan que [Mutis le] propone", esto es, perfeccionarse en botánica. Aunque Zea "no pued[e] resolver[se] a tan larga detención, [...] deseoso de complacerle, [s]e detendr[á] lo bastante a llenar sus principales ideas". Desprovisto probablemente de recursos diferentes a los que Mutis le suministraba, tendrá que someterse y anunciarle a Cavanilles su arribo inminente para cumplir la prometida visita, "llevar los buenos libros que encuentre" y tener "la satisfacción [...] de participar de [sus] luces"38. De esta enseñanza se conoce poco y nada, aunque algún grado de similitud debió tener con la que Cavanilles dispensará como Primer Profesor del RJB en 180139. Mutis luchará hasta 1803 por estos objetivos, cuando el discípulo será colocado en el Jardín de Madrid. "Lo siento, pues además de la falta que hará [Zea] a vuesamerced actualmente, ésta será mayor después de sus días", le comentaba al respecto a Mutis José Ignacio de Pombo (1761-1815), su apoderado comercial en Cartagena40. Este pasaje indica que Mutis veía en Zea a su sucesor, conforme se había legalizado en 1791. Sin embargo, aquellas mismas autoridades fueron las que determinaron retirar a Zea de la Casa Botánica: "[...] fue remitido [a España] [...], no tanto por lo que resultaba contra él en la causa seguida por supuesta sublevación, como porque siendo muy hábil y travieso, creyó la Audiencia no convenía su residencia" en Santafé41.

Poco más de dos años después del arribo a Cádiz, Zea todavía se hallaba desprovisto de "algún libro de botánica"42. Su conocimiento de España se circunscribía a aquella ciudad portuaria asentada sobre un diminuto archipiélago de piedra erosionada: aquí "no se encuentra un herbario, apenas hay un libro, y las pocas plantas del que llaman jardín botánico [del Colegio de Cirugía] son conocidísimas"; y lo "aflige el hallar[s]e en lugar y circunstancias de no poder emprender algún trabajo útil"43. Esta "falta de libros elementales y otras proporciones"44, le hizo tomar conciencia de lo excepcional que era la Expedición Botánica, comparada con cuanto había tenido oportunidad de conocer. Su deseo vehemente de regresar a América le impedía considerar un viaje por Europa. El apoyo de su jefe y los recuerdos del gabinete, todo conspiraba a magnificar su representación de Mutis y su empresa. Así, para él, la Flora de Bogotá superaba las contribuciones más autorizadas en la materia. Por todo ello, colaborará procurándole libros al maestro, que consultaba antes de enviar. Un motivo quizá más imperioso aceleraba sus gestiones: la publicación de la Flora peruviana et chilensis45 anunciada desde 1794 en el Pródromo de la obra: "El S. Mutis me encarga que sin reparar en el dinero le remita cuanto antes las obras que en estos últimos años se hayan publicado sobre plantas americanas y todo cuanto me parezca convenir a la perfección de su flora"46.

Fue el impredecible mercado del libro botánico47 lo que orientó a Zea hacia Cavanilles, naturalista independiente con protectores en la Corte. En la primera carta del 20 de junio de 1798 se había presentado como discípulo, sucesor y continuador de las obras de Mutis, tratando de seducir la vocación magisterial de Cavanilles:

"[...] mi afición a la botánica [...] disculpará mi atrevimiento en solicitar sus luces para adelantar mis conocimientos. [...] Puede ser que vuesamerced no pierda del todo su trabajo, y que si logro volver a mi país, [la provincia de Antioquia, al noroeste del Nuevo Reino de Granada], a quien Mutis llama la Capital de Flora, tenga vuesamerced un corresponsal formado de su mano, que seguramente se esmerará en manifestar su reconocimiento"48.

Le aseguraba que "todos los dependientes del Señor Mutis" lo apoyaban en la lucha contra Gómez Ortega49. Establecía las demarcaciones de rigor calificando el Pródromo de la Flora Peruana, de "una producción informe que no da honor a la botánica española". En aquella primera carta figura un pasaje que debió retener la atención de Cavanilles:

"Mientras no se escriba una obra fundamental sobre la botánica americana, o se publique para modelo la Flora de Bogotá, serán inevitables los yerros en la determinación de especies y variedades y aún en la de los géneros algunas veces, por más hábil que sea el observador. Es necesario mucho conocimiento de los diversos temperamentos de la América, de su varia fecundidad y otras circunstancias locales que influyen en las plantas más de lo que se cree, para no multiplicar especies que muchas veces no son más que variedades"50.

Se trata de los primeros elementos de una descripción "por entregas" sobre los trabajos preparados por Mutis desde 1760, principalmente la Flora de Bogotá. En este fragmento, Zea reivindicaba para la Flora de Bogotá un lugar fundador en el campo de la botánica americana. Para Cavanilles, este testimonio tenía un significado peculiar: aunque Mutis era responsable de una "Expedición Botánica", no por ello era un mero "colector"51, sino un "botánico", tal como lo había consignado Linneo en el Supplementum: "Americes summi Botanici"52. Es indudable que Cavanilles conocía representaciones de la obra de Mutis aparecidas en libros de Linneo padre (1707-1778) e hijo (1741-1783) y de James Edward Smith (1759-1828)53. Su interés por las contribuciones españolas al estudio de la flora americana era tanto mayor cuanto que carecía de acceso a los materiales de las expediciones: de Límites54, al Perú y Chile (1777-1788), y de Nueva España (1787-1803), sin olvidar la consabida negativa de Mutis a enviarle colecciones55.

Si en 1795 Cavanilles se había rehusado a preconizar la inocencia de Zea en la Corte, como Mutis se lo había suplicado56, al recibir esta carta, a principios de julio de 1798, se hallaba convencido de que el criollo sería declarado libre de toda sospecha. Considerando estratégica la información comunicada, decidió cultivar con Zea un vínculo epistolar sin intermediario. La relación se estableció con una carta mensual en promedio, y las gestiones para conseguir bibliografía llegaron a ser el tópico preponderante. Aunque Zea fuera consciente de las informaciones que transmitía en cada misiva, le escapa la lectura global de su propia correspondencia, no así a Cavanilles.

Las observaciones de Mutis eran todo, menos puntuales en el tiempo. Residenciado en el trópico cerca de cuarenta años, había adquirido una familiaridad sin parangón con la flora de su país de adopción en sus ciclos estacionales y crecimiento. Su trabajo de gabinete nada tenía en común con el de botánicos sin mayor experiencia sensible de aquellos países. Lamentaba Zea que la flora americana se hubiera venido trabajando con información libresca o levantando "descripciones [...] por plantas secas", decoloradas, malogradas con frecuencia durante el transporte y separadas de "su propio suelo". Cuando estos botánicos se jactaban de haber utilizado ejemplares vivos, se referían a plantas aclimatadas, "degeneradas en los jardines"57, que conservaban un vago parecido con las vivas en su sitio natal. Mutis y sus pintores trabajaban sobre plantas al natural; por ello, el resultado de sus investigaciones se le revelaba a Zea incomparablemente superior a cuanto se había publicado en historia natural americana, tanto más que "todos los colores con que están dibujadas [las láminas], son tomados de las mismas plantas"58. Tal punto de vista sería ratificado seis meses después: "Tengo entendido que [Mutis] piensa reunir en un tratado las leyes que ha deducido de sus observaciones, las excepciones que padecen muchas de las de Linneo y algunas ideas suyas para facilitar la práctica botánica; [...] entendí que tiene trabajado un curso de botánica americana"59.

2. Libertad y vientos de reforma

Esta relación epistolar se correspondió con el ascenso de Mariano Luis de Urquijo (1769-1817) a la Secretaría de Estado en agosto de 1798, en plena crisis económica. Siguiendo la política esbozada por su antecesor Francisco Saavedra (1746-1819), propuso una reforma de la botánica, comenzando por cambiar la cabeza del edificio. Con este objetivo, solicitó a Cavanilles -y no a Gómez Ortega- un informe acerca del actual estado:

"de la Botánica en España, y el del Real Jardín de Madrid. Asimismo una razón de todos los establecimientos y empresas que se han proyectado o formado en este ramo. Causas que pueden haber retardado sus proyectos, medios de determinarlas; plan que se podría adoptar para unir aquellos [establecimientos] a la prudente economía haciendo útil la enseñanza, y que los fondos destinados a este fin produjesen lo que debía esperarse de tantos gastos. [...] También deseo saber los sabios que más particularmente se han distinguido en España y América en este ramo [...]"60.

En sus informes, Cavanilles preconizó la necesidad de colocar bajo una misma tutela el conjunto de establecimientos de historia natural, metropolitanos y coloniales, para coordinar su desempeño y disminuir costos. La rentabilización de los descubrimientos hechos o adaptados en estos centros parecía resolverse con el auxilio de la química, que sería aplicada a la mineralogía y después a la botánica, con el propósito de perfeccionar la agricultura. Se abstuvo de "presentar el plan orgánico del ramo de la Botánica, por saber que existe uno completo y solamente adviert[e] cómo este estudio es el más costoso y el de mayor extensión, el que merece el mayor cuidado en lo científico y económico"61.

Se percibe cuán desconocidos le eran los trabajos en historia natural adelantados en Lima y en México; en cuanto a Manila, Louis Née (1734-1803) le había noticiado las fracasadas experiencias62. De este modo, las informaciones recuperadas no le permitían hablar del RJB, y tampoco de los resultados de casi ninguna de las expediciones. En pocas palabras, del conjunto de la botánica imperial, sólo podía echar mano del "establecimiento botánico" de Santafé, bajo la dirección de Mutis, cuyas aspiraciones reformistas había descartado la Corona en 1764, en beneficio de Miguel Barnades (1708-1771), y en 1771, de Gómez Ortega. Fue en esta coyuntura que Cavanilles vinculó a Zea a las reflexiones solicitadas por Urquijo. Apremiado de una descripción del gabinete de Santafé, Cavanilles le recordó al criollo una de sus promesas: "En otra ocasión daré a vuesamerced por mayor una idea de las producciones vegetales de aquel país, tan rico en estas preciosidades, y de la flora que ha de inmortalizar" a Mutis63.

Hay que recordar que no es la Flora de Bogotá en ninguna de sus formas sensibles lo que aquí interesa, sino los signos que movilizó Cavanilles para editar la descripción aportada por Zea. Es su representación lo que hace el objeto del presente análisis, la construcción de una metáfora, de un delegado suyo64. El propósito de Cavanilles es claro: trazar una historia de la botánica y de los diferentes sistemas de clasificación desde la Antigüedad. Abordó la dimensión internacional del asunto citando exploradores destacados en la publicación de floras exóticas: Adanson (Senegal), Hasselquist (Palestina), Forsskål (Arabia), Gunner (Noruega) y Koenig (Indias Orientales). Enseguida desplegó a los botánicos viajeros a las Américas: Plumier, Feuillé, Joseph de Jussieu, Löfling, Kalm y Aublet. En esta galería ubicó a Mutis y su Flora, tras las líneas dedicadas a la obra plural de Jacquin:

"Émulo de Jacquin para disputarse los primeros honores de la Botánica es D. Joseph Celestino Mutis, que nació en Cádiz, y pasó á Santa Fe en 1760. Dotado de un talento superior, y de una aplicación sin límites, ha ilustrado la Medicina, Matemáticas, Física y la Historia natural en todos sus ramos"65.

Esta integración de Mutis a la historia de la botánica occidental rehabilitaba su obra tras cuarenta años de ocultamiento en España. Ahora, en el ocaso de la carrera de Gómez Ortega, a quien Cavanilles y sus protectores denunciaban como responsable de las reiteradas negativas de Mutis a enviar colecciones, se esperaba que este reconocimiento disiparía sus temores y la metrópoli dispondría, por fin, de colecciones del Virreinato de la Nueva Granada. Aunque Zea acababa de ser "restituido en sus honores"66 y se hallaba instalado en Madrid desde principios de 1800, los agradecimientos omitieron su nombre: "Sin la dichosa casualidad de haber tratado á uno de sus discípulos y confidentes [de Mutis], nada sabríamos de quanto queda expuesto". Lo que sugiere una ratificación presencial en Madrid de lo escrito desde Cádiz.

La edición es crítica porque coteja y complementa la información aportada con fuentes publicadas y manuscritas: "Si ambos Linneos, como igualmente Smith, no hubieran enriquecido sus obras con las plantas, dibuxos y descripciones que Mutis les comunicaba, apenas conocería el público su zelo é instrucción"67. Hasta la publicación por Smith de Plantarum icones, los trabajos de Mutis se conocían a través de la Mantissa de Linneo, y el Supplementum editado por su hijo. Mantissa contiene cinco géneros y siete especies enviados por Mutis en forma de descripciones resumidas por Linneo. El Supplementum presenta cerca de cincuenta plantas de la "Primera" colección enviada por Mutis en 1773, alrededor de veinte de la "Segunda", de 1777, y dos plantas enviadas en 1778 a Linneo hijo. Smith había adquirido el gabinete de Linneo a finales de 1784, y desde entonces intentó sin éxito entablar correspondencia con Mutis. En 1788, emprendió su obra Plantarum icones con grabados monocromáticos de una veintena de plantas de Mutis remitidas a Linneo, consultando dibujos realizados en Santafé. Se trataba de "antiguas láminas", elaboradas años antes de la creación de la Expedición. Smith desconocía que desde su fundación, este centro había adoptado el formato gran folio (54,5 x 38 cm) para la iconografía botánica, ahora iluminada68.

La forma escueta de citar, "ambos Linneos" y "Smith", indica que estos autores, y por ende las plantas de Mutis por ellos publicadas, formaban parte del bagaje botánico de la época. Se ratifica que Mutis enviaba a Suecia "plantas, dibuxos y descripciones", recayendo sobre los autores/editores la responsabilidad de la determinación, que, en los casos en que hubo propuestas del colector, podían resultar ratificadas o modificadas. Era evidente que la primera parte de la obra de Mutis (1760-1783) era mejor conocida en el extranjero. La dependencia de España con respecto a representaciones forjadas en Suecia e Inglaterra hubiera podido superarse con la diligencia de Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, para publicar la colección de Mutis recibida en 1777 y que constaba de 86 especies diferentes y 43 dibujos de plantas, entre otros materiales69.

No es arriesgado pensar que Cavanilles se proponía ocupar el lugar de los Linneo cuando determinó entablar correspondencia con Mutis en 1786. El epistolario resultante se prolongó hasta 1803 y contiene no menos de ocho solicitudes y requerimientos de materiales nunca satisfechos70. Todavía en 1800 continuaba resuelto a conocer las plantas de la Flora de Bogotá, actuando ahora con la certeza de su nombramiento inminente en el RJB. Mutis, Botánico del Rey, se había obligado motu proprio a coordinar en América la totalidad de un proceso que iba desde la recolección hasta la construcción y publicación del hecho científico, pasando por la disección, la conservación, la descripción, el dibujo, la clasificación, la redacción de notas eruditas, usos medicinales y alimenticios, por lo principal. Gómez Ortega se opuso desde 1783, con razón, a esta estrategia y, viéndose impotente para impedirla, dejó que el gaditano procediera a su guisa71.

Se entiende que, desde la creación de la Expedición, Mutis no podía satisfacer requerimientos de plantas consideradas inéditas. Incluso en 1785, ante el regreso a Francia del naturalista Joseph Dombey (1742-1794) con ricas colecciones de la Expedición al Perú y Chile, y para asegurar sus descubrimientos, Mutis propuso publicar un pródromo de su Flora bajo los auspicios de la Academia de Ciencias de Estocolmo. El virrey Antonio Caballero y Góngora (1723-1796) se rehusó a extender el permiso72, negativa que dejó intacta la posición de Mutis frente a Madrid. Por lo demás, Zea le advirtió a Cavanilles que sólo recibiría plantas después que Mutis las publicara por cuenta propia.

Para contribuir al prestigio de Mutis, Cavanilles no dudó en ir más allá del testimonio de Zea, asegurando que el gaditano "ha logrado, en fin, después de quarenta años de tareas, completar la Flora de la Nueva-Granada, que consta hoy día de quatro mil dibuxos, y de otras tantas descripciones"73. Tal y como ocurrió con Zea, omitió referirse al herbario y a las esperables novedades genéricas y específicas de la Flora de Bogotá, dos informaciones indispensables para anunciar la novedad/utilidad de este tipo de obra. Justificaba que ningún volumen se hallaba todavía a disposición del público, asegurando que "la modestia y la desconfianza que como á sabio tiene Mutis de sí mismo, le hace diferir la publicación de sus obras, que lima y perfecciona después de concluidas"74.

A semejanza de Linneo y de Gómez Ortega, Cavanilles denunció el lujo excesivo de algunas obras por considerarlo incompatible con la "pobreza, fiel compañera de los literatos", que impide que lleguen "á las manos de los que sacrifican su talento y fuerzas para extender los límites de la Botánica". No obstante, no dudó en reconocerle a Mutis "la hermosura, verdad y colorido de [...] dibuxos [que] compiten con las obras de Smith; que sus descripciones son completas, y que sus observaciones botánicas, médicas y económicas son de la mayor importancia"75. Se guardó, eso sí, de mencionar el formato "gran folio" imperial elegido por Mutis, impublicable en España por razones técnicas y económicas.

Concluye esta sección transcribiendo al pie de la letra los dos primeros párrafos de la comunicación de Zea sobre la Quinología de Mutis, aunque aquel le había avisado en la misma carta:

"Tengo a mano los números del [Papel] Periódico de [la ciudad de] Santafé, en que se publicó gran parte de este tratado76, para extender en el reino su práctica. A veces he pensado en remitir a la [Real] Academia Médica [de Madrid] un extracto, o publicarlo [...]. Espero el dictamen de vuesamerced sobre hacer o no el extracto indicado"77.

Finalmente, Cavanilles dará su aval. En septiembre de 1800, en el número 5 de Anales, Zea publicará la "Memoria sobre la quina"78, donde se resumen las investigaciones de Mutis y se defienden las quinas santafereñas de ataques consignados en el tomo 2º de la Flora peruviana (1799).

Esta representación narrativa le indicaba al mundo ilustrado cómo "el más eminente botánico de las Américas" se había transformado en un naturalista consumado, de saber enciclopédico, con capacidad de trabajo excepcional, que adelantaba en una colonia una obra mayor de historia natural, en particular una Flora, donde "verán algún día los Botánicos fructificaciones singulares, y aún partes desconocidas en las plantas"79. Aunque Cavanilles sea reconocido como un ilustre discípulo de la botánica parisina80, sus afirmaciones no dejan de sorprender, tanto más que para los naturalistas de la época, el estado decadente del RJB, y consecuentemente del conjunto de la botánica española, era notorio, conforme al diagnóstico de Cavanilles a Urquijo en 179981.

Como acaba de verse, Cavanilles no se limitó a reproducir la descripción de Zea, sino que la desinstaló de su ecosistema original, esto es, una correspondencia privada, y la complementó con información diseminada en diversos lugares de esta. Luego la reinstaló en el relato de su artículo, lo que implicó múltiples operaciones de selección, reorganización, síntesis, ornato, magnificación y verificación del espacio de intertextualidad propuesto por Zea, y construcción de uno nuevo; cotejo con la experiencia sensible; gestión de lo que convenía y no convenía decir, y crítica. Por este camino, transformó la información de Zea hasta convertirla en lugar de honor de la nación, en arma contra Gómez Ortega, en recurso de su estrategia para acceder al RJB, todo lo cual rebasaba la erudición de Zea, su solvencia política y proyectos de carrera. Como herramienta indirecta, las representaciones organizan el mundo en categorías controladas82, en que confluyen y se coproducen la percepción social y la conceptualización de la realidad83.

En 1801, el Magasin encyclopédique de París publica una "Noticia sobre algunos botánicos españoles". En la sección dedicada a Mutis, basada en "Materiales" y nuevas precisiones aportadas por Zea84, se hacen afirmaciones que equivalen a denegaciones, y que en todo caso plantean dudas de envergadura, como ocurre en el siguiente pasaje: "Don Joseph-Celestino MUTIS, director de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada [...] nunca ha publicado nada, aunque tiene casi concluida la Flora de Granada (sic), que incluirá algunos miles de plantas y un gran número de géneros nuevos con descripciones completas"85.

¿Cómo era posible que en una colonia española, tras cuarenta años de permanencia, un expedicionario hubiese sido capaz de "casi" concluir una flora en el territorio de sus exploraciones y que a la altura de 1801 no hubiese "publicado nada"? Sería la primera vez que las competencias se habrían desplazado: la colonia editando miles de especies y "un gran número de géneros nuevos" ratificados con bibliografía especializada, y Europa reducida a la impresión, el grabado, iluminado, encuadernación y difusión. El asunto no podía dejar de generar sorpresa en París, capital de la ciencia del mundo ilustrado, donde se conocían los costos humanos y financieros que exige el establecimiento del hecho científico más modesto. Otro detalle acrecentó la perplejidad: "Don F. A. Cea, discípulo predilecto de Mutis, se halla en París, donde se instruye bajo la dirección de Jussieu, Ventenat, etc., en los nuevos descubrimientos que ilustran la ciencia"86. ¿No era acaso Zea, en la ocurrencia, quien debía ilustrar a los botánicos europeos en aquello a lo que aspiraban desde hacía tanto tiempo? En pocas palabras, para alguien medianamente lúcido, aquella representación se revelaba imprecisa y exacerbadamente nacionalista.

En España las cosas transcurrían de otro modo. Si la representación ofrecida por Cavanilles del gabinete de Mutis y su Flora de Bogotá valorizaba la historia natural emprendida en Nueva Granada, destacando la Casa Botánica de Santafé como el único establecimiento colonial que merecía la atención del ministerio, no era menos cierto que dejaba al descubierto la incompetencia de Gómez Ortega y los perjuicios que su desempeño habría ocasionado y continuaba ocasionando a la botánica española87. Los veintinueve años de la dirección de Gómez Ortega carecen de lugar en el artículo de Cavanilles, eclipsados de algún modo por la ciencia de Mutis, distanciado de Madrid durante los últimos cuarenta años. Esta eliminación textual de Gómez Ortega prefigura la jubilación forzosa que le reservó Carlos IV, quien llamará a Cavanilles para reemplazarlo como Director y Primer Profesor del RJB, el 16 de junio de 180188. Desde antes de la aparición de "Materiales", Cavanilles y sus protectores le acordaron crédito a Zea, no sólo por sus noticias de la Flora de Bogotá, sino también por el conjunto de informaciones que brindó sobre los restantes trabajos de Mutis. Les parecía evidente que el centro santafereño contaba con numerosos descubrimientos que sólo esperaban ser explotados, como ya ocurría con las quinas.

Aunque consideradas todavía como un conocimiento precientífico, las representaciones también operan en las comunidades científicas. En ellas, como en cualquier otro espacio social, surten un efecto de dirección en el comportamiento de los individuos y determinan las concentraciones de poder89. De este modo, estabilizan las pugnas entre los grupos sociales, actuando como fábrica de respeto y sumisión. Se trata de un instrumento de coacción interiorizado que reemplaza el uso de la fuerza bruta -sin descartar por ello despliegues de violencia90-.

En esta dinámica de intercambios fue cuajando la idea de un viaje de Zea a París. ¿Viaje de estudios? Sí, aunque no en el sentido que Mutis lo planeaba. Zea debía inspirarse en lo que se estaba haciendo en el recién creado (1795) Institut de France y preparar un proyecto que le permitiera a Madrid tomar las riendas de la Expedición Botánica, conforme a las directrices de Urquijo. "Zea no percibió sueldo durante su estancia en París de 1801 a 1802"91. La misión asignada por la Secretaría de Estado a través de Cavanilles se desplegó en secreto. Ni los protectores de Mutis en Santafé, menos aún el propio Mutis, podían penetrar los planes del Gobierno para el centro santafereño. Llegado el momento, se le informaría por decreto administrativo: "Las miras del Gobierno se dirigen a formar una nueva agricultura, y dar al comercio fuerte impulso"92. Zea y Cavanilles desaparecerían de la escena y se reducirían a su papel en la administración de la nueva política, a fin de proteger las óptimas relaciones que estaban conociendo Madrid y Santafé.

Se entiende que a Zea se le confiara esta misión, por su conocimiento del territorio neogranadino y su posición en la Casa Botánica. Lo que sorprende es la prontitud con que se le asignaron encargos de la más alta responsabilidad. Su partida hacia la capital francesa se produjo a mediados de octubre de 180093, quince meses después de haber sido liberado y tras permanecer en Madrid sólo ocho meses. Estas constataciones incitan a reconocer la seguridad y el interés que inspiraba Zea entre los miembros del círculo de Cavanilles94, incluido el ministro Urquijo, quien intervino personalmente para que el antioqueño fuera liberado95. Sus nuevos protectores sabían que desde su arribo a Cádiz, y a pesar de las amarguras de su situación, Zea no había cesado de servir a la Corona, esforzándose por proveer de libros a Mutis, y a Cavanilles, de noticias de Santafé.

Los rumores de la muerte inminente de Mutis debieron acelerar el viaje. Ya en 1798, Zea evocaba a su jefe, de 66 años, "asaltado de diversos males, lleno de obstrucciones, hinchado y sin esperanza de conservar mucho tiempo su vida preciosa"96. Los replanteamientos existenciales y de carrera de Zea que necesariamente se produjeron en Madrid, con motivo de su renacimiento a la vida en libertad, también contribuyeron en este sentido. Declarado inocente y tenido por tal desde siempre por tirios y troyanos de la comunidad científica97; rehabilitado en su cargo e invitado a participar en un proyecto gubernamental, Zea no tardó en percatarse de que estaba destinado a grandes cosas. La confianza con que adhirió a todo aquello nacía además del clima afrancesado en el círculo de Cavanilles, que recuerda la atmósfera clandestina que se respiraba en la Tertulia de Nariño. La historiografía ha insistido en presentar a los "presuntos sediciosos" de 1794 como patriotas irreductibles. Lo que aquí acaba de mostrarse es cómo la clemencia del rey y las diversas reparaciones recibidas convirtieron a muchos de los "descarriados" en leales funcionarios de la monarquía, como ocurrió con Enrique Umaña, para citar otro ejemplo98. Sin embargo, a diferencia de Umaña, Zea se mantuvo fiel a los afrancesados. De este modo, Cavanilles pudo disponer, por fin, de un agente idóneo para introducir su política en Nueva Granada.

Zea permanecerá en París unos dieciocho meses99, encargado de dos misiones incompatibles: una de Mutis y otra de la Secretaría de Estado. Ambas debía cumplir, porque ambas le eran vitales. Seguro de que con los nuevos conocimientos de Zea nada podría oponerse a la edición en Santafé de la Flora de Bogotá, Mutis lo sostenía, y Zea viajaba para convertirse en la pieza maestra de su política autonomista. Los encargos que llevaba para Cavanilles ―promover los Anales de Historia Natural (Anales de Ciencias Naturales desde enero de 1801), establecer intercambios de materiales entre el Muséum National d'Histoire Naturelle y el RJB, y contribuir al enriquecimiento de la biblioteca de este último centro― le permitían adelantar discretamente la investigación sobre el Institut, más precisamente sobre el Muséum, en plena reorganización. Así las cosas, Mutis creía estar invirtiendo en el futuro de su institución, la Secretaría de Estado esperaba proyectos para rentabilizar sus inversiones, y Zea, por su lado, preparaba una reforma de la Expedición Botánica que, conforme a sus sueños, le permitiría asumir el liderazgo de la historia natural del Nuevo Reino y enriquecerse con la venta de quinas y otros vegetales.

Consideraciones finales

En estas páginas se han establecido las circunstancias, el desarrollo y los primeros efectos de la representación de la Flora de Bogotá, publicada por Cavanilles movilizando informaciones de Zea. Aunque es indudable que el interés del valenciano por los trabajos de Mutis nacía de la carencia que experimentaba de plantas americanas, aquello que lo movía verdaderamente era el anhelo de dirigir el RJB. Un par de páginas ubicadas en la parte central de "Materiales para la historia de la botánica" ofrecen un panorama de la historia natural desarrollada en Santafé; allí se rehabilita a Mutis en el ámbito de la botánica española tras cuarenta años de marginación. La cantidad y calidad de la obra anunciada, y lo grandioso de los trabajos adelantados fuera del control de Madrid, denuncian la incuria reinante en la dirección de la botánica imperial confiada al antagonista Gómez Ortega desde hacía tres décadas. Esta representación magnificada contribuyó a salvar el honor botánico español y se impondrá en el mundo científico y político peninsular durante más de quince años, hasta convertirse en referencia obligada de los fautores del traslado del gabinete de la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada a Madrid en 1817.

Cavanilles, reconocido botánico, supo explotar las circunstancias del momento: la información procedía del segundo de Mutis. Europa, seducida por las plantas de Mutis publicadas por Linneo padre e hijo, por Smith, y sobre todo por Cavanilles, esperaba impaciente una nutrida cosecha de novedades que imaginaba contenidas en la obra. La debilidad de la imaginación de la Corona y de la República de las Letras, desprovistas de materiales e inventarios del gabinete, y por ello incapaces de verificar lo anunciado. Por orgullo o por negligencia, la administración optó por ignorar las alertas objetivas recibidas desde 1789-1790 sobre el atraso de la obra, más aún, sobre la inexistencia del texto científico en 1793100. De la misma manera, aunque en este caso por ambición, Cavanilles decidió ignorar que las plantas de Mutis no estaban determinadas, dado que aquel le solicitaba las últimas obras publicadas sobre plantas americanas. En todo este asunto se perciben complicidades sordas entre los concernidos: los unos anhelan ser promovidos, los otros temen desengañar.

Todo lo anterior mitigó el sentido de realidad de la ciencia española, reforzando y acrecentando el poder de la representación de Cavanilles. Zea se vio investido de una autoridad que nunca había detentado: debía investigar en París cómo rentabilizar los descubrimientos de Mutis. Cavanilles accedió a la dirección del RJB. Los sucesores de Mutis, Sinforoso y Francisco José de Caldas (1768-1816), quedarán desconcertados al heredar en 1809 un acervo de manuscritos y dibujos inexplotables en las circunstancias de su tiempo y lugar. Emprendidas desde 1814, las gestiones de Mariano Lagasca (1776-1839), en calidad de director del RJB, desembocarán en la real orden de "repatriación" a la metrópoli del gabinete de Mutis101, disposición ejecutada manu militari en 1817. Los resultados que ahora se presentan contribuyen al estudio del "Legado Mutis". Este fue incluido en el Registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe de la UNESCO el 5 de octubre de 2010. El desafío consiste ahora en integrarlo al Patrimonio Mundial de la UNESCO.

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** El presente artículo es el segundo avance del proyecto "Ciencia y Representación: Francisco Antonio Zea (1766-1822): sus noticias acerca del gabinete de Mutis y su proyecto de trasladarlo a Madrid (1798-1804)", investigación financiada por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH, Colombia), en la Convocatoria para Investigación en Historia Colonial, edición 2015. Su contenido se socializó en: Seminario Permanente del Grupo de Estudios Sociales de la Ciencia, la Tecnología y la Medicina (GESCTM), Bogotá, 2 de marzo, 2015; XVII Congreso de Historia de Colombia, Bogotá, 5-10 de octubre, 2015; Seminario internacional "Las Restauraciones monárquicas entre Europa y América", Bogotá, 17-18 de noviembre, 2015; Ier Seminario Internacional "Colombia y Chile: ciencia, pensamiento y comunicación en lengua española", Moscú, 20 de noviembre, 2015. Los autores agradecen la colaboración de Monsieur Michel Lille, investigador independiente

1Diana Soto Arango, Francisco Antonio Zea. Un criollo ilustrado (Madrid: Doce Calles, 2000), 23.

2Manuel del Socorro Rodríguez, "Suplemento", Santafé de Bogotá, 8 de abril de 1791, en Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá (Bogotá: Banco de la República, 1978), nº 9, 1 [Edición facsímil].

3Virrey José Manuel de Ezpeleta (1739-1823) a Mutis, Santafé, 11 de noviembre de 1791, en Archivo epistolar del sabio naturalista don José Celestino Mutis, t. 3, compilado por Guillermo Hernández de Alba (Bogotá: Editorial Kelly, 1975), 268.

4Mutis a Ignacia Consuegra, Santafé, 21 de abril de 1794, en Archivo epistolar del sabio naturalista don José Celestino Mutis, t. 2, compilado por Guillermo Hernández de Alba (Bogotá: Editorial Kelly, 1968), 100.

5Soto Arango, Francisco Antonio Zea, 73.

6Sebastián José López Ruiz (1741-1832) al virrey Antonio Amar y Borbón (1742-1819), Santafé, 12 de enero de 1804, en Historia documental de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada después de la muerte de su Director Don José Celestino Mutis 1808-1852, compilado y editado por Guillermo Hernández de Alba (Bogotá: Fundación Segunda Expedición Botánica/Instituto de Cultura Hispánica, 1986), 125.

7Sergio Elías Ortiz, "Francisco Antonio Zea y sus actividades científicas en la conmemoración del Centenario de su nacimiento (1766-1966)". Boletín Cultural y Bibliográfico 9, nº 5 (1966): 841.

8"Si no logro algunas ventajas más, no me contento con el empleo que tenía y en que se me restablece", Zea a Cavanilles, Cádiz, agosto, 1799, en el archivo del Real Jardín Botánico (RJB), Madrid-España, Fondo "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.2v. Cursivas de los autores.

9López Ruiz a Amar y Borbón, Santafé, 12 de enero de 1804, en Historia documental, 125. El grueso de estos papeles no se conserva al parecer en el Fondo "Real Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada. Mutis", que guarda el archivo del RJB desde 1817. Sobre los libros confiscados, ver el primer avance de esta investigación, José Antonio Amaya y Julián Rendón Acosta, "La formación de Hebephilo naturalista, 1791-1794". Fronteras de la Historia 21, n°. 2 (2016): 104-31, doi: dx.doi.org/10.22380/2027468897. Cuadro 2 con sus comentarios.

10Ortiz, "Francisco Antonio Zea", 842.

11Zea a Cavanilles, Cádiz, 27 de diciembre de 1798, en el archivo del RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, passim ff.1r-2r. Además de la citada descripción, esta carta incluye una prolija relación de la "Quinología de Bogotá", de "láminas y descripciones en crecido número de aves, insectos, y algunos cuadrúpedos"; tratados sobre las "mareas atmosféricas"; una "teoría de la tierra"; el "movimiento de la tierra"; mineralogía y agricultura del Nuevo Reino de Granada, entre otros tópicos.

12Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación (Barcelona: Gedisa, 1992), 74.

13Antonio José Cavanilles, "Materiales para la historia de la botánica", en Anales de Historia Natural 1799-1804, estudio preliminar y edición facsímil de Joaquín Fernández Pérez, t. 2, nº 4 (Madrid: Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología/Doce Calles, 1993), 3-57.

14Louis Marin, "Poder, representación, imagen". Prismas 13, n° 2 (2009): 139; Chartier, El mundo como representación, 51.

15Antonio José Cavanilles, Icones et descriptiones plantarum, quae aut sponte in Hispania crescunt, aut in hortis hospitantur, t. 4 (Madrid: Imprenta Real, 1797-1798), 37-42, Tab. 361 y 362.

16Marin, "Poder, representación, imagen", 139.

17Louis Marin, Politiques de la représentation (París: Kimé, 2005), 72.

18Marin, "Poder, representación, imagen", 139.

19Pierre Bourdieu, Cosas dichas (Barcelona: Gedisa, 2000), 141.

20Martín Mora, "La teoría de las representaciones sociales de Serge Moscovici". Athenea Digital 2 (2002): 1-25, doi: dx.doi.org/10.5565/rev/athenead/v1n2.55

21Chartier, El mundo como representación, 57-58.

22La descripción con palabras hace las cosas. Bourdieu, Cosas dichas, 141.

23Amaya y Rendón, "La formación de Hebephilo", 117-118.

24Aubin-Louis Millin, "Notice sur quelques savans botanistes espagnols", en Magasin encyclopédique, ou Journal des sciences, des lettres et des arts , año 6, tomo 6, (1801): 113, <http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k4241360/f112.image>.

25Aimé Bonpland, "ZÉA (Don Francesco-Antonio)", en Biographie universelle ancienne et moderne (París: Chez L-G. Michaud, Libraire-Editeur, 1828), 174, <https://archive.org/stream/biographieuniver52michuoft#page/174/mode/2up>.

26Zea a Cavanilles, Cádiz, 28 de agosto de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.1v. "La Corneja tenía como objeto desprestigiar científicamente a Ortega; demostrar sus errores en las descripciones botánicas; el incorrecto método que utilizaba en el curso de botánica que impartía en el Real Jardín Botánico de Madrid y poner en evidencia los daños que sufría el país al ocupar los principales cargos botánicos el señor Ortega", Diana Soto Arango, "Cavanilles y Zea: una amistad político-científica". Asclepio 47, n° 1 (1995): 175 [nota 40], doi: dx.doi.org/10.3989/Asclepio.1995.v47.i1.457

27Zea a Cavanilles, Cádiz, 14 de septiembre de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.2r.

28"[...] dentro de veinte días saldr[é] para Madrid. [...] no me atrevo todavía a chocar de frente con él [Gómez Ortega]. Esta ha sido la razón de haber suspendido la Corneja". Zea a Cavanilles, Cádiz, 2 de enero de 1800, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.2r-v.

29"De allí [Fusagasugá] fue a sacarme la calumnia de algunos enemigos, que algunas distinciones obtenidas en la universidad [beca (1786), cátedra de gramática (1788) y de filosofía (1789)] y la que debí a Mutis, en competencia de muchos pretendientes me habrán conciliado [...] Entre tanto, tengo la satisfacción de que las tramas de mis enemigos no me hayan privado de la amistad del Doctor Mutis, por más que lo intentaron". Zea a Cavanilles, Cádiz, 20 de junio de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.4v.

30Soto, Francisco Antonio Zea, 83.

31"El D.r Mutis [...] no cesa de exhortarme a continuar [la carrera botánica], creyendo [...] que puedo en ella valer alguna cosa". Zea a Cavanilles, Cádiz, 20 de junio de 1798, f.1r.

32Zea a Cavanilles, Cádiz, 14 de noviembre de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.1v.

33Zea a Cavanilles, Cádiz, agosto, 1799, f.2v.

34Ortiz, "Francisco Antonio Zea", 842.

35"Tan bienquisto estaba Zea por la corte que se ordenó [...] que se le liquidasen los sueldos había dejado de percibir, [...] calculado en total en nueve años, cuatro meses y diez días, o sea la suma de 4.777 pesos". Ortiz, "Francisco Antonio Zea", 848, [nota 12].

36Amaya y Rendón, "La formación de Hebephilo", 118-119.

37Mutis a Cavanilles, Santafé, 19 de julio de 1802, en Archivo epistolar de Mutis, t. 2, 185-186.

38Zea a Cavanilles, Cádiz, 26 de septiembre de 1799, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.2r.

39Antonio José Cavanilles, Descripcion de las plantas que D. Antonio Josef Cavanilles demostró en las lecciones públicas del año 1801, precedida de los principios elementales de la Botánica (Madrid: Imprenta Real, 1802).

40Pombo a Mutis, Cartagena, 10 de junio de 1803, en Archivo epistolar del sabio naturalista don José Celestino Mutis, compilado por Guillermo Hernández de Alba, t. 4 (Bogotá: Editorial Kelly, 1975), 109.

41Mariano Luis de Urquijo (1768-1817), ministro de Estado, a José Antonio Caballero (1754-1821), ministro de Gracia y Justicia de Indias, Madrid, 10 de julio de 1800, Ortiz, "Francisco Antonio Zea", 842.

42Zea a Cavanilles, Cádiz, 20 de junio de 1798, f.2r.

43Zea a Cavanilles, Cádiz, 30 de julio de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.1v.

44Zea a Cavanilles, Cádiz, 28 de agosto de 1798, f.2r.

45Hipólito Ruiz y José Pavón, Flora peruviana, et chilensis, sive Descriptiones, et icones plantarum peruvianarum, et chilensium: secundum systema Linnaeanum digestae, cum characteribus pluriumgenerum evulgatorum reformatis (Madrid: Imprenta de Sancha, t. 1-3, 1798-1802).

46Zea a Cavanilles, Cádiz, 5 de octubre de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.1r.

47"A la verdad no sabía lo que era tratar con comerciantes en asuntos de libros". Zea a Cavanilles, Cádiz, 12 de octubre de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.1r.

48Zea a Cavanilles, Cádiz, 20 de junio de 1798, ff.1r.-v.

49Zea a Cavanilles, Cádiz, 4 de diciembre de 1798, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.2v.

50Zea a Cavanilles, Cádiz, 20 de junio de 1798, ff.1v.-2r.

51"No es autor el que coge plantas y semillas y las envia sin el debido examen: y aquel solo es el verdadero autor de una planta, que la hizo conocer al público, [...] No es lo mismo ser viajante que Botánico; ni ver plantas y ser Juez competente para determinar la fructificación, género y especie". Antonio José Cavanilles, Colección de papeles sobre controversias botánicas (Madrid: Imprenta Real, 1796) 12.

52"El más eminente botánico de las Américas", en José Antonio Amaya, Mutis, apóstol de Linneo. Historia de la botánica en el virreinato de Nueva Granada (1760-1783), 2 t. (Bogotá: ICANH, 2005), t. 1, 39.

53Antonio José Cavanilles, "Materiales", 29. Se refiere a Carl von Linné, Mantissa plantarum altera generum editionis VI. & specierum editionis II (Holmiae [Estocolmo]: Laurentii Salvii, 1771); Carl von Linné fil., ed., Supplementum plantarum "Systematis vegetabilium" editionis decimae tertiae, "Generum plantarum" editionis sextae et "Specierum plantarum" editionis secundae [quod opus partim C. a Linné, partim F. Ehrhart curaverunt], editum a Carolo a Linné [fil.] (Brunsvigae [Brunswick]: Impensis Orphanotrophei, 1781) y James Edward Smith, Plantarum icones hactenus ineditae: plerumque ad plantas in herbario linneano conservatas delineatae (Londini [Londres]: Typis J. Davis, 1789-1791). Más información sobre las colecciones de Mutis a Linneo padre e hijo, sobre las plantas publicadas en sus obras y en las de Smith, en Amaya, Mutis, apóstol de Linneo, t. 1, 261-263, 272-278, 302-309 y 331-340; t. 2, 149-462.

54Más información sobre los trabajos botánicos de Pehr Löfling (1729-1756) en España (1751-1754) y en la Expedición de Límites (1754-1761), en Amaya, Mutis, apóstol de Linneo, t. 1,127-200.

55"Puede ser que el S. Mutis no haya prevenido a vuesamerced tenerle destinado un herbario de todas las plantas de su flora para remitírselo a proporción que las vaya publicando". Zea a Cavanilles, Cádiz, 5 de octubre de 1798, ff.1r.-v. Cursiva de los autores. Se desconocen detalles acerca de la eventual preparación de este herbario que en todo caso nunca recibió Cavanilles. En cuanto a su publicación en Santafé, Zea escribía: "Dentro de un año comenzará a publicarse Flora de Bogotá. Ya estaba la imprenta cerca de Santafé", rectificando tres semanas más tarde: "La Flora y Quinología vendrán impresas de Santafé, pero las láminas se grabarán acá [en España]". Zea a Cavanilles, Cádiz, 4 de diciembre de 1798, f.2r., y 27 de diciembre de 1798, f.4v.

56Desde Santafé, el 19 de enero de 1795, Mutis le participaba a Cavanilles los conocidos acontecimientos de Santafé en 1794: "[...] los disgustos [...] ocasionados por la inconsiderada precipitación de estos ministros [de la Real Audiencia de Santafé], que nos hicieron creer alborotos intestinos de la mayor consideración, y últimamente nos hemos desengañado de la falsedad de aquel concepto. [...] Por allá [en la Corte de Madrid] habrá sonado demasiado este acontecimiento y sería razón desengañar [...] las personas de alto carácter, con quienes tenga vuesamerced alguna amistad [...] Más debemos temer en las actuales circunstancias de todo el mundo revuelto [la Revolución Francesa], de los imprudentísimos procedimientos de estos deslumbrados ministros, por su notoria pasión contra los patricios, que de la sospechada infidencia americana. Aquí, ciertamente, nada se ha tramado [en contra del rey]", en Archivo epistolar de Mutis, t. 2, 112-113. Entre las personas influyentes que Cavanilles frecuentaba pueden citarse a Manuel Godoy (1767-1851), primer ministro de Carlos IV (1748-1819), y a Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo (1768-1841), Duque del Infantado, que no parecen haber intervenido en favor de los criollos sindicados.

57Zea a Cavanilles, Cádiz, 20 de junio de 1798, f.2v.

58Zea a Cavanilles, Cádiz, 27 de diciembre de 1798, f.2r.

59Zea a Cavanilles, Cádiz, 27 de diciembre de 1798, f.2r. Se trata quizá de la única referencia que se conoce sobre este "curso de botánica americana" de Mutis.

60En Antonio González Bueno, Antonio José Cavanilles (1745-1804). La pasión por la ciencia (Madrid: Doce Calles, 2002), 291 [nota 348].

61Cavanilles, "Reflexiones para mejorar y organizar las enseñanzas de las ciencias naturales sin los gastos inútiles que hoy ocasionan", en González, Antonio José Cavanilles, 292 [nota 355].

62González, Antonio José Cavanilles, 267-270, 291-293, se citan y comentan los informes de Cavanilles a la Secretaría de Estado sobre este tópico, fechados entre 1799 y 1801.

63Zea a Cavanilles, Cádiz, 20 de junio de 1798, ff.4r.-v.

64Louis Marin, La critique du discours sur la "logique de Port-Royal" et les "Pensées" de Pascal (París: Minuit, 1975), 120, 202; Marin, "Poder, representación, imagen", 53.

65Cavanilles, "Materiales", 27-28.

66Soto, Francisco Antonio Zea, 88.

67Cavanilles, "Materiales", 6, 8, 24, 26, 29.

68Amaya, Mutis, apóstol de Linneo, t. 1, 274, 249, 302, 304 y 333-340.

69Amaya, Mutis, apóstol de Linneo, t. 1, 268-272; t. 2, 526-545.

70Ver cartas de Cavanilles a Mutis en Archivo epistolar de Mutis, t. 3, 200-215. Ver cartas de Mutis a Cavanilles en Archivo epistolar de Mutis, t. 2, 105-107, 112-113, 184-187, 200-202, 202-204.

71José Antonio Amaya y James Vladimir Torres Moreno, "La Expedición Botánica a la luz de las cifras, 1783-1816", en Ensamblando estados, t. 1 Proyecto Ensamblado en Colombia, editado por Olga Restrepo (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Centro de Estudios Sociales [CES], 2013), 48-49.

72Amaya, Mutis, apóstol, t. 1, 314-315; t. 2: 517-520.

73"Este atributo cuantitativo inédito en el mundo de aquel entonces abrumó y continúa abrumando". Amaya y Rendón, "La formación de Hebephilo", 109.

74Cavanilles, "Materiales", 28-29.

75Cavanilles, "Materiales", 23, 29.

76Se refiere a José Celestino Mutis, "El Arcano de la Quina, revelado a beneficio de la Humanidad", que vio la luz en Papel Periódico de Santafé desde el 10 de mayo de 1793 (nº 89) hasta el 7 de febrero de 1794 (nº 128).

77Zea a Cavanilles, Cádiz, 27 de diciembre de 1798, ff.3v.-4r.

78Francisco Antonio Zea, "Memoria sobre la quina según los principios del Sr. Mutis por D. Francisco Antonio Zea, Botánico de la expedición de Santa Fe, y discípulo del mismo Sr. Mutis, Director de ella". Anales de Historia Natural 1799-1804, estudio preliminar y edición facsímil de Joaquín Fernández Pérez, t. 2, n° 5 (Madrid: Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología/Doce Calles, 1993), 196-235.

79Cavanilles, "Materiales", 28.

80Cavanilles se formó en París en el Jardin du roi, desde 1793 Muséum National d'Histoire Naturelle, dirigido por Georges-Louis Leclerc de Buffon (1707-1788), y donde trabajaban además André Thouin (1747-1824), Antoine-Laurent de Jussieu y Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829). Francisco Tomás Vert, "Botànic Cavanilles per sempre", en Antonio José Cavanilles (1745-1804). Segundo centenario de la muerte de un gran botánico (Valencia: Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, 2004), 6.

81En el informe "Qual es el estado actual de la Botánica en España?", en González, Antonio José Cavanilles, 269-270; 292 [notas 364-366].

82Marin, "Poder, representación, imagen", 136; Mora, "La teoría de las representaciones", 7.

83Mora, "La teoría de las representaciones", 18; Bourdieu, Cosas dichas, 134.

84Por ejemplo: "Les planches de cet ouvrage [...] ont toutes été faites par des artistes du pays, formés par Mutis" ("Todas las planchas de esta obra [...] han sido elaboradas por artistas del país, formados por Mutis"). Millin, "Notice", 113. Traducción de los autores.

85Millin, "Notice", 112.

86Millin, "Notice", 112-113.

87A lo largo de las 55 páginas de "Materiales", el apellido Gómez Ortega figura siempre peyorativamente. A propósito de la obra de Francisco Hernández (1514[7]?-1578), Opera, cum edita, tum inedita, ad autographi fidem et integritatem expressa, impensa et jussu regio (Madrid: Herederos de Ibarra, 1790), el juicio contra su editor, Gómez Ortega, es inapelable: "Esta obra, como las escritas en su siglo [XVI], ni tiene descripciones científicas, ni los caracteres indispensables para reconocer las plantas". Cavanilles, "Materiales", 5 [nota 2]. Cuando se refiere a sus Decades (Madrid 1797-1798), una publicación con especies procedentes de Cuba cultivadas en el RJB, Cavanilles puntualizaba haber "publicado muchas [de ellas] en mis tomos de Icones". "Materiales", 55.

88Cavanilles, Descripcion de las plantas, Prólogo, III.

89Mora, "La teoría de las representaciones", 7.

90Chartier, El mundo como representación, 74.

91Oficio del Ministerio de Estado, 8 de abril de 1805, en Soto, Francisco Antonio Zea, 136 [nota 59].

92Diego Mendoza Pérez, ed., "La Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada". Revista Contemporánea 2, n° 7 (1917): 23.

93"[...] viéndome a las puertas de Francia y sin poder entrar". Zea a Cavanilles, Irún, 7 de noviembre de 1800, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.1r.

94De regreso a Madrid en 1789, después de doce años de residencia en París, Cavanilles mantenía intacta su admiración por la cultura francesa. Instalado en la casa del Duque del Infantado, sostuvo provechosas relaciones con reconocidos afrancesados como la duquesa de Montijo (1754-1808), Manuel Godoy, Pedro Cevallos Guerra (1759-1839), entre otros. González Bueno, Antonio José Cavanilles, 258.

95"Carta donde Zea con otros sindicados agradecen a Urquijo la intervención para su liberación", Cádiz, 29 de agosto de 1799, en Soto, Francisco Antonio Zea, 86.

96Zea a Cavanilles, Cádiz, 27 de diciembre de 1798, f.3v.

97"Hace casi dos años [1796] que un pedante [se refiere a Pedro Gutiérrez Bueno (1745-1826), 'boticario del puerto de S[an]ta María en Cádiz'] quiso hacerme creer [que yo] lograría [...] ver pronta y felizmente terminados mis asuntos [relacionados con el expediente por sedición] mediante la protección de los señores [Gómez] Ortega [e] [Hipólito] Ruiz". Zea a Cavanilles, Cádiz, 30 de julio de 1798, ff.4r.-v. y 28 de agosto de 1798, f.1v. Entre los seguidores de Cavanilles puede citarse a Francisco Arjona, catedrático de botánica en el Hospital Real de Cádiz.

98José Antonio Amaya, "Enrique Umaña Barragán (1771-1854): Su conversión de presunto sedicioso en leal funcionario del rey (1794-1809)". Revista Historia de la Educación Latinoamericana 16, nº 23 (2014): 63-78, doi:dx.doi.org/10.19053/01227238.3062

99La primera carta de Zea a Cavanilles enviada desde París está fechada el 29 de diciembre de 1800, y la última, el 14 de junio de 1802, donde informa: "Mi viaje [de regreso a Madrid] se verificará dentro de diez días". Zea a Cavanilles, París, 14 de junio de 1802, en RJB, "Cavanilles" (1765-1818), carpeta 4, leg. 24, f.1v.

100Amaya y Rendón, "La formación de Hebephilo", 108-109.

101Miguel Ángel Puig-Samper, J. Luis Maldonado y Xosé Fraga, "Dos cartas inéditas de Lagasca a Humboldt en torno al legado de Mutis". Asclepio 56, no 2 (2004): 83-84, doi:dx.doi.org/10.3989/asclepio.2004.v56.i2

Recibido: 14 de Marzo de 2016; Aprobado: 26 de Agosto de 2016

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