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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.64 Bogotá abr./jun. 2017

https://doi.org/10.7440/histcrit64.2017.04 

Dossier

Bolcheviquismo isleño: Rusia y la Tercera Internacional en los imaginarios revolucionarios puertorriqueños, 1919-1936*

Island Bolshevism: Russia and the Third International in Puerto Rican Revolutionary Imaginaries, 1919-1936

Bolchevismo islenho: Rússia e a Terceira Internacional nos imaginários revolucionários porto-riquenhos, 1919-1936

Sandra Pujals** 

**Catedrática del Departamento de Historia de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Magíster en Estudios Regionales de Rusia y la Unión Soviética y doctora en Historia de Rusia por la Georgetown University (Estados Unidos). Su enfoque investigativo incluye cultura popular y cultura revolucionaria soviética, y cine. Entre sus más recientes trabajos se incluyen la edición de un dossier para Cuadernos de Historia Contemporánea, titulado "En cuerpo y alma: Rusia y España bajo la perspectiva transnacionalista", y un capítulo para una colección en conmemoración del centenario de la Revolución Rusa, "Becoming Jaime Nevares: Imagination, False Identity and Historical Misconstruction in the Communist International's Latin American Network, 1925-1979", en The Wider Arc of Revolution, editado por Choi Chatterjee, Steven Marks, Mary Neuberger y Steve Sabol (Bloomington: Indiana Press University/Slavica Publishers [en prensa]). spuprrp@gmail.com/sandra.pujals@upr.edu


Resumen:

Este artículo explora el significado de la Revolución Bolchevique y la fundación de la Internacional Comunista (Comintern) como íconos revolucionarios para el entorno obrerista puertorriqueño entre 1919 y 1936. El análisis se enfoca en las construcciones, los mecanismos discursivos y las referencias alegóricas sobre dichos temas, a través de una selección de prensa obrera local de tendencia internacionalista, que se observan durante tres etapas (1919-1921, 1927, 1934-1936) del desarrollo del radicalismo comunista local. Se presentan ejemplos sobre la construcción del concepto bolcheviquismo y el comunismo internacional más allá del contexto ideológico y político, en los que se sugiere una evolución de una cultura obrera de tono anarquista hacia una de enfoque cada vez más clasista. Las fuentes, tanto de la prensa obrera radical como de publicaciones oficiales del Partido Comunista, aportan un cuadro preliminar sobre actitudes y sueños revolucionarios que servirían de base cultural y genealogía para el comunismo local en una etapa crucial del proceso de formación ideológica y política de la Isla.

Palabras clave:  Puerto Rico, Rusia; Comintern; comunismo internacional; anarquismo puertorriqueño; cultura obrera

Abstract:

This article explores the meaning of the Bolshevik Revolution and the founding of the Communist International (Comintern) as revolutionary icons for the "workerist" environment in Puerto Rico between 1919 and 1936. The analysis focuses on the constructions, discursive mechanisms and allegorical references to these topics through a selection of items from the local internationalist-oriented workers press, covering three stages (1919-1921, 1927, 1934-1936) in the development of local communist radicalism. It presents examples on the construction of the concepts of bolshevism and international communism beyond the ideological and political context, suggesting an evolution from an anarchistic type of workers culture to one increasingly based on class struggle. The sources, taken from both the radical workers press and official Communist Party publications, provide a preliminary picture of revolutionary attitudes and dreams that would serve as the cultural and genealogical basis for local communism at a crucial stage in the island's process of ideological and political formation.

Keywords:  Puerto Rico; Russia; Comintern; international communism; worker culture; revolutionary imaginaries

Resumo:

Este artigo explora o significado da Revolução Bolchevique e a fundação da Internacional Comunista (Comintern) como ícones revolucionários para o contexto operário porto-riquenho entre 1919 e 1936. A análise foca as construções, os mecanismos discursivos e as referências alegóricas sobre esses temas, por meio de uma seleção de imprensa operária local de tendência internacionalista, que se observam durante três etapas (1919-1921, 1927, 1934-1936) do desenvolvimento do radicalismo comunista local. Apresentam-se exemplos sobre a construção do conceito bolchevismo e o comunismo internacional mais além do contexto ideológico e político, nos quais se sugere uma evolução de uma cultura operária em tom anarquista para uma abordagem cada vez mais classista. As fontes, tanto da imprensa operária radical quanto de publicações oficiais do Partido Comunista, contribuem com um quadro preliminar sobre atitudes e sonhos revolucionários que serviriam de base cultural e genealogia para o comunismo local numa etapa crucial do processo de formação ideológica e política da ilha.

Palavras-chave:  Porto Rico; Rússia; Comintern; comunismo internacional; cultura operária; imaginários revolucionários

Introducción

En 1917, dos eventos inconexos a ambos lados del planeta se convertirían en catalítico histórico para el encuentro entre puntos geográficos que rara vez habían tenido un contacto directo: Rusia y Puerto Rico. No obstante, a partir de dichos sucesos se generarían elementos que facilitarían una confluencia de estas historias paralelas. En Rusia, dos revoluciones, en febrero y octubre, darían paso al establecimiento del primer régimen comunista en el mundo y a una transformación política, social, económica y cultural sin precedentes. Ese mismo año, en Puerto Rico entraba en vigor la Ley Orgánica Jones, que convertía a los nativos en ciudadanos estadounidenses y propiciaba cambios en el sistema político y sus instituciones, incluido el acceso al entorno oficialista para el Partido Socialista1. Dos años más tarde, en Moscú, el establecimiento de una organización internacional para la promoción del comunismo alrededor del mundo -la Internacional Comunista o "Comintern"- convirtió el modelo político y social bolchevique en un ícono cultural de alcance global y un producto ideológico de exportación2. En el escenario radical latinoamericano, incluido el puertorriqueño, el advenimiento de la nueva agencia provocaría tanto nuevas alianzas como irreconciliables desacuerdos, al embestir las estructuras tradicionales del radicalismo local y regional con la nueva propuesta revolucionaria y proletaria.

El impacto del comunismo internacionalista y la Internacional Comunista (Comintern), y el elemento soviético en América Latina y el Caribe en la primera mitad del siglo XX, representan una de las más recientes tendencias dentro de la historiografía de los procesos políticos, el radicalismo y "las izquierdas" de la región durante esa época3. Durante la mayor parte del siglo pasado, su presencia se mantendría relegada a debates ideológicos -tanto dentro como fuera del entorno académico-, por lo que la exploración objetiva de su efecto en el ambiente local y regional era limitada. En el caso particular de Puerto Rico, la influencia internacionalista -en el movimiento obrero organizado, así como en agrupaciones revolucionarias autónomas-, rara vez se tomaba en cuenta como factor en el análisis, al considerarse poco significativa y prácticamente inexistente4.

No obstante, la apertura de los archivos de la Comintern en Moscú a finales del siglo pasado ha propiciado una ola de investigaciones que apuntan a una dinámica interacción entre entidades políticas del hemisferio americano y los organismos internacionalistas manejados por la Comintern5. En Puerto Rico, por ejemplo, la documentación consultada registra una comunicación entre agentes cominternistas y miembros de grupos locales desde la primera mitad de la década de 1920, e incluso un incongruente acercamiento al liderato del incipiente partido nacionalista6. Los archivos, además, constatan la intervención directa del Buró del Caribe de la Comintern en la fundación del Partido Comunista Puertorriqueño en 1934, así como en la selección de sus líderes principales, algunos de los cuales habían sido enviados desde la sede del Buró en Nueva York anticipadamente7.

Ahora bien, en las pasadas dos décadas, los avances historiográficos en relación con este tema han contribuido a un panorama cada vez mejor estructurado en lo que respecta a la influencia de las agencias de la Comintern en el hemisferio americano y, en particular, en el entorno latinoamericano y caribeño8. Sin embargo, a pesar de que se han identificado componentes que confirman el impacto político y organizativo de las agencias cominternistas -o de sus colaboradores y afiliados-, el alcance de la empresa internacionalista en términos culturales apenas ha recibido la atención que merece como elemento de identidad para el radicalismo local, o para el proceso de cristalización de la mentalidad obrera de la época.

Este artículo, buscando aportar a estas ausencias, explora el significado de la Revolución Bolchevique y la fundación de la Internacional Comunista como íconos revolucionarios para el entorno obrerista puertorriqueño entre 1919 y 1936. Así, pues, este texto constituye uno de los primeros análisis de este tipo tanto para Puerto Rico como para América Latina. Más que observaciones sobre el efecto político e ideológico del fenómeno, se pretende analizar las secuelas de estos factores históricos en términos culturales, con el propósito de aportar elementos que permitan delinear un panorama más complejo del entorno cultural obrerista y la mentalidad radical en un período trascendental del movimiento obrero local. De ahí que este artículo se enfoque en ofrecer una muestra de mecanismos discursivos y referencias alegóricas en torno a estos temas en la prensa obrera puertorriqueña de tendencia internacionalista, durante tres etapas significativas del desarrollo del radicalismo comunista local: los dos primeros años de actividad cominternista, entre 1919 y 1921; la evolución hacia un movimiento ideológicamente sovietizado para la segunda mitad de la década, y, finalmente, la consolidación de un bolchevismo militante y proletarizado a partir del establecimiento del Partido Comunista de la Isla en 1934.

Cabe señalar que, al proponer observaciones al respecto, se tienen en cuenta las limitaciones de la evidencia. No obstante, las fuentes que fundamentan esta investigación aportan un cuadro preliminar sobre actitudes y sueños revolucionarios, que servirían de base cultural y genealogía para el comunismo local en una etapa crucial del proceso de formación ideológica y política de la Isla9.

Como punto de partida, este artículo se plantea entonces varios interrogantes: ¿Cuáles fueron los efectos de la Revolución Rusa de 1917 y del establecimiento de la Tercera Internacional para el radicalismo puertorriqueño de la época? ¿Qué significaron el "bolchevismo" y la Comintern en términos culturales y políticos para el obrerismo local? ¿Qué elementos representan al bolchevismo (o bolcheviquismo) como construcción cultural y estrategia discursiva? ¿Qué visiones se fueron forjando sobre la Rusia soviética y su expresión internacional, y qué sugieren dichas utopías sobre el radicalismo local de la época en Puerto Rico?

La presencia de elementos relacionados con la Revolución Rusa y la Tercera Internacional en la prensa obrera puertorriqueña y sus representaciones alegóricas indican que, a pesar de su aparente insignificancia para la población local, estos componentes deberían tomarse en cuenta al estructurar panoramas historiográficos sobre la época, particularmente en lo que respecta a la cultura política del entorno radical. El uso, por ejemplo, del concepto bocheviquismo y el movimiento internacionalista, como parámetros didácticos de comportamiento obrero solidario y vertical, o como íconos discursivos para lo correcto o justo, ofrecen indicios de su valor cultural, más que de su sentido ideológico. Por otro lado, términos del obrerismo tradicional anarquista, tales como unidad, progreso, antorcha y humanidad -articulados en relación con la nueva realidad política de la Rusia revolucionaria-, sugieren también una transición hacia una cosmovisión e interpretación de fundamentos revolucionarios más a tono con tendencias ideológicas nuevas y acontecimientos del momento.

También, la construcción de un imaginario revolucionario con Rusia soviética y la Comintern como paradigmas heroicos proletarios sugiere no sólo el efecto de estos factores en las representaciones culturales del radicalismo obrero, sino además el significado de este elemento internacional como nuevo jugador político e ideológico en la esfera local y regional. De aquí que el estudio proponga el valor de la Revolución Rusa y el advenimiento del comunismo internacionalista como agente catalizador y encrucijada en la historiografía del movimiento socialista y el obrerismo radical puertorriqueño, al tratarse de eventos políticos foráneos que, no obstante, servirían de vehículos discursivos para el reavivamiento de imaginarios revolucionarios autóctonos.

1. El radicalismo local y la llegada del comunismo internacional a Puerto Rico

Las revoluciones que sacudieron a Rusia en 1917 abrieron paso a una concreta articulación política y social de los sueños revolucionarios de varias generaciones, dando lugar así a lo que algunos académicos definen como "el experimento soviético"10. En 1919, el establecimiento en Moscú de la Tercera Internacional (Comunista) o Comintern como un organismo multinacional y agencia central para la promoción mundial del comunismo convertiría el experimento revolucionario bolchevique en una propuesta global y un fenómeno transnacional11. La nueva Internacional se representaba como la heredera de la tradición internacionalista de los años de Karl Marx y la Primera Internacional, ante lo que los marxistas más radicales consideraban la "traición" al proletariado de los líderes socialistas de la Segunda Internacional, a consecuencia de su apoyo a la Primera Guerra Mundial12. El objetivo inicial de la nueva organización era reanimar el espíritu internacionalista del socialismo radical en Europa, por lo que la nueva entidad abarcaba todo un abanico ideológico de fuerzas que favorecía la revolución como vía de cambio político y social, incluidos antiguos grupos anarquistas y socialistas agrarios que habían apoyado a los bolcheviques. Por otro lado, la empresa cominternista buscaba llevar el movimiento a un plano auténticamente internacional e internacionalista más allá del entorno europeo. Con este objetivo, el primer congreso de la Internacional Comunista, en marzo de 1919, impulsó un éxodo de agentes cominternistas -rusos de etnia judía en su mayoría-, con la misión de consolidar el apoyo de grupos radicales en varias regiones fuera de Europa, incluidos América Latina y el Caribe, donde se generaron los primeros contactos apenas varios meses después del evento13.

La llegada de los agentes cominternistas al hemisferio americano provocó una turbulenta reorganización de las fuerzas del obrerismo y el radicalismo político local, al proponer un programa mucho más definido de acuerdo con políticas atemperadas por la experiencia práctica de la Revolución Bolchevique. En Puerto Rico, la noticia renovaría los ánimos de un pequeño grupo de líderes obreristas de inclinación anarquista a la vez que internacionalista -artesanos, así como agricultores de tabaco-, para quienes la consolidación del sistema colonial significaba una amenaza directa en contra del trabajador nativo14. A lo largo de la década de 1920, breves e insignificantes encuentros con elementos de la red radical cominternista, no obstante, abrirían una brecha para la comunicación entre fuerzas del comunismo internacional y el radicalismo local. La experiencia también construiría cimientos, tanto políticos como culturales, para una nueva generación representativa de la tradición revolucionaria local, la cual entendía el apoyo de elementos fuera de la Isla como primordial15.

Pero además, al igual que muchos otros territorios latinoamericanos, Puerto Rico tenía una tradición radical fundamentada en planteamientos anarquistas, corriente importada a lo largo de las décadas finales del siglo XIX por inmigrantes radicalizados, particularmente españoles16. A pesar de no haberse concretizado como fuerza política local, el espíritu ideológico anarquista serviría de enlace y puente hacia una nueva etapa del radicalismo puertorriqueño, como resultado de un enfrentamiento entre las fuerzas moderadas y los grupos revolucionarios del obrerismo local. Entre finales del siglo XIX y la primera década del nuevo siglo, Santiago Iglesias Pantín, inmigrante gallego y otrora anarquista, comenzó su evolución política como organizador obrero hasta convertirse en el presidente del sindicato principal, la Federación Libre de Trabajadores (FLT), que más tarde se afiliaría al conglomerado estadounidense American Federation of Labor (AFL). En 1915, Iglesias Pantín fundó uno de los principales partidos de la época, el Partido Socialista de Puerto Rico (PS), el cual se distinguiría por una postura reformista y moderada muy similar a la de los otros partidos socialistas de aquel momento. Poco después del establecimiento de la entidad, Iglesias Pantín se convirtió también en uno de los promotores de la nueva estructura política para la Isla bajo la "Ley Jones" de 1917, la cual, entre varios otros derechos, otorgaba la ciudadanía estadounidense a los nativos17.

Para algunos líderes obreros locales, sin embargo, el protagonismo de Iglesias Pantín en el afianzamiento del esquema colonial para la Isla sería el impulso para un movimiento de oposición. En particular, el otorgamiento de la ciudadanía y la consiguiente movilización de soldados puertorriqueños al Canal de Panamá actuaron como agente catalítico para la activación de un obrerismo mucho más radical. Las controversiales medidas provocaron una ola de demostraciones en diferentes lugares de la Isla, seguidas por una serie de huelgas, principalmente en las comarcas tabacaleras. El éxito del movimiento de protesta y huelga entre 1917 y 1918 cristalizó también la organización de una pequeña pero beligerante facción radical obrera dentro del Partido Socialista conocida como el "bloque de Bayamón", al ser muchos de sus miembros parte del núcleo agrícola tabacalero de dicho pueblo18. Algunos de sus líderes, al parecer, pronto se transformarían en un grupo de apoyo local para un acercamiento de las fuerzas cominternistas para 1920, después de los primeros contactos entre el enviado soviético y algunos minúsculos círculos radicales en México, Cuba y España19.

Entre 1920 y 1921, varios miembros del bloque de Bayamón publicaron El Comunista, un periódico de tradición anarquista salpicado de noticias internacionales, enfrentamientos editoriales en contra de los socialistas de Santiago Iglesias y llamados a la unidad obrera de acuerdo con una agenda combativa. A pesar de identificarse como "libertario", el semanario representaría también una transición y una nueva etapa para el radicalismo local, al estar alineado, si bien de forma sugerida, con las propuestas revolucionarias del comunismo internacionalista y de la Rusia soviética. El semanario se publicó solamente un año, pero se convirtió en el fundamento para una tendencia obrera radical, la cual representaría la vía revolucionaria para el cambio político y social en la Isla, además de la liquidación del dominio estadounidense sobre el territorio.

2.Hacia un nuevo paradigma radical: el "Bocheviquismo" en su contexto criollo

Para 1919, el tema de la Revolución Rusa y los "bolcheviquís" había ya comenzado a aparecer en algunas páginas de la prensa local como ícono discursivo genérico con cierto matiz popular. Sin embargo, su uso y significado estaban relacionados con un contexto metafórico, más que con su auténtico significado político, por lo que se utilizarían para identificar situaciones, comportamientos o personas, de forma tanto negativa como positiva. En los círculos más conservadores, por ejemplo, el vocablo servía a veces para definir la actitud desafiante y el comportamiento desordenado o extremo de la generación joven, tanto en términos personales como en relación con una postura política20. Para los más idealistas dentro del movimiento obrero, por otro lado, el fenómeno bolchevique se transformaría en pendón y panacea nuevos, es decir, un surtidor de alegrías o un vengador de injusticias que acabaría con todos los males de la humanidad esclavizada. En medio de un embate huelguístico en algunos sectores de la Isla en 1919, el líder anarquista Bolívar Ochart, encolerizado por los abusos de la Policía contra los obreros en huelga, utilizaría el término como amenaza y respuesta imaginaria a la represión policiaca local: "No es extraño que la ola de Bolcheviquismo siga y que todos los bandidos representativos, desde el rey al simple policía, reciban su merecido a tiempo"21.

Desde muy temprano, el concepto bolcheviquismo también funcionaría como alegoría política para definir una postura crítica ante la tácita cooperación entre los socialistas y el gobierno insular, una actitud similar a la que los bolcheviques habían asumido en contra de los partidos socialdemócratas europeos desde la Primera Guerra Mundial22. En 1919, el Partido Socialista obtuvo acceso a representación en una codiciada Junta Insular de Elecciones, en la que su líder máximo, Santiago Iglesias Pantín, tuvo una participación23. Ese mismo año, el panfleto "Páginas Rojas" del zapatero y líder obrero Juan S. Marcano, y "¿Qué es el Bolcheviquismo?" de Eduardo Conde, publicado en su libro Acusación y protesta, se convirtieron en portavoces de una representación local de la postura bolchevique, en respuesta a la situación interna del PS24. Sus autores, ambos parte de la facción radical dentro del partido, utilizaron el término y el color que lo representaba como plataforma metafórica una denuncia contra la postura servil de los líderes socialistas moderados. En este caso, ser "bolchevique" insinuaba una actitud tajante en contra de cualquier trato con las fuerzas oficialistas. En vista de los beneficios que el liderato del PS había recibido del gobierno colonial, es posible que los ensayos tuvieran como objetivo censurar el comportamiento alevoso de los socialistas utilizando como alegoría la postura bolchevique, la cual denunciaba el aburguesamiento de la socialdemocracia europea, su pacto con las fuerzas antiobreras y su traición al proletariado.

Para principios de 1920, un artículo del periódico socialista Unión Obrera sugería, además, la criollización del término "bolcheviquismo", al relacionarlo metafóricamente con disturbios obreros locales. El reportaje informaba que la Policía de un pequeño pueblo de la costa había arrestado a un joven "por dar vivas al Bolcheviquismo" desde un automóvil. El incidente, al parecer, estaba relacionado con el clima político local, ya que "en aquel pueblo desde hace varios días hay una activa campaña de los elementos populares que tiene intranquila a la comunidad [...]". El autor, quien reproducía la noticia de un diario local, señalaba cínicamente que la "comunidad" a la que se refería el informe eran probablemente los burgueses del pueblo, por ser los únicos que podían sentirse intranquilos ahora que los obreros comenzaban a dar muestras de resistencia en contra de sus prácticas injustas. El escrito dejaba también establecida, de hecho, la fórmula alegórica que al parecer representaba culturalmente el concepto en aquel momento: "Menos mal que ahora se les llama Bolcheviquís, que para algunos burgueses es sinónimo de bandidos y para otros humanitarismo social"25.

3.Rusia y la Tercera Internacional en el imaginario revolucionario isleño, 1920-1921

Para comienzos de 1920 se estableció en Bayamón el pequeño pero bien estructurado semanario radical El Comunista (1920-1921), en el cual algunos líderes obreristas radicales articularían su postura ante lo que entendían como una "nueva orientación" en el movimiento obrero alrededor del mundo. Este semanario, que se identificaba como "Semanal Libertario" y "Periódico de Doctrina y de Combate", incluía entre sus editores a varios de los líderes del "bloque de Bayamón", Ventura Mijón, Antonio Palau y Emiliano Ramos26.

Además de su evidente inclinación "libertaria" anarquista, el periódico demostraría empeño en aportar un panorama internacional a las discusiones. De acuerdo con uno de los editores, Emiliano Ramos, el periódico tenía "relaciones exteriores", aunque sin especificar de qué se trataba esta supuesta conexión con el extranjero27. Por ejemplo, uno de sus primeros editoriales, titulado "El Ideal", en el que se discutían los objetivos revolucionarios anarquistas, y se proclamaba el compromiso con "la Revolución" que diera paso a "esa hermosa sociedad futura que tanto anhelamos", era en realidad una reproducción de un artículo publicado en Acción Libertaria, un periódico anarquista de Madrid28. Algunos de los números del semanario incluían también una sección especial titulada "Mirando Hacia Afuera", en la que se informaba sobre noticias políticas de otros lugares y eventos relacionados con el movimiento obrero en el extranjero, de acuerdo con una óptica radical, como parte de la "educación revolucionaria" que el periódico tenía como misión29. Por otra parte, algunas noticias relataban sucesos obreros en Cuba y en Tampa, lo cual indica algún tipo de comunicación con personas o grupos de esas regiones30. A pesar de estar escritos por individuos de pocos ingresos y nivel social modesto, la discusión y los comentarios sobre temas internacionales demostraban un buen conocimiento de la situación actual fuera de la Isla, además de una formación intelectual, elegancia en la expresión y destreza en la redacción.

Si bien el paradigma revolucionario francés de "libertad, igualdad, fraternidad" había representado hasta entonces los ideales universalistas de un anarquismo internacionalista31, la Revolución Bolchevique ahora irrumpía como nuevo arquetipo. Rusia tendría un papel protagónico en muchas de las discusiones de El Comunista, como "nuevo faro de la libertad"32. A lo largo del año en el que se publicó regularmente, el periódico además contó con lectores suscritos en varios importantes centros de inmigración puertorriqueña en Estados Unidos, tales como la ciudad de Nueva York33. Uno de los números incluía también una carta del representante de un comité en favor de las víctimas del bloqueo aliado a Rusia, enviada desde Nueva York, en la que se pedía ayuda económica principalmente para medicinas. El documento iba acompañado de una lista de los contribuyentes, incluido Luis Muñoz Marín, futuro gobernador del primer gobierno constitucional de la Isla (1952) y célebre político, entonces joven socialista34.

Como modelo, Rusia también servía de ejemplo más allá de su función metafórica en discusiones políticas o ideológicas. En uno de los números se incluyó una noticia en la que se infería la transformación del país en un nuevo centro de migración obrera. "Rusia", señalaba el informe, "necesita trabajadores hábiles y prácticos en todas la industrias". Los obreros podían ahora hacer realidad sus sueños revolucionarios de un mejor mañana en Rusia, que construía ese futuro soñado en tiempo presente: "Todos los trabajadores manuales que se sientan hombres libres [...] pueden encontrar en Rusia un sitio decente para desarrollar toda su actividad como jamás se ha disfrutado en el mundo bajo la dictadura capitalista". El reportaje además indicaba que en Moscú (identificado como "Moscow"), el gobierno se esforzaba por mejorar los servicios, particularmente las condiciones higiénicas de la ciudad, y añadía un comentario cínico que sugería que la administración pública del gobierno insular podía aprender del ejemplo soviético: "La flamante Sanidad de Puerto Rico, que tan cara nos cuesta, debía tomar en consideración esta nota [sobre Rusia] [...]"35.

Además de refugio proletario y modelo por emular, Rusia funcionaba como ícono heroico colectivo en el imaginario revolucionario proyectado en las páginas de El Comunista. El paradigma enaltecía el valor del sufrimiento, el sacrifico y la tenacidad de todo un pueblo para lograr finalmente el triunfo contra la injusticia, representada por el sistema capitalista y la burguesía36. El resultado del proceso revolucionario y la realidad del momento histórico que vivía el país todavía se definían muchas veces con imágenes quiméricas que delataban la herencia anarquista de la narrativa. Dentro de la fórmula discursiva, por ejemplo, la meta de la revolución en Rusia se idealizaba prácticamente como un regreso al paraíso perdido, por medio del cual la humanidad, comenzando por el "pueblo bueno" de Rusia, regresaba a su estado idílico y natural: "Un sol de venturas no soñadas lanzaría sus rayos bienhechores sobre un pueblo trabajador dichoso que, entregado a sus labores, entonaba su dulce canción entre sonrisas de bondad infinita ¡que buena es la vida, cuando no hay pesares, todos somos libres, felices e iguales!". El avance de Rusia hacia un triunfo seguro servía subliminalmente también de representación para una marcha a la que se habían unido otros: "¡Adelante, Rusia invencible, a tu lado estamos todos los hambrientos é [sic.] inconformes del mundo!"37.

La Tercera Internacional sería también otro elemento sobresaliente en muchos artículos desde los comienzos de este semanario. Es del todo probable que sus editores hayan entablado algún tipo de conexión con miembros afiliados a la red radical que la Internacional Comunista comenzaba a organizar desde México vía Cuba y/o España38. Uno de los primeros números del periódico incluía un artículo titulado "La Tercera Internacional Es Una Realidad", reproducido del periódico libertario España Nueva, y servía de contestación a las declaraciones de "ciertos elementos que pretenden dar la sensación de que la Tercera Internacional no existe nada más que en el papel", proclamando la autenticidad de la organización recién establecida39. "La Tercera Internacional", insistía el autor, "no solo es la que ha recogido el depósito sagrado del ideal socialista [...], [sino] también el organismo que suma mayores contingentes socialistas y que cuenta con Secciones en más países". El ensayo terminaba declarando: "Pretender impedir el avance de la Tercera Internacional es como tratar de detener la marcha de la Tierra. La Tercera Internacional ha nacido, vive y se consolida porque responde [...] a la necesidad que siente el proletariado de forjar un instrumento que coordine e intensifique su acción revolucionaria en todos los países" 40.

Además del concepto de la Tercera Internacional como organismo vivo integrado por grandes "contingentes", la entidad serviría alegóricamente como reivindicación de los ideales anarquistas. "Ya no son solamente los espiritualistas anarquistas", señalaba otro artículo, "los que dedican sus energías a la defensa de los ideales comunistas [...] Ya no es el comunismo una idea embrionaria, confusa, incomprensible, es una realidad clara, precisa [...]"41. En esta etapa inicial del movimiento cominternista, además, conceptos como internacionalismo, y hasta el propio comunismo internacionalista, confluían con los objetivos de la tradición obrerista radical local, al tratarse de términos que también habían representado propuestas y consignas anarquistas de épocas anteriores. El imaginario de unidad sin obstáculos ni fronteras que la Internacional representaba era también reminiscente del ideal anarquista. El hecho de que fueran líderes de tradición anarquista los que tradujeran para los obreros el significado de la organización, claro está, influiría subjetivamente en la imagen proyectada. Por ejemplo, la meta de la organización se definía como una de unión sin límites: "Busca la alianza entre todos los trabajadores del mundo [...] y borrar las fronteras establecidas por los enemigos de la libertad humana, declarando a la tierra toda la patria única, común de todos"42.

El semanario desapareció al año siguiente, probablemente a causa de la vigilancia y la represión de su junta editora y de la presión de la metrópolis estadounidense al gobierno local, a raíz de la ola de "red scare" anticomunista allí43. Por otro lado, estaba el desencanto de los radicales con el rumbo que había tomado la Rusia soviética, no sólo por su regreso a un sistema semicapitalista bajo la Nueva Política Económica (NEP) de Lenin, sino también por la violenta represión del régimen bolchevique en contra de grupos opuestos a la dictadura "del proletariado". Por último, la euforia cominternista de los primeros dos años había disminuido considerablemente, por lo que la utilidad de organizar una red radical internacionalista en la región latinoamericana dejó de ser una prioridad. Como resultado, se desvanecería también la posibilidad de un apoyo internacional para un movimiento como el que los imaginarios discursivos de El Comunista proponían.

4.Hacia una proletarización de los imaginarios revolucionarios: la Liga Comunista de Puerto Rico, 1926-1927

Después de la desaparición del periódico El Comunista, el radicalismo obrerista quedó rezagado y aislado del entorno político isleño, así como del internacional. En 1925, cuando un joven comunista de nombre James Sager (Jaime Nevares) llegó a la Isla en busca de empleo, no encontró "ningún grupo comunista" local44. El futuro organizador de la primera entidad comunista local, la Liga Comunista de Puerto Rico, pronto se dio a la tarea de invitar a varios líderes del entorno radical a su movimiento internacionalista, incluido uno de los antiguos editores de El Comunista, Emiliano Ramos. La respuesta de Ramos, sin embargo, fue categórica: podía ser solidario en el plano personal pero no en términos ideológicos ni políticos. Ramos, quien al parecer se ganaba entonces la vida vendiendo productos en un carretón, todavía conservaba la elegancia discursiva que había distinguido a los editores del semanario, al señalarle amablemente a Sager: "te estimo desde hoy como un hermano [...] [porque la] fraternidad debía ser vínculo obligado entre los hombres [...]". Por otra parte, sus palabras insinuaban un cambio de parecer en torno a las propuestas que El Comunista había representado: "[Y]o no soy amigo de los comunistas de ahora [...], los comunistas a la rusa [...], [quienes] aspiran a gobernar a los demás"45. No obstante, Sager explotaría la tradición radical que el llamado "bloque de Bayamón" había representado. La reunión preliminar para la fundación de la Liga Comunista se llevó a cabo el 9 de mayo de 1926 en Bayamón, en el litoral, y territorio político del "bloque de Bayamón" y de varios de los miembros de la antigua junta editora de El Comunista46.

En 1927 se estableció oficialmente la Liga Comunista en el pueblo de Ponce, una pequeña agrupación de apenas una decena de miembros, pero con gran ánimo y entrega. En la declaración que promulgaron en los diarios locales se presentaban no sólo los objetivos de la nueva organización, sino también algunos postulados representativos que los distinguían. La proclama comenzaba ofreciendo el cuadro social y económico que definía al obrero de la Isla en aquel momento y el ethos del nuevo movimiento: "En estos momentos de crisis en que las grandes masas de campesinos y obreros están afrontando una crisis en la cual corre peligro hasta su propia existencia [...], [y] en que el 'llamado Partido Socialista' [...] [demuestra] su vergonzosa colaboración y alianza con los enemigos de los trabajadores [...], ahora es que las masas trabajadoras necesitan [...] líderes políticos abnegados [...] para guiarlos hacia las filas del ejército militante [...]"47.

El vocabulario, beligerante como muy pocas veces en los escritos de la prensa radical local, pregonaba el advenimiento de una nueva actitud, de acuerdo con mensajes mucho más claros. Primeramente, el hecho de que la crisis a la que aludía la declaración amenazara la vida misma del obrero sugería una justificación para una guerra defensiva. De aquí que se consolidara la idea subliminal de que unirse al movimiento comunista significaba integrarse a un auténtico "ejército"48. El concepto tradicional de unidad del legado anarquista, ahora quedaba además reconstituido bajo la definición bolchevique, en la que el partido era el eje organizativo primordial. Los trabajadores deseaban, por ejemplo, "una dirección de tipo revolucionario que los guíe hacia la unificación política de los grupos más avanzados [...]". Ahora, no se trataba de una condición "decente" para toda una "humanidad" obrera, sino de un estado ideológico "avanzado" para un grupo específico, identificado esta vez como "grupos proletarios", estrictamente.

Por otra parte, el objetivo no era ya forjar un movimiento que llevara a un estado obrero ideal como Rusia había señalado con su ejemplo, ni tampoco era Rusia el modelo idealista por seguir. Se trataba ahora de un paradigma heroico nuevo -el Partido Comunista- como "guía", que llevaría a cabo "la unificación como partido político del proletariado", y de una agrupación preliminar -la Liga Comunista- que prepararía "el camino para la formación" de dicha organización en un futuro. "La Liga Comunista de Puerto Rico", continuaba la declaración, "reconoce que la lucha y propósito final del proletariado universal son comunes, y que solo realizarán estos propósitos cuando se unan firmemente en una Internacional". La proclama terminaba señalando que la Liga no tenía duda del éxito de la lucha de las "masas explotadas de Puerto Rico, si acepta la dirección y disciplina comunistas", y si se unía a la Internacional Comunista49.

Cabe señalar que es muy posible que las fórmulas discursivas articuladas en las proclamas de ambas agrupaciones fueran copias al carbón de consignas ideadas y dictadas por los representantes cominternistas de las agencias centrales. En el caso concreto de Puerto Rico, muchas de las estrategias organizativas y los manifiestos estaban dirigidos por el jefe de Sager, un agente comunista estadounidense en Chicago con el alias de "Manuel Gómez". En cualquier caso, el movimiento local no llegaría a mucho y desapareció muy pronto después de que Sager abandonara la Isla, en abril de 1927. El propio Sager, convertido en un agente cominternista con el alias de "Jaime Nevares", seguiría su labor organizativa en la frontera entre Venezuela y Colombia, donde participó en la huelga bananera de 1928 en Colombia, y en el establecimiento del primer Partido Comunista oficial allí50.

Pese a su breve vigencia, esta fugaz experiencia internacionalista representó la transición a una nueva etapa organizativa, en la que los organismos centrales dirigirían cada vez más rigurosamente, desde Moscú, el contenido metafórico de las consignas comunistas en términos globales. Al menos en su contexto cultural obrero, la Sección Puertorriqueña de la Liga Anti-imperialista y la Liga Comunista de Puerto Rico constituyeron un puente entre el perfil híbrido del radicalismo de herencia anarquista de los primeros años de la Comintern y la nueva generación militante, identificada con parámetros teóricos más definidos. El proceso de apropiación, control y centralización de la construcción de los imaginarios revolucionarios se haría aún más evidente para comienzos de la próxima década.

5.Hacia un paradigma estalinista: el futuro ahora y Rusia como patria proletaria

A partir de 1931, la Isla reapareció en la agenda cominternista, cuando el Buró del Caribe de la Comintern decidió enviar desde Nueva York a un representante del PC estadounidense a establecer contacto con algunos simpatizantes comunistas allí. Para 1934, el movimiento obrero radical en Puerto Rico quedó finalmente integrado a la red cominternista oficialmente, luego del establecimiento del Partido Comunista de Puerto Rico (PCPR). Al igual que en la época de la Liga Comunista, Ponce volvía a sobresalir como centro del radicalismo local al inicio de los años treinta, esta vez como cuna de la nueva entidad comunista51. De todos los miembros del recién fundado partido, José Lanauze Rolón fue no sólo un elocuente orador y ensayista en periódicos locales, sino tal vez el más comprometido con el aspecto internacionalista del movimiento52. Es quizás por esta razón que pronto se convertiría además en portavoz de los nuevos fundamentos del imaginario comunista. De intelecto sobresaliente a pesar de su humilde trasfondo familiar, Lanauze había estudiado Medicina en la Universidad de Howard, célebre institución académica para afroamericanos en Washington D.C. (Estados Unidos). A su regreso a Ponce, publicó en 1916 un poemario y colección de anécdotas, en el que ya exponía su actitud ideológica universalista:

"No busquéis con las galas del lirismo, Al raquítico y viejo patriotismo En el apostolado de mi verso ¡Tanto creo en el cosmopolitismo, Que mi patria la forma el Universo! [...]"53.

En 1932, luego de más de una década dedicado casi exclusivamente a su profesión, Lanauze publicó su primera tesis auténticamente política, Por los caminos de la violencia: la idea comunista, una declaración de su postura ideológica, además de una reivindicación de la Revolución como vehículo de cambio. En el prólogo del libro, el doctor trató de inmediato el tema de la Rusia soviética como ejemplo, ofreciendo un imaginario revolucionario que, aunque todavía insinuaba elementos tradicionales de la primera época cominternista, también incluía una definición ideológica mucho más clara que las propuestas de la década anterior. La diferencia fundamental era la inclusión de aspectos dialécticos del marxismo que poco tenían que ver con las idealizaciones de otros tiempos: "Rusia Soviética significa lucha desesperada e intensa, contradicciones violentas, capitalismo y comunismo, ateísmo y humanismo, dictadura y democracia, organización y caos". Por otro lado, también se sugerían rastros de viejos arquetipos, como el de la paradoja del "bolcheviquismo": "Rusia para unos es terror; para otros, promesas de un mundo mejor"54.

La representación de la Rusia soviética que ofrecía Lanauze era una mezcla de realidad e idealismo. La importancia de Rusia, por ejemplo, estaba relacionada "con los avances realizados en el enorme y trascendental experimento social que allí se desarrolla". Por otro lado, el autor definía el país de acuerdo con una fórmula paradigmática muy cercana a la tradicional de la década anterior: "Para mi, Rusia es como la aurora de un mundo mejor". Igual que los pasados imaginarios internacionalistas, el de Lanauze sobresalía como paladín y propuesta de un mejor futuro, un "régimen comunista en el mundo" que pondría fin "al desempleo" y a otros tantos males, luego de lo cual "el hombre podrá ser más culto, más generoso, más feliz". "Tengo el íntimo convencimiento", añadía, "que lo mejor y más noble que uno puede realizar en este mundo hoy es contribuir en la medida de sus fuerzas [...] al advenimiento de ese régimen más científico y más humano"55.

Varios años más tarde, Lanauze regresaría a algunos de los temas de su libro en un discurso radial para conmemorar el 19 aniversario de la Revolución de Octubre56. El discurso daba clara indicación de la transformación del movimiento comunista local después del establecimiento oficial del partido en 1934. Las fórmulas estalinistas que ya definían el internacionalismo cominternista suplantaban ahora el idealismo tradicional de otrora. Según Lanauze, la Revolución Rusa había abierto paso "a una nueva etapa en los dilatados horizontes de la historia humana". El discurso proclamaba el protagonismo de "la teoría Marxista" y relacionaba el proceso de transformación con una "energía suprema", componentes discursivos de la militancia estalinista. Más importante aún, la figura de Lenin como "jefe máximo" de la Revolución, y los atributos absolutistas del paradigma oficial como "el líder más popular, más querido, más poderoso, más admirado y más querido en todos los climas y bajo todos los cielos, el líder indiscutible de las masas trabajadoras", calcaban la fórmula discursiva del culto a Lenin57.

Más allá de alegorías idealizadas de un mejor mañana, resaltaba ahora la construcción del futuro obrero en el aquí y ahora, con ejemplos políticos reales como el de la Unión Soviética y el de la España republicana, además del desglose de un sinnúmero de artículos de la nueva Constitución soviética. Lanauze terminaba declarando la necesidad de formar un "Frente Unido Antimperialista" que reuniera a los Nacionalistas, y a varias organizaciones más, incluidos "los independentistas de todos los matices y los Comunistas [...]", con el propósito de convocar "la primera Convención Panamericana Antiimperialista del Nuevo Mundo", que nunca llegó a realizarse58. Entre 1937 y 1941, la derrota republicana en España, el pacto entre los nazis y los soviéticos y el estallido de la Segunda Guerra Mundial separaron cada vez más al comunismo internacionalista del entorno obrerista radical de la Isla. En 1944, el PC de Puerto Rico aprobó el desmantelamiento oficial de la entidad, un año después de la liquidación de la Comintern59.

Comentarios finales

Entre 1917 y 1919, el Partido Socialista de Puerto Rico y su brazo obrero, la Federación Libre de Trabajadores, devendrían cada vez más en apéndice y apoyo social para el gobierno colonial de la Isla, provocando así un conflicto en las filas de la entidad entre una mayoría moderada y el minúsculo grupo radical. Ese mismo período también vio el surgimiento de un nuevo contingente revolucionario e internacionalista con la Revolución Bolchevique como vanguardia y modelo para una nueva propuesta obrera radical. Durante la próxima década y media, los nuevos paradigmas ofrecerían al obrerismo radical puertorriqueño la posibilidad de reanimar y reestructurar sueños revolucionarios, primero como reconstituidos imaginarios anarquistas de una etapa anterior, y más tarde como paradigmas del éxito de la agenda proletaria soviética. Este artículo señala algunos ejemplos de la construcción del concepto bolcheviquismo y el comunismo internacional más allá del contexto ideológico y político, como vehículo discursivo para una variedad de representaciones, entre las que se incluían también elementos y conceptos representativos de la tradición cultural anarquista de épocas anteriores.

Durante los primeros años de la década de 1920 se entrevé una apropiación popular y genérica del concepto bolcheviquismo como representación de desafío a la autoridad o paladín de la justicia. Se vislumbra además una cierta acogida al fenómeno político como nueva plataforma obrera y revolucionaria, al menos en los círculos más extremos, articulada por medio de simbología anarquista como, por ejemplo, la antorcha que ilumina el camino de la humanidad hacia un mejor futuro. Para la segunda mitad de la década, el extremismo obrerista local se identifica cada vez más por una línea organizativa e ideológica centralizada y manejada desde fuera del entorno local por fuerzas militantes de tendencia estalinista. De aquí que en esta etapa también se insinúe el desencanto ante la rigidez ideológica de un bolcheviquismo denominado "a la rusa", en el que las lealtades proletarias comienzan a definir la identidad radical obrerista como alternativa a un socialismo sometido y colonizado.

Finalmente, el tercer período se ve marcado por una sovietización de la izquierda radical local para la segunda mitad de los años treinta, entre el establecimiento del Partido Comunista Puertorriqueño en 1934 y el estallido de la Guerra Civil Española en 1936. Si bien todavía híbridas en su espíritu ideológico "obrero y campesino", las fórmulas discursivas de esta nueva etapa indican ya cambios elementales en las representaciones posteriores de la época del Partido Comunista de Puerto Rico (1934-1944), tales como un paradigma obrero estrictamente proletario, un enfoque en un movimiento "de masas" y la fidelidad al Partido Comunista como vanguardia de dicha colectividad.

En este contexto, el presente artículo sugiere que la evolución del radicalismo puertorriqueño a lo largo de las primeras décadas del siglo XX no respondió sólo a sucesos locales -tales como la consolidación del sistema colonial estadounidense, el establecimiento de partidos representativos de los intereses elitistas o el empobrecimiento del sector agrícola-, sino también a eventos aparentemente insignificantes y lejanos que cambiarían de una vez y para siempre el mapa ideológico y político mundial. Estos ejemplos también señalan la importancia de considerar el tema del radicalismo local bajo una perspectiva transnacional y globalista, en la que los sucesos locales y regionales se entienden intrínsecamente ligados al escenario internacional. Aun cuando muy poco significativo como práctica política, el uso metafórico de temas relacionados con la Revolución Rusa y el comunismo internacional apunta al alcance de estos elementos más allá del plano ideológico y político, como alegorías y referencias distanciadas para la realidad local o para los designios de un grupo representativo de la postura obrerista revolucionaria.

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*Esta investigación forma parte de un estudio más amplio sobre la gestión de la Internacional Comunista en el Caribe, y en particular en Puerto Rico, entre 1919 y 1943. La misma se lleva a cabo con el apoyo de varias becas: Beca FIPI del Decanato de Estudios Graduados e Investigación (DEGI) de la Universidad de Puerto Rico, Beca de Investigación de Iniciativas de Investigación y Actividad Creativa Subgraduada (iINAS), y una Beca de Verano del Kennan Institute del Wilson Center de Washington D.C. (Estados Unidos). La autora agradece a Christian Vélez, asistente de investigación para este proyecto y estudiante doctoral del Departamento de Historia de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, cuya labor en la identificación de fuentes ha sido primordial para el resultado de este artículo. También agradece a Tal Nadan y Katie O'Connell de la División de Manuscritos y Archivos de la Biblioteca Pública de Nueva York, por su gestión y acceso a los documentos de Jaime Nevares-Sager en la Colección de Bertram Wolfe.

1Gonzalo F. Córdova, Resident Commissioner Santiago Iglesias Pantín and His Times (Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1993).

2Steven Marks, How Russia Shaped the Modern World: From Art to Anti-Semitism, From Ballet to Bolshevism (Princeton: Princeton University Press, 2004).

3Los trabajos más extensos y significativos son los de los historiadores rusos Lazar Jeifets y su hijo, Victor Jeifets, algunos de los cuales se citan más adelante. Ver también: Elvira Concheiro, Massimo Modonesi y Horacio Crespo, eds., El comunismo: otras miradas desde América Latina (México: UNAM, 2007).

4Una importante excepción es el artículo de Georg H. Fromm sobre la huelga cañera de 1934. Por su contribución al tema y por su amabilidad al compartir información al respecto, este artículo está dedicado por la autora a él. Ver: Georg Fromm, "La huelga de 1934; una interpretación marxista (II)", Claridad, En Rojo (1977): 4-5, y del mismo autor, "El nacionalismo y el movimiento obrero en la década del 30". Revista del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico n.° 5 (1990): 94. Ver también: Miles Galvin, The Organized Labor Movement in Puerto Rico (Londres: Associated University Press, 1979).

5La más reciente edición (tercera) del diccionario biográfico, para el personal cominternista en la región, identifica más de mil hombres y mujeres nativos e internacionales a lo largo de la vigencia de la entidad. Ver: Lazar Jeifets y Victor Jeifets, América Latina en la Internacional Comunista, 1919-1943. Diccionario biográfico (Santiago: Ediciones Ariadna, 2015).

6Sandra Pujals, "¿Una perla en el Caribe soviético? Puerto Rico en los archivos de la Komintern en Moscú". Revista del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico n.° 17 (2006/2007): 117-157; Lazar Jeifets y Victor Jeifets, "Jaime Nevares y la fundación del movimiento comunista y antiimperialista en Puerto Rico". Pacarina del Sur 5, n.° 21 (2014): s/p.

7Sandra Pujals, "De un pájaro las tres alas: El Buró del Caribe de la Comintern, Cuba y el radicalismo comunista en Puerto Rico, 1931-1936". Revista del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico n.° 21 (2012/2013): 255-284.

8Ver, entre otros: Jeifets y Jeifets, América Latina en la Internacional; Klaus Meschkat y José María Rojas, eds., Liquidando el pasado. La izquierda colombiana en los archivos de la Unión Soviética (Bogotá: Taurus/Fescol, 2009); Daniel Kersfeld, Contra el imperio: Historia de la Liga Antiimperialista de las Américas (México: Siglo XXI, 2012); Ricardo Melgar Bao, Haya de la Torre y Julio Antonio Mella en México, el exilio y sus querellas, 1928 (Buenos Aires: Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, 2013).

9Juan José Baldrich, Sembraron la no siembra: los cosecheros de tabaco puertorriqueños frente a las corporaciones tabacaleras, 1920-1934 (Río Piedras: Ediciones Huracán, 1988); Carlos Sanabria, "Samuel Gompers and the American Federation of Labor in Puerto Rico". Centro Journal XVII, n.° 1 (2005): 140-161; José Joaquín Rodríguez, "Auge y crisis en las filas del movimiento obrero puertorriqueño, 1900-1924" (tesis de Maestría, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1989); Gervasio García y Ángel Quintero Rivera, Desafío y solidaridad: breve historia del movimiento obrero puertorriqueño (Río Piedras: Ediciones Huracán, 1986); Gervasio García, "Los orígenes del movimiento obrero en Puerto Rico: mitos y problemas", en Historia crítica, historia sin coartadas, algunos problemas de la historia de Puerto Rico (Río Piedras: Ediciones Huracán, 1985).

10Richard Stites, Revolutionary Dreams: Utopian Visions and Experimental Life in the Russian Revolution (Nueva York: Oxford University Press, 1991); Ronald Grigor Suny, The Soviet Experiment: Russia, the USSR, and the Successor State (Nueva York: Oxford University Press, 2010 (1998)); Sheila Fitzpatrick, Alexander Rabinowitch y Richard Stites, eds., Russia in the Era of NEP: Explorations in Soviet Society and Culture (Bloomington: Indiana University Press, 1991).

11Kevin McDermott y Jeremy Agnew, The Comintern: A History of International Communism from Lenin to Stalin (DeKalb: St. Martin Press, 1998); Tim Reese y Andrew Thorpe, eds., International Communism and the Communist International, 1919-43 (Manchester/Nueva York: Manchester University Press, 1998).

12Milorad M. Drachkovitch, ed., The Revolutionary Internationals, 1864-1943 (Stanford: Hoover Institution on War, Revolution, and Peace, 1966); R. Craig Nation, War on War: Lenin, the Zimmerwald Left, and the Origins of Communist Internationalism (Durham/Londres: Duke University Press, 1989); Olga Hess Gankin y H. H. Fisher, eds., The Bolsheviks and the First World War: The Origins of the Third International (Stanford: Stanford University Press, 1940).

13Daniela Spenser, Stumbling Its Way Through Mexico: The Early Years of the Communist International (Tuscaloosa: University of Alabama Press, 2011).

14Por ejemplo: Baldrich, Sembraron la no siembra.

15El movimiento independentista de la segunda mitad del siglo anterior tenía también una base internacionalista. La interacción entre líderes de Puerto Rico y Cuba, y la idea de revoluciones concomitantes como estrategia, sería fundamento clave del movimiento. Ver: Félix Ojeda Reyes, El desterrado de París: Biografía del Dr. Ramón Emeterio Betances (1827-1898) (San Juan: Ediciones Puerto, 2001); Kirwin R. Shaffer, Black Flag Boricuas: Anarchism, Antiauthoritarism, and the Left in Puerto Rico, 1897-1921 (Champaign: The Illinois University Press, 2013).

16Jorell A. Meléndez Badillo, Voces libertarias: orígenes del anarquismo en Puerto Rico (Nueva York: Secret Sailor Press, 2013); Shaffer, Black Flag Boricuas, 25-45.

17Gonzalo F. Córdova, Santiago Iglesias Pantín, creador del movimiento obrero de Puerto Rico (Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1980).

18"Huelgas Agrícolas", Unión Obrera, 22 de enero, 1920, 6. Sobre el "bloque de Bayamón", ver: Shaffer, Black Flag Boricuas, 123-140 y Baldrich, Sembraron la no siembra, 21-38.

19Sobre esos primeros contactos, por ejemplo: Blas Nabel Pérez Camejo, "Cuba en el archivo de la Internacional Comunista". Boletín del Archivo Nacional n.° 18-19-20 (2012): 120-125; Lazar Jeifets y Victor Jeifets, "Mikhail Borodin's Mission to the Western Hemisphere in 1919-1920 and the Formation of the Communist Party of Spain". History: Journal of Education and Science 2, n.° 8 (2011): s/p.

20Por ejemplo, algunos líderes socialistas maduros atacaban al joven líder socialista Luis Muñoz Marín con el epíteto bolcheviquí, por sus posturas radicales. Mayra Rosario, "Las elecciones de 1920 en Puerto Rico" (ponencia presentada en el Ciclo de ponencias sobre las elecciones en Puerto Rico de la Fundación Luis Muñoz Marín, Trujillo Alto, 7 de marzo, 2002).

21Bolívar Ochart, La noche del 12 de marzo de 1919 en Fajardo (Humacao: Tipografía Conciencia Popular, 1919), 45, citado por Ricardo Campos Orta, "Apuntes sobre la expresión cultural obrera en Puerto Rico (Parte 3)" (trabajo presentado en la Conferencia de Historiografía Puertorriqueña, Nueva York, 1973), http://www.manuelfranciscorojas.com/mfr/apuntes-sobre-la-expresion-cultural-obrera-en-puerto-rico-%E2%80%94-3/

22David Kirby, "Zimmerwald and the Origins of the Third International", en International Communism and the Communist International, 1919-43, editado por Tim Reese y Andrew Thorpe (Manchester/Nueva York: Manchester University Press, 1998); Nation, War on War; Hess Gankin y Fisher, The Bolsheviks and the First World War, 309-311.

23Micah Wright, "Mobilization, Partisanship and Political Party Dynamics in Puerto Rico, 1917-1920's". Caribbean Studies 42, n.° 2 (2014): 61, doi: dx.doi.org/10.1353/crb.2014.0023

24Juan S. Marcano, "Páginas Rojas. Unidos Venceremos", en Lucha Obrera: Antología de grandes documentos en la historia obrera puertorriqueña, editado por Ángel Quintero Rivera (Río Piedras: CEREP, 1973 (1919), 59-70; Eduardo Conde, Acusación y protesta (San Juan: Biblioteca Obrera, 1919).

25Viva el Bolchevikismo, Unión Obrera, 22 de enero, 1920. No queda claro, sin embargo, por qué se transliteraba el término de la forma exacta como se pronuncia en ruso, y no de la forma que se pronunciaría lógicamente en español bolcheviquis, con el acento en la primera i.

26Ver: Kerwin R. Shaffer, "Contesting Internationalists: Transnational Anarchism, Anti-Imperialism and the US Expansion in the Caribbean, 1890-1920's". Estudios Interdisciplinarios de América Latina 22, n.° 2 (2011): 11-38. La propuesta de Shaffer, sin embargo, ha sido cuestionada por otros historiadores. Ver la reseña del libro Black Flag Boricuas: Anarchism, Antiauthoritarianism, and the Left in Puerto Rico, 1897-1921 de Kirwin R. Shaffer, escrita por Jorell A. Meléndez Badillo, en Caribbean Studies 41, n.° 2 (2013): 259-262.

27"Carta de Emiliano Ramos a Jaime Nevares Sager", Cayey, 4 de marzo de 1926, en New York Public Library (NYPL), Nueva York-Estados Unidos, Manuscripts and Archives Division (MAD), Colección "Bertram David Wolfe papers, 1924-1937" (BDWP), caja 1, Correspondencia, "Letters to Jaime Nevares Sager, 1925-1927 n.d.".

28Reproducido de Acción Libertaria de Madrid, "El Ideal", El Comunista (año 1, n.° 1), 1 de mayo, 1920, 4.

29 "Mirando Hacia Afuera", El Comunista (año 1, n.° 1), 1 de mayo,1920, 3-4; "Educación Revolucionaria", El Comunista (año 1, n.° 4), 22 de mayo, 1920, 1 y 4; Amelio Morasin, "Mirando Hacia Afuera", El Comunista (año 1, n.° 4), 22 de mayo, 1920, 3; Amelio Morasin, "Mirando Hacia Afuera", El Comunista (año 1, n.° 9), 26 de junio, 1920, 6; Amelio Morasin, "Mirando Hacia Afuera", El Comunista (año 1, n.° 10), 3 de julio, 1920, 4.

30Amelio Morasin, "Mirando Hacia Afuera", El Comunista (año 1, n.° 13), 31 de julio, 1920, 2.

31Campos Orta, "Apuntes sobre la expresión cultural".

32"Educación Revolucionaria", El Comunista (Año 1, n.° 4), 22 de mayo, 1920, 2.

33Shaffer, Black Flag Boricuas, 158-159.

34"Pro-Víctimas de Rusia", El Comunista, (Año 1, n. ° 8), 19 de junio, 1920, 2.

35Amelio Morasin, "Mirando Hacia Afuera", El Comunista (año 1, n. ° 10), 3 de julio, 1920, 4.

36Morasin, "Mirando Hacia Afuera", El Comunista (año 1, n. ° 9), 6; "La Rusia Roja", El Comunista (año 1, n. ° 9), 26 de junio, 920, 5; "La Bárbara Rusia Soviet", El Comunista (año 1, n. ° 13), 31 de julio, 1920, 3.

37Morasin, "Mirando Hacia Afuera", 6.

38Charles Shipman, It Had To Be a Revolution: Memoirs of an American Radical (Ithaca: Cornell University Press, 1993), 82-134.

39Mariano García Cortes, "La Tercera Internacional Es Una Realidad", El Comunista [año 1, n.° 4], 22 de mayo, 1920, 1.

40Mariano García Cortes, "La Tercera Internacional Es Una Realidad", (año 1, n.° 2), 8 de mayo, 1920, 3-4.

41"Educación Revolucionaria", (año 1, n. ° 4), 22 de mayo, 1920, 1.

42 "Tercera Internacional", El Comunista, (año 1, núm. 10), 3 de julio, 1920, 3.

43Robert K. Murray, Red Scare: A Study in National Hysteria, 1919-1920 (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1955); Regin Schmidt, Red Scare: FBI and the Origins of Anticommunism in the United States, 1919-1943 (Copenhague: Museum Tusculanums Forlag/ Københavns Universitet, 2000).

44Para un recuento de la gestión de Sager en Puerto Rico, ver los artículos de Sandra Pujals: "¡Embarcados!: James Sager, la Sección Puertorriqueña de la Liga Anti-Imperialista de las Américas y el Partido Nacionalista de Puerto Rico, 1925-1927". Revista del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico n.° 22 (2013/2014): 105-139, y "Becoming Jaime Nevares: Imagination, False Identity and Historical Misconstruction in the Communist International's Latin American Network, 1925-1979", en The Wider Arc of Revolution, editado por Choi Chatterjee, Steven Marks, Mary Neuberger y Steve Sabol (Bloomington: Indiana Press University/Slavica Publishers (en prensa)).

45Ramos, "Carta de Emiliano Ramos a Jaime Nevares Sager".

46 "Partido Comunista Americao (sic.) Sección Americana de la III Internacional - Grupo de Puerto Rico. Acta de la sesión preliminar", Bayamón, 9 de mayo de 1926, en NYPL, MAD, BDWP, caja 2, "Puerto Rico". Pero además se puede consultar: Pujals, "!Embarcados!: James Sager", 128-129.

47Liga Comunista de Puerto Rico, "Declaración de la Liga Comunista de Puerto Rico", Ponce, 6 de mayo de 1927, en NYPL, MAD, BDWP, caja 2, "Puerto Rico".

48Liga Comunista de Puerto Rico, "Declaración de la Liga Comunista de Puerto Rico".

49Liga Comunista de Puerto Rico, "Declaración de la Liga Comunista de Puerto Rico".

50Para un recuento de los documentos en torno a Nevares-Sager en Colombia, ver: Lazar Jeifets y Victor Jeifets, "Krasnyi piligrim: Epizody zhizny Dzheimsa Khartfilda" (El peregrino rojo. Episodios de la vida de James Heartfield). Latinskaya Amerika n.° 7 (2015): 67-85. La verdadera identidad de Jaime Nevares, no obstante, ha sido establecida gracias al descubrimiento de la documentación de James Sager en la Biblioteca Pública de Nueva York. Ver: Pujals, "!Embarcados!: James Sager", 133-134.

51Pujals, "De un pájaro", y de la misma autora: "A 'Soviet Caribbean': The Comintern, New York's Immigrant Community, and the Forging of Caribbean Visions, 1931-1936". Russian History 41, n.° 2 (2014): 255-268, doi: dx.doi.org/10.1163/18763316-04102011

52Lanauze había escrito varios panfletos y colaborado con artículos para el periódico radical La Tribuna y la Gaceta Comunista, fundada en 1933 por otro de los miembros del partido, Miguel Bahamonde.

53José A. Lanauze Rolón, Momentos. Poesías y Cuentos Fantásticos (Ponce: Tipografía "El Águila", 1916), 3. Cursiva del original.

54José A. Lanauze Rolón, Los caminos de la violencia: la idea comunista (Ponce: Casa Editorial América, 1932), 3-4.

55Lanauze Rolón, Los caminos, 7.

56El discurso se transmitió el 7 de noviembre de 1936 por WKAQ, una estación de radio privada de San Juan, y más tarde fue publicado en un panfleto. El discurso incluía una sección en la que Lanauze presentaba el programa del PC de Puerto Rico y sus objetivos, la cual fue censurada y eliminada: José A. Lanauze Rolón, La Revolución Rusa: 19 aniversario (San Juan: s/e., 1936).

57Lanauze Rolón, La Revolución Rusa, 3. Sobre el culto a Lenin como parte esencial del desarrollo del culto a la personalidad de Stalin, ver: Nina Tumarkin, Lenin Lives! The Lenin Cult in Soviet Russia (Cambridge: Harvard University Press, 1997).

58Tumarkin, Lenin Lives!, 7-11 y 12-14.

59Juan Santos Rivera, Puerto Rico ayer, hoy y mañana: Informe al Comité Central del Partido Comunista Puertorriqueño (San Juan: s/e., 1944).

Recibido: 05 de Junio de 2016; Aprobado: 21 de Septiembre de 2016

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