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Historia Crítica

Print version ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.90 Bogotá Oct./Dec. 2023  Epub Oct 13, 2023

https://doi.org/10.7440/histcrit90.2023.02 

Dossier

¿Ideología o pragmatismo? Corea del Sur y el Gobierno de la Unidad Popular (1970-1973)*

Ideology or Pragmatism? South Korea and the Unidad Popular Government (1970-1973)

Ideologia ou pragmatismo? A Coreia do Sul e o governo da Unidade Popular (1970-1973)

Camilo Aguirre Torrini** 

**Camilo Aguirre Torrini Candidato a doctor del programa de Estudios Internacionales de la University of Sussex, Reino Unido. Magíster en Estudios Coreanos por la Seoul National University, Corea del Sur. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: “‘Comercio a Palos’: La Misión Comercial Norcoreana en Montevideo (1963-1966)”. Revista Encuentros Uruguayos 16, n.o 1 (2023): 1-22, https://doi.org/10.59842/16.1.5 y “Diplomatic Competition between North and South Korea in the Southern Cone (1950-1977)”. En Politics, International Relations and Diplomacy on the Korean Peninsula, editado por Lim Sojin. Abingdon, Oxon; Nueva York, ny: Routledge, 2023, 86-105, https://doi.org/10.4324/9781003392569. ca426@sussex.ac.uk, https://orcid.org/0000-0003-0991-3028


Resumen

Objetivo/Contexto:

Este artículo analiza la respuesta diplomática de Corea del Sur a la victoria electoral de Salvador Allende; se centra en cómo la “vía chilena al socialismo”, con su respeto por las instituciones democráticas, por un lado, y su decisión de establecer relaciones con los países socialistas, por otro, puso en entredicho uno de los principios básicos de la política exterior surcoreana de la época, a saber, la ruptura inmediata de relaciones con aquellos países que reconocieran a Corea del Norte.

Metodología:

El análisis historiográfico se basa, principalmente, en el acervo documental de los archivos diplomáticos de Corea del Sur.

Originalidad:

Hasta la fecha, no existe ninguna publicación acerca de la posición de Corea del Sur frente al Gobierno de la Unidad Popular (up). Con la incorporación de Corea del Sur como un nuevo actor nuevo “periférico”, este artículo presenta una mirada innovadora a los desafíos que la “Vía chilena” planteó a las naciones divididas, y también una muestra del impacto global del triunfo de Salvador Allende en las elecciones presidenciales de 1970.

Conclusiones:

Corea del Sur siguió de cerca las respuestas de otras naciones divididas y, ante el dilema de romper o mantener relaciones con el Gobierno de la up, optó por flexibilizar su postura ideológica para no perder terreno en Chile frente a Corea del Norte. En esta decisión, jugó un papel importante la excepcionalidad del proyecto chileno que buscaba impulsar cambios en un marco democrático, pues era imposible cuestionar su legitimidad. Finalmente, Corea del Sur acabó descartando su propia doctrina de política exterior. Y, aunque hay otros elementos que contribuyeron a este cambio, es posible argumentar que la experiencia surcoreana en Chile tuvo un impacto en la forma en que ese país se relacionaba con el mundo. Adicionalmente, las fuentes consultadas plantean nuevos interrogantes sobre la política exterior de la up y su manejo de la “cuestión coreana”.

Palabras clave: Chile; Corea del Norte; Corea del Sur; Guerra Fría; Unidad Popular; “vía chilena al socialismo”

Abstract

Objective/Context:

This article analyses South Korea’s diplomatic response to Salvador Allende’s electoral victory. It focuses on how the “Chilean road to socialism,” with its respect for democratic institutions on the one hand and its decision to establish relations with socialist countries on the other, called into question one of the basic tenets of South Korean foreign policy at the time, namely the immediate severance of diplomatic relations with those countries that recognised North Korea.

Methodology:

The historiographical analysis is based primarily on the documentary holdings of the South Korean Diplomatic Archives.

Originality:

To date, there is no publication on South Korea’s position vis-à-vis the Unidad Popular government. With the addition of South Korea as a new “peripheral” actor, this article presents an innovative look at the challenges that the “Chilean way” posed to the divided nations, and it illustrates the global impact of Salvador Allende’s triumph in the 1970 presidential elections.

Conclusions:

South Korea closely followed the responses of other divided nations and faced the dilemma of breaking or maintaining relations with the Unidad Popular government, opting to soften its ideological stance not to lose ground in Chile to North Korea. The exceptional nature of the Chilean project, which sought to promote change within a democratic framework, played an important role in this decision, as it was impossible to question its legitimacy. Ultimately, South Korea eventually discarded its own foreign policy doctrine. While other elements contributed to this change, it is possible to argue that the South Korean experience in Chile had an impact on the way in which that country related to the world. Moreover, the sources consulted raise new questions about Unidad Popular’s foreign policy and its handling of the “Korean question”.

Keywords: Chile; “Chilean Road to Socialism”; Cold War; North Korea; South Korea; Unidad Popular

Resumo

Objetivo/contexto:

Neste artigo, é analisada a resposta diplomática da Coreia do Sul à vitória eleitoral de Salvador Allende; o texto se concentra em como o “caminho chileno para o socialismo”, com seu respeito pelas instituições democráticas, por um lado, e sua decisão de estabelecer relações com os países socialistas, por outro, questionou um dos princípios básicos da política externa sul-coreana na época, ou seja, o rompimento imediato das relações com os países que reconheciam a Coreia do Norte.

Metodologia:

A análise historiográfica baseia-se principalmente no patrimônio documental dos arquivos diplomáticos da Coreia do Sul.

Originalidade:

Até o momento, não há nenhuma publicação sobre a posição da Coreia do Sul com relação ao governo da Unidade Popular. Com a incorporação da Coreia do Sul como um novo ator “periférico”, este artigo apresenta uma visão inovadora dos desafios que o “caminho chileno” representou para as nações divididas e uma amostra do impacto global do triunfo de Salvador Allende nas eleições presidenciais de 1970.

Conclusões:

A Coreia do Sul acompanhou de perto as respostas de outras nações divididas e, diante do dilema de romper ou manter relações com o governo da Unidade Popular, optou por suavizar sua posição ideológica para não perder terreno no Chile para a Coreia do Norte. A natureza excepcional do projeto chileno, que buscava promover mudanças dentro de uma estrutura democrática, desempenhou um papel importante nessa decisão, pois era impossível questionar sua legitimidade. No final, a Coreia do Sul acabou descartando sua doutrina de política externa. E, embora existam outros elementos que contribuíram para essa mudança, é possível argumentar que a experiência sul-coreana no Chile teve um impacto na maneira como o país se relacionou com o mundo. Além disso, as fontes consultadas levantam novos questionamentos sobre a política externa da Unidade Popular e sua forma de lidar com a “questão coreana”.

Palavras-chave: Chile; Coreia do Norte; Coreia do Sul; Guerra Fria; Unidade Popular; “via chilena ao socialismo”

Introducción

El 11 de septiembre de 2023 se cumple medio siglo desde el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende y puso fin al proyecto chileno de construcción del socialismo por vías institucionales. Este acontecimiento ha motivado una serie de reflexiones, entre las cuales se encuentran los trabajos publicados en este número especial de Historia crítica. De modo similar, el 18 de abril de 2022 se celebraron sesenta años de relaciones diplomáticas entre Chile y la República de Corea (Corea del Sur). Y, si bien este hecho dio lugar a diversas reflexiones, el foco estuvo en los prospectos de las relaciones, más que en una revisión acuciosa y crítica del pasado1. Ambos hitos, aparentemente inconexos, ocultan un vínculo: el triunfo electoral de Allende en las elecciones presidenciales de 1970, un acontecimiento histórico comparable a un gran terremoto cuyas ondas sísmicas alcanzaron la península coreana.

Este artículo analiza la respuesta de Corea del Sur al triunfo de la Unidad Popular (up). En particular, se argumenta que este acontecimiento singular, en cuanto fue la primera victoria de un candidato marxista en una elección presidencial, sacudió los cimientos ideológicos de la diplomacia surcoreana. En efecto, el principio fundamental que había guiado la política exterior surcoreana hasta ese momento dictaba que Corea del Sur no establecería ni mantendría relaciones con ningún Estado que reconociera la soberanía de la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte)2. En consecuencia, Seúl rompió relaciones con todos los países que, tras sendas revoluciones, habían virado hacia la izquierda y entablado relaciones con Pionyang, entre ellos Mauritania (1964) y el Congo (1965)3. El caso chileno, sin embargo, puso en tela de juicio la aplicación sistemática de dicho principio, ya que, si bien se daba por sentado que Allende otorgaría algún tipo de reconocimiento a Corea del Norte, no era posible justificar una eventual decisión de romper relaciones cuestionando la legitimidad del proceso chileno sobre la base de sus credenciales marxistas.

Corea del Sur no era el único país en esta encrucijada; sus contrapartes de otras naciones divididas, la República Federal Alemana (rfa) y la República de China (Taiwán), también debían lidiar con este desarrollo inesperado. Así, para los casos alemán y taiwanés, contamos con investigaciones que dan cuenta de sus relaciones con Chile. Para el caso alemán, Joaquín Fermandois da a conocer la indignación y el malestar en Bonn frente al reconocimiento otorgado por Chile a la República Democrática Alemana (rda) en circunstancias en que aquel país desplegaba su Ostpolitik4. Gustavo Gajardo y Cristián Medina también destacan que el reconocimiento apresurado a la rda por parte de Chile, que se adelantaba a la normalización de relaciones entre ambas Alemanias, era considerado como un gesto inamistoso por Alemania Occidental5. Sin embargo, Alemania Occidental actuó con pragmatismo y mantuvo a su misión en Chile. La actitud de la rfa contrastaba con la de Taiwán. Pablo Ampuero y Javier Eduardo Matta dan cuenta, en sus respectivas investigaciones, de la respuesta casi visceral de los representantes taiwaneses, quienes abandonaron el país el mismo día en que el establecimiento de relaciones entre Chile y la República Popular China fue informado al público6. Por su parte, Diego Lin Cho argumenta que el accionar de Taiwán respondió al agotamiento de su estrategia inicial de forzar el rompimiento por parte del Gobierno de la up para obtener el apoyo de otros países latinoamericanos7.

En comparación con los casos de la rfa y Taiwán, hasta ahora la posición de Corea del Sur frente al Gobierno de la up no ha sido abordada por la literatura especializada8. En este sentido, este artículo intenta llenar un vacío en la historia de las relaciones exteriores de Chile en la Guerra Fría. También, representa una intervención en la historiografía de la política exterior de Corea del Sur, ya que, mientras la presencia de Corea del Norte en el hemisferio occidental ha sido explorada por varios investigadores, la política latinoamericana de la cancillería surcoreana en el contexto de la Guerra Fría ha sido abordada solo tangencialmente en estudios sobre el Tercer Mundo y el Movimiento de Países No Alineados (mpna)9.

Para indagar en la estrategia diplomática de Corea del Sur frente al Gobierno de la up y su reconocimiento del gobierno norcoreano, fueron revisados documentos obtenidos en los archivos diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea (Oegyobu Oegyosaryogwan), los archivos nacionales de Corea (Gukga Girogwon) y los archivos de historia de Corea del Instituto Nacional de Historia de Corea (Guksapyeonchanwiwonhoeui Saryogwan). Estos fondos documentales, por barreras idiomáticas u otros obstáculos, aún no han sido incorporados al acervo documental de la Guerra Fría en América Latina. Por esta razón, y tomando como inspiración el trabajo realizado por Michal Zourek para el caso de Checoslovaquia, este artículo acerca fuentes históricas de difícil acceso a investigadores que buscan comprender el impacto global de la “vía chilena al socialismo”10.

Desde un punto de vista metodológico, este artículo considera a Corea del Sur como un actor “pequeño” en el contexto de la Guerra Fría, pero capaz, a pesar de sus limitados recursos, de desempeñar un papel significativo. Al adoptar la perspectiva “pericéntrica”, propuesta por el historiador Tony Smith, este artículo destaca la agencia surcoreana y el potencial de las acciones surcoreanas para bloquear, moderar, expandir e intensificar, y prolongar la Guerra Fría11. De igual manera, pone atención a la singular situación de la península coreana, en lugar de contemplarla únicamente a través de la lente de la Guerra Fría12. Por último, esta investigación se sitúa en el marco de una “historia global de la Unidad Popular”, como la ha formulado la historiadora británica Tanya Harmer. Este enfoque hace hincapié en las intersecciones de factores locales, regionales y globales que impulsaron, o se opusieron, a la “vía chilena al socialismo”13. A partir de esta formulación, el artículo sostiene que el caso surcoreano desafía las categorizaciones tradicionales de solidaridad u oposición al Gobierno de la up, y, en su lugar, sostiene que la respuesta de Corea del Sur a la presidencia de Allende fue de aprendizaje adaptativo, teniendo en cuenta el contexto único del panorama político chileno y el clima geopolítico de la época. Este enfoque matizado revela una gama más amplia de respuestas al triunfo de Allende, que trascienden la dicotomía de apoyo o resistencia.

Dadas las características específicas de Corea del Sur, este país es un interesante caso de estudio para comprender el impacto de la experiencia chilena a nivel global. Era un Estado poscolonial asiático que se apartó de la senda del tercermundismo y del mpna. En su lugar, se alineó con Occidente y compartió una postura anticomunista similar a la de los Estados Unidos, pero sin los recursos de este último para imponer su voluntad a escala internacional. Históricamente, Corea del Sur compartía algunas similitudes con la rfa como Estado de una nación dividida por la Guerra Fría. Sin embargo, a diferencia de Alemania Occidental, Corea del Sur se adentraba por primera vez en América Latina y navegaba por territorio desconocido. En resumen, se trataba de un actor “pequeño” que tenía poco que ganar y mucho que perder en Chile tras el triunfo de la up.

Al respecto, este artículo está compuesto por tres secciones. La primera ofrece una síntesis de las relaciones bilaterales entre Chile y Corea del Sur, desde el reconocimiento inicial de Corea del Sur por parte de Chile en 1949 hasta la consolidación de las relaciones bilaterales tras el establecimiento de una embajada surcoreana en Santiago. En la segunda sección, se profundiza en la política exterior surcoreana frente al Gobierno de la up, y se centra, específicamente, en los esfuerzos de Seúl por obstaculizar el establecimiento de relaciones entre Chile y Corea del Norte. Por último, en la tercera sección, se examinan las consecuencias del golpe de Estado de 1973 en las relaciones chileno-coreanas y la posterior decisión de Corea del Sur de reconocer al Gobierno de la Junta Militar chilena. Como conclusión, se presentan reflexiones finales y nuevas líneas de investigación derivadas del material de archivo analizado.

1. Relaciones Chile-Corea del Sur

Aunque los orígenes míticos de la nación coreana se remontan al año 2333 a. C., Corea del Sur surgió de la ocupación conjunta de la península coreana por los Estados Unidos y la Unión Soviética, y fue proclamada oficialmente el 15 de agosto de 1948 por su primer presidente, Rhee Syngman14. Tres semanas después, Kim ii Sung proclamó Corea del Norte como estado independiente al norte del paralelo 38. Por lo anterior, la primera república surcoreana se vio inmersa, desde un principio, en una batalla contra su homóloga del Norte por el reconocimiento internacional como único Estado soberano de la península coreana.

Como parte de su lucha diplomática con Corea del Norte, Corea del Sur lanzó una ofensiva diplomática dirigida a los embajadores con sede en Washington. Entre los contactados estaba el representante chileno, Felix Nieto del Río. Las gestiones surcoreanas fueron fructíferas y el 27 de mayo de 1949 Nieto informó a su contraparte surcoreana, Chang Myon, sobre la decisión del Gobierno de Chile de reconocer a Corea del Sur. Posteriormente, el embajador Chang destacó el profundo significado de dicho gesto para los ciudadanos surcoreanos, ya que Chile era el primer país latinoamericano que reconocía a Corea del Sur15.

Al año siguiente, Corea del Norte lanzó una invasión con el objetivo de unificar la península, y esta acción fue uno de los primeros episodios bélicos que desencadenaron la Guerra Fría. En respuesta a la agresión norcoreana, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas recomendó en su Resolución 83 que los miembros de la comunidad internacional ayudaran militarmente a Corea del Sur. Así, los países que participaron en el conflicto pasaron a formar parte de las Fuerzas de las Naciones Unidas, bajo el mando de los Estados Unidos. Desde el punto de vista de Washington, este conflicto presentaba una oportunidad única para confirmar el alineamiento de los países latinoamericanos con las políticas estadounidenses, sobre todo el de aquellos que se habían obstinado en permanecer neutrales durante la Segunda Guerra Mundial, como Argentina y Chile. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos norteamericanos, Colombia fue el único país latinoamericano que envió tropas a la península coreana16.

Pese a no enviar tropas, Chile encontró otras formas de apoyar la iniciativa de las Naciones Unidas en Corea. En primer lugar, el gobierno de Gabriel González Videla se comprometió a garantizar un suministro constante de cobre durante el conflicto y donó 5000 toneladas de fertilizante para las obras de reconstrucción17. En segundo lugar, se convirtió en miembro de una comisión especial de las Naciones Unidas, la Comisión de las Naciones Unidas para la Unificación y Rehabilitación de Corea (uncurk, por sus siglas en inglés), compuesta por Australia, Chile, Países Bajos, Pakistán, Filipinas, Tailandia y Turquía18.

Después de tres años de combates, la firma del armisticio en 1953 puso un alto a las hostilidades. En los años posteriores a la Guerra de Corea, el presidente Rhee se empeñó en mantenerse en el poder, e interfirió en las elecciones, hasta que una revuelta estudiantil en 1960 lo obligó a dimitir. Con la salida de Rhee surgió un experimento de república parlamentaria dirigido por el presidente Yun Bo-seon y el primer ministro Chang Myon, a quien Nieto había notificado el establecimiento de relaciones con Chile años antes.

La “Segunda República” tuvo una corta vida. El 16 de mayo de 1961, una Junta Militar encabezada por Park Chung-hee tomó el poder por medio de un golpe incruento. El Comité Revolucionario (Gunsahyeongmyeongwiwonhoe), que rápidamente cambió de nombre por el de Consejo Superior para la Reconstrucción Nacional (Gukgajaegeonchoegohoeui), tenía la doble tarea de construir legitimidad frente a sus ciudadanos y la comunidad internacional. Con este fin, Corea del Sur lanzó una nueva ofensiva diplomática para fortalecer su posición frente a Corea del Norte en los debates sobre la “cuestión coreana”. En este contexto, el 20 de enero de 1962, el canciller surcoreano le agradeció a su homólogo chileno, Carlos Martínez Sotomayor, el apoyo del Gobierno chileno en la 60.ª sesión de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (onu):

“Tengo el honor de expresar mi sincero aprecio por el generoso apoyo que vuestra delegación nos entregó en la deliberación sobre la cuestión coreana [...] la tentativa comunista para impedir que la Organización se ocupase de la cuestión coreana, terminó fracasando como resultado de vuestro fuerte apoyo”19.

Tres meses más tarde, concretamente el 18 de abril de 1962, los dos países emitieron un comunicado conjunto en el que formalizaban las relaciones bilaterales20. El establecimiento de relaciones con Chile, lejos de ser un hecho aislado, fue parte de una estrategia para ampliar el alcance diplomático de Corea del Sur. Mientras que en 1960 el número de países que mantenían relaciones bilaterales con Corea del Sur no superaba los 15, en 1962 esa cifra se había elevado a 5221. Desde la perspectiva chilena, la decisión de establecer relaciones con Corea del Sur ha sido interpretada como una consecuencia del proceso de toma de conciencia de la importancia que adquirieron los países afroasiáticos en los debates de la Asamblea General de las Naciones Unidas22.

Aunque las relaciones fueron elevadas desde reconocimiento diplomático a relaciones bilaterales, ambos países optaron por no establecer embajadas. Durante el período posterior al establecimiento de relaciones, Corea del Sur acreditó en Chile a tres embajadores concurrentes: su embajador en Estados Unidos, Jung Il-kwon (1962-1963); en Brasil, Park Dong-Jin (1963-1965), y en Argentina, Bae Eui-hwan (1965-1966)23. Esta decisión, justificada en parte por una escasez de recursos y por una lectura anacrónica de la Doctrina Monroe que veía a América Latina como un espacio protegido por los Estados Unidos, se tradujo en una política latinoamericana pasiva. Y fue esta misma pasividad surcoreana la que permitió a Corea del Norte adentrarse en el continente americano.

Entre 1963 y 1966, Corea del Norte dispuso de una oficina comercial en Montevideo, tras el establecimiento de relaciones comerciales con Uruguay24. En Chile, delegados norcoreanos asistieron al Tercer Congreso Nacional de la Central Unitaria de Trabajadores en 1962 y participaron de la creación de un Instituto Chileno-Coreano de Cultura25. Entre 1962 y 1965, Corea del Norte extendió invitaciones a periodistas, activistas culturales y políticos chilenos. Entre ellos se encontraba el exvicepresidente Guillermo Del Pedregal, quien anunció en rueda de prensa la decisión del Gobierno de Eduardo Frei Montalva de recibir a una delegación comercial de Corea del Norte26. Posteriormente, miembros del Congreso chileno fueron invitados a visitar Corea del Norte. El 13 de octubre de 1965, llegó al aeropuerto de Pionyang una delegación parlamentaria compuesta por los diputados Margarita Paluz, José Manuel Isla, Carlos Morales Abarzúa, Ramón Silva Ulloa, Fernando Sotomayor y Sergio Dávila Echaurren. La delegación chilena quedó muy impresionada con los avances económicos de Corea del Norte, a tal punto de que Isla, jefe de la delegación y miembro del Partido Demócrata Cristiano, dejó a un lado sus opiniones ideológicas y se ofreció a trabajar para establecer relaciones bilaterales entre ambos países27.

A pesar de los avances norcoreanos, el Gobierno democratacristiano se debatía entre su deseo de llevar a cabo una política exterior independiente, que le permitiera mantener relaciones con todos los países -había establecido relaciones con la Unión Soviética-, y la realidad de la dependencia del apoyo que recibía de los Estados Unidos y otros países occidentales28. Esto terminó cerrando la puerta al establecimiento de relaciones entre Chile y Corea del Norte.

Seúl tomó nota de los avances norcoreanos y envió a su embajador en Argentina, Bae Eui-hwan, de gira por Sudamérica. En su reporte, Bae identificó a Chile como “un país en el cual Corea del Norte puede infiltrarse con facilidad”29. Para complicar aún más las cosas, el 8 de agosto de 1966, Chile decidió retirarse de uncurk, alegando problemas financieros y falta de personal en el “Lejano Oriente”. El embajador Bae tuvo que regresar a Chile para solicitar formalmente al Gobierno chileno que reconsiderara su decisión. Finalmente, a instancias del Gobierno surcoreano, los Estados Unidos y otros aliados también se unieron a las negociaciones, y un mes después Chile anunció que había reconsiderado su decisión30.

Para profundizar lazos con Chile, y mantener a raya a Corea del Norte, Seúl tomó una serie de medidas. Envió una misión comercial a Santiago y propuso a Jin Pil-sik como su primer embajador en Chile. También, invitó a representantes del Congreso chileno a visitar el país y gestionó la creación de una “Asociación de Amistad con Corea”; de igual manera, creó el Instituto Chileno Coreano de Cultura y patrocinó a una escuela pública, la cual adoptó el nombre de República de Corea. Finalmente, impulsó un plan de migración calificada hacia Chile destinada a la floricultura31.

En resumen, las relaciones entre Chile y Corea del Sur, que se remontan al periodo anterior a la Guerra de Corea, estuvieron marcadas por el nuevo orden internacional que surgió de la posguerra, con las Naciones Unidas como principal escenario. Por ello, ambos países eran plenamente conscientes de la necesidad de establecer relaciones con los países del Tercer Mundo para reforzar sus posiciones en el nuevo foro internacional. En el caso surcoreano, el deseo de establecer relaciones con los países de América Latina respondía también a la necesidad de reclutar aliados de confianza en su batalla diplomática con Corea del Norte32.

Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido con los países latinoamericanos a los que Corea del Sur concedió importancia estratégica con la instalación de embajadas -México, Argentina y Brasil-, Seúl adoptó una actitud pasiva en sus relaciones con Chile. Esta pasividad fue uno de los tantos factores que permitió a Corea del Norte cosechar victorias diplomáticas en Chile. Después de que la “Infiltración Norcoreana” hiciera saltar las alarmas, el cuerpo diplomático surcoreano trabajó para reforzar su posición en Chile y, a finales de los años sesenta, Corea del Sur se mostraba optimista sobre el futuro de las relaciones chileno-surcoreanas.

2. Corea del Sur y el Gobierno de la Unidad Popular

La victoria de Salvador Allende en la elección presidencial de 1970 causó conmoción en todo el mundo por tratarse del primer marxista que conquistaba el poder por medio de las urnas en el hemisferio occidental, hasta tal punto que este acontecimiento ha sido descrito por el historiador chileno Sebastián Hurtado Torres como “el momento chileno en la Guerra Fría”33.

Por supuesto, Corea del Sur no podía quedarse al margen. Desde Seúl, la candidatura de Allende era observada con temor, pues encerraba el potencial de deshacer todos los avances logrados en Chile. Un año antes de la elección, Allende visitó Corea del Norte y, a su regreso al país, habló favorablemente de los progresos de esa nación y también de su líder, Kim ii Sung. En una entrevista concedida a la revista Punto Final, Allende reconoció a Kim como “el líder indiscutible de los cuarenta millones que integran el sur y el norte de Corea”34. Esta frase, que bien pudo ser el resultado de una prolongada exposición a la propaganda norcoreana, fue interpretada por los observadores surcoreanos como una declaración política. Además, la cancillería surcoreana estaba al tanto de que una de las promesas de campaña de la up era el establecimiento de relaciones con los países socialistas, entre los que se incluía a Corea del Norte.

El Gobierno de Chile, aún bajo la dirección de Frei, extendió una invitación a Corea del Sur para participar de la ceremonia de transmisión de mando35. Aunque los documentos disponibles no arrojan luces sobre el debate en el interior de la cancillería surcoreana con respecto a la conveniencia de enviar una delegación a Chile, la solicitud de aprobación de presupuesto de esta esclarece el motivo que llevó a Seúl a aceptar la invitación: “De cara al futuro, y teniendo en cuenta los cambios en la política chilena y cómo estos podrían afectar las relaciones con nuestro país, se estima conveniente el enviar una delegación”36. La cancillería surcoreana nombró a Paik Too Chin, exprimer ministro y miembro de la Asamblea Nacional, como jefe de la delegación. El resto estaba compuesta por miembros de la embajada: el embajador Kang Chun-he, el primer secretario Pyun Chung Hyun, el cónsul Hwang Young Jae y el tercer secretario Cho Gi Sung.

A medida que se aproximaba la ceremonia, la principal duda en Seúl era si una delegación norcoreana participaría. El 19 de octubre, a dos semanas de la ceremonia, el embajador Kang informó a Seúl que le había sido imposible confirmar si una representación norcoreana asistiría al evento. En el mismo telegrama, también notificó que no había podido agendar una entrevista con Allende o su ministro de Relaciones Exteriores, Clodomiro Almeyda37. Sin dar lugar para la improvisación, la cancillería surcoreana redactó un texto para los miembros de la delegación en el que ofrecía una síntesis de las relaciones chileno-surcoreanas, así como también una serie de instrucciones a seguir en el momento de interactuar con representantes del nuevo Gobierno, entre las cuales se incluían: agradecer el apoyo chileno en las Naciones Unidas, destacar el rol desempeñado por Chile en la uncurk y trasladar la postura de Corea del Sur en materia de relaciones exteriores: “No se mantendrán relaciones con aquellos países que establezcan relaciones (u ofrezcan reconocimiento formal) con el Gobierno títere de Corea del Norte (principio de Inadmisibilidad de las Dos Coreas)”38. Dado que el establecimiento de relaciones con Corea del Norte formaba parte de las promesas de campaña del presidente Allende, el mismo instructivo solicitaba a los diplomáticos negociar para limitar las relaciones a comerciales o consulares, en caso de que el nuevo Gobierno estuviera determinado a establecer relaciones con Pionyang39.

El 28 de octubre de 1970, la cancillería surcoreana se enteró a través de la prensa de la participación de una delegación no oficial de Corea del Norte en la ceremonia, la cual estaría acompañada por representantes de Cuba, Alemania Oriental y la República Popular China40. Finalmente, ambas Coreas asistieron a la ceremonia y, tras la primera conferencia de prensa del nuevo presidente de Chile, el embajador surcoreano informó que Allende había sido consultado sobre el establecimiento de relaciones con Cuba, la República Popular China y Vietnam. De acuerdo con el relato del embajador, Allende reprendió al periodista por no incluir a Corea del Norte y a la rda, y aclaró que planeaba establecer relaciones con todos los países socialistas41.

El jefe de la delegación surcoreana abandonó Chile el 5 de noviembre y se dirigió a Brasil. Ese mismo día, en su discurso de victoria en el Estadio Nacional, Allende hizo referencia a las delegaciones no oficiales: “Quiero, igualmente, saludar a las delegaciones de países con los que aún no tenemos relaciones diplomáticas. Chile les hará justicia al reconocer sus Gobiernos”42. Dos días más tarde, el canciller Clodomiro Almeyda recalcó en una conferencia de prensa que Chile deseaba establecer relaciones con todos los países del mundo y que no requería de aprobación dela Organización de Estados Americanos (oea) para establecerlas con Cuba. Con respecto a las relaciones con el resto de los países socialistas, el canciller destacó que estas presentaban particularidades para tener en cuenta, pero que se trabajaría para establecerlas lo antes posible43. Además del eventual establecimiento de nexos con Corea del Norte, otro elemento que tensionó las relaciones chileno-surcoreanas fue la decisión del Gobierno de la up de retirar a Chile de la uncurk44. Como hemos mencionado, durante el Gobierno de Frei, Corea del Sur había logrado con éxito impedir que Chile se retirara de la comisión. En esta ocasión, sin embargo, tanto los países miembros de la comisión como los Estados Unidos y Corea del Sur entendieron que la decisión era irreversible45.

Dado que el establecimiento de relaciones con los países socialistas era prácticamente un hecho, la cancillería surcoreana instruyó a sus embajadores en Bonn y Taipéi para que siguieran de cerca las reacciones de sus respectivos países frente al potencial establecimiento de relaciones con la rda y la República Popular China46. Al respecto, el embajador surcoreano en Alemania Occidental notificó a su ministro que la Doctrina Hallstein era impracticable, dados los esfuerzos por normalizar las relaciones entre las dos Alemanias, y que países como el Congo, Somalia, la República Centroafricana, Maldivas y Ceilán (actual Sri Lanka) establecieron relaciones con la rda sin que la rfa rompiera relaciones con ellos47.

El 5 de enero de 1971, fue anunciado el establecimiento de relaciones entre Chile y la República Popular China. Al respecto, el embajador surcoreano, Kang Chun-he, transmitió a Seúl su opinión de que, aunque el establecimiento de relaciones con la República Popular China era una movida predecible, “el nuevo Gobierno se precipitó y lo hizo antes de lo previsto”48. El embajador, también, informó sobre una conferencia de prensa ofrecida por el canciller Almeyda el día del comunicado. Durante esta, Almeyda mencionó haber informado al primer ministro Brand la intención de Chile de establecer relaciones económicas con la Alemania Federal y, al ser consultado sobre Corea del Norte, el ministro recalcó que Chile solo mantenía relaciones comerciales con ese país49.

El 16 de febrero de 1971, el embajador Kang se reunió con su contraparte de la Alemania Federal, Herst Osterheld. Durante el encuentro, Kang consultó a Osterheld sobre la acción que tomaría la rfa en el caso de que Chile anunciara el establecimiento de relaciones bilaterales con la rda. Ante esta pregunta, el embajador alemán respondió que, a diferencia de la República China, Alemania Occidental no rompería relaciones, pero consideraría suspender o reducir la ayuda económica otorgada a Chile. Aprovechando la instancia, Osterheld consultó al embajador Kang si planeaba imitar la actitud de Taiwán y evacuar la embajada. Sin instrucciones claras de la cancillería surcoreana, Kang se limitó a mencionar que el problema aún no había sido estudiado y que no podía dar una respuesta a título personal50.

Del intercambio entre los embajadores se desprende: 1) que los Gobiernos de los países divididos jamás se plantearon una acción conjunta frente a la política exterior de la up y el establecimiento de relaciones con sus contrapartes del bloque socialista, 2) que Osterheld sospechaba que Corea del Sur podía imitar la actitud de Taiwán, probablemente por una afinidad mayor entre los dos países del Este de Asia. Sin embargo, la realidad es que el referente en esta situación para la cancillería surcoreana era la rfa y 3) que Corea del Sur hizo a un lado su interpretación de la Doctrina Hallstein y permaneció en Chile para monitorear de cerca las actitudes de Taiwán y la rfa. Finalmente, a la hora de escoger entre los dos modelos, la política exterior ideológica taiwanesa y el pragmatismo alemán, Corea del Sur se inclinó por el segundo.

El 6 de abril de 1971, se publicó el comunicado conjunto sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Chile y la rda. Este acontecimiento tampoco tuvo un impacto en las relaciones entre Chile y Corea del Norte, las cuales seguían limitadas al comercio, como es posible verificar en el primer mensaje del presidente Allende al Congreso:

“La acción exterior de mi Gobierno, en el plano bilateral como el multilateral, se orienta a la consolidación de la paz y a la cooperación internacional. En consecuencia, Chile ha extendido sus relaciones diplomáticas a nuevos países. Nuestra primera decisión, obedeciendo a un anhelo mayoritario del pueblo chileno, fue restablecer relaciones con Cuba, injustamente sancionada. Establecimos relaciones diplomáticas y comerciales, también, con China, Nigeria y la República Democrática Alemana. Hemos establecido relaciones comerciales con la República Democrática de Corea y la República Democrática de Vietnam. Y en el contexto latinoamericano hemos apoyado ante la oea la reducción de los armamentos”51.

Ese mismo año, Park Chung-hee luchaba por mantenerse en el poder. Tras ganar las elecciones presidenciales de Corea del Sur en 1963 y 1967, su popularidad declinaba y los partidos de oposición aprovechaban el descontento frente a una economía que perdía el ritmo de crecimiento. Park respondió con un giro autoritario. En 1971, suspendió la constitución y declaró estado de emergencia. En 1972, proclamó ley marcial, disolvió la Asamblea Nacional y los partidos políticos, además de prohibir las actividades políticas52. El giro autoritario de Park también respondía a factores externos, como el retiro parcial de las tropas norteamericanas estacionadas en Corea (20.000) anunciado por Nixon, la eventual retirada de los Estados Unidos en Vietnam y la normalización de las relaciones entre China y los Estados Unidos53.

El viaje de Nixon a China a fines de febrero de 1972 también tuvo efectos en la política exterior chilena. El embajador de Chile en la República Popular China, Armando Uribe, opinaba que el nuevo escenario internacional era favorable para elevar las relaciones comerciales con Corea del Norte54. Además del acercamiento entre China y los Estados Unidos, es posible que la política agresiva de Nixon haya influido en la decisión de establecer relaciones bilaterales con Corea del Norte. De acuerdo con Raúl Bernal-Meza, la gestión del canciller Almeyda fue moderada al inicio “con el objeto de obtener apoyo político y económico, especialmente de las potencias occidentales”, y luego de tipo más ideológica “a medida que creció el grado de confrontación con los Estados Unidos”55.

Cuando los rumores del establecimiento de relaciones bilaterales entre Chile y Corea del Norte llegaron a oídos de la delegación surcoreana, el embajador Kang solicitó una reunión con el canciller Almeyda para retrasar la declaración del establecimiento de relaciones, programada para los primeros días de abril. El motivo por el cual la cancillería surcoreana estaba empecinada en demorar el anuncio se debía a que una delegación norcoreana, encabezada por Pak Song-chol, asistiría a la 3.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (también conocida como unctad iii, por sus siglas en inglés). Un eventual anuncio de relaciones bilaterales entre Chile y Corea del Norte frente a los 3000 delegados que participarían en la conferencia habría tenido repercusiones catastróficas para Seúl. Como moneda de cambio, el embajador surcoreano planteó que Corea del Sur mantendría relaciones con el Gobierno de la up56. Es posible verificar el efecto de la gestión surcoreana en el segundo mensaje de Allende al Congreso, dos meses después de la unctad iii:

“Mi Gobierno ha concertado las relaciones internacionales más amplias de nuestra historia. Hemos ejercido nuestra independencia política, que no acepta tutela alguna, reconociendo Estados de reciente constitución, y a la totalidad de los Gobiernos socialistas establecidos en el mundo, cuya reciprocidad se ha traducido en una amplia colaboración de orden técnico, económico y cultural. Elevaremos al rango de Embajada nuestra representación en Corea del Norte y en Nor-Vietnam57.

Finalmente, el establecimiento de relaciones bilaterales entre Chile y Corea del Norte fue anunciado el 1 de junio de 1972. Como signo de protesta, Corea del Sur retiró al embajador Kang Chun-he y, en su lugar, asumió Yun Suk Heun con el título de embajador subrogante. A partir de ese momento, las relaciones entre Chile y Corea del Sur alcanzaron su punto mínimo y algunas iniciativas para mejorar las relaciones, como la invitación al ministro de Defensa José Tohá a participar en el 24.o aniversario de las fuerzas armadas, fueron recibidas tibiamente por Chile -Tohá declinó la invitación argumentando que no podía ausentarse del país en las fechas propuestas-58.

En medio de este clima de deterioro de las relaciones, la embajada surcoreana solicitó el apoyo de Chile para prevenir el ingreso de Corea del Norte a la Organización Mundial de la Salud (oms). De acuerdo con el Gobierno surcoreano, la Asamblea General de las Naciones Unidas había acordado postergar la deliberación sobre la “cuestión coreana” para facilitar el diálogo intercoreano, por lo que la discusión sobre la entrada de Corea del Norte a la oms también debía postergarse59. Pero, a pesar de estos esfuerzos, Corea del Norte consiguió la membresía, lo que le valió una representación permanente en Ginebra y una misión como observador en las Naciones Unidas60. Una vez concretado el ingreso de Corea del Norte a la organización, el embajador subrogante Yun manifestó su malestar a las autoridades chilenas. Al respecto, el director de Organizaciones Internacionales, Juan José Fernández Valdés, le hizo ver que el ingreso de Corea del Norte no generaba mayor interés en el país, pero era un acontecimiento bienvenido, pues se alineaba con los dos principios básicos de la política exterior chilena: universalismo y pluralismo ideológico61.

En resumen, es posible distinguir tres etapas en las relaciones entre Corea del Sur y el Chile de Allende. En la primera etapa, mientras la cancillería chilena estaba dispuesta a limitar el reconocimiento de Corea del Norte para apaciguar a Corea del Sur, su homóloga surcoreana se debatía entre la adhesión a su doctrina y la ruptura de relaciones. Finalmente, tras observar las estrategias de Taiwán y la rfa, Corea del Sur asumió un enfoque pragmático y optó por mantener relaciones. El acercamiento entre China y los Estados Unidos y la agresiva política de desestabilización de Chile por parte del Gobierno de Nixon originaron una segunda etapa en la que el Gobierno de la up estaba decidido a elevar las relaciones comerciales con Corea del Norte a relaciones bilaterales. Ante este nuevo escenario, la cancillería surcoreana trató de mitigar el impacto retrasando el establecimiento de relaciones entre Chile y Corea del Norte lo máximo posible. La profundización de los lazos con Pionyang desembocó en una tercera etapa marcada por un rápido deterioro de las relaciones chileno-surcoreanas, que alcanzaron su punto más alto cuando Corea del Sur decidió retirar a su embajador.

3. Corea del Sur y el golpe militar

Los paralelismos entre los gobiernos autoritarios del surcoreano Park Chung-hee y de Augusto Pinochet han sido explorados por el historiador chileno César Ross, quien, desde un abordaje conceptual nutrido de fuentes chilenas, ha centrado su atención en la convergencia de los modelos promovidos por ambas dictaduras y la similitud de las trayectorias históricas de sus líderes62. Con el fin de complementar la labor realizada por Ross, se utilizan notas diplomáticas del archivo surcoreano para explicar la actitud de Seúl ante los acontecimientos chilenos y detallar el proceso de toma de decisiones con respecto al reconocimiento del nuevo Gobierno chileno. Y, aunque el hermanamiento de dos gobiernos autoritarios profundamente anticomunistas puede parecer obvio, el análisis documental revela que Corea del Sur actuó con bastante más cautela de lo que se esperaba.

El 12 de septiembre, a las 9:50 a. m. hora de Corea, y 9:50 p. m. del 11 de septiembre horario chileno, el canciller surcoreano envió un telegrama al embajador subrogante informándole que las noticias del golpe de Estado en Chile habían llegado a Corea, le indicaba poner especial atención a la seguridad de la misión diplomática y le solicitaba que lo mantuviera informado de nuevos acontecimientos63.

En su siguiente telegrama, el canciller insistía en los siguientes términos: “Informar expeditivamente sobre el reconocimiento del Gobierno revolucionario en Chile. sobre la situación en Chile”64. En este documento, y en otros posteriores, la frase “Gobierno revolucionario” aparece tachada y es sustituida por “nuevo Gobierno”. Este hecho, que parece casi anecdótico, encierra un significado más profundo. Como se mencionó, cuando la Junta Militar liderada por Park Chung-hee tomó el poder, adoptó el nombre de Comité Revolucionario. Por consiguiente, las fuerzas conservadoras en Corea del Sur se refirieron al golpe de Estado como la “Revolución Militar de 1961”. En este sentido, los diplomáticos surcoreanos del Gobierno de Park, consciente o inconscientemente, dibujaron paralelos entre los procesos de ambos países. Desafortunadamente, las fuentes disponibles solo nos permiten especular con respecto a lo que llevó a descartar estos paralelismos. Es probable que diplomáticos con mayor conocimiento de la realidad latinoamericana trasmitieran a Seúl lo inapropiado de caracterizar como revolucionario a un gobierno esencialmente contrarrevolucionario.

A continuación, el canciller surcoreano envío telegramas a sus embajadores en los Estados Unidos, Perú y Argentina, solicitándoles reportes sobre las actitudes de sus países anfitriones con respecto al nuevo Gobierno chileno65. Mientras Corea del Sur actuaba con cautela, la Junta Militar chilena dio el primer paso y envió un telegrama a la embajada surcoreana el 12 de septiembre, informando que se haría cargo del Gobierno e impondría el orden en el ámbito doméstico, pero que en materia internacional planeaba dar continuidad a la política exterior de Chile66.

Un elemento que allanó el camino para el reconocimiento del nuevo Gobierno chileno por parte de Corea del Sur fue la ruptura de relaciones con Corea del Norte. La información recabada inicialmente por Corea del Sur a través de canales diplomáticos estadounidenses indicaba que la Junta rompería relaciones con Cuba y estudiaría caso por caso las relaciones con el resto de los países socialistas. Al parecer, Corea del Sur desconocía que, en la segunda Acta de la Junta, con fecha del 13 de septiembre, el ministro de Relaciones Exteriores, Ismael Huerta Díaz, había manifestado la “necesidad de romper relaciones con Corea del Norte”67.

Lamentablemente, no disponemos de más detalles con respecto a la ruptura de relaciones con Corea del Norte por parte de la Junta Militar chilena. Es posible argumentar que dicha necesidad surgió a raíz de los cargos de terrorismo formulados contra la delegación norcoreana por parte de la Junta Militar. Estas acusaciones aparecen consagradas en el Libro Blanco del Cambio de Gobierno en Chile, el cual denunciaba que los diplomáticos norcoreanos eran en realidad extremistas que usaban sus credenciales como una fachada y que “Contaron con la manga ancha del Servicio de Investigaciones, controlado por un Director socialista y un Subdirector comunista, para no ser interferidos de ninguna forma en su actividad de terrorismo”68. Estas acusaciones, fundadas o no, encontraron un eco en la sociedad chilena. Por ejemplo, en la carta que Eduardo Frei Montalva envió al presidente de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana, Mariano Rumor, el expresidente denunciaba que, además de la presencia de guerrilleros latinoamericanos, Chile había sido invadido por “norcoreanos y otros representantes del mundo socialista”69.

Finalmente, la ruptura de relaciones entre Chile y Corea del Norte se materializó el 14 de septiembre70. Y, aunque la ruptura de relaciones con Pionyang no era un prerrequisito para el reconocimiento del nuevo gobierno por parte de Corea del Sur, este gesto sirvió para disipar algunas de las dudas iniciales. Así, el primer borrador para un eventual reconocimiento fue redactado con fecha del 17 de septiembre de 1973, y la versión final fue enviada al Almirante Huerta el 24 de septiembre:

“En nombre del Gobierno y del pueblo de la República de Corea tengo el honor de extender nuestro formal reconocimiento al nuevo Gobierno de la República de Chile.

Es nuestro sincero deseo que la cordial amistad y cooperación entre la República de Corea y la República de Chile sea fomentada y fortalecida en el futuro”71.

Aunque los documentos surcoreanos no entregan luces con respecto a la cautela con la que operó la cancillería surcoreana, la prensa chilena de la época parece ofrecer una respuesta. El periódico La Prensa informaba que los embajadores de Israel y Corea del Sur habían solicitado entrevistas al canciller Huerta72. Es posible que Corea del Sur haya esperado hasta que otros países reconocieran a la Junta Militar o que haya actuado de forma concertada con Israel. Por otro lado, El Mercurio destacó que Corea del Sur fue “el primer país de Asia que reconoce a la Junta Militar que asumió el poder el 11 de septiembre”73. De este modo, Corea se adelantó a otra nación anticomunista del Este de Asia, Japón. Según la información obtenida por César Ross en su estudio sobre las relaciones chileno-japonesas, el gobierno nipón reconoció al nuevo gobierno chileno una semana después74. Si bien las fuentes consultadas no ofrecen más datos al respecto, es posible conjeturar que la rivalidad coreano-japonesa motivó a Seúl a abandonar la cautela inicial con la que reaccionó al golpe y dar un paso adelante para afianzar la posición de su país frente a las autoridades chilenas.

Tras el reconocimiento otorgado a la Junta Militar del Gobierno, las relaciones chileno-surcoreanas se reactivaron. A mediados de 1974, el ministro de Cultura e Informaciones de la República de Corea, Chu Cheng Yoon, visitó Chile y se reunió con los miembros de la Junta de Gobierno. Al año siguiente, Chile reabrió su misión en Seúl, la cual permaneció cerrada desde 1971, con Leopoldo Fontaine como embajador. El punto más alto en las relaciones de amistad y cooperación entre Corea del Sur y Chile fue la asistencia del almirante José Toribio Merino a los actos conmemorativos del 27.o aniversario de las Fuerzas Armadas surcoreanas en 197575. Ironía del destino o no, Merino acabó asistiendo al mismo evento al que Tohá había declinado acudir tres años antes.

Conclusiones

Este artículo ha abordado la estrategia diplomática de Corea del Sur frente al Gobierno de la up. El propósito ha sido destacar el alcance global de la “vía chilena al socialismo” al incorporar a un actor hasta ahora ignorado en los estudios sobre las relaciones exteriores del Gobierno de Allende. También, el análisis se ha centrado en el impacto ideológico de la experiencia chilena en la formulación de la política exterior surcoreana. Al usar fuentes inéditas, se ha mostrado el pragmatismo con el que actuó Seúl al flexibilizar su postura ideológica inicial para así mantener relaciones con un gobierno de izquierda que reconocía a Corea del Norte y la prudencia con la que encaró el cambio de gobierno en Chile.

Dos elementos emergen del análisis documental: la laxitud de las doctrinas en el ámbito de las relaciones internacionales y la excepcionalidad del proyecto chileno. Con respecto al primer punto, las doctrinas de política exterior -Monroe, Hallstein, Una sola China, etc.- suelen ser interpretadas literalmente por los investigadores de las relaciones internacionales y rara vez son cuestionadas. Como consecuencia, actores como Corea del Sur han sido descartados a priori en el estudio de las relaciones exteriores de la up por su posición ideológica -anticomunismo- y su alineamiento con los Estados Unidos. Por el contrario, esta investigación ha tenido en cuenta el impacto del clima de distensión de la Guerra Fría que rodeó a la “vía chilena al socialismo” y que, en cierta medida, la hizo viable. En este contexto específico, el alineamiento de los países en dos bandos comenzó a difuminarse, lo que dio lugar a relaciones antes inimaginables. En consecuencia, es necesario entender las doctrinas más como un ideal retórico que categórico a la hora de analizar los vínculos globales del Gobierno de Allende.

Sobre el último punto, hasta el triunfo de Allende, Corea del Sur había sido muy consistente en el rompimiento de relaciones con aquellos países que tras impulsar revoluciones socialistas otorgaron algún tipo de reconocimiento a Pionyang. En este sentido, hemos argumentado que fue la naturaleza sui generis de la “vía democrática” chilena lo que le impidió a Seúl justificar una eventual decisión de romper relaciones con Chile. Frente a este escenario, la cancillería surcoreana se vio obligada a cambiar su estrategia. Y esta adaptación trascendió la dimensión bilateral y tuvo un impacto en la forma en que Corea del Sur se relacionaba con el mundo. A mediados de 1973, Corea del Sur anunció la “Declaración sobre la Política Exterior de Paz y Unificación” en la cual afirmaba que “abriría sus puertas a todos los países sobre la base del principio de igualdad mutua” e instó a los países con ideologías y sistemas diferentes a que “les abrieran sus puertas”76. No se trata de argumentar que el episodio en Chile fue la causa del viraje, pues esto implicaría confundir correlación con causalidad, pero sí de reconocer que entregó valiosas lecciones a la cancillería surcoreana.

Finalmente, aunque la investigación se centró en la reacción surcoreana, las fuentes consultadas ofrecen nuevas perspectivas sobre la estrategia chilena ante la “cuestión coreana”. Si bien desde Seúl se daba por descontado que Allende entregaría algún tipo de reconocimiento a Pionyang, ninguno de los informes surcoreanos hace mención alguna de una posible ruptura de relaciones con Corea del Sur por parte de Chile. Esto llama la atención, sobre todo si tenemos en cuenta que una de las primeras medidas del gobierno de la up fue retirar a Chile de la uncurk. ¿Por qué se detuvieron allí y no procedieron a cortar lazos con Seúl? ¿Existían límites para la denominada solidaridad socialista con Corea del Norte? ¿Fue la decisión de mantener relaciones con Corea del Sur una muestra de continuidad en el universalismo y pragmatismo con que se condujo la política exterior chilena? Todas estas preguntas van más allá del alcance original de esta investigación, pero su abordaje en futuras investigaciones mejorará indudablemente la comprensión de la política exterior de la up.

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*Agradezco a Kevin Gray por inspirarme a escribir sobre la política exterior de Corea del Sur y a Pablo Ampuero por compartir sus conocimientos sobre el Chile de la Unidad Popular (up), China y Taiwán. Agradezco, también, a Alfred Hinrichsen y a los revisores anónimos por sus comentarios y su atenta lectura del manuscrito. Asimismo, expreso mi agradecimiento a Eugenia Palieraki, Marco Morra y Rafael Pedemonte por su labor como editores del dossier, y al equipo editorial de Historia Crítica por todo su apoyo durante el proceso de publicación. Este artículo contó con el apoyo de la Academia de Estudios Coreanos (2021). Las traducciones del coreano y del inglés al español fueron hechas por el autor.

1Véase Biblioteca del Congreso Nacional, ed. Chile y Corea hacia el futuro. 60 años de relaciones bilaterales (Santiago: Ediciones Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2022).

2Este principio estaba inspirado en la Doctrina Hallstein de la República Federal de Alemania. Llamada así por el canciller de la República Federal de Alemania Walter Hallstein, fue enunciada en 1955 y declaraba que el reconocimiento a la República Democrática Alemana por parte de terceros constituía un gesto inamistoso. En el caso surcoreano, la doctrina nunca recibió un nombre como tal y los estudios de la política exterior surcoreana se refieren a ella como “La versión coreana de la Doctrina Hallstein” (hangukpanui halsyutain dokteurin). Al respecto, véase Kim Chang-hun, Hanguk Oegyo Eojewa Oneul (Seúl: Darakwon, 2002), 84-85.

3Kim, Hanguk Oegyo Eojewa Oneul, 85.

4Joaquín Fermandois H., “La política de la Guerra Fría: el caso de la Alemania europea, 1973-1977”, en Chile y la Guerra Fría global, ed. por Tanya Harmer y Alfredo Riquelme (Santiago de Chile: RIL Editores, 2014), 267-272; Joaquín Fermandois H., Mundo y fin de mundo: Chile en la política mundial, 1900-2004 (Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 2005), 370-371.

5Gustavo Gajardo Pavez y Cristián Medina Valverde, “De la amistad a la diplomacia. El reconocimiento internacional del Gobierno de la Unidad Popular a la República Democrática Alemana, 1971”, Izquierdas, n.o 48 (2019): 49-54.

6Pablo Ignacio Ampuero Ruiz, “Diplomacia en transición. La República Popular China frente a la dictadura cívico-militar en Chile”, Estudios Políticos (Medellín), n.o 49 (2016): 41; Javier Eduardo Matta, “Chile y la República Popular China: 1970 - 1990”, Estudios Internacionales 24, n.o 95 (1991): 351-352. Véase también William A. Joseph, “China’s Relations with Chile under Allende: A Case Study of Chinese Foreign Policy in Transition”, Studies in Comparative Communism 18, n.o 2-3 (1985): 135.

7Diego Lin Chou, Chile y China: inmigración y relaciones bilaterales (1845-1970) (Santiago: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2004), 397.

8Eilin Rafael Perez presentó una ponencia titulada “Reinscribing Diplomatic Protocol: The Case of Chile During Korean Détente, 1970-1973”, en la sesión del 9 de junio de 2021 del Oxford International History of East Asia Seminar. Sin embargo, esta investigación es inédita.

9Para el caso de Corea del Norte y América Latina, véase Joseph S. Bermudez Jr., Terrorism: The North Korean Connection (New York: Taylor & Francis, 1990); Charles K. Armstrong, Tyranny of the Weak: North Korea and the World, 1950-1992 (Ithaca: Cornell University Press, 2013); Moe Taylor, “North Korea and the Latin American Revolution, 1959-1970” (tesis Ph. D., University of British Columbia, 2020); Benjamin R. Young, Guns, Guerillas, and the Great Leader: North Korea and the Third World (Stanford, California: Stanford University Press, 2021); Luciano Damián Bolinaga y Alejandra Conconi, “Las relaciones entre la República Argentina y la República Popular Democrática de Corea”, en Construyendo puentes entre América Latina y la península coreana (Buenos Aires: Editorial Teseo, 2022). Para las relaciones de Corea del Sur con el Tercer Mundo, véase Kim, Hanguk Oegyo Eojewa Oneul; Choi Bum-sik, “The Third World Policies of South and North Korea: A Comparative Analysis” (tesis Ph. D., The George Washington University, 1988).

10Véase Michal Zourek, “La alianza cubano-soviética y sus desafíos para el tercerismo uruguayo en la primera mitad de los años sesenta: una mirada desde los archivos de la inteligencia checoslovaca”, Historia Crítica, n.o 85 (2022); Michal Zourek, Checoslovaquia y el Cono Sur 1945-1989. Relaciones políticas, económicas y culturales durante Guerra Fría, Ibero-Americana Pragensia Supplementum 39 (Praga: Universidad Carolina de Praga, ed. Karolinum, 2014).

11Tony Smith, “New Bottles for New Wine: A Pericentric Framework for the Study of the Cold War”, Diplomatic History 24, n.o 4 (2000): 568.

12Federico Romero, “Cold War Historiography at the Crossroads”, Cold War History 14, n.o 4 (2014): 691. Véase también Matthew Connelly, “Taking Off the Cold War Lens: Visions of North-South Conflict during the Algerian War for Independence”, The American Historical Review 105, n.o 3 (2000).

13Tanya Harmer, “Towards a Global History of the Unidad Popular”, Radical Americas 6, n.o 1 (2021): 3-4.

14El presente artículo emplea el sistema de romanización revisada del coreano, desarrollado en 1995 por Corea del Sur. En el caso de nombres propios, se mantiene la romanización antigua de personajes históricos, como Rhee Syngman, Park Chung-hee, Kim ii Sung y otros.

15“Chile notifica al embajador residente en los Estados Unidos, Chang Myeon, su reconocimiento de la República de Corea (Chiri Hangukjeongsikseungin Jumijangmyeondaesae Tonggo)”, Donga Ilbo, 29 de mayo de 1949, 1.

16Véase Leonardo Vinícius Brisola Barbosa, “From Batallón Colombia to Sixty-Nine Ex-POWs : The Unforeseen Impact of Latin America in the Korean War” (tesis de maestría, The Hong Kong University of Science and Technology, 2021).

17“Contributions by Govts. Other Than us/ unkra”, Folder #2-A (Special Approaches - Argentina to Mexico). s. f. Archivos de Historia de Corea del Instituto Nacional de Historia de Corea (akh), Gwacheon-Corea del Sur. Véase, también, Paul M. Edwards, United Nations Participants in the Korean War: The Contributions of 45 Member Countries (Jefferson, North Carolina: McFarland & Co Inc., 2013); Cristián Garay Vera y Javier Castro Arcos, “Chile y la Guerra de Corea. Un Episodio de la Política Exterior Chilena”, Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad 12, n.o 1 (2017): 131-57.

18El rol de Chile en la uncurk ha sido explorado por el autor en Camilo Aguirre Torrini, “A study on Chile and North‐South Korea Relations: Chile’s withdrawal from the uncurk” (tesis de maestría, Seoul National University, 2014). Véase, también, Milton Cortés Díaz, “Orígenes de una relación: Chile y La Península de Corea (1950-1973)”, en Corea del Sur y América del Sur: lecciones de dos trayectorias, ed. por César Ross and Rodrigo Álvarez (Santiago: ChKSCP-USACH, 2018), 23.

19Biblioteca del Congreso Nacional, ed., Dos voluntades para el desarrollo: 50 años de relaciones entre Chile y Corea, Serie Asia Pacífico (Valparaíso: Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2012), 39.

20Establecimiento de Relaciones con Chile (Gukgyosurip-Chille) 1962.4.18, Archivos Diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea, Seúl-Corea del Sur (dak), (C-0003-24) [608], Frame (página del microfilm) 68.

21Kim, Hanguk Oegyo Eojewa Oneul, 85; Jeon Jeonghwan, “Park Chung-heejeongbu Oegyogwangye”, en Foreign Policy of the Republic of Korea; Looking Back and Ahead, ed. por Gim Yangmyeong et al. (Seongnam: The Academy of Korean Studies, 2003), 233.

22Biblioteca del Congreso Nacional, Dos voluntades, 38.

23“Historia de la Embajada de la República de Corea en Chile”, Embajada de la República de Corea en Chile, acceso el 10 de abril de 2023, https://overseas.mofa.go.kr/cl-es/wpge/m_22554/contents.do.

24Véase Camilo Aguirre Torrini, “‘Comercio a Palos’: La Misión Comercial Norcoreana En Montevideo (1963-1966)”, Revista Encuentros Uruguayos 16, n.º 1 (2023).

25Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, “Delegación norcoreana al iii Congreso Nacional de la cut y Asociación Cultural Chile-Chosen”, 23 de octubre de 1962. Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile (agh), Santiago-Chile, Fondo Países: Estados Unidos (usa 15).

26“Infiltración Norcoreana en Chile” (Bukanui Chille Chimtu). dak, (D-0003-03) [1511], Frame 6.

27“La historia de la primera delegación parlamentaria en visitar Corea del Norte”, Asia Pacífico Observatorio Parlamentario, acceso el 10 de abril de 2023, https://www.bcn.cl/observatorio/asiapacifico/noticias/visita-delegacion-parlamentaria-corea-del-norte-1966

28Véase Rafael Pedemonte, “A Case of ‘New Soviet Internationalism’: Relations between the USSR and Chile’s Christian Democratic Government, 1964-1970”, Journal of Cold War Studies 21, n.o 3 (2019); Rafael Pedemonte, “Desafiando la bipolaridad: la independencia diplomática del Gobierno democratacristiano en Chile y su acercamiento con el ‘mundo socialista’ (1964-1970)”, Estudos Ibero-Americanos 44, n.o 1 (2018).

29“Viaje del Embajador de Argentina Bae Eui-hwan a Chile” (Bae Eui-hwan Juareuhentinadaesa Gyeomimguk Chille Chuljang), 1966.6.6-15. dak, (C-0014-09) [1766], Frame 32.

30Aguirre Torrini, “A Study on Chile and North‐South Korea Relations”, 33-41.

31Camilo Aguirre Torrini, “Diplomatic Competition between North and South Korea in the Southern Cone (1950-1977)”, en Politics, International Relations and Diplomacy on the Korean Peninsula, ed. por Lim Sojin (Abingdon, Oxon; Nueva York: Routledge, 2023), 91-95

32José Luis León-Manríquez, “Formal Friendship, Real Suspicions: Diplomatic Relations between Mexico and South Korea, 1962-1987”, México y la Cuenca del Pacífico, n.o 38 (2010): 27.

33Véase Sebastián Hurtado-Torres, “The Chilean Moment in the Global Cold War: International Reactions to Salvador Allende’s Victory in the Presidential Election of 1970”, Journal of Cold War Studies 21, n.o 3 (2019).

34Carlos Jorquera Tolosa, “Allende habla de Corea, Vietnam y Cuba”, Punto Final, n.º 84 (1969): 2.

35“Relaciones Chile-Corea del Norte” (Bukan-Chille Gwangye). dak, 05 [3571], Frame 79.

36“Ex primer ministro de la República de Corea Paik Too Chin asiste a la toma de posesión del presidente Salvador Allende, 1970.11.1-5” (Baek Dujin Jeongungmuchongni Allende G., Salvador Chille Daetongnyeong Chwiimsik Chamseok, 1970.11.1-5). dak, [3532]. Frames 4-6.

37“Ex primer ministro de la República de Corea”. Frame 13.

38“Ex primer ministro de la República de Corea”. Frame 24.

39“Ex primer ministro de la República de Corea”. Frame 25.

40“Relaciones Chile-Corea del Norte”. Frame 87.

41“Relaciones Chile-Corea del Norte”. Frame 94.

42Salvador Allende, “Discurso en el Estadio Nacional con motivo de la toma de posesión del Gobierno”, 5 de noviembre de 1970, en Biblioteca del Congreso Nacional, Allende a 50 años de su elección (Santiago: Ediciones Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2020), 52.

43“Relaciones Chile-Corea del Norte”. Frame 96.

44“Letter, Chilean Ambassador Jose Pinera, Concerning Chile’s Withdrawal from uncurk”, 16 de noviembre de 1970. Cold War International History Project Digital Archive (cwihp) del Woodrow Wilson Center, “International incidents and disputes - Korea - correspondence (603.1)”, Executive Office of the Secretary-General, S-0196-0003-02, United Nations Archives and Records Management Section (un arms), Nueva York, ny. Obtenida para nkidp por Charles Kraus, https://digitalarchive.wilsoncenter.org/document/letter-chilean-ambassador-jose-pinera-concerning-chiles-withdrawal-uncurk

45Aguirre Torrini, “A study on Chile and North‐South Korea Relations”, 61-69.

46“La política (exterior) de Chile hacia las Alemanias” (Chilleui Daedogil Jeongchaek). dak, 06 [4091], Frame 4.

47“La política (exterior) de Chile hacia las Alemanias”. Frame 5.

48“La política (exterior) de Chile hacia las Alemanias”. Frame 13.

49“La política (exterior) de Chile hacia las Alemanias”. Frame 13.

50“La política (exterior) de Chile hacia las Alemanias”. Frames 31-35.

51Salvador Allende, “Primer Mensaje al Congreso Pleno”, 21 de mayo de 1971, en Biblioteca del Congreso Nacional, Allende a 50 años de su elección, 155. Énfasis propio.

52Michael J. Seth, A Concise History of Korea: From Antiquity to the Present (Lanham, md: Rowman & Littlefield, 2019), 435.

53Barry Gills, Korea versus Korea: A Case of Contested Legitimacy (London: Routledge, 2005), 153.

54Armando Uribe, “Cable 19. Cifrado Secreto”, 21 de febrero de 1972. agh, Fondo Países: China (chn20).

55Raúl Bernal-Meza, Historia de las relaciones internacionales de Chile 1810-2020 (Santiago: RIL Editores, 2020), 429.

56Con respecto a Corea del Norte y unctad iii, véase “Relaciones Chile-Corea del Norte” (Bukan-Chille Gwangye), dak, 8 [D-0011].

57Salvador Allende, “Segundo Mensaje del Presidente Allende ante el Congreso Pleno”, 21 de mayo de 1972, en Biblioteca del Congreso Nacional, Allende a 50 años de su elección, 305. Énfasis propio.

58“Invitación al ministro de defensa José Toha González para visitar la República de Corea” (Toha Gonzalez, Jose Chille Gukbangjanggwan Banghan Chocheonggyehoek). dak, 11 [5192], Frame 6.

59Embajada de Corea del Sur en Chile, “kcp-73-25, 27 de marzo de 1973”. agh. Fondo Países: Corea del Sur.

60Janick Marina Schaufelbuehl, Marco Wyss y Sandra Bott, “Choosing Sides in the Global Cold War: Switzerland, Neutrality, and the Divided States of Korea and Vietnam”, The International History Review 37, n.o 5 (2015): 1028. Gills, Korea versus Korea, 125.

61Embajador subrogante de Corea del Sur en Chile, “Telegrama al Ministro”, s. f. Archivos Nacionales de Corea (nak), Daejeon-Corea del Sur, http://theme.archives.go.kr/viewer/common/archWebViewer.do?bsid=200700001543&dsid=000000000011&gubun=search#4

62Véase César Ross, “Chile y Corea del Sur (1973-1989): las claves de un vínculo estratégico improbable”, Aldea Mundo, n.º 49 (2020).

63“Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile” (Sinjeongbu Seungin-Chille). dak, 22 [5853], Frame 4.

64“Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile”. Frame 5. El tachado es de la fuente primaria.

65“Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile”. Frame 6.

66“Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile”. Frame 52.

67Renato Cristi, “La génesis de la Constitución de 1980: una lectura de las actas de la honorable junta de gobierno”, Revista De Ciencia Política 19, n.º 2 (1998): 216.

68Ministerio Secretaría General de Gobierno de Chile, Libro Blanco del cambio de Gobierno en Chile. 11 de septiembre de 1973 (Santiago: Editorial Lord Cochrane, 1973), 69.

69Eduardo Frei Montalva, “Carta a Mariano Rumor, Presidente de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana”, 8 de noviembre de 1973, en Eduardo Frei Montalva, 1911-1982, ed. por Cristián Gazmuri, Patricia Arancibia y Álvaro Góngora (Santiago: Fondo de Cultura Económica, 1996), 483.

70“Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile”. Frame 32.

71“Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile”. Frames 82-83.

72“Más reconocimientos a nuevo gobierno chileno”, La Prensa, 25 de septiembre de 1973. Recorte de prensa disponible en “Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile”. Frame 87.

73“Israel y Surcorea reconocen al Gobierno”, El Mercurio, 26 de septiembre de 1973. Recorte de prensa disponible en “Reconocimiento de un nuevo Gobierno - Chile”. Frame 88.

74César Ross, “Chile y Japón: el impacto del quiebre de la democracia, 1973”, Atenea, n.o 492 (2005): 124.

75Biblioteca del Congreso Nacional, Dos voluntades para el desarrollo, 40.

76Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Corea, Hangugoegyo Yuksimnyeon, 2009, 41.

Cómo citar: Aguirre Torrini, Camilo. “¿Ideología o pragmatismo? Corea del Sur y el Gobierno de la Unidad Popular (1970-1973)”. Historia Crítica, n.° 90 (2023): 29-50, doi: https://doi.org/10.7440/histcrit90.2023.02

Recibido: 10 de Abril de 2023; Aprobado: 29 de Mayo de 2023

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