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Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía

versión impresa ISSN 0121-215Xversión On-line ISSN 2256-5442

Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr. v.21 n.2 Bogotá jul./dic. 2012

 

El rururbano: un espacio de vulnerabilidad y riesgo. estudio cualitativo en la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, Argentina

O rururbano: um espaço de vulnerabilidade e risco. Estudo qualitativo na cidade da Bahía Blanca, província de Buenos Aires (Argentina)

The Rural-Urban Fringe as a Space of Vulnerability and Risk. A Qualitative Study in the City of Bahía Blanca, Province of Buenos Aires (Argentina)

Claudia A. Sereno*
Silvia Alicia Santarelli Serer**
Universidad Nacional del Sur, Argentina


*Licenciada y profesora de Geografía de la Universidad Nacional del Sur (Argentina). Actualmente se desempeña como asistente de cátedra en el Departamento de Geografía y Turismo de la misma universidad. Sus líneas de investigación son la geografía urbana y la geografía cultural.
Dirección postal: Departamento de Geografía y Turismo, Universidad Nacional del Sur. Estomba 744, Depto 32. Código postal 8000. Bahía Blanca, Argentina.
Correo electrónico: csereno@uns.edu.ar
**Licenciada y profesora de Geografía de la Universidad Nacional del Sur y Doctora en Geografía de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. Actualmente se desempeña como profesora titular en el Departamento de Geografía y Turismo de la Universidad Nacional del Sur. Sus líneas de investigación son la metodología de la investigación en geografía y la geografía cultural.
Dirección postal: Departamento de Geografía y Turismo. Universidad Nacional del Sur. Mitre 867. Código postal 8.000. Bahía Blanca, Argentina.
Correo electrónico: silviasantarelli@gmail.com

Recibido: 20 de marzo del 2012. Aceptado: 15 de mayo del 2012
Artículo de investigación que caracteriza el rururbano de la ciudad de Bahía Blanca (Argentina) como un ámbito de fragilidad y vulnerabilidad, así como de riesgo para sus residentes, expuestos a la amenaza de modificar sus modos de vida y perder sus propiedades ante el avance urbano.


Resumen

El trabajo caracteriza el rururbano –límite externo del periurbano– de la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires (Argentina), como un espacio expuesto al crecimiento urbano y como un ámbito de fragilidad y vulnerabilidad para quienes habitan estas zonas. Para ello se puntualiza en el riesgo que corren los residentes del borde frente a la amenaza de modificar sus modos de vida y de perder sus propiedades ante el avance urbano. Los resultados permiten precisar las fortalezas y debilidades de los propietarios rurales y sus modalidades de acción de acuerdo con la exposición a esta expansión y con su arraigo al lugar. La técnica de recopilación es la entrevista semiestructurada a residentes del rururbano.

Palabras clave: respuestas de adaptación, riesgo, rururbano, significado, vulnerabilidad.


Resumo

O trabalho caracteriza o rururbano - limite externo do periurbano - da cidade de Bahía Blanca, província de Buenos Aires (Argentina), como um espaço exposto ao crescimento urbano e como um âmbito de fragilidade e vulnerabilidade para os que habitam essas zonas. Para isso, centraliza-se no risco que os residentes correm de modificar seus modos de vida e de perder suas propriedades ante o avanço urbano. Os resultados permitem determinar as fortalezas e debilidades dos proprietários rurais e suas modalidades de ação de acordo com a exposição a essa expansão e com seu enraizamento no lugar. A técnica de recopilação é a entrevista semiestruturada com residentes do rururbano.

Palavras-chave: respostas de adaptação, risco, rururbano, significado, vulnerabilidade.


Abstract

The article characterizes the rural-urban fringe, the outer boundary of the peri-urban, of the city of Bahía Blanca, province of Buenos Aires (Argentina), as a space exposed to urban growth and as an environment fraught with fragility and vulnerability for its inhabitants. In order to achieve this objective, the article focuses on the risks posed for the inhabitants of this border area when faced with the threat of having to modify their way of life and of losing their properties due to urban development. The results of the research make it possible to specify the strengths and weaknesses of rural owners and their modalities of action on the basis of their exposure to this expansion and of their rootedness to their place. The compilation technique employed was the semi-structured interview with residents of the rural-urban fringe.

Keywords: adpatation responses, risk, rural-urban, meaning, vulnerability.


Introducción

La expansión de las ciudades genera espacios de bordes dinámicos en los que la discontinuidad y los cambios, tanto espaciales –de uso y ocupación del suelo– como funcionales, son distintivos de los modos de vida y los vínculos entre actores. Estas particularidades entre otras, detalladas en el presente artículo, convierten a esta zona en un espacio con una identidad particular aunque vulnerable desde el punto de vista ambiental y social. Al respecto, las presiones del área urbana inmediata y los embates económicos derivados del orden global son los principales aspectos que definen estas circunstancias que, en ocasiones, obligan a los residentes a cambiar sus prácticas cotidianas –y por consiguiente, sus modos de vida–; y en casos extremos, a vender sus propiedades.

Este estudio1 se fundamenta en un trabajo anterior, en el que se define el periurbano como:

    [...] áreas muy dinámicas, donde se superponen actividades económicas diversas, que originan relaciones conflictivas entre el núcleo urbano organizador, sus actores y estos espacios, manifiestas a través de fricción entre usos de suelo no compatibles, así como la degradación ambiental y deterioro del paisaje periurbano. (Lorda 2008, 92)

También se entiende el área externa de esta franja, o rururbano, como el límite externo del periurbano, en donde la continuidad urbana-rural manifiesta un predominio del ámbito rural aunque con algunos rasgos propios de la ciudad (Sereno, Santamaría y Santarelli. 2010). En este caso, el interés se centra en la resistencia y vulnerabilidad de los habitantes –especialmente de aquellos que conservan sus costumbres y practicas rurales– frente a las presiones de la ciudad.

En este contexto, se caracteriza el rururbano de la ciudad de Bahía Blanca (de tamaño intermedio, por contar con 301.572 habitantes [Instituto Nacional de Estadística y Censo -INDEC 2010], situada en el centro-este de Argentina) (figura 1) como un espacio expuesto al crecimiento urbano y, en consecuencia, de riesgo para los pobladores rurales próximos a la urbe. Para ello se sintetiza, en primer lugar, el crecimiento de la ciudad, poniendo énfasis en los acontecimientos que incidieron en la transformación de la periferia en los últimos años; y, en segundo lugar, se puntualiza la situación de los residentes, así como se identifican las estrategias y tipos de respuesta –de resistencia o adaptación– que asumen con la finalidad de conservar sus prácticas cotidianas y sus propiedades. Al mismo tiempo se procura reconocer cómo el significado y el sentido de pertenencia al lugar son factores determinantes a la hora de decidir situaciones de cambio y transformación.

Etapas metodológicas

La investigación se sustenta en el trabajo en terreno, complementado con el análisis documental y bibliográfico, utilizando el método cualitativo, especialmente para la recopilación y tratamiento de los datos. Una síntesis de las etapas se detalla a continuación:

Recopilación de datos

Se consultaron diferentes fuentes teóricas sobre la temática del riesgo y vulnerabilidad en espacios de borde, que constituyeron el marco conceptual para elaborar la perspectiva de análisis de las opiniones de los pobladores. Además, se analizó el material bibliográfico (tesis doctorales y planes de desarrollo urbano) sobre la expansión de Bahía Blanca con el fin de detectar la tendencia de este crecimiento.

La recopilación de datos in situ se realizó por medio del empleo de entrevistas semiestructuradas aplicadas a residentes para conocer las actividades, las vivencias y el significado que tiene su espacio cotidiano, e identificar cómo perciben el riesgo que involucra cambiar de actividad, de modo de vida y perder sus propiedades debido al avance de la mancha urbana.

En esta etapa se realizaron los siguientes pasos:

  • Se determinó el universo de estudio. Para ello se delimitó el área y las unidades de análisis mediante la técnica de clasificación, fusión e interpretación de imágenes satelitales. Este procedimiento incluye la selección de criterios para la delimitación espacial y de recursos a utilizar –imágenes landsat 7-ETM+ (12/99) y cartas topográficas–, y la georreferenciación de las imágenes (Sereno, Santamaría y Santarelli 2010).

  • Se complementó la técnica descrita con un minucioso trabajo en terreno, que permitió identificar la cantidad de los elementos que constituyen el universo de análisis: 27 propiedades aproximadamente2.

  • Se diseñaron las entrevistas contemplando que el logro de los objetivos no interfiera con la libre expresión de los entrevistados. Las variables seleccionadas incluyen la percepción del riego ante la expansión urbana, los años de residencia, las expectativas, el significado del lugar, las vivencias y los sentimientos hacia el lugar, entre otras.

  • Si bien se prevé entrevistar a la totalidad de los propietarios, en el presente trabajo, y de acuerdo con su objetivo, la recopilación de las opiniones de los residentes se efectuó mediante un muestreo teórico, no probabilístico, en el cual se combina la modalidad de "juicio experto" y de "bola de nieve", método que permitió seleccionar las unidades de análisis. Es oportuno mencionar que, en ocasiones, existió dificultad para concretar las entrevistas debido a la resistencia de los entrevistados a ser interrogados sobre sus propiedades y a que, en algunos casos, la estadía de los propietarios no era permanente. La recopilación finalizó al cumplirse el principio de saturación, es decir cuando las mismas respuestas fueron reiterativas en diferentes situaciones observadas.

  • Se contactaron diez residentes (40% del total del universo) de los cuales solo se pudo concretar el encuentro con siete, distribuidos en el sector norte y oeste del rururbano bahiense.

  • Se aplicaron entrevistas en profundidad, semiestructuradas, con una duración promedio de una hora cada una.

Tratamiento y análisis de la información

Se analizó el contenido de las entrevistas teniendo en cuenta las categorías mencionadas en su diseño, con el fin de detectar el nivel de vulnerabilidad y las estrategias que adoptaron los residentes ante la expansión urbana. Posteriormente se elaboró la cartografía de localización y temática correspondiente.

Resultados

En esta etapa se identificaron los acontecimientos que influyeron en la transformación del área circundante a Bahía Blanca, y la exposición de los residentes del área al riesgo que, para su estilo de vida, representan los cambios derivados del avance urbano; se sintetizó la situación y la percepción del riesgo mencionado.

Se individualizaron las estrategias de los residentes del rururbano ante las presiones urbanas, y las expresiones que evidencian su grado de vulnerabilidad ante estas dificultades. Asimismo, se identificó el significado y el sentido de pertenencia a partir de los calificativos con los cuales reconocen sus espacios cotidianos.

Finalmente, se categorizaron las respuestas –según resistencia, adaptación o resignación– de los entrevistados con respecto a la expansión de la ciudad y a las posibles transformaciones que ello provoca en el área.

El rururbano: un espacio de riesgo, vulnerable y frágil

Numerosos autores (Cardona 1993; Lavell 1996; Perles Roselló y Mérida Rodríguez 2009; entre otros) trabajan la temática de los riesgos naturales y tecnológicos, aportando conceptos de interés, como vulnerabilidad, riesgo, amenaza y otros, que resultan útiles para los fines de esta investigación. Es necesario aclarar que no se encontraron antecedentes sobre la temática con la misma perspectiva que aborda el trabajo, es decir que consideren la expansión urbana como una amenaza sobre el sentido de arraigo y de pertenencia de los residentes rurales, actores vulnerables frente a esta presión.

Al respecto, existen diferentes perspectivas para definir riesgo; por un lado puede considerarse como un conflicto de interacción, entre la naturaleza y el accionar del hombre, existiendo así riesgos naturales y riesgos tecnológicos. Por otro lado, nociones más generales entienden que todo evento, sea natural o social, puede ocasionar riesgos, es decir que "[...] se refiere a la posibilidad de que una contingencia (ocurrencia o presencia de un evento, característica o proceso) entrañe efectos adversos para la unidad de referencia [...]" (Comisión Económica para América Latina y el Caribe –en adelante, CEPAL– 2002, 3).

Esta última acepción permite considerar a la expansión urbana como un factor de riesgo de origen social y económico, y como una amenaza relacionada con la pérdida de propiedades de la población rural que genera inseguridad, inestabilidad y desarraigo, lo que provoca transformaciones en sus rutinas, actividades y modos de vida.

Con una visión centrada en los riesgos naturales, Barrenechea, Gentile, González y Natenzon establecen cuatro dimensiones del riesgo. La primera corresponde a la peligrosidad, entendida como "[...] el potencial peligroso que tienen los fenómenos naturales, potencial inherente al fenómeno mismo, sea cual sea su grado de artificialidad [...]" (2005, 180-181); la segunda a la vulnerabilidad, definida como características sociales, económicas y culturales, entre otras, de un grupo social que le permiten enfrentar un evento catastrófico y determinar el nivel de dificultad o las capacidades que tendrá el grupo social para recuperarse autónomamente luego del impacto; la tercera a la exposición, utilizada para referirse a la distribución de lo que es potencialmente afectable, la población y los bienes materiales expuestos al fenómeno peligroso; y la cuarta a la incertidumbre, relacionada con las limitaciones en el estado del conocimiento (incertidumbre científica) y con las indeterminaciones, en cuanto a competencias institucionales y a normas (incertidumbre política).

De este modo, y siguiendo la línea de estudio de Barrenechea, Gentile, González y Natenzon (2005), se caracteriza el espacio rururbano como un área de riesgo expuesta a la amenaza de la expansión urbana. La tabla 1 muestra las dimensiones del riesgo analizadas por los autores antes mencionados, extrapoladas al borde de la ciudad de Bahía Blanca, puntualizando en los indicadores que inciden en una mayor o menor exposición al peligro.

Gilberto Arango Escobar complementa estas dimensiones al analizar en Colombia el estado crítico del espacio rural próximo a las ciudades. En su disertación, menciona que los espacios de transición son receptores de los detritos que producen las ciudades, sufriendo consecuentes problemas ambientales como la aparición de basurales, la contaminación del agua y la pérdida de suelo fértil, entre otros, además expone que:

    [...] el incremento en el valor del suelo se convierte en un atractivo para la venta de los predios parentales, la población campesina se debate entre el deslumbramiento por la ciudad, la presión económica sobre sus predios y el bajo rendimiento económico de su actividad. (Arango Escobar 2008, 400)

Esta afirmación pone de manifiesto los intereses que se conjugan en los lugares de borde debido a las presiones que ejerce la ciudad sobre el ámbito rural, a tal punto que esta termina por dominar totalmente y por transformar el espacio en urbano, especialmente cuando no existen políticas locales tendientes a preservar estos ámbitos.

Los residentes impactados por la expansión urbana resisten –con sus recursos y tecnologías– implementando distintas estrategias como respuesta ante la nueva estructura de reglas que intenta imponerse en sus territorios. En este sentido, Saurí Pujol añade dos dimensiones referidas a las respuestas frente al peligro:

    [...] la resistencia o la capacidad del sistema socio-natural de seguir su funcionamiento normal a pesar de haber sufrido una perturbación, y la resiliencia o la capacidad de recobrarse de las alteraciones inducidas por una perturbación que han afectado substancialmente el funcionamiento de este sistema. (2003, 22)

En este contexto es pertinente reafirmar, tal como expresa Ruiz Ballesteros, el concepto de resiliencia social, como la

    [...] capacidad de las comunidades para resistir impactos externos sobre su infraestructura social [...] alega que es imposible pensar en una estabilidad absoluta ni debatir sobre el acontecer del cambio sino hasta dónde este puede ser asimilado por las comunidades sin que las mismas pierdan su identidad. (2009, 169)

El aporte de Saurí Pujol se enriquece con lo esbozado por Bravo, quién explica las diversas decisiones técnicas y productivas de los agricultores y la evolución probable de las explotaciones a nivel regional, fundamentado en el modelo de comportamiento adaptativo de Brossier. Este modelo se basa en tres conceptos clave: la situación, que "[...] es el conjunto de factores, favorables o no, que definen, en un momento dado, las posibilidades de acción productiva del agricultor [...]"; el proyecto, entendido como "[...] un conjunto complejo de objetivos más o menos jerarquizados, no desprovistos de contradicciones internas y sujeto a evolución, [...] incluye una actitud activa frente a la búsqueda de información"; y, la doble adaptación, que implica la decisión del agricultor "[...] en función de su proyecto y de su situación tal como él los percibe [...] con una coherencia entre los objetivos y los medios utilizados para alcanzarlos, modelo que implica conocer la incidencia de las percepciones de los productores en sus decisiones" (Brossier citado por Bravo 1991, 3-4).

Es así que, frente a las diversas situaciones, los actores muestran distintos tipos de actitudes. En este sentido, en el documento de la CEPAL se sostiene que las respuestas ante el riesgo pueden ser varias: una aceptación del riesgo o resignación; una adaptación activa, que implica reestructuraciones internas para que perdure la decisión y la estrategia en el tiempo, y la incapacidad de respuesta, que abarca ineptitud para enfrentar el riesgo e inhabilidad para adaptarse activamente a sus consecuencias (2002, 3).

Desde este punto de vista, y en lo concerniente al tema de investigación, los residentes del rururbano presentan un modo de vida particular, con prácticas cotidianas, trayectos y tiempos que los identifican; motivos por los cuales reaccionan y responden con una estructura de normas y con ritmos que los diferencian entre sí y con el ciudadano urbano. En este sentido, cada residente actúa y ofrece su modalidad de resistencia y resiliencia de acuerdo con la exposición a la cual está sometido su entorno natural y socioeconómico. En la figura 2 se esquematizan las respuestas que adoptan los residentes del rururbano ante las presiones urbanas: estas van desde una aceptación pasiva o resignación, pasando por una adaptación o cambios en sus rutinas y modos de vida –en muchas ocasiones contrarias a sus deseos y sentido de arraigo–, hasta la incapacidad y falta de reacción.

Resultados

La expansión de la ciudad: un peligro para los residentes del rururbano

La expansión de la ciudad de Bahía Blanca constituye un peligro para los espacios de borde, pues agentes inmobiliarios y diversos sectores económicos, como industrias u otras empresas, se interesan en estas tierras y cambian su uso; además, las políticas de planificación urbana influyen en el avance sobre los espacios ubicados en las afueras de la urbe. De este modo, en las áreas rurales próximas aparecen infraestructuras y otros elementos que transforman el paisaje y afectan la cotidianidad de estos espacios (Arango Escobar 2008, 400). En este sentido, puntualizar cómo ha sido la evolución de Bahía Blanca en las últimas décadas y, especialmente, el avance sobre las periferias contiguas a la ciudad contribuye a conocer la vulnerabilidad del área.

Cecilia Ockier analiza, en su tesis doctoral, el mencionando crecimiento de Bahía Blanca, que se ha dado en forma discontinua e irregular debido a la falta de normas tendientes a planificar el proceso de expansión. Puntualiza, además, distintos hechos que han permitido direccionar la ciudad, como "[...] la concreción de la red vial transversal (1993) que une la avenida de circunvalación externa con el casco consolidado a través de arterias [...] [lo que] posibilitó que la urbanización manifestara una clara dirección hacia el nor-noreste" (2001, 168).

Además, sostiene que la instalación del Complejo Petroquímico Bahía Blanca promovió la creación de infraestructura y equipamiento urbano, así como también definió el límite de la ciudad hacia el sector suroeste. En esta zona es igualmente importante destacar las inversiones en el puerto local –a partir de los noventa–, que favorecieron el asentamiento de empresas multinacionales (Ockier 2001, 170) y la creación de nuevos barrios.

La urbanización del borde externo de la ciudad, entonces, se produce:

    [...] "a saltos" de acuerdo a la dinámica del mercado y siguiendo el modelo de crecimiento por extensión, debido a la disponibilidad de terrenos de menor costo en la periferia, complementada con la tendencia a vivir en zonas verdes y apartadas del centro comercial; esto es, a partir del crecimiento de núcleos suburbanos –como por ejemplo Patagonia–; mediante la promoción de loteos existentes (Palos Verdes, Villa Hipódromo) o nuevas subdivisiones (Las Cañitas y Las Calandrias); por la compra de suelo barato –generalmente sin infraestructura básica– para la construcción de un conjunto habitacional; o en función del crecimiento espontáneo (formal e informal) de la ciudad. (Urriza 2003, 141 y 144)

En este sentido, Urriza expresa que, en los últimos años, el límite que constituía el camino de circunvalación externa ha sido traspasado por la urbanización debido a la oferta de terrenos por parte de inmobiliarias bahienses, orientadas a familias de ingresos medios-altos; y sostiene, además, que el sector oeste también ha crecido aunque en menor medida (Urriza 2003, 143).

Asimismo, en coincidencia con las opiniones anteriores, el Plan de desarrollo local de la ciudad corrobora que el sector norte y noreste son los escenarios de mayor conversión de tierra rural en urbana (Municipalidad de Bahía Blanca 2009).

Por otra parte, la revisión de los planes ordenadores del espacio urbano facilita la comprensión de las principales líneas que han orientado la organización de la ciudad y, como consecuencia, del crecimiento de determinadas zonas en desmedro de otras. Así, el Plan de Desarrollo de 1970 (Municipalidad de Bahía Blanca 2009) consideró a la ciudad inserta en una región más amplia y apuntó a ordenar su interior en busca de su integración con la región. Durante la vigencia de este plan, se pavimentaron los caminos Parque Sesquicentenario y el acceso a los puertos, lo que incidió en el crecimiento de Bahía Blanca hacia el sur y el oeste, con la construcción de barrios cercanos a estas zonas.

En este período, es importante señalar la instrumentación del Decreto-ley 8912 (1977), que puso límites al parcelamiento indiscriminado tratando de regular el uso de la tierra; reguló los costos adicionales que significaba la provisión de servicios básicos y congeló importantes superficies de suelo, sobre todo en las áreas periurbanas (Ockier 2001, 175). En esta reglamentación se expone que:

    [...] las nuevas subdivisiones debían contemplar la dotación de servicios básicos de infraestructura y los espacios para los equipamientos comunitarios para su aprobación [...] asimismo desde la normativa se condicionó las dimensiones mínimas de las parcelas, las densidades y las áreas de reserva destinadas a albergar la futura expansión urbana. (Municipalidad de Bahía Blanca 2011, 3)

En la década del noventa se puso en marcha el Plan Estratégico Bahía Blanca, que instituyó distintos planes y programas, con sus proyectos respectivos. Uno de ellos propulsaba el fortalecimiento del perfil de la ciudad como nodo de transporte y comunicaciones. Al respecto, durante este periodo se realizaron obras que afectaron el crecimiento de la ciudad, puesto que la consolidación del tramo nor-noroeste del Anillo de Circunvalación Externo (concretado en 1994), así como la construcción de otras vías de circulación, tuvo efectos sobre el área circundante; se convirtieron además en ejes para el crecimiento periurbano, al incorporar, en algunos casos, nuevas tierras al proceso de urbanización y, en otros, mejorando el acceso a barrios residenciales (Formiga 1997, 125).

En el Informe de gestión 2006-2011 (Municipalidad de Bahía Blanca 2011) se esboza el proceso de reformulación del planeamiento urbano que actualmente se lleva a cabo, en el que se consideran las principales directrices para el modelo de desarrollo del periurbano. En este contexto, en el 2010 se aprobó una ordenanza bajo la cual se zonificaron y ampliaron zonas hasta ese momento rurales, promoviendo la creación de villas turísticas. Este proyecto ha generado controversia entre quienes opinan que existe el espacio disponible dentro del perímetro urbano actual y sostienen que es necesario ocuparlo y densificarlo, y quienes ven la necesidad de expandir la ciudad más allá de los límites del camino de circunvalación externo (límite externo actual del periurbano). En este sentido, el nuevo plan avala la segunda postura y establece nuevos límites para el espacio urbano. El periurbano queda entonces zonificado en dos grandes áreas: periurbano a reestructurar, considerado como suelo con zonificación previa que debe adaptar su desarrollo a los nuevos parámetros establecidos (Municipalidad de Bahía Blanca 2011, 580-581), y periurbano calificado, que participa del concurso de propuestas para ser urbanizado (figura 3).

Esta ordenanza introduce mayor presión en el área de estudio, puesto que aumenta la exposición de los residentes del rururbano a transformar sus vidas y sus prácticas cotidianas.

Exposición, vulnerabilidad e incertidumbre: accionar de los residentes en el rururbano bahiense

Los actores, con la finalidad de enfrentar las distintas situaciones de conflicto –especialmente las presiones urbanas–, emplean diversas estrategias o formas de acción para resistir las circunstancias que hacen peligrar su actividad o propiedad.

Un análisis detallado de los aspectos que caracterizan este ámbito desde lo espacial y lo social fue realizado en una publicación anterior (Sereno, Santamaría y Santarelli 2010), transcribiéndose en esta oportunidad aquellos aspectos de interés según el objetivo del trabajo:

  • La distancia promedio de los residentes entrevistados a la ciudad es de 15 a 20 km.

  • La mayoría de los entrevistados reside en el lugar desde hace más de 20 años y son propietarios.

  • Las actividades que prevalecen son las ganaderas y, en menor medida, las agrícolas, especialmente por ser una zona marginal, debido a las condiciones climáticas, que se caracteriza por bajos rendimientos agrícolas. Entre las prácticas cotidianas que mencionan, los entrevistados destacan: arreglar los alambrados y molinos, atender al ganado y a los animales de granja, comprar insumos en la ciudad, cortar leña y sembrar, entre otros.

  • Las relaciones entre los residentes del borde son, en especial, de amistad y cooperación; los vecinos se conocen y se ayudan. En algunos casos hay relaciones laborales y contratos de palabra por un periodo determinado. En general prevalecen los vínculos basados en la solidaridad y la confianza mutua, contrarios a aquellos que predominan en ámbitos urbanos, en donde el individualismo y la competencia dominan la trama social.

  • La frecuencia de viajes a Bahía Blanca es diaria, especialmente para quienes tienen hijos estudiando o quienes venden algún producto fresco, y en algunos casos, entre dos a tres veces por semana. La ciudad es fuente de servicios para la familia y de insumos para los animales, y, además, es el centro donde se comercializan los productos.

  • Todos los entrevistados coinciden en el deseo de conservar el campo, pues desean mantener las propiedades y que sus hijos o nietos puedan trabajar o proyectar sus vidas sin deshacerse de estas.

  • Existe un fuerte sentido de pertenencia al lugar, incluso en aquellos que no son propietarios, pero que sueñan con poder comprar. Entre las ventajas del campo mencionan: la tranquilidad, la paz de estos espacios, los sentimientos gratificantes al pensar en las experiencias vividas y la libertad que tienen al no estar sujetos a horarios, como en la ciudad. Así, lo califican como un lugar placentero, agradable, lleno de historia y de buenos recuerdos.

  • Como desventajas, se indican el sacrificio que implica la vida en estos sitios, el aislamiento, la urgencia de comenzar y terminar tareas en un determinado momento porque de esto dependen los rendimientos y el débil apoyo del gobierno al sector agropecuario, especialmente a los pequeños productores.

La amenaza de la expansión urbana es percibida por todos los entrevistados como un peligro asociado a la inseguridad de sus bienes (vivienda, animales, equipamiento de trabajo) debido a los robos, que comienzan a ser frecuentes, y a la mayor exposición a animales (ratas, perros abandonados, entre otros), lo que afecta sus espacios cotidianos y conlleva la pérdida de la tranquilidad, puesto que se genera una mayor dinámica en las cercanías de los campos. Ante esta amenaza, solo una proporción mínima de los entrevistados (10%) reflexiona sobre la posibilidad de vender sus propiedades.

En relación con la incertidumbre, Alberdi Collantes, aludiendo a los efectos que provoca en los productores la eliminación de suelo rural por la expansión en la ciudad de San Sebastián (España), menciona:

    Sea cual fuere su actitud ante la revalorización de los terrenos, el resultado que provoca el avance del espacio urbanizado en el agricultor es de incertidumbre, originando que muchas explotaciones no renueven sus instalaciones, marginalizándose progresivamente la producción y, una vez que se materializa el cambio generacional al frente de la explotación, el nuevo propietario abandona la actividad agroganadera. (2001, 96)

En este sentido, las opiniones de los residentes del rururbano bahiense –aunque no permiten deducir el desenlace mencionado por Alberdi Collantes– vislumbran este grado de inestabilidad. En sus opiniones sobre la actualidad y sus expectativas dejan entrever la falta de información que poseen y el estado de inseguridad en el que desarrollan sus prácticas. Así lo manifiestan:

    [Deseo] [...] estar tranquilo [...], que se estabilicen las cosas, porque esto es un desastre [...] para todo el mundo [...], poder seguir con lo que hago [...]. Hoy te diría que sí [...], pero después nunca se sabe [...]. Es como si yo te preguntara a vos, hoy estas estudiando, pero mañana, no se sabe [...]. Uno siempre lo que hace lo piensa seguir [...], pero después [...]. (M., propietario del lugar desde hace más de 11 años, entrevista 2008)
    Yo creo que la rutina está cambiando porque cada vez entra menos plata y cada vez valen menos las cosas del campo [...], entonces tenés que buscar otras alternativas. (S., arrienda una propiedad desde hace 10 años, entrevista 2009)

Todas las entrevistas evidencian la posición de desventaja y vulnerabilidad de los pequeños productores, pues no pueden absorber, con sus recursos, las pérdidas económicas ni acceder a mecanismos de recuperación. La transcripción de las expresiones de uno de los entrevistados se presenta como ejemplo de esta situación:

    [...] más que nada defenderse como uno ha podido defenderse circunstancialmente, porque como no hay reglas claras [...] así que uno tiene que hacer muy a pálpito, a for de piel [...], por instinto. No es lo que uno desearía, le gustaría tener reglas claras para decir a qué apunto [...] y, bueno, [...] eso ha sido así hace muchos años, [...] sin apoyo del gobierno [...]. (J., propietario desde hace 18 años, entrevista 2010)

En síntesis, los habitantes del rururbano perciben la exposición a las presiones urbanas dado que la mayoría presenta una situación de vulnerabilidad, pues, como pequeños productores, no cuentan con las técnicas adecuadas, ni con acceso a la información –económica, de mercados, entre otras– para tomar las mejores decisiones. Además, se encuentran localizados en una zona marginal que ha sido castigada por años de sequía.

Significado y pertenencia al lugar: ¿aspectos clave para enfrentar los cambios?

El rururbano se construye en un proceso continuo de apropiación del espacio durante el cual se generan sentimientos, especialmente de valoración y significación del lugar; asimismo, a partir del tipo de vínculos –regidos por una lógica particular de comportamiento y pertenencia, con el lugar y entre pares–, se afianzan tanto sentimientos de arraigo como aquellos que los desvinculan o desarraigan. Entonces, este territorio se presenta como una prolongación del ser humano, lo que implica una interdependencia entre el espacio y el hombre que lo habita, conteniendo un sentido de dominio y de apropiación que lo lleva a concebirlo como parte entrañable de su existencia y a defenderlo como tal (Serrano Cruz 2009, 60). En este contexto, se puede afirmar que los residentes del rururbano están fuertemente ligados al lugar, y lo evidencian en expresiones de amor hacia el espacio en el cual viven. Así expresan:

    [...] para mí significa toda la vida [...]; [...] me encanta, yo estoy enamorada de ese lugar [...]; cuando pude, abandoné el estudio porque quería ser productor agropecuario, [...] me volví urgente al campo y no me arrepiento para nada [...]. [Experiencias] te puedo contar miles [...] yo vivo feliz donde estoy, en el campo. (Residentes del rururbano, entrevistas 2008-2010)

Este sentido de lugar, expresado en la pertenencia y valoración, cargado de subjetividad, influye en las expectativas de los pobladores que pretenden permanecer en sus residencias, tal como lo expresan en sus opiniones:

    En nuestra casa, como todos trabajan fuera del campo, se trata de volcar en el campo los pocos o muchos pesos que gano en otro lado. De esa manera se puede llegar a algo, es una caja de ahorro. (T., propietaria de un campo cercano a Bahía Blanca, entrevista 2009)

    Me gustarían tantas cosas [...] yo soy muy familiar, [...] me gustaría volver otra vez con mis hijos al campo (se emociona hasta las lágrimas). (S., arrendatario de un campo cercano a Bahía Blanca, entrevista 2009)

    Que mis hijos sigan con lo que yo estuve haciendo toda mi vida, pero no los puedo obligar [...] que ellos lo tengan como una extra, [...] tengan su estudio, que ejerzan su trabajo, y que al campo lo tengan como una extra, con vacas de cría o lo que a ellos les guste, pero que sigan lo que aprendieron, lo poco que les pude enseñar yo [...]. (G., propietario de un campo cercano a la ciudad, entrevista 2010)

    [...] no descartaría que cualquiera de mis hijos –si nosotros podemos mantener el capital, y ellos pudieran encontrarle la vuelta– [...] con sus fuerzas, sus recursos y su nueva visión [invirtieran] en algo explotable en el campo, [...] no está descartado [...] sería para nosotros un orgullo, una alegría, porque no lo vamos a olvidar, y ellos tampoco, creo, que se van a olvidar que se criaron ahí [...]. (J., propietario desde hace 18 años, entrevista 2010)

Estas afirmaciones permiten corroborar que el amor al lugar es uno de los factores de peso a la hora de tomar decisiones e implementar medidas para resistir la posibilidad de cambio y modificación de su actividad y modo de vida. Asimismo, este vínculo con el lugar incide en la percepción que tienen sobre el riesgo de perder sus propiedades por la presión urbana, a tal punto que la mayoría –y sosteniendo una reflexión contradictoria– no acepta la posibilidad de tener que vender su propiedad ante el avance urbano. En este sentido, algunos opinan sobre qué sentimientos les genera el avance de la ciudad:

    Ningún temor, [...] creo que en el corto plazo no nos va a afectar. Por lo menos, nosotros no lo vamos a ver [...]. (M., Propietario desde hace 10 años en el área, entrevista 2008)

    [...] nada, porque para aquel lado es poco [el crecimiento de la ciudad], unos barrios que llegan hasta el puente y después no, o el cementerio, está todo igual, tranquilo [...]. (S., arrendatario de un campo cercano a Bahía Blanca, entrevista 2009)

    La preocupación nuestra es el tema de los perros. Es triste decirlo, a medida que se van haciendo barrios para ese sector y adoptan cachorros, después [...] los abandonan [...] Creo que nosotros no vamos a vivir el temor de perder el campo por la expansión de la ciudad hacia ese lugar [...] si bien hay proyectos de parcelar para estos lados, [...] llevando la electricidad, agua potable, [...] es un proyecto [...] (J., dueño de un campo cercano a Bahía Blanca, entrevista 2010)

    La impresión que me genera es que la ciudad está creciendo mucho hacia el norte, el campo se valoriza, ya muchos vecinos están pensando en futuros loteos [...] el camino de la Carrindanga era de tierra, ahora está asfaltada; mi hermano ya tiene internet, tv por cable [...]. (E., propietario desde hace 55 años, entrevista 2010)

Se considera que ignorar la exposición al avance de la urbe es una forma de negar la posibilidad de perder su lugar, ya que la opción de vender la propiedad no se contempla en ninguno de los entrevistados. Esta situación es un denominador común en todas las opiniones. Así lo demuestran comentarios como:

    [...] primero evitaría [vender la propiedad] [...], ahora si hay circunstancias de fuerza mayor, [...] ya sea económica, [...] está en el ser humano aceptar nuevos rumbos, nuevos cambios [...] Si tuviera un desarraigo de ese tipo, sería un desarraigo obligado, me refiero como si me sacaran un pedacito de corazón [...] vamos a tratar de evitar perderlo [...] porque es una cosa normal [...]. (J., propietario desde hace más de 10 años, entrevista 2010)

Existe un propietario entrevistado que está dentro de la mancha urbana, y es el único que tiene presente el peligro de perder su explotación, por lo tanto desea irse del lugar para acceder a otro campo y así continuar dedicándose a la actividad agropecuaria. Comenta cómo percibe los cambios, de este modo:

    Y sí veo [...] muchos [cambios] [...]. Cuando era chico, 35 o 40 años atrás, Bahía Blanca terminaba en la calle Brasil [...] la casa familiar estaba en Vieytes y Brasil, de ahí teníamos cuatro o cinco casas y después, [...] todas quintas. Pasando el canal Maldonado –que ya era una aventura– y después era todo campo, y ahora está todo poblado [...] yo tengo casas al frente de la propiedad, tengo barrios atrás, y ha cambiado un montón la fisonomía [...]. Son todas contras [...] no está la tranquilidad que tenía antes, está todo encima, tengo muchos problemas; yo, el año pasado, por sequía perdí 8 animales y por daños [generados por la cercanía a la ciudad] perdí 37, entre los que me robaron y los que me mataron los perros. Si tengo que irme de ese lugar, me voy, me voy feliz [...] a otro campo más lejos. (G., propietario de un campo, reside desde hace más de 40 años en el lugar, entrevista 2010)

Si bien este caso se distingue del resto, el deseo de continuar en la actividad agropecuaria permite corroborar la importancia del trabajo rural en su vida.

Los recursos sociales, como las redes de vínculos entre residentes del lugar, basadas en la solidaridad y la confianza, poseen un valor primordial a la hora de enfrentar y superar las situaciones que perturban la estabilidad –en este caso– de los habitantes del rururbano (Bohle citado por Saurí Pujol 2003, 22). En este sentido, varios entrevistados comentan:

    [...] Primero nos une la amistad, por la cercanía propia del ser humano y por la necesidad de conocerse que uno tiene, y después el brindarse algún servicio, como préstamos de herramientas o cambio de aves o [...] siempre. (J., propietario desde hace más de 10 años, entrevista 2010)

De este modo el rururbano constituye un territorio utilizado, experimentado e imaginado en función de objetivos y proyectos de cada poblador, fundado en la construcción de fuertes lazos de pertenencia, que constituyen un factor clave a la hora de implementar estrategias, decidir vender o quedarse (Bossuet 2006). Este vínculo con el lugar y entre ellos se vislumbra como un medio para contrarrestar la vulnerabilidad de los residentes del rururbano en relación con aspectos como los tecnológicos, el acceso a conocimientos y las asociaciones con productores, entre otros.

Estrategias de resistencia y adaptación de los residentes del rururbano

Oslender (2002), basándose en el trabajo de Lefevre sobre producción del espacio, entiende este último como un ámbito de lucha y contradicciones, de resistencias y dominación; introduce así la noción de espacialidad de resistencia y hace alusión a la resistencia que generan los actores frente a las reglas o proyectos que se quieren imponer desde otras lógicas, con prácticas sociales particulares. Además, el autor sostiene que en ocasiones las representaciones del espacio –entendidas como los espacios concebidos y derivados de una lógica particular, de saberes y técnicas racionales, vinculados con las instituciones del poder– no coinciden con los espacios de representación –vinculados al conocimiento local y al significado que los actores sociales le dan a su espacio cotidiano– (2002, 4).

Siguiendo esta línea de pensamiento, la imagen o representación del rururbano bahiense en los planes de ordenamiento territorial de la ciudad, como espacio potencialmente urbanizable a corto plazo, no contempla las expectativas, los deseos y el significado que cada habitante de este borde le otorga. En este sentido, el rururbano constituye un espacio de resistencias, pues cada propietario procura conservar su propiedad y, en consecuencia, adopta estrategias –según sus posibilidades y expectativas– para lograr dicho cometido. Esta situación se manifiesta en palabras como:

    No [accedería a salir de este lugar], por ahora no me gustaría, [...] pero estamos en Argentina [...] (se ríe). Hoy te diría que no [...] Hoy el negocio ganadero para mí anda bien [...] no es solo lo económico, [...] tuvimos 3 años desastre y nos quedamos igual, [...] viste [...]. (M., propietario de un campo cercano a Bahía Blanca, entrevista 2008)

    Hay gente que compra un campo y lo vende por nada, [...] yo no lo vendo por nada del mundo, [...] mi abuelo, mi padre nacieron en ese campo [...]. (J., su familia posee la propiedad desde 1959, entrevista 2010)

El comportamiento de resistencia, basado fundamentalmente en el amor y el arraigo por el lugar, incita respuestas de adaptación o innovación. En este sentido algunos residentes mencionan los esfuerzos por incorporar nuevas técnicas y por permanecer en la actividad y en la propiedad, a pesar de la incertidumbre en la que deben tomar sus decisiones. Así, al indagarlos comentan sobre cómo han enfrentado los cambios económicos del país en los últimos años:

    En el caso de las técnicas de producción, hicimos mucho con tantero3, hicimos pruebas con siembra directa que no se veían en esta zona, hemos ocupado cosechadoras de última tecnología, [...] siempre hablando de tantero, [...] pero lo hemos hecho [...]. (M., propietario desde hace más de 10 años, entrevista 2010)
    Los beneficios [de los cambios que ha tenido que realizar en su propiedad como consecuencia de las nuevas exigencias económicas] por ahora no los veo, lo único que alcanzo a ver es que uno todavía está despierto y entero para ver cuál es la situación y como la puede encarar [...] porque no se puede quedar muy quieto [...] muy tradicional, así que eso te motiva, te estimula como ser humano, [...] te levanta, [...] te despierta. [...] apuntar a algo donde tengamos bien los pies sobre la tierra, apuntar a algo seguro, como [...] en el caso nuestro, sería plantar algunas hectáreas de choclo, aprovechando la cercanía a Bahía, o plantar dos o tres hectáreas de cebollas, que son cultivos intensivos de ciclo corto, de seis meses, en un tiempo corto planificar todo eso y [...] yo lo hice en escala pequeña pero por cuestiones de costos no me he extendido más porque necesito una perforación para sacar agua abundante, con un costo de 20 mil pesos, y no ha habido oportunidad para eso por los costos, [...] son cosas viables, no son tan lejanas. (J., propietario desde hace más de 10 años, entrevista 2010)

Los activos físicos (relacionados con la posesión de una propiedad), los activos humanos (tales como destrezas, educación, composición del hogar) y los financieros permiten hacer frente y adaptarse ante las presiones percibidas (Tacoli 2003). En este sentido, las estrategias de los residentes son diversas, puesto que algunos cuentan con escasos recursos y otros, con mejor provisión en relación a la tecnología que pueden incorporar.

Entre las estrategias detectadas, es posible mencionar la adopción de una actividad económica alternativa, vinculada a la explotación rural –como cría de animales pequeños, cultivo de hortalizas– o a otro rubro, o incluso actividades desarrolladas en el ámbito urbano, tales como la instalación de un comercio. Estas últimas constituyen "estrategias de supervivencia" (Tacoli 2003, 41), puesto que los pobladores son excluidos de sus tareas tradicionales y recurren a una actividad ajena. Otros optan por atender los cambios en el mercado y el vaivén de los precios de los distintos productos (agrícolas y ganaderos); en este sentido, se dedican a la actividad que mayor ganancia les brinda en ese momento.

Existe una tercera manera de enfrentar las exigencias económicas, que incluye el uso de tecnología mediante "tantero". Como se mencionó anteriormente, algunos de los residentes del rururbano bahiense no son propietarios de las maquinarias de última generación, pero las contratan por un tiempo determinado. Todas las estrategias persiguen la conservación de la propiedad y el uso agrícola, por lo tanto pueden considerarse como "estrategias de permanencia" (Hernández Montesinos 2001, 8).

Si bien las declaraciones de los entrevistados manifiestan sus esfuerzos y constantes luchas por continuar en sus espacios, algunas afirmaciones dejan entrever la resignación y el desánimo como respuesta ante la realidad económica actual. Al respecto en algunas entrevistas se percibe ello:

    [...] y sí, [los cambios económicos] especialmente en estos últimos dos o tres años más que nada, incidió en que vos antes podías comprar un animal o algo, y ahora no. Te arreglas con lo que tenés y listo. Eso nos llevó a poner el negocio, pero últimamente también el negocio [...] está mal, todo bravo. No se han incorporado tecnologías, solo la siembra directa, pero después otra cosa no [...]. Nosotros tenemos acceso a celular, es lo único que hay [...]. (S., arrendataria desde hace más de 11 años, entrevista 2009)

    Son muchos cambios los que uno va viendo, [...] lo digo como propietario y como padre [...] los cambios que hemos sufrido en el campo, donde siempre hemos estado muy medidos, luchando [...] y bueno [...] buscando la vuelta para sobrevivir y mantener el capital [...]. (J., Propietario de un campo cercano a la ciudad desde hace más de 10 años, entrevista 2010)

Por último, también se observan aquellos cuyas palabras muestran la incapacidad de sobrellevar y enfrentar las presiones a las que están expuestos: "[...] hay cambios en las técnicas de producción, me gusta la idea de las nuevas técnicas de producción, pero por una razón económica [...] no he llegado [...]" (G., dueño de un campo inserto en la trama urbana, entrevista 2010). El rururbano se perfila, entonces, como un espacio en donde sus pobladores responden al avance urbano –y al riesgo de ser acaparados por los ritmos, funciones y modos de vida de la ciudad que esto conlleva– mediante alternativas de ajuste para conservar la actividad económica, las costumbres y los espacios cotidianos. Si bien, y a pesar de sus limitaciones, cada poblador enfrenta la tensión generada por los cambios y el peligro de transformación, se evidencian las condiciones de vulnerabilidad puesto que, por lo general, no existen medidas políticas o de planificación que contemplen su situación, como tampoco cuentan con las herramientas o capacidades necesarias y suficientes para implementar estrategias duraderas en el tiempo o acceder a mecanismos de recuperación.

Reflexiones finales

El rururbano queda caracterizado, entonces, como una zona de encuentro de múltiples lógicas globales-locales, de uso heterogéneo del espacio y de interacción entre actores con el lugar, en donde se conjugan sentimientos de pertenencia territorial y de identidad con presiones urbanas, particularmente las económicas, por ello es preciso recordar que el presente estudio se enfoca, principalmente, en el análisis de la incidencia de factores locales.

En este contexto, el borde bahiense es un escenario de cambios, expuesto al peligro de transformaciones constantes, en donde sus habitantes son sujetos vulnerables que se adaptan, se resignan o se enfrentan a las tensiones que genera la continua expansión de la ciudad.

La indagación permite vislumbrar, además, las fortalezas de esta zona –y por lo tanto, de sus residentes–, tales como: la cercanía al mercado urbano, la comunicación fluida a con la ciudad favorecida por la existencia de infraestructura vial, las relaciones que se entablan entre vecinos, la valoración y el significado del lugar, el fuerte sentido de pertenencia y la posesión de la propiedad, entre otros aspectos; así como las debilidades que limitan las posibilidades de acción o dificultan las expectativas de permanencia. Entre ellas es posible citar: el escaso acceso a información y créditos y, como consecuencia, a inversiones en nuevas tecnologías, y el carácter de pequeños propietarios y la localización geográfica en un área agropecuaria marginal.

Sin embargo, cada habitante –fundado en su representación simbólica del espacio, sus experiencias y relaciones sociales y espaciales–, ante la percepción de estas tensiones, responde con diferentes acciones para mantenerse en el lugar y conservar su modo de vida y su propiedad. Así, el comportamiento y la actitud que prevalece es la de la resistencia frente a lo que quiere imponerse desde el ámbito urbano, aunque no siempre con los resultados esperados. En este sentido, los lazos afectivos de los residentes con el lugar y entre ellos, las prácticas cotidianas forjadas y mantenidas a través del tiempo, la decisión de hacer frente a los riesgos, las expectativas y los comportamientos que tienen para conservar su lugar y sus tareas se tornan en mecanismos que afianzan los lazos que los unen a sus tierras.

En consecuencia, este borde constituye un espacio en donde es posible observar la manifestación de diversas paradojas o contradicciones que se puntualizan a manera de síntesis:

  • La voluntad de los residentes de permanecer en sus propiedades, a pesar del riesgo que genera el crecimiento urbano y en contradicción con la planificación establecida por las políticas locales (potenciales usos urbanos).

  • Los sentimientos de arraigo y el deseo de permanecer en el lugar no condicen con la realidad económica que impone reacomodarse y adaptarse según las nuevas pautas y que, en ocasiones, obliga a vender las propiedades.

  • Los recursos y medios con los que cuenta cada poblador están en discordancia con aquello que realmente necesita para sobrellevar y enfrentar con éxito las presiones urbanas y económicas.

  • Las expectativas que tienen sobre sus intenciones de permanecer en la actividad rural y de conservar sus propiedades ante la incertidumbre son un factor clave de la realidad actual.

  • El incremento de la demanda de tierras para uso del suelo urbano frente al sentido de arraigo, identidad con el lugar y su actividad, y la consecuente puesta en acción de estrategias de conservación de sus propiedades por parte de los productores rurales.

Por lo expuesto es posible afirmar que cada residente se debate entre sus anhelos y perspectivas futuras, y la realidad de una ciudad que avanza, de políticas locales que no contemplan los intereses y necesidades de los pobladores de estos bordes y de exigencias económicas que, en ocasiones, no pueden sobrellevarse con sus medios y recursos.


Pie de página

1El presente trabajo pertenece al proyecto El Espacio Local como una Construcción Socio-Cultural En el Suroeste de la Provincia de Buenos Aires, que se realiza en el Departamento de Geografía y Turismo de la Universidad Nacional del Sur, financiado totalmente por la Secretaria General de Ciencia y Tecnología de esta universidad.
2Se carece del dato exacto pues en la Oficina de Catastro de la Municipalidad de Bahía Blanca está disponible solo la división parcelaria, pero está incompleto el registro de propietarios. Con la finalidad de suplir esta falencia, se realizaron observaciones detalladas de fotos aéreas, aplicación de planillas de relevamiento en terreno y obtención de fotografías de los aspectos distintivos del rururbano para aunar criterios que facilitaran la elección de las unidades de análisis.
3Acuerdos de palabra a través de los cuales el propietario de la tecnología –maquinaria u otro– o "tantero", presta un servicio durante un determinado tiempo en una propiedad.

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