DOI: http://dx.doi.org/10.15446/rcdg.v25n1.54175

^*Docente Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia).

El Diccionario de geografía aplicada y profesional: terminología de análisis, planificación y gestión del territorio, es un proyecto editorial dirigido por Lorenzo López Trigal, catedrático de Geografía Humana y profesor emérito de la Universidad de León (España). Se trata de una contribución oportuna y necesaria para la Geografía y otras disciplinas afines, desde y para el contexto iberoamericano, teniendo en cuenta que es un trabajo de colaboración con autores de siete nacionalidades, entornos académicos y profesionales distintos (españoles, portugueses, brasileños, argentinos, venezolanos, mexicanos y colombianos).

La publicación de diccionarios y enciclopedias especializadas en Geografía ha sido una práctica habitual en ámbitos académicos como el francés o el anglosajón, a tal punto que se ha llegado a hablar de una especie de "frenesí enciclopédico" dentro de la disciplina (Setten 2008). Solo a manera de ilustración, para la escuela francesa se tiene: Encyclopédie de la Géographie (Bailly, Ferras y Pumain 1995); Dictionnaire de la Géographie et de l'espace des sociétés (Lévy y Lussault 2003) y el célebre Dictionnaire de la Géopolitique (Lacoste 1993). Para el contexto anglosajón: The Dictionary of Physical Geography (Thomas y Goudie 2009); Encyclopedia of Human Geography (Warf 2006); International Encyclopedia of Human Geography (Kitchin y Thrift 2009) y Cultural Geography: A Critical Dictionary of Key Concepts (Atkinson et ál. 2005), entre otros. A estos habría que agregar también los manuales que recogen conceptos y métodos clave de la disciplina (Clifford y Valentine 2003; Holloway, Rice y Valentine 2003).

Sin embargo, en el entorno iberoamericano esta práctica es más bien exigua. De hecho, López Trigal ha sido uno de los abanderados y promotores de esta tendencia en nuestro contexto. En 2010 publicó el Diccionario de términos sobre la ciudad y lo urbano, y apenas tres años más tarde presentó el Diccionario de Geografía política y Geopolítica. Estos dos diccionarios temáticos y técnicos han sido una aportación significativa para las respectivas subdisciplinas geográficas (Díaz Sanz 2013; Serrano Martínez 2011). Además revelan un ejercicio académico e intelectual de grandes proporciones, si se tiene en cuenta que fueron elaborados en su totalidad por el propio López Trigal; algo poco frecuente en este tipo de trabajos que suelen ser el resultado de las contribuciones de una amplia cantidad de autores, como es el caso del Diccionario de Geografía aplicada y profesional.

En este marco, dicho Diccionario de geografía aplicada y profesional tiene unos propósitos bien definidos: sumarse a la tendencia creciente de edición de enciclopedias y diccionarios temáticos en diferentes ámbitos de la Geografía, el Medio Ambiente, el Urbanismo y el Ordenamiento Territorial; llenar el vacío existente en la línea de la investigación terminológica en el contexto de las geografías iberoamericanas; y constituirse en una iniciativa pionera, al ser el primer diccionario en el campo de la geografía aplicada y profesional.

El Diccionario de geografía aplicada y profesional aborda, de forma más o menos directa, dos cuestiones centrales que han estado presentes en los debates en Geografía: su identidad/objeto en contextos inter y multidisciplinares, y su utilidad práctica para la resolución de problemas. Con respecto al primer asunto, en la "Introducción", López Trigal sostiene que,

[…] la disciplina y práctica de Geografía están de nuevo en la encrucijada, a pesar de ser un arte y saber antiguo, ante cuestiones pertinentes sobre su concepto y también la permanente cuestión de ¿para qué sirve? o más bien ¿para qué sirve un geógrafo? (2015, 10)

Se ha debatido ampliamente sobre la claridad difusa del objeto central de la Geografía, sobre una excesiva fragmentación de la disciplina que va más allá de la separación entre la geografía física y humana, sobre su relación con otras áreas del conocimiento y sobre la necesidad de un proyecto político e intelectual para el fortalecimiento de la Geografía (Capel 1998; Johnston 2005). Sin embargo, no se trata aquí de exponer los diferentes argumentos que han sustentado estos debates, sino, más bien, de establecer en qué medida el Diccionario puede contribuir a superarlos. Según López Trigal, "el papel de la Geografía y del geógrafo está esencialmente en contribuir al conocimiento del territorio, incluida la sociedad, y situarse al servicio de esta" (2015, 11) y en este sentido, la apuesta consiste en replantearse marcos teóricos y técnicas de referencia que permitan entender, pero también diferenciar, la contribución de la Geografía y el quehacer del geógrafo en contextos interdisciplinares de investigación e intervención.

Por otra parte, la utilidad práctica de la disciplina remite necesariamente a los planteamientos de la geografía aplicada. Michael Pacione (2004) señala, por ejemplo, que más que una subárea de la Geografía, la geografía aplicada es un enfoque transversal que cruza los límites disciplinares artificiales para abordar problemas de investigación, tanto de geografía física como humana, y que consiste en valerse del conocimiento y las habilidades geográficas para la resolución de problemas sociales, económicos y ambientales. En esta misma línea se encuentra la propuesta de López Trigal al afirmar, de manera sucinta, que la razón de ser de la geografía aplicada y profesional es "la necesidad de abordar investigaciones geográficas que apunten a resolver problemas prácticos en beneficio de la sociedad" (2015, 10). Sin lugar a dudas, se trata de un posicionamiento claro con respecto a los debates entre geografía teórica (científica) y geografía aplicada, que apunta más a la conciliación entre teoría y acción e igualmente al reconocimiento de que cada vez son más y variados los campos de desarrollo profesional para los geógrafos, y de que, en la práctica, no todos los geógrafos optan por seguir la vertiente académica-científica de la disciplina, sino que se decantan por el ejercicio profesional. Por lo tanto, resulta fundamental que, lejos del "saber utilitarista y el pragmatismo" (Segrelles 2002), los geógrafos cuenten con la formación teórica y las herramientas conceptuales y metodológicas necesarias que contribuyan a la proyección social y al posicionamiento de la Geografía en escenarios como la administración pública, la empresa privada o las ONG.

En este orden de ideas el Diccionario, a diferencia de otros que se han mencionado aquí, no corresponde a un campo específico de la Geografía, sino a un enfoque que privilegia el carácter proactivo de los geógrafos en el análisis de problemáticas territoriales y en la formulación e implementación de alternativas de solución. Algo que trasciende los límites disciplinares; de ahí que la terminología seleccionada para el Diccionario abarque conceptos relativos a teorías y metodologías de diferentes ámbitos de la geografía e, igualmente, sobre medio ambiente y naturaleza, urbanismo, ordenamiento territorial, desarrollo, cartografía y sistemas de información geográfica.

Con respecto al proceso y la forma en que está estructurada la obra, antes que nada, habría que mencionar que se trata de un proyecto complejo, en el que han intervenido 132 autores, que ha requerido de una ruta metodológica bien establecida, con un cronograma de apenas dos años y que ha estado bajo la dirección de Lorenzo López Trigal y la coordinación de José Alberto Rio Fernandes en Portugal, Eliseu Sposito en Brasil y Delfina Trinca en el resto de América Latina. El proyecto contempla la edición de dos volúmenes consecutivos, aunque no idénticos, en castellano y en portugués y se prevé también su edición digital.

El Diccionario incluye 506 términos relacionados con el análisis, planificación y gestión del territorio. Aunque, si se tiene en cuenta el "Índice analítico" que se encuentra al final de la obra, donde cada concepto aparece con la respectiva página en la que puede encontrarse, la cantidad de conceptos abordados es muy superior, a pesar de que no todos tengan una entrada específica. En el cuerpo del Diccionario cada entrada terminológica tiene su equivalencia en portugués e inglés, lo que resulta de gran ayuda para la optimización de procesos de consulta en el caso de aquellos investigadores que deseen profundizar en alguno de los temas y necesiten explorar en buscadores y bases de datos. No se trata de un asunto menor, si se tiene en cuenta el dinamismo de la Geografía en Brasil y el predominio del inglés como lengua de comunicación académica y científica.

Al finalizar cada entrada, el lector encontrará una relación de conceptos afines (seguidos del símbolo →) que también están incorporados en el Diccionario, que no agotan todas las posibles asociaciones entre términos pero que, sin duda, constituyen una red de referencias cruzadas que remiten a una mayor consulta del mismo diccionario y que son de gran utilidad para el lector. Además, cada término incluye hasta cuatro referencias bibliográficas. Así mismo, al final de la obra se presenta una bibliografía general que complementa la de cada entrada, así como referencias web clasificadas en seis categorías: diccionarios temáticos, vocabularios, léxicos y enciclopedias; Geografía, Geografía aplicada y profesional; Urbanismo y ordenación del territorio; Metodología, Técnicas, Cartografía y Sistemas de Información Geográfica; una selección de Revistas de Cartografía y SIG, Geografía aplicada y profesional, Ordenación del territorio y urbanismo, todas con acceso en Internet; y, por último, un listado de páginas web corporativas y de georecursos varios. Este es otro aporte del Diccionario, en tanto sirve de orientación a los investigadores interesados en ampliar o tener una mayor comprensión de los temas.

Igualmente, es preciso reconocer el gran trabajo realizado por cada uno de los autores, porque, sin caer en definiciones lacónicas o demasiado extensas (cada entrada tiene una extensión aproximada de una página) logran exponer de manera clara y resumida conceptos sobre los que existe una literatura considerable y también evidenciar las posiciones divergentes que hay en torno a algunos términos.

Se trata de una obra excepcional y necesaria, que ofrece un estado del arte de la geografía aplicada y profesional en su diálogo con otras disciplinas afines. Sin embargo, al tratarse de un diccionario, el ejercicio de identificación, clasificación y organización siempre motivará el debate epistémico en torno a la inclusión y exclusión de algunos conceptos (Setten 2008). En ese sentido, resulta inevitable caer en la tentación de señalar algunos términos que merecerían una atención destacada en un diccionario de geografía aplicada y profesional sobre análisis, planificación y gestión territorial. Solo de forma indicativa, se podría mencionar el concepto de ética geográfica, desde una perspectiva flexible sin pretender la construcción de un código ético disciplinar.¹ El de equidad territorial, afín a otros términos como justicia espacial o accesibilidad, que aparece mencionado de manera marginal, y cuyo contenido geográfico es preciso resaltar y sacar de la mera retórica de los gobiernos urbanos.² El de planeación colaborativa que es el sustento teórico en el que descansan otros conceptos como participación pública, gobernanza o planificación estratégica.³ El concepto de ciudadanía, relevante en la formulación de políticas públicas y que ha venido siendo objeto de adjetivaciones varias como social, activa o insurgente.⁴ Y por último, el de espacio público como equipamiento urbano, como lugar de relación, de identificación, de expresión de la diversidad y como indicador de calidad de vida urbana; un término cada vez más presente en la literatura geográfica.⁵ Obviamente, al identificar estas omisiones no se pretende restar calidad al Diccionario, por el contrario, se trata de dar cuenta de la estimulación intelectual que la obra genera.

Por lo demás, el Diccionario responde ampliamente al objetivo planteado de contribuir "a la terminología general y específica adoptada en la propia actividad práctica (aplicada y profesional) de geógrafos y de técnicos afines, insertos en empresas de consultoría, administraciones públicas e instituciones, así como en la docencia y la investigación" (2015, 10). En esa medida, constituye una herramienta de primer orden para un público bastante amplio tanto en entornos académicos como profesionales; docentes y estudiantes de pregrado y posgrado en áreas diversas como Geografía, planificación y estudios urbano-regionales, urbanismo y ordenamiento territorial, estudios ambientales, del desarrollo; profesionales vinculados a procesos de planificación y ordenamiento territorial, entre otros.

En síntesis, el Diccionario dirigido por López Trigal es una importante aportación a las geografías ibérica y latinoamericana y un material de consulta obligada para todos aquellos que, dentro o fuera del ámbito universitario, están interesados o inmersos en el ejercicio de la Geografía aplicada. Por último, resulta acertada la afirmación de Setten a propósito del auge en la edición de enciclopedias y diccionarios geográficos: "Estos libros son la materialización de un ejercicio disciplinar y en general son bien recibidos y útiles, ya que resulta cada vez más desalentador navegar en una disciplina que es más diversa, multifacética y probablemente también más fragmentada incluso que antes" (Setten 2008, 1097).

Notas:

¹Ver Hay 1998; Proctor 1998; Valentine 2005.

²Ver Bret 2009; Reynaud 1982.

³ Ver Healey 1997, 2003.

⁴ Ver Benedicto y Morán 2002; Holston 2009.

⁵ Ver Goheen 1998; Villarino 2012.

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