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Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía

versión impresa ISSN 0121-215Xversión On-line ISSN 2256-5442

Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr. vol.27 no.1 Bogotá ene./jun. 2018

https://doi.org/10.15446/rcdg.v27n1.56990 

Artículos

Análisis sociodemográfico de las condiciones objetivas y subjetivas del hacinamiento en España

Análise sociodemográfico das condições objetivas e subjetivas da superlotação na Espanha

Sociodemographic Analysis of the Objective and Subjective Conditions of Overcrowding in Spain

Diva Marcela García García a  

Julián López-Colás b  

Juan A. Módenes Cabrerizo c  

a Magíster en Urbanismo y Magíster en Estudios Territoriales y de la Población con especialidad en Demografía de la Universitat Autònoma de Barcelona (España), donde adelanta actualmente su doctorado en Demografía. Profesora del Departamento de Sociología de la Pontifica Universidad Javeriana (Bogotá). Sus temas de investigación se centran en la relación entre población, territorio y vivienda. Dirección postal:carrera 7 n.° 40 - 62, Bogotá D.C.- Colombia. CP. 11001000. Correo electrónico: marcela.garcia033@gmail.com - ORCID: 0000-0002-4773-6897.

b Doctor en Demografía de la Universitat Autònoma de Barcelona (España) y posgrado en Métodos y Técnicas para el Estudio de la Población del Centre d´Estudis Demogràfics. Se ha especializado en temas relacionados con la demografía residencial y territorial. Actividades que ha compaginado con su participación en proyecto europeos centrados en la cohabitación en América Latina y en el análisis de los determinantes sociodemográficos de la distribución del bienestar. Dirección postal: Campus Universidad Autónoma de Barcelona, Edificio E2 08193. Bellaterra, Barcelona, España. CP. 08193. Correo electrónico: jlopez@ced.uab.es - ORCID: 0000-0003-4953-8031.

c Doctor en Geografía, profesor titular del Departamento de Geografía de la Universitat Autónoma de Barcelona (España) e investigador asociado en el Centro de Estudios Demográficos de Barcelona. Imparte docencia de Demografía General y Demografía Urbana Residencial. Sus temas de investigación preferentes son la movilidad residencial, la vinculación de la población y la vivienda y las previsiones de demanda residencial. Correo electrónico: juanantonio.modenes@uab.es - ORCID: 0000-0003-3049-7495.


Resumen

Las medidas del hacinamiento rara vez incluyen las formas en que la población evalúa la disponibilidad de espacio en sus viviendas, ya que se han privilegiado los indicadores objetivos realizados por agentes externos al núcleo familiar. En concordancia con este vacío, se realiza un análisis desde una perspectiva demográfica del hacinamiento en España, con base en los indicadores objetivos y subjetivos ofrecidos por la Encuesta de Condiciones de Vida realizada entre el 2004 y 2007. Se parte de las asociaciones estadísticas entre dichos indicadores y las variables demográficas y socioeconómicas de las personas, los hogares y sus viviendas. Al comparar los resultados de los modelos obtenidos para cada una de las formas de medir el hacinamiento, se destaca que la diferencia entre la realidad y la percepción de la suficiencia de espacio en el hogar está altamente determinada por el momento del ciclo de vida en que este se encuentra, así como por el tipo de tenencia de la vivienda.

Palabras clave: ciclo de vida; demografía urbana; hacinamiento; percepción residencial

Resumo

As medidas da superlotação rara vez incluem as formas em que a população avalia a disponibilidade de espaço em suas moradias, já que se privilegiaram os indicadores objetivos realizados por agentes externos ao núcleo familiar. Nesse sentido, realiza-se uma análise a partir da perspectiva demográfica da superlotação na Espanha, com base nos indicadores objetivos e subjetivos oferecidos pela Pesquisa de Condições de Vida realizada entre 2004 e 2007. Parte-se das associações estatísticas entre esses indicadores e das variáveis demográficas e socioeconômicas das pessoas, dos lares e de suas moradias. Ao se compararem os resultados dos modelos obtidos para cada uma das formas de medir a superlotação, destaca-se que a diferença entre a realidade e a percepção da suficiência de espaço no lar está altamente determinada pelo momento do ciclo de vida em que este se encontra bem como pelo tipo de posse da moradia

Palavras-chave: ciclo de vida; demografia urbana; superlotação; percepção residencial

Abstract

Given the preference for objective indicators established by agents outside the household, measures to counter overcrowding rarely include the ways in which people evaluate the availability of space in their homes. In the context of such gap, the article analyzes overcrowding in Spain from a demographic perspective, on the basis of the objective and subjective indicators provided by the Living Conditions Survey carried out between 2004 and 2007. The starting point is the statistical relation between those indicators and the demographic and socioeconomic variables of the persons, their households, and their living quarters. Comparison of the results of the models obtained for each one of the ways of measuring overcrowding shows that the difference between the reality and the perception of sufficiency of space in a house is highly determined by the moment of the life cycle, as well as by type of tenancy.

Keywords: life cycle; urban demographics; overcrowding; residential perception

Introducción

Por lo general, se entiende que un hogar vive en condiciones de hacinamiento cuando la vivienda que ocupa no tiene capacidad para albergar a todos sus miembros. Pese a la aparente simplicidad de esta definición, el hacinamiento es un fenómeno complejo que tiene que ver, por una parte, con múltiples variables inherentes a los hogares que hacen uso de las viviendas y, por otra, con las características de los sistemas residenciales1 en que están inmersos (Hoekstra 2005). Según Hoeskra, el tipo de vivienda que prima en una sociedad es un indicador de la organización de la vida cotidiana y de las formas de provisión de bienestar que se espera obtener.

Para definir el hacinamiento, el número de personas por habitación varía según las culturas en el tiempo y el espacio (Myers y Lee 1996). Si bien a principios del siglo XX en los países occidentales hubo cierto acuerdo en considerar que incluso dos personas por habitación no implicaban hacinamiento, después de la Segunda Guerra Mundial, en países como Estados Unidos este estándar se redujo a una persona adulta por habitación (Dale, Williams y Dodgeon 1996). Posteriormente, con los cambios de la estructura del mercado residencial y de la familia, se debatió la idea de modificar esta relación y se alcanzó cierto consenso en que el promedio ideal era 1,5 personas adultas por habitación (Myers y Lee 1996). Sin embargo, este parámetro no siempre se cumple en las prácticas residenciales, ya sea por las preferencias de los hogares respecto al tamaño de la vivienda, por la forma de habitarla o por el contexto socioeconómico en que se encuentran.

Las divergencias entre lo esperado y lo observado han dado lugar a dos formas de aproximación al tema del hacinamiento en el campo demográfico: por un lado, un punto de vista que vincula la densidad poblacional con la cantidad y tamaño de las viviendas disponibles, y, por otra lado, una perspectiva que asocia el fenómeno con las dinámicas familiares. La primera aproximación ha dado lugar a estudios centrados en las consecuencias del hacinamiento (por ejemplo, los problemas de salubridad), mientras que la segunda ha puesto el foco en identificar las características de los hogares hacinados.

El hacinamiento y sus consecuencias

La discusión sobre la capacidad de la vivienda para desarrollar las funciones mínimas necesarias ha llevado a considerar el hacinamiento como uno de los indicadores básicos de calidad de vida (Martínez y Ruíz-Huerta 2000; Muffels y Fouarge 2001; Tsakloglou y Papadopoulos 2002).

La mayoría de los estudios considera la presencia de los servicios básicos, los problemas estructurales de las viviendas y el hacinamiento como los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de definir y cuantificar las privaciones residenciales (García 2014). Incluso Eurostat considera, entre los componentes para el cálculo de la tasa de privación material, la disponibilidad de espacio suficiente en las viviendas (Commissie Europese 2011).

Otras disciplinas, como la psicología ambiental, han desarrollado el concepto de “ambientes residenciales saludables”, con el que se refieren tanto a las características internas de la vivienda como a los atributos del vecindario (Lawrence 2002). Esta perspectiva identifica el hacinamiento como uno de los mayores factores de riesgo para la salud en el interior de la vivienda, porque incrementa la concentración de potenciales transmisores de enfermedades y con ello genera mayor letalidad frente a las afecciones transmitidas (UNCHS 1998). La psicología ambiental también ha explorado el impacto del hacinamiento sobre la salud mental de quienes residen en dichas condiciones (Bonnefoy 2007).

El hacinamiento y las variables que lo determinan

Los estudios sobre las variables que determinan el hacinamiento han otorgado gran importancia al ingreso, considerando que este incide en las probabilidades de que los hogares se encuentren hacinados. Esta línea de investigación es coherente con el hecho de que la calidad de la vivienda sea uno de los indicadores más utilizados en la medición de la calidad de vida. En este campo, la literatura es prolífica (Atkinson 2003; Ayala y Navarro 2008; Brandolini y D’alessio 1998). Además de los trabajos de carácter general, también hay que destacar otros más específicos, como los que exploran el efecto de las citadas privaciones en la infancia (Duncan y Brooks-Gunn 1997; Ducan, Brooks-Gunn y Klebnanov 1994) o la relación de la migración con el hacinamiento. Entre estos últimos, hay que diferenciar los centrados en el contexto europeo (European Observatory of Homeless 2010; Vono-de-Vilhena y Bayona-Carrasco 2010) y los estadounidenses (Myersy Lee 1996), donde las malas condiciones de calidad de vida se acentúan principalmente en la población migrante.

Desde una perspectiva demográfica, los investigadores se han interesado por el fenómeno del hacinamiento durante el ciclo de vida de los hogares, mostrando que las necesidades de espacio habitacional son un factor relevante en las decisiones residenciales, especialmente ante fenómenos que implican la creación o disolución de hogares (emancipación, matrimonio, separación o divorcio) o bien ante los que generan un cambio del tamaño del hogar constituido (llegada o partida de los hijos) (Clark y Dieleman 1996; Clark, Dieleman y Deurloo 1984). Así mismo, existe evidencia que muestra la sensibilidad del hacinamiento ante las modificaciones en los niveles de ingreso asociados a cambios en la escala social (Clark, Dieleman y Deurloo 2000).

Sin embargo, Clark, Dieleman y Deurloo señalan también que las decisiones residenciales no dependen solo de la experiencia, las necesidades o deseos de los hogares, sino que se dan en contextos específicos y atienden a las estructuras particulares de los mercados residenciales locales y nacionales. Al igual que el consumo de viviendas en momentos críticos de la vida de los hogares remite a una compleja interacción entre las características internas de sus integrantes, la posibilidad de habitar una vivienda con ciertas condiciones está determinada por elementos contextuales, como la disponibilidad y el precio.

En suma, tanto las condiciones individuales de los hogares como su capacidad de consumo en el mercado inmobiliario dan lugar a diferentes posibilidades de movilidad residencial y de “ascenso” en la carrera residencial, lo que implica la mejora de su estándar de vida o el acercamiento entre sus expectativas y sus condiciones reales. Es por ello que la permanencia en condiciones de hacinamiento implica no solo una “frustración residencial” para el hogar, sino una alarma en el funcionamiento del sistema residencial, que señala dificultad para dotar de bienestar a una porción de la población.

Este artículo parte de esta última perspectiva, abordando la tensión metodológica en las formas de medición del hacinamiento y sus implicaciones. En ese sentido, es conveniente precisar que la calificación de un hogar como hacinado la realizan agentes externos al hogar y que estos pocas veces disponen de información sobre la percepción de los miembros del hogar sobre la vivienda. Esta percepción sobre la suficiencia podría ser un indicador de satisfacción, puesto que tiene en cuenta las expectativas del hogar. Dicho con otras palabras, expresa la satisfacción o frustración de los miembros del hogar respecto al espacio de su vivienda y si este les permite vivir o no cómodamente (Amerigo 1995). En el caso español, por ejemplo, según Ayala y Navarro (2008), entre los hogares que declaraban tener falta de espacio en sus viviendas en 1998, tan solo una cuarta parte era clasificada como hacinada, según las mediciones institucionales.

Por suerte, existen fuentes estadísticas que permiten un acercamiento al hacinamiento en España, tanto a su medición objetiva como a la percepción de los hogares sobre el espacio de su vivienda. Como se podrá comprobar, el número y las características de los hogares difieren según el tipo de medición. Explorar las causas de estas diferencias es el principal objetivo de este texto. En concreto, lo que se pretende es caracterizar el comportamiento de las variables asociadas a los hogares que habitan en viviendas hacinadas, diferenciando si el hacinamiento es objetivo o percibido e intentando identificar cómo se teje la relación entre ambos. Lo que aquí se pretende es doble: por una parte, analizar cómo influyen las características sociodemográficas de los hogares sobre el hacinamiento objetivo y percibido, y, por otra, analizar si el ciclo de vida del hogar y su contexto socioeconómico generan decisiones de movilidad o acoplamiento a las condiciones residenciales existentes. Cabe resaltar que los dos tipos de hacinamiento no se corresponden completamente, puesto que la percepción de insuficiencia del espacio no necesariamente denuncia hacinamiento, sino que puede referirse a la necesidad de contar con más habitaciones o áreas para el almacenamiento de artículos o bien espacios para el desarrollo de actividades distintas a las estrictamente residenciales.

Se parte de la hipótesis de que existen particularidades asociadas a los hogares que dan lugar a percepciones de conformidad o inconformidad con las condiciones de la vivienda que habitan, en función de la etapa del ciclo de vida en que se encuentran y de sus necesidades de espacio residencial. Tales percepciones, como es lógico, no pueden ser detectadas por los métodos clásicos de la medición del hacinamiento objetivo.

Por último, se considera que existen diversos motivos por los cuales los hogares inconformes no emprenden acciones de movilidad residencial hacia viviendas acordes con sus necesidades de espacio. Los motivos estarían relacionados con las características del contexto residencial, que en nuestro caso será España en el 2007, en los últimos coletazos del boom residencial y a las puertas de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Es por ello que, para caracterizar el sistema residencial español, otro objetivo del artículo será identificar qué tipo de relaciones establecen los hogares con sus viviendas.

El método utilizado se basa en el desarrollo de modelos de regresión logística multivariable, que permiten determinar la propensión de un hogar a presentar hacinamiento objetivo o a percibir que el espacio de su vivienda es insuficiente.

Además de esta primera parte introductoria, el artículo consta de otros tres apartados. En el segundo se trata sobre la fuente estadística y la metodología utilizada. En el tercero se presentan los resultados obtenidos sobre el hacinamiento objetivo y el subjetivo, y se sintetizan los resultados contrastando la tensión entre ambos. Finalmente, en el cuarto apartado se recogen las principales conclusiones.

Datos, método y variables utilizadas

La fuente estadística usada en este estudio es la Encuesta de condiciones de vida -en adelante, ECV- (en inglés European Statisticon Income and Living Conditions-EU-SILC). La ECV pertenece al conjunto de operaciones estadísticas armonizadas de la Unión Europea e incluye datos transversales y longitudinales comparables a escala nacional y europea. Tiene una periodicidad anual y un diseño de panel rotante, que renueva una cuarta parte de la muestra cada año.

La edición española, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), se inició en el 2004 y, al igual que en el resto de países, cada oleada mantiene una batería de variables comunes, entre las que se encuentran las referentes a la calidad de la vivienda y sus formas de ocupación. Además, cada año se incluye un módulo especial que permite el acercamiento a un campo social específico. En el 2007 se consideró el módulo de condiciones residenciales, que, además de profundizar en las características de la vivienda, indagó por las percepciones de los hogares sobre su situación residencial.

Las oleadas de la ECV utilizadas serán las comprendidas entre el 2004 y el 2007, ambas incluidas para el análisis del hacinamiento objetivo, y el módulo del 2007 para la percepción de suficiencia de espacio2. En concreto, se utilizarán los microdatos del fichero de hogares, que ofrecen resultados agregados para cada unidad y da cuenta de algunas de las características de sus integrantes. No obstante, en este artículo solo se mostrarán los resultados según la persona de referencia del hogar, lo que implica que el hacinamiento percibido por tal persona se hará extensivo a todos los miembros del hogar.

En lo referente al método, se ha optado por una modelización multivariable que combina dos tipos de regresión logística. En primer lugar, para determinar la importancia de los factores contemplados en el hacinamiento, se ha empleado el método conocido como paso a paso o stepwise. Este método incorpora en pasos sucesivos las variables independientes en el modelo de forma secuencial, mientras su nivel de significación estadística se encuentre en los límites preestablecidos como criterio de inclusión de predictores, y se excluyen si dejan de cumplir este criterio. Esta operación se realiza a través del estadístico -2 Log likelihood (logaritmo de la verosimilitud -en adelante -2 LL-), que indica la cantidad de información no explicada, que disminuye a medida que se introducen las variables independientes, lo que señala que el modelo predice la variable dependiente de manera más precisa. No obstante, al seguir las recomendaciones de numerosos autores (Jovel 1995; Menard 2002; entre otros), se han excluido del modelo definitivo las variables con una aportación explicativa inferior al 0,1% en términos relativos.

Posteriormente, se ha utilizado el método de regresión Wald adelante, para analizar el nivel de asociación estadística de cada variable independiente con la dependiente. Las variables independientes empleadas son las que resultan en el modelo anterior. La gran ventaja de estos métodos es que permiten determinar la propensión de los hogares a residir hacinados, con lo que se eliminan los efectos de las estructuras de las variables independientes.

En lo que respecta a las variables utilizadas, pueden clasificarse según si el modelo analiza el hacinamiento objetivo o el subjetivo.

Hacinamiento objetivo

La variable dependiente mide la probabilidad de que un hogar viva en condiciones de hacimiento objetivo en la medida en que no reúna unas determinadas condiciones. El criterio utilizado para la construcción de la variable ha sido el establecido por Eurostat para el procesamiento de la ECV (Rybkowska y Schneider 2011), es decir, cuando no se cumple alguno de los siguientes requisitos: una habitación3 para la socialización, una por cada pareja, otra para cada soltero de dieciocho y más años, una por cada par de solteros del mismo sexo entre los doce y diecisiete años, una por cada soltero entre los doce y diecisiete años no incluidos en la categoría anterior y una habitación por cada par de niños menores de doce años.

No obstante, al trabajar con un fichero de hogares que impide la identificación exacta de sus miembros por edad y sexo, se ha optado por una aproximación a esta definición estableciendo un número mínimo de habitaciones, según el tamaño del hogar y la relación entre sus miembros4. Los únicos criterios que no contempla la definición es el sexo de los niños menores y de los jóvenes de entre doce y diecisiete años. En el primer caso, se ha supuesto que dos de ellos pueden compartir habitación sin que esto signifique hacinamiento; en el segundo, los jóvenes de entre doce y diecisiete años se han computado como solteros. De esto se sigue que el requisito mínimo es más restrictivo, esto es, una habitación por cada soltero mayor de doce años.

Hacinamiento subjetivo

Esta variable fue captada a través de la pregunta del módulo de la ECV del 2007, “¿cree que hay escasez de espacio en la vivienda?”. Dado que la respuesta es dicotómica, sí o no, se ha incluido tal cual como variable dependiente en el modelo de regresión logística.

Las variables independientes contempladas tanto para el modelo del hacinamiento objetivo como el subjetivo son edad, sexo y la nacionalidad de la persona de referencia del hogar, renta del hogar disponible, régimen de tenencia de la vivienda, zona de urbanización5, año de llegada a la vivienda y tipo de vivienda. Entre todas estas variables, se espera que la edad y la nacionalidad (proxy de la migración) presenten una gran incidencia en la percepción del espacio disponible.

Resultados

Los resultados obtenidos se exponen en tres partes. En la primera se analizan los datos del hacinamiento objetivo y en la segunda, los del hacinamiento percibido. En ambas partes, la presentación seguirá el mismo orden. Primero se ven las características generales del fenómeno, así como su distribución según comunidades autónomas, pasando luego a presentar las características del modelo a través del logaritmo de la verosimilitud. Después, a partir de la selección de variables explicativas, se realiza un breve análisis descriptivo que pone el énfasis en la variable edad. A continuación, se presentan los resultados del modelo final. Por último, en la tercera parte se sintetizan los resultados de las dos anteriores, contrastando la tensión entre el hacinamiento objetivo y el subjetivo.

El hacinamiento objetivo

Según el criterio de hacinamiento objetivo utilizado en esta investigación, en el periodo 2004-2007 esta condición se presentaba en el 6,9% del total de los hogares españoles. En números absolutos, el hacimiento afectaba a cerca de 1.050.000 hogares, concentrados de manera desigual en el territorio. Es en las Islas Canarias donde hay mayor porcentaje de hogares hacinados, así como sucede en los territorios de Ceuta y Melilla (entre 10% y 20%). Un segundo grupo de comunidades autónomas con altos porcentajes de hacinamiento lo conforman Andalucía, la Región de Murcia, la Comunidad de Madrid y el País Vasco, donde hay entre un 7% y un 10% de hogares hacinados.

De las nueve variables inicialmente contempladas para la modelización del método paso a paso stepwise, solo cinco aparecen como explicativas. Otras tres variables, el “tipo de vivienda”, el “año de compra o instalación” y la “renta del hogar disponible”, no se han incluido en el modelo, ya que los análisis previos mostraron que presentan una relación de colinealidad con otras variables, por ejemplo, la “renta” con el “nivel de estudios”. La cuarta variable excluida del modelo es el “sexo”, en este caso se ha descartado porque su aportación explicativa es inferior al 0,1%. El resultado final es un modelo que contempla cinco variables explicativas, según siguiente el orden de importancia: régimen de tenencia, edad, estudios realizados, zona de urbanización y nacionalidad (tabla 1). Tales variables, que serán incluidas en el modelo final, se comentan a continuación de forma somera, relacionándolas con la edad de la persona de referencia del hogar.

Tabla 1 Características del modelo de regresión para que un hogar resida hacinado según las características sociodemográficas de la persona de referencia (España 2004-2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

En la figura 1 puede observarse la incidencia de la variable referida a la “edad de la persona de referencia del hogar”6. Si bien la mayor proporción de hogares hacinados la registran aquellos en que la persona de referencia es menor de veinticinco años (10,2% del total), el volumen de este grupo es muy reducido, ya que la emancipación es poco frecuente en estas edades. En cualquier caso, el resultado es indicativo de las condiciones de emancipación de los jóvenes españoles. Al margen de este grupo de edad, los hogares más afectados por el hacinamiento son los que tienen una persona de referencia de entre 55 a 69 años, donde uno de cada diez no dispone de espacio suficiente en sus viviendas. Un aspecto llamativo de los hogares con hacinamiento en este último grupo etario es que el 93% del total pertenece a la categoría “otro tipo de hogar”, es decir, no forma parte de un hogar familiar.

Datos: INE 2004, 2007.

Figura 1 Comunidades Autónomas según porcentaje de hogares hacinados 2004-2007. 

En cuanto al “régimen de tenencia de la vivienda”, los resultados muestran que el hacinamiento es más frecuente entre los inquilinos que en los hogares que viven en otras formas de tenencia (tabla 2). El indicador estandarizado, en el que se eliminan los efectos de la estructura de edad, es concluyente: el 12% de los inquilinos presenta falta de espacio en su vivienda frente a cerca del 6% de los propietarios y de quienes viven en forma de cesión, que ascienden al 5,7%. Si se analizan los resultados por la edad de la persona de referencia del hogar, los inquilinos son los hogares más hacinados en todos los tramos, observándose las mayores diferencias en los hogares más jóvenes y las menores en los están encabezados por una persona de entre 55 y 69 años.

Tabla 2 Porcentaje de hogares hacinados por grupos de edad de la persona de referencia y régimen de tenencia (España 2004-2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

De lo observado hasta ahora se sigue que el alquiler favorece la cohabitación hacinada de manera transitoria, dado que se concentra en los más jóvenes, que presentan mayor inestabilidad residencial, y se encuentra en etapas del ciclo de vida donde las transiciones de hogar son más frecuentes. En contraste, los hogares en propiedad o que habitan viviendas cedidas concentran las mayores proporciones de hacinamiento entre los 55 y 69 años, etapa del ciclo de vida en la que, por lo general, los hijos todavía no se han emancipado del hogar y en algunos casos el tamaño del hogar puede aumentar por la corresidencia con ascendientes, ya sea de la persona de referencia o de su pareja.

En lo que respecta a los “estudios realizados”, los resultados muestran que cuanto mayor es el nivel de instrucción, menor es la proporción de hogares con falta de espacio (tabla 3). Según el indicador estandarizado, menos del 4% de los hogares en que la persona de referencia tenía estudios superiores vivía hacinado, frente a casi el 7% de los que tenían estudios secundarios y el 8,5% de los que tenían menos estudios. En líneas generales, según la edad de la persona de referencia se mantienen las mismas posiciones relativas, aunque con algunas diferencias. Lo más llamativo es que en el caso de los mayores de 55 años las diferencias son muy escasas entre los que tienen estudios secundarios o menos y aquellos con secundaria concluida o más. En definitiva, se observa que en las generaciones más jóvenes el nivel de estudios marca mayores diferencias en la calidad de la vivienda de los hogares. Lo anterior explica la presencia de altos porcentajes de hacinamiento en zonas donde se sabe que se concentran los niveles educativos más bajos.

Tabla 3 Porcentaje de hogares hacinados por grupos de edad de la persona de referencia y nivel de estudios (España 2004-2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

Respecto al “nivel de urbanización”, el hacinamiento afecta menos a los hogares que residen en las zonas poco pobladas, lo que en buena parte se explica porque allí las viviendas suele ser más grandes. No obstante, las diferencias no son excesivas, ya que la proporción de hogares hacinados entre las zonas poco y muy pobladas es de apenas dos puntos porcentuales (tabla 4). El poder de atracción de las grandes ciudades por motivos de trabajo o estudio, suscita el éxodo hacia ellas de inmigrantes nacionales y extranjeros, que con frecuencia viven en pisos compartidos, explica tales diferencias. Por ello puede entenderse, por ejemplo, el alto porcentaje de hacinados en la comunidad de Madrid.

Tabla 4 Hogares hacinados por grupos de edad de la persona de referencia y zona de urbanización (España 2004-2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

En consecuencia, la “nacionalidad” de la persona de referencia del hogar muestra que el hacinamiento es menos frecuente entre los españoles que entre los extranjeros y que entre estos, quienes viven en peores condiciones son los no europeos (tabla 5). Las diferencias, aunque matizadas, persisten incluso si se controlan los efectos de la estructura por edades de las diferentes subpoblaciones. En este sentido, el indicador estandarizado muestra que mientras que el 6% de los hogares en que la persona de referencia es de nacionalidad española declara falta de espacio, el mismo indicador es del 9% cuando aquella persona es de otro país de la Unión Europea y del 14% cuando procede de una nación no europea. Las redes de familiares o de apoyo de los extranjeros en los primeros años en España pueden ser un factor explicativo de estas diferencias. Algunos teóricos señalan también factores culturales que explicarían una mayor tolerancia al hacinamiento (Myers y Lee 1996). Para confirmar esta hipótesis, serían necesarios estudios cualitativos.

Tabla 5 Porcentaje de hogares hacinados por grupos de edad y nacionalidad de la persona de referencia (España 2004-2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

Nota: * Resultado no significativo estadísticamente.

Otra diferencia entre los hogares españoles y extranjeros es que en aquellos el hacinamiento es más frecuente en las primeras etapas del ciclo de vida y, aunque con oscilaciones, esta situación tiende a disminuir conforme avanza la edad. En cambio, entre los extranjeros la falta de espacio en la vivienda es más frecuente entre los 40 y 54 años, es decir, cuando las personas de referencia conviven con hijos en el hogar.

Visto el análisis descriptivo, el modelo de regresión logística final confirma algunos resultados y cuestiona otros (figura 2). El “régimen de tenencia” de la vivienda, la variable más determinante, confirma que la propensión al hacinamiento de los hogares que viven en alquiler duplica a la de aquéllos que viven en propiedad.

Datos: INE 2004, 2007.

Figura 2 Porcentaje de hogares hacinados por grupos de edad de la persona de referencia (España 2004-2007). 

Por su parte, los resultados según la “edad de la persona de referencia del hogar” aparecen desdibujados. El único resultado claro es que los hogares con persona de referencia de más de setenta años de edad están menos hacinados que aquellos donde ella tiene entre 40 y 54 años. El resto de variables presenta los efectos esperados: más propensión al hacinamiento cuanto menor es el nivel de estudios, cuanto más denso es el grado de urbanización y mayor entre los extranjeros que entre los españoles, sobre todo si no pertenecen a la Unión Europea (figura 3).

Datos: INE 2004, 2007. Nota: controlado por tipo de vivienda, tiempo de llegada a la vivienda. N.S: no significativo.

Figura 3 Regresión logística del hacinamiento objetivo según las características sociodemográficas de la persona de referencia del hogar (España 2004-2007). 

El hacinamiento subjetivo

Según la ECV del 2007, el 15,6% de los hogares españoles respondieron que no disponían de suficiente espacio en la vivienda. Este porcentaje, prácticamente el doble del indicador objetivo del periodo 2004-2007, confirma la brecha entre el hacinamiento objetivo y el percibido.

A pesar de los cambios en los rangos, que muestran porcentajes mucho más altos, en el análisis territorial se mantienen algunas de las tendencias observadas en el indicador objetivo. Las Islas Canarias y Ceuta y Melilla se mantienen en los rangos de mayor porcentaje, seguidos por Andalucía, la Región de Murcia y la Comunidad de Madrid, que ahora están en el mismo grupo que Cataluña, Castilla y León, comunidades en las que existe entre un 15% y un 19% de hogares con percepción de hacinamiento (figura 4).

Datos: INE 2004, 2007.

Figura 4 Comunidades Autónomas según porcentaje de hogares con percepción de hacinamiento 2004 -2007.  

Pero las diferencias entre el hacinamiento objetivo y el subjetivo van más allá de los porcentajes globales y las zonas de concentración. En este sentido, las características del modelo de regresión del hacinamiento subjetivo muestran que las variables más determinantes siguen este orden: edad, tipo de vivienda, año de llegada a la vivienda y los estudios realizados de la persona de referencia. Si estos resultados se comparan con las características del modelo objetivo (tabla 1), por una parte, se evidencia que variables explicativas para el hacinamiento objetivo, como “zona de urbanización” y la “nacionalidad”, no lo son para el subjetivo o percibido; por otra parte, que variables como el “régimen de tenencia” o los estudios de la persona de referencia, aunque explicativas, lo son menos que en el modelo anterior. Estas conclusiones se asocian con los factores que conforman las expectativas de los hogares frente a su condición residencial.

Volviendo a las variables incluidas en el modelo del hacinamiento subjetivo, la “edad de la persona de referencia del hogar”, la más determinante, muestra que la percepción de falta de espacio es más frecuente en aquellos que, por lo general, están formados por parejas con hijos y familias extensas (el 21% y el 19,4% de los que tienen personas de referencia entre 40 y 54 años y entre 25 a 39 años). Como se muestra en la figura 5, en el extremo opuesto, los porcentajes más bajos los registran los hogares más jóvenes y los de más edad (el 11,3% de los que tienen una persona de referencia menos de 25 años y el 6,9% de los que tienen 70 y más años de edad). Si estos resultados se contrastan con los observados en el apartado del hacinamiento objetivo (figura 3), se destacan dos aspectos. El primero es que los que presentaban mayor hacinamiento objetivo, los menores de 25 años, figuran entre los que menos perciben la falta de espacio. El segundo aspecto es que si se exploran las características de los hogares que más perciben la falta de espacio, se comprueba que prácticamente en la totalidad hay presencia de hijos (tabla 6).

Datos: INE 2004, 2007.

Figura 5 Porcentaje de hogares con percepción de insuficiencia del espacio por grupo de edad de la persona de referencia (España 2007).  

Tabla 6 Características del modelo de regresión para la percepción de insuficiencia del espacio de los hogares según características sociodemográficas (España 2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

Se corrobora, pues, que los jóvenes, cuando se emancipan y viven sus primeras experiencias residenciales independientemente, son más tolerantes al hacinamiento. Aunque la edad media de la emancipación se haya retrasado (CJE 2016), buena parte de los jóvenes emprende este proceso sin los ingresos necesarios para hacerlo en las condiciones que se definen objetivamente como aceptables. Estas diferencias entre el hacinamiento objetivo y el subjetivo revelan mayor tolerancia al hacinamiento en determinadas etapas del ciclo vital, lo que también explicaría que la variable inmigración no sea determinante en el modelo sobre la percepción de insuficiencia de espacio.

La segunda variable más determinante, el tipo de vivienda, muestra una mayor percepción del hacinamiento cuanto mayor es la densidad residencial (tabla 7). Así los porcentajes más elevados los registran los hogares que habitan en edificios de diez o más viviendas (19,0% del total), seguidos de los que lo hacen en edificios con menos de diez viviendas (el 17,9%), de las viviendas unifamiliares adosadas e independientes (el 9,6% y el 8,8%, respectivamente). Si estos resultados se comparan con los del hacinamiento objetivo, no incluidos en el modelo anterior porque no era una variable explicativa, las diferencias entre los hogares que habitan en uno u otro tipo de vivienda se reducen, aunque las posiciones en el ranking se mantienen. Esta correlación entre el espacio disponible y el percibido se debe a que, en términos generales, unas viviendas tienen mayor superficie que otras. No obstante, según Hoekstra (2005), este argumento es rebatible en España si se realiza una aproximación a partir del número de habitaciones de la vivienda. El problema es que las fuentes estadísticas disponibles excluyen los espacios diferentes de las habitaciones (sótanos, buhardillas, patios, terrazas, etc., más frecuentes en las viviendas unifamilares), que dan mayor sensación de suficiencia de espacio y pueden ser destinadas a la socialización o a otras actividades cotidianas.

Tabla 7 Porcentaje de hogares con percepción de insuficiencia del espacio por edad de la persona de referencia y tipo de vivienda (España 2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

En lo que respecta a la edad de la persona de referencia del hogar según el tipo de vivienda (tabla 7), la tendencia dominante es la misma que se menciona anteriormente. La principal diferencia es que, entre los hogares que residen en viviendas unifamiliares independientes, perciben más la falta de espacio aquellos cuya persona de referencia tiene entre 25 y 39 años, que aquellos en que esta tiene entre 40 y 54 años.

El “régimen de tenencia de la vivienda”, siguiente variable en orden de importancia, muestra que el hacinamiento percibido es más acusado entre los hogares que viven en alquiler, que entre los propietarios y los que disfrutan de una vivienda cedida, aunque las diferencia globales son poco significativas (tabla 8). Los dos últimos incluso presentan una pauta similar por edades, registrando los porcentajes de insatisfechos más elevados en el tramo entre 40 y 54 años y los más bajos en los de 70 y más años. En cambio, la falta de espacio es percibida con más intensidad en los hogares con persona de referencia entre 55 y 69 años, y la más baja entre los más jóvenes.

Tabla 8 Porcentaje de hogares con percepción de hacinamiento por grupos de edad y régimen de tenencia (España 2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

La cuarta variable a tener en cuenta es el “año de llegada a la vivienda”. A diferencia del indicador directo, el estandarizado, que elimina parte de los efectos de la estructura por edad, confirma que cuanto mayor sea el tiempo de residencia en la vivienda, más elevada es la proporción de hogares que percibe la falta de espacio (tabla 9). El resultado es coherente con la mejor calidad de las viviendas de construcción más reciente, con los cambios en la composición de los hogares a lo largo del tiempo y con la baja movilidad residencial de la población española para adaptar la vivienda a las necesidades cambiantes de los hogares.

Tabla 9 Porcentaje de hogares que perciben falta de espacio en sus viviendas según el grupo de edad de la persona de referencia y año de llegada a la vivienda (España 2007) 

Datos: INE 2004, 2007.

Por último, los “estudios realizados” por la persona de referencia del hogar aparecen como la variable menos determinante del modelo. Llama la atención el comportamiento homogéneo de las diferentes categorías y que apenas se observen diferencias significativas entre los niveles educativos (tabla 10). Si consideramos esta variable como una proxy de la renta y un indicador de la posición en el espacio social, su comportamiento hace que sea necesario recurrir al ya mencionado concepto de satisfacción residencial, en este caso, aplicado específicamente a la suficiencia del espacio. Desde esta perspectiva, resulta coherente que las diferencias de la falta de espacio según los niveles educativos sean poco significativas. Se podría entender que cada grupo crea ciertas expectativas que, aunque no son cerradas ni estáticas, hacen que valoren de una manera particular sus condiciones de vida. Dicho de otra manera, el parámetro de comparación no es el mismo en todas las categorías.

Tabla 10 Porcentaje de hogares con percepción de hacinamiento por grupos de edad y estudios terminados de la persona de referencia (España 2007) 

Datos: INE 2007.

Una vez descritas las variables incluidas en el modelo de regresión logística (figura 6), veamos algunos de sus aspectos relevantes. El primero versa sobre aquellas variables que en el análisis descriptivo presentaban pequeñas diferencias, como el año de llegada a la vivienda. En el modelo se confirma de forma clara que los hogares con más de doce años de residencia en su vivienda actual son más propensos a sentir la falta de espacio que los que llevan menos de cinco años. Para profundizar más sobre este aspecto, sería necesario disponer de datos longitudinales que permitan identificar si la percepción de los hogares ha ido cambiando con el tiempo, a medida que avanzan en su ciclo de vida y suceden los cambios en la composición.

Datos: INE 2007. Nota: significación estadística superior al 0,01. N.S: no significativo.

Figura 6 Regresión logística de la percepción de falta de espacio según las características sociodemográficas de la persona de referencia del hogar (España 2007). 

Por su parte, el modelo confirma que las mayores diferencias internas de las variables se observan en el régimen de tenencia. La propensión al hacinamiento entre los inquilinos es 80% mayor que la de los propietarios.

La relación objetivo-subjetivo en el hacinamiento

Si se aplica el mismo procedimiento para analizar los dos indicadores, los resultados permiten identificar las diferencias y las similitudes, así como una categorización de los fenómenos encontrados que se exponen a continuación.

Un primer aspecto a destacar es que las variables explicativas del hacinamiento objetivo son básicamente sociodemográficas: el régimen de tenencia de la vivienda, la edad, los estudios, la nacionalidad de la persona de referencia del hogar y la zona de urbanización. En el hacinamiento percibido, sin embargo, además de las variables sociodemográficas (edad, tipo de tenencia y estudios realizados) también son determinantes variables residenciales, como el tipo de vivienda y el año de instalación en ella. En definitiva, las tres variables comunes en los dos modelos son la edad -variable demográfica por excelencia-, la tenencia y el nivel de estudios, ambas de marcado tinte socioeconómico.

Por su parte, si se comparan las proporciones por edad, según los dos tipos de hacinamiento, las pautas son comunes, aunque diferentes en intensidad. Dicho con otras palabras, las características de los hogares que viven en condiciones de hacinamiento son análogas a las de los que perciben faltan de espacio en sus viviendas. La comparación de los modelos, sin embargo, revela matices y diferencias (figura 7). Estas pueden sintetizarse distinguiendo tres tipos de hogares:

Datos: INE 2007. Nota: las variables que no resultaron significativas en alguno de los modelos fueron asumidas con odds-ratio 1.

Figura 7 Comparación de modelos de hacinamiento objetivo y percepción de falta de espacio.  

  1. Los “coherentes”: son los hogares que viven en condiciones de hacinamiento y perciben la falta de espacio. El ajuste casi perfecto de las probabilidades de los dos modelos, según el régimen de tenencia, confirma la situación de inquilino como favorecedora del hacinamiento. Dicho de otra manera, en España el acceso a la vivienda en propiedad no va en detrimento de la calidad, lo que a su vez plantea la hipótesis de la calidad de la vivienda como un factor que influye en la preferencia de los españoles por la propiedad.

  2. Los “conformistas”: aquellos que cuando viven en condiciones objetivas de hacinamiento no lo perciben. Este desajuste es claro entre los hogares con personas de referencia poco instruidas que presentan odds-ratio de 3 en el modelo del hacinamiento objetivo y de 1,3 en el subjetivo. Estas diferencias disminuyen conforme aumenta el nivel de estudios.

De ello se desprende que los hogares con menos nivel de estudios, que pueden asociarse con los de menos rentas y las posiciones más bajas de la escala social, “toleran” mejor el hacinamiento. El porcentaje de “conformistas” entre los que no tenían estudios secundarios era del 64,9%, mientras que entre los que tenían estudios superiores era del 46,8%.

En este grupo también pueden incluirse los hogares en que la persona de referencia tiene entre 55 y 69 años, lo que podría explicarse en parte por un efecto de generación. La percepción del espacio guarda relación con la experiencia residencial de los individuos y con el hecho de que la medición del hacinamiento ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo. En este sentido, la no percepción del hacinamiento objetivo de estas generaciones podría estar influida por haber vivido periodos en los que las elevadas densidades poblacionales en el interior de las viviendas eran más comunes.

Por último, la no inclusión de la “nacionalidad” de la persona de referencia del hogar en el modelo del hacinamiento subjetivo indica la pertenencia al grupo de los “conformistas”, sobre todo los extracomunitarios. Lo mismo podría argumentarse para los hogares que se instalaron más recientemente en sus viviendas.

c. Los “inconformes”: son los hogares que perciben hacinamiento sin estar objetivamente en dicha condición. En este grupo se encuentran los hogares en que la persona de referencia tiene entre 25 y 39 años. Por tanto, incluye buena parte de los jóvenes que se emancipan para formar hogar propio, cuya edad media se situaba alrededor de los 29 años, pero también parejas con hijos que se encuentran en una fase del ciclo de vida en la que requieren más espacio. Como ya se señaló, para asegurar la consistencia estadística de los resultados se han seleccionado tramos de edad muy amplios, lo que impide separara los jóvenes que se acaban de emancipar de aquellos que ya tenían hijos. En cualquier caso, no parece aventurado pronosticar que los primeros presentarían un comportamiento similar al de los hogares con persona de referencia de menos de 25 años y los segundos, al del conjunto del grupo de 25 a 39 años, aunque quizá más inconformes.

Conclusiones

Estudiar el hacinamiento en un sistema residencial como el español, donde las condiciones de calidad de la vivienda superan la media europea y en el que no se percibe un déficit cuantitativo de viviendas, sitúa la discusión en un plano más profundo que la contabilización de las personas que residen en cada vivienda.

De allí que contar con información objetiva y “subjetiva” de este fenómeno posibilite la apertura de nuevos puntos de debate en torno a los patrones de comparación con los que los hogares juzgan el espacio que tienen para vivir. A partir de este trabajo se comprobó que las expectativas tienen una fuerte relación con el ciclo de vida de los hogares.

Según la hipótesis inicial, se esperaba que esta variable tuviera alta incidencia en el fenómeno del hacinamiento medido objetivamente, lo cual no sucedió. Por el contrario, se evidenció que influye más el tipo de tenencia que la edad, lo cual hace pensar que, en este caso, se imponen las condiciones de acceso al mercado residencial, tan amplio para la época pero con un grupo excluido claramente identificado.

La variable tenencia da cuenta de una de las características más marcadas del sistema residencial español, en el que es inminente la preferencia de los hogares por vivir en propiedad, la cual, pudo comprobarse, provee mejores condiciones de calidad de vida.

Así mismo, en el estudio se identifican tres elementos que podrían ser desarrollados por otros investigadores a partir del empleo de fuentes diferentes a la usada en este artículo, ya que mostró limitaciones para el análisis:

  1. Estudiar la calidad residencial de los jóvenes recién emancipados, para la cual se mostraron altos indicios de hacinamiento, pero no se obtuvieron resultados concluyentes, siendo un elemento de principal interés especialmente en el momento de crisis económica y residencial.

  2. Explorar mejor la importancia de la variable “nacionalidad” en la calidad residencial, que mostró incidir, pero cuya escasez de registros impidió definir mejor el tipo de relación existente.

  3. Desarrollar estudios más recientes que permitan evidenciar cómo el estallido de la burbuja inmobiliaria y el cambio en el mercado residencial que esta generó afectaron la situación de hacinamiento ya descrita, generando dinámicas de movilidad residencial forzadas.

En conclusión, se confirma la riqueza de analizar el indicador de hacinamiento subjetivo, que permite la identificación de elementos referidos a la ubicación de los hogares en la estructura social y sus expectativas. Por ello, es necesario que se continúe explorando esta dimensión del indicador, de manera que en las diferentes encuestas se logre acopiar información sobre este fenómeno, para dar una lectura complementaria al indicador objetivo tradicional.

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Artículo de investigación que explora las características sociodemográficas de los hogares en hacinamiento en España, comparando las medidas objetivas y subjetivas que existen para el fenómeno.

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: García García, Diva Marcela, Julián López-z, y Juan A. Módenes Cabrerizo. 2018. “Análisis sociodemográfico de las condiciones objetivas y subjetivas del hacinamiento en España.” Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 27 (1): 195-213. doi: 10.15446/rcdg.v27n1.56990.

1 Por “sistema residencial” se entiende un esquema de relaciones de los contextos demográfico, social, político y territorial con los mercados y las estructuras residenciales (Boelhouwer 1993). Para más información sobre el sistema residencial español, véase Módenesy López-Colas (2014).

2 La ECV española comienza en el 2004 con una muestra de más de 15.000 hogares y está dividida en cuatro submuestras; por tanto, la edición del 2007 incluye una cuarta parte de los hogares entrevistados en el 2004. En total, la suma de las cuatro oleadas que se utilizan en este trabajo permite que se disponga, desde una óptica transversal, de un tamaño muestral de casi 53.000 hogares.

3 La ECV define habitación como el espacio de una vivienda familiar, que a) está cerrado por paredes, elevadas del suelo al techo o, por lo menos, hasta dos metros a partir del suelo, b) tiene una superficie suficiente para dar cabida a una cama de una persona adulta (cuatro metros cuadrados al menos) y c) tiene como mínimo dos metros de altura sobre la mayor parte de su superficie.

4 Captada a través del estado civil y una aproximación a la edad con la variable tipo de hogar, que diferencia los hogares con niños de los que no tienen.

5 La ECV contempla tres grados de urbanización: a) las zonas muy pobladas, formadas por las áreas con una densidad superior a los 500 habitantes por km2 o más de 50.000 habitantes, b) las medias o intermedias, con una densidad mínima de 100 habitantes por km2 o al menos 50.000 habitantes adyacente a una zona densamente poblada y c) las zonas poco pobladas que no cumplen ninguno de los criterios anteriores.

6 Se han seleccionado tramos de edad de quince años para asegurar la consistencia estadística de los resultados.

Recibido: 13 de Abril de 2016; Aprobado: 13 de Octubre de 2016

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