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Investigación y Desarrollo

Print version ISSN 0121-3261On-line version ISSN 2011-7574

Investig. desarro. vol.18 no.1 Barranquilla Jan./June 2010

 

LIBERALIZACIÓN, REFORMAS Y EMPLEO EN LA INDUSTRIA MANUFACTURERA DEL CARIBE COLOMBIANO, 1974-2004

Liberalization, reforms and employment in manufacture industry in the Colombian Caribbean, 1974-2004

Dewin Pérez Fuentes, Mg.

Convenio Universidad de Pavía (Italia)-Universidad de San Buenaventura, Cartagena (Colombia). dewinperez@yahoo.es

Fecha de Recepción: diciembre 11 de 2009
Fecha de Aceptación: abril 5 de 2010


RESUMEN

Este artículo tiene como objetivo analizar los principales efectos (sobre el empleo, la productividad y los costos laborales de la industria manufacturera de la región Caribe) de las reformas económicas que se dieron en los años noventa en el marco del proceso de apertura e internacionalización de la economía colombiana.

El patrón de industrialización y las características del cambio técnico intensivo en capital y ahorrador de mano de obra están relacionados con los malos resultados en términos de empleo en la industria regional después de las reformas. Por otro lado, la evolución de la productividad laboral y de las remuneraciones refleja una tendencia decreciente en el costo laboral unitario, por tanto, la explicación a la caída del empleo debe ser distinta a las presiones salariales sobre las utilidades empresariales.

Palabras clave: Empleo, productividad laboral, costo laboral unitario.


ABSTRACT

This article aims at analyzing the main effects on employment, laborproductivity and labor costs in manufacturing industry in the Colombian Caribbean region of economic reforms that occurred in the nineties in the context of the internationalization and opening of the Colombian economy.

Thepattern of industrialization and the technical intensive change of capital and labour-saving, are related to poor performance in terms of employment in regional industry after the reforms. On the other hand, the evolution of labor productivity and wages, reflecting a downward trend in unit labor costs, therefore, the explanation for the decline in employment must be different than wage pressures on corporate profits.

Keywords: Employment, laborproductivity, unit labor costs.


INTRODUCCIÓN

El presente artículo recoge, de manera sintética, una parte de los resultados de la investigación "Liberalización, transformación productiva y empleo en la industria del Caribe colombiano", realizada entre los años 2007 y 2008 por la Unidad de Investigación de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo, correspondiente a su línea de Financiamiento del Desarrollo. El resultado de este proceso fue discutido y enriquecido en el seminario "Impacto de las reformas en América Latina", que orienta el profesor Ricardo French Davis. El evento hizo parte del programa de estudios del curso intensivo sobre "Desarrollo productivo en economías latinoamericanas", organizado por la División de Desarrollo Productivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Desde finales de los años ochenta del siglo pasado, la economía colombiana adopta un nuevo modelo de desarrollo fundamentado en la liberalización de los mercados y en la apertura de la economía nacional como mecanismo para afianzar el crecimiento sostenido de largo plazo. Después de dos décadas transcurridas desde las reformas de los noventa, la apertura favoreció a los sectores no transables de la economía en perjuicio de los transables, con resultados desfavorables en sectores como la agricultura y la industria. En la industria, la variable de peor desempeño es el empleo, ya que su expansión no arrojó los resultados esperados en términos de ocupación (Bonilla, 1998). En este artículo se hace un análisis de lo ocurrido con el empleo en la industria de la región Caribe antes y después de las reformas de los años noventa, se muestra cómo las reformas refuerzan un patrón de industrialización intensivo en capital y ahorrador de mano de obra, que determina que aunque se produzca la expansión industrial, la misma se acompañe de una lenta incorporación de la mano de obra al proceso productivo e incluso de la destrucción de puestos de trabajo.

Posteriormente, se estudia la evolución de la productividad laboral en relación con el empleo y la evolución de los salarios, se muestra cómo el crecimiento promedio de los salarios se ubica por debajo del crecimiento de la productividad laboral, indicando una disminución relativa de los costos salariales de las empresas y una pérdida de importancia cada vez mayor de la clase trabajadora en la apropiación del excedente económico.

Por último, se analiza la evolución del costo laboral unitario y sus componentes, se evidencia la tendencia descendente de esta variable desde mediados de los años ochenta, lo cual se explica porque el aumento promedio de la productividad laboral ha estado acompañado de cierta estabilidad relativa de la remuneración media, confirmando lo expresado al abordar el tema de la productividad, es decir, que en la industria regional la contribución del trabajo a la creación de valor (riqueza) es superior a su retribución. Por último, se establecen las principales conclusiones.

CARACTERIZACIÓN DINÁMICA DEL EMPLEO INDUSTRIAL EN LA REGION CARIBE COLOMBIANA, 1974-2004

1. Evolución del empleo industrial en la Región Caribe colombiana

La industria de la Costa Caribe colombiana es una fuente de relativa importancia en la generación del empleo regional, pues aportó en promedio el 13% de este entre los años 2001 y 2004. Comparada con la industria nacional, que genera cerca del 20% del empleo total, la regional es más débil como fuente de ocupación1. La apertura produjo una leve, pero no por ello menos significativa, modificación en la estructura del empleo en los diferentes sectores económicos de la región Caribe. Perdieron importancia relativa la agricultura y la industria, y la ganaron el comercio y los servicios (De la Cruz, 1998). Esta situación es reflejo de lo ocurrido en el ámbito nacional y es el resultado del proceso de desindustrialización que viene ocurriendo en Colombia y en el ámbito regional, que se profundiza con la apertura2. Dicha situación es contraria a los argumentos presentados y consignados en los planes de desarrollo nacional, en los que se planteaba que las regiones y especialmente las costeras, serían las más beneficiadas con la apertura económica, ya sea a través de la reactivación industrial, inducida por una creciente participación de las exportaciones manufactureras, o por la publicitada relocalización industrial hacia los puertos, que tampoco se ha concretado (Trujillo, 2002).

Al analizar la evolución del empleo en relación con el comportamiento del producto, para el caso de la industria colombiana el comportamiento cíclico del empleo industrial se explica directamente por el ritmo de actividad en la industria y en general por los ciclos económicos en su conjunto (Garay, 1998). Es decir, los periodos en los que el empleo industrial presentó tasas de crecimiento positivas coinciden con aquellos en los que el producto industrial estaba creciendo. Los periodos de estancamiento y deterioro del producto tienen una respuesta en igual comportamiento en el empleo, sin embargo, en los que se identifican caídas en el producto industrial nacional coinciden con caídas más pronunciadas o incluso abruptas en el empleo, como entre 1981 y 1983 y especialmente entre 1998 y 1999, mientras que en los periodos de recuperación y expansión del producto la recuperación del empleo es mucho más lenta y difícil, como lo ocurrido en la economía nacional durante 1984 y 1988, y 1993 y 1997.

El patrón de comportamiento de la industria nacional se presenta también para la industria de la región Caribe, pero a diferencia de lo que ocurre en el conjunto de la economía, el ritmo de producción industrial en la zona parece influir con menos fuerza en la determinación del empleo y esto podría explicarse porque la industria de la ciudad de Cartagena, donde se concentra gran parte del desarrollo industrial regional, es altamente intensiva en capital, lo que hace que el crecimiento del producto no se manifieste en mayor generación de empleo. Este patrón de comportamiento de la producción y su incidencia en el empleo no es exclusivo de la industria regional ni nacional, sino que se presenta en muchas economías, especialmente después de los procesos de liberalización (Duarte & Pérez, 2007).

Factores como el cambio estructural han desempeñado un papel que explica el fenómeno, pero el de mayor trascendencia para la economía de los Estados Unidos es el crecimiento de la productividad (Bernanke, 2003, citado por Duarte & Pérez, 2007)3. De otra parte Groshen & Potter, 2003 (citados por Duarte & Pérez, 2007) explican el bajo crecimiento del empleo en esta economía por los cambios estructurales que se manifiestan en que las empresas produzcan un producto cada vez mayor con menor incorporación de trabajadores al proceso productivo, es decir, procesos cada vez más intensivos en capital y menos centrados en el factor trabajo4. Este fenómeno se ha presentado en economías como México (Alcaraz & García, 2006, citado por Duarte & Pérez, 2007)5, Sur y Centro América (Trapé, 2007, citado por Duarte & Pérez, 2007)6.

El comportamiento anteriormente descrito del empleo con respecto al producto empieza a vislumbrarse en la industria nacional y regional desde mediados de la década del ochenta, pero se intensifica a partir de la década del noventa y estaría mostrando cómo con el proceso de liberalización de la economía el empleo pierde importancia relativa frente al uso de otros factores de producción como el capital. En efecto, ya desde los años ochenta la región Caribe viene experimentado tasas de crecimiento positivas en el producto, que se corresponden con crecimientos negativos en el empleo7 (ver gráfico 1).

Este comportamiento es explicado para la industria nacional como el resultado de una nueva orientación de la acumulación desde los años ochenta, según la cual esta tiende a inclinarse hacia el capital como factor principal de crecimiento y mejora productiva de las empresas (García, 2005), situación que también explicaría el comportamiento de la industria regional.

Mientras que en la producción regional la importancia de la industria tiende a disminuir, en el caso del empleo su relación con el crecimiento tiende a deteriorarse todavía más, ya que desde inicios de los años ochenta el empleo industrial regional muestra una tendencia totalmente divergente del comportamiento de largo plazo de las demás variables determinantes de la actividad industrial, como el valor agregado, la producción bruta, el consumo intermedio y las remuneraciones, entre otras. En el gráfico 2 se observa esa divergencia entre el empleo y las demás variables, que se enfatiza en los años noventa, cuando se profundiza el proceso de liberalización y apertura de nuestra economía. Mientras que las demás variables siguen una tendencia creciente en el tiempo, el empleo industrial tiende a estancarse o incluso a deteriorarse.

Esta tendencia del aparato productivo a la destrucción de puestos de trabajo se evidencia claramente en la industria costeña con la crisis de 1999, cuando el valor agregado desciende a cifras cercanas a las que tenía en 1996, mientras que el empleo cae a un nivel sólo comparable con el que tenía 20 años atrás8. Esto muestra el proceso de disminución de la capacidad del aparato productivo industrial para la generación de empleo, lo que parecería estar explicado por los cambios en el comportamiento de la inversión industrial hacia patrones más intensivos en el uso de capital fijo y de una menor utilización de la fuerza de trabajo (García, 2006).

Este proceso de ajuste del empleo, que como se aprecia en el gráfico 2 comenzó en la decada de los ochenta, se ve reforzado con el proceso de liberalización y apertura de la economía nacional.

Efectivamente, para hacer frente a la competencia externa, las empresas tuvieron que hacer procesos de reconversión de sus sistemas de producción, lo cual llevó a que en la búsqueda de mayor eficiencia aumentaran las inversiones en bienes de capital y de tecnología, y trataran de mejorar la competitividad haciendo recomposición de la planta de personal, lo que derivó, en la mayoría de los casos, en despidos de personal. También, la tendencia hacia una mayor flexibilidad laboral en los mercados laborales después de los noventa reforzó este proceso. Así, los procesos de reestructuración productiva a favor del capital tanto físico como humano y en perjuicio del trabajo de baja calificación estaría explicando los mayores despidos que se produjeron en la industria regional y la escasa capacidad del aparato productivo industrial para absorber la población sobrante del aparato productivo.

Desde comienzos de la década del ochenta, el proceso de acumulación ha presenciado una transformación gradual de los coeficientes de utilización de capital y fuerza de trabajo en la industria. Este cambio se manifiesta en una crisis estructural del empleo industrial, caracterizada por el estancamiento en la generación de nuevos puestos de trabajo o en la destrucción de empleo (García, 2006).

Efectivamente, como se aprecia en el gráfico 3, desde la década del ochenta, la relación Empleo-Producto tiene una tendencia totalmente decreciente, que se hace más inclinada durante la apertura, mientras que la relación Capital-Producto9, desde los años noventa, muestra una tendencia totalmente creciente. Lo anterior evidencia cómo para la generación del producto industrial costeño se ha venido requiriendo cada vez menos la utilización de la fuerza de trabajo, por el contrario, la generación del producto está sustentada en una mayor utilización intensiva del factor capital.

Dado que el crecimiento industrial de la región está sustentado cada vez más en la utilización intensiva del capital, la poca demanda de trabajo que se genera en la industria regional es, en su mayor parte, mano de obra calificada, lo que ha hecho que este proceso también haya acarreado un mayor grado de concentración del ingreso, favoreciendo a aquellos sectores que tienen la posibilidad de acumular tanto capital físico como humano. Con la apertura se favoreció el empleo de carácter técnico con mejores tasas de empleo y mayor crecimiento de los salarios, frente a la categoría de obreros (Garay, 1998), lo cual es el resultado, por un lado, de los mayores despidos de los obreros como estrategia de minimización de costos, y por el otro, de la tendencia creciente a reemplazar parte de los trabajadores menos calificados por los de mayor calificación, como técnicos y tecnólogos.

De hecho, de acuerdo con datos de la "Encuesta anual manufacturera EAM-DANE para la región Caribe", entre 1989 y 1991 el número de obreros en la industria se redujo a un ritmo de 2% anual, mientras que el número de técnicos vinculados a la industria se expandía a un ritmo de 4% promedio anual. Igual ocurre con el salario de los empleados después de la apertura, que crece por encima del de los obreros (el salario promedio de los empleados aumentó un 5% promedio anual entre 1989 y 1991, frente a una disminución promedio anual de 4% en la categoría de los obreros), lo que sería un reflejo de la creciente demanda de trabajadores calificados después de la apertura.

El abaratamiento de los bienes de capital producto de la apertura, la transición hacia las tecnologías informatizadas de base computacional, la tendencia hacia el downsizing y la reestructuración organizacional por parte de las firmas, y la flexibilización de la legislación laboral que facilita el despido han actuado en una misma dirección, esto es, induciendo y facilitando el reemplazo de la gente por máquinas y por ingeniería doméstica (Katz, 2000).

2. Productividad laboral10

En el marco de la globalización de la economía, los incrementos de la productividad laboral se convierten en un mecanismo para alcanzar una mayor competitividad, siempre y cuando se deriven de mejoras en los procesos productivos y en los indicadores de gestión de los procesos laborales, así como de la introducción de innovaciones que fortalezcan incrementos en el valor agregado (Garay, 1998).

En el gráfico 4 se muestra la evolución conjunta de la tasa de crecimiento de la productividad laboral, el salario promedio y el empleo en la industria manufacturera de la región Caribe. En general, se observa cómo la tasa de crecimiento de la productividad tiene un comportamiento creciente pero moderado, sin embargo, estos aumentos no necesariamente conducen a grandes mejoras en la competitividad de la industria regional, ya que están sustentados por la pérdida de empleo, es decir, los aumentos de la productividad han respondido más a las fluctuaciones del empleo que al incremento de la eficiencia de los trabajadores.

En general, se ha venido generando un mayor valor agregado con menos fuerza de trabajo, lo que refleja un aumento de la productividad laboral, no obstante, al comparar el crecimiento de esta última con el crecimiento del salario promedio de la industria regional, el primero se ubica muy por encima del segundo, lo cual estaría indicando una disminución relativa de los costos salariales de la empresa y una pérdida de importancia cada vez mayor de la clase trabajadora en la apropiación del excedente económico, al corresponderle una proporción menor dentro del valor agregado. Es decir, es mayor el aumento de la contribución que hace el trabajador a la generación del valor agregado que el aumento de la retribución que este obtiene por participar en dicho proceso.

En el periodo previo a la apertura, 1986-1990, la productividad del trabajo experimentaba una expansión a un ritmo de 9.9% promedio anual, mientras que el empleo se venía contrayendo a un ritmo de -0.2% promedio anual y el salario promedio crecía a un ritmo de 1.5% promedio anual. Entre los años 1991 y 2004 la productividad del trabajo evidenció incrementos promedio anuales del 11.0%, mientras que el trabajo disminuyó en promedio un 3.2% cada año y el salario promedio bajó al 1.3% promedio anual. Así, el proceso de aceleración de las mejoras en la productividad después de la apertura parece ser más el reflejo de las altas tasas de expulsión de mano de obra en el campo de la producción industrial que de ritmos particularmente elevados de crecimiento en el volumen físico de producción (Katz, 2000).

Al realizar un análisis intersectorial, el sector de los bienes intermedios es el que evidencia los mayores niveles de productividad laboral en la región Caribe, ubicándose muy por encima de los niveles mostrados por los otros sectores (ver gráfico 5), especialmente desde inicios de la década del noventa, cuando se inicia el proceso de apertura de la economía colombiana. Efectivamente, al año 2004 el nivel de productividad laboral en el sector de los intermedios se había multiplicado por cinco con respecto al nivel que tenía en 1990, mientras que los sectores de bienes de consumo durable y no durable habían triplicado su nivel de productividad y el sector de los bienes de capital seguía manteniendo aproximadamente el mismo que tenía en 1990 (ver gráfico 6).

Dentro del sector de bienes intermedios se encuentran la industria petroquímica y la industria del plástico, entre otras, que son unos de los sectores más importantes del Departamento de Bolívar. Estos mostraron un posicionamiento competitivo importante frente a las nuevas condiciones de la economía después de la apertura, a través de un comportamiento inversor dinámico y del creciente uso de trabajo calificado.

3. Costo Laboral Unitario (CLU)11

Este refleja el costo acarreado por las empresas por remunerar el trabajo equivalente a la producción de cada trabajador. El comportamiento de este indicador evidencia, en términos generales, si el sector productivo está incurriendo en mayores o menores costos laborales por cada unidad de producción, lo cual se traduce en pérdidas o en ganancias relativas en competitividad (Garay, 1998).

En un ambiente de apertura de la economía, podría considerarse la reducción de los costos laborales como una alternativa importante para tratar de enfrentar la competencia internacional, lo que sería una forma de obtener una competitividad espuria (CEPAL,1990), de allí las estrategias utilizadas por los empresarios del sector para evitar que los incrementos de los costos laborales afecten la evolución y la estructura del empleo industrial, como consecuencia de las decisiones que estas toman con relación a la mayor utilización del capital (recomposición de la planta de producción) que del trabajo (reestructuración de la planta de personal) o viceversa (Espinosa & Pérez, 1999).

En el gráfico 7 se muestra la evolución del costo laboral unitario para el total de la industria costeña, a la vez que los componentes que conforman dicho indicador —las remuneraciones por trabajador y la productividad laboral—. Como se aprecia, el CLU tuvo una tendencia descendente desde 1983 y se acentuó más en el periodo de apertura económica. Mientras que en 1974 la participación de las remuneraciones en el valor agregado era de 21.4% y en 1983, cuando alcanzan su máximo nivel, fue de 43.7%, en el año 2004 esa participación descendió a 7.5%, lo que refleja cómo la liberalización refuerza la desigualdad económica y acentúa la concentración del ingreso en contra de la clase trabajadora.

El hecho de que el aumento de la productividad del trabajo esté acompañado de cierta estabilidad relativa de la remuneración media expresa con nitidez el desempeño del CLU, es decir, la contribución del trabajo a la creación de valor (riqueza) es superior a su retribución (Malaver, 2002).

Entre los factores que explican la caída del CLU podemos mencionar que los reajustes salariales se han reducido en Colombia desde los años noventa debido a que la baja inflación ha morigerado la indexación de los mismos y, por otro lado, el menor costo relativo de las importaciones de bienes de capital y de materia prima repercutió favorablemente en la productividad laboral a través del incremento del valor agregado. A su vez, el crecimiento de este último fue estimulado por la sustitución de materias primas nacionales por importadas y la renovación de equipos de capital, como consecuencia de la desgravación arancelaria de la apertura (Espinosa & Pérez, 1999). De otro lado, con la flexibilización laboral y ante el desequilibrio estructural y permanente del mercado laboral, los nuevos contratos laborales se fijan a niveles de salario inferiores a los existentes, todo esto se presenta en medio de un ambiente sociopo-lítico marcado por el debilitamiento, en gran parte inducido, de las organizaciones laborales.

Dado que los aumentos en la remuneración al trabajo fueron inferiores a los aumentos en la productividad, no se puede decir que hayan inducido la reducción del empleo y el consecuente aumento del desempleo, luego la disminución del empleo en el sector industrial costeño y nacional tendría explicaciones distintas a la presión de los salarios sobre las utilidades o a los aumentos en el CLU.

El empleo se sigue desplomando en la industria del Caribe, así como en la nacional, por factores estructurales asociados al patrón de industrialización que se ha venido conformando a partir de las reformas de los noventa, que es ahorrador de mano de obra. También es importante tener en cuenta que la crisis de 1999 impactó fuertemente al sector industrial por la caída del nivel de la actividad económica, además, la Ley 789 de 2002 flexibiliza el mercado laboral y facilita el despido de trabajadores. En este sentido, si la contracción en el empleo industrial está relacionada con el patrón de industrialización y el desempleo es producto de factores de demanda, los cuales no están relacionados con aumentos en los costos laborales, inducir a una reducción del salario como medio para generar más empleo (Ley 789 de 2002) no ataca los problemas que causan el desempleo, con efectos marginales en la ocupación industrial, pero sí tiene un impacto muy grande en el deterioro de la calidad de vida de una altísima proporción de los trabajadores.

CONCLUSIÓN

Así como en el ámbito nacional, en la región Caribe el empleo industrial ha sido la variable de peor desempeño después del proceso de liberalización y apertura de la economía colombiana. Con la liberalización, el empleo deja de ser una variable importante en la determinación del crecimiento industrial y es desplazado por el capital como variable jalonadora del crecimiento y de la modernización industrial. Este proceso de deterioro del empleo, que aumenta sus dimensiones con la apertura de la economía nacional, había comenzado desde inicios de la década del ochenta y era explicado principalmente por las características del cambio técnico intensivo en el capital y la mano de obra calificada y ahorrador de materias primas y trabajo no calificado.

Los aumentos en la productividad laboral de la industria regional, que se han dado después de los noventa, no se traducen en mejoras en la competitividad de la industria costeña porque están sustentados por caídas recurrentes en el nivel de empleo más que por grandes incrementos del valor agregado regional.

El hecho de que las remuneraciones hayan tenido un comportamiento relativamente estable y con crecimientos muy por debajo del crecimiento de la productividad del trabajo, muestra que estas no han podido inducir la reducción del empleo y el aumento del desempleo en la industria regional, luego la explicación de la caída en el empleo tiene que ser distinta a la presión de los salarios sobre las utilidades de las empresas o a los aumentos del costo laboral unitario. Esto desvirtuaría nuevamente la posibilidad de que la nueva reforma laboral (Ley 789 de 2002) pueda mejorar la situación del empleo de Colombia y de la región, pero sí tiene impactos importantes en el desmejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores.


* Origen de las subvenciones y apoyos recibidos para la elaboración del artículo o la investigación relacionada: Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo, Universidad de San Buenaventura, Cartagena (Colombia).

1 La industria nacional representa en promedio el 17% del PIB y genera cerca del 20% del empleo total en los primeros años de la primera década del 2000, mientras que la industria de la región Caribe, que representa cerca del 13% del PIB regional, genera cerca del 13% del empleo regional.

2 La pérdida de importancia relativa de la industria en la economía nacional, sobre todo durante el proceso de liberalización de la economía, se pude apreciar claramente si tenemos en cuenta que la industria a inicios de los años setenta representaba una cifra promedio del 23% del PIB y para finales de la década de los noventa e inicios de los años 2000 su peso había descendido a una cifra cercana al 18%. Mientras que, con relación al empleo asociado al sector, a inicios de los noventa generaba el 25% total en Colombia, reduciendo su importancia hasta llegar a representar el en el año 2005 sólo el 20% del empleo total nacional (Fuente DANE). En la región Caribe, la industria pasa de representar en promedio una cifra superior al 17% a inicios de los años ochenta a un promedio de 13% a finales de los noventa e inicios de los 2000. La menor participación de la industria regional en el Producto ha estado acompañada de una creciente contribución del sector terciario en la economía regional, que pasó de representar el 50.9% en 1980 a más del 59% a finales de los años noventa. (Fuente Observatorio del Caribe Colombiano).

3 Para Bernarke, en el caso de la economía de los Estados Unidos, que ha experimentado el fenómeno de agudas reducciones del empleo manufacturero (pese a que el producto industrial no ha declinado hace pocos años y aún en décadas precedentes) factores como la sobre inversión en los años de auge, la relación costo-beneficio de los enganches, la in-certidumbre y el cambio estructural han desempeñado un papel que explica el fenómeno, sin embargo, el del crecimiento de la productividad es para el autor el de mayor trascendencia. Con los años, las nuevas tecnologías y procesos han permitido que las empresas manufactureras logren un producto cada vez mayor con pocos trabajadores.

4 Entre los cambios estructurales mencionados por estos autores se encuentran: la declinación estructural, observada en muchas industrias como consecuencia de un periodo de sobre expansión por inversión; la política monetaria y la política fiscal, que han llegado a ser más eficaces en pernear las oscilaciones puramente cíclicas en el empleo; las innovaciones administrativas de la gerencia para el manejo de la firma, como parte de una acción más amplia para la reducción de costos, y la generalización de prácticas de flexibilización laboral.

5 Según estos autores, el crecimiento sin empleo o con poco empleo, observado en los últimos años en la economía mexicana, se explica en buena parte por la entrada de China a los flujos internacionales de comercio y su impacto sobre el precio relativo de las manufacturas y la composición de la producción y el empleo.

6 Para Trapé, en América del Sur el fenómeno se debe a que los mercados laborales de la región muestran un alto nivel de rigidez, con importantes costos para las empresas para abandonarlos, es decir, para despedir trabajadores.

7 Efectivamente, en el periodo 1980-1985 hubo una expansión del producto industrial regional del orden del 3.3% promedio anual, mientras que el empleo experimentó una contracción promedio anual de 2.7%. En el periodo siguiente, entre 1986 y 1990, el producto industrial regional se expandió a un ritmo de 8.3% promedio anual, con una respuesta en el empleo de una contracción de 0.2%, entre los años 1994 y 2000 el producto industrial del Caribe Colombiano creció al 6.8% promedio anual, mientras que el empleo se deterioró a un ritmo de 3.2% anual. El periodo comprendido entre los años 2001 y 2004 marca con mayor fuerza el fenómeno que se viene presentando también en la industria nacional, de crecimiento sin empleo, la industria regional tiene un excelente comportamiento en el producto, evidenciando un crecimiento de 9.0% promedio anual, a la vez que hay una contracción del 6.3% promedio anual en el empleo.

8 En 1998 el PIB en la industria de la región Caribe sufrió una contracción de 3.7%. En 1999, año de la profunda crisis nacional, la economía colombiana tuvo una caída de 3.8%, el PIB industrial colombiano se contrajo al 3.4%, mientras que el producto industrial regional ya empezaba una recuperación creciendo al 1.9% (la crisis y recuperación se presentó en la industria regional un año antes que en el ámbito nacional). El valor agregado crecía al -2.8% y 3.2% en 1998 y 1999, mientras la caída del empleo era la más abrupta, con tasas negativas de -5.7% y -7.3% entre 1998 y 1999, lo que llevó a que se perdieran cerca de 8.000 puestos de trabajo entre 1997 y 1999, haciendo que las cifras de empleo del momento fueran muy cercanas a las que tenía el sector industrial 20 años atrás. En efecto, de acuerdo con la EAM, "Encuesta Anual Manufacturera", el número de empleados permanentes en la industria regional cayó en 1999 hasta 36.164, mientras que, de acuerdo con la misma fuente, en 1974 el número de empleos permanentes era de 48.116 personas.

9 Se utilizaron los Activos Fijos como variable Proxy al stock de capital, el valor del Producto Interno Bruto a precios constantes de 1999, expresado en miles de pesos, como medida del producto, y el número de empleados permanentes en la industria regional como medida del empleo.

10 En este trabajo la productividad laboral se calcula como el cociente entre el valor agregado y el empleo permanente.

11 El Costo Laboral Unitario (CLU) se calculó como:

CLU=Remuneración Unitaria (RU) / Productividad Unitaria del Trabajo (PLVA). Donde:
RU= Remuneración pagada a obreros y empleados permanentes / Número de obreros y
empleados permanentes. PLVA = Valor Agregado / Número de obreros y empleados permanentes.


REFERENCIAS

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