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Investigación y Desarrollo

Print version ISSN 0121-3261

Investig. desarro. vol.20 no.2 Barranquilla July/Dec. 2012

 

Aprendizajes sobre la evaluación del diálogo y el debate en estrategias de comunicación y cambio social. el caso de la estrategia de eduentretenimiento + movilización social = cambio social*

Learnings about dialogue assesment and the debate on strategies of communication and social change. The case of the strategy of eduentertainment + social mobilization = social change

Claudia H. Beltrán Romero

Socióloga. Magíster en Comunicación Social. Docente catedrática Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia) cbeltran@uninorte.edu.co

Jair Vega Casanova

Sociólogo. Magíster en Estudios Políticos y Económicos. Estudiante de doctorado en Comunicación Social. Profesor e investigador del Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura PBX de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). jvega@uninorte.edu.co

Fecha de recepción: enero 15 de 2012
Fecha de aceptación: marzo 9 de 2012


Resumen

En este artículo se presentan los resultados de la evaluación de la fase piloto de La Estrategia de Comunicación y Movilización para el Cambio Social, por los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos de Adolescentes y Jóvenes. El propósito fue identificar desde la perspectiva de los participantes los cambios que su implementación generó en los procesos de movilización social en el municipio de San Juan Nepomuceno (Bolívar).

Se aplicó un diseño cualitativo con entrevistas abiertas, análisis de documentos y talleres de memoria. Entre los principales resultados está la capacidad que desplegó el modelo para integrarse y dar impulso y fortalecimiento a los procesos y dinámicas locales, favoreciendo las condiciones generales para la generación y cualificación del diálogo sobre derechos humanos, sexuales y reproductivos. No obstante, el contexto municipal altamente intervenido con propuestas afines a las temáticas de La Estrategia dificultó de manera significativa la observación de estos cambios.

Palabras clave: Comunicación, cambio social, evaluación, diálogo, debate, DHSR.


Abstract

This paper presents the evaluation results of the pilot phase of The Edutainment andMobilization Platform for Social Change (EE+SM=SC). The purpose was to identify from the perspective of participants, the changes generated in the implementation processes of social mobilization in the municipality of San Juan Nepomuceno (Bolívar).

The research used techniques such as qualitative open interviews, document analysis and memory workshops. Among the main results are the ability of the model to integrate and strengthen the dialogue processes and local dynamics, favoring conditions for the generation and qualification of dialogue about sexual and reproductive rights. However, the municipal context, highly involved with similar projects related to the issues of the Strategy, significantly hindered the observation of these changes.

keywords: Communication, social change, evaluation, dialogue, debate, SRHR.


Introducción

Al revisar la literatura sobre evaluación de proyectos con enfoque de comunicación para el cambio social CPCS, una de las principales críticas que aparece es que aún no se han demostrado una adecuada fundamentación teórica ni desarrollos metodológicos que permitan evidenciar sus resultados e impactos, señalando que no hay nuevos aportes a lo propuesto por el enfoque de la comunicación participativa (Deane, 2001).

Una de las razones que se atribuye a la dificultaden la demostración de resultados desde este enfoquees el predominio que sobre el campo han tenido los modelos difusionistas de intervención y los enfoques positivistas de evaluación (Byrne, 2007 y 2008). Se destaca aún el surgimiento de modelos basados en el diálogo y la participación, impulsados por grandes agencias de cooperación, cuya dinámica general ha sido de imposición vertical del saber técnico sobre los saberes locales, puesto que la participación, el desarrollo y el cambio social siguieron pensándose y determinándose desde fuera de las realidades locales (Gumucio, 2004 y Del Valle, 2007).

En consecuencia, en muy pocas ocasiones la comunicación ha sido un verdadero instrumento para el diálogo y la facilitación de la participación ciudadana; hecho que insta a seguir generando evidencia que contribuya a dar cuenta de cómo opera y cuáles son los resultados del enfoque de cambio social que descubra su potencial de transformación,y en esa medida, lograr su legitimación en las grandes agencias decisoras del los rumbos del desarrollo. (Gumucio, 2004 y 2006).

Apuntando en esta dirección, esta primera evaluación realizada a la Estrategia de Eduentretenimiento y Movilización para el Cambio Social: por los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos de Adolescentes y Jóvenes (La Estrategia)1 se propuso identificar, desde la perspectiva de los actores sociales locales, los cambios que su implementación produjo en los procesos sociales que han venido promoviendo, aun desde antes de la implementación de La Estrategia, en el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos (DHSR) de adolescentes y jóvenes en San Juan Nepomuceno2, uno de los municipios piloto para su implementación de la misma.

La Estrategia surge de una alianza interinstitucional conformada, entre otras, por la Consejería Presidencial de Programas Especiales de la Presidencia de la República (CPPE), la Fundación Imaginario y la Universidad del Norte, que coinciden en el interés de atenuar la situación de vulneración y limitación de los DHSR de adolescentes y jóvenes en Colombia. Su objetivo es convertirse en un modelo comunicacional de incidencia integral y se define como una plataforma de comunicación multimedial, que se apoya en los espacios de acción locales, apostando a la facilitación del diálogo, el debate público y la acción colectiva desde los fundamentos y estrategias de la CPCS.

En el segundo semestre de 2010 se realizó un pilotaje de La Estrategia en cuatro municipios del país, cuyo objetivo fue "aportar a la reflexión crítica y a la transformación de prácticas individuales, familiares, comunitarias y sociales con miras al ejercicio de los DSR por parte de los adolescentes y jóvenes", en el que se priorizaron tres temas: a) toma de decisiones sobre la vida sexual y reproductiva de adolescentes y jóvenes, b) violencia basada en género y c) respeto a la diversidad sexual.

Relación comunicación y cambio social

La comprensión de la relación entre la comunicación y el cambio social ha sido mediada por el concepto de desarrollo, cuyo discurso ofrece una imagen del mundo dividida entre países desarrollados del denominado primer mundo, llamados a determinar el camino hacia el desarrollo de los países subdesarrollados del, a su vez, denominado tercer mundo, lo que para Escobar (2007) es una propuesta históricamente ambiciosa e inusitada desde el punto de vista antropológico, pero construida sobre la base de un régimen de representaciones sociales tan poderoso que ha hecho casi imposible pensar la realidad social de otra manera.

Es así como surge la comunicación para el desarrollo (Beltrán, 1993), fundada tanto en su discurso como en su práctica en tres paradigmas: el de la modernización, el de la dependencia y el de la multiplicidad/ otro desarrollo; en cada uno de los cuales la comunicación ha ocupado lugares más o menos importantes y cumplido diversas funciones (Servaes, 2000; Waisbord, 2001; Gumucio, 2004; Servaes & Malikhao, 2007), las cuales han sido ampliamente debatidas y cuya crítica supone avanzar de a) la lógica vertical a la horizontal, b) del foco en los productos al foco en los procesos, c) de las metas de corto plazo a las de largo plazo, d) de las dinámicas individuales a las colectivas, e) de las condiciones impuestas por las entidades financiadoras a las necesidades sentidas por las comunidades, f) de los esfuerzos por acceder a los medios a los esfuerzos por su apropiación, y g) de la instrucción a través de la difusión de las innovaciones a la educación fundada en la comunicación (Del Valle, 2007).

Lennie y Tacchi (2011, p. 15) señalan que aunque los modelos comunicacionales basados en las teorías de "modernización y difusión de innovaciones son generalmente considerados como obsoletos, aun cuando incluso Rogers, el defensor más destacado del paradigma difusionista, reconoció en 1976 sus limitaciones y la necesidad de un enfoque que ponga en primer plano la participación.

Comunicación para el cambio social

En este contexto, y alejándose de la connotación desarrollista dominante, surge la CPCS, considerada como "la más reciente de las denominaciones" (Del Valle, 2007), centrando los esfuerzos en lograr un mayor acercamiento a los intereses de la gente, e independientemente de las agendas, reconociendo e incorporando los cambios propios del devenir social, favoreciendo procesos catalizadores de carácter comunicativo como lo son los espacios para el diálogo y el debate público (Cadavid, 2006; Obregón, 2009).

Para Gray-Felder y Deane (1999), la CPCS parte de la premisa de que su verdadera fortaleza está en proveer a la gente de la confianza y la convicción para apropiarse tanto del proceso como de los contenidos de la comunicación, por lo tanto, la nueva agenda hará énfasis en: a) otorgar poder a la comunidad, b) incluir a todos aquellos que siempre han estado fuera, c) ir de muchos a muchos en sentido horizontal, y d) contenidos locales; diferenciándose de la tradicional comunicación para el desarrollo en que no se dirige específicamente a persuadir a individuos de cambiar conductas de riesgo sino a facilitar procesos de diálogo privados y públicos, a través de los cuales las comunidades deciden quiénes son, qué quieren y cómo lo pueden lograr.

Ahora bien, el concepto de diálogo, central en la CPCS, ha sido comprendido al menos de tres maneras diferentes en la literatura sobre comunicación, cada una de las cuales tiene lugar en un escenario distinto: a) como Modelo de Comunicación, en un escenario de discusión teórica en el que el mismo se opone al Modelo Informa-cional, propio de los medios masivos; b) como Evento, en un escenario local, opera cotidianamente en las interacciones personales y las iniciativas comunitarias, cuyo foco son los intercambios interpersonales de significados que coadyuvan el cambio social; y c) como Proceso, en un escenario de deliberación y debate público, en el que se utiliza para identificar diversas posiciones, argumentar, negociar y tomar decisiones que lleven a la resolución de un determinado problema (Ángel & Obregón, 2011).

Esta última noción de diálogo se relaciona de manera directa con el concepto de acción colectiva, entendida esta como el proceso a través del cual los miembros de una comunidad actúan conjuntamente para resolver problemas comunes. Aunque es necesario diferenciar los actos de las acciones, puesto que la comunidad puede expresarse a través de actos pero sin llegar a constituirse en una acción. Los actos se refieren a momentos específicos de una vivencia, y para que estos actos se conviertan en acción debe haber un proceso continuo por parte del colectivo. La sostenibilidad del cambio social está mediada por la continua recreación y reproducción de las acciones, que en un proceso dialéctico configura nuevos contextos sociales que, a la vez, siguen posibilitando sus acciones (Giddens, 2003).

Ahora bien, en la CPCS no hay prescripción alrededor de las herramientas, los mensajes y las técnicas que han de utilizarse (Gumucio & Tufte, 2008). El eduentretenimiento (EE) es una de las estrategias que más ha sido utilizada, la cual se vale de formatos mediáticos e interpersonales de entretenimiento, tales como la televisión, la radio, conciertos, teatro, etc., con fines educativos, y su utilización ha respondido al propósito del paradigma desde el cual se ha aplicado. En este sentido, Tufte (2005 y 2009) habla de EE de primera, segunda y tercera generación.

En el EE de primera generación, enmarcado en el paradigma difusionista, se apunta a generar cambios de comportamiento individual, a través del marketing social, identificando la carencia de información como causa central de los problemas. La segunda generación reconoce la complejidad de los problemas sociales, sin descartar el marketing social como estrategia o la teoría del aprendizaje social como fundamento, vincula nuevos conceptos y metodologías que permiten pasar del individuo a la sociedad como unidad de cambio, surgiendo iniciativas con componentes parti-cipativos pero que han derivado en una práctica instrumental. La difusión de información y el diálogo no se ven como mutuamente excluyentes, y pueden ser complementarios para generar mayor eficacia en el logro de cambios sociales sostenibles (Singhal, 2005).

En la tercera generación, desde una perspectiva más actual, los problemas sociales se explican más bien por el desequilibrio de poder y la desigualdad estructural que caracterizan a las sociedades, y por lo tanto, el empoderamiento de los grupos subalternos o excluidos de los beneficios sociales es la clave de estas iniciativas, y responde claramente a los postulados propuestos por la CPCS (Tufte, 2005).

Junto al EE, la movilización social es una de las estrategias más utilizadas en CPCS; en este caso es entendida como el invo-lucramiento activo de las organizaciones sociales y comunitarias en los procesos de cambio, en términos de imaginar un proyecto de sociedad, pensando, decidiendo y actuando, en consecuencia, a partir de una interpretación y un sentido compartido (Toro & Rodríguez, 2001; Unicef, 2006).

Evaluación e indicadores del cambio

Las metodologías y métodos de investigación, monitoreo y evaluación (IM&E) en el campo de la comunicación para el desarrollo y el cambio social responden a la perspectiva dicotómica de los paradigmas, en tanto dominantes y alternativos. Los primeros, con interés en el cambio individual de comportamiento, se han basado en metodologías cuantitativas (encuestas y análisis de costo-beneficio); y los segundos, interesados en cambios sociales, se han basado en metodologías cualitativas (más dialógicas y partici-pativas). Parte de la explicación de esta situación radica en que los donantes suelen querer ver resultados en el corto plazo invirtiendo pocos recursos, lo cual es imposible de lograr con enfoques parti-cipativos más complejos y de largo plazo.

No obstante, tanto las intervenciones orientadas a cambios de comportamiento a nivel individual como las que aspiran a generar cambios a nivel social han demostrado cierto tipo de impactos (Morris, 2005); sin embargo, estas últimas se enfrentan a una mayor complejidad a la hora de evidenciar sus resultados, dado que su interpretación de la realidad abarca diversos y complejos procesos colectivos que no son fácilmente definidos, y pone en evidencia la dificultad en la evaluación de la CPCS, puesto que el diálogo y el debate, como objetivos inmediatos, son complejos de medir o de atribuirlos a una intervención en particular (Gray-Felder & Deane, 1999; Byrne, 2008).

Este reto implica, en primer lugar, definir lo que se entiende por "cambio" y en segundo lugar establecer cuáles son los indicadores que ofrecen evidencias de que tales cambios están teniendo lugar. En cuanto al cambio, Parks, Gray-Felder, Hunt y Byrne (2005) proponen que hay que entenderlo como aquellas transformaciones positivas que ocurren en la vida de las personas, tal y como estas lo definirían. Y sobre los indicadores, Gray-Felder y Deane (1999) proponen la siguiente síntesis:

a. El diálogo, el debate y los foros públicos y privados; b) Información más precisa que alimente el diálogo y el debate; c) Disposición de los medios necesarios para poder participar del diálogo y el debate; d) Aumento de nuevos liderazgos; e) Identificación entre los grandes temas de interés y los intereses cotidianos de la gente; y f) Vinculación entre grupos que tengan intereses comunes.

Por su parte, Figueroa, Kincaid, Rani y Lewis (2002) proponen siete indicadores a través de los cuales se puede evidenciar el impacto de la CPCS: a) liderazgo, b) grado y equidad de la participación, c) equidad en la información, d) autoeficacia colectiva, e) sentido de propiedad, f) cohesión social, y g) normas sociales.

Todos estos indicadores se constituyen en evidencia de las condiciones que favorecen el diálogo y debate en una comunidad y, por tanto, la capacidad de acción colectiva en la misma. En consonancia con lo anterior, este estudio apunta a responder las siguientes preguntas, a partir de la evaluación de La Estrategia: ¿Qué cambios percibidos en el proceso son atribuidos a La Estrategia por los actores sociales locales? ¿Cómo contribuyen estos cambios a favorecer las condiciones para el diálogo, el debate y la acción colectiva?

Metodología

En investigación en Ciencias Sociales se identifican tres líneas paradigmáticas: la empíricoanalítica, con fundamento positivista/racionalista; la humanístico-interpretativa, con fundamento natura-lista/fenomenológica, y la crítica, basada en la necesidad del cambio social. No obstante, autores como Nisbet (1988) y Fishman (1991, citados en Escudero, 2005, 2006, 2011) señalan una nueva línea paradigmática orientada a la toma de decisiones y al cambio, que es denominada paradigma pragmático, un híbrido entre el experimental y el hermenéutico, donde se ubicaría la investigación de tipo evaluativa. En ese camino, la investigación evaluativa o evaluación se considera un mecanismo estratégico de cambio social, y por lo tanto muy útil para los responsables políticos y sociales en su propósito de optimizar sus acciones y decisiones.

Alcance de la evaluación

La Estrategia, en su modelo integral y en aras de asegurar su fun-damentación rigurosa y su sostenibilidad social y financiera, establece actividades los siguientes componentes: Medios masivos y abogacía, Comunicación interpersonal, Gestión del conocimiento, Mercadeo e Investigación, monitoreo y evaluación.

En el nivel municipal, el modelo gira alrededor de la RSA con sus procesos de movilización social, mientras que en el eduen-tretenimiento, los dramas televisivos y radiales, teatro y otros componentes comunicativos son elementos más generales, pero potenciadores de la misma (Fundación Imaginario, 2011).

En este escenario local, el foco de la evaluación se ubica en los procesos de movilización social, como eje central en el cual las estrategias de eduentretenimiento buscan aportar a la reflexión crítica, el diálogo y el debate, tal como se muestra en el sombreado en rojo en el gráfico 1.

Los participantes

En total, en el proceso de evaluación participaron 20 personas, miembros de tres instituciones pertenecientes a la RSA en el municipio. Esta población se seleccionó con base en dos criterios: a) su vinculación con alguna de las entidades de la RSA y b) su participación en las diferentes entidades durante la ejecución del proyecto.

Los datos y las técnicas de recolección

Dado que la interpretación que hacen los actores sociales sobre las condiciones objetivas del mundo constituye en sí mismo un lugar metodológico desde el cual se interroga lo social (Reguillo, 1999), a partir de un diseño cualitativo se recabó evidencia impresionista (Mefalopulos, 2007) que describe las percepciones que tienen los sujetos de los cambios, y que ellos interpretan como cambios atribuidos a la presencia de La Estrategia en los procesos en marcha sobre DHSR en el municipio de San Juan Nepomuceno.

Inicialmente se había decidido aplicar la técnica de Most Sig-nificant Change (MSC) diseñada por Davies y Dart (2005); sin embargo, en la exploración inicial fue evidente que el tiempo de intervención no fue suficiente para generar el tipo de historias adecuadas para que la técnica sea efectiva. En consecuencia, se aplicaron otras técnicas que conservaron el carácter participativo, fundamentadas también en las vivencias y la valoración personal de los procesos por parte de los actores sociales locales, como los talleres de memoria (Riaño, 2000; Pérez & Vega, 2010), así como entrevistas abiertas y revisión documental (Sandoval, 1996; Vega, 2011). Desde esta perspectiva se acudió a la hermenéutica doble (Giddens, 1997), que consiste en interpretar lo ya interpretado por los sujetos, con la pretensión de identificar lo significativo de la experiencia de La Estrategia en los procesos descritos.

Resultados

En primer lugar, hay que señalar que en el municipio de San Juan Nepomuceno la Política Pública de Salud Sexual y Reproductiva (SSR) se ha venido implementando a través de diversas estrategias cuyas actividades se han desarrollado en los últimos cinco años. Muchas de estas acciones han tenido como eje central a la Escuela Normal Superior Montes de María3. Se destacan en particular el proceso de validación e implementación del Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía (PESCC) por parte del Ministerio de Educación Nacional (MEN) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), y el diseño e implementación de un currículo que favorece, entre otros, la equidad de género como aspecto importante en la construcción de una cultura de paz, como parte del Tercer Laboratorio de Paz4. Así mismo, se encuentran intervenciones sociales en materia de medios y comunicación, como la implementación del uso de las TICs en el ámbito educativo por parte del MEN y el Plan Nacional Audiovisual del Ministerio de Cultura, en el que participa, a su vez, la Casa de Cultura. Estas intervenciones lograron generar dinámicas de información, diálogo, debate, organización social, nuevas acciones pedagógicas, etc.

Luego de cinco años de intervención se aprecian cambios frente a la situación inicial, no obstante, dada esta confluencia, se reconoce la dificultad para atribuir exclusivamente a La Estrategia, en sus diversos componentes, alguno de los cambios identificados, pues es clara la coincidencia en temáticas, enfoques y herramientas propuestas por las distintas intervenciones, siendo La Estrategia la más reciente.

En este punto es claro el problema de la atribución (Gray-Felder & Deane, 1999; Byrne, 2008). En el caso de San Juan Nepomuceno, es evidente la dificultad de atribuir los cambios identificados a la intervención de La Estrategia por varias razones: a) el contexto previo en el cual se incorpora viene siendo explícita e intencional-mente intervenido con propuestas afines con los enfoques de La Estrategia; b) han sido cinco años de otras intervenciones, frente a cuatro meses aproximadamente de intervención de La Estrategia, y c) La Estrategia retoma actividades y espacios abiertos durante las intervenciones previas para trabajar los mensajes priorizados.

No obstante, hay dos aspectos sobre los cuales se expresa consenso por parte de los actores sociales locales: el papel de La Estrategia en la reactivación de las acciones de educación de la sexualidad adolescente y promoción de los DHSR en el municipio, las cuales habían quedado prácticamente estancadas, con excepción de las actividades propias del PESCC, que solo se realizaban en el interior de la Escuela Normal Superior; y que La Estrategia entró a fortalecer los procesos en marcha hasta el momento. En consecuencia, si bien es cierto no se percibe que La Estrategia haya aportado algún aspecto completamente novedoso, puesto que las temáticas y enfoques ya se trabajaban a través de los hilos conductores del PESCC, el énfasis curricular, modelo pedagógico y medios como herramienta pedagógica y comunicacional en la Escuela Normal, y existían antecedentes, tanto en la Escuela Normal como en Casa de Cultura, también lo es que reconocen que La Estrategia demostró la capacidad de integrarse y, al mismo tiempo, convertirse en eje ordenador de los procesos existentes.

Más específicamente, las fortalezas identificadas por los actores sociales como el aporte de la Estrategia a los procesos locales son las siguientes:

a. La Estrategia se asume como un modelo de trabajo afín con la naturaleza y dinámica de la RSA, que dio respuestas a las inquietudes sobre el cómo continuar la intervención desde lo local, en especial como parte de la operatividad del PESCC.

Se reconoce al EE como un concepto vinculado al modelo pedagógico de la Escuela y se ha utilizado como herramienta pedagógica y comunicacional con grandes potencialidades para impulsar la movilización social. Los procesos, los insumos y el papel de los actores sociales locales, desarrollados a lo largo de la experiencia evaluada, corresponden al modelo de EE de segunda generación (Tufte, 2005), donde además se recurre a un catalizador externo (Singhal, 2005) que se asocia con la comunidad para comunicar mensajes y situaciones, con lo cual se espera generar debates públicos y privados con miras al cambio en normas sociales y comportamientos individuales. Este modelo es afín con el utilizado por la RSA y por el sistema de educación formal, por tanto, en este contexto se percibe que La Estrategia cumple un papel organizador de las actividades que por momentos se perciben desarticuladas.

Cabe en este punto interrogarse por las posibilidades que tiene La Estrategia de avanzar hacia el cambio social a partir de los abordajes del EE de tercera generación, puesto que, de hecho, se tendría que asumir una perspectiva más crítica y cuestionadora de las desigualdades estructurales, relaciones de poder y conflicto social (Tufte, 2005), cosa que podría entrar en contradicción con los intereses de las entidades financiadoras gubernamentales o de cooperación; no obstante, más allá de la institucionalidad formal, quedan individuos y grupos con nuevas capacidades que pudiesen asumir de catalizadores en la identificación de problemas sociales, y en esa perspectiva avanzar hacia la concreción de acciones colectivas de cambio social.

b. La Estrategia contribuyó a motivar y facilitar el acceso a la participación de un mayor número de jóvenes, especialmente mujeres, en el interior de los procesos organizativos, culturales y sociales que concurren en la movilización local, así proporciona oportunidades para impulsar nuevos liderazgos.

Uno de los indicadores de cambio a los cuales le apunta la CPCS es a la práctica de la inclusión de grupos humanos que siempre han estado al margen de los beneficios sociales (Gray-Felder y Deane, 1999). Es notable el caso de la Casa de Cultura, la cual fue descrita antes de La Estrategia como una institución en muchos aspectos cerrada y excluyente, en contravía con su misión y objetivo de fomentar la creación artística a través de un modelo de gestión participativo y democrático orientado al bienestar y desarrollo de la comunidad. Con la llegada de La Estrategia se reactiva la RSA a la cual se vincula la Casa de Cultura con grandes responsabilidades, lo cual favorece una apertura institucional que permite la vinculación de muchos jóvenes que participan en diversas actividades culturales en el marco de La Estrategia, pero también se avanzó en propiciar oportunidades de generación de liderazgos juveniles (Gray-Felder & Deane, 1999; Figueroa, et. al, 2002) en ámbitos de acción y de discusión y decisión sobre política pública como es la RSA y la Mesa Municipal de SSR.

No obstante, aunque los procesos apunten a la inclusión de los grupos excluidos, es interesante abrir el debate sobre el tipo y nivel de inclusión que se genera con las iniciativas de comunicación con enfoque de cambio social. En este caso en particular queda la pregunta sobre la equidad de género, no solo como contenido comunicativo impulsado sino cómo se correspondió en la práctica en el interior de los procesos mismos.

c. La Estrategia posibilitó la re-significación de espacios de formación crítica como el Cine Club, cuando es posible a través de él promocionar los DHSR; y la ampliación de los ámbitos de debate a través de las nuevas tecnologías, como redes sociales virtuales y mensajes de texto. Posibilitó también nuevos usos de los formatos televisivos, incluyendo voces de las comunidades en general, provocando el debate abierto, es decir, extendiéndose más allá de la intervención en la comunidad educativa.

De acuerdo con los principios de la CPCS, el diálogo y el debate se facilitan cuando se cuenta conlos medios para ampliar la participación y hacer audibles las voces de los grupos sociales excluidos (Gray-Felder & Deane, 1999). En ese sentido, La Estrategia favoreció la apertura de nuevos escenarios y nuevas herramientas, de lo cual se infiere que se ampliaron procesos dialógicos y de debate sobre los temas priorizados.

d. La Estrategia ofreció mayor claridad conceptual y un tratamiento más adecuado de los temas.Tal es el caso del respeto a la diversidad sexual, sobre el cual hay acuerdo que es donde la intervención de todos estos años ha logrado mayores cambios, y sobre el cual se pueden mostrar evidencias anecdóticas de cambios individuales y colectivos.

En este punto es posible vincular dos aspectos indicativos de la consistencia de La Estrategia con el enfoque de CPCS:1) El ofrecer información clara y precisa que cualificó los diálogos y debates, tanto del ámbito privado como del ámbito público (Gray-Felder & Deane, 1999) y 2) el tema del respeto a la diversidad sexual, uno de los tres temas priorizados por La Estrategia, resultó ser un tema al cual la comunidad ha sido sensible, por lo que tuvo mayor resonancia y mayor identificación dentro de los temas de interés y sus intereses cotidianos (Gray-Felder & Deane, 1999); por ello generó más participación y motivación para propiciar otro tipo de iniciativas como el carnaval gay.

e. La Estrategia coadyuvó a la toma de conciencia sobre el valor pedagógico de las herramientas y materiales audiovisuales, cuyo uso se institucionaliza a través de proyectos escolares, la práctica docente y de la formación del estilo pedagógico de los maestros egresados de la Escuela, incluyendo el diseño y producción de los mismos.

Aunque en la literatura revisada no se encontró ninguna referencia a que el uso de nuevos lenguajes fuera un indicador clave para evaluar la CPCS, se pueden establecer dos tipos de relaciones con el tema: por un lado, Tufte (2005) señala que la aplicación del EE orientado hacia los ciudadanos es un reconocimiento de nuevos lenguajes y formatos en la pedagogía liberadora, que es la que se asume en la Escuela Normal Superior; por el otro, se puede afirmar que el descubrimiento de la potencialidad del uso de nuevos lenguajes en la educación social se encuentra íntimamente relacionado con la posibilidad de la manipulación de los medios, que contribuye a su desmitificación y, por lo tanto, a la apropiación de los procesos de elaboración de contenidos, lo cual se constituye en un indicador de cambio (Del Valle, 2007).

f. La Estrategia contribuyó a afianzar las comprensiones y la práctica del enfoque de derechos en el interior de la Escuela Normal, trascendiendo el debate sobre DHSR hacia otros derechos, lo cual se revierte en acciones que empiezan a indicar que la institución avanza como escuela inclusiva. A esto se suma el espíritu crítico de estudiantes y docentes consecuentes, que abogan por la coherencia entre el discurso y la práctica de los derechos, tanto en el interior de la Escuela como en otros ámbitos del municipio.

Esta trascendencia de la discusión sobre DHSR hacia otros temas sobre inclusión puede relacionarse con autoeficacia colectiva, tal como la propone el Modelo Integrado (Figueroa, et. al, 2002), en tanto hay un sentimiento de logro, de avance en el tema de DHSR y, por lo tanto, el grupo se adentra en los debates, reflexiones y acciones en otros ámbitos de los derechos humanos. Además sigue reforzando el tema de la necesidad de incluir a todos aquellos grupos que siempre han estado excluidos de los beneficios del desarrollo (Gray-Felder & Deane, 1999).

g. La Estrategia contribuyó a generar condiciones básicas, aunque no suficientes, para lanzar iniciativas que abren nuevos espacios comunicativos, como un carnaval gay, cuya posibilidad generó debates en instancias comunitarias e institucionales, lo que puso por un momento el tema del respeto a la diversidad sexual en agenda pública.

Se admite la clara incidencia de La Estrategia en este caso particular. Y esta percepción indicaría que se logró ampliar el ámbito de diálogo y debate al involucrar a muchas más instancias sociales en las discusiones sobre el respeto a la diversidad sexual y sobre el derecho a la expresión cultural de las personas homosexuales. Se interpreta que La Estrategia proveyó los argumentos y la fortaleza necesaria para que los defensores de la iniciativa enfrentaran el debate con quienes no estuvieron de acuerdo. Igualmente, se alcanza a vislumbrar que de ser posible la ejecución de una iniciativa como esta, se posibilita la inclusión de un grupo poblacional que por lo general ha sido excluida y estigmatizada por su condición homosexual.

Adicionalmente, la posibilidad abierta por esta iniciativa, al cuestionar públicamente la norma social, tiene la potencialidad de debilitar lo que Noélle-Neumann (1995, p. 206) ha denominado "la espiral del silencio", en tanto que "los que rompen las normas sociales anhelan con frecuencia recibir las mínimas muestras de simpatía pública. Y su avidez está justificada, porque de ese modo la regla, la norma, queda debilitada".

h. Finalmente, se reconoce que La Estrategia generó la motivación y las condiciones para establecer los compromisos institucionales que condujeron a la inauguración y apertura de los servicios amigables de salud en el Hospital Local San Juan.

La política nacional de salud en Colombia ha establecido la im-plementación del programa de SAJ para la población adolescente y joven del país. Parte del plan de trabajo de la Oficina Territorial de UNFPA en los Montes de María tiene el propósito de hacer asistencia y acompañamiento a las autoridades locales para lograr ofrecer este servicio. Sin embargo, es en el momento en que se está desarrollando La Estrategia cuando se gestiona y se da la concurrencia de las voluntades políticas necesarias para que se inaugure la unidad de atención en el Hospital Local. Esto puede indicar que

La Estrategia tuvo capacidad de convocar, movilizar y concretar alianzas entre diferentes grupos en función de una problemática común como es la atención en salud para la población adolescente, hecho considerado como un indicador de cambio muy positivo.

Así mismo, la percepción de los participantes por el sector salud es que hay una relación directa entre La Estrategia y la demanda de servicios, puesto que mientras se realizaban acciones de movilización social por parte del equipo de la RSA se aumentaron las consultas de adolescentes y jóvenes, pero cuando estas actividades terminaron también disminuyó la demanda. En este punto es claro el aporte de La Estrategia al proceso, pero también las limitaciones que las dinámicas institucionales imponen al avance hacia acciones colectivas de cambio en este campo.

Por su parte, no se halló evidencia ni percepción de que se hayan impulsado acciones colectivas desarrolladas como producto de La Estrategia, sino el registro de una serie de actividades (Giddens, 2003) que promocionaron el diálogo y el debate sobre DHSR. Resulta claro que el emprendimiento de acciones colectivas se alimenta de los procesos previos de diálogo y debate como los desarrollados, pero es un proceso de más largo plazo, en el que no solo debe converger la voluntad política institucional sino las organizaciones de base, que para el caso de San Juan Nepomuceno no tuvieron presencia en la RSA.

Conclusiones

La educación para la sexualidad que han tenido su núcleo en la Escuela Normal Superior de San Juan Nepomuceno durante los últimos cinco años puede interpretarse como un tipo de proceso dialógico más o menos sostenido al que La Estrategia contribuyó con una serie de elementos que pueden sintetizarse en dos grandes aportes: 1) La apertura de espacios para el diálogo y el debate, y 2) El fortalecimiento de capacidades y procesos locales, los cuales son consecuentes con su objetivo de "aportar a la reflexión crítica...", y que a más largo plazo puede llevar al emprendimiento de acciones colectivas que coadyuven ". a la transformación de prácticas individuales, familiares, comunitarias y sociales con miras al ejercicio de los DSR por parte de los adolescentes y jóvenes".

En cuanto a las posibilidades de evaluación de La Estrategia, se concluye que las mismas características de intervención institucional en el municipio que facilitaron su implementación dificultaron en mayor medida la observación de los cambios que esta pudo haber propiciado, lo que se refleja en la imposibilidad de identificar con mayor claridad las potencialidades del Modelo, hecho que limita significativamente la sistematización de aprendizajes para mejorar la implementación de una segunda fase.

Se sugiere que el diseño de un modelo de M & E, acorde con la naturaleza y características de La Estrategia se base en los fundamentos del paradigma pragmático (Nisbet, 1988 & Fishman, 1991, en Escudero, 2011), que tiene una base crítica y está orientado a la toma de decisiones y a generar cambios. En este paradigma se vinculan elementos experimentales y hermenéuticos, que se orientan a configurar y evaluar la dinámica de los escenarios sociales en los cuales se interviene, a partir de la acción y la reflexión, en lugar de fijar unos métodos estandarizados, poco o nada contex-tualizados como los aplicados para el monitoreo de esta fase por parte de las entidades responsables a nivel nacional, y que fueron percibidos como ajenos a la dinámica de La Estrategia, y en esa medida, perturbadores de los procesos. Hecho consistente con el estudio de Napp, Gibbs y Jolly (2002, p. 43, citado en Lenni & Tacchi, 2011), en el que se halló que las expectativas de la agencia de financiamiento son la razón que a menudo obliga a las organizaciones comunitarias a realizar la evaluación, cuyos requisitos les ha hecho sentir agobiados, y por ello el proceso se aborda como un "mal necesario", solo con el propósito de cumplir con los requerimientos del organismo financiador.

La mayor limitación del estudio estuvo en que no se contó con evidencias más sólidas que permitieran contrastar las percepciones de los actores sociales locales sobre el diálogo, el debate y la acción colectiva. Y aunque se reconoce de antemano su complejidad, se sugiere elaborar una línea de base de diseño mixto, a partir de la cual se pueda hacer M & E del aporte a la reflexión crítica que en su objetivo explícito se propone generar La Estrategia, y que daría cuenta de su contribución en términos de su enfoque de cambio social con miras a generar conocimiento útil que aportaría al debate sobre su legitimidad, tanto en el ámbito académico como en las agencias financiadoras.


* Este artículo es un producto del proyecto de investigación "Estrategia de Comunicación y Movilización para el Cambio Social, por los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos de Adolescentes y Jóvenes", del cual hace parte el Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura PBX. Recoge los resultados finales de la tesis de maestría en Comunicación Social de la Universidad del Norte elaborada por Claudia Beltrán R.: "Evaluación ex post del componente de movilización social de la 'Estrategia de Eduentretenimiento y Movilización para el Cambio Social, por los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos de Adolescentes y Jóvenes', en el municipio de San Juan Nepomuceno - Bolívar", así como resultados preliminares de la investigación en curso desarrollada por Jair Vega C. en el doctorado en Comunicación Social, en el marco del proyecto "Estudio correlacional entre las cogniciones y normas sociales y las prácticas sociales sobre los derechos de la infancia y la adolescencia en el departamento del Atlántico, como base para diseñar, implementar y evaluar de una estrategia para la transformación de dichas prácticas sociales que contribuya al ejercicio y garantía de estos derechos", el cual es financiado por convocatoria interna de la línea estratégica de investigación sobre infancia, adolescencia y juventud de la Universidad del Norte.

1 Una descripción general de la Estrategia se encuentra en el sitio La Iniciativa de Comunicación http://www.comminit.com/node/318014

2 Los municipios elegidos fueron Valle del Guamuez (Putumayo), Barbosa (Antioquia), San Gil (Santander) y San Juan Nepomuceno (Bolívar), cuya elección respondió a criterios específicos, como el contar con Red Social de Apoyo (RSA ) con capacidad de movilización y respuesta rápida; la existencia de una radio comunitaria fortalecida; antecedentes de trabajo con el Programa de Educación Sexual y Construcción de Ciudadanía (PESCC) del Ministerio de Educación, y con el Programa de Servicios Amigables de Salud para Adolescentes y Jóvenes (SAS) del Ministerio de Protección Social. Las RSA son redes locales que incluyen "actores institucionales, comunitarios y familiares, encargados de impulsar los distintos componentes y estrategias de la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, relativa a la prevención del embarazo en niñas y adolescentes. Se conforman en el marco del Programa de Promoción de Derechos y Redes Constructoras de Paz, de la Consejería Presidencial de Programas Especiales (CPPE).

3 La Escuela Normal Superior Montes de María tuvo un rol central en la implementación de la Estrategia a nivel municipal en San Juan Nepomuceno. Montes de María hace referencia a una región que comprende varios municipios de dos departamentos y que ha sido definida como un territorio de planeación tanto por su afinidad histórica, geográfica y cultural como por haber sido epicentro de una de las expresiones más fuertes del conflicto armado en Colombia.

4 Los Laboratorios de Paz son una herramienta de cooperación técnica y financiera de la Unión Europea con Colombia cuyo objetivo general es la construcción de manera colectiva de las condiciones para una paz duradera y convivencia pacífica basada en una vida con dignidad y oportunidades para todos los habitantes. Hasta el momento se han realizado tres laboratorios en diferentes regiones del país en las que se ha vivido de manera crónica la agudeza del conflicto social y político. http://www.prodepaz.org/


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