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Investigación y Desarrollo

Print version ISSN 0121-3261On-line version ISSN 2011-7574

Investig. desarro. vol.24 no.1 Barranquilla Jan./June 2016

https://doi.org/10.14482/indes.24.1.8684 

http://dx.doi.org/10.14482/indes.24.1.8684

Determinantes de la precarización laboral en Argentina entre 2003-2013: entre los cambios y las continuidades1

Determinants of job insecurity in Argentina between 2003-2013: among the changes and continuities

Marcelo Delfini2
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

2 Doctor En Ciencias Sociales, por la Universidad de Buenos Aires. Investigador adjunto CONICET/UNGS y Docente Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Email: mdelfini@conicet.gov.ar

Fecha de recepción: junio 2 de 2015
Fecha de aceptación: marzo 15 de 2016


Resumen

El crecimiento económico experimentado por Argentina desde 2003 ha tenido su correlato en la mejora de los indicadores laborales. No obstante, la precarización laboral se ha mantenido, luego de una baja importante hasta el año 2007, en valores muy elevados. Partiendo de la idea central que la precarización constituye para el capital, una reducción de costos, el objetivo de este artículo es dar cuenta de los determinantes de la informalidad entre los trabajadores asalariados, estableciendo continuidades y cambios entre los años 2003 y 2013. Para ello utilizamos una metodología cuantitativa con fuentes secundarias de información, a partir de las cuales realizamos dos tipo de análisis, el primero de carácter descriptivo a partir del cual se busca dar cuenta de las características del mercado de trabajo argentino entre 1990 y 2013 y el segundo se realiza por medio de una regresión logística binomial, que permite acercarnos a los determinantes de la precarización de las condiciones de trabajo. En este sentido, se pudo observar que entre los años 2003 y 2013, se consolidó una precarización laboral, cuyos determinantes no lograron modificarse sustancialmente entre los años de referencia.

Palabras clave: empleo, informalidad, precarización, asalariados.


Abstract

The economic growth experienced by Argentina since 2003 has had its counterpart in improving labor indicators. However, job insecurity has remained, aftera significant decline until2007, in very high values. Based on the central idea that casualization is for capital cost reductions, the aim ofthis paper is to account for the determinants ofinformality among salaried workers, establishing continuities and changes between 2003 and 2013. This we use a quantitative methodology with secondary sources of information, from which conducted two types of analysis, the first descriptive from which seeks to account for the characteristics of the Argentine labor market between 1990 and 2013 and the secondperformed by a binomial logistic regression approach that allows the determinants of precarious working conditions. In this regard, it was observed that between 2003 and 2013, a labor casualization, whose determinants failed substantially changed between the reference years was consolidated.

Keywords: employment, informality, precariousness, employees.


Introducción

Luego de la devaluación de 2002, Argentina entró en una etapa de fuerte crecimiento económico que tuvo su correlato en los indicadores laborales. En este sentido, se ha podido observar una importante reducción del desempleo hasta alcanzar la cifra de 6.4 % en el segundo trimestre de 2013. Esta reducción se explica fundamentalmente por el importantísimo crecimiento en los niveles de empleo, motorizado (fundamentalmente entre 2003 y 2008), por los niveles de crecimiento económico, por la política cambiaria y por su impacto sobre determinados sectores de la industria y la construcción.

La mejora de los diferentes indicadores laborales condujo a algunos analistas a definir la etapa abierta en 2003 como un nuevo régimen de empleo, comparándola con la década neoliberal de 1990, cuyos elementos centrales vinculados al mercado de trabajo fueron los altos niveles de desocupación y el crecimiento del empleo precario. En este marco, el presente artículo tiene dos objetivos: en primer lugar, analizar el proceso iniciado en 2003 tomando como eje central ciertas características que asume el empleo para, en segundo lugar, establecer los determinantes de la precarización laboral hacia 2003 y 2013 y observar en qué medida se han producidos cambios en ellos. De esta manera, el presente trabajo busca dar cuenta, más específica y esquemáticamente, de los rasgos centrales que definen la informalidad en Argentina.

Estos objetivos buscan dar respuesta a los siguientes interrogantes: ¿cuáles fueron las características del empleo generado en los años analizados? ¿Cuáles son los elementos centrales que definen la precarización de las condiciones de empleo? ¿Qué caracteriza a los diferentes ciclos de empleo? ¿Qué elementos se modificaron en esta materia entre los años de referencia? ¿Se encuentra Argentina ante un nuevo régimen de empleo?

Para responder a estas preguntas, se realizarán dos tipos de análisis. Uno de carácter descriptivo, en el cual se presentan las condiciones generales del empleo en Argentina, y el otro se trata de un modelo de regresión logística binario que permite probar y evaluar la fuerza y el sentido de relaciones entre las variables, tomando como referencia 2003 y 2013, a partir de los cuales se pueden observar si se han producido cambios en torno a la precarización del trabajo. Para ello se toma como fuente la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y se realiza el análisis a partir de tres aspectos que reúnen diferentes condiciones: individuales, sociolaborales y las características de la empresa.

Las formas de abordaje de la informalidad y la precariedad laboral: posibilidades en torno a la EPH

La idea en torno a la precarización de las condiciones de trabajo ha sido incorporada en los últimos años a la noción de informalidad laboral a partir de lo cual el trabajo entendido como precario sería una manifestación más de ella, haciendo referencia al trabajo asalariado, cuya relación se encuentra por fuera de los marcos legales y distante de las relaciones laborales que dominaron el mercado de trabajo hasta hace una década. De esta manera, el concepto de informalidad remite a numerosos trabajos que se han realizado desde la década de 1960 y que desde entonces ha tenido diversas reformulaciones, y ha sido tratado desde diferentes perspectivas y ha tomado para su medición diversos elementos. En este sentido, la posibilidad de dar cuenta de la precarización del trabajo remite a presentar un breve acercamiento a su análisis desde las formulaciones de informalidad.

Dado el carácter multidimensional y heterogéneo, y sin pretender aquí realizar una revisión exhaustiva acerca del concepto de informalidad, el artículo pretende dar cuenta de algunos aspectos centrales que se han definido respecto de los procesos económicos y sociales en el cual se enmarca, lo cual permite ubicar, a partir de las manifestaciones desarrolladas en este apartado, el concepto de precarización en la idea más amplia de informalidad.

Para avanzar en estos elementos, se puede comenzar a partir del concepto de informalidad urbana, en el cual se reconocen diferentes enfoques. Para Raczynski (1977), había tres perspectivas analíticas. La primera de ellas se planteaba desde el aparato productivo, y circunscribe el sector informal a las características de las unidades productivas que lo integraban. Entre ellas se pueden mencionar la producción de pequeña escala, la ausencia de contratación de mano de obra y bajo desarrollo tecnológico. La segunda tomaba como elemento central la segmentación del mercado de trabajo, y su análisis refería a las barreras de entrada en el sector formal, frente a las facilidades de ingreso en el sector informal.

La tercera perspectiva ponía foco en el bienestar social y los ingresos de los trabajadores, tomando como unidad de análisis a las familias, e identificaba al sector informal a partir de las condiciones de precariedad de los hogares.

Una sistematización más reciente (Neffa, 2009; Bergesio y Golovanevsky, 2009) sostiene que las diversas perspectivas analíticas pueden agruparse en tres enfoques: el de la economía dual de Prealc-OIT, el enfoque neoliberal o legalista y la concepción estructuralista o neomarxista. Al respecto, uno de los enfoques analíticos de mayor alcance y difusión ha sido el realizado por el Programa Regional de Empleo para América Latina y el Caribe (Prealc) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Según esta perspectiva, la informalidad en América Latina es consecuencia de la contradicción entre los factores que hacen crecer la oferta de trabajo y los factores que limitan la demanda de empleo (Quejada, Yánez y Cano, 2014). Entre los primeros, se destaca el excedente laboral preindustrial, generado por la reconversión de economías tradicionales en economías primario-exportadoras a lo largo del siglo XIX, y cambios en el patrón demográfico. Entre los segundos, menciona a la tecnología importada, intensiva en capital, en que se basó la industrialización de la región después de la Segunda Guerra Mundial.

Dada la contradicción entre un excedente estructural de fuerza de trabajo que no es demandada por los sectores dinámicos, ella se ve obligada a generar su propio empleo fuera del sector moderno de la economía. Según sostiene Mezzera (1987):

El sector informal urbano es el conjunto de unidades productivas -incluyendo a las que consisten solo de un trabajador por cuenta propia- que son el refugio de quienes, al ser excluidos del sector moderno, se ven forzados a inventar modos de obtener algún ingreso con muy escaso acceso al capital y otros recursos complementarios al trabajo (p. 5).

De esta forma, OIT-Prealc entiende al sector informal como parte de una única estructura productiva urbana de naturaleza heterogénea y a la cual hay facilidad de acceso, en tanto que la fuerza laboral empleada por este sector constituye un excedente estructural de mano de obra que no es absorbido por el sector más dinámico de la economía. De esta manera, el sector informal es caracterizado, en los considerandos del Prealc, a partir de la unidad productiva, que abarca las de pequeña escala, reducida cantidad de capital por trabajador, baja productividad, escasa capacidad de acumulación y bajo nivel tecnológico, limitada división social del trabajo y predominio de actividades.

El enfoque estructuralista o neomarxista amplía a la del Prealc, al postular que ciertas actividades informales contribuyen a la reproducción de la fuerza de trabajo, no solo mediante la provisión de bienes y servicios más baratos, sino también posibilitando el acceso a ellos. La funcionalidad del sector informal también toma forma a través de los procesos de subcontratación y descentralización productiva, lo cual permitiría a las empresas formales reducir sus costos de operación mediante la flexibilización de los mecanismos de contratación de mano de obra. En esta concepción, el sector informal forma parte necesaria de la división internacional del trabajo, por tanto, los trabajadores incluidos en este sector son considerados como empleados indirectos y ocultos de las grandes compañías.

Otro de los enfoques pone énfasis en la idea de extralegalidad que suponen las formas de informalidad. La idea neoliberal de excedentes regulatorios considera la existencia de pequeños empresarios que no pueden alcanzar un mayor nivel de desarrollo debido a la excesiva regulación estatal. Según este enfoque, lo central del sector informal es operar fuera del sistema regulatorio debido a un inadecuado marco institucional expresado a través de reglamentos y leyes que conducen a la expansión de las actividades no registradas.3

Estas visiones acerca de la informalidad ponen énfasis en la economía y las características que tendrían las unidades productivas que se encuentran excluidas del sector dinámico. Respecto de la fuerza de trabajo, estas unidades comprenden a los trabajadores desplazados de los sectores más dinámicos, cuyas actividades aparecen como refugio de situaciones de desempleo.

No obstante, las lógicas que subyacen en este sector no agotan la idea de trabajo informal. Este no puede reducirse a las consideraciones hechas en torno al sector o actividad económica. El trabajo que se genera en ese sector tiene esas características, pero existen situaciones de informalidad desarrollas en los sectores formales. Así la situación desarrollada en el sector formal incorporó el concepto de precariedad para dar cuenta de ella y más específicamente busca abandonar a la unidad productiva como unidad de análisis para concentrarse en la relación capital trabajo y de manera más concreta sobre el trabajador y los puestos de trabajo, más allá de las características del sector.

La profundización de las condiciones de precariedad laboral pueden inscribirse en los procesos de globalización, apertura comercial y la creciente tercerización y reestructuración productiva, debido a la necesidad de las empresas de disminuir los costos. En este sentido, se buscan generar las condiciones de posibilidad de disminuir los costos laborales, lo cual conduce a un empeoramiento de la calidad de trabajo. En este marco, se inscribe el concepto de precarización laboral, el cual se opone a la forma tradicional de relación de dependencia, que se establece de manera profunda luego de la Segunda Guerra Mundial y dentro del estado de bienestar.

Así, el empleo "tradicional" o "normal" tiene ciertas características como tratarse de empleo a tiempo completo, por tiempo indeterminado, protegido por la legislación laboral e inscrito en la seguridad social. En contraposición, el trabajo precario se encuentra asociado a la desprotección, se trata de empleos temporarios y ejercidos en tiempo parcial o que no se hayan integrados al marco regulatorio de las leyes de trabajo. No obstante, y tomando en primera instancia esta conceptualización, la precariedad laboral también presenta un carácter heterogéneo y en diferentes ocasiones es subsumido en otros conceptos, como del trabajo decente.

En este mismo orden, el concepto de trabajo precario parece reducirse a las formas e indicadores que permiten analizarlo sin definir las causas que lo explican. Sin embargo, los diferentes desarrollos y enfoques en torno al concepto posibilitan establecer la precariedad laboral como una inserción débil y marginal en el proceso de trabajo. Dicha inserción está referida a características ocupacionales que impulsan o al menos facilitan la exclusión del trabajador del marco de su ocupación. Ello se expresa en la existencia de condiciones contractuales que no garantizan la permanencia de la relación de dependencia y se refleja en indicadores, como los contratos a tiempo parcial o eventual (posibilitados legalmente). o en la falta de aportes jubilitarios, como indicador que manifiesta la ilegalidad y las endebles relaciones laborales, en la medida en que estos trabajadores no gozan de un sistema protector que les garantice los derechos a indemnización por despido, pago de vacaciones y aguinaldo4 (Pok y Lorenzetti, 2007).

Desde estas argumentaciones, la precariedad laboral constituye un mecanismo de reducción de costos del capital, dentro de las relaciones laborales, que se manifiesta en la debilidad de la inserción del trabajador en el sistema de producción de bienes y servicios a través de mecanismos legales (trabajo a tiempo parcial o eventual) o a través de la carencia de derechos fijados por las normas del trabajo.

En busca de articular las ideas de precariedad e informalidad, la OIT (2003) avanzó en la formulación del concepto de empleo informal, comprendiendo el empleo desarrollado en el sector informal como aquel que se desenvuelve en el sector formal, pero que se encuentra desprotegido por hallarse al margen de las legislaciones laborales. En este sentido, la precariedad laboral y el trabajo informal estarían relacionados más allá del ámbito productivo del cual se trate. Es decir, el empleo informal alude a los trabajadores que no se encuentran protegidos por la legislación laboral, más allá del sector (formal o informal) del que se encuentra desarrollando su actividad. Así, la 17 Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo abandona el concepto de empleo informal vinculado solo a la unidad productiva para centrarse en el empleo informal, tomando como punto de observación el trabajo y no la unidad productiva (OIT, 2003).

De esta forma, el concepto de empleo informal, señalado por la OIT, se encuentra cercano a la idea de precarización laboral y se compromete a la práctica propia de los estudios en América Latina de distinguir el enfoque de la informalidad y el de la precariedad laboral y, en este sentido, el empleo informal no sería más que una forma diferente de denominar el trabajo precario. No obstante, el concepto utilizado por la OIT alude a un conjunto variado de situaciones que exceden la relación salarial. En este sentido, la idea de precariedad laboral está estrechamente vinculada a las relaciones de dependencia entre empleador y trabajador y se ajusta al interés analítico del presente artículo.

Datos y metodología

El presente análisis se lleva adelante a partir de la EPH que realiza el Indec y que da a conocer los datos a través de las bases de usuarios disponibles para el público en general. La EPH se realiza de manera trimestral y tiene un alcance nacional que abarca diferentes conglomerados urbanos de las regiones que integran el país. Esas regiones son: Gran Buenos Aires, integrada por la Ciudad Autónoma de Buenos y 24 partidos del denominado conurbano bonaerense; Pampeana, Patagónica, Noroeste; Noreste y Cuyo. En cada una de estas regiones, se relevan hogares de las ciudades más importantes que las integran.5

A partir de estos elementos, se realiza, en primera instancia, un análisis de tipo descriptivo, donde se presenta la evolución de las principales variables del mercado de trabajo argentino entre 2003 y 2013 y comparaciones con la década de 1990. Posteriormente, y con el fin de establecer cambios en torno a la evolución de la precarización de las condiciones de trabajo de los asalariados, se presenta un análisis de regresión logística binomial, que permite establecer, por un lado, los determinantes de la precarización, y por otro, dar cuenta de la existencia de cambios en ellos, a partir de tomar como referencia el cuarto trimestre de 2003 y 2013.

Este segundo recurso utilizado para el análisis permite predecir o explicar una variable dependiente binaria a partir de una o más variables independientes. Este tipo de modelos analizan la probabilidad de ocurrencia o no de un evento, dado un conjunto de factores. El análisis de regresión logística binaria es particularmente útil cuando se busca predecir la presencia o ausencia de una característica particular (Tuselmann et al., 2006). En este sentido, la significatividad y el signo de P aportan información cualitativa acerca de la importancia que adquiere cada una de las variables independientes sobre la variable dependiente.

Para la construcción del indicador de precarización, se toma como referencia los elementos señalados en el apartado anterior y a su vez las especificidades de la EPH. Teniendo en cuenta estos factores, se consideraron precarios a los asalariados a los cuales no se les realizaron descuentos jubilatorios o tenían empleos con fecha de finalización (trabajo por tiempo determinado). Bajo esta lógica se suprimió entre los asalariados al personal doméstico y del sector de la construcción, debido al elevado nivel de informalidad que muestran ambas formas de inserción laboral, ya que ello impactaría en el análisis y sesgaría los resultados, y la intención del artículo es observar el desenvolvimiento de la precarización en sectores vinculados a la formalidad de la economía.

Tomando como referencia diferentes variables que posibilitan establecer los cambios y las continuidades en el proceso de precarización, se presentan a continuación las características de la muestra (cuadro 1), que se integran en tres grupos: características de la empresa, características individuales y características sociolaborales. En las primeras, se incorporaron las variables del sector de actividad, el tamaño y la inserción; en la segunda, el sexo, la edad, la educación y si es jefe de hogar; mientras en la tercera se incorporan el lugar de residencia y la categoría ocupacional. Avanzando con el análisis de regresión logístico, este hace necesario la creación de una variable dependiente dicotómica, en este caso -ser trabajador precario o no-, donde la situación de precariedad asumió el valor de uno, mientras que para los que no estaban en esta situación el valor asumido fue cero. Por su parte, las variables independientes categóricas se analizan por medio de variables dummy, lo cual hace necesario considerar una categoría de referencia para cada una de ellas (las categorías de referencia son las primeras de cada una de las variables del cuadro 1).

El mercado de trabajo en Argentina en 2013 se constituía con 76.7 % de trabajadores asalariados (8 519 000), 22.9 % de trabajadores independientes (19.3 % cuenta propia y 3.6 % patrones o empleadores) y el resto eran trabajadores familiares sin remuneración. En relación con ello, los asalariados que ingresan en el análisis representan 82 %, entre estos, como se observa en el cuadro 1, se produjo una baja importante en el empleo precario, pasando de 44 % en 2003 a 28 % en 2013.

No obstante, se puede ver en algunos sectores de la economía que el empleo precario se mantiene en niveles cercanos a los del primer año de referencia, como la actividad textil o el transporte y la comunicación, y se observan diferencias de importancia en otras actividades. Por otra parte, se pueden ver cambios favorables en torno a la inserción de las mujeres (aunque se manifiesta cercano al promedio 2013) y del empleo público, categorías donde bajan de manera sostenida los niveles de precarización hasta alcanzar 27 y 12 %, respectivamente (cuadro 1). Para avanzar con un mayor nivel de profundidad en el análisis, a continuación se presenta una breve descripción del mercado de trabajo argentino, bajo los contextos económicos que lo determinaron y el análisis de regresión logístico aplicado a los trabajadores precarizados.

Mercado de trabajo e informalidad en la última década

En la década de 1990, se fueron profundizando las transformaciones que se habían iniciado con la última dictadura militar en Argentina. Durante el dominio neoliberal se llevó adelante un conjunto de políticas (que pueden englobarse bajo el nombre de Plan de Convertibilidad6) que tuvieron como objetivo explícito la contención inflacionaria y que supusieron la desregulación de la economía, las privatizaciones de empresas públicas y la apertura económica.

Esta política derivó en un proceso de creciente destrucción del entramado productivo, en el predominio de los agentes económicos vinculados a las privatizaciones y a los sectores de servicios y finanzas, además de sectores beneficiados por el marco regulatorio, como el automotor. El sustento de esta política fue el ingreso de capitales especulativos y el creciente endeudamiento externo, que posibilitó el sostenimiento del tipo de cambio fijo. Bajo este marco, la economía creció entre 1990 y 2001 a una tasa promedio anual de 3.2 %, coincidente con el crecimiento experimentado por el sector servicios, mientras que, para el mismo periodo, la actividad manufacturera creció 1.5 % en promedio. Como correlato social, la década de 1990 estuvo signada por un proceso de polarización social, anclado en las desigualdades crecientes, producto del desempleo, la precarización de las condiciones de trabajo, una regresiva distribución de la riqueza y del retiro del Estado como medio de compensación redistributiva (Altamir y Beccaria, 1999).

El proceso recesivo iniciado hacia fines de 1998 condujo a una gran crisis social y política, por lo que la convertibilidad terminó con una abrupta devaluación en 2002. El final de este modelo económico inauguró un nuevo periodo en la economía argentina anclada en un tipo de cambio alto y en las retenciones al sector primario (Kicillof et al., 2010), que posibilitó un crecimiento del producto casi sin precedentes en la historia argentina, a una tasa promedio anual de 8 %.

Siguiendo a Pinazo (2012), la devaluación permitió compensar los bajos parámetros de productividad de una parte importante de la industria argentina, a través de una reducción significativa en el costo salarial. Más específicamente, la devaluación supuso una caída del costo salarial en dólares de aproximadamente 75 % para el conjunto del sector industrial. Entonces, si, por un lado, la medida generó un fuerte salto sobre producción industrial y de empleo asalariado, su contracara estuvo en los pisos que exhibió el poder adquisitivo del salario durante todo el periodo (Pinazo, 2012).

Más allá del crecimiento experimentado por la economía desde 2003, comandado por sectores diferentes de la década neoliberal, se fueron profundizando ciertas dinámicas que venían observándose en periodos anteriores. En este sentido, la actual economía posibilitó y se sustentó en las actividades extractivas (básicamente el crecimiento de la minería), la exportación de materias primas y de productos industriales de bajo valor agregado, favorecido, a su vez, por el aumento de los precios de los commodities, a la vez que mantuvo ciertos pilares como el sector financiero, cuyas ganancias se han incrementado de manera notable durante el periodo analizado.

De la mando del crecimiento económico se produjo una importante disminución del desempleo. Así, luego de la crisis de empleo más aguda de los últimos cincuenta años, cuyos valores registrados en 2001 alcanzaron una desocupación abierta de 18.3 %, desde 2003 el mercado de trabajo comenzó a dar muestras de recuperación. Paulatinamente, la desocupación fue disminuyendo hasta ubicarse en un promedio de 6.4 % (figura 1).

Pese a la recuperación del empleo, se siguen observando fuertes dificultades para disminuir los niveles de trabajo no registrado,7que más allá de no constituir una novedad en países como la Argentina y América Latina en su conjunto, la persistencia de sus altos índices constituye un problema. En este sentido, el empleo no registrado se ubica en 2013 en una tasa cercana a 34 %, que alcanzó su máximo nivel en 2003 cuando llegó a 49 %, momento en el cual comienza a disminuir hasta el nivel mencionado (figura 1). Este dato, que aparece como marginal en algunos análisis sobre empleo, implica que más de cuatro millones de trabajadores se ven afectados por condiciones de profunda precarización (Indec, 2013) en la medida en que el trabajo no registrado conlleva no solo el incumplimiento con los aportes correspondientes a la seguridad social, sino también menores niveles salariales y bajas o nulas posibilidades de encarar procesos conflictivos en vista de los procesos de disciplina a los que están sometidos.

Por otra parte, los cambios producidos en 2003 en el mercado de trabajo, y su consecuente incremento del nivel de empleo, lograron la recuperación del salario real a niveles cercanos a los de la década de 1990, aunque esta recuperación estuvo básicamente anclada en el empleo privado registrado, en tanto que los trabajadores no registrados y del sector público experimentaron una caída en sus ingresos reales en relación con la década neoliberal.

Asimismo, y no obstante la fuerte caída del desempleo y el crecimiento económico, la participación de los asalariados en el PBI se mantuvo en los niveles de la década de 1990 cercana a 40 %, luego de una brusca caída experimentada en la crisis de la convertibilidad, cuya participación cayó a un nivel de 30 %. Al respecto, el crecimiento experimentado por el PBI no tuvo un correlato directo en los ingresos de los trabajadores y estuvo lejos de proporcionar una lógica de "derrame" hacia los sectores subalternos.

A partir de los elementos presentados, se puede avanzar en el análisis sobre la precarización, su incidencia y evolución en el mercado de trabajo de Argentina en la última década, tomando como eje sus determinantes.

A través del cuadro 2 de la regresión logística binomial, se pueden extraer algunas conclusiones sobre los determinantes de la precarización de los asalariados y los cambios desarrollado entre los años de referencia. De esta maner, y teniendo en cuenta que todos los resultados que arroja el análisis son significativos,8 el primer punto por destacar es la rigidez que presentan algunas de las categorías a modificar la lógica en torno a la precarización. Así, se observa que trabajadores de los sectores como textiles, transporte, comercio y otros servicios tienen mayores probabilidades de desarrollar su labor en condiciones de precariedad que aquellos que se encuentran en la actividad de alimentación, en tanto que los trabajadores de otras actividades pueden haber mejorado su situación dado el cambio producido entre los años de referencia, como son los casos de otras industrias, información, administración pública y salud. De esta manera, se observa de manera positiva cómo los sectores con menores probabilidades de precarización han mantenido su situación.

Poniendo la mirada sobre el tamaño de la empresa, los trabajadores de las firmas más pequeñas mantienen las probabilidades de tener un trabajo informal por sobre los de las grandes empresas, en tanto que los trabajadores del sector público logran mejorar sus condiciones de empleo, ya que en 2013 las probabilidades de trabajar en el sector público y tener un trabajo precario son menores a que los que lo hacen en el sector privado. Este punto es importante y se modifica a partir de una serie de políticas destinadas a formalizar, desde el sector público, a los asalariados, cuyos contratos precarios fueron dominantes durante el predominio neoliberal.

Por otra parte, respecto del género, se observan las peores condiciones en que se encuentran las mujeres dentro de las relaciones laborales; entre los años bajo análisis sus condiciones de informalidad se mantienen en relación con las de los hombres. Siguiendo con las características individuales, la edad parece ser una referencia de importancia, por lo cual los trabajadores más jóvenes muestran peores condiciones de inserción que los de la categoría de referencia (30 a 45 años). En este mismo orden, se puede destacar el empeoramiento sufrido por los trabajadores mayores desde 2003 a 2013. Dentro de estas características, se encuentran dos resultados que se presentan habitualmente como hipótesis, como ser que a mayor nivel educativo mejores son las condiciones de contratación, y lo mismo ocurre con los jefes de hogar.

En este último caso, el jefe de hogar es en general el que aporta los mayores ingresos al hogar, los cuales se perciben en los empleos registrados del sector formal.

Con respecto a las características sociolaborales, se destaca que solo la región de la Patagonia muestra mejores condiciones de contratación entre los trabajadores en relación con el Gran Buenos Aires. En 2003, los trabajadores de la Región Pampeana evidenciaban una inserción de menor precariedad, lo cual se revierte en 2013 y las probabilidades de los trabajadores de esta región a tener un trabajo informal, pasan a ser mayores que los del Gran Buenos Aires (GBA). En torno a la categoría ocupacional, se observa que en 2003 las probabilidades de estar precarizado eran menores en el conjunto de las categorías en relación con la de referencia, cuestión que se modifica en 2013, y es la categoría de profesionales la que tiene más probabilidades que la de referencia de tener una inserción endeble, hecho que llama la atención y define una mejora en las condiciones de los no calificados.

Conclusiones

Al poner el énfasis en la informalidad de los trabajadores, el presente artículo buscó establecer los determinantes que se encuentran presentes en la inserción precaria de los asalariados, para lo cual tomó en consideración diversas dimensiones que posibilitaron dar cuenta de los diferenciales en las formas de integración en el mercado de trabajo y observó los cambios producidos entre 2003 y 2013.

No obstante, y antes de llevar adelante ese análisis, este se pudo poner en contexto a partir de una breve descripción comparativa del mercado de trabajo argentino, entre la década neoliberal y el proceso iniciado en 2003. De esta manera, se pudieron establecer las diferencias y las continuidades observadas en el mundo laboral. En cuanto a los cambios, se consiguió establecer una dinámica de empleo que posibilitó dentro del proceso actual una disminución sustancial del desempleo, así, si la década de 1990 estuvo signada por un crecimiento sin generación de empleo, el ciclo iniciado en 2003 marca una caída en el desempleo que acompaña los niveles de aumento del PBI. Sin embargo, y a la luz de los datos presentados, la generación de empleo desarrollada entre 2003 y 2013 no necesariamente fueron empleos formales, ya que los porcentajes del empleo precarizado se mantuvieron en niveles altos y a veces superiores a la década neoliberal.

La crisis de la convertibilidad primero y la salida de ella después hizo que se disparasen los niveles de precarización laboral y, en este sentido, 2003 fue elegido por tratarse de una crítica situación para los trabajadores, a partir del cual se pudieron establecer las lógicas que determinan, en los años de referencia, las probabilidades de estar en una situación de precarización o informalidad laboral. En este sentido, cuando se miran los datos sobre informalidad de los asalariados, se puede observar la rigidez que muestran ciertas categorías para modificar la situación en torno a los trabajadores (por ejemplo en el sector textil, entre los más jóvenes y las mujeres o las empresas más pequeñas).

El análisis realizado por medio de la regresión logística binomial permitió dar cuenta de los determinantes de la precarización, así como la existencia de cambios en ellos entre los años estudiados. Esto vino a ratificar algunos elementos que se observaban en el cuadro 1, que muestra la rigidez de algunas categorías de trabajadores para el cambio de situación. Además que se pudo establecer la probabilidad de estar en una situación de precarización con respecto a las categorías de referencia. Esto posibilitó a su vez, determinar ciertos cambios en algunas categorías, que pudieron mejorar, en algunos casos, sus condiciones de trabajo frente a otros trabajadores. Puestos en esta situación, el trabajo presentado abre el interrogante sobre qué políticas públicas pueden llevarse adelante para alentar un proceso de cambio, sobre todo en aquellos sectores que evidencian pocos cambios y cuyos trabajadores mantienen la misma situación.


1 Este artículo se inscribe el en proyecto sobre condiciones de vida en el barrio Nicol de l a provincia de Buenos, f inanciado por la Universidad de Buenos Aires.

3 En este caso, las reglamentaciones y leyes se refieren a los costos que implica la inscripción empresaria o particular en las instituciones impositiva y el correspondiente pago de impuesto a ello vinculado. En el caso de Argentina, esta inscripción se lleva a cabo a través de la Agencia Federal Impositiva y Previsional, a partir de la cual se transforma en un contribuyente impositivo.

4 La Ley 20744 y sus modificatorias, sobre régimen de contrato de trabajo, es la que establece el conjunto de derechos y obligaciones de los empleadores y empleados. En este sentido, esta ley contempla el cumplimiento, por parte del empleador de los aportes jubilatorios, como otro conjunto de obligaciones vinculadas a los derechos laborales.

5 Para una mayor profundización sobre aspectos vinculados a la EPH y las características de la muestra, puede consultarse la página del Indec: www.indec.mecon.ar/

6 El Plan de Convertibilidad excede el problema de la política cambiaria, dado que se podría haber pensado en un régimen de tipo de cambio fijo para contener la inflación, sin que, necesariamente, este hubiese ido acompañado de un profundo proceso de desregulación de un conjunto de relaciones sociales y económicas como en efecto sucedió (Notchef, 1999).

7 El "trabajo no registrado" es aquel en el que los empleadores no realizan aportes al sistema de seguridad social conformado por los sistemas de jubilaciones y obras sociales y, por tanto, estos trabajadores no gozan de esos derechos.

8 El nivel de significación no se presenta en el cuadro 2, dado que dentro de los resultados de la regresión logística binaria realizada el coeficiente respectivo (Sig.) arrojó resultados de significación para todas las categorías.


Referencias

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