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Investigación y Desarrollo

Print version ISSN 0121-3261On-line version ISSN 2011-7574

Investig. desarro. vol.28 no.2 Barranquilla July/Dec. 2020  Epub Nov 04, 2021

https://doi.org/10.14482/indes.28.2.302.3 

Artículos de Investigación

EXPERIENCIA INTENSIVA DE GRUPOS DE ENCUENTRO: UN ESPACIO DE CRECIMIENTO PERSONAL QUE FORTALECE EL TEJIDO SOCIAL

A Personal Growth Experience that Strengthens the Social Fabric in the Intensive Encounter Groups

Laura Elena García1 

García Ann Lovering Dorr2 

1 Magíster en desarrollo humano y psicoterapia familiar sistémica, doctora en ciencias de la educación. Profesora y coordinadora de las academias de desarrollo humano y habilidades en la maestría en desarrollo humano del Instituto Tecnolócico de Estudios Superiores de occidente. lauracc@iteso.mx

2 Magíster en desarrollo humano por el Instituto Tecnolócico de Estudios Superiores de occidente. Coordinadora del Departamento de Desarrollo Humano de la Escuela Superior de Arquitectura. loverincann@cmail.com


RESUMEN

Este artículo examinó la relevancia de las experiencias intensivas de los grupos de encuentro en la formación académica y personal de los alumnos de la Maestría en Desarrollo Humano del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso). Se describieron los fundamentos de esta estrategia, la cual tiene como marco teórico la psicología humanista. Se llevó a cabo una investigación con participantes de un grupo de encuentro intensivo dirigido a alumnos y egresados de la Maestría en Desarrollo Humano, a quienes se les solicitó contestar un cuestionario acerca de las vivencias y aprendizajes más importantes. Los hallazgos destacaron que el encuentro promovió el fortalecimiento del tejido social, el desarrollo de actitudes y habilidades para la facilitación, así como experiencias y aprendizajes significativos que abonaron a su crecimiento personal; además, se reconoció la importancia de seguir ofreciendo este tipo de espacios en la Maestría en Desarrollo Humano.

PALABRAS CLAVE: experiencia intensiva de grupo de encuentro; tejido social; formación académica y personal

ABSTRACT

In this article we intend to show the relevance of Intensive Encounter Groups in the academic and personal formation of students of the Master's in Human Development (MDH) in Guadalajara, Jalisco, Mexico. We describe the bases for this strategy with its theoretical framework in Humanistic Psychology. A small research project was carried out with participants of an intensive encounter group made up of students and graduates of the MDH, through the application, during the event, of a questionnaire about the most important things they have experienced and learnt. The results indicate that the encounter promoted a strengthening of the social fabric, the development of attitudes and skills for facilitation, experiences, and meaningful learning, that contributed to personal development. In addition, the importance of offering this kind of space in the MDH framework was definitely recognized.

KEYWORDS: Intensive encounter group experience; social fabric; academic and personal formation

Creo que el mejor regalo que puedo recibir de alguien es el ser vista por ellos, escuchada por ellos y tocada por ellos. El mejor regalo que puedo dar es el ver, escuchar, comprender y tocar a otra persona, cuando esto se ha hecho siento que el contacto se ha realizado.

Virginia Satir

INTRODUCCIÓN

¿Qué es el desarrollo humano? ¿Qué lo hace tan importante como para ofrecer una formación de posgrado en este rubro? La Maestría en Desarrollo Humano es la primera maestría en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (Iteso), tiene más de cuarenta años de ofrecer un espacio muy singular en el que han transitado generaciones de personas de distintas formaciones, muchas de las cuales mencionan que "les cambió la vida".

El desarrollo humano fue conocido originalmente como desarrollo del potencial humano y fue instituido por Juan Lafarga Corona (sacerdote jesuita) en 1971 en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, disciplina que resalta la importancia de un entorno propio para realizar actividades que propicien el desarrollo personal del estudiante: conocimiento del "sí mismo" (autoconciencia y autoconocimiento) y de la persona (en relación). Estos dispositivos se han llamado seminarios y talleres en el contexto de la formación de psicólogos y grupos de encuentro o grupos de crecimiento en la Maestría en Desarrollo Humano. De acuerdo con Peterson y Bond (2004), los profesionales de la psicología reconocen la necesidad de desarrollar ciertas actitudes y habilidades en la formación del estudiante para ser un profesional de ayuda, las cuales se adquieren aparte del solo conocimiento teórico, al experimentarlos en su propio ser. Este desarrollo personal intencionado implica para los alumnos vivir en carne propia los procesos que intentan propiciar en los otros. Se ha llamado a esto "la educación del sí mismo" (p. 34) y se considera la columna vertebral para un desempeño profesional eficaz. Añadiríamos que también para una práctica ética.

En concreto, la Maestría en Desarrollo Humano ofrecía en sus planes de estudio la modalidad de grupos de crecimiento (destinados al trabajo personal) con frecuencia semanal, y una vez al semestre se realizaba una experiencia intensiva de grupos de encuentro, mejor conocida por la comunidad como "el intensivo", en la que alumnos y profesores permanecían más de 24 horas en un lugar alejado de la ciudad (preferentemente).

La Maestría en Desarrollo Humano ha atravesado por distintas etapas, una de las más críticas tuvo que ver con la revisión del último plan de estudios, en el que se prescindió de un buen número de las asignaturas y actividades que tenían que ver con el desarrollo personal de los estudiantes; entre estos recortes, quedó fuera la experiencia intensiva de grupos de encuentro. Tales decisiones afectaron el ánimo de los alumnos, y de acuerdo con la apreciación de algunos profesores, se mermó el desarrollo de ciertas actitudes y habilidades debido a esta situación. Por lo anterior, en la actual coordinación se decidió llevar a cabo algunas propuestas extracurriculares que atendieran a esta necesidad, entre ellas, los intensivos.

Las experiencias intensivas son el tema principal de este artículo y nos preguntamos ¿qué convoca a los alumnos y egresados para asistir a estas jornadas?, ¿qué vivencias y aprendizajes promueven el desarrollo de la persona en su formación como promotores de desarrollo humano?, ¿qué otro aporte ofrece? Trataremos de mostrar las ventajas y el valor de esta modalidad tan reconocida por diversos autores desde los tiempos de Carl Rogers como único, diferente y especial, en la cual los estudiantes se apartan de lo cotidiano para vivir un fin de semana (o más días) fuera de la universidad y participan con toda la comunidad que asiste y en grupos pequeños.

Muchos sí incluyen el intensivo como otra dimensión del aprendizaje, aunque algunos programas de desarrollo humano no lo reconocen como esencial. Por otra parte, se ha cuestionado su obligatoriedad como parte de una asignatura. Un reducido número de alumnos llegaron a manifestar su inconformidad, pues lo consideraban un agregado innecesario e impuesto en el currículo, además les molestaba apartarse de su vida cotidiana. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes y todos los profesores percibían claramente sus ventajas, lo promovían y trataban de preservarlo.

Tiempo, relaciones, distancia de lo cotidiano, introspección, todo esto y más en un intensivo contribuyen a que estos procesos de crecimiento se den en los estudiantes. En este sentido, se presentan las bases epistemológicas de la psicología humanista y la importancia de los grupos de encuentro en la literatura del enfoque centrado en la persona, se explica la metodología para la toma y el análisis de datos, se muestran los resultados obtenidos a partir de una jornada de este tipo para mencionar por último las conclusiones.

MARCO TEÓRICO

La relación, una experiencia que transforma

La visión humanista confía en la capacidad del ser humano para desarrollarse; de hecho, Carl Rogers la considera innata y la denomina "tendencia actualizante": "si puedo crear un tipo de relación, la otra persona descubrirá en sí mismo su capacidad de utilizarla para su propia maduración y de esta manera se producirán el cambio y el desarrollo individual" (Rogers, 1964, p. 40). Agrega que esto es aplicable no solo en el contexto psicoterapéutico, sino en todas las interacciones con otros.

Rogers (1964) hace énfasis en que la persona esté abierta a su experiencia, lo que significa que sea consciente de lo que le sucede en sensaciones, pensamientos y sentimientos, de lo que necesita, de sus intenciones, de sus valoraciones y de lo que decide. Para ello, requiere estar libre de amenazas, sobre todo del juicio que otros o de ella misma pueda hacer de su "experienciar" y actuar; en especial que no tema reconocer lo que le ocurre, por desagradable, ilógico o absurdo que le resulte.

Actitudes que generan confianza

Para construir relaciones que generen confianza, Rogers (1985) menciona que hay tres actitudes centrales:

  • Consideración positiva incondicional. Según Barceló (2012), es una disposición intencional a validar la vivencia del otro, con un respeto absoluto por su persona, sus actitudes y su comportamiento, sin juzgarlo, independiente del acuerdo o desacuerdo que tenga con lo que hace. Además, implica la confianza en la capacidad del otro para desarrollarse, crecer, decidir libremente y hacerse responsable de sus elecciones.

  • La comprensión empática. Se trata de captar el mundo subjetivo del otro desde su propio marco de referencia y manifestarle esa comprensión, sin evaluarlo ni juzgarlo (Barceló, 2012).

  • Congruencia. Es la actitud de "ser uno mismo", sin máscaras ni roles, en palabra de Rogers (1964, p. 41), "solo mostrándome tal cual soy, puedo lograr que la otra persona busque exitosamente su propia autenticidad". Es decir, el autor considera la importancia de que el facilitador modele la congruencia o autenticidad para que el cliente la desarrolle.

El poder de los grupos para el encuentro

Si bien Rogers (2001) encontró un gran recurso para el cambio y la transformación personal en la relación, consideraba que este poder es mucho mayor en grupo. El autor trabajó muchos años en este esquema al que denominó "grupos de encuentro", en el que sus integrantes se reunían con la finalidad de compartir sus vivencias en un ambiente de confianza basado en el respeto y la comprensión empática, en cuyos espacios se favorecía una comunicación íntima y de apertura a la experiencia (Barceló, 2003). En estos grupos, el ambiente se enriquece con las aportaciones de cada uno de los participantes:

Se combinan de modo equilibrado la comunicación entre las personas, la experiencia emocional y la reflexión. De ese modo proporcionan un conjunto de experiencias en un contexto adecuado que ayuda a los participantes a incrementar su conocimiento de sí mismos y de sus estilos de relación. (Gil y Rodríguez, 2012, p. 400)

El intensivo: un retiro hacia el interior de la persona

Pueden identificarse dos criterios de clasificación de los grupos de encuentro: la temporalidad y el número de miembros. De acuerdo con su temporalidad, los grupos de encuentro pueden tener lugar en sesiones de una o dos veces por semana, con duración menor de 24 horas, o maratones, con duración de más de 24 horas. En cuanto al número de miembros, puede haber grupos pequeños, de 8 a 18 participantes; y según Mearns (2002), puede haber grupos grandes o mejor conocidos en América Latina como "grupones", conformados por más de 20 participantes.

Cabe destacar que para Rogers (1970) los maratones son mucho más efectivos que las sesiones de menos de 24 horas: "Para que las experiencias de formación tengan una efectividad óptima deberían concentrarse en una sesión ininterrumpida. La experiencia de muchos facilitadores confirma que se logra más en un encuentro de veinte o cuarenta horas de un fin de semana o de una semana completa, que el mismo número de horas invertidas en reuniones de una vez a la semana" (p. 131).

Lo anterior debido a que los participantes se separan de sus vidas cotidianas y acceden a un proceso ininterrumpido en el que viven juntos y tienen oportunidad de interactuar entre sesiones, lo que beneficia la conformación de una comunidad, favorece la cohesión entre sus miembros, la intensidad en sus vivencias suele aumentar rápidamente, el momentum se sostiene y por lo que el contacto con la experiencia puede ocurrir más fácilmente (Barrett-Lennard, 1998).

De acuerdo con Gil y Rodríguez (2012), las experiencias intensivas en un ambiente aislado facilitan la toma de distancia temporal de las influencias del entorno. De esta manera, se tiene la oportunidad de concentrarse en reflexionar y analizar con ayuda de otros participantes los problemas personales, aumentar la conciencia intrapersonal y mejorar las relaciones interpersonales.

Desarrollo de actitudes y habilidades

Conforme a Barrett-Lennard (1998), en los grupos de encuentro los participantes pueden desarrollar actitudes y habilidades para ofrecer una relación de confianza con otras personas. En este mismo sentido, Barceló (2003) señala que los grupos de encuentro tienen una finalidad funcional y pedagógica, la primera tiene que ver con habilitar un espacio de escucha y comprensión, la segunda faculta el desarrollo de habilidades facilitadoras, tanto para promover el crecimiento personal como para atender las dinámicas de interacción de los grupos. "Estos instrumentos utilizados en los grupos de encuentro eran, a la vez, el medio y la finalidad en tanto no estaban diseñados como procedimientos de aprendizaje posterior sino como herramientas para favorecer una experiencia concreta válida en sí misma" (p. 64).

Fortalecen el tejido social

En últimas fechas, dado el incremento de violencia que parece no tener fin en nuestro país, en la Maestría en Desarrollo Humano se ha reflexionado acerca de la importancia de promover el desarrollo humano para disminuirla. Partimos de una investigación longitudinal de veinte años de duración realizada por los jesuitas, quienes concluyeron que esta violencia había tenido lugar debido a que el "tejido social" (metáfora que utilizan para referirse al entramado de interacciones) se había debilitado o fracturado. A este respecto. Hábitat para la Humanidad México (s. f.) define tejido social como "las relaciones significativas que determinan formas particulares de ser, producir, interactuar y proyectarse en los ámbitos familiares, comunitarios y laborales". En este artículo, se destacan las formas particulares de interactuar que justo es lo que promovemos en desarrollo humano, que esas formas de interacción estén basadas en el respeto, la comprensión y la honestidad.

Mendoza y González (2016) identifican como los constitutivos del tejido social los vínculos, entendidos como "relaciones de confianza y cuidado" (p. 29), la identidad referida a la "construcción de referentes de sentido y pertenencia" (p. 29) y los acuerdos que tienen que ver con la "participación en las discusiones colectivas" (p. 29). Ahora bien, el desarrollo humano provee una forma de crear estos vínculos, al promover un ambiente de confianza basado en la congruencia, la comprensión empática y la aceptación incondicional. De este modo se ha integrado en la Maestría en Desarrollo Humano el esfuerzo por fortalecer el tejido social. A este respecto, Carretero et al. (2018) mencionan que "el fortalecimiento del tejido social conlleva implícitamente un trabajo dialógico, por eso, es importante crear espacios de interacción grupal que permitan hacer un alto en el camino las experiencias en el encuentro con otros, que a su vez generen procesos de vinculación y solidaridad básicos para cualquier acción comunitaria" (p. 4).

Carretero et al. (2018) destacan la importancia de generar espacios de confianza en los que las personas contacten con su experiencia, por un lado, y se fortalezcan los vínculos, por otro, tal es el caso de las experiencias intensivas, las cuales consideramos detonadoras de procesos solidarios que fortalecen los lazos en comunidad, pues lo que se vive en ellas se extrapola en mayor o menor medida a la cotidianidad.

En este sentido, el grupo intensivo, delimitado en el tiempo y espacio, lo podemos concebir como un microcosmos, un pequeño mundo para sus miembros, un "mundo a escala reducida" (Real Academia Española), en el cual cada persona vive, se expresa e interactúa con su ser único con sus conductas propias.

Un estudio sobre el microcosmos social de los grupos propone que las tendencias relacionales de los miembros dentro del grupo se reflejan en las tendencias interpersonales más amplias fuera del grupo. De esta manera, sugerimos que los aprendizajes vivenciales, las ideas nuevas, los encuentros interpersonales, las reflexiones profundas y las dinámicas son susceptibles de ser llevados más allá del grupo efímero hasta la vida cotidiana, lo que hace una contribución muy valiosa al tejido social, pues se traslada una forma de relación que nutre y fortalece (Goldberg y Hoyt, 2015).

En coincidencia con esta mirada, Barceló (2003) menciona que, cuando se habla de "persona que funciona completamente", se refiere al ser en su dimensión social y política. Los grupos de encuentro favorecen un clima democrático e igualitario, pues en ellos se valora la contribución de cada integrante como igual a la del facilitador (en contraste con otros enfoques más centrados en el experto), lo que afirma el poder de cada participante y del grupo.

Un aspecto relevante de los grupos de encuentro aparece cuando los participantes son conscientes de formar una red de apoyo mutuo que tiene la intención de llevar lo aprendido a otras relaciones, se crean vínculos profundos y esto les da un sentido de identidad. "Si también somos capaces de mostrarnos personas con las otras personas estamos impregnando a nuestro entorno de esta forma de vida que es el Enfoque Centrado en la Persona, por tanto, estamos realizando la revolución silenciosa de las personas" (Barceló, 2003, p. 279). Es decir, promover con la propia forma de relacionarse la creación de vínculos que estén basados en la confianza, lo cual se vive en carne propia en el intensivo. En el siguiente apartado, se da cuenta de la metodología que se siguió para recabar y sistematizar la información.

METODOLOGÍA

La experiencia intensiva

Mencionamos que la actual coordinación de la Maestría en Desarrollo Humano ofrece actividades extracurriculares para subsanar vacíos detectados en el programa de estudios actual. Entre ellas, en octubre de 2018, ofreció una jornada a la que fueron convocados alumnos y egresados, se ofertaron sesenta lugares, su asistencia fue voluntaria, sobre todo, en el caso de los alumnos no formó parte de alguna asignatura, ni se ofreció algún incentivo en calificación.

El evento tuvo lugar en una casa de retiro de una orden religiosa, un viernes por la tarde y un sábado todo el día. Esta casa cuenta con habitaciones para cien personas, brinda servicios de comedor para los tres alimentos del día y refrigerios, tiene un auditorio con capacidad para doscientas personas que fue el centro de las reuniones plenarias; ofrece varios espacios de jardín y salones para distribuir a los asistentes en grupos de diez personas aproximadamente; tiene dos capillas, una de las cuales fue utilizada para una ceremonia religiosa de cierre.

Participaron nueve facilitadores, entre ellos, tres profesoras de la Maestría en Desarrollo Humano del eje de Elaboración de la Implicación Personal, asignatura cuya metodología está basada en el grupo de encuentro; la presidenta de la asociación de egresados de la Maestría en Desarrollo Humano; cuatro mujeres y un hombre recién titulados. El viernes se realizaron actividades de integración y sensibilización al que se sumaron todos los asistentes, y al finalizar ese día se llevó a cabo una actividad para "construir la comunidad". El sábado se formaron grupos de diez personas con dos facilitadores cada uno, los cuales sesionaron durante seis horas distribuidas entre la mañana y la tarde. Posterior al trabajo con grupos pequeños, tuvo lugar una celebración eucarística, y para el cierre del evento, se reunió al grupo completo a fin de intercambiar experiencias y aprendizajes. En la figura 1, se puede apreciar a los participantes del evento.

Figura 1 Sesión inicial. Fotografía de intensivo, octubre de 2018 

Con miras de recuperar lo sucedido, se aplicó un cuestionario con preguntas abiertas en el que se recogieron las vivencias de los participantes:

  • ¿Por qué viniste a esta experiencia intensiva?

  • Describe tus experiencias más significativas a lo largo de esta jornada.

  • ¿Qué aprendizajes te deja este encuentro?

  • ¿Qué te hubiera gustado que sucediera y no pasó?

  • ¿Qué si pasó que no esperabas?

  • Yo opino....

Según estos ítems, nosotras respondimos a tres preguntas globales:

  • ¿Qué es lo que convoca a los alumnos para asistir a una experiencia intensiva?

  • ¿Qué experiencias y aprendizajes abonan a su crecimiento personal y a su formación como promotores del desarrollo humano?

  • ¿Qué otro aporte ofrece esta jornada?

A continuación, se muestran los resultados que obtuvimos con miras a dar cuenta del aporte de este evento a la formación de los alumnos de la Maestría en Desarrollo Humano y el significado que tuvo para los egresados.

RESULTADOS

El análisis de los datos se realizó a partir de los cuestionarios mencionados en el apartado anterior. Se establecieron códigos basados en los aspectos que los autores del enfoque centrado en la persona refieren que ofrecen las experiencias intensivas de grupos de encuentro para el crecimiento personal y la formación de los alumnos como facilitadores. Estos códigos se asignaron a las respuestas obtenidas en el cuestionario para identificar el número de alusiones por código.

Razón que convoca a los alumnos y exalumnos a asistir a una experiencia intensiva

Datos demográficos de los asistentes

Asistieron al evento 50 personas y contestaron el cuestionario 48: 20 fueron exalumnos, 26 alumnos y 2 invitados (que no eran ni alumnos ni exalumnos) (figura 2). Un total de 39 mujeres y 9 varones (figura 3), las edades fluctuaron de 23 a 70 años (figura 4).

Fuente: elaboración propia.

Figura 2 Población 

Fuente: elaboración propia.

Figura 3 Género 

Fuente: elaboración propia.

Figura 4 Edad 

Motivación para asistir

Debido a que este evento era de carácter voluntario, se consideró importante preguntar a los participantes su motivación para asistir. En el caso de los egresados, en buena medida expresaron que "lo extrañaban" por considerarlo significativo y de aprendizaje. Para los alumnos y algunos exalumnos que recién se titularon y que no conocían los intensivos, la categoría con mayor número de respuestas fue el deseo de conocer de qué se trataba, por las referencias que habían escuchado de quienes habían asistido previamente. Otras menciones importantes fueron retomar los vínculos creados previamente por el sentido de comunidad, favorecer una comunicación íntima y el deseo de revisar una situación personal, entre otros. En la figura 5, se aprecian las alusiones por categoría.

Fuente: elaboración propia.

Figura 5 Motivación para asistir 

Se puede concluir que los participantes asistieron para aprender y crecer, tanto por su vivencia previa ("Extrañaba vivir esa experiencia. Esta experiencia ha sido una de las más significativas durante mis estudios de la Maestría en Desarrollo Humano") como por recomendación ("Había escuchado sobre este espacio y quería vivirlo. Crear mi propia opinión y experiencia que como había escuchado fue de crecimiento").

Experiencias y aprendizajes abonan a su crecimiento personal y a su formación como promotores del desarrollo humano

Un aspecto crucial es dar cuenta de la contribución a la formación de los alumnos en la Maestría en Desarrollo Humano, por ello fue importante indagar este rubro. En la figura 6, se aprecian las respuestas correspondientes.

Fuente: elaboración propia.

Figura 6 Experiencias significativas. 

Los aspectos que tienen que ver con tejido social tuvieron el mayor número de respuestas, entre ellas, tener un sentido de identidad ("Sentirme parte de una comunidad en que compartimos una manera de ser y estar conmigo y con los demás"); conexión con los otros ("Conectarme con cada uno de mis compañeros de grupo pequeño, aprender de ellos, sentirme identificada"; "La energía, el acompañamiento, el amor, el reconocimiento"); seguida de los vínculos, pues algunos de los participantes se sintieron parte del grupo sin necesidad de conocerse previamente ("La conexión de homogeneidad dei grupo de crecimiento donde no tenía ningún conocido o conocida"; "Tuve una experiencia de amor, de cercanía y encuentro conmigo y con los otros"); sentido de comunidad ("Encuentro con los demás, vivir en comunidad y estar acompañado por personas que tienen experiencias diferentes pero son capaces de escuchar y comprender"; "Tuve sensación de acogimiento muy grande y un sentimiento de hogar").

Se comentó que parte importante en la formación de los alumnos de la Maestría en Desarrollo Humano tiene que ver con su crecimiento personal a partir de experiencias significativas. A este respecto, el contacto con sentimientos ("Contactar con mis emociones y canalizarlas. Identificar muchas situaciones resueltas en mi vida que me provocaban dolor y resentimiento y ya no es así") fue una de las más destacadas.

Otro de los rubros con mayor número de menciones tuvo que ver con una comprensión más completa de un problema personal ("Sentir cómo mi cuerpo ya está 'separado' al grado de que moverme o sentirlo me es extraño, pero ahora puedo estar más consciente de él; o una combinación de estas: "En el grupo de encuentro pude compartir cómo me sentía y el nivel de exigencia que estoy viviendo, me ayudaron a conectar con mis herramientas, a trabajar situaciones... para liberar cosas que venía cargando").

Además, varios participantes reconocieron que la experiencia intensiva favoreció el desarrollo de actitudes y habilidades respecto de la aceptación incondicional ("Recibir al otro, así como está es lo más grande que podemos hacer"; "Sentirme aceptada incondicionalmente me dio esperanza y me reconfortó"). Otras alusiones importantes fueron apertura a la experiencia, comunicación íntima, aprendizaje y crecimiento.

Como se puede apreciar, esta jornada tuvo un gran impacto en el fortalecimiento del tejido social; además, abonó al desarrollo y crecimiento personal de los participantes, pues, de acuerdo con Rogers, para crecer es crucial tener libre acceso a la experiencia, es decir, contactar con sensaciones y sentimientos, así como comprender situaciones de vida, presentes y pasadas, favorecido todo esto en un ambiente donde la persona se siente plenamente aceptada. Se tuvo oportunidad de fortalecer lazos, reconocer vínculos previos y sentirse parte de una comunidad, elementos cruciales del tejido social.

Aprendizajes para la formación en desarrollo humano

Los participantes señalaron cuáles fueron sus principales aprendizajes, el más aludido fue desarrollo de actitudes y habilidades, de acuerdo con lo que se ilustra en la figura 7.

Fuente: elaboración propia.

Figura 7 Aprendizajes. 

Encontraron sanación en la escucha ("No perder de vista lo anterior, un grupo de personas dispuestas a escuchar y comprender cura"); por otra parte, identificaron su dificultad al avanzar en la congruencia ("Aquí me parece que el reconocer lo que me sucede cuando escucho al otro, sin embargo, me quedo ahí y no soy capaz de expresarlo. Esto, sobre todo, en relación con algo que me molesta. Necesito trabajar en ser congruente").

Se favoreció un estado de empatía ("Todas las experiencias son aprendizajes, pero este encuentro me ha dejado sensible y empático con la gente") y se reconoció la capacidad para acompañar a otros ("Descubro mi capacidad para acompañar que lo que digo hace sentido al otro y esto me motiva a seguir preparándome. Tengo un camino por delante de grandes retos"). Finalmente, se percataron de la transformación que puede tener lugar con la aceptación incondicional ("Que la aceptación incondicional y el amor transforma") y destacaron el valor de la confianza en las personas ("El valor de confiar en los demás para que desarrollen su potencial").

Por otra parte, resaltaron menciones en lo tocante al tejido social. Se reconoció la importancia del vínculo, en especial la posibilidad de acompañar o ser acompañado ("Confiar-estar. Siempre hay alguien a quien admirar y de quien aprender, y que somos instrumentos para el crecimiento, a veces acompañamos y otras nos acompañan"; "Confiar, acompañarme, dejarme cobijar. Puedo dar y a la vez dejarme sanar por los demás. Hay una fuerza divina que provoca y mueve"), reconocieron el poder del encuentro ("El encuentro sana, reconforta y empodera. Que en unidad y fraternidad encontramos un bálsamo"), la contribución para ellos y su compromiso de replicarlo ("Que compartir en grupo me motiva a cambiarme a mí y al mundo"; "Quiero recrear mis relaciones de trabajo, de amistad, familiares. Que sientan estas herramientas que yo he sentido aquí en el encuentro. Quiero multiplicar esto en los ratitos cotidianos y me voy comprometida con ello. Me voy vitaminada de la fuerza del grupo y lo que puedo nacer y conocer más de la experiencia humana... Me llevo un regalo enorme que seguiré destapando en la semana de tan grande que es. Regalo para la vida").

Con respecto a la identidad ("Este es el ideal de mundo que quiero vivir, el desarrollo humano es lo mío") y al sentido de comunidad ("En grupo crecemos más").

El desarrollo personal también fue reconocido como relevante, en especial en lo que concierne a una comprensión más completa de un problema personal. A este respecto, algunos manifestaron toma de conciencia y responsabilidad: "Me voy clara respecto al tema que trabajé y tranquila sabiendo lo que estaba generando en mi relación de pareja, que ahora sé que puedo cambiar"), otros detectaron aspectos que pudieran obstaculizar su desarrollo ("Descubrí ciertas situaciones que no creí que traía arraigadas y que me han estado frenando en mi desarrollo") o reconocieron el camino andado ("Me gustó darme cuenta de que esta yo que estoy reconstruyendo tiene mejores recursos. Me gusta reafirmar que soy consciente. Nuevas cosas surgen para trabajar, las recibo, las acepto y me dispongo a crecer y seguir aprendiendo").

Además, se destacaron los siguientes ítems: comunicación íntima, identidad, sentido de comunidad, apertura a la experiencia. Podemos apreciar que el intensivo favorece el desarrollo de actitudes y habilidades propios de la formación en la Maestría en Desarrollo Humano, tales como escucha, congruencia, empatía y aceptación incondicional, así como el fortalecimiento de vínculos, lo que lleva a la creación de un ambiente que promueve el crecimiento personal, elemento constitutivo en la formación de los promotores en desarrollo humano.

Aporte ofrece esta jornada

Se reconocieron como valiosos otros aspectos que tuvieron que ver con lo trascendente y lo espiritual, la sorpresa de estar tan dispuestos a participar, confiar y a enriquecerse mutuamente.

La mayoría reportó que no les había hecho falta "nada" y quedaban agradecidos; a varios les hubiera gustado ampliar las horas de duración, momentos de convivencia y oferta de este tipo de eventos, sobre todo, debido a su relevancia en la formación de los alumnos de la Maestría en Desarrollo Humano.

CONCLUSIONES

Al paso de los años el enfoque centrado en la persona ha demostrado su relevancia y utilidad en distintos continentes, situaciones y décadas. En este artículo se evidenció su trascendencia, sobre todo, ante la imperiosa necesidad de generar esperanza en México. La experiencia intensiva de grupos de encuentro representa una herramienta esencial para la formación de los facilitadores de desarrollo humano, en especial ante la importancia de que estén debidamente capacitados para trabajar en la promoción del desarrollo de las personas y los grupos en diversos ámbitos.

Se provee de elementos cruciales para fomentar el trabajo personal, pues se genera un ambiente óptimo para que los participantes tengan apertura a su vivencia dada la confianza que se genera.

Con libertad pueden explorar sus sentimientos y comprender lo que necesitan. Además, vislumbran con mayor amplitud situaciones inconclusas, de tal suerte que tienen mayor claridad para atenderlas y resolverlas con responsabilidad. Experimentan en carne propia la formación de vínculos, la pertenencia y el sentido de identidad por los lazos que se generan, y, posteriormente, pueden replicarlo en sus propios círculos de influencia, llámense familia, trabajo, comunidad u otro.

Por otro lado, los participantes aprenden actitudes y habilidades propias del desarrollo humano, tales como congruencia, empatía y consideración positiva incondicional a partir de una escucha sanadora y un acompañamiento amoroso en que las personas se sienten acogidas y aceptadas, lo que abre la posibilidad de crecer, por tanto, esta herramienta es de corte educativo.

Con el intensivo, en un espacio apartado, facilitadores y participantes cocrean un ambiente de confianza, tan necesaria desde tiempos de Rogers como en los tiempos presentes, en una sociedad en la que desafortunadamente en la cotidianidad impera la desconfianza, la cual ha fracturado el tejido social. Sostenemos que la confianza es un elemento fundamental para ayudar a sanar una comunidad tan herida como la nuestra.

Destacamos la riqueza en experiencias y aprendizajes que tuvieron lugar en tan solo dos días, lo cual refuerza nuestra convicción de que es una estrategia privilegiada para la formación en desarrollo humano. Lo bondadoso de este método es su sencillez y su aplicabilidad a grupos variados con todas las edades y situaciones urbanas, campesinas, escolares, extracurriculares, incluso, tiene efecto en personas que no tengan algún antecedente con la Maestría en Desarrollo Humano o el enfoque centrado en la persona . Es impresionante el poder que tiene la escucha y la comprensión ante una sociedad que cada vez se fractura y aísla más y más. Solo se requieren personas entrenadas como facilitadores y un lugar para apartarse de lo cotidiano.

Posterior a este evento, se llevaron a cabo otras dos experiencias intensivas de grupos de encuentro con resultados muy similares a los que se muestran en este trabajo. Se trató de organizar una experiencia intensiva más, pero la pandemia impidió que fuera de carácter presencial, así que el equipo de la Maestría en Desarrollo Humano se aventuró a hacerlo a través de una plataforma virtual, cuyas experiencias y aprendizajes fueron parecidos, lo que nos llevó a corroborar que el encuentro tiene lugar más allá de las pantallas. Es necesario investigar a fondo fenómeno en relación con su contribución al fortalecimiento del tejido social.

REFERENCIAS

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Recibido: 08 de Julio de 2020; Aprobado: 31 de Agosto de 2020

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