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Investigación y Desarrollo

Print version ISSN 0121-3261On-line version ISSN 2011-7574

Investig. desarro. vol.30 no.1 Barranquilla Jan./June 2022  Epub June 08, 2022

https://doi.org/10.14482/indes.30.1.303.661 

Artículos de Investigación

TERRITORIO E IDENTIDAD DE RESISTENCIA EN JÓVENES DEL CATATUMBO (COLOMBIA), CONSTRUCTORES DE PACES IMPERFECTAS

Territory and Identity of Resistance in Young People from Catatumbo (Colombia), Builders of Imperfect Peaces

Gladys Adriana Espinel-Rubio1 
http://orcid.org/0000-0002-8796-9257

Diana Feo-Ardila2 
http://orcid.org/0000-0002-6906-2344

1 Universidad Francisco de Paula Santander, Colombia. Comunicadora social-periodista. Magíster en Estudios sobre problemas po líticos latinoamericanos de la Universidad del Cauca. Doctoranda en Cien cias Políticas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Docente asistente del Departamento de Pedagogía, Andragogía, Comunicación y Multimedia de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), Colombia. Directora del Grupo de Investigación en Comunicación y Medios (GICOM). gladysespinel@ufps.edu.co

2 Artista visual. Máster en Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos de la Universidad de Granada, España; Magíster en Problemáticas Sociales Infanto Juveniles de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Miembro del Grupo de Investigación en Comunicación y Medios (GICOM) de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), Colombia. Asesora y consultora en procesos comunitarios con población víctima del conflicto armado interno y/o en riesgo de estarlo y con comunidades urbanas, rurales e indígenas en condiciones de vulnerabilidad social. Con trayectoria inves tigativa en temas de identidad y migración con niños, niñas y adolescentes. dianafeoa@gmail.com


RESUMEN

Este artículo explora las nociones que tienen de su territorio los y las jóvenes del Catatumbo, explicando desde allí la configuración de una identidad de resistencia y la construcción de paces imperfectas. Es una investigación cualitativa en la que a través de la cartografía social, los árboles de problemas, la escritura creativa y el filminuto, 202 personas entre 10 y 26 años de cuatro municipios colombianos, identificaron los riesgos, pero también las oportunidades que les brinda la región -sistemáticamente afectada por el conflicto armado, la economía extractiva y los cultivos ilícitos- para construir su proyecto de vida desde lo identitario, la resiliencia y sus sueños, que siempre incluyen su pervivencia en el territorio. Se concluye que los y las jóvenes están ejerciendo un poder de manera no violenta para transformar su realidad, garantizar sus derechos y evitar su continua vulneración. Esperan tener mayor incidencia política y pública, no solo visibilizando su situación, sino transmitiendo este discurso a las nuevas generaciones con el interés en promocionar la paz.

PALABRAS CLAVE: territorio; identidad de resistencia; paz imperfecta; Catatumbo; jóvenes

ABSTRACT

This article explores the notions that young people of Catatumbo have of their territory, using them to explain the configuration of an identity of resistance and construction of imperfect peaces. It is a research with a qualitative approach, in which, through social cartography, problem trees, and creative writing and filming, 202 people, between the ages of 10 and 26, from four Colombian municipalities, identified the risks, but also the opportunities, offered by their region -systematically affected by the armed conflict, extractive economy, and illicit crops-, to build their life project from identity, resilience, and their dreams, which always include their survival in the territory. It is concluded that young people are exercising power in a nonviolent way to transform their reality, guarantee their rights, and prevent their continued violation. They hope to have a greater political and public impact, not only by making their situation more visible, but also by transmitting this discourse to new generations with interests in promoting peace.

KEYWORDS: territory; resistance identity; imperfect peace; Catatumbo; youth

INTRODUCCIÓN

Con una extensión de 10.089 kilómetros cuadrados, el Catatumbo (región adscrita política y administrativamente al departamento Norte de Santander, en el nororiente de Colombia y la frontera con Venezuela) está conformada por 11 municipios: El Carmen, Convención, Teorama, Tibú, El Tarra, Sardinata, San Calixto, Hacarí, La Playa, Ocaña y Bucarasica.

La población del Catatumbo es más pobre que el resto del país. En sus zonas rurales la pobreza extrema alcanza el 58.9 por ciento. Mientras que en Colombia el porcentaje de población considerada pobre por ingresos llegó a 27,8 % en 2015, en Norte de Santander alcanzó al 40 %, lo que representa 12,2 puntos porcentuales arriba del promedio nacional. Un 11 por ciento del total de la población del departamento vive en pobreza extrema.

La situación se complejiza con la presencia de grupos armados ilegales, un deficiente sistema de salud y la exposición a riesgos antrópicos. Las zonas de protección ambiental1 son afectadas por la presencia actores que generan conflictividades por la tenencia y/o uso de la tierra: (i) la industria minera y extractiva afecta los ecosistemas productores de agua y biodiversos; (ii) la presencia de monocultivo de palma africana y la creciente industria maderera hacen que la frontera de parques y reservas se reduzca y (iii) el narcotráfico encontró en el Catatumbo un territorio apropiado para el fortalecimiento de cultivos ilícitos (Cruz, 2017; Gutiérrez, 2016).

Esto ha convertido a la región en una zona de constante desplazamiento humano y ha generado la reducción de territorios indígenas ancestrales donde habitan los Barí. El último informe de la Fundación Paz y Reconciliación2 -Pares- (2020) reporta que la situación se agudizó a finales de 2017 cuando el EPL (Ejército Popular de Liberación) decidió incumplir un pacto de convivencia que había establecido con el ELN (Ejército Nacional de Liberación), y desató los primeros enfrentamientos en Teorama contra este grupo, descendiendo desde el alto Catatumbo hacia el resto de Norte de Santander. Con esta estrategia, el EPL se extendió a El Tarra, San Calixto, Sardinata, Teorama, Convención y Tibú, municipios que controlaba el Frente 33 de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -Ejército del Pueblo), quedándose con rutas de transporte de insumos para el procesamiento de la pasta de coca y clorhidrato de cocaína, y por supuesto, la salida del país por el Estado Zulia (Venezuela).

En este contexto viven inmersos 176, 472 habitantes, siendo Tibú, El Carmen, Convención y Sardinata, en su orden, los municipios más poblados de acuerdo con el Dane (2005).

Desde la perspectiva de Martínez (2012), en la región han persistido tendencias históricas de la acumulación capitalista sustentada en tres ejes dominantes: la explotación de recursos energéticos (minerales y agroindustriales), la inversión infraestructural y la producción de hoja de coca. Estos ejes han sido configurados y reconfigurados por estrategias violentas intrincadas que incluyen programas nacionales e internacionales excluyentes, y el paramilitarismo.

Para Chavarro Miranda y Otálora Rodríguez, (2020) y Otálora Rodríguez (2019) en el Catatumbo existe una condición de violencia estructural, según la definición Johan Galtung, centrada en el conjunto de estructuras que no permiten la satisfacción de las necesidades, manifestándose en la negación de la existencia de dichas necesidades. Así, el abandono, aislamiento y desconexión del resto del país repercuten en falta de oportunidades económicas y sociales de sus habitantes y facilitan la incorporación de dinámicas de violencia de origen criminal justificadas, a veces bajo un argumento de orden político pero que vulneran los derechos fundamentales de la población.

En este artículo se indaga por las nociones de territorio que tienen los y las jóvenes del Catatumbo y revela de qué manera estas contribuyen a la configuración una identidad de resistencia y aportan a la construcción de paces imperfectas en los municipios del Catatumbo que hacen parte de la Diócesis de Tibú: Tibú, El Tarra, Sardinata y Puerto Santander3. Se incluyen además de las cabeceras municipales, los corregimientos y veredas: Puerto Lleras, Las Mercedes, Pacelli, Buena Esperanza, Agua Clara, La Gabarra, San Faustino, San Martín de Loba y Astilleros.

Desde esta perspectiva, la paz imperfecta se podría entender como:

... todas estas experiencias y estancias en la que los conflictos se han regulado pacíficamente, es decir en las que los individuos y/o grupos humanos han optado por facilitar la satisfacción de las necesidades de los otros, sin que ninguna causa ajena a sus voluntades lo haya impedido. (Muñoz, 2001, p.14)

Los y las 202 participantes estuvieron vinculados en 2019 a la iniciativa diocesana "El Tren de la Vida" del Programa Fortaleciendo a la sociedad civil para la gobernanza, que buscó fortalecer los aportes de los y las jóvenes del Catatumbo en la construcción de paz en el territorio desde el descubrimiento y desarrollo de sus habilidades a través de expresiones como el arte, la cultura, el deporte, la paz (comunicación para la paz), el liderazgo y emprendimiento y el medio ambiente.

Se considera que aunque los y las participantes no conocen físicamente todo el territorio del Catatumbo, la comprensión que tienen del mismo, entendido como ese espacio que "se transforma permanentemente en una serie de significaciones culturales con implicancias históricas y sociales" (Carballeda, 2015, p. 94), les ha permitido generar identidades de resistencia que contribuyen a la construcción de paces imperfectas que les ha permitido la sobrevivencia y la gesta de proyectos de vida en medio del conflicto armado que persiste en esta región colombiana.

Esto cobra importancia, pues se reconoce al Catatumbo como un espacio en donde se pueden detectar acciones que crean paz, pese a los contextos conflictivos y de violencia (López, 2011), tal como se aprecia en otras regiones del mundo donde aparecen 'pluralidad de paces', siendo expresiones de una variedad de conceptos y prácticas de paz de diversas culturas (Courtheyn, 2016).

Este artículo registra, primero, un breve estado del arte de las investigaciones sobre jóvenes y experiencias de construcción de paz en Colombia; posteriormente expone las definiciones de paz imperfecta y empoderamiento pacifista, para explicar cómo estos permiten la configuración de una identidad de resistencia. Luego, en la metodología, explica las métodos y técnicas utilizadas para recuperar y procesar la información obtenida de los y las participantes, y finaliza con resultados, discusión y conclusiones.

JÓVENES Y EXPERIENCIAS DE CONSTRUCCIÓN DE PAZ

Al hacer una revisión de la literatura, los estudios sobre experiencias de construcción de paz y el involucramiento de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en estos procesos son diversos y dispersos, en cuanto son enunciados e interpretados desde un amplio espectro categorial. La acción colectiva, la agencia política, las subjetividades y las territorialidades componen el repertorio conceptual en el que se enmarcan estas investigaciones (Feo-Ardila & Espinel- Rubio, 2021). Lo cierto es que buena parte de los estudios destaca el carácter situado de las experiencias que analizan como un factor determinante para su comprensión.

Espinel y Saavedra (2015) a través de la sistematización de la experiencia del colectivo juvenil 5ta con 5ta crew en Norte de Santander determinaron que este ubicó el arte como punto de encuentro para crear nuevas formas de vivir y resistir. Este colectivo en su proceso autogestionó formas cooperativas y creativas de iniciativas artísticas significativas que aportaron en sus comunidades y fueron reconocidas como agentes de cambio. Así, concluyen, aportaron a la convivencia desde el reconocimiento y la participación pública de la juventud con la promoción del arraigo territorial.

Sobre el Catatumbo, y también a través de la sistematización de experiencias, Guavita (2018) expuso el fortalecimiento y la formación política y organizativa de los jóvenes campesinos de la organización Mojucat. Dado que estos han sido poco reconocidos por sus aportes en la construcción política del territorio y de sus comunidades, su trabajo evidenció las prácticas educativas y los saberes locales que les permiten reflexionar sobre los procesos de permanencia en el territorio, la construcción de subjetividades políticas y de defensa de sus derechos.

Por su parte, Guerrero (2019) indagó por las formas en que la acción colectiva y la comunicación juvenil del Comité de Integración Social del Catatumbo (CISCA) propician procesos de construcción de paz. Determinó que como colectivo social CISCA es un generador de significados y coordinador de conductas, y aunque reducen la autonomía de las y los jóvenes, permiten reconocer lazos horizontales, afectivos, la lucha como herencia y la interacción en la cotidianidad, lo que ha propiciado la continuidad del proceso y la adhesión.

En la misma región, Quintero y López (2020) identificaron las representaciones sociales que los y las jóvenes del Hogar Campesino El Amparo, en el Catatumbo, se forman sobre el conflicto armado. Encontraron que estos poseen un imaginario normalizado de la guerra, como una realidad ineludible, lo que traduce en una visión pesimista hacia la paz, aunque son conscientes de las necesidades de cambio.

En relación con la construcción de paz por los y las jóvenes, Loaiza (2016) reconstruyó las prácticas del programa 'Niños, Niñas y Jóvenes Constructores-as de Paz' y la investigación 'Sentidos y prácticas políticas de niños, niñas y jóvenes en contextos de vulnerabilidad en el Eje Cafetero, Antioquia y Bogotá: un camino posible de consolidación de la democracia, la paz y la reconciliación mediante procesos de formación ciudadana', entendiendo estos programas como alternativas de reconfiguración colectiva de los procesos de construcción de paz en Colombia, asumida como imperfecta y construida 'desde abajo'.

Posada, Briceño, Munar, Corredor y Rossi (2018) analizaron la producción de conocimiento en torno a la categoría subjetividades políticas de paz en jóvenes de Colombia, en cuanto a la relación entre sujeto, subjetividad política y territorio. En su perspectiva, la configuración de su subjetividad es atravesada por procesos de autoconciencia y reflexión de la historicidad en la que se encuentra inmerso el sujeto.

Alvarado, Patiño y Loaiza (2012) describieron las prácticas, discursos y sentires desde los cuales los jóvenes agencian procesos colectivos de organización y resistencia y se constituyen en sujetos políticos que contribuyen a la construcción de la vida en común del pueblo Nasa.

Por otra parte, están las investigaciones que se han desarrollado en Colombia con un enfoque de conflicto y paz territorial. Rojas-Granada y Cuesta- Borda (2021) hallaron que dichos estudios apuestan a la dimensión simbólica del territorio, desde el concepto de territorialidad, incluyendo significados, imaginarios o representaciones del mismo, así como las acciones colectivas comunitarias que otorgan de nuevos significados a sus propios territorios pese a estar marcados por la violencia, apuesta de comprensión del territorio y paz que aborda el presente artículo.

En este sentido, Rojas-Granada y Cuesta - Borda (2021) destacan los trabajos de Chávez y Ramírez (2018), Ospina et al. (2018) y García de la Torre y Aramburo- Siegert (2011).

PAZ IMPERFECTA Y EMPODERAMIENTO PACIFISTA EN LA CONFIGURACIÓN DE IDENTIDADES DE RESISTENCIA

Más allá que la ausencia de conflicto armado, la paz supone la capacidad que pueden tener los ciudadanos de transformar estos conflictos en oportunidades creativas de encuentro, comunicación, cambio, adaptación e intercambio, permitiendo la construcción de una cultura de paz (Fisas, 1998). Comprender la paz así no es sencillo; por lo que una perspectiva compleja y conflictiva, en la que se reconozcan las formas en que los seres humanos actúan de manera cooperativa y solidaria, frente a situaciones de violencia extrema, posibilita el diálogo para el paradigma de la paz imperfecta.

Muñoz (2001) plantea una ruptura en las concepciones de una paz perfecta y utópica, y como contraparte reconoce las prácticas pacíficas en las que ocurren y que cooperan ayudando a planificar futuros conflictivos. Esto ha permitido la incorporación en los debates de la investigación para la paz, nuevos paradigmas para comprender y construir mundos más pacíficos, justos y perdurables en el tiempo, con mayor equidad entre los géneros y las etnias.

Cuando se asume esta definición de paz imperfecta, aparece el empoderamiento pacifista. En Colombia esta categoría ha sido desarrollada por Anacona (2019) y Fernández (2018) en sus investigaciones, en las que las mujeres indígenas y afrodescendientes optan por mecanismos no violentos y ligados a sus prácticas ancestrales para potenciar sus capacidades de diálogo, concertación y movilización.

Desde otra perspectiva, Hernández (2015) explicó el proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP como una apuesta de empoderamiento pacifista. Este es definido como la toma de conciencia de las capacidades que se tienen para la transformación pacífica de los conflictos y, además, como "los procesos en que la paz, la transformación pacífica de los conflictos, la satisfacción de necesidades o el desarrollo de capacidades ocupan el mayor espacio personal, público y político posible" (Hernández, 2015, p. 183).

Previamente, Hernández (2014) definió el empoderamiento pacifista como aquellos procesos perfeccionables que permiten el desarrollo de capacidades y competencias, individuales, comunitarias o colectivas en aras de construir paces imperfectas o inacabadas; estos reconocen y resaltan experiencias similares, además de apropiar y fomentar "un concepto de poder noviolento en sus formas organizativas propias, su participación social y política, al diseñar un futuro más democrático y pacífico; y crean espacios de interacción y diálogo para la transformación pacífica de conflictos" (p. 22).

Frente a esta definición, la propuesta de Muñoz (2001) toma sentido cuando expone que los procesos de construcción, recreación y alimentación de identidades colectivas pueden constituirse en una forma de empoderamiento pacifista y mediaciones entre conflictividades y prácticas pacifistas.

Así, el concepto de identidad, entendida como un "conjunto de repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos), a través de los cuales los actores sociales (individuales o colectivos), demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás" (Giménez, 2000, p. 54), moldea las formas de construir paces imperfectas y otorga empoderamiento pacifista a quienes lo incorporan en sus discursos y prácticas.

Lo anterior, porque es a través de los procesos de socialización que una persona constituye su identidad, es decir, en función del grupo social en el que históricamente dicho proceso se realiza, por lo tanto, hay relación dialéctica entre el individuo y el contexto social (Berger y Luckman, 1999). Se puede afirmar entonces que la identidad constituye una dimensión dinámica (Reynoso, 2009), considerada bajo el ángulo de su función diferenciadora y contrastiva en relación con otros sujetos, por lo que es claro que los procesos identitarios no surgen únicamente a partir de la individualidad de cada sujeto, , sino que estos se construyen socialmente (Alvarado et al., 2012).

Reguillo (2000) deine estas adscripciones identitarias como "aquellos procesos socioculturales mediante los cuales los jóvenes se adscriben presencial o simbólicamente a ciertas identidades sociales y asumen unos discursos, unas estéticas y unas prácticas" (p. 55). Desde esta perspectiva, Castells (1999) propone que este tipo de identidad colectiva es generada por aquellos actores que se encuentran en posiciones y/o condiciones subvaloradas, estigmatizadas o excluidas social o políticamente por la lógica de la dominación, en donde la identidad se constituye como una herramienta de defensa de la comunidad. Allí se construyen espacios de resistencia a partir de diversos elementos culturales o materiales de su historia (territorial, nacional, étnica, etc.) frente a la imposición de dinámicas de opresión y dominación social y política, basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad.

En esta configuración de identidad de resistencia, el territorio es comprendido como una expresión que se vincula a la construcción dinámica de acciones de poder que emprende una población, con el propósito de apropiarse de un espacio que transforma e imprime su sello identitario. Entonces, el territorio se configura como una pieza fundamental de empoderamiento de la comunidad, pues "reconocer y estimar ese territorio genera respeto y auto-respeto" (Girela, 2016, p.121).

Para Abramovay (2006), los territorios se definen por la manera como se produce la interacción social en su interior, por lo tanto, en estos, las colectividades potencian la capacidad de resolver problemas desde lo sistémico, de experimentar y afrontar situaciones asimilando nuevos conocimientos, dando un mayor sentido a la interacción, la percepción y el intercambio (Boisier, 2001; Carballeda, 2015).

En esta investigación se valora la capacidad de organización de las comunidades campesinas, que han demostrado "que la resistencia tiene posibilidades de realización histórica, incluso en contextos altamente desfavorables, y que es posible la concreción de alternativas sociales y políticas" (Silva, 2012, p. 166).

En este orden, si los y las jóvenes del Catatumbo se asumen como constructores de paz, desde el paradigma de la paz imperfecta, se requiere del autoreconocimiento de su capacidad para empoderarse de manera pacifista, de tal modo que propicien la transformación de su contexto desde sus capacidades y habilidades resistiendo a las imposiciones de los actores armados y disputándose con ellos los significados de su territorio a través de acciones colectivas simbólicas y situadas que configuran, a la postre, una identidad de resistencia.

MÉTODO

Esta es una investigación cualitativa que buscó responder las siguientes preguntas:

¿cuáles son las nociones de territorio que tienen los y las jóvenes del Catatumbo? y ¿de qué manera estas nociones contribuyen a la configuración una identidad de resistencia y aportan a la construcción de paces imperfectas en los municipios del Catatumbo?

Para acercarse a la percepción de los jóvenes sobre su territorio, se utilizaron diferentes herramientas participativas:

Cartografía social: esta herramienta de investigación participativa, asociada a las dinámicas de trabajo grupal (Mojica et al., 2020) que permite la reflexión, organización y acción alrededor de un espacio físico y social específico de los y las jóvenes participantes; esto posibilita la lectura de la realidad a través de procesos de graficación y dibujo de sus cotidianidades, de las visiones e imaginarios tienen en un contexto determinado, por medio de la elaboración de mapas aplicados a la representación de fenómenos sociales. Lo anterior favorece un reconocimiento más completo y profundo de la realidad concreta en la que viven.

Para esta investigación, los y las participantes se organizaron por grupos según su municipio de origen y residencia, y construyeron los mapas sociales de su entorno inmediato, dibujando todos aquellos lugares que tenían alguna significación y/o que representaran algo importante para cada individuo y para el grupo en general.

Los lugares más recurrentes fueron los puntos de acceso a la comunidad, lugares de riesgo, producción económica, instituciones públicas, instituciones educativas, escenarios deportivos y/o recreación, presencia de actores armados (legales o ilegales), lugares de protección, organizaciones sociales, escenarios de cultura, arte y oficios y reservas ambientales. Posteriormente se realizó la unión de todos los mapas sociales por municipio y se construyó entre todos y todas un solo mapa de esta subregión del Catatumbo.

Árbol de problemas: una técnica para el diagnóstico social y comunitario que también es útil para el análisis de conflictividad o la formulación participativa de proyectos, propia de la metodología del marco lógico. Este ejercicio se desarrolló en las visitas realizadas a cada parroquia y permitió determinar las causas y consecuencias de un problema principal detectado previamente con los y las participantes de los municipios en cuestión, relacionado con las dificultades de acceso y/o inexistencia de oferta cultural, artística y deportiva para los y las jóvenes del Catatumbo.

Al utilizar la metáfora de un árbol, se ubicó el problema principal en el tronco y las causas en las raíces del árbol (parte inferior) porque son las que generan el problema y las consecuencias en las hojas o ramas del árbol.

Entre las principales causas se destacan la poca inversión y ausencia de la institucionalidad pública o estatal, miedo de los formadores para ir a trabajar al Catatumbo por considerarlo una 'zona de roja', escasez de infraestructura, materiales e implementación, y centralización de los recursos del departamento en las ciudades cercanas a la capital. Estas causas generan consecuencias como el reclutamiento forzado, búsqueda de otras alternativas para la generación de ingresos (cultivos ilícitos), pérdida o desconocimiento de la cultura, ampliación de espacios de riesgo, desinterés de los y las jóvenes, cambio de residencia en búsqueda de otras alternativas y desperdicio de los talentos existentes en el territorio.

Ejercicios de escritura creativa y producción de filminutos: por grupos integrados por los y las jóvenes de diferentes territorios, a partir de la consigna ¿qué es ser joven en el Catatumbo?, elaboraron cinco videos cortos (máximo dos minutos), en los que contaron su percepción, sentires y saberes. Los videos fueron producidos en plano secuencia sin cortes y con la cámara del celular rodando de forma continua; para lo cual se requirió de un trabajo previo de escritura creativa que permitiera una construcción narrativa y audiovisual de lo que se espera contar y visualizar. La realización de los filminutos, además de ser un ejercicio creativo de memoria, permitió materializar lo que los y las jóvenes saben de su lugar de origen, cómo se perciben en su entorno y cómo proyectan su vida, así como detectar símbolos propios de sus identidades colectivas.

La aplicación de estas técnicas y herramientas permitieron obtener de una manera interactiva una lectura de la realidad de los y las líderes juveniles, desde su ciclo vital, sus experiencias individuales y cotidianidades, así como de sus sensaciones y percepciones de su entorno, en primera instancia de su territorio, lo que arrojó en su mayoría puntos en común frente al acceso a derechos y problemáticas en la región en general.

Es importante anotar que como cierre de la iniciativa de incidencia "El Tren de la Vida" del programa de fortalecimiento a la sociedad civil, FortaleSCiendo para la gobernanza, ejecutado por la Diócesis de Tibú y financiado por el Secretariado Nacional de Pastoral Social, los y las jóvenes desarrollaron el foro "Apuesta por los jóvenes del Catatumbo, una ruta hacia la construcción de la paz", que estaba dirigido a diferentes organizaciones e instituciones del territorio, y tuvo como finalidad promover el diálogo con estos actores con el fin de abrir escenarios necesarios en arte y cultura, medioambiente, emprendimiento y paz y reconciliación, y así aportar a la transformación del territorio.

Fuente: Portal Verdad Abierta.

Finalmente, fueron los mismos participantes quienes realizaron ocho entrevistas individuales semiestructuradas a las personas que ellos y ellas consideraron significativas el territorio, con el fin de recopilar saberes y memorias de su comunidad, lo que permitió tener un mayor conocimiento sobre la historia del territorio para aportar a la comprensión de las realidades actuales del mismo. Las respuestas fueran organizadas de acuerdo con las categorías abordadas del territorio: paisaje, intercambio simbólico y apropiación.

Así, todas estas nociones recopiladas sobre el territorio permitieron acercarse a las formas como se está configurando una identidad de resistencia en los y las jóvenes que aportan a la construcción de paces imperfectas en los municipios del Catatumbo.

Tabla 1 Preguntas entrevista semiestructurada 

PARTICIPANTES DE LA INVESTIGACIÓN

Para participar en el proyecto, los y las menores de edad debieron entregar consentimientos informados; los y las mayores de edad manifestaron su interés libre y espontánea. Sin embargo, los nombres han sido cambiados para garantizar la confidencialidad y seguridad.

Los y las jóvenes se clasificaron en dos grupos: el primero, aquellos que ya han venido liderando procesos comunitarios en las parroquias que integran la Diócesis de Tibú.

El segundo grupo son los y las jóvenes menores de 16 años y escolarizados.

Las características generales que presenta el grupo son las siguientes:

  • La mayoría de los jóvenes y adolescentes en edad escolar están estudiando actualmente; hay un pequeño grupo (los de mayor edad) de jóvenes trabajadores.

  • Todos los jóvenes conocen sobre las dinámicas ilícitas relacionadas con la economía del territorio, tales como el cultivo de la coca, el contrabando de gasolina y la minería ilegal.

  • Todos hacen parte activa de las parroquias de cada territorio. En los casos en los que están constituidos y en funcionamiento grupos o pastorales juveniles, hacen parte de los mismos.

Tabla 2 Número de participantes por sexo y edad 

Fuente: elaboración propia.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Catatumbo: territorio entre el riesgo y la oportunidad

Las nociones que sobre su territorio han configurado los y las jóvenes de los municipios de Tibú, El Tarra y Sardinata en el Cata-tumbo, y Puerto Santander, transitan entre el reconocimiento de su riqueza ambiental, las afectaciones antrópicas hasta la aceptación de este como escenario del conflicto armado, pero con la posibilidad de ser un territorio de paz.

Para identificarlas, se utilizó la cartografía social. Esta arrojó puntos en común frente a las dificultades para acceder a derechos y las problemáticas que se presentan en la región. De esta manera, los y las jóvenes identificaron los lugares que consideraron seguros; en su totalidad reconocen la parroquia como un lugar de protección; la escuela también se configura como una zona donde se sienten seguros (por obvias razones, ya que la mayoría de los participantes se encuentran escolarizados). Las canchas de fútbol y microfútbol son los otros lugares que más frecuentan o más les interesan.

Con respecto a las áreas de riesgo, las zonas fronterizas se revelan para ellos como unas de las más peligrosas; posiblemente porque hay una relación directa con el contrabando de gasolina y presencia de grupos armados. Además, las zonas donde hay minería y ríos también son consideradas riesgosas.

Una realidad patente es la presencia de grupos armados (legales o ilegales) tanto en la zona urbana como la rural. En consonancia con los hallazgos de Molano-Quintero y López-Gélvez (2019), se evidencia una naturalización de la violencia impuesta desde la convivencia con estos grupos.

En este mismo sentido, una de las jóvenes, habitante de Campos Dos (Tibú), expresó una noción dual de su territorio:

Territorio de paz, con ciertos grupos armados como el EPL, el ELN. Hay muchos desplazados y a veces pierde uno los seres queridos como los hijos, el esposo o los padres por la violencia que hay en el Catatumbo. (Entrevistado 1, febrero de 2019)

El reconocimiento del conflicto también es expresado en los árboles de problemas, elaborados por los y las jóvenes participantes y que se aprecian en la figura 1.

Fuente: elaboración propia.

Figura 1 Árbol de problemas de San Martín de Loba y Las Mercedes 

En relación con las afectaciones socioambientales y la carga antrópica, una habitante de Campos Dos (Tibú), a la pregunta ¿Con qué olores, sabores, sonidos y ruidos relaciona usted su territorio? manifestó:

Mi territorio lo represento como un campo alegre donde viene gente de afuera, se ve entrada de dinero como también se ve corrupción, desorden, lo veo así de esa forma. Olores casi no me gustan por lo de las plantas (de tratamiento de palma), y eso que viene olores horrorosos, y eso nos contamina, los pulmones para los que sufrimos de neumonía. Sabores, pues cosas deliciosas si, que le provocan a uno a comer este dulce... (Entrevistado 2, abril de 2019)

Así mismo, identifican la importancia estratégica por su bio-diversidad y como escenario del conflicto armado, como lo expresa un habitante de Pacelli (Tibú):

Tiene un significado muy importante, es una región llena de naturaleza, tiene un significado grande a nivel mundial porque tenemos el faro de Catatumbo, donde podemos observar el espectáculo de los relámpagos de los truenos... es una imagen que refleja nuestra región, de lo ricos que somos a nivel nacional, a nivel país, a nivel mundial. Tenemos los mejores ríos, las mejores quebradas, las mejores montañas, tenemos una gran riqueza en fauna que lamentablemente se ha ido deteriorando por nosotros mismos, y pues tenemos una gran riqueza turística, pero no podemos explorarla por el conflicto que vivimos en esta región, pero el Catatumbo para mi es grande. (Participante de la cartografía social, marzo de 2019)

Es importante resaltar que, sin haberlo planteado previamente, los participantes abordaron el tema de la migración venezolana a los diferentes territorios de la región. Por este motivo se agregó otra convención a la cartografía social (figura de un cuerpo humano) para representar la situación en el mapa. Los y las participantes hicieron énfasis en lo masivo del fenómeno y expresaron que no les genera ningún tipo de molestia su presencia.

Es preciso decir que no se detectaron brotes de xenofobia ni discriminación, pero enfatizaron que en algunos casos se ha presentado afectación frente al uso de escenarios deportivos, puesto que los migrantes cuando llegan se asientan en las canchas de fútbol; estas son considerados por ellos, después de la parroquia y la escuela, como sus principales lugares de interés y seguridad.

En cuanto a las dinámicas comunitarias de sus territorios, la mayoría de los y las participantes reconocen valores de resistencia y resiliencia en su comunidad con expresiones como: "es un lugar muy agradable, bonito"; "es muy emprendedora, pujante y con proyección a prosperar a pesar de las adversidades"; "mi comunidad hay personas que son muy entregadas a Dios"; "comunidad luchadora, llena de fe", entre otras. No obstante, también se percibió un pensamiento crítico frente a la realidad y convivencia en sus comunidades. Una joven, habitante del corregimiento de Pacelli, expresa:

Mi comunidad ha perdido en quererse así mismo; solo piensan en hacer dinero sin importar los riesgos que tomen. Pues yo pienso muchas cosas malas, como los conflictos y las guerras (...). (Entrevistada 4, abril de 2019)

Otras frases que develan este pensamiento crítico y que surgieron en la cartografía social son: "es un poco inseguro ya que por el transporte y la vía nacional es peligrosa"; "falta mucho porque hay jóvenes que tienen mucho talento, pero no hay nadie que los apoye para salir adelante".

Algunos sienten que no son tenidos en cuenta en los espacios comunitarios, principalmente en lo que corresponde con la toma de decisiones, en ámbitos como el arte, la cultura y el deporte, temas que ellos consideran les competen. También expresan falta de interés de otros jóvenes de su comunidad para participar activamente, aunque lo asociación con los escasos de espacios efectivos.

De todas formas, aunque la realidad sociopolítica del Catatumbo, sumado al desconocimiento de agentes externos de las reales dinámicas sociales y comunitarias de los territorios, han contribuido a estigmatizar la región y, por consiguiente, a su población, no se percibe ningún discurso relacionado con considerarse víctimas o parte del problema.

Por el contrario, los y las participantes se descubren como sujetos con capacidad de agencia; esta forma de percibirse concuerda con la asumida por los adolescentes saharauis, de acuerdo con la investigación desarrollada por Feo- Ardila y Espinel- Rubio (2021), puesto que estos, en condición de refugiados y frente a su situación conflictiva y de violencia directa, ponen en juego su agenciamiento, reorganizándose alcanzando un alto nivel simbólico en los ámbitos social y político.

SOÑAR COMO UN ACTO DE RESISTENCIA

Durante la realización de la investigación fue común escuchar expresiones como que "cambiamos la ilegalidad por más educación", "somos jóvenes con sueños y metas por cumplir en el Catatumbo" y "el Catatumbo es mucho más que violencia", que fueron plasmados en carteles que utilizaron como imágenes de apoyo en los filminutos (figura 3.)

Figura 2 Carteles elaborados por los y las jóvenes 

Figura 3 Mural realizado por los y las jóvenes (Parroquia Nuestra Señora de Torcoroma, Tibú. Mayo de 2019) 

Al respecto, los y las jóvenes integrantes de los grupos parroquiales de Tibú (cabecera municipal), Campo Dos y San Martín de Loba elaboraron el siguiente guion para uno de los filminutos (marzo de 2019)

  • Joven 1: Queremos Paz, somos jóvenes del Catatumbo, tenemos sueños por cumplir, somos aquellos que quieren vivir en un territorio libre de armas.

  • Joven 2: Somos jóvenes emprendedores que queremos educación, queremos salir adelante a pesar de las dificultades, queremos más instituciones, queremos más medios para salir adelante para podernos educar y salir adelante a pesar de la guerra.

  • Joven 3: Somos jóvenes con sueños que queremos compartir, hay muchos jóvenes en el Catatumbo que quieren compartir esos sueños y vivir pacíficamente con sus amigos.

  • Joven 4: Somos jóvenes luchadores y divertidos que queremos que en la sociedad nos vean con una nueva perspectiva de que acá sí hay jóvenes soñadores que quieren salir adelante con sus familias.

  • Joven 5: Queremos un medio ambiente alegre y libre de cultivos ilícitos para que podamos vivir donde la naturaleza sea nuestro pasatiempo.

  • Joven 6: Soñamos con un Catatumbo libre de guerras y comprometidos con la paz, deseamos que acabe la violencia que no haya más gente muerta en nuestro camino, que se acabe con los grupos y no con los líderes sociales y tengamos paz.

  • Todos: ¡Queremos paz, queremos paz, queremos paz!

Esas expresiones y sentimientos revelan el interés de los y las jóvenes de reconfigurar su identidad, como jóvenes del Catatumbo desde la paz imperfecta, su cultura y lo tradicional.

En este contexto, se puede establecer que los y las jóvenes participantes han configurado esa identidad catatumbera alimentada por otro tipo de identidad colectiva, la identidad de resistencia, en consonancia con la definición de Castells (2009).

Al asumir que este grupo poblacional ha sido históricamente invisibilizado por su condición de jóvenes, además de estigmatizado por vivir en una región afectada por el conflicto armado, los y las jóvenes, al encontrarse en posiciones y/o condiciones subvaloradas, estigmatizadas o excluidas social o políticamente por la lógica de la dominación, han apelado a la identidad como defensa de la comunidad, por lo que construyen espacios de resistencia, oposición, alternativa y supervivencia o formas de autoidentificación.

De esta manera, se puede establecer que los y las jóvenes catatumberos han alcanzado procesos de resiliencia que les han permitido desarrollar habilidades de liderazgo y emprendimiento para resistir, como ellos los llaman, "la guerra" o "la violencia". Entre estos rasgos está la capacidad de liderar y participar en proyectos juveniles asociados a deportes, cultura, medio ambiente y la paz.

Además, poseen gran capacidad de comunicación acerca de su propia realidad y participan en las actividades eclesiales, aportan y ejercen creativamente soluciones para su propio desarrollo personal. Estas actitudes se ven eclipsadas por falta de espacios, oportunidades, presupuesto e institucionalidad que apoye procesos y motive a los y las jóvenes a terminar sus estudios permitiéndoles desarrollar otras habilidades.

Frente la situación de vulneración descrita previamente, los y las jóvenes tienen claro la importancia de la exigencia de sus derechos. En el foro "Apuesta por los jóvenes del Catatumbo, una ruta hacia la construcción de la paz", que estaba dirigido a diferentes organizaciones e instituciones del territorio en el marco del programa 'FortaleSciendo a la sociedad civil para la gobernanza', en el que se desarrolló esta investigación, un joven de Campo 2 manifiesta:

Hoy les decimos a cada uno de ustedes, que hacen parte de diferentes instituciones y organizaciones y tienen la capacidad de decidir, que pueden creer en nosotros, que tenemos muchas capacidades y talentos, pero necesitamos su respaldo, que nos acompañen para que se nos respeten y garanticen nuestros derechos, que nos vean... (mayo de 2019)

En general, los y las jóvenes del Catatumbo se valen de los diversos elementos culturales o materiales de su historia, frente a los diferentes órdenes sociales de dominación y opresión que los atraviesan, y basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad, para resistir con sus visiones de futuro, que expresan como sueños, aunque el presente sea complejo.

Lo anterior se ve soportado por una construcción colectiva en el taller de escritura creativa donde los y las jóvenes mencionan:

... somos personas resilientes, que afrontamos los problemas que vivimos cada día por medio del deporte y la reconciliación con los demás; estamos seguros que no somos un lugar donde hay guerra. El Catatumbo, nuestro Catatumbo, es un signo de esperanza donde queremos salir adelante por medio del estudio, del deporte, del arte, la cultura, con cada sueño y cualidad de nosotros, que queremos ver un Catatumbo renovado, donde hay una cultura ambiental por nuestras raíces, que quiere cuidar el planeta, siendo emprendedores de vida, de felicidad, de paz. (Participantes del taller de escritura creativa, abril de 2019)

De esta manera, en el marco del proceso del Tren de la Vida se buscó fomentar el reconocimiento de las diferentes iniciativas de paz dinamizadas por los grupos juveniles parroquiales la Diócesis de Tibú, realizando actividades como cineforos, coros, caminatas ecológicas, campeonatos de fútbol y expresiones artísticas, las cuales buscan posicionar a los y las jóvenes como agentes de cambio en el territorio.

Estas iniciativas son la muestra tangible de los aportes de la población juvenil desde su hacer y sus posibilidades a la transformación de las realidades adversas que se presentan a diario en la región, de las cuales son completamente conscientes.

Un joven de 17 años de Campo 2 (Tibú), relata la siguiente historia elaborada en el taller de escritura creativa:

Todos sabemos que el Catatumbo ha sido una zona de conflicto, que nos ha dejado grandes huellas que nos han marcado la vida a todos en la región. Les voy a contar una historia que podría representar nuestra situación en esta zona.

Había una vez un rey que iba a dar la mitad de su reino a quien dibujara la paz perfecta, entonces llegaron personas de todos lados y dibujaron para ellos qué era la paz perfecta; en esto, escogió dos pinturas que le gustaron: en una de las pinturas estaba reflejado un paisaje tranquilo, bonito, con mucha paz y todo era felicidad, en la otra pintura había una gran tormenta y mucho holocausto, pero en una cueva había un nido, donde se encontraban unos pajaritos felices. El rey escogió la pintura de la tormenta, porque la paz perfecta es que a pesar de los problemas, las dificultades y los conflictos debemos sonreír, debemos ser resilientes; eso representa al Catatumbo, porque somos resilientes, donde a pesar del conflicto, a pesar de esta guerra, siempre vamos a ser personas que afrontamos estos problemas y tratamos de buscar una solución. Y por esto estamos trabajando todos los jóvenes que hacemos parte del Tren de la Vida, para que el Catatumbo ya no sea una región de muerte ni nada de eso, si no que sea reconocida como una región de reconciliación, que sigue de pie a pesar de los tropiezos.

En estos procesos juveniles de construcción de paz ha sido fundamental el arte como herramienta de transformación social, relacionado con la resignificación de espacios (simbólicos y materiales), y, por consiguiente, del territorio, así como de resistencia, frente a las dinámicas violentas que, en el marco del conflicto armado, se presentan como parte de sus cotidianidades, donde su elección va más allá de 'aguantar' materializando sus apuestas e iniciativas de paz desde acciones noviolentas que pueden hacer parte de la memoria del territorio.

CONCLUSIONES

La concepción del territorio físico y simbólico está determinando en gran medida la construcción de las identidades colectivas en los y las jóvenes del Catatumbo, lo cual ha influido en sus dinámicas sociales y sus concepciones frente a sus realidades y sus proyecciones futuras. Se logró que los y las participantes se sintieran identificados con el entorno de sus compañeros, reconociendo que hay muchos factores que los unen (tanto experiencias exitosas como problemáticas), lo cual se constituye en un importante aporte con miras a la configuración de la identidad del joven catatumbero.

En primera instancia, es fundamental revisar cómo la comunidad, y en este caso específico el grupo poblacional, está siendo acompañados por las instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales. Si bien los y las jóvenes transitan dentro de unos espacios en sus comunidades que les generan identidad, es posible que no se sientan parte de las dinámicas comunitarias, lo que se puede visibilizar en falta de apropiación y participación en las mismas. Por ello, es importante que se promueva en ellos una educación por el cuidado y pertenencia de lo colectivo, y para esto el rol de las familias, la parroquia, las instituciones y la junta de acción comunal son claves.

Con respecto a los procesos juveniles y pastorales enfocados en el arte y el deporte, dinamizados en las parroquias que conforman la Diócesis de Tibú, estos se podrían enmarcar como procesos de empoderamiento pacifista, alimentados por la configuración de las identidades colectivas. En este caso, los jóvenes del Catatumbo, por medio de diferentes acciones (cineforos, entrenamientos, caminatas, bailes, coros, entre otras) están ejerciendo una especie de poder de manera noviolenta para transformar su realidad, y de otra manera, garantizar sus derechos (a la paz, a la vida y a la calidad de vida y un ambiente sano, a la participación y la protección) y evitar su continua vulneración. Así mismo, para tener mayor incidencia política y pública, no solo visibilizando su situación, sino transmitiendo este discurso a las nuevas generaciones que de una manera u otra tienen interés en promocionar la paz.

Es necesario que los adultos e instituciones reconozcan la capacidad de agencia de los jóvenes de la región como transformadores de sus propias realidades. Sin embargo, si estos procesos juveniles comunitarios no cuentan con un acompañamiento institucional efectivo y real, hay altas posibilidades que los jóvenes pierdan el interés en los mismos, decayendo o, en casos más extremos, desapareciendo, puesto que están siendo presionados constantemente por factores externos.

Para finalizar, es importante recalcar esta investigación se centró en las visiones, perspectivas y saberes de los y las jóvenes participantes, quienes, a pesar de reconocer las dificultades de sus contextos y realidades, tienen la intención e interés de construir territorio desde el fortalecimiento de sus capacidades y talentos. Por ello, espera contribuir a visibilizar la importancia de leer, analizar y configurar un campo discursivo y narrativo con un lente identitario que permita aproximarse y comprender la situación de los y las jóvenes en el Cata-tumbo enfocado en el área del arte, la cultura y el deporte.

De esta manera, los procesos de acompañamiento a este grupo poblacional irán más allá de la satisfacción de las necesidades básicas primarias y estará acorde con los escenarios sociales actuales, así como con la particularidad del contexto, donde prime la voz de los protagonistas frente a sus verdaderas necesidades, experiencias y proyectos de vida, evitando que se sigan presentando situaciones que permitan la victimización y revictimización de este grupo poblacional.

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1Categoría de los planes de ordenamiento territorial que permite la conservación de una fuente hídrica y su respectiva área boscosa.

2Organización de trayectoria investigativa que analiza la realidad colombiana con incidencia en la opinión pública.

3Este municipio no es reconocido como parte del Catatumbo, aunque comparte singularidades socio económicas y medioambientales.

Recibido: 30 de Julio de 2021; Aprobado: 01 de Septiembre de 2021

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