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Estudios de Filosofía
Print version ISSN 0121-3628
Estud.filos no.33 Medellín Jan./June 2006
RESEÑA
Reseña del Libro: Vargas Guillén, Germán. Cárdenas Mejía, Luz Gloria. Retórica, Poética y formación. De las pasiones al entimema. Universidad Pedagógica Nacional. Universidad de Antioquia. Bogotá, 2005.
Por: Gonzalo Soto Posada
El télos del libro aparece en la página 10: La investigación Retórica, poética y formación. De las pasiones al entinema desarrolló la idea del papel de la narración y de la retórica en tres espacios de discusión: la configuración de la vida del sujeto por la narración, la configuración de la comunidad por la retórica y la formación o configuración por la retórica. Consta de tres partes. La primera, intitulada Las Pasiones, se dedica a demostrar cómo la configuración de las pasiones valoriza su primacía en los procesos argumentativos. La segunda, titulada El Entimema, estudia cómo la automatización de la retórica aristotélica asume la formalización como estructura de comprensión de la argumentación y de su puesto en el mundo de la vida entendido como valores, intereses, motivaciones, perspectivas y consecuencias. La parte tercera: Retórica y formación, discute el problema del papel de la retórica en la formación.
En estos tres apartados se pone de relieve cómo la pareja Rétor-Auditorio puede convertirse, por la comunicación escrita, en escritor-lector. Asimismo, en la hodiernidad, el auditorio deviene ciberauditorio como vida. La formalización de la retórica aristotélica puede convertirse en fórmulas bien formadas de la lógica del primer orden y la de Perelman, en diagramas. Fórmulas y diagramas pueden copular y desde la verdad verosimilitud pueden hablar en el mundo de la vida como lógica paraconsistente, razonamiento incompleto y razón sin trascendencia. Esta copulación comporta cuatro dispositivos o agenciamientos: mundo de la vida, reducción a argumentos, generación de argumentos, validación en el mundo de la vida. Es así epistemología experimental y computacional que argumenta para persuadir: es el didonai lógon de los griegos como peitho resonando en el mundo de la racionalidad técnica contemporánea como ingeniería del conocimiento, inteligencia artificial filosóficamente asumida y epistemología de las ciencias sociales.
En la primera parte, en una intertextualidad entre Aristóteles, Ricoeur, Hegel, Heidegger, Gadamer, pero especialmente entre los dos primeros, la profesora Luz Gloria logra mostrar cómo retórica y poética no son meras construcciones artificiales, llenas de figuras y tropos, repletas de ficciones y artimañas fabulosas, sino que son una experimentación con el pathos para crear y recrear el mundo de la vida como seres en situación y razón en situación, nunca hecha sino en constante hacerse desde el ser ahí como el ahí del ser en tanto conjunto de posibilidades nunca actualizado; somos esencias existiendo y como tales nunca esencialmente hechas en tanto existencias; contingencias habitadas por la finitud y la verosimilitud desde el continuo ajetreo de las pasiones, deseos y juicios. Para ello, la investigadora relaciona retórica y poética, analiza el sentido kairológico y pertinente del discurso, propone una retórica vigilada por la filosofía dado el poder manipulador y explotador del discurso, relaciona entendimiento y voluntad en el juego azaroso de las pasiones y sus contradicciones, se detiene en una analítica de lo conveniente, justo y epidíctico para efectos del saber vivir bien como razón práctica, determina los tres tipos de discurso (deliberativo, judicial y epidíctico), rastrea los efectos de las pasiones en la convivencia humana, pone en relación filosofía, vida y hermenéutica, reconoce con Ricoeur que la esencia del decir es un alguien dice algo a alguien sobre algo, decir que se hace literatura, historia, ficción y verdad, muestra cómo interpretar es producir mundo como configuración en tanto mimesis III siguiendo a Ricoeur, asocia argumentación, elocución y discurso, determina el ser de la ideología como el imaginario cultural, se engolosina con las categorías aristotélicas de proairesis-phrónesis como deseo deliberativo que delibera, juzga y decide para estar kairológicamente a la altura de las circunstancias, detesta la retórica como manipulación y aspira a una retórica ética, política y constructora de vida, especifica la esencia de la mimesis como ficción e historia desde el tiempo, pone en relación pasiones, convicciones, vida y razón situada, lanza la tesis de la poética conmueve y la retórica persuade para construir la vida en su aquí y ahora como lugar y tiempo, intenta mostrar que las pasiones son el ethos de la cultura y termina demostrando cómo la figuración y configuración son el reto de la poética y de la retórica en el juego forma, figura, figuración y configuración desde unidades de sentido.
Como se ve, es un boccato di cardinale que este lector gustó y procuró placenteramente digerir. Digno de resaltarse es lo que tiene que ver con la interpretación que propone la autora sobre la tesis de Ricoeur en torno a la tragedia y Aristóteles: la tragedia, al ser una experimentación sobre pasiones, es una ética de los placeres y una política de los deberes; es la catarsis. De otro lado, al leer sus ensayos, recordé la parresía como decir verdad y el texto de Foucault: Discurso y verdad en la Grecia Antigua, donde la retórica como parresía-franqueza le da consistencia filosófica a este ejercicio del lenguaje como persuasión desde la argumentación, no desde la manipulación y hace de la metáfora, no un tropo, sino lo que vincula la retórica con las pasiones y emociones.
En la segunda parte, el entinema, el profesor Germán desarrolla una tesis: al lado de las ciencias sociales hay una lógica de lo preferible que, desde la retórica y la argumentación, se abre a estudiar la ética, la política, la literatura, los mass media, la educación. Apel, Habermas, Gadamer, Barthes, Ricoeur, Lyotard, Rorty, Derrida, Perelman y otros pensadores, han servido de auctoritas para esta discusión.
El nombre escogido para esta parte es muy pertinente: El Entinema. Éste, en Aristóteles, es el silogismo de la argumentación, se basa en premisas probables o en signos. Desde lo probable su valor no es demostrativo sino persuasivo; desde los signos, si son ciertos, puede ser demostrativo y es un silogismo abreviado, elíptico o incompleto. En otras palabras, hay silogismos de inferencia válida y necesaria y los hay argumentativos o dialécticos, no necesarios, sólo probables. Es la relación que el Estagirita establece entre lógica y retórica. La primera trabaja con lo necesario; la segunda, con lo aparente y plausible. Aplicada a las ciencias sociales esta distinción, ellas pueden explicar (modelo lógico causal) o interpretar (modelo hermenéutico). La investigación, sin desconocer el primer modelo, opta por el segundo y desde éste, la retórica es clave: constituir y comprender el sentido, sobre todo para efectos éticos y políticos (los valores), como lo razonable preferible, no meramente anulativo pero tampoco apodíctico, necesario y universal. El auditorio es aquí decisivo: el rétor intenta influir, orientar, excitar, calmar, dirigir desde una socialidad común como dialógica, que no diabólica, que implica desmontar al científico social como arconte y sacerdote; si es dialógica, la retórica hace caer el poder pastoral del Yo Platón soy la verdad. La meta entonces se revela como muy modesta y prudente: llegar a acuerdos desde la phrónesis como un deliberar, juzgar y decidir para un saber vivir bien en sociedad porque la retórica es republicana; si lo es, no es violencia, ni seducción, ni amenaza. Es historicidad sincrónica en el mundo de la vida que dinamiza el zoón politikón aristotélico como lógos, éthos, pathos y pólis. La retórica renuncia así al krátos y se hace exousía como talante diacónico pedagógico, que se las juega con lo conveniente o perjudicial, justo o injusto, bello o vergonzoso, lo mejor plausible y verosímil, en el horizonte de caracteres, virtudes y pasiones. A ello contribuyen el entinema y el ejemplo como inducción retórica desde el como si como símil, analogía y metáfora. Desde ellos, la retórica, más que una techne es una formación (Paideia) como ejercicio de ciudadanía, estudio de la subjetividad en su operar fáctico existenciario, ensimismamiento como alteridad y proximidad del otro, comprensión intropática, performatividad agonística como ceder, acceder y conceder, cuidado de sí, de los otros y de lo otro, creación e ingenio, subjetividad ex opere operantis como ex opere operato, empiría como eidética, narración como constitución de subjetivación, que no sujeción, fiducia como ágape silencioso, poética como hacer de la vida una obra de arte, tránsito del otros al nosotros desde la convivencia, derechos humanos y democracia, verdadera secularización del no matarás de las religiones, juego de lenguaje e intenciones, doxa y pístis continuamente reinventadas, perspectivismo lleno de polisemia que reconstruye, construye y reconstruye el sentido con miras a una koinonía como unidad desde la contrariedad.
Desde estas propuestas, la investigación, en definitiva, sugiere y da estas señales: 1. Como el De magistro agustiniano plantea que la retórica es quaestio, disputatio e inventio. Como quaestio es plantear un problema o pregunta; como disputatio es discutir en torno a lo planteado; como inventio es intentar responder a lo preguntado y discutido. 2. La retórica como paideia se las ve con la vida como facendum nunca factum desde el diseño como narración poética y mítica. 3. Argumentación y mundo de la vida copulan para que sintaxis, semántica y pragmática abran horizontes de diálogo y performatividad locutoria, ilocutoria y perlocutoria. 4. El hic et nunc de la retórica es kairológico, no cronológico ni estatuido de antemano. Esta kairología es la phrónesis como astucia argumentativa desde y para lo mejor.
En fin, terminemos citando al iluminado de Florencia, Dante. Su cita es un buen apoyo a lo que la investigación propone: el cielo de Venus se puede comparar con la retórica por dos propiedades: una es la claridad de su aspecto, que es más suave a la vista que ninguna otra estrella; otra es su aparición por la mañana y al atardecer. Y estas dos propiedades existen en la retórica, porque la retórica es la más suave de todas las ciencias, pues éste es su objeto principal, y aparece por la mañana, cuando el retórico habla a la vista del oyente, y aparece por la tarde, es decir, por detrás, cuando el retórico habla por medio del escrito, es decir, a distancia (El Convite 2, 13 [14]). O en el delicioso lenguaje tomista, delicioso por su concisión y pertinencia, la investigación es un desarrollo de esta su tesis: si la prudencia se toma en sentido lato, en cuanto incluye también la ciencia especulativa, entonces también se cuentan entre sus partes la dialéctica, la retórica y la física, según los tres modos de proceder en las ciencias. De los cuales uno es por medio de la demostración para producir la ciencia, lo cual corresponde a la física, de modo que bajo la física se entiendan todas las ciencias demostrativas. Otro modo es el de los principios demostrables para formar la opinión, lo cual pertenece a la dialéctica. Y el tercer modo se apoya en ciertas conjeturas para deducir alguna suposición, o para persuadir de algún modo, lo cual pertenece a la retórica. Puede sin embargo decirse que estos tres modos pertenecen también a la prudencia propiamente dicha, que en sus razonamientos se apoya unas veces sobre cosas necesarias, otras sobre probabilidades y otras sobre ciertas conjeturas (Suma Teológica 2-2, q. 48c). Es decir, la retórica va de conjeturas a suposiciones: cuando no hay fe u opinión completamente, sólo queda la suposición; al no inclinarse a una parte de la contradicción en forma total, cabe que la retórica incline hacia una parte más que hacia la otra. Es su valor y es lo que la investigación logra desarrollar con suficiencia retórica, dialéctica y demostrativa.