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Estudios de Filosofía

Print version ISSN 0121-3628

Estud.filos  no.58 Medellín July/Dec. 2018

https://doi.org/10.17533/udea.ef.n58a01 

Presentación

Presentación: la estética y las acciones políticas del arte

Carlos Vanegas Zubiría* 

* Editor invitado Estudios de Filosofía. Profesor, Instituto de Filosofía, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.


La modernidad, a partir del Romanticismo temprano y la Revolución Francesa, puso en crisis la relación tradicional entre arte y política. Si una de las funciones del arte había sido la expresión y legitimación del poder en la historia social y política, en tanto posibilidades que presentaban expectativas de futuro para la cultura, los artistas comenzaron a diferenciarse y separarse de lo público al cuestionar el mercado anónimo vinculado al compromiso político, la instrumentalización brutal del arte al servicio de la política revolucionaria y la utopía, y al alejarse de cualquier visión esperanzadora de transformación social. Un recorrido que puede ser entendido como una historia de tensiones y opciones frente a lo político que todavía hoy marca las representaciones dominantes del arte.

Por ejemplo, si pensamos en el museo como correlato moderno, este se presenta como un espacio cultural propicio para resguardar y desarrollar una relación con el mundo que se resiste a sucumbir ante los apuros de la praxis y las exigencias del conocimiento conceptual; asimismo, la naturaleza moderna del museo se ofrece como una forma de comunicación que se afirma en el ámbito del sentimiento y el pensamiento inmersos en su historicidad. En este espacio se traen nuevamente los acontecimientos a la conciencia pública para convertirlos en referente inmediato de la acción en la esfera pública. Este proceso implica hacer historia (reconstruir acontecimientos, rescatar testimonios, explicar procesos y situaciones), pero sólo se logra cierta eficacia social cuando se imprimen en los miembros de una comunidad determinadas valoraciones morales, asunciones de responsabilidad y elementos identitarios.

Ahora bien, tanto la filosofía como la historia se han ocupado de estas cuestiones desde hace mucho tiempo. Tanto en la tradición filosófica ligada a la vanguardia y el marxismo (Benjamin-Adorno-Menke), cuya perspectiva tiene tintes revolucionarios y función crítica para prevenir a la cultura del desastre de la censura y la homogeneización del pensamiento, como en las tradiciones que consideran al arte como forma de construcción de lo público (Hegel-Gadamer- Danto-Nussbaum, incluso Duque), se presenta una densa trama que une la cuestión del campo político con el tiempo, la identidad, la experiencia, el olvido, la imagen, o la huella, en relación con los fenómenos de la cultura como el arte. Se reconocen en esta tensión las condiciones para el diálogo y la participación colectiva en la construcción de la sensibilidad para la política.

En el arte colombiano de las últimas décadas aparecen estas apuestas críticas como en Noviembre 6 y 7 (2002) o en los Atrabiliarios (1992-2004) de Doris Salcedo; Aliento (1996-2002) de Óscar Muñoz; Bocas de Ceniza (2003-4) de Juan Manuel Echavarría; en las Auras anónimas (2009) de Beatriz González; o Variaciones en torno al purgatorio (2014) de José Alejandro Restrepo. Un arte que se encuentra circunscrito por la confrontación con las ideas modernas de cultura, formación pública, arte público, y la penetración del concepto de política y acción social en campos disciplinares tan diversos como la antropología, la sociología o la historia. Asimismo, la acción del arte en Colombia va acompañada de una institucionalización -leyes, comisiones, grupos de investigación- materializada e instrumentalizada en prácticas, ferias, o exposiciones de arte. Esto ha llevado a los artistas a modificar y cuestionar los símbolos privilegiados de la cultura, a modificar o reinventar narrativas que responden a circunstancias históricas a partir de la reflexión sobre la propia historia, y a cuestionar los imaginarios de nación- identidad cultural, en los cuales hay un emplazamiento de la identidad social.

Este número temático reúne siete artículos de investigación, dos artículos de reflexión y dos reseñas sobre estética y acciones políticas del arte a través de varias preguntas: ¿Cómo se puede describir la relación actual entre el arte, las políticas públicas y el capital cultural? ¿Cómo podemos conceptualizar hoy el potencial del arte y sus prácticas como herramientas críticas y transformadoras de lo social? ¿El vínculo entre arte y política responde meramente en la actualidad a la estrategia retórica de las obras de arte? La oposición, la subversión, la problematicidad de las relaciones entre la diversidad de artistas, los actores sociales y las convenciones y sistemas político-sociales ¿enriquecen su capacidad crítica y funcional o la empobrecen? La política no se encuentra sólo fuera del arte, sino también en su interior. En los últimos años se ha evidenciado la creatividad de los artistas para reinventar sus relaciones con la institucionalidad, constituir nuevas formas de circulación de las obras, de resistencia, de colaboración y de lucha.

Esperamos que este número temático brinde nuevos elementos de reflexión y análisis sobre la estética y las acciones políticas del arte.

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