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Estudios de Filosofía

Print version ISSN 0121-3628

Estud.filos  no.60 Medellín July/Dec. 2019

https://doi.org/10.17533/10.17533/udea.ef.n60a01 

Presentación

Presentación: el escepticismo y sus máscaras

Vicente Raga Rosaleny 1  

1Editor invitado Estudios de Filosofía. Universidad Nacional de Colombia, Colombia.


El término “escepticismo” y sus derivados goza, sin duda, de un estatuto problemáticamente privilegiado. Por una parte, en nuestra día a día hacemos un uso indiscriminado y poco preciso de la palabra, resultándonos muy familiar y absolutamente diáfana en cuanto su significado. Por otra parte, en el campo de la filosofía su caracterización suele ser negativa, entendiendo el concepto como una suerte de crítica del conocimiento o un rechazo de algún (o de todo) tipo de dogma. Sin embargo, pocas corrientes de pensamiento son peor conocidas en sus formulaciones antiguas y modernas, a la vez que tan vigentes e imbricadas con el panorama filosófico actual.

Probablemente sea incorrecto concebir al escepticismo como una suerte de fantasma que recorre la historia del pensamiento occidental, pero sí llama la atención cómo, bajo máscaras muy diversas, la duda y la aporía escépticas han acompañado a las formulaciones teóricas más ortodoxas desde la antigüedad hasta nuestros días. A semejanza del famoso tábano socrático, pegado al flanco de la ciudad, distintas propuestas escépticas han cuestionado nuestras frágiles certidumbres teóricas y prácticas, a pesar de nuestro escaso conocimiento y claridad teóricas a la hora de determinar cuáles son los rasgos principales y definitorios de este movimiento.

Quizá esto se deba en parte a la amplitud del término “escepticismo”. Y es que, pese a que se ha entendido especialmente desde una perspectiva epistémica u ontológica, al menos desde la época moderna hasta nuestros días (cuestionando el estado de algunas de nuestras creencias, o la existencia de ciertas entidades), las actitudes escépticas han abarcado múltiples áreas, pasando de la moralidad al lenguaje, y de lo religioso a lo estético. Asimismo, la extensión de los argumentos escépticos también ha sido variable en el curso del tiempo, desde los más radicales, cuyo alcance resulta ser global, hasta los que se reducen a la crítica de un determinado aspecto, afectando sólo un ámbito local.

De cualquier manera, y aunque es ardua la tarea de proporcionar una formulación general en el caso de un fenómeno tan amplio, puede decirse que el escepticismo históricamente se ha concretado como una actividad de investigación caracterizada por la suspensión del juicio. En efecto, frente a las restantes posiciones teóricas, que afirman o niegan proposiciones en relación con un determinado tema filosófico, una actitud escéptica es aquella que no se compromete dogmáticamente con ninguna doctrina (ni siquiera con dicha ausencia de compromiso, si se llega a interpretar de forma dogmática).

Es claro, por tanto, que la historia del escepticismo filosófico resulta tan extensa como variada. Y así, en el caso de sus formulaciones clásicas, podemos decir que mantuvo su vigencia desde el siglo III a. C. hasta el II d. C., con dos corrientes diversas: la pirrónica y la académica. Desde los inicios del movimiento, con el mítico fundador Pirrón de Elis (360-270 a. C.), pasando por la Academia de Platón y hasta terminar en la corriente neo-pirrónica, alejada del escepticismo académico, con Sexto Empírico (160-210 d. C.) como su más eximio representante, muchos fueron los cambios y modificaciones, las idas y venidas de las intermitentes refutaciones escépticas.

Otro tanto cabe decir, con el resurgimiento del escepticismo en la Modernidad, tras haberse apagado, o atenuado notablemente, su presencia durante toda la Edad Media. Y aunque cabe señalar aspectos comunes en las diversas formulaciones escépticas modernas, como su papel en las polémicas en torno al cristianismo, o su carácter crítico con el saber establecido (inicialmente con la herencia aristotélico-escolástica y luego con las propuestas dominantes en cada momento histórico), así como su vinculación con los movimientos y pensadores que dieron paso a la Nueva Ciencia, no menos son sus diferencias y variaciones. Del escritor renacentista Michel de Montaigne (1533-1592) al pensador decimonónico Friedrich Nietzsche (1844-1900), pasando por infinidad de autores intermedios, como René Descartes, Pierre Bayle, David Hume, Immanuel Kant o Georg W. F. Hegel, los intelectuales que han reflexionado sobre el escepticismo, empleando argumentos escépticos o tratando de refutarlos, son tantos como diversas sus perspectivas. Y lo mismo sucede en nuestros días, donde los argumentos escépticos y anti-escépticos siguen sucediéndose con una plasticidad y creatividad envidiables.

Por dichos motivos, en este número temático reunimos ocho artículos de investigación, dos artículos de reflexión, una traducción y dos reseñas que abordan argumentos relacionados con el escepticismo y sus máscaras tanto en la antigüedad, como en los tiempos modernos y contemporáneos. Existen entre ellos muchos elementos comunes y puntos de contacto, pero también amplias divergencias, que esperamos contribuyan a la discusión actual, enriqueciendo el análisis y la reflexión sobre las diversas perspectivas en que el escepticismo se ha venido configurando histórica y conceptualmente.

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