Parménides de Elea es uno de los pensadores presocráticos que más impacto ha tenido (y sigue teniendo) en la tradición filosófica. De hecho, es fácilmente comprobable la acogida que Parménides tiene entre lógicos, metafísicos y filósofos del lenguaje. Desde la Antigüedad misma Parménides gozó de dicha popularidad, al punto de que su nombre ha estado asociado indeleblemente al término “ser”. Sin embargo, en las tradiciones filosóficas, así como hay vencedores y vencidos, y son normalmente los primeros quienes ocupan los lugares de prestigio en las tradiciones; asimismo hay facetas de un pensador que resultan privilegiadas y quedan asociadas a un determinado nombre, oscureciendo cualquier atisbo de protagonismo que puedan tener las otras. Ese es también el caso de Parménides. Haber tenido tanto éxito al ser asociado con una teoría del ser también resultó en que todos los demás intereses de Parménides y, con ellos, todos los caminos investigativos que su pensamiento pueda abrir, resultaran completamente ignorados. Los presentes dos volúmenes están consagrados, justamente, a ese Parménides olvidado. Livio Rossetti, quien es una de las voces más autorizadas para acometer tal empresa, se da a la tarea de exhumar esos otros intereses del eléata que quedaron sepultados en las innumerables capas sedimentadas por la tradición que hizo de Parménides el filósofo del ser. La estrategia principal de Rossetti es, justamente, mirar hacia los vestigios de la obra parmenídea que no resultaron vencedores en la tradición filosófica, a saber, la famosa vía de la opinión. Lo que nos presenta Rossetti es una manera de apreciar todo ese material que en cierto modo ha sido descartado, y nos proporciona una lectura filosófica que busca recuperar y reapropiar los elementos allí contenidos.

Los dos tomos están divididos en diez (10) capítulos en los que se presentarán las otras caras del pensamiento de Parménides. A continuación presentaré una breve descripción del contenido de los mismos.

El primer volumen agrupa las primeras cuatro partes de la obra, en el segundo se encontrarán las restantes seis. A lo largo de este primer tomo, y en particular en el prólogo, se pone de manifiesto cuál es el problema que supone hacer de Parménides el filósofo del ser, y dejar de lado sus consideraciones sobre el mundo físico que, bajo una lectura dominante, están relegadas a un camino investigativo que no tiene mayor. Rossetti llama aquí la atención a los aportes que Parménides tiene que ofrecer a la cosmología y a la biología. Se llama la atención, por ejemplo, sobre el hecho de que hay treinta y cuatro (34) enseñanzas parmenídeas que no tienen relación con la doctrina del ser, y sobre las cuales la obra va a aplicar un análisis filosófico detenido.

En el primer capítulo, por ejemplo, se encuentra la lista de los temas relativos al mundo físico que son abordados por Parménides como la naturaleza del éter y sus componentes, el sol, la luna, la luz solar y lunar, sus efectos, el cielo, la tierra y la vía láctea, el papel de la necesidad en el orden cósmico, la identidad de la estrella de la mañana y la estrella de la tarde, y varias consideraciones sobre los seres vivientes. Rossetti ha dividido este inventario en cuatro: lo relativo al cielo; lo relativo a la tierra; lo relativo a los seres vivientes; y temáticas varias (véase el volumen i, ^{Rossetti, 2017}, p. 34). Las temáticas varias incluyen lo que podría llamarse consideraciones geológicas (las antípodas terrestres) y lo que Rossetti llama una “refutación al machismo” (véase el volumen 1, ^{Rossetti, 2017b} p. 61; y el volumen 2, ^{Rossetti, 2017a}, p. 107). Esto último, probablemente, merezca un poco de contexto.

El poema de Parménides ha sido estudiado arduamente, y ha sido comparado con varias obras, notablemente con la Divina Comedia de Dante Alighieri. Este vínculo está construido fundamentalmente sobre la similitud que las presencias femeninas tienen en ambas obras. En el caso del poema de Parménides, es una diosa quien introduce al joven al estudio de la filosofía, en una suerte de trayecto iniciático en el cual el muchacho es conducido en un carro tirado por yeguas (y no por potros), y un poco después en la vía de la opinión se notará que es una demon femenina la que gobierna todas las cosas. Pero, como correctamente apunta Rossetti, eso no es todo (véase el volumen 1, ^{Rossetti, 2017b}, p. 62; y el volumen 2, Rossetti, 2017a, p. 101): el protagonismo femenino es indiscutible en las teorías biológicas. Se anuncia desde ya la posibilidad de que las ideas de Parménides contribuyan a un argumento en contra del machismo, basado no sólo en consideraciones de tipo biológico, sino también en la preponderancia que se le da a la figura femenina en el trasfondo místico y teológico del poema.

Con todo, sostener esto, así como otras de las tesis polémicas que se ensayan por parte de Rossetti, pasa también por construir una hipótesis de lectura que explique el papel de estas enseñanzas no ontológicas en el poema, y que dé cuenta de la relación o quiebre que existe entre ambas partes del poema. Teniendo en mente este proyecto, resulta fundamental determinar qué tipo de investigación o qué aporte es el que produce el segundo logos del poema de Parménides. De hecho, no tendría sentido que, si el saber sobre el mundo físico va a ser descartado, se añada todo este catálogo de tesis sobre los astros y los seres vivientes. Así que es necesario proporcionar una explicación, que para Rossetti está afincada en la concepción arcaica del sabio (σοφός) y su tendencia a acumular diferentes exploraciones (πολυμαθία). Esta es una de las tesis que serán sostenidas de manera decisiva durante toda la obra: Parménides era un sabio que tenía muchos más intereses investigativos de los que la tradición estudia.

Otro elemento tiene que ver con la contaminación en la tradición. El eléata fue tan importante o determinante para otros filósofos (Zenón, Meliso, Platón), que a veces son las tesis de estos últimos las que resultan atribuidas a Parménides. Rossetti realiza un diagnóstico de esta situación y saca ciertas conclusiones que buscan explicar el menosprecio que el saber físico parmenídeo pudo haber ganado por la situación antes descrita. Por ejemplo, los méritos de la teoría del ser pudieron resultar excesivamente agrandados por el peso de los nombres sobre los cuales esa teoría tuvo influencia, como es el caso de Platón. Pero también habría que preguntarse si el carácter sistémico de la teoría del ser que es constantemente atribuido a Parménides es una invención que pueda achacársele a él mismo, o si más bien dicho honor le cabe a alguno de sus discípulos, como Meliso o Zenón (véase el volumen 1, ^{Rossetti, 2017b}, p. 108). Para Rossetti es Meliso, por ejemplo, quien idea una manera de aplicar la doctrina del ser a la realidad. Esta es una tesis que merece ser explorada con detenimiento, sobre todo a la luz de los últimos estudios sobre el pensamiento de Meliso, quien ha sido un pensador tradicionalmente poco valorado.

Esta es apenas una descripción muy breve de lo que se puede encontrar en estos dos volúmenes consagrados al estudio de un Parménides totalmente ajeno al que conocemos. Es importante tener en cuenta que estos dos tomos no son una edición de la vía de la opinión o de los fragmentos físicos de Parménides. Por el contrario, en esta oportunidad Rossetti nos ofrece un análisis filosófico detallado y profundo de dichos fragmentos. El lector no se va a encontrar con grandes discusiones sobre sutilezas filológicas sino con hipótesis de lectura que han sido fraguadas con argumentos filosóficos. Sin entrar a defender todas y cada una de esas argumentaciones, sí quiero resaltar los méritos de ese trabajo en un área de la filosofía que se estanca fácilmente en la autoridad de la tradición y de la presunta infalibilidad del saber filológico. La obra de Rossetti ofrece una posibilidad para lanzar una mirada refrescante y novedosa sobre la filosofía de Parménides, que hace justicia a su rol entre los filósofos que pretendían explicar la naturaleza en todos sus aspectos, y que toma en cuenta esos fragmentos olvidados de una obra que de por sí ya es escasa.