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Suma Psicológica

Print version ISSN 0121-4381

Suma Psicol. vol.26 no.1 Bogotá Jan./June 2019  Epub Oct 25, 2019

https://doi.org/10.14349/sumapsi.2019.v26.n1.3 

Artículos

Intolerancia a la frustración y estrategias cognitivas de regulación emocional en la predicción de la agresividad

Frustration intolerance and cognitive strategies of emotional regulation in the prediction of aggressiveness

Leonardo A. Medranoa  b 

Paul Francoc 

Pablo E. Flores-Kantera  b 

Alba E. Mustacac  * 

a Universidad Siglo 21, Córdoba, Argentina

b Universidad Nacional de Córdoba, Argentina

c Universidad Abierta Interamericana (UAI), CABA, Argentina


Resumen

La conducta agresiva constituye un problema que afecta a los individuos y a la so ciedad. El Modelo de Agresión General integra un conjunto de variables que influyen en la pro babilidad de exhibir una conducta agresiva entre las cuales está la regulación emocional y la frustración. Esta investigación evalúa las relaciones entre la regulación emocional cognitiva y la intolerancia a la frustración. A 419 sujetos adultos se les administraron la Escala de Intoleran cia a la Frustración, la Escala de Regulación Emocional Cognitiva y el Cuestionario de Agresión. Se hallaron relaciones positivas en la mayoría de las estrategias desadaptativas cognitivas de regulación emocional y relaciones negativas entre la mayoría de las estrategias cognitivas adap tativas de regulación emocional con la conducta agresiva, y relaciones positivas entre todas las dimensiones de la intolerancia a la frustración y la conducta agresiva. El Análisis de Regresión Múltiple muestra que las variables que producen un cambio significativo en la agresividad son la catastrofización y culpar a otros, así como la intolerancia a la frustración referida a derechos. Mediante path análisis se verificó que estas tres variables mencionadas permiten explicar un 41% de la variabilidad en la agresividad.

Palabras clave: Estrategias cognitivas de regulación emocional; intolerancia a la frustración; agresividad

Abstract

Aggressive behavior is a problem that affects individuals and society. The General Aggression Model integrates a set of variables that influence the probability of exhibiting aggressive behavior, among which is emotional regulation and frustration. This research assesses the relationships between cognitive emotional regulation and frustration intolerance. A total of 419 adult subjects were administered the Frustration Intolerance Scale, the Cognitive Emotional Regulation Scale and the Aggression Questionnaire. Positive relationships were found in most of the maladaptive cognitive emotional regulation strategies and negative re lationships between most of the adaptive cognitive emotional regulation strategies with the aggressive behavior, and positive relationships between all the dimensions of the frustration intolerance and the aggressive behavior. The Multiple Regression Analysis shows that the vari ables that produce a significant change in aggressiveness are catastrophization and blaming others, as well as the frustration intolerance referring to rights. By means of path analysis, it was verified that these three variables can explain 41% of the variability in aggressiveness.

Keywords: Cognitive emotional; regulation strategies; frustration intolerance; aggressiveness

La agresividad es uno de los componentes de la respuesta agonística que se encuentra presente en todas las especies; su expresión debe modularse para asegurar el éxito de los individuos, grupos y sociedades. El tema es abordado por muchas disciplinas, que incluye, entre otras, a la sociología, antropología, biología y psicología. Actualmente adquiere más relevancia, ya que la violencia desmedida es un proble ma que hay que abordar con técnicas eficaces para lograr un mayor bienestar en los individuos y en la sociedad.

Si bien existen muchas definiciones del comportamiento agresivo (CA), la mayoría de ellas tienen al menos tres ele mentos en común: (1) intencionalidad: el que la emite tiene en general una meta, (2) tiene consecuencias aversivas ha cia el que la recibe y (3) se manifiesta de muchas maneras, estableciéndose una amplia variedad de tipologías del CA (Anderson & Bushman, 2001, 2002; Geen, 2001). En este sentido, una de las escalas autoadministradas más usadas para evaluar la agresividad es el Cuestionario de Agresivi dad de Buss y Perry (1992), quienes a través de análisis fac toriales, la categorizaron en cuatro tipos: agresión física, agresión verbal, ira y hostilidad.

En cuanto a las teorías de la conducta agresiva, la más aceptada es el Modelo de Agresión General (GAM) (Anderson & Bushman, 2002) que integra a las cuatro principales teorías preexistentes que presentaron evidencia: (1) las instintivas, que considera que el CA está determinado biológicamente (e.g., Freud, 1992; Lorenz, 1966); (2) las reactivas, que la considera causada por una activación generalizada que predomina por algún evento como la frus tración (e.g., Berkowitz, 1989; Dollard, Dobb, Miller, Mower & Sears, 1939); (3) las psicosociales, que la considera como un conjunto de patrones de respuesta aprendidos por condi cionamiento clásico, operante (Skinner, 1953) o de manera vicaria (e.g., Bandura, 1999, De la Torre-Luque & Valero-Aguayo, 2013; Wiedeman, Black, Dollea, Finney & Coker, 2015) y (4) las cognitivas, que se centran en la conducta en cubierta, como el pensamiento, las creencias y los valores que se ubican entre el estímulo y la respuesta (e.g., Archer & Haigh, 1997; Beck, 2003; Beck & Freeman, 1995).

El modelo GAM se centra en tres variables que interaccionan entre sí: las entradas, las internas y el resultado. Las entradas son factores relacionados con la situación y el individuo. Los situacionales son eventos externos que au mentan la probabilidad de la agresión: provocaciones, insul tos, consumo de drogas, exposición a conductas agresivas, etc. Las variables individuales incluyen patrones biológicos o genéticos: personalidad, género, creencias, valores, etc. Estos factores influyen en los estados del individuo, cla sificados en cognitivos, afectivos y fisiológicos. Lo cogniti vo implica el acceso hacia el pensamiento de hostilidad o agresividad; lo afectivo incluye el estado de ánimo nega tivo, humor, etc.; lo fisiológico es la activación o arousal medido por pulsaciones, ritmo cardíaco, etc., que aumenta la probabilidad de un comportamiento agresivo (CA). La tercera variable del modelo se refiere al resultado. Inclu yen evaluaciones inmediatas, son casi automáticas, y una segunda instancia de reevaluaciones que ocurren cuando el resultado de la primera evaluación es insatisfactoria; son más conscientes, requiere más esfuerzo y recursos cogniti vos y pueden conducir a un resultado más reflexivo. Todas estas variables interactúan entre sí y contribuyen a que au menten o disminuyan las probabilidades de la expresión de un CA desproporcionado.

El GAM proporciona un marco teórico de referencia para realizar investigaciones que evalúen las probabilidades que, sobre determinadas variables, pueden predecir el CA. En este artículo presentaremos un trabajo que indaga si la re gulación emocional (RE) y la intolerancia a la frustración (IF) predicen la propensión a un CA.

La RE se define como todo proceso explícito o implíci to de naturaleza biológica, social, conductual y cognitiva que permite monitorear, evaluar y modificar una reacción emocional, cambiando su intensidad, duración o expresión (Denny, Silvers & Ochsner, 2009; Garnefski & Kraaij, 2007; Werner & Gross, 2009). La RE puede ser deliberada y contro lada e implica un esfuerzo consciente (Mauss, Bunge & Gross, 2007; Mauss, Cook & Gross, 2007), como, por ejemplo, inhi bir una conducta de enojo en un conflicto interpersonal; o automática e inmediata, como cambiar el foco atencional de una imagen angustiante (Gross & Thompson, 2007). Aunque hay evidencia que los procesos automáticos son aspectos importantes de la RE y pueden, incluso, ser ventajosas para la RE deliberada (Williams, Bargh, Nocera & Gray, 2009), la mayoría de las investigaciones se centraron en estudiar la RE consciente (Mauss et al., 2007). Además, de acuerdo con los estudios sobre aprendizaje, está documentado que tácticas aprendidas deliberadamente se pueden transformar en automáticas, y viceversa (e.g., Anderson, 1982; Hayes & Hofmann, 2018; Schneider & Shiffrin, 1977).

Las líneas de investigación más productivas en el estudio de la RE son las desarrolladas por Garnefski y el grupo de Kraaij que se enfocaron en la medición de la RE de suce sos percibidos como estresantes para el sujeto (Garnefski & Kraaij, 2007; Garnefski, Kraaij & Spinhoven, 2001, 2002). Garnefski y Kraaij (2007) distinguieron nueve estrategias de RE cognitivas que las personas utilizan tras experimentar un evento estresante: (1) "Autoculparse", son pensamientos donde la persona se echa la culpa por lo vivenciado; (2) "Culpar a otros", pensamientos de echar la culpa a factores ambientales o a otras personas; (3) "Rumiación", que se refiere a tener pensamientos sobre las emociones e ideas asociadas al evento estresante; (4) "Catastrofización", pensamientos que magnifican lo negativo de lo que se ha experimentado; (5) "Poner en perspectiva pensamientos" que minimizan la gravedad de la situación; (6) "Refocalización positiva", uso de pensamientos respecto a temas placenteros o divertidos en lugar de centrarlos en el even to estresante; (7) "Reinterpretación positiva", usar pensa mientos con connotación positiva dándole a lo sucedido un significado en términos de crecimiento personal; (8) "Acep tación", son pensamientos de aceptación de lo acontecido, y (9) "Refocalización en los planes", se piensa en qué pasos seguir para resolver la situación problemática. Estas estra tegias sirvieron de base para elaborar el Cuestionario de Regulación Emocional Cognitiva (CERQ) (Garnefski & Kraaij, 2007), que se utilizará en el presente trabajo. Algunos auto res consideran que estas estrategias requieren de recursos cognitivos subyacentes, como la conciencia emocional y la aceptación (Berking & Znoj, 2008; Gratz & Roemer, 2004; Gratz & Tull, 2010; Greenberg, Elliott & Pos, 2007).

Si bien no hay una forma de RE intrínsecamente adapta tiva o desadaptativa (Gratz & Roemer, 2004; Gross, 2002), hay algunas que se consideran más adecuadas que otras por los resultados obtenidos en diversas investigaciones. En este sentido, se propusieron modelos y se agruparon en cinco adaptativas: aceptación, refocalización positiva, refocalización en los planes, reinterpretación positiva y poner en perspectiva; y en cuatro desadaptativas: autoculparse, rumiación, catastrofización y culpar a otros (Domínguez-Sánchez, Lasa-Aristu, Amor & Holgado-Tello, 2013; d'Acremont & Van der Linden, 2007; Jermann, Van der Linden, d'Acremont & Zermatten, 2006).

En relación con la agresión y la RE, en niños y adoles centes se halló que las RE mal adaptativas están asocia das a un aumento de la agresión (Cohn, Jakupcak, Seibert, Hildebrandt & Zeichner, 2010; McLaughlin, Hatzenbuehler, Mennin & Nolen-Hoeksema, 2011; Roll, Koglin & Petermann, 2012; Tager, Good & Brammer, 2010; Tull, Jakupcak, Paulson & Gratz, 2007). Un estudio longitudinal halló que los niños(as) con desregulación emocional se asoció a un com portamiento agresivo en la edad adolescente (Roll et al., 2012). Cohn et al. (2010), utilizando estudiantes univer sitarios, encontraron que la dificultad en la RE se asoció con aplicar choques eléctricos de mayor intensidad a un oponente ficticio. Roberton, Daffern y Bucks (2012) en una revisión informaron que las personas que subregulan la ira y otras emociones negativas tienen más probabilidades de comportarse agresivamente. A la vez, la sobrerregulación de la emoción puede llevar también a un CA. Finalmente, Roberton et al. (2012) concluyen que para lograr una RE de liberada se necesitan tres habilidades previas: conciencia, aceptación emocional y competencia en una variedad de tácticas de RE.

El segundo constructo que se evaluará en la predicción de la agresividad en este artículo es la IF. La frustración se define como un estado del organismo análogo al estrés y al dolor sensorial desencadenado ante la devaluación, omi sión o inaccesibilidad inesperada de un reforzador positivo (Amsel, 1992; Mustaca, 2013). La hipótesis según la cual la frustración causa agresión la desarrollaron Dollard et al. (1939) y muchas investigaciones la confirmaron (e.g., Davis & Donenfeld, 1967), y otros la refutaron (Mustaca, 2018; Mustaca, Martínez & Papini, 2000). Ante estos resultados, Berkowitz (1989) y Amsel (1992) consideraron que la presen cia de agresión a causa de una frustración sería producto de una activación generalizada (fisiológica y emocional), que solo emerge cuando en un sujeto es la primera en su jerarquía de respuestas posibles. De esto se puede inferir que aquellas personas que tienen mayor IF serían las más propensas a exhibir un CA.

De lo revisado no se hallaron trabajos que evalúen si multáneamente la IF y la RE con la agresividad. De acuerdo con lo presentado anteriormente, se puede predecir que habrá una correlación positiva entre la IF y los tipos de RE no adaptativos y la agresividad, así como una correlación negativa entre la IF y los tipos de RE adaptativos con el CA. Además, siguiendo el modelo GAM y las teorías cogniti vas de la ira (Beck, 2000; Deffenbacher, 2011; Harrington, 2005, 2007; Wranik & Scherer, 2010), se pondrá a prueba un modelo explicativo de la agresividad mediante path análisis que podrá evaluar qué dimensiones de IF y de estrategias de RE tendrán más peso para predecir el CA.

Método

Participantes

Se tomó una muestra de 493 argentinos seleccionados de manera accidental, radicados principalmente en la Ciu dad Autónoma de Buenos Aires (95%). Las edades estuvieron comprendidas entre los 14 y los 80 años (M=29.94, DE=12.95). En cuanto al sexo, 60.2% eran mujeres. En cuanto al nivel de estudios, el 0.4% no completó el primario, el 31.8% tenía el secundario incompleto, el 14.5% el secundario comple to, el 28.3% terciario o universitario incompleto, el 20.6% terciario o universitario completo, y el 4.5% posgrado. La mayoría de la muestra no estaba ni en tratamiento psicoló gico (86.2%) ni psiquiátrico (98.4%).

Instrumentos

Cuestionario de Agresión (CA) (Buss & Perry, 1992), versión en castellano validada por Andreu, Peña y Graña (2002). Es autoadministrado, cuenta con 29 ítems respondi dos en una escala tipo Likert de cinco puntos (1: "completa mente falso para mí" a 5: "completamente verdadero para mí"). En la presente investigación la consistencia interna de la escala total, compuesta por las subescalas de agresividad física, verbal e ira, mostró valores óptimos (α= .88).

Escala de Intolerancia a la Frustración (EIF) (The Frustra tion Discomfort Scale, Harrington, 2005), versión castellana (Medrano, Franco & Mustaca, 2018). La versión original consta de 28 ítems que los sujetos deben responder utili zando una escala Likert de cinco categorías que van desde "No es nada característico de mí" (1), hasta "Es muy ca racterístico de mí" (5); a mayor puntaje mayor IF. La EIF tiene cuatro factores: F1: "Intolerancia a la incomodidad" (INCO, α=.87); F2: "Derechos" (DE, α=.85); F3: "Intolerancia emocional" (EMO, α=.88), "Logro" (LO, α=.84) y el puntaje total (IFT, α=.90). La escala argentina consta de 17 ítems distribuidos en los mismos factores que la escala original, presentando valores de consistencia interna aceptables entre .55 y .84), que fueron similares a la presente muestra.

Escala de Regulación Emocional Cognitiva (ERE, versión castellana de Medrano, Moretti, Ortiz & Pereno, 2013). Es autoadministrado, compuesto por 36 ítems respondidos en una escala Likert (1 es "casi nunca" y 5, "casi siempre"). Evalúa nueve estrategias de RE: cuatro desadaptativas (Culpar a otros, Autoculparse, Rumiación, Catastrofización) y cinco adaptativas (Aceptación, Poner en perspectiva, Reinterpretación positiva, Focalización en los planes, Focalización positiva). La consistencia interna en el presente estudio mostró valores a entre .61 y .71 en las dimensiones disfuncionales, y entre .64 y .84 en las funcionales.

Procedimiento

Se utilizó un diseño ex post facto retrospectivo, de un grupo y con múltiples medidas (Montero & León, 2007). La recolección de los datos se llevó a cabo de manera pre sencial (80.1%) y online. La participación fue voluntaria y antes de responder el cuestionario los participantes dieron su consentimiento informado.

Análisis de datos

Se realizaron análisis de regresión múltiple y un path análisis mediante modelos de ecuaciones estructurales. Las variables independientes ingresadas en el modelo de regre sión correspondieron a las estrategias de la RE y las dimen siones de IF. La variable dependiente fue el CA. Previo al análisis de regresión múltiple se analizaron las correlacio nes bivariadas, mediante coeficiente de Pearson, entre las diferentes variables incluidas en el modelo de regresión. Para el caso del path análisis se tuvieron consideraciones tanto teóricas como estadísticas para el diseño del modelo estructural. En cuanto al criterio estadístico, el modelo es tructural atendió a los análisis de regresión previos efec tuados e incluyó aquellas variables que habían obtenido coeficientes de regresión estadísticamente significativos para la predicción de la agresividad. El modelo puesto a prueba incluyó variables que desde el plano teórico se consideran más ligadas con la agresividad y la ira. Concre tamente, se atendieron a las teorías cognitivas de la agre sividad y la ira, que mencionan tres factores claves en la predicción de esta emoción: el culpar a otros, la catastrofi zación y las creencias irracionales de IF referida a derechos (Beck, 2000; Deffenbacher, 2011; Harrington, 2005, 2007). Para evaluar el ajuste del modelo propuesto se llevaron a cabo las estimaciones de los parámetros mediante el méto do de máxima verosimilitud. Siguiendo la literatura especia lizada (Hu & Bentler, 1999; Lei & Lomax, 2005), se utilizaron los índices chi cuadrado (x2), comparative fit index (CFI), tucker lewis index (TLI), goodness of fit index (GFI) y root mean square error of approximation (RMSEA). Como propo nen Hu y Bentler (1999) y Byrne (2010), se consideran acep tables valores comprendidos entre .05 y .08; para el índice RMSEA se consideran óptimos los valores menores a .05; aceptables valores superiores a .90 para los índices CFI, TLI y GFI, y óptimos valores que superiores o igual a .95. Para llevar a cabo los análisis mencionados se utilizó el programa AMOS IBM 20, y el software SPSS IBM 20.

Resultados

Correlaciones preliminares

En las tablas 1, 2 y 3 se detallan las correlaciones bivariadas para las respectivas variables que luego serán inclui das en el modelo de regresión múltiple.

Tabla 1 Correlación entre CA y RE desadaptativas 

Nota. *p<.05, **p<.01.

Tabla 2 Correlación entre CA y RE adaptativas 

Nota. *p<.05, **p<.01; F.=Focalización, Reinterpre.=Reinterpretación, R.=Refocalización.

Tabla 3 Correlación entre CA y IF 

Nota. *p<.05, **p<.01; I.=Intolerancia.

Se observan relaciones positivas significativas entre la mayoría de las estrategias cognitivas desadaptativas de RE y CA. Las correlaciones con la agresividad de mayor inten sidad se dan con la catastrofización (r=.31; p<.01) y culpar a otros (r=.31; p<.01).

Se aprecian relaciones negativas estadísticamente sig nificativas entre la mayoría de las estrategias cognitivas adaptativas de RE y CA. Las correlaciones con la agresivi dad de mayor intensidad se dan con la focalización positiva (r=-.15; p<.01) y reinterpretación (r=-.17; p<.01).

Se observan relaciones positivas significativas entre todas las dimensiones de la IF y el CA; la correlación en tre la agresividad y la dimensión de derechos presenta una magnitud claramente mayor (r=.48; p<.01).

Análisis de regresión múltiple

Al ingresar al modelo de regresión, las variables inde pendientes correspondientes a las estrategias de RE y las dimensiones de IF tomando como variable dependiente el CA se encuentra que las únicas variables que producen un cambio significativo en el CA son la catastrofización (β=.10, p=.02) y culpar a otros (β=.16, p<.01), así como la intole rancia referida a derechos (β=.45, p<.01). El modelo de regresión especificado permite explicar un 31% (p<.01) de la variabilidad en la agresividad (véase tabla 4).

Tabla 4 Análisis de regresión 

Nota. Se destacan en negrita los coeficientes de regresión estadísticamente significativos.

Análisis de ecuaciones estructurales: path análisis

Dado que se utilizó una versión no validada al contex to argentino del instrumento de agresividad, en primer lu gar se verificó el ajuste del modelo de medida para dicha variable latente (Byrne, 2010). El modelo de agresividad compuesto por los indicadores de agresividad verbal (ítems I, 5, 17, 21, 27), física (ítems 2, 6, 10, 14) e ira (ítems 3, 7, II, 19, 22, 25) muestra un ajuste adecuado (x 2=5.62, p=.46, CFI=.94, TLI=.93, GFI=.95, RMSEA=.05).

Corroborado el modelo de medida se procedió a veri ficar el modelo estructural. En la figura 1 se observan los coeficientes estandarizados de regresión obtenidos para el modelo, y el coeficiente de determinación resultante para la variable CA.

Figura 1 Path análisis: coeficientes estandarizados 

El modelo presenta un ajuste adecuado (X 2=283.33, gl=130, CFI=.93, TLI=.92, GFI=.94, RMSEA=.05) que explica en gran medida los componentes de la agresividad (R 2=.41). Todos los paths del modelo son estadísticamente significa tivos y en la dirección esperada teóricamente. Al evaluar los efectos totales de las respectivas variables la IF tiene un efecto total mayor Total=.53), seguido por la catas trofización (β Total=.39), y el culpar a otros (β Total=.14). El efecto de la catastrofización sobre la agresividad se verifica principalmente de manera indirecta, a través de la modera ción de la intensidad de las variables culpar a otros (β =.32) e intolerancia referida a derechos (β =.35). En cambio, en la IF el efecto más fuerte en la agresividad es el path directo sobre la misma (β =.50).

Discusión

La agresividad es una emoción que conlleva grandes im plicancias en la salud de los individuos. Esta investigación se propuso como objetivo central evaluar el poder de pre dicción de variables cognitivas sobre el CA. Concretamente, se indagó la capacidad predictiva de las estrategias de RE y de las creencias irracionales que producen mayor IF.

Se obtuvo que las variables que permiten explicar con mayor peso la agresividad son los factores de RE catastrofización y culpar a otros, y la IF referida a derechos. Esto resulta coherente con el modelo GAM, que hipotetiza que las variables cognitivas son factores claves en la generación de la agresividad, entendiéndolas como input o factores desencadenantes de ira (Deffenbacher, 2011; Ruddle, Pina & Vásquez, 2017). El culpar a otros y la IF referida a de rechos han sido contempladas también por los principales modelos cognitivos teóricos explicativos de la ira (Beck, 2000; Deffenbacher, 2011; Harrington, 2005, 2007; Wranik & Scherer, 2010). El que la intolerancia a derechos sea la creencia más predominante en la predicción de la agresi vidad también va en línea con los postulados de la teoría racional emotiva de Ellis (véase Harrington, 2005, 2007).

Mediante el path análisis pudo evidenciarse que mien tras la catastrofización moderaría la intensidad de la ex presión de agresividad, afectando principalmente a culpar a otros (CO) e intolerancia de derecho (ID), estas últimas tienen un efecto directo sobre los componentes de la agre sividad. Respecto al efecto moderador de la catastrofización, los resultados son coherentes con los postulados de Beck (2000) y Deffenbacher (2011), quienes plantean que la tendencia a sobregeneralizar la importancia del evento y sus consecuencias negativas modera la intensidad en que se experimenta la agresividad. Sobre este último punto, es importante también mencionar que la variable catastrofi zación, tal cual como es medida por el CERQ, solapa opera cional y conceptualmente con la rumiación (Selby, Anestis & Joiner, 2008). En efecto, refiere a la tendencia a pensar continuamente acerca de cuán mala es una situación y de los efectos negativos que la situación actual tendrá en el futuro. La rumiación es otro de los componentes cognitivos claves a la hora de explicar los comportamientos vinculados con la ira (Deffenbacher, 2011).

Desde un marco interdisciplinar o transdisciplinario en el abordaje teórico de la ira y la conducta agresiva, Potegal y Stemmler (2009) señalan que para comprender estos fenómenos es necesario contemplar distintos factores que interaccionan entre sí. En su revisión, estos autores in dican que un desencadenante básico de la ira es la frustra ción, y entre ella, la referida al sentido de injusticia. Por su parte, la rumiación permite explicar el mantenimiento de la ira en el tiempo. Luego, el paso de sentirse molesto a la conducta agresiva se explicaría por una conexión particular entre las estructuras límbicas y la corteza orbitofrontal. En suma, los abordajes actuales de la conducta agresiva como el GAM intentan explicar estos comportamientos desde un punto de vista transdisciplinar.

Si bien los resultados presentados son coherentes con las investigaciones previas que han ligado ciertos compo nentes cognitivos con la ira, principalmente la catastrofización y el culpar a otros (Besharat, Nia & Farahani, 2013; Martin & Dahlen, 2005) y la intolerancia a derechos (Harrington, 2006; Jibeen, 2012, 2016; Stankovic' & Vukosavljević-Gvozden, 2011; Tripaldi et al. 2018), estos antecedentes han estudiado las variables por separado. En este sentido, las investigaciones previas han hecho hincapié también en la necesidad de medir creencias relevantes como la into lerancia a derechos juntamente con otras variables como el culpar a otros, y su efecto conjunto en la ira (Stankovic' & Vukosavljević-Gvozden, 2011). Si bien recientemente Rodríguez, Baker, Pu y Tucker (2017) presentaron evidencia sobre la relación entre la capacidad de regulación emocional, la intolerancia a la frustración y ciertas conductas agresi vas, hasta la fecha, este es el primer estudio que permite ver cómo interactúan los factores cognitivos de regulación emocional junto con las creencias irracionales vinculadas a la intolerancia, a la frustración, y cómo, conjuntamente, predicen la agresividad.

Aun así, este estudio no carece de limitaciones. Princi palmente, el tipo de diseño transaccional utilizado no per mite sacar conclusiones definitivas respecto a la relación temporal entre las variables implicadas. Los modelos que implican relaciones de causalidad deben ser probados me diante diseños más acordes, longitudinales o experimenta les, que permiten hacer inferencias de mayor rigurosidad sobre las relaciones temporales/causales implicadas (Cole & Maxwell, 2003).

En conclusión, se presenta evidencia que sustenta los principales modelos cognitivos de la ira y el CA, destacando el aporte central de la IF y las dimensiones de cognitivas vinculadas a la RE.

Agradecimientos

Investigación financiada por la Universidad Siglo 21 y Universidad Abierta Interamericana. Se agradecen los co mentarios de los revisores anónimos y a los editores que contribuyeron a mejorar la calidad del artículo.

Referencias

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Recibido: 01 de Noviembre de 2018; Aprobado: 26 de Marzo de 2019

* Autor para correspondencia. Correo electrónico: albamustaca@gmail.com

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