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Análisis Político

versão impressa ISSN 0121-4705

anal.polit. v.18 n.55 Bogotá nov. 2005

 

Reseñas

Trabajar con Bourdieu

Work with Bourdieu

Pierre Encrevé y Rose-Marie Lagrave (editores),
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2005.
1ª edición Flammarion, 2003).


Luz Gabriela, Arango Gaviria

Profesora Asociada, Universidad Nacional de Colombia


Entre los numerosos trabajos colectivos dedicados a Pierre Bourdieu, antes y después de su muerte, esta compilación constituye sin duda una selección original y especialmente reveladora de las relaciones estrechas entre el autor, su obra y el campo de las ciencias sociales en el cual trabajó y sobre el cual dejó una impronta viva que continúa moldeándolo, definiendo líneas de tensión, abriendo fronteras y diálogos críticos entre disciplinas y áreas de investigación. Su traducción al español y su difusión en América Latina, tanto en el medio académico como entre los movimientos sociales y políticos, es sin duda un acierto de la Universidad Externado de Colombia.

El libro recoge las intervenciones de sus colegas de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en un homenaje a Pierre Bourdieu realizado el 16 de noviembre de 2002, poco tiempo después de su muerte. Son treinta ensayos muy diversos, escritos por colegas consagrados, en su mayoría hombres -sociólogos, economistas, antropólogos, lingüistas, historiadores- y por antiguos discípulos convertidos en jóvenes y creativos colegas. Todos ellos y ellas dan cuenta de su trabajo con Bourdieu, mediante testimonios que van del diálogo interpersonal y las experiencias afectivas y académicas compartidas con el autor a la exaltación o la crítica puramente teórica de aspectos de su obra. Buena parte de los ensayos combinan felizmente todas estas dimensiones. Muchos tratan de captar el carácter fundamental o la esencia de la sociología de Pierre Bourdieu mediante síntesis que expresan la riqueza y diversidad de entradas posibles a esta sociología: sociología de la dominación, sociología del habitus, sociología del sentido práctico, sociología de la dureza del mundo, sociología del interés....

Como profesora e investigadora en el campo de la sociología y de las relaciones de género, la obra de Bourdieu ha representado para mí una fuente estimulante de inspiración teórica e investigativa, especialmente en la reflexión en torno a la articulación entre las diversas lógicas de dominación y opresión social. La lectura de esta selección representó para mí un ejercicio muy placentero en el cual se combinaron sentimientos de complicidad e identificación con muchas de las reflexiones allí plasmadas, con descubrimientos que me permitieron repensar, entender mejor o de otra manera, ciertas dimensiones de la obra y el autor.

Quiero destacar algunos de estos descubrimientos y complicidades: la presencia de diversas miradas sobre las relaciones entre sociología y política; algunos diálogos fructíferos y conflictivos con otras disciplinas y campos de investigación; y finalmente, la importancia de la experiencia argelina.

Diversas miradas sobre las relaciones entre sociología y política

Las posibilidades de la sociología como herramienta para actuar sobre el mundo social y transformarlo, es decir, como herramienta política es objeto de diversas reflexiones. El libro se inaugura con el largo ensayo de Jean-Claude Passeron, coautor con Bourdieu de obras fundadoras en torno a la educación y el oficio de la sociología 1, sin duda uno de los testimonios más importantes por el lugar central que ocupa Passeron en la historia de Bourdieu y su obra, así como por el distanciamiento temprano entre los dos sociólogos que fue objeto de especulaciones en el mundillo académico. El ensayo es un esfuerzo conmovedor de uno de sus más antiguos "compañeros de militancia investigativa" por explicar la naturaleza de sus diferencias con Bourdieu, la persistencia de la amistad a lo largo de la vida, la riqueza y tensiones de un diálogo marcado por significativas interrupciones, así como las condiciones sociales y generacionales y la experiencia compartida que sustentan la gran cercanía entre los dos y su perdurabilidad. Es también expresión de su dolor ante la desaparición del amigo y admirado científico. Passeron aclara que su distanciamiento con Bourdieu respondió esencialmente a diferencias epistemológicas en la concepción de la sociología: mientras Passeron permanece fiel a los postulados de Max Weber en torno a la naturaleza histórica de las ciencias sociales, a su carácter explicativo y comprensivo, a la ausencia de una correspondencia lógica entre la verdad sociológica y la acción política, Bourdieu irá evolucionando hacia una concepción mesiánica de la sociología y en particular, de su propia sociología. El rechazo inicial a la "tentación del profetismo" encarnado por Jean Paul Sartre que ambos compartían y plasmaron como una de las reglas de vigilancia epistemológica del sociólogo en el libro que firman con Jean-Claude Chamboredon en 1968, "El oficio de Sociólogo", se transformará para Bourdieu en una creencia cada vez más marcada en el carácter intrínsecamente revolucionario de la verdad científica, en la naturaleza subversiva de una sociología realmente científica. Passeron explica esta mutación en Bourdieu como efecto no sólo de la dificultad para administrar su propio éxito académico y social, su notoriedad y gloria sociológica, sino también por algo más profundo, una vocación en sentido protestante, una "beruf", una disposición honda, más fuerte que él mismo.

En el otro extremo del libro, Robert Castel asume el honor de concluir el homenaje al colega, resaltando el carácter fuerte de la sociología de Bourdieu como sociología basada en la constatación de la dureza del mundo. Esta comprensión radical del mundo social como coerción , inscrita en la tradición sociológica de la "dureza durkheimiana" o en la tarea de desmitificación del mundo que Weber le otorgaba a las ciencias sociales, es actualizada por Bourdieu como pensamiento doloroso y activo que busca ampliar la conciencia de las coerciones, sufrimientos y condicionamientos sociales como requisito para luchar contra éstos. Para Castel, trabajar con Bourdieu es trabajar con la tensión entre esa conciencia de la dureza del mundo y el margen de maniobra de los agentes sociales: el objeto principal de su sociología es precisamente profundizar en el conocimiento de los modos cómo se estructuran las prácticas en ese mundo constreñido. Esta concepción del mundo que funda la sociología de Bourdieu contribuye a entender tanto la recepción entusiasta de quienes han padecido de alguna manera el constreñimiento de las desigualdades sociales (tránsfugas de clase, intelectualidad de países dominados, entre otros) como su rechazo por parte de quienes se benefician de la "ilusión escolástica", porque disfrutan del privilegio de refugiarse en un mundo académico neutralizado.

Desde una visión más concreta, el escrito de Stéphane Beaud y Michel Pialoux sobre su trabajo de etnografía obrera revela una articulación real entre el análisis sociológico y la acción social transformadora. En esta experiencia de larga duración, ejercicio de socio-análisis que desemboca en la intervención sociológica recogida en el libro colectivo " La Miseria del Mundo", Beaud y Pialoux trabajarán en diálogo con Bourdieu en un proceso lento de construcción del objeto con efectos emancipadores tanto para las generaciones obreras con las cuales interactúan como para el equipo de sociólogos que transgrede las prohibiciones epistemológicas dominantes, las barreras entre disciplinas, las fronteras entre los sub-campos de investigación.

Algunos diálogos fructíferos y conflictivos con otras disciplinas y campos de investigación: estudios de género, lingüística, economía, psicoanálisis...

Otro de los aspectos bien llamativos de esta compilación se refiere a las formas que adoptó la intención de Bourdieu de redefinir las fronteras entre los campos y sub-campos académicos. Expresada en muchos casos como objetivación sociológica y crítica de disciplinas como la lingüística, la economía o la filosofía, la reacción general fue de rechazo y de defensa del territorio académico por parte de los detentadores de la definición legítima del mismo, en una ilustración clara de las "leyes" de los campos académicos identificadas por el propio Bourdieu. Sin embargo, también se desarrollaron diálogos fructíferos con agentes no dominantes en los diversos campos los cuales encontraron en la propuesta de Bourdieu, elementos para adelantar sus propias críticas internas.

En primer lugar, me referiré a un diálogo al cual soy especialmente sensible y es el que tuvo -o no tuvo- Bourdieu con el campo de los estudios de género y la crítica feminista a las ciencias sociales. La relación con este campo es de naturaleza distinta a la que sostuvo con otros cuya legitimidad reconoció. La publicación de su libro La Dominación Masculina en 1998 fue recibida con ambivalencia por las feministas francesas, por buenas razones. Si bien resultaba satisfactorio el hecho de que un sociólogo consagrado como Bourdieu desarrollara una interpretación teórica de las relaciones sociales entre los sexos desde la perspectiva de la dominación masculina como dominación simbólica, también enfurecía su manera de hacerlo, ignorando los desarrollos teóricos y empíricos acumulados en una difícil y creativa lucha académica y política adelantada por la investigación feminista. El testimonio de Rose-Marie Lagrave, amiga y colega de Bourdieu, revela algunas de las dimensiones profundas de este malestar. Lagrave reconstruye las etapas de su relación con este libro que pasa de una "lectura encantada" como ella misma la llama, velada por el sentimiento espontáneo -y por lo tanto sospechoso- de adhesión inmediata a su contenido y de reconocimiento de su propia experiencia en la interpretación bourdiana, a una lectura crítica y situada. En este segundo contacto reflexivo con el libro, surgen preguntas fundamentales que ponen en evidencia el acto de poder académico masculino subyacente. La primera pregunta de Lagrave tiene que ver con la recepción diferenciada del libro por parte de mujeres y hombres. En efecto, mientras sus colegas mujeres expresan sentimientos similares a los suyos son pocos -por no decir inexistentes- los colegas varones que manifiestan alguna reacción ante el libro. La Dominación Masculina no es objeto prácticamente de ninguna reseña masculina. ¿A qué se debe esto? pregunta Lagrave, ¿A que los varones no tendrían nada que descubrir pues ya se encuentran suficientemente ilustrados sobre las condiciones sociales de su privilegio o al contrario, a que no les interesa que se las revelen y mirarían a Bourdieu como una especie de traidor que reveló los dispositivos sutiles del poder masculino? Lagrave orienta su respuesta en torno a la ambivalencia del proyecto de Bourdieu evidente en tres enormes omisiones: 1) la ausencia de referencias a las investigaciones feministas especialmente en aquellos temas en los cuales Bourdieu pretende sentar cátedra sobre lo que las feministas deberían hacer (investigar sobre instituciones como la familia, la escuela, el estado, la Iglesia ni más ni menos...); 2) la ausencia de referencia a los debates públicos que adelantan las feministas en Francia y la ignorancia que ello revela del estado de los debates académicos y políticos en este campo; 3) la ausencia de una revisión crítica de sus propias investigaciones a la luz de los postulados que defiende en La Dominación Masculina. Lagrave pone al desnudo los presupuestos de la mirada de Bourdieu, quien, en un ejercicio de violencia simbólica, otorga un valor menor al campo de los estudios feministas, al cual no trata como un campo tan legítimo como cualquier otro. El maestro no solo no aplicó su sociología reflexiva sino que su teoría de la dominación revela una falla sustancial. Retomo textualmente a Lagrave:

"Al trabajar sobre los distintos juegos de poder en los diferentes campos, Bourdieu no tomó en cuenta simultáneamente que los dominantes son una mayoría masculina estadísticamente aplastante y que su poder se funda ante todo sobre formas de limitación e incluso de exclusión de las mujeres, proceso que describe sin embargo, tan bien, en este libro".

Por ello, entre otras cosas, Bourdieu no vió que el homo academicus era también un vir academicus. Dice Bourdieu en La Dominación Masculina : "el hombre, vir, es este ser peculiar que se auto-experimenta como universal, monopolizando el ser humano, es decir, homo". Limitaciones subjetivas, condicionadas objetivamente, Bourdieu también padeció sin lograr entenderla, las particularidades de la recepción de la Dominación Masculina. Lo cita Lagrave para justificar su amistosa crítica al maestro:

"la crítica, aún la más dura o la más injusta, vale más que el silencio ofendido, consternado o condescendiente al cual me he visto confrontado con frecuencia en Francia en relación con el problema de la dominación masculina"

Al menos dos de los ensayos incluidos en el libro contribuyen a conocer algunos de los meandros del diálogo conflictivo que sostuvo Bourdieu con la lingüística: el de Michel de Fornel y el de Pierre Entrevé, lingüistas ambos. El libro "¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos", al cual se le podrían hacer críticas similares a las que se le hacen a La Dominación Masculina como la de no contar con una investigación empírica específica o la de no dar cuenta de los debates en el campo, fue objeto de una recepción más bien indiferente por parte de los lingüistas, salvo contadas excepciones. Pierre Entrevé reconstruye aspectos de las relaciones difíciles entre Bourdieu y la lingüística a partir de su propia conversación con el maestro, iniciada en 1973. Destaca la molestia de algunos lingüistas ante la crítica de Bourdieu a Saussure y su concepción de la lengua pretendidamente universal que esconde una legitimación de la lengua oficial impuesta en un territorio por el poder estatal en contra de otras expresiones lingüísticas. Encrevé relata la continuidad de su diálogo con Bourdieu en torno a las gramáticas post-chomskianas, la mundialización del mercado lingüístico y sus efectos contradictorios sobre una lengua dominante como la francesa, en posición dominada internacionalmente ante el inglés. Su testimonio revela la obsesión crítica de Bourdieu, su perseverancia en la resolución de sus intuiciones teóricas, su capacidad de continuar el debate con determinados colegas a pesar de largas interrupciones. Encrevé cuenta cómo su diálogo con Bourdieu fue fundamentalmente telefónico y cómo, veintiséis años después de haberle planteado su inquietud sobre la audición en un mundo en el cual las personas, más que interlocutoras, son auditoras en relación con los medios masivos, Bourdieu le dio la razón.... Dice Encrevé:

"Era eso también, o más bien era sobre todo eso, para mí, trabajar con Bourdieu : un diálogo oral continuo en el cual las palabras no salen volando, en el cual los términos y los temas son vueltos a explorar sin fin hasta llegar bien sea a una comprensión común de los desacuerdos bien a un acuerdo, así sea veintiséis años más tarde".

Michel de Fornel amplía los desarrollos de la lingüística moderna, especialmente en torno a los procesos de "categorización" gracias a los aportes de la psicología cognitiva y muestra las grandes afinidades entre la teoría del habitus y las nuevas corrientes de la lingüística interaccionista inspirada en la etnometodología. Desarrolla argumentos sobre las posibles relaciones entre la lingüística de las prácticas de categorización y la sociología de la lógica práctica. De Fornel relativiza la distancia que el mismo Bourdieu manifestó en relación con la etnometodología y en particular con su fundador Garfinkel, distancia que De Fornel explica por su voluntad de diferenciarse tanto del subjetivismo sartreano como del anti-intelectualismo de Merleau-Ponty. Resalta la afinidad entre el proyecto de Garfinkel de hacer una crítica radical al estructural-funcionalismo parsoniano utilizando la fenomenología de Schütz y el de Bourdieu. Pone en evidencia el costo teórico que tuvo para Bourdieu el haber dejado de lado los aportes de la etnometodología orientados a entender los procedimientos de sentido común que moviliza la epistemología ordinaria de los agentes sociales para resolver los conflictos entre las interpretaciones subjetivistas y objetivistas que operan en la vida cotidiana. En su artículo sobre "El espíritu de familia" incluido en el libro Razones Prácticas (1994), Bourdieu restituye la dimensión instituyente de las categorías, tema que retoma en Meditaciones Pascalianas (1997).

Otro diálogo conflictivo, signado por la incomprensión, de acuerdo con Robert Boyer, es el que mantiene Bourdieu con la economía. Boyer , economista, defiende en su homenaje al maestro sus aportes a la construcción de una sociología económica al tiempo que denuncia la incomprensión de los economistas sobre su sociología del interés, que no logran diferenciar de las teorías de la acción racional, a-históricas y anti-sociológicas o que reducen a una visión reductora del habitus como principio de repetición, monolítico e inmutable. Destaca la importancia de plantearse la idea de mercado, no como la solución inaprensible al problema de la coordinación entre agentes interdependientes -a la manera de los economistas- sino como problema sociológico, cuya constitución es necesario explicar. Boyer invierte de manera provocativa la idea común de que la sociología de Bourdieu es una sociología de la reproducción para destacar su orientación esencial hacia la explicación del cambio y las transformaciones sociales.

Tal como lo hace con la economía, la terminología de Bourdieu acude a conceptos tomados del psicoanálisis en una intención que no es puramente metafórica. Mientras el capital designa una relación de poder social, la illusio designa una inversión subjetiva en el juego social que va más allá de la conciencia. Vale la pena mencionar la relación entre la sociología de Bourdieu y el psicoanálisis, cuyas potencialidades destaca Francine Muel-Dreyfus. Con respecto a la problemática de las relaciones entre las clasificaciones científicas y las clasificaciones sociales y a partir de su propio trabajo sobre niños y adolescentes clasificados como anormales o desadaptados, Muel-Dreyfus defiende la idea de una sociología clínica, capaz de proponer herramientas para entender la construcción histórica y recíproca del inconsciente social y el inconsciente individual; las representaciones, las clasificaciones y las instituciones y sus consecuencias sobre la relación subjetiva con el origen social y la novela familiar. Muel-Dreyfus destaca una dimensión del análisis de las instituciones que amerita profundizarse y en el cual la sociología de Bourdieu tendría mucho que aportar en estrecha interacción con el psicoanálisis: la inversión subjetiva en las instituciones. Se trata no solamente de mostrar cómo las instituciones ofrecen posibilidades para la expresión de pulsiones a cambio de una cierta gestión controlada de las mismas sino también de cómo en determinadas circunstancias, la sumisión a las instituciones puede tener efectos subversivos cuando el sujeto toma al pie de la letra a la institución y le pide más de lo que ésta puede efectivamente darle...

La importancia de la experiencia argelina

Quiero destacar finalmente un aspecto en la vida y la obra de Bourdieu cuya importancia es conocida pero que algunos de los autores de la compilación contribuyen a ubicar en su verdadera dimensión: la experiencia en Argelia. El testimonio de Tassadit Yacine ofrece una rica reconstrucción del significado humano, académico y político de la experiencia de Bourdieu en Argelia, el impacto que tiene sobre él el descubrimiento del subdesarrollo, la dominación colonial y la guerra. Nos recuerda que Bourdieu llegó a Argelia en 1955 para prestar el servicio militar, con 25 años de edad y allí se operará esa profunda conversión de filósofo a etnólogo y finalmente a sociólogo de las prácticas. Aporta elementos sobre su amistad con Abdelmalek Sayad, destacada por muchos de los autores ya que perduró hasta la muerte de Sayad, y que se origina en riesgos compartidos en el trabajo de campo en medio de la guerra, en los recuerdos comunes, muchos de ellos trágicos. Yacine señala la importancia de todas las obras sobre Argelia: Sociología de Argelia, el Desarraigo, Trabajo y Trabajadores en Argelia, que describen y analizan el impacto del sistema colonial y de la introducción de una economía de mercado sobre las poblaciones campesinas tradicionales. El origen familiar de Bourdieu en el medio campesino del Béarn, la experiencia aún fresca de la guerra y del desarraigo transmitida por sus mayores, alimentan su lucidez intelectual y su capacidad crítica, su afinidad política y afectiva con la problemática argelina.

Afranio García, por su parte, pone en evidencia la actualidad del análisis bourdiano sobre la dominación colonial. La concepción del habitus encuentra en Argelia un ejemplo de su funcionamiento en situaciones de total desfase entre las condiciones sociales de producción del habitus -la socialización campesina- y su funcionamiento dentro de una lógica de mercado y dependencia colonial. García traslada la idea de desarraigo con la cual Bourdieu describe el desamparo de los campesinos argelinos a la experiencia de los campesinos brasileños del Nordeste y en esta tentativa aporta nuevos elementos para entender las articulaciones complejas -no necesariamente sucesivas- entre los modos de reproducción social basados en la dependencia personal y la economía del don y el contra-don -propios de las sociedades tradicionales- y los modos de reproducción social basados en el sistema escolar, en una institucionalización de la dominación simbólica y una división especializada del trabajo de dominación. Es un llamado a difundir en español estas obras primeras de Bourdieu.

He destacado aspectos a los cuales soy especialmente sensible pero indudablemente allí no se agotan las posibilidades de este libro. Esta compilación propone una aproximación muy rica a la persona de Bourdieu, es un homenaje a su tesón en la búsqueda de una comprensión compleja del mundo social y a la tremenda unidad entre su vida, su personalidad y su obra, que seducirá tanto a las y los lectores ya iniciados como a quienes entren en contacto con este autor a través de estos testimonios.


REFERENCIAS

1. Bourdieu Pierre y Passeron Jean Claude, Les Héritiers. Les étudiants et la culture, Minuit, Paris, 1964 ; La reproduction. Eléments d'une théorie du système d'enseignement.        [ Links ]

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