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Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.19 no.58 Bogotá Nov. 2006

 

Reseña

Venezuela-Colombia: Retos de la convivencia

Venezuela Colombia: Challenges of cohabitation

Socorro Ramírez y José María Cadenas (Coordinadores y Editores)
Román D. Ortiz y Federico Ramírez


La visión sobre las relaciones Bogotá-Caracas del libro "Venezuela-Colombia: Retos de la convivencia" coordinado por Socorro Ramírez y José María Cadenas podría resumirse en una sola frase: condenados a entenderse. Una mirada que encierra al mismo tiempo las expectativas y los temores propios de las relaciones entre vecinos. Por un lado, la imperiosa necesidad de estrechar unas relaciones que están cuajadas de oportunidades para el desarrollo mutuo. Por otra parte, la preocupante perspectiva de una ruptura de graves consecuencias para la economía y la seguridad de ambas repúblicas. Esta ambivalencia que necesariamente debe conducir al compromiso subyace a lo largo de las páginas de este esfuerzo por entender las más recientes crisis que han lastrado las relaciones bilaterales y las oportunidades que parecen dibujarse por encima de las diferencias.

Lo cierto es que la propia elaboración de este volumen fue más allá de un mero ejercicio de análisis académico de las relaciones vecinales para convertirse en un esfuerzo práctico para la construcción de puentes entre academias, gobiernos y sociedades de ambos países. De hecho, el libro reúne contribuciones de autores colombianos y venezolanos así como las memorias de tres seminarios binacionales celebrados a lo largo del 2005 –Caracas, Riohacha y Bogotá– que convocaron a políticos, diplomáticos y expertos de ambos países para discutir una amplia variedad de temas. De este modo, el trabajo coordinado por Ramírez y Cadenas tuvo el mérito de convertirse simultáneamente en objeto y método de análisis para entender las relaciones colombo-venezolanas. Sobre esta base, el libro aborda la coyuntura bilateral desde varias perspectivas. Por un lado, las relaciones políticas que se encuentran marcadas por los contactos entre los presidentes Álvaro Uribe y Hugo Chávez. Por otra parte, las relaciones económicas y los proyectos de infraestructura conjuntos. Asimismo, los vínculos comunicacionales y culturales que unen a las dos sociedades. Además, los contactos entre las regiones fronterizas que limitan; pero también vinculan a ambos países. Finalmente, las relaciones de seguridad marcadas por dos visiones asimétricas sobre las necesidades de seguridad de cada una de las capitales.

Por lo que a las relaciones políticas se refiere, el libro se centra en la evolución de las relaciones bilaterales a partir de la crisis desatada por la captura del miembro de las FARC Rodrigo Granda y las alegaciones del gobierno venezolano de que su soberanía resultó violada durante esta operación. En este sentido, el capítulo de Socorro Ramírez titulado "Colombia y Venezuela: ¿de una aguda tensión a una asociación estratégica?" valora este conflicto diplomático como una demostración del peso de los recelos que lastran las relaciones bilaterales; pero también de los profundos intereses que unen a los dos países. De hecho, la dinámica de la crisis estuvo alimentada por la aguda desconfianza de Caracas sobre las intenciones colombianas de respetar la soberanía de la República Bolivariana y la incertidumbre Bogotá sobre la voluntad venezolana de apoyar su lucha contra el terrorismo. Pero al mismo tiempo, las protestas y presiones de los amplios sectores económicos y sociales perjudicados por el conflicto funcionaron como un importante incentivo para que ambos gobiernos pasasen por alto sus diferencias y diesen paso a una nueva etapa de cooperación. Para Ramírez, este acercamiento representa una oportunidad para avanzar hacia una asociación estratégica siempre que se dé prioridad a la construcción de un denso tejido de contactos vecinales en todos los ordenes y ambos países den estabilidad a la diplomacia bilateral convirtiéndola en una política de estado. Pero se trata de un conflicto que todavía los actores no han dado por cerrado como nos recuerda Irma Chumaceiro y Alexandra Álvarez tras analizar los comunicados oficiales colombianos y venezolanos durante la crisis en su capítulo "El caso Granda: conflicto y diálogo entre Estados".

El peso de lo económico en las relaciones bilaterales recibe especial atención en el análisis de Luis Nelson Beltrán Mora "Dinamismo comercial pese a las diferencias políticas" donde se señala como el comercio se resintió relativamente poco por el impacto del caso Granda. Desde el punto de vista del autor, este precedente demuestra que las relaciones comerciales se mantienen a salvo de las turbulencias políticas en virtud de la enorme importancia que tienen para ambos países. De hecho, la estabilidad económica colombiana y la bonanza petrolera venezolana han convertido los intercambios bilaterales en una actividad de gran volumen como demuestra el hecho de que Bogotá y Caracas se sitúan mutuamente como segundo socio comercial el uno del otro después EE.UU. Sobre la base de esta realidad, el libro incluye algunos análisis de particular relevancia después del abandono de Venezuela de la Comunidad Andina y el Grupo de los Tres. De hecho, las intervenciones de Yajaira Barreto y María Luisa Chiappe en el Foro de Bogotá ponen el acento en las asimetrías de las estrategias comerciales de ambos países con Venezuela mirando hacia MERCOSUR mientras Colombia apuesta por una relación más estrecha con EE.UU. a través del Acuerdo de Libre Comercio. Unas diferencias que generan tensiones; pero que también podrían encerrar oportunidades para ambos países si son aprovechadas por encima de las diferencias que separan los modelos económicos Bogotá y Caracas.

Los aspectos culturales y comunicacionales de las relaciones bilaterales reciben una especial atención en el libro en la medida en que se valoran como un factor que puede ser determinante en el distanciamiento o acercamiento de los dos países. En este sentido, la intervención de Fabio López de la Rocha en el Foro de Caracas subraya que frente a la existencia de regímenes con proyectos políticos contrapuestos es necesario recurrir a conceptos como el de la "convivencia pacífica" con vistas a construir unas relaciones culturales que sobrepasen los estereotipos y las visiones sesgadas para apostar por la construcción de visiones más complejas y ricas del otro. Siguiendo esta misma línea, Marcelino Bisbal en el mismo encuentro subraya como los procesos de integración entre los dos pueblos se desarrollan no solo a nivel institucional sino en el juego de percepciones que construyen el uno del otro. Desde esta perspectiva, existe una cercanía entre colombianos y venezolanos; pero también se mantienen recelos y desconfianzas. Una situación que anima al autor a plantear la necesidad de un esfuerzo para comprender como interactúa la cultura en las relaciones binacionales con el objetivo de avanzar luego hacia un nuevo diseño de los vínculos culturales entre los dos países. Al lado de esta propuesta, otras visiones muy diversas como la afirmación de la existencia de rasgos de una identidad binacional por Jorge Eliécer Gámez y Tulio Hernández o las experiencias de Luís Ángel Parra y Ana María Giraldo en la construcción de proyectos artísticos binacionales completan la revisión de los vínculos culturales entre Colombia y Venezuela.

En otro orden de cosas, y como no podía ser de otra forma, la situación de la frontera como punto de fricción y espacio de comunicación entre los dos países es analizada algún detalle en el libro. Así, el capítulo de María Eugenia Bello "Nuevos desafíos de la relación de Venezuela, Colombia: Una lectura desde lo local y lo nacional" profundiza en este tema partiendo de una visión de la frontera entendida no únicamente como un límite sino también como un espacio compartido que da identidad a una comunidad particular, por mucho que esta se componga por personas y territorios pertenecientes a entidades políticas diferentes. Desde esta perspectiva, Bello plantea dos posibles desenlaces. Por un lado, una alternativa optimista que se materializaría en una "frontera de vecindad" donde se reconozca las similitudes para a partir de ellas construir seguridad y desarrollo. Por otra parte, un escenario pesimista que estaría alimentado por una aguda falta de confianza y una actitud defensiva en exceso en lo relativo al manejo de la soberanía territorial. A este punto de vista, se añaden otras perspectivas como las aportadas por José Luís González y Joel Salas en el Foro de la Guajira donde insisten en abandonar la visión de la frontera como una realidad exclusivamente de seguridad marcada por la presencia de los grupos armados ilegales y apostar por una frontera como un espacio de cooperación. Un objetivo que, en opinión tanto de Amilkar Acosta como Pedro Sayazo, necesita de una mayor voluntad política por parte de los gobiernos.

Finalmente, los problemas de seguridad ocupan un espacio dentro de los temas incluidos en el volumen. En este ámbito, es probablemente donde de se hacen más visibles las diferencias que separan a Colombia y Venezuela. En este sentido, la ponencia presentada por el General (r) Alberto Muller Rojas en el Foro de Bogotá ofrece una visión de donde se sitúan las preocupaciones venezolanas en el campo de la defensa. Así, en su ponencia, Muller denuncia la existencia de un proyecto estadounidense para reafirmar su hegemonía en la Región Andina a través de una alianza entre Washington y Bogotá. Estos planes se harían visibles tanto en el proceso de rearme colombiano como en un supuesto respaldo a las formaciones paramilitares que operan en las zonas limítrofes entre los países. Una amenaza que habría empujado a Venezuela a poner en marcha un programa de fortalecimiento de sus Fuerzas Militares. Frente a estos planteamientos, el ex Ministro de Defensa colombiano y ex Senador, Rafael Pardo, presenta en su ponencia la óptica del otro lado de la frontera. En este sentido, Pardo desmiente el supuesto desequilibrio de fuerzas propuesto por Muller en la medida en que el componente militar del Plan Colombia estuvo orientado específicamente a combatir el narcotráfico y no supuso una modernización general de las capacidades bélicas de Bogotá sino más bien un esfuerzo de mejora limitado a unas unidades y unos equipos específicos. Por el contrario, señala Pardo, las nuevas adquisiciones militares venezolanas están generando un desbalance que sitúa una fuerte presión sobre Colombia para que destine más recursos a la compra de armamento convencional justo cuando el presupuesto de defensa nacional se encuentra al límite de su crecimiento como consecuencia de las necesidades militares generadas por el conflicto interno. En tales circunstancias, afirma el autor, la búsqueda de un acuerdo de control de armamentos parece la necesidad prioritaria que termine con el riesgo de una carrera armamentista igualmente perjudicial para ambos países.

Sumados en su conjunto, las perspectivas sobre las relaciones políticas, económicas, culturales fronterizas y de seguridad que se combinan en el volumen de Ramírez y Cadenas ofrecen un panorama rico y completo de la dinámica ambivalente que hacen oscilar las relaciones colombo-venezolanas entre la crisis y la cooperación. Desde la elaboración de la mayor parte de los textos del libro, los vínculos entre las dos capitales han pasado por nuevas visicitudes que han incluido la ruptura de Venezuela con la Comunidad Andina y el Grupo de los Tres al mismo tiempo que sucedían los discursos públicos de ambos lados para tratar de minimizar el impacto político de este alejamiento comercial. En este contexto, la presente compilación de trabajos y ponencias ofrece algunas claves para entender como se ha llegado al actual estado de cosas y muy especialmente hacia donde pueden evolucionar unas relaciones marcadas por la mutua necesidad y la mutua desconfianza. De este modo, el libro resulta una contribución relevante para avanzar en una de las prioridades que el ex Canciller colombiano Rodrigo Pardo señaló como imprescindible para construir una relación bilateral sólida "poner las cosas en su justo lugar y proporción para desactivar los espíritus caldeados".

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