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Análisis Político
Print version ISSN 0121-4705
anal.polit. vol.21 no.64 Bogotá Sep./Dec. 2008
La Subversión en Colombia: El Cambio Social En La Historia.(1)
Miguel Borja
Profesor de la Escuela Superior de Administración Pública, Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia e Investigador del IEPRI
LA PASIÓN POR LA ESCRITURA SOCIAL
Pocos autores se atreven a tocar de nuevo sus primeras obras, máxime cuando ellas han resistido el paso del tiempo y se conciben como estudios clásicos. Orlando Fals Borda ha vuelto a brindar a los lectores colombianos y de otras latitudes, una nueva edición corregida y ampliada de su trabajo La Subversión en Colombia: El cambio social en la historia. Publicado originalmente en inglés en New York en el año de 1968, la obra llega a su cuarta edición para llenar el vacío que su agotamiento había producido en el mundo editorial de la especialidad. Muchas de las nuevas generaciones de practicantes de las ciencias sociales no habían tenido la oportunidad de contar con ella en sus anaqueles o se habían tenido que limitar a las ediciones piratas. En igual situación estaban los recientes movimientos políticos que buscan la reforma social, obligados a mirar hacia otras fuentes del conocimiento centradas en el estudio de realidades de pueblos diferentes al colombiano; en consecuencia sus esfuerzos teórico-prácticos caían en el vacío, en la tierra estéril de los espejos infinitos propios del colonialismo intelectual.
Afortunadamente, ahora, los estudiosos sociales y los dirigentes alternativos, cuentan de nuevo con esta herramienta heurística para el análisis de la realidad con miras a la endogénesis propia del conocimiento y su aplicación en la acción política. El autor no se limita a reproducir su obra inicial, sino que la revisa y la enriquece para mirar desde sus principios teóricos y sus análisis actualizados la coyuntura de la Colombia de hoy.
Fals Borda, como es de conocimiento público, es el máximo exponente de las ciencias sociales en el país. Primer gestor de la sociología moderna en Colombia, fue fundador de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional y pionero de la Investigación Acción Participativa (IAP). Con una amplia reputación en el ámbito internacional por sus aportes al cambio y a la teoría social, recientemente recibió los premios Malinowski de la Sociedad de Antropología de Norteamérica (2008) y el premio Diskin de la Latinoamerican Studies Asociation (LASA, 2007). Creador y director de la revista Alternativa, se ha destacado no sólo por sus aportes a la investigación social, sino también por su participación en las actividades políticas de la izquierda democrática en el país. Fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 y Secretario General de la Comisión de Ordenamiento Territorial. Profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, Presidente del Consejo de Educación de Adultos de América Latina, ha tenido la oportunidad de vivir y reflexionar sobre el drama de la sociedad colombiana y latinoamericana.
En La Subversión en Colombia: El cambio social en la historia se ofrece al lector un trabajo de sociología histórica encaminado a dilucidar la génesis del cambio social en la historia del país. El autor corta la línea del tiempo entre las fronteras de los años de 1493 y 2008, para señalar la existencia de cuatro órdenes sociales que se encadenan con sus respectivos contraórdenes: el indígena y la subversión cristiana, el señorial y la subversión liberal, el burgués y la subversión socialista, el social burgués y la subversión neosocialista. A su vez, anuncia la llegada de un quinto orden, gestado en la revolución neosocialista que arranca en la segunda mitad del siglo pasado, y una de cuyas manifestaciones más evidentes es el denominado socialismo del siglo XXI en el continente latinoamericano. Espacio geográfico que asiste a una nueva geometría del poder: la hegemonía de la izquierda como fuerza política orientadora de las sociedades y gobiernos. En este orden de ideas el lector está frente a una nueva manera de trazar la línea del tiempo; más allá de la usual división de la historia académica entre Sociedades Aborígenes, Conquista, Colonia, Independencia y República. La línea del tiempo es radicalmente diferente de la impuesta por la arrogancia de las élites y sus epígonos en las universidades y otros centros de estudio; es la delineada en el submundo del poder: el cosmos de los marginados de la sociedad mayor y la historia oficial. Igualmente, se está delante de una historia que muestra más las tensiones, las fricciones y las rupturas que las continuidades; una historia alterna que descubre el papel de la subversión en la génesis de los órdenes sociales.
La sociología histórica falsbordiana es una disciplina marcada por largos tiempos que posibilitan la recreación y el tratamiento teórico adecuado y no 'a las volandas' de los acontecimientos y la memoria histórica. En las páginas de Fals Borda la historia se forja en tiempos geográficos, escapando así a las angustias del presente, a los afanes de una ciencia social echa a las carreras y que desecha los problemas centrales de las sociedades tropicales. Esto explica que la obra no esté escrita en la superficie de la realidad, bajo los ritmos de las crónicas, de los relatos y las narraciones de acontecimientos y hechos; por el contrario, en ella se encuentra una cosmovisión del mundo, una apuesta teórica tejida a partir de una constelación de autores y teorías; como los de la izquierda hegeliana y sus tratados sobre la dialéctica, Landauer y sus escritos sobre la revolución, Mannheim y su trabajo sobre utopía y realidad, la Escuela de la Dependencia y el legado de buena parte de la sociología americana y europea. Muestra el autor una preocupación central: la construcción de una suma de saberes, tanto académicos como populares, que permita comprender el cambio social en la historia y penetrar más allá de la corteza de la realidad para ir al núcleo central de ella y desde allí emprender no sólo el camino de la predicción, sino también el de la transformación de lo real; lo cual es 'agarrar el toro por los cuernos'. Por tanto, se puede afirmar que el autor no se deja enredar ni atrapar en un pensamiento superficial ni en las diferentes versiones del pensamiento único ni en el pensamiento colonial y, por el contrario, recupera la práctica científica globalizante de los padres fundadores de la ciencia social.
En el texto hay un énfasis en la interacción entre diversas dualidades que permiten estudiar los procesos del desarrollo no lineal de la nación: encantamiento y desencantamiento del mundo, orden y desorden, valores y antivalores, normas y antinormas, organización y desorden social.
El tema axial del libro es el cambio social en la historia de Colombia. Un asunto que se presta para que quien lo indague comience a oír cantos de sirena desde diferentes mares, cantos que brindan salidas fáciles, como la de la historia narrativa. Fals Borda no escucha a las encantadoras y así elude la trampa de la cronología histórica. De acuerdo con sus planteamientos metodológicos, su propósito es elaborar un estudio del pasado y el presente de entidades sociales, con fines comparativos, para alcanzar una mejor comprensión de la realidad colombiana y contestar la pregunta básica de todo pueblo con sentido histórico: ¿en dónde ancla el pasado y hacia dónde se levantan las velas de las naves del porvenir? Para poder dar respuesta adecuada a dicho interrogante, entrevera temas como el proceso de sacralización y secularización, el papel de las élites y las antiélites, y el problema central de la sociología económica: la introducción y apropiación de nuevas tecnologías y su impacto en los medios sociales y el poder.
La obra literaria de Fals Borda reivindica el conocimiento práctico y el abandono de las quimeras e ilusiones de una ciencia social estéril dedicada simple y llanamente a repetir los devaneos teóricos de los discípulos acartonados de la sociología y la historia clásica. Abandona una ciencia social acrítica cuya única función es legitimar el orden social existente, un saber precario aunque arrogante, casi siempre esgrimido por quienes baten incienso y tienden cortinas de humo para ocultar las tragedias y las comedias de la sociedad, el Estado y los gobiernos. El autor recupera la terrenalidad del pensamiento para ir más allá de la interpretación y de la legitimación de los poderes existentes, hacia los ámbitos de fuego de la transformación social y política.
Para el autor es vital dilucidar el papel de los actores que subvierten el orden, los portadores de los antivalores, las antiélites que socavan las coordenadas espaciales y temporales de las tradiciones sociales. En La subversión en Colombia: El cambio social en la historia desaparecen de la escena los actores que usualmente actuaban en el teatro de nuestra literatura social: curas, generales y presidentes; en su lugar, toman el proscenio 'las clases subalternas' de la nación, acción que se puede denominar 'el giro subalterno'. Clases portadoras de valores clásicos positivos e importantes expresiones vivas de normas fundantes tales como la solidaridad de los indígenas, el libertarismo afrodescendiente, la dignidad campesina y comunera, y la autonomía vital de los patricios y colonos internos. Es en dicho espacio de los insumisos, en donde habrá de volver a remontarse el ave fénix de la subversión moral, allí nacerá el quinto orden, la última de las revoluciones; tejido rebelde de luces y sombras, escenario del renacimiento de la praxis de los movimientos sociales alternativos y en donde florecen los portadores del carisma político: Francisco Galán y Policarpa Salavarrieta, para citar sólo algunos. Líderes de movimientos contestatarios condenados cíclicamente a desatar las fuerzas del cambio, de las cuales nacen las subversiones morales que desencadenan los órdenes sociales; como el orden futuro, delineado y anunciado por el autor, contenido en la revolución neosocialista que se desarrolla ante nuestros ojos. Revolución cuya base es la nueva modalidad del socialismo latinoamericano, el socialismo autóctono o endógeno, el del presente siglo, el de las raíces propias, inspirado en los logros de los pueblos originarios del trópico. Un socialismo tropical diferente del imaginario que orientó a las subversiones morales durante la segundad mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX, cuyos portadores fueron el liberalismo radical y el grupo de los 'Nuevos'. Revoluciones orientadas por unas intelligentsias que bebiendo en el socialismo europeo se adelantaron a su tiempo y se desgarraron en el rompecabezas entre una minoría ilustrada, una vanguardia revolucionaria y una sociedad atrasada. Dilema que trataron de resolver, sin lograrlo, refugiándose en el trazado de utopías irrealizables, en los espejos ideológicos de Occidente, biselados en medio de la revolución política de fines del siglo XVIII y la Comuna de París de 1848.
En la presente centuria, según Fals Borda, en el país ya se ha llegado a un punto en el que los programas encaminados a la transformación son utopías realizables para gestar otro orden social. Un orden que nace estimulado por las fuerzas políticas que buscan superar el creciente malestar en la sociedad y en la cultura, el clímax de la violencia, la saturación de la cultura de la muerte. El país aboca una crisis aguda para la cual las clases dirigentes no tienen solución ni alternativas, y las consecuencias tangibles son el torbellino de la guerra y la degradación moral de la República.
El lector está, por consiguiente, frente a una historia disidente. La revaluación de una tradición de estudio que ha obliterado el papel de las élites responsables de la guerra y la violencia.
Para esta edición, el escritor trazó un nuevo prólogo y otras conclusiones, con el fin de poner al día el libro. En dichas partes analiza las vicisitudes actuales de la sociedad colombiana y su desgarramiento debido a la guerra y la violencia crónica, expresadas en la combinación de paramilitarismo y narcotráfico. Una mezcla letal que ha llevado, entre otras cosas, a la ilegitimidad de origen de nuestros gobernantes. Para Fals Borda, las élites han instaurado en el Estado una guerra permanente que hace del ejercicio de la política un ejercicio de la guerra. Hecho que conduce al desmoronamiento de los núcleos societarios de la nación, sometidos a una violencia estructural. El autor asiste a la degradación de los escenarios de la política y la economía, y no duda en considerarlos como espejos antiéticos y antimorales para las generaciones posteriores. Su crítica va a la raíz de los problemas y no se queda 'a medias tintas' para señalar el nefasto papel de los grupos dirigentes del presente y del pasado, como causantes del desorden en el mundo de la política y la sociedad.
Para el autor la salida a la guerra se encuentra por fuera de los escenarios tradicionales que han labrado las clases dirigentes del país, por lo cual llama la atención sobre la necesidad de mirar con este objetivo a las que denomina las antiélites y rescatar el pensamiento y la acción política de actores como María Cano, Quintín Lame y Camilo Torres. De manera que allí donde algunos quieren olvidar, el escritor quiere recordar y rescatar. Desde estas figuras y su aporte a la discusión y resolución de los problemas sociales, emerge su teoría de la antiélite como continente del cambio social. Es, por consiguiente, desde el mundo real, no desde el pensamiento colonial, donde se asienta la teoría en la obra de Fals Borda. De esta manera, la praxis transformadora de la sociedad cuenta con un pilar sólido. Pues sólo una teoría construida a la par de la experiencia histórica y social, en el juego infinito entre realidad y pensamiento, en la forja del sentir y del pensar, permite orientar los caminos del cambio.
Por tanto, La subversión en Colombia: El cambio social en la historia se inscribe en el terreno de las teorías críticas que buscan la transformación de la sociedad y la política. No se está frente a un texto que practique 'la neutralidad valorativa weberiana', sino que el lector se encuentra delante de unas páginas llenas de argumentos críticos que muestran los desaciertos y aciertos de nuestra historia social, teje hilos heurísticos alternativos para proponer caminos con el propósito de construir un Estado y una organización social para superar la tragedia ética y moral de Colombia. Fals Borda hace hincapié en desnudar el caos del presente y muestra su composición, identifica las élites del desorden y sus alianzas con las fuerzas oscuras que convierten la geografía de la nación en 'un campo de sangre'. Desde las sociedades indígenas hasta el gobierno de Uribe Vélez, analiza la perspectiva del destino trágico que los poderes dominantes le han marcado a los colombianos e indica los senderos de esperanza que es necesario recorrer con el fin de superar la malaventura de todos nuestros tiempos. Su opción se enmarca en la perspectiva del socialismo raizal, como filosofía política, y la democracia radical, como fórmula de organización del poder. Ambas perspectivas alejadas de todo tipo de forma violenta y aética de la actividad política. El magisterio de Fals Borda siempre se ha regido por el principio de que sólo un buen medio, conduce a un buen fin. Es decir, en su obra no se excluye la reflexión sobre el problema de la eticidad de los medios para alcanzar los fines de la acción social. Una discusión usualmente ausente de los teatros de la política. En su propuesta no tienen cabida, por consiguiente, ni la guerra, ni la violencia, ni las fórmulas del realismo político en su visión más acabada: el ejercicio maquiavélico del poder. 'Paz para Uribe, Paz a las guerrillas, Paz a Colombia y sus pueblos', es una de las propuestas cardinales del libro.
El texto no sólo examina con profundidad las grietas de nuestra conformación social y estatal a lo largo de más de quinientos años, focalizado en el malestar del presente, sino que también realiza un ejercicio predictivo y propone alternativas de solución, a partir de darle paso al cambio social para erigir un nuevo orden que dé expresión a las energías dormidas del pueblo colombiano, aquellas de los pueblos ancestrales de la nación y caldero donde se está forjando en estos momentos una revolución socialista tropical. Revolución que habrá de dejar atrás los balbuceos socialistas del liberalismo radical del siglo XIX, del socialismo de 'Los Nuevos' y de las tendencias de la izquierda diluviana de la segunda mitad del siglo XX y la izquierda light de nuestro siglo. Socialismo tropical que es la única fuente de la cual puede brotar la superación de la guerra, la violencia y los problemas propios de una sociedad y un Estado premodernos; antiguallas incapaces de superar políticamente las contradicciones y problemas sociales, y cuyo primordial medio de acción gubernamental es el uso de la violencia. Unas instituciones sociales vetustas, incompetentes para actuar en el escenario global y cada vez más encerradas en sí mismas y aisladas de las corrientes universales de la economía y el pensamiento científico. Entidades al borde del precipicio, del punto de no retorno, de la fragmentación, y que conducen al país por infiernos dantescos en donde se juega con la disolución de Colombia como formación nacional. Rumbos inciertos a los cuales nos conduce la crisis ética y moral de las clases dirigentes, las cuales han labrado el torbellino de violencia y destrucción de la nación en su conjunto. ¿Podrá el socialismo tropical atajar la catástrofe? Es el gran interrogante y desafío que deja flotando la obra literaria del maestro Fals Borda.
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1. Orlando Fals Borda, 4ª Edición, Bogotá, Centro de Estudios de Pensamiento Alternativo, 2008, 300 págs.