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Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.22 no.67 Bogotá Sept./Dec. 2009

 

Evolución estratégica del conflicto armado en Colombia1

Strategic evolution of the armed conflict in colombia

Fernando Estrada Gallego
Investigador del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales CIPE, Universidad Externado de Colombia. Grupo de investigación OPERA reconocido por Colciencias en la categoría A1. Líneas: Negociación y Resolución de Conflictos Nación y Territorio.


RESUMEN
Este artículo propone una lectura del conflicto armado desde una concepción evolutiva que toma en cuenta el concepto de agencias de protección privada en las obras de Schelling/Nozick/Gambetta. También su objetivo es evaluar la dinámica y los cambios del conflicto desde la propia producción científica del autor. Un contexto de conflictos que comprende nuevas expresiones de violencia, y el fracaso relativo de la reinserción paramilitar, supone emplear nuevos modelos analíticos (argumentación, teoría de juegos e información inconsistente). La evolución reciente de las bandas emergentes y su expansión territorial en zonas que fueron campamentos paramilitares, requiere un seguimiento no sólo del gobierno y las autoridades, sino de quienes investigan el conflicto en su presente fase. El autor propone una heurística de apoyo a la investigación desde la teoría de la estrategia de Schelling, las agencias de protección de Nozick y los aportes recientes de Gambetta sobre las relaciones entre el crimen organizado y los carteles de las drogas.
Palabras claves: Colombia, Conflicto armado, Narcotráfico, Crimen Organizado, Paramilitares, Guerra Contrainsurgente, teoría de Juegos e información inconsistente.


SUMMARY
This article proposes a reading of the armed conflict from an evolutionary design that takes into account the concept of private protection agencies in the works of Schelling / Nozick / Gambetta. Their aim is to assess the dynamics of conflict and changes from its author's scientific output. A context of conflicts that includes new expressions of violence and the relative failure of the paramilitary reintegration involves using new analytical models (argumentation, game theory and inconsistent information). The recent evolution of emerging bands and their expansion into areas that were paramilitary camps requires monitoring not only of the government and the authorities, but those investigating the conflict in the present tense. The author proposes a heuristic research support from the theory of strategy Schelling, agencies and the protection of Nozick, Gambetta recent contributions on the relationship between organized crime and drug cartels.
Keyword: Colombia, armed conflict, drug trafficking, organized crime, paramilitary counterinsurgency war, Game Theory and inconsistent information.


INTRODUCCIÓN

Durante la última década el conflicto armado ha evolucionado. No es posible sin embargo afirmar lo mismo sobre los análisis de algunos investigadores con amplia influencia en la opinión pública. Las siguientes son las hipótesis con mayor alcance para las cuestiones planteadas en nuestra perspectiva:

  1. En Colombia no existen ni conflicto armado ni guerra civil, las agrupaciones paraestatales se desmontaron, las Farc y el Eln están siendo derrotadas (versión oficial del gobierno Uribe, José Obdulio Gaviria, Posada Carbó y Alfredo Rangel<2)
  2. Con respecto a sus relaciones causales, la violencia -y en general el conflicto-, ha evolucionado de manera uniforme, de modo que sus manifestaciones presentes pueden explicarse con métodos semejantes (Daniel Pecaut)3
  3. La violencia colombiana en sus diversas modalidades (homicidios, crímenes o masacres) se deriva del conflicto armado, y viceversa, el conflicto armado es causa en las cadenas de la violencia civil y la anomia Estatal (Waldmann)4.
  4. La estrategia empleada por guerrillas y paramilitares ha terminado siendo análoga tanto respecto a sus objetivos como en sus procedimientos. Un largo proceso de aprendizaje ha recortado sus diferencias (Fernando Cubides, León Valencia)5.
  5. La funcionalidad de las agrupaciones paraestatales y su mantenimiento durante las dos últimas décadas es motivada por el narcotráfico. La economía del narcotráfico y los negocios derivados del mismo son el factor fundamental del conflicto (Duncan, Camacho Guisado)6.

Estas hipótesis expresan enfoques predominantes del análisis sobre la evolución estratégica del conflicto armado. La clasificación no pretende imponer una taxonomía completa y, menos, acreditar posiciones rígidas entre analistas, pero es evidente que recoge en buena medida tanto publicaciones académicas como información divulgada en los medios que cuentan con amplio respaldo en la opinión. Quienes juzgan que durante el gobierno Uribe, Colombia ha consolidado una democracia constitucional con plenas garantías de seguridad y reducción de la violencia (1) comparten también la hipótesis de que los coletazos de violencia no son más que venganzas y retaliaciones entre reductos de los carteles (5). Los analistas que han explicado el conflicto mediante categorías de las ciencias sociales (3) se encuentran próximos a quienes observan regularidades o pequeñas diferencias del conflicto a lo largo del tiempo (2). Aquellos que identifican variables económicas para explicar el conflicto, compartirán una relativa unidad de estrategias y operativos militares entre los agentes de violencia (4) - (5). Extendiendo sus preferencias con el gobierno Uribe, los analistas pueden enfatizar algunas de las hipótesis (1) - (4) - (5). O por el contrario, negarlas (2) - (3).
Es evidente que con la evolución del conflicto armado, los análisis pueden ofrecer una mayor ampliación a las hipótesis anteriores. El conflicto armado y las manifestaciones de la violencia que tiene Colombia en la actualidad presentan continuidades y variaciones. Desde la década de los 80, el narcotráfico ha influenciado los mercados de negocios ilegales: armas, contrabando y drogas, pero ¿cómo ha intervenido en la economía legal en sectores fundamentales: inmobiliario, turismo, transporte, o menos visibles como el sector avícola? ¿Cuáles son los componentes de la comunicación entre el crimen organizado, el secuestro, guerrilla y paramilitares? ¿Qué tanto ha cambiado el conflicto las condiciones de vida urbana y rural en Colombia? Estas son preguntas que no aparecen en la interpretación convencional de la violencia después de los 60.

NUESTRA HIPÓTESIS

Con el propósito de complementar estudios anteriores el presente artículo realiza un balance sobre argumentación y evolución estratégica del conflicto. Comprende límites específicos, su alcance se restringe a problemas abordados a la largo de una década (argumentación y estrategia en las guerras civiles e información asimétrica). El objetivo es presentar un análisis del conflicto y su evolución reciente en el contexto de agencias de seguridad privada. Creo que el estadio evolutivo de la confrontación ofrece aspectos inéditos por contraste con la violencia de los 60 o la guerra entre carteles del narcotráfico durante la década de los 807. Contrario a la hipótesis (1) sostengo que la reinserción de agrupaciones paramilitares como la política de seguridad democrática no ha dado resultados definitivos8. Las agrupaciones guerrilleras no han sido derrotadas y los paramilitares reinsertados han regresado a sus organizaciones (contrario a las hipótesis (1) y (4)). La geografía del conflicto muestra dinámicas de competencia territorial entre agrupaciones paramilitares e insurgentes en coalición con carteles del narcotráfico (hipótesis (5)). Por delante, la evolución del conflicto armado respondería a un mercado potencial de protección y seguridad privada, ampliado por una transformación geográfica y territorial9.

Sustentamos que las cuestiones relacionadas con las causas del conflicto y su evolución durante la última década son parcialmente diferentes de aquellas que tuvieron sus agentes principales (contrario a la hipótesis (2)). Aunque en nuestra perspectiva las organizaciones comportan cada una su propia racionalidad -en el conflicto como en la guerra, los fines y los medios se confunden-, para algunos analistas resulta cómodo sumar los fenómenos en un todo igual: paramilitares, insurgentes, bandas criminales. Pero una tautología no explica lo suficiente. En Colombia los agentes violan las expectativas comunes sobre la conducta normal, en extremos inverosímiles.

Un aspecto poco abordado en la literatura convencional es que una mayoría de integrantes de las agrupaciones paraestatales violan una preferencia generalizada por conservar la propia vida en vez de perderla; en menor grado miembros de las organizaciones criminales que insurgentes o paramilitares. Esa violación se vuelve más inquietante cuanto que las organizaciones paraestatales parecen romper con los dictados de la racionalidad instrumental: los agentes deben preservar su integridad cuando el riesgo de perder la vida sea muy alto. Una correlación de desempleo y analfabetismo con un mercado de incorporación temprana a las redes delictivas, mezclan ingredientes a la maquinaria de un conflicto que ahora tiene mayor complejidad (contrario a la hipótesis (5)).

En el marco explicativo de la violencia en Colombia la geografía ha ocupado un lugar secundario. Los trabajos durante la última década han identificado mapas del conflicto que representan parcialmente los cambios de presencia territorial de las agrupaciones paraestatales. Sin embargo, el mapeo geográfico todavía no permite diferenciar estrategias inéditas dentro de las organizaciones, ni la confrontación territorial entre las mismas. Por ejemplo, ¿cómo puede la geografía de la violencia describir un escalamiento entre insurgentes y paramilitares para apoderarse de áreas donde predomina el contrabando?, ¿cómo explicar los incentivos intragrupales que permiten distribuir y negociar territorios, armas y drogas en zonas froterizas?

Nuestro enfoque expone la necesidad de introducir al análisis del conflicto una geografía crítica. Los mapas deben aproximarse a la estructura de las agrupaciones y dimensionar sus posibles cambios. La movilidad de paramilitares parece corresponder a motivaciones diferentes a las acciones contrainsurgentes adelantadas por la fuerza pública con el apoyo de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso. La guerra por los territorios no busca desplazar a enemigos ideológicos, sino la competencia en un mercado de narcotráfico (Hipótesis (5)). Pero eso no es todo. Porque la geografía del conflicto puede ofrecernos aspectos de la dinámica de cambios en los mapas políticos de ciudades principales y secundarias. En un documento anexo presentamos un modelo de estrategias de competencia territorial entre agrupaciones paraestatales y conflictos dentro de una misma organización.

¿QUÉ SIGNIFICA EVOLUCIÓN ESTRATÉGICA?

Según Schelling10, las teorías del conflicto pueden clasificarse en primer lugar, en aquellas que ven el conflicto como un estado patológico y estudian las causas del mismo y su tratamiento, y en segundo lugar, las que aceptan el conflicto como un hecho consumado, analizan el comportamiento a que da lugar. Dentro de esta última categorización se distingue entre las que analizan en toda su complejidad a los que participan en el conflicto (conductas racionales e irracionales, cálculos y motivaciones) y a las que se enmarcan en un comportamiento más racional (competencia, fin generalizado de ganar y formas de alcanzar este fin).

Es en esta última la que se conoce como estrategia del conflicto. Vamos a enmarcar nuestro análisis bajo esta noción a la Schelling por tres razones. a) Como analistas estamos nosotros mismos tomando posición en el conflicto; b) Tenemos interés en comprender qué tipo de cambios o fenómenos experimentan los agentes principales; c) Es posible que tengamos cierto grado de influencia (directa e indirecta) sobre el comportamiento y las representaciones sociales que se hacen del conflicto, y que por lo tanto, sea relevante comprender las variables sometidas a nuestras posibilidades de actuar. Gráfica 1

La conducta racional es nuestro factor fundamental. El esquema Schelling sugiere comprender la estrategia del conflicto dentro de características diferenciadas de comportamiento racional. Los individuos actúan motivados por incentivos que pueden cuantificarse, desde salarios básicos, bonificaciones o premios por operativos logrados, hasta bienes recaudados por el boleteo, la extorsión o el chantaje. La racionalidad del conflicto se explica con los elementos de una conducta que puede obrar en forma coherente (aunque sus propósitos sean violentos). En cualquier caso no se valora moralmente a los agentes, sino su compleja estructura de racionalidad subyacente. Este aspecto nos interesa extensivamente para analizar estrategias que pueden diferenciarse o cruzarse.

No obstante, limitar el estudio del conflicto a la teoría de la estrategia sería reducir el campo de acción únicamente a la conducta racional, no sólo la conducta inteligente, sino a la motivada por un cálculo consciente de ventajas e inconvenientes, que a su vez se basa en un sistema coherente de valores. De modo que la aplicación práctica de los resultados se reduce. No obstante esta limitación también tiene sus ventajas, ya que la suposición de una conducta racional es sobremanera fecunda, lo que constituye una forma de enfocar el tema que permite el desarrollo de la teoría. Esta manera de abordar la teoría amplía una noción limitada de racionalidad e introduce aspectos de comportamiento claves como: incentivos, confianza, egoísmo, coaliciones y engaños,

Al dar por supuesto el conflicto y operar con la idea de que los participantes tienen que "ganar" no quiere decir que ellos no tengan intereses comunes y éstos sean completamente opuestos, por el contrario, el caso especial o excepcional del conflicto es el conflicto puro, en el que los intereses de los antagonistas son completamente opuestos y se busca el total exterminio del adversario. Ganancia en el lenguaje del conflicto no significa ganancia con respecto al adversario, sino ganancia con respecto al propio sistema de valores (esto se traduce en la posibilidad de negociación, de otorgar concesiones o de persuadir de evitar conductas perjudiciales). Dentro del conflicto debe existir la posibilidad de un arreglo. Por ello, conceptos como intimidación, amenaza, guerra limitada, desarme y negociación, se encuentran íntimamente relacionando la mutua dependencia que puede existir entre los participantes.

De acuerdo con lo anterior, la estrategia no se refiere a la aplicación de la fuerza, sino a lo que Schelling denomina: "la explotación de una fuerza potencial". La estrategia afecta a los enemigos y a los aliados. El interés de la estrategia es que la solución sea mutuamente ventajosa para los participantes. En los términos de la teoría de juegos, los conflictos más interesantes no son aquellos de suma cero, sino aquellos de suma variable, en los que la suma de las ganancias de cada uno de los jugadores no se hallan fijadas de tal modo que el más de uno signifique inexorablemente menos para el otro. La explotación de una fuerza potencial en nuestro estudio puede entonces observarse al comparar cómo se desarrollan las estrategias dentro de una misma organización y cómo se desenvuelven las estrategias de competencia entre agrupaciones diferentes, en territorios claves.

La práctica de la amenaza es importante para estudiar la estrategia. El tema ha experimentado una evolución de la que se pueden extraerse provechosas consecuencias. A través del tiempo se ha aprendido que para que una amenaza sea efectiva resulta que sea creída y que su credibilidad puede depender de los trabajos y riesgos que implicaría su cumplimiento para la parte amenazante. La eficacia de la amenaza depende de la racionalidad del adversario. Se ha aprendido que la amenaza de destrucción masiva solamente puede intimidar a un enemigo si, correlativamente existe una promesa implícita de no destrucción. En nuestro caso, esto quiere decir tomar medidas para modificar el curso de acciones de escala en la confrontación. Acuerdos entre el gobierno y los paramilitares que tuvieron como objetivo limitar las acciones de las Farc o del Eln11.

El proceso mediante el cual ha sido desarrollada la idea de estrategia en el conflicto ha sido bastante lento. Existe gran vaguedad en la teoría existente y poca literatura sobre la misma en el caso colombiano. No hay una metodología sobre la amenaza y la literatura que se puede encontrar sobre ella da solución a problemas inmediatos. Pero, ¿por qué se da esta falta de desarrollo teórico? La respuesta es el hecho de que los servicios militares, a diferencia de casi todas las demás profesiones importantes, carezca de una identificable contrapartida académica. En las brigadas militares y entre los grupos de interés no existen definiciones claras sobre la relevancia del problema.

¿En qué podría consistir una teoría sobre la estrategia en el conflicto colombiano? ¿A qué preguntas trataría de responder? ¿Qué ideas trataría de unificar, aclarar o comunicar de un modo más efectivo? Ante todo debería definir las notas esenciales de la situación y de la conducta adoptada (gobierno, agrupaciones paraestatales). La estrategia tiene como objetivo influir en los actos de la contraparte y hacerlo mediante el influjo sobre lo que ésta espera que sea nuestro comportamiento. Pero, ¿qué sistema de valores dota de credibilidad a esta amenaza? Existen muchos interrogantes que muestran que existe materia suficiente para la creación de una teoría que contribuya a comprender el contexto del conflicto en Colombia. En el trabajo que hemos desarrollado desde esta perspectiva hemos integrado teoría de juegos, información inconsistente, análisis de argumentación y decisión colectiva.

Hay dos extremos que conviene destacar. Uno es que aunque la estrategia del conflicto suena desapasionada, la teoría no trata de la aplicación eficiente de la violencia. El segundo es que una teoría de la estrategia no distingue entre interés común o enemigos en potencia. Estos dos puntos indican que es posible, siguiendo la hipótesis de Schelling, denominar al tema: teoría de la decisión interdependiente. Las agrupaciones paraestatales orientan sus acciones de acuerdo con presunciones sobre datos y hechos, información y estimaciones del bando enemigo. Así mismo la estrategia del gobierno se implementa sobre valores esperados en el comportamiento de la insurgencia, el paramilitarismo o el crimen organizado.

Al concebir que las decisiones estratégicas del conflicto se conduzcan de una manera racional nos permite implícitamente afirmar que la suposición de una conducta racional resulta de utilidad para la generación de una teoría sistemática. Además partiendo de la suposición de la racionalidad se nos obliga a pensar acerca del significado de la irracionalidad. La irracionalidad se define como un sistema incoherente y desordenado de valores que lleva a cálculos erróneos. Muchos de los elementos críticos que integran un modelo de conducta racional pueden ser identificados con tipos concretos de racionalidad o irracionalidad. El sistema de información, el proceso de la decisión colectiva o el parámetro que representa la posibilidad de error o la pérdida de control pueden ser considerados como un intento de formalizar el estudio de la irracionalidad.

La aparente limitación que impone el partir del supuesto de racionalidad queda paliada por dos observaciones: a) entre los declarados enemigos inestables o irracionales se observa a menudo una intuitiva comprensión de los principios de la estrategia. b) una teoría explícita de la decisión racional y de las consecuencias estratégicas de este tipo de decisiones, demuestra que sin lugar a dudas el comportarse de un modo racional en la adopción de decisiones y en la motivación no constituye una ventaja universal en situaciones de conflicto. Muchos de los factores de la racionalidad suponen factores adversos ciertas situaciones estratégicas, es decir puede ser racional no ser racional. Existen defensas que en la teoría de la estrategia pueden verse como deterioros de la racionalidad. Lo anterior también demuestra que ante una amenaza no siempre es una ventaja poseer un eficiente sistema de comunicación, tener una información completa, o hallarse en la situación de poder disponer., plena y libremente, de los propios bienes.

Resumiendo, nuestro enfoque sobre la estrategia en el conflicto es una extensión analítica a los desarrollos originales de Thomas C. Schelling (1960). Una teoría de la estrategia es concebida dentro de relaciones de interdependencia mutua. El comportamiento de quienes compiten por zonas y territorios con economías rentables en un conflicto es lo suficientemente racional (Collier/Skaperdas). La estrategia se relaciona en nuestro caso con los incentivos y las motivaciones: dinero, salarios, drogas, armas, mujeres. Y con una geografía que expone a las poblaciones como objetivo militar o político de los agentes principales del conflicto. La estrategia contiene, además, una lógica en las comunicaciones y en el discurso de los violentos. La información en la guerra cuenta tanto como el uso de las armas, la comunicación de motivos alegados para atacar o defenderse resulta significativamente estratégica (Lakoff).

EN DÓNDE ESTAMOS

¿Por qué tenemos regiones en Colombia que manifiestan una incapacidad tan persistente para el desarrollo económico y social?; La acción colectiva ha sido severamente lesionada por conflictos que apelan a la violencia como instrumento primario. Con el tiempo se han sumado factores más amplios. Regiones del centro del país con ciudades como Bogotá o Medellín que han logrado desarrollo y oportunidades de empleo y que son relativamente superiores a regiones situadas en la periferia como Bojayá y Leticia12. La geografía del desarrollo económico desigual corresponde a desviaciones históricas y sociales sobre cuya importancia no se ha insistido lo suficiente (Lora/Gaviria, 2005)13. Estas condiciones pueden explicarse en parte de acuerdo con la evolución de la institucionalidad y el Estado en Colombia, y responden también a problemas en la conformación de las creencias y la acción colectiva (North, 2007). O como se ha afirmado también por parte de algunos críticos se trata de un problema de confianza. La precariedad de estos factores constituye decisivamente un cambio negativo en la posibilidad misma de lograr mejorar calidad de vida en las zonas azotadas por el conflicto armado. Como ha sido notorio recientemente, la carencia de un capital de confianza ha tenido efectos perversos en el conjunto de la sociedad colombiana (Gaviria 2005)14.

Sin embargo, otra esfera que concentra un interés progresivo entre los analistas se relaciona con el reverso de estas preguntas: ¿Cómo se ha logrado mantener pese a todo el orden social con una actividad productiva? ¿Qué aspectos condicionan o restringen una peor y más extrema debilidad del orden social? Estas inquietudes proyectan sobre los estudios del conflicto cambios en el modo de abordar la información que circula en materiales de propaganda y medios de opinión. Colombia representa para los analistas un laboratorio de investigación de marcados contrastes, una sociedad emprendedora, con indicadores de felicidad óptimos en todas sus regiones15.

Con un mayor predominio si se le compara con las décadas anteriores, durante los 80 las agrupaciones paraestatales (insurgencia, autodefensas y organizaciones criminales) lograron consolidar un negocio rentable: la protección privada. Dados los vacíos que han dejado el Estado y la desconfianza en núcleos claves para el desarrollo económico regional estas agrupaciones fueron ejecutando acciones ilegales en varias regiones del país. En principio, bajo mecanismos sutiles de oferta de protección a bajos costos y luego empleando la intimidación. Paramilitares e insurgentes lograron penetrar la experiencia política local y en algunos casos su intervención excedía relaciones sociales básicas como el vestuario o los gustos de las personas, intervenían -con o sin la autoridad- para resolver disputas y pleitos entre miembros de las comunidades16.

Las agencias de protección delimitaron cambios profundamente decisivos en la geografía territorial que afectarían la gobernabilidad regional. Mientras ampliaban el número de sus frentes en zonas como el Magdalena Medio y Puerto Boyacá, expandían su radio de influencia política en la Costa Pacífica, la Guajira; hacia el sur del país en los departamentos de Cauca y Nariño. Las acciones paraestatales redujeron en ciertas localidades los índices de la delincuencia común (Deas, 1999) pero configuraban estructuralmente una política de redistribución de contratos con destino a obras públicas que nunca se realizaban, socavaban al Estado interviniendo oportunamente donde encontraban vacíos. Las acciones de vigilancia que daban una relativa tranquilidad a los pobladores, comprometían también una suerte de forma contractual a la sombra del Estado17.

La extensión de este mecanismo global de extorsión articularía extensivamente formas parasitarias de contrato social. Las autodefensas intervenían en los poderes locales, salvando las apariencias de una realidad que redujo la gobernabilidad de tres gobiernos consecutivos: Gaviria/Samper/Pastrana. Los efectos con el tiempo han sido devastadores. Se articuló de manera aleatoria un aparato paraestatal que resolvía para determinados sectores altos costos de transacción en sus negocios y aumentaba exponencialmente la desconfianza general. Las alianzas y coaliciones entre autodefensas y carteles de la droga o entre insurgentes y propietarios terratenientes, dieron al traste con la legitimidad del orden constitucional y el poder legítimo en las regiones, ciudades capitales y municipios intermedios.

Un acumulado de necesidades causadas por el desempleo y bajos niveles de ingreso en los municipios crearon también abundante oferta de mano de obra destinada a las agrupaciones paraestatales. Estas agrupaciones lograron incorporar en sus frentes de combate a adolescentes y jóvenes cuyas edades oscilan entre los 13 y los 20 años de edad. Al proveer incentivos básicos para poblaciones necesitadas, las autodefensas y los insurgentes fueron proyectando el miedo en territorios estratégicos para los mercados ilegales. Dentro de las localidades se fomentaron mecanismos ilegales para resolver conflictos domésticos. Quienes lograban el favor de los comandantes de zona aseguraban poder realizar negocios y transacciones delictivas dentro y por fuera de la misma. Este nuevo orden lograba funcionar perfectamente gracias a las manifestaciones complacientes de las entidades y los funcionarios oficiales que coparticipaban de las actividades de los grupos paraestatales, o se hacían los locos.

El balance de influencia de las agencias de protección sobre el conjunto de la realidad colombiana ha sido negativo. Las mafias locales, las autodefensas, la insurgencia y los paramilitares, consiguieron afectar la estructura territorial de las regiones condicionando nuevos estándares culturales. Los incentivos y las creencias en la materialidad del bienestar, junto con una inversión de valores comunitarios, socavarían profundamente los vínculos afirmativos de trabajo, educación y responsabilidad colectiva. Con los acuerdos políticos que lograban asegurar las agencias de protección privada y los gobernantes (parapolítica) se propiciaba un debilitamiento progresivo de la confianza pública. Un panorama de estas magnitudes tenía que afectar estructuralmente a las instituciones.

La configuración territorial de las agencias de protección ha dejado consecuencias concomitantes. Quizás la más sobresaliente es la desconfianza en el Estado y las coaliciones que tienen la élite en Colombia con la delincuencia organizada y los grupos paraestatales. Una fotografía ampliada de la estructura de las agencias de protección privada incorpora nuevas modalidades de organización y mecanismos de contractualismo perverso. Dentro de ésta asoman las imágenes de nuevas bandas del delito y patrones de aprendizaje compartidos (Cubides, 2005). La secuencia de conflictos intracomunitarios ha frenado toda iniciativa de desarrollo y cambio económico y social en poblaciones situadas geográficamente en la periferia. Gráfico 2

La propagación de este estilo de vida y transformaciones inéditas en ciudades intermedias como Pereira, Tulua, Valledupar o Bucaramanga (refugio temporal de comandantes y capos) serían también factores para incrementar la legalización de actividades que encadenan la maquinaria de contrapoderes sobre el gobierno local. La informalidad de la economía y los senderos abiertos por un comercio de contrabando en las fronteras, se confundirán con la economía y la producción legal dentro de una simbiosis dominante. De modo que un doble movimiento entre lo legal y lo mafioso ha llegado a constituir el andamio recursivo entre quienes ofrecen seguridad. Los negocios de la protección privada fueron abriéndose paso dentro de un contexto de poblaciones abandonadas a su suerte. Y la escogencia entre la anarquía o las organizaciones de protección no ha dado que pensar entre quienes toman decisiones de gobierno, sobre todo si los afectados cuentan con recursos adicionales provenientes de negocios con las mismas organizaciones protectoras.

CONTEXTO Y TRAYECTORIA

El análisis del conflicto colombiano impone a los investigadores cierto grado de compromiso y ocasionalmente peligro. Demasiada curiosidad mata. En el fondo, los problemas de investigación sugeridos, conservan un faltante de información sobre detalles en la forma de operar de las organizaciones paraestatales. Sin embargo, con la consolidación de nexos entre organismos nacionales e instituciones internacionales, se ha logrado obtener información valiosa de los mecanismos empleados entre unos y otros. Las confesiones de los capos del narcotráfico y la divulgación de materiales sobre los juicios que adelanta la fiscalía en contra de integrantes de las organizaciones criminales nos permiten algunos elementos para el análisis18.

Es posible trabajar con base en la información recogida en medios así como en los informes que presentan los organismos del sistema judicial. Las ventajas que obtienen los acusados al declarar sobre sus actividades ilícitas, los crímenes y las masacres cometidas son un material de prueba de inmenso valor para el análisis que ha propuesto nuestra investigación. Jorge 40, Mancuso y don Diego, procesados en los Estados Unidos por negocios de narcotráfico y lavado de activos, reportan en sus confesiones detalles de importancia para la elaboración de un cuadro más completo sobre las actividades de sus frentes y la extensión estratégica que tuvo el paramilitarismo durante las últimas décadas.

Las fuentes empleadas en investigaciones recientes presentan un carácter predominantemente descriptivo. En nuestro caso hemos optado por continuar con los trabajos iniciados desde hace una década, contando con un marco referencial proveniente de la teoría de la argumentación, juegos no cooperativos e información asimétrica. Logrando recomponer las técnicas de argumentación y las estructuras racionales de los agentes violentos se puede observar como trabajaron las agrupaciones paraestatales formando coaliciones en territorios estratégicos para comerciar en los mercados del narcotráfico. Avanzar sobre las versiones noveladas del conflicto es un propósito de de nuestro proyecto19.

Un caso que ilustramos fue la reconstrucción del fenómeno del rumor en zonas de conflicto armado. Pudo determinarse con la localización de poblaciones amenazadas cómo operan los vínculos espaciales y la expansión de información tomando en cuenta modelos gráficos de Kowalski / Strojnowsk (Estrada, 2007ª). Esta modelación gráfica permite visualizar las redes de información dentro de una expansión progresiva de naturaleza no lineal. La información opera como una secuencia de relaciones causales que va dispersándose de acuerdo con la fuerza de las creencias individuales y colectivas en una red social particular.

La relación entre información y denuncia, pasa, prima facie, por la fenomenología del rumor. Los individuos que a menudo están dispuestos a denunciar a sus vecinos con el fin de obtener beneficios o protección y seguridad. La denuncia puede tomar otros caminos, una vez que se despacha bajo la forma del rumor ("dicen que", "algunos dicen", "por ahí se dice"). La ocasión creada por el rumor es la oportunidad para el ajuste de cuentas de pequeños altercados o discrepancias. Pero los resultados globales pueden ser lamentables. En esta red de unidades que van trasladando la información y la denuncia se entrecruzan intereses personales y colectivos perversos; los primeros están relacionados con prebendas que recibe quien denuncia, en el segundo caso, la movilización estratégica lleva señas de terror con el fin de intimidar a quienes estén cercanos a las víctimas.

Las unidades de información correlacionadas con el rumor no siempre operan bajo condiciones plenamente estructuradas. Así, un nodo que contiene potencialmente información clave puede relacionarse con puntos estratégicos en la red que se encargaría de reproducir la información en áreas adyacentes. La dirección que toma la información no es lineal y toma desviaciones caprichosas. En otras palabras, lo que tenemos en la estructura es una relación interactiva con evidentes fallos: vacíos de información, distorsión o casos de unidades de la red que se comportan indiferentes. Como puede observase en el siguiente diagrama:

Además de las relaciones de información en redes sociales afectadas por el conflicto armado, nuestra investigación estuvo dirigida a descubrir las estructuras conceptuales que subyacen al discurso de la guerra. Con base en entrevistas y declaraciones de paramilitares e insurgentes (Carlos Castaño, Alfonso Cano, Comandante Gabino), informes y material de divulgación tanto impreso como digital, logramos diseñar una cartografía de las metáforas y analogías empleadas por los agentes violentos. Este trabajo tuvo como objetivo poner las teorías de Lakoff (1999), Facounnier (2000) al servicio de nuestro análisis localizado en Colombia20.

CORRELACIONES ESTRATÉGICAS

Esta investigación ha evitado dos tipos de desviación en el análisis del conflicto armado. La primera, una marcada tendencia a tributar a los agentes protagonismo. Las versiones periodísticas sobre la historia de las autodefensas y la insurgencia, trabajan con un objetivo espectacular, exponiendo a los criminales como héroes a la Robin Hood. La segunda desviación consiste en el prejuicio de observar en forma aislada los negocios de las organizaciones paraestatales, cada agrupación ha sido presentada dentro de sistemas estratégicos diferentes. La carencia de una lógica conjunta sobre los mecanismos operacionales y la estructura compartida entre las organizaciones son dos aspectos una misma realidad que poco se ha investigado (Hipótesis (4)).

Durante la fase inicial del gobierno Uribe, el programa de reinserción de diversos frentes paramilitares estuvo (como hasta ahora) acompañado de una retórica triunfalista sobre la finalización de estas organizaciones criminales. Muchos académicos compartieron con Uribe el proyecto para desmontar los ejércitos irregulares que habían causado numerosas masacres durante la última década. Se organizaron comisiones con diferentes propósitos: conseguir apoyo financiero y respaldo entre la comunidad internacional, crear una memoria sobre las víctimas, comprometer a empresarios e industriales con el ofrecimiento de empleo para soldados reinsertados. La extensión del proyecto gubernamental de reinserción paramilitar tuvo una propaganda de notable influencia en los medios. Un grado delirante de confianza condujo a juzgar la inexistencia del conflicto armado (Hipótesis (1))21.

Pero la realidad ha desbordado a la ideología. Existe evidencia sobre la reestructuración del paramilitarismo y la renovación de coaliciones entre los carteles de las drogas y agrupaciones emergentes para ocupar territorios, negocios ilegales y envío de drogas ilícitas a los mercados internacionales22. Las novedosas formas de competir entre las agrupaciones paraestatales corresponden ante todo a pequeñas unidades de combate, y los sistemas de información que usan se encuentran diseñados para desmarcarse rápidamente de cualquier ataque enemigo. Concentrando sus laboratorios en localidades menos extensas las agencias de protección y de narcotráfico logran mantener un mercado potencial lo suficientemente estable23.

La expresividad de las bandas emergentes ha heredado los operativos que por tradición emplearon insurgentes y paramilitares: boleteo a las poblaciones, amenaza a los gobiernos locales, desplazamiento de núcleos poblacionales y asesinato de líderes indígenas y campesinos. Este aprendizaje se combina con un trabajo de inteligencia e información que selecciona por nombre a las víctimas (Hipótesis (4)). En la fase de reacomodamiento estratégico las agrupaciones escalan una guerra por el predominio territorial. Y aunque su accionar es relativamente independiente, comparten la competencia por ofrecer seguridad a quienes pueden pagar mientras una mayoría de las poblaciones queda expuesta a la extorción y la amenaza. Gráfico 4

Este gráfico ofrece elementos para explicar la frecuencia e intensidad del conflicto armado. Se observa que el conflicto desciende su intensidad cuando crece la asimetría tanto de los recursos agresivos como de los defensivos entre las agrupaciones paraestatales. Es plausible, en especial en el extremo de la asimetría partir del supuesto de que una facción minoritaria cuyas posibilidades de éxito en una confrontación militar son abismalmente bajas con poca probabilidad de que tome las armas. No es posible conocer en nuestro caso la forma de esta relación total i. e., cuando los frentes que combaten son de fuerza semejante, también pueden ser reacios a iniciar una guerra de alto costo con un resultado incierto. A medida que crece la asimetría, la agrupación más fuerte puede sentir la tentación de comportarse más opresivamente y desencadenar una reacción. Al evaluar la presente fase del conflicto vemos diferencias con la asimetría creciente que llegó a su pico más alto con las acciones paramilitares.

Durante este período el conflicto se ha desenvuelto entre agrupaciones paraestatales no plenamente diferenciadas (Hipótesis (2), (4)). Sus técnicas de localización territorial y sus medios de lucha están integrados a un proceso de mutuo aprendizaje. Puede observarse que en los extremos de máxima asimetría su distancia no resulta demasiado pronunciada. Entre las líneas que se interceptan en el extremo derecho, el ángulo reflejo de sus acciones es pequeño. En otras palabras, mientras las posibilidades están muy en contra de la agrupación más débil, la factibilidad de que estalle una confrontación podría ser, ceteris paribus, superior entre la fuerza pública y las Farc o el Eln, que entre la fuerza pública y las agrupaciones emergentes (paramilitares). Empíricamente esto sucedió cuando la coalición entre los frentes paramilitares encontró consonancia con los objetivos militares de la fuerza pública.

En muchos casos las lealtades ideológicas o los incentivos económicos obraban coherentemente a favor de la consecución de mayores recursos combativos. Estos pudieron mantenerse de manera temporal. Cada agrupación establecía normativamente condiciones de reclutamiento, zonas de formación, operativos, salarios y provisiones; se combate por lealtades exclusivas sobretodo cuando se intensifica la confrontación. En las zonas de influencia territorial las poblaciones experimentaban temores de asimilación o de aniquilación en el otro bando y excluían la empatía inducida por sensibilidades y creencias compartidas. Sintetizando, resultaba razonable durante el período de alta frecuencia del conflicto armado encontrar expresiones de respaldo hacia las agrupaciones paraestatales. En regiones como la Serranía de San Lucas, el Magdalena Medio o la Costa Pacífica, los paramilitares lograron un "capital de respaldo" que lograban propagar entre los pobladores, y que en tiempos de las masacres, condujo a diferenciar los frentes y sus negocios con mayor cautela para no ser confundidos con la identidad de las Farc o del Eln.

EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO

Relacionar las agrupaciones paraestatales (autodefensas, paramilitares, insurgentes, organizaciones criminales) con un período específico de la historia en Colombia es bastante común24. Las periodizaciones, sin embargo, tienden a presentar como causa originaria de la violencia una inadecuada distribución de la propiedad, la naturaleza feudal de los vínculos entre campesinos y terratenientes hacia finales del siglo XIX. Una evidente inequidad social y económica, que se ampliaría considerablemente con la carencia de un sólido sistema político e institucional. Una clase dirigente distante fue propiciando la agudización extrema del fanatismo político que tendría con la violencia bipartidista de los años 50 una de sus expresiones duraderas.

Pero si la guerrilla colombiana en su confrontación con el Estado es discursivamente heredera de guerras del siglo XIX, este juicio no tiene la misma fuerza en el caso de agrupaciones irregulares, como las autodefensas y los paramilitares durante la segunda mitad del siglo XX25. El surgimiento y la evolución del paramilitarismo y sus relaciones con los carteles del narcotráfico responden a unas condiciones bastante concretas y diferenciadas. Estas se relacionan con un mundo determinado por nuevos valores: consumo, delincuencia y concentración demográfica de la pobreza urbana. Una mezcla de ingredientes que ofrece oportunidades a quienes puedan demostrar mayor fuerza para negociar y ofrecer protección en las regiones donde se realizan intensos conflictos territoriales (Hipótesis (2), (5)).

Una falacia fomentada en los análisis sugiere que la espiral del conflicto creció tanto como la agresividad de los medios empleados26. Si durante la violencia original de mediados del siglo XX, liberales y conservadores defendieron sus convicciones matando y rematando, se cree que después de la década del 80, las venganzas y retaliaciones se agudizaron gracias al armamento sofisticado que se compraba con los capitales del narcotráfico27 (Hipótesis (5)). Esta interpretación es parcialmente correcta. Antes como ahora quienes se enfrentan por territorios y poblaciones, lo hacen motivados también por venganzas, estafas y duelos de honor. Las generaciones de agentes violentos que nos dejó la denominada violencia clásica lograrían mantener sus causas dentro de un marco de alegatos y disputas más complejo28.

Sin embargo, como hemos subrayado, la evolución de abundante evidencia en contra de las agrupaciones paraestatales contrasta con pocas novedades en los modelos de investigación. La literatura efectista carece base empírica y sus relaciones analíticas son poco consistentes. Varios autores están más interesados en propagar lugares comunes que en relacionar sus fuentes de información (Hipótesis (1)).

HEURÍSTICA

En un contexto de esta naturaleza se requiere trabajar sobre el objeto con herramientas de mayor densidad conceptual. Las investigaciones académicas sobre los fenómenos descritos se han complementado en nuestra perspectiva con los siguientes componentes:

  1. La idea de explicar la guerra en Colombia tomando como fundamento la evolución y los desarrollos de las agencias de protección privada se ha relacionado con la generación progresiva de un mercado potencial que comienza entre ganaderos y empresarios del Magdalena Medio y Puerto Boyacá, se extiende por toda la geografía política de la Costa Pacífica, entre contrabandistas y políticos locales en zonas de fronteras; los corredores del Urabá Antioqueño a partir de inversiones en cultivos de palma de aceite; los departamentos del Sur: Caquetá y Putumayo, con sembrados extensos de coca, y extendiéndose hacia los territorios del Norte del Valle, Cauca y Nariño, desencadenando retaliaciones orgánicas con una tradición violenta desde los años 6029.Nuestra investigación sobre las agencias de seguridad privada en conflictos emergentes halla entre sus fuentes originarias la obra de Robert Nozick: Anarchy, State and Utopia (1974). Los méritos analíticos del concepto nozickiano están relacionados con haber expuesto en forma completa los componentes principales de las agencias de protección privada dentro de un modelo de mercado30. Además de situar las condiciones estratégicas de estas agencias dentro del proceso evolutivo de un contractualismo político incompleto. La estructura de competencia por la protección privada en una sociedad con conflictos irregulares, desencadena una espiral creciente de mayor violencia por parte de sus agentes principales. El trabajo que realizamos ha logrado avanzar en una dirección complementaria31. Otro referente en el campo de juegos estratégicos y lógicas del comportamiento en conflictos irregulares han sido la obra de Thomas Schelling: The Strategic of Conflict (1960) y Choise and Consecuence (1984). En ambos trabajos encontramos ideas para comprender las correlaciones entre formas organizadas del crimen con modalidades informales de la economía. Una teoría de la comunicación indirecta que desempeña un papel fundamental en casos como la amenaza y el soborno32. Las coaliciones logradas entre paramilitares y carteles de las drogas después de los 90, o los vínculos entre comerciantes contrabandistas e insurgencia (Farc, Eln) reflejan aspectos del crimen organizado sobre una lucha originaria con otros motivos causales.
  2. La investigación realizada por Diego Gambetta sobre La mafia siciliana (2003) reúne parcialmente el marco analítico Schelling/Nozick dentro de unos objetivos relevantes para la investigación del caso colombiano. Nos interesa explorar la dirección que toma el trabajo de Gambetta básicamente en los siguientes aspectos: (a) la idea de la industria de la protección como un mercado potencial; (b) las relaciones comparativas que establece entre mercados de protección ordenados y mercados de protección desordenados. Los trabajos que hemos elaborado sobre la información y el rumor en zonas de conflicto (Estrada, 2006), serán complementados con la idea que desarrolla Gambetta sobre las marcas registradas y los mecanismos de comunicación e información usados por organizaciones criminales.

Una extensa variedad de prejuicios ha ganado terreno entre quienes proponen observaciones sobre vínculos entre agrupaciones paraestatales y carteles de las drogas (Hipótesis (3), (5)). Una creencia de amplia aceptación encuentra que la protección y la seguridad resultan marginales a los objetivos del conflicto armado. Esta idea sugiere una versión atomizada de los mercados ilegales según la cual cada unidad en el negocio actúa con independencia de las demás. El capo interviene en la cadena del conflicto sólo de manera indirecta, pues sus objetivos se concentran en las rutas de envío, el lavado de activos o los negocios de contrabando en las fronteras. Acciones orientadas a ofrecer o demandar protección, corresponden con agentes violentos de menor peso en la cadena completa del delito. Sin embargo, las relaciones entre los carteles con el paramilitarismo o entre los carteles y la guerrilla, tanto como las relaciones que tienen organizaciones criminales con eslabones menores de la cadena, concuerdan en numerosos objetivos33.

Ha demostrado Gambetta (2003) para el caso de la mafia siciliana que la protección privada es una "actividad central de una mafia bien ordenada. Los que reciben protección pueden sentirla molesta, pero no suelen considerarla inútil, y muchas más veces de lo que se imagina en general, la buscan activamente". Esta observación en el caso colombiano encuentra objeciones dada la aparente anarquía que reina entre las agrupaciones emergentes; sin embargo, cierto desorden en la modalidad de los negocios no significa que las formas como opera la seguridad no representen un comercio de alta rentabilidad. De hecho es posible verificar con la evolución del conflicto luchas por el monopolio de negocios ilegales en los municipios y las regiones.

Las razones para esta confusión se relacionan con estudios que privilegian aspectos del problema con tendencia a la espectacularidad. Las categorías y los conceptos centrales para definir el conflicto siguen dentro de una esfera conformada por lugares comunes. Es necesario avanzar lo suficiente con estructuras de estudio menos periodísticas. Otro de los prejuicios subraya la inexistencia del conflicto armado, algunos analistas invocan mágicamente la solución con esta fórmula. "Crimen organizado", "bandas emergentes", "guerrilla" o "paramilitares", se emplean como denominadores para describir en muchos casos la misma cosa. El problema de base es complejo por la naturaleza dificultosa encontrada en las fuentes. Una variedad de motivos exigen en el caso colombiano una reestructuración y trabajo sobre materiales que han sido "pateados por los ángeles" (John L. Austin).

Existe primero la necesidad de establecer un marco de referencia conceptual diferenciado para los agentes, las organizaciones, los carteles, los proveedores y compradores de protección. Así como reconocer que en medio siglo de actividades comunes, las agrupaciones paraestatales han logrado propiciar un mercado ilegal que cuenta con su propia dinámica entre grandes inversionistas. Cómo han afectado los circuitos regionales del mercado ilegal de protección las costumbres propias de cada región en Colombia: alcaldías, concejos municipales, comercio organizado. Una adecuada comprensión de estas diferencias corresponde también a un tema fundamental de la economía política: cómo se han incorporado la protección privada y los mercados ilegales a la estructura general de economía formal en Colombia (Problemas que controvierten las hipótesis (1), (2), (3), (5)).

EXPANSIÓN TERRITORIAL

Esta unidad de problemas se encuentra próxima a los trabajos desarrollados por Garfinkel / Skaperdas (2007) en el sentido de explorar cómo los conflictos derivados de las guerras civiles guardan relación con modalidades defectuosas de competencia por los recursos económicos. Más específicamente, los análisis realizados en el contexto de las guerras civiles evidencian una marcada tendencia a la conformación subyacente de negocios de escala que operan sobre los derechos de propiedad y una oferta extendida de protección privada. Los autores denominan a este fenómeno: tecnologías del conflicto. Nuestro objetivo es semejante en la medida en que también buscamos investigar los efectos del mercado ilegal de protección privada sobre los ingresos económicos: los aspectos determinantes en la distribución de los poderes mafiosos locales o los modos cómo una agrupación paraestatal se relaciona defectivamente con la productividad marginal en territorios que permanecen en disputa. En otras palabras significa preguntar cómo opera la protección en los mercados informales dependiendo de la intensidad de la competencia y la demanda que hacen los ciudadanos por mayor seguridad.

El marco analítico de Garfinkel /Skaperdas, nos ha servido además para observar los mecanismos de adaptabilidad y cambio que tienen las agrupaciones dentro de una zona territorial determinada. La formación de coaliciones entre distintos frentes en estas regiones o departamentos y la constitución empírica de alianzas entre varias organizaciones. Qué elementos de conducta económica prevalecen entre las unidades de combate: los comandantes y la tropa regular. Qué incentivos para la acumulación de capitales y qué influencias específicas pueden tener los mercados ilegales entre quienes determinan decisiones del mercado. El papel de los gobernantes y la coparticipación de los poderes políticos en la distribución de los recursos en zonas bajo la presión de paramilitares e insurgentes34.

En investigaciones recientes sobre dinámicas y cambios del conflicto armado en Colombia se cuenta con una amplia agenda de problemas: ¿Qué tanto ha cambiado la geografía política y territorial desde la reinserción y la entrega de los frentes paramilitares?, ¿En manos de quienes han quedado las zonas y regiones protegidas y explotadas por las Farc y el Eln durante el gobierno Uribe? ¿Cómo ha recuperado el Estado presencia territorial en regiones competidas hasta hace poco por paramilitares y guerrilla? ¿En qué consiste propiamente esta presencia del Estado y cuáles son las políticas de gobierno en regiones como el Pacífico y el Urabá chocoano?

Estas preguntas requieren una mirada sobre diferentes aspectos económicos y de geografía social, así como un análisis de las estrategias que correlacionan los movimientos entre paramilitares (águilas negras, los paisas, los rastrojos), carteles del narcotráfico y frentes guerrilleros. Procedamos con una hipótesis auxiliar en nuestro enfoque: la encrucijada militar de las Farc durante el gobierno Uribe y el programa de reinserción de los paramilitares no han significado el estadio último del conflicto, antes bien sustentamos que tales condiciones han obligado a los agentes violentos a modificar sus planes operacionales y encontrar coaliciones para mantener su predominio y su poder político local35, (Hipótesis contraria a (1), (2))

En varios resultados de investigación reciente las agencias de protección se presentan como actores unitarios, con estrategias y objetivos homogéneos, unidad de control territorial y unidad de organización. Nada más alejado de la realidad. Porque las agrupaciones paraestatales, sobre todo durante el gobierno Uribe han sido forzadas a lograr ajustes internos en sus frentes, movimientos entre mandos medios y superiores (Paramilitares, Farc, Eln) y coaliciones militares en regiones extensas del país (Contrario a Hipótesis (5)). Las dinámicas estratégicas tienden a diferenciar identidades. Nuevos denominadores semánticos (águilas negras) se combinan con un aprendizaje adquirido en el terreno del conflicto. A la vez, quienes son afectados en las zonas bajo control paraestatal buscan mecanismos para proteger sus intereses y propiedades.

Dentro de este esquema de proyecciones territoriales, ganaderos, empresarios, terratenientes y comerciantes buscan de nuevo reducir sus costos de transacción. La protección y la seguridad retornan como mercancías atractivas entre paramilitares e insurgentes. A lo largo del último siglo se ha desarrollado informalmente un sistema de interconexión entre autodefensas e insurgentes que buscan reemplazar la fuerza y legitimidad del Estado. De manera que los intereses afectados (bienes, propiedades, negocios, familias) y los recursos pagados no se cobren individualmente. Quienes trabajan del lado de la oferta saben bien lo que hacen: asociados mutuamente, guerrilleros y paramilitares, organizaciones criminales y secuestradores, han entrado en estrechas relaciones estratégicas en territorios claves de las geografía regional. En contadas ocasiones la división del trabajo dependerá de especialidades que van desde el hurto callejero hasta la masacre, pasando por el secuestro y la extorción.

Es probable que en semejante situación los incentivos individuales como resultado de la fragmentación terminen afectando las acciones colectivas36. Y que la campaña de recompensas del gobierno debilite progresivamente a las Farc. Las reinserciones individuales obran positivamente en el balance de operativos de la fuerza pública. Aunque para expertos las cifras oficiales sean exageradas (Isaza 2009). Las preguntas centrales giran sobre presupuestos menos esperanzadores: reacomodación contrainsurgente, división territorial y negociaciones entre agentes políticos y comandantes; escalamiento del conflicto dentro de una secuencia ascendente: intimidación, extorción, amenaza, crímenes selectivos. Una de las cuestiones claves en este panorama: ¿cómo se establecerán los equilibrios intraorganizacionales y la competencia por los recursos locales entre las agrupaciones paraestatales que ahora reemplazan a paramilitares e insurgentes?

Las investigaciones en el contexto de las guerras civiles internacionales pueden resultar prometedoras para observar mejor nuestro caso. Las relaciones entre agrupaciones paraestatales y las relaciones internas entre los miembros de una misma organización, así como su expansión geográfica y estratégica, resultan fundamentales para comprender las tendencias territoriales del conflicto en Colombia. De modo que parte de nuestro objetivo próximo es realizar una valoración parcial de estos problemas concretos en el contexto colombiano. Veremos si las dinámicas que determinan los cambios a nivel local comparten aspectos específicos con otras regiones en el resto del mundo.

BANDAS EMERGENTES

La desmembración política de las agrupaciones paraestatales constituye uno de los aspectos más difíciles de abordar. ¿Deberíamos decir des-ideologización? Tomar las armas ¿contra el Estado? o ¿desde el Estado? para ¿combatir quienes se oponen al Estado? Este doble movimiento desencadena una forma engañosa de plantear el problema. Si la política se ha extraviado en el conflicto, ¿cuáles son las razones? Lo argumentado por diversos analistas es que el negocio de las drogas y el narcotráfico explican todo (Hipótesis (5)). De nuevo, esto significa meter todo dentro de una misma canasta.

Y ¿si no fuera así? ¿Si la base social y los incentivos han operado con diferencias? la pregunta monocausal resulta tan defectuosa como su respuesta, ceteris paribus, explicaciones que colocan dentro de un mismo nivel: estrategias, objetivos, política, armamento. La necesidad de diferenciar y elaborar una reclasificación (por regiones, territorios, incentivos, recursos y poder), resulta fundamental. Los cambios provistos en localidades como Puerto Triunfo y Puerto Boyacá, después del programa de reinserción de paramilitares, son suficientes para comprender que nos equivocamos al simplificar el conflicto y su resolución.

El caso de la identidad estratégica de las bandas emergentes merece punto aparte. ¿Se trata del rearme del paramilitarismo? ¿Puro negocio de narcotráfico? ¿Quiénes son sus mandos menos "espectaculares"? ¿Quién paga? ¿Qué espacio de poder político/ militar proyectan? Preguntas cuyas respuestas exigen un replanteamiento de geografía crítica y lógica de extensión en las localidades. Las explicaciones dividen posiciones entre quienes encuentran en las bandas emergentes una expresión fragmentada de delincuencia común y crimen organizado, o quienes observan con preocupación el rearme y consolidación en antiguos territorios del paramilitarismo. El panorama es nebuloso. Lo cierto, sin embargo, es que las acciones de criminalidad urbana en ciudades fronterizas y los negocios ilegales, revelan una expansión estratégica cuya geografía no se ha estudiado todavía.

Parte de la geografía convencional se ha usado con la finalidad de desviar la atención sobre zonas críticas del conflicto. Se aprovechan los temores y se alimenta la hostilidad. Dependiendo de la fuente que suministre la información se abusa de la cartografía para elaborar interpretaciones. Un mapa se presenta como la realidad, sin embargo, los mapas no son la realidad. Es posible que nuevos estudios de geografía crítica nos enseñen, por ejemplo, no sólo dentro de cuáles regiones o zonas del país existe expansión de las bandas emergentes, sino que contribuyan a definir mejor cuáles son las dinámicas de transición y aprendizaje de las agrupaciones paraestatales. Si las bandas emergentes son paramilitares debería poder exponerse qué novedades o cambios comporta sus proyecciones territoriales y estratégicas37.

El programa de desarme, desmovilización y reintegración (DDR) del paramilitarismo, ¿Ha fracasado? Siendo negativa su respuesta, ¿qué explica el regreso de miembros combatientes a las zonas que fueron de predominio paramilitar? Existen numerosas inquietudes que manifiestan severas dificultades institucionales para manejar un problema de dimensiones que superan los límites de gobierno. Sin embargo, en el caso colombiano, los vacíos del programa parecen responder a concepciones originales del proceso con severas limitaciones. Los excombatientes no entregaron todas sus armas. Empresarios, comerciantes y, en general, los sectores económicos no dieron respaldo a las expectativas de empleo y ocupación. Y progresivamente los incentivos del programa han ido cediendo su paso a nuevas demandas y propuestas en el mercado de protección. La influencia negativa de estos factores, sumada a retaliaciones y crímenes de excombatientes, reproduce elementos que merecen estudio (argumento contraevidente a la hipótesis (1)).

Si la política de gobierno es confundir a las bandas emergentes con narcotraficantes, existen razones para contrastar sus hipótesis. Las bandas emergentes, se afirma, no cuentan con una ideología contrainsurgente -lo que las separa del paramilitarismo-. Las agrupaciones paramilitares, que se constituyeron y evolucionaron desde Puerto Boyacá durante los 80, hasta los frentes del Bloque Calima, dominantes en la región pacífica, ¿Se organizaron alrededor de un programa contrainsurgente? No es claro. Primero, porque sus estructuras no conservaron uniformidad de mando (cada frente surgía y respondía a demandas específicas de quienes financiaban su creación). Segundo, sus miembros no compartían recursos provenientes de un único proveedor. Tercero, sus declaraciones y comunicados no se concebían ideológicamente. La "ideología paramilitar" fue más un artificio realidad38.

Algunos trabajos han explorado las relaciones entre paramilitares y poderes regionales39. La documentación hallada en archivos informáticos y papeles (letras, pagarés o recibos de cuaderno) establece una clara influencia en los mecanismos de contratación, transferencias y los recursos de departamentos y cabeceras municipales. Los flujos capitales inyectados a las economías regionales por el narcotráfico estuvieron amparados por los señores de la guerra40.

CONCLUSIONES

Lejos de ordenarse de acuerdo con planes estratégicos de una sola organización, las bandas emergentes se han vuelto cada vez más comunes, a pesar de la hostilidad causada por el gobierno Uribe y la propaganda en su contra (Hipótesis (1), (5)), han demostrado ser devastadoramente eficaces. La ideología que moviliza sus acciones en regiones como Córdoba, Cauca, Valle, Nariño o la Guajira, no es política, ni siquiera puede calificarse como estrategia contrainsurgente, sino más bien una narrativa específica de necesidades básicas insatisfechas. Es posible creer que en condiciones de desesperación el desempleo, por ejemplo, llegue a ser una política efectiva41.

Esta interpretación del sufrimiento agita la voluntad de violencia si centra su atención en un culpable (el Estado) que a su vez puede aislar las causas de la violencia dirigiéndose con indiferencia del problema. Estas unidades narrativas se ofrecen como medio para justificar causas completamente alejadas de sus orígenes. Las bandas emergentes o paramilitares, la guerrilla y las organizaciones criminales tienen suficiente discurso a favor de sus objetivos estratégicos. Si el sufrimiento se interpreta como natural o sin causa se considerará una desgracia en vez de una injusticia y producirá resignación en vez de rebelión. Por lo tanto, mafiosos, guerrilleros o paramilitares, alegan sus causas en discursos que buscan acusar, antes que asumir la condición de victimarios.

Sucedió con las Farc desde sus orígenes en Marquetalia, con las autodefensas del Magdalena Medio, con el MAS (muerte a secuestradores), con las autodefensas de Córdoba y el Urabá Antioqueño, con los paramilitares al mando de Ramón Isaza y con las Águilas Negras, bajo el mando de Don Mario, todos y cada uno de los agentes principales del conflicto se entregan a un discurso de culpabilización. Interpretan las acciones de sus enemigos como crímenes, insertándolas en un discurso omnicomprensivo sobre lo monstruoso de sus actos. Las campañas de extensión y predominio territorial, desplazamientos poblacionales y exterminio en las regiones debían realizarse también creando un mito observado que ayudará a sustentar la conspiración.

Demonizar a sus enemigos y responsabilizarlos de las atrocidades de la guerra no sólo contribuyó a neutralizar los escrúpulos por matar campesinos e indígenas ("guerrilleros vestidos de civiles" afirmaban Jorge 40 y Carlos Castaño). Supuestamente también ayudó a intensificar reclutamientos a favor de su causa. Si las regiones en donde operan las agrupaciones no contaban -o en forma limitada- con una presencia legítima de los organismos del Estado, la oportunidad resultaba singular para alegar la necesidad de su presencia, y la disciplina que imponían sobre las poblaciones. El enemigo debía observarse como destructor de la convivencia pacífica, el Estado como indiferente y aislado hacia el centro. Esta era la condensación de su ideología. Pero las causas alegadas en el discurso ocultan intereses de superior alcance delictivo y criminal.

Una ideología que había demacrado su identidad política. Las acciones de las bandas emergentes parecen definirse instrumentalmente por la economía del narcotráfico y el dominio de la geografía estratégica. Los reclutamientos de jóvenes y adolecentes, realizados preferentemente en zonas deprimidas de Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga o Barranquilla, muestran que lo fundamental no es el convencimiento doctrinario. Para algunos el salvamento emergente de su desempleo y pobreza, para los principales la incorporación de mano de obra con bajos riesgos. Hemos pasado desde la violencia clásica de los 60, bajo imperativos encubiertos por el discurso de la Guerra Fría, hacia un subproducto de la primera década del siglo XXI, en donde los conflictos de interés entre agrupaciones paraestatales, se reduce a los mercados de las drogas y el narcotráfico (hipótesis (5)).

Lo que hemos buscado en este balance de investigaciones sobre el conflicto en Colombia es contratar nuestro trabajo con algunas de las hipótesis más influyentes entre la opinión pública. De ninguna manera se han cubierto los artículos o libros divulgados en la última década, como tampoco hemos examinado en su plenitud los autores que se ocupan del conflicto. Las hipótesis que hemos propuesto como versiones predominantes, se han esquematizado dejando por fuera detalles que no afectan el conjunto. En la introducción afirmábamos que no se trata de caricaturas, sino de creencias fuertemente arraigadas entre quienes exponen sus teorías sobre el conflicto colombiano.

Demostramos, contrario a la hipótesis (1), que efectivamente tenemos razones para desconfiar de las versiones sobre el final del conflicto armado y el desmonte definitivo de las agrupaciones paramilitares. Los hechos de la guerra son contundentes y nos demuestran que las Farc, aunque mermadas en su accionar, siguen intactas estructuralmente. Y los paramilitares lograron vender a un precio relativamente bajo la idea de su reinserción; en realidad, mantuvieron campamentos de retaguardia con Vicente Castaño y los nuevos jefes de las bandas emergentes (Don Mario, Los Rastrojos). El conflicto armado en Colombia ha tomado nuevos rostros, como en la metáfora de Clausewitz

Una explicación causal del conflicto armado (Hipótesis (2), (3)) ha sido complementada en nuestro enfoque desde una teoría de la estrategia a la Schelling/Nozick. Creemos que abordar el conflicto desde las estrategias y la geografía territorial promete observaciones menos simples. Las nuevas guerras no significan necesariamente rupturas radicales con las estrategias de los agentes violentos de los 60, pero sin duda se incorporan aspectos que, como el narcotráfico y el contrabando, son variables cuya explicación resulta más compleja. La teoría de juegos e información asimétrica y el análisis del discurso contribuyen sustancialmente a mejorar los métodos de investigación.

Aunque existen suficientes aspectos de analogía en las estrategia y las operaciones de guerrilleros y paramilitares, hemos sugerido que los análisis sobre el conflicto colombiano deben mostrar las diferencias entre las agrupaciones paraestatales. No sólo porque después de la década de los 80, el narcotráfico ha intervenido decisivamente, sino porque la geografía de territorios y las combinaciones de lucha no se han estudiado suficientemente. Una geografía del conflicto armado debería proveer herramientas para comprender también el impacto de la guerra en los recursos naturales, por ejemplo. Nuestro enfoque es complementario a la Hipótesis (4) de la introducción.

Finalmente, sustentamos que si bien la economía del narcotráfico ha filtrado la estructura de las agrupaciones paraestatales, fomentando una competencia en los mercados de protección y seguridad privada, el narcotráfico no explica absolutamente todas las fuentes de la violencia en Colombia. La estrategia del conflicto armado dispone en sus agentes principales de incentivos fuertemente arraigados en relaciones económicas desiguales. Diferencias entre las regiones del centro y de la periferia del país, modernidades y formas de desarrollo asimétricas, pobreza, desempleo y corrupción. Estas son variables en las que no interviene directamente el narcotráfico, pero constituyen parte de mentalidades históricas que requieren nuestro análisis.


COMENTARIOS

1. El autor agradece las observaciones a una versión preliminar del texto realizadas por José Daniel Parra y Fernand Rodríguez. Las condiciones creadas para el proyecto por Roberto Hinestrosa Rey, Decano Fundador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. Del mismo modo a Juan Camilo Rodríguez, Coordinador General del CIPE, y los jurados anónimos de la Revista Análisis Político

2. OBDULIO Gaviria José, Sofismas del terrorismo en Colombia, Bogotá, Editorial Planeta, 2005; POSADA Carbó, Eduardo, La nación soñada, Bogotá, Editorial Norma, 2006, pp. 388; aunque menos dogmático que el primero en sus posiciones públicas, los informes y columnas del periodista Alfredo Rangel, han terminado por convertirse en eco del gobierno Uribe: "Viva el Plan Colombia" (Semana, 21/03/2009); "El despiste de Alan Jara" (Semana, 21/02/2009); "En qué quedaron las Farc?", (Semana, 16/03/2008). Rangel representa una tendencia reaccionaria durante la última década y un claro defensor de sectores económicos beneficiados por el gobierno Uribe. Una ampliación del cambio en sus posiciones en: http://www.seguridadydemocracia.org/

3. Daniel Pecaut planteaba esta hipótesis en su reconocido ensayo: Pasado, presente y futuro de la violencia, "La Violencias e ha convertido en un modo de funcionamiento de la sociedad dando nacimiento a redes diversas de influencia sobre la población y a regulaciones oficiosas. No conviene analizarla como una realidad provisoria. Todo sugiere que ha creado una situación durable", Revista Análisis Político, 30, 1997, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia.

4. WALDMANN Peter, Guerra civil, terrorismo y anomia, Bogotá, Editorial Norma, 2007, pp. 304. La posición de Waldmann refleja una variante interpretativa que ha sido acogida entre analistas cuyas fuentes se limitan a medios de opinión. No se trata de un juicio crítico extensivo a la obra de Waldmann, pero sus observaciones sobre el caso colombiano son forzadas a respaldar esta hipótesis. La Revista Análisis Político ha publicado también: "La cotidianización de la violencia en Colombia", 32, sep/dic. 1997, pp.

5. En su obra Fernando Cubides ha reseñado diferencias fundamentales de estrategia entre paramilitares e insurgentes, pero también ha colocado énfasis en los fenómenos de imitación y aprendizaje mutuo, véase: Burocracias armadas, Bogotá, Editorial Norma, pp. 200; Por su parte, los informes de León Valencia en: Parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos, Bogotá, Corporación Nuevo Arco Iris, 2007, pp. 396.

6. DUNCAN Gustavo, Los señores de la guerra: de paramilitares, mafiosos y autodefensas en Colombia, Bogotá, Planeta, 2006. En 1991 Álvaro Camacho Guisado afirmaba en 1991: "en el narcotráfico, sin duda el escenario más novedoso y que caracteriza más adecuadamente la coyuntura de violencia contemporánea, la situación es bastante compleja, ya que en el se sobreponen todos los campos de conflicto", Bogotá, Análisis Político, No. 12, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), Universidad Nacional de Colombia.

7. Un estudio sobre tales cambios debería identificar las profundas transformaciones de la geografía política y territorial que ha provocado el conflicto armado. Los mapas en uso se limitan a localizar posiciones de las agrupaciones paraestatales sin mayores desarrollos analíticos sobre sus estrategias. La dinámica geográfica debe comprometerse observando, por ejemplo, estrategias locales o regionales. Un balance de medio siglo podría mostrarnos continuidades y cambios en la identidad de los agentes principales. Algunas aproximaciones en Reyes, Alejandro (2009); Echandía (2006); Deas, 1999); Pecaut (2008);

8. Mientras escribo estas líneas el presidente Uribe y el gobierno ofrecen recompensas por información sobre 10 cabecillas al frente de 10.000 paramilitares. La expansión de las bandas emergentes (paramilitares) y su ubicación territorial, moviliza una confrontación armada que derrota sobre el terreno las proclamas de finalización de la guerra en Colombia. Ver: "Captura de capos de bandas emergentes tendrá la misma prioridad que la de máximos jefes guerrilleros", El Tiempo, Marzo 10 de 2009.

9. Las acciones de paramilitares e insurgentes se han localizado especialmente en Nariño, Cauca, Meta, (hacia las regiones del Sur); Córdoba, Sucre y la Guajira, (en las regiones del Norte). Véase: "Se crece el enano: la expansión de las Águilas Negras", Revista Semana, 05/31/2008.

10. Como pocos autores, Thomas C. Schelling (1960), ha conseguido proponer originalmente una teoría de la estrategia que ha superado por su sencillez las complejas formulaciones en la teoría de juegos convencional (Newman/Nash). Recientemente Schelling ha subrayado las circunstancias de tiempo y lugar que originaron su modelo, véase: CARVALH Jean-Paul, "An interview with Thomas Schelling", Oxonomics 2 (2007) 1 - 8.El esquema gráfico que usamos es válido también (con ligeras diferencias) en Nozick, 1974 y Gambetta, 1993.

11. Hemos presentado un avance preliminar sobre el papel de la comunicación indirecta en casos típicos de amenaza y soborno en el Primer Congreso de Ciencia Política, Universidad de los Andes, Bogotá, noviembre de 2008, (ESTRADA Gallego, Fernando, El Soborno y la Amenaza en las Guerras Civiles, Working Paper, 2008).

12. Las categorías de centro/periferia, para describir históricamente relaciones sociales desiguales en las regiones han sido investigadas por ROLDÁN Mary, A sangre y fuego. La violencia en Antioquia, 1946 - 1953, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Banco de la Republica, 2003, 435 pp.

13. Las hipótesis controvertidas de Lora/Gaviria han sido objeto de análisis en Estrada (2007b).

14. El contraste de estas relaciones sociales ha sido progresivamente una desconfianza situada principalmente en las zonas de confrontación armada y corredores geográficos que permiten la comercialización y envíos de drogas. La desconfianza amenaza frecuentemente las relaciones mínimas dando lugar a la manipulación de la información por parte de quienes ejercen el control militar en los territorios. Es importante enfatizar que este factor de confianza en Colombia presenta sus diferencias cuando preguntamos sobre los espacios o lugares. Quienes llegan en viajes de turismo a Cartagena o no salen de las capitales de departamentos no pueden tener noción alguna de la desconfianza localizada.

15. "América Latina, una región feliz", en El Tiempo, 15/11/2008. "Estoy feliz, somos terceros", en El Tiempo, 4/06/2008.

16. Casos verdaderamente insólitos como sucedió en el municipio de Pelaya en el sur del Cesar, las autodefensas unidas de Colombia prohibieron desde septiembre del año pasado las cátedras de Filosofía y de Sociales en todos los colegios. Un docente, que tuvo que huir de esa zona, explicó que la orden fue impartida sin más detalles y que hubo que acatarla, "Hasta Platón lo sacaron corriendo". Periódico El Tiempo, 4/22/2001. Artículos de ESTRADA Gallego, Fernando, "Ciénaga Grande viaje al corazón de la barbarie", Revista Número , v.28, pp.70 - 73 , 2001; "Dilemas de la guerra y la política", Periódico Cátedra Libre, Universidad Industrial de Santander, 2001; "El desplazamiento forzado en Colombia", Magazin Dominical, Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 2001-09-07; "Peque, ataque guerrillero a la población civil", Analítica, Venezuela, 2001-06-10; "Viaje al corazón de la barbarie", Jornada Semanal, Ciudad de México, 2001-02-11; "La retórica del paramilitarismo", Periódico de la Universidad Nacional de Colombia, 2001-12-15; "Argumentos sobre el conflicto", Magazin de Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 2001/04/17.

17. ESTRADA Gallego Fernando, "Guerra civil y contractualismo político incompleto", en Revista Analítica Premium, Caracas, Venezuela, 04/09/2008; GARCÍA Villegas, Mauricio et. al., Jueces sin Estado, Fundación Konrad Adenauer y The John Merck Foundation, Bogotá, 2008. Este libro recoge testimonios y casos del ejercicio de la justicia en las zonas dominadas por agencias paraestatales. Una contribución de valor para reconocer la toma del Estado por medio de un recurso fundamental de los derechos: la justicia.

18. Los problemas de información en la investigación de las guerras civiles han representado una dificultad fundamental por varias razones: Primero, porque los agentes principales de violencia resultan inabordables para el investigador neutral. Segundo, la información sobre los hechos siempre se produce ex post, luego de sucedidos los acontecimientos; entonces recomponen motivos, causas y circunstancias de acuerdo con la narrativa y los intereses en contienda. Siempre la información privilegiada debería someterse a un escrupuloso contraste de fuentes diversas y testimonios confiables. ESTRADA, 2007ª.

19. Mis trabajos de investigación durante el período 1998 - 2004 se concentraron en aspectos estratégicos del conflicto armado, por vía de las lógicas de la argumentación. Tales resultados identificaban estructuras discursivas del agente violento para justificar las acciones paraestatales. Instrumentos analíticos permitieran estudiar también las diferencias ideológicas y los procesos de mutuo aprendizaje entre guerrilleros y paramilitares. Un aspecto relativamente novedoso en la metodología empleada fueron las relaciones entre discurso, ideología y conflicto armado en Colombia. Véase especialmente: "La retórica del paramilitarismo", en Revista Análisis Político, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, vol. 44, pp. 39 - 57, 2001. El libro: Metáforas de una guerra perpetua, pragmática de la argumentación en el conflicto armado en Colombia, Fondo Editorial Universidad Eafit, Medellín, 2004, recoge buena parte de este período de investigación.

20. ESTRADA Gallego Fernando, "Metáforas del Poder Político" . En: Colombia, El Estado y la Fuerza: v.1 fasc.1 p. - ,2001; "La información y el rumor en zonas de conflicto: estrategias por el poder local en la confrontación armada en Colombia", en Análisis Político, N° 60, p.44 - 59, 2007; "Rumor e información. Estrategias por el poder local", en Revista Semana, pp.22 - 24, 2006; "El Lenguaje de la Guerra y la Política en Colombia", en Reflexión Política, Universidad Autónoma de Bucaramanga, pp.71 - 79, 2000; "Discursos de una Guerra Perpetua", en Revista UIS Humanidades, v.31 fasc.2 p. - ,2002; "La Retórica del Paramilitarismo", en Análisis Político, v.44, pp.39 - 57 ,2001; "Metáforas del Discurso Político en Colombia", en La Historia Contemporánea y las Ciencias Sociales, pp.198 - 220 ,2004; Los nombres del Leviatán, Análisis de discursos de la Guerra en Colombia", en Revista Semana; Las metáforas de una guerra perpetua: análisis de la pragmática del discurso en el conflicto armado en Colombia, Fondo Universitario Editorial Eafit, v.1, 2004; "Propagación del rumor y la información en las guerras civiles", en III Simpósio Internacional sobre análise do discurso, Universidad Federal de Mina Gerais , p.1 - 56 , v.III , 2008.

21. BANKS C.M., Sokolowski, J.A., "From War on Drugs to War against Terrorism: Modeling the Evolution of Colombia's Counter-Insurgency", en Social Science Research, 2008. Este artículo evalúa la política contrainsurgente en las relaciones bilaterales Colombia/Estados Unidos, argumentando los cambios que el narcotráfico y la guerra contra el terrorismo han producido en la identidad de las agrupaciones paraestatales. Una valoración de los programas de erradicación de coca e intervención de los agentes del conflicto armado en: ANGRIST Joshua D. and Adriana D. Kugler, "Rural Winfall or a new resource curse? Coca, income and civil conflicto in Colombia", en The Review of Economics and Statistics, Vol XC May 2008 number 2.

22. El sostenimiento del mercado ilegal de drogas y contrabando ha sido documentado recientemente, véase: CAJAS Juan, "Globalización del crimen, cultura y mercados ilegales", en Ide@s, Concyteg, Año 3, Núm. 36, 5 de junio de 2008; En el caso específico de Colombia, OCAMPO José Antonio, Historia económica de Colombia, Bogotá, Planeta, 2007.

23. Uno de los más poderosos carteles del narcotráfico durante esta última década: el cartel del Norte del Valle, con negocios en México, Venezuela, los Estados Unidos y Europa, lograría operativos de limpieza en varias regiones además del Valle del Cauca, sus acciones estuvieron acompañadas estratégicamente por los paramilitares y guerrilleros, como se encuentra en LÓPEZ Andrés, El cartel de los sapos, Bogotá, Editorial Planeta, 2008.

24. PIZARRO León Gómez Eduardo, Una democracia asediada. Balance y perspectivas del conflicto armado en Colombia, Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2004, pp. 370; Las Farc (1949-1965).De la autodefensa a la combinación de todas las formas de lucha, con la colaboración de Ricardo Peñaranda Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional. Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1991; FALS Borda Orlando, Germán Guzmán, Eduardo Umaña Luna, La violencia en Colombia, Bogotá, Taurus, pp, 488.

25. CUBIDES Fernando, "Los paramilitares y su estrategia", en DEAS Malcom / María Victoria Llorente, Reconocer la guerra para construir la paz, Bogotá, Norma, Cerec, Uniandes, 1999, pp. 151 - 199. Este artículo novedoso en su momento, establecía diferenciaciones analíticas importantes para explicar los vínculos entre las Convivir, las autodefensas unidas de Colombia y los paramilitares. Desde Puerto Boyacá, durante la década de los ochenta, los negocios entre guerra contrainsurgente y paramilitarismo fue decisiva.

26. URIBE María Victoria, Matar, rematar y contramatar, Las masacres de la violencia en el Tolima, 1948 - 1964, Bogotá, Centro de Investigación y Educación Popular, 1990, pp. 209.

27. Entre los defensores de esta tesis: RANGEL Alfredo, Colombia, guerra en el fin de siglo, Bogotá, TM Editores, Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, 1998.

28. La línea de argumentación que originó esta percepción sobre la violencia en Colombia en DEAS Malcom, Intercambios violentos, Bogotá, Taurus, 1999.

29. Trabajos realizados sobre el impacto de agrupaciones paraestatales sobre la propiedad y tenencia de la tierra, redistribución de recursos por transferencias departamentales y regionales (Estrada, 2007; Valencia, León, 2009; Kalmanovitz, 2001). No se han valorado suficientemente los efectos que han tenido los desplazamientos en la estratificación y la movilidad poblacional. Los costos sociales y económicos de estos fenómenos en: ESTRADA Fernando, Castillo Alberto, González, Jorge Iván, La Función Pública del Estado Bogotá, Departamento Administrativo de Estadística DANE, 2008; Alejandro Reyes Posada, Guerreros y campesinos. El despojo de la tierra en Colombia, Bogotá, Editorial Norma, 2009.

30. El fenómeno apenas comienza a explorarse en Colombia con relativa sistematización de las fuentes nacionales e internacionales. Con las denominadas: CMSP, compañías militares de seguridad privada. E, el tema sobre las agencias de protección privada nozickiano cobra plena vigencia en Colombia. Véase: PERRET Antoine, "Las compañías militares de seguridad privada en Colombia, ¿Una nueva forma de mercenarismo?, Tesis de Maestría en Asuntos Internacionales, Universidad Externado de Colombia, 2008.

31. Algunas publicaciones del autor: ESTRADA Gallego Fernando, "¿A dónde ir? Un análisis del desplazamiento forzado", en Análisis Político Bogotá, Iepri, Universidad Nacional de Colombia, v.65 pp.146 - 151, 2009. "Guerra Civil y Contractualismo Político Incompleto", en Analítica Premium, 2008; "Estrategias por el poder local y conflicto Armado en Colombia", en Analítica Premium, pp.17 - 25, 2007; "Estado Mínimo, Agencias de Protección y Control Territorial", en Revista Análisis Político, Universidad Nacional de Colombia, v.56, pp.115 - 131, 2006; "El Escudo de Aquiles, Seguridad, Estado y Nuevas Guerras", en Revista Semana/Editorial Planeta, pp.124 - 156 , 2003; "El Soborno y la Amenaza en las Guerras Civiles", Primer Congreso de Ciencia Política, Bogotá, Universidad De Los Andes, 2008; "Agencias de Protección y Poder Político Local", Primer Congreso de Ciencia Política, Congreso de Ciencia Política Bogotá, Septiembre 30 - Octubre 4 de 2008; "Estrategia de Comunicación y Paramilitares en Colombia, Investigar la Comunicación Retos Científicos y Compromisos Sociales, 2007; "Concentración de Tierras y Desplazamiento Forzado en Colombia, Caso Antioquia", Dinámica del Conflicto Armado en el contexto de la política de Seguridad Democrática, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2007; "Economía Política del Conflicto Armado en Colombia", XXII Congreso Nacional de Estudiantes de Economía, Bucaramanga, 2007; Análisis Actualizado del Conflicto Armado en Colombia", Mataron a Gaitán, Celebración 60 años, Bogotá, Universidad Nacional en Colombia, 2008.

32. Una presentación aplicada de la teoría de la argumentación en las guerras civiles en: ESTRADA Gallego Fernando, "La argumentación: alternativa para el manejo de conflictos", en Revista Zero, Universidad Externado de Colombia, v18, 2007, pp.48 - 54. Sobre el soborno y la amenaza pocos trabajos se han realizado en Colombia. Presentamos un ensayo preliminar que explora las tesis de Thomas Schelling en el Primer Congreso de Ciencia Política en Colombia: "El soborno y la amenaza en las guerras civiles", Bogotá, Universidad de los Andes, 2008.

33. Esta hipótesis de correlaciones e intereses compartidos entre agrupaciones paraestatales y Estado la expresa con originalidad Robert Nozick en el trabajo reseñado (Nozick, 1974). Aunque resulta importante anotar que los estudios de caso -como en Colombia- ofrecen limitaciones evidentes. La variación de posiciones políticas o estratégicas tomadas por los agentes principales, las traiciones, el lavado de activos, el ocultamiento de información, convierten la trayectoria de investigación en un desafío abierto para resolver varios problemas: ¿Cómo mantener el tráfico ilegal de drogas con agencias diferentes?, ¿Quiénes garantizan seguridad en las rutas de envío de las drogas?, ¿Cómo sobornar representantes institucionales tanto dentro como fuera de las fronteras?, ¿Cuándo se requieren coaliciones y con quienes?.

34. La suma de desafíos es amplia y los trabajos tienden a especializarse. Investigaciones sobre problemas específicos: Castillo, María del Pilar, "La decisión de desplazarse: un modelo teórico a partir de un estudio de caso", Bogotá, Revista Análisis Político, N° 65, enero/abril de 2009, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, pp. 33 - 52. HOYOS Gómez Diana, "Dinámicas político-electorales en zonas de influencia paramilitar. Análisis de la competencia y la participación electoral", en Revista Análisis Político, N° 65, enero/abril de 2009, pp. 13- 32. ISAZA José Fernando Campos Diógenes, "Consideraciones cuantitativas sobre la evolución reciente del conflicto", en Revista Análisis Político, N° 65, enero/abril de 2009pp. 3 - 12; MEJÍA Daniel, "The War Against Drug Producers", with H. Grossman, NBER Working Paper # 11141, February 2005; "Capital Destruction, Optimal Defense and Economic Growth", with C.E. Posada, Borradores de Economía, No. 257 (working paper), Banco de la República.

35. FRANCO Vilma / Restrepo Juan Diego, Dinámica reciente de la reorganización paramilitar, Bogotá, Cinep, 2007, pp. 33; Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, 2007, Disidentes, rearmados y emergentes: ¿bandas criminales o tercera generación paramilitar?, Bogotá; Grupos armados emergentes en Colombia, Fundación Seguridad & Democracia, pp. 21. Artículos periodísticos: "La guerra entre 'los Paisas' y 'Don Mario' por el control de La Guajira" ; "Narcotráfico y rearme de paras en Puerto Boyacá", en verdadabierta.com, paramilitares y conflicto armado en Colombia, http://www.verdadabierta.com/web3/conflicto-hoy/50-rearmados/941-iquien-controla-la-guajira (consultada el día 12 de marzo de 2009). Las zonas estratégicas convencionales para los mercados de narcotráfico son a la vez territorios sometidos a los controles de oferta y demanda de protección y seguridad.

36. Las recompensas del gobierno Uribe a integrantes de mandos medios de las Farc han logrado afectar algunos frentes, en particular, aquellos cuyas operaciones militares se han extendido por fuera de las zonas dominadas por el estado mayor del secretariado. El caso de la entrega del cuerpo masacrado de Iván Ríos por uno de sus lugarteniente y los pagos de grandes sumas de dinero a los captores de Ingrid Betancourt son mencionados en mi columna: "Sobre las recompensas del gobierno Uribe", en El Tiempo, 2008/03/12.

37. Un ensayo que evalúa en un contexto internacional el problema de las bandas emergentes: HOFFMAN Michael H, "Emerging combatants, war crimes and the future of internationalhumanitarian law", en Crime, Law & Social Change 34: 99-110, 2000. Las reflexiones se ocupan de la necesidad de diferenciar y reclasificar a los combatientes y las agrupaciones paraestatales, así como concebir los problemas derivados de categorías limitadas del derecho internacional humanitario,

38. CUBIDES Fernando: Burocracias armadas, Bogotá, Norma, 2006. La insuficiente fuerza retórica que tuvieron los comandantes paramilitares (Carlos Castaño, Salvatore Mancuso y Jorge 40) para demostrar el programa ideológico fue compensada con los servicios prestados por algunos académicos argentinos y colombianos. Cubides ofrecía elementos relacionados con el análisis de este fenómeno.

39. LEÓN Valencia, Ob. Cit.; REYES Posada Alejandro, Guerreros y campesinos. El despojo de la tierra en Colombia, Bogotá, Editorial Norma, 2009.

40. LÓPEZ López, Andrés, El cartel de los sapos, la historia secreta de las mafias del narcotráfico más poderosas del mundo: el cartel del norte del valle, Bogotá, Planeta, 2008.

41. En palabras de los mismos narcos esto parece una fábula, pero se trata de componentes del habla común sobre las razones que dan algunos para incorporarse a las agrupaciones paraestatales: "Mientras el pueblo siga siendo hijo de la pobreza, la corrupción, el desempleo, la falta de oportunidades y encuentre en el narcotráfico la única oportunidad de salir de la miseria, los tentáculos del delito y la bacteria del narcotráfico los contagiará sin remedio", Ibíd., p. 311. Como héroes, los narcotraficantes son presentados en series televisadas y medios editoriales. Es el caso de Andrés López cuyo libro El cartel de los sapos, adaptado como libreto para la televisión, acaba de ganar un honroso premio India Catalina en la ciudad de Cartagena, Colombia.


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