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Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.23 no.68 Bogotá Jan./Apr. 2010

 

Los colombianos en Francia: una migración pendularia del "entre dos"(1)

Colombians in France: a two way pendular migration

Anne Gincel Collazos
Profesora de sociología, Escuela de Ciencias Humanas, Universidad del Rosario.


RESUMEN
Este artículo se propone presentar una población migrante todavía poco conocida y estudiada en el medio académico, la de los colombianos instalados en Francia. Se trata caracterizar un grupo humano cuya emigración tomó una dimensión significativa desde el fin de los años noventa, constituyendo un ejemplo claro de las nuevas formas de movilidad a nivel internacional, caracterizadas por las motivaciones multifactoriales de los migrantes (búsqueda de bienestar, problemas de inseguridad, etc.) y con múltiples rasgos. Lo que reveló ésta investigación es que ese grupo se caracteriza por la importancia de las redes en la dinámica migratoria, por el peso de las mujeres en esa emigración, y por la permanencia de lazos fuertes con el país de origen. En este trabajo se le hace un seguimiento a las trayectorias de los colombianos, desde su país de origen hacia Francia, pero también de Francia hacia su país de origen, lo que nos permite concluir sobre la existencia de una migración pendular de los colombianos entre esos varios espacios, espacios tanto físicos como simbólicos.
Palabras claves: emigración- inmigración- redes sociales- sociabilidad – transnacional- proyectos migratorios


SUMMARY
This article introduces an academically still little-known and studied migrant population, Colombians settled in France. It deals with the characterization of a human group, whose emigration attained a significant dimension since the late nineties, constituting a clear example of the new ways of international mobility, typified by the multifactor motivations of migrants (well-being pursuit, human security, etc.), a population of multiple features. What this research revealed is that the group recognizes itself through the importance of networks in migratory dynamics, women's weight within the emigration mass and the persistence of strong ties with the home land. This research follows-up the path of Colombians from their home country to France and back from France to their home land, allowing us to conclude on the existence of a pendular migration of Colombians among those physically and symbolically distinct spaces.
Keywords: emigration, immigration, social networks, sociability, migratory processes, transnational.


INTRODUCCIÓN

El estudio de las migraciones colombianas en Francia permite dar cuenta de un fenómeno relativamente reciente, a pesar de una cierta antigüedad. En efecto, aunque la migración de los colombianos en Francia es de vieja data, ella sólo tomó un carácter masivo últimamente, cambiando además de manera significativa el perfil de los migrantes: si el país galo atrajo durante años, entre otros, a artistas o a personas huyendo por razones políticas, últimamente predominó otra categoría que al parecer no provoca tanto interés, la de las personas que se acostumbra a llamar los "inmigrantes económicos". Esta investigación se centra en el estudio de esos individuos los más invisibles de la inmigración colombiana en el territorio francés, que no encajan dentro de las categorías de los artistas, los estudiantes o los políticos. Esta denominación, de uso muy común, se utiliza por lo general con una connotación negativa, para diferenciar los " buenos" de los " malos" inmigrantes. En este trabajo preferimos designar esa población de una manera más amplia y con menos prejuicios, es decir, como " inmigrantes que buscan un mayor bienestar". Ahora bien, también se puede encontrar en la población estudiada inmigrantes "económicos" que son artistas, estudiantes, o políticos(2), pero decidimos no enfocarnos en ellos porque estaríamos frente a fenómenos sociales diferentes a lo que nos interesó en este trabajo, ya que compete a otras problemáticas, ya sea las relacionadas a la cultura y al arte, la cuestión de la educación y de los sistemas educativos, el problema del exilo y de la violencia política en Colombia, etc.

En su mayoría, esa "nueva" inmigración está compuesta por individuos que fueron, construyendo unos proyectos migratorios de corto plazo, caracterizados por la ausencia de voluntad explicita por parte de los migrantes de inclusión en la sociedad francesa. Sus relaciones con el país de origen, tanto al nivel físico como material, permanecen entonces muy vigentes. Además, mientras que el regreso previsto se aplaza regularmente y que los proyectos de origen se reevalúan, la integración a la sociedad de acogida no es vista como una prioridad. Al contrario, se nota que los inmigrantes desarrollan prácticas que les permiten recrear elementos culturales de su tierra en el país de llegada. Ahora bien, pese a que intentan quedarse en las márgenes de la nueva sociedad – en parte para no tener que cambiar demasiado el proyecto original migratorio – se puede notar poco a poco los mismos procesos de inclusión que llevaron a muchos otros grupos de inmigrantes que llegaron hace más tiempo, a incluirse más en esa sociedad.

Desde luego, hablar de la inmigración de los colombianos en Francia implica abordar este fenómeno tomando en cuenta las trayectorias de los migrantes. Como lo sostiene Abdelmayek Sayad (Sayad, 1999: 437), los migrantes pertenecen siempre a varios mundos sociales, tanto en el país de partida como el de llegada. En vez de proponer un enfoque binario de la migración, dividido entre un antes y un después, nos parece mejor partir de la experiencia de los actores, para tener en cuenta movimientos mucho más circulares, y menos lineales, de los individuos. Por eso, aquí se propone hablar de una " trasmigración", es decir, una migración a través de diferentes espacios. Los geógrafos utilizan fácilmente el término de circulación, que apela a la idea del movimiento permanente. Entonces lo que tenemos que hacer, es dar cuenta de esos movimientos. Según Roland Pourtier, los lugares tienen una función diferente que les permite a varios actores convivir en una misma superficie (Pourtier, 1996)(3). ¿Cuáles son en ese sentido los lugares de la migración colombiana que nos interesa aquí? ¿Cuáles son esos lugares que nos permiten seguir el progreso de los actores, y que nos ayudan a captar mejor la realidad de un proceso que tiene repercusiones mucho más amplias de lo que parece?

Después de una presentación de las características esenciales de los colombianos inmigrantes en Francia, vamos a fijarnos en la existencia de redes sociales. Ellas son fundamentales no sólo para entender cómo y porqué se elige Francia como destino de la emigración, sino también para dar cuenta del proceso de vaivén realizado por los individuos entre Francia y Colombia. Por supuesto, las redes sociales son las que le ayudan a los inmigrantes a encontrar un sitio en donde alojarse, pero veremos igualmente que, debido a la ausencia de proyectos migratorios de largo plazo, dichas redes terminan convirtiéndose en vector de permanencia de los lazos primarios y de ese entre dos en el cuál van a vivir los inmigrantes durante mucho tiempo. Un ni aquí ni allá, o más bien tanto aquí como allá. Finalmente miraremos cómo esos proyectos de corto plazo llevan al mantenimiento de relaciones con el país de origen. Esto será estudiado a través de las remesas que los inmigrantes colombianos mandan en Colombia, y a través de los medios de comunicación.

La migración colombiana en Francia: quiénes son?

Si bien las migraciones internacionales de los colombianos son un fenómeno antiguo, los países de destino de los emigrantes se limitaron, durante la mayor parte del siglo XX, al continente americano. Especialmente desde los años ochenta, las migraciones se dirigieron hacia los Estados Unidos. No obstante, a partir de mediados de los noventa, debido a una crisis económica aguda en Colombia que afectó incluso a las clases medias, y a las restricciones impuestas por Estados Unidos para el ingreso a su territorio, esos movimientos migratorios cambiaron, y los colombianos comenzaron a dirigirse cada vez más hacia el viejo continente. Efectivamente, mientras que Estados Unidos trataban de disminuir el número de candidatos que deseaban entrar en su territorio mediante un refuerzo de los controles en las fronteras, muchos latinoamericanos pudieron llegar a la Unión Europea a través de algunos países que, hasta el primero de enero del 2002, no habían impuesto aún requisitos demasiado estrictos para la obtención de un visa de turista. Con esta visa, muchos migrantes latinoamericanos pudieron circular dentro de la Unión, hasta elegir un país para instalarse. Además, el flujo hacia Europa se vio estimulado por el hecho de que una entrada clandestina en ese continente costaba, en esa época, hasta dos veces menos que un paso por Estados Unidos.

En Francia, la dinámica de la migración colombiana ha sido tan acelerada que los colombianos llegaron a ser el segundo, sino el primer grupo de inmigrantes provenientes de los países latinoamericanos. En el censo francés de la población de 1982, se contabilizaron 1.852 colombianos residentes en Francia; en 1990, se contabilizaron 3.761; y en el censo de 1999, el número aumentó a 10.983. Según las estadísticas oficiales, los colombianos constituirían el segundo grupo de latinos más numeroso en Francia, después de los brasileños(4).

Por supuesto, los límites de estos censos son conocidos, sobre todo cuando la población estudiada tiene un número muy fuerte de personas indocumentadas. Gran parte de esos inmigrantes ilegales aprovechó la ausencia de requisito de visa de turismo hasta el 2002 señalado anteriormente. España y Alemania fueron la principal puerta de entrada al espacio de la Unión Europea.

No se sabe entonces cuántos colombianos realmente residen en Francia. Es difícil realizar estimaciones al respecto, puesto que, debido a la condición de ilegalidad de muchos inmigrantes, esa población no se presta a la enumeración. Hay algunos cálculos hechos a partir del número de solicitudes de regularización depositadas en las prefecturas de policía. Según algunos especialistas en el tema, esas solicitudes tendrían que multiplicarse por veinte para estimar la cifra real de colombianos residentes en el país galo. Dado que en el 2003 existían aproximadamente 5.000 expedientes de ese tipo, entonces se calculaba que unos 100.000 colombianos vivirían en Francia(5). Es claro que esta cifra es exagerada, y quizás lo más sensato sería reducirla a la de 40-50.000 colombianos, de los cuales de un 70 a 80% no gozaría de una situación regular. Aunque también habría que considerar que incluso las cifras oficiales puedan estar subestimadas respecto a la realidad de hoy en día. El último censo francés se realizó en 1999, y fue justo en ese momento que la situación económica en Colombia se deterioró fuertemente, lo cual empujó a muchos individuos a migrar, especialmente aprovechando las posibilidades que hacía poco existían para entrar sin demasiadas dificultades en Europa.

Caractericemos brevemente la población de inmigrantes colombianos en Francia. Se trata de una población ligeramente más femenina que masculina (6 mujeres por cada 4 hombres), proveniente en su gran mayoría de la región cafetera, y con un predominio muy fuerte de individuos originarios de la cuidad Cartago (Valle del Cauca) y de un pueblo de 13.000 habitantes llamado Santuario (Risaralda). Los demás colombianos provienen de ciudades de otras regiones, como por ejemplo, Manizales, Medellín, Pereira, Armenia, Buga, etc, de pueblitos también de la región como Tunia, la Merced, etc, pero también de Cali o de Bogotá.

Sin embargo, es importante recordar que la composición de la migración colombiana actual es mucho más heterogénea que homogénea. No se trata ya exclusivamente de una migración de clases altas o medias, sino también de trabajadores de clases más desfavorecidas o de las llamadas clases medias-bajas. Cada individuo es único, con una situación económica, social, familiar, y geográfica diferente. Esto se traduce en una multiplicidad de situaciones de partida. La voluntad de instalación definitiva en un país extranjero no es necesariamente el modelo dominante. Existe una migración de tipo más bien económico, donde el fin del migrante es ir a vender su fuerza de trabajo en otro país, para así adquirir una masa monetaria e invertirla después en su sociedad de origen. Se sale pues con la idea de trabajar intensamente tres o cuatro años, bien sea con el fin de rembolsar una deuda, o bien con el fin de acumular una suma de dinero para comprar o terminar de pagar una casa, o incluso, un negocio propio. A veces también se puede migrar por una necesidad de alejamiento de la sociedad de origen. Algunos individuos simplemente desean tomar distancia debido a una ruptura sentimental fuerte, a un deseo de escapar de un ambiente social problemático(6), o también a una necesidad de realizar un rito de paso a la edad adulta(7). Finalmente la migración puede ser igualmente motivada por una búsqueda de movilidad social. Quienes migran pueden pretender regresar a su sociedad de origen con un nuevo estatus social, puesto que una expatriación provisional le proporciona en principio a los migrantes un cierto capital social negociable en su espacio de origen. En suma, las razones que llevan a los individuos a emigrar son bien distintas, y no siempre unas excluyen a las otras, aunque como lo decíamos en la introducción, ellas estén siempre ligadas a proyectos migratorios de vida particulares. Estos proyectos tienen una incidencia directa sobre la continuación del recorrido de los migrantes.

Unas redes sociales

Hay que recalcar que los proyectos de los migrantes están directamente vinculados a la existencia de redes. Es en función de la redes que tales proyectos se elaboran, evolucionan y se reactualizan, de acuerdo con las oportunidades que los migrantes puedan encontrar a través de ellas. Efectivamente existe una relación directa entre la emigración y las redes de recepción de migrantes en el extranjero. Por redes debe entenderse un conjunto de conexiones entre individuos que no se interrelacionan al mismo momento, ni en el mismo sitio. Es un conjunto de relaciones que unidades sociales mantienen las unas con las otras, a través de cadenas más o menos largas. Esas relaciones pueden ser de varios tipos: se puede tratar de transacciones monetarias, de transferencias de fondos, de intercambios de servicios, de intercambios de informaciones, etc.

Buena parte de las decisiones de partida de los individuos están directamente ligadas a la posibilidad de ser recibidos cuando se llega a un país desconocido. Este factor explica el incremento de la importancia numérica de los colombianos en Francia. Este país se convirtió en un destino para la migración colombiana, gracias a que allí había cada vez más gente dispuesta a recibir familiares o amigos. Los primeros migrantes que llegaron a Francia fueron llevando a los siguientes, los cuales a su vez llevaron a otras personas, y así sucesivamente. Janeth, una colombiana entrevistada en el marco de esta investigación, nos explicó que su idea de irse por un tiempo a trabajar en París le surgió únicamente al reencontrarse, hace diecinueve años, con una persona de su barrio en Cartago que ya estaba instalada en la ciudad luz. A pesar de tener un puesto de responsable de ventas en un almacén grande en aquella época, Janeth renunció a su trabajo y se fue para Francia, simplemente porque su vieja conocida le dijo que podría recibirla en su casa, si ella tenía cómo pagar el pasaje. La historia de Pablo, otro colombiano entrevistado, es muy parecida. Él tenía un primo en Londres que lo iba a recibir en Inglaterra, pero finalmente decidió quedarse en París, donde un amigo que lo había recibido a su llegada en esa ciudad y que luego le propuso quedarse más tiempo. De esa manera fueron creciendo los dos grandes grupos mayoritarios de colombianos en Francia, es decir, los santuareños y los cartagueños. Según Hugo, un colombiano que llegó a Francia en 1986, no existía, a finales de los años noventa, ni una calle de Cartago donde no se encontrara al menos una persona que viviera o que hubiera vivido en París.

Las redes son también muy importantes porque también gracias a ellas los migrantes conocen cuáles son las posibilidades de trabajo y de vida en el exterior. Cuando regresan los migrantes que llevan mucho tiempo instalados en el exterior, ellos transmiten mucha información a sus conocidos sobre cómo se puede vivir en un país extranjero. No obstante, lo que estos migrantes cuentan en sus sociedades de origen no siempre refleja la verdad o la realidad de la vida del migrante en el exterior. En efecto, cuando algunos migrantes regresan temporal o definitivamente a su país, la tendencia a embellecer la vida afuera es muy frecuente, puesto que de esa manera los migrantes valorizan su trayectoria frente a sus conocidos. Sayad se refiere con claridad a este fenómeno (Sayad, 1999):

"… el desconocimiento colectivo de la verdad objetiva sobre la emigración es mantenido por todo el grupo afectado por estos flujos de personas: los emigrantes que seleccionan la información que transmiten cuando residen en el país extranjero, los antiguos emigrantes que conservan recuerdos "encantados” de Francia, los candidatos a la emigración que proyectan sobre Francia sus aspiraciones más irrealistas, son la mediación necesaria a través de la cual se puede ejercer la necesidad económica."

Ahora bien, es preciso subrayar que la existencia de las redes sociales es fundamental en la construcción el proyecto migratorio y no al contrario. Es decir, el proyecto migratorio se construye porque hay unas redes sociales migratorias preexistentes; no es la construcción de un proyecto el que conduce a la formación de redes sociales. Se ha comprobado que, a excepción de las emigraciones que buscan una instalación definitiva, los desplazamientos que ocurren por motivos económicos, por necesidad de alejamiento o por búsqueda de movilidad social, se realizan a través de este tipo de redes. Es debido a esa relación entre redes y proyectos que existen concentraciones muy elevadas de migrantes provenientes de Pereira en Estados Unidos (Guarnizo, 1999), o de migrantes provenientes de Cartago y de Santuario en Francia. Entre más numerosos sean los migrantes provenientes de un mismo lugar, mayor será el numero de personas que tenderán a instalarse en el extranjero. La relación es tan clara que por ejemplo las agencias de viaje de las zonas circundantes a Cartago se especializaron en los años noventa en los viajes a Francia. Pereira conoció el mismo fenómeno en los años ochenta, cuando la compañía nacional colombiana Avianca ofreció vuelos directos a Nueva York dos veces la semana. Al final de los años ochenta, hubo incluso vuelos charter fletados desde Cartago hasta Paris(8). Esto se explica por la gran necesidad de mano de obra en el sector de la construcción en Francia durante los años ochenta y debido a que las redes de trabajo de colombianos estaban y siguen estando ampliamente conectadas con este tipo de trabajo. De esta forma, los colombianos que trabajaban en este sector llamaron a sus familiares o amigos para que aprovecharan esa posibilidad de empleo en París. Muchos migrantes en Francia hablan de las grandes fiestas que se organizaban en aquella época para darle la bienvenida a varias decenas de Cartagueños que llegaban juntos. Era tal la magnitud de la migración que los mismos Cartagueños se sorprendían de la facilidad con la que se encontraban con algún amigo o vecino en las calles de París, sin ni siquiera haberse enterado de su partida. No obstante es importante mencionar que los requisitos y la facilidad que existían entonces para obtener una visa francesa cambiaron en los años siguientes, haciendo cada vez más difícil la llegada, o al menos la estadía para las personas que migraron después.

También es importante anotar que las redes de migración a la que nos estamos refiriendo son multiformes. Ellas varían en cuanto a sus funciones y a su nivel de estructuración. Una red puede limitarse simplemente a ofrecerle a un migrante la posibilidad de tener un lugar para dejar sus maletas cuando llega al extranjero, pero también puede tratarse de redes mucho más organizadas. Algunas de las cadenas de migración se organizan de la siguiente manera: una mujer viaja primero, luego esta manda dinero para que pueda venir su esposo, después trae de la misma manera a una cuñada, quien ayudará para el viaje de su propio esposo, el cual enviará a su vez dinero para que venga otro hermano con su esposa, etc. Tal y como puede apreciarse en este ejemplo, una serie de compromisos entre los participantes de las cadenas de migración hacen posible la financiación de los viajes. Si la persona que está en Francia aportó para el pasaje del siguiente, con la participación del nuevo llegado se financia la venida del próximo. O también, el pasaje puede ser reembolsado directamente, una vez que el recién llegado empieza a trabajar. El nivel de la ayuda aportada desde Francia depende directamente del grado de familiaridad de un inmigrante con el candidato a la salida. Si se trata de una persona muy allegada - como por ejemplo el cónyuge, los padres, un hermano o una hermana - la ayuda puede llegar a cubrir la financiación total del viaje. En cambio, si la persona que va a salir de Colombia es más alejada, la ayuda consiste más bien en recibirla y proporcionarle un sustento, especialmente al principio de su estancia en Francia.

Existen también redes de emigración mucho más estructuradas que involucran a actores institucionales, en particular en lo que respecta a la obtención de una visa de entrada a Francia. Hace algunos años aún existían agencias de viaje que se encargaban de procurar visas contra un pago de dinero, gracias a contactos que se habían establecido a nivel institucional. Si bien la entrada a Europa se volvió más complicada, sobre todo desde el 2002, cuando España y Alemania comenzaron a pedir visas a los turistas para entrar en su territorio, aún les quedan alternativas a los candidatos a la emigración. Por ejemplo, existen redes que consiguen documentos falsos de países en los cuales no se pide visa para entrar. Desde luego, la obtención de una visa contra el pago de dinero sigue siendo posible, aunque es más costoso y un poco más complicado conseguirla. De cualquier manera, cuando alguien llega a Francia por esos medios, la información circula por las redes para que otros traten de utilizarla y puedan llevar así a los suyos.

Es claro que el desarrollo de estas redes de migración propulsa flujos de población entre los países que son difíciles de regular a nivel estatal. Estos flujos de población no corresponden para nada con las migraciones que en otras épocas algunos Estados, necesitados de cierta mano de obra, organizaron y controlaron(9). Los nuevos flujos migratorios son más bien el resultado de la agregación de decisiones individuales, lo cual significa que los Estados no tienen interlocutores instituidos con los cuales tratar. Hoy en día asistimos a intentos de control de esos flujos - considerados demasiado libres - tanto por parte de los Estados de salida(10), como de los de llegada. Esas redes obligan pues a los Estados a pensar cada vez más nuevas formas de organización y de regulación de las sociedades.

Las redes sociales son sin duda alguna el lazo principal que permite la conexión de los individuos a través de varios espacios. Predominantes en la construcción del proyecto migratorio, las redes también permiten una primera circulación entre espacios diferentes. Vamos a ver ahora como actúan de manera concreta en el cotidiano de los inmigrantes.

El alojamiento: una compleja experiencia de incorporación social

La existencia de redes sociales al comienzo de la migración es primordial. El que llega es muy a menudo hospedado por un conocido, bien sea un miembro del grupo familiar o un miembro de un grupo más extendido. Se trata aquí de lo que podrían llamarse prácticas de hospitalidad(11). La hospitalidad es uno de los tres grandes tipos de dones, como el de los regalos y los servicios. Para el caso que nos interesa, se trata de un sistema de reciprocidad diferida, tal como la describió Marcel Mauss, donde a da a b, el cual le devuelve a c. En efecto, muy pocas veces la gente que recibe un huésped colombiano en su casa a su llegada será hospedada por la misma persona más adelante. Si bien se trata de un sistema de reciprocidad, aquí el contra-don es entonces de otro tipo. Los diferentes estudios sobre esa noción han mostrado que no se trata de comportamientos completamente altruistas o gratuitos, aunque este término no remita sistemáticamente a una compensación monetaria. No puede tampoco hablarse de actitudes totalmente racionalizadas, como pretenden demostrarlo los adeptos a este tipo de análisis, ya que el hospedaje puede no solo cubrir largas temporadas, sino además no generar automáticamente pagos. La hospitalidad a la que estamos haciendo referencia es en cambio a menudo diferenciada según el individuo que se va a recibir. En ese sentido, los trabajos de Anne Gotman muestran que cuando la persona que se recibe pertenece al grupo familiar de uno de los miembros de la pareja receptora, es este miembro el que se pone por delante en las relaciones con el huésped, mientras que el otro miembro de la pareja puede ser más reacio a recibirlo. Así, por ejemplo, alguien nos relató que cuando se preparaba para recibir una cuñada en Francia, su marido llamó a la suegra para reprocharle por la llegada de ésta, puesto que tal situación pondría en peligro a su pareja. Y después, por la insistencia de su esposo, la persona en cuestión tuvo que pedirle a su cuñada que buscara otra vivienda, aunque le habría gustado tenerla más tiempo con ellos. Hay que especificar que su alojamiento era solamente una pieza (lo que en París se llama chambre de bonne o " cuarto de la empleada") de 10 o 12m2, clase de vivienda muy común para la mayoría de los recién llegados a la ciudad, especialmente cuando están en situación irregular en el territorio francés.

En muchos casos, la cohabitación con un migrante reciente puede demorarse meses, porque las viviendas son difíciles de encontrar, pero también porque la salida de un lugar de recepción puede revelarse como una etapa dolorosa para el recién llegado, quien se ve obligado a operar una recomposición identitaria. La identidad integratriz(12) del individuo, que le permite integrarse al sistema social, aquí tiene que volver a definirse, teniendo el individuo que organizar una nueva lógica de integración. El individuo construyó efectivamente su personalidad a través de una socialización primaria, en la que todo cuestionamiento implica una amenaza profunda que llega al núcleo estable de su ser. Pero esa identidad de base se formó por elementos que el individuo lleva en él – más que los que lleva con él – y de los cuales no tiene forzosamente la conciencia del carácter socialmente construido. Ellos son el idioma, la religión, el sexo, la clase social, etc. Esa identidad integratriz, a través de la cual se definía, y que se presentaba a los demás por su pertenencia, por su posición, etc, permitía la subjetividad del individuo de estar lo más cerca de su personaje social. A través de la migración, se presenta la inadecuación entre esa identidad que el individuo creía innata y el nuevo sistema social donde acaba de llegar. Tiene entonces que tratar de volver a encontrar una cierta unidad en sus lógicas de acción.

La hospitalidad también es un medio para volver a activar lazos dormidos con Colombia. Es que si las redes permiten a los emigrantes lanzarse a sus proyectos migratorios, ellas tienen también su utilidad y su función para los actores que están en Francia y que reciben a los recién llegados. Con este acto de generosidad, ellos dan un nuevo impulso a los lazos sociales con sus grupos de origen, bien sea del grupo familiar restringido (cuando el nuevo llegado es de la familia), o bien de grupos comunitarios (en el caso de la solidaridad entre migrantes que vienen del mismo pueblo, como se ve por ejemplo con los santuareños), o incluso de otros grupos con los cuales los lazos son más débiles (cuando se trata solamente de conocidos o conocidos indirectos).

Estas formas de hospitalidad no son siempre tan positivas. El contra-don puede también ser rápidamente reclamado por el donador, aún cuando éste sea el iniciador de la migración. El esposo de Katalina, otra colombiana entrevistada, hizo el viaje animado por un primo que le proponía recibirlo en su casa en París, pero apenas dos semanas después su anfitrión le pidió que colaborara con el pago del alquiler. Llegado con unos ahorros obtenidos con la hipoteca de la casa y la venta de los muebles, un mes después quedó sin un peso y endeudado por un tiempo con el primo. Otro caso, el de un joven cartagueño que, después de un largo viaje de 26 horas y mucha angustia por los numerosos policías encontrados en su periplo, tuvo que escuchar de su tío, quién le había ofrecido algo de comer, lo siguiente: "La comida no se encuentra en cualquier basura, aquí, hay que merecérsela!". Es claro que en todos estos actos de don hay también un intento de dominación por parte del donador, que implica la obligación de devolver. En los ejemplos mencionados, hay una búsqueda de una posición dominante a partir de la cual es posible controlar las transacciones(13). Se puede hacer referencia aquí al actor estratégico descrito por Michel Crozier, que pretende incrementar su poder reduciendo las incertidumbres en las situaciones de interacción. Al "monetarisar" una relación que hace en principio parte del sistema del don/contre-don, el actor no permanece en la incertidumbre respecto a los efectos de su don; por el contrario, el donador controla así rápidamente lo que él mismo instituye como una transacción entre él y su huésped. Se nota así que las redes están bien lejos de ser sistemas interacciónales idílicos, como se representan en ocasiones, y que esconden a menudo intentos de dominación y de explotación entre los inmigrantes.

Ahora bien, respecto al alojamiento de los colombianos en Francia, igualmente es importante notar la ausencia de una verdadera localización específica de esa población, al menos tal y como puede apreciarse, por ejemplo, en el caso de los armenios en Issy-les-Moulineaux(14), de los chinos en ciertos barrios de París, de los españoles en el barrio 16 de París, etc. Los colombianos no tienen una localización específica. No existe realmente una "little Colombia" en Paris. Cierto, en ocasiones varios apartamentos de un mismo edificio son ocupados por familias colombianas, pero esos edificios están dispersos. Si varias familias terminan viviendo en el mismo sitio, es más bien porque las redes sociales funcionan muy fuerte: cuando un apartamento queda libre en el edificio, se informa a los miembros de sus redes sociales que están buscando vivienda. Pero no existe realmente una estrategia colectiva de ocupación de los lugares en la población migrante colombiana. La ausencia de reagrupación espacial puede quizás estar ligada a la aprehensión de la situación residencial como un fenómeno temporal(15). En París, hay parejas que pueden permanecer por años en esas pequeñas chambre de bonne, a menudo con varios niños, porque conciben permanentemente su situación como provisional antes de volver a Colombia. Los migrantes colombianos no piensan en reagruparse, porque consideran a priori que no van a quedarse mucho tiempo en el lugar donde migran. Otra explicación a esta ausencia de reagrupación puede encontrarse en la desconfianza que existe entre colombianos que no se conocen bien. Especialmente debido al fenómeno de las mulas en los años ochenta, los migrantes tendieron a refugiarse en una sociabilidad de grupos relativamente reducidos y por lo tanto más controlables: si no somos demasiado numerosos, es más fácil saber lo que hacen los demás. Y al mismo tiempo, se evita atraer la mirada sobre uno mismo.

Los colombianos utilizan sus redes sociales principalmente para procurarse las viviendas, pero esas redes no son exclusivamente comunitarias. En muchas oportunidades también se constituyen a través de las relaciones de trabajo, ya sea por intermedio de un empleador (en el caso de mujeres que trabajan en los servicios domésticos), o de colegas de trabajo que no siempre son colombianos y que dejan disponible una vivienda en arriendo, muy a menudo porque buscan una promoción residencial. Muchas mujeres colombianas han así encontrado una vivienda en un estudio o en una chambre de bonne a cambio de horas de aseo o de cuidado de niños. De alguna manera, puede entonces decirse que esas chambres han recobrado su uso original: alojar a las empleadas. Entre esas mujeres y sus patrones, pueden darse relaciones de dominación, aunque tal dominación se atenúa por el hecho de que la mayoría de las veces las colombianas en París no tienen un empleador único sino varios. Obsérvese que, dado que en general la demanda de horas de aseo doméstico es muy elevada en París, la mayoría de las migrantes colombianas no trabaja para una misma persona. Esta es una forma de abstraerse de las relaciones de dominación que son tan comunes en las relaciones de tipo doméstico.

Es importante subrayar además que los cuartos previstos para albergar a la empleada, están en ocasiones alojando a familias enteras(16), sobre todo cuando el esposo y los niños también están en Francia. Esas situaciones pueden prolongarse durante largos años, cuando los individuos no hacen esfuerzos por buscar un hábitat más grande, tanto por la dificultad para encontrar una vivienda en París, como por el deseo de evitar que tener que volver a elaborar un proyecto migratorio marcado por lo provisional y de mantener pocas cargas económicas durante la estadía en Francia. Numerosas familias se hunden así en un proyecto provisional que se demora.

Las pequeñas habitaciones sirven además para alojar por un tiempo a los eventuales "recién llegados", tal y como se explicó al comienzo de este aparte. Sólo que la cohabitación podrá prolongarse durante meses. Varias de las personas encuestadas relataron la forma como les tocó compartir esos minúsculos espacios entre varios, turnándose incluso para dormir. En cierta época, cuando los colombianos no eran tan numerosos en París, varios apartamentos sirvieron de punto de anclaje para más de un inmigrante. Nos damos cuenta así, cómo varias de las personas que en realidad no se conocían, los disfrutaron cada uno por su parte en algún momento. Todos los que hacen referencia a estos lugares de paso, los describen como sitios de mucha convivencia entre los individuos. Las personas que se alojaban allá, por lo general no se conocían antes de llegar a Francia, y era a través de encuentros en París que lograban llegar allí. Nuevamente aquí las redes sociales son importantes puesto que es a través de ellas que el recién llegado encuentra otro alojamiento.

Es necesario señalar desde ya una dificultad real que se presenta en esto que llamamos "estrategias residenciales". No olvidemos lo que ya se ha señalado, en el sentido de que la mayoría de la población colombiana residente en Francia se encuentra en situación irregular con respecto a la administración francesa. Dado que el mercado inmobiliario está organizado alrededor de reglas de distribución estrictas, muchos migrantes no pueden tener acceso a viviendas decentes. Incluso para aquellas personas que se encuentran en situación regular el acceso a una buena vivienda no es sencillo. Por lo tanto, la situación es mucho más complicada para aquellos sujetos que no tienen un documento de identidad en regla y que trabajan, en la mayoría de los casos, "al negro(17), pues no pueden ser declarados. Esto significa que estos individuos no poseen comprobantes de pago para presentar en las agencias inmobiliarias. Es necesario entonces encontrar un propietario sensible y comprensivo o – lo que ocurre en la mayoría de los casos – pasar por intermediarios. Así muchos recurren a una persona en situación regular que tomará el apartamento en su nombre, no sin pedir una retribución económica.

En lo relativo a las relaciones de vecindad, una de sus características es precisamente la importancia que los colombianos le adjudican explícitamente a ellas. El núcleo doméstico raramente se encuentra encerrado en si mismo, más bien las familias viven de cara abierta al exterior. Esto quiere decir que en sus interacciones cotidianas el espacio social siempre está presente. Así, en los inmuebles en donde hay numerosos hogares de colombianos, los apartamentos son espacios abiertos; los vecinos comparten un momento de su tiempo con las otras familias, y en varios casos los amigos llegan sin avisar, tal y como se acostumbra en ciertas regiones de Colombia.

Ahora bien, a pesar de que este modelo de sociabilidad de visitas entre conocidos está muy desarrollado en París, existe una gran prevención con respecto al vecindario no colombiano. En buena medida, esto tiene que ver con las dificultades de integración de los migrantes económicos colombianos en la sociedad francesa. Nos encontramos aquí ante una problemática de relaciones interétnicas, donde las relaciones interpersonales entre grupos están determinadas por las relaciones sociales que definen estatus específicos entre unos y otros(18). Aquí se evidencia el problema de la violencia simbólica ejercida por el grupo mayoritario autóctono sobre el grupo minoritario, una violencia que conlleva a la inferiorización del inmigrante. Por lo general, este último termina interiorizado esa categoría de pensamiento, incluyendo los estereotipos, lo cual lo hace partícipe de la dominación. Esta se manifiesta por ejemplo a través de la lengua, cuyo aprendizaje resulta difícil para muchos de los inmigrantes colombianos que observamos a lo largo de la investigación. Por esa razón, ellos se ven confrontados a una situación de inferioridad cuando los comerciantes franceses les dicen que no entienden lo que quieren decir al entrar a una tienda, o cuando empleadores y funcionarios públicos les insisten en que deben hablar francés.

Es aquí donde aparece también el aspecto traumático que toma el viaje de venida a Francia; el que no ha vivido en carne propia la situación humillante de la requisa intensiva en territorio europeo, es conciente de ella por informaciones cercanas(19). La sospecha se convierte en una característica compartida por la gran mayoría de los inmigrantes económicos colombianos, un aspecto del que ellos se apropian colectivamente como una marca infame ligada a su nacionalidad. Esto es un elemento particularmente importante en el proceso de construcción identitaria en la migración, una construcción que le permite a un grupo social definirse con respecto a si mismo y frente a los otros en el sistema social. El migrante colombiano se sitúa entonces frente a la sospecha de traficante que él siente como algo constantemente subrayado en la relación con los miembros de otros grupos. Sin embargo, aquí nos encontramos frente a un fenómeno sobre todo de autoestigmatización. La prueba de ello es que, pese a que las personas de otras nacionalidades les preguntan de vez en cuando a los colombianos si en Colombia hay mucha coca, los mismos colombianos se sienten sorprendidos por la confianza de los particulares, que no dudan en entregarles las llaves de la casa a las mujeres colombianas contratadas para realizar algunas horas de aseo.

Incluso a nivel de los controles administrativos, muy pocos colombianos han estado confrontados a sospechas reales de la policía francesa por implicación en el tráfico de drogas. Hay un hecho anecdótico que es bastante diciente al respecto. Hace algunos años, un embajador de Colombia, al llegar a una reunión con el jefe de la policía de París, esperaba recibir múltiples quejas sobre el comportamiento de sus compatriotas. El embajador se sorprendió al oír a su interlocutor, señalándole que los colombianos eran personas valiosas, trabajadoras, que vivían tranquilamente con sus familias, sin presentar problemas(20). En efecto, los colombianos instalados en Francia no son casi nunca rechazados en los trabajos, en los alojamientos o en los centros de salud a causa de su nacionalidad. Sin embargo, la autoestigmatización aparece regularmente en sus discursos. Desde su perspectiva, la sospecha más o menos real que aparece en el grupo mayoritario, les recuerda su posición de inferioridad en la estructura social francesa y los diferencia fundamentalmente de los autóctonos.

Según nuestro análisis, si las tentativas de inferiorización de los migrantes colombianos existen, ellas dependen principalmente del ser extranjero, antes que el de ser colombiano. En efecto el inmigrante se construye como un "otro" por el grupo dominante, la separación y la distancia son la fuente de la identidad. El inmigrante está fundamentalmente definido por la distancia de su identidad propia frente a la identidad dominante que goza de un posicionamiento económico y jurídico superior. La diferencia se establece en esos niveles: en la posición jerárquica en el seno de los sistemas económicos y jurídicos. La exhortación de la inferioridad se reafirma sobre todo en estos lugares claves de la cotidianidad en la vida social. Las condiciones de alojamiento aparecen allí también para recordarlo: usted es diferente a nosotros, es normal entonces que usted no tenga el mismo acceso a la vivienda que los miembros de nuestro grupo.

Debido a la posición de inferioridad en la que se encuentran, los migrantes colombianos tienden a interponer entonces una frontera entre ellos y los otros(21). Sus relaciones se concentran entonces alrededor de un grupo más o menos restringido, evitando al máximo los contactos con otros grupos, ya sea el grupo mayoritario o bien otros grupos minoritarios. Un conjunto de estrategias para evitar a los otros grupos se despliega a través de actitudes conflictivas, por ejemplo, utilizando el factor del prejuzgamiento que permite diferenciarse de otros grupos. La discriminación racial – que está bien desarrollada en Colombia – se readapta a la situación francesa y se profundiza, incluso apropiándose de los principios de diferenciación utilizados en Francia con respecto a ciertas poblaciones. De esa manera, en el seno de los grupos de inmigrantes colombianos aparecen las connotaciones de "árabes ladrones y holgazanes", de "negros bárbaros", de "judíos tacaños", etc. También es muy común la imagen de los "franceses demasiado individualistas y fríos", frente a la de nosotros los "latinos calurosos, para los cuales el grupo y sobre todo la familia son fundamentales".

Hemos visto que el alojamiento es un espacio social en donde se manifiestan y se adecuan los primeros elementos de la sociabilidad de los migrantes colombianos en Francia estudiados aquí. Esto puede corresponder a una voluntad de distanciamiento con respecto al resto de la sociedad, de reducir al mínimo los contactos con la sociedad que los recibe, buscando preservar un espacio concentrado sobre un grupo reconocido y asociado al grupo de origen, puesto que esto se forma por la pertenencia a una misma nacionalidad. Según las reactualizaciones eventuales del proyecto migratorio inicial, esta restricción del espacio de habitación podrá mantenerse o al contrario perder vigencia.

Lo que nos muestra también el asunto del alojamiento, es como este espacio social se caracteriza por un desplazamiento simbólico constante entre Francia y Colombia, entre el barrio de origen que tratan de recrear los migrantes a través de las practicas de sociabilidad y el barrio francés donde viven y en donde tienen prácticas adaptadas a la nueva realidad del país donde están.

El mantenimiento de las relaciones con el país de origen

Una de las particularidades de la migración de los colombianos a Francia es entonces la constante ida y vuelta que se efectúa entre diferentes espacios, tanto nacionales o regionales, como también sociales. Este movimiento sucede tanto a nivel físico como a nivel simbólico. Pero existen también relaciones mucho más directas con el país de origen. Estas relaciones, que muchas veces se designan con la expresión "relaciones transnacionales", se desarrollan y sostienen de varias maneras. Una de las más estudiadas han sido los envíos de dinero conocidos como remesas. Detengámonos entonces por un momento en estos envíos, para después interesarnos también por los medios de comunicación

Las remesas

Las remesas tienen un carácter económico más que evidente, por los efectos que se producen en el país de origen, tanto a nivel local, como a un nivel más nacional. En el caso colombiano, estos envíos de dinero parecen estar destinados en primer lugar al grupo familiar, dado que el fenómeno está fuertemente ligado a los proyectos migratorios, en donde la reproducción del grupo familiar tiene un lugar importante. Sin embargo, la dinámica de los ciclos domésticos tiene una incidencia también muy fuerte, ya que no será lo mismo si el inmigrante es una persona joven, que no tenía pertenencias antes de irse ni familia propia, o si es un padre de familia que deja a sus hijos y/o esposo(a) en Colombia – y eventualmente una deuda. Es importante anotar que entre mayor sea el tiempo fuera del país de origen, menores serán las remesas de dinero, tanto en frecuencia como en cantidad.

Si estos envíos tienen efectos en la economía local y nacional, también lo tienen sobre la organización social de las redes de migrantes y de los grupos sociales que se mantienen localmente. En efecto, en tanto se trata de envío de dinero, las remesas hacen parte de un fenómeno fundamentalmente económico. Sin embargo, esta práctica no sólo es económica sino que también conjuga otro tipo de relaciones de orden social, cultural, político, afectivo, simbólico, etc. En efecto, los migrantes hacen parte de redes migratorias en las que se encuentran también personas no migrantes, ya sean miembros de la familia, vecinos, amigos, o autoridades civiles o religiosas. Aunque todas estas personas permanezcan en el país de origen, seguirán cumpliendo un rol importante para la permanencia del migrante en Francia, por ejemplo, al cuidar de sus hijos mientras este trabaja en el exterior. Así pues, esas personas son un eslabón esencial en la relación entre el migrante y su país, y entre él y sus grupos de origen. Migrantes y no migrantes hacen entonces parte de las mismas redes y participan todos de un mismo sistema social.

Las transferencias de dinero son un componente de la organización social migratoria que permite, al igual que otras estrategias, la reproducción de la vida material del sistema social. Se trata de lo que Marcel Mauss llama fenómenos sociales totales(22), que podrían denominarse fenómenos sociales de carácter multidimensional. Así, estos envíos no solamente tienen una utilidad para cubrir las necesidades materiales del grupo, sino que hacen parte de un sistema de intercambios tanto económicos como sociales: si por ejemplo estas remesas sirven para pagar deudas contraídas a causa del viaje, ellas nos muestran como existen relaciones sociales dinámicas en el grupo, que permiten a ciertos sujetos lanzarse a la aventura de la emigración, lo cual es el resultado de estrategias propias del grupo en su conjunto. O sea, unas remesas utilizadas para pagar una deuda demuestran las relaciones sociales que existen en el seno del grupo, pues las personas que pagan debieron seguramente obtener los préstamos de amigos o familiares. Pero también las relaciones económicas si hipotecaron la casa, o políticas si pudieron salir del país libremente, o familiares cuando la familia se queda con los niños, etc. Como regla general todas las estrategias empleadas para la captación de medios financieros para la migración se inscriben en un sistema de relaciones sociales de los actores y de los medios que los rodean. Las remesas de dinero son por lo tanto uno de los elementos de esta organización.

Otro de los elementos de intercambio que podemos encontrar dentro de un grupo social son las transferencias colectivas. Estas son envíos de dinero dirigidos a una colectividad y no a título individual, transferencias que parecen sin embargo ser muy escasas en el caso colombiano(23). Que se conozca, no existe sino un caso significativo de este orden en la migración colombiana en Francia. Se trata del caso de los santuareños, quienes constituyeron hace algunos años una asociación para ayudar a su pueblo. Ellos decidieron en principio financiar un equipo de fútbol de los niños de Santuario. Los fondos reunidos en París permitieron durante un tiempo el mantenimiento de una cancha de fútbol y el salario de un entrenador para los niños, y todo el equipo necesario, incluyendo camisetas, zapatos, etc. Este proyecto duró casi tres años, hasta que el entrenador llevó al equipo infantil a niveles de competencia que exigieron procesos de selección más rigurosos y gastos que se alejaban de la intención del proyecto inicial. La asociación en cuestión comenzó con individuos que habían sido militantes de izquierda en Colombia y que querían permitirle el acceso al entretenimiento y la práctica de un deporte a la mayor cantidad de niños posible. Se trataba pues de solventar una necesidad que era considerada como básica. Convertir este club en un grupo elitista no concordaba con la intención inicial del proyecto y por esa razón se paró el financiamiento. Sin embargo, la asociación de santuareños en Francia quiso seguir ayudando a su pueblo de origen, e inició un nuevo proyecto que buscaba financiar una cantina escolar para los niños de los sectores menos favorecidos. El principio era simple, se le solicitó a las personas que vivían en Francia, especialmente a los santuareños, que apadrinaran un niño de Santuario, al cual debían enviarle todos los meses cierta cantidad de dinero para permitirle almorzar diariamente en la cantina. De esta manera, la asociación cuenta actualmente con una centena de miembros y organiza regularmente fiestas con el fin de recoger fondos para ampliar el número de beneficiarios de este programa.

Este grupo de santuareños es un grupo altamente cohesionado y solidario, en especial en lo que concierne con la búsqueda de empleo en Francia. En efecto, dado que algunos migrantes santuareños se encuentran a la cabeza de empresas en Francia, ellos contratan prioritariamente o casi exclusivamente a individuos provenientes del mismo pueblo. El caso presentado aquí nos muestra la existencia de un sistema de intercambios que no son solamente simbólicos entre los miembros de lo que podría llamarse la comunidad del pueblo, ya sea que esa comunidad esté situada al interior o al exterior del pueblo mismo. Este tipo de casos, en donde las actividades económicas se fundan en las diferencias económicas creadas por las fronteras, consolidan lo que se denomina " comunidades transnacionales".

A través de estas remesas llegamos también a la problemática de la deuda al interior de las familias. La tesis propuesta aquí es que los envíos del emigrante reemplazan su presencia física, en un país donde la solidaridad intergeneracional es primordial para el mantenimiento y la reproducción del grupo familiar. Enviar subvenciones para cubrir las necesidades del padre y/o de la madre, puede considerarse como una forma de rembolsar la deuda contraída con los progenitores, una deuda asumida como si nunca pudiera ser reembolsada completamente. Es por esto que los padres aceptan sin dificultad la ayuda de sus hijos. En muchas ocasiones los padres no utilizan directamente el dinero para ellos, sino para el resto del grupo familiar ¿Cuál es entonces el sentido de este don para los diversos actores del grupo familiar? ¿Qué nos enseña sobre el funcionamiento de las relaciones sociales que tienen lugar al interior de las organizaciones familiares en contextos migratorios? Estas serían unas preguntas de gran relevancia para la sociología y la antropología de la familia en Colombia, que permitirían medir los alcances en la circulación de lazos sociales primarios, y analizar cómo la migración permite que el grupo familiar perdure y evolucione a pesar de la distancia.

Es necesario señalar otro fenómeno muy interesante de estas remesas, que consiste en la práctica relativamente corriente de la "mala fe" de algunos miembros de la familia en la utilización de estos fondos. En efecto, asistimos recurrentemente a situaciones donde hay un envío regular de una cierta suma para la inversión en la construcción de una casa o de un negocio, y donde la familia instalada en Colombia se hace responsable de guardar el dinero en el banco o de invertirlo inmediatamente. Muchos migrantes han descubierto que el dinero enviado fue pura y simplemente dilapidado por un miembro de su familia. Y esta situación sucede a menudo con el conocimiento del resto del grupo familiar.

Penetramos aquí en el sistema complejo de las relaciones familiares, en donde se tienen en cuenta tanto los lugares y los estatus, como las expectativas de unos y de otros, ya sean migrantes o no. El darse cuenta de la utilización abusiva de fondos, a menudo acumulados con grandes esfuerzos, no implica necesariamente la desaparición de los lazos con la persona que abusó de la confianza, incluso cuando no se lleva a cabo ninguna forma de reembolso. Nos encontramos pues frente a varias problemáticas: la de "la mentira inicial" colectivamente realizada, pero también la del lazo social al grupo de origen y la de su mantenimiento. Por un lado, el emigrante que vuelve de vacaciones a Colombia, o el que simplemente se comunica con su grupo, mantiene entre su grupo de origen la idea con la cual partió, según la cual la emigración facilita el acceso al trabajo y al capital ¿Cómo explicar entonces a sus parientes que el capital que han gastado a veces en cosas banales, no se ha obtenido fácilmente, y que será difícil obtenerlo de nuevo? Por otro lado, el grupo de base, que se ve disminuido por la ausencia parcial de unos de sus miembros, no puede admitir que tal ausencia no tenga ventajas directas y explícitas para todos. En efecto, la emigración de un miembro del grupo social es comúnmente el resultado de estrategias de grupo; aprovecharse de la acumulación del capital obtenido por aquel que partió puede ser entendido como el resultado de una de estas estrategias. Desde luego, si los proyectos de los migrantes evolucionan en el tiempo y en el espacio, los proyectos del grupo de referencia también se transforman. Así, se trata de entender no solamente la definición inicial de las estrategias migratorias del grupo, sino también de reconocer sus evoluciones de acuerdo a los miembros del grupo.

Otra pregunta que se impone es la cuestión acerca de los principios de regulación entre los miembros del grupo familiar, ya sea en el extranjero o localmente. Es obvio que el individuo está implicado a través de numerosos lazos en un tejido de obligaciones múltiples, en donde las remesas de dinero son uno de los elementos claves ¿Cuál es por lo tanto el objeto profundo de circulación, a través de estos intercambios monetarios? Podría ser interesante aplicar a esta cuestión el modelo que Jacques Godbout (Godbout, 2000) llama "el del recurso raro", el cual neutraliza el valor del vínculo de las cosas con el fin de despersonalizar lo que viene del otro. En efecto, atribuir un valor económico a las cosas permite separarlas de su significación afectiva. En ese sentido: ¿utilizar el capital del que está lejos, no sería igualmente una forma de negar su ausencia y de hacerlo participar de la vida cotidiana? Y por parte del emigrante: ¿el hecho de no reclamar un reembolso del capital (casi siempre imposible, dadas las condiciones económicas en Colombia), no es una forma de negar que para obtener ese capital fue necesario quedarse lejos de su grupo? Admitir que es difícil de acumular en la distancia es también admitir que se vive lejos, y que a través de la distancia no se sigue siendo parte del grupo de origen. A excepción del migrante que busca una instalación definitiva, la permanencia de este lazo es primordial para los actores, puesto que en este caso la migración es percibida como una etapa y no como un fin. Así, resulta necesario conservar el lazo cueste lo que cueste, incluso negando las eventuales traiciones.

Vemos entonces que las remesas y las transferencias de dinero ocupan un lugar en la relación que los migrantes mantienen con su grupo de origen, a pesar de la distancia. La emigración facilita de esta manera el surgimiento de vínculos múltiples que trascienden las fronteras. Aún más, ella permite el desarrollo de una red económica informal que dinamiza la circulación de mercancías indispensables para la sobrevivencia de ciertas economías.

Unos Medios de comunicación

Las relaciones con Colombia se mantienen igualmente gracias a los medios de comunicación. Es claro que dichos medios han avanzado notablemente en los últimos años, permitiéndole a los sujetos que viven lejos de su país de nacimiento, mantenerse en contacto, como nunca antes, con los distintos grupos sociales y familiares en los que estaban insertos originalmente. Las formas de contacto son de distinto orden, puesto que se trata tanto de comunicaciones a distancia, como de comunicaciones más directas a través de los viajes hacia Colombia que los emigrantes efectúan cuando viven en el extranjero.

Los inmigrantes colombianos que viven en Francia han aprovechado, como muchos otros grupos de inmigración, la apertura a la competencia de los mercados de telecomunicaciones. Existen en efecto numerosas sociedades que proponen un sistema de cartas prepagadas para llamar a América Latina con tarifas muy cómodas. Últimamente, la competencia es tan fuerte en Francia al nivel de los paquetes de telefonía-internet, que varias empresas proponen comunicaciones internacionales gratuitas a varios países, en los cuales Colombia está incluida. Hace siete u ocho años estos sistemas eran apenas un poco más atractivos que los de la telefonía nacional, puesto que una tarjeta prepagada de quince euros permitía por ejemplo la comunicación durante quince minutos con una gran ciudad colombiana. Actualmente existen numerosas compañías que proponen por el mismo precio seiscientos minutos de comunicación y hay algunas que llegan hasta mil quinientos o dos mil minutos. Bajo estas condiciones, los contactos telefónicos se han desarrollado fuertemente, permitiendo el mantenimiento permanente de lazos con los miembros de su grupo social de origen. Además, gracias a las nuevas tecnologías (internet), los contactos son aún más fuertes, pues, a través de las camera-web, los migrantes no solo pueden escucharse, sino también verse.

Es necesario sin embargo, mantenerse atento a la situación particular del inmigrante. En efecto, es posible notar que la frecuencia de las llamadas está ligada a la presencia o no en Francia del núcleo familiar: un individuo que ha migrado solo y que dejó su mujer o su marido y los niños en Colombia, se comunicará más frecuentemente con Colombia, que aquel cuyo grupo familiar está presente en su totalidad en el territorio francés. Igualmente, de acuerdo con los lazos establecidos con los miembros de la red migrante, el número de comunicaciones será más o menos importante: en un país en donde la cercanía con la madre es absolutamente central en las relaciones familiares, el deceso de ella implica muy a menudo la disminución del número de contactos. Además, se ha visto que la frecuencia de las comunicaciones telefónicas tiende a disminuir a medida que aumenta el tiempo de presencia en el país de inmigración. En todo caso, si los niños no están con el emigrante y están en Colombia, el contacto telefónico continuará siendo regular, incluso después de varios años.

Este fenómeno podría indicarnos que el contacto telefónico interviene como una forma de reactivación de referentes identitarios ligados al grupo de origen, que le impiden al nuevo inmigrante penetrar un poco más en la topografía social del nuevo espacio nacional en donde se encuentra. Reactivando de forma continua sus antiguos lazos, él se prohíbe invertir en unos nuevos y puede así respetar el contrato de partida que justifica su proyecto migratorio: en los proyectos de desplazamiento o de movilidad diferida, los inmigrantes mantienen entonces la ilusión de estar únicamente en una relación económica en el seno de la sociedad francesa, mientras que continúan, gracias a las llamadas telefónicas repetidas, situándose al interior de la sociedad de origen. Llamando regularmente es posible seguir de cerca la vida cotidiana de los suyos y sentirse más cerca de ellos. Esto era difícil cuando las llamadas telefónicas eran costosas y poco frecuentes.

Incluso cuando los engranajes de los diferentes lugares sociales son diferentes, todos ellos están interconectados en el mundo de los migrantes colombianos. Para ellos, es difícil tener relaciones sociales solo en torno a la actividad salarial, sin cruzarlas con otro tipo de relaciones en el país de inmigración. La disminución en el tiempo de la frecuencia de las llamadas muestra que los sujetos pierden poco a poco la necesidad de activar exclusivamente los lazos originales, entre otras cosas porque los nuevos lazos, recientemente constituidos, han adquirido una importancia que no tenían anteriormente. Es claro que hay otra sociabilidad que se desarrolla, permitiéndole a los migrantes tomar una distancia mayor frente a sus grupos de origen, y disminuir gradualmente las obligaciones hacia ellos.

¿Porqué entonces esa necesidad de activar los lazos identitarios primarios? Los trabajos de la Escuela de Chicago, y en particular los de Robert Park en la primera mitad del siglo veinte, resultan ser aquí particularmente pertinentes para entender los procesos existentes en los movimientos migratorios poblacionales. Park formaliza así un "ciclo de relaciones raciales”, en el cual él identifica diferentes momentos de la inserción de las poblaciones al interior de la nueva sociedad. Tomando el caso de los Estados Unidos, él explica de esta manera que la entrada de nuevas poblaciones en la sociedad estadounidense no se realiza por un proceso individual y de relaciones secundarias sino, por el contrario, por el mantenimiento, la mediación o el repliegue en grupos de origen de tipo primario. Frente a la extrañeza de un mundo nuevo, de una sociedad con normas y valores que no se conocen, la tendencia es resguardarse en su grupo de origen, hasta que otros lazos con nuevos grupos vuelvan estos lazos menos necesarios.

Ahora bien, incluso si estos lazos primarios disminuyen en intensidad en el tiempo, la explosión del mercado de las telecomunicaciones no puede dejar de contribuir a su refuerzo o por lo menos a su perduración, permitiéndole como nunca a los inmigrantes la activación, a la vez, de los lazos con las redes de origen, pero también de los creados con las nuevas redes. Es decir que cada vez más, los inmigrantes pueden estar aquí, aún estando allá, participando de varios espacios sociales al mismo tiempo.

A través de las llamadas telefónicas y de los contactos por internet, las distancias geográficas se han reducido a poca cosa. Sin embargo, aunque pueda llamarse a Colombia como si se llamara de París a Marsella (en el sur de Francia), la brecha siempre se siente especialmente debido a la diferencia horaria, que señala, en todo caso, la existencia de la distancia. En cierta forma, a aquellos que quisieran olvidar que se encuentran en otro continente, dicha diferencia de seis o siete horas (según el horario de verano o de invierno), les recuerda que no están totalmente presentes allá. Nos parece que así se desarrolla un espacio multidimensional, multiterritorial, en donde se reúnen Francia, París, Colombia, la ciudad o el pueblo y todos los otros lugares por donde circulan los miembros de las diferentes redes sociales de pertenencia. Todo esto hace parte de la creación de un espacio y de una identidad mestiza, así como lo exponen Thomas y Znaniecki, con relación a los polacos en Estados Unidos, los cuales están compuestos de elementos de la sociedad de origen transpuestos sobre la nueva sociedad en donde viven. Los colombianos inmigrantes en Francia construyen nuevas identidades, apoyándose sobre elementos propios de la sociedad colombiana, pero revueltos con otras características del espacio social en donde se han instalado. Por supuesto, si bien es posible encontrar correspondencias en la organización social entre la sociedad colombiana en Colombia y en Francia, se trata en todo caso de tipos organizacionales diferentes.

Conclusión

Hemos podido observar que la sociabilidad de los colombianos en Francia es una sociabilidad en un entre-dos, entre la sociedad de partida y la de llegada. Hay constantemente idas y venidas entre los distintos espacios, de igual manera que hay transposiciones constantes de los modos de sociabilidad colombianos o más precisamente de la región de origen, pero adaptados al modo de vida en Francia. Hasta las transferencias de fondos contribuyen a una forma de estar a la vez tanto aquí como allá. Es en este sentido que vale la pena hablar de una trasmigración, es decir de una migración a través de distintos espacios, tanto físicos como políticos o sociales. Si los estudios sobre los grupos de inmigrantes muestran que muy a menudo la inserción en una nueva sociedad se hace a través de un primer repliegue en grupos primarios – lo cual pudimos apreciarlo en el caso de los migrantes colombianos en Francia –, es claro que hoy en día dichos repliegues no pueden ser absolutos y constantes.

Sería importante seguir estudiando los inmigrantes colombianos en Francia, ya que se trata de un grupo relativamente nuevo en el país galo. Lo que puede observarse a lo largo del tiempo, es una inclusión progresiva de estos individuos en el seno de la sociedad francesa, incluso cuando ellos mismos tienen dificultades para reconocerlo. Al mismo tiempo, existe una cierta identificación comunitaria que está en proceso de formación, alrededor de un sentimiento de pertenencia nacional e incluso continental, gracias a ciertos eventos festivos, como por ejemplo, un torneo de fútbol colombiano organizado de abril a julio en el parque público de Vincennes(24) desde hace seis o siete años y que reúne cada sábado miles de Colombianos, o también gracias a encuentros durante la fiesta nacional colombiana del 20 de Julio, o a través la organización de conciertos de salsa, entre otros. Este fenómeno de identificación que permite a los individuos situarse con respecto a los otros grupos en la topografía social de la sociedad francesa, es en sí mismo el signo de una mayor inclusión de los individuos. Este proceso está lejos de significar el fin de las relaciones con el país de origen. Al contrario, esto podría ser el inicio del desarrollo de actividades transnacionales con Colombia o con otras comunidades colombianas que viven en el exterior. El desarrollo de los medios de comunicación no podrá sino reforzar esa tendencia.


COMENTARIOS

1.Este artículo se basa en nuestro trabajo de PhD en sociología sobre la inmigración de los colombianos en Francia, el cuál fue presentado en febrero del 2005 en la universidad de la Sorbonne en París.

2. Lo que demuestra que las categorías oficiales utilizadas para diferenciar los tipos de migrantes no cubren de manera tan categórica las situaciones encontradas.

3.Roland Pourtier recalca que el espacio es una superficie socializada. Es decir, si bien la superficie es una realidad exterior al ser humano, un espacio físico y mensurable, también es cierto que el espacio es lo que los seres humanos construyen a partir de esa superficie y según sus actividades, sus técnicas, su organización social, sus proyectos, etc. POURTIER Roland (1996), " La dialectique du vide : densité de population et pratiques foncières en Afrique centrale forestière", Politique africaine, nº21, pp.10-20.

4.Para dimensionar en términos relativos la inmigración colombiana en Francia, a continuación se presenta una tabla con el número de residentes clasificado por nacionalidades. Las cifras corresponden al censo de la población de 1999 y fueron publicadas por el instituto encargado de establecer las estadísticas en Francia (el INSEE) :

5.Los métodos generalmente propuestos para calcular el número de inmigrantes son muy diversos, aún más cuando se trata de grupos de migrantes compuestos por muchos ilegales. Tales métodos nunca son totalmente neutros, ya que existen verdaderos intereses en la realización de estetipo de cálculos, intereses tanto políticos como científicos para proponer cifras elevadas, o al contrario bajas.

6.Encontramos por ejemplo varios casos de hombres jóvenes que se estaban relacionando con sicarios o que vivían en entornos muy violentos, lo que les ponía en riesgo de caer en esa violencia.

7.A través de un viaje para descubrir otro mundo, lo que ciertos autores describieron como un viaje iniciático.

8.Parece que los primeros que llegaron en los años ochenta se iban para Inglaterra, país que representaba el destino europeo mayor para los colombianos debido a las relaciones económicas históricas entre ese país y Colombia. Al ver negada la entrada a Inglaterra, varios colombianos se quedaron entonces en Francia, por donde habían pasado para evitar ser deportados directamente a Colombia. Como en esa época se necesita bastante mano de obra en Francia, y dado que una nueva legislación de 1982 le permitía a los extranjeros la apertura de sus propias empresas, los migrantes colombianos encontraron trabajos en el sector de la construcción que habían sido anteriormente ocupados por inmigrantes españoles y portugueses.

9.Hoy en día esos Estados conservan algunos programas de migración temporal y laboral. Sin embargo, esos programas no conciernen sino un número muy bajo de individuos, en comparación con el conjunto de las migraciones.

10.Existe, por ejemplo en Colombia, el programa “Colombia nos une”, un programa que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano.

11.Anne GOTMAN define la hospitalidad como " lo que permite a individuos y familias de lugares diferentes, socializar, alojarse y prestar servicios mutua y recíprocamente. Lo que significa que la hospitalidad implica prácticas de sociabilidad, ayudas y servicios que faciliten el acceso a los recursos locales, y el empeño de lazos que van más allá de la interacción inmediata, solo capaz de asegurar la reciprocidad. La hospitalidad supone también y quizás más que todo un dispositivo, un cuadro, un protocolo que garantiza la llegada, el encuentro, la estadía y la partida del huésped". GOTMAN Anne, (2001) Le sens de l'hospitalité. Essai sur les fondements sociaux de l'accueil de l'autre, París, PUF, 507p.

12.Para un desarrollo de esa noción de identidad integratriz, vea DUBET François (1994), Sociologie de l'expérience, París, éd. du Seuil, 277p.

13.Este intento de control de las transacciones es por demás un fenómeno central en la organización de la sociedad colombiana.

14.Issy-les-Moulineaux es una pequeña cuidad de los suburbios de París, donde se encuentran muchísimos inmigrantes armenios que viven en París.

15.Vea los trabajos de Anne Marie Van Broeck sobre los Colombianos en Bélgica. VAN BROECK Anne-Marie (1995), " Les immigrés latino-américains sans documents", in LEMAN Johan (dir.), Sans documents. Les immigrés de l'ombre, Bruxelles, éd. De Boeck Université, pp.31-70.

16.Las chambres de bonnes no se encuentran dentro de los apartamentos de las familias que emplean a personas para el trabajo doméstico, sino en el último piso de los edificios parisinos.

17.Esta es la expresión que se utiliza en francés para designar un trabajo informal.

18.Pierre BOURDIEU anota : " las luchas a propósito de la identidad étnica o regional, es decir a propósito de las propiedades (estigmas o emblemas) ligadas al origen a través del lugar de origen y de las marcas durables que le son correlativas, como el acento, son un caso particular de las luchas de clasificación, luchas por el monopolio del poder de hacer ver y de hacer creer, de hacer conocer y de hacer reconocer, de imponer la definición legítima de las divisiones del mundo social y, de allí, de hacer y deshacer los grupos : ellas están en efecto en el juego del poder imponer una visión del mundo social a través del principio de di-visión que, cuando se impone al conjunto de un grupo, forma el sentido y el consenso sobre el sentido, y en particular sobre la identidad y la identidad del grupo, que hace la realidad de la unidad y la identidad del grupo." BOURDIEU Pierre (1980), " L'identité et la représentation. Éléments pour une réflexion critique sur l'idée de région", Actes de la Recherche en Sciences Sociales, nº 35, pp.63-72.

19.Desde los años ochenta, y durante los años noventa, y debido a la proliferación del fenómeno de las “mulas”, la presentación del pasaporte colombiano fue inherente a la sospecha de ser traficante por parte de los agentes de aduanas. Esto conllevó a requisas intensivas de varios inmigrantes colombianos.

20.Añadió que los problemas eran más bien con los árabes, pero con los colombianos, no. Podemos ver entonces como las categorías de “buenos” y de “"malos" inmigrantes cambian de un país a otro, dado a varios contextos tanto históricos, simbólicos como sociales.

21.Según Frederik Barth, los grupos tratan de crear fronteras entre “ellos” y “nosotros”, ellos construyen una identidad a partir de una selección de rasgos culturales que les permitirán oponerse a otros grupos similares. Se trata de una selección de rasgos, invocados según las necesidades y los contextos, más o menos escenificados, que corresponden a un pasado y a una tradición propia, verificable o no, y que se puede reemplazar por otros en caso de necesidad. Estos rasgos culturales, a pesar de todo, nunca corresponden al conjunto de los elementos de la cultura observable, primero que todo porque una cultura no existe al exterior de relaciones sociales presentes.

22.Mauss explicaba que “los hechos que hemos estudiado son todos, si se nos permite la expresión, hechos sociales totales, o si se quiere, - aunque llama menos la atención- generales: es decir que manifiestan en ciertos casos la totalidad de la sociedad y de sus instituciones (Potlatch, Clanes enfrentados, visitas intertribales, etc.) y en otros casos, solamente un gran número de instituciones en particular cuando los intercambios y los contratos conciernen sobre todo a los individuos. Todos estos fenómenos son a la vez jurídicos, religiosos, incluso estéticos, morfológicos, etc. Son jurídicos de derecho privado y público, de moral organizada y difusa, estrictamente obligatorios o simplemente pasajeros y banales, políticos y domésticos al mismo tiempo, integrantes de las clases sociales, de los clanes y de las familias. Son religiosos: de religión estricta, de magia, de animismo y de mentalidad religiosa difusa. Son económicos: puesto que la idea de valor, de utilidad, de interés, de lujo, de la riqueza, de la adquisición, de la acumulación, y de otra parte del consumo incluso el del gasto puro, solamente suntuario también están presentes, aunque se hayan extendido de una manera diferente hoy en día entre nosotros”. MAUSS Marcel (1950), Sociologie et anthropologie, París, PUF, 1999 (1ère éd. 1950), 482p.

23.Esta situación la encontramos por ejemplo en el caso de los salvadoreños que, habiendo huido de los horrores de la guerra civil, mantuvieron lazos extremadamente fuertes con sus pueblos natales. Decenas de “comités de pueblo” se formaron en Los Ángeles, Washington y Houston, para mantener las comunidades de origen y permitir el avance de proyectos locales de desarrollo. Vea PORTES Alejandro (1999), " La mondialisation par le bas. L'émergence de communautés transnationales", Actes de la Recherche en Sciences Sociales, nº129, pp.15-25.

24.Es un parque público cercano a París, donde van muchos parisinos los fines de semana.


REFERENCIAS

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3. GUARNIZO Luis Eduardo and DIAZ Luz Marina (1999), "Transnational migration: a view from Colombia», Ethnic and Racial Studies, vol.22, nº2, pp.397-421.        [ Links ]

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8. MAUSS Marcel (1950), Sociologie et anthropologie, París, PUF, 1999 (1ère éd. 1950), 482 p.        [ Links ]

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