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Análisis Político
Print version ISSN 0121-4705
anal.polit. vol.23 no.68 Bogotá Jan./Apr. 2010
jóvenes investigadores
La seguridad internacional frente a las amenazas globales contemporáneas
The international security and the compemporary global threats
Henry Cancelado
Politólogo y Magíster en Análisis de Problemas Contemporáneos. Director Maestría en Relaciones y Negocios Internacionales de la Universidad Militar Nueva Granada. Correo: hcancelado@gmail.com
RESUMEN
Este escrito analiza los cambios en la seguridad dentro del sistema internacional contemporáneo y en la naturaleza de los principales actores estatales que interactúan en los conflictos vigentes. Para cumplir este objetivo, el texto se divide en tres partes: la primera, en la cual se recuerda al estado como actor relevante del sistema internacional; la segunda, en la cual se describe el cambio en el contexto internacional y cómo afecta esto al estado; y la tercera, a partir del cold spell, en la cual se hará un balance de los modelos vigentes de percepción de las amenazas globales.
Palabras clave: Estado, seguridad, sistema internacional.
SUMMARY
This paper analyzes security changes within the contemporary international system and the nature of the main state actors interacting in current conflicts. To achieve this goal, the text is divided into three parts: the first, in which the state is still viewed as the relevant actor of the international system; the second, where changes in the international context and the way they have affected the state are described. In the third part, based on the cold spell, a balance of the current perception models of global threats is shown..
Keywords: state, security, international system.
INTRODUCCIÓN
Las organizaciones políticas humanas, desde la antigüedad hasta la actualidad, han sufrido serios desafíos a su defensa y seguridad. Constantemente, las estrategias de guerra y las amenazas a la seguridad han cambiado y generado nuevos retos a las tribus, los imperios, las naciones y los Estados. Los cambios en la guerra por lo general se perciben en la magnitud de victimas, la duración del conflicto y el armamento utilizado: las grandes batallas de antaño y las guerras algo más cortas y precisas de la actualidad. En ese sentido, el siglo XX conoció una evolución sin precedentes en las formas de la guerra. Las nuevas tecnologías, el fortalecimiento de los Estados y la aceleración del fenómeno de la globalización, hicieron que el escenario táctico y estratégico cambiara dramáticamente, no sólo en su realidad geopolítica, sino también en su realidad económica y social.
Asimismo, la percepción de amenaza cambia y en nuestro siglo influenciado por un proceso de globalización sin precedentes, acerca los efectos de la interconexión de humana y allí las percepciones de amenaza y seguridad también se acercan y se interconectan. Es decir, amenaza y seguridad se convierten en elementos claves de la interdependencia y mantenimiento de todo el sistema internacional.
Nuestra problemática parte de un hecho reciente. En febrero de 2008, tuvo lugar en Munich la 43ª Conferencia de Seguridad. En ella, Rusia lanzó un mensaje a la comunidad internacional, destacando que la Guerra Fría había quedado atrás, pero que emergían nuevas amenazas contra la seguridad rusa, amenazas occidentales. Esta situación advertida por Rusia se conoce como cold spell(1), una estado de tensión entre las potencias, enmarcada dentro de un contexto de hegemonía estadounidense. Rusia, como actor principal del sistema internacional ve amenazada su seguridad con la proximidad y ampliación de la OTAN. Estados Unidos se enfrenta en una guerra a través de la OTAN contra el terrorismo, de definición(2) difusa y confusa, lo cual ocasiona grandes encrucijadas políticas, jurídicas y militares para los dos países.
En ese sentido, el objetivo de este escrito es analizar los cambios en la seguridad dentro del sistema internacional contemporáneo y en la naturaleza de los principales actores estatales que interactúan en los conflictos actuales. Para cumplir este objetivo, el texto tiene una estructura en tres partes: una primera, en la cual se recuerda al Estado como actor relevante del sistema internacional. Una segunda, en la cual se describe un cambio en el contexto internacional y cómo afecta el Estado. En la tercera, a partir del cold Spell, se hará un balance de los modelos vigentes de percepción de las amenazas globales.
1. El Estado y la seguridad en sistema internacional
Desde 1648, con la paz de Westfalia se da nacimiento al Estado como estructura organizativa de la comunidad internacional. Por supuesto, hasta ese momento, el continente Europeo dominaba el escenario internacional y se expandía por todos los rincones del planeta; todas las costas del Mundo habían visto barcos europeos llegar a sus orillas, en nombre de un Rey o una Reina que gobernaban desde el otro lado del Atlántico o del Índico. La expansión de la cultura europea, propagó también las formas políticas y económicas del viejo Continente, incluso sobre las civilizaciones asiáticas que al igual que América, caerían bajo su dominio. En la formación del Estado europeo, se logró estructurar una serie de nacionalismos que le mostrarían al Mundo una nueva serie de valores políticos y culturales, entre los cuales, conceptos como la soberanía y el territorio llegaron a ser elementos determinantes en la organización de una nación, concepto más antiguo que el de Estado como tal (Wilhelmy, 1988).
La evolución de lo que se conoce como concierto europeo (Wilhelmy, 1988: 86-90), tuvo lugar gracias a la figura del Estado que al mezclarse con el referente identitario de nación, dio como resultado el Estado-nación, Figura 1 que deja de ser sólo europea y se vuelve universal, gracias a la Revolución Francesa y se materializa históricamente en la conformación de la Nación estadounidense(3). La expansión del Estado-nación creó un nuevo concepto en la seguridad, porque al trasladarse la soberanía del rey al pueblo o nación, la seguridad debió enfocarse sobre esta última y no sobre un solo hombre o mujer soberanos. Es decir, el poder dentro del Estado, ya no emanaba desde arriba, sino que emanaba desde abajo, de la nación.
En consecuencia, la seguridad de una entidad humana, siempre ha estado vinculada a la soberanía, es decir, al establecer la figura soberana, se establece también la seguridad. En las naciones modernas, la soberanía reside en la nación, razón por la cual lo importante es la nación como tal. Algunos países como Estados Unidos, han logrado crear para sí mismos, lo que en otro trabajo llamó, un alter ego ideológico titulado América (Cancelado, 2008), de tal manera, la nación "americana" se encuentra sobre Estados Unidos y en ese sentido, en nombre de la nación se debe actuar en el ámbito de la seguridad y defensa, incluso por encima, algunas veces, del gobierno estadounidense.
En la primera mitad del siglo XX, se crearon una serie de figuras ideológicas que llevaron al sistema internacional a las dos guerras mundiales. El nacionalismo que llevó a la destrucción de los imperios europeos como el austro-húngaro y, que por otra parte, potenciaron el nacionalismo de algunos países como Rusia y Alemania. Esto sirvió como catalizador de la voluntad nacional, proyectando el poder del Estado allende sus fronteras, creando una ilusión de seguridad al interior de la nación, pero mostrando una sensación de amenaza en el sistema internacional. Este esquema se repitió durante el período de la Guerra Fría, aunque las amenazas allí (nucleares) se percibían mayores y más desafiantes para la supervivencia humana. Sin embargo, las amenazas de la Guerra Fría eran abordadas con conflictos de baja intensidad, de manera menos vistosa que en las Guerras Mundiales.
Una vez concluyó la Segunda Guerra Mundial, las potencias mundiales plantearon la posibilidad de crear organismos que protegieran la paz entre países y contrarrestar las amenazas externas e internas que tuvieran los Estados. Con la aparición de nuevos países en el escenario internacional, gracias a la descolonización de África y el Sudeste asiático, el sistema internacional se volvió más complejo y el juego de alianzas que definió la Guerra Fría llevó a serios retos para los organismos internacionales(4).
Las guerras civiles sacudieron la agenda de seguridad mundial y se sumaron a las amenazas de destrucción nuclear, de terrorismos, de dictaduras y luchas anti-insurgentes(5). En este punto, la inteligencia y la contrainteligencia se hicieron determinantes para poder detectar las amenazas y evitar los ataques, pero también para poder luchar en el mismo terreno que el contrario. El Estado clásico con grandes ejércitos y vistosas estrategias, daría paso a un Estado que por las nuevas características del sistema internacional, era un Estado más prudente y silencioso en su despliegue táctico, pero más efectivo porque el uso de alta tecnología permitió golpear al enemigo sin que éste tuviera gran capacidad de respuesta. Operaciones como la retaliación de septiembre negro, a partir de 1972, son un ejemplo de esta situación. A este punto, el Estado había cambiado porque su enemigo se había difuminado, y entonces, apareció durante la Guerra Fría, el terrorismo internacional. Los Estados comenzaron a enfrentarse cada vez menos entre sí, y ahora luchaban contra una nueva clase de enemigo.
A partir del 11 de septiembre de 2001, la seguridad internacional cambió y le planteó al sistema un desafío ante el cual, parecía estar quedando corto. La política exterior de los Estados, que había planteado una seguridad cooperativa internacional, se vio rebasada por los ataques en New York, Londres y Madrid. La OTAN, como organización de seguridad de las grandes potencias no alcanza a responder, la política europea se queda corta y el escudo antimisiles norteamericano genera más tensión en vez de calmarla. No aparece en la agenda internacional, una solución definitiva para contener las nuevas amenazas.
La política exterior "se refiere al conjunto de prioridades o preceptos establecidos por los líderes nacionales para servir como líneas de conducta para escoger entre diversos cursos de acción en situaciones específicas y dentro del contexto de su lucha por alcanzar sus metas" (Pearson y Rochester, 2001: 113). De acuerdo con este concepto, la guerra contra el terrorismo es un curso de acción tomado por los líderes, pero que está despertando antiguas querellas internacionales. El caso de Rusia frente a la OTAN es un claro ejemplo, el establecimiento de un "Eje del mal" por parte de George Bush y la mezcla de variables conflictivas en la situación colombiana, nos muestran la complejidad de la seguridad contemporánea.
En la figura 2a se analiza que antes, la inseguridad del sistema internacional era ocasionada por el conflicto entre Estados; ahora, en la figura 2b se observa que los elementos conflictivos atacan en dos niveles: al sistema internacional y al Estado al mismo tiempo, debido a la interdependencia de los actores internacionales. Sin embargo, a su vez, cuando observamos el vector central, el sistema internacional responde a estas nuevas amenazas de manera indirecta, por medio del Estado que sigue siendo la estructura que maneja un monopolio legítimo de la violencia.
Es válido preguntarse en este punto, por qué se ha dividido al terrorismo de la insurgencia para el análisis, si en el caso colombiano, la insurgencia puede actuar de manera terrorista. No en todos los conflictos insurgentes son terroristas; en algunos conflictos africanos, a pesar del rótulo impuesto por Estados Unidos, los conflictos se nutren de mercados ilegales, pero siguen siendo insurgentes. Es necesario entender que la línea en la diferenciación entre insurgencia y terrorismo es muy delgada y así mismo de delgadas e inseguras, son las respuestas de los Estados. ¿La intervención de Estados Unidos en Somalia o en los conflictos del cuerno de África, obedece a una acción humanitaria para detener los efectos de una guerra insurgente o más bien, obedece a una etapa más de la ofensiva antiterrorista global? Si la respuesta fuera sencilla, el escenario internacional no parecería tan caótico como lo es hoy en día.
2. Inseguridad, democracia y Occidente
El discurso hegemónico que se maneja en el sistema internacional vigente es la guerra antiterrorista, una guerra que no se maneja exclusivamente frente a los grupos como tal, sino que también se amplía hacia los regímenes protectores y hacia sus financiadores. Es decir, es una estructura hermenéutica que hace que el discurso antiterrorista se convierta en aspecto ideológico totalizante y expansionista dentro del sistema internacional. De esta manera, podemos hablar abiertamente de un "Eje del mal"(6) que se compone de todos aquellos Estados que ayudan a los grupos terroristas. Por supuesto, al hablar de un mal que existe actualmente en el sistema internacional, es necesario establecer cuál es el bien. El bien que se contrapone a este eje malvado, está compuesto por todos aquellos países que creen en un cierto concepto de libertad y democracia, y que están dispuestos a luchar con tal de defender estos dos valores como los más altos estándares axiológicos de la vida humana.
Desde el mismo origen de la civilización Occidental, caracterizada por la creación del bien y del mal dentro de una forma religiosa cristiana. Cuando se superó el dogma religioso en la modernidad política, se estableció una sucesión de dogmas que construyeron la idea de que el mundo en general lucha contra algún tipo de fuerzas que amenazan todo lo que es bueno. Cuando, dentro del proceso ya expuesto, la soberanía se trasladó a la nación, ésta fue la garante de la bondad a nivel social y por supuesto, su voluntad fue expresada como dogma casi religioso, en el sentido en que la voluntad de la mayoría, basada en la racionalidad individual, podía esbozar una concepción moral que se ajustaba a la idea de supervivencia de la especie(7). Es decir, todo aquello que amenazara a una nación, al pueblo, era un enemigo natural de todos los seres humanos. La universalización de estos valores solamente va a ser posible mediante la expansión de la civilización Occidental que siempre buscó imponerse sobre las demás culturas con las cuales, se encontró en su devenir histórico. Por tal razón, hoy en día, la occidentalización del Mundo se da como un hecho irrefutable, razón por la cual, de manera amplia se le invita a todas las naciones del Mundo a enfrentar aquellas amenazas que destruyen una concepción de paz y de armonía en el sistema internacional. Una armonía expresada por medio de la democracia y la libertad, es decir, por medio de la unificación de la idea de la nación como entidad soberana en una institución política llamada Estado.
Toda expresión política que se aleje de esta concepción, está enfrentándose directamente a una agenda internacional llena de estas expresiones: derechos humanos, ayuda internacional, paz, seguridad, armonía, democracia y libertad individual. En consecuencia, se empieza a ver un enfrentamiento claro entre la autodeterminación de los pueblos y la moral internacional y por consiguiente, se conforma un eje de Estados parias o enemigos y un eje de defensores de lo bueno y lo correcto.
En la figura 3a, se observa que el conflicto se encuentra en la contraposición de valores del sistema internacional. Al lado derecho de la figura, hay tres escenarios de conflicto: entre Estados, entre Estados y todo el sistema internacional y entre los Estados contradictores y la moral internacional. En cambio, al lado izquierdo no existe conflicto alguno, solamente con los Estados contradictores. Esto daría luces sobre la actuación de los Estados en el sistema, si el Mundo todavía tuviera un esquema de un solo actor internacional, razón por la cual, la figura 3 debe cambiarse a:
En la figura 3c, el conflicto adquiere mayor complejidad, al incluir actores no estatales en la escena internacional. Por tal razón, el Estado queda en el centro del conflicto, pero no es el único actor; en este sentido, aparece una alianza entre los actores disidentes, incluidos los Estados y los actores ortodoxos, que prácticamente son Estados, apoyados por algunas organizaciones no gubernamentales e intergubernamentales, ubicadas dentro del sistema internacional, pero que no actúan directamente contra los enemigos de la moral internacional. En consecuencia, se crea un sistema internacional así:
De tal manera, en el sistema internacional contemporáneo existe una serie de elementos que hacen que la moral internacional se encuentre cada vez más desafiada, no solamente por actores menores, sino también por Estados que asumen, que destruyendo esta estructura axiológica, pueden alcanzar escenarios de poder mundial. En la actualidad, existen dos casos que ilustran perfectamente este argumento; por una parte, está Venezuela que aprovecha su riqueza petrolera para establecer un proyecto alternativo dentro de la región Americana, originando un escenario de inestabilidad. Por otra parte, está Rusia que aprovechando sus elementos geoestratégicos, intenta defender su antigua zona de influencia en Europa Oriental y Asia Central, con el fin de ponerle un límite a la cerca militar que observa entre la OTAN en Europa y las tropas de ocupación de Estados Unidos en Asia Central y Medio Oriente.
Así las cosas, estos dos Países buscan cooperación entre ellos mismos con el fin de no depender directamente del poder de las potencias occidentales y democráticas. Se dialoga y se mantienen relaciones de tipo económico con todos los países, pero en el momento de establecer una carrera armamentista y de hacer movidas estratégicas, esta red paralela de relaciones se conecta entre sí, focalizando un enemigo común: Estados Unidos y la Unión Europea.
Un tercer país que demuestra un sistema paralelo de relaciones con un polo propio de poder es China. Los líderes chinos han logrado esbozar con éxito un proceso de inserción en la economía internacional y así mejorar sus índices a nivel global y proyectarse como uno de los centros de la economía mundial. Sin embargo, su esquema de seguridad totalmente realista y alejado de los principios universalizados hace que China se convierta en un desafío analítico y para los estadistas en un desafío práctico tratar con este gran País oriental. ¿Qué tienen en común estos países? La clara oposición a la moral política internacional.
Los demás actores, los no estatales, es decir, grupos terroristas, insurgentes, mafias y bandas criminales, saltan a la escena global, no necesariamente porque sus actuaciones sean de carácter internacional, sino porque los principios retóricos bajo los cuales perpetran sus acciones, van en contra de los valores establecidos en la agenda. Algunos de ellos sí son de acción directa contra los poderes internacionales como los ataques de Al-qaeda y han demostrado la obsolescencia de la respuesta de los Estados Unidos. Una superpotencia que parece estar en decadencia y que sigue analizando el mundo de la Guerra Mundial, pero frente a un enemigo poco convencional que ridiculiza sus operaciones internacionales (Wallerstein, 2005: 13-17). Siete años después del ataque a New York, no hay resultados en la guerra antiterrorista.
a. El ataque y la respuesta
Cuando el 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos fue atacado por Japón, la respuesta del presidente Roosevelt no se hizo esperar. Estados Unidos entró en la guerra y abrió sus frentes de batalla al Pacífico Sur y Europa Occidental, ayudó a los ingleses en el Norte de África y recuperaron a Europa para sus aliados. De esta manera debería haber sido la campaña antiterrorista en Oriente Medio, ataque enemigo, despliegue de fuerzas y triunfo. Esto no ha sido así. Los hombres estadounidenses desplegados en Afganistán e Irak no han podido recuperar la seguridad internacional; entre 1941 y 1945, las fuerzas de ocupación norteamericanas acabaron el imperio japonés y el imperio nazi. Siete años después, Estados Unidos no ha podido arrestar a Osama Bin Laden, acabar la guerra en África, destruir las mafias internacionales y asegurar su propia Región de las amenazas que la acechan.
Entonces, ¿qué ha cambiado entre 1941 y 2008? El enemigo ha cambiado, la guerra ha cambiado y la estructura del Mundo ha cambiado. Hoy no se puede responder una amenaza de manera análoga como se hizo hace sesenta años. Hay que redefinir las armas de defensa de los Estados y la capacidad unilateral que estos tienen para mantener la armonía internacional.
En primer lugar, el despliegue imponente de fuerzas siempre fue una buena defensa contra los enemigos. Lo utilizaron los romanos contra Aníbal en la segunda guerra púnica, y es válida si el enemigo es poderoso, armado y visible. Pero cuando es invisible, es importante redefinir las armas con las cuales se puede enfrentar con el fin de conseguir una victoria. Nunca más se verán batallas como Verdún y Normandía o invasiones como la de Berlín. Hoy en día, la guerra se juega de manera táctica, a menor escala, pero con mayor tecnología. Las fichas que se mueven son claves, pero pequeñas, el golpe certero se da y se elimina al enemigo con la menor cantidad de bajas posibles y sin desestabilizar demasiado al sistema internacional. Esta es la lectura que se puede hacer de la forma de asegurar el mundo contemporáneo, pero parece que la potencia militar actual sigue, dentro de su realismo radical, manejando sus amenazas de una manera similar, sin darse cuenta de los nuevos micropoderes que actúan hoy en día en todas partes del Globo. En segundo lugar, el terrorismo y la insurgencia cambian de estrategia para volverse imposibles de encontrar o destruir. Sus estructuras financieras, militares y sus raíces sociales y culturales, hacen que la metástasis de los grupos armados ilegales y de corte terrorista, llegue a todos los escenarios de la vida contemporánea, amenazando y retando la seguridad internacional. De tal manera el conflicto se lleva al mismo plano del terrorismo y se fortalecen los esquemas de seguridad a nivel de inteligencia, aunque esto no asegura la disminución de las amenazas para las naciones. Los esfuerzos en el afinamiento de dicha arma, le ha permitido al Estado mantener incipientes niveles de seguridad internacional e interna. Figura 4a
Durante las campañas de la Segunda Guerra Mundial, la inteligencia encontraba información sobre la amenaza; antes de golpear o no, este insumo iba al Estado que organizaba su defensa y ordenaba el despliegue, porque el enemigo estaba definido y era visible. Pero en el nuevo escenario el esquema podría definirse como: Figura 4b
En este esquema, la amenaza puede atacar o no al Estado, pero la respuesta se da desde los organismos de inteligencia, los cuales recomiendan y acompañan las operaciones que al convertirse en operaciones especiales, confunden y atemorizan al enemigo de igual manera como el terrorismo los hace con la nación o el sistema internacional.
La inteligencia se convierte en un asunto clave del nuevo sistema, ya que tiende a expandirse a todos los niveles para desarticular una amenaza, desde los aspectos financieros, pasando por el reclutamiento, hasta la operación de los grupos en cuestión.
En la figura 5, se observa que las amenazas tienen dos componentes: su estructura económica o financiera y su estructura militar por así decirlo, pero a la vez, generan un impacto social a favor o en contra de ellos, a favor en el caso de la guerra política y los intereses económicos. La inteligencia se ha constituido en el arma fundamental que le permite al Estado analizar y conocer a sus enemigos, para poder golpearlos de manera más precisa sin crear más desequilibrios e inseguridad en el sistema. Esto se observa en las redes paralelas de relaciones que fueron mencionadas, en las cuales la inteligencia permite conocer las intenciones del enemigo, estatal o no, y advertir o anticipar sus movimientos en el escenario político internacional.
Conclusiones
El mundo cambió en los últimos sesenta años y de manera vertiginosa en los últimos veinte, razón por la cual, sus amenazas son cada vez más complejas y de diversa índole, tanto estatales como no estatales. Por supuesto que estos grupos que amenazan la seguridad internacional se refieren más a estructuras ideológicas y económicas que influyen en la agenda internacional y que generan alianzas con quienes se oponen al orden internacional establecido por un grupo de países que asumen unos valores de bien y mal, a la hora de definir el sistema internacional.
Esta definición que también es de corte cultural, ideológico y economicista, hace que el Mundo se parta en dos escenarios que ya no es de Guerra Fría como tal; ahora tenemos un escenario de buenos y malos, de libertarios y de opresores, de demócratas y de tiranos en el Mundo. Sin embargo, para efectos prácticos e independientemente de que se esté de acuerdo o no con esta categorización axiológica del sistema internacional, es importante darse cuenta que los enemigos cambian y que el fracaso de las grandes potencias en las guerras contemporáneas, ha sido por la falta de conocimiento de sus nuevos contrarios y de la implementación de una estructura que le permita al Estado repeler sus amenazas de manera efectiva, sin grandes costos sociales y económicos.
La respuesta de Estados Unidos a los ataques del 11-S, hace que se genere una red alternativa de relaciones en el sistema internacional que aglutina a todos sus enemigos, sin importar su naturaleza, acorralando el poder internacional legal y cuestionando las acciones que en materia de seguridad se han llevado a cabo. Una reestructuración de los esquemas de seguridad ha intentado entender la invisibilidad y el poder del enemigo a todo nivel y crear operaciones efectivas en pos de la seguridad internacional. Hace 70 años, los nazis crearon una estructura totalizante de poder que llevó la guerra a todo el Mundo. Hoy los enemigos son horizontales, poderosos, ricos, decididos y actúan con intereses ocultos en el sistema internacional. Los enemigos de antaño para el proyecto Occidental ya fueron derrotados, pero de sus derrotas nacen los nuevos retos internacionales. Aprender que las variables de conflictos actuales no son diferenciadas, sino que están inextricablemente unidas por su deseo de imponerse en el sistema internacional, permitirá que las amenazas se vean como un todo, puesto que su naturaleza actual es la misma. Por último, evolucionar con el enemigo le va a permitir a la forma dominante del sistema internacional contemporáneo, la democracia liberal occidental, sobrevivir muchos años más, superando este nuevo escenario de enfrentamiento, neutralizando y derritiendo este nuevo período frío, este cold spell.
COMENTARIOS
1. El "hechizo frío" en traducción literal. Pero se puede entender como una amenaza en frío, para los intereses de Rusia y algunos otros países. Es un nuevo período de enfrentamiento entre las grandes potencias.
2.Existen más o menos 109 definiciones de terrorismo alrededor del Mundo, entre legislación internacional e interna.
3. La forma del republicanismo estadounidense fue analizada por Alexis de Tocqueville en su obra La Democracia en América.
4. El Movimiento de No Alineados creado en 1961.
5.Cfr. RANGEL, Alfredo (2001). Guerra insurgente. Cap. 1. Bogotá: Círculo de Lectores.
6.Concepto acuñado por el presidente Bush en el discurso de la Unión de 2002, y materializado en toda la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos del mismo año. http://www.whitehouse.gov/nsc/nss.pdf
7.Es un debate de filosofía moderna que se dio con los racionalistas y los liberales que se basaron en la idea de la racionalidad individual para destruir el misticismo político de épocas anteriores. Descartes, Spinoza, Locke, Kant y Rousseau, ayudaron a este nuevo dogma, materializado por los padres de la nación estadounidense a finales del siglo XVIII.
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