SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.24 issue71La pasión por la historia regional. author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.24 no.71 Bogotá Jan./Apr. 2011

 

La majestad de los pueblos en la granada y Venezuela . 1780-1832

Bogotá, Taurus/Universidad Externado de Colombia/IFEA/Cooperación Regional para los Países Andinos, julio de 2010.

María Teresa Calderón y Clément Thibaud

El libro La majestad de los pueblos en la Nueva Granada y Venezuela. 1780-1832, de los historiadores María Teresa Calderón y ClémentThibaud (2010) es una de las obras más importantes publicadas durante la celebración del Bicentenario de la independencia en el año 2010.

1. En este libro los autores hacen un repaso detallado de los intentos ideológicos y conceptuales que hubo en la Nueva Granada y en Venezuela por refundar la legitimidad perdida luego del colapso del poder colonial español. El libro contiene, además, información muy valiosa sobre los acontecimientos de la independencia; por ejemplo sobre el papel que jugaron los pueblos y sus líderes en las luchas del momento, sobre el federalismo, sobre las juntas de 1810, sobre el miedo que la dirigencia criolla le tenía al vacío de poder, etc.

Adicionalmente, el libro hace importantes aportes teóricos. Entre ellos destaco los siguientes.

En primer lugar, los autores proponen una concepción genealógica, en contraposición a una teleológica, del poder republicano. Según esto, la aparición de los Estados-Nación en el espacio hispánico debe ser entendida como una de las consecuencias de la caída de la monarquía y del andamiaje simbólico que estaba ligado a ella. De allí surgió la necesidad, dicen los autores, de crear nuevos horizontes de sentido que dieron lugar a la emancipación. Esto crea la necesidad de pensar la revolución como un hecho reinventado por los protagonistas de la época, de lo cual surge una visión más constitutiva, más constructiva - también más contingente - que la que nos enseña la historiografía tradicional.

En segundo lugar, los autores intentan apartarse de dos interpretaciones históricas que consideran inadecuadas: 1) una que estima que las revoluciones obedecieron a un modelo puro occidental de modernidad individualista, contractual, liberal y secular que sirvió para romper con el antiguo régimen y 2) otra según la cual las revoluciones fueron un fracaso rotundo y lo fueron sobre todo en su propósito de cambiar la sociedad colonial (Los acontecimientos revolucionarios no representaron emancipación alguna). Así, los autores se apartan tanto de la Leyenda Dorada de la modernidad liberal como de la Leyenda Negra de la continuidad de la colonia después de la independencia. Según ellos, no hay un antes de tinieblas y un después de progreso.

En tercer lugar, los autores muestran cómo la relación entre ilustración y revolución no fue inmediata. Fue compleja, parcial, matizada, contradictoria incluso. Con ella se unieron el neo-escoloasticismo, el regalismo borbónico, el janseninsmo, el republicanismo neoclásico, etc. La revolución de independencia retoma y actualiza de manera inédita estas tradiciones intelectuales. Así por ejemplo, la dimensión liberal no se afirma contra el organicismo, sino que se sirve de él. Las ideas de la ilustración muchas veces sirvieron para legitimar un cierto despotismo ilustrado, etc. El libro busca entonces comprender cómo y porqué, las proposiciones revolucionarias se enlazan con los conceptos más antiguos para dar lugar a las mutaciones simbólicas del orden sociopolítico, sin producir rechazo. Esta perspectiva sirve, entre otras cosas, para reconstruir una historia del liberalismo colombiano que no reduzca sus contenidos a una anomalía o a una desviación irracional del modelo europeo.

Por último, el libro da luces sobre la importancia que tiene el fenómeno de la transferencia de ideas; sobre la manera como las ideas viajan y se transforman en los lugares donde llegan. La construcción de instituciones a partir de ideas importadas es un fenómeno complejo y en este libro se dan pistas importantes sobre esa complejidad.

2. Como ya lo dije, los autores del libro se interesan por los referentes simbólicos que tenían los actores de la independencia, pero intentan hacer esto sin caer en dos distorsiones: en primer lugar, enel intelectualismo propio de quienes sólo ponen el énfasis en las representaciones mentales de los actores sociales y, en segundo lugar,en una explicación materialista fundada exclusivamente en la realidad social y la lucha de intereses.

Los autores consideran que, para superar estas dos visiones, lo que hay que hacer es llevar el problema al terreno de la efectividad simbólica. (Para ellos la dinámica revolucionaria se basa entonces en una reconfiguración interna del orden simbólico). Por eso afirman que,

“En el curso de las revoluciones los actores buscan reconstruir una disposición simbólica - y práctica - capaz de sustituir los antiguos montajes de la legitimidad monárquica.

La legitimidad en cuanto eficacia simbólica...se refiere a la metáfora que blinda la relación entre una verdad indiscutible erigida en absoluto y las prácticas humanas, contingentes y variables.”

Esta manera de plantear la cuestión de las mutaciones simbólicas en el curso de la revolución permite, según ellos, relativizar no sólo el gran relato liberal e intelectualista, fundador de la comprensión nacionalista de las independencias (Según ese relato las independencias fueron la conquista natural de la emancipación de las libertades y de la tolerancia) sino también su visión opuesta, de tipo contextualista, es decir la decepción total sobre los ideales revolucionarios, resultante de las promesas incumplidas.

Todo esto está muy bien. Lo que pasa es que, a mi juicio, los autores no logran superar plenamente aquella dicotomía entre intelectualismo y contextualismoy la razón por la cual no lo logran radica en que tienen una visión de la eficacia simbólica demasiado desconectada de la realidad social. La eficacia simbólicaes entendida como un conjunto de representaciones depositarias de una lógica interna y relativamente autónomarespecto de los acontecimientos reales en los cuales se inserta.

Pero la eficacia simbólica de los discursos es mucho más que eso y depende de las condiciones materiales en las cuales tiene lugar. Para decirlo en los términos de Bourdieu

“Existe una correspondencia entre las estructuras sociales y las estructuras mentales, entre las divisiones objetivas del mundo social - específicamente entre dominantes y dominados en los diferentes campos- y los principios de visión y división que los agentes les aplican”. (Bourdieu 1989).

O en términos de George Balandier

“No hay que substituir el orden de las palabras por el orden de las cosas”

Los autores del libro no se ocupan suficientemente del estudio del orden las cosas, es decir de las condiciones sociales, políticas y materiales en las cuales los discursos de la emancipación tuvieron lugar. Por eso el libro deja la impresión de un cierto intelectualismo. Se desatiende de todo aquello que está detrás de las representaciones mentales de los actores. El pueblo parece como un conjunto idealizado de individuos, sin terratenientes, sin militares, sin jerarquías. No hay tensiones internas en ese pueblo, ni contradicciones.

Está bien que los autores no hagan un estudio de los intereses económicos en juego, de la lucha de clases, de las disputas territoriales. Todo esto podría hacer parte de otro estudio diferente. Pero entre este análisis socioeconómico y las representaciones mentales hay algunos aspectos fundamentales que deberían tenerse en cuenta, así no se analicen en profundidad. Menciono dos de ellos:

1) Las biografías personales, los temperamentos, las historias de vida.

2) Ciertas disposiciones, ciertos habitus, que los actores sociales y políticos cargan como parte de su herencia colonial y que están relacionados con la concepción que tenían del poder, de la ley y de la autoridad (concepción que privilegia la excepción sobre la regla, pone a la justicia por encima del derecho, tolera la ineficacia institucional, menosprecia el pragmatismo, favorece la flexibilidad, el negocio y los acuerdos en detrimento de las leyes, etc.)

La falta de referencias contextuales conduce a un análisis del lenguaje legitimador que no es suficientemente crítico ni suficientemente reflexivo. El peso de la tradición colonial es visto como un conjunto de ideas (Dios, soberanía, iglesia, comunidad, libertad, etc.) que se debaten entre actores sociales sin sociedad, sin intereses, sin luchas, casi sin biografía.

Una consecuencia de esto es que no se le da suficiente importancia al hecho que desde la colonia los intereses ultramontanos han utilizado los discursos progresistas para legitimarse.

En términos más generales, no se tiene en cuenta el hecho de que el idealismo - que caracteriza las sociedades latinoamericanas - es un reflejo de la diferenciación social de intereses y de la imposibilidad de unirlos en un referente común. Mientras más heterogéneos e incompatibles son esos intereses en una sociedad mayor es el recurso a los ideales generales - únicos capaces de comprenderlos a todos - y más difícil la posibilidad de acuerdos basados en reglas(El ejemplo del MayFlower, en la historia de los Estados Unidos es útil en este punto).

En síntesis, buscando oponerse legítimamente a una visión materialista de la eficacia simbólica, la cual supone que los símbolos solo sirven para reforzar la realidad que existe, los autores parecen caer en el defecto contrario, es decir en una visión idealista o auto-reflexiva de la eficacia simbólica. Eso es, a mí juicio lo que no les permite superar plenamente la dicotomía entre visiones teleológicas o intelectualistas y visiones fatalistas o contextualistasde la independencia.

Esta crítica teórica, sin embargo, hace parte de una discusión compleja y álgida, presente desde hace muchos años en casi todas las ciencias sociales, incluida la historia. El libro no tiene porqué dar una solución definitiva a esa discusión teórica. Ese no es su propósito y el hecho de que yo tenga algunos desacuerdos con la posición teórica que los autores adoptan en este libro no me lleva a desconocer la importancia de sucontribución,ni mucho menos a dejar de recomendar vivamente su lectura.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License