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Análisis Político

versão impressa ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.27 no.82 Bogotá set./dez. 2014

https://doi.org/10.15446/anpol.v27n82.49408 

http://dx.doi.org/10.15446/anpol.v27n82.49408

DOSSIER: VÍCTIMAS, TIERRAS Y JUSTÍCIA

 

Eficacia de la participación en organizaciones sociales de víctimas: percepción de líderes en el departamento del Atlántico

 

The efficacy of participation in social organizations of victims: perception of leaders in the department of Atlántico

 

 

Diana Rico ReveloI; Lorena Bolivar de la OssaII

IDoctora en Psicología Social aplicada a Fenómenos Políticos, con Suficiencia investigativa en Ciencia Política y de la Administración Pública. Magister en Educación y Desarrollo Humano. Grupo de Investigación en Conflictos y Postconflictos en la Región Caribe, Universidad del Norte. Barranquilla, Colombia. Email: ricod@uninorte.edu.co
IIPolitóloga. Grupo de Investigación en Conflictos y Postconflictos en la Región Caribe, Universidad del Norte. Barranquilla,
Colombia. Email: lorenabolivar18@gmail.com

 

 


RESUMEN

Se indagó por sentidos de eficacia que líderes de la mesa departamental de victimas del Atlántico, otorgan a su participación en organizaciones sociales en un escenario que supone elevados riesgos. Los datos fueron analizados con el software Atlas.ti.; teniendo como referentes teóricos los marcos para la acción colectiva, la acción racional, y planteamientos actuales sobre procesos morales y emocionales vinculados a la protesta social. Los resultados exponen que dadas las circunstancias amenazantes que rodean los casos estudiados, se requiere profundizar en variables de orden moral y emocional, que pueden alterar modelos teóricos aplicados en otras regiones donde participar no supone jugarse la vida.

Palabras clave: Acción colectiva, Eficacia, Identidad colectiva, Convicción moral y Emociones positivas.


SUMMARY

The research inquired the sense of efficacy that victims' leaders, grant to their participation in social organizations in a setting that involves high risks. Data were analyzed with the software Atlas.ti; having as theoretical reference frameworks for collective action, rational action, and current approaches to moral and emotional processes related to social protest. The results argue that given the threatening circumstances surrounding the cases studied, it requires deeper moral and emotional variables, which may alter theoretical models applied in other regions where participation does not involve risking their lives.

Keywords: Collective Action, Efficacy, collective identity, moral conviction and positive emotions.


 

 

"Mi idea de participar en todo esto, es que nuestros hijos y nietos vivan en un país mejor …" "líder no es cualquiera", "cadasalida es un riesgo".

 

INTRODUCCIÓN

El último informe de Human Rights Watch (2014), señala que las amenazas de muerte a líderes de víctimas en Colombia, se han convertido en un hecho habitual durante la última década. "Entre enero de 2012 y septiembre de 2013, más de 700 desplazados y sus líderes que exigían la restitución de tierras a través de la Ley de Víctimas, denunciaron ante las autoridades que habían recibido amenazas…En agosto de 2013, la Fiscalía informó que estaba investigando 43 casos de asesinato de "líderes, reclamantes o partícipes en asuntos de restitución de tierras" cometidos desde 2008" (Human Rights Watch, 2014, p. 72).

Este panorama refleja las complejas condiciones de seguridad que afrontan líderes que actualmente luchan por la reparación de los efectos causados por el conflicto interno armado. De hecho, la mayoría cuenta con un esquema de seguridad oficial para desempeñar su labor en el marco del componente de participación de la Ley de Victimas (Ley 1448); creada en el año 2011 para otorgar el pleno reconocimiento de los derechos de las víctimas, instaurándose como un avance importante en un proceso de transición orientado a la efectividad de sus derechos a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Esta ley dispone de medidas individuales y colectivas de corte judicial, administrativo, social y económico, entre las cuales, la participación de individuos y de organizaciones sociales, es un componente fundamental.

En este contexto, el presente estudio indagó ¿cuáles son los sentidos elaborados por algunos líderes en torno a la eficacia de su participación en organizaciones sociales de víctimas ? y ¿qué hace que sigan participando a pesar los elevados riesgos que ello implica?. Para analizar estos interrogantes, se retomó el modelo teórico denominado Marcos de Acción Colectiva (MAC), la teoría del Actor Racional (AR) y planteamientos teóricos contemporáneos sobre procesos morales y emocionales vinculados a la protesta social.

 

LA PARTICIPACIÓN EN MOVIMIENTOS SOCIALES

Los estudios desarrollados en las últimas décadas para analizar el origen y la evolución de los movimientos sociales, parten de disimiles y hasta opuestas teorías, que bien pueden agruparse en tres perspectivas (McAdam, McCarthy & Zald, 1999): la Estructura de Oportunidades Políticas (EOP), las Estructuras de Movilización (EM) y los Procesos Enmarcadores (PE).

Las teorías provenientes de la EOP, explican la acción colectiva a partir de procesos estructurales, institucionales, estrategias y fuerzas políticas que la facilitan o la impiden (McAdam, 1999). Las teorías relacionadas con las EM, retoman las estructuras y condiciones generales que afectan al grupo y a sus miembros dentro de la sociedad, así como los recursos que movilizan para responder e intentar mejorar su condición (McCarthy, 1999). Las teorías vinculadas a los PE, exploran procesos de interpretación, atribución y construcción social de las personas pertenecientes al grupo en desventaja, que motivan la participación en acciones colectivas y movimientos sociales (Zald, 1999; Gamson & Meyer, 1999).

En este orden de ideas, los PE reflejan dinámicas subjetivas e intersubjetivas que configuran la construcción social de la protesta en torno a fenómenos concretos. Hay una suerte de consenso entre expertos en el tema, en señalar que los PE constituyen un puente entre la EOP y las EM. "Existe un elemento mediador entre oportunidad, organización y acción, a saber, los significados compartidos y conceptos por medio de los cuales la gente tiende a definir su situación" (McAdam et al., 1999, p. 26).

En este sentido, ante interrogantes sobre motivaciones asociadas a la participación, resulta pertinente retomar teorías asociadas a los PE. Destacándose entre éstas, el modelo teórico de los MAC, que indaga creencias colectivas sobre determinados aspectos de la realidad, las cuales, "actúan como base para la atribución y articulación de significados" (Hunt, Benford & Snow, 1994, p. 228). Al respecto, Gamson (1992) propone tres marcos para analizar la acción colectiva: injusticia, identidad y agencia, que suelen estar presentes en los discursos promovidos alrededor de las movilizaciones sociales y por ende, su exploración y análisis, es crucial para estudiar la motivación subyacente a este tipo de participación política no convencional.

La teoría sobre los MAC expone que el marco de injusticia se configura alrededor de un agravio experimentado sobre una situación considerada inequitativa, aunque no se trata del mero juicio racional, puesto que también está compuesto por una dimensión emocional; de ahí que Gamson (1992) le denomine hot cognition, para indicar una cognición cargada de emoción, que suele dar lugar a manifestaciones de ira o de indignación moral sobre aquello que resulta inaceptable para el grupo vulnerado.

De forma estrecha a la injusticia, se constituyen marcos de identificación colectiva alrededor de la definición de un "nosotros" afectados e indignados, a causa de "otros" que simbolizan la imagen del exogrupo señalado como posible responsable de los padecimientos del endogrupo. Además de los campos de identidad de los protagonistas y los antagonistas. Hunt et al. (1994), plantean que en la interacción de los movimientos sociales, se configura también un campo de las audiencias, cuya función es ser receptora positiva de los mensajes reivindicativos.

Una vez instaurados los marcos de injusticia y de identidad, es posible que las personas desarrollen un marco de agencia, relacionado con "[…] la conciencia de que es posible cambiar las condiciones de la vida social a través de la acción colectiva y faculta a los individuos definiéndolos como agentes potenciales de su propia historia" (Rivas, 1998, p. 191).

La mayoría de estudios que parten de perspectivas constructivistas para analizar los movimientos sociales, retoman los MAC y coinciden en que además del marco de injusticia y de identidad, para que las personas se impliquen en la acción colectiva, es preciso que las personas tengan la firme convicción que su participación contribuirá a reparar el agravio y transformar su situación en desventaja

Los planteamientos mencionados, soportan la incorporación de un PE en torno a la eficacia, frecuentemente aplicada para explicar la participación en acciones políticas; dado que es concebida como la percepción que tienen las personas sobre la posibilidad del cambio anhelado mediante la acción (Delgado, 1986; Fantasia, 1988; McAdam, McCarthy & Zald, 1988; Rule, 1989). Sin embargo, el marco de eficacia, no es sólo la creencia que la acción contribuirá al cambio sino la determinación de actuar a partir de tal convicción (Muller, 1982; Wolsfeld, 1986; Sabucedo, Seoane, Ferraces, Rodríguez & Fernández, 1996).

Adicionalmente, la percepción de eficacia puede ser individual o grupal, es individual cuando prima la idea que la propia participación es importante para el éxito de la movilización; pero se torna colectiva, cuando está vinculada a la creencia que los problemas relacionados con el grupo pueden ser resueltos por esfuerzos colectivos (Bandura, 2000).

De igual forma, estudios vigentes sobre motivos asociados a la participación, definen una dimensión política de la eficacia resultante de la combinación entre la sensación que la acción propia puede tener un impacto en el proceso político y la evaluación subjetiva de la capacidad de respuesta del sistema (Campbell, Gurin & Miller, 1954). De este modo, se reflejan dos dimensiones de la eficacia política, una interna y otra externa (Valentino, Gregorowicz & Groenendyk, 2007; Craig & Maggiotto 1982; Iyender, 1980; Craig,1979: Gamson, 1968; Easton & Dennis, 1967; Easton, 1965; Almond & Verba, 1963). La eficacia política interna, se orienta al alcance que una persona cree tener en la política, es decir, que se considera a sí misma competente e influyente; mientras que la eficacia política externa, refiere a la creencia de un individuo en la apertura y la capacidad de respuesta del sistema político (Iyenger, 1980), con lo cual, está vinculada a la confianza de los ciudadanos en el gobierno y las instituciones políticas (Easton, 1965).

En cuanto a las teorías de la acción racional que explican las movilizaciones sociales, sus presuposiciones perfilan los individuos como entes decisorios con capacidad de definir y priorizar sus intereses, delimitar un medio para alcanzar el logro anhelado y sobretodo, maximizar sus beneficios con los menores costos posibles (Olson, 1992). En este sentido, se plantea que entre más amplio sea el grupo, el individuo tiende asumir una actitud de free rider, calculando que ante un mayor número de individuos que posiblemente participen, hay mayor probabilidad de que otros actúen contribuyendo a un logro del que se podrá beneficiar sin asumir costo alguno (Olson, 1992); por lo tanto, no actuará a favor de los intereses del grupo a menos que se den combinaciones o circunstancias especiales.

Por otra parte, además del cálculo entre costos y beneficios que puede obtener el individuo del bien público, también se registran motivos colectivos y sociales (Klandermans, 1984). Los motivos colectivos tienen que ver con la expectativa que la participación ayudará a producir un bien público, en este orden de ideas, algunos estudios vinculan la eficacia con la teoría de la identidad social (Leach, Van Zomeren, Spears & Fischer, 2004); indicando que, a medida en que las personas perciban desventajas o inestabilidades grupales que afecten las metas que se tienen a futuro, es más probable que se impliquen en cambios para superarlas.

Bajo la anterior premisa, el costo que los individuos están dispuestos a asumir dependerá del cálculo racional que hagan sobre los logros a obtener en el futuro (Hirsch, 1990; Rule, 1989; Sabucedo, Rodríguez & Fernández, 2001); por lo tanto, la elección de actuar será según la precisión y el reciente impacto del movimiento en el cumplimiento de sus objetivos (Klandermans, 1993). Se asume entonces que, el individuo determinará su participación de acuerdo a los logros obtenidos y en función de ello, encausará sus esfuerzos.

En cuanto a los motivos sociales vinculados a la disposición a la acción, Klandermans (1984) alude a la valoración que las personas hacen de los costos y los beneficios. Planteamiento que concuerda con la nueva generación de trabajos empíricos en el área, que estudian la participación mediante variables tales como: la percepción de inequidad, la ideología, las convicciones morales, el empoderamiento y las emociones positivas (Van Zomeren & Iyer, 2009).

En efecto, cada vez son más los estudios que además de explicaciones instrumentales y de los MAC, indagan componentes de orden valorativo, moral y emocional (Van Stekelenburg & Klandermans, 2010; Van Zomeren & Iyer, 2009; Valentino et al., 2007; Hardy, 2006; Leach et al., 2004; Jasper, 1997; Tejerina, 1998). Los cuales, en términos generales afirman que en casos en que las reivindicaciones y los procesos de identidad, estén articulados a un sistema de valores amenazado o vulnerado, los valores y la moral se manifiestan transversalmente.

La literatura en esta línea de trabajo, alude a motivaciones morales de la acción (Kohlberg, 1969), que configuran una suerte de justicia moral que pugna por el bienestar del grupo en desventaja (Hardy, 2006). Distinguiendo algunas actitudes que circulan en torno a la protesta social, como una resistencia a la adversidad que incentiva el compromiso grupal y la perseverancia (Bandura, 2000); y/o una justicia moral que incentiva conductas prosociales (Gómez & Gaviria, 2007), propiciando lazos de empatía, cooperación y responsabilidad (Eisenberg, Fabes & Spinrad, 2006).

En relación al papel de las emociones en la movilización social, tradicionalmente, los estudios se han centrado en emociones negativas, sobresaliendo la ira como una variable clásica (Gamson, 1992; Leach et al., 2004; Stürmer & Simon, 2009); no obstante,recientes trabajos resaltan el papel de emociones positivas como la alegría (Drury & Reicher, 2009), la simpatía (Iyer & Ryan, 2009) y otras que emergen alrededor de las acciones colectivas.

Asimismo, investigaciones de las últimas décadas, preponderan el papel de las emociones en torno a la movilización social. Goodwin, Jasper y Polletta (2000), destacan la felicidad, el respeto, la confianza, el optimismo y la compasión. Igualmente, Goodwin y Jasper (2006), enfatizan en emociones que llegan a ser lo suficientemente gratificantes como para motivar a la acción, diferenciando entre aquellas que se experimentan en el momento de la participación, como la alegría y la satisfacción; y en otras emociones que perduran más allá de la protesta, como el orgullo y la esperanza.

Finalmente, se identifica una serie de trabajos que apuntan a plataformas que usan los movimientos sociales para entablar contiendas políticas, vislumbrando un empoderamiento colectivo (Van Zomeren & Iyer, 2009; Hirsch, 1990). Cuya confrontación permanente hacia instituciones y actores, está permeada de orientaciones subjetivas, tales como interés o desinterés por la política, valoración del desempeño, confianza e insatisfacción hacia instituciones y actores políticos (Anduiza & Bosch, 2004; Pasquino, 1990).

 

METODOLOGÍA

En aras de captar la realidad social desde la perspectiva de los participantes (Denzin & Lincoln, 2012) y reconocer el espacio donde se desarrollan los sentidos emergentes alrededor del objeto de estudio (Bonilla & Rodríguez, 1997), se implementó un diseño fenomenológico de corte hermenéutico. Se indagó el objeto de estudio desde una lógica interpretativa, teniendo como fuente principal, el lenguaje de los sujetos pertenecientes a la unidad de trabajo, para comprender e interpretar el fenómeno en contexto (Leyva, 2012; Velasco, 2012).

Procedimiento. Una vez se presentó la propuesta de investigación ante los 23 representantes de la Mesa Departamental de Víctimas del departamento del Atlántico, 11 de ellos aceptaron participar voluntariamente. Con el propósito de garantizar un procedimiento situado y contextual (Denzin & Lincoln, 2012), la aplicación de los instrumentos se realizó en lugares en los que ejercen su labor cotidianamente. Participaron 6 mujeres y 5 hombres, en un rango de edad de 36 a 67 años, y con una trayectoria de participación en organizaciones entre 3 y 10 años.

Instrumento. Se realizaron 11 entrevistas semi-estructuradas, mediante un formato de preguntas abiertas para que los entrevistados expresaran "en sus propias palabras, la perspectiva personal sobre el tema" (Bonilla & Rodríguez, 1997, p. 161). Las preguntas formuladas fueron:

  • ¿Para qué sirve participar en actividades vinculadas a la organización social?
  • ¿En qué le beneficia participar en movilizaciones sociales?
  • ¿En qué momentos participar en movilizaciones sociales, ha tenido éxito?
  • ¿Este tipo de participación le representa algún esfuerzo?
  • ¿Este tipo de participación le representa algún riesgo?
  • ¿Qué le motiva a seguir participando en este tipo de movilizaciones sociales?

Análisis de datos. Una vez transcritas las entrevistas, se analizaron los datos mediante tres fases: reducción de datos, análisis semántico e interpretación fenomenológico-hermenéutica. Las dos primeras se realizaron con el software Atlas.ti. en su versión 5.0., y la tercera fase, se llevo a cabo mediante la discusión entre las investigadoras, junto con la covalidación del análisis con 4 de los líderes entrevistados.

Reducción datos. Se identificaron categorías y subcategorías relacionadas con el corpus teórico (Gibbs, 2012) y seguidamente, se llevó a cabo una reducción fenomenológica para precisar los datos.

Análisis semántico. Se realizó un análisis del contenido semántico, con el propósito de establecer que palabras vinculadas al objeto de estudio eran más mencionadas en conjugación verbal y tiempo. Esta técnica permitió enriquecer el análisis discursivo, mostrando el uso de la palabra por parte del entrevistado (Navarro & Díaz, 1995).

Interpretación fenomenológica-hermenéutica. Se llevo a cabo la interpretación contextual y teórica de categorías y subcategorías, priorizando lo imprescindible del discurso, para analizarlo a la luz de las referencias teóricas (Gibbs, 2012).

 

RESULTADOS Y ANÁLISIS

1. Reducción de datos

El proceso de reducción orientado al descubrimiento de temas e ideas vinculadas a conceptos y proposiciones teóricas expuestas, permitió la siguiente codificación:

 

 

1.1. Racionalidad instrumental

La racionalidad instrumental se evidenció de forma transversal en las respuestas, sobre-todo en función de riesgos, costos, beneficios, metas, recursos y logros obtenidos.

Riesgos. La primera tendencia de esta subcategoría, es que su labor implica convivir con una amenaza a su integridad física, personal, familiar y social. La segunda, es la pérdida de amigos que han sido asesinados por su rol de liderazgo en organizaciones de víctimas. La tercera, es que coexisten con victimarios en su cotidianidad, constituyendo una sensación de vulnerabilidad porque evitan señalar a sus victimarios para proteger su integridad física.

La cuarta tendencia, fue la percepción de riesgo ligada a las instituciones competentes en la reparación, aseguran que algunas instancias están permeadas por el crimen en detrimento de una reparación eficaz y que otras, están devaluando liderazgos y organizaciones sociales, para evitar el control social que por ley hacen las organizaciones de víctimas. Señalan un "montaje de otras organizaciones creadas desde la institucionalidad y no desde la base…. metiendo gente ahí para que este de su lado el próximo año en la Mesa Departamental de Víctimas".

Costos. Los tipos de costos mencionados fueron el económico, dado que los líderes deben disponer de recursos propios para su labor; el impacto psicológico que experimentan a diario, por ser testigos de fuertes y dolorosas vivencias de personas que representan: el tiempo invertido, que implica descuidar asuntos personales y familiares; la revictimización institucional; y la estigmatización social asociada a su condición de líder-víctima, sumadas al hecho que tienen precarias condiciones de vida.

Beneficios. Destacaron su cualificación como líderes mediante programas articulados a la ley 1448, las ayudas humanitarias para las personas que representan y el reconocimiento positivo que reciben por su liderazgo en el medio donde actúan.

Metas. La reparación integral tal como está contemplada en la ley 1448; mantener su compromiso con las generaciones venideras, para que crezcan en condiciones diferentes; la corresponsabilidad institucional en pro de la reparación integral; eliminación de la revictimización; y la corresponsabilidad social para combatir la estigmatización.

Recursos disponibles. La ley 1448, la Mesa Departamental de Victimas, las organizaciones, los procesos de educación no formal fortalecen la participación y el apoyo de algunos organismos internacionales.

Logros obtenidos. Gestión de indemnización económica de algunas personas y la cualificación de líderes a partir de la gestión de organizaciones sociales.

1.2. Actitudes y comportamientos vinculados a la participación

Las razones expresadas para participar en este tipo de organizaciones sociales, dan cuenta de orientaciones subjetivas hacia la política, procesos identitarios, actitudes prosociales, de empoderamiento, de resistencia pacífica a la adversidad y una necesidad de tener incidencia en la arena pública.

Orientaciones hacia la política. Predominaron orientaciones cognitivas hacia la política, sobretodo ideas negativas en relación al trato que reciben de instituciones competentes en la reparación; al igual que, un marcado interés en conocer el trabajo de dichas instituciones, para establecer lazos de cooperación y ejercer control social. Seguidamente, mencionaron orientaciones afectivas hacia la política, exteriorizan insatisfacción por la administración que algunas instituciones hacen de recursos designados a la reparación; y prevención hacia dichas instituciones, que se revierte en desmotivación a establecer alianzas de trabajo con éstas. Finalmente, citaron orientaciones evaluativas hacia la política, como la desconfianza sobre el uso de los recursos públicos por parte de las instituciones competentes en la reparación de las víctimas.

Comportamiento prosocial. Expresan que su lucha está motivada por el bienestar de las víctimas que representan, fomentado a partir del apoyo que los líderes puedan dar y por la apropiación que las personas puedan hacer de las capacitaciones recibidas, multiplicando los aprendizajes en sus comunidades, superándose a sí mismas para salir delante; Igualmente, aspiran a que su trabajo como líderes pueda contribuir en la construcción de un mejor futuro.

Empoderamiento. Está ligado a la imperiosa necesidad que las víctimas participen en la superación de sus condiciones adversas, como se manifiesta en la siguiente expresión: "a raíz del desconocimiento de las víctimas, creamos la organización para orientar y reclamar los derechos de la población… y de aquí para acá, nos hemos seguido empoderando".

Resistencia a la adversidad. Impera en casi todas las entrevistas mediante la idea que pueden salir adelante aunque no será fácil ni rápido, algunas expresiones que lo sustentan son: "nosotros venimos luchando y no nos rendimos", "yo como que nací para esto, me da temor y a veces pienso en renunciar pero no, hasta que no logre que la gran mayoría de los que están dentro de mi organización supere el estado de cosas inconstitucionales que tienen".

Incidencia política. Mencionan que han obtenido incidencia política participando como organizaciones sociales, incorporando problemáticas de las víctimas en agendas de política pública y abanderando temas de competencia estatal que son abandonados por algunas instituciones.

Procesos identitarios. Las expresiones que aluden a procesos identitarios, giran en torno a tres tendencias estrechamente ligadas a la acción. Primera, a su autodefinición como líderes/ víctimas priorizando su liderazgo, y enfatizando en la importancia que las organizaciones estén representadas por víctimas porque han vivido la experiencia que quieren reparar. Segunda, que la mayoría de personas que representan, han huido de sus territorios por la violencia y ahora sobreviven en condiciones muy precarias. Tercera, que hay líderes valientes, dado que algunos están continuando luchas de compañeros asesinados, señalando esta circunstancia como una razón que les induce a seguir adelante.

1.3. Emociones ligadas a la participación

Las emociones asociadas a la participación son de carácter positivo, tales como satisfacción, alegría, orgullo, esperanza y optimismo.

Satisfacción y Alegría. La satisfacción está ligada reiteradamente a momentos de la participación y a comportamientos solidarios o prosociales; igualmente, es experimentada como una sensación del deber cumplido, de una recompensa individual por ayudar a los demás, en especial cuando se obtienen logros. Mientras que la alegría, aparece vinculada tanto a estados momentáneos de acciones colectivas como a consecuencias positivas de la participación en dichas acciones.

Orgullo. Está relacionado con la importancia que tiene para los líderes ser parte activa del movimiento y que los demás los reconozcan como tal.

Esperanza. Se presenta ligada a consecuencias de su rol: "lucho por ese compromiso y mi meta es que mi población salga adelante"; y a la posibilidad de construir un mejor país, manifiestan su deseo de "luchar por una paz, por una Colombia sana, digna".

Optimismo. Aflora en relación a vivencias cotidianas de su trabajo individual y colectivo.

1.4. Valores vinculados a la participación

Los valores que aparecen enlazados a la participación en el discurso de los líderes, dan cuenta de indignación, deber moral, respeto y valoración del prójimo.

Indignación. Prevalece asociado a la percepción de injustica, a las secuelas del daño causado y al dolor de experimentar ausencia de la verdad y de la justicia.

Deber moral. Emerge entre algunas de las razones que los líderes manifiestan tener para seguir participando: "le digo que siento un deber moral de ayudar"; igualmente, perciben que luchan por algo que consideran correcto.

Respecto y valoración del prójimo. Estos dos valores afloran cuando los líderes aseguran que las víctimas logran ser reconocidas y respetadas por instancias oficiales en distintos momentos de incidencia política alcanzada por las organizaciones.

 

2. ANÁLISIS SEMÁNTICO

Inicialmente, se indagaron los verbos y sustantivos más mencionados, seguidamente, se revisaron las frases en las que estaban inmersos para identificar el sentido otorgado por los entrevistados en el contexto de la entrevista y posteriormente, se organizaron las expresiones en tendencias que permitieron profundizar en categorías teóricas, tal como se indica en la siguiente tabla:

 

 

3. INTERPRETACIÓN FENOMENOLÓGICA-HERMENÉUTICA

Al indagar sobre distintos componentes de la eficacia alrededor de la participación, el discurso de los líderes esta permeado por marcos de injusticia, identidad y eficacia; cuyos sentidos de enmarcamiento, giran en torno a componentes de orden valorativo, emocional y sobretodo moral.

Marco de injusticia. La injusticia circula en dos direcciones; primera, en la mención de agravios pasados vinculados al conflicto y segunda; en la denuncia de situaciones actuales de inequidad, asocias a la condición de víctimas y al ejercicio del liderazgo de las mismas en un contexto violento. En concordancia con el modelo de los MAC, el marco de injusticia se articula al marco de identidad, en tanto que los líderes describen rasgos comunes de las personas que representan ligados a los efectos del conflicto, perfilándolos como un grupo en desventaja: "han huido de sus territorios por la violencia y ahora sobreviven en condiciones muy precarias", en uno que no les ofrece oportunidades para su desarrollo humano ni para alcanzar una calidad de vida óptima.

Marco de identidad. En el discurso se refleja la relación del endogrupo en desventaja, con tres actores distintos: actores violentos, actores e instituciones oficiales y organismos internacionales. La mención de actores violentos responsables directos de sus padecimientos, se hace sobre todo, para indicar que algunos no han sido procesados y que cohabitan el mismo territorio de las víctimas, alimentando una sensación de amenaza e inseguridad. En la referencia a los actores e instituciones oficiales, de una parte, se desvela cierta sensación de abandono a las víctimas hasta el punto que muchas están en condiciones que limitan con la mendicidad; pero de otra parte, son señalados como entes responsables de su proceso de reparación. Finalmente, el tercer exogrupo que emerge en el discurso de los líderes, es el de organismos internacionales, que son vistos como un apoyo de la lucha social.

Marco de eficacia. Las expresiones de los líderes en torno a la relación que entablan con los actores mencionados, enlaza marcos de identidad y de eficacia, puesto que enfatizan en que su condición de líderes/victimas, apalanca sus capacidades para superar la adversidad y mejorar su situación mediante la movilización social. Desde esta perspectiva, se comprende que exalten la valentía de líderes que estén "continuando luchas de compañeros asesinados", como una razón que les motiva a persistir.

Por otra parte, la ausencia de una eficacia política externa, no es una razón para claudicar en su lucha; todo lo contrario, su discurso refleja una confrontación hacia actores e instituciones oficiales, responsables de su proceso de reparación. Tienen la creencia que a partir de las organizaciones sociales se puede tener incidencia política en esta dirección, dado que conciben la organización social como un recurso disponible para avanzar hacia sus logros. De hecho, resaltan con orgullo, los beneficios y logros que han conseguido a partir de la movilización social, ligados al proceso de participación y anhelos a largo plazo, guardando un carácter eminentemente social.

Motivaciones sociales asociadas a la participación. La indignación expresada por las secuelas del daño causado y el dolor que experimentan por ausencia de una verdad y una justicia acorde con sus expectativas; constituye su deber moral de ayudar y seguir luchado por aquello que consideran correcto, como su compromiso con una sociedad diferente, que no les revictimice ni les estigmatice. De este modo, las motivaciones para participar, no están centradas en mera lógica del AR, sino que están permeadas por una racionalidad estética y moral. Más allá del anhelo de reparación integral de las víctimas, los líderes conciben la participación como un medio para resarcir la dignidad vulnerada, reflejando de este modo, una valoración de beneficios de la acción en términos de convicciones morales. De ahí que, luchan para evitar que las generaciones venideras sufran lo mismo que ellos y para construir un país pacífico y digno.

Cálculos en términos de beneficios y recompensas. La participación constituye un recurso fundamental para visibilizar sus reivindicaciones y avanzar hacia cambios anhelados, pero también, es fuente de beneficios selectivos, individuales y colectivos. Los beneficios selectivos se exteriorizan en el reconocimiento social que obtienen por su labor, la satisfacción moral que experimentan en las pequeñas conquistas durante su lucha diaria y su cualificación a partir de capacitaciones para fortalecer su liderazgo. Los beneficios individuales corresponden ayudas e indemnizaciones a victimas integrantes de los colectivos. Y los beneficios colectivos, se centran en el respeto, la visibilizaciòn y la valoración de las víctimas, así como la incorporación en agendas públicas de temas prioritarios este tipo de población.

Costos y riesgos asociados a la participación. Aparte de los costos usuales de la participación, como el tiempo y el factor económico, los líderes asumen elevados costes psicológicos y sociales, como la estigmatización social, la revictimización y la prevalencia del contexto amenazante donde ocurre su labor. Dado que se trata de un entorno de conflicto interno armado, donde además, acontece una reconfiguración del crimen con una cooptación ilegal de instancias estatales en la región (Trejos, 2012) y un "ejército anti-restitución de tierras" que elimina sistemática líderes que luchan por la restitución de tierras a población campesina (Villarraga, 2014).

Adicionalmente, la coexistencia de algunos líderes con victimarios, está coligada al hecho que los grupos paramilitares se desmovilizaron pero no todos sus integrantes (Villarraga, 2014), con lo cual, algunos continúan en el entorno de población civil víctima, que no denuncia por temor a represarías; pero también esta enlazada al hecho que este año serán excarcelados postulados del proceso de justicia y paz, que ocho años atrás, aceptaron cargos sin un arrepentimiento considerado válido por las víctimas, quienes temen porque hicieron demandas de los hechos. En este contexto, los líderes han incorporado la amenaza como una condición propia de su labor, expresando su determinación de seguir luchando a pesar de los altos riesgos, porque tienen una valoración de los beneficios de la acción, en términos distintos a la minimización de los costes.

Emociones positivas. En el discurso de los líderes, emergen emociones vinculadas a los beneficios de la participación y a las metas anheladas (Van Zomeren & Iyer, 2009; Van Stekelenburg & Klandermans, 2010; Leach et al, 2004), sobresaliendo la alegría, el optimismo, el orgullo y la satisfacción de los líderes al experimentar que su participación es una vía correcta para gestionar la reparación efectiva de las víctimas; así como la esperanza asociada a la expectativa de éxito (Goodwin et al., 2000).

 

CONCLUSIONES

Los sentidos elaborados por los líderes en torno a la eficacia de su participación en organizaciones sociales de víctimas, dan cuenta de una percepción de eficacia tanto individual como colectiva, puesto que de una parte, muestran alta valoración de su rol individual en la gestión de la reparación de las víctimas así como los esfuerzos realizados por otros líderes e integrantes de distintos colectivos. Por otra parte, reiteradamente insisten en el papel fundamental de los esfuerzos grupales en la lucha por las metas anheladas, avivando la creencia que el grupo es capaz de enfrentar la desventaja mediante esfuerzos colectivos.

Otro hallazgo a destacar, por su consistencia con algunos planteamientos teóricos mencionados, es el vinculo entre logros y metas de la participación con procesos identitarios; en efecto, los relatos están priorizando el bienestar de las víctimas y su inclusión en un escenario que a futuro se vislumbra mejor al que actualmente les tiene en condiciones inequitativas. Bosquejando de este modo, que ciertas motivaciones morales, permiten hacer frente a una participación en un escenario amenazante y que su decisión obedece a un cálculo racional que incorpora aspectos valorativos y emocionales.

En este sentido, se recomienda que ante condiciones riesgosas asociadas a la participación, como los casos estudiados, se profundice en categorías propias del contexto de la movilización que pueden alterar modelos teóricos aplicados en otras regiones donde participar no supone jugarse la vida. Los hallazgos sugieren que el análisis de motivaciones vinculadas a la participación en situaciones de riesgo, requiere retomar además de teorías asociadas al AR y a los MAC, otros modelos teóricos que examinen aspectos morales y emocionales.

Por otra parte, aunque la percepción de eficacia como impulso para la acción, está presente en la trayectoria de los líderes desde antes de la ley de víctimas, tal como aflora en su discurso, la idea de cambio a partir de la organización fue reforzada con su aprobación en el año 2011; puesto que su implementación ha fomentado la participación de organizaciones y ha favorecido diversos recursos para lograr incidencia política. Descubriendo de este modo, una complementariedad de la eficacia alrededor de la participación en organizaciones de víctimas con la EOP y la MR, coincidiendo con estudios contemporáneos sobre movimientos sociales (McAdam, et al, 1999).

Finalmente, este tipo de participación da cuenta de uno de los retos que actualmente enfrenta el gobierno en la transición a la paz, como es ofrecer garantías suficientes para participar en movimientos sociales de víctimas en medio de un conflicto interno armado. En aras de avanzar hacia un sistema más democrático en tanto sea más pacífico, donde el Estado tenga el monopolio de la violencia y se evalúen permanentemente las políticas públicas sobre reparación y postconflicto, con la participación activa de individuos y colectivos de victimas; reconociéndolas como interlocutores válidos en el proceso de transición.

 

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Fecha de recepción: 27/10/2014
Fecha de aprobación: 04/11/2014