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vol.28 issue85THE JUAN MANUEL SANTOS ADMINISTRATION 2010-2015: CHANGES IN THE COMMUNICATIONS SYSTEM, SOCIAL PROTEST,AND THE PEACE PROCESS WITH THE FARCPOLITICAL PARTICIPATION IN THE HAVANA PEACE AGREEMENTS: THE PRE-REQUISITE OF POPULAR ENDORSEMENT OF THE AGREEMENTS author indexsubject indexarticles search
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Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.28 no.85 Bogotá Sep./Dec. 2015

https://doi.org/10.15446/anpol.v28n85.56245 

http://dx.doi.org/10.15446/anpol.v28n85.56245

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN COMO ACTORES (DES) LEGITIMADORES. ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DEL ROL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA EN TORNO AL PROCESO DE PAZ DE LA HABANA*

THE MEDIA AS (DE) LEGITIMIZING ACTORS. SOME REFLECTIONS ON THE ROLE OF THE MEDIA IN BUILDING PUBLIC OPINION ON THE PEACE PROCESS IN HAVANA

Juan David Cárdenas Ruiz**
** Docente de la Universidad de La Sabana, Bogotá, Colombia. Miembro del grupo de investigación del Observatorio de Medios de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana. Magister en Estudios Políticos del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales IEPRI, Universidad Nacional de Colombia. Especialista en Opinión Pública y Mercadeo Político, Universidad Javeriana. Politólogo, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá- Colombia. Correo electrónico: juancar@unisabana.edu.co


RESUMEN

El proceso de paz de La Habana es uno de los acontecimientos políticos más relevantes de la historia reciente de Colombia. Dentro de las dimensiones de análisis del proceso se hace necesario entrar a analizar cuál ha sido el rol de la comunicación dentro de los diálogos. El articulo plantea una serie de líneas teóricas de análisis de rol de los medios de comunicación en los procesos de paz y busca a partir del estudio de caso de la opinión pública en Bogotá desarrollado por el Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana hacer una serie de reflexiones y proponer alternativas para un mejor entendimiento ,desde la comunicación política, del proceso que se desarrolla en La Habana desde el análisis de los marcos interpretativos de los actores involucrados en el proceso.

Palabras claves: Proceso de paz, marcos interpretativos, comunicación política, opinión pública.


ABSTRACT

The peace process being held at La Habana is one of the most relevant political event of Colombia recent history. Within the analysis dimensions of the process is necessary to analyze the role of communication in the process. This article propose a series of theoretical approaches to the role of mass media in peace processes scenarios and try to make some reflections and suggest alternatives to enhance the understanding from political communication vision of the peace process studying the particular case of Bogota´s public opinion based on the analysis of the strategic communication frames of the central actors involved.

Keywords: Peace process, frames, political communication, public opinion.


INTRODUCCIÓN

El conflicto y la comunicación son dos de los rasgos esenciales, originarios y característicos de la organización social y la interacción humana. La naturaleza individual del ser humano, su necesidad por sobrevivir y la demanda permanente de recursos en el marco de sociedades políticamente organizadas son una realidad inalterable del orden social.

Uno de los conceptos centrales y a la vez una necesidad de todo proceso, institución y actor político es legitimar y mantener su poder, favorabilidad y aceptación por parte de la opinión pública, el electorado, y en general la ciudadanía. Históricamente la legitimidad ha estado asociada a distintos procesos que a través de recursos de diversa naturaleza (costumbre, tradición, sacralidad, carisma, racionalidad) intermedian en la relación de subordinación entre los depositarios de un poder y sus subordinados. (Webber, 1944).

La comunicación como un recurso legitimador del poder adquiere un valor superlativo en las sociedades contemporáneas con el auge de las tecnologías de la información, la masificación urbana y la tecnificación de los procesos de "objetivación" de la opinión pública y el bien común. La relación entre legitimidad, consenso y comunicación política puede reflejarse en los índices de aprobación de la gestión y en la aprehensión por parte de los ciudadanos de una o una serie de ideas comunes en torno a la justificación de una estructura de poder y sus expresiones institucionales y de liderazgo.

La legitimidad, entendida en términos racionales, modernos si es que puede decirse, es la que a través de procesos democráticos de comunicación y persuasión deben buscar los actores políticos involucrados en procesos políticos como una negociación o proceso de dialogo en pro de alcanzar la paz dentro de una sociedad

En el caso del conflicto colombiano y el proceso de dialogo que se adelanta en La Habana entre el Gobierno y las Farc-Ep hay que mencionar una serie de factores característicos de la negociación que influyen directamente sobre la legitimación o deslegitimación del proceso, sus actores, demandas y estrategias.

  1. Negociación en un tercer país
  2. Intervención de países amigos y/o facilitadores
  3. Negociación por fases temáticas
  4. Negociación en medio del conflicto
  5. Hermetismo/secretismo informativo

El escenario que se presenta, desde la comunicación política y la formación de opinión pública es muy complejo ya que se está frente a un proceso político que apunta a conseguir un bien colectivo que si bien es anhelado por todos los colombianos cuenta con distintos sectores que hacen una interpretación particular de la historia nacional, las causas de la violencia y las posibles soluciones a la confrontación armada. En medio de este contexto los medios de comunicación aparecen como actores centrales que van más allá de su función de mediación informativa y se posicionan como actores políticos que terminan por dar validez y legitimidad al proceso o no a partir de los marcos de interpretación que privilegian en su discurso a través del cubrimiento mediático que hacen del proceso, las voces y sectores protagonistas y los temas que privilegian en sus contenidos.

EL CONTEXTO DEL CONFLICTO

Colombia es un estado nación cuyo origen, formación y consolidación ha estado atravesado desde sus inicios por la existencia de la violencia como un recurso privilegiado por los distintos actores sociales y políticos como herramienta para llegar al poder y mantenerlo. Distintas perspectivas históricas consignadas por varios autores (Mejia, 2007;Bushnell, 2007; Safford & Palacio, 2004; Ocampo, 2008; Orjuela, 2010) resaltan la existencia de unas condiciones como la exclusión política, la fragmentación geografica, la diversidad etnica y cultural, la tensión entre lo urbano y lo rural, entre otros factores, como elementos recurrentes que han potenciado distintas epocas de violencia que a traves de los años la sociedad colombiana ha experimentado con distintos grados de intensidad y afectación de los distintos rincones del pais.

En relación con el conflicto armado interno ,dentro del cual se enmarca el proceso de paz de La Habana ,es importante tambien recoger algunas perspectivas de distintos autores que buscan dar una contextualización del origen historico y politico del fenomeno partiendo de algunas claridades importantes como el hecho de que es un conflicto que al menos en sus inicios tuvo hondas raices politicas y economicas, que fue adquiriendo fuertes rasgos ideologicos coincidentes con trasnformaciones politicas internacionales y regionales, y que de la misma manera no escapó al fenomeno del nracotrafico y los cultivos ilicitos especialmente como fuente de financiación de los distintos actores armados involucrados.

Alejo Vargas (1999) planteaba la existencia de unos elementos estructurales de causalidad que apuntaban hacia el reconocimiento de una serie de factores que en un estado que no ha logrado nunca su consolidación total como construcción institucional han sido causantes de la existencia de la violencia. Estos elementos son: exclusión (política, social, economica, regional), narcotrafico (penetración politica, social, economica y cultural), contexto Internacional (Fractura de las elites y movimientos ideologicos) y la impunidad y crisis recurrente de las instituciones politicas.

Orlando Fals Borda, German Guzman y Eduardo Umaña Luna (2005) en uno de los estudios mas profundos, completos e integrales de la violencia en colombia "La Violencia en Colombia" recogen una multiplicidad de tesis referentes a las distintas causas que desde distintas perspectivas se han tratado de esgrimir para entender la recurrencia de la violencia como herramienta política y la incapacidad estatal y social de llegar a soluciones que permitan construir una pais en paz. Al respecto los autores afirman que:

Entre las tesis, hipotesis y constructos verosimiles disponibles sobre la violencia colombiana se encuentran: la del "agrietamiento estructural"; la de las "reinivnidcaciones regionales", como contraviolencia ante poderes nacionales o externos que no las reconocern; la de "causas objetivas" o "estructurales", como la pobrza y explotación generalizadas y la riqueza sin conciencia social que llevan a guerras justas; la de "factores subjetivos" relacionados con la ideologia y la elección racional o revolucionaria de actores armados como las guerrillas y colonos marginales; la de la "crisis total o parcial del Estado", o del Estado debil y la falta de legitimidad en el monpolio de la fuerza; la del "progresivo carácter multidimensional" de la "espiral de la violencia"; la de la existencia de una "cultura y una genetica de la violencia", aplicable según regiones; la del "desfase" entre la dirección politico-ideologica y la conducción militar popular; la de la inexistencia de espacios públicos o institucionales de resolucion de conflictos; la de la "crisis moral2 y la "ruptura generacional, por impacto de fuerzas extrañas que llevan una "violencia patologica" con mafias, genocidios y sicarios; la de la "relación entre la expansión capitalista y el conflicto armado", con el consiguiente armamentismo y los ejercitos como interes creado; etcétera, etcétera (Borda, Guzman Campos, & Umaña Luna, 2005, pág. 15).

Sin embargo, y a pesar de que en el mundo academico nacional hay un consenso casi generalizado de la existencia de unas causas socio-historicas profundas realcionadas con las condiciones del regimen y la institucionalidad , hay posiciones que apuntan hacia la atribución de causas de la violencia que se enmarcan dentro de una matriz de entendimiento de dicha realidad como un fenomeno de bandolerismo, terrorismo o fruto de movimientos ideologicos a escaal regional e incluso global que desconocen la existencia de unas condiciones estructurales desencandenates de la violencia en el pais.

Si bien la violencia por mucho tiempo fue protagonizada por los partidos políticos tradicionales en la lucha por la búsqueda y el mantenimiento del poder, desde mediados del siglo XX con el surgimiento de los grupos insurgentes y el recrudecimiento de la violencia política se empieza a hablar de la existencia de un conflicto armado interno con unas profundas raíces y causas sociales ancladas en el problema de la propiedad de la tierra, la desigualdad económica y la brecha entre un país urbano elitista y un país rural segregado. De ese momento en adelante la lógica dialéctica de la comprensión del conflicto interno ha oscilado entre posiciones de defensa de la "institucionalidad" frente a la subversión, construida mediáticamente como un actor terrorista por fuera de los márgenes del sistema ,y, posiciones que defienden la existencia de unas causas políticas que enmarcan el conflicto dentro de un panorama social, económico y de lucha por el poder del estado entre actores que cuentan con un reconocimiento o status de beligerancia.

Recientemente este debate ha sido muy álgido en el país debido a que este tipo de discusiones terminan teniendo consecuencias políticas, y sobre todo legales, sobre los mecanismos y vías disponibles para buscar la salida al conflicto. Sectores políticos y académicos han defendido la tesis de que lo que el país vive debe catalogarse como una amenaza terrorista en el marco de un país democrático en donde no existe justificación alguna para la rebelión política. Durante 8 años esta tesis fue imperante y se puede rastrear en las posiciones oficiales de gobierno y en la literatura de los referentes teóricos e ideológicos que respaldaban dichas posiciones (Botero, 2007, 2008; Vélez, 2005). Detrás de estos postulados se encierra la idea de que la salida a la violencia en Colombia es militar y sus políticas fueron orientadas hacia ese fin fortaleciendo las fuerzas armadas y atacando de manera frontal a los grupos guerrilleros, en muchas ocasiones transgrediendo los límites legales y violentando los derechos humanos de la población

Otros sectores han planteado la necesidad de abordar el fenómeno de la violencia en Colombia apuntando a sus orígenes y causas desde la óptica de la definición de conflicto armado interno en donde su solución sería una negociación política entre los actores involucrados. Esta tradición viene más impulsada desde círculos académicos (Leongómez, 2004; Gutierrez, Wills, & Sanchez, 2006; Nasi, 2007; Chernick, 2008) y ha sido acogida por los gobiernos, que como el actual, buscan legitimar política y jurídicamente una negociación política con la insurgencia a partir del reconocimiento del conflicto armado interno.

LA NATURALEZA COMPLEJA DEL CONFLICTO Y UNA PRIMERA MIRADA AL ROL DE LA COMUNICACIÓN

Es importante reconocer de cara al analisis planteado que se está frente a un conflicto armado con unas caracteristicas muy especiales ,que quizas escape a las categorias tradicionales de analisis o a las explicaciones causales recurrentes en conflictos mucho mas especificos y delimitados ,en donde los factores de violencia pueden estar ligados de manera más directa a aspectos religiosos o etnicos en unos casos, a la lucha por recursos naturales en otros, a reivindicaciones culturales o a apsectos de expansión o defensa territorial

Johan Galtung y Carl Jacobsen (2000), expertos en el estudio comparativo de la paz y los conflicto armados a nivel mundial resaltan esta particularidad al hacer un diagnostico del conflicto colombiano. Dentro de el diagnostico, que en realidad son dos miradas no excluyentes del conflicto colombiano los autores destacan la existencia de los elementos recogidos en la siguiente ilustración.

A partir de estos diagnósticos se plantea una naturaleza del conflicto particular en donde la labor de la comunicación y sus distintos medios informativos es fundamental como una herramienta central de cualquier proceso de negociación, consecución y consolidación de la paz social y político. Galtung y Jacobsen (2000) plantean la importancia que tienen los agentes de socialización como la escuela, la iglesia y los medios de comunicación en la "creación y recreación de normas del espacio público y normas de solidaridad que rechacen el análisis costo beneficio y el materialismo individual del economicismo" (Galtung & Jacobsen, 2000, pág. 186). En ese orden de ideas se propone desde el planteamiento de los dos autores una serie de acciones, algunas de ellas ligadas a los medios de socialización que deberían darse en un escenario ideal de cooperación de todos los actores en pro de la paz. Esas acciones son: (1) incrementar la capacidad para el manejo de conflictos utilizando los medios de comunicación la iglesia y la escuela como fuentes de aprendizaje sobre la naturaleza del conflicto y su resolución, (2) empoderamiento de sectores marginalizados (victimas, niños, mujeres, indígenas) por el conflicto como voceros y trabajadores de y por la paz, (3) introducir el periodismo de conflicto enfocándose más en los conflictos, sus raíces y sus posibles soluciones, y menos en la violencia del meta-conflicto y la lógica de ganador-perdedor, más en la gente menos en las elites, (4) y atacar las patologías de la cultura colombiana como el machismo y el culto a la violencia. (5).

Es claro que el cubrimiento que hacen los medios de comunicación del conflicto y el proceso de paz, la manera en como narran y construyen el sentido de la violencia y el conflicto a través ,no solo del contenidos noticioso ,sino también a través de sus contenidos comerciales puede influir directamente en la manera en como la ciudadanía y los distintos actores construyen su propia perspectiva del conflicto y a perpetuar condiciones culturales estructurales que alimentan la continuidad de la violencia en todo orden.

LA PAZ COMO UN VALOR POLÍTICO Y COMUNICATIVO

Los procesos políticos son en su misma esencia procesos deliberativos. Distintos actores reunidos en torno al debate y la solución de diversas situaciones y problemáticas sociales interactúan en búsqueda de consensos o imposiciones, bien sea a través del dialogo o a través de la violencia.

Los procesos de paz son escenarios de alta controversia política y social. En contextos de negociación siempre será muy importante, más allá de lo político y lo legal, la construcción de un consenso social en torno al proceso que permita tener un respaldo sobre el desarrollo del mismo y sus posteriores consecuencias en el postconflicto.

La paz es un valor imperativo de toda sociedad. A pesar de ser un bien deseable, son muchas las sociedades que viven en permanente situación de conflicto entre sus ciudadanos, grupos armados e instituciones estatales. Charles Webbel (2007) afirma que:

"Quizás la paz es como la felicidad, la justicia, la salud y otros ideales humanos, algo que cualquier persona o cultura desea y venera, pero que pocos logran alcanzar...Quizás la paz sea diferente de la felicidad ya que parece requerir de armonía social y condiciones políticas mientras que la felicidad pareciera ser más una cuestión individual, al menos en las culturas occidentales" (Webbel, 2007, p.5).

Tal vez el elemento más complejo de un valor como la paz es que puede prestarse a múltiples interpretaciones; partiendo desde la comprensión y la experiencia de cada individuo, hasta llegar a una construcción colectiva sobre unos elementos relativamente comunes. El diccionario de la Real Academia de la Lengua cuenta al menos con diez definiciones distintas sobre el concepto:

1. Situación y relación mutua de quienes no están en guerra. 2. Pública tranquilidad y quietud de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia 3. Tratado o convenio que se concuerda entre los gobernantes para poner fin a una guerra. 4. Sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras, especialmente en las familias, en contraposición a las disensiones, riñas y pleitos. 5. Reconciliación, vuelta a la amistad o a la concordia. 6. virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y las pasiones (Real Academia de la Lengua, 2013).

Johan Galtung (1969) distingue entre la paz negativa, entendida como la ausencia de conflicto, y la paz positiva entendida como la ausencia de todo tipo de violencia, tanto directa (física o verbal) como estructural y cultural, además de la posibilidad de que las personas y los grupos sociales se liberen de todo lo que les impide llevar una vida mínimamente humana; es decir, que les garantice la satisfacción de sus necesidades básicas para vivir dignamente.

En la misma línea, Adam Curle plantea la existencia de las dimensiones, negativa y positiva de la paz sosteniendo que:

En una definición negativa, las relaciones pacíficas son aquellas que carecen de conflicto. La ausencia de conflicto puede, sin embargo, significar muy poco...a eso yo lo llamaría paz negativa. Es otro tipo de paz negativa la que caracteriza aquellas relaciones en las que la violencia ha sido evitada o mitigada, pero sin que haya desaparecido el conflicto de intereses, o en las cuales el conflicto ha sido mixtificado, es decir, se ha encubierto o disfrazado (Curle, 1978, p.28).

Igualmente define lo que para él significa la paz positiva en términos de niveles reducidos de violencia y niveles elevados de justicia. Es importante tener clara la multidimensionalidad interpretativa del concepto, no solo para efectos del proceso de paz y su lógica y dinámica política, sino también a la hora de analizar el comportamiento de la opinión pública en la construcción de las actitudes, comportamientos e imaginarios sociales frente a lo que se está viviendo en el país.

De estas construcciones y de la manera como cada ciudadano se apropia de la realidad vivida y la realidad comunicada se desprenderá toda una dimensión actitudinal y psicológica que es la que en el estudio longitudinal de la opinión pública de los bogotanos se busca seguir a lo largo del periodo estudiado. Esto comprende el seguimiento a los niveles de acuerdo, el interés, las expectativas y los comportamientos frente a los distintos escenarios que una negociación política de esta naturaleza implica.

EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DENTRO DE LOS PROCESOS DE PAZ

Un proceso de paz como el que se está desarrollando en La Habana, a pesar de ser un proceso político, tiene una dimensión comunicativa muy importante.

Las teorías de la opinión pública y la comunicación política pueden servir como un marco analítico para estudiar las relaciones entre el proceso de paz, los medios de comunicación y las actitudes frente a los diálogos. Conceptos empírica y teóricamente construidos como agenda setting, el framing y el primingson variables. Los efectos que puede tener los medios de comunicación sobre la formación de la opinión pública frente a un tema van desde la capacidad de visibilizar o invisibilizar el tema, es decir hacerlo parte de la agenda, construir marcos de interpretación "frames" frente a los temas de la agenda, y establecer las voces autorizadas y fuentes más confiables o "reputadas" para hablar de los temas de la agenda desde los marcos de interpretación construidos.

El efecto agenda setting se refiere a la idea de que existe una fuerte correlación entre el énfasis que los medios masivos ponen sobre determinados temas (posicionamiento, magnitud de la cobertura) y la importancia que las audiencias pueden atribuir a esos temas (McCombs & Shaw, 1972).

Varios autores han estudiado el efecto de los medios de comunicación sobre las opiniones, actitudes y comportamientos de las personas a través de la construcción de marcos de interpretación o "frames" que sirven para organizar la realidad y los acontecimientos sociopolíticos de acuerdo a intereses particulares (Gamson, 1992; Goffman 1986).

Erving Goffman(1986) refiriéndose al efecto del framing, afirmaba que los individuos que no pueden entender enteramente el mundo luchan constantemente para interpretar sus experiencias vitales y tratar de dar sentido del mundo que los rodea, y para hacer un procesamiento de información más eficiente aplican esquemas o marcos interpretativos para clasificar la información e interpretarla significativamente. Estos marcos de interpretación a nivel macro estarían influenciados por la forma en como los medios y sus periodistas presentan la realidad de tal manera que resuenen con los esquemas subyacentes de sus audiencias. Iyengar y Kinder definen el efecto primingcomo "poner la atención sobre unos aspectos de la vida política en detrimento de otros" (Shanto & Kinder, 1987, p.63) enfatizando en que los estándares para evaluar un tema o una situación son variables y los medios influencian dichas variaciones poniendo un mayor acento sobre una dimensión distinta de un mismo fenómeno.

El manejo de la información por parte de los actores involucrados y la forma en como los medios presenten la información influye directamente en la construcción de actitudes de la ciudadanía frente al proceso y en el posible respaldo y legitimación social de los acuerdos y las consecuencias políticas, económicas y sociales de lo que se pueda llegar a pactar. Gadi Wolsfeld (2004) plantea cuatro grandes influencias que pueden tener los medios de comunicación en el cubrimiento que hacen de procesos de paz.

La primera influencia consiste en la definición de la atmosfera política a partir del cubrimiento que puede generar entornos positivos y optimistas, entornos marcados por la incertidumbre y la desconfianza, y entornos marcados por el negativismo y el pesimismo.

La segunda influencia muestra que los medios de alguna manera moldean la naturaleza del debate a partir de sus pautas de cubrimiento del conflicto, la manera como enfocan el núcleo del proceso, las voces autorizadas para hablar del tema y los escenarios y formatos a través de los cuales se desarrolló el cubrimiento.

La tercera influencia tiene que ver con el efecto que puede tener el tipo de cubrimiento mediático; es decir, las necesidades de los medios en su producción noticiosa, en las estrategias discursivas de los antagonistas.

El predominio del sensacionalismo, el infotaiment y la constante necesidad de producción inmediata de información puede llevar a los antagonistas a radicalizar sus posturas.

La cuarta influencia directa sobre el proceso y una de las más determinantes sobre la construcción de las actitudes, comportamientos e imaginarios colectivos es la capacidad que tienen los medios de dar visibilidad y legitimidad a los antagonistas y sus posturas.

La comunicación y la información tienen un papel determinante en la construcción mediática de la realidad del proceso de paz.

La cobertura mediática del proceso, su visibilidad, los enfoques interpretativos y los estándares de interpretación de los temas son determinantes para la construcción de las actitudes e imaginarios sociales frente a la paz y el proceso de negociación.

Un aspecto que es importante mencionar y sobre el cual varios autores han enfatizado (Wolsfeld, 2001; Hawkins, 2011; Hackett, 2011) tiene que ver con la incapacidad que tienen los medios de ajustar sus coberturas a los tiempos y lógicas de los procesos de negociación de paz. Al respecto Hawkins (Hawkins, 2011) sostiene que:

La paz es un proceso, no un evento. No es la simple firma de un documento o un apretón de manos entre antiguos enemigos. El proceso necesariamente va más allá de cualquier acuerdo formal en términos de tiempo y en términos como los acuerdos son trasladados hacia el terreno en la sociedad en cuestión. Además la paz no está simplemente limitada a la ausencia de violencia, que en todo caso puede ser una condición dentro del proceso en donde las raíces del conflicto o las causas de la violencia puedan ser eliminadas (Hawkins, 2011, pág. 262).

En la misma línea Wolsfeld, Eitan y Wasfi afirman que "un proceso de paz exitoso requiere de paciencia, y los medios demandan inmediatez. Lograr paz es más factible en un entorno tranquilo y los medios tienen un interés obsesivo sobre las amenazas y la violencia" (Wolsfeld, Eitan, & Wasfki, 2008).

LOS MEDIOS COMO ACTORES DEL CONFLICTO

Uno de los principales debates en torno a la relación entre medios de comunicación, conflicto y procesos de paz parte del cuestionamiento sobre cuál debe ser el rol que estas instituciones y sus agentes deben cumplir dentro del proceso informativo. Conceptos como el peace journalism (periodismo de paz) sugieren la necesidad de pensar en los medios como actores activos del conflicto en términos de que su labor es determinante para la construcción de la opinión publica en torno al proceso político, la legitimidad y visibilidad de sus actores y estrategias.

Tabla 2.

A propósito del cubrimiento que los medios hacen de los procesos de paz es esencial recordar la clasificación que aporta Johan Galtung (2002) entre el cubrimiento mediático tipo "paz-conflicto" y el cubrimiento mediático tipo "guerra-violencia".

Estas dos variantes difieren en el enfoque que adquiere la cobertura de los medios de comunicación en relación con la explicación que dan del mismo, la legitimidad y el espacio que confieren a los actores y sus narrativas, el espacio que dan a actores indirectos o secundarios y a las elites, el tipo de soluciones a la violencia que difunden en sus contenidos, entre otros.

Los medios de comunicación no actúan únicamente desde las pautas de cobertura planteadas por la corriente del periodismo de paz. Según autores como Doy Shinar (2004) existen tres dimensiones en donde los medios operan como actores activos dentro del escenario de conflicto e influencian la construcción de la realidad en torno a la paz. Estas dimensiones son (1) las narrativas marco del conflicto y de la paz, (2) las estrategias de cobertura y, (3) la retórica constitutiva.

La primera dimensión hace referencia a dos aspectos recurrentes en las pautas periodísticas del cubrimiento del conflicto: los valores noticiosos y los rituales (Shinar, 2004, pág. 3). El primer aspecto pone de presente la tendencia a la trivialización de la información, la personalización de la información y la preferencia por las historias "coloridas" en detrimento de la contextualización y la argumentación para un mejor entendimiento de una realidad compleja. El segundo aspecto hace referencia a la tendencia a orientar el cubrimiento hacia aspectos relacionados con pérdidas humanas y sufrimiento, transiciones simbólicas, la dimensión temporal del conflicto, las crisis y las mediciones periódicas de opinión pública. (Shinar, 2004, pág. 3).

La segunda dimensión refiere a las estrategias de cobertura de los medios categorizadas en dos estrategias, war oriented y peace oriented, siendo la primera enfocada en el tratamiento superficial de la información, centrada en los perjuicios y cifras de la confrontación aceptando al bajo nivel noticioso de la paz. La segunda, peace oriented enfatiza en la legitimación de rituales políticos que lleven a la normalización de la movilización y regularización de comportamientos orientados hacia la transición hacia un clima de paz y tranquilidad (Shinar, 2004, pág. 4).

La tercera dimensión habla de la existencia de una "retorica constitutiva" de los medios de comunicación en el cubrimiento de los conflictos armados y procesos de paz. Desde esta práctica los medios a través de sus contenidos, constructos retóricos y símbolos crean, cambian y legitiman la realidad. Según Shinar (2004, pág. 4) está en una función central del rol simbólico de los medios. La retórica constitutiva es un "mecanismo que asigna sentido a nuevas entidades simbólicas y procesos a través de la combinación de narrativas sociales e históricas con objetivos de carácter ideológico" (Shinar, 2004, pág. 4).

A través de estos discursos se legitiman y se integran los "mitos" organizacionales y políticos en las estructuras sociales posicionándolos como referencias de carácter público para el entendimiento de la realidad (Shinar, 2004)

A propósito de la existencia de estas prácticas discursivas de los medios Robert Entman (1993; 2007) sostiene que los medios construyen estrategias de framing y agenda setting que buscan orientar sus contenidos hacia las causas de los acontecimientos narrados, las consecuencias de dichos actos, los problemas de los procesos políticos y las posibles soluciones.

Otra serie de aportes teóricos críticos desde la comunicación política y la economía política de los medios (Page, 1996; Hangli, 2011; McNair, 2014). McNair (2014) destaca como una de las funciones centrales de los medios, de la mano de la informativa, la de interpretar la realidad y servir de atajo mental para sus audiencias.

Al describir y caracterizar a los medios como actores políticos se afirma que sus acciones son observables y propositivas (conscientes o inconscientes) y lo suficientemente unificadas para tener una posición unitaria como institución, lo que plantea la interrogante de hasta donde los medios utilizan sus contenidos y transmisiones para perseguir objetivos políticos (Page, 1996).

Hanggli (2011) sostiene que "la mejor manera de entender el rol de los medios es verlos como parte de una confrontación más amplia entre antagonistas políticos por el control de la agenda pública y la interpretación pública de realidades políticas específicas" (Hangli, 2011, pág. 2).

En síntesis se puede concluir que los medios de comunicación son actores muy importantes dentro de la evolución de la opinión pública en torno a los asuntos de carácter público/político. En este caso frente al desarrollo del proceso de paz, son instituciones y agentes que en gran parte determinan bien sea a partir de su cubrimiento informativo, sus recursos retóricos y la utilización de elementos simbólicos la realidad en torno al entendimiento no solo del proceso en si sino de la legitimidad de sus participantes y las narrativas en confrontación.

EL PROCESO DE PAZ, COMUNICACIÓN POLÍTICA Y OPINIÓN PÚBLICA. ALGUNAS REFLEXIONES Y APORTES A LA DISCUSIÓN A PARTIR DEL ESTUDIO DE CASO DE LA CIUDAD DE BOGOTÁ

El proceso de paz inició formalmente en el mes de octubre de 2012 cuando días antes Gobierno y Guerrilla hicieron pública su voluntad a través de comunicados oficiales impulsados en cierta medida por filtraciones que desde la oposición política se difundieron a través de las redes sociales y los medios de comunicación tradicional

A través de los casi tres años de duración del proceso se han identificado tres bloques muy marcados al interior de la sociedad colombiana que en el marco de la deliberación publica racional y "no racional" han tratado de posicionar sus marcos de interpretación frente al conflicto, sus causas, sus consecuencias y sus soluciones. Esta dinámica se ha dado en el marco de momentos positivos y negativos, crisis e impasses, acuerdos e iniciativas de des-escalamiento, todo en el marco de una negociación en medio de la confrontación armada.

El Gobierno Nacional, con respaldo de los partidos políticos de su coalición y avalado por la victoria electoral de 2010 y 2014 representa el primer bloque político-comunicativo cuyo marco de interpretación ha estado centrado en los "remedios" entendidos como la implementación del postconflicto, concepto que aparece en el discurso desde los inicios del proceso y aun sin saber cómo podrían evolucionar los diálogos. Por su posición privilegiada este bloque contó en un comienzo con el respaldo y el cubrimiento de los medios de comunicación masiva.

Las Farc-Ep, el segundo bloque, han enfatizado en las "causas" del conflicto siendo recurrente en sus discursos referencias a momentos originarios del mismo y una interpretación propia de las víctimas y los victimarios de la confrontación dándole una visión más historia y política al conflicto. Su posición, masivamente construida por los medios como el actor victimario ha llevado a que su participación en espacios mediáticos tradicionales sea limitada a lo estrictamente informativa y con una orientación altamente negativa. Por tal razón han implementado todo un sistema comunicativo que sumado a su agencia de noticias ANNCOL ha tratado de difundir su marco interpretativo a través de medios de comunicación alternativa y redes sociales.

La oposición política, abanderada por el expresidente Álvaro Uribe y su movimiento político Centro Democrático ha enfatizado en el problema del proceso en sí, y el origen de la violencia a través de la deslegitimación de la guerrilla y sus demandas al desconocer su origen histórico y la validez de sus planteamientos en el marco de un estado democrático. Al tener Uribe un carisma tan importante una presencia mediática tan fuerte sus posiciones han tenido una fuerte resonancia en la opinión pública especialmente en los momentos de crisis. Aun así, su candidato a la presidencia Oscar Iván Zuluaga no logro llegar al poder en el 2014 lo que electoral y políticamente restó, al menos de manera temporal, la fuerza que este bloque ha tenido a lo largo del proceso.

Ilustración 1.

Estos tres bloques han batallado por posicionar cada uno de ellos su visión de la realidad ante la opinión pública que ha oscilado al vaivén del desarrollo, los resultados, las crisis y los hechos en general que se han ido presentando a lo largo del proceso.

Es importante aclarar que, si bien estos tres bloques son los predominantes dentro del proceso y su cobertura mediática se encuentran dentro de un sistema de opinión publica de dos niveles (Internacional, nacional) en donde intervienes una serie de actores que en determinados momentos adquieren relevancia y visibilidad debido a sus planteamientos, posiciones dentro del estado y la opinión, lo extremista de sus ideas o su proximidad con espacios de decisión e influencia dentro del proceso de paz.

A lo largo del proceso de paz, si bien se pueden identificar decenas de momentos de ruptura o de cohesión, gestos de paz o gestos de hostilidad, momentos de tensión y momentos de acercamiento, se dierón una serie de hechos que para efectos del analisis de la opinión pública fueron rupturas coyunturales positivas (acuerdos, gestos de paz) o negativas (crisis, gestos de ostilidad) que se enumeran coronologicamente en la linea de tiempo (Ver ilustración 2).

Dentro de estos hechos se cuentan los pronunciamientos de ambas partes confirmando el inicio de los dialogos a traves de la alocución presidencial y el disurso de Timoleon Jimenez "Timochenko" el 4 de septiembre del 2012. En estos discursos ambas partes dan por iniciado el proceso, se explica la dinamica y se evidencian las expectativas frente a lo que podria pasar gracias a los dialogos, dejando claro, eso si, que todo se desarrollará en medio del conflicto.

El Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana1 se dio a la tarea de hacer una serie de mediciones semestrales de opinión pública2 para indagar en los habitantes de la ciudad de Bogotá sobre sus percepciones, actitudes y expectativas frente al proceso de paz.

Dentro de los principales resultados que se pueden destacar es que independiente de los vaivenes del proceso, las crisis y los momentos positivos el respaldo a la salida negociada al conflicto –realización del procesonunca fue inferior al 70% de los encuestados en las 4 mediciones realizadas. El momento de mayor optimismo (35%) se dio en Abril de 2013 meses después del inicio del proceso, momento previo al primer acuerdo relacionado con la política agraria integral en Mayo del mismo año. El momento de menor clima positivo, mayor pesimismo se da en Octubre de 2014 previo al momento más crítico del proceso en donde a causa del secuestro del general Álzate el proceso seria suspendido por un lapso de trece días

Ilustración 3.

Con respecto a la dimensión actitudinal relacionada con la disposición de los encuestados a actuar de determinada manera en aspectos como el perdón, la aceptación de penas alternativas, la posibilidad de participación de los guerrilleros y su reincorporación a la sociedad civil se encuentra un comportamiento relativamente estable de los índices positivos en los escenarios del perdón, las penas alternativas y la reincorporación. Sin embargo, hay un tema, el de la participación política que no ha logrado obtener el respaldo de la opinión pública bogotana, y que aun cuando existe un acuerdo (noviembre 2013) los ciudadanos no ven con muy buenos ojos su materialización en la práctica.

Ilustración 4.

Con relación a la confianza ciudadana en la capacidad que tengan los guerrilleros de asumir y cumplir una serie de compromisos derivados de la negociación los índices son muy bajos y se evidencia una total desconexión entre la opinión pública y la credibilidad y reputación de las FARC-EP, escenario que se acentúa debido al hecho de mantener la confrontación en medio de la guerra generando un corto circuito entre el discurso de la negociación en La Habana y la praxis de la confrontación en Colombia.

Los niveles de confianza en dichos compromisos nunca han superado el 50% de los encuestados siendo los temas de verdad y reparación los que la opinión pública ve más difíciles de consolidar a partir de la voluntad y las capacidades que tengan los guerrilleros y el mismo estado posterior al potencial final exitoso del proceso.

En líneas generales, y a partir de los frames discursivos identificados en los bloques políticos, la prevalencia o invisibilizaciòn de dichos discursos en los medios y la reacción de la opinión publica frente a los acontecimientos del proceso y las estrategias de los actores se podría entrar a plantear una serie de conclusiones, reflexiones y preguntas que a futuro pueden ser relevantes para un posible escenario de postconflicto en relación con cuál debe ser el papel de los medios de comunicación en escenarios de negociación, construcción y consolidación de la paz en el país

LAS ESTRATEGIAS Y SUS CONSECUENCIAS

Las estrategias de comunicación política de los tres bloques mencionados, como anteriormente se ha explicado apuntaban a posicionar y legitimar en la opinión publica unos marcos de interpretación de la problemática (ver ilustración 5). El entramado político marcado por la incertidumbre y el hermetismo informativo lleva a que los actores se muevan en lógicas de carácter defensivo y reactivo más que una lógica de planeación y de ofensiva, al menos en el marco de lo comunicacional.

Por parte del Gobierno, se evidencia un gran esfuerzo político y comunicativo por rescatar la noción del conflicto armado como pilar legitimador de la negociación pero a su vez es clara una disonancia, estratégica o no, entre los actores civiles y los actores militares que no logra consolidar una posición unificada. Esto se ha sumado al corto circuito en los mensajes que buscan dar una transición hacia el postconflicto cuando en realidad esto no ha sucedido, situación que ha sido aprovechado por los dos bloques restantes para justificar sus acciones y estrategias político-comunicacionales.

Por parte de las FARC-EP, se ha mostrado una consistencia y una persistencia muy fuerte en su mensaje y marco interpretativo que no ha logrado calar en la opinión pública por distintas razones. Primero, por un acumulado histórico de desconfianza y hastió de gran parte de la opinión hacia sus prácticas violentas. Segundo, por la evidencia de una falta de comunicación y cohesión entre las distintas unidades de un ejército diseminado por todo el país y militarmente disminuido por la acción estatal. Y finalmente, porque la misma dinámica de negociar en medio del conflicto hace que aun cuando asuman, propongan e implementen medidas de des-escalamiento se sigan presentando acciones que inmediatamente adquieren total resonancia en los medios de comunicación masiva minando aún más la confianza ciudadana en el proceso.

Por parte del bloque de oposición, sobre todo el uribismo, el haber podido consolidar la formación de un partido político y una bancada parlamentaria al mando del ex presidente Uribe, una serie de movimientos que se han venido presentando en los medios de comunicación masiva y sus líneas editoriales, y el poder que ha logrado construir a través de las redes sociales han llevado a que sus posiciones adquieran un respaldo significativo de buena parte de la opinión y se muestran más "conectadas" con la realidad de una negociación en medio del conflicto.

Pareciera presentarse un desfase en términos del ritmo de la negociación, los discursos de los involucrados y el ritmo de la violencia y confrontación en el país, en donde estratégicamente la posición del uribismo –oposicióntermina por verse más conectada y más ajustada a lo que los ciudadanos viven en el día a día en el país.

Esto puede resumirse en una serie de realidades que se sintetizan en la ilustración Nº6:

» Acuerdo con la realización y desarrollo de una negociación

» Interés en lo que pueda ocurrir en dicha negociación

» Baja credibilidad en el proceso

» Pesimismo frente a un feliz término del proceso

» Baja disposición ciudadana a perdonar

» Aceptación de la implementación de penas alternativas

» Resistencia a la participación política delos guerrilleros

» Desconfianza frente a los compromisos eventuales del postconflicto

Lo que se evidencia, en el fondo, es que los esfuerzos comunicativos de los directamente involucrados no han sido suficientes para generar un ambiente político positivo que legitime el proceso y que puede ser muy peligroso de cara a un proceso democrático de refrendación de los acuerdos.

Al respecto Wolsfeld (2001) afirma que:

"Los políticos a menudo creen en el mito de que solo si contratan la publicidad correcta o producen el mejor –spinpodrán crear una imagen positiva para ellos y sus políticas. La construcción de las noticias acerca de la paz, sin embrago, está directamente relacionada con el estado del ambiente político. Líderes que no son capaces de movilizar un amplio consenso político para su políticas tendrán poco éxito en promover esas iniciativas a través de los medios" (Wolsfeld, 2001).

Como lo menciona Wolsfeld la variable "ambiente político" es fundamental para el cubrimiento del proceso de paz y el enfoque –frameque los medios de comunicación pueden construir del proceso político. En ese orden de ideas, afirma el autor, los medios de comunicación pueden ayudar a que una paz problemática sea aún más difícil de lograr (Wolsfeld, 2001).

La pregunta que surge entonces es si los medios de comunicación deben tomar un papel activo y solidario en la búsqueda de construir el ambiente o la atmosfera política adecuada para el desarrollo y culminación exitosa del proceso.

Para el caso del proceso de paz se deben dejar algunos cuestionamientos orientados al equilibrio informativo, la diversidad de fuentes y la invisibilización de actores como las víctimas y sus distintas manifestaciones que no han tenido un rol central dentro de la construcción de sentido de la realidad.

Pensando en un posible, ojala real, escenario de post conflicto es de vital importancia que los medios de comunicación comprendan el poder que tienen en los procesos comunicativos que dan sentido a la realidad de los ciudadanos y que su responsabilidad en la generación de ambientes positivos, solidarios, de reconciliación, de reconocimiento mutuo y de convivencia.

Finalmente es necesario, desde el punto de vista de la comunicación política generar un amplio consenso dentro de la ciudadanía en torno al proceso. Algunos pasos en esa dirección deben estar orientados a la búsqueda de mecanismos y escenarios que permitan un mayor y mejor flujo de información acerca del proceso, no solo del día a día, sino del fondo del mismo, es decir, una mayor transparencia y pedagogía de los acuerdos alcanzados.

De igual manera, los países y actores facilitadores deben tener un rol más activo en la difusión de los mensajes estratégicos del proceso en aras de contar con una mayor credibilidad y legitimidad del mismo.

En esa misma dirección, la comunicación no debe abstraerse de las lógicas mismas del proceso y debe darse una mayor relevancia a los acuerdos incluso desde lo simbólico para tener una mayor aprehensión de su importancia por parte de la opinión pública.

La claridad y coherencia en los mensajes es fundamental para no crear falsas expectativas ni habilitar a los bloques opositores a orientar estrategias de desprestigio. Se debe ser muy claro en las fases en que la negociación se encuentra y en consecuencia no prometer en escenarios que no van a poder cumplirse. Esto depende de la voluntad de las partes.

Finalmente hay que contrarrestar el hermetismo tomando control del mensaje que ha sido dejado a construcción autónoma de los medios y los actores de oposición por lo que más que realidades hemos vivido un periodo de construcción y destrucción de mitos y verdades a medias que no han contribuido a que el proceso tenga mayores niveles de credibilidad, confianza y aceptación.

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Fecha de recepción: 15/07/2015
Fecha de aprobación: 9/11/2015

NOTAS

* Este artículo hace parte de la Ponencia presentada en el VIII Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, Lima, Perú, 2015.

1 Grupo de investigación registrado en Colciencias en categoría B. Se dedica investigar fenómenos de la comunicación pública y cuenta con registro del Consejo Nacional Electoral para aplicar encuestas de opinión pública.

2 Las mediciones se llevaron a cabo en los meses de abril 2013, octubre 2013, marzo 2014 y octubre 2014. El universo estaba compuesto por todos los bogotanos de 18 años en adelante y la muestra con un margen de error del 3,5% en la cual se aplicaron en promedio 700 encuestas en cada una de las mediciones. La muestra estuvo distribuida de manera proporcional por género, rangos de edad y distribución poblacional en 19 localidades de la ciudad con excepción del Sumapaz.

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