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Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.28 no.85 Bogotá Sep./Dec. 2015

https://doi.org/10.15446/anpol.v28n85.56250 

http://dx.doi.org/10.15446/anpol.v28n85.56250

¿QUIÉNES SON LOS SIMPATIZANTES DE PODEMOS?

WHO ARE THE SYMPATHIZERS OF PODEMOS?

Fátima Recuero López*
Sevilla-España. Correo electrónico: freclop@upo.es


RESUMEN

La situación económica y política por la que atraviesa España, con las importantes consecuencias generadas por la crisis económica y la desafección existente hacia el sistema político, ha propiciado el surgimiento de nuevas formaciones políticas como Podemos. Este partido, en su intento de conseguir un amplio apoyo social, ha tratado de adoptar un discurso transversal que supere las barreras ideológicas para llegar a todos los sectores sociales. Por ello, el objetivo de este artículo es analizar si los simpatizantes de Podemos son representativos del conjunto de la ciudadanía o si, por el contrario proceden principalmente de determinados grupos sociales. Los resultados muestran que los simpatizantes de esta formación responden a un determinado perfil de individuo, no siendo por tanto transversales.

Palabras clave: Podemos, Simpatizantes, Perfil, Representatividad, Ideología.


ABSTRACT

The economic and political situation being experienced by Spain, with the serious consequences generated by the economic crisis and the current disaffection with the political system, has led to the emergence of new political parties like P odemos. This party, in its attempt to gain broad social support, has tried to adopt a crossideological discourse that overcomes the ideological barriers to reach all sectors of society. Therefore, the aim of this article is to analyze whether the sympathizers of Podemos are representative of all citizens or, on the contrary, they come from certain social groups. The results show that the sympathizers of this party belong to a certain profile of individual, so they are not representative.

Keywords: Podemos, Sympathizers, Profile, Representation, Ideology.


LA IRRUPCIÓN DE PODEMOS EN EL PANORAMA POLÍTICO ESPAñOL

Podemos ha irrumpido en el panorama político español con el propósito de transformar la competición partidista tradicional. En un contexto de crisis económica y desafección ciudadana, Podemos se presenta como una alternativa para aquellos que han perdido la confianza en las formaciones políticas tradicionales. Así, este nuevo partido político pretende recoger el actual descontento ciudadano ante los graves problemas derivados de la crisis económica, que no consiguen ser resueltos por el sistema político, así como del desencanto ante los continuos casos de corrupción en los que se encuentran implicados los partidos políticos tradicionales. Para ello Podemos intenta sustituir el eje de competición izquierda-derecha, en el cual se sustenta el comportamiento electoral de una gran parte de los españoles. Esta nueva formación pretende trasladar la competición política a un nuevo eje, el que representa la contraposición entre "la gente" y "la casta", anulando así el componente ideológico del voto. La casta estaría representada por los partidos políticos tradicionales, entre los cuales señala que no existirían diferencias. Por ello, desde esta perspectiva, la decisión de voto se reduciría a elegir entre los partidos anteriores o "viejos" (en la propia denominación que les otorga Podemos), a los que se culpa de la situación actual, y la nueva alternativa representada por la formación de Pablo Iglesias.

El éxito del discurso de Podemos queda ejemplificado en los resultados de las elecciones europeas de 2014, donde consiguió más de 1.200.000 votos y 5 escaños en el Parlamento Europeo. Los resultados alcanzados por esta formación en las elecciones autonómicas y municipales de 2015, consiguiendo importantes Alcaldías, son una muestra más del amplio seguimiento y apoyo que está alcanzando, mientras que los partidos tradicionales pierden popularidad. Estos resultados parecen confirmar que se está produciendo una importante transformación del sistema de partidos español como consecuencia del realineamiento de los votantes hacia esta nueva formación, cambiando así sus anclajes partidistas tradicionales.

Debido a la progresiva implantación de Podemos en la vida política de nuestro país y a la gran simpatía que ha generado en una parte importante de la ciudadanía, es necesario analizar este fenómeno tan reciente en España para poder comprender el éxito de su repentino auge. Ello se justifica además no sólo por su relevancia presente, sino también por la importancia futura de los apoyos electorales que pueda conseguir esta nueva formación política. Debido a su ya mencionado intento de capitalizar el descontento de los españoles y de superar la dimensión ideológica, el discurso de Podemos pretendería ser, en gran medida, transversal tratando de superar así las barreras ideológicas. Esta estrategia de carácter racional (Downs, 1957) daría a este partido la oportunidad de conseguir apoyos de todos los sectores sociales, extendiendo ampliamente su base electoral de apoyo, lo que podría suponer una ventaja competitiva. Por ello, el objetivo de este artículo es analizar el perfil de los simpatizantes de Podemos para descubrir si los mismos representan a un sector concreto de la sociedad o si, por el contrario, proceden de todos los grupos sociales por igual, superando de este modo las barreras ideológicas. Dicho de otro modo, se tratará de averiguar si Podemos está consiguiendo atraer a ciudadanos de todos los sectores sociales o si, por el contrario, sus simpatizantes representan una franja concreta del electorado que comparten determinadas características en común.

Partimos de la hipótesis de que los simpatizantes de Podemos responden a un determinado perfil de individuo, por lo que existirían diferencias en la probabilidad de simpatizar con este partido entre los diferentes grupos sociales.

CONSIDERACIONES TEÓRICAS: DECLIVE DE LOS ANCLAJES PARTIDISTAS TRADICIONALES, DESAFECCIÓN POLÍTICA Y CRISIS ECONÓMICA

En las sociedades industriales europeas los sistemas de partidos se encontraban prácticamente "congelados", ya que los individuos ejercían un voto prácticamente automático al votar a aquellos partidos que representaban a sus grupos sociales. La existencia de ejes de conflicto en estas sociedades propició el surgimiento de partidos políticos representativos de cada uno de los bandos en disputa. Como consecuencia surgieron cuatro tipos de cleavages o divisiones que marcaban el comportamiento electoral de los ciudadanos: la clase social, la religión, el conflicto rural-urbano y la división centro-periferia (Lipset y Rokkan, 1967). De este modo, los factores sociológicos, o dicho de otro modo, las características sociales de los individuos determinarían su voto, ya que las mismas condicionarían sus preferencias por un partido u otro (Lazarsfeld et al., 1960).

Con posterioridad surgieron nuevas teorías para explicar el comportamiento electoral, las cuales propugnaban la primacía de los factores psicológicos en el mismo. Dentro de ellas es preciso destacar la teoría de la identificación partidista desarrollada por la Escuela de Michigan en el contexto estadounidense. Según ésta, los ciudadanos votarían al partido con el que tengan un lazo psicológico, de carácter afectivo, es decir, votarían al partido con el cual se identificaran (Campbell et al., 1960). La principal característica de la identificación partidista sería su estabilidad, por lo que el voto seguiría siendo en gran medida un acto automático. No obstante, el poder explicativo de la identificación partidista ha sido cuestionado en el ámbito europeo, al haber sido concebida en el marco de un sistema bipartidista (Borre y Katz, 1973). En los sistemas multipartidistas del viejo continente, se producirían con más frecuencia cambios en la identificación entre partidos del mismo bloque ideológico. Por ello, la ideología izquierda-derecha se constituiría como la principal variable explicativa del voto en los países europeos frente a la identificación partidista (Inglehart y Klingemann, 1976). De esta manera, los individuos votarían al partido que tenga una ideología más próxima a la suya propia (Downs, 1957). En todo caso, tanto la identificación partidista como la ideología configurarían los valores políticos de los ciudadanos y condicionarían su percepción de los diferentes objetos políticos.

Las teorías sociológicas y psicológicas del voto fueron concebidas en un periodo histórico en el que el comportamiento electoral de los ciudadanos se caracterizaba por su estabilidad. Al ser el voto una expresión del grupo de pertenencia o de los lazos afectivos con el partido, el cambio de voto era difícil y costoso psicológicamente, por lo que la volatilidad electoral era limitada. Estos condicionantes impedían el surgimiento, al menos con éxito, de nuevas formaciones, de ahí el planteamiento ampliamente extendido de que los sistemas de partidos se encontraban "congelados" (Lipset y Rokkan, 1967).

Sin embargo, con el desarrollo de las sociedades postindustriales, los factores sociológicos y psicológicos pierden parte de su capacidad explicativa de la decisión electoral (Schmitt y Holmberg, 1995; Dalton, 2000; Knutsen, 1998). Éstos, al basarse en la estabilidad de las preferencias partidistas, serían incapaces de explicar el cambio de voto y la creciente volatilidad (Dalton y Wattenberg, 1993). El mayor individualismo y el debilitamiento de los lazos con los grupos sociales (Putnam, 2003), así como el declive de la identificación partidista y la ideología (Dalton, 1988; Mackie y Franklin, 1992; Franklin, 1992; Nieuwbeerta y De Graaf, 1999; Dalton y Wattenberg, 2000), propician que los ciudadanos se rijan por otros factores de carácter racional y/o coyuntural para decidir su voto (Downs, 1957; Key, 1966; Fiorina, 1981).

En este nuevo contexto, en el que los ciudadanos no se encuentran tan anclados a los partidos como en el pasado, la aparición de nuevos conflictos en el seno de la sociedad podría propiciar el surgimiento de nuevas formaciones políticas que representen la nueva realidad. En este sentido, Inglehart (1971) defiende que el advenimiento de las sociedades industriales avanzadas ha traído consigo un cambio en los valores de la población. Las nuevas generaciones, socializadas en un contexto de seguridad económica, darían prioridad a los valores postmaterialistas sobre los valores materialistas. Al tener las necesidades básicas garantizadas, a lo cual también contribuye el desarrollo del Estado de bienestar, los individuos se preocuparían por otra serie de cuestiones de carácter no material como la participación política o la libertad de expresión (Inglehart, 1991). A ello contribuiría el hecho de que el aumento del nivel educativo de la población y la mayor exposición de la misma a los medios de comunicación, procesos producidos por el desarrollo de las sociedades postindustriales, han propiciado que los ciudadanos desarrollen las capacidades necesarias para entender la política y para participar en ella de una forma más directa (Inglehart, 1977). Así, la llegada de la era postindustrial y del postmaterialismo habría generado la emergencia de un nuevo tipo de ciudadano con una mayor competencia política (Dalton, 1988; Dalton y Wattenberg, 2000).

Este cambio de valores en la sociedad habría provocado la creación de nuevos partidos políticos representativos del nuevo eje de competición materialismo-postmaterialismo. Muestra de ello serían los partidos de la "nueva izquierda" defensores del pacifismo y el desarme, que surgieron en las décadas de los cincuenta y sesenta, o los partidos verdes creados durante las dos décadas posteriores. No obstante, los partidos políticos tradicionales también habrían incorporado en su discurso de una forma más reciente las preocupaciones postmaterialistas (Inglehart, 1991; Knutsen, 1995). Sin embargo, habría que precisar, como señala Inglehart (1991) y cabe extraer de los argumentos anteriores, que los valores postmaterialistas tienden a ser representados por los partidos políticos de izquierda.

Del mismo modo, el progresivo auge de los valores postmaterialistas habría propiciado el desarrollo de nuevas formas de participación y activismo político, así como de nuevos movimientos sociales tales como el pacifismo, el ecologismo o el feminismo. El sentimiento de pertenencia y de defensa de los valores postmaterialistas en el seno de estos nuevos movimientos sociales aumentaría oponiéndose al sistema establecido, regido mayoritariamente por valores materialistas. Muestra de ello, sería la puesta en práctica de acciones y nuevas formas de participación política, alternativas a las tradicionales, que desafían a las élites y al sistema establecido (Inglehart, 1991). Éstas permitirían a los ciudadanos que comparten los valores postmaterialistas efectuar un papel más activo en política.

Estos procesos se están produciendo también en España, donde está teniendo lugar el cambio cultural hacia los valores postmaterialistas principalmente por el reemplazo intergeneracional (Torcal, 1989) de las "viejas" generaciones materialistas por las nuevas generaciones postmaterialistas.

A esta dinámica se uniría la actual desafección existente con el sistema institucional y la clase política, acrecentada por la crisis económica iniciada en 2008. El problema de la desafección política fue ya advertido en la década de los setenta por Crozier, Huntington y Watanuki (1975). Dichos autores señalaban que la democracia tendría un problema de gobernabilidad debido a varias razones, algunas de las cuales son totalmente aplicables a la realidad española en la actualidad, como la gran cantidad de demandas que los ciudadanos dirigen a las instituciones y la menor capacidad de éstas para satisfacerlas, sobre todo en épocas de bajo crecimiento económico. En esta línea se ha comprobado que, desde la llegada de la actual crisis económica, se ha producido un aumento de la desconfianza hacia las instituciones en España (Recuero, 2014), situación que también ha sido constatada en otros países (Stevenson y Wolfers, 2011). Asimismo, en lo que respecta a la desafección producida por la insatisfacción de las demandas dirigidas a las instituciones, Christensen y Lægreid (2005) han demostrado que la insatisfacción con el funcionamiento de los servicios públicos genera una menor confianza en las instituciones. La proliferación de diversos grupos sociales en las sociedades postindustriales ha traído consigo la existencia de múltiples intereses y demandas, en muchos casos contrapuestos, que crean la sensación entre la ciudadanía de que no se resuelven sus problemas (Dalton, 2004).

Por otra parte, la desafección con el sistema político también se vería generada por las elevadas expectativas que los ciudadanos tendrían en la democracia, lo cual propiciaría ese desencanto cuando no se cumplen dichas expectativas. Según Dalton (2004), sería un determinado perfil de individuo el que tendría esa elevada "fe" en la democracia que les llevaría a la insatisfacción con el gobierno o con el sistema político. En concreto, serían los jóvenes, las personas con mayor nivel educativo y los individuos con valores postmaterialistas.

En este contexto, y como reflejo de todos los argumentos señalados con anterioridad, se produjo el Movimiento del 15-M en España en el año 2011, en cuya gestación las redes sociales digitales tuvieron una importancia fundamental (Ferreras, 2011). Dicho movimiento tiene una serie de características que responden a las dinámicas explicadas previamente. Por una parte, sus participantes muestran una elevada "fe" en la democracia, como muestran eslóganes como "democracia real ya". Las elevadas expectativas que tienen en la democracia propician que estén insatisfechos con el sistema político actual, por lo que reclaman una democracia más directa, ya que se confía en que la participación ciudadana conseguirá alcanzar dichas expectativas y mejorar el sistema y sus resultados. Ello conecta con el postmaterialismo, ya que en el seno de este colectivo primarían este tipo de valores, como refleja la importancia otorgada a la participación política. En este sentido, Páez et al. (2013) han demostrado que los participantes del 15-M comparten más valores de carácter postmaterialista, como la igualdad, el desarrollo personal o la autonomía, que los ciudadanos que no participaron. Del mismo modo, no darían prioridad a los valores materialistas, como el desarrollo económico, que estarían para ellos en un segundo plano. Asimismo, el mencionado declive de la identificación partidista les llevaría a una crítica de los partidos tradicionales, lo cual conecta con argumento de Inglehart (1991) de que este tipo de movimientos, que defienden valores postmaterialistas, desafían a las élites y al sistema establecido, como, por ejemplo, con su oposición al bipartidismo representado por el PP y el PSOE. Esta dinámica fortalece los lazos y el sentimiento de pertenencia dentro del movimiento, como señala Inglehart, y como muestran Páez et al. (2013) en el caso del 15-M. Estos autores también afirman que los participantes de este movimiento desconfían más de las instituciones que aquellos que no participaron, por lo que la desafección política, relacionada con las elevadas expectativas hacia la democracia, sería mayor en este colectivo, como refleja el eslogan "no nos representan". Por otra parte, los problemas sociales creados por la crisis económica y sufridos por amplios sectores de la población, y el descontento con el sistema político, les ha llevado a dirigir múltiples demandas a los poderes públicos a los cuales éstos no han dado respuesta, aumentando así la frustración del colectivo. Dichas demandas podrían clasificarse ideológicamente como de izquierdas, debido a su animadversión contra los poderes económicos y la propuesta de medidas sociales, como las relacionadas con los desahucios. Ello une de nuevo con los argumentos de Inglehart (1991) de que este tipo de valores están representados por movimientos y partidos de izquierdas.

De este modo, parecen haberse generado nuevos conflictos sociales y nuevos valores que los partidos tradicionales no están consiguiendo ser capaces de representar, lo que podría justificar la aparición de nuevas formaciones políticas como Podemos. Éstas surgirían como consecuencia de las nuevas divisiones o ejes de conflicto que se están produciendo en la sociedad, con el objetivo de representar a uno de los bandos en disputa, tal y como señalaran Lipset y Rokkan (1967). Asimismo, el declive de los anclajes tradicionales del voto, que genera un distanciamiento con los partidos tradicionales, y los cambios experimentados en las sociedades industriales avanzadas posibilitarían o harían más fácil el cambio de voto para los individuos, por lo que en este contexto un nuevo partido político tendría más posibilidades de éxito. El surgimiento de Podemos sería, a grandes rasgos, un intento de institucionalizar las demandas y valores del Movimiento 15-M, del cual el propio Pablo Iglesias ha manifestado considerar que su partido es heredero (EFE, 2015). De este modo, pretenden transformar la sociedad en base a dichos valores y demandas. Debido a las características señaladas del Movimiento 15-M, y de sus participantes, los simpatizantes de Podemos, lejos del extendido argumento de su transversalidad, podrían también responder a esas determinadas características en lugar de ser representativos del conjunto de la población.

DATOS, METODOLOGÍA Y VARIABLES

Datos y metodología

Con el propósito de contrastar nuestra hipótesis y responder así a la pregunta de investigación que da nombre a este artículo, se utilizarán los datos del Estudio 3.041, de octubre de 2014, del Centro de Investigaciones Sociológicas. El mismo consta de un tamaño de muestra de 2.480 casos, correspondientes a población española mayor de 18 años entrevistada mediante muestreo estratificado por conglomerados.

Con las variables que se crearán a partir de dichos datos, las cuales se exponen a continuación, se realizará como técnica de análisis una regresión logística. Lo que se pretende explicar a través de este tipo de regresión son las características que tienen los simpatizantes de Podemos frente a aquellos que no simpatizan con este partido. No obstante, de acuerdo con el lenguaje científico y estadístico, sería más correcto decir que trataremos de descubrir si las características que tiene un individuo inciden en su probabilidad de ser simpatizante de Podemos o no. De esta manera, si dichas características influyen en la variable dependiente se demostraría que los simpatizantes de este partido responden a un perfil concreto de individuo. En cambio, si las mismas no incidieran en la probabilidad de ser simpatizante de Podemos, se comprobaría que los seguidores de este partido son trasversales, es decir, que provendrían de todos los grupos sociales.

Variable dependiente: Simpatizantes de Podemos

El objetivo de este artículo es descubrir quiénes son los simpatizantes de Podemos, es decir, analizar si los mismos pertenecen por igual a todos los sectores sociales o si, por el contrario, los seguidores de este nuevo partido responden a un perfil concreto de individuo. Por tanto, lo que se pretende explicar son las características que inciden en el hecho de pertenecer a este conjunto de ciudadanos.

De este modo, la variable dependiente de este estudio serán los simpatizantes de P odemos. Esta variable es de carácter dicotómico y adopta valor 1 para aquellos encuestados que afirman que el partido político por el que sienten más simpatía es Podemos y valor 0 para el resto.

Variables independientes

En lo que respecta a las variables independientes de este análisis, cabe señalar que éstas representarán diferentes características sociopolíticas de los individuos, ya que pretendemos descubrir si dichas características condicionan el hecho de ser simpatizante de Podemos o no. Así se podrá determinar si los seguidores de este partido responden a un determinado perfil de individuo o no. Se han definido cuatro grupos de variables independientes que representan diferentes tipos de características individuales y los cuales están relacionados con las consideraciones teóricas anteriores. Cada uno de dichos grupos englobará varias variables que se han considerado que pueden ser relevantes para un posible perfil de los simpatizantes de Podemos.

Variables independientes de activismo político

El primer grupo de variables independientes es el relativo al activismo político. Los simpatizantes de Podemos podrían ser ciudadanos con un mayor grado de activismo político que la media de los españoles. Ello podría deberse a las reclamaciones de este partido a favor de una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos y a su idea de devolver el poder, que estaría monopolizado por la casta, al pueblo. Los líderes de esta formación señalan que la democracia está secuestrada y habría que recuperarla, haciendo que se escuche la voz de la gente. Por ello, proponen medidas como la extensión del uso de las Iniciativas Legislativas Populares o los presupuestos participativos. En consonancia con este discurso el propio partido se define como un método de protagonismo popular y ciudadano, en el que se plantea que la elaboración del programa se realice a través de la participación ciudadana y de los Círculos Podemos, así como la celebración de una votación abierta a todo aquel que quiera inscribirse en la asamblea constitutiva del partido.

Esta concepción más activa del papel de los ciudadanos, de que todo lo decidan éstos y de que todo se vote, podría atraer a un determinado perfil de individuo más activista pero que no encontraría los cauces para canalizar sus aspiraciones de participación en el sistema actual. Por tanto, este perfil de ciudadano podría compartir con este partido el deseo de implantar una democracia con una participación más directa de la ciudadanía. Ello supondría que los simpatizantes de Podemos compartirían y primarían los valores postmaterialistas (Inglehart, 1971, 1977, 1991). Asimismo, podrían hacer un mayor uso de las nuevas tecnologías para informarse, como forma de participación política, al requerir este medio una actitud más activa por parte de los ciudadanos, práctica que fue esencial para el surgimiento del Movimiento 15-M (Ferreras, 2011).

Por todo ello, se incorporarán varias variables que representan diferentes facetas relacionadas con el activismo político:

» Participación. Adopta valor 1 para aquellos individuos que han participado en alguna acción política1 en los últimos doce meses y valor 0 para los que no han participado.

» Hablar de política. Esta variable tendrá valor 1 cuando se declare hablar de política a menudo o algunas veces y, por otro lado, valor 0 cuando la frecuencia con la que se realice sea raramente o nunca.

» Asociacionismo. Codificada con valor 1 para los encuestados que señalen pertenecer y participar activamente en algún tipo de asociación y, por consiguiente, con valor 0 para aquellos que pertenecen a alguna asociación, pero no participan activamente y a los que no pertenecen a ninguna.

» Exposición diaria a la información política de los medios de comunicación tradicionales. Adopta valor 1 para aquellos individuos que señalan exponerse todos los días a la información política de algún medio de comunicación tradicional (radio, prensa o televisión) y, por otra parte, valor 0 para los que no se exponen o lo hacen con menos frecuencia.

» Uso de Internet para obtener información política. Esta variable ha sido codificada con valor 1 para aquellos que realizan esta actividad todos los días y con valor 0 para el resto, los cuales serían menos activos en este ámbito.

Variables independientes de descontento

El segundo grupo de variables es referente al descontento ciudadano y representa un estado de ánimo pesimista con respecto a la política y a la situación económica actual. Los simpatizantes de Podemos podrían compartir una visión negativa de la realidad política y económica de España, ya que el propio partido surgió como fruto de ese mismo descontento y pretendería recabar apoyos valiéndose del mismo. Desde el desencadenamiento de la crisis económica, las condiciones de vida de una gran parte de la ciudadanía han sufrido un importante deterioro. Los graves efectos de la misma en España han generado importantes problemas sociales como el elevado desempleo, los desahucios o el riesgo de exclusión social de los colectivos más desprotegidos. La dificultad de la situación, después de haber estado al borde del rescate europeo y de haber tenido que implantar las medidas de austeridad requeridas por la UE, parece haber generado en la sociedad un sentimiento de pesimismo y desesperanza ante una situación económica que parecer no tener salida. En este contexto, Podemos se presenta como la solución para cambiar dicha situación mediante una política económica alternativa.

La gravedad de la crisis económica se encuentra acompañada de un importante sentimiento de desafección hacia un sistema político que no es capaz de resolver los problemas de la sociedad, algo queda aún más patente en épocas de recesión (Crozier et al., 1975). Así, desde la llegada de la crisis se ha producido un aumento de la desconfianza en las instituciones políticas del país (Recuero, 2014) y en la clase política. A ello han contribuido los numerosos casos de corrupción que se han conocido recientemente y que afectan a la clase política y a la práctica totalidad de los partidos. El cansancio y hastío de una gran parte de la población con los políticos, por este cúmulo de circunstancias, ha propiciado que éstos sean considerados como uno de los principales problemas del país.

En este contexto Podemos ha desarrollado un discurso para capitalizar esta insatisfacción. Ello queda de manifiesto con el intento de sustituir el eje de competición izquierda-derecha por la dicotomía la casta-la gente. Para Podemos la casta (perteneciente a los partidos políticos tradicionales) habría empobrecido a la ciudadanía, ya que habría gobernado a favor de los poderosos y no de la gente. Por ello denuncia las denominadas "puertas giratorias". Frente a la situación de la sociedad, la casta contaría con una serie de privilegios que los diferencian de los ciudadanos, como el aforamiento o las ventajosas condiciones de su jubilación. Podemos promete acabar con los privilegios de la casta y devolver el poder al pueblo.

Por otra parte, según este partido, la corrupción protagonizada por la clase política habría corrompido todo el sistema y habría deteriorado la democracia. Además, mientras los ciudadanos pasan necesidades y sufren los recortes, la casta se habría enriquecido con el dinero de todos. Por ello, Podemos, que se presenta como el único partido transparente y libre de corrupción, promete acabar con la misma mediante un plan de medidas y mecanismos de control democrático, como el control de la financiación de los partidos políticos.

De acuerdo con los argumentos anteriores, se incluirán las siguientes variables:

» Clase política. Esta variable tiene asignado valor 1 para los ciudadanos que consideran que los políticos en general, los partidos y la política son el principal problema del país y, por el contrario, valor 0 cuando consideran que el principal problema es otro.

» Corrupción. Adopta valor 1 en los casos que señalan la corrupción como uno de los principales problemas del país y valor 0 en el resto de casos.

» Expectativas económicas negativas. Consta de valor 1 para aquellos individuos que creen que la situación económica en el futuro empeorará y, por otra parte, de valor 0 para los que consideran que se mantendrá igual o mejorará.

Variables independientes de valores políticos

El tercer grupo de variables independientes representa los valores políticos. Aunque el discurso de Podemos pretende ser trasversal para llegar al mayor número de ciudadanos posible, en muchas de sus propuestas y declaraciones subyace una posición política determinada. Del mismo modo, los ciudadanos cuentan con una serie de valores políticos que les llevan a preferir a unos partidos sobre otros. Dicho de otro modo, las preferencias partidistas de los individuos se encuentran mediadas, en gran parte, por los valores políticos de los mismos, por lo que optarían en muchas ocasiones por aquellas formaciones que comparten sus mismos valores (Campbell et al., 1960; Inglehart y Klingemann, 1976).

En su intento de superar el eje de competición izquierda-derecha, trasladando el eje de conflicto a la dicotomía existente entre la casta y el pueblo, Podemos aboga por una serie de propuestas con las que la mayoría de los ciudadanos podría estar prácticamente de acuerdo. Muestra de ello podrían ser las medidas que pretenden implantar contra la corrupción y los privilegios de la clase política, las cuales podrían atraer por igual a todos los ciudadanos independientemente de sus valores políticos. Sin embargo, en otras de las propuestas de este partido subyace que el mismo no es ajeno a la dimensión ideológica. Propuestas como la recuperación del control público en los sectores estratégicos de la economía, el derecho a una renta básica para todos los ciudadanos por el mero hecho de serlo, la salida de la OTAN o la utilización recurrente de los términos "ricos" y "pobres", están claramente orientadas hacia la ideología de izquierda, pudiendo llegar a considerarse incluso como comunista en algunos de sus planteamientos. Ello podría implicar que los simpatizantes de Podemos compartan una misma ideología en lugar de provenir de diferentes sensibilidades ideológicas, ya que la ideología, a pesar de su declive, aún seguiría siendo relevante (Knutsen, 1995). Asimismo, como señala Inglehart (1991), los valores postmaterialistas que defendería este partido y su estrategia en contra sistema establecido sería propio de movimientos y partidos de izquierda.

Por otra parte, la importancia de la cuestión territorial en el debate político actual de España podría condicionar el perfil de los seguidores de este partido político. El pronunciamiento público de los líderes de Podemos a favor del denominado "derecho a decidir", y la incorporación del mismo al programa de esta formación política, podría haber contribuido a que sus simpatizantes sean individuos que compartan también dicha posición.

Por tanto, en el marco de los valores políticos se incluirán dos variables que consideramos que podrían ser de importancia para los simpatizantes de Podemos:

» Ideología. Consta de las siguientes categorías: izquierda, centro, derechay sin ideología. Se han creado variables dicotómicas para cada una de las categorías de esta variable.

» Descentralización territorial. Esta variable adopta valor 1 para los individuos que tienen una posición favorable a una mayor descentralización territorial y valor 0, por el contrario, para aquellos que prefieren que las CCAA tengan una menor autonomía o se mantengan como en la actualidad.

Variables independientes de características socioeconómicas

El cuarto grupo de variables aglutina diferentes características socioeconómicas de los individuos. Los condicionantes sociales y económicos de los ciudadanos pueden incidir en su preferencia por un partido u otro, ya que podrían simpatizar en mayor medida por aquella formación que proponga medidas que favorezcan o representen al grupo social al que pertenecen. Diferentes teorías explicativas del comportamiento electoral se basan en estos argumentos. Así, como se señaló anteriormente, las teorías sociológicas del voto señalan que los individuos optan por el partido político que representa a su bando social, por lo que sería la posición en la estructura social de los ciudadanos la que determinaría las preferencias partidistas de los mismos (Lazarsfeld et al., 1960; Lipset y Rokkan, 1967). Por otra parte, desde la teoría de la elección racional se defiende que los individuos votarán por el partido que les proporcionará mayores beneficios (Downs, 1957), por lo que los grupos sociales a los que beneficien las propuestas de los partidos podrían apoyarlos en mayor medida.

Por ello, podría producirse la circunstancia de que los simpatizantes de Podemos no pertenezcan de forma homogénea a todos los sectores sociales por igual, sino que sus apoyos provengan de determinados grupos sociales. En este sentido, consideramos que los simpatizantes de este nuevo partido político podrían verse influidos, en su preferencia por el mismo, por diferentes características socioeconómicas.

Si bien se ha producido un declive en la relevancia de los cleavages sociales para los ciudadanos (Franklin, 1992; Nieuwbeerta y De Graaf, 1999), éstos no han perdido totalmente su importancia (Bartolini y Mair, 1990). Además, con el desencadenamiento de la crisis económica se ha producido un aumento de las desigualdades sociales, lo que podría producir una reactivación del conflicto de clases. En este sentido, el discurso de Podemos, combativo contra los "poderosos", las grandes fortunas, las multinacionales o los bancos y proclive a la distribución de la riqueza, podría atraer a las clases menos favorecidas, por lo que los simpatizantes de este partido podrían no pertenecer por igual a todas clases sociales. Asimismo, el conflicto religioso, presente en España en su versión catolicismo versussecularización, al igual que en Italia (Barnes, 1974), podría incidir en el perfil de individuo que simpatiza con este partido debido a su postura en cuestiones como el aborto. Del mismo modo, sus planteamientos orientados hacia la izquierda, defendiendo en algunas cuestiones posiciones cercanas al comunismo, el cual se encuentra asociado al ateísmo, puede favorecer el apoyo de ciudadanos no creyentes. En este sentido la literatura académica ha demostrado que los católicos en nuestro país suelen apoyar partidos de ideología de derecha y los no católicos a partidos de izquierdas (Montero et al., 2008).

Por otra parte, los jóvenes serían más proclives a simpatizar con nuevas formaciones políticas, ya que la identificación partidista, que se fortalece con el voto repetido y continuado a un mismo partido a lo largo del tiempo (Converse, 1969), sería débil o estaría ausente al no haber transcurrido aún el tiempo necesario como para que se generen lazos fuertes con los partidos. Además, los jóvenes y las personas con mayor nivel educativo constituirían el perfil de individuo que tendría unas altas expectativas en la democracia (Dalton, 2004), como parecen tener los componentes y seguidores de esta formación.

Asimismo, Podemos defiende una serie de medidas que beneficiarían a determinados grupos sociales. Entre ellos destacan los desempleados, uno de los colectivos más afectados por la crisis económica, a los que este partido dirige propuestas como: un plan de rescate ciudadano centrado en la creación de empleo decente, el derecho a una renta básica para todos los ciudadanos por el mero hecho de serlo, la dación en pago con carácter retroactivo o la creación de un parque de viviendas públicas con alquiler social. Las mujeres también se verían beneficiadas al incluir en su programa electoral medidas para conseguir la igualdad salarial entre hombres y mujeres, la conciliación de la vida laboral y personal, la regulación del trabajo doméstico o el aborto libre y gratuito.

De acuerdo con ello, dentro de este cuarto grupo de variables se incluirán las siguientes:

» Edad. Esta variable consta de las siguientes categorías: jóvenes, entre 18 y 34 años; adultos, entre 35 y 64 años; y mayores, de 65 años o más. Se han creado variables dicotómicas para cada una de las categorías de esta variable.

» Sexo. Adopta valor 0 para los hombres y valor 1 para las mujeres.

» Desempleados. Tiene valor 1 para aquellos que están en paro y valor 0 para los que se encuentran en una situación laboral distinta, lo que permite diferenciar a los desempleados del resto.

» Nivel de estudios. Se compone de las siguientes categorías: sin estudios; estudios básicos, que engloba la enseñanza obligatoria; estudios medios, que incorpora los niveles de estudio entre la enseñanza obligatoria y la universitaria; estudios superiores, que comprende la enseñanza universitaria. Se crearán variables dicotómicas para cada una de las categorías de esta variable.

» Clase social. Consta de las siguientes categorías: clase alta/media-alta, nuevas clases medias, viejas clases medias, obreros cualificados, obreros no cualificados y no consta. Se crearán variables dicotómicas para cada una de las categorías de esta variable.

» No creyentes. Adopta valor 1 para aquellos que se declaran no creyentes o ateos y valor 0 para los que definen como católicos.

El perfil de los simpatizantes de Podemos.

En la Tabla 1 pueden apreciarse los resultados del modelo de regresión logística realizado para descubrir si las diferentes variables independientes explicadas con anterioridad, relativas al activismo político, al descontento, a los valores políticos y a las características socioeconómicas de los individuos, influyen o no en la probabilidad de ser simpatizante de Podemos. Dichos resultados muestran que las variables participación, hablar de política, uso de Internet para obtener información política, clase política, corrupción, ideología, descentralización, edad, desempleados y no creyentes inciden en el hecho de simpatizar con este partido, bajo un nivel de confianza del 95%.

De esta manera, y en lo que respecta al grupo de variables de activismo político, los ciudadanos que más participan políticamente, los que más hablan de política y los que usan Internet para informarse sobre política tienen más probabilidad de simpatizar con Podemos. Observando los valores Exp (b) podemos señalar que los individuos que participan en acciones políticas, como asistir a una manifestación, participar en una huelga, participar en un foro o blog de debate político o firmar una petición, simpatizan con esta nueva formación 1.46 veces más que aquellos que no participan. Los que hablan de política con frecuencia simpatizarían con Podemos 1.47 veces más que los que no realizan esta actividad con asiduidad. Los ciudadanos que usan Internet para obtener información política, por su parte, simpatizarían con este partido 1.52 veces más que los que no utilizan la red para informarse políticamente.

Las variables de asociacionismo y exposición diaria a la información política de los medios de comunicación tradicionales no son estadísticamente significativas, por lo que no incidirían en la probabilidad de simpatizar con Podemos. En el caso de la variable de asociacionismo, a pesar de ser una variable de activismo, esa falta de influencia podría ser explicada por el tipo de asociaciones al que pertenecen los individuos. En dicha variable se incluyen asociaciones de diverso tipo, como de carácter político, social, profesional, religioso, cultural o deportivo, lo que podría contrarrestar los diferentes efectos si los hubiere. Además, esta pertenencia a asociaciones incluye en gran medida la militancia en partidos políticos tradicionales o sindicatos, los cuales representarían los poderes establecidos contra los que Podemos se revelaría. En el caso de la variable exposición diaria a la información política de los medios de comunicación tradicionales, suponíamos que los ciudadanos que se informan diariamente a través de los medios tradicionales, como la televisión, la radio o la prensa, tendrían más probabilidad de simpatizar con este nuevo partido que los que lo hacen con menos frecuencia. Sin embargo, los resultados muestran que el hecho de informarse a través de los medios tradicionales no tendría ningún efecto y que el comportamiento diferencial en este sentido vendría determinado por el hecho de usar Internet para buscar información política o no.

En cuanto a las variables de descontento, los individuos que están insatisfechos con la clase política y los que lo están con la corrupción, al considerarlos el principal o uno de los principales problemas del país respectivamente, tienen una mayor probabilidad de simpatizar con Podemos que los que no consideran a ninguna de estas cuestiones como el problema más importante de España. En concreto, los que señalan a la clase política como la primera preocupación simpatizarían con este partido 1.60 veces más que los que no lo hacen. Por su parte, los que consideran la corrupción como uno de principales problemas simpatizarían con Podemos 1.66 veces más que los que creen que este no es uno de los temas más importantes para el país.

La variable expectativas económicas negativas no sería estadísticamente significativa, por lo que no habría diferencias en la probabilidad de simpatizar con Podemos entre los individuos que creen que la situación económica de España empeorará y los que tienen una visión más optimista al respecto. Ello parece mostrar que los simpatizantes de esta nueva formación comparten el rechazo contra la clase política tradicional y contra la corrupción que afecta a la misma, más que la preocupación sobre la situación económica futura.

En lo que respecta al grupo de variables de valores políticos, los ciudadanos que tienen una ideología de izquierda y los que tienen una posición favorable a una mayor descentralización territorial del Estado tendrían más probabilidad de simpatizar con Podemos. De forma más específica, y dirigiendo de nuevo nuestra atención sobre los valores Exp (b), podemos señalar que los individuos con una ideología de izquierda simpatizan un 92.3% más con este partido que los de derecha y un 43.4% más que los de centro. Aquellos que prefieren un modelo territorial con un mayor grado de descentralización que el actual simpatizarían con Podemos 1.38 veces más que los españoles que prefieren que se limite la autonomía de las CCAA (Comunidades Autónomas) o que se mantenga como en la actualidad.

Por último, refiriéndonos a las variables de características sociales, cabe señalar que los individuos más jóvenes, los que se encuentran en situación de desempleo y los que se declaran no creyentes o ateos en materia religiosa tienen mayor probabilidad de simpatizar con Podemos. En concreto, los jóvenes simpatizan con esta nueva formación un 61.2% más que los mayores y un 26,4% más que los adultos. Los españoles que se encuentran en situación de desempleo simpatizan con Podemos 1.40 veces más que los que no se encuentran en esta situación laboral. Por su parte, los no creyentes simpatizarían con este partido 2.14 veces más que los católicos.

Las variables sexo, nivel de estudios y clase social no serían estadísticamente significativas bajo un nivel de confianza del 95%. De este modo, no existirían diferencias en la probabilidad de simpatizar con esta formación entre hombres y mujeres. Asimismo, los simpatizantes de Podemos pertenecerían por igual a todas las clases sociales y a todos los niveles de estudio.

Por otra parte, las magnitudes de las probabilidades en las regresiones logísticas no pueden ser interpretadas directamente a través de los coeficientes beta (β), sino que es preciso proceder al cálculo de las mismas. Para ello se ha adoptado una determinada estrategia analítica: calcular las probabilidades por grupos de variables. De esta manera, se compararán las diferentes probabilidades de ser simpatizante de Podemos entre un perfil de individuo que cuenta, en las variables pertenecientes a un determinado grupo de variables, con las categorías más proclives a simpatizar con este partido y un perfil de individuo que cuenta con las categorías menos proclives a simpatizar con el mismo en todas las variables de ese grupo, dejando constantes los valores de las variables pertenecientes al resto de grupos de variables independientes2. Este procedimiento se llevará a cabo con cada uno de los cuatro grupos de variables explicativas: activismo político, descontento, valores políticos y características socioeconómicas.

En el grupo de variables de activismo político, el cálculo de las probabilidades muestra que los españoles más activos políticamente tienen un 22.7% más de probabilidad de simpatizar con Podemos que los que no son activos políticamente, manteniendo constantes el resto de variables. Dicho de otro modo, los individuos que participan políticamente, los que hablan de política con asiduidad y los que usan Internet para buscar información política tienen un 22.7% más probabilidad de ser simpatizante de esta nueva formación política que los que no participan, los que no hablan de política con frecuencia y los que no usan la red para informarse.

En el grupo de variables de descontento, los resultados reflejan que los ciudadanos que consideran a la clase política como el principal problema del país y los que creen que la corrupción es uno de los problemas más importantes tienen un 18.1% más de probabilidad de ser simpatizante de Podemos que los que no perciben ni a la clase política ni a la corrupción como el primer o uno de los principales problemas de España respectivamente, dejando constantes el resto de variables. Así, los individuos que están descontentos con la situación política, en términos de clase política y corrupción, tendrían una predisposición un 18.1% mayor de simpatizar con este partido.

En el grupo de variables de valores políticos, el cálculo de las probabilidades arroja que los españoles que tienen una ideología de izquierda y los que tienen una posición favorable a una mayor descentralización del Estado, tienen una probabilidad un 61.5% mayor de simpatizar con Podemos que los ciudadanos con una ideología de derecha y los que defienden una postura contraria a una mayor descentralización territorial, manteniendo constantes el resto de variables.

En el grupo de variables de características socioeconómicas, los datos muestran que los jóvenes, los individuos que se encuentran en desempleo y los que se consideran no creyentes en materia religiosa tienen un 72.1% más de probabilidad de ser simpatizante del partido de Pablo Iglesias que los mayores, los que no se encuentran en desempleo y los católicos.

De este modo, las características socioeconómicas de los españoles serían los factores que más influirían en el hecho de simpatizar con Podemos, seguidos de sus valores políticos, su grado de activismo político y su nivel de descontento. Cuando todas las variables que han resultado significativas están presentes en un determinado individuo, en sus categorías más proclives a simpatizar, su probabilidad de ser simpatizante de esta formación sería un 83.4% mayor que la de los ciudadanos que cuentan con las categorías menos proclives en todas esas variables.

CONCLUSIONES

La sociedad española se encuentra en un momento de profundo cambio. En un contexto en el que las consecuencias de la crisis económica y la desafección hacia el sistema político marcan la actualidad política del país, han surgido nuevas formaciones políticas que pretenden recoger el descontento resultante de ambas situaciones y representar los nuevos conflictos originados en la sociedad. Entre ellas destaca Podemos, un nuevo partido político que ha conseguido alcanzar un importante éxito electoral para una formación que acaba de ser creada en el marco de un sistema de partidos consolidado. El discurso de Podemos adopta una estrategia de tipo catch-all, ya que pretende alejarse de las consideraciones ideológicas para tratar de conseguir un amplio apoyo procedente de todos los sectores sociales (Downs, 1957). Sin embargo, a pesar de su intento de transmitir a los españoles un discurso transversal, que supere las barreras ideológicas, esta formación podría no conseguir implantar el mismo en todos los grupos sociales. Por ello, el objetivo de este artículo ha sido analizar si los simpatizantes de Podemos proceden de todos los sectores sociales por igual, siendo así representativos del conjunto de la población, o si, por el contrario, pertenecerían a determinados colectivos sociales con características compartidas. Dicho de otro modo, se pretendía descubrir la base social de apoyo a Podemos.

Partíamos de la hipótesis de que los simpatizantes de esta formación responden a un determinado perfil de individuo, por lo que existirían diferencias en la probabilidad de simpatizar con este partido entre los diferentes grupos sociales. Para testar la validez de esta hipótesis se ha realizado una regresión logística utilizando datos del Centro de Investigaciones Sociológicas. Se han definido cuatro grupos de variables independientes que podrían incidir en el hecho de simpatizar con Podemos: activismo político, descontento, valores políticos y características socioeconómicas.

Los resultados muestran que los simpatizantes de Podemos son principalmente ciudadanos que cuentan con un perfil determinado, por lo que no serían representativos del conjunto de la población. De esta manera, los mismos procederían sobre todo de determinados sectores de la sociedad, al tener mayor probabilidad de simpatizar con este partido, por lo que aceptaríamos nuestra hipótesis inicial. Los seguidores de esta formación se caracterizarían por ser activos políticamente, por estar descontentos con la realidad política, por tener unos determinados valores políticos y unas características socioeconómicas concretas. De forma más detallada, puede señalarse que los simpatizantes de Podemos serían principalmente ciudadanos que participan políticamente, que hablan de política con asiduidad, que usan Internet para buscar y obtener información política, que consideran a la clase política como el primer problema del país, que creen que la corrupción es una de las principales preocupaciones de España, que tienen una ideología de izquierda, que cuentan con una posición favorable a una mayor descentralización territorial, que son jóvenes, que se encuentran en situación de desempleo y que se consideran no creyentes en materia religiosa.

De este modo, y en primer lugar, los simpatizantes de Podemos tendrían un mayor grado de activismo que la media de los españoles, ya que participarían más políticamente, hablarían con más frecuencia de política y utilizarían Internet de forma activa para buscar información política. Así, compartirían con esta formación su preocupación por la participación de los ciudadanos en la vida pública, lo que reflejaría su inclinación por los valores postmaterialistas (Inglehart, 1971, 1977, 1991).

En segundo lugar, los simpatizantes de este nuevo partido se caracterizarían por estar descontentos con la realidad política de España, ya que consideran que la clase política y la corrupción serían los principales problemas del país. Ello podría indicar que los seguidores de Podemos comparten una importante desafección hacia el sistema político, mayor que la del resto de españoles. Este sentimiento de desencanto podría haberse visto agravado por la crisis económica (Crozier et al., 1975; Recuero, 2014) y por la incapacidad de las instituciones de responder a las demandas ciudadanas (Christensen y Lægreid, 2005), por lo que Podemos parece haber conseguido capitalizar el descontento de estos ciudadanos. A ello se uniría el hecho de que ese desencanto con el sistema político, unido a los valores postmaterialistas anteriormente mencionados, les haría tener unas elevadas expectativas en la democracia (Dalton, 2004) como modo de resolver los problemas existentes.

En tercer lugar, los simpatizantes de la formación de Pablo Iglesias poseerían principalmente unos valores políticos determinados. En concreto, serían individuos que se situarían a la izquierda del eje ideológico y que consideran que sería necesaria una mayor descentralización territorial del Estado. De esta manera, los valores políticos de los seguidores de Podemos se corresponderían con la orientación de las propuestas efectuadas por este partido. Medidas orientadas hacia la izquierda de la dimensión ideológica como la recuperación del control público en los sectores estratégicos de la economía, el derecho a una renta básica para todos los ciudadanos o la salida de la OTAN, entre otras, habrían conseguido atraer principalmente a ciudadanos con una ideología de izquierdas, lo que supone que la ideología seguiría siendo importante (Knutsen, 1995) y que este partido no habría conseguido superar las barreras ideológicas. En este sentido, Podemos podría caracterizarse por ser un partido de izquierdas que defendería valores de carácter postmaterialista oponiéndose al sistema establecido (Inglehart, 1991), lo cual se vería respaldado por el mencionado desencanto ciudadano. De todo ello puede extraerse que las características de los simpatizantes de Podemos coincidirían, por tanto, en gran medida con las de los miembros del Movimiento 15-M. Asimismo, la defensa por parte de esta nueva formación del denominado "derecho a decidir" habría posibilitado que sus simpatizantes sean ciudadanos que estén a favor de una mayor descentralización territorial.

Y en cuarto lugar, los simpatizantes de Podemos se caracterizarían por compartir determinadas características socioeconómicas. Por una parte, los seguidores de este partido serían principalmente jóvenes, lo cual puede contribuir a explicar el éxito electoral del mismo en el marco de un sistema de partidos consolidado como español, ya que las personas de menor edad aún no habrían desarrollado lazos fuertes, es decir, una identificación con ningún partido político (Converse, 1969). Así, el éxito de Podemos sustentaría su apoyo en sectores de la sociedad que no se encuentran anclados a los partidos políticos tradicionales, como los jóvenes, los que se encuentran descontentos con la clase política o los que priman los valores postmaterialistas. Por otra parte, el apoyo de esta formación provendría sobre todo de individuos que se encuentran en desempleo frente a los que se encuentran en otra situación laboral. De esta manera, las medidas propuestas por Podemos que benefician al colectivo de los desempleados, como el plan de rescate ciudadano centrado en la creación de empleo decente o la creación de un parque de viviendas públicas con alquiler social, habrían atraído a este grupo social. Por último, los simpatizantes de esta formación serían principalmente no creyentes, en lugar de católicos, de acuerdo con la posición de la misma en algunos temas como el aborto. Así, el cleavagereligioso seguiría también siendo importante en España (Montero et al., 2008).

Por otro lado, este partido habría conseguido atraer simpatizantes de todas las clases sociales, de todos los niveles de estudio y de ambos sexos, por lo que los mismos serían representativos del conjunto de la población en lo que respecta a las variables de clase social, nivel de estudios y sexo.

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Fecha de recepción: 31/7/2015 .
Fecha de aprobación: 15/11/2015

NOTAS

1 Dichas formas de participación son: asistir a una manifestación, participar en una huelga, participar en un foro o blog de debate político y firmar una petición.

2 Se ha optado por adoptar como valores constantes de las variables del resto de grupos las categorías más proclives a simpatizar con Podemos.

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