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Análisis Político

versão impressa ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.29 no.87 Bogotá maio/ago. 2016

https://doi.org/10.15446/anpol.v29n87.60717 

http://dx.doi.org/10.15446/anpol.v29n87.60717

EL PARTIDO "CENTRO DEMOCRÁTICO" EN COLOMBIA: RAZONES DE SU SURGIMIENTO Y ÉXITO

"CENTRO DEMOCRÁTICO" PARTY IN COLOMBIA: REASONS FOR ITS EMERGENCE AND SUCCESS

Rodrigo Losada*

Nicolás Liendo**

* Profesor de la Universidad Sergio Arboleda, Bogotá. Ph.D. en Ciencia Política de Georgetown University. Correo electrónico: rodrigo.losada@usa.edu.co

** Profesor de la Universidad Sergio Arboleda, Bogotá. Estudiante de Doctorado de la Universidad de Arizona, Estados Unidos y Magister en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Salamanca, España. Correo electrónico: nicolas.liendo@usa.edu.co


RESUMEN

Este artículo documenta algunos rasgos característicos del Centro Democrático (CD), nuevo partido político que ha aparecido en Colombia desde el 2013 bajo el liderazgo del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Con base en textos oficiales del CD, de encuestas realizadas por LAPOP, y de artículos de revistas y de prensa, se describe, y se intenta explicar, el proceso de formación del partido, sus principales rasgos organizacionales, las orientaciones ideológicas de sus simpatizantes, su desempeño en las elecciones legislativas y presidenciales de 2014, y mirando hacia el futuro, sus principales fortaleza y debilidades.

Palabras clave: Partidos políticos, Nuevos partidos políticos, Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, Colombia


ABSTRACT

This article documents some characteristic features of the Democratic Center (Centro Democrático or CD, in Spanish) party, a new political party that came into existence in Colombia as of 2013 under the leadership of ex-president Álvaro Uribe Vélez. Based on official texts from the CD, surveys conducted by LAPOP, and articles from magazines and newspapers, this article describes and seeks to analyze the process by which the party was formed, its principal organizational features, the ideological orientation of its supporters, its performance in the 2014 legislative and presidential elections and, looking towards the future, its main strengths and weaknesses.

Keywords: political parties, new political parties, Centro Democrático, Democratic Center, Álvaro Uribe Vélez, Colombia.


INTRODUCCIÓN

Según los estudios previos sobre nuevos partidos, las razones tanto de su irrupción como de su éxito electoral, o de su fracaso, se encuentran relacionadas en buena medida con los costos institucionales: entre más costosa, institucionalmente hablando, resulta la irrupción del nuevo partido, menos probable es ese surgimiento, y menos probable su éxito en las urnas. Pues bien, en Colombia las últimas elecciones nacionales de 2014 vieron nacer el partido Centro Democrático (CD), cuando los costos institucionales para crear un partido eran deliberadamente altos. Más aún, este partido ha cosechado un éxito tal que estuvo a punto de conquistar la presidencia del país en su primera intervención electoral.

Luego de un siglo del llamado bipartidismo, en la década de los noventa, debido en parte a un contexto institucional y de opinión pública excepcionalmente favorable, y en virtud de un creciente desprestigio de los partidos tradicionales, irrumpieron decenas de nuevos partidos en Colombia, la gran mayoría de ellos de duración efímera (Losada y Liendo). Más tarde, en virtud de reformas constitucionales en 2003 y 2009 orientadas a restringir la conformación de nuevos partidos, el número de partidos que competían en las elecciones disminuyó ostensiblemente y las nuevas agrupaciones constituidas ese año se redujeron a unas pocas. Es en este contexto que surge el CD, partido que representa el ideal político del ex presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) y que se opone de modo perentorio al accionar gubernamental del presidente Juan Manuel Santos, por lo menos en todo lo relacionado con el tema de la seguridad.

Este artículo se desarrolla a través de cinco secciones y una conclusión: La primera sección se ocupa del estado del arte sobre nuevos partidos; la segunda mira el proceso de surgimiento del CD; la tercera examina algunos rasgos organizacionales del CD en tanto partido político; la cuarta documenta el desempeño del CD en las elecciones ya legislativas ya presidenciales de 2014; y la quinta identifica algunos factores que pueden explicar los logros y fracasos electorales registrados. Se cierra con unas conclusiones.

I. ¿POR QUÉ SURGEN NUEVOS PARTIDOS, Y POR QUÉ UNOS PERDURAN Y OTROS NO?

La creación, origen o formación, de nuevos partidos políticos ha sido estudiada en la mayor parte de los casos mediante monografías de partidos concretos (Jansen, 1998), o de grupos de partidos, por ejemplo, la formación de los Partidos Demócrata y Republicano en los Estados Unidos sea por Aldrich (1995), sea por Eldersveld con Walton (2000), entre otros, o el nacimiento de los Partidos Verdes en Europa escudriñado por el equipo de investigados que trabajó con Müller y Rommel (1989). En contraposición, los estudios más recientes se han concentrado en el caso de los partidos anti-establecimiento o "outsiders" (Schedler, 1996; Karen, 2000; McDonnell & Newell, 2011) o en el surgimiento de nuevos partidos en regímenes previamente dominados por el comunismo (Golossov, 1998; o Perepechko, ZumBrunnen & Kolossov, 2011).

Los factores identificados por los estudios previos como determinantes del surgimiento de un nuevo partido son muy diversos. Por ejemplo: Bartolini y Mair (1990) subrayan que el debilitamiento de los sentimientos de identificación con los partidos tradicionales hizo viable el surgimiento de los partidos verdes en Europa. En cambio, Kitschelt (1988, 1989) destaca el cambio de valores culturales experimentado por las naciones industrializadas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX como decisivo para entender el nacimiento de partidos ecológicos. En su intento por explicar el surgimiento de los partidos anti-establecimiento político, Abedi (2004) aporta evidencias a favor análisis político nº 87, Bogotá, mayo-septiembre, 2016: págs. 41-59 de la tesis según la cual aquellos aparecen cuando los partidos a favor del 'establecimiento’ escasamente difieren en términos ideológicos y cuando, y donde, los sentimientos partidistas tradicionales se han debilitado.

Por su parte, Rosenstone et al. (1984) y Sainteny (2004) han proporcionado abundantes evidencias sobre los costos institucionales que conlleva crear un nuevo partido, en los Estados Unidos el primero, y en Francia el segundo. Desde otra perspectiva, la progresiva politización de diversas etnias, tradicionalmente excluidas, en no pocos casos explica la aparición de nuevos partidos en el África contemporáneo (Ferree, 2010) así como en América Latina (Van Cott, 2003 y 2005).

Entre quienes han trabajado con el enfoque de elección racional para explicar el nacimiento de nuevos partidos sobresalen Cox (1997), Hug (2001) y Tavits (2006 y 2007). Cox analiza el cálculo estratégico tanto de las élites que ambicionan crear un nuevo partido, como de los ciudadanos que se sienten atraídos por este, y lo hace concentrándose en la compleja interacción de las diversas normas que rigen el sistema electoral y que crean incentivos para los actores implicados. El mismo autor subraya cómo en la creación de un partido sus gestores, aun cuando toman una decisión de alto riesgo, se sienten confiados en que tendrán éxito.

A su vez, Hug, trabajando con un modelo de teoría de juegos, concibe a los nuevos partidos como actores que asumen una demanda social y desafían el predominio de uno o más de los partidos existentes. Cada actor toma decisiones previendo las que los otros actores más relevantes van a tomar.

Finalmente, Tavits asume las pistas dejadas por Cox y las somete a prueba empírica mediante un análisis del surgimiento de nuevos partidos en la Europa Oriental (1990-2004). Apoyada en estos datos, demuestra que el surgimiento de nuevos partidos es más probable entre más bajos son los costos institucionales del ingreso, más atractivos los beneficios de ocupar un cargo público, y más alta la viabilidad electoral percibida, es decir, cuanto más fuerte es la expectativa de lograr los votos suficientes para triunfar. Por otro lado, encuentra que el respaldo ciudadano a nuevos partidos está claramente influido por el grado de desilusión con los partidos actuales. Por cierto, los planteamientos teóricos de Tavits guían en gran parte el presente artículo.

Sobre nuevos partidos en Colombia la literatura es escasa, limitada en cuanto al período de tiempo que examina, y eminentemente descriptiva. A modo de ejemplo pueden consultarse los trabajos de Peñaranda (1999), Rodríguez (2005) y Rodríguez (2010). Quien más ha avanzado en una explicación de los factores institucionales que pueden dar razón de la multiplicación de los partidos colombianos ha sido Taylor (1996).

Pasando ahora al tema del éxito electoral de los nuevos partidos, o su fracaso, entre las razones más comunes identificadas para explicar su triunfo aparecen: los malos resultados del gobierno de turno y las reglas institucionales. En todos los casos se encuentra que, mientras peor sean esos resultados, más crece el descrédito de los partidos existentes –en especial el, o los, del gobierno- y mayor probabilidad de perdurar encuentran las nuevas opciones electorales (Tavits, 2006; Mainwaring et al., 2010).

Por su parte, las reglas institucionales también afectan las posibilidades de éxito de los Nuevos Partidos en el mismo sentido que impactan su creación. Finalmente, se han identificado otras dos variables políticas que inciden en el grado de éxito electoral de los nuevos partidos. Por un lado, entre más bajo es el nivel de participación electoral, más probables son los buenos resultados para un nuevo partido (Lago & Martínez, 2011). Por otro, entre más fragmentado se encuentra el sistema de partidos, mayor es la probabilidad para un nuevo partido de salir adelante (Mainwaring & Zoco, 2007).

II. S URGIMIENTO DEL CENTRO DEMOCRÁTICO

El Centro Democrático cuenta con antecedentes que se remontan, por lo menos, al último año de la primera presidencia de Uribe, cuando en 2006 un grupo de amigos del presidente, liderados según parece por José Obdulio Gaviria, su fiel escudero, deciden crear la Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia (FCPPC, también figura como CPPC). Según se lee en la "Historia" de dicha agrupación, disponible en su página web, ésta:

". . . es producto de la iniciativa de un grupo de colombianos que apoyan al presidente Uribe y su modelo de desarrollo y que consideraron que las políticas planteadas y aplicadas por el presidente Uribe son en realidad un cuerpo de doctrina que solo con su profundización y difusión se logrará mantener el rumbo que el país ha tomado."1

Desde su nacimiento, esta fundación se ha constituido en un centro de encuentro de los partidarios más cercanos de Uribe, y se ha desempeñado como una incubadora que madura diversas alternativas de juego político para éste, entre ellas, la conveniencia o no de crear un nuevo partido.2

Pensando ya no en los antecedentes remotos del CD sino en el contexto inmediato en el cual este surge, conviene examinar dos aparentes intereses o motivaciones del expresidente y una coyuntura de inseguridad persistente en Colombia. Los intereses, por cierto, interrelacionados entre sí, pero cuya naturaleza conviene escudriñar por separado, son: Uno, hundir o afectar profundamente el proceso de negociación con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en La Habana propiciado por el presidente Juan Manuel Santos desde mediados de su primer periodo, y dos, impedir la reelección de este en el año 2014. En relación con el primer motivo, a juzgar por las evidencias disponibles, Uribe se sintió no sólo contrariado, sino aun traicionado, con varias decisiones de Santos, tomadas en los primeros meses de su gobierno, las cuales él consideraba erradas 3. Tanto más, cuanto que Santos había sido elegido con el pleno respaldo del expresidente y como continuador de sus políticas. Un ejemplo de estos desencuentros es el de los diálogos con las FARC iniciados secretamente por Santos, en busca de una salida política al conflicto, los cuales Uribe consideraba inaceptables porque para él los llamados "alzados en armas" no eran más que delincuentes merecedores de todo el peso de la ley. Téngase en cuenta que Uribe ha sido víctima de las FARC y cabe pensar que, en su interior, desea vivamente que esta guerrilla pague por el asesinato de su padre.

En cuanto al segundo motivo, en la medida en que, a mitad de su primer mandato, el gobierno Santos anunció el inicio de un diálogo formal con las FARC, el cual ha estado avanzando en acuerdos concretos entre las partes, y en vista de que muchos analistas políticos conjeturaban que Santos buscaría un segundo periodo presidencial, Uribe y sus seguidores más cercanos seguramente consideraron fundamental impedir esta reelección.

Con respecto al tema de la persistente inseguridad, esta provenía, por un lado, de las acciones violentas de las FARC y del otro grupo alzado en armas, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), de menor alcance que el primero, pero incesantemente activo, y por otro, de las llamadas BACRIM (Bandas Criminales), dedicadas al narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando u otras actividades ilegales, activas en varias regiones del país, la mayor parte de las cuales por cierto provenían desde la época del gobierno de Uribe, o desde antes del mismo. En la medida en que estas bandas continuaron asediando a la población bajo el nuevo gobierno, el expresidente repetidas veces consideró insuficientes las acciones del gobierno Santos, quien a su vez reclamaba que persistía en la lucha contra ellas sin bajar la guardia.

A partir de los intereses mencionados y de la inseguridad que no cedía, el expresidente empezó a dar pasos para cambiar la situación. La idea de crear el Centro Democrático como partido político empieza a tomar forma el 5 de julio de 2012 cuando Uribe, en el homenaje a uno de sus más fieles colaboradores, propone un "Frente contra el terrorismo" impulsado por un movimiento denominado "Puro Centro Democrático" (PCD), el cual fue interpretado por algunos como un nuevo partido pero por otros como una gran "coalición".4 El hecho es que pocos días después, en una entrevista, Uribe sostiene que el PCD no será propiamente un partido.5 De todos modos, con este paso Uribe marcó definitivamente su distancia del presidente Santos y dejó conocer su intención de entrar a competir con una nueva fuerza política en las elecciones de 2014.

El Centro Democrático (ahora sin el "Puro") empieza a constituirse formalmente el 20 de enero de 2013 cuando, según dice la "Declaración Política" firmada en esta ocasión, se reunieron en Bogotá con el expresidente Álvaro Uribe Marta Lucía Ramírez, Óscar Iván Zuluaga, Juan Carlos Vélez, Carlos Holmes Trujillo, Francisco Santos y Rafael Guarín (en ese orden los menciona la fuente), y acuerdan "adelantar un proceso para construir una alternativa", "suprapartidista", la cual sería "una organización permanente y decisiva en la política colombiana".6

Importa destacar que no se habla expresamente de un nuevo partido. ¿Por qué? La respuesta parece estar en la expresión "suprapartidista" que el grupo fundador quiso atribuir al Centro Democrático. Quizás, porque se preveía que un nuevo partido difícilmente puede organizar sus bases para adelantar una campaña exitosa en los pocos meses que quedaban para las elecciones tanto legislativas como presidenciales de 2014, se estaba pensando en alianzas o coaliciones con otras fuerzas políticas. Además, convocar a fuerzas políticas ajenas al uribismo pero críticas del gobierno Santos, fortalecería los propósitos de fondo del expresidente.

Efectivamente, cuando los partidos comenzaban a definir sus listas de candidatos para Senado y Cámara 2014, más exactamente en agosto de 2013, Uribe le propone al Partido Conservador una alianza a fin de que, mediante una consulta popular por celebrarse el 9 de marzo de 2014, fecha de los comicios legislativos, se escoja el candidato presidencial único de los dos organizaciones políticas.7 Pero esta iniciativa no tuvo suficiente acogida en las filas conservadoras. Es entonces cuando, como última opción, Uribe decide encabezar el mismo la lista de candidatos por el Centro Democrático al Senado 8. Se trata, sin duda, de una apuesta arriesgada, que Uribe parecía estar rehuyendo, pero que asumió cuando le quedó claro que no tenía otra alternativa. Sin embargo, contaba con un recurso poderoso, el del alto nivel de imagen favorable que tenía su nombre según las encuestas de opinión de la época, el cual a la postre demostró ser definitivo 9.

Conviene aclarar que la legislación colombiana permite a "grupos significativos de ciudadanos" presentar candidatos a cargos públicos electivos de cualquier, nivel nacional o subnacional. Para que uno de estos grupos alcance la calidad de "partido político" se requiere que en las elecciones para Senado de la República iguale o supere el "umbral" del 3% de los votos válidos emitidos para este cuerpo legislativo.

A fin de explotar al máximo la enorme capacidad de convocatoria que en ese momento poseía el nombre del expresidente, el 29 de septiembre de 2013 el CD adopta el nombre "Uribe Centro Democrático" y decide consagrar como "logo" una foto del expresidente.10 Pero cuando se intentó inscribir las listas para Senado y Cámara ante las autoridades electorales, el Consejo Nacional Electoral no aceptó dicho nombre porque alude a una persona específica, lo que no está permitido por ley. Se optó entonces por inscribir las listas bajo el rótulo "Centro Democrático Mano Firme Corazón Grande", explotando así una frase publicitaria usada por Uribe en sus dos campañas presidenciales 11.

En las elecciones legislativas de 2014 el CD superó ampliamente la exigencia legal recién mencionada y adquirió la calidad legal de partido político por decisión del Consejo Nacional Electoral a mediados del 2014, con la que simultáneamente recibió su personería jurídica 12

III. CARACTERÍSTICAS ORGANIZACIONALES DEL CD

Como organización política, el Centro Democrático será examinado a continuación sólo desde tres perspectivas, a saber, según su ubicación ideológica, según la estructura interna de poder, y según la oferta de políticas públicas que propicia.

A partir de encuestas anuales en la casi totalidad de los países del continente americano y del Caribe, el Barómetro de las Américas, aplicado por el Latin American Public Opinion Project (LAPOP), desarrolla diversos análisis de las actitudes políticas ciudadanas, en plan monográfico por país, así como comparativo entre dos o más países 13En particular, apoyándose en muestras representativas de la población de 18 y más años de cada nación, el Barómetro Americano 2014 le pidió a cada encuestado auto-ubicarse en una escala de 1 a 10, donde 1 significa muy de izquierda y 10 muy derecha. Esta medición arroja el siguiente resultado promedio para cada país. Ver el Gráfico 1.

Fuente: Barómetro de las Américas 2014:Colombia 14

Como puede observarse en este Gráfico, frente a los habitantes de los otros 21 países latinoamericanos y caribeños, la posición promedio de los colombianos se ubica claramente hacia la derecha, superada sólo por cuatro estados. En realidad, estudios anteriores tanto de LAPOP como de otros investigadores, ya habían documentado que el colombiano promedio tiende a ser de derecha 15.

Centrándose ahora en Colombia, conviene confrontar la posición ideológica promedio de los simpatizantes del CD en comparación con la de los integrantes de otros partidos. Pero antes, debe tenerse en cuenta que siete de cada diez colombianos de 18 o más años no muestra simpatía alguna por un partido político, cualquiera que sea.16 Entre quienes "simpatizan" con algún partido, el CD es el partido que mayor acogida tiene (según datos de LAPOP 2014), más exactamente, captura cerca del 7% (siete por ciento) de la población de 18 y más años.17

Hecha esta delimitación, el simpatizante promedio de los partidos tanto Liberal, como Conservador y de la U, es quien, en la escala de ubicación ideológica recién comentada, se ubica más hacia la derecha. En cambio, los simpatizantes del CD registran una posición promedio exactamente en el centro, por supuesto dentro de la corriente derechista que caracteriza al país. Ver el Gráfico 2.

Fuente: Barómetro de las Américas 2014: Colombia 18

Este hallazgo sorprenderá a muchos, pero para entenderlo importa distinguir entre los directivos de los partidos y los miembros rasos de los mismos, pues estudios anteriores han demostrado que, ideológicamente, los directivos de un partido político tienden a ser más radicales que sus seguidores. 19 Dado que quienes más figuran en los medios de comunicación son las principales figuras del partido, y que los mismos tienen en sus manos las riendas de este, la imagen que se proyecta del CD es la de un partido derechista.

Ahora bien, en términos ideológicos, ¿qué dicen los estatutos del partido? Normalmente, los estatutos de los partidos proponen algún enunciado de corte ideológico. Pues bien, en el caso de CD no existe ese enunciado explícito de orientación ideológica. Lo que más se acerca, es el artículo segundo de los estatutos el cual afirma:

"ARTÍCULO 2. NATURALEZA. El Partido Centro Democrático es una organización política de ciudadanos de carácter democrático, popular, diverso, incluyente y moderno. El CD se inspira en cinco pilares como centro del quehacer político y de las propuestas de política pública:

1) Seguridad democrática.
2) Confianza inversionista.
3) Cohesión social.
4) Estado austero y descentralizado.
5) Diálogo popular"20

Bien se aprecia en los cinco pilares la influencia del modelo de gobierno del presidente Uribe, cuyas políticas se busca deliberadamente continuar. Conforme al texto transcrito, cabría decir que, estatutariamente, el CD pretende ser de centro, más aún de un centro democrático, pero otra cosa sugiere la lectura cuidadosa de los mismos estatutos, en particular, en cuanto concierne al papel personalista y absorbente que se atribuye al expresidente. Porque, en contraposición a la gran mayoría, quizás a la totalidad, de partidos políticos existentes en los sistemas democráticos contemporáneos, el CD literalmente gira en torno a una persona, Álvaro Uribe Vélez. Léase a continuación lo que establecen las reglas internas de juego adoptadas por el CD:

Primero, la imagen de Uribe, por cierto, difuminada, constituye el "logo" oficial del partido. A este propósito, el artículo 6 de los estatutos, bajo el título "Símbolos" presenta como "logo-tipo" la imagen que a continuación se puede apreciar:

Sin decirlo, el logo representa al expresidente Uribe: La frase "Mano firme Corazón grande", es elocuente. Y la mano sobre el pecho representa la posición que solía adoptar el expresidente cuando, en actos oficiales, se entonaba en su presencia el himno nacional, posición poco acostumbrada en Colombia 21.

Segundo: Desde el punto de vista organizacional, el expresidente tiene la última palabra. Tres artículos de los estatutos así lo revelan:

"ARTICULO 40: PRESIDENTE FUNDADOR. El Partido exalta y honra la gestión del Presidente Álvaro Uribe Vélez y lo reconoce como líder y orientador del Partido, tendrá asiento con voz y voto en todos los órganos de dirección y representación del Partido."

A su vez, el artículo 39, hablando de los órganos nacionales del partido de "dirección y representación", establece el siguiente orden jerárquico de los mismos así:

1. "Presidente Fundador
2. Convención Nacional
3. Dirección Nacional
4. Director del Partido
5. Bancada de Congresistas
6. Comités Sectoriales"

Rara vez, si es que alguna, se encuentra en los estatutos de un partido político democrático el fenómeno aquí observado, es decir, la existencia de una autoridad individual por encima de la convención o del congreso nacional del partido, considerados generalmente como la autoridad suprema de la organización. Adviértase, sin embargo, que de la Convención Nacional del CD el articulo 41 afirma: "Es el máximo órgano de decisión del Partido". No obstante, son tales los privilegios otorgados al Presidente Fundador, los cuales se vienen comentando, que cabría llegar a una conclusión distinta.

Finalmente, el Artículo 36, "Requisitos", establece:

" . . . . Ningún miembro podrá pertenecer a un mismo órgano del Partido por más de tres periodos, continua o discontinuamente, con excepción del Presidente Fundador."

Dadas la centralidad estatutariamente atribuida a Uribe dentro del CD y la misma personalidad del expresidente (líder superdotado, hábil comunicador, autoritario, y dueño de impresionante memoria), no importa lo que, desde el punto de vista ideológico, digan los estatutos del partido, o la autoimagen que posean los miembros rasos del partido (captada por el Barómetro de las Américas), ideológicamente hablando el CD es lo que diga y haga el expresidente.

Hace ya siete decenios, E. E. Schattschneider (1942) decía: "La naturaleza del proceso de nominación determina la naturaleza del partido; aquel que puede hacer la nominación es el dueño del partido".22 Pues bien, a propósito de la selección de candidatos a cargos públicos y elaboración del orden de las candidaturas en las listas a corporaciones públicas, los estatutos del CD establecen lo siguiente: El art. 20 dispone que las listas siempre serán cerradas, lo cual hace que el orden de los candidatos dependa de los altos mandos del partido. Según el artículo 25 queda a discreción de la Convención Nacional decidir sobre el mecanismo de selección de los candidatos presidenciales. Conforme al art. 27, el cabeza de lista para el Senado siempre lo selecciona la Dirección Nacional. La misma Dirección elabora una serie de candidatos al Senado para el resto de la lista y lo presenta a la Convención a fin de que esta decida sobre su conformación y orden, bajo unos "criterios de representación regional, democracia, vocación legislativa, formación, liderazgo, desempeño, afinidad con los principios del Partido, programas, entre otros", criterios que "la Dirección Nacional deberá garantizar". El art. 28 establece que quienes encabezan las listas a la Cámara serán escogidos por la Dirección Nacional. Finalmente, corresponde al Director del Partido otorgar todos los avales.

Sin embargo, dado que el expresidente Uribe "tendrá asiento con voz y voto en todos los órganos de dirección y representación del Partido" (art. 40 de los estatutos, atrás citado), no se visualiza la posibilidad de que una persona llegue a ser candidato a cargo público por el CD sin la aprobación del Presidente Fundador. Se sigue, asimismo, que los artículos mencionados ponen en duda la posibilidad de que el CD desarrolle una auténtica democracia interna.

Pasando ahora al tema de la oferta de políticas públicas que presenta el CD en cuanto partido, de los cinco pilares atrás mencionados, los cuales se espera que caractericen su quehacer político, el que prima ampliamente por encima de los otros es el de la "seguridad democrática". Esta es entendida ante todo como lucha frontal contra los alzados en armas, pero también como combate contra cualquier forma de criminalidad. Es tal el énfasis sobre este "pilar", particularmente en los numerosos trinos de Uribe, que bien podría decirse que el CD se caracteriza por ser un partido monotemático ("niche party" o "single issue party").23 Dada la trascendencia que la actividad guerrillera ha tenido en Colombia, sorprende que ningún otro partido político, ni siquiera el Partido de la U, que desde sus inicios ha sido el partido del presidente Santos, centre su atención sobre ella con tanto énfasis como lo hace el CD, en particular su líder.24 Más aún, este énfasis, que a la vez se ha constituido en la principal estrategia electoral de Uribe, puede explicar buena parte de su éxito en las urnas.

Es cierto que algunos de los representantes del CD en el congreso intervienen activamente en el debate de otras políticas públicas, distintas de la de seguridad, pero parecen hacerlo más porque se sienten competentes sobre el tema y/o por el deseo de labrarse una imagen mediática definida, que como política de partido.

IV. DESEMPEÑO ELECTORAL DEL CENTRO DEMOCRÁTICO

En su primera jornada electoral, los comicios legislativos de marzo 2014 y los presidenciales de mayo (primera vuelta) y junio (segunda vuelta) del mismo año, el CD alcanzó logros contundentes para un partido que surge como opositor a la coalición gubernamental de turno. Importa destacar que estas elecciones, sobre todo las presidenciales, se caracterizan por una confrontación radical en relación con los diálogos en busca de la paz que entonces estaba desarrollándose entre el gobierno del presidente Santos y las FARC, criticada duramente por el CD25.

En las elecciones legislativas, con un 14.3% del total de sufragios emitidos en el país el CD obtuvo el 20% de escaños en el Senado, y con un 9.0% de los votos depositados para la Cámara de Representantes conquistó el 11.4% de las curules. Ahora bien, en relación con las presidenciales, el candidato del CD, Oscar Iván Zuluaga, se impuso en primera vuelta a todos sus rivales, incluyendo al mismo presidente Santos, pero tres semanas después, en la segunda, cayó derrotado por este, con seis puntos porcentuales de diferencia.

De los 32 departamentos donde se competía para Cámara, el CD solamente consiguió curules en 9, triunfando en los dos más poblados, Bogotá y Antioquía. Pero en ocho departamentos, varios de ellos escasamente poblados y con influencia activa de las FARC, el CD se abstuvo de presentar lista para competir por escaños en la Cámara porque no encontró las condiciones apropiadas. Entre otras razones, porque estos son los distritos subnacionales binomiales del país, es decir, en cada uno de ellos sólo dos curules para Cámara están en juego, los cuales producen fórmulas casi mayoritarias de repartición de escaños y desalientan la emergencia de nuevos movimientos.

Tal como se mencionó en la sección teórica, los estudios previos no han llegado a conclusiones claras sobre la relación entre los nuevos partidos y la magnitud del distrito. Sin embargo, en el caso del CD en las elecciones legislativas se observa que, a medida que aumenta el número de curules en competencia (magnitud del distrito) para Cámara, mayor porcentaje de votos tiende a obtener el CD en cada departamento. Ver el Gráfico 3.

Todo esto demuestra las dificultades que encarna para un nuevo partido como el CD, aun con todas las ventajas de reconocimiento y aceptación que este contaba, penetrar la política subnacional y armar listas para Cámara en las regiones. Otro elemento importante que explicaría el menor porcentaje de votación en Cámara Baja comparado con el de la Cámara Alta es la presencia en esta del expresidente Álvaro Uribe Vélez como cabeza de lista. Los nombres fuertes del partido fueron ubicados en la lista cerrada para Senado, en tanto que en Cámara compitieron líderes regionales desprovistos de sólida maquinaria. Además, el sistema electoral de tarjetón diferente para cargos diferentes facilita la división del voto del elector, pues permite votar por un partido para Cámara y por otro para Senado. En definitiva, al CD le fue mejor en las elecciones de carácter nacional donde el voto de opinión fue más determinante, en contraposición a las dinámicas subnacionales de las elecciones de Cámara que podrían requerir de una mayor estructura y organización política.

Es importante destacar que siendo Colombia uno de los países con los más bajos resultados en materia de inclusión de las mujeres en la política, pareciera que el CD ha tenido en cuenta la necesidad de mejorar estos estándares al haber obtenido la bancada femenina más grande del Senado con siete mujeres, y en Cámara cuenta con seis.

Otro elemento por evaluar es el grado de estabilidad o coherencia del voto por el Centro Democrático en los distintos tipos de elecciones que se celebraron en 2014. Sobre todo, por el hecho de que las elecciones legislativas tienen lugar dos meses y medio antes de la primera vuelta presidencial. En la siguiente gráfica de dispersión se comparan las proporciones de votos departamentales logradas por el CD en Senado y en la primera vuelta presidencial. Allí se aprecia cómo, a medida que aumenta en cada departamento el porcentaje de votación por el CD en las elecciones de Senado, tiende a duplicarse el porcentaje de votos logrados en las presidenciales. Un indicio claro de alta coherencia interna, y por ende, de solidez en el compromiso político. Ver Gráfico 4.

Irónicamente, la oposición al gobierno del presidente Santo quedó constituida por dos fuerzas, una de derecha, el CD, y la otra de izquierda, el Polo Democrático Alternativo, que cuenta apenas con cinco senadores y tres representantes. Así se unieran, estos dos partidos carecen de capacidad para bloquear las iniciativas gubernamentales.

V. FACTORES QUE EXPLICARÍAN LA VARIACIÓN DEL VOTO DEL CENTRO DEMOCRÁTICO

Según se planteó en la sección teórica, el éxito de los nuevos partidos se suele explicar ante todo por factores institucionales, socio-económicos y políticos, en este último caso, sobre todo en virtud del descrédito de las organizaciones políticas predominantes; sin embargo, en Colombia la inseguridad ciudadana, entendiendo por tal tanto la que proviene de la acción guerrillera, como la derivada de la criminalidad común, es también un elemento que afecta los niveles de votación. El principal indicador utilizado, la tasa de homicidio por cada 100.000 habitantes, se ha venido reduciendo drásticamente en Colombia en los últimos 10 años, y la población tiende a asociar este logro con las políticas de seguridad del ex Presidente Álvaro Uribe Vélez, líder del CD. Puede entonces pensarse que, en aquellos sitios en donde la violencia mortal continúe siendo elevada, habrá una mayor probabilidad de éxito para el CD.

Pues bien, la Tabla 1 (ver abajo) evidencia que la tasa de homicidios (designada en la Tabla como "Violencia"), proporcionada por Medicina Legal para el año 2013, comparada con el porcentaje de votos por el CD para Presidente, por departamento y en primera vuelta, no muestra una correlación entre ambas. Aun cuando el CD tiene como pilar fundamental la lucha por la seguridad democrática, ello no parece reflejarse al momento de las urnas. Sin embargo, recientemente, el estudio de Vargas, Flores y Weintrub (2015) ha encontrado una relación en forma de U positiva a nivel municipal entre las ciudades donde se impuso el candidato del CD para segunda vuelta presidencial y los sitios con mayor niveles de violencia perpetrados por las FARC durante el conflicto armado. Esto es, en aquellos lugares donde se registran menores y mayores niveles de violencia insurgente al candidato de Uribe le fue mejor. Mientras que Santos obtuvo mejores resultados ante niveles intermedios de violencia relacionada al conflicto. Este tipo de violencia difiere de la observada en nuestro trabajo, y se espera en un futuro poder analizar esta variable.

Por su parte, la literatura ha evidenciado la existencia de otras condiciones socio-económicas a nivel agregado que influyen en el éxito de los nuevos partidos. Para el caso colombiano de las elecciones de 2014, a continuación, se analizan tres variables importantes: el tamaño de la población (LogPoblación), las necesidades básicas insatisfechas (NBI) de la población, y el producto interno bruto (PIB) de cada departamento. En primer lugar, a fin de disminuir las grandes variaciones en los tamaños de la población departamental, en lugar de los valores absolutos de población de cada departamento se emplean sus respectivos logaritmos naturales. Se espera entonces que, a medida que la población se incremente, asimismo aumenten los porcentajes de votación a favor del CD. En la Tabla 1 se observa que esta hipótesis se cumple cabalmente para Cámara, pero no así en Senado ni es el caso de los comicios presidenciales. Tal como se propuso en la sección anterior, los lugares en donde mejor le fue al CD en Cámara son los distritos más grandes. Claramente aquí hay una variable intermedia que afecta la relación entre el tamaño de la población y el porcentaje de votos de CD la cual es la magnitud del distrito. Cuando se pasa a elecciones de carácter nacional, la relación se invierte, aunque resulta muy tenue la intensidad de las mismas.

En cuanto a las necesidades básicas insatisfechas calculadas por el DANE se podría esperar que cuando las condiciones sociales son peores, mayores votaciones para partidos nuevos, ya que los votantes podrían culpar al gobierno por su pobre desempeño y por sus condiciones de vida. Si bien el Centro Democrático es un partido de derecha – al igual que la ubicación ideológica mayoritaria de los colombianos -, sin embargo, presenta propuestas populares de cara a las problemáticas sociales. Los resultados de la correlación entre ambas variables indican de manera constante que existe una relación negativa. A mayor necesidades básicas insatisfechas menores niveles porcentuales de votación para el CD. Un problema de analizar este proceso con una sola serie de datos es que no permite ver a lo largo del tiempo cómo han variado las necesidades básicas en un departamento. Una explicación de la relación encontrada sería que los votantes del CD estarían más en las clases medias y altas del ámbito rural y urbano. Sin embargo, en la elección presidencial, donde menos intensa es la relación negativa, el Centro Democrático se impuso en lugares de clases populares como en la localidad Ciudad Bolívar de Bogotá.

Por otro lado, siguiendo a Mainwaring y Zoco (2007) y Mainwaring, Gervasoni y España-Nájera (2010), se espera que, a menor desempeño económico, mayores posibilidades para los nuevos partidos. Sin embargo, dado que los estudios recién citados efectúan análisis longitudinalmente a lo largo del tiempo, ellos pueden comparar el cambio en el PIB para países. En el caso bajo escrutinio, sólo se analiza un año específico, y se comparan los departamentos entre sí. A partir de las correlaciones en la tabla 1 observamos que también en Cámara, a mayor PIB del departamento mayores probabilidades de voto por el CD, mientras que para Senado y Presidente la relación es exigua. Nuevamente, puede ser que el PIB y el tamaño de la población en Colombia estén altamente correlacionados entre sí, por lo que estas pruebas de relación entre dos variables parecen insuficientes para determinar cuáles variables socio-económicas son las que afectan el rendimiento del nuevo partido.

Por su parte, las variables políticas parecieran ser más independientes que las socio-económicas y aun que entre ellas. A continuación, se analizan tres elementos destacadas por la literatura: la participación electoral, el número efectivo de partidos, y la concentración electoral.

En la Tabla 2 se puede observar la relación entre la participación electoral y la proporción de votos lograda por el Centro Democrático. Para el caso colombiano, en un estudio previo (Losada y Liendo 2013) ya se había observado que desde 1991, en los años donde más nuevos partidos surgieron son los que registraron índices de participación más bajos. En el caso entre manos, en la Tabla 2 se confirma la hipótesis de Lago y Martínez (2010) que, para las elecciones legislativas, a mayor participación electoral menor proporción de votos por el CD. En cambio, para las elecciones presidenciales de primera vuelta, los resultados mostraron que a mayor participación electoral mayor votación del CD. Una interpretación de estos resultados sostendría que la relación para las presidenciales puede ser espuria ya que los líderes regionales del candidato/presidente no se movilizaron en primera vuelta porque esperaban "negociar" para la segunda vuelta los términos de su participación en el futuro gobierno. Esta explicación puede tener sentido, ya que en la segunda vuelta Santos se impuso por seis puntos porcentuales a nivel nacional, gracias al incremento en la participación electoral de los departamentos con grandes caciques electorales de la Unidad Nacional tales como Atlántico, Bolívar y Sucre, y aun Bogotá donde los niveles de abstención en primera vuelta habían sido muy elevados.

Otra variable política que interesa observar es el número efectivo de partidos y su relación con el éxito electoral de un nuevo partido. Coincidiendo con la hipótesis de Mainwaring y Zoco (2007) y Mainwaring, Gervasoni y España-Nájera (2010), el CD en Cámara obtiene mayor proporción de votos a medida que aumenta el número efectivo de partidos (NEP), y el coeficiente de correlación es importante (0.60). Sin embargo, en las elecciones presidenciales de primera vuelta, aunque con una menor intensidad, la correlación es inversa, obteniendo mejores resultados el CD cuando disminuye el NEP.

Por último, la concentración electoral indica la suma de los porcentajes de votos a favor de los dos primeros candidatos en relación con el total de votos obtenidos por los candidatos. A partir de lo presentado en la Tabla 2, en las elecciones legislativas la relación entre las variables es negativa, en tanto que en la presidencial es positiva. Particularmente, en las elecciones de Cámara se puede observar que a medida que aumenta la concentración de votos disminuye las posibilidades del CD. Esto en parte demostraría que bajos porcentajes de votación entre los primeros candidatos permite mejores escenarios al CD para surgir y obtener mejores resultados.

CONCLUSIONES

Siguiendo los hallazgos de estudios previos en otras latitudes sobre las causas de surgimiento y éxito de los nuevos partidos, este trabajo ha dado cuenta de cómo ocurrieron ambos fenómenos para un caso particular en Colombia: el Centro Democrático. En su primera participación electoral, este nuevo partido ha sido uno de los más exitosos de los últimos 30 años y pareciera que ha llegado para quedarse, al menos mientras al frente de él se encuentre el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

El CD surge en un contexto donde los partidos políticos no sólo se encuentran considerablemente desacreditados, sino en el que ningún otro partido asume la bandera de representar el amplio sector de la población que no cree en los diálogos con las FARC – éstos constituyen la bandera del gobierno de turno, el de Juan Manuel Santos —, porque considera que esa guerrilla ha engañado repetidas veces al país. Nace, además, bajo el liderazgo de una persona ampliamente conocida y admirada en el país, el expresidente Uribe. Más aún, el CD entra a la contienda política cuando el sistema de partidos colombiano se ha transformado profundamente, de un aparente bipartidismo a un amplio multipartidismo, y no ha tenido tiempo todavía de consolidarse en este último molde.

En este contexto, parece razonable pensar que Uribe, como actor racional, preveía muy probable el amplio respaldo electoral necesario para obtener el reconocimiento oficial como partido político (superando el umbral electoral establecido), y muy bajos los costos para lograrlo. Con tanta mayor razón cuanto que sus nexos con personas adineradas le garantizaban los recursos necesarios para adelantar una exitosa campaña electoral. Igualmente, cabe pensar que los simpatizantes de la causa defendida por Uribe, ellos igualmente actores racionales, preveían que, bajo su liderazgo era muy probable el anhelado triunfo, a saber, cancelar, o reorientar profundamente, los diálogos del gobierno Santos con la guerrilla en búsqueda de la paz.

Intentando vislumbrar razones del éxito electoral del CD, este trabajo encuentra que, sorpresivamente, no existe una relación clara entre el porcentaje de votos para el CD y la intensidad de la violencia homicida, cuando una y otra variable es medida a nivel departamental. Es decir, no necesariamente en los lugares donde se reportaron mayores tasas de homicidio el CD tuvo mayor acogida. Sin embargo, otras hipótesis generales de la literatura se confirman. Por un lado, se comprobó que al CD le va mejor a nivel departamental a medida que la magnitud del distrito es mayor, y por ende, el principio de repartición es más proporcional. Por otro lado, a medida que aumentan en los departamentos las necesidades básicas insatisfechas, disminuye –- en todas las tres elecciones — la proporción de votos del CD. Al fin y al cabo, el CD carece de presupuesto. Por otra parte, a menor participación electoral y menor concentración del voto en Cámara, mejor resultado obtuvo el CD.

Más allá de la interpretación recién esbozada, conviene rescatar dos grandes fortalezas del CD y dos grandes debilidades. Constituye una fortaleza insustituible para el CD el liderazgo de Álvaro Uribe. La presencia del expresidente en el tarjetón le asegura al partido una gran cantidad de votos, la cual se puede observar en los mejores resultados obtenidos en Senado comparados con los de la Cámara. Asimismo, el partido cuenta con una considerable masa de votantes fieles, que desde tiempo atrás admiran a Uribe y están dispuestos a apoyarlo.

Este estudio preliminar también exploró la naturaleza del CD como organización política y encontró dos hallazgos interesantes: Primero, la estructura jerárquica interna del CD otorga una primacía prácticamente absoluta al expresidente, lo cual hace improbable la democracia interna dentro del partido. Por otro lado, se pudo mostrar evidencias de que, según una medición de autoidentificación ciudadana, los seguidores del CD tienden a ocupar el centro del espectro ideológico del país, aunque sus líderes se ubiquen claramente a la derecha del mismo

Por último, el CD parece tener pies de barro: El día que Uribe falte, ¿qué va a pasar? Difícilmente se puede imaginar al CD como un partido próspero sin él. Por otro lado, la tendencia que tiene el CD a ser un partido de nicho, o monotemático, cuyos simpatizantes lo apoyan en gran parte por su posición frente a los diálogos en busca de la paz, induce a preguntarse ¿qué futuro tiene este partido una vez se logre un acuerdo de paz?

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NOTAS

1 Ver http://www.pensamientocolombia.org/quienes-somos/

2 Ver Semana (2009).

3 Ver Dávila (2014: 33-55, 289-330).

4 Colprensa (2012a) y Lewin (2012). Ver también Semana (2012) y García (2012). La idea del Frente contra el Terrorismo parece haber sido concebida y liderada por Fernando Londoño, víctima de un violento atentado por parte de las FARC en mayo de 2012 y representante del ala más extrema de derecha dentro del uribismo, quien empezó a agitar el tema del Frente a partir de ese atentado. Esta idea fue discutida y acogida por el expresidente, y fue la FCPPC, la entidad que asumió la tarea de explorar alternativas para concretar el Frente. Ver Barbosa (2012).

5 Ver COLPRENSA (2012b).

6 Ver Vélez (2013).

7 Ver Fuentes (2013) y Peña & Valero (2013).

8 Ver El Tiempo (2013).

9 Según IPSOS "Colombia Opina 2013-3 La Gran Encuesta – Medición 9", aplicada en zonas urbanas del país con 200.000 o más habitantes, ante la pregunta "¿Usted tiene una favorable o desfavorable de Álvaro Uribe?", un 58% respondió "Favorable". Ver Ipsos (2013).

10 Ver Caracol Radio (2013).

11 Ver Consejo Nacional Electoral, Resolución 3006 de 2014, por medio de la cual se declara la elección del Senado. Con el mismo nombre figurará la candidatura presidencial de Oscar Iván Zuluaga a nombre del CD.

12 Ver Consejo Nacional Electoral, Resolución 3035 de julio 23 de 2014.

13 El LAPOP (Proyecto de Opinión Pública de América Latina; Latin American Public Opinion Proyect) es una investigación permanente, interuniversitaria, con sede operativa en la Universidad de Vanderbilt, EE.UU.

14 Ver García et al. (2015: 179).

15 Ver cada uno de los informes anuales del LAPOP Barómetro de las Américas para Colombia entre 2004 y 2013, así como Cuellar (2000), Sudarsky (2001) y Castro con Losada (2006).

16 Ver García et al. (2015: 189).

17 Ver García et al. (2015: 188). El 71.1% de la población colombiana no revela simpatía por algún partido político (ibídem 189).

18 Ver García et al. (2015: 190).

19 Ver el clásico McClosky et al. (1960).

20 En la página web del partido, no bajo la pestaña de "Quienes somos", en donde se encuentran los Estatutos del partido y otros documentos importantes, sino extrañamente bajo la pestaña "Transparencia CD" (sic), yace un documento titulado "Plataforma ideológica y programática". Se trata de un documento que contiene una introducción y 17 "Puntos", de los cuales el tema de los cinco primeros coincide exactamente, y en el mismo orden, con los "cinco pilares" recién mencionados. Cada punto es objeto de comentarios. Dado que este documento, que por la forma como fue escaneado deja ver que hace parte de un documento más amplio, carece de autoría y de fecha, no se lo toma aquí como una declaración ideológica oficial del CD.

21 Ver elmundo.es (2006).

22 Traducción no autorizada de Schattschneider (1942, p. 64), citado por Hazan y Rahat (2006, p. 110).

23 Ver Meguid (2005) y Bischof (2015).

24 Sobre el reclamo de Santos como uno de los gestores del Partido de la U, ver Santos (2015). Ver Weintraub, Vargas y Flores (2015).

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