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Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.33 no.99 Bogotá May/Aug. 2020

https://doi.org/10.15446/anpol.v33n99.90991 

Reseñas

REGRESAR A LO FUNDAMENTAL. García Villegas, Mauricio (2019). Virtudes cercanas. Editorial Angosta

Francisco Giraldo Jaramillo* 

* Filósofo - Universidad Nacional de Colombia. Master en Filosofía Contemporánea - ENS-EHESS de París. Magíster en Estudios Políticos - IEPRI, Universidad Nacional de Colombia Correo electrónico: frangiraldoj@gmail.com, frgiraldoja@unal.edu.co


Bibliotecas enteras se han escrito sobre la moral, sobre la virtud, sobre el bien y sobre el mal, y no son pocos los pensadores que se han ocupado de la pregunta sobre qué debe hacer el ser humano para ser considerado un buen ser humano. En su libro, Virtudes cercanas (2019), el profesor Mauricio García Villegas asume con rigor esa tarea: sus páginas son una invitación a volver la mirada hacia nosotros mismos, a reflexionar sobre lo que nos hace humanos (demasiado humanos) y nos distingue tanto del resto de los animales como de los dioses: las virtudes.

En sintonía con una de las más importantes concepciones morales de nuestra tradición occidental - la aristotélica -, García Villegas comprende las virtudes como esas “cualidades del carácter (del alma, decían los antiguos) que nos impulsan hacia la excelencia” (2019, p. 15), hacia el perfeccionamiento de nuestras facultades y que solo se desarrollan en su práctica misma, es decir, siendo virtuoso. Sin embargo, la perspectiva desde la cual García Villegas elabora su propia reflexión es profundamente original.

A través de un recorrido eminentemente autobiográfico, el autor evoca a ocho grandes amigos, uno por capítulo, con quienes se ha cruzado en distintos momentos de la vida y que, según él, encarnan cada una de las virtudes estudiadas: Ciro Angarita o la perseverancia; Marie Delhaye o la autonomía; Carlos Gaviria o la elocuencia; Eric Rambo o la modestia; Jorge Orlando Melo o la sapiencia; Jacques Commaille o la benevolencia; Cecilia Faciolince o el entusiasmo; Juan Jaramillo o la justicia.

Si bien, como ya se dijo, el libro es fundamentalmente un recorrido autobiográfico, García Villegas no descuida la reflexión teórica sobre las virtudes. En la introducción al libro se apuntalan las tesis sobre las que esta se desarrolla; señalo algunas de ellas, cada una de las cuales, sin duda, ameritaría un ensayo independiente.

“Hay que desconfiar del bien absoluto tanto como del mal absoluto, todo eso sin caer en el relativismo moral” (2019, p. 12). Esta afirmación es profundamente provocadora; no solo porque va en contravía de una tradición moral (quizás de corte más kantiano) profundamente arraigada en nuestro imaginario común, sino porque invita a suspender el juicio y a despertar la sensibilidad frente la compleja realidad de los asuntos humanos: “En las causas más nobles suele haber algo de interés y en las causas del mal, las buenas intenciones no siempre están ausentes” (2019, p. 12).

Y es esta sensibilidad la que, de acuerdo con García Villegas, nos ha faltado en América Latina. Según él, en nuestros países muchas veces descuidamos el cultivo real de las virtudes cívicas por privilegiar su formulación en máximas imposibles y en condenas inexpugnables: “En América Latina vivimos empeñados en decir cómo deberían ser las cosas, más que en hacer que las cosas sean como decimos” (2019, p. 13), una actitud íntimamente ligada, hasta cierto punto, con nuestra tendencia al incumplimiento de normas - tema ampliamente abordado por el profesor García Villegas en otros trabajos (2017).

De lo anterior se desprenden los presupuestos metodológicos de Virtudes cercanas: primero, “una manera más efectiva de atacar los vicios es hablando de las virtudes”; segundo, y haciendo eco a la ética aristotélica, “la moral no se enseña como se enseñan las tablas de multiplicar […]. Las virtudes se adoptan por imitación […]” (2019, p. 14). Sobre estas convicciones es que García Villegas decide, entonces, hablar de las virtudes; no desde la perspectiva abstracta y esquemática - y, hasta cierto punto, árida - de la tradición filosófica, sino desde la perspectiva concreta de un observador de carne y hueso que encuentra, en los comportamientos de sus amigos, esas virtudes cercanas.

No entraré a detallar cada uno de los capítulos que componen el libro; al lector le queda la tarea de descubrir las facetas virtuosas de cada uno de los personajes que García Villegas retrata con su pluma. Pero sí me permito un comentario sobre la decisión del autor de abordar el tema de las virtudes a partir de la reconstrucción biográfica de sus amigos.

A primera vista, este compromiso metodológico podría parecer problemático, pues de entrada se estarían restringiendo las reflexiones sobre la moral a los límites de la propia vida, opacando así los conceptos (en principio teóricos, universales, atemporales) con las contingencias de la vida individual (impregnada de azar, emociones y sentimientos). Sin embargo, es precisamente esta decisión, la de admitir de entrada que la reflexión moral no se puede desligar de la dimensión afectiva (“El terreno de lo virtuoso es el de los sentimientos, no el de las proclamaciones”, se nos recuerda en la introducción (2019, p. 14)) la que potencia sus planteamientos. O dicho de otro modo, es gracias a esta decisión que García Villegas se permite caracterizar, con la complejidad que realmente tienen, las virtudes humanas cuando estas emergen en el escenario de la vida en sociedad.

Es así, por ejemplo, que la “autonomía” no es vista solamente como la facultad de decidir libremente las propias acciones; la autonomía cobra pleno sentido cuando quien la pone en marcha es una mujer que, sumergida en un mundo machista y acartonado de convenciones sociales, se empeña en su propia realización:

[Para Marie, la autonomía] es una alternativa a la vida plana que Marcel [su esposo] y la sociedad le habían asignado; es el antídoto contra el tedio, la rutina, el marchitamiento. La defensa del espacio y del dinero fueron para ella banderas de equidad; pero, sobre todo, fueron las condiciones de posibilidad de su emancipación personal (2019, p. 48).

Es así, también, que la sapiencia no es comprendida como la acumulación enciclopédica de datos estériles, sino como una constante tendencia al conocimiento motivada por la genuina curiosidad:

[A Jorge Orlando Melo le interesan] desde las predicciones de la economía política, hasta las mejores recetas de mermelada de limones tropicales, pasando por los secretos de la despulpadora de café en el Quindío, las variaciones de la tasa de homicidio en Medellín o las causas de las guerras civiles en la Colombia del siglo XIX (2019, p. 85).

Y es así, también, que García Villegas se permite honestas digresiones que, si bien pueden no ser centrales en la columna argumentativa del libro, sí tienen un inmenso valor para pensar la relación entre nosotros y el mundo social, ese lugar a veces extraño habitado por otros, iguales a nosotros, a quienes vemos y por quienes somos vistos:

Todos, en algún momento de la vida, nos vemos abocados a cometer errores de protocolo o simplemente a no saber cómo comportarnos en algún evento social. En la mayoría de los casos, son faltas menores, sin importancia (como la que cuento de Jacques) que causan incluso hilaridad de quien se equivoca. Pero algunas personas viven esos momentos como pequeñas tragedias íntimas. (Lo digo con convicción porque soy uno de esos tímidos irredentos que padecen en exceso por sus yerros, así sean menores: la edad va desvaneciendo todo, pero los recuerdos quedan y algunos de ellos son como cicatrices en el alma). (2019, p. 112).

* * *

Escribo estas páginas a inicios de abril del año 2020, en medio de una cuarentena nacional decretada por el gobierno como una medida para mitigar el impacto de la pandemia del COVID-19 en el país. Todavía es demasiado pronto para establecer las verdaderas consecuencias que esta pandemia va a traer consigo. Lo único probablemente cierto es que, inevitablemente, el mundo va a tener que repensarse en todos sus ámbitos - el científico, el político, el económico, el ecológico, entre otros - pero, sobre todo, quienes habitamos en él vamos a tener que “resensibilizarnos”. Así lo insinúa el mismo profesor García Villegas en una de sus columnas de opinión:

Es muy posible que esta pandemia no cambie el mundo de la noche a la mañana. Pero cambiará las simpatías de la gente, sus intereses y sus gustos, sin importar nacionalidades o culturas. El impacto emocional será global y relativamente homogéneo, y ahí puede estar la semilla de nuevos movimientos sociales que, conectados globalmente y sin pasar por los vericuetos de los sistemas políticos nacionales, encuentren la manera de incidir en los grandes poderes del mundo. (García Villegas, 2020).

Ante la incertidumbre que inspira enfrentar lo desconocido, resulta inevitable regresar a lo fundamental, a la pregunta por lo que nos hace humanos, por nuestro lugar en el mundo y por nuestra relación con los demás. Y para ello, el libro de Mauricio García Villegas cobra más vigencia que nunca

REFERENCIAS

García Villegas, M. (2017). El orden de la libertad. Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

García Villegas, M. (2019). Virtudes cercanas. Angosta. [ Links ]

García Villegas, M. (2020, abril 11). Mensajes emocionales. El Espectador.Com. https://www.elespectador.com/opinion/mensajes-emocionales-columna-914079Links ]

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