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Análisis Político

Print version ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.33 no.100 Bogotá July/Dec. 2020  Epub Apr 05, 2021

https://doi.org/10.15446/anpol.v33n100.93363 

Dossier

POLÍTICAS PÚBLICAS PARA EL AFRONTAMIENTO ADAPTATIVO DEL COVID-19: NUEVA NORMALIDAD EN COLOMBIA (2020)

PUBLIC POLICIES FOR THE ADAPTIVE MANAGEMENT OF COVID-19: NEW NORMALITY IN COLOMBIA (2020)

Diana Rico1 

Idaly Barreto2 

Manuel Mendoza3 

Paola Pulido4 

Sheyla Duran5 

1Doctora en procesos políticos contemporáneos. Investigadora de la Universidad del Norte, Colombia. Correo electrónico: ricod@uninorte.edu.co

2Doctora en psicología social. Investigadora de la Universidad Católica de Colombia, Colombia. Correo electrónico: mibarreto@ucatolica.edu.co

3Magister en estadística aplicada. Investigador de la Universidad del Norte, Colombia. Correo electrónico: mabecerra@uninorte.edu.co

4Psicóloga. Investigadora de la Universidad Católica de Colombia. Correo electrónico: papulido@ucatolica.edu.co

5Profesional en Relaciones Internacionales. Investigadora de la Universidad del Norte, Colombia. Correo electrónico: sheylad@uninorte.edu.co


RESUMEN

Mediante dos estudios longitudinales de corte cuantitativo, exploramos dimensiones sociodemográficas y psicosociales de 2.722 colombianos en el contexto de la pandemia sobre: medidas gubernamentales, afrontamiento de la situación económica personal y clima socioemocional; para identificar limitaciones de afrontamiento y proponer lineamientos de política pública sobre estrategias adaptativas a la nueva normalidad. Los resultados son consistentes con la teoría. Entre los hallazgos destacamos: la necesidad de articular políticas con estrategias que permitan canalizar la ansiedad y el estrés; evitar actitudes individualistas versus confianza social; y difundir narrativas claras, sencillas y transparentes. Asimismo, recomendamos medidas particulares para grupos con afectación diferencial, relacionadas con condiciones socioeconómicas y con el género.

Palabras claves: Política pública; Afrontamiento; Clima socio-emocional; Actitudes políticas; Crisis económica

ABSTRACT

Through two quantitative longitudinal studies, we explored socio-demographic and psychosocial dimensions of 2,722 Colombians in the context of the pandemic on: government measures, coping with the personal economic situation and socio-emotional climate; to identify coping constraints and propose public policy guidelines on strategies to adapt to the new normality. The results are consistent with the theory. Among the findings we highlight: the need to articulate policies with strategies that allow for the channeling of anxiety and stress; avoid individualistic attitudes versus social trust; and disseminate clear, simple and transparent narratives. Likewise, we recommend particular measures for groups with differential affectation, related to socioeconomic conditions and gender.

Keywords: Public policy; Social-emotional climate; political attitudes; economic crisis

INTRODUCCIÓN

La pandemia ocasionada por el Covid-19 ha exacerbado las problemáticas políticas, sociales y económicas preexistentes en diferentes regiones y ha generado otras en diversas escalas del espectro glo-local. Un aspecto convergente es que además de la crisis y emergencia de salud pública, la pandemia ha afectado el núcleo de las sociedades y de las economías (ONU, 2020). Desde una perspectiva macroeconómica, se espera una contracción del 5,2% en el PIB mundial en 2020 y se prevé que la mayoría de los países entrarán en recesión (BM, 2020a). Se estima que entre 88 y 115 millones de personas serán empujadas a la pobreza extrema (BM, 2020b). A su vez, la OIT (2020) estima un aumento considerable del desempleo y la pérdida de ingresos.

Este impacto socioeconómico de la pandemia se evidencia principalmente en poblaciones vulnerables porque el virus no diferencia clase sociales. En países desiguales como los latinoamericanos, respetar el aislamiento, el distanciamiento y seguir medidas sanitarias, es una tarea difícil para quienes tienen trabajos informales, viven hacinados y sin acceso a servicios públicos (Galindo y Arroyo, 2020). De esta manera, la pandemia está profundizando desigualdades existentes (Blundell et al., 2020).

Covid-19, CRISIS ECONÓMICA Y DESIGUALDAD SOCIAL EN COLOMBIA

En Colombia, el total de casos activos asciende a más de 60 mil y de infectados a un millón (Minsalud, 2020). Con respecto a la situación económica, se espera que el PIB nacional se contraiga en un -7.8% durante este año. En cuanto al desempleo, en mayo de fue de 21.4%, reflejando un aumento de 10.9% frente al mismo mes del año pasado (Dane, 2020a). Para agosto, en Bogotá la tasa de desempleo fue de 24.1%, mientras que en la ciudad de Barranquilla fue de 13.2% (Dane, 2020b). Asimismo, para el total nacional, el desempleó en las mujeres fue 22,8% en comparación del 13,9% en los hombres (Dane, 2020b).

Además, el país tiene un alto porcentaje de trabajadores en la informalidad y alta tasa de desigualdad en los ingresos (CEDE, 2020). De hecho, Colombia es uno de los países más desiguales del mundo (BM, s.f.). Según estimaciones del CEDE (2020), las consecuencias directas del confinamiento aumentaran la pobreza y la desigualdad, pero su incremento será diferenciado. En Barranquilla se espera un aumento en la pobreza de 22% a 32%, mientras que en Bogotá sería de 13% a un 19%. Lo anterior porque en las ciudades del Caribe, la estructura de producción es menos compleja, con mayor presencia de servicios de valor agregado y altas tasas de trabajo informal (Vargas y Parada, 2020).

En este contexto socioeconómico nacional, para evitar el contagio masivo, el gobierno implementó medidas restrictivas de movilidad, aislamiento preventivo obligatorio, aislamiento obligatorio inteligente, aislamiento selectivo y distanciamiento individual responsable hasta el 1 de septiembre de 2020, que comenzó la libre circulación de personas con protocolos de bioseguridad para evitar un rebrote del virus.

A nivel local, la ciudad de Bogotá concentra el 30.2% de casos reportados en el país (OPS, 2020) y se distingue por un modelo de medición del Covid-19 abierto a los ciudadanos, que hace público los datos que determinan la curva de la pandemia. Estos datos son tenidos en cuenta por la alcaldía para crear medidas de prevención para la propagación y crear un ambiente de confianza y percepción de seguridad sobre las instituciones (Alcaldía de Bogotá, 2020). Esta estrategia se acompaña del fortalecimiento del sistema de salud pública con un incremento de pruebas de diagnóstico (200.000) para mayor control de la enfermedad (Alcaldía de Bogotá, 2020). Asimismo, implementa medidas para la seguridad de los bogotanos como el toque de queda por localidades.

Por su parte, la ciudad de Barranquilla tiene el 3.9% de casos reportados en el país (OPS, 2020). Entre las medidas tomadas por la Alcaldía, están el trabajo con los líderes para socializar rutas de atención, guías para resolver las dudas frente al Covid-19, y aumento de pruebas por habitante (Alcaldía de Barranquilla, 2020). Sin embargo, Barranquilla fue la ciudad con mayor número de muertes por Covid-19 en el primer trimestre de la pandemia, incluso por encima de Bogotá (Heinrich Böll Stiftung, 2020).

Estas condiciones socioeconómicas y de la salud en Colombia implican al menos tres escenarios de análisis para el afrontamiento de la pandemia ocasionada por el Covid-19: medidas gubernamentales, situación económica personal y clima socioemocional nacional, que conlleva explorar dimensiones sociodemográficas y psicosociales. Especialmente, la dimensión psicosocial es fundamental para comprender la forma como los ciudadanos colombianos afrontan la crisis o, identificar la existencia de barreras que obstaculizan el afrontamiento. El conocimiento de condiciones sociodemográficas y psicosociales constituye un insumo para proponer lineamientos de política pública orientados al afrontamiento personal y colectivo en la nueva normalidad.

AFRONTAMIENTO DE CRISIS

El afrontamiento es un proceso multifactorial que demanda esfuerzos cognitivos y comportamentales extraordinarios para responder a nuevas situaciones internas y/o externas (Campos et al., 2004; Folkman, 2010). Los estudios sobre afrontamiento ante conflictos (Shalhoub-Kevorkian, 2011; Juárez y Salgado, 2016), desastres naturales (Aguilar, 2016; Miller et al., 2012) y crisis económicas (Castaño et al., 2011; Dekker et al., 2014), plantean que las personas desarrollan estrategias de afrontamiento que pueden ser adaptativas o desadaptativas y que se explican desde diferentes perspectivas teóricas.

Teoría transaccional del afrontamiento

Esta teoría concibe el afrontamiento como una transacción entre la persona y el ambiente (Folkman y Lazarus, 1985); mediante un proceso dinámico que cambia con el tiempo, dependiendo del entorno y de la valoración que se haga sobre él (Frydenberg, 2014). El afrontamiento centrado en el problema ocurre cuando se evalúan las situaciones como cambiantes. Por ejemplo, un estudio sobre crisis económica y afrontamiento, indica que en estos casos, la principal preocupación de las personas era preservar el bienestar de su familia, para lo cual implementaban estrategias enfocadas en el problema (Castaño et al., 2011). Estudios recientes sobre Covid-19 y afrontamiento, evidencian que las estrategias de afrontamiento coinciden con aquellas centradas en el problema, como apoyo emocional, evitación y actitud positiva (Volk, et al., 2020).

El afrontamiento centrado en la emoción, está relacionado con la regulación emocional o con el cambio en el significado de un fenómeno; normalmente las personas usan este tipo de afrontamiento cuando evalúan un problema como inmutable (Folkman y Lazarus, 1985). Además, la valoración de una situación amenazante genera emociones que acompañan el afrontamiento, y permiten reevaluar la intensidad de las emociones (Folkman y Lazarus, 1988a). Algunas emociones que suelen estar implicadas en los procesos de afrontamiento son la ansiedad y el estrés.

La ansiedad es una emoción similar al miedo que experimentado ante situaciones amenazantes (Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 2002), se caracteriza por sensaciones de inseguridad o preocupación (Cano-Vindel et al., 1994); y puede surgir porque el individuo percibe que las estrategias que utiliza para no son suficientes (Lazarus y Folkman, 1986). Estudios actuales sobre Covid-19, vinculan la ansiedad con pérdidas y preocupación financiera (Marmarosh et al., 2020; Moore y Lucas, 2020). En estos casos, la ansiedad puede perjudicar la adaptación al interferir con el funcionamiento cognitivo (Folkman y Lazarus, 1988b). Sin embargo, en otros casos, la ansiedad puede impulsar procesos de afrontamiento adaptativos. Por ejemplo, otra investigación sobre Covid-19, refleja que la preocupación por el contagio y la estabilidad de la economía y política nacional, propician más disposición a respetar el aislamiento (Moore y Lucas, 2020). En esta misma línea, otro trabajo indica que mantener hábitos diarios (Chew et al., 2020) como lavarse las manos o usar tapabocas, predice mejores cambios en niveles de ansiedad.

En cuanto al estrés, es un estado que implica valoraciones primarias asociadas al momento en el que ocurre el evento y que la persona identifica el peligro; y valoraciones secundarias, cuando los individuos evalúan sus opciones de afrontamiento (Folkman y Lazarus, 1986). Al respecto, trabajos sobre Covid-19 reflejan, que largos períodos de cuarentena generaron estrés (Song, 2020); y además, quienes trabajan fuera de casa, presentan altos niveles de estrés (Ruiz et al., 2020). Esta emoción también puede ser adaptativa o desadaptativa.

En contextos de Covid-19, estudios reportan que las mujeres presentan más estrés emocional y pensamientos negativos (Volk et al., 2020; Ruiz et al., 2020), al igual que mayores niveles de ansiedad (Wang et al., 2020). Entre los factores asociados están el aumento de tareas en el hogar, el incremento del cuidado de su familia en el aislamiento (Guterrez, 2020; Mantovani et al., 2020), el aumento en violencia doméstica en la cuarentena (Gausman y Langer, 2020), y su desempeño en roles profesionales sobre cuidado en el ámbito de la salud, que aumenta las probabilidades del contagio (Guterrez, 2020; Wenham et al., 2020).

Adicionalmente, algunas emociones positivas pueden estar asociadas al afrontamiento adaptativo. Las personas optimistas afrontan el estrés de manera más adaptativa que los pesimistas (Nes y Segerstrom, 2006; Nicholls et al., 2008). Los optimistas toman acción directa para resolver sus problemas, lo hacen de manera más planeada y a diferencia de los pesimistas, se afrontan mediante el esfuerzo. Además, los optimistas tienden a aceptar la realidad de las situaciones problemáticas o estresantes (Carver y Scheier, 1993). Se ha encontrado que ante la amenaza del Covid-19, los optimistas muestran emociones más positivas, emplean mejores estrategias para afrontar situaciones estresantes, y tienen menos síntomas de ansiedad y miedo (Jovančević y Milićević, 2020; Martin-Krumm et al., 2020).

Teoría de Elección Racional (TER)

Esta teoría explica las decisiones individuales alrededor de fenómenos socio-políticos, mediante supuestos de racionalidad en interacciones entre lo micro y lo macro (Abitbol y Botero, 2005). Asume que los individuos actúan por racionalidades que soportan deseos y creencias (Elster, 1996). Los actores racionales comparan los posibles resultados y establecen relaciones de preferencias entre las alternativas (Abitbol y Botero, 2005). Aunque el orden de las preferencias no varía, dependiendo de las circunstancias, una misma decisión implica costos y beneficios distintos (Martínez, 2004). Otro planteamiento central de la TER es sobre la utilidad esperada, que en situaciones donde los resultados son inciertos, los individuos eligen la opción cuya utilidad esperada sea más alta (Levin, 2006). En este sentido, aún en circunstancias donde no puedan prever los resultados de sus decisiones, los individuos van a escoger la opción que esperan le generen mayores ganancias (Becker, 1993).

Asimismo, las decisiones de los actores racionales se encuentran limitadas de manera objetiva o subjetiva. La escasez objetiva refiere a recursos que el individuo tiene y puede movilizar; pero la escasez subjetiva es la diferencia entre deseos y oportunidades, que se ven limitada por los recursos personales (Martínez, 2004).

Teoría económica del comportamiento (TEC)

Esta teoría la racionalidad limitada porque los individuos no conocen las consecuencias de cada opción en el proceso de elección, por lo tanto, presentan limitaciones para realizar los cálculos; además, argumenta que a menudo, las decisiones son satisfactorias, pero no necesariamente óptimas (Simon, 1955; 1972). Posteriormente, Tversky y Kahneman (1974) desarrollan el concepto de heurística, demostrando que los individuos realizan juicios sesgados basados en datos limitados, usando atajos cognitivos que reducen las complejas evaluaciones de las opciones disponibles a operaciones más sencillas. Por lo tanto, el conocimiento de estos juicios como indicadores cognitivos presentes en el razonamiento, permite realizar predicciones de cómo se comportarán las personas (Fonseca, 2016).

El carácter rutinario y automático de las heurísticas colapsan en circunstancias excepcionales cuando las personas se enfrentan a algo nuevo como una pandemia; en estos casos, los ciudadanos se ven presionados y por lo tanto, los procesos para retener y procesar información sobre asuntos públicos se ven alterados (Hassell y Settle, 2017; Levine 2015; Marx y Nguyen, 2016).

Clima socioemocional

El clima socioemocional es producto de la interacción de las personas con su entorno, no indaga emociones personales, sino emociones percibidas en la interacción con otros en un contexto sociopolítico determinado. El clima socioemocional se refiere a emociones colectivas que circulan en un grupo o nación en un contexto dado (De Rivera, 1992; Páez, 2007; Techio et al., 2011); por lo tanto, es sensible a las circunstancias sociales, económicas y políticas.

El clima socioemocional (CS) puede ser positivo o negativo (Páez et al., 1996). El clima socioemocional positivo (CSP) concibe una situación económica y un clima general afectivo favorable de esperanza, solidaridad, confianza social, confianza en las instituciones, alegría y tranquilidad para hablar. Está asociado a la confianza institucional y a una baja percepción de problemas sociales (Bombelli et al., 2018; León y Espinosa, 2016; Zubieta et al., 2008). Además, cuando las personas participan en la vida socioeconómica y política, aumentan su percepción de esperanza y de progreso social (León y Espinosa, 2016; Páez et al., 2011). Estudios recientes en el contexto de la pandemia, indican tensiones entre actitudes asociadas al CSP, como el colectivismo versus individualismo (Germani et al., 2020).

Por otra parte, el clima socioemocional negativo (CSN) está vinculado al miedo, la ansiedad, enojo, hostilidad, tristeza, pasividad y bajo estado de ánimo. El CSN se relaciona con conflictividad y baja cooperación (León y Espinosa, 2016), desconfianza en las instituciones (Espinosa et al., 2016; Mathias et al., 2020), con la percepción de inseguridad, y la falta de redes de apoyo (Muratori y Zubieta, 2016; Bombelli et al., 2018). A su vez, las personas pueden percibir CSN de inestabilidad cuando no pueden predecir lo que va a ocurrir en la política y la economía (De Rivera, 1992; Páez et al., 2011).

En este sentido, el CS está influenciado tanto por acontecimientos socioeconómicos y políticos como por factores macrosociales de desarrollo (Páez et al., 2012). Por ello, las personas pertenecientes a clases socioeconómicas altas tienden a percibir un CS más positivo que las bajas (De Rivera y Páez, 2007), y las personas de sectores socioeconómicos en desventaja, tienen CSN (Morselli, 2017). A su vez, personas con nivel educativo superior perciben un clima socioemocional mucho más negativo, y las mujeres perciben un CS más negativo que los hombres (Rodríguez y Cruz, 2014).

Acontecimientos socioeconómicos y políticos como golpes de Estado, violencia colectiva o crisis económicas, también afectan el CS. En efecto, ante situaciones de crisis económica, las personas tienen baja confianza en las instituciones, y elevados niveles de miedo y enojo (Páez et al., 1996). Del mismo modo, ante conflictos intergrupales, la evidencia empírica indica que las personas con ideología políticas extrema, tienden a experimentar menor CS que quienes tienen orientaciones políticas moderadas (Muratori y Zubieta, 2016). Estudios recientes sobre CS en el contexto del Covid-19, reflejan que el CSN caracterizado por el temor, puede aumentar la importancia de valores como la seguridad, emoción que influye en las preferencias políticas de los ciudadanos (Steinert, 2020).

Por lo anterior, el CS está condicionado por hechos objetivos, cambios institucionales y políticas públicas, que generan experiencias compartidas que influyen en el comportamiento de las personas. Es decir que el CS es proceso tanto macrosocial como microsocial que: 1) condiciona el actuar cotidiano de los individuos, 2) aporta sentido a las realidades subjetivas e intersubjetivas que rigen el comportamiento social, 3) establece pautas para la expresividad emocional, e 4) influye en la continuidad o intermitencia de procesos psicosociales, y en la participación en el entorno social (Blanco y Díaz, 2004; Bombelli et al., 2018; Zubieta et al., 2008).

ORIENTACIONES HACIA LA POLÍTICA

Dado que las orientaciones cognitivas, emocionales y evaluativas hacia la política cumplen un papel importante en el CS (Bombelli et al., 2018; De Rivera, 1992; León y Espinosa, 2016; Páez, 2007; Techio et al., 2011), se resalta que, en tiempos de crisis, la información difundida por las autoridades, la confianza política y la satisfacción con la política, son cruciales para enfrentar la crisis sin afectar la legitimidad de los procesos políticos y de los gobiernos.

La información difundida por autoridades incide en las orientaciones evaluativas que pueden hacer los ciudadanos sobre procesos políticos; igualmente, adquiere un rol determinante en las opiniones que se forman sobre asuntos públicos; además, impulsa la participación política y tiene efectos en la representación política y la rendición de cuentas (Carpini et al., 1996; Mateos, 2004).

En este orden de ideas, resulta coherente que ante la crisis económica asociada al Covid-19, los ciudadanos se interesan por conocer el estado de la economía (Marinova y Anduiza, 2020), siendo fundamental la credibilidad de la información difundida desde las instancia políticas, para evitar la pérdida de legitimidad de los gobiernos en el manejo de la crisis. De hecho, estudios sobre crisis de salud, indican que los ciudadanos pueden percibir bajos niveles de credibilidad y de confianza con respecto a la información brindada por políticos e instituciones (Lep et al., 2020; King et al., 2018), y esta confianza disminuye aún más en epidemias (Bangerter et al., 2012; Yeung et al., 2017).

La confianza política, alude a valoraciones que realizan los ciudadanos sobre instituciones, procesos y autoridades; y resulta de una evaluación positiva de los atributos de estas instancias, que las hace confiables, justas, competentes, transparentes y receptivas (Montero at al., 2008; Levi y Stoker, 2000). En contextos de crisis socioeconómicas, es fundamental la confianza política sobre el desempeño del gobierno y las expectativas que tienen sobre cómo debe funcionar (Hetherington, 2005). Puesto que la confianza se relaciona con percepciones, actitudes y comportamientos que resultan de interacciones sociales en el entorno social (Newton, 2001; Jetter y Kristoffersen, 2018).

Asimismo, la confianza en el gobierno en tiempos de emergencia sanitaria se asocia al cumplimiento de conductas de autoprotección necesarias para reducir la propagación del virus (Chan et al., 2020; Henderson et al., 2020; Fancourt et al., 2020; Vinck et al., 2019). Además, quienes confían en el gobierno tienen mayor voluntad para restringir las libertades individuales durante una pandemia (Guglielmi et al., 2020). Por lo tanto, sin confianza en el gobierno, resulta difícil que los individuos apoyen la implementación de medidas políticas, sobre todo si exigen sacrificios a corto plazo y ganancias a largo plazo (Kye y Hwang, 2020).

Igualmente, en crisis como la Guerra de Corea, Vietam (Newton, 2020) y la pandemia del H1N1 (Bangerter et al., 2012; Quinn et al., 2013), se evidenció un efecto de rally-round-the flag y altos niveles de confianza en el gobierno (Sibley et al., 2020), sin embargo, ante la acentuación de la crisis y el aumento de sus costos, hay una disminución gradual de la confianza política (Newton, 2020). Asimismo, el aislamiento obligatorio por la pandemia, aumentó la confianza en el gobierno y la satisfacción con la democracia en el corto plazo, debido a que los ciudadanos constatan que el gobierno está dispuesto a priorizar la salud con estas medidas (Bol et al., 2020).

La satisfacción política hace referencia a la evaluación que realizan los ciudadanos del funcionamiento del régimen, de las autoridades y de los procesos políticos (Montero et al., 2008). De esta manera, esta dimensión tiene en cuenta los juicios que realizan los ciudadanos con respecto a las medidas que implementa el gobierno. En el sentido negativo, la insatisfacción política es el rechazo de los objetivos políticos que no cumplen con las expectativas de las personas (Norris, 1999). Un estudio sobre Covid-19 en Nigeria, demostró que las personas están de acuerdo con el aislamiento obligatorio, pero no están satisfechos con las medidas del gobierno; porque consideran que podía realizar mayores esfuerzos en el número de pruebas y en la difusión de la información (Olagunju et al., 2020). Con respecto a los factores que influyen en la satisfacción con las medidas, otro estudio evidencia que las personas se enfocan más en el número de casos confirmados y muertes, en lugar de las políticas que inicia el gobierno (Chen et al., 2020).

Según lo expuesto previamente, el objetivo de esta investigación consistió en explorar dimensiones sociodemográficas y psicosociales sobre medidas gubernamentales asociadas a la pandemia, la situación económica personal y el clima socioemocional nacional; para identificar limitaciones de afrontamiento y proponer lineamientos de política pública sobre estrategias adaptativas a la nueva normalidad. Con este propósito, realizamos 2 estudios longitudinales de corte cuantitativo para comparar dos momentos distintos de la pandemia: cuarentena obligatoria (CO) y aislamiento selectivo (AS).

MÉTODO

Los dos estudios empíricos realizados se enmarcan en la perspectiva de estudios multivariados (Johnson, 2000). El primero explora relaciones de interdependencia mediante una encuesta con preguntas cerradas y abiertas con uso de técnicas unidimesionales y multidimensionales (análisis de correspondencias y análisis de componentes principales) para el Análisis Estadístico de Datos Textuales (Lebart, Salem y Bécue, 2000; Barreto, 2020). El segundo establece relaciones de dependencia mediante una encuesta con preguntas cerradas y uso de la técnica de análisis de varianza -ANOVA-.

ESTUDIO 1

Este estudio comparado de la CO versus AS fue alrededor de dos interrogantes: ¿qué orientaciones cognitivas, emocionales y comportamentales presentaron ciudadanos colombianos para afrontar medidas políticas relacionadas con la pandemia?, y ¿qué orientaciones cognitivas, emocionales y comportamentales presentaron ciudadanos colombianos para afrontar su situación económica?

Procedimiento y análisis de datos

Se llevaron a cabo dos análisis, el primero relacionado con las medidas gubernamentales mediante la pregunta ¿Me podría Ud. decir cómo está llevando personalmente el enclaustramiento en su hogar que se ha acordado?, cuyas respuestas se compararon en CO y AS. El segundo análisis evaluó la percepción de la situación económica personal con las preguntas ¿qué decisiones ha tomado para afrontar su situación económica?, ¿qué información ha tenido en cuenta para tomar las decisiones anteriormente mencionadas?, y ¿qué beneficios espera con sus decisiones? comparando las respuestas de Bogotá y Barranquilla en el AS.

En los dos análisis el método utilizado se dividió en dos etapas: la primera, descriptiva unidimensional (análisis lexicométrico), resume y cuantifica la frecuencia relativa de palabras o estructuras del lenguaje. Se realizó un análisis de contexto (método de concordancias) para determinar la semántica y el significado de cada palabra. Posteriormente, se realizó un análisis de especificidades que se caracteriza por la aplicación de herramientas estadísticas para investigar cuantitativamente la estructura de asociación de palabras en un texto (Lebart, Salem y Bécue, 2000), lo que permite identificar las palabras más características según las variables de análisis.

Para la segunda etapa, descriptiva multidimensional, se creó una base de datos con las palabras y sus respectivas frecuencias de aparición en los dos momentos analizados: CO y AS. Cada palabra fue categorizada mediante un acuerdo entre tres jueces expertos en las categorías ilustrativas de afrontamiento (AF), heurísticas (H) y racionalidad instrumental (RI). Se realizó un análisis de los componentes principales para identificar similitudes y diferencias en los dos momentos de análisis junto con las categorías ilustrativas. El procesamiento de los datos textuales se realizó con el software SPAD® versión 9.1.

Corpus textual

Los datos corresponden a las respuestas de preguntas abiertas aplicadas durante la CO en mayo del 2020 y durante el AS en septiembre del 2020 en las ciudades de Barranquilla (CO n= 512; AS n=1032) y Bogotá (CO n=618; AS n= 562). Seguidamente se presenta el número total de formas retenidas para el análisis lexicométrico.

Tabla 1 Descripción del corpus textual 

Fuente: elaboración propia.

RESULTADOS

Análisis 1. Medidas gubernamentales

El análisis lexicométrico permite identificar las palabras más frecuentes utilizadas durante CO y AS, que expresan el contexto de convivencia familiar, laboral junto con las nuevas condiciones de bioseguridad que acompañan la nueva cotidianidad. Se presenta la saliencia emocional durante la pandemia con la palabra ansiedad que se vincula a la evaluación del entorno y la intensidad de las emociones (tabla 2).

Tabla 2 Formas léxicas por orden de frecuencia 

F= Frecuencia-Fuente: elaboración propia.

En la tabla 3 se muestran palabras distintivas de CO y AS. Los resultados indican que durante CO el discurso estuvo orientado en la emoción de ansiedad, el tiempo, la rutina y el querer mantener la calma. Por otra parte, en el periodo de AS, el discurso estuvo orientado hacia el cuidado, el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, el enclaustramiento y la reducción de las salidas a cuestiones estrictamente necesarias.

Tabla 3 Palabras distintivas durante la CO y el AS 

Fuente: elaboración propia.

Posteriormente, haciendo uso del método de concordancias se analizó el contexto de palabras más frecuentes y se clasificaron en tres categorías: afrontamiento (A), heurísticas (H) y racionalidad instrumental (RI).

Tabla 4 Categorías de análisis 

Nota: Dado que la muestra comparada no tiene un tamaño similar, las medias fueron calculadas según la frecuencia estimada.

Fuente: elaboración propia.

Posteriormente, se llevó a cabo el análisis de componentes principales que explica en el primer plano factorial el 100% de la varianza de los datos (figura 1). Los datos de la CO y el AS selectivo tienen una correlación de .90 (p=.00).

Fuente: elaboración propia

Nota: Mayo (Cuarentena Obligatoria), Septiembre (Aislamiento Selectivo)

Figura 1. Primer plano factorial acerca de las medidas gubernamentales 

Análisis

El plano factorial representado en la figura 2, muestra que el factor 1 explica el 95.4% de la varianza. Este factor denominado Percepción de la amenaza, indica en lado izquierdo del plano una percepción interna asociada al estrés que se genera cuando las personas ven amenazados sus recursos; mientras que el lado derecho se vincula a la percepción externa vinculada a la ansiedad que se experimenta ante situaciones de amenaza. El hecho que estas emociones sean características del discurso durante CO pudo aumentar el malestar emocional de las personas en este periodo e incrementar la percepción del riesgo.

Fuente: elaboración propia

Nota: Las categorías ilustrativas se encuentran representadas por AF (Afrontamiento); H (Heurísticas); RI (Racionalidad instrumental).

Figura 2.  Plano factorial relacionado con las medidas gubernamentales 

El segundo factor, explica el 4.6% de la varianza y se denominó Respuestas a la amenaza. En los cuadrantes superiores se evidencian palabras relacionadas con respuestas emocionales y las categorías ilustrativas de afrontamiento y heurísticas, evidenciando que la pandemia generó incertidumbre y, durante la CO, las personas tomaron decisiones basadas en heurísticas y en un afrontamiento emocional. En los cuadrantes inferiores se observan palabras relacionadas con respuestas conductuales que se vinculan a la racionalidad instrumental, reflejando que los individuos maximizan su bienestar realizando conductas de autocuidado y aplicando los protocolos de bioseguridad, como era de esperarse en el periodo de AS, de manera que se evidencia más implementación de las recomendaciones y una mayor apropiación de la norma social.

Análisis 2. Percepción de la situación económica personal

El análisis lexicométrico revela que las palabras más frecuentes utilizadas en ambas ciudades están asociadas a los gastos frente a la crisis económica en pandemia, al mantenimiento y ahorro de los ingresos personales y familiares, así como la estabilidad laboral (tabla 5).

Tabla 5 Formas léxicas por orden de frecuencia 

F= Frecuencia

Fuente: elaboración propia.

La tabla 6 muestra las palabras distintivas de ambas ciudades. En Barranquilla, el discurso estuvo orientado a la percepción de crisis, la disminución de los gastos y el emprendimiento; denotando una perspectiva de la RI, donde ante la situación de crisis y al percibir la limitación de sus recursos, los individuos decidieron tomar acciones enfocadas en maximizar su bienestar desde una perspectiva más individual, enfocándose en el coste de oportunidad y disminuyendo los gastos para obtener mayores beneficios a largo plazo. En cuanto a las palabras distintivas de Bogotá, los resultados indican que el discurso estuvo orientado a la estabilidad económica y laboral, así como una perspectiva social en la que se tiene en cuenta a los familiares y los padres.

Tabla 6 Palabras distintivas de las ciudades de Barranquilla y Bogotá 

Fuente: elaboración propia

Haciendo uso del método de concordancias se analizó el contexto de las palabras más frecuentes y se clasificaron en tres categorías: afrontamiento, heurísticas y racionalidad instrumental (tabla 7).

Tabla 7 Categorías de análisis 

Nota: Dado que la muestra comparada no tiene un tamaño similar, las medias fueron calculadas según la frecuencia estimada.

Fuente: elaboración propia.

Posteriormente, se hizo el análisis de componentes principales que explica en el primer plano factorial el 100% de la varianza de los datos (figura 3). Los datos de Barranquilla y Bogotá tienen una correlación de .88 (p=.00).

Fuente: elaboración propia.

Figura 3 Primer plano factorial de las muestras de Barranquilla y Bogotá 

ANÁLISIS

El plano factorial representado en la figura 4, muestra que el factor 1 explica 94% de la varianza. Este factor fue denominado Percepción de afectación económica. El lado izquierdo del plano está relacionado con la macroeconomía y se presenta la categoría ilustrativa de A, indicando que ante un evento amenazante, las personas pueden protegerse de las pérdidas o generar nuevas oportunidades como emprendimientos y venta de productos. El lado derecho se relaciona con la microeconomía y se encuentra ubicado la categoría ilustrativa de RI, evidenciando que las personas toman las decisiones de su microeconomía basados en la información que tienen; desde este marco, ante situaciones de incertidumbre las personas toman las decisiones eligiendo las opciones que consideran tendrán mayores beneficios, en este caso, mediante acciones como el ahorro y la disminución de los gastos que fue más característico en Barranquilla.

Fuente: elaboración propia

Nota: Las categorías ilustrativas se encuentran representadas por AF (Afrontamiento); H (Heurísticas); RI (Racionalidad instrumental)

Figura 4.  Plano factorial sobre la percepción de la situación económica personal. 

En cuanto al segundo factor, explica el 6% de la varianza y se denominó Decisiones económicas. En los cuadrantes superiores se evidencian palabras relacionadas con decisiones basadas en la RI, a partir de la cual, se toman decisiones controladas y soportadas en un plan; mientras que en los cuadrantes inferiores se observan palabras relacionadas con decisiones desde la experiencia y la intuición, acorde a la categoría de H ubicada en estos cuadrantes y que caracterizarían el discurso en Bogotá.

ESTUDIO 2

Este estudio comparado de la CO versus AS fue alrededor del interrogante ¿qué orientaciones personales, colectivas y sociodemográficas, inciden en el clima socioemocional nacional en el contexto del Covid-19?

Diseño

Se trabajó un diseño no experimental longitudinal correlacional-causal para describir la relación existente entre CS con afrontamiento personal (optimismo, y afrontamiento de medidas), evaluación de medidas gubernamentales, estado de la economía personal y aspectos sociodemográficos. Se llevó a cabo un muestro no probabilístico por conveniencia.

Instrumento

Se aplicó un cuestionario con 22 ítems agrupados de la siguiente forma: Clima socioemocional/9 ítems; Evaluación de medidas gubernamentales ante el Covid-19(EMG)/3 ítems; Optimismo como afrontamiento personal (OAP)/1 ítem; Afrontamiento personal del enclaustramiento (APE)/1 ítem; Economía personal en el presente (EPP)/1 ítem; Economía personal en futuro (EPF)/1 ítem; y variables sociodemográficas (Género, Edad, Estudios, Estrato, Ocupación e Ideología Política)/6 ítems.

Participantes

Participaron 2772 personas mayores de edad. El 41.5% (1130) de los encuestados realizó la encuesta en mayo y el 58.5% (1592) restante en septiembre. El 56.6% (1542) son residentes en Barranquilla y el 43.4% (1180) son residentes en Bogotá. Las características sociodemográficas de la muestra son: género: hombre=38% y mujer=62%; edad: 18-25 años=33.9%, 26-50=41.3% y +50=24.8%; educación: primaria=3.7%, bachiller=28.3%, técnico=19%, profesional=31.8% y postgrado=17.2%; estrato socioeconómico: bajo=30.9%, medio=54.0% y alto=15.1%; ocupación: desempleado=9.7%, empleo informal=3.1%, estudiante=29.1%, independiente=18.0%, empleado formal=35.2% y jubilado=4.9%; orientación política: izquierda=23.6%, centro=51.9% y derecha=24.44%

Validez del Instrumento

El constructo sobre CS estuvo compuesto por ítems extraídos de Páez y otros (1997). La escala de CSP obtuvo una fiabilidad del α=0.81; y la escala sobre CSN obtuvo una fiabilidad del α=0.72. Los ítems sobre optimismo, afrontamiento personal y situación económica personal presente y futuro, junto con la evaluación de medidas gubernamentales fueron extraídos del Barómetro especial para el Covid-19(CIS, 2020), y obtuvo una fiabilidad del α=0.81

Detección de factores influyentes en los niveles de CS

Con el objetivo de evidenciar los factores que influyen en los niveles del CSP y CSN se realizó un ANOVA multifactorial, no balanceado con suma de cuadrado tipo 2. Para identificar la variación en los factores, la muestra se dividió según el periodo en que se realizó la medición CO/mayo y SA/septiembre.

Muestra 1 (CO/Mayo 2020)

La ANOVA teniendo como variable dependiente los niveles de CSP, registra como significativas las variables observadas en la tabla 8.

Tabla 8 Anova/Clima socioemocional emocional positivo 

Fuente: elaboración propia.

Los resultados indican que los niveles del CSP son afectados por: la ciudad donde se reside, el optimismo, el APE y la EMG. Con el objetivo de ver como es la influencia de los diferentes niveles de los factores en el CSP, se realizó la estimación de los efectos de los niveles en la variable dependiente (tabla 9).

Tabla 9 Efectos de los niveles para el Anova del clima emocional positivo (mayo) 

Fuente: elaboración propia.

La tabla 9 refleja que estar en la ciudad de Barranquilla en mayo, era un factor que propiciaba la disminución de los niveles de CSP. También indica que a más niveles de optimismo con respecto a la superación de la pandemia, el CSP aumentará. Este mismo comportamiento se repite con el APE, en el cual las personas que lo manejan Bien y muy Bien, tiene mayores niveles de CSP. Finalmente, se observa que a mayor aprobación se tenga de EMG, mayores niveles del CSP.

Luego, se analizan los factores que influyen en el CSN en el mes de mayo. Se concluye que el género, el estrato, la orientación política, el APE y la EMG, son factores influyentes en los niveles del CSN (tabla 10).

Tabla 10 Anova/Clima socioemocional negativo 

Fuente: elaboración propia.

En la tabla 11 se observan los efectos de estas variables y se concluye que las mujeres presentan un CSN más elevado. También refleja que la pertenencia al estrato medio es una condición que aumenta los niveles de CSN. Igualmente, se observa que las personas de izquierda presentan niveles más altos de CSN. El APE manejado Bien y muy Bien, tiene menores niveles de CSN. Finalmente, se observa que a mayor aprobación se tenga de las EMG, se presentarán menores niveles del CSN.

Tabla 11 Efectos de los niveles para el Anova del clima emocional negativo (mayo) 

Fuente: elaboración propia.

Muestra 2 (AS/Septiembre de 2020)

Considerando que el tiempo de CO es un factor que puede crear fluctuaciones en las variables que afectan el CS, se procede a identificar a aquellos compontes que influyen en las variables dependientes en SA. Esto se puede observar en la tabla 12.

Tabla 12 Anova/Clima socioemocional positivo 

Fuente: elaboración propia.

Se observa, que en SA los factores que inciden en los niveles de CSP cambiaron. En este caso se incluye el nivel de estudios, el estrato, la orientación política, el optimismo, el estado de la EPP, y la evaluación de EMG. En la tabla 13 se registran los efectos.

Tabla 13 Efectos de los niveles para el Anova del clima emocional positivo (septiembre) 

Fuente: elaboración propia.

Se evidencia que las personas con postgrados tienen un CSP más bajo. Este mismo efecto se presenta con universitarios, pero la diferencia resulta no ser significativa. En el AS cambia el panorama, las personas de estrato alto presentan niveles de CSP más bajo. En la orientación política, se observa que las personas de derecha son aquellas que más niveles altos de este constructo presentan. De igual forma, entre mejor se lleve el APE, se presentan mayores niveles de CSP.

En AS, la economía personal es una variable significativa, y analizando su comportamiento, se ve que a mayor estabilidad en las finanzas personales en el presente llevará a que las personas tengan mayores niveles de CSP. Por último, de nuevo, las personas que se encuentran adecuada la EMG, presentan niveles de CSP más alto.

Las variables que resultaron afectar los niveles de CSN fueron nivel de estudios, estrato socioeconómico, orientación política, EPP, EPF y la EMG (tabla 14).

Tabla 14 Anova/Clima emocional negativo 

Fuente: elaboración propia.

De la tabla 15 se concluye que, las personas de estrato alto presentan mayores niveles de CSN seguido del estrato medio. Que la orientación política sigue siendo un factor determinante en los niveles de CSN y las personas de izquierda presentan mayores niveles. De nuevo, una mayor percepción en la EPP, y una mayor EMG, reduce niveles de CSN.

Tabla 15 Efectos de los niveles para el Anova del clima emocional negativo (septiembre) 

Fuente: elaboración propia.

Análisis

Los resultados son consistentes con los planteamientos teóricos y con el contexto en que fueron recolectadas las dos muestras. Se resaltan siete hallazgos: Primero. El estrato fue una variable significativa que impacto el CSN en las dos muestras, evidenciando la sensibilidad del CS ante las condiciones socioeconómicas de las personas; pero este hallazgo también está relacionado con la acentuación de la desigualdad social en la pandemia. Segundo. Barranquilla obtuvo altos niveles de contagio durante la CO, de ahí que la primera muestra, refleja que las personas presentaban menor CSP en esta ciudad.

Tercero. El impacto del APE tanto en CSP como en CSN durante la CO, evidencia una oscilación del CS en ese momento en que los colombianos asumieron dicha medida extraordinaria que altero la cotidianidad. Este dato coincide con otros estudios recientes sobre diferentes reacciones de las personas ante la cuarentena, unas la afrontaron con estrategias adaptativas pero otras padecieron un afrontamiento desadaptativo.

Cuarto. En CO y AS, las personas con orientación de izquierda presentaron mayores niveles de CSN. Esto podría entenderse a la luz de los debates políticos que se han generado en torno al manejo de la pandemia por parte del gobierno, en los cuales, algunos líderes políticos de izquierda han cuestionado que se anteponga la economía a la salud. No obstante, este dato podría profundizarse en futuros estudios.

Quinto. En la muestra de CO, las mujeres presentaron un CSN más elevado. Esto coincide con recientes estudios sobre Covid-19, que indican más estrés y ansiedad en este grupo poblacional, asociados a su condición sexual; tales como el aumento de labores domésticas en la CO, incremento de cifras de maltrato intrafamiliar, sus roles en el cuidado de otros integrantes de la familia, y mayores cifras de desempleo.

Sexto. El hecho que personas con más nivel de estudios experimenten un CSP más bajo, puede estar asociado a su mayor acceso a diferentes fuentes de información y a la incertidumbre asociada a la falta de certezas ante un nuevo virus.

Séptimo. En CO y AS se presenta una relación significativa y directa entre EMG y CSP, que favorece la legitimidad de medidas gubernamentales para afrontar la pandemia en el corto plazo. Sin embargo, resulta fundamental que estas próximas medidas no vayan en detrimento del CS, es decir, que no deterioren escenarios para impulsar la confianza social, la tranquilidad para hablar y compartir en público, y no aumenten niveles de ansiedad.

REFLEXIONES Y CONCLUSIONES

Consideramos oportuno retomar la evidencia empírica de este estudio para la formulación políticas públicas que conserven una conexión con la ciudadanía y fomenten un afrontamiento adaptativo con responsabilidad social. Para evitar acentuar un clima socioemocional negativo producto de un desacertado manejo de la ansiedad y el estrés; y para frenar tendencias individualistas que fragmentan la confianza social.

La promoción de actitudes que favorezcan la eficacia de políticas públicas en la nueva normalidad, supone fomentar procesos cognitivos y emocionales para aprender a vivir con el Covid-19. En este sentido, se propone que las medidas políticas deben incorporar estrategias que sean valoradas positivamente por los ciudadanos y que potencien el afrontamiento adaptativo. Ahora bien, la evaluación positiva por parte de los ciudadanos debe estar relacionada con la transmisión de información clara, sencilla y transparente; para incrementar la familiarización de narrativas sobre la convivencia con el Covid-19, que en condiciones ordinarias, sus contenidos relativamente nuevos, pueden generar resistencia para las personas. No obstante, en contextos extraordinarios, disminuyen las defensas perceptivas de los individuos porque los atajos cognitivos que usualmente utilizan para enfrentar la cotidianidad no son suficientes en estos casos, por lo tanto, están más receptivos a nuevas fuentes alternativas. En este escenario, se abre una oportunidad política para que desde la institucionalidad se difunda información clara, sencilla y transparente sobre la situación; y de este modo, los ciudadanos podrán hacer familiar lo extraño y reconfigurar emociones y actitudes que impiden un afrontamiento adaptativo de la Pandemia.

Desde esta perspectiva, se pueden impulsar actitudes positivas mediante el afrontamiento centrado en el problema, puesto que, la calidad y la transparencia de la información, pueden fortalecer la legitimidad de autoridades políticas; y facilitar un afrontamiento que permita la adopción de nuevas normas como los protocolos de bioseguridad para el cuidado de todo el conjunto de la sociedad.

Otra estrategia centrada en el problema que se recomienda para mantener la relación significativa y positiva entre el clima socioemocional y la evaluación de las medidas políticas para enfrentar la pandemia, es que las autoridades contacten con los ciudadanos y creen consensos para afrontar de la mejor forma posible el reto. En este sentido, se propone: a) que la rendición de cuentas de los gobiernos no sean unilaterales sino abierta a la interlocución de los medios y de la ciudadanía en general; b) que los resultados de procesos de control político y social sobre recursos de la pandemia, sean difundidos públicamente con una frecuencia establecida y en un lenguaje entendible para el conjunto de la sociedad; y c) que hayan mecanismos de consulta permanente a los ciudadanos, sobre la efectos de apropiación de las medidas políticas implementadas para afrontar la pandemia.

Se recomiendan las medidas anteriores con dos propósitos; primero, para que el feedback sobre el tema sea parte del debate público, y de este modo, los ciudadanos sean parte activa de las medidas y de los procesos políticos asociados al manejo de la pandemia; segundo, que los ciudadanos sean receptivos a posibles ajustes en medidas políticas sin afectar el clima socioemocional positivo porque sentirán tranquilidad para hablar, optimismo, esperanza, confianza social y política.

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Recibido: 02 de Noviembre de 2020; Aprobado: 30 de Noviembre de 2020

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