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Análisis Político

versión impresa ISSN 0121-4705

anal.polit. vol.34 no.102 Bogotá mayo/ago. 2021  Epub 28-Ene-2022

https://doi.org/10.15446/anpol.v34n102.99941 

Reseñas

VIOLENCIAS QUE PERSISTEN: EL ESCENARIO TRAS LOS ACUERDOS DE PAZ. Aguilera, Mario y Perea, Carlos [editores] (2020), universidad nacional de Colombia-instituto de estudios políticos y relaciones internacionales iepri, y Universidad del rosario, 365 páginas.

Jorge Andrés Baquero M.1 

1UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA. FUSAGASUGÁ, CUNDINAMARCA - COLOMBIA jorgeabaquero@unicundi.edu.co


Dejó de ser clara la frontera entre guerra y paz, la segunda guerra mundial no empezó con declaraciones de guerra, ni acabó con tratados de paz.

Eric Hobsbawm, Guerra y paz en el siglo xxi

Este texto, publicado cuatro años después de la segunda firma del Acuerdo de paz (Revista Semana, 2016) entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (farc-ep), no pudo tener un título más acorde para analizar una “paz caliente”1, que por lo menos desde el 2 de octubre de 2016 (Registraduría Nacional del Estado Civil, 2016) se avizoraba con el triunfo del No2. En efecto, en el texto Violencias persisten: el escenario tras los acuerdos de paz, se intenta descifrar las razones por las cuales no ha sido posible construir paz en Colombia y establecer por qué la violencia se recicla en el escenario actual. Dicha argumentación es desarrollada por medio de cinco ensayos que reflejan gran parte de las explicaciones medulares sobre la reactivación de la guerra en Colombia, ensayos que se conectan en temas3 como la violencia reciclada y la violencia4, las economías ilícitas5 y el control territorial6, la política y la criminalidad.

En el primer ensayo, “Economías de guerra en escenarios de posacuerdo: drogas en Colombia y los desafíos de la paz Liberal”, elaborado por Ricardo Vargas, se intenta explicar por qué la articulación entre conflicto armado y producción, transformación y exportación de drogas ilícitas se ha sostenido hasta el escenario del posacuerdo. En efecto, para ello, Vargas describe la lógica compleja y globalizada de la producción, comercialización y tráfico de cocaína, frente a la mirada parca del gobierno colombiano y estadounidense sobre la lucha contra las drogas. En consecuencia, la idea fuerte de este ensayo es que se necesita reenfocar la forma del análisis estatal sobre las dinámicas económicas legales e ilegales en las zonas de conflicto, pues los modelos institucionales de lucha contra las drogas y desarrollo rural han fracasado en el tiempo y el espacio, lo que ha generado, entre otras cosas, la persistencia del conflicto armado en Colombia.

En el segundo ensayo, “La ciudad: diez tesis sobre criminalidad y violencia”, elaborado por Carlos Mario Perea, se ubica el papel de la ciudad en torno a las mutaciones criminales y de violencia durante el conflicto armado. Para demostrarlo, Perea identifica diez ideas fuerza sobre la ciudad como teatro de guerra en Colombia, y deja en evidencia la descomposición del conflicto armado y sus mutaciones en las ciudades, lo cual permite reflexionar sobre lo ineludible de la reconstrucción del tejido social y la conciencia en la urbe.

A saber, las diez tesis de Perea pueden sintetizarse en: 1. el aporte cuantitativo de los homicidios que se presentaron en las ciudades en las cifras de la guerra colombiana; 2. la histórica ejecución de homicidios en las ciudades colombianas, entre las cuales ciudades centrales de Antioquia y Valle tienen un rango de violencia extrema y nivel desbordado; 3. la ciudad como teatro de violencias que persisten, sobre todo por toda la región del Pacífico colombiano; 4. la ciudad como productora de gran cantidad de delitos patrimoniales7 en las que se concentran las violencias que persisten; 5. el homicidio en la ciudad, pero no como una prolongación del conflicto armado, pues la ciudad tiene violencias y actores propios que se combinan con “la guerra que se va”8; 6. la ciudad y el conflicto armado se relacionan de manera oscilante entre la autonomía y la interdependencia; 7. la ciudad latinoamericana tiene tres modalidades de inserción social: dominación ampliada, dominación fragmentada y control limitado; 8. Medellín es el caso emblemático en la dominación ampliada; 9. Bogotá es el caso emblemático del control limitado; 10. los desafíos de Estado en torno a toda la discusión son de igual importancia que la búsqueda de la paz en zonas rurales.

En el tercer ensayo, “El asesinato de los líderes sociales: presente y perspectivas. Un análisis de los líderes rurales”, realizado por Francisco Gutiérrez Sanín y María Mónica Parada, se analizan las magnitudes, significado y consecuencias del asesinato de líderes sociales rurales en Colombia en un escenario de posacuerdo de paz. Así las cosas, los autores intentan demostrar que, a contracorriente de lo declarado por el gobierno nacional de Iván Duque, los asesinatos de líderes sociales no son hechos aislados, no se originan en cuestiones personales de las víctimas y no son hechos perpetrados por “fuerzas oscuras” per se, en los cuales la responsabilidad esté totalmente en la incertidumbre.

A pesar de lo anterior, los autores plantean que sí existe un grado importante, pero no total, de incertidumbre sobre el asunto, por lo cual en el texto se confrontan datos estadísticos sobre el asesinato de líderes sociales, en comparación con la trayectoria9 histórica del asesinato de líderes sociales rurales. Entre otras cosas, el ensayo de los autores evidencia que estamos en un periodo “oficial” de paz y “extraoficial” de guerra civil, pues las modalidades de la guerra contrainsurgente han cambiado, pero el homicidio y la violencia persiste, probablemente porque actualmente existen bastantes incentivos10, por parte de algunos actores civiles11 y actores violentos12, para continuar la guerra.

En el cuarto ensayo, “Paramilitares o no. Esa es la cuestión”, Víctor Barrera disciplina conceptualmente el fenómeno de las Organizaciones Sucesoras del Paramilitarismo (osp), lo cual permite encontrar rupturas y continuidades del fenómeno paramilitar frente a la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (auc) (Verdad Abierta, 2008), y con ello comprender el papel del paramilitarismo en este escenario de persistencia de la violencia en Colombia.

En particular, Barrera señala que el problema nominal de las osp tiene implicaciones políticas, jurídicas y académicas, pues las modalidades de fenómeno, los territorios de dominio, las bases comportamentales, entre otras cosas, son impedimentos para contestar la pregunta: ¿puede la desmovilización de las auc considerarse como el fin del paramilitarismo? Como respuesta a lo anterior, Barrera señala que los paramilitares se definen como una organización armada por fuera del Estado, pero en un entorno amplio de tolerancia, cuando no de abierto apoyo de su parte, en la que participan orgánicamente élites legales e ilegales, quienes definen sus objetivos programáticos, entre los cuales tiene especial interés la lucha contrainsurgente.

Así las cosas, Barrera, en una generosa explicación, demuestra que existe un grado importante de ruptura entre las osp y las auc, pues la tolerancia del Estado (central) hacia las osp ha disminuido notablemente; los liderazgos y jerarquías no representan un proyecto nacional; la lucha contrainsurgente no representa un pilar de la organización; el poder territorial disminuyó, entre otros elementos. Al mismo tiempo, Barrera identifica que estas osp se comportan como franquicia criminal, parroquialización del poder y de manera híbrida; así, los mejores ejemplos, respectivamente, son Los Rastrojos, Los Puntilleros y el Clan del Golfo. El resultado de la ordenada y rigurosa discusión de Barrera es que es acertado hablar de organizaciones sucesoras del paramilitarismo, y no de paramilitarismo per se, para identificar este fenómeno en un escenario actual en que las violencias persisten.

En el quinto ensayo, “Disidencias: ¿rebeldes obstinados, exguerrilleros narcotrafi­cantes o guerrillas ambiguas?”, Mario Aguilera Peña analiza el origen, la composición, la teleología y las modalidades de operación y financiación de las disidencias de las farc, desde una mirada que hace énfasis en, primero, las renovaciones y transformaciones del conflicto armado dentro de un escenario de materialización de los procesos de paz; segundo, el control de territorios y órdenes sociales por parte de actores (re)armados; y, tercero, la visión teleológica que se encuentra dentro de las disidencias.

Así mismo, el autor identifica disidencias “doctrinarias” (1964-1988) y disidencias “de oposición al acuerdo de paz” (1989-2016), tipologías que permiten diferenciar las motivaciones que hubo históricamente en las disidencias y evidenciar una composición generacionalmente plural en los (re)armados y disidentes del proceso; es decir, la lectura del autor da luces para entender las diferencias generacionales y motivacionales de los guerrilleros de “las Fuerzas Unidas del Pacífico”, “la Segunda Marquetalia”, “Frente1” “Frente 4”, “Frente Oliver Sinisterra”, entre otros.

A saber, las disidencias tienen un origen común, que yace en la historia de la organización guerrillera que las presidió, es decir, las farc; sin embargo, el panorama actual de las disidencias presenta evidentes incertidumbres y ambigüedades en torno al estatus político y su relación con el control de rentas ilegales. Por todo ello, el análisis de Aguilera es clave para comprender la compleja red de lazos familiares, afinidades sociales, lealtades sectoriales, identidades políticas, prácticas legitimadoras, cambios en la disciplina, órdenes sociales armados, etc., detrás de las disidencias.

Volviendo a observar los cinco ensayos en su conjunto, es posible plantear cinco grandes reflexiones: la primera es que, a pesar de la disminución del conflicto armado en zonas rurales, en las ciudades se concentran las dinámicas de las economías ilegales y la violencia, así que el acuerdo es positivo, pero la paz está lejos. En segundo lugar, la frase de Gutiérrez es profundamente explicativa a la hora de ver todo el libro, “una paz caliente” es el escenario que está “entrando por la ventana”, pues la violencia se mantiene como una constante al momento de la reconfiguración de los poderes locales, respuesta a demandas de actores, reinvención de responsables del conflicto armado y reconfiguración de dinámicas y contextos violentos13.

En tercer lugar, los ensayos evidencian las tensiones ecuménicas entre poderes estatales y contraestatales en Colombia. Es decir, la coerción capitalizada14 que por siglos permitió la consolidación de Estados europeos, en Colombia hasta ahora está en curso, con el ingrediente tropical de las economías ilegales y los poderes criminales. En cuarto lugar, los ensayos evidencian que la guerra en Colombia no fue, ni es, un fenómeno tan rural como nuestros hábitos de pensamiento lo identificaban. En quinto lugar, los ensayos traen una discusión en torno a la naturaleza de las disidencias: “ni tan criminales como las mafias de Al Capone, ni tan políticos como el Che Guevara”, es decir, las disidencias tienen ambos componentes, pero cada caso es profundamente complejo de explicar.

El 11 de febrero de 2015 se presentaron ante el país y el mundo 14 narrativas que intentaban explicar el origen y desarrollo del conflicto en Colombia (La Silla Vacía, 2015). Estas se centraron sobre todo en los factores de origen del suscrito fenómeno, y le restaron importancia a los factores de continuidad de la guerra; en buena medida, cuatro años después, el texto Violencias que persisten: el escenario tras los acuerdos de paz, en mi opinión, es una lectura rigurosamente lograda y profundamente explicativa sobre el tránsito entre la guerra que se va y la guerra que se viene.

REFERENCIAS

La Silla Vacía. (2015, 12 de febrero). Coincidencias y divergencias de los 14 relatos sobre la guerra. https://lasillavacia.com/historia/coincidencias-y-divergencias-de-los-14-relatos-sobre-la-guerra-49558. [ Links ]

Registraduría Nacional del Estado Civil. (2016). Resultados del plebiscito sobre el apoyo al acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.https://elecciones.registraduria.gov.co/pre_plebis_2016/99PL/DPLZZZZZZZZZZZZZZZZZ_L1.htmLinks ]

Revista Semana. (2016, 26 de noviembre). La firma de paz en el teatro Colón. https://www.semana.com/enfoque/articulo/firma-del-acuerdo-de-paz-en-colombia/506827/Links ]

Verdad Abierta. (2008, 11 de febrero). La desmovilización: el proceso de paz (2003-2006). https://verdadabierta.com/periodo4/Links ]

1Término utilizado por Francisco Gutiérrez Sanín.

2Plebiscito celebrado para manifestar el acuerdo o no con el proceso de paz firmado en septiembre de 2016.

3Véase en Violencias que persisten: el escenario tras los acuerdos de paz, pp. xii.

4Ahora se concentra en ciudades, mientras en el campo hay cifras alarmantes sobre violencia hacia líderes sociales, que para los autores toma la forma de “desastre humanitario”.

5Que son un vehículo para que la guerra persista.

6Donde el Estado se disputa con criminales dicho control territorial en zonas dejadas por las farc-ep.

7Hurto a comercios, hurto a personas, hurto a residencias y extorsión.

8No es una frase específica del autor, es una frase acuñada por Ricardo Duarte y Fernando Cubides.

9Esto se puede ubicar en trabajos de Gutiérrez Sanín sobre modalidades, motivaciones e implicaciones de la violencia paramilitar.

10Competencia por rentas, control de territorios, propiedad de la tierra, uso del suelo y poder decisional.

11Posiblemente, terratenientes y élites locales.

12Disidencias de las farc, el eln y, mayoritariamente, agentes estatales, grupos paramilitares de tercera generación y actores sin identificar.

13Véase en Violencias que persisten: el escenario tras los acuerdos de paz, pp. xiii-xiv.

14Tesis de Charles Tilly sobre la consolidación de los Estados europeos.

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