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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772On-line version ISSN 2248-4337

Cuad. Econ. vol.19 no.33 Bogotá July/Dec. 2000

 

LA ESTRUCTURA LÓGICA DE LA TEORÍA GENERAL DE KEYNES.

UNA CRÍTICA DE BENETTI

Michel De Vroey*

* Agradezco a Carlo Benetti, a los miembros del comité de redacción de Cabiers d´economie politique y a un lector anónimo las observaciones a una versión anterior a este artículo. Traducción de Carolina Méndez Téllez y José Félix Cataño.


Resumen

Este artículo critica el de Benetti "La estructura lógica de la Teoría General de Keynes" Critico el argumento de Benetti de que se necesita una secuencia de tres modelos para fundamentar el concepto de Keynes del desempleo involuntario. De igual forma, critico la idea adelantada por Patinkin y adoptada por Benetti, de que el capitulo 19 de la Teoría General constituye el climax de libro de Keynes y proporciona una explicación de desempleo involuntario en un contexto de precios flexibles.

Abstract

This article criticizes Benetti' s article "The logical structure of Keynes´s General Theory". I criticize Benetti´s claim that a sequen ce of three models is necessary in order to give a foundation to Keynes' concept of involuntary unemployment. Likewise, I criticize the view, first brought forward by Patinkin and taken up by Benetti, that chapter 19 of the General Theory constitutes the climax of Keynes´ book and provides an explanation of involuntary unemployment in a flex-price context.


INTRODUCCIÓN

El artículo de Benetti titulado "La estructura lógica de la Teoría General de Keynes" merece atención al menos por dos razones: primero, porque actualmente no es común encontrar artículos que propongan una nueva interpretación de una gran obra de teoría económica; y en segundo lugar, porque la mayoría de comentaristas de Keynes –excepto aquellos que Coddington llamó "los fundamentalistas"– se resignaron a admitir que el contenido de la Teoría General no es coherente, y que es una mezcla de líneas de razonamiento que resultan, en cierta forma, incompatibles. Al contrario, Benetti pretende mostrar que la construcción de la Teoría General es de una "consistencia sobresaliente". Estas dos razones caracterizan la originalidad y la pretensión del artículo. La lectura del trabajo de Benetti vale la pena porque hace un análisis profundo y estimulante.

Su tesis central es que para entender la estructura lógica de la Teoría General se deben distinguir tres modelos distintos pero interrelacionados, que se deducen uno de otro. El primero es el "modelo recursivo por la oferta". Se trata de "un modelo macroeconómico donde la oferta global pueda determinarse de manera independiente y previa a la demanda global" [2000, 14]. A con tinuación se opone un segundo modelo denominado "el modelo de referencia keynesiano". Nos dice Benetti, que este es un modelo no-walrasiano de interdependencia general. Por último, se presenta el "modelo keynesiano propiamente dicho" que se constituye teniendo como referencia el precedente. En cada uno de estos modelos se puede tener un resultado con desempleo involuntario. En el primero de ellos se explicaría por la rigidez del salario real, y en el segundo, por lo que Benetti llama la "desactivación" de la oferta de trabajo. Sin embargo según él, sólo en el tercer modelo el desempleo involuntario corre ponde a una situación de equilibrio keynesiano, cuya característica central es que ésta no puede ser eliminada mediante una r ducción del salario.

La tesis de Benetti es atractiva y está construida con brío y aplomo. Pero infortunadamente, como vaya demostrado no resiste un examen crítico.

En este trabajo desarrollaré dos críticas. La primera es sobre el vínculo que establece Benetti entre los tres modelos. Para dar cuenta del p oyecto de Keynes ¿es necesario concebir tres modelos relacionados, como sugiere Benetti? ¿Existe un vínculo lógicamente deductivo entre estos modelos? Mi respuesta a estas dos preguntas es negativa. Mi segunda crítica es sobre la solidez de la argumentación de Benetti. Por un examen atento de su artículo aparece que ella descansa en una serie de puntos no explicitas o de dudoso alcance. Primero, no es claro qué es lo que se denomina con la etiqueta de "modelo no-walrasiano de interdependencia general". egundo, la hipótesis de la desactivación carece de fundamento. Tercero, la distinción entre salario exógeno y salario rígido me parece engañosa. Cuarto, el modelo keynesiano propíamente dicho plantea muchos problemas. Para comenzar, yo no veo cómo s puede deducir del modelo de referencia de Keynes. ambién considero que el desempleo involuntario de equilibrio esta definido de una manera extraña, y finalmente, que los ejemplos del modelo keynesiano propiamente dicho dados por Benetti no validan la características atribuidas a este modelo. Y en quinto lugar, difiero del punto de vista defendido por Patinkin y retomado por Benetti, gún I cual el capítulo 19 de la Teoría General constituiría su apoteosis y de mostraría la existencia del desempleo involuntario en un contexto de salario flexibles. Una vez presentemo estos elementos la onclusión positiva de Benetti se derrumba. Al contrario, se confirma que continua sin solución el proyecto de Keynes de plantear en un marco neoclá ico una teoría del desempleo involuntario que tuviera como fundamento algo distinto a la rigidez del salario nominal y que nec sitara como remedio el aumento de la demanda global inducida por el Estado.

EL MODELO RECURSIVO POR LA OFERTA

La noción de "modelo recursivo por la oferta" – terminología que remite a un comentario de Sargent en la discusión de su modelo clásico [1987]– parece tener por propósito lo que yo denomino una economía marshalliana [De V roey 1999]. Aunque Benetti no menciona este término, creo que es útil para comprender su planteamiento. Veamos entonces algunas de sus características.

En primer lugar, en el sistema de Marshall los diferentes mercados funcionan como lugares autónomos de formación del equilibrio, mientras que la noción de mercados separados no tiene sentido cuando uno describe una economía walrasiana, el objeto mismo del discurso de la teoría wahasiana [Allais 1994]. En segundo lugar, una de las características de la economía marshalliana es que los mercados de factores se realizan previamente a los mercados de bienes finales, mientras que en una economía walrasiana todos los intercambios se realizan simultáneamente. En tercer lugar, una economía marshalliana es monetaria. En cada mercado, el precio monetario (o, en el caso del mercado de trabajo, el salario monetario) es la variable de ajuste. Esta no impide que los agentes deban ser representados como razonando en términos reales. Por ejemplo, frente a un salario nominal dado, los oferentes de trabajo le asocian una expectativa sobre el poder de compra del salario nominal pactado, es decir, sobre la magnitud del alario real. Sin embargo es cierto que cuando el mercado de trabajo se termina, solamente el salario nominal resulta determinado. La magnitud efectiva del salario real sólo se conocerá al cierre del mercado de bienes. Si se invalidan las expectativas de los agentes, habrá una diferencia entre el salario real esperado y el efectivo. Finalmente, al adoptar la hipótesis de secuencialidad entre los mercados de insumas y los mercados de productos nos encontramos en un universo en el cual la idea de Clower de decisión dual es perfectamente utilizable. Al participar en los mercados de insumas, las familias obtienen un ingreso para gastar en el mercado de bienes. Para que cada mercado pueda funcionar de una manera aislada hay que suponer que la sustituibilidad bruta sea igual a cero. La demanda por el bien x tomará la forma de dx =f(px' Y /α), dónde Y es el ingreso monetario obtenido en el mercado de insumas y (1/ α) es la parte del gasto que el agente preasigna al mercado del bien x. Entonces uno entiende por qué Mar hall, contrariamente a Walras, no había creído conveniente introducir una restricción presupuestal explícita. Pero si uno quisiera hacerlo, llegarla a la restricción especial de Clower incluyendo las transacciones efectiva en los insumas, en lugar de la restricción general formulado en términos de magnitudes nocionales. Este último punto es importante. De hecho, uno puede ver que el concepto de restricción presupuestaria restringida a la manera de Clower juega un papel importante en el razonamiento de Benetti. Pero éste sólo la considera p rtinente en el marco de su segundo modelo. Al contrario, sostengo que es perfectamente aplicable en el modelo recursivo por la oferta, mientras que resulta ser una anomalía en el modelo no-walrasiano, Por consiguiente, el contraste descrito por Benetti entre su primer y segundo modelo se revela menos claro y la introducción del segundo modelo es menos necesaria de lo que el autor sugiere.

En el modelo recursivo por la oferta, Benetti nos dice que el desempleo involuntario es concebible siempre que uno introduzca una rigidez en el salario real. Aunque esta formulación sea tradicional, la encuentro inadecuada porque en este contexto la rigidez que importa es la del salario nominal. Ya sea como dijo Laidler, la idea de precio y salario rígido es un tema antiguo en la historia de las teorías.1 Hicks tampoco tenía reticencia alguna respecto a ella.2

MODELO NO-WALRASIANO DE INTERDEPENDENCIA GENERAL

¿Cuál es el modelo no-walrasiano de interdependencia general.3

El modelo que acabamos de discutir representa, según Benetti, el punto de vista clásico. Según él. Keynes tiene que pensar en un modelo diferente, el modelo no-walrasiano de interdependencia general. Benetti lo toma como el modelo de referencia de Keynes. Sin embargo, aquí no hay nada explícito porque como el mismo Benetti admite, "Keynes no presenta su propio modelo de referencia. Pero su crítica al modelo neoclásico permite deducirlo" [2000, 22].

La discusión keynesiana de los dos 'postulados' neoclásicos lleva a la exclusión del mercado del trabajo de la ley de Walras, y esta modificación permite obtener el modelo no-walrasiano de interdependencia general, donde el equilibrio con desempleo involuntario depende del salario nominal exógeno [Benetti 2000, 26].

Infortunadamente, esta descripción de la génesis del modelo nowalrasiano de interdependencia general es demasiada sibilina.4 Además, lo que Benetti entiende por modelo no-walrasiano de interdependencia general no está claro. El señala de paso que la noción de modelo no-walrasiano de interdependencia general surge de los trabajos de Hicks [1967a] y de Clower [1965]. ¿Se trata de una reconstrucción personal que hace el mismo Benetti o se refiere a un modelo existente? Al optar por esta última hipótesis y teniendo en cuenta el acento que pone Benetti en la restricción presupuestaria modificada, supongo que el modelo preciso para poner bajo la etiqueta de no-walrasiano de interdependencia es el modelo de Clower.

Este m delo e tan conocid que no es necesario exponerlo. ubrayem aquí que luego de un examen atento el modelo no produce un resultado de d s mpleo involuntario -como uno creería a simple vista – sino la persistencia de éste. Para comprobarlo es uficiente considerar la forma cómo se introduce el racionamiento en el mercad. n la referencia al ejemplo de la champaña, Clower escribe: "Por el momento imaginémonos a nosotros mismos estar involuntariamente desempleados en el sentido de Keynes" [1984,48]. Aquí n pu d haber duda: imaginarse ser desempleado involuntario es, en verdad. plantear este estado como la hipótesis de partida. Esto mi mo ucede en su argumentación formalizada. El comienza evocando la ituación en qu el ingre o efectivo de quien ofrece el trabajo no es menor que u ingreso nocional. En este caso dice, las funciones nocionales de oferta y demanda de trabajo operan. Y él continúa escribiendo: "sin embargo, en el ca o contrario. v.gr. Si ∑jn PjSj < ∑jnjj se hace una eguada ronda de decisión como es lo indicado, es decir maximizando [la utilidad] sujeto a la restricción presupue tal modificada" [1984, 49-50].

La continuación del razonamiento xamina las consecuencias de la hipotesis resumida n la desigualdad anterior. Esta expresa el racionamiento de la ferta en el mercado de trabajo, la oferta efectiva del mercado (ps) siendo inferior que la oferta nocional de mercado (ps´). De nue te racionamiento no es un resultado demostrado, ino que se pone como hipótesis. O, alternativamente, uno puede decir que ee la consecuencia de haber puesto un salario real efectivo mayor gue el salario real alrasiano, de haber supuesto que esta magnitud esté bloqueada y finalmente, por haber considerado que los intercambios, a pesar de todo se realizan. Por lo tanto, la única teoría explicativa del desempleo involuntario en Clower es el carácter fijo del salario real.

El atractivo del modelo de Clower reside en su intención de querer pr ntar la posibilidad de la persi tencia del desempleo asociada a un fenómeno de predicción creativa y qu e hace posible por el no funcionamiento de las señales que supuestamente rigen el sistema. Pero el mecanismo oculto es totalrn nte ad hoc; como aparece claramente cuando uno se pr guata por la dimensión institucional del problema.5

¿Cómo se puede realizar un intercambio en el 'lado corto' sin haber sido identificado y corregido previamente por el secretario del mercado? Se deben reunir las siguientes condiciones: primero, es necesario que el bien racionado – aquí, el servicio del trabajo- sirva de numerario, lo cual ya es una hipótesis totalmente arbitraria. Luego, es necesario suponer que el secretario del mercado grite los precios de los bienes diferentes al numerario. Esto está autorizado por la ley de Walras y, nonnalmente, no puede poner en peligro el buen funcionamiento del tanteo. También se necesita que los agentes tomen consciencia del desequilibrio que afecta el servicio del trabajo. Además, ellos deberían empezar a infringir la regla que los hace reaccionar frente a los precios anunciados por el secretario del mercado, es decir, sólo expresar las magnitudes nocionales y formular las demandas excedentes fundadas en una restricción de presupuesto llamada efectiva. Esta percepción del desequilibrio por los mismos agentes es en sí misma, ya una anomalía. El hecho de responder al secretario del mercado a partir de una restricción de presupuesto efectiva, es una infracción de las reglas del juego. Ahora bien, sin ésta, el secretario del mercado hubiera podido corregir la situación de racionamiento.

La razón por la cual la mayoría de economistas rechazan el modelo de Clower así como también el de Barro y Grossman que lo generaliza, reside en la no aceptabilidad de la hipótesis de precio rígido que fundamenta estos modelos. Esto refleja el abandono del punto de vista anteriormente dominante, y recordado antes, según el cual, por el contrario, la adopción de esta hipótesis es absolutarnent justificable. Para mí este cambio de perspectiva debe estar asociado con el deslizamiento de un enfoque marshalliano hacia uno walrasiano. Mientras el primero se fundamenta en una metodología realista, el segundo trata de un mundo imaginario cuya lógica interna debe ser respetada imperativamente. Se trata no sólo de sus premisas y micro fundamentos sino también de su marco institucional. obre esta última consideración es necesario darse cuenta que la hipótesis del tanteo o del secretario del mercado hace parte del enfoque walrasiano [De Vroey 1998]. En su entusiasmo por el carácter realista de la rigidez, los teóricos del desequilibrio descuidaron examinar si las hipótesis de rigidez y del subastador son compatibles. Al hacer esto, sólo podrían exponerse a la crítica de Lucas según la cual no sirve de nada introducir el invento del secretario del mercado para que a continuación se le quiten sus poderes [1987, 52-53]. En otras palabras, el error de Clower fue querer introducir la idea de decisión dual y su consecuencia, la restricción presupuestaria restringida, en una econonúa walrasiana, sin darse cuenta que contradice los rasgos de base de esta última.6

¿Por qué acudir al modelo no-walrasiano de interdependencia general?

El lector sólo se puede asombrar por el hecho de que Benetti se sienta obligado a acudir a un modelo walrasiano, como el de Clower, para explicar el proyecto de Keynes.

Primero, el anacronismo es obvio. El modelo de Clower data de los años de 1960. ¿Cómo podría ser éste la referencia sobre la cual Keynes se basarla para construir su propio modelo?7 Ciertamente Benetti es consciente de este problema de anacronismo:

Las ecuaciones [5] a [8] resumen la teoría de la demanda de la síntesis neoclásica, a la que contribuyó, de manera decisiva, la obra de Keynes. El hecho de atribuírsela a los economistas clásicos, a los que Keynes se opone, es un anacronismo evidente (§24). Este defecto que es íntolerable en historia del análisis, es aceptable desde nuestra perspectiva ya que permite hacer una presentación unificada del encadenamiento de los tres modelos constitutivos de la recría de Keynes, sin afectar la argumentación [2000, 17].

Pero su respuesta está leja de ser satisfactoria, en la medida en que la necesidad de una pre entación unificada de los tres modelos de Keynes no se plantea sino si ellos son verdaderamente constitutivos del proyecto keynesiano que es precisament lo hay que demostrar.

En consecuencia es nece ario preguntarse qué aporta de nuevo este recurso en relación con el re ultado que se obtiene reflexionando sobre el modelo recursivo por la oferta. En éste último el desempleo involuntario está presente como resultado del salario nominal exógeno. Sucede lo mismo, como ya lo vimos, para la idea de restricción presupuestaria restringida. Desde ese momento, uno no ve razones para introducir el modelo no-walrasiano. ¿Es para tener una per pectiva de equilibrio general? Pero yo considero que el modelo recursivo por la oferta también es un modelo de equilibrio general, en este caso un equilibrio general marshalliano. En resumen, uno no entiende por qué Benetti cree que el modelo no-walrasiano era la referencia de Keynes, ni tampoco por qué considera necesario referirse a este modelo en su argumentación.

La exogeneidad del salario

Subrayé antes que la idea del precio rígido – y por consiguiente de salario rígido – es incongruente en un enfoque walrasiano. Sin embargo, esta posición no es la de Benetti, quien a este respecto permanece fiel al punto de vista de Hicks mencionado arriba. Es entonces, sin complejos que plantea la hipótesis de un salario monetario exógeno.

Esta indeterminación desaparece al poner el salario monetario exógeno: w = wo. Como explica, con creces, en el capítulo 19 de la Teoria General, para Keynes el salario no es ógido, sino que se conoce a partir de factores externos al modelo y que por consiguiente no es afectado por las otras ecuaciones ni por el cambio de otros parámetros [2000,22].

Aquí surgen dos objeciones. Primero, uno puede asombrarse que se introduzca la noción del salario monetario en la discusión de los modelos walrasianos. Como yo veo las cosas, éstos no incluyen ninguna magnitud monetaria. De manera que la parametrización debe plantearse en términos del salario real.8 En segundo lugar, me gustaría objetar la idea según la cual el carácter exógeno del salario no lo volvería por tanto fijo. Lo que Benetti considera como salario fijo no es claro. La referencia al capítulo 19 de la Teoría General puede sugerir que e trata de un carácter fijo en el horizonte intertemporal Un salario que ería, al mismo tiempo, exógeno y no fijo sería un salario exógeno que cambia a través del tiempo. Por ejemplo, el gobierno podria cambiar el piso del salario mínimo de una fecha de intercambio a la otra. Pero la cuestión que nos concierne es la de la aparición del racionamiento en un punto del tiempo, en una fecha de intercambio dada. n tal perspectiva las nociones de fijo y de exogeneidad deben ser e consideradas como sinónimo.9

La desactivación de la oferta de trabajo

Al retomar la hipótesis de Hicks y Modigliani del salario nominal fijo, Benetti también adelanta un nuevo razonamiento sobre lo que él llama "la desactivación de la oferta de trabajo".En sus palabras:

Cuando la demanda de trabajo es inferior a la oferta, la restricción presupuesta! de los asalariados se altera radicalmente, ya que los recursos de los asalariados estarán medidos por w/p Nd y no por w/p Ns.[ … ] La función de oferta de trabajo es "desactivada". Lo que quiere decir que a los precios y salarios corrientes, los asalariados pueden calcular su plan de asignación de recursos maximizando su función de utilidad con la restricción presupuesta! usual. El resultado es la cantidad de bienes y de trabajo que desean comprar y vender, respectivamente. Pero en la situación definida por Nd < Ns este cálculo no tiene efecto económico, porque, como ya lo vimos, en la restricción de presupuesto Ns es reemplazado por Nd. Esta sustitución 'desactiva' la función de oferta de trabajo: le quita cualquier papel como fuerza activa en una economía con el desequilibrio de Nd < Ns. Las magnitudes significativas son las demandas "efectivas", calculadas reemplazando Ns por Nd en la restricción de presupuesto de los asalariados [2000, 23].

La idea de la desactivación tiene sin duda un origen marxista. Esto remite a la idea de relación alarial, con su connotación de subordinación de los asalariados a los capitalistas. Para mi no hay problema de principio por aplicar esta idea en un universo neoclásico, ya ea marshalliano o walrasiano, y por pensar que la sociedad está dividida ea dos clases, una formada de proletarios, que sólo tienen su fuerza de trabajo paLa intercambiar, y el otro conformado por los agentes de múltiples dotaciones. Uno podría, si fuera el caso, especificar que el primero no tiene el acceso al crédito al contrario los segundos. La posición de proletario de la primera clase de agentes puede afectar su función de oferta de trabajo, distinguiéndolo de la de los agentes de la otra clase. Y ¿por qué esto impedirla balancear el mercado de trabajo? La existencia del proletariado no es per fe una condición suficiente para desactivar la oferta de trabajo ni para fundamentar un funcionamiento diferente del mercado de trabajo. Me parece que tampoco se puede afirmar que la desactivación es el efecto de la restricción presupuestaria especial de los oferentes de trabajo a la Clower, en la que la oferta nocional de trabajo sería reemplazada por una oferta restringida de menor tamaño. De hecho, tal restricción solamen te tiene sentido si ha habido, con antelación, racionamiento en el mercado de trabajo. Es una circularidad. Porque uno afirmaría que la causa del racionamiento es la restricción presupuestaria especial de los proletarios. Y tendríamos que admitir que la modificación de la restricción presupuestaria resulta del racionamiento en el mercado de trabajo.

EL VERDADERO MODELO KEYNESIANO

Para Benetti el modelo no-walrasiano de interdependencia general no es el modelo keynesiano propiamente dicho. Y sobre este último dice:

El modelo keynesiano, el deducido del modelo de referencia, que concluye en la posibilidad de equilibrios con desempleo involuntario en una economía con precios y salarios flexibles [2000, 12].

La definición tradicional de desempleo involuntario del capítulo 2 de la Teoría General, es que hay agentes ansiosos por trabajar al salario existente pero que en efecto no llegan a vender su fuerza de trabajo. Esta definición se verifica en el modelo recursivo por la oferta y en el de Clower. Para que exista "desempleo involuntario y keynesiano de equilibrio", Benetti agrega una condición que consisten en que el remedio para el racionamiento del mercado de trabajo sea un aumento exógeno de la demanda y no una disminución de los salarios. Un caso de desempleo involuntario eliroinable mediante una reducción del salario no es keynesiano.10

Benetti aporta una prueba de existencia del desempleo involuntario tal como él lo concibe. Esta prueba será hecha por el economista omnisciente, observando la economía del exterior.

I) Sea Nˆ el nivel del empleo correspondiente al salario monetario w = Wo acordado por una negociación salarial. La confrontación con la oferta de trabajo a este salario y con los precios determinados por el modelo, permite calcular el nivel de desempleo. i resulta positivo, es involuntario en el sentido de que el salario real Wo/p es superior a la desucilidad marginal del volumen de empleo de Nˆ. Pero, por involuntario que sea, este desempleo no es necesariamente keynesiano ya que no es necesariamente de equilibrio.

II) Si disminuye el salario monetario y los precios bajan. Hay dos posibilidades en cuanto al nivel del empico: (i) que aumente; (ii) que no cambie o que disminuya. En el primer caso, el desempleo determinado en (I) no es de equilibrio, es decir que no es keynesiaoo. Su origen está en la rigidez de los salarios a la baja. En el segundo caso, y sólo en ese, el desempleo es de equilibrio o keynesiano. En este caso el desempleo sólo puede disminuir por medio de una intervención exterior al sistema de mercado [2000,34].

La historia que respeta la perspectiva benettiana se puede responder de esta manera: inicialmente ocurre una negociación salarial de la cual resulta un salario nominal; los empresarios la integran en su cálculo de la demanda efectiva; esta determina unilateralmente el empleo.

En esta fase el economista omnisciente entra en escena para emplearse a un ejercicio mental retroactivo. Se imagina que se hubiera podido alcanzar otra magnitud nominal en el momento de la negociación del salario, reconstruye entonces la demanda efectiva que habría correspondido a ese salario y examina la nueva situación (hipotética) del empleo. Si se demuestra que éste no aumentó, el desempleo involuntario observado puede calificarse de keynesiano.

Este escenario suscita varias preguntas: Primero, la fijación del salario permanece misteriosa. ¿En qué consiste la negociación del salario evocada por Benetti? ¿Tenemos un modelo de sindicatos? Si hay negociación salarial ¿no habría que cuestionar la exogeneidad del salario? De hecho, Benetti hubiera también podido hablar de un salario mínimo fijado por la ley. En segundo lugar, cualquier salario alcanzado inicialmente podría ser considerado como un salario de equilibrio en el sentido de Benetti – un resultado por lo menos extraño –.11 Tercera y última observación crítica: nos gustaría conocer quien es la fuente de tal resultado.

Según Benetti, varios modelos keynesianos ca-existen en la Teoría General, el más famoso de ellos sería el de la teoría de la preferencia por la liquidez, los otros dos se encontrarían en los capítulos 12 y 17. Dirijámonos entonces desde ahora en el primero de éstos, el más explícito de los modelos propiamente keynesiano. Benetti afirma que el modelo de Hicks verifica su prueba. Según él, una disminución del salario nominal no disminuye el empleo debido a la trampa de liquidez. Pero, según mi lectura, esto no es cierto. Al contrario, una disminución del salario nominal va a reducir el desempleo involuntario. De hecho, Hicks escribió "un aumento de la tasa de salario monetario, necesariamente, disminuirá la tasa de empleo y aumentará los salarios reales" [1967, 130]. Uno puede inferir que lo contrario también es ci rto: que una disminución del salario nominal genera un aumento del empleo.

De forma lapidaria, la conclusión es que contrariamente a lo que Benetti sugiere, sucede que cuando uno levanta la tapa de la caja "modelo keynesiano propiamente dicho", encuentra que está vacía. El resultado de desempleo involuntario keynesiano de equilibrio, según la definición de Benetti, no ha sido producido.

En realidad, esto no debe sorprender. Lo que sucede, simplemente, es que Benetti pone la barra muy arriba. De hecho ¿cómo se puede afirmar al mismo tiempo que la causa del racionamiento es el salario exógeno muy elevado y que una disminución de este salario no implicará una reducción del racionamiento?12 Recordemos la dificultad gue los ccon mi ta ban encontrado para generar un resultado de de empl involuntario egún la definición tradicional de violación del principi de alario de reserva (De Vroey 1997].13 Si este programa no s ha podido realizar de manera atisfactoria a posteriori el programa mucho má ambicio o que Benetti atribuye a Keynes, tiene menos oportunidad para ver la luz del día.

¿LA SALIDA POR MEDIO DEL CAP͍TULO 19 DE LA TEOR͍A GENERAL?

Benetti retoma la te is de Patinkin según la cual el capítulo 19 seria el ap o de la Teoria General. egún Patinkin, en este capítulo Keynes abandona la hipé tesi del salario nominal rígido, lo que demostraría que el desempleo involuntario también e posible en un contexto de preci flexible.

El capítulo 19 es el climax de La Teoría General. y esto aclara que a pesar de Las mu ha observaciones criticas en sentido contrario, el análisis de este libro no depende del supuesto de salarios rnonetanos absolutamente rígidos [patinkin 1987,28].

En los términos de Benetti:

En el libro 5 capitulo 19, Keynes regresa a la hipótesis de salario monetario exogeno afirma que en su sistema, La flexibilidad del salario tiene efectos despreciable que pueden ser negarivos sobre el empleo. Así, en el modelo de Keynes el salario monetario exógeno no es la condición de un equilibrio con desempleo involuntario, mientras sí lo era en el modelo no-walrasiano de interdependencia general [2000,27].

De nuevo, el argumento de Benetti parec implicar una ambigüedad fundamental acerca del sentido del término flexibilidad. ¿Piensa en la flexibilidad en un punto del tiempo o en la flexibilidad intertemporal? A primera vista, la tesis de Patinkin y de Benetti es la siguiente. Se admite que el resultado de desempleo involuntario obtenido en una primera etapa del análisis y referido a una fecha de intercambio particular, sólo lo se consigue con la hipótesis de salario nominal rígido. Pero se pretende que el resultado se mantenga cuando se abandona esta hipótesis y la reemplaza por la de flexibilidad de precios, siempre referido a una fecha del intercambio particular. e afirma entonces, que este ejercicio de abandono de la hipótesis de salario rígido, se encuentra en el capítulo 19 de la Teoría General.

Muchos autores siguieron a Patinkin en este punto. A pesar de molestarme de ponerle palos a la rueda pienso que están equivocados. De hecho, me parece que el problema que trata el capítulo 19 no es la sustitución de la rigidez en un punto del tiempo por la flexibilidad en un punto del tiempo. Su objeto es más bien la flexibilidad intertemporal y sus efectos, considerando que la rigidez está presente en un punto del tiempo. En otros términos, se concibe un salario exógeno en cada instante del tiempo pero variable a través de éste. Entonces, la cuestión planteada es la de los efectos de tal variación en el empleo. Sobre este tema Keynes puede tener razón al decir que, al hacer las cuentas, son preferibles los precios rígidos intertemporales que los precios flexibles intertemporales. Pero la argumentación desarrollada para este efecto – que además está en estado embrionario – no realiza el proclamado proyecto de reemplazar la hipótesis de flexibilidad por la de la rigidez, en lo que se refiere a la aparición del desempleo involuntario durante el periodo de intercambio inicial. ta tarea no se cumple, contrariamente a lo que sugieren las afirmaciones de Patinkin y de Benetti. El capítulo 19 de la Teoría General sólo tiene como objeto la persistencia de un desempleo involuntario cuya existencia es previamente postulada. Esto no libra el análisis de Keynes de la hipótesis del salario rígido en un instante del tiempo.

CONCLUSIÓN

Mi perplejidad respecto al artículo de Benetti se debe en último término a que parece dudar entre dos tesis alternativas. La primera que se podría bautizar "el retorno a Modigliani" [Modigliani 1944]. El punto de partida del modelo keynesiano sena la idea de un salario monetario exógeno, posiblemente fijado por razones sociológicas y cuyo efecto s la exi tencia de desempleo involuntario. Es posible defender tal lectura de la Teoria General. o obstante, aparecen varios probl ma . Primero la originalidad de la tesis de Keynes se debilita fuertemente. Segundo, si esta es la tesis de Benetti no entendemos por qué, para demostrarla es necesario recorrer un camino sinuoso por el que se lleva a los lectores es decir, ¿por qué este encadenamiento de tres modelos por qué recurrir a la desactivación de la oferta de trabajo y a la restricción presupuestaria de Clower? Tercero, si Benetti quiere colocarse en la línea de Modigliani la única originalidad de fondo respecto a ella, stá en la d finición má restrictiva del de empleo involuntario keynesiano de equilibrio, así como del desempleo que no disminuye cuando disminuye el salario nominal. Pero esto es también un tema en el cual Benetti se conforma proponiendo una definición sin entrar seriamente en la demo tración dela existencia del fenómeno en causa y por causa.

La otra tesis es que el desempleo involuntario no causado por la rigidez del salario y gu bay una posible co-existencia del salario flexible con el de empleo involuntario. Esto se ugiere en las citas dadas en la parte final del artículo. Entonces e ostiene que para demostrar estas tesis se necesita un razonamiento más complejo que implica el encadenamiento de lo tres modelo. n esta perspectiva se debería dar un papel central a nocione como la de desactivación de la oferta y la de restricción de presupuesto de Clower. El capítulo 19 de la Teoria General, también jugaría un papel central en la argumentación. Infortunadamente debemo constatar que sta tesis queda sin desarrollarse.

Notas al pie

1 "The nominal stickiness idea did rnake frequect appearances in me Classical literarure, because that certain ideas universally agreed to have been central to Classical monetary theocy, specifically those about the short-run non-neutraliry of money, do not make sense unless we interpret their exponente as having taken for granted that money wages and prices fail to move fast enough to keep markets cominuously cleared" [Laidler 1996, 98]. "All in all I think it is safe ro eonclude that money wage stickiness was a phenomeoon widely taken foc granted in Brirain in che late nineteenth and early twentieth centuries, and that me Marshall's originality lay, not so muro in postulating ir, but in recognizing irs potential relevance to me explanation of outpuc and ernployment fluctuations as integral featurc:s of me cycle, It was to becorne a staple, though not always central, ingredienr of Btitish discussions of mese rnarters for me next century" [Laidler 1996,100-101].

2 "This [price rigidity] is a special assumption that can be ineorporated into any theory. Cenainly the econornisrs of tbe past cannot be criticised for nor making ir, for in their time, ir would quite clearly, not have been true. This is not a matter on which there can be any theoretical contradiction; ir is the kind of change in the exposition of me theory which we ought to be making, all the time, in response to changing faers" [Hicks 1967b, 147].

3 El término "No Walrasiano" no debe inducir a un error. Entendido literalmente debe designar los modelos que se oponen radicalmente a! modelo walrasiano. Aquí no es el caso. En efecto tal como se utiliza en la literatura esta designación se aplica a modelos – como por ejemplo el de Barro-Grossman [1971]– que pertenece plenamente a la perspectiva walrasiana que sólo se aleja del modelo walrasiano de base sobre una u otra hipótesis. En suma, los modelos llamados no walrasianos son fundamentalmente walrasiaaos.

4 Otros textos de Benetti sobre el mismo tema son de poca ayuda. Por ejemplo él dice que la critica de Keynes lo transforma [al modelo recursivo por la oferta] en un modelo de interdependencia general. Esto no nos hace avanzar mucho. y también afirma que Keynes obtiene el modelo no-walrasiano de interdependencia general al final del capítulo 2 de la Teoria General. Pero de nuevo es dificil desarrollar tal afirmación.

5 Aunque Clower tampoco sea claro a este respecto, su reflexión sólo tiene sentido si se basa en la hipótesis del tanteo.

6 Mientras que, como lo hemos visto, ella cabe perfectamente en una economía marshalliana.

7 Además, Keynes como Marshall sólo sentían desdén por el enfoque de Walras.

8 Mi proposición según la cual una economía walrasiana no es monetaria, podrá chocar a cienos lectores que evocarán a favor de la tesis inversa, por ejemplo, el caso de Patinkin. Ella surge porque acepto el punto de vista adoptado por Jaffé según el cual el modelo monetario de Walras no modifica sustancia.lmente el resultado obtenido por Walras en su modelo de capital. También computo con Bridella constatación de fracaso del intento de Walras de integrar el dinero en su teoría [1997]. Respecto al esfuerzo de Parinkin [1965] en este sentido pienso que con el paso del tiempo debe ser igualmente descalificado. En efecto reposa enteramente sobre la hipótesis ad hoc de que los pagos se distribuyen aleatoriamente. Patinkin postula de hecho, en un contexto de la semana de Hicks, que los intercambios se hacen el lunes pero que la fecha precisa en la cual se deben hacer los pagos durante la semana está determinada aleatoriamente en el interior de la semana hicksiana [1965, 18]. En consecuencia el patrocinio de Patinkin no puede ser invocado para justificar la utilización del concepto de salario monetario en un enfoque walrasiano.

9 Esto no excluye gue subsistan algunos problemas semánticos. Ver. De Vroey [2000].

10 Se plantea entonces la cuestión de la conciliación entre la prueba de Benetti y la celebre de finición de desempleo involuntario dada por Keyncs [1936, 151 que también puede ser vista como una prueba de existencia. Keynes declara allí que la existencia de desempleo involuntario se comprueba en el momento en que una baja del salario real, derivada de una expansión monetaria – el salario nominal quedando constante – genera un aumento del empleo. En este pasaje, Keynes no quiere salir de la hipótesis de salario nominal égido. Pero me parece plausible pensar que si él aceptara pensar en una baja directa del salario nominal, él mantendría su conclusión.

11 "La solución del modelo keynesiaoo al salario Wo es un equilibrio en el sentido de que nadie tiene interés en alterar su posición; si el salario bajara nadie ganaria (las empresas continuarían estando en equilibrio competitivo), y algunos perderían (el empleo no se elevaría más). Esto implica que todos tienen interés en bloquear el mecanismo del mercado al aceptar el salario Wo" [2000, 36].

12 Es cierto que Benerti no formulará las cosas en estos términos. Evocará más bien la desactivación de La oferta o la restricción presupuestal de los asalariados. Pero, si como vimos, sus argumentos no tienen fundamento, sólo se puede volver al salario exógeno.

13 De Vroey [1997 1383] define el salario de reserva como "aquel valor máximo del salario real que promueve una demand de ocio igual a la dotación en tiempo del agente". del [ N. del T.]


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