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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772On-line version ISSN 2248-4337

Cuad. Econ. vol.20 no.34 Bogotá Jan./June 2001

 

ALGUNAS IDEAS SOBRE LA TEORÍA MACROECONÓMICA ACTUAL

Enrique López*

* Profesor Asistente, Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia


Resumen

El objetivo del ensayo es mostrar las principales líneas de desarrollo de la teoría macroeconómica moderna. Se presentan los principales rasgos del debate que se dio a 10 largo del siglo veinte, desde la revolución keynesiana de los años treinta y cuarenta, hasta llegar a las dos grandes líneas de pensamiento actual: la llamada escuela del Ciclo Real de Negocios y el neokeynesianismo. El artículo destaca que el resultado reciente de la convergencia entre esas dos posturas teóricas es una tendencia clara, señalada por macroeconomistas importantes. Se examina, así mismo, la lógica que tendría el surgimiento de una nueva síntesis neoclásica, con la que se obtendría un consenso que, dada la turbulenta historia de esta rama de la ciencia económica, sorprende, pero que de todas formas es coherente.

Abstract

The purpose of this paper is co show the main lines of improvement ot modern macroeconomic theory. The fundamental teatures ot the debate that was carried out during the twenthieth century are presented, trom what is known as the keynesian revolution ot the thirties and torties up to the two actual main theoretical schools: What is known as the Real Business Cycle school and neo-keynesianism. The essay underlines that the recent result ot the convergence between these two theoretical approaches is clear and that this is noted by the most important macroeconomic theori ticians. The Logic of the emergen ce of a new neoclassical synthesis is discussed as a lo gical process that would allow a consensus which , given the present intensity ot the debate in this area ot economic theory, allthough surprising would be coherent.


INTRODUCCIÓN

Es común percibir la macroeconomía como un área de confusión intelectual, en la que hay profundos y persistentes desacuerdos sobre la metodología y la sustancia de su campo de estudio, entre bandos rivales de investigadores. El objetivo de estas breves líneas es mostrar cómo hoy empieza a aparecer una serie de escritos que se empeñan en mostrar lo contrario: la existencia de una convergencia en las ideas macroeconómicas. En consecuencia, el rasgo más característico de la teoría macroeconómica actual es el surgímiento de un modelo integrado.

Blanchard, por ejemplo, muestra la historia de la macroeconomía en el siglo veinte como una serie de batallas, revoluciones y contrarrevoluciones. De la revolución keynesiana de los años treinta y los años cuarenta, llega a las contiendas entre los monetaristas y keynesianos de los años cincuenta y sesenta; luego va de la revolución de las expectativas racionales de los años 70, a los encuentros de los neokeynesianos y neoclásicos de los años ochenta [Blanchard 2000]. Blanchard presenta también la otra fase de esta vibrante historia, al hacer hincapié en el lento y sostenido proceso de acumulación de conocimiento, en el que después de los fragores de los combates, se descartan algunas ideas y otras se integran al ′núcleo′,

Esa evolución resulta especialmente sorprendente, si se tiene en cuenta que la crisis de la macroeconomía en la década del 70 condujo a los investigadores a seguir en dos direcciones muy distintas: mientras un grupo buscó incorporar las imperfecciones de mercado en el análisis, otro trato de explicar las fluctuaciones sin tener que incorporar, en lo posible, esas características.

CRISIS Y POSCRISIS

Recordemos brevemente el episodio de la crisis del keynesianismo de la síntesis y del debate que le siguió. El rasgo esencial de la interpretación del fenómeno macroeconómico en la síntesis era la ausencia de una fundamentación consistente, es decir, basada en el marco teórico de la microeconomía. Los intentos de Clower por dar ese soporte a la teoría llegaron, en cierto sentido, a un callejón sin salida. Se impuso la crítica de Friedman [1968] y, posteriormente, la de Lucas [1976]. En esa última línea de pensamiento se elaborarían más adelante los modelos del ciclo real de negocios, RBC.

Clower o la crítica incompleta

En su trabajo de 1965, Clower dirigió su crítica a la macroeconomía keynesiana convencional y a la microeconomía contemporánea. De acuerdo con la interpretación radical que hace Clower de Keynes, el objetivo del segundo era elaborar una teoría general que permitiera integrar los niveles micro y macroeconómico. Para Keynes, no se trataba de hacer una yuxtaposición entre una nueva macroeconomía y una microeconomía no modificada. En consecuencia, Clower postulaba una idea central: las teorías de equilibrio general no pueden mantenerse intactas si se quiere cambiar a los ortodoxos por Keynes.

Clower elabora esa idea buscando modificar la microeconomía. Se examinan las transacciones realizadas en situaciones de desequilibrio keynesiano, es decir, por fuera de un único equilibrio walrasiano. La propuesta teórica tiene en cuenta explícitamente las cantidades, al mismo nivel que los precios, en las funciones de demanda. De esa manera, al contrario de las enseñanzas recibidas de la teoría tradicional, una demanda excedentaria puede no manifestarse en una economía con un desempleo que se encuentre por encima del nivel de pleno empleo. En esas condiciones, el salario real no se ajusta de la manera prevista por el modelo clásico y el desempleo no desaparece. Si se tiene en cuenta que el equilibrio walrasiano es un caso particular del modelo keynesiano, puede incorporarse al modelo general.

La idea de los precios reales fijos será retomada y desarrollada por la llamada teoría del desequilibrio.1 De acuerdo con esa escuela, los precios fijos bloquean el ajuste walrasiano al equilibrio. Se puede dar, en esa lógica, una situación en la que la demanda efectiva de bienes sea menor que la demanda nacional - potencíal?-, de modo que se conforma una situación de desempleo keynesiano. También se puede presentar un desempleo clásico, en el que la oferta de trabajo que hacen los hogares es alta en relación con la demanda, como consecuencia de un salario real demasiado elevado.

El camino iniciado por Clower se abandonó, al constarse, en primer lugar, que los precios fijos son ad-hoc, en tanto que la demanda excedentaria es de todas maneras observable, aspecto que debería llevar al ajuste de los precios. También se encuentra que el abandono de toda referencia al marco walrasiano de la competencia perfecta conduce a que el modelo de Clower tenga una debilidad inherente, si busca trabajar con interdependencia de los mercados.

Sin embargo, no todo en la propuesta de Clower es perdido.2 Una idea suya mucho menos radical se va a incorporar a la macroeconomía moderna [Clower 1967]. En ese enfoque, construido sobre la base de la crítica a la incorporación del dinero al modelo de equilibrio general, hecha por Patinkin, se cuestiona la forma en que se integra el dinero al modelo, pero no, la base del análisis de ese autor, la ley de Walras. Para Clower, el efecto de saldo real se debe apoyar no solamente en la demanda por el dinero como reserva de valor, sino también en su demanda como medio de cambio. Este enfoque es diferente al presentado en el artículo de 1965, en el que se diseñaba una cámara de compensación como mecanismo para introducir el dinero en el modelo. En la nueva presentación, los saldos para transacción que requieren los agentes pueden obtenerse solamente en el período y por medio de la venta de bienes. Esto solamente puede darse, sin embargo, si por precaución se mantienen unos saldos monetarios al comienzo del período. Esta propuesta de Clower se retomará posteriormente en los modelos llamados de cash in advance.

De Lucas a los modelos del Ciclo Real de Negocios

El fracaso de la propuesta radical de Clower, en, relación con los fundamentos microeconómicos de la macroeconorma keynesiana, significó que la teoría tomara otro camino en esa búsqueda. La disyuntiva keynesiana entre la inflación y alguna medida de producto o desempleo se puso en el centro del debate. Friedman arguyó que los principios macroeconómicos básicos exigian que la curva de Phillips de largo plazo fuera vertical. Esto es, los principios microeconómicos generales implican que los individuos - firmas- maximicen su utilidad - beneficio -, lo cual tiene como resultado curvas de demanda o de oferta que son homogéneas de grado cero en los precios nominales y en el ingreso monetario.

De esa forma, una inflación sostenida era compatible con cualquier nivel de demanda real - u oferta - de bienes.

Lucas refuerza el punto anterior cuando argumenta que el tipo de relaciones de comportamiento explotadas por los constructores de modelos keynesianos era incapaz de evaluar correctamente los cambios en la poliacute;tica económica, lo que sí podía hacerse si se partía de verdaderos fundamentos microeconómicos.

Los ejemplos específicos de Lucas señalan que las expectativas en torno a la política económica futura afectan las decisiones corrientes y alteran las relaciones de comportamiento explotadas en las aplicaciones empíricas de la síntesis. Más aún, Lucas muestra que las expectativas no podían formularse arbitrariamente y ser consistentes con la maximización individual, sino que debían ser racionales en el sentido de Muth.3

Los modelos del Ciclo Real de Negocios, RBC se apoyan en buena medida en los planteamientos de Lucas.4 En particular, se aceptan las enseñanzas que provee la introducción de la teoría de las expectativas racionales y se comparte la proclama antikeynesiana de esos modelos.

Sin embargo, en contraste con los modelos de la nueva macroeconomía clásica a la Lucas, los proponentes de los RBC rechazan el origen monetario, por choques no esperados, de las fluctuaciones en el producto y en el empleo. En este enfoque, la causa de esas fluctuaciones se encuentra en la persistencia de los efectos originados en los choques reales -del lado de la oferta-, que no se observa en los choques monetarios -o del lado de la demanda-. En los choques reales, el principal origen de las grandes fluctuaciones se encuentra en la tasa de progreso técnico, que conduce a desplazamientos en la función de producción. Los agentes económicos dan una respuesta racional a esos choques que modifican los precios relativos y cambian su oferta de trabajo y su consumo. En ese contexto, las fluctuaciones son respuestas eficientes, en el sentido de Pareto, a los choques tecnológicos que afectan la función de producción.

Faltaría agregar, para completar la síntesis, que los ciclos del producto se ven como fluctuaciones de la tasa natural de producto, más que como desviaciones del producto, en relación con una tendencia determinística. Esta posición significa el abandono de la separación clásica entre ciclos de largo plazo y tendencia de largo plazo.

Las objeciones al modelo canónico RBC provienen de varios frentes. En realidad, el modelo con sus mercados contingentes completos, con fluctuaciones originadas en los choques tecnológicos, se aceptó menos que su metodología. Las objeciones esenciales provienen, en el orden empírico, de la incapacidad del modelo para replicar ciertas observaciones del mercado laboral y de la medición del residuo de Solow [Burnside y otros 1995]. En un sentido más teórico, se cuestiona, claro está, el supuesto de los mercados contingentes completos, la estructura del agente representativo y el hecho de dejar a un lado las preocupaciones relacionadas con las no-convexidades.

El modelo del agente representativo con mercados contingentes completos no permite abordar temas esenciales de la economía. En primer lugar, que una multitud de agentes efectúa la elección entre recursos escasos y que el comercio se da en todas las economías. En segundo término, que tal vez es mejor pensar la vida económica como la interacción de unidades heterogéneas, que tienen, cada una, la habilidad para influir en las oportunidades de intercambio de otros, en entornos donde existen efectos externos [Cooper 1998].

NEOKEYNESIANISMO

Pero lo anterior era solamente una de las vías de solución de la crisis de la teoria macroeconómica: modificar los modelos macro para que fueran consistentes con las elecciones teóricas de la microeconomía neoclásica, dentro del marco teórico del equilibrio general. Los economistas neokeynesianos eligieron un camino alternativo. Ellos trabajaron con la idea de adaptar la teoría micro económica, para hacerla consistente con las proposiciones keynesianas. Los neokeynesianos habitan un rudo nuevo mundo, en el que las fallas de coordinación y las externalidades se originan en imperfecciones de mercado, como la competencia imperfecta, el trabajo heterogéneo y la asimetría de información [Dixon 1997].

La propuesta de los neokeynesianos surgió en un ambiente supremamente hostil e ideologizado, en el que se había proclamado, incluso, la muerte del keynesianismo. Pero en realidad, no era para tanto. Si bien en un primer momento las propuestas de los teóricos del Ciclo Real de Negocios diferían radicalmente de las ideas keynesianas, en torno a la habilidad y la conveniencia de estabilizar la economía con el uso de la política monetaria y fiscal, pronto pudo establecerse un diálogo con las ideas neokeynesianas.

Ese diálogo se facilitó principalmente porque los neokeynesianos aceptaron de todas formas los desafíos, planteados por Lucas, acerca de la coherencia que debía existir entre los modelos macroeconómicos ysus fundamentos, aunque ellos tomaron una ruta distinta, como vimos anteriormente. Tal vez fue esta última coincidencia la que permitió el diálogo y la posibilidad de la convergencia que hoy se presenta. Como K. Hoover hace notar, el programa de investigación de la nueva microeconomía clásica buscaba, además de revivir la forma clásica de análisis del equilibrio, asegurar la muerte de la macroeconomía, mientras que los neokeynesianos establecieron los microfundamentos de la macroeconomía, aceptando los axiomas de maxirnización de la utilidad y maximización del beneficio, como parte de la búsqueda de los agentes individuales [Hoover 1992].

¿UNA NUEVA SÍNTESIS?

En el último período - posterior a 1980 -, la teoría macroeconómica se preocupa por incorporar las imperfecciones estudiadas por los neokeynesianos. Las rigideces nominales sirven para aclarar la lentitud en la respuesta en el nivel de precios a los incrementos en el dinero. Las rigideces nominales se generan por la presencia de rigideces reales -vía precios relativos- o de competencia monopolística. Renace también el interés en el mercado de trabajo como algo especial: lo esencial en él es la descentralización y la negociación entre las partes. Acerca del mercado de crédito, uno de los campos más activos de investigación en macroeconomía, la idea original consiste en un mercado donde lo fundamental sea la asimetría de información. La investigación en el mercado de bienes se concentra en los rendimientos crecientes y, la investigación en los mercados financieros se concentra en la sicología, para captar las conductas alejadas de la racionalidad de los economistas, que caracterizan los comportamientos de manada y las burbujas en los precios de los activos.

La preocupación acerca del futuro de la macroeconomía se concentra, en consecuencia, ya no la incorporación de las imperfecciones, que ya se dio y en una forma que conduce a plantear que los debates en la frontera de la investigación en macroeconomía están sorprendentemente desprovistos de consideraciones ideológicas.5 La preocupación se concentra en reducir las imperfecciones. Un ejemplo de ello se encuentra en el modelo de Phelps [1994], que aborda las implicaciones de la asimetría de información en los mercados laboral y de bienes.

Otros importantes autores [Woodford 1999, Goodfriend y King 1997] llegan a una conclusión similar. De hecho, su postura es más radical y plantean incluso la existencia de una nueva síntesis neoclásica. Como en el modelo de la síntesis neoclásica,la nueva literatura busca reducir la división metodológica entre microeconomía y macroeconomía, por medio de la utilización de los instrumentos del equilibrio general y de las expectativas racionales, para modelar las enseñanzas keynesianas. Ya no se trata de cultivar la idea de que los agregados requieren una metodología especial. Hoy en día, esto significa utilizar los instrumentos del equilibrio general intertemporal, para modelar completamente la dinámica macroeconómica. Incluso, los resultados de una política de estabilización pueden ser discutidos ahora en términos de mitigar las pérdidas de eficiencia producidas por distorsiones en los mecanismos de mercado, como hacían en el pasado los microeconomistas.

Como en el pasado, la nueva síntesis también propone dar a las enseñanzas clásicas y keynesianas su verdadero peso, asignándoles a cada una un papel distinto en el modelo completo. Ya no se trata de la capacidad del modelo keynesiano para explicar el corto plazo, mientras que la teoría del equilibrio general explica el largo. Se trata de que los factores destacados en la teoría del Ciclo Real de Negocios explicarían la evolución en el tiempo del producto potencial, mientras que los rezagos en los ajustes de precios y salarios, que se modelan explícitamente, explicarían las desviaciones transitorias del potencial.

Parecería entonces que el impacto final de la literatura del RBC no sería haber establecido una nueva concepción acerca del fenómeno macroeconómico, sino más bien un incremento en la sofisticación metodológica, dentro de una tradición relativamente continua, dentro de la llamada corriente principal. Al respecto, el keynesianismo aporta su propia tradición de manejo de series de tiempo, su búsqueda por construir modelos que respeten las propiedades de esas series y el uso del análisis cuantitativo, para el análisis de las alternativas de la política.

En torno a la política monetaria, la nueva síntesis propone un conjunto de conclusiones muy importantes. En primer lugar, dice que las acciones de la política monetaria tienen un efecto sobre la actividad real y que este efecto puede persistir por mucho tiempo, debido al lento ajuste de los precios individuales y del nivel general de precios. En segundo lugar, el modelo sugiere una disyuntiva menor entre la inflación y la actividad real en el largo plazo. La nueva síntesis también sugiere que existen ganancias significativas por eliminar la inflación, que se generan al incrementarse la eficiencia de las transacciones y al reducirse las distorsiones en los precios relativos. El modelo asigna una función importante a la credibilidad en la comprensión de la política monetaria.

Más.allá de los puntos generales, el modelo de la nueva síntesis permite an.ah~ar diferentes reglas de política monetaria. Esto permite precisar las p.nondades de los banqueros centrales en un marco de expectativas racionales. Para lograr la credibilidad de la política monetaria se requiere que se fije una regla simple. La política monetaria debe ser neutral, en el sentido de mantener el producto en su potencial sin presiones inflacionarias. Se sugiere estabilizar el margen markup del precio sobre el costo marginal y para lograr esto se requeriría un régimen de política monetana de metas de inflación inflation targets.

A un nivel más concreto, la nueva síntesis aporta en relación con la forma de implementar las metas de inflación. Dado que las expectativas sobre markups futuros juegan un papel determinante en el proceso de generación de la inflación, una política exitosa de metas de inflación requiere un compromIso creíble de reducir la inflación. Con el fin de mantener la constancia del margen sobre costos, la política monetaria debe acomodar los movimientos en el producto potencial, originados en las fuerzas que afectan el ciclo de la economía, como la productividad, la política fiscalo los precios de las materias primas. Ese acomodamiento tiene dos dimensiones: el crecimiento del dinero debe satisfacer los cambios en la demanda y la autoridad monetaria debe mover su instrumento de tasa de interés de corto plazo, para mantener bajo control los movimientos de tasa de interés real causados por esos choques.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Hace solo once años, Mankiw, uno de los autores más activos en el campo neokeynesiano, construyó un modelo de ciclo real neokeynesiano [Mankiw 1989]. Posteriormente, se empezaron a ver movimientos en la otra orilla y hoy en día se habla cada vez más de una nueva gran síntesis, que combina las fortalezas de los dos enfoques. ¿Cuál es el origen de este acercamiento? Es la pregunta que queda por responder.

Me vaya permitir algunas propuestas sobre el particular. Una primera explicación para la convergencia se encuentra en una idea muy simple: la necesidad de encontrar un verdadero sucesor al modelo IS/LM, que para la mayoría de los economistas fue el punto de partida de la teoría macroeconómica, en lugar de ser la Teoría General. Ese heredero debía llenar ciertos requisitos, que en su momento determinaron el éxito del modelo elaborado por Hicks y que le permitieron sortear la avalancha de críticas que iban desde la acusación de ser un reduccionista del pensamiento de Keynes, hasta la de promover un keynesianismo bastardo, como se lo endilgó la señora Robinson [1962].

Debe existir un equilibrio, por cierto muy delicado, entre la legitima necesidad de rigor y generalidad que tienen los teóricos y la relativa simplicidad que se requiere para que el modelo sea útil en el día a día de la política económica. En ese aspecto, las ventajas del IS/LM sobre los modelos dinámicos de equilibrio general son muy grandes. De otro lado, el sucesor del IS/LM debe reproducir, mejor que los modelos corrientes, los hechos básicos estilizados de la macroeconomía. Finalmente, la síntesis debe ser plausible, en el sentido de lograr simplicidad y transparencia, al tiempo que adquiere habilidad, sobre la base de mecanismos económicos que intuitivamente sean plausibles, para replicar a la macroeconomía y a los hechos estilizados.

Para algunos, como se expuso antes, no se trata únicamente de la convergencia. Ese modelo del Santo Grial ya existe y brinda, incluso, propuestas de política económica. Con eso tendríamos un modelo que resume las enseñanzas de los treinta años de macroeconomía que siguen a la crisis del keynesianismo, en los setenta. Esto fue posible en virtud de que los modelos del RBC fallaron en la explicación de importantes regularidades macroeconómicas y financieras, por lo que debieron extenderse con piezas importantes tomadas del programa de investigación neokeynesiano. Las regularidades que sí lograron replicar dependían de mecanismos teóricos como una curva de demanda de trabajo con pendiente positiva y una curva de oferta de trabajo con pendiente negativa.

Existen, por supuesto, diferencias aún entre los que pregonan el acercamiento en las ideas. Pero en general, se está de acuerdo en la buena capacidad que tuvo el neokeynesianisno para dar respuesta a las criticas de Lucas y de los teóricos del RBC. Esta posibilidad estuvo apoyada, en forma importante, en las buenas y viejas ideas de la antigua síntesis, aunque muchas de las malas y viejas, también presentes en ella, debieron arrojarse a la cesta de la basura.

El modelo IS/LM, por ejemplo, proveyó una buena estructura para construir la demanda agregada. La debilidad estaba en la construcción de la oferta agregada, que se basó, en un primer momento, en la curva clásica de Phillips. La virtud de la crítica consistió en señalar esa debilidad. La de los neokeynesianos, en elaborar teoría sobre la base de la crítica.

Un punto final se refiere al carácter exclusivamente teórico que originalmente tuvieron las propuestas neokeynesianas. Esta reducida orientación hacia la política económica fue un elemento positivo para que se expandieran las ideas. Hoy en día, en contraste,la nueva síntesis plantea propuestas muy concretas de política económica. Pareciera que los problemas teóricos propuestos por Lucas estuvieran resueltos en buena medida, lo que permite avanzar hacia terrenos más propositivos.

Hay que recordar también que importantes economistas no están de acuerdo con ese consenso, que tiene un aire de acuerdo implícito y que recuerda a aquella expresión francesa de paix des braves - la paz que se logra después de arduas batallas. Hahn y Solow [1995], por ejemplo, se resisten a aceptar la tendencia del pensamiento macroeconómico y quisieron generar una especie de respetable distancia teórica con ella. Su mayor molestia, a mi modo de ver, proviene de que se considere que la validez de modelo macroeconómico depende de la agregación exacta de un modelo microeconómico y que la microeconomía deba ser walrasiana. Se llega de esa forma a una economía basada en la previsión perfecta, en la optimización con horizonte infinito y en la competencia perfecta. La idea central propone como alternativa que se comience con microfundamentos alternativos e insistiendo en el carácter monetario de la economía o, en otras palabras, en lo propiamente macroeconómico. En mi humilde parecer, este es un camino que los modelos de la nueva síntesis han allanado en buena medida.

En todo caso, para los países en desarrollo, el proceso descrito es ganancia neta, en tanto sus imperfecciones típicas se entienden mejor hoy que en el pasado y empiezan a producirse textos importantes, con una gran utilización de estas ideas [Agenor y MontieI1997].

NOTAS AL PIE

1 Véase por ejemplo a Barro y Grossman [1971]. También a Malinvaud [1977].

2 Ver la presentación que hace al respecto Deleplace [1999].

3 Muth fue el primero, en 1961, en plantear el concepto de expecta tivas racionales [Muth 1992].

4 Su programa de investigación fue iniciado por Kydland y Prescott [1982].

5 "Today, the ideological divide is gone. Not in the sense of that underlyingideologícal differences are gone, but in the sense that trying to organize recent contributions along ideologicallines would not work weIl. As I argued earlier, most macroeoconomic implications of sorne imperfection or another, Al the frontier of the macroeconomic research, the field is surprising -ideological."[Blanchard,2000, 1405 Y 1406].


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