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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772On-line version ISSN 2248-4337

Cuad. Econ. vol.25 no.44 Bogotá June 2006

 


INSERCIÓN EXTERIOR, TRANSFORMACIÓN Y DESARROLLO EN LA PERIFERIA

José Guillermo García Isaza *

* Profesor Asociado, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia. Director del Grupo de Investigación en Economía Internacional GREI. Enviar los comentarios al correo: jggarciai@unal.edu.co. Artículo recibido el 4 de abril de 2006, aprobada su publicación el 1 de junio.


Resumen

Retomando una preocupación de la economía del desarrollo en América Latina, y en particular de los enfoques desarrollados por Prebisch, Furtado, Hirschman, se presenta un análisis de los elementos centrales en los que se fundamenta el crecimiento a largo plazo en los países de la periferia capitalista. La articulación orgánica a la dinámica comercial, técnica y productiva de los mercados capitalistas, marca la evolución estructural que las economías de la periferia emprenden en procesos de modernización y diversificación productiva, mediante los cuales pueden integrar la población a las dinámicas de progreso técnico, ganancias de productividad y elevación del ingreso. El crecimiento está basado en procesos de cambio estructural (transformación productiva y equidad), que amplían y mejoran la capacidad productiva y permiten acortar la brecha productiva y técnica con el centro.

Palabras claves: capitalismo periférico, comercio y desarrollo, cambio estructural, transformación productiva. JEL: O11, P19

Abstract

Returning to a concern of development economics in Latin America, and in particular of the approaches developed by Prebisch, Furtado, and Hirschman, an analysis is presented of the central elements on which long-term growth is based in the countries of the capitalist periphery. The organic articulation to the commercial, technical, and productive dynamic of capitalist markets frames the structural evolution that the peripheral economies undertake in processes of modernization and productive diversification, through which they can integrate the population into the dynamics of technical progress, productivity gains, and increasing incomes. Growth is based on processes of structural change (productive transformation and equity), which broaden and improve productive capacity and make it possible to reduce the productive and technical gap with the center.

Key words: peripheral capitalism, trade and development, structural change, productive transformation. JEL: O11, P19.

Résumé

Reprenant une préoccupation de l´économie du développement en Amérique Latine, et en particulier les approches développées par Prebisch, Furtado et Hirschman, une analyse des éléments centraux sur lesquels se fonde la croissance à long terme dans les pays de la périphérie capitaliste est présentée. L´articulation organique de la dynamique commerciale, technique et productive des marchés capitalistes, marque l´évolution structurelle que les économies de la périphérie entreprennent en processus de modernisation et de diversification productive, par l´intermédiaire desquels ils peuvent intégrer la population aux dynamiques de progrès technique, de bénéfices de productivité et d´augmentation du revenu. La croissance est basée sur des processus de changement structurel (transformation productive et équité), qui élargissent et améliorent la capacité productive et permettent de réduire la brèche productive et technique avec le centre.

Mots clès: capitalisme périphérique, commerce et développement, changement structurel, transformation productive JEL: O11, P19.


Para elevar la tasa de crecimiento de los países, la única solución segura y de largo plazo compatible con el equilibrio en cuenta corriente de la balanza de pagos es el cambio estructural que incrementa ε (elasticidad ingreso de la demanda de exportaciones) y reduce π (elasticidad ingreso de la demanda de importaciones). Estamos de regreso a las ideas de Raúl Prebisch, a la cuestión de la política industrial de los países y al papel del proteccionismo (Thirlwall 2003, 105).

Desde el manifiesto de 1949, Prebisch formuló un serio interrogante al postulado de la mano invisible y a su aplicación en la economía internacional. Un planteamiento central del argumento sostiene que el capitalismo es centrípeto y no tiende a la convergencia por las simples reglas mercantiles. Al contrario, señala la existencia de barreras y obstáculos, internacionales e internos, que acentúan y perpetúan las diferencias de progreso técnico, productividad y desarrollo.

Tres temas centrales se destacan en este enfoque, formulado para comprender la problemática del desarrollo en el capitalismo periférico; primero, el progreso técnico es fundamental por cuanto de él dependen los aumentos de productividad y las condiciones de su difusión, hacia y al interior de las economías menos desarrolladas. En estas economías el capitalismo se desarrolla tardíamente, y el progreso técnico, al no ser endógeno, depende estructuralmente de las relaciones comerciales con los países del centro. Segundo, los procesos de transformación productiva en la economía moderna se realizan mediante dinámicas de acumulación de capital que conducen a la incorporación de la población en actividades donde el progreso técnico sirve de plataforma para sostener aumentos de la productividad. Tercero, en los países de capitalismo tardío y periférico de América Latina existe una fuerte inflexibilidad en la distribución del ingreso que bloquea la transformación productiva y la modernización. Los estratos privilegiados –superiores en palabras de Prebisch– gastan los ingresos derivados del crecimiento en patrones de consumo imitativos del centro. Este patrón de gastos limita y vuelve insuficiente la acumulación de capital en la región (Prebisch 1983, Bielschowsky 1998).

El capitalismo periférico, bajo tales circunstancias, permanece atrapado por la incapacidad para incorporar extensa y activamente las dinámicas capitalistas de productividad y modernización económica. Al progreso técnico, fundamento del crecimiento moderno, sólo tiene acceso una parte reducida de la población (privilegiada en dicho contexto), quedando la mayoría de los trabajadores hundidos en actividades predominantemente tradicionales y con el uso de técnicas elementales caracterizadas por la baja productividad. Así se configuran las estructuras dualistas o de heterogeneidad estructural, evidenciando que los mercados periféricos están integrados por una diversidad de capas técnicas y de productividad, en contraste con los mercados más homogéneos del centro.

Prebisch llega a la conclusión de que, en tales circunstancias, el desarrollo económico no se puede dar de forma separada del proceso político, y reclama por lo tanto la urgencia de nuevos desarrollos institucionales tanto en el orden interno de los países como en el ordenamiento internacional. Por esta razón fue muy activo en la construcción de una arquitectura internacional orientada a la creación de una nueva institucionalidad internacional que reconociera de manera explícita las asimetrías internacionales y la necesidad de tenerlas en cuenta en las negociaciones económicas internacionales.

En el capitalismo periférico, el desarrollo tiene uno de sus principales limitantes en las instituciones subyacentes tanto internas como internacionales, las cuales mantienen y refuerzan los mecanismos de concentración del potencial de crecimiento –de excedente de ingresos– asociado a los aumentos de productividad, en el centro y en los estratos privilegiados de los países de la periferia. Ambas circunstancias refuerzan las asimetrías del proceso de acumulación y la brecha técnica.

Sin embargo, la interpretación de Prebisch no es del todo pesimista, y entiende que en la medida en que se procuren los cambios políticos e institucionales necesarios, se pueden crear escenarios económicos y sociales más apropiados para alentar el crecimiento, acelerando la acumulación de capital, mejorando la equidad social y transformando a esta última en un instrumento de desarrollo de largo plazo, mediante la incorporación creciente de la población en actividades con mayor utilización de progreso técnico y por lo tanto con fuertes incrementos de productividad económica y social.

Las críticas y los reproches a Prebisch y la Cepal se enunciaron desde una lectura trivial de sus ideas respecto a las políticas de industrialización, y no coligieron los fundamentos para entender la profundidad del argumento sobre cómo conducir los procesos de transformación productiva y cambio estructural. Mientras el crecimiento en el Asia oriental le hace honor al razonamiento de Prebisch (Prebisch 1983, Amsdem 2004), las frustraciones latinoamericanas evidencian que los cambios económicos, políticos e institucionales no han sido eficaces en esta última región, donde persiste la crisis de desarrollo (Ocampo 2001).

El presente artículo propone un modelo comprensivo de los procesos históricos de crecimiento y transformación siguiendo una perspectiva del desarrollo que integra argumentos de Prebisch (1949, 1970, 1983), Furtado (1967), Hirschman (1958, 1986), Thirlwall (2003) y Stiglitz (2003). El análisis se concentra en algunos aspectos cruciales de los procesos de desarrollo en el capitalismo tardío y periférico, entre los que se destaca el papel de la inserción en la dinámica capitalista, como factor de aceleración económica, y la necesidad de su permanente articulación para sustentar los procesos de crecimiento con base en dinámicas de modernización y cambio estructural. Se distinguen grandes períodos de desarrollo asociados a la modernización económica y técnica de los países, en los que el crecimiento se sustenta en avances de diversificación productiva, integración y fortalecimiento de la equidad, y reducción de la brecha científica y tecnológica.

En el modelo se toman tres aspectos centrales: la restricción externa, condicionada por la inserción exterior; el progreso técnico, presente en los procesos de transformación productiva, diversificación y aumento de la competitividad; y las condiciones que mejoran el acceso de la población al mercado moderno y al progreso técnico, permitiendo el aumento de la productividad, la reducción de la brecha técnico-productiva y de conocimiento, consolidando a su vez los procesos de internacionalización de la producción, el aumento de los ingresos de la población por ganancias de productividad, y la transformación dinámica del mercado interno.

GRANDES ETAPAS DE CRECIMIENTO Y TRANSFORMACIÓN EN LA PERIFERIA CAPITALISTA

En la comprensión de la transformación capitalista de los países y las regiones de la periferia hay tres aspectos que juegan un papel económico crucial: el comercio exterior es esencial por cuanto a través de él se imprime la aceleración necesaria para la transformación y la ampliación mercantil, el progreso técnico es la base de las nuevas formas de producción con las cuales aumenta la productividad, y las políticas activas de distribución de ingreso porque aumentan la aptitud técnica de la sociedad para utilizar de manera adecuada los instrumentos modernos de producción, con lo cual se dinamiza el ingreso y el mercado interno.

En el estudio de la relación del comercio exterior con el proceso de acumulación en la periferia es necesario tener en cuenta los procedimientos de deducción y concentración de excedentes monetarios, por medio del comercio y la producción. La dinámica secular de la acumulación depende de la interacción de la producción con el intercambio, o de la forma en que el mercado impulsa la producción y viceversa Smith (1776) 1. Los problemas de coordinación mercantil surgen directamente de la dinámica desigual de la acumulación entre las diferentes ramas y de la heterogeneidad estructural de la producción mercantil. En el capitalismo el crecimiento de la producción depende de la creación de salidas, en el sentido de capacidad de absorción mercantil de las ganancias de productividad que se crean por la división del trabajo y el progreso técnico ( Smith 1776 L. I. C. iii) . A su vez, los aumentos de productividad dependen de la capacidad productiva de la estructura de producción social y de su desarrollo singular al interior de las unidades de producción. Dentro de esta lógica recíproca de la producción mercantil y la demanda se registra también la dinámica estructural de inserción internacional y de interdependencia con los demás países en el mercado mundial.

El estudio de la transformación de las sociedades tradicionales en sociedades mercantiles modernas debe enfatizar los procesos internos, de transformación de la sociedad, conducentes a la creación y la transformación de la sociedad mercantil y al mejoramiento de las condiciones de desarrollo de la productividad, destacando la forma como tales procesos se articulan a las oportunidades creadas por los incrementos de capacidad adquisitiva en los mercados internos y externos (Kalmanovitz 1983, Ocampo 1984).

El desarrollo a largo plazo de la producción capitalista depende de la evolución secular de la interacción entre la producción y la demanda efectiva (Kalecki 1954). La necesidad de la asociación entre estos aspectos permite comprender el significado estructural del comercio exterior y del progreso técnico en los procesos seculares de transformación y crecimiento mercantil en los mercados del capitalismo periférico (García 1998a). En estos mercados las condiciones iniciales están dadas por estructuras de producción tradicionales sometidas a lógicas patrimoniales de exacción y concentración de la riqueza, en un contexto internacional ya dominado por dinámicas de acumulación capitalista.

Considerando los modos de inserción de la periferia a la división internacional del trabajo y las formas de acumulación predominantes es posible distinguir tres etapas en el proceso de acumulación y transformación mercantil e industrial en los países de la periferia:

La primera se refiere al período de acumulación con predominio comercial. En esta fase, dada la limitación y estrechez de los mercados internos, la principal fuente de acumulación se encuentra en la valorización de los productos de la economía tradicional o de los recursos naturales en el comercio exterior principalmente.

La segunda corresponde a la etapa inicial de la industrialización orientada hacia el mercado interno mediante los procesos de modernización productiva y sustitución de importaciones. La acumulación en esta etapa se basa en la combinación de la valorización interna de los procesos de producción agrícola e industrial, por mecanismos de extensión de las relaciones mercantiles y salariales, y por la valorización, en el comercio internacional, de productos de exportación tradicionales, agrícolas y mineros.

La tercera etapa conduce al predominio de la producción industrial. Se basa en la conjunción de la internacionalización de la producción manufacturera y del mercado interno, lo que implica la creación de encadenamientos, hacia delante, con las exportaciones y la demanda interna, y hacia atrás, con el cambio estructural (diversificación del sistema de producción nacional). El crecimiento basado en los incrementos de productividad y en la extensión de las salidas en el mercado internacional y en el mercado interno, permite alcanzar economías de escala en la producción industrial y se tienden a generalizar. La evolución a largo plazo de la productividad colectiva y el aprendizaje tecnológico e industrial son los mecanismos centrales de la competitividad y la acumulación en esta etapa, en la que predominan las ganancias de productividad y el desarrollo tecnológico como formas características de la valorización del capital.

El cuadro 1 describe en forma sintética los aspectos que distinguen a cada una de estas etapas en el proceso estructural de transformación de los países de la periferia a la moderna economía capitalista 2

CUADRO 1. COMERCIO EXTERIOR Y DINÁMICA ESTRUCTURAL DE CRECIMIENTO EN LA PERIFERIA CAPITALISTA

DIT: División internacional del trabajo

"

DTI: División del trabajo interno

PREDOMINIO DEL CRECIMIENTO MERCANTIL

En la primera etapa del proceso de acumulación, el mercado nacional no existe como tal en la periferia. El Estado nacional como espacio de acumulación tampoco está definido claramente. La delimitación del espacio nacional de acumulación se establece más tarde dependiendo de la capacidad económica del Estado para crear y consolidar las condiciones institucionales y de infraestructura, para la formación del mercado interno, y para definir las reglas de funcionamiento del mercado nacional (North 1990).

En este primer período las relaciones mercantiles son simples, están orientadas por el consumo y dependen básicamente de los procedimientos de reproducción de las estructuras de producción tradicionales, a través de mercados de alcance local o regional 3. El espacio económico de los intercambios se desarrolla principalmente en un marco estrecho, relativamente aislado, de economías locales, regionales 4. Por lo tanto, el grado de articulación mercantil entre las diferentes regiones es precario y en ocasiones inexistente.

Impulsada por la demanda proveniente de los mercados capitalistas, la internacionalización de la producción tradicional es el principal mecanismo importante de valorización para la acumulación mercantil y monetaria durante este período. Sobre la base de esta articulación se van creando y propagando los incentivos económicos para el aumento de la producción con una clara orientación al intercambio. Esto obedece a que la producción que alcanza una mayor amplitud y aceleración mercantil es la que se orienta a los mercados de exportación.

El primer momento fuerte del proceso de acumulación surge cuando se produce la inserción comercial de determinados procesos de producción de la periferia, en el ciclo internacional de valorización de los capitales del centro en expansión (García 1998b) 5.

La articulación con el mercado capitalista impulsa los procesos de cambio estructural derivados de la acumulación y la evolución mercantil en la periferia 6. El crecimiento de las escalas mercantiles en la periferia se inicia sobre todo a partir del comercio con el centro. Este patrón de crecimiento de las escalas de intercambio, asociadas al comercio de exportación, incentiva una mayor difusión de la división del trabajo interno y crea las condiciones que impulsan el proceso de transformación mercantil de la economía tradicional. Los intercambios con los países capitalistas permiten aumentar en primera instancia las escalas de producción en los procesos productivos orientados a la exportación. El crecimiento del sector exportador es un estímulo adicional para la ampliación y la transformación de los mercados en evolución. En ellos se articulan los intercambios de la reproducción del sector de exportación con la economía tradicional. La deducción del excedente de la economía tradicional, a través de los intercambios inscritos en la reproducción del sector exportador, es la base de la acumulación mercantil interna.

De acuerdo con las exigencias de la producción y la acumulación mercantil, la posibilidad de aumentar los excedentes de la acumulación da lugar a nuevas formas institucionales de supeditación del trabajo. Esta mutación se da sobre todo en procesos de producción que pueden orientar su producción a la valorización en el mercado con la ayuda de la demanda externa, y conduce al desplazamiento gradual de las formas tradicionales de organización social de la producción, por formas mercantiles o semisalariales.

Este proceso de cambio se explica por los efectos de eslabonamiento mercantil (Hirschman 1958, 1986), que poco a poco alcanzan otros procesos de producción, para los que la mayor fuente de demanda está relacionada con el crecimiento del sector exportador, con el que se mezclan los mecanismos mercantiles de reproducción y acumulación.

La lógica privada de acumulación mercantil se establece, con base en la ampliación de las relaciones mercantiles y en la deducción del excedente (aumento del ingreso y capacidad adquisitiva) en expansión. El excedente de la acumulación se deduce de los procesos de trabajo tradicionales, en las haciendas, en las unidades de producción campesina y artesanal, y de la valorización comercial por la explotación de las diferencias de precios 7 . La apropiación y concentración del excedente monetario se realiza principalmente mediante el control de los canales de comercio y de abastecimiento internos y externos. Una parte de la acumulación monetaria puede ser concentrada en manos de los mercaderes y otra en manos de los propietarios de las haciendas.

En la mayoría de casos, el proceso de acumulación mercantil se desencadena directamente a partir de la explotación agrícola o de recursos no renovables como la minería o la deforestación de la selva virgen; por esta razón una parte del excedente de la acumulación corresponde a la deducción de la renta en el proceso de valorización mercantil.

Una especificidad de la etapa de acumulación mercantil, frente a la cuestión de la reproducción consiste básicamente en que las economías locales/regionales permanecen fragmentadas; por lo tanto, la reproducción es principalmente autárquica en cada economía regional 8, los intercambios interregionales son reducidos y de baja frecuencia. En este período, la dinámica de valorización en el mercado nacional en formación es principalmente especulativa–mercantil, por cuanto no operan mecanismos, de coordinación y de regulación, homogéneos por los precios y la tasa de ganancia 9.

Inserción externa, reproducción y acumulación mercantil

La reproducción en la economía tradicional de la periferia se realiza articulando parcialmente a los diferentes productores en el mercado interno, local/regional. La validación-sanción en el mercado capitalista de una o varias ramas de la producción tradicional transforma dichos procesos de trabajo en producción orientada al mercado y estimula el aumento de los niveles de producción dependiendo de la demanda externa. La salida creada en el mercado del centro es el factor principal del crecimiento mercantil de estas ramas, que a su vez transmiten la demanda a otros procesos productivos por los mecanismos mercantiles de su reproducción.

Para mostrar esto vamos a suponer que la economía periférica tradicional está compuesta de tres sectores:

A: producción agrícola

B: producción artesanal

C: producción para la exportación (agrícola, minera, artesanal)

En la reproducción de esta economía tradicional concurren tres circuitos de reconstitución que alimentan la estructura de producción de los tres sectores. El sistema integra dos mecanismos de reproducción, por dentro y por fuera del mercado, de acuerdo con el diagrama 1. El esquema del diagrama 1 se refiere a la forma como se reproduce la economía de la periferia al establecer una relación comercial con el mercado exterior del centro. En él se propone una descripción de la forma como el comercio exterior incide en la transformación y la extensión mercantil en la periferia.

La economía en transición mercantil se puede describir de la siguiente forma:

Donde: A, B, C: funciones de producción sectorial; L: vector trabajo anticipado a la entrada de los sectores que conforman la economía en transición; u, v, w: coeficientes de deducción del excedente sobre el trabajo en cada sector; a, b, c: indican el sector en el que se utilizan los insumos y el trabajo

No existe una norma unificada de deducción del excedente en el sistema. El excedente es sustraído directamente de los procesos de trabajo en cada sector. El nivel del excedente depende de la capacidad de los grupos dominantes para imponer las constricciones forzadas o monetarias sobre los trabajadores con el fin de obtener las cantidades (u, v, w) de trabajo adicional.

Tampoco existe una norma común para la repartición del excedente que transita por el mercado. En cada sector las reglas laborales y los mecanismos que permiten deducir el excedente se determinan mediante procedimientos institucionales y restricciones que los grupos dominantes imponen a los trabajadores localmente. En el mercado tradicional no existe una norma de determinación de los precios y de la distribución. A ello se debe que la valorización monetaria y la ganancia se fijen dependiendo de la demanda recíproca y del poder de negociación.

Para la reproducción y la expansión del mercado los intercambios entre sectores deben garantizar la siguiente distribución del producto o de su equivalente monetario:

Por lo tanto, el intercambio entre sectores debe ser el siguiente:

Donde el subíndice 1 indica que el producto sirve como medio de producción, el 2 indica que el producto sirve como medio de consumo, el 0 indica que el excedente (u, v) es deducido para el consumo de los grupos dominantes directamente de la producción, el 3 indica que el excedente (u, v) se realiza en el mercado antes de entrar en el consumo de los grupos dominantes p a, p b, p ci son los precios respectivos del producto intercambiable de cada sector.

Mientras que los circuitos A y B amplían el espacio mercantil por medio del comercio interno, dependiendo de los progresos de la división del trabajo y de la extensión de la integración física de los mercados regionales, el circuito C amplía el espacio mercantil por medio del comercio exterior.

En el circuito C, por medio de las exportaciones, se crea la demanda solvente frente al mercado exterior para financiar las importaciones Z m . El encadenamiento de la reproducción del sector C con los otros circuitos del mercado interno crea la articulación que transmite la dinámica del mercado capitalista al mercado interno en formación. La mayor fuerza mercantil surge de la posibilidad que crea el comercio exterior para elevar las escalas de producción para el intercambio y el crecimiento de la demanda interna.

Todos los circuitos de la reproducción se interrumpen en los talleres de trabajo doméstico (Palloix 1996), donde se realiza el consumo final de los medios de consumo, para crear los anticipos de fuerza de trabajo hacia los tres sectores.

Suponiendo que el comercio exterior, de tránsito entre fronteras, lo controlan directamente los capitales del centro, la acumulación mercantil en la periferia es creada básicamente por las mercancías que transitan en el mercado interno (interregional) articulando en una red de intercambios el consumo de los grupos dominantes, la producción intersectorial e interregional.

El capital se concentra en las manos de los propietarios que controlan los sectores de producción agrícola y minera, y de los comerciantes e intermediarios que controlan el acceso a los intercambios mercantiles, monetarios, interregionales y de comercio exterior.

Inicialmente, las posibilidades de acumulación por parte de los grupos dominantes en los tres sectores quedan definidas por los excedentes monetarios:

La acumulación en el sistema queda determinada por la parte de los excedentes monetarios no destinados al consumo de los grupos dominantes:

Con base en este remanente del excedente monetario se conforma la demanda solvente o efectiva frente al mercado del centro, para las inversiones en formación de capital en la periferia 10.Por lo tanto, la salida creada en el mercado del centro es el principal factor determinante del crecimiento mercantil del sector exportador, que a su vez transmite la demanda a los otros sectores, a los que articula su reproducción. En ausencia de una dinámica endógena de división del trabajo, el comercio exterior es la clave del crecimiento mercantil en esta fase de transición a la dinámica del mercado y del progreso técnico con fundamento en los impulsos exógenos provenientes de los mercados capitalistas.

Inserción externa y valorización mercantil

Para que la dinámica del mercado industrial del centro se transmita a la economía tradicional de la periferia es indispensable que el sector potencialmente exportador, en este caso C, abra en el centro el mercado para su producción. Creada la conexión comercial, mientras se mantenga dicho vínculo, la economía periférica recibe los impulsos mercantiles del crecimiento y la acumulación en el centro.

Para analizar el proceso de valorización que surge de este intercambio, podemos seguir el enfoque del ‘cuadrado de los intercambios' propuesto por Palloix (1996). Este enfoque permite examinar el circuito mercantil de permanencia y conversión de formas para captar los procedimientos de valorización mercantil y deducción del excedente de las formas de producción tradicionales (FT). La modificación que presentamos en este análisis consiste en considerar que se encadenan dos procedimientos de valorización complementarios, en el centro y en la periferia, con base en la explotación de sistemas de precios y de regulación diferentes. Estos dos procedimientos se comunican por medio de la especulación mercantil asociada a la reproducción-valorización-acumulación de los capitales del centro 11, y a la valorización-acumulación en la periferia.

El capital mercantil del centro A1de crea un anticipo monetario D1e para su valorización mediante la explotación de la diferencia de precios en el comercio exterior de aprovisionamiento con la periferia. En el diagrama 2 la valorización del centro resulta de la diferencia entre el precio de compra de M1e en el país de la periferia D'1i = D1e y el precio de venta en el mercado del centro D'1e.

El procedimiento de validación-sanción de M1e en el mercado del centro es lo que hace posible que el producto M0i que no es producido como mercancía se pueda realizar como tal en la periferia, sirviendo de medio de valorización del capital mercantil de la periferia creado por el anticipo Dli. La valorización de este capital resulta de la diferencia entre el precio Dli por la compra de Mli a las formas de producción tradicionales de su producto M0i, y el precio de venta al capital mercantil del centro D'li.

Las interacciones en cada nivel indican las funciones parciales de la reproducción y valorización internacional:

1. Validación y sanción de Cx en el mercado del centro bajo la forma de la mercancía M2.

2. Valorización del capital mercantil del centro: D'1e > D1e en el comercio con la periferia.

3. Valorización del capital mercantil de la periferia: D1i < D'1i en el comercio con el centro.

4. Valorización y sanción del producto Cx como mercancía M0i en el mercado periférico

5. Producción y reproducción de C en la economía mercantil periférica

Al realizarse como medios de valorización del capital mercantil de la perif eria, los productos del sector C permiten que los grupos que controlan los diferentes sectores de producción puedan realizar también una acumulación de excedentes bajo la forma monetaria.

Considerando una unidad monetaria común de intercambio en el centro y en la periferia: el oro o la moneda del centro, el fundamento del comercio centro-periferia está en la diferencia de los sistemas de precios que permiten la conexión de los circuitos de intercambio y de valorización.

Tenemos por lo tanto:

D'1i - D1i = di deducción del excedente mercantil en la periferia

D'1e - D1e = de deducción del excedente mercantil en el centro

La ganancia comercial del capital de la periferia resulta de la diferencia entre el pago monetario por la compra de Cx al precio pci, que permite la reproducción de C en el mercado de la periferia, y el ingreso monetario de la venta al capital del centro, al precio pce.

De donde:

D1i = Cx p ci valor total de compra en el mercado de la periferia

D'1i = D1e = C x pce valor total de venta para el mercado exterior

D'1e = D2 = C x pcc valor total de venta en el mercado del centro

La condición que hace posible esta dinámica de la acumulación mercantil es que el precio de Cx en el mercado del centro pcc sea mayor que el precio en el mercado de la periferia pci. El margen de intermediación de los capitales comerciales depende del nivel de fijación del precio pce. Más cerca de pci es mayor el margen de intermediación del capital comercial del centro, y más cerca de pcc es mayor el margen del capital comercial de la periferia.

CRECIMIENTO MERCANTIL E INDUSTRIALIZACIÓN RESTRINGIDA

La segunda etapa se refiere al paso por una fase de transición en la que el proceso de acumulación se profundiza con base en la extensión del intercambio por la división del trabajo, la productividad y la ampliación del mercado interno mediante la articulación de un movimiento de cambio estructural y modernización técnica que articula: producción agrícola o minera – comercio exterior – industrialización – asalarización.

En esta etapa se realiza la creación del mercado nacional, el cual no existe mientras predomine la autarquía en la reproducción de los mercados locales o regionales 12. El Estado, dependiendo del incremento de los ingresos públicos, tiene la función vital de crear las condiciones físicas e institucionales de creación del espacio mercantil nacional. Esta acción depende de la capacidad del Estado para concentrar y orientar recursos a la creación de un núcleo mercantil de ingreso, acumulación en bienes públicos y asalarización. A medida que la capacidad adquisitiva del Estado aumenta ella se revierte en efectos de integración y ampliación del espacio económico nacional. La acción estatal, ayudada por la exterioridad del comercio exterior, modifica progresivamente la autarquía y la separación de las economías regionales, dando lugar a la formación del mercado nacional.

Las exportaciones del país periférico pueden alcanzar un crecimiento significativo mientras la producción del sector exportador se mantenga ligada al crecimiento capitalista, y no cambien los patrones de producción y de demanda en los mercados del centro principalmente 13.

Los efectos de la inserción en el mercado capitalista sobre la extensión y formación del mercado interno pueden ser acumulativos en el largo plazo. Estos efectos son de especial importancia para la acumulación de capital privada y pública, y para el empalme de la integración de los mercados internos y de estos con el exterior. Estos efectos se reflejan de manera particular en la evolución de los equipamientos del proceso de industrialización y en la extensión de la relación salarial, dando lugar a la formación gradual del mercado interno en la economía periférica.

La expansión de la producción mercantil y la extensión de los mercados internos impulsada por la inserción externa crean la demanda interna con la que se puede iniciar el proceso dinámico de ampliación de la división del trabajo y de industrialización periférica (Hirschman 1968, Furtado 1969). En esta etapa de transición, el mercado se desarrolla articulando el comercio exterior con otras formas de acumulación mercantil e industrial en el mercado interno en proceso de conformación.

A lo largo de este período, el modo de acumulación especulativo y mercantil de la primera etapa se desarrolla acompañado de un modo de acumulación basado en la producción y la valorización de los procesos productivos agrícola e industrial principalmente. Esta sinergia de crecimiento mercantil le da un impulso adicional a la transformación estructural y a la división del trabajo en el mercado interno. En este proceso de conformación de la economía periférica son básicos los efectos de eslabonamiento internos con los mercados de exportación y con las oportunidades de aprovisionamiento exterior para la industrialización. Ellos se proyectan desigualmente en el crecimiento de los mercados regionales y en las oportunidades de extensión y de transformación de la relación salarial. Sin embargo, el asalariado, como forma extensiva de modernización y deducción del excedente, sólo llega a cubrir una fracción de la fuerza laboral 14.

La acumulación se basa en el enlace de los mecanismos de interacción mercantil y de producción artesanal e industrial. El primero corresponde a las formas de trabajo, de deducción y capitalización del excedente de la etapa precedente. El segundo, se relaciona directamente con el desarrollo de nuevas formas de supeditación del trabajo libre y con el régimen de derechos de propiedad, donde a través de formas variadas de transición en las relaciones laborales, de extensión salarial y con apoyo de las nuevas técnicas, se llevan a cabo las deducciones y la valorización del excedente mercantil generado en los procesos de producción orientados básicamente al mercado interno. Mientras el primero se fundamenta en el margen que brindan las oportunidades comerciales derivadas de las diferencias de sistemas de precios internos-externos, la segunda tiene como base la extensión de las estructuras de producción apoyadas en la mejora técnica, la ampliación de los mercados regionales y la articulación entre ellos configurando la estructura del mercado nacional. En estrecha relación con la transformación de las relaciones laborales las formas de constricción monetaria se amplían y conducen a la creación del asalariado y de una población flotante, que vive en condiciones precarias por la dificultad para insertarse en las relaciones monetarias del mercado.

Al inicio de esta etapa, como resultado del propio proceso de acumulación, el aislamiento relativo de los mercados regionales comienza a ser disuelto. Esta evolución basada en el avance de los efectos mercantiles e infraestructurales de la acumulación y de la industrialización, abre el camino a una estructura cada vez más interdependiente de los mercados regionales, dando lugar efectivamente a la formación del mercado nacional.

El movimiento de acumulación en esta etapa se desarrolla con base en la interacción mercantil de la economía de exportación (agrícola, minera, artesanal) con el proceso de transformación productiva e industrialización, ampliando recíprocamente los mercados agrícolas e industriales internos. El proceso de acumulación se estructura alrededor de esta dinámica productiva y mercantil en expansión. La estructura de producción evoluciona del predominio del sistema mercantil hasta alcanzar el estadio de una economía en transformación industrial, donde el crecimiento depende principalmente de los anticipos en capital y trabajo bajo constricción mercantil y salarial.

Cuando esta interacción alcanza un cierto grado de amplitud en las escalas de producción y de intercambio, cuando los circuitos de intercambio de la reproducción se extienden dentro del espacio nacional hacia las zonas externas de los mercados regionales, se puede decir que el mercado nacional entra definitivamente en su proceso de afianzamiento 15. Esto significa que la reproducción de las estructuras de producción y de los mercados locales, regionales, pasa cada vez más por una red interregional de intercambios continuos e interdependientes para la reconstitución de los avances y para la formación de los mercados de salida.

Paralelamente a la constitución del mercado nacional, la lógica de la acumulación mercantil e industrial progresivamente puede transformar las bases de la sociedad. En este desarrollo emerge una estructura social mercantil más o menos dominada por una variedad de lógicas, especulativas, mercantiles y patrimoniales de acumulación, donde la corrupción también cumple una función importante en la apropiación y concentración privada de riqueza y formación de capital.

En este contexto de concentración de recursos y acumulación de capital se desarrolla un sistema de producción mercantil híbrido que facilita el desarrollo de la industrialización. Sin embargo, la dinámica estructural en este período no depende tanto de la producción y de sus factores dinámicos –productividad, cambio técnico, internacionalización– como de la extensión de las relaciones mercantiles y monetarias y de la formación de mercados cautivos, de prebendas institucionales, monetarias y financieras para la creación de los núcleos privados de acumulación mercantil e industrial. Por lo tanto, una característica de esta etapa es la industrialización pasiva, en función de las oportunidades que brinda el crecimiento vegetativo de un mercado interno protegido, con el fin de facilitar la industrialización mediante la ampliación de la producción mercantil y la sustitución de importaciones.

Basada en la articulación de la producción con el mercado, la deducción del excedente de valorización depende de la expansión de la esfera mercantil en el mercado interno y en el comercio exterior. Si bien una fracción del capital desarrolla las formas de obtención de excedente y acumulación industrial, su acción permanece restringida a los contornos mercantiles y económicos de la evolución del comercio exterior con los países del centro y a los efectos estructurales sobre la diversificación productiva y el crecimiento del mercado interno. Esta característica del modelo de desarrollo hacia adentro se refleja en la vulnerabilidad exterior de las economías periféricas durante esta etapa.

Más allá de la simple influencia del comercio con el centro sobre la extensión y la acumulación mercantil de la periferia, esta relación constituye un componente de la estructura de funcionamiento y de reproducción del sistema, que condiciona la sostenibilidad de la industrialización, particularmente por la articulación de las importaciones con los encadenamientos mesoeconómicos que alimentan la reproducción de la economía periférica (Arrubla 1963) y con el acceso al progreso técnico que sustenta la diversificación industrial y la modernización.

La industrialización periférica sigue la senda del proceso conocido como sustitución de importaciones. Al comienzo se desarrollan principalmente las industrias de bienes de consumo, para los que se han creado previamente las salidas en el mercado interno. Dependiendo de la expansión del mercado interno, la industrialización puede evolucionar con posibilidad de alcanzar en algunos casos algunas industrias básicas, de bienes intermedios y de capital. Sin embargo, cabe recordar que esta evolución puede resultar muy difícil para la mayoría de países de la periferia (Hirschman 1968, Fajnzilber 1983).

En cuanto a la reproducción, la especificidad de esta etapa se encuentra en la estructuración del mercado nacional, con base en una dinámica múltiple de acumulación, patrimonial, mercantil e industrial. Al mismo tiempo que se forma el mercado interno, el proceso de acumulación se desarrolla incorporando progresivamente los mecanismos institucionales en los que funciona la coordinación mercantil por los precios y la tasa de ganancia 16.

La economía periférica pasa a estar regulada por los mecanismos de la producción capitalista. Una nueva lógica de reproducción surge a medida que los procedimientos de coordinación mercantil por el precio y la tasa de ganancia se desarrollan. La reproducción del sistema de anticipos en capital y trabajo involucra las mercancías de los procesos de producción bajo constricción salarial y las mercancías de la economía tradicional en una estrecha relación de interdependencia con las mercancías del mercado mundial 17.

En estas condiciones, el comercio exterior puede cumplir un papel suplementario, esta vez, en relación con la valorización del capital industrial periférico, mejorando las condiciones de determinación de la tasa de ganancia en la que intervienen, los aprovisionamientos externos de la reproducción.

El régimen de acumulación en este período adopta la forma de producción extensiva de mercancías. El crecimiento depende de la extensión tanto de la acumulación física como de la relación salarial. Además, el parámetro técnico de la industrialización es estable y se determina exógenamente, principalmente por medio de las importaciones del centro en bienes de capital y transferencias de tecnología.

Supeditado a la creación de salidas, el crecimiento industrial y mercantil depende de la sinergia de la inserción exterior con la dinámica y la transformación del mercado interno. Dos dinámicas complementarias de expansión del mercado, por las exportaciones y por la diversificación productiva, local, regional, nacional, determinan el ritmo del proceso de acumulación (asalarización) y de industrialización.

En la producción, la valorización del capital depende cada vez más de la extensión del asalariado y de la deducción del excedente mediante la interfase de los procesos de trabajo industriales y semi-industriales con el mercado. La acumulación resulta de la sinergia entre los mecanismos de acumulación comercial e industrial que entrelazan el comercio exterior con la dinámica interna.

La extensión y transformación de las relaciones mercantiles y el crecimiento del mercado constituyen los resortes del impulso hacia estructuras más depuradas de división del trabajo y de organización capitalista de la producción. La producción mercantil, como respuesta a la ampliación del comercio externo e interno, está cada vez más determinada por la racionalidad de la valorización capitalista.

Por otra parte, la extensión desigual de los efectos de encadenamiento mercantil, determinada por las diferencias de localización y de articulación de los mercados regionales con las estructuras de producción y de comercio ligadas al mercado mundial o a los mercados centralizados del sector público, conduce a la configuración de una estructura heterogénea y jerarquizada de desarrollo desigual de los mercados regionales en la dinámica nacional del proceso de acumulación.

Una consecuencia del carácter dominante del modo de acumulación extensivo y mercantil de este período es la dificultad para extender el asalariado y la producción industrial más allá de un determinado nivel de escalas de pequeña dimensión. El efecto de la acción de profundización de los mecanismos de restricción mercantil y monetaria sobre las formas en transición de la producción tradicional, tiende sin embargo a disolver sus formas de reproducción, sometiéndolas a los mecanismos de valorización del capital comercial y financiero, pero sin viabilizar su acceso a nuevas técnicas que ayuden a mejorar la productividad y el ingreso.

Inserción externa, reproducción y acumulación mercantil e industrial

En esta etapa de transición, la reproducción de la economía periférica se articula en la forma de un sistema productivo mercantil que se extiende sobre el espacio nacional, sustituyendo las formas tradicionales de deducción del excedente por diversos mecanismos de mercado (relación salarial, trabajo a destajo, artesanado mercantil, economía informal).

Con base en la validación-sanción en el mercado capitalista de los países avanzados, la producción de una o varias ramas de la producción se orienta básicamente hacia el mercado exterior. El mantenimiento de las salidas en el centro es un condicionante estructural del crecimiento mercantil de largo plazo. De él depende la extensión en el espacio nacional de la dinámica interna de transición y la creación de una estructura productiva orientada al mercado en la que operan los mecanismos de regulación por los precios y la tasa de ganancia.

La reproducción se cumple por medio de la extensión del tejido de intercambios al espacio nacional, articulando el funcionamiento del sistema productivo con el comercio exterior de aprovisionamiento en bienes intermedios y de capital. La dinámica del sistema está condicionada al crecimiento conjunto de las demandas sectoriales, de consumo, acumulación, gasto público y exportaciones, y a las posibilidades de mantener niveles de importación adecuados para sostener el crecimiento económico. Para describir esto podemos considerar un sistema productivo heterogéneo compuesto por tres sectores de la economía real:

A: sector en transición mercantil (agricultura campesina, artesanado, formas de producción y de reproducción precarias), que corresponde a lo que actualmente se denomina economía informal 18 .

B: sector en transición industrial (agricultura moderna, industria, servicios productivos y mercantiles modernos).

C: sector de exportación (agricultura, minería, industria liviana) 19.

En la reproducción de esta economía en transición mercantil e industrial concurren tres circuitos de reconstitución que forman la estructura de reproducción de cada sector. El sistema tiende a integrar de manera predominante los mecanismos de reproducción por medio del mercado. Sin embargo, el sector en transición, que en estos países cubre a la mayor parte de la población laboral, se reproduce parcialmente por fuera del mercado, como lo muestra el diagrama 3.

La economía en transición mercantil e industrial, en economía abierta se puede describir de la siguiente forma:

Donde A, B, C: funciones de producción de los tres sectores de producción, Z: importaciones, L: vector trabajo anticipado a la entrada de cada sector, u: coeficiente de deducción del excedente en la economía en transición mercantil, r: tasa de ganancia (o tasa de rendimiento del sistema de anticipos en capital y trabajo), wa: salario medio en el sector en transición mercantil, w: salario medio en los sectores industrial y de exportación, pa, pb, pc: precios respectivos del producto de cada sector, pz: precios de las importaciones.

La deducción del excedente se rige por dos mecanismos diferentes: puede deducirse directamente del trabajo en el sector en transición mercantil depende de las constricciones forzadas o monetarias sobre los trabajadores de este sector. Esta deducción queda indicada mediante el coeficiente (u). Este sector alimenta la reproducción de los anticipos de los tres sectores, principalmente en trabajo (L) y materias primas tradicionales. La relación del sector en transición mercantil A, con los sectores en transición industrial y de exportación, opera como una exterioridad en el sentido expresado por R. Luxemburgo (1913).

Los sectores B y C se rigen por una norma unificada, de deducción y repartición del excedente, que regula la producción capitalista de mercancías. Esta norma está definida por la tasa de ganancia y el nivel de salarios, de conformidad con el régimen de acumulación mercantil, de contratación laboral y comercial en el mercado interno y en el comercio externo.

Como en el caso anterior, los intercambios entre sectores deben garantizar la siguiente distribución del producto o de su equivalente monetario:

El ingreso obtenido por las exportaciones Cx, de acuerdo con el modelo se distribuye transfiriendo este poder de compra: a los sectores A y B que participan en la reproducción de C, al mantenimiento de la fuerza laboral (lc) que participa en la producción de C y a los capitalistas que anticipan el capital de C de acuerdo con la tasa de ganancia (r).

La capacidad de compra externa en el mercado interno se redistribuye para asegurar la reproducción del sistema de anticipos. Suponiendo que la balanza comercial está en equilibrio tenemos la siguiente ecuación:

Por lo tanto, el intercambio entre sectores debe ser el siguiente:

Donde el subíndice 1 indica que el producto se utiliza como medio de producción, el 2 indica que el producto se utiliza como medio de consumo, el 3 indica que el excedente (u, r) se realiza como mercancía antes de cumplir las funciones de valor de uso en el consumo de los grupos dominantes y pci representa el precio de las exportaciones.

El impulso del mercado en este caso es doble. Los circuitos A y B amplían el espacio mercantil por medio del comercio interno, dependiendo de la integración física de los mercados regionales, de la transformación mercantil en el espacio económico nacional y de los adelantos en la división regional/nacional del trabajo. El circuito C amplía el mercado nacional por medio del comercio exterior, de acuerdo con el patrón de especialización internacional. En el circuito C se crea la demanda solvente de la economía frente al mercado internacional. El encadenamiento de la reproducción del sector C con los otros circuitos del mercado interno crea las interfases que transmiten la dinámica de los mercados capitalistas al mercado interno. La fuerza de crecimiento surge de la elevación conjuntamente de las escalas de producción para la exportación y para el abastecimiento interno.

Los circuitos mercantiles de reproducción se interrumpen en los talleres de trabajo doméstico donde se realiza el consumo final de los medios de consumo, dando lugar a los flujos de fuerza de trabajo hacia los tres sectores (Palloix 1996).

El capital se concentra en las manos de los propietarios que controlan los sectores de producción y de los comerciantes e intermediarios que controlan las redes de intercambio mercantil y monetario, internos y de comercio exterior. El excedente de la acumulación mercantil se deduce de las mercancías que transitan por el mercado interno con destino; local, regional, nacional o exterior. En estos intercambios se articula la reproducción del sistema en una red de intercambios intersectoriales y de comercio exterior.

Las posibilidades de acumulación por parte de los grupos dominantes en los tres sectores quedan definidas inicialmente por los ingresos reales Ua, Rb, y Rc. La acumulación del sistema de producción sectorial queda determinada por la parte de los ingresos no destinados al consumo de los grupos dominantes:

Con base en el excedente no consumido por las clases dominantes se pueden hacer las inversiones para la ampliación de la capacidad productiva de la economía periférica.

La demanda solvente frente al mercado del centro, para los aprovisionamientos en bienes intermedios y de capital de B y C queda definida por la siguiente ecuación:

En esta etapa, la salida creada en el mercado del centro es el principal determinante del crecimiento en el sector de exportación, que a su vez continua siendo un factor dinámico básico para la expansión de los otros sectores, a través de los diferentes circuitos de la reproducción y de formación de la demanda agregada.

Inserción externa y crecimiento del mercado interno

Durante este período, la dinámica del mercado industrial del centro se refleja en la economía en transición de la periferia de la misma forma que en la etapa anterior, pero en una dimensión mucho mayor. Por lo tanto, la condición básica para entrar en esta etapa es que la inserción de la producción del sector C en el mercado del centro sea dinámica y secular. Esto significa que la economía periférica sigue un patrón de especialización internacional creciente y estable en el largo plazo.

Sin embargo, los efectos en la transformación y el crecimiento de la economía periférica variarán dependiendo de la especificidad del sector exportador y de la forma como se establezca el engranaje de su desarrollo con el sistema productivo.

Los efectos micro, meso y macroeconómicos serán variables. Si el sector C es un sector minero que depende poco de los otros sectores para su reproducción, los efectos serán principalmente de ingreso y de ampliación de la capacidad de demanda de importaciones. En este caso, los efectos sobre el crecimiento dependerán de la forma como se apropien los excedentes de ingreso de exportación y la forma como se gasten en consumo o inversión.

Si la propensión al consumo es mayor, la demanda se transmite a las industrias de consumo estimulando el crecimiento en las cadenas de dicho sector. Este efecto no es tan importante cuando una parte de esta demanda es de importaciones de bienes de consumo para las clases dominantes. Si la propensión al consumo es mayor a la inversión, no sólo aumenta la capacidad productiva, sino que mejora sustancialmente las oportunidades de crecimiento y de ampliación del empleo.

En cambio si el sector C es un sector principalmente agrícola o de semimanufactura, que depende de la articulación con el sector industrial para el aprovisionamiento de insumos, su crecimiento tendrá efectos mesoeconómicos complementarios en el impulso a la industrialización, como lo muestra el diagrama 4. Al estar integrada la producción de C con otros sectores, el crecimiento de C transmite la demanda al resto de la economía, estimulando las actividades productivas y la generación de valor agregado.

Los impulsos de la demanda exterior, en estrecha relación con el crecimiento industrial del centro, se transmiten al sistema productivo de la periferia a través del sector C que actúa como catalizador entre la demanda exterior y la transmisión de la demanda al mercado interno. Por lo tanto a medida que aumenta la demanda de M1e, el crecimiento de la producción en C transmite y distribuye la demanda a las ramas de aquellos sectores que participan indirectamente en su producción y así sucesivamente. Lo importante en este caso es que el efecto directo es doble: sobre el ingreso y sobre la producción. Por lo tanto, la demanda exterior es básica para el crecimiento mercantil y para la industrialización en la periferia, en la medida en que permite alcanzar escalas de equipo superiores a las que admite la evolución del mercado interno.

Donde:

1. Validación y sanción de Cx en el mercado del centro bajo la forma de M2

2. Valorización del capital mercantil del centro: D'1e > D1e en el comercio con la periferia

3. Valorización del capital mercantil de la periferia: D1i < D'1i en el comercio con el centro

4. Valorización y sanción del producto Cx como mercancía M0i en el mercado periférico

5. Producto de exportación Cx de la economía mercantil periférica resultado de la inserción en la DIT

6. Internalización en el sistema productivo de la periferia del poder de compra obtenido por las exportaciones y reconstitución de los elementos de los procesos productivos de exportación

7. Comercio interindustrial hacia atrás de la economía de exportación en la periferia

8. Demanda de importaciones integrada a la reproducción de los procesos productivos de exportación

PREDOMINIO DE LA ACUMULACIÓN INDUSTRIAL

La tercera etapa se alcanza cuando la economía periférica consolida un ciclo sostenido, de largo plazo, de crecimiento de las exportaciones y la acumulación industrial. Esta evolución abre la posibilidad de remontar las cadenas de producción y de consolidar el dominio en el mercado interno de los principales factores de productividad y transformación industrial. La entrada en esta etapa requiere una transformación de tal magnitud en la producción industrial, que permita amplificar la producción en gran escala. Esta evolución pasa necesariamente por la consolidación del trabajador colectivo 20, por la sinergia acumulación – calificación laboral – productividad – ingreso, por el aprendizaje industrial de los procesos de innovación, de gestión del cambio y modernización tecnológica y por la continuidad de los procesos de diversificación productiva hacia industrias con mayor riesgo, pero también con mayor potencial de crecimiento 21.

Este ciclo se alcanza cuando el capital industrial incorpora una acción sistemática de incrementos de productividad como factor principal de competitividad y de deducción del excedente. De esta forma, la estructura industrial crea condiciones de una interacción dinámica productiva y mercantil mediante la sinergia resultante del mejoramiento de la capacidad competitiva externa con los encadenamientos de crecimiento interno del producto. La reducción de los costos de producción y el incremento continuo de las escalas de producción son los determinantes básicos de la apertura de los mercados exteriores y del crecimiento mediante la transferencia interindustrial de la demanda. Esta dinámica de las salidas involucra tanto a los mercados del centro y la periferia, como a la dinámica estructural del mercado nacional.

En la primera fase de esta etapa, para competir a escala internacional la fuerza de la industria periférica está basada en la combinación de ganancias de productividad del trabajo con el mantenimiento de bajos niveles salariales. Esto último es posible por las exterioridades de la provisión de bienes salariales desde estructuras de producción tradicionales, internas y externas, en las que no opera nítidamente el mecanismo de la tasa de ganancia y la racionalidad de la acumulación industrial 22. Ver el cuadro 2.

En esta etapa el aspecto predominante y motor del crecimiento mercantil es la consolidación del proceso de acumulación y crecimiento industrial23. La dinámica de la acumulación se basa tanto en las ganancias de productividad –en estrecha relación con la formación del trabajador colectivo, en las firmas, en las ramas industriales y en el conjunto de la economía–, como en el progreso técnico y tecnológico (Bustelo 1992, Jenkins 1992) 24. Estos factores determinan el cambio estructural del sistema productivo y modifican los patrones de crecimiento del mercado interno.

En las nuevas condiciones de producción, las ganancias industriales son cada vez más determinadas por economías de escala correspondientes a la producción masiva. Al comienzo, el aumento de los niveles de producción depende del mejoramiento de la competitividad externa, por la disminución de los costos de producción unitarios y por la convergencia a normas de manufactura y calidad internacionales. Un aspecto fundamental de esta etapa y de la cual depende la profundización industrial es la articulación estrecha de la población laboral y las empresas con las dinámicas del avance técnico y productivo.

El paso a la deducción del excedente con base en ganancias de productividad es un problema central de esta etapa. Por esto resulta crucial la creación de estructuras reales de trabajo colectivo y cooperación para el aumento de la productividad micro, meso y macroeconómica (Stiglitz 1997). La solución que brinda el mercado exterior al problema de las salidas industriales y el mantenimiento de formas exteriores de reproducción del asalariado, crean las condiciones adecuadas para la elevación de las escalas de producción. Todo esto permite que se desarrolle la fase de crecimiento y acumulación extensiva manteniendo un nivel elevado de tasa de ganancia con base en la productividad creciente de la mano de obra con bajos salarios.

Cuando la convergencia de la producción nacional con los patrones de los mercados de salida externos se puede dar por medio de la competitividad industrial, el país periférico puede iniciar un proceso de internacionalización, de especialización y crecimiento dinámico, que corresponde a la fase 2 o régimen intermedio. El crecimiento de las exportaciones y la evolución del patrón de especialización impulsan una dinámica estructural que transforma el sistema productivo en un sistema con preponderancia y diversificación industrial.

Este proceso se pone en marcha mediante la formación en la economía periférica de núcleos, cadenas y redes de productividad mercantil e industrial y acumulación, que se concretan en disminución de los costos de producción, mejoramiento de la calidad, desarrollo de líneas de producción con perfil internacional y competitividad sistémica de la economía frente a los mercados externos (Stiglitz 1997). Se completa con la sucesión del cambio estructural por medio de la diversificación de la producción manufacturera.

Resultante del aumento de la producción a escala y de la utilización de la capacidad del equipo de capital en las cadenas impulsadas por la internacionalización, la intensificación de la producción se transmite por medio de efectos de encadenamiento de demanda y reproducción a las ramas de producción orientadas al mercado interno. Se desarrolla una doble mecánica de ampliación de las salidas industriales: la primera, ligada a las exportaciones industriales que actúan como motor del crecimiento. La segunda, como resultado de los efectos interindustriales que producen las cadenas de exportación en el crecimiento y transformación de la estructura productiva nacional.

Los efectos de difusión se aprecian en la organización de los procesos mercantiles e industriales, y en la dinámica de acumulación determinada por la productividad laboral y la transformación de la relación salarial. Esta evolución supone la profundización de la sustitución de importaciones en las ramas donde la internacionalización permite ascender la cadena productiva hacia la frontera productiva y técnica (Amsdem 1989), sobretodo en las industrias de tecnología media de consumo durable, producción intermedia y bienes de capital. Con el desarrollo hacia atrás de las cadenas impulsadas por las exportaciones se crean nuevas poleas internas de crecimiento y acumulación industrial.

La combinación de los efectos micro y mesoeconómicos, creados por la articulación de la dinámica productiva y tecnológica a los encadenamientos de ingreso y reproducción, es la que abre la senda para escalar hacia estándares avanzados de la producción capitalista. La dinámica de la acumulación en esta etapa se refuerza mediante los procesos de concentración y centralización del capital en la formación de grandes grupos industriales, para los que el despliegue internacional es un elemento estratégico de la ampliación de las salidas y del crecimiento.

Como resultado de esta dinámica estructural, en algunos países emergentes de la periferia el comercio exterior puede cumplir una función comparable a la que desempeña en la acumulación y el crecimiento industrial en los países del centro. Esta condición se cumple cuando el crecimiento industrial en la periferia se sostiene ampliando los mercados de exportación y la reproducción se articula orgánicamente con el comercio exterior (García 1998a y 1998b).

Un resultado importante de la internacionalización industrial, para los países que alcanzan este estadio de desarrollo, consiste en que al elevar las escalas de producción e ingreso de la economía, mejoran las condiciones de formación de capital físico y humano, y hacen viable el cambio de régimen de producción hacia el régimen de producción intensiva (fase 3).

Cuando la economía periférica logra evolucionar, siguiendo los efectos endógenos de encadenamiento, quedando irrigada por una dinámica de productividad y cambio técnico, esto la puede conducir a una nueva fase de internacionalización basada en la diversificación creciente de las exportaciones industriales y en la evolución dinámica del patrón de especialización.

Cuando la dinámica de crecimiento y diversificación de las exportaciones industriales se mantiene, la producción intensiva tiende a extenderse de manera progresiva a las distintas ramas, reduciendo las brechas tecnológicas y de productividad, hasta convertirse en el régimen principal de crecimiento y deducción del excedente conjunto del trabajo, el capital y el progreso técnico.

Por este camino, la economía de la periferia evoluciona hasta adoptar la estructura de una economía industrial, cambiando radicalmente su posición en la división internacional del trabajo y convirtiéndose en exportador de productos manufacturados e industriales con mayor exigencia científica y técnica. La estructura de producción y la composición sistémica del comercio exterior reflejan paulatinamente una mayor convergencia con las economías industriales, reduciendo en la práctica la brecha tecnológica. El aumento de la importancia del nuevo país industrial en el comercio mundial de mercancías y de capital es reconocido cuando alcanza el estatus de socio representativo de las grandes potencias, en igual condición que cualquier otro país industrial, y es reconocido como eje auxiliar del crecimiento en el mercado mundial 25.

La acumulación en el nuevo país industrial llega así a la fase de expansión de los mercados externos, por medio de la exportación de capital en la forma de inversión extranjera directa. Esta fase tiene como soporte la creación principalmente de organizaciones y conglomerados con orientación multinacional. Los flujos de inversión externa pasan a formar parte de las estrategias de ampliación de las salidas industriales en las diferentes zonas del mercado mundial. Las firmas multinacionales de los nuevos países industrializados se despliegan primero hacia mercados periféricos de proximidad, antes de extenderse a otros países del centro y la periferia del mercado mundial.

Inserción externa y transición industrial

La dinámica estructural en esta etapa se relaciona directamente con la transformación y modernización industrial, en un proceso que progresivamente tiende a eliminar las brechas de productividad, técnicas y tecnológicas en el sistema productivo. De estos cambios surge un sistema sectorial de tipo capitalista, fuertemente integrado al mercado mundial, y regido en definitiva por las normas institucionales de homogeneización del mercado, por los precios, salarios y tasa de ganancia.

La reproducción del nuevo país industrial se realiza bajo la forma de un sistema productivo que se desarrolla y amplía en estrecha interdependencia con los mercados externos. Esta dinámica depende en gran parte de la evolución de la economía internacional para el mantenimiento de los mercados externos y para los abastecimientos en materias primas, bienes intermedios y otros productos industriales y tecnológicos. Existe también, aunque en menor medida, la posibilidad de impulsar el crecimiento ampliando la demanda en el mercado interno, como en el régimen de acumulación fordista (Lipietz 1985).

En general, la penetración del mercado exterior es básica para la elevación de las escalas de producción en las ramas industriales. Apoyada en la productividad y en el aprendizaje técnico y tecnológico, la competitividad industrial y sistémica es la que mantiene y crea nuevas salidas a la producción industrial en el mercado mundial. De manera similar a las etapas anteriores, el crecimiento jalonado desde los núcleos de las industrias de exportación se extiende a los otros sectores por el mecanismo de encadenamiento de demanda de la producción y el ingreso (Hirschman 1986).

El desarrollo de esta etapa conlleva un cambio dinámico en la especialización internacional del país periférico, primero en la fase de exportación de manufacturas simples. Intensiva en la utilización de mano de obra barata y poco calificada, la producción crece en esta fase de manera extensiva. La continuidad de la inserción externa y la elevación de las escalas de producción crean la posibilidad de encadenamientos hacia atrás de los procesos productivos, con aumentos conjuntos de productividad que facilitan un desarrollo dinámico del patrón de especialización hacia la diversificación manufacturera en productos con mayor densidad de capital, con mayor elasticidad de demanda y con aplicación de métodos de producción y acumulación intensivos (Amsdem 1989, 2004).

Con esta evolución, a medida que se extienden las formas de organización y el régimen fordista de acumulación industrial, las formas de producción en transición mercantil disminuyen su importancia en el ingreso y en el mercado interno. La deducción del excedente pasa a depender principalmente de la productividad conjunta de los elementos del sistema de avances en capital y trabajo, mediante una relación más estrecha de la población con el progreso técnico.

La reproducción por medio de la extensión del tejido industrial a escala nacional e internacional articula el sistema productivo con el comercio exterior para la formación de nuevas salidas y para mantener los niveles de aprovisionamiento de materias primas, productos industriales y tecnológicos para mantener los ritmos de crecimiento acelerado. La dinámica del sistema está condicionada al crecimiento conjunto de las demandas intersectoriales, de exportaciones y de absorción doméstica.

En esta etapa, de reducción de las brechas con el centro, el país periférico puede acercarse a la norma de consumo y de reproducción capitalista descrita en el modelo clásico de reproducción y acumulación (Sraffa 1960). El sistema productivo, industrial, agrícola, tecnológico, tiende a homogeneizarse y a regularse por las mismas normas de distribución en cuanto a los regimenes salarial y de rentabilidad del capital. Esto conlleva a la transformación gradual de las formas exteriores de reproducción de los elementos del sistema, relacionadas con la economía tradicional e informal. El comercio exterior cumple entonces la misma función que para los países del centro (García 1998a). El doble mecanismo de especialización industrial y de aprovisionamiento externo busca garantizar los incentivos de tasa de ganancia y acumulación de capital. Por su parte, las grandes empresas multinacionales también se consolidan en la nueva economía industrial, ampliando sus inversiones comerciales e industriales a la periferia y al centro, aprovechando de manera sistemática los procedimientos de internacionalización del capital y de valorización mercantil, para la expansión de las salidas industriales y la maximización de la ganancia mediante la explotación a nivel internacional de las diferencias existentes entre los sistemas nacionales de precios y remuneraciones.

Notas al Pie

1 En la transformación de las economías periféricas, la demanda es una condición previa determinada en general desde el exterior. La demanda exterior estimula el crecimiento de la producción orientada al mercado. En la medida en que los mercados preexistentes permiten una mayor extensión y profundización de la división del trabajo, la ley de creación de los mercados de A. Smith comienza a operar gradualmente.

2 En estas etapas se pueden clasificar las diferentes economías de la periferia, desde las más atrasadas donde prevalece la economía tradicional de muy baja productividad del África, pasando por las economías heterogéneas de América Latina, Asia y Europa Oriental, hasta las más cercanas a la frontera productiva y técnica como Corea o Taiwán.

3 Nos referimos a la dimensión regional en el sentido de subnacional.

4 Esta cuestión se manifiesta de manera diferente en cada país dependiendo de las dificultades del ambiente natural para la integración física. No es igualmente fácil ni viable colonizar las pampas argentinas que la selva amazónica o las montañas andinas. La restricción no proviene sólo del medio natural como tal, sino también de su localización en relación con los mercados de salida. El ambiente y la localización definen unas condiciones iniciales que diferencian y dan parámetros a las oportunidades de colonización y transformación económica.

5 Este punto forma parte del análisis de R. Luxemburgo (1912 tercera parte), para mostrar la forma como se integran y transforman las sociedades tradicionales dentro de la órbita de los procesos de acumulación capitalista del centro.

6 En el caso de la periferia no resulta plausible pensar que tales transformaciones puedan ser realizadas desde adentro, en un contexto de autarquía. La ausencia de estructuras mercantiles internas sólidas y de condiciones institucionales adecuadas constituyen un obstáculo para alcanzar producciones de alto volumen. A. Smith razona en estos términos para mostrar los obstáculos institucionales que impedían en China, India y Egipto el desarrollo dinámico de las manufacturas y la división del trabajo, por falta de orientación al comercio exterior (1776, IV, ix). En muchos casos estos factores se refuerzan por la insuficiencia de conocimientos y experiencia técnica evidentes en las formas precarias de división del trabajo y en los bajos niveles de intercambio existentes en muchos países de la periferia durante esta etapa de su desarrollo.

7 Para una explicación de los fundamentos de la valorización comercial mediante la explotación de las diferencias de sistemas de precios, ver Marx (1894, C.XX).

8 La estructura de producción tradicional de la economía periférica en esta etapa se desarrolla en autarquía, como fuente autónoma de ingreso. Por lo tanto su reproducción es independiente del comercio exterior con el centro. Este aspecto fue destacado originalmente por R. Luxemburgo (1912).

9 El mercado nacional conlleva varios procesos de homogeneización mercantil, monetaria, de la relación salarial y del capital, con base en la delimitación política del espacio de interacción y movilidad de los elementos que estructuran la economía; ver García (1998a). En ausencia de homogeneización del espacio económico prevalecen reglas privadas carentes de regulación en los procesos de economía política.

10 Con base en la promesa de creación y renovación de esta demanda solvente por las exportaciones futuras es que el capitalismo crea la economía de crédito en dirección de la periferia. El fundamento de la economía de crédito está en la inserción de la producción y los recursos de la periferia en la valorización de los capitales del centro.

11 El mecanismo de valorización comercial opera como lo describe Marx (1894) con base en sistemas de precios separados que no interactúan directamente. Se aprecian tres fronteras de valorización: la economía tradicional de la periferia considerada como fuente autónoma de ingreso, el sistema de precios en la economía mercantil de la periferia y el sistema de precios en la economía del centro. Suponemos que los productos de la periferia se integran a la reproducción y valorización de los capitales del centro (García 1998a).

12 El que existan intercambios consuetudinarios entre las regiones no significa que el mercado nacional esté constituido. Tales intercambios pueden involucrar los excedentes de la economía tradicional de autoconsumo o subsistencia, sin ningún efecto en la reproducción de los procesos de trabajo. La complementariedad y el intercambio pueden darse solamente en bienes de consumo y sin que se configure un espacio económico con movilidad de recursos y unificación de precios y variables de distribución.

13 Cuando los productos de exportación de la periferia son productos agrícolas de consumo, la demanda por estos productos crece con el crecimiento demográfico y del ingreso de la población en el centro, hasta cuando el crecimiento demográfico se estanca o retrocede y en razón de los altos niveles de ingreso promedio, la ley de Engel comienza a operar de manera generalizada.

14 Esta problemática del asalariado restringido en las economías periféricas es lo que ha motivado las interpretaciones dualistas y de heterogeneidad estructural, conduciendo más tarde a los análisis de modernización precaria evidenciados en los estudios posteriores sobre la economía informal.

15 La creación del mercado nacional significa que la reproducción de las economías regionales se realiza por medio del intercambio, en el mercado definido por las redes comerciales que configuran el espacio mercantil en el país periférico, y también por el comercio con el exterior. Sin embargo la integración nacional no tendrá la misma importancia para todas las regiones, reflejándose en una jerarquización y diferenciación de las regiones similar a la que se aprecia a escala internacional. En este contexto, la posición de cada región se define considerando su relación con los polos de acumulación dominantes en el crecimiento y concentración del mercado nacional.

16 Al incorporarse la tasa de ganancia como mecanismo de distribución del excedente de la economía periférica, ésta empieza a presentar parcialmente los rasgos analíticos descritos en el modelo clásico de una economía organizada de producción y reproducción mercantil (Sraffa 1960).

17 En esta etapa el comercio del país periférico se extiende también a las zonas periféricas del mercado mundial. Sin embargo, la mayor proporción del comercio, la que produce el mayor impacto de ingreso y acumulación en la economía periférica sigue siendo la que se realiza con los países del centro.

18 No es el espíritu lucrativo del beneficio, sino la necesidad de subsistencia lo que predomina en este sector. Este sector se puede distinguir por dos características: la primera consiste en que se reproduce en parte mediante procesos laborales por fuera del mercado, y la segunda, que para los productores, la circulación de las mercancías de este sector no se regula por el mecanismo de la tasa de ganancia, sino por las exigencias de la reproducción de la estructura social y de los procesos de trabajo.

19 La economía de exportación se encuentra en un punto intermedio entre la economía en transición y el sistema de avances capitalista. Se supone que todo el producto de la economía de exportación pasa por el mercado, pero se regula sólo parcialmente por el mecanismo interno de la tasa de ganancia del sistema de anticipos capitalista. En general, los patrones de especialización periféricos se basan principalmente en recursos naturales mineros y agrícolas, que explotan el valor ficticio de la tierra como mercancía, dependiendo de los precios en los mercados capitalistas.

20 Palloix y Zarifian han destacado la importancia de la configuración de las estructuras colectivas de trabajo como fundamento de la productividad y del progreso técnico en las sociedades capitalistas modernas (Palloix 1981).

21 Cabe anotar que en todas las fases de la expansión industrial mientras no se ha formado plenamente el empresario innovador de Schumpeter, el papel activo del gobierno es fundamental para darle sostenibilidad y coherencia técnica y social a los procesos de diversificación de la producción y a la construcción de las redes de cooperación que configuran la competitividad sistémica (Stiglitz 1997, Garay 1999).

22 Como lo muestra Lutz (1984) en el estudio de las transformaciones durante el siglo XIX y XX en Europa, el mantenimiento de bajos salarios es posible cuando la reproducción del asalariado se basa en la provisión de los bienes salariales desde formas de trabajo tradicionales, caracterizadas por estructuras de trabajo precarias (cultivos campesinos, artesanías, economía informal) que se reproducen, en parte, por fuera del circuito de la reproducción del capital.

23 Las economías que logran alcanzar esta etapa pueden tener una evolución de gran magnitud en sus estructuras de producción hasta transformarse en economías industriales. En esta etapa, la hegemonía del capital comercial y la valorización internacional basadas en las oportunidades de especulación en la DIT, se remplazan definitivamente por la hegemonía del capital y el modo de valorización industrial. Se puede hablar de una mutación del régimen de acumulación basada sobre una modalidad de revolución industrial, esta vez con referencia a las estructuras de producción del capitalismo tardío.

24 Como pensaba Prebisch, para avanzar en esta etapa el acceso al progreso técnico resultaba esencial, y esto dependía en la práctica de las condiciones del entorno internacional en el cual juegan un papel preponderante las empresas transnacionales. Mortimore (1993) ha mostrado que las estrategias de las empresas japonesas en Asia han sido menos reticentes a la transferencia tecnológica frente a los obstáculos que mantienen las empresas estadounidenses en América Latina.

25 El centro está formado por los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE); esta institución de coordinación internacional integró en los años 1990 las economías coreana y mexicana.


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