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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772

Cuad. Econ. vol.32 no.59 Bogotá Jan./June 2013

 

INGRESO Y DESIGUALDAD. ¿CÓMO AFECTAN A LA FELICIDAD EN AMÉRICA LATINA?

Mariana Gerstenblüth1

Natalia Melgar2

Máximo Rossi3

1Economista. Se desempeña como Profesora asistente de la Universidad de la República (Urugay). E-mail: mariana@decon.edu.uy. Dirección de correspondencia: Constituyente 1502, Montevideo, (Uruguay).

2Magister en Economía. Se desempeña como Profesora asistente de la Universidad de la República (Urugay). E-mail: nmelgar@decon.edu.uy. Dirección de correspondencia: Constituyente 1502, Montevideo, (Uruguay).

3Doctor en Economía. Trabaja actualmente como Profesor en la Universidad de la República, del Center for Inter-American Policy and Research (CIPR) y de Tulane University. E-mail: mito@decon.edu.uy Dirección de correspondencia: Constituyente 1502, Montevideo, (Uruguay).

Este artículo fue recibido el 11 de marzo de 2011, la nueva versión el 9 de mayo de 2012 y su publicación aprobada el 15 de junio de 2012.


Resumen

Este trabajo analiza la relación entre la distribución del ingreso y el bienestar in-dividual a partir del nivel de felicidad reportado por los individuos en la encuesta Latinobarómetro 2008. La principal contribución de este trabajo es el análisis no solo del efecto directo del desempeño económico (medido a través del ingre-so per cápita, el índice de desarrollo humano, y la incidencia de la pobreza y la inequidad), sino también de los impactos indirectos de las características macroe-conómicas de los países. En el documento se estiman modelos probit y se verifican los resultados esperados en cuanto a las características personales y a las variables macroeconómicas.

Palabras clave: felicidad, inequidad, América Latina, bienestar, Latinobarómetro.

JEL: D31, D60, F00, I32, O57.

Abstract

This paper analyzes the relationship between income distribution and individual wellbeing levels based upon the happiness levels reported by individuals in the Latinobarometro survey 2008. The main contribution of this paper is to study not only the direct effects of the economic performance (measured by per capita in-come, human development index, and the incidence of poverty and inequality), but also the indirect ones of the macroeconomic characteristics of the country. Probit models are estimated and the expected results are verified with respect personal characteristics and economic variables.

Keywords: happiness, inequality, Latin America, welfare, Latinobarometro.

JEL: D31, D60, F00, I32, O57.

Résumé

Ce travail analyse le rapport entre la distribution des revenus et le bien-être indi-viduel compte tenu du niveau de bonheur déclaré par les individus dans le sondage Latinobarómetro 2008. La contribution principale de cet article est celle d'analyser l'effet direct de la performance économique (mesuré par le revenu par habitant, l'indice de développement humain et l'incidence de la pauvreté et des inégalités), mais également les suites indirectes des caractéristiques macroéconomiques des pays. Dans le document on estime des modèles probit et vérifié les résultats atten-dus en termes de caractéristiques personnelles et variables macroéconomiques.

Mots clés: bonheur, inégalité, Amérique latine, bien-être, Latinobarómetro.

JEL : D31, D60, F00, I32, O57.


INTRODUCCIÓN

La aproximación a la utilidad empleando únicamente el ingreso tiene poco para decir cuando se busca comprender cabalmente cuáles son los determinantes de la felicidad de los individuos. Prueba de ello es la amplia literatura, principalmente originaria de los países desarrollados, en la cual se encuentra que las naciones con mayores tasas de crecimiento en los últimos 50 años, no han mostrado mejoras en los niveles de felicidad (ver por ejemplo el trabajo de Frey y Stutzer, 2002). La mayor disponibilidad de bienes y servicios permite satisfacer las preferencias a un menor costo económico que en el pasado; a la vez que el progreso económico puede crear un freno al bienestar a través de la insatisfacción permanente de los individuos.

En este sentido, recientemente se ha escrito una vasta literatura que hace referencia a la economía de la felicidad y su relación con variables individuales y macroe-conómicas. Sin embargo, con respecto al caso latinoamericano hay pocos an-tecedentes. De esta forma, se destaca la importancia de contar con trabajos que ahonden en la comprensión de los determinantes de la felicidad en la región.

Teniendo en cuenta que América Latina es la región más desigual del mundo, y que estudios previos para otras regiones han encontrado una fuerte relación entre inequidad y felicidad, es que en el presente trabajo aborda el tema. Si el vínculo entre ambas variables existe, y es positivo, se le podría asignar a la inequidad el rol de mecanismo de persistencia de las desventajas de los más pobres y falta de oportunidades. Asimismo, entender esta relación puede contribuir a la promoción y apoyo de políticas redistributivas, como mecanismo para mejorar el grado de satisfacción de los El objetivo de este trabajo es brindar evidencia de los efectos de las aspectos individuales y examinar los efectos de las características del país de residencia (por ejemplo, la distribución de ingresos).

La estructura del documento es la siguiente. En la primera parte se presentan los trabajos previos y la evidencia empírica más relevante para el presente análisis. En la segunda sección se sintetiza la metodología y la información estadística utiliza-da. El tercer apartado analiza los principales resultados obtenidos. Por último, se formulan las conclusiones.

LITERATURA PREVIA

Desde la ciencia económica las investigaciones sobre felicidad son relativamente recientes. El vasto conjunto de literatura existente se basa en encuestas de opinión pública que incluyen preguntas sobre satisfacción con la vida o el nivel de felicidad individual.

Diversos estudios muestran que algunas características personales juegan un rol significativo en determinar la felicidad del individuo. Entre ellas se destaca la importancia de variables económicas (como el ingreso y el vínculo con el mercado de trabajo) y el papel significativo de las características socio-demográficas (edad, género, estado civil, entre otras).

En referencia a la relación entre edad y felicidad, la literatura previa muestra que existen efectos no lineales y en particular en forma de U. En general, estos trabajos identifican que los niveles más bajos de felicidad se encuentran entre los 45 y 64 años de edad (Deaton, 2008; Gerdthman y Johannesson, 2001; Peiró, 2001). Igual-mente, Blanchflower y Oswald (2008) confirman este resultado para una amplia y heterogénea muestra de países (72 países, incluyendo desarrollados y en vías de desarrollo).

Con respecto al estado civil se han documentado efectos ambiguos, lo cual podría estar relacionado con la situación actual y pasada del individuo (Argyle, 1987; Diener, Suh, Lucas y Smith, 1999; Helliwell, 2003). Por su parte, autores como Blanchflower (2008), Atlas y Skinner (2009) y Easterlin (2002) mostraron que los años de educación estaban correlacionados positivamente con el nivel de felicidad reportado. Este resultado puede explicarse porque niveles educativos más altos están asociados a un status social mayor, y a que la educación brinda herramien-tas para enfrentar experiencias negativas. Sin embargo, en trabajos previos para América Latina (Graham, 2008; Gerstenblüth, Rossi y Triunfo, 2008) los resulta-dos no son concluyentes, dado que en muchos casos el efecto de la educación no es significativo.

Igualmente, los efectos de ser mujer u hombre presentan cierta ambigüedad. Sin embargo, en general, se observa que las mujeres tienden a reportar mayores niveles de felicidad que los hombres, aunque existe evidencia sobre una disminución de esta diferencia (Blanchflower y Oswald, 2004; Graham y Felton, 2006; Stevenson y Wolfers, 2009).

Por su parte, la situación laboral del individuo ha sido considerada como un factor relevante para explicar el nivel de felicidad reportado. Se ha proporcionado evi-dencia sobre el efecto negativo de estar desempleado, siendo la desocupación uno de los factores que más disminuye el bienestar (Clark y Oswald, 1994; Di Tella, MacCulloch y Oswald, 2000; Helliwell, 2003). Además, son varios los trabajos que argumentan la relevancia del rol del ingreso, el ingreso relativo y los cambios del mismo sobre la felicidad (Deaton, 2008; Easterlin, 2006; Frank, 1999; Frey y Stutzer, 2002; Gerdthman y Johannesson, 2001)4.

.

Por ejemplo, Frey y Stutzer (2002) muestran que existe una relación positiva entre ingreso y felicidad. Los autores señalan que los individuos ajustan sus aspiraciones en el tiempo y es la brecha entre aspiraciones y logros, el factor que determina la felicidad en el tiempo. Este hecho es corroborado al encontrar que, a pesar del crecimiento del ingreso en algunos países, la felicidad se ha mantenido relativa-mente estable o incluso se ha reducido en algunos países. En línea con lo anterior, Easterlin (2006) afirma que la gente con ingresos más altos es en la media más feliz; sin embargo, aumentos del ingreso de todos los individuos que no tengan impacto sobre los ingresos relativos, no incrementan los niveles de felicidad. Para Frank (1999), altos ingresos no se traducirían en niveles de felicidad más elevados, debido a que las personas están interesadas en su posición relativa con respecto a otros individuos y no en sus ingresos absolutos. De acuerdo con Lora (2008), los latinoamericanos no son diferentes al resto en este aspecto.

Ahora bien, adicional a los elementos en el escenario micro, se esperaría que las características del país de residencia determinen el nivel de felicidad reportado por los individuos. Con respecto a la distribución de ingresos o la inequidad, Alesina, Di Tella y MacCulloch (2004) muestran que en regiones donde la movilidad social es menor (como en Europa), la inequidad reduce los niveles de felicidad reporta-dos; mientras que en países donde la movilidad social es más alta (como en Es-tados Unidos), la inequidad no genera diferencias significativas en los niveles de felicidad. Veenhoven (1990) estableció que la felicidad presenta una distribución más uniforme en aquellos países en los cuales la distribución del ingreso también tiende a ser homogénea.

En la comparación internacional se ha identificado que un mayor PIB per cápita no implica una felicidad más alta en los individuos (Blanchflower y Oswald, 2008; Diener y Oishi 2000; Easterlin, 1974; Myers 2000; Oswald, 1997). Sin embar-go, Di Tella, MacCulloch y Oswald (2003), utilizando datos de Estados Unidos y 12 países europeos, muestran que los movimientos macroeconómicos tienen un efecto significativo en la felicidad individual. Por lo tanto, en el caso de América Latina, donde la inestabilidad económica ha sido una característica relevante de varios de los países que la integran, se podría esperar que el PIB per cápita sea un determinante significativo.

Respecto a la inequidad, el caso latinoamericano también es distinto. De acuer-do con Graham y Felton (2006), si bien se encuentra el mismo efecto negativo que para Estados Unidos y Europa (Alesina et al., 2004; Di Tella, MacCulloch y Layard, 2003), el efecto sobre la felicidad es de mayor magnitud.

La presente investigación es una ampliación de algunos resultados previos, al exa-minar la relevancia de los efectos indirectos de las características macroeconómi-cas del país de residencia y el nivel de ingresos relativo del individuo.

FUENTE DE DATOS Y METODOLOGÍA

Latinobarómetro es una encuesta personal de periodicidad anual que recoge la opinión pública con respecto a fenómenos sociales, económicos y políticos, lleva-da a cabo por la Corporación Latinobarómetro en 18 países latinoamericanos.

A partir de la encuesta realizada en 2008 se obtuvo el set de micro-datos. El cuestionario incluye la siguiente pregunta sobre felicidad: "En general, usted diría que es: . . . 1) muy feliz, 2) bastante feliz, 3) no muy feliz y 4) nada feliz". El Cuadro 1 muestra la distribución de las respuestas para el total de la muestra y por país.

Como se evidencia en el Cuadro 1, las respuestas se concentran en la categoría "bastante feliz" (41,09 %) y son bajos los porcentajes de individuos que indican las respuestas "nada feliz" o "no sabe/ no contesta". Considerando las respuestas por país de residencia, se encuentra que solo en seis casos la mayor frecuencia está en la categoría "muy feliz" (Guatemala, México, Colombia, Honduras, El Salvador y República Dominicana).

A partir de esta pregunta se construyó la siguiente variable, con el propósito de ser utilizada como variable dependiente:

FELIZ = 1 si la respuesta es "muy feliz" o "bastante feliz" y 0 en otro caso

Ahora bien, para reducir el sesgo de orden (cuando los entrevistados favorecen una pregunta por su posición en una lista) la pregunta debe ubicarse al principio del cuestionario, lo que efectivamente sucede en el Latinobarómetro 2008 (Graham,2008).

Si bien sería factible argumentar que este tipo de preguntas son susceptibles de presentar un sesgo positivo, dado que el individuo podría preferir dar la respuesta "deseable socialmente". No obstante, hace décadas diversos estudios desde la psicología han demostrado que este sesgo no es relevante (Rorer, 1965 y Bradburn, 1969).

Dada la variable FELIZ, se emplearon modelos Probit5 a partir de los cuales se es-timó la probabilidad de que un individuo "sea feliz" (FELIZ = 1), utilizando como aproximación de la felicidad el auto-reporte individual de felicidad mencionado.

Los modelos estimados incluyen el mismo set de variables independientes que fueron seleccionadas según la literatura previa sobre el tema. En el Cuadro 2 se presenta la descripción de las variables independientes incluidas en los modelos, la media muestral, la desviación estándar y la fuente correspondiente).

Es importante tener en cuenta que en las ciencias sociales es difícil distinguir entre correlación y causalidad, excepto en el caso de experimentos controlados, en los cuales los individuos sean elegidos al azar, y cualquier diferencia observada entre el grupo de control y el de tratamiento puede ser atribuible al experimento (Altonji, Elder y Taber, 2005).

Desde la perspectiva económica, los factores que afectan los niveles de felicidad pueden tener los clásicos problemas de endogeneidad, por lo cual, los resultados pueden llevar a estimadores sesgados de los coeficientes. La endogeneidad existe si las variables independientes están correlacionadas con el término de error. Dicha correlación puede resultar de la selección en observables (Rosenbaum y Rubin, 1983) o selección en inobservables (Heckman y Robb, 1985). Las estimaciones a partir de modelos probit "sesgadas" pueden ser vistas como resultados de la forma reducida, reflejando la relación global entre la felicidad y sus covariantes, pero no la relación estructural. La única forma de obtener estimadores insesgados es mediante el uso de un método de estimación que tome en cuenta estos sesgos, lo cual requiere de bases de datos que incluyan restricciones de exclusión para cada variable potencialmente endógena. Sin embargo, esto no es posible con el set de datos disponible.

RESULTADOS

De acuerdo con los resultados de los cinco modelos especificados, la probabilidad de ser feliz en 2008, en América Latina se encontraba entre 73,9%y 75,1 %. Como muestra el Cuadro 3, todos los modelos fueron estimados con el mismo conjunto de variables socio-demográficas. El primer modelo se calculó con efectos por país de residencia, mientras que los modelos 2 a 4 incluyeron distintas características del desempeño macroeconómico del país.

En el primer modelo, Uruguay es la variable omitida y por lo tanto, los resultados deben ser interpretados con respecto a este país. En primer lugar, se destaca que Guatemala es el único país que registra un signo positivo, es decir, el único caso en el cual los ciudadanos son significativamente más felices que los uruguayos. En segundo lugar, se encuentra que no hay diferencias significativas entre uruguayos y brasileños, único país de la muestra que resulta no significativo. Residir en alguno de los restantes países de la muestra reduce la probabilidad de ser feliz con relación a los habitantes de Uruguay. Las diferencias van de 3 puntos porcentuales menos (en el caso de Colombia) a 44 puntos porcentuales (en el caso de Bolivia).

Igualmente, los modelos muestran que el efecto de la edad, en línea con la litera-tura previa, presenta forma de U, alcanzándose el mínimo entre los 54 y 56 años. Este perfil está claramente definido y es el encontrado en diversos trabajos previos para la región y los países desarrollados (Deaton, 2008; Gerdthman y Johannesson, 2001). Asimismo, los resultados indican que no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en el caso de América Latina. Este resultado no es sor-prendente, en la medida que no existe en la literatura un patrón claro al respecto.

Con relación a la escolaridad se identificó que impactaba positivamente en la feli-cidad individual. En particular, es más probable que un individuo que al menos ha iniciado estudios secundarios, indique ser más feliz frente a uno que no lo hizo.

La probabilidad de ser feliz es, en general, estrictamente creciente a medida que se van alcanzando mayores niveles educativos. Tener educación secundaria completa aumentó entre 3 y 4 puntos porcentuales la probabilidad de ser feliz, mientras que en el caso de individuos con educación terciaria completa, el efecto marginal correspondiente iba entre 11 y 14 puntos porcentuales.

Es importante destacar este resultado, en la medida que en estudios previos (Gra-ham, 2008), el nivel educativo no era un factor significativo en la explicación de la felicidad en América Latina, a diferencia de lo que ocurre en los países desarrolla-dos. No obstante, al no controlar por el ingreso absoluto de los individuos, se debe ser cauteloso, dado que esta variable puede recoger aspectos relacionados con un mayor nivel de ingreso.

El estado civil es otro determinante de la felicidad individual. El hecho de estar di-vorciado o viudo redujo la probabilidad de ser feliz en relación con los solteros (en-tre 7 y 9 puntos porcentuales), en tanto los casados presentaron un efecto marginal en el entorno a 3 puntos porcentuales. La evidencia respalda este hallazgo, en general los casados o en unión libre suelen reportar mayores niveles de felicidad y efectos de larga duración (Blanchflower, 2008).

De otra parte, se destaca que estar desocupado pareció no influir de forma impor-tante en la felicidad de los latinoamericanos. Si bien, es un hecho estilizado que el desempleo es uno de los momentos más traumáticos en la vida de los individuos y con peores efectos sobre la felicidad, en este caso no se encontraron diferencias significativas entre desocupados y ocupados. En dos de los cinco modelos, el efec-to marginal de ser inactivo laboralmente fue significativo y positivo. Dado que el 77% de los inactivos de la muestra eran jubilados o pensionados, la explicación radica en que dichas personas tenían una mayor posibilidad de ocio, a la vez que se encontraban en la parte ascendente de la relación entre edad y felicidad.

En cuanto a la religiosidad, no se lograron identificar diferencias significativas entre aquellos que se declararon católicos o protestantes y quienes decían no pro-fesar ninguna religión. Sin embargo, sí se establecieron disimilitudes en la práctica religiosa: ser practicante o muy practicante incrementó entre 5 y 11 puntos por-centuales la felicidad individual, en relación con los que no practican.

Adicionalmente, se evidenció que el nivel de ingreso estaba positivamente corre-lacionado con la felicidad, cuanto más alto se ubica el individuo en la escala de ingresos de su país, mayor será la probabilidad de que indique ser feliz.

Los modelos 2 a 4, incluyen variables representativas de las características del país de residencia. En el segundo modelo se observa que la inequidad (medida a través del Índice de Gini) no impacta directamente en la felicidad individual, pero si la afecta indirectamente a través de la escala subjetiva de ingresos.

Los individuos que se perciben como relativamente más ricos, registran mayor probabilidad de ser felices aunque este efecto depende de la distribución del in-greso en el país, a mayor inequidad menor será la relevancia del efecto anterior.

Este resultado es evidencia a favor de que los individuos prefieren situaciones más equitativas.

Por otro lado, los modelos 3 a 5 muestran que el desempeño macroeconómico (me-dido a mediante el PIB per cápita) y la calidad de vida de la población (incluida por medio del Índice de Desarrollo Humano y la incidencia de la pobreza) jue-gan un rol relevante como determinantes de la felicidad. Aquellos individuos que viven en países con mayores niveles de ingresos per cápita, con menores niveles de pobreza o con mayores niveles de desarrollo humano tienden a ser más felices. Los modelos 3 a 5 fueron estimados con las interacciones correspondientes, pero ninguna de ellas resultó significativa6.

Este resultado indica que si bien vivir en países más ricos o con mayores niveles de desarrollo humano influye positivamente en la felicidad individual, situaciones sociales negativas como altos índices de pobreza –que podrían estar relacionados con mayores ratios de población viviendo en asentamientos irregulares, mendigan- do en las calles o incluso mayores niveles de violencia y criminalidad–, inciden en sentido contrario.

CONCLUSIONES

De acuerdo con los resultados obtenidos, los guatemaltecos y los uruguayos pre-sentaron los niveles de felicidad más altos de América Latina en 2008, mientras que la última posición del ranking era ocupada por Bolivia.

Con respecto a las características personales, se encontró que la felicidad era de-creciente hasta el entorno de 54 y 56 años, y que a partir de este rango de edad comenzaba a crecer. La felicidad era mayor para los más educados, los casados, los inactivos y muy religiosos (aunque no es relevante el grupo religioso con el cual se identifica el individuo) y era menor para los divorciados o viudos.

Se destaca la contribución principal de este trabajo a la literatura: las condiciones macroeconómicas importan tanto directa como indirectamente. Por un lado, vivir en un país con un mayor producto per cápita, menor proporción de personas por debajo de la línea de pobreza y mayor índice de desarrollo humano generan condi- ciones favorables que hacen a las personas más felices. Por otro lado, la inequidad en América Latina, si bien no juega un rol directo sobre la felicidad individual, co-mo sucede en otras regiones, tiene un efecto indirecto a través de la escala subjetiva de ingresos. Aquellos individuos que se ubican más alto en esta escala reportaban niveles más altos de felicidad, pese a que dicho efecto se viera atenuado por la inequidad existente en su país.

Por último, de lo mencionado surgen implicancias de política que poseen el po-tencial de mejorar el bienestar de la población. Aquellas políticas cuyos obje-tivos sean mejorar la distribución del ingreso, aumentarán el bienestar de los más desfavorecidos directamente y a toda la población en su conjunto, dado el efecto indirecto sobre la felicidad. Además, toda política cuyo objetivo sea reducir la po-breza, incrementar el PIB per cápita o el IDH también tendrá un impacto directo en el bienestar, no sólo por el objetivo directo de la política sino por su efecto directo en la felicidad individual de los ciudadanos de ese país.

NOTAS AL PIE

4 Para una extensa revisión sobre la relación entre ingreso y felicidad, ver Lora (2008).

5 Se encuentran disponibles, a solicitud de los lectores, los resultados obtenidos mediante modelos Logit. Como es de esperar, los resultados son muy similares.

6 Estos modelos no se incluyeron en el Cuadro 3.


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