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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772

Cuad. Econ. vol.33 no.63 Bogotá July/Dec. 2014

https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v33n63.45339 

http://dx.doi.org/10.15446/cuad.econ.v33n63.45339

La estabilidad-inestabilidad laboral de jóvenes argentinos desde una perspectiva interdisciplinaria y longitudinal

The occupational stability/instability of argentinean youth from an interdisciplinary and longitudinal perspective.

Stabilité et instabilité professionnelle chez les jeunes argentins dans une perspective interdisciplinaire et longitudinale.

A estabilidade-instabilidade trabalhista de jovens argentinos vista de uma perspectiva interdisciplinar e longitudinal.

Mariana Bussoa

Maria Eugenia Longob

Pablo Pérezc

a CEIL del CONICET y UNLP, Argentina.

b CERTA, Canadá, y LEST-UMR7317, Francia.

c CEIL del CONICET y UNLP, Argentina.


Resumen

En el presente artículo nos proponemos analizar el lugar que ocupa la estabilidad e inestabilidad laboral en los primeros años de las trayectorias socio-ocupacionales de jóvenes argentinos. Para ello partimos de un estudio longitudinal, movilizando estrategias de investigación cuantitativas, a partir de datos de la Encuesta Permanente de Hogares, y estrategias cualitativas, a partir de información recabada en dos ondas de entrevistas en profundidad realizadas en el 2006 y 2008 en el marco del Panel "Trayectorias, disposiciones laborales y temporalidades" de jóvenes egresados de diferentes tipos de formación (secundaria y profesional).

Palabras clave: inserción laboral, trayectorias laborales, jóvenes, precariedad laboral, perspectiva longitudinal, Argentina.

JEL: J62, J13, J21, Z13.

Abstract

The aim of this article is to analyze the place that occupies job stability and instability in the early years of the socio-occupational trajectories of young argentines. We start from a longitudinal study, mobilizing quantitative research strategies, from the permanent household survey data, and qualitative strategies, from information collected in two waves of interviews in 2006 and 2008 in the frame of the Panel "Paths, working arrangements and temporalities" of young graduates of different types of education (high school and vocational).

Keywords: Employment, work career, youth, precarious work, longitudinal perspective, Argentina.

JEL: J62, J13, J21, Z13.

Résumé

Dans cet article nous nous proposons d'analyser la place qu'occupent la stabilité et l'instabilité professionnelle au cours des premières années des trajectoires socio-occupationnelles des jeunes Argentins. Pour cela nous partons d'une étude longitudinale, en faisant usage des stratégies de recherche quantitatives, basées sur les données de l'Enquête Permanente des Foyers, et des stratégies qualitatives, à partir de l'information recueillie lors de deux séries d'entretiens approfondis, réalisés en 2006 et 2008 dans le cadre du séminaire «Trajectoires, dispositions professionnelles et temporalités » des jeunes diplômés de différents types de formation (secondaire et professionnelle).

Mots-clés: Insertion professionnelle, trajectoires professionnelles, jeunes, précarité professionnelle, perspective longitudinale, Argentine.

JEL: J62, J13, J21, Z13.

Resumo

No presente artigo, queremos analisar o lugar que ocupam a estabilidade e instabilidade trabalhista nos primeiros anos das trajetórias socio-ocupacionais de jovens argentinos. Para isso, partimos de um estudo longitudinal, mobilizando estratégias de pesquisa quantitativas, a partir de dados da enquete permanente de lares, e estratégias qualitativas, a partir de informação conseguida em duas séries de entrevistas em profundidade, realizadas em 2006 e 2008, no marco do painel "Trajetórias, disposições trabalhistas e temporalidades" de jovens detentores de diferentes tipos de formação (secundária e profissional).

Palavras-chave: Inserção laboral, trajetórias trabalhistas, jovens, precariedade trabalhista, perspectiva longitudinal, Argentina.

JEL: J62, J13, J21, Z13.

Este artículo fue recibido el 12 de diciembre de 2012, ajustado el 5 de febrero de 2014 y su publicación aprobada el 5 de febrero de 2014.


INTRODUCCIÓN

En Argentina, tras varios años de crecimiento continuo del producto interno bruto (PIB), los niveles de empleo muestran una clara recuperación respecto a la situación observada durante la salida de la convertibilidad a fines de 2001. El desempleo ha disminuido a cifras de un dígito, su nivel más bajo desde comienzos de la década de los noventa. No obstante el contexto favorable, se develan grupos sociales que presentan realidades laborales particularmente adversas, entre los que se destaca el grupo de los jóvenes. Su tasa de desempleo es considerablemente superior a la correspondiente a los trabajadores adultos y los empleos a los que acceden suelen ser precarios, sin protección laboral, e inestables.

La "estabilidad" en el empleo fue durante varias décadas una norma social por excelencia en distintos países del mundo, y Argentina no fue la excepción. El anhelo de un empleo "estable y para toda la vida" no siempre se condijo con la posibilidad real de acceder a una relación laboral con esas características, pero sin embargo era parte del horizonte deseable/esperable de todo trabajador (Sennet, 2000).

En este contexto, en el presente artículo nos proponemos indagar en qué medida los jóvenes argentinos acceden a empleos estables, qué condicionamientos sociales y estructurales se encuentran asociados a una mayor o menor estabilidad en el empleo, y, por último, si la estabilidad laboral actualmente es un criterio movilizado por los jóvenes al momento de buscar/aceptar un empleo. Nos estaremos preguntando, entonces, en qué medida la menor estabilidad que detentan los jóvenes respecto de los adultos está vinculada a la experimentación asociada a los comienzos de su carrera laboral, o bien está determinada estructuralmente por los sectores de actividad en los cuales se insertan, por la dinámica del mercado laboral, o bien por características propias que presentan los jóvenes, como estudios alcanzados, condición social, etc. Vinculado al punto anterior, deseamos conocer si la inestabilidad es transitoria -una suerte de pasaje hacia una trayectoria laboral más estable-, o bien si el pasaje por un empleo inestable determina la perdurabilidad en empleos de ese tipo. Por último, buscaremos analizar la importancia asignada por los jóvenes a la estabilidad al momento de buscar/aceptar un empleo y ver en qué medida esto se relaciona con los empleos que efectivamente obtienen.

En líneas generales, el artículo aporta a la comprensión de la situación laboral de jóvenes argentinos durante el período caracterizado por el final de sus estudios secundarios o su formación profesional, en tanto momento significativo en sus vidas, centrando el interés en la estabilidad e inestabilidad propias de sus procesos de inserción laboral.

A nivel conceptual, la problemática de la inestabilidad laboral se encuentra asociada a la precariedad laboral. Es decir, el trabajo precario se contrapone a lo que usualmente se conoce como "empleos típicos", caracterizados por una relación asalariada (en relación de dependencia), trabajo a tiempo completo (de acuerdo con la jornada máxima legal vigente), que se lleva a cabo dentro del ámbito físico de un establecimiento urbano, con un contrato de duración por tiempo indeterminado (CDI) que goza de la garantía de estabilidad y está registrado ante la Seguridad Social, lo cual le otorga protección social al trabajador y su familia.

Contrariamente, la relación laboral irregular e inestable, caracterizada por lo general por contratos de duración por tiempo determinado (CDD) y legalmente desprotegidos, es lo que se denomina trabajo precario, el cual se expresa en la participación intermitente en la actividad laboral y en la disolución del modelo de asalariado socialmente vigente (Pok, 1992). En otras palabras, el empleo precario debe ser definido esencialmente por su debilidad en cuanto a la permanencia de la relación salarial de dependencia, con sus implicancias jurídicas y económicas en materia de estabilidad, así como de protección legal y de seguridad social (Neffa, Panigo y Pérez, 2000).

En el caso particular de los jóvenes, analizar la estabilidad-inestabilidad de sus empleos en una etapa particularmente signada por los cambios, es una manera precisa de observar la discontinuidad general a la que están sometidas sus trayectorias. Como veremos en el transcurso de este artículo, indagaremos la cuestión de la estabilidad a nivel agregado, a partir de la descripción de los empleos estables o inestables de los jóvenes y desde una perspectiva individual y subjetiva, a partir del análisis cualitativo de las disposiciones al empleo de un grupo de jóvenes entrevistados en dos momentos de sus trayectorias (años 2006 y 2008).

Es decir, el estudio complementará el análisis cuantitativo de datos estadísticos agregados a escala nacional, con la deconstrucción e interpretación cualitativa de los datos del panel longitudinal "Trayectorias, disposiciones laborales y temporalidades de jóvenes"1 del Gran Buenos Aires, donde se busca comprender la situación personal-laboral de un grupo de jóvenes argentinos, dando cuenta de diferentes dimensiones de sus vidas (residencial, familiar, educativa, laboral, temporal, biográfica, amorosa...). En el presente artículo procesaremos datos relativos centralmente a lo laboral, a la formación educativa, y a los proyectos a mediano y largo plazo asociados a ellos.

Tanto para los datos cuantitativos como cualitativos, tomaremos el 2008 como momento de referencia. La segunda onda de entrevistas del panel longitudinal fue realizada en dicho año, por lo que se procesarán datos cuantitativos correspondientes a ese período, permitiéndonos contextualizar la situación de los jóvenes entrevistados.

El procesamiento y análisis de ambos tipos de datos, nos permitirá colaborar en el proceso de comprensión de la estabilidad laboral en tanto "norma social", analizando distintos factores que intervienen y se articulan en las trayectorias sociolaborales de jóvenes, y por tanto, en la relación que establecen con el trabajo2.

LA PERSPECTIVA LONGITUDINAL E INTERDISCIPLINARIA COMO ESTRATEGIA METODOLÓGI CA PARA ESTUDIAR EL EMPLEO DE LOS JÓVENES

Cuando nos interesamos en comprender los procesos sociales, en particular en la relación de los sujetos con el mundo del trabajo, tenemos la posibilidad de partir del análisis de historias personales y de observar la sucesión de acontecimientos que les conciernen, buscando establecer vínculos de articulación -y determinación- con procesos macrosociales. Para complejizar el análisis, podemos servirnos de estudios longitudinales, los cuales producen datos extensivos que tienen en cuenta el tiempo y la evolución de los procesos sociohistóricos, siendo el objetivo de los mismos el conocimiento de los fenómenos sociales bajo el ángulo de su duración (Degenne, 2001).

Los estudios longitudinales suponen la aplicación del mismo dispositivo de recolección de datos a los mismos individuos en momentos diferentes del tiempo. Dichos individuos pueden ser categorías sociales o personas físicas (Longo, 2011). Es decir, los estudios de este tipo siguen a la misma categoría social en el tiempo (por ejemplo, jóvenes varones egresados en el 2000 del Polimodal) y, en otros casos, siguen a la misma persona a lo largo de su crecimiento y evolución (por ejemplo, "Juan Pérez al final de la formación y dos años más tarde"), lo que algunos autores denominan como "estudios de panel". En esta investigación movilizaremos ambos tipos de perspectivas longitudinales.

A diferencia de algunos países europeos como Francia, los estudios longitudinales en Argentina no forman parte de dispositivos públicos. Sin embargo, existen algunos ejemplos de estudios longitudinales cualitativos, entre ellos los estudios de seguimiento de egresados (Aisenson, 2009; Filmus, Kaplan, Miranda y Moragues, 2001; Longo, 2011; Panaia, 1998, 2006; ocupan un lugar central). La riqueza y la originalidad de este método en el seno de un contexto social cambiante como el argentino y de un medio académico tradicionalmente acostumbrado a los estudios retrospectivos, permiten abrir nuevos debates y nuevas perspectivas de análisis.

Igualmente, en nuestro país los datos estadísticos disponibles no permiten siempre una articulación de secuencias para restaurar trayectorias objetivas a mediano o largo plazo. Sin embargo, existen medios alternativos para reconstruir recorridos laborales en el tiempo. En este artículo, el análisis cualitativo y longitudinal de jóvenes del Gran Buenos Aires, ha sido contextualizado por el procesamiento de datos cuantitativos provenientes de la totalidad de aglomerados que conforman la muestra de la Encuesta Permanente de Hogares del indec3, correspondientes al 2008 (período en el que se realizó la segunda onda de entrevistas a los jóvenes del panel).

En particular, para analizar las transiciones de los jóvenes entre dos momentos del tiempo, hemos utilizado matrices de transición entre dos años consecutivos para el período 2007-2008. En Argentina existen varios trabajos que utilizan transiciones ocupacionales, entre ellos, Beccaria (2001), Beccaria y Maurizio (2003), Paz (2003), MTEySS (2005), Fernández, Maurizio y Monsalvo (2007), Jacinto y Chitarroni (2009); estos dos últimos presentan la particularidad -aunque con diferentes metodologías a la utilizada en el presente trabajo- de analizar algunos aspectos de la movilidad ocupacional de trabajadores jóvenes.

En nuestro trabajo hemos decidido "pegar" los casos de los cuatro trimestres de cada año generando una "muestra ampliada" (anual), evitando contabilizar más de una vez a la misma persona cuando esta era relevada en más de un trimestre. Luego comparamos su situación ocupacional con la "muestra ampliada" del año siguiente. Esta opción evita que trabajemos con una muestra pequeña que al desagregarse puede conducirnos a estimaciones con elevados coeficientes de error. La rotación de la Encuesta permanente de Hogares (EPH) permite el seguimiento de las personas entre el mismo trimestre de dos años consecutivos (entre otras posibilidades4), dado que mantiene un 50% de la muestra en común (Indec, 2003). No obstante, en el procedimiento de "pareo" entre ambas ondas se "pierden" individuos debido a causas como la variación en la composición de los hogares (salida de personas de los hogares en que se encontraban en la onda anterior), por cambios geográficos de los hogares o por dificultades en el pareo a través de las variables de identificación utilizadas. De esta manera, la población pareada puede presentar algún sesgo5, por lo cual el análisis solo tiene validez para la población recuperada. Como es habitual en este tipo de análisis (Barkume y Horvath, 1995; Clark y Summers, 1982), las filas de la matriz muestran la condición de actividad de los trabajadores en el período inicial y las columnas su situación el período posterior.

Los criterios muestrales de los jóvenes del panel cualitativo longitudinal analizado en la presente ponencia han sido: a) estar finalizando la formación (secundario Polimodal o Técnico en su mayoría y la Formación Profesional para aquellos que abandonan tempranamente el secundario), b) el contenido o la modalidad de formación (secundario Polimodal, secundario Técnico y Formación Profesional), c) el sector de gestión del establecimiento educativo (pública o privada) al que asistió el joven y d) la ubicación geográfica de las instituciones a las que asiste, todas situadas en tres partidos de la zona norte del Gran Buenos Aires. Una vez satisfechos estos criterios existió, además, una repartición similar por sexo, de varones y mujeres.

En la primera onda de relevamiento se realizaron 84 entrevistas en profundidad, mientras que dos años más tarde, en 2008, 78 jóvenes pudieron ser reentrevistados6. Esta reducción en el número de la muestra es baja respecto a lo que suele suceder en los estudios diacrónicos, en los cuales la pérdida de casos de la primera a la segunda serie suele ser en general elevada (Degenne, 2001).

En lo que respecta a los jóvenes del panel, las distintas formaciones agrupan jóvenes de orígenes sociales diversos; sin embargo, existen algunas tendencias significativas al interior de las mismas. En los secundarios privados, sea Polimodal o Técnico, dos tercios de los jóvenes provienen de hogares de origen social medio y son los más frecuentes a pertenecer a un origen alto. Eso no excluye la presencia de jóvenes de origen bajo en el caso del Polimodal privado (que representan una quinta parte). Entre los jóvenes de secundarios públicos Polimodal y Técnico, más de la mitad en cambio provienen de origen social bajo, existiendo igualmente una presencia relevante (un tercio) de jóvenes de origen medio en ambos casos. Por último, los jóvenes de Formación Profesional provienen en su totalidad de hogares de origen social bajo.

El presente estudio, por tanto, tiene la particularidad de ofrecer un análisis longitudinal, pero fundamentalmente interdisciplinario e intermetodológico, al complementar datos y análisis cuantitativos y cualitativos. En el primer caso, nos permitirán dilucidar quiénes son los jóvenes que se insertan en actividades laborales jurídicamente estables e inestables, qué sectores son los que contratan preferentemente a jóvenes, así como analizar la movilidad laboral entre empleos estables e inestables. Luego, los datos cualitativos nos ofrecerán información con relación a las representaciones asociadas al trabajo precario, y centralmente, a la importancia que adquiere el criterio de la estabilidad al momento de buscar/aceptar un empleo.

LA ESTABILIDAD -INESTABILIDAD LABORAL DE JÓVENES ARGENTINOS

El vínculo entre inestabilidad laboral y empleo de jóvenes ha originado una abundante literatura tanto en los países desarrollados como en América Latina. Son numerosos los autores que señalan el origen de la mayor inestabilidad de los jóvenes en su mayor rotación laboral, producto del "matching" o en la experimentación que hacen de diversos puestos de trabajo (Madeira, 2004; O'Higgins, 1997; Rees, 1986; Weller, 2003).

Dado que los jóvenes realizan sus primeras experiencias en el mercado de trabajo y aún no conocen la naturaleza de los puestos disponibles, como tampoco su afinidad por ellos, intentan, en la medida de sus posibilidades, buscar el empleo que se adapte de mejor forma a sus capacidades y expectativas. Para ello estarían dispuestos a cambiar voluntariamente de empleo hasta encontrar "su lugar", generando una mayor rotación en sus inserciones, y, por tanto, mayores índices de inestabilidad laboral. Mansuy y Thireau (2003) encuentran para el caso francés, que esta movilidad entre sectores no es característica de individuos frágiles y con trayectorias erráticas, sino que también abarca a principiantes que adquieren, en un primer sector, una experiencia que pueden valorizar después en un segundo, o incluso en un tercero. El costo de oportunidad de esta búsqueda sería menor para los jóvenes, ya que tienen menores calificaciones, menores salarios y es menos probable que necesiten el trabajo para sostener una familia (O'Higgins, 1997). Las teorías de job matching (Jovanovic, 1979) y job shopping (Johnson, 1978) apuntan en este sentido.

En los últimos años se ha dado mayor importancia a la vulnerabilidad de los mercados laborales frente a los shocks macroeconómicos, como uno de los principales problemas de empleo en América Latina (BID, 2003). En contextos de fluctuaciones en la economía, son los jóvenes quienes presentan una mayor sensibilidad, situación que ha sido destacada en la literatura internacional. Diversos autores (Blanchflower y Freeman, 1998; Clark y Summers, 1982; Freeman, 1982; Rees, 1986) encuentran que los jóvenes soportan una parte desproporcionada de las variaciones cíclicas del desempleo. Por su carácter de nuevos ingresantes al mercado de trabajo, los trabajadores jóvenes no tienen la formación específica ni la antigüedad que resguarda a los trabajadores de más edad frente a las fluctuaciones del mercado (OIT, 2000, 2005). La importancia de la macro y del ciclo económico como variables explicativas de la situación de los jóvenes en el mercado de trabajo, empiezan a aparecer en años recientes en los informes de organismos internacionales para la región (OIT, CEPAL) y en la bibliografía latinoamericana (Diez de Medina, 2001; Weller, 2003, 2005).

En particular, en tiempos de recesión económica disminuyen y hasta se suspenden las nuevas contrataciones, lo cual afecta especialmente a los jóvenes (Brewer, 2005). Este grupo social no solo es más proclive a dejar el empleo voluntariamente, sino que también está más expuesto a ser despedido ("último en entrar, primero en salir"). Ello se debe al hecho de que para las empresas el costo de oportunidad de despedir a trabajadores jóvenes es menor que el de despedir a trabajadores mayores. Es probable, además, que los trabajadores jóvenes estén menos amparados por las leyes de protección del empleo (OIT, 2000).

También una recesión o un débil crecimiento económico afectan particularmente a los jóvenes, en especial por su mayor presencia entre los trabajadores despedidos (Pérez, 2008). Esta mayor representación entre los cesantes se debería a que habitualmente su papel en la empresa no es esencial y su costo de despido es menor.

Otra causa por lo general destacada, es que los jóvenes tienden a ser contratados en ramas que funcionan de manera habitual con una elevada rotación laboral: usualmente sectores con bajos salarios y baja productividad, o bien que involucran pocas capacidades y oportunidades de aprender en el trabajo (Osterman, 1980). Si este es el caso, la mayor inestabilidad correspondería a la lógica de producción del sector de actividad (efecto de estructura) y no sería una particularidad de los trabajadores contratados en él (como en el caso de la movilidad voluntaria).

A continuación, analizaremos en qué medida estas afirmaciones se condicen con la realidad que se observa en Argentina. Nuestro propósito, por tanto, será explorar la inestabilidad laboral de los jóvenes identificando, en primer lugar, qué características presentan aquellos que se encuentran mayoritariamente en dicha situación laboral, para dar lugar luego a un análisis que comprenda sus disposiciones hacia el empleo.

Una mirada cuantitativa sobre la estabilidad-inestabilidad laboral de los jóvenes argentinos

Como adelantamos, al analizar los trabajadores "inestables", podemos observar que los jóvenes ocupan un lugar importante dentro de los mismos. En muchos casos, insertos prematuramente en el mundo laboral, con escasas credenciales que acrediten qué capacidades poseen, ellos deambulan entre el trabajo y el no trabajo, sin asegurarse la protección social que les da un empleo asalariado con duración indeterminada (EDI)7.

Efectivamente, los datos empíricos analizados muestran que el porcentaje de asalariados que declaran empleos sin fecha de finalización (EDI) es relativamente bajo para los jóvenes con relación a los adultos, y dicho porcentaje va aumentando con la edad (véase Gráfica 1).

No obstante, puede llamar la atención el alto porcentaje de EDI en Argentina en general y en el grupo de los jóvenes en particular, pero es importante destacar que la posesión de un empleo de duración indeterminada no supone un contrato legal con aportes a la seguridad social: el 54,6% de los trabajadores asalariados que no tienen un contrato formal ("trabajadores en negro"), declaran tener un EDI.

La posesión o falta de credenciales educativas diferencia significativamente el tipo de empleo al que pueden acceder los jóvenes; aquellos que acrediten mayor nivel de educación tienden a acceder a puestos de trabajo más estables. La certificación educativa le garantiza al empleador un mínimo de conocimientos, esfuerzo y aptitudes, pues el potencial empleado ha tenido éxito en alcanzar el nivel educativo acreditado por el diploma (véase Gráfica 2). Dado que los jóvenes -justamente por su edad- no pueden usualmente acreditar mucha "experiencia laboral", el diploma se convierte en una señal esencial para los empleadores para predecir la productividad que tendrán en su lugar de trabajo.

La economía genera una determinada cantidad de puestos de trabajo estables (EDI) que los empresarios suelen cubrir principalmente con aquellos trabajadores que presentan mayores credenciales educativas. Esta dinámica genera un "efecto fila", en el cual se desplaza hacia el final de la fila a los jóvenes con menores credenciales educativas. Consecuentemente, la probabilidad de encontrar un empleo estable para los que cuentan con acreditaciones superiores, se realiza en desmedro de los que cuentan con acreditaciones inferiores, aun cuando estos estuvieran en condiciones cognitivas y técnicas para cubrir los puestos ofrecidos. En este sentido, el diploma ya no ofrece una garantía de acceder a un empleo estable, sino que otorga mayores posibilidades (no absolutas sino relativas) en detrimento de jóvenes menos educados.

También el origen social de los jóvenes afecta sus posibilidades de conseguir un empleo estable. Dichas posibilidades aumentan conjuntamente con el ingreso del hogar: del total de jóvenes asalariados cuyo ingreso per cápita familiar corresponde al decil 1 (menores ingresos), solo un 42,7% obtuvo un empleo de duración indeterminada, mientras que dicho porcentaje se eleva al 87,3% para aquellos en el otro extremo de la escala de ingresos familiares (decil 10) (véase Gráfica 3). De esta manera, el origen social de los jóvenes y los lazos familiares y sociales asociados al mismo serían factores primordiales en el tipo de inserción laboral, posibilitando a algunos acceder a empleos estables mientras que otros son excluidos de los mismos.

A su vez, de aquellas ramas que contratan preferentemente jóvenes algunas funcionan con una elevada rotación de sus trabajadores, entre ellas, comercio, construcción, servicios personales y servicio doméstico. Justamente, los jóvenes que trabajan en estos sectores de actividad son los que presentan menores porcentajes de EDI. De esta manera, avalamos la hipótesis que señala que una considerable parte de la inestabilidad laboral de los jóvenes se debería a la dinámica de funcionamiento de los sectores de actividad que los contratan.

Estos datos, entonces, nos permiten obtener una mirada sincrónica de la realidad del trabajo de los jóvenes. Sin embargo, como planteamos inicialmente, para estudiar la (in)estabilidad de los empleos de los jóvenes, es interesante analizar la dinámica del mercado de trabajo, los cambios que ocurren de un período a otro en la condición de actividad de los jóvenes, aportando un análisis diacrónico del fenómeno. En ese sentido, nos interesa advertir si la inestabilidad es transitoria, como una primera forma de inserción al mercado de trabajo, o bien si existe algún tipo de "dependencia de estado", de manera que el ingreso al mercado laboral mediante un empleo inestable determina la calidad de empleos que van a conseguir en el futuro.

Los datos analizados nos enseñan que existe una importante transición desde asalariados con EDD a EDI: más de la mitad de los asalariados que en 2007 tenían contratos con fecha de finalización pasan a tener un empleo estable un año después (véase Cuadro 1).

Esta transición nos permite sostener que entre los jóvenes existe una importante movilidad laboral hacia la estabilidad. En el transcurso de solo un año, se observa un intenso pasaje hacia empleos de duración indeterminada, lo que marca que una gran parte de los jóvenes que ingresan con un empleo "inestable" no necesariamente van a permanecer en empleos de este tipo.

De esta forma, la contratación mediante un EDD no sería entonces sinónimo de empleo inestable y puede ser un paso hacia el empleo estable (Bloch y Estrade, 1998), al menos para cierto grupo de jóvenes. Para aquellos jóvenes mejor formados, puede significar un medio para adquirir experiencia profesional, mientras que para los menos diplomados los EDD permanecen como un sinónimo de precariedad

Los datos estadísticos nos permitieron vislumbrar las características que adquiere la inestabilidad laboral entre los jóvenes argentinos. Ahora bien, ¿los jóvenes identifican como relevante el criterio de la estabilidad, al momento de la búsqueda/ aceptación de un empleo?

Una mirada cualitativa de la estabilidad laboral de los jóvenes argentinos: ¿un criterio para la búsqueda de empleo?

Analizando ahora el panel cualitativo Trayectorias, disposiciones y temporalidades de jóvenes, es posible identificar también situaciones distintas respecto a la estabilidad laboral: a) jóvenes cuyas actividades se caracterizan por una mayor estabilización, tanto en el empleo registrado como no registrado, en los sectores del comercio, la industria y los servicios, b) jóvenes cuyas actividades se encuentran marcadas por la alta rotación y una mayor inestabilidad laboral, que se desempeñan principalmente en empleos no registrados, en los sectores de la hotelería y restaurantes, la industria, la administración y los servicios.

Estos dos perfiles fueron construidos a partir del análisis del total de jóvenes del panel. Para ellos, el promedio de meses trabajados en empleos temporarios o permanentes es de alrededor de 16 meses. Si tenemos en cuenta que entre uno y otro relevamiento ha ocurrido en general entre 20 y 24 meses, es posible afirmar que los jóvenes se han mantenido ocupados una parte importante del período. Una cuarta parte de ellos ha estado ocupado al menos 21 meses y la mitad de los jóvenes al menos 17 meses, habiendo un 10% de jóvenes que estuvieron ocupados durante todo el período (24 meses). Para todo el grupo de los activos, el promedio de empleos ocupados es de alrededor dos empleos y apenas un cuarto de los activos ha tenido tres o más empleos durante el período. Los tipos de inserción o relación con el mundo del trabajo que tuvieron los jóvenes del panel entre 2006 y 2008, y en particular la permanencia y la movilidad entre empleos, fue lo que nos permitió definir perfiles laborales diferenciados.

Indagaremos ahora desde una perspectiva cualitativa las representaciones subjetivas en torno a la estabilidad del empleo y cómo se asocian con esos perfiles, a fin de dar cuenta si los jóvenes movilizan el criterio de la estabilidad laboral al momento de la búsqueda/aceptación de un empleo. Para ello, analizaremos la disposición de los jóvenes al empleo, entendiendo por ello los criterios movilizados para evaluar los empleos concretos. Entre esos criterios encontramos: la seguridad, la estabilidad, el salario, las posibilidades de hacer carrera, la tarea, los tiempos y el ambiente de trabajo. De este modo, los jóvenes crean sus propias "normas" respecto al trabajo, construyendo la imagen del empleo personal y socialmente adecuado.

Esta disposición permite responder a las siguientes preguntas: ¿qué es un buen empleo para cada joven?, ¿qué aspectos del empleo influyen en las decisiones profesionales? (Longo, 2011). El interés de analizar las disposiciones al empleo es, en cierta medida, que las mismas nos permiten observar la importancia otorgada al modelo de empleo asalariado protegido y estable; es decir, el empleo típico al que nos referimos en la parte cuantitativa de este artículo y que ejemplificamos a partir de datos del empleo de duración indeterminada (EDI). Este modelo imperante masivamente en épocas pasadas, es predominante en la actualidad solo para un segmento de trabajadores, dentro del cual los jóvenes son minoritarios. Este hecho, que es factible de corroborar a escala mundial, es claramente observable también en Argentina.

Esta disposición permite también discutir con tendencias tanto de opinión como de políticas que excluyen otros criterios que los del empleo asalariado clásico, el "empleo decente" por ejemplo, subestimando el hecho de que a la hora de realizar una elección los jóvenes ponen en juego otros criterios que los normativamente asociados a la estabilidad y seguridad del empleo. Como veremos, a los jóvenes no siempre les interesa permanecer y estabilizarse en un empleo. A veces, el principal interés es la experimentación de sectores y actividades diferentes y, otras veces, que dicho empleo se ajuste en horarios, distancias y salario a otras actividades y necesidades personales y familiares (como los estudios, la maternidad, las necesidades de ingresos del hogar).

En este apartado, entonces, vamos a focalizarnos en uno de dicho criterio, el de la estabilidad e indagaremos en qué medida este criterio está presente en lo que los jóvenes consideran un buen empleo.

En efecto, podemos distinguir tres grupos de jóvenes según el lugar asignado al criterio de la estabilidad al buscar/aceptar un empleo: 1) algunos jóvenes mantienen su interés en la estabilidad desde el comienzo de su inserción, 2) otros se interesan o desinteresan más tarde como consecuencia de distintas experiencias personales y 3) como consecuencia de distintas experiencias directamente asociadas al mercado de trabajo. El carácter longitudinal de los datos permite observar esta cuestión, mostrando la variabilidad (a veces estrategia, a veces oportunidad) de este criterio en las trayectorias de los jóvenes.

1) La búsqueda permanente de la estabilidad. En algunos casos, la búsqueda de estabilidad es una constante en las trayectorias. Esto se manifiesta más frecuentemente a lo largo del período para los jóvenes con una experiencia laboral de permanencia en el empleo posteriormente al egreso, hayan o no trabajado durante sus formaciones secundarias o profesionales y trabajen luego en empleos formales e informales. A veces, esta disposición a la estabilidad emerge como cierta herencia familiar, de reproducción u oposición, empujándolos a buscar empleos de este tipo. Otras veces, cuando la actividad laboral no es central en la vida de los jóvenes, la estabilidad permite evitar cada vez el costo de entrada a un nuevo equipo de trabajo y el aprendizaje de nuevas tareas.

Este es el caso de jóvenes como Sandra, con una trayectoria que podemos situar en el grupo de los más estables del panel. Sin experiencia laboral al momento del egreso del secundario Polimodal privado, esta joven tiene el objetivo fijo de buscar un empleo estable. Sandra ha realizado algunas changas durante el secundario ayudando a su tía y a su padre. Está inactiva en 2006 y planifica solamente trabajar durante un año para luego financiar sus estudios posteriores en hotelería en una universidad privada. Su objetivo es ganar dinero y ahorrar. Sin embargo, al momento del egreso no está dispuesta a aceptar cualquier empleo ni a cualquier costo. "Porque yo soy medio hincha en eso, como que cualquier trabajito de repartir no me viene bien, soy más hincha, como que me gusta tener un trabajo estable, que me paguen bien, estar bien yo" (2006). Dos años más tarde, empleada de preceptora en un colegio privado en condiciones ventajosas en todos los sentidos -estabilidad, seguridad, salario, horarios, vacaciones-, sus objetivos se mantienen y la llevan a reorganizar sus proyectos de estudio y formación (en lugar de hotelería u organización de eventos, ahora piensa estudiar traducción de inglés para poder permanecer en el empleo actual). "Porque me gusta mi trabajo, tengo algo fijo, sé que es seguro y lo que es organización de eventos es muy de fin de semana, como que tenés que armar tu propia empresa, tener un capital y como que yo voy a lo seguro. Sé que acá estoy bien y no me salgo de este carril" (2008).
También es el caso de Carla, igualmente con una trayectoria que podemos situar en el grupo de los más estables del panel. Esta joven insiste desde el comienzo de su inserción en la búsqueda de la estabilidad. Carla egresa de Formación Profesional en computación y poco después finaliza el secundario, con el fin de poder seguir estudios en sociología. Ella planifica desde la primera entrevista buscar trabajo, priorizando particularmente la estabilidad: "¿Un buen empleo? Un empleo fijo que no tenga mucha carga horaria y que te paguen bien. No me gustaría andar pululando por la vida, ni a palos, tengo el ejemplo de mi viejo que hace changas de mecánico o de otras cosas y la verdad no me gusta eso de andar picoteando de acá y de allá, preferiría tener un trabajo, encontrar una estabilidad lo más pronto posible" (2006). Dos años más tarde, no solo ha finalizado el secundario, sino que prosigue estudios universitarios en sociología y solventa sus gastos trabajando de niñera. Su empleo es informal, pero permanece más de un año, permitiéndole estudiar y ganar dinero. Aun en condiciones de informalidad el acento está puesto en la permanencia en el empleo: "Están dos trabajos y uno está en blanco y el otro en negro, yo elijo directamente en blanco. ¿Por qué te interesa esto de que sea en blanco? Porque te da seguridad a futuro" (2008).

2) La experiencia personal como facilitadora u obstáculo en la búsqueda de la estabilidad laboral. Otros jóvenes aprenden a valorar o restar importancia a la estabilidad a partir de experiencias personales. Otras esferas de la vida pasan a ser un elemento central para la toma de decisiones laborales, como así también para la percepción y evaluación del mundo del trabajo. La maternidad, la vida en pareja, un nuevo rol económico en su familia de origen, la reorganización de las prioridades, un compromiso mayor con los estudios, son algunas de las situaciones en las que las experiencias personales adquieren relevancia en la disposición de los jóvenes al empleo.

Lorena es una joven con una trayectoria que podemos situar en el grupo de los más inestables del panel. Al momento de egresar de una escuela Técnica pública no posee experiencia laboral ni está todavía inactiva, preparando según ella una inserción en su especialidad (construcción). En ese entonces se refiere a los empleos que piensa buscar enfatizando la tarea y el contenido del empleo: "Trabajando uno se puede independizar y tener sus cosas y teniendo más conocimientos también. Trabajar en obra me gustaría, de lo que estudié" (2006). Dos años más tarde y con un bebe de siete meses, piensa más en buenos horarios, en la protección social y en la estabilidad de un empleo. Entretiempo ha realizado algunas suplencias en limpieza, en negro y con muy baja carga horaria (una hora por semana). En ese entonces dice: "Quiero un trabajo estable, que sea tranquilo, si es posible a la mañana me gusta a mí, tranquilo y que sea bien pagado" (2008).
El caso de Serena, es al contrario un ejemplo de un desinterés mayor por la estabilidad en función de otros criterios en este caso los horarios. Esta evolución se produce en función de otras actividades que ganan prioridad en la vida de la joven. En 2006 esta joven egresa del secundario Polimodal privado y se encuentra activa. Trabaja de niñera, empleo que piensa articular con sus estudios universitarios en Trabajo Social. En ese momento, al de discutir los criterios valorizados de un empleo, Serena se refiere a su empleo de niñera como un verdadero empleo: "Porque no tengo ni contrato ni gano muchísimo, pero sí tengo algo fijo todas las semanas", razón por la cual lo eligió. Dos años más tarde, sus estudios le demandan más tiempo y además su compromiso con la profesión de trabajadora social es mayor, ansía poder ejercerla. Entre la primera y segunda serie de entrevista ha cambiado de empleo, primero como camarera en una pizzería y luego como camarera en un salón de fiestas infantiles. Allí se encuentra en 2008 cuando realizamos la entrevista. Los horarios y días son irregulares y, sobre todo, depende de que la dueña del salón la solicite para trabajar. Existe entonces una evolución subjetiva en sus criterios para elegir un empleo, de la estabilidad a los horarios aun en desmedro de la inestabilidad. Serena nos explica entonces su decisión: "La verdad es que estoy bastante cómoda con este trabajo. Porque tengo la libertad de elegir los días y tiempos que yo quiero trabajar, cuando estoy muy jugada con los parciales me dan los días..." (2008).

3) El desaliento frente a la estabilidad como producto de la propia trayectoria laboral. Para otros jóvenes son las mismas experiencias laborales las que producen una evolución de su disposición a la estabilidad. Luego de experiencias de desempleo, empleos precarios y en sectores de fuerte informalidad en el mercado de trabajo, renuncian a la búsqueda de la estabilidad. Es decir, sus propias trayectorias tienen un efecto de desaliento en el anhelo de un empleo estable.

Este es el caso de Félix con una trayectoria que podemos situar en el grupo de los más inestables del panel. Al momento de finalizar el secundario Técnico en electromecánica, este joven ha tenido una experiencia laboral variada: lavando autos, en jardinería, en tornería. En todos los casos se trata de empleos temporarios e informales y que Félix ha intentado articular con la elevada carga horaria de sus estudios técnicos. Esta experiencia se acompaña de una concepción más tradicional de la carrera laboral heredada de su padre, en la que la estabilidad es importante: "Algo estable y que aprenda. Un trabajo fijo, entrar a la fabrica automotriz, trabajar siempre en ese lugar, porque con mi tío, por ejemplo de jardinero, si no hay trabajo, no lo haces". Sin embargo, en 2008 luego de búsquedas infructuosas de empleo o desempleo, empleos no registrados, temporarios y changas (empleado de una gomería, changas de reparación de computadoras), trabaja con su padre como maquinista de movimiento del suelo. La disposición al empleo evoluciona igualmente y los criterios ligados a la estabilidad y la tarea van dejando lugar a la mera posibilidad de trabajar: "Perfecto, sí me gusta. Después, con lo que me costó conseguir trabajo, si no me gusta y está el trabajo, lo hago".

Podemos entonces enunciar una serie de constataciones a partir del análisis cualitativo preliminar que venimos de hacer. En primer lugar, no se observa una relación lineal entre tipo de inserción y disposición al empleo. Es decir, no es posible reducir los jóvenes con perfiles laborales estables a aquellos con una representación positiva a la estabilidad laboral, ni a la inversa a los jóvenes con perfiles laborales inestables a una visión negativa de la estabilidad. En segundo lugar, la disposición al empleo puede modificarse, aumentando o reduciendo el interés por la estabilidad como criterio importante de un empleo.

La relación con el trabajo, es decir, las prácticas pero también las representaciones, son susceptibles de conocer evoluciones y mutaciones profundas a lo largo de la vida (Bidart y Longo, 2008). Estas pueden producirse progresivamente a partir de la experiencia en el mundo laboral, pero también respecto a otras esferas de la vida. A su vez, pueden modificarse a partir de cambios de orientación bruscos que siguen a una situación de crisis y que abren un nuevo abanico de posibilidades. En ambos casos, la relación con el trabajo puede ser interpelada, cuestionada, reformulada o modificada a lo largo del tiempo.

Además, no existe un movimiento de orientación de las trayectorias únicamente hacia la estabilidad. Algunos jóvenes desisten de la estabilidad, así como otros comienzan a darle importancia a lo largo del tiempo. Pero por sobre todo, y aunque preliminar, este análisis permite observar cómo se construye y deconstruye la disposición a la estabilidad del empleo, reforzando decisiones laborales y orientando las trayectorias dentro del abanico de oportunidades que se les presentan. Así como aquellos que buscan y consiguen empleos estables, refuerzan su disposición a la estabilidad, otros jóvenes atraviesan experiencias personales ligadas a otras esferas de la vida, o experiencias sociales predominantes de la inserción juvenil como lo es la precariedad, que refuerzan o debilitan la disposición a la estabilidad laboral.

REFLEXIONES FINALES

A partir de los datos cuantitativos observamos que efectivamente la estabilidad no siempre caracteriza la situación de los jóvenes al comienzo de su inserción laboral. A su vez, el análisis cualitativo de los datos del panel hizo explícito que la estabilidad laboral no es necesariamente la característica más anhelada de un empleo por parte de los jóvenes.

Los datos estadísticos muestran que la norma social es mediatizada por condicionamientos sociales y oportunidades laborales cuando no es reducida a un momento puntual, sino interpretada desde una perspectiva más dinámica, como la de las transiciones. Hemos visto así que son los jóvenes que poseen mayor nivel de educación los que generalmente tienden a acceder a puestos de trabajo más estables, y también que el origen social, y los lazos familiares y sociales asociados al mismo, posibilitan o condicionan sus posibilidades de conseguir un empleo estable. Igualmente, una parte importante de la mayor inestabilidad laboral de los jóvenes respecto de los trabajadores adultos se debería a la dinámica de funcionamiento de los sectores de actividad que los contratan.

A su vez, encontramos una fuerte movilidad desde empleos con duración determinada hacia aquellos con mayor estabilidad. De este modo, el paso por un EDD puede ser un paso inicial hacia el empleo estable, principalmente para aquellos jóvenes con mayores credenciales educativas, para quienes puede significar un medio para adquirir experiencia profesional.

Por otro lado, a partir del análisis cualitativo de los datos del panel longitudinal observamos, en primer lugar, que el criterio de la estabilidad no siempre está presente entre los movilizados para buscar un empleo o elegir entre varias oportunidades. Una cuarta parte del panel solamente hace referencia a este criterio a la hora de explicitar aquello que priorizan de un empleo. Los otros jóvenes apenas lo mencionan o no lo consideran directamente prioritario.

En segundo lugar, y cuando este criterio aparece entre los valorados para elegir un empleo, no significa directamente que los jóvenes lo prioricen por encima de otros aspectos como el salario, los horarios o la tarea. De todos modos, al analizarlos empíricamente, los criterios del empleo rara vez se reducen a uno solo, y una combinación de criterios aparecen cuando los casos se refieren al empleo valorado.

En tercer lugar, y para el caso de los jóvenes que lo incluyen entre los aspectos influyentes para elegir o abandonar un empleo, no existe una relación mecanicista ni determinista entre las trayectorias y las representaciones respecto a la estabilidad. Es decir, no siempre son los jóvenes que valoran la estabilidad y la seguridad aquellos que se encuentran en empleos más estables y seguros. La estabilidad es un criterio privilegiado por jóvenes con distintas trayectorias objetivas.

En cuarto lugar, la disposición a la estabilidad del empleo emerge en las trayectorias en función de situaciones diferentes. No resulta siempre un a priori de las trayectorias (como podríamos pensar de sujetos condicionados por las normas sociales, en este caso la del empleo asalariado típico) ni tampoco un criterio completamente reducido al arbitraje individual (lo cual llevaría a pensar a un sujeto no influenciado por las limitaciones con las que el mercado de trabajo recibe a los jóvenes).

La norma social del empleo estable, tal como presentamos en este artículo, es también cuestionada por los propios jóvenes. Como vimos, no todos los jóvenes son inestables, pero al mismo tiempo tampoco todos priorizan la estabilidad. La disposición a la misma se crea o se reduce a lo largo del tiempo a partir de la experiencia personal y social. El análisis interdisciplinario y longitudinal desarrollado en el presente artículo, nos permite afirmar, por tanto, que el empleo estable no constituye para estos jóvenes argentinos una norma social por excelencia, ni en su situación actual ni en sus proyecciones futuras.

Indudablemente, las transformaciones del mundo del trabajo no han sido únicamente relevadas por las estadísticas. Los jóvenes manifiestan también dichos cambios en sus trayectorias y los expresan a través de sus representaciones, disposiciones y decisiones que constituyen las vías, por las cuales, los factores estructurales y macrosociales afectan las historias individuales.

NOTAS AL PIE

1 Panel dirigido por María Eugenia Longo desde el 2006 en el marco de equipos del Laboratoire d'Economie et Sociologie du Travail (lest-CNRS) de Francia y del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-Conicet) en Argentina.

2 Este estudio es resultado de dos proyectos de investigación: La bifurcation biographique au coeur de la dynamique des parcours d'entrée dans la vie professionnelle: une approche qualitative et quantitative dans trois contextes sociétaux, France, Québec et Argentine (equipo de investigadores del lest y Cereq -Francia-, de las Universidades de Montreal y Sherbrooke -Canadá-, y del CEIL -Conicet, Argentina-. Financiado por la ANR -Francia-); Trayectorias laborales de jóvenes y procesos de entrada en la vida adulta: discontinuidades, reorientaciones y contingencias. Un análisis de factores estructurales y biográficos (financiado por el Foncyt, Argentina).

3 Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

4 Alternativamente, Jacinto y Chitarroni (2009) observan a los individuos con un semestre de diferencia (o sea, el mismo semestre en dos años consecutivos), donde la muestra tiene en común un 37% de los casos.

5 De hecho, las tasas de desocupación, calculadas a modo de control, mediante las transiciones, no son estrictamente iguales a las publicadas por la EPH.

6 Una tercera serie de entrevistas a 50 de los jóvenes se ha realizado entre 2011 y 2012, pero la misma no forma parte del análisis de este artículo por estar todavía en proceso de análisis.

7 Lo denominamos EDI -en lugar del más usual CDI-, dado que la EPH no explicita la existencia de un contrato laboral, sino que se le pregunta al trabajador si su empleo tiene fecha de finalización; y la respuesta negativa incluiría al empleo permanente, fijo, estable, de planta (indec).


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