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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772

Cuad. Econ. vol.34 no.spe66 Bogotá Dec. 2015

https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v34n66.44418 

http://dx.doi.org/10.15446/cuad.econ.v34n66.44418

Crecimiento económico de largo plazo en Antioquia, Colombia. Estimación del PIB, 1800-1913

Long term economic growth in Antioquia, Colombia: GDP estimates, 1800-1913

Croissance économique à long terme en Antioquia, Colombie. Estimation du PIB, 1800-1913

Crescimento econômico de longo prazo em Antioquia, Colômbia. Estimado do PIB, 1800-1913

Javier Mejía a

a Profesor asistente de Historia Económica de Colombia.Facultad de Economía. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia. Correo electrónico: j.mejia10@uniandes.edu.co

Sugerencia de citación: Mejía, J. (2015). Crecimiento económico de largo plazo en Antioquia, Colombia. Estimación del PIB, 1800-1913. Cuadernos de Economía, 34(66), 507-544. doi: 10.15446/cuad.econ.v34n66.44418.


Resumen

Este trabajo realiza el primer análisis cuantitativo detallado del nivel de actividad económica de Antioquia para el siglo XIX y la primera parte del XX. A partir de los datos existentes para la economía colombiana, se reconstruye la que es, además, una de las primeras series de PIB regional en Latinoamérica para el periodo estudiado. Se encuentra que en Antioquia, ya a principios del siglo XIX, se disfrutaba de ingresos per cápita superiores a los del promedio colombiano. Por otra parte, se encontraron periodos de auge económico entre 1800 y 1840, 1860 y 1880, y 1905 y 1913, el último de los cuales fue el más pronunciado. Así, se estaría dando una respuesta a la larga discusión sobre el inicio del despegue económico antioqueño.

Palabras clave: Colombia, Antioquia, crecimiento económico, siglo XIX, siglo XX, estimaciones del PIB, historia económica cuantitativa.

JEL: N16, N96, O41, O47.

Abstract

This paper provides the first detailed quantitative analysis of the economic activity of Antioquia for the 19th century and early 20th. From the existing data for the Colombian economy, one of the first series of regional GDP in Latin America for the period is reconstructed. We discovered that Antioquia, in the early 19th century, enjoyed a higher per capita income than the Colombian average. Moreover, we found periods of economic boom between 1800 and 1840, 1860 and 1880, and 1905 and 1913, the latter being more pronounced. Thus, this paper provides an answer to the long discussion about the economic takeoff of Antioquia.

Keywords: Colombia, Antioquia, economic growth, 19th century, 20th century, GDP estimates, quantitative economic history.

JEL: N16, N96, O41, O47.

Résumé

Ce travail réalise la première analyse quantitative détaillée du niveau d'activité économique de l'Antioquia pour le XIXe siècle et la première partie du XXe siècle. A partir des données existantes pour l'économie colombienne, se reconstruit ce qui est, en outre, une des premières séries de PIB régional en Amérique latine pour la période étudiée. On constate que dans l'Antioquia, déjà au début du XIXe siècle on jouissait de revenus per capita supérieurs à la moyenne colombienne. Par ailleurs, on a constaté des périodes d'essor économique entre 1800 et 1840, 1860 et 1880, et de manière encore plus marquée entre 1905 et 1913. Ainsi, ce serait là une réponse au long débat sur le début du décollage économique de l'Antioquia.

Mots-clés : Colombie, Antioquia, croissance économique, XIXe siècle, XXe siècle, estimations du PIB, histoire économique quantitative.

JEL : N16, N96, O41, O47.

Resumo

Este trabalho realiza a primeira análise quantitativa detalhada do nível de atividade econômica de Antioquia para o século XIX e a primeira parte do XX. A partir dos dados existentes para a economia colombiana, é reconstruída a que é, além do mais, uma das primeiras séries de PIB regional na América Latina para o período estudado. Encontramos que em Antioquia, já no início do século XIX, a renda per capita era superior à da média colombiana. Por outro lado, foram encontrados períodos de auge econômica entre 1800 e 1840, 1860 e 1880, e 1905 e 1913, o último dos quais foi o mais pronunciado. Assim, estaria havendo una resposta à longa discussão sobre o início da decolagem econômica da província de Antioquia.

Palavras-chave: Colômbia, Antioquia, crescimento econômico, século XIX, século XX, estimados do PIB, história econômica quantitativa.

JEL: N16, N96, O41, O47.

Este artículo fue recibido el 16 de julio de 2014, ajustado el 13 de noviembre de 2014 y su publicación aprobada el 15 de diciembre de 2014.


INTRODUCCIÓN

Desde hace muchos años, la economía antioqueña del siglo XIX y la primera parte del XX ha sido uno de los principales objetos de estudio de la historiografía económica de Colombia (Dávila, 2012). El interés en ella ha recaído en la identificación del proceso que la llevó a ser la región precursora de la industrialización colombiana1. El asunto resulta aun más interesante al reconocer que, durante la Colonia, la región parecía ser una de las más atrasadas del país2. Sin embargo, han sido pocos los estudios que han pretendido detallar la cuestión a partir de información cuantitativa.

Este trabajo responde a la necesidad de mesurar la evolución del nivel de actividad económica de la región en el periodo comprendido entre 1800 y 1913. Concretamente, se reconstruyen series del PIB y el PIB per cápita, lo que constituiría, por lo demás, uno de los primeros ejercicios de este tipo en Latinoamérica3. Para ello, se hace una revisión y sistematización general de las estadísticas históricas de Colombia en general y de Antioquia en particular, un asunto que, por sí mismo, representa un paso valioso hacia la construcción de una historiografía cuantitativa regional. Con un ejercicio de estas características, no solo se avanza en la determinación del tamaño de la economía regional, sino que, además, se ofrecen las herramientas para aclarar polémicas mayores surgidas en la literatura cualitativa, producto de confusiones conceptuales.

En particular, la historiografía antioqueña ha estado atascada en la discusión sobre el origen del auge regional, debido, entre otras razones, a la poca claridad de la definición precisa de dicho auge4. Este trabajo plantea la necesidad de diferenciar el éxito económico regional en función de indicadores precisos de la actividad económica, es decir, la producción agregada, la participación relativa de la producción regional en la nacional y la producción per cápita. Al usarse los indicadores estándar en la literatura económica, es posible, además, circunscribir la experiencia antioqueña en la discusión internacional moderna de despegues económicos.

El texto contiene tres secciones, además de la presente introducción. En la primera, se contextualizará históricamente la información disponible de la actividad económica de Antioquia. En la segunda sección, se presenta la metodología empleada para reconstruir la serie del PIB. En el tercer apartado, se presentan los resultados y se discuten a la luz de la literatura historiográfica. Finalmente, en la última sección, se concluye el tema y se plantean las limitaciones del ejercicio, así como las líneas en las que la literatura debería avanzar.

EL CONTEXTO HISTÓRICO: ANTIOQUIA EN LA ECONOMÍA COLOMBIANA

Existe un acuerdo generalizado entre los historiadores económicos en cuanto a la consideración de que el siglo XIX y la primera parte del XX constituyeron un periodo de alto crecimiento económico para Antioquia, aun cuando se encuentra escasamente medido. Ello ha generado el surgimiento de toda una polémica alrededor del momento concreto en el que se habría dado el "despegue económico" de la región y de qué lo habría causado.

En primer lugar, buena parte de los autores modernos, siguiendo a Hagen (1962) y McGreevey (1975), consideran que solo hasta los albores de la industrialización, en el último par de décadas del siglo XIX, Antioquia habría gozado de un verdadero auge económico (Robinson y García-Jimeno, 2010). Otro grupo, en una línea algo similar, sugiere que es posible hablar del despegue en la década de 1850, que se habría consolidado con la revolución conservadora y los gobiernos de Pedro J. Berrío (Escobar, 2009; Mejía, 2011). Finalmente, un grupo minoritario de autores argumenta que, ya para la primera parte del siglo XIX, es posible reconocer una economía pujante (López, 1970; Safford, 1965).

En segundo lugar, una tradición entera le adjudica a factores culturales el éxito de la región antioqueña. Esta tradición, que recientemente puede identificarse en Sanclemente (2010), sigue la línea de Parsons (1950) y Hagen (1962). Muy cerca de dicha línea, ha ido surgiendo una interpretación institucionalista del desempeño económico de Antioquia. Aquella corriente, que podría rastrearse a la obra de Uribe y Álvarez (1985; 1998), busca sus respuestas en el funcionamiento del sistema político y el comportamiento de las élites (para estudios recientes, véase Escobar, 2009; Robinson y García-Jimeno, 2010). En oposición, una última línea, que seguiría a Safford (1965), McGreevey (1975) y Brew (1977), concentraría su interés en argumentos típicamente económicos, entiéndase por esto, descripciones de la evolución de la estructura productiva. Este trabajo habría de adherirse a esta última línea interpretativa.

En todo caso, más allá de la disputa concreta sobre la temporalidad y causas del despegue económico, la literatura parece coincidir en un patrón concreto de evolución de la actividad económica, que partiría del auge en la minería de oro y plata en la primera parte del siglo XIX, prosiguiendo con el ascenso de la economía comercial, la banca y, finalmente, la industria. El cultivo y comercialización del café, aunque menos claramente definido dentro de aquella secuencia, ha sido reconocido también como uno de los sectores líderes en la región, desde por lo menos el último par de décadas del siglo XIX (Fernández, 2013).

También coincide la literatura en que dos elementos protagonizaron la evolución de la estructura económica de Antioquia en el periodo: el nacimiento de un importante mercado interno y la consolidación de los dos rubros exportadores más exitosos en el país para la época (el oro y el café).

Población y mercado interno

El patrón de crecimiento antioqueño parece haber estado asociado al surgimiento de una clase media propietaria y a un significativo aumento de la población. Aquel incremento demográfico fue excepcionalmente alto dentro del contexto colombiano (Tabla 1), y aunque no resulta muy clara la dirección causal de su vínculo con el crecimiento económico5, ha sido interpretado por algunos autores, entre ellos Kalmanovitz (2008), como una evidente señal de mejores condiciones de nutrición, salud y educación en la región.

Aunque los datos disponibles para algunos años son cuestionables, en particular los de la década de 18206, en la Tabla 1 se puede observar que la expansión demográfica antioqueña ya se había iniciado con fuerza para 1835, y se habría acentuado entre 1835 y 1898, periodo en el que la tasa de crecimiento anual promedio fue de 2,32%. Así mismo, es posible reconocer que, para principios del siglo XX, dicha expansión había comenzado a ralentizarse.

El hecho de que el boom poblacional no parezca estar precedido por ningún evento extraeconómico especial, haría razonable considerarlo como efecto de un auge económico (siguiendo la hipótesis de Kalmanovitz, 2008). Urrutia y Ortiz (2010) parecen coincidir con dicha idea, al afirmar que el apogeo minero en Antioquia de finales del siglo XVIII y principios del XIX habría fomentado el aumento de la población antioqueña. McGreevey (1975), en cambio, al reflexionar sobre experiencias como la estadounidense y la sueca, considera que aquel boom demográfico, más que la consecuencia de un apogeo económico, sería la causa del auge de finales del siglo. Esta cuestión se explorará más adelante.

Cualquiera que fuese su causa, la expansión poblacional en Antioquia se caracterizó por un fenómeno migratorio conocido como "la colonización antioqueña". A pesar de ser el objeto de longevas polémicas (Londoño, 2002), es posible afirmar que estableció un conjunto de localidades en las zonas de frontera, pobladas por pequeños propietarios. Eventualmente, esto generaría un mercado interno, que, ante la presencia de altísimos costos de transporte (Muriel, 1983; Safford, 2010), sería un foco importante de la actividad económica antioqueña.

Considerar la dinámica demográfica de Medellín aporta luces sobre esta cuestión (Tabla 2). A diferencia de lo que suele afirmarse, el crecimiento poblacional de Medellín no tuvo nada de espectacular en términos relativos. El acelerado proceso de urbanización de Medellín de la segunda mitad del siglo XIX apenas llegó a compensar la importancia poblacional que la ciudad había adquirido a finales del siglo XVIII (Escobar, 2009). De hecho, su crecimiento no fue especialmente alto, si se compara con el de otras ciudades como Barranquilla o Cali (Flórez y Romero, 2010).

Luego de 1860, hubo un proceso de atracción poblacional hacia Medellín, que sin embargo parece haber estado precedido de una importante emigración, desde Medellín mismo, hacia las zonas de frontera. La combinación de ambas fuerzas, una centrífuga dirigida a las fronteras, y otra centrípeta concentrada en Medellín, parecen haber pulido la evolución demográfica de la región durante el periodo. Con ello, la creciente importancia de Medellín, frecuentemente referenciada en la literatura (Álvarez, 1996), parecería haber recaído, más que en el incremento relativo de su población, en la concentración del poder político de una región cada vez más grande y rica (Aguilar, Lopera y Porras, 1987; Mejía, 2011) y en la difusión de un conjunto de imaginarios colectivos vinculados a una ciudad de avanzada (Melo, 1997)7.

Exportaciones y mercado externo

Crecimiento guiado por exportaciones

Es largamente aceptado el hecho de que la actividad económica en Colombia durante el siglo XIX estuvo estrechísimamente relacionada a la dinámica de las exportaciones (Ocampo, 2007)8 (Anexo 1). En este sentido, prácticamente todos los ciclos económicos del país durante el siglo habrían estado vinculados a auges exportadores (McGreevey, 1975)9. Aunque distintos productos de exportación ganaron y perdieron relevancia, debido principalmente a cambios en la demanda mundial, las exportaciones colombianas estuvieron dominadas por cuatro productos en particular: el tabaco, la quina, el oro y el café (Gráfica 1).

El tabaco disfrutó de un auge hacia la década de 1860; además de las favorables condiciones de la demanda internacional, fomentado por la liberalización local del sector. La quina tuvo un boom que inició hacia 1870, con un pico en la década de 1880 y un abrupto descenso a partir de ese momento. El oro, aunque perdió importancia en términos relativos durante el siglo, fue de gran importancia, de hecho, según las cifras de Reagan (1982), Colombia fue el mayor productor aurífero mundial entre 1800 y 1830 (Anexo 2), periodo a partir del cual el valor total de su exportación se mantuvo bastante estable. Finalmente, el café disfrutó de un ascenso sostenido desde la segunda mitad del siglo XIX, y se convirtió en el principal rubro de exportación en el XX.

La Gráfica 2 presenta la evolución de los precios internacionales de dichos bienes. Para empezar, los precios del oro se mantuvieron excepcionalmente estables en el transcurso del siglo XIX, con dos únicos picos importantes: en el mercado londinense durante las guerras napoleónicas y en el americano durante la Guerra de Secesión. Por el contrario, el precio internacional del café fluctuó significativamente durante todo el periodo, con un auge entre las décadas de 1870 y 1890, y una caída importante hacía la entrada del siglo XX. La volatilidad también caracterizó el precio del tabaco, que sin embargo presentó sus mayores picos en periodos ajenos al auge exportador colombiano. A pesar de ello, el auge exportador tabacalero aprovechó el aumento de los precios internacionales en los sesenta, debido a la desorganización de la producción en Virginia y Maryland, también durante la Guerra de Secesión. Las series de precios internacionales para la quina son algo más escasas e imprecisas, no obstante, es claro que estos colapsaron a partir de 1882 a causa de las plantaciones establecidas en Java y Ceilan (Ocampo, 1984; Sastoque, 2011).

Concentrando de nuevo nuestra atención en Antioquia, es necesario comentar que aunque la explotación de la quina en Colombia fue de carácter típicamente extractivo y aunque su cultivo se expandió rápidamente por el país, este no se presentó en Antioquia10. Por otro lado, si bien el consumo de tabaco fue bastante alto en la región11 y el gobierno local impulsó fuertemente su cultivo (vía incentivos tributarios), el sector tabacalero en Antioquia se caracterizó por una producción de baja calidad, destinada principalmente al mercado regional. Así, aunque se tienen noticias de que la casa Echeverri y Botero alcanzó a exportar algo de su producción12, es posible afirmar que esta fue una cuantía insignificante, en comparación con las exportaciones de regiones como Ambalema, y que, en general, el sector tuvo escasas repercusiones en la vida económica de la zona (Brew, 1977).

En contraste, el oro y el café fueron productos fundamentales en la actividad económica de Antioquia.

La economía aurífera

La extracción de oro floreció en Antioquia durante el último cuarto del siglo XVIII, opacando en poco tiempo los grandes focos mineros coloniales, Cauca y Chocó; incluso cuando ellos también habían disfrutado de un importante auge durante los mismos años (Gráfica 3). Entre 1755-1759, Antioquia producía el 16,1% del oro del país, mientras que Cauca, el 40,6%, y Chocó, el 43,3%; ya para el periodo 1795-1799, cuando en Cauca se extraía el 34,7% y en Chocó el 36,7%, Antioquia se ocupaba con el 38,3% de la extracción (Melo, 1979).

En el siglo XIX, la minería continuó aumentando su importancia en la actividad económica antioqueña. Según Restrepo (1888), la producción de oro en Antioquia durante el siglo XIX (137 millones de pesos) duplicó la del siglo XVIII (64 millones de pesos), sobrellevando con bastante estabilidad las dificultades del conflicto independentista13 (Tabla 3). Al empezar el siglo, las exportaciones de oro de Antioquia representaban cerca del 39% de las de todo el país, y llegaron a más del 72% al terminarlo. Así mismo, es posible observar que la producción en Antioquia fue mucho más estable que en el resto de la nación: mientras que para Antioquia la desviación estándar de la tasa de variación anual fue de 0,019, para el resto del país fue de 0,069, aun cuando la contracción de la producción fue mucho menor durante el periodo independentista (1811-1820) y entre 1851 y 186414.

Por otro lado, la minería en Antioquia tuvo una estructura distintiva. A diferencia del Cauca y el Chocó, donde el apogeo aurífero se basó en la ampliación de la extracción con el uso de esclavos, en Antioquia, desde finales del siglo XVIII, la minería esclava se vio estancada, mientras que fue la mano de obra libre, consistente en un conjunto de emprendedores independientes (los llamados mazamorreros), la propulsora del aumento en la producción (Uribe y Álvarez, 1985; Urrutia y Ortiz, 2010).

Para la década de 1920, junto a la explotación de los mazamorreros, se desarrolló un empresariado local que introdujo nuevas técnicas productivas en las minas de aluvión y, eventualmente, en las minas de veta, que durante el periodo de dominio español solo se habían trabajado esporádicamente (Safford, 1965). Ya para la década de 1980, las minas de veta representaban cerca del 60% de la producción y el empleo en el sector (Botero, 2007). Algunas de las empresas creadas alcanzaron a ser grandes compañías, con masas importantes de trabajadores asalariados e inversiones sustanciales en maquinaria moderna (Ocampo, 2010).

Tanto el surgimiento de una minería de propiedad independiente en los albores del siglo XIX, como el posterior forjamiento de toda una estructura capitalista alrededor de ella, han sido interpretados por una gran cantidad de estudios (para una muestra reciente, véase Arbeláez, 2000; López, 2007; Botero, 2007) como elementos que incentivaron la actividad económica local y que posibilitaron, de una u otra manera, el surgimiento de la industria en la primera parte del siglo XX.

La economía cafetera

En el último cuarto del siglo XIX, el café empezó a cobrar importancia dentro de la actividad económica, que floreció vigorosísimamente en muy poco tiempo y cobró especial fuerza en el sur de la región (Anexo 3). En la Tabla 4 se puede observar el proceso en el que Antioquia (incluyendo Caldas) pasó de producir algo más del 2% del café del país en 1874 a casi el 36% en 1913, año en el que se vivió el primer boom cafetero en el país (Greco, 2004).

Al igual que la extracción de oro, la producción de café en Antioquia también se estructuró en unidades productivas pequeñas e independientes, a diferencia de lo que sucedía en las regiones dominantes hasta entonces, los Santanderes (Urrutia, 1979). Dicho tipo de propiedad se ha vinculado a la dinamización de la economía -para la última parte del siglo XIX y la primera del XX- y al impulso final del surgimiento de la industria en la región.

Aquel asunto ha generado una polémica de larga data. McGreevey (1971), Arango (1981) y Fernández (2013) coincidían en considerar a la economía cafetera como la principal impulsora de la industria colombiana de principios del siglo XX. Sus argumentos se basaban en el papel del café en la acumulación de capital del empresariado, el surgimiento de una clase media y de un mercado monetizado, los incentivos que generó a la inversión en infraestructura de transporte y la capacitación de la población para el trabajo con maquinaria.

En oposición, autores como Echavarría y Villamizar (2006) rechazan aquella idea, al afirmar que la posición geográfica de Antioquia y su economía minera habrían sido más importantes en el proceso de industrialización que el fortalecimiento de la actividad cafetera, una postura que se acercaría a la interpretación ya clásica de Safford (1965).

METODOLOGÍA

Consideraciones preliminares

Hasta donde se sabe, solo existe una estimación del PIB per cápita para Antioquia durante el siglo XIX (un solo dato), construida por Robinson y García-Jimeno (2010) a partir de registros tributarios, que afirma que hacia 1850 el ingreso per cápita habría sido de 30,82 pesos corrientes anuales. Mientras que Robinson y García-Jimeno (2010) y Mejía (2011), con base en las estimaciones de ingreso percápita colombiano de 1861 elaboradas por Camacho Roldán (43 pesos anuales), descartan que el despegue antioqueño hubiese iniciado antes de la segunda mitad del siglo XIX, al tomar como referencia los cálculos del PIB per cápita de Kalmanovitz y López (2010) (24,8 pesos), es posible considerar que, ya hacia 1850, Antioquia habría sido una región más rica que el promedio colombiano.

Al comparar los datos de Kalmanovitz y López, y Robinson y García-Jimeno, el ingreso medio antioqueño habría sido 7,1 pesos superior al colombiano para mediados de siglo, esto es, una diferencia de cerca de 25%. A partir de este dato y del resto de las series expuestas en el apartado anterior (Anexo 4), es posible realizar una aproximación del ingreso per cápita de Antioquia para el resto del siglo.

Al respecto, es importante mencionar que las estimaciones de Kalmanovitz y López tienen deficiencias no despreciables, entre las que resaltan la poca claridad detrás de la metodología empleada, el uso excesivo de supuestos con respecto a la composición sectorial de la economía y el manejo de una periodicidad confusa, que parece hacer referencia más a promedios que a estimaciones puntuales (Mejía, 2013). Al usar dichos datos como referencia para nuestras estimaciones, estas adolecerán de deficiencias similares.

No obstante, el trabajo de Kalmanovitz y López ha sido, hasta ahora, el ejercicio más juicioso por sistematizar y homogenizar las cuentas nacionales del siglo XIX, y sus estimaciones coinciden medianamente con el resto de trabajos en el área, lo que hace pensar que se trata de una aproximación razonable. Es por esto que dicho trabajo se ha ido consolidando como el referente de la evolución de la actividad económica durante el periodo. Así las cosas, su empleo, aunque lejos de ideal, es la alternativa más sensata.

Modelo

El ejercicio que se propone es el siguiente: tratar de identificar cómo habría variado la relación entre el PIB regional (yAt) y el nacional (yCt). Esto se realizará a través de un indicador que estime la razón de dichos productos (y*).

[1]

donde σt es la tasa de cambio; xCTt, los ingresos generados por las exportaciones colombianas; xCit, los ingresos generados por las exportaciones del producto i; qAit, la producción del bien i en Antioquia; y qCit, la producción del bien i en Colombia. El valor pit sería el precio internacional del bien i; PAt, la población de Antioquia; y PCt, la población colombiana. Todo esto para el periodo, t.

Este indicador (y*) propone la razón entre los productos de Antioquia y Colombia como una razón de los ingresos generados en el sector externo (primer corchete) y en el interno (segundo corchete). Los parámetros α y β representarían la importancia del sector exportador y el interno, respectivamente, en el producto interno bruto.

Para el sector exportador, se estaría ponderando la razón de la producción exportadora antioqueña con respecto a la colombiana, por el precio internacional, la importancia relativa del producto en las exportaciones colombianas y la tasa de cambio. Luego de lo argumentado en la sección anterior, es posible asumir que el sector exportador antioqueño estuvo dominado por las exportaciones de oro y café. Por tanto, resulta razonable asumir que las exportaciones de tabaco y quina fueron cero.

Por otra parte, el mercado interno se aproxima según el comportamiento de la población. Este recurso -empleado, entre otros, por Kalmanovitz y López (2010) para la construcción de su serie del PIB colombiano del siglo XIX-, aunque impreciso, resulta bastante sensato. El diferencial poblacional representa el supuesto de que el sector interno (agricultura y artesanías) habría de crecer a la misma tasa de la población15.

En términos prácticos, se estaría construyendo el siguiente indicador:

[1]

donde g sería el subíndice correspondiente al oro y k el correspondiente al café.

A partir de allí, dada la serie del PIB para Colombia yCt y del PIB de Antioquia para 1850 (Anexo 5), es posible reconstruir una serie del PIB de Antioquia entre 1800 y 1913.

Escenarios

Identificar los valores de α y β es una labor empírica. Para ello, habría de realizarse un análisis cuidadoso de la composición de la actividad económica de la región y un ejercicio completo de inferencia estadística. Puesto que el interés de este trabajo se centra en la evaluación del nivel de actividad económica y no en el de su estructura, trataremos de aproximarnos a escenarios hipotéticos generales, empleando la literatura en el tema para identificar cuáles de ellos habrían sido probables. En la Tabla 5, se describen dichos escenarios.

En este contexto, las hipótesis 2 y 3 resultan escenarios extremos, inexistentes en la realidad. Las hipótesis 1, 4 y 5 representarían situaciones plausibles, aun cuando sería prácticamente imposible que se hayan cumplido de manera exacta. Lo que verdaderamente se observaría serían valores no constantes de los parámetros a lo largo del tiempo. Esto será abordado más adelante.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Crecimiento económico en Antioquia

La Tabla 6 presenta la evolución relativa (con respecto a Colombia) de los distintos sectores de la economía antioqueña16. Se puede observar que, mientras el sector interno, determinado por las razones poblacionales, creció hasta 1870, periodo en el que se estabilizó, el sector exportador tuvo un par de picos en las primeras décadas del siglo XIX y del siglo XX.

El comportamiento del sector exportador fue el resultado de la reducción en el indicador del sector aurífero a partir de 1850 y del posterior incremento del indicador cafetero. La reducción del indicador del oro reflejó, más que la pérdida de dinamismo del sector en Antioquia, el descenso de la participación del oro en el valor de las exportaciones totales del país. Por otra parte, el indicador del café creció de forma espectacular desde 1880, gracias al aumento de la producción en la región, la participación del café en las exportaciones totales y el incremento del precio (esto para la segunda década del XX).

En términos agregados, la Gráfica 4 muestra los resultados del PIB para cada escenario hipotético. Allí puede observarse una tendencia creciente, similar en todos los escenarios, con un especial aceleramiento a partir de 1905. Dicha tendencia resulta bastante parecida a la del PIB colombiano (eje derecho) y a la de otras naciones latinoamericanas (Kalmanovitz y López, 2010; Maddison, 2007).

En la Gráfica 5 se presentan las tasas de crecimiento anuales promedio para los escenarios hipotéticos 1, 4 y 5 (se han ignorado los casos extremos). Si bien existen algunas diferencias particulares entre los escenarios (que serán abordadas en la sección siguiente) y la información disponible no nos permite reconocer la evolución detallada del ciclo económico, sí es posible hacer una descripción de su tendencia general.

Discusión sobre los escenarios

El comportamiento concreto de la economía habría dependido del escenario en consideración. Siendo así, una discusión sobre ellos resulta conveniente. En la Tabla 7 se presentan los rasgos estadísticos básicos de cada escenario.

Para empezar, la hipótesis 2 mostraría la economía antioqueña completamente dependiente del sector externo, el resultado de ello es una tasa de crecimiento promedio más alta y una mayor volatilidad. Esto sería consecuencia de grandes impulsos al crecimiento durante las bonanzas exportadoras y de fuertes depresiones durante las caídas en el sector.

Opuestamente, la hipótesis 3 presenta una economía autárquica, con un sector productivo basado exclusivamente en el mercado interno, con una menor tasa de crecimiento y una menor volatilidad. Esta tendencia, de forma evidente, está relacionada con el comportamiento de las series poblacionales, que son mucho más estables que las variables del sector exportador.

Descartando estos casos extremos, la literatura general ha solido resaltar la importancia de la minería y el café en la actividad económica de la región durante el periodo. Como ilustración, Safford (1965) afirma que para el siglo XIX el valor de las exportaciones per cápita de Antioquia habría solido cuadruplicar el de las colombianas. En esa medida, la literatura general parecería respaldar la hipótesis 4 (una economía principalmente exportadora).

Aun así, la hipótesis 4 reporta episodios de auge y depresión demasiado severos, como los de la década de 1840 y de 1880. Para los años de 1840, si bien es posible identificar un proceso de desaceleración de la economía, debido a la presión poblacional sobre los viejos poblados, a una crisis minera y una intensificación de los conflictos y a revueltas (López, 1970; Melo, 1987), la tasa de crecimiento promedio anual encontrada bajo dicha hipótesis (menor al -2%) es excesiva. De haber sido eso cierto, la economía antioqueña habría decrecido casi un 22% en dicha década, fenómeno que debería haber sido abundantemente identificado en los relatos de la época (cosa que no sucedió). Algo similar, aunque mucho menos concluyente, es que para la década de 1880 el crecimiento anual habría sido superior al 5%. Dicha tasa de crecimiento, resultado del esplendor minero de la época, parecería demasiado alta para haber pasado desapercibida, como en efecto lo fue.

Siendo así, se abre espacio para cuestionar la verdadera importancia del sector exportador en el crecimiento económico de Antioquia. McGreevey (1975), por ejemplo, menciona que, para 1870, la minería solo habría empleado el 10% de la fuerza laboral, que al ser un negocio poco tecnificado habría beneficiado solo a una pequeña población y que, usualmente, habría estado administrado por ingleses.

En esa medida, la hipótesis antagónica (la 5) tendría cierto respaldo. De hecho, otra buena parte de la literatura enfatiza la importancia del comercio (no el de exportación) en la actividad económica antioqueña. La historia empresarial colombiana está repleta de estudios sobre las grandes fortunas antioqueñas creadas con el comercio (Escobar, 2009; Mejía, 2012). Todo esto indicaría la existencia de un mercado interno bastante dinámico.

No obstante, en el llameante comercio antioqueño, las importaciones resultaron especialmente relevantes. Las importaciones, a su vez, estuvieron estrechamente relacionadas a las exportaciones, sobre todo de oro, que servía usualmente de medio de cambio (Calle, 2007). La minería de oro no podría entenderse por fuera de un circuito comercial en el que la producción aurífera se exportaba, en parte, para traer productos de consumo importados17 (Botero, 2007).

No fue el comercio el único sector del mercado interno beneficiado por la exportación de oro. Botero (2011) describe cómo los booms mineros generaron toda una dinámica interna alrededor de la banca, sector clave en la actividad económica de finales de las décadas de 1870 y 1880. Siendo así, la hipótesis 1, aunque parezca una solución salomónica injustificada, tiene en el fondo cierto sentido: la necesidad de interpretar la dinámica económica como sistema, en la que el enriquecimiento vía exportaciones habría activado el sector interno. Adicionalmente, las tasas de crecimiento reportadas por la hipótesis 1 resultan bastante plausibles y coincidentes con los hechos y las narraciones de la época.

Por otro lado, no hay razón alguna para pensar que la estructura económica de la región se haya mantenido constante a lo largo del periodo. Como ilustración y para volver al pensamiento de McGreevey (1975), aun cuando él es escéptico de la importancia de la actividad minera, sí consideró clave el desarrollo de la economía exportadora cafetera; implícito en ello está la consideración de que el sector exportadorhabría sido relevante, no para principios, pero sí para finales del siglo XIX.

Así pues, no se tiene conocimiento exacto sobre la composición concreta de la estructura productiva de la región; sin embargo, se puede lograr algún nivel de certidumbre sobre el crecimiento económico, a pesar de que se sacrifique precisión en el análisis. La solución consiste en considerar un rango cuyos límites serían los escenarios extremos posibles (hipótesis 4 y 5)18 y en el cual los verdaderos valores del PIB se habrían ubicado. Así, las estimaciones del escenario 1 serían de carácter puntual, y se esperaría por ello que el valor real de la variable fluctuara alrededor de él, siempre acotada por el rango en cuestión (Gráfica 6).

La economía antioqueña con respecto a la colombiana

Cómo ya se expuso, la interpretación del crecimiento económico colombiano está estrechamente vinculada al crecimiento antioqueño, de manera que identificar la relación entre ambos resulta una cuestión importante.

Para iniciar, en todos los escenarios posibles, la tasa de crecimiento promedio de la economía antioqueña, calculada para el periodo, fue superior a la de la colombiana. Muy posiblemente, la actividad económica de Antioquia haya sido más volátil que la del promedio colombiano (Tabla 7). Esto parecería explicarse por la importancia del sector exportador en Antioquia a lo largo de todo el periodo; este asunto, como se exploró al hablar del escenario hipotético 2 (economía completamente exportadora), habría introducido mayor variabilidad a la actividad económica, aun cuando ello podría haber implicado tasas de crecimiento promedio más altas.

Aunque Antioquia habría seguido un ciclo económico de largo plazo similar al colombiano (Gráfica 5), en dos periodos concretos se habrían distanciado. Mientras Colombia se encontraba en los recesos republicano y conservador (Kalmanovitz y López, 2010), Antioquia mantuvo tasas de crecimiento relativamente altas. Adicionalmente, en el apogeo de 1906-1913, si bien ambas compartieron tasas de crecimiento superiores al 5%, Antioquia creció más rápido que Colombia.

De tal forma, la participación de la economía antioqueña en la economía colombiana varió con el tiempo (Gráfica 7). En esa medida, si bien periodos como el del radicalismo habrían representado auges económicos para Antioquia, los verdaderos éxitos relativos se habrían dado en las primeras décadas de la República y en el final de la Regeneración.

En la Gráfica 7, que detalla este proceso, resalta el tamaño de la economía antioqueña para las primeras décadas del siglo XIX. La región era la responsable de entre el 14% y el 24% del producto nacional, a pesar de que representaba apenas el 10% de la población del país. Esto parecería ser evidencia del excepcional dinamismo de la actividad aurífera de la región durante la época, aspecto bien descrito por Twinam (1976) y Safford (1965), y al escaso impacto económico de los conflictos independentistas en la región (Sierra, 1987 y Deas, 2010)19.

Por su parte, la recuperación del peso de la economía antioqueña para la última década del siglo XIX se puede interpretar como una evidencia a favor de los defensores del auge antioqueño como resultado de la colonización, la actividad cafetera y los primeros esfuerzos industriales (Parsons, 1950; Brew, 1977; Arango, 1981).

PIB per cápita

La discusión sobre el nivel de actividad económica resulta incompleta si no se considera en términos per cápita. La Gráfica 8 presenta la evolución del PIB per cápita de Antioquia y Colombia.

Se puede observar que, desde principios del siglo XIX, Antioquia tenía un PIB per cápita superior al del promedio colombiano, contrario a lo que afirmaría toda una tradición representada por Hagen (1962) y McGreevey (1975). De hecho, esto fue un fenómeno constante en prácticamente todo el siglo, exceptuando, quizá, la década de 1870. De otro lado, en términos generales, se puede observar una tendencia creciente del ingreso por persona a lo largo del periodo, lo que evidencia un progresivo dinamismo de la economía local, ya que la creciente tasa de aumento poblacional no llevó a la baja del ingreso promedio. Se identifican máximos locales en 1832, 1890 y 1913, último de los cuales es el máximo global. En definitiva,se encuentra que la región habría mantenido un proceso continuo, más no homogéneo, de enriquecimiento entre 1800 y 1913.

Sin embargo, a esta cuestión ha de sumársele una discusión que Safford (1965) habría traído a colación y que ha sido relativamente olvidada en la literatura. Me refiero a la consideración del costo de vida. Safford consideró que una de las razones por las cuales visitantes foráneos habrían afirmado que Antioquia, hacia finales del siglo XVIII, era una región pobre20, era el hecho de que los costos de vida eran superiores a los del resto del país. McGreevey (1975), por su parte, critica los datos de Safford y menciona que, ya para el siglo XIX, los precios entre regiones habrían tendido a converger.

Palacios (1979) construye un índice de precios para Antioquia para finales del siglo XIX y principios del XX, a partir de una canasta de bienes básicos de los registros de la Hacienda Jonás. Al comparar dicho índice con el de Pardo (1972), construido a partir de una canasta de 7 alimentos en Bogotá, es posible observar un comportamiento bastante similar (Gráfica 9). Así, si se hubiese partido de costos de vida similares, como lo sugeriría McGreevey, en el periodo de 1895-1913 no habrían surgido mayores divergencias, a pesar de la inestabilidad monetaria vivida.

Evidentemente, la cuestión del costo de vida exige un análisis cuidadoso. Este trabajo no pretende más que dejar el asunto como una pregunta abierta, reiterando la importancia que tiene para un análisis de la dinámica económica real de la región.

COMENTARIOS FINALES

Este trabajo se ocupa de darle una nueva mirada a un tema de prioritario interés en la historia económica de Colombia, a saber, el crecimiento económico de Antioquia en el siglo XIX y comienzos del XX. El análisis que se realiza aporta elementos cuantitativos para seguir su evolución a lo largo del periodo, principal falencia de los estudios hasta el momento.

Se han encontrado elementos para dar respuesta a la larga disputa sobre el inicio del despegue antioqueño. Se evidencia que Antioquia, ya para comienzos del siglo XIX era una región rica en el contexto colombiano, y que reportaba además tasas de crecimiento superiores a las del conjunto del país entre 1800 y 1913. Es decir que el nivel de actividad económica per cápita de Antioquia siempre se mantuvo por encima del de Colombia, de manera que, en realidad, nunca habría existido, en el periodo en cuestión, tal cosa como un momento preciso en el que Antioquia pasara de ser pobre a rica. La identificación de dicho evento seguramente ha de buscarse en el auge minero de la segunda mitad del siglo XVIII.

Lo que sí hubo en el periodo analizado, obviamente, fueron épocas de mayor y menor crecimiento económico. La polémica acerca de la temporalidad del auge antioqueño parece estar en el hecho de que, al no seguir la evolución temporal de la producción agregada (como hace esta obra), los autores han identificado en picos parciales, eventos de despegue económico definitivo. De tal forma, las consideraciones de un despegue económico en el periodo no pueden ser más que relativas.

La discusión exige, además, definir en qué términos se está hablando del éxito económico regional. En términos absolutos, los periodos de mayor crecimiento habrían sido 1860-1880 y 1906-1913. En términos relativos, con respecto a la economía colombiana, los periodos exitosos de Antioquia habrían sido 1800-1840 y 1880-1900. Por otro lado, si se estuviera hablando en términos per cápita, los periodos de mejor desempeño habrían sido 1800-1840 y 1906-1913.

Vale la pena enfatizar el carácter aproximativo de nuestras estimaciones. La escasa y poco homogénea información no ha permitido, por ahora, la calibración precisa de los parámetros del modelo y, por tanto, la generación de estimaciones exactas. El método de los escenarios hipotéticos es un recurso para hacer explícita esa limitación, que se ha intentado resolver de una forma razonable, en la cual se definen claramente los supuestos empleados. Al final, se llega a una estimación puntual y un rango de confianza lo suficientemente angosto para ofrecer conclusiones novedosas en el campo. Es posible discutir si los rangos de confianza representan la parametrización extrema ideal, sin embargo, los propuestos aquí encarnan el ejercicio analítico más simple, y la evidencia cualitativa parece corroborarlos como cotas máximas y mínimas, un hecho conveniente en la etapa en la que se encuentra la literatura sobre el tema. Esto abre espacio para refinamientos posteriores de las estimaciones ofrecidas, a partir de nueva información que permita calibrar el modelo.

De la misma forma, se plantean otras líneas que han ser exploradas con detenimiento en el futuro. En primer lugar, son fundamentales trabajos de verificación y refinamiento de las series empleadas en nuestros cálculos, como las poblacionales y las de PIB nacional, ya que permitirán avanzar en interpretaciones más precisas sobre la dinámica regional. De otro lado, es necesario un análisis cuidadoso de la composición de la estructura productiva de la región y su evolución en el tiempo, así como un estudio de los precios y las condiciones de vida. Abordar estos asuntos permitirá precisar el crecimiento económico real y las variaciones del bienestar en la región.

NOTAS AL PIE

1 El caso antioqueño resulta de la mayor importancia a la hora de interpretar el desempeño de largo plazo de la economía colombiana. Mcgreevey, por ejemplo, mencionaba lo siguiente: "Ciertamente, el país experimentó una aceleración en el ritmo de desarrollo económico en el siglo XX [...]. Los cambios aludidos no ocurrieron a lo largo y ancho del país sino que se concentraron en varias ciudades principales y en la región antioqueña. Durante muchos años ha sido materia de controversia la cuestión de si la aceleración del desarrollo económico colombiano puede ser específicamente atribuida en cierta medida a los antioqueños" (1975, p. 189).

2 Como se verá, esta idea está basada en los relatos de algunos visitantes de la época y está lejos de ser un asunto resuelto.

3 La reconstrucción de series del PIB para países latinoamericanos durante el siglo XIX y XX se ha hecho un área de permanente exploración. Prados de la Escosura (2009) presenta un compendio bastante completo de los trabajos al respecto. Sin embargo, la reconstrucción de PIB regionales en Latinoamérica es un campo apenas en exploración, cuyos mayores avances están concentrados en la primera etapa del siglo XX (Badía, 2014). Al respecto, resaltan los trabajos de Aguilar-Retureta (2014) para México y García, Martínez-Galarraga y Willebald (2014) para Uruguay. Para un análisis sobre el estado de la cuestión en Colombia, véase Mejía (2013).

4 Por ejemplo, Safford (1979) le responde a McGreevey (1975) lo siguiente: "McGreevey rechaza mi tesis aparentemente en el equivocado concepto de que yo había ubicado el desarrollo notable de la región en la primera mitad del siglo. En realidad el artículo mío no tuvo que ver con el desarrollo económico sino con la formación y concentración de capitales de alguna consideración en manos de los comerciantes de Medellín. El desarrollo y el proceso de capitalización son cosas bien distintas" (pp. 38-39).

5 Valga decirse que, en el plano teórico, no existe mayor consenso en cuanto a la relación de causalidad entre el crecimiento económico y el aumento poblacional (Bloom, Canning y Malaney, 1999).

6 Esto hace parte de la crítica a los censos oficiales que algunos autores como Gómez (1969) y Flórez y Romero (2010) han hecho. Las cifras empleadas aquí son las usualmente utilizadas en la historiografía local, y las interpolaciones realizadas siguen los supuestos más simples, concretamente, se asumen tasas de variación constantes entre los datos oficiales. De todas formas, la demografía del siglo XIX es un campo sobre el cual aún se requiere una mayor investigación, particularmente en el plano regional.

7 Esto resulta más compresible al observar que el resto de los importantes poblados en la Colonia (Santa Fe de Antioquia y Rionegro) fueron quedándose rezagados como urbes en el transcurrir del siglo XIX (véase Botero, 1888).

8 Esta es una postura de vieja data. Uribe y Álvarez (1985) mencionaban lo siguiente: "La historiografía tradicional sobre nuestro desenvolvimiento económico en el siglo XIX ha estado de acuerdo en caracterizarlo como típico de un modelo agroexportador. Esta perspectiva, que se apoya en el hecho de que la actividad económica fundamental del país estuvo dirigida a su participación en el mercado externo, es plenamente aceptada por los investigadores" (p. 55).

9 Esto es bastante cierto para la mayor parte de los países latinoamericanos durante el periodo. Al respecto, véase Bértola y Gerchunoff (2011).

10 Echandía y Sandoval (1987) resumen la evolución geográfica del cultivo de quina así: "En Colombia pueden observarse tres grandes auges quineros de muy corta duración: 1849-1852, 1867-1873 y 1877-1882. Cada ciclo de auge de la exportación de la quina, entendido como el momento en que las exportaciones del país adquieren los niveles más altos, corresponde a la expansión y predominio de una zona diferente, que provee la mayor parte de la cantidad exportada; es decir, se produce una rotación de las áreas ligadas al comercio externo [...]. Así pues, el primer auge quinero comprende el área de Cundinamarca y la parte nororiental del actual departamento del Cauca; el segundo auge presenta al Tolima y el territorio de San Martín como zona de mayor producción; mientras que el tercer auge corresponde a Santander" (pp. 153-154).

11 Brew (1977) menciona que, para la década de 1840, Antioquia poseía el consumo per cápita más alto de tabaco del país.

12 Se menciona que dicha casa habría perdido cerca de 50.000 pesos en la crisis tabacalera de la década de 1870 (Brew, 1977).

13 Esto se habría debido, en parte, a la brevedad de la lucha en el territorio antioqueño y de la escasa participación esclava en la extracción aurífera (Sierra, 1987).

14 Entre 1851 y 1864 sí hubo una reducción del dinamismo de la extracción minera en Antioquia, asunto que autores como Ocampo (2010) y Botero (2007) parecen desconocer.

15 Kalmanovitz y López (2010) lo describen así: "El supuesto es obvio: la creciente población colombiana sobrevivía y no se registran hambrunas durante el siglo. Para el caso del sector agropecuario, esto obedece a que 'la mayor parte de los productos agrícolas básicos, hasta donde es posible inferirlo de una documentación muy poco estudiada hasta ahora, no entraba en los circuitos comerciales, o solo se transaba en los mercados locales" (pp. 336-337).

16 El indicador del oro sería: ; el del café: , el exportador: y el interno:

17 De hecho, Escobar (2004) afirma sobre un viajero alemán en Antioquia lo siguiente: "Medellín era pues a sus ojos, en 1870, una ciudad en donde no se hacía comercio de exportación porque solo se poseía oro para enviar al exterior con el fin de traer grandes cantidades de mercancías, como hierros y algodones blancos o crudos de Inglaterra; quincallas, juguetes y fósforos de Alemania; pañuelos, chales y cortes de muselina de Suiza; vinos de España; y lanas, sedas, artículos de mercería, sombreros, calzado, drogas y medicinas de Francia" (p. 214).

18 La razón por la que los límites serían los valores de los escenarios 4 y 5 está en que parecería bastante improbable, por lo visto ya, que la economía antioqueña hubiese sido más exportadora que la hipótesis 4 o más "doméstica basada" que la hipótesis 5.

19Estos datos respaldarían hipótesis como las de Kalmanovitz (2008), quien sugiere la existencia un proceso de variación en el poderío regional luego de la Independencia: "La estructura económica colonial cambió entonces profundamente durante la República: las tres provincias más prósperas antes de la Independencia -Cartagena, Santander y el Cauca- se empobrecieron, mientras que Antioquia y Cundinamarca continuaron enriqueciéndose y Panamá despegó" (p. 224).

20 Mon y Velarde describían la falta de servicios públicos; José Manuel Restrepo (antioqueño) hablaría del atraso técnico en las minas y el Padre Finestrad, sobre la pobreza de los trabajadores mineros (Safford, 1965).

ANEXOS

ANEXO 1

ANEXO 4A

ANEXO 4B


REFERENCIAS

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