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Cuadernos de Economía

Print version ISSN 0121-4772On-line version ISSN 2248-4337

Cuad. Econ. vol.40 no.83 Bogotá July/Dec. 2021  Epub Oct 06, 2021

https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v40n83.90914 

RESEÑAS

DIATKINE, D. (2019). ADAM SMITH. LA DÉCOUVERTE DU CAPITALISME ET DE SES LIMITES. EDITION DU SEUIL

José Félix Catañoa 

aProfesor asociado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional Colombia. Correo electrónico: jfcatanom@unal.edu.co


INTRODUCCIÓN

Adam Smith. La découverte du capitalisme et de ses limites es la obra más reciente de Daniel Diatkine y la más novedosa presentación del pensamiento del filósofo y economista escocés Adam Smith (1723-1790), construida durante varios años, en los que han germinado en Francia estudios singulares sobre la historia del pensamiento económico1.

La tesis principal de este profesor francés es que Smith descubrió y habló del capitalismo a partir de una actitud de crítica política e ideológica. El escenario en que ocurrió tal descubrimiento es el siguiente: Smith se encontraba en el momento en que el "sistema" llamado por él "mercantil", designado después como "mercantilista", predominaba en Reino Unido y otros países europeos. Smith veía ese sistema no solo como el fruto de la evolución de la sociedad europea, luego de la caída del Imperio romano y el feudalismo, sino también como la primera etapa de un sistema económico expansivo y victorioso, ya que, gracias a él, "se ha llevado a cabo la conquista del mundo por el capitalismo europeo" (Diatkine, 2019, p. 302).

A pesar de ello, al filósofo escocés le parecía peligrosa esa etapa mercantilista del capitalismo, para la sociedad europea, dado que conlleva a dos realidades, una política y otra conceptual. La política se refiere a que el "sistema comercial" presenta la connivencia entre grandes grupos de interés de las firmas comerciales y el poder político2, lo cual produce la imposición del interés de los grandes empresarios colonialistas sobre el interés general de una sociedad compuesta no por simples individuos, sino también por otros grupos o clases diferentes (agricultores, artesanos, rentistas y trabajadores). Tal organización del poder y la actividad económica conduciría a 1) injusticia económica y política, 2) lentitud en el crecimiento y 3) enfrentamiento bélico permanente entre las grandes naciones. En resumen, para Smith, el sistema mercantilista sería un sistema oligárquico, injusto, ineficiente y belicista.

En cuanto a la realidad intelectual, Smith consideró que la defensa del mercantilismo hecha por escritores de la época (Mun y Steuart, principalmente) contenía explicaciones equivocadas sobre el dinero, el comercio, el enriquecimiento y la legitimidad de la intervención de los legisladores en la esfera económica; ideas falsas que otorgan legitimidad a un sistema indeseable. La reflexión positiva de Smith, según Diatkine, es la "demostración" de que es posible pensar y construir otro capitalismo, designado "estado avanzado de la sociedad" en términos de Smith, donde el enriquecimiento de unos no se realiza en detrimento de otros, sino que permite el enriquecimiento de todos, aunque no sea equitativo. Este sistema sería el de la "acumulación del capital" en un ambiente de competencia económica, donde exista un legislador imparcial que vigile y corrija los posibles desajustes del sistema.

Con respecto a lo anterior, podría sostenerse que, frente a un sistema plutocrático donde la condición del enriquecimiento es la captura de la política por las empresas, la alternativa de Smith fue proponer un proyecto de un sistema capitalista donde, por las fuerzas endógenas de la división del trabajo y la acumulación capitalista, se crean los efectos deseados (aumento de la riqueza para todas las clases o grupos con legisladores neutrales). Para que esto se cumpla, deben evitarse los desbordamientos posibles, por medio de la acción de legisladores imparciales.

De acuerdo con Diatkine, Smith escribió La riqueza de las naciones (RDN) (1776), para "criticar la dimensión política de la sociedad comercial tal como ella se presenta en la Gran Bretaña de su tiempo, es decir, el sistema mercantil. Es en estas circunstancias [en las] que Smith descubre el capitalismo" (p. 183). Para este proyecto el economista escocés necesitó, primero, una explicación convincente de las características y el funcionamiento de la nueva economía de la acumulación capitalista y, segundo, una reflexión sobre la correcta posición del legislador frente a la economía. Smith consiguió hacer lo primero en la RDN, pero la segunda parte del proyecto no se realizó.

Diatkine conoce que la mayoría de las lecturas de la obra de Smith se hace a partir de problemas y discusiones de la ciencia económica posterior, es decir, con una mirada retrospectiva, desde los métodos y problemas de la ciencia económica actual. Casos ejemplares de ello son: 1) el trabajo de Arrow y Debreu, quienes convirtieron "la mano invisible" y "la gravitación de precios de mercado en torno a los precios naturales" en el problema de la coordinación de agentes económicos, por fuera de cualquier intervención colectiva; y 2) de acuerdo con los trabajos de Ricardo y Marx, que pretenden generalizar una teoría de la determinación del valor de cambio por el trabajo, idea propuesta inicialmente por Smith. La originalidad de Diatkine es mostrar que, por un lado, los problemas económicos planteados por Smith se generaron a partir de sus puntos vista filosófico-políticos y, por otro, que por esta vía descubrimos que su proyecto no planteó tanto construir una ciencia económica como la actual, sino un discurso sobre una economía justa, que dependa de ciertos criterios de moral y de política.

Esta nueva perspectiva de lectura permite a Diatkine también denunciar que es absurdo presentar la RDN como el texto fundador de la doctrina del "liberalismo económico". Este argumento depende, justamente, de la concepción de liberalismo económico a la cual se refiere el autor:

  1. El liberalismo no es la tesis francesa del laissez faire-laissez passer, donde los agentes deciden el camino, conociendo sus propios intereses, frente a la amenaza de la regulación estatal autocrática, porque ello no significa reivindicar el funcionamiento mecánico de un ambiente competitivo, sino cierto funcionamiento orgánico, que solicita una vigilancia cuidadosa del soberano3.

  2. Fue en el siglo XIX cuando el "liberalismo político" reivindicó la libertad frente a la religión y el absolutismo, momento en que se creó el verdadero "liberalismo económico", aquel que se encuentra, por ejemplo, en F. Bastiat, al invocar el arreglo natural de las cosas cuya conclusión es la libertad y donde el enemigo es la imposición arbitraria de restricciones por el Estado.

  3. La aceptación smithiana de que la sociedad está dividida en clases (y no en individuos) es contradictoria con la tesis liberal, construida a partir de la negación de esa división.

En fin, para Diatkine el verdadero liberalismo económico es el que, como hace la escuela de Chicago, postula dogmáticamente que "toda política económica es necesariamente nociva" (p. 35), tesis que nunca se puso en la RDN. En política, Smith era liberal, pensaba que los individuos conocían sus intereses y consideraba que 1) las leyes deben ser consentidas por la ciudadanía, 2) la propiedad privada es legítima, 3) los monopolios son nocivos y 4) no es conveniente sustituir el mercado por la regulación del precio de los metales monetarios. Pero estaba dispuesto a aceptar que el legislador regulara donde el mercado hace mal o no existe, por ejemplo, en relaciones laborales y crediticias4.

SMITH ANTES DE LA RIQUEZA DE LAS NACIONES

Diatkine ilustra con claridad los debates principales en los que Smith participó antes de escribir la RDN. Se trata de discusiones sobre filosofía de la moral, el comportamiento en las relaciones humanas y los fundamentos de la justicia.

Parece que la conexión principal con lo que viene luego como economía política surge de la reflexión sobre la pasión de la codicia, a la que D. Hume consideraba pasión destructiva y, por ende, negativa para la sociedad, al no tener freno. Hume atacó la codicia desde un punto de vista moralizante; mientras que Smith, sostiene Diatkine, rompió con ese criterio, porque en su pensamiento la noción de enriquecimiento tomó una dimensión totalmente nueva, ampliamente positiva, la acumulación del capital para beneficio de todos:

Es ese concepto el que sustituye la codicia y de inmediato la cuestión ya no será la de proferir un juicio moral sobre ese comportamiento, sino sobre las condiciones políticas que pueden hacer compatibles la acumulación de capitales y el interés general. (Diatkine, 2019, p. 77)

Para realizar este cambio Smith transformó el concepto de codicia, el deseo de enriquecimiento en bienes útiles, al sustituirlo por "amor al sistema", una pasión que puede entenderse como amor por los medios para conseguir los fines. Diatkine (2019) sostiene que la novedad de Smith reside en que el deseo de enriquecimiento ilimitado no tiene como objetivo ni las cosas (como los nobles) ni el dinero (algo que no satisface una necesidad privada), "sino lo que el designará en la RDN como capital, es decir, los acervos acumulados, a fin de que rindan la tasa de beneficio más elevada posible" (p. 88).

Así, el amor al sistema surge del goce particular e inconsciente de aquel que lo pone en funcionamiento. De esta manera el amor del sistema, reemplaza el amor del dinero. En Smith, el ambicioso o codicioso se convierte en un emprendedor (para obtener conocimiento, obras artes, poder político o riqueza económica).

Por tanto, la cuestión en la RDN no era ya determinar si estamos frente a un vicio o una virtud, sino "comprender en qué medida la acumulación de capital, que sin embargo permite el enriquecimiento de todos, constituye una amenaza para la ciudad" (p. 98).

SMITH EN LA RIQUEZA DE LAS NACIONES

Entender a Smith pasa siempre por conocer su denuncia del "sistema comercial" o mercantilismo. Esta denuncia abarca varios temas, principalmente, las tres tesis "equivocadas" del sistema mercantil:

  1. El enriquecimiento de un país se registra en el balance de las cuentas nacionales, cuando se constatan superávits o excedentes comerciales que se manifiesten en metálico, en oro. De ahí que parezca necesaria una política de protección del dinero, asimilado a los movimientos de oro5.

  2. Se confunden riqueza y dinero: el enriquecimiento se plantea en oro monetario y no en bienes.

  3. Se piensa que el dinero hace que exista una asimetría entre comprar y vender, lo que da pie a la idea de que solo el dinero es el que compra y, por tanto, los intercambios son monetarios.

Frente a estas creencias, de acuerdo con Diatkine (2019), Smith planteó cinco argumentos alternativos:

  1. La riqueza es "real" y está constituida por los productos, no por el dinero, el cual se limita a ser intermediario, hacer que los bienes circulen. El oro monetario es como las otras mercancías6.

  2. Se asigna a los bienes poseer el poder de comprar, son valores de cambio, lo que significa que el privilegio del dinero se extiende a los bienes: "Siendo dineros todas las mercancías, la diferencia entre trueque e intercambio monetario pierde lo esencial de su pertinencia" (p. 111). La teoría del valor margina el dinero y pasa a ser una posibilidad de técnica de transacciones.

  3. El "sistema comercial" (mercantilismo) es producto histórico de una evolución diferente al "curso natural". La reconstrucción histórica de Smith sería la siguiente: el Imperio romano se derrumbó, el campo se empobreció, el sistema de señores no lo dejó crecer, vino la independencia de las ciudades, la alianza entre comerciantes con el rey y, paulatinamente, se extendió el comercio y los señores se debilitaron. Diatkine escribe: "Se trata de mostrar que el sistema mercantil, aquel que sella la alianza de los intereses del monarca con los mercaderes y manufactureros, es el resultado del accidente de la historia que es la caída del Imperio romano" (p. 117).

  4. El sistema mercantil es colonialista, monopolista e ineficiente (crea crecimiento negativo y despilfarra la riqueza). El monopolio concedido a una sola empresa colonial "es la expresión la más pura del sistema mercantil" (p. 129), con lo cual se tiende a identificar el mercader con el soberano.

  5. "El sistema mercantil conduce a la tiranía de los mercaderes, es en eso [en lo] que es temible" (p. 133). Por ende, lo que inquietaba a Smith no sería tanto la intervención del Estado a favor de una empresa, "falseando" la competencia, sino "la identificación pura y simple del interés general a los intereses de las empresas" (p. 133).

Así se entiende que Smith no criticaba la organización económica basada en el comercio, sino su derivación hacia el imperialismo y el monopolio cuya base es el abuso de poder. Según el autor, para Smith si el mundo va mal es porque el legislador se pone como parte interesada en los conflictos de intereses entre los grupos, ya que el Gobierno se deja capturar de los comerciantes y no defiende los intereses de otros grupos.

Pero ¿por qué el gobierno es parcial? Aquí Diatkine sigue una argumentación en este sentido. No habla de agentes políticos sino de agentes económicos; muestra que para Smith el interés de obreros y rentistas va con el progreso del sistema: cuanta mayor acumulación, mejores rentas y mejores salarios. ¿Qué sucede a los capitalistas? El progreso crea menos beneficios, es decir, la marcha del sistema no beneficia del todo a los capitalistas. Diatkine escribe: "Smith deduce que el interés de los mercaderes y de los manufactureros es directamente contrario al interés general" (p. 172). Se añade que los terratenientes y obreros no son muy conscientes de sus intereses, mientras que los comerciantes los conocen mejor. Parecería que el interés general es que cada clase reciba su remuneración normal-natural. Los capitalistas eluden y pueden eludir este destino, evitando la competencia por medio de favores de los legisladores. Para Diatkine parece que el problema está en el legislador, no en la astucia de los comerciantes y, por tanto, "es necesario alejar el legislador de los mercaderes" (p. 173)7.

De todas maneras, el proyecto de Smith buscaba sustituir un sistema comercial parcial y artificial por un sistema comercial natural imparcial, es decir, liberar la sociedad del sistema mercantilista. Un primer modelo alternativo que le sirvió de referencia es el de una economía que sigue un "curso natural", como sería la de los colonos en Norteamérica, donde consiguieron tierra libre, trabajaron, no tenían servidumbre y pagaban pocos impuestos, donde el asalariado era apenas un recurso temporal. En estas condiciones, sus organizaciones representativas en las decisiones políticas resultaban republicanas, a pesar de ser colonias inglesas, y no crearon un sistema de privilegios sino uno de igualdad.

Pero el sistema de los colonos no es realizable en la Europa de Smith, porque allí no había tierras libres, sino una historia heredada del feudalismo y el sistema "comercial". De modo que resultaba necesario un nuevo capitalismo, aquel de la acumulación de capital con tasa de beneficio natural. Por tanto, para convencer a sus lectores de su nuevo capitalismo, Smith escribió la RDN y avanzó en su enfoque sobre los fundamentos económicos de ese sistema: división del trabajo, intercambio, dinero, precios, capital, ganancias, salarios, rentas, crédito y acumulación, etc. Estos temas terminaron por mostrar una manera de pensar la economía, el enfoque económico de Smith, discutido posteriormente por los comentaristas y economistas teóricos.

EL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE SMITH

Diatkine presenta el pensamiento económico de Smith, con una mirada crítica, de forma que al final debemos concluir que el capitalismo deseado nace mal concebido o mal explicado.

La economía comercial simple

Smith comenzó representando una economía comercial sin capitalismo, algo parecido a una economía comercial simple, como la llamó Marx. Allí puso en escena a los productores independientes que reciben su propia producción, la remuneración de su trabajo, y tranzan de acuerdo con las cantidades de trabajo. En esas circunstancias, el dinero, en primera instancia, no aparece como condición ni de la producción ni de los intercambios. Aquí se presentarían los dos primeros errores de Smith:

  1. Gracias a una idea de valor de cambio por fuera del dinero, el poder de cambio del dinero se traslada a los bienes, los cuales se ven investidos de la facultad del poder de comprar8.

  2. El ejemplo de la fábrica de alfileres es una fábrica de solo trabajadores artesanos y sobre ella Smith habla de la división social del trabajo como si la imagen de la empresa sirviera a la imagen del mercado.

Así pues, "si Smith es un teórico del mercado (en el sentido de Marx) su obra comienza con un despiste monumental, al hacer de una economía centralizada (la fábrica de alfileres) el modelo de una economía descentralizada" (Diatkine, 2019, p. 204).

Este comienzo se entiende como la forma de rechazar la riqueza monetaria de los mercantilistas y llegar a "la riqueza real", constituida por bienes, que debe ser medida como poder económico sobre el trabajo ajeno. Esto implica suponer los precios, las proporciones, y luego mostrar sus respectivos precios en trabajo, dividiendo por las tasas de salarios (las remuneraciones de cada trabajo). Como sabemos, la dificultad no superada de esta teoría inicial del valor-trabajo es que es imposible construir el concepto de trabajo general a partir de la diversidad intrínseca de trabajos, sin acudir a lo que quiere eludirse: el dinero y los salarios. Esto significa que las bases conceptuales que propone Smith no son fuertes, pero de todas maneras propone una teoría del valor de cambio, aspecto que Diatkine busca minimizar.

Ganancia y la acumulación de capital

Para Smith, una economía capitalista no es igual a una economía comercial, idea que se ha perdido en la representación de los economistas, con excepción de Marx, Keynes y la heterodoxia monetaria moderna. En el capitalismo de Smith, hay precios y también variables que realmente no son precios, como salarios, rentas, beneficios, intereses y acumulación. Para introducir la acumulación, Diatkine recupera en Smith el deseo de enriquecimiento o codicia, "uno de los caracteres más fuertes de la RDN" (Diatkine, 2019, p. 222). Este deseo, en vez de condenado, debe ser controlado; y la reflexión más importante es saber cómo hacerlo. Los capitalistas de Smith son mercaderes manufactureros que buscan la acumulación de capital9. Diatkine ubica como central el enunciado mencionado según el cual el interés de clase de los capitalistas, a diferencia del de los rentistas y asalariados, es siempre opuesto al interés general de la sociedad y, por ello, la tesis de Smith sería que, por lo regular, los capitalistas tienden a ser como los mercaderes mercantilistas que buscan privilegios ilegítimos.

Los inversionistas de capital encuentran beneficio y tienen como referencia cierto beneficio natural, confiados en que la competencia igualará las tasas de beneficio. "Smith parece suponer, lo que Ricardo hará explícitamente, que la economía alcanzará el equilibrio [...], una situación que nada incita los individuos a modificar sus posiciones" (Diatkine, 2019, p. 231). Nuestro autor muestra que Smith pensaba que, para un inversionista, es difícil conocer la tasa de beneficio normal, de modo que acude al argumento de que una referencia práctica es la tasa de interés normal de los créditos. Pero esta posición significa una incoherencia, puesto que "el enfoque de Smith debería entonces conferir a las relaciones financieras y monetarias (entre ellas, la política monetaria) un lugar de primer orden en la RDN" (p. 231), algo que es contradictorio, ya que la RDN es construida sobre la negación de la política monetaria.

Con respecto a los beneficios, Diatkine (2019) recuerda el alegato de Smith, según el cual, los beneficios no remuneran un trabajo sino un capital, y los capitales son una dimensión común frente a la tasa de beneficio. Por tanto, el capital no es una cantidad física (un factor de producción) ni una mercancía (una cantidad multiplicada por un precio):

El capital es una mercancía general, por así decir, porque solo existe en relación con la tasa de beneficio [...]. Como mercancía general el capital solo tiene un rival, el dinero. Esta generalidad se expresa por el hecho de que a una tasa igual de beneficio debería ser indiferente a los capitalistas el haber invertido en una rama u otra. Es en ese sentido [en el] que capital es una mercancía "general". (p. 233)

El mercader invierte para obtener una alta tasa de beneficio, pero la competencia le impone la tasa natural. En principio, las cantidades del mercado no son las cantidades naturales; vienen los ajustes de la gravitación de cantidades y de precios y, al final, logra alcanzarse el precio natural. ¿Qué está en juego aquí? Diatkine (2019) vuelve a contradecir a los economistas posteriores:

No es, sin duda, el problema de la coordinación mercantil por la competencia presuntamente representada por la "mano invisible", metáfora evocada por Smith, algunas 400 páginas más adelante [...], lo que está en juego es más simple: se trata de mostrar que, si esta regulación por la competencia es entrabada y las tasas de remuneración permanecen diferentes a las del nivel natural, la sociedad sale perjudicada. El análisis de la gravitación no busca estudiar cómo se identifican naturalmente los intereses [...], sino dar una primera expresión económica de la colusión política entre agentes económicos y los legisladores, colusión que está en el centro del sistema comercial. (p. 240)

Si esto es así, resulta obvio que las críticas al mercantilismo se basan en una creencia sobre la autorregulación de los capitales (no de los intereses en general) en la gravitación, de forma que, si su funcionamiento se entraba, los capitales se benefician y no los consumidores ni las otras clases. Con esta argumentación, se entendería por qué los economistas posteriores consideraron que era necesario buscar las condiciones en que el proceso de gravitación resultara una "verdad" científica y no una creencia o una idea de sentido común. Indudablemente, con una teoría de las virtudes de la competencia, los economistas representaron al mercantilismo como un capitalismo monopolista que perjudica a los consumidores.

El otro punto delicado es mostrar las condiciones que hacen que la tasa de beneficio descienda: "Una de las cuestiones difíciles de RDN" (Diatkine, 2019, p. 240). En principio, Smith atribuyó el descenso al aumento de capitales que compiten en un mercado. Diatkine busca, como los economistas, aclarar las condiciones para verificar esta tesis y encuentra que depende de situaciones particulares y débiles analíticamente: técnicas y división del trabajo constantes, extensión del mercado constante ("es decir, si se venden 10 000 euros de trigo por día sobre un mercado dado, esto expresa simplemente la extensión del mercado del trigo" -nota de la página 237). Más capitales son más productos, frente a una extensión del mercado dada como constante. Diatkine afirma que son los precios naturales los que bajan en esas situaciones y esto conduce a una baja en R.

Esto no es fácil de entender, porque los precios naturales de Smith se basan en las remuneraciones y estas no dependen de los precios. Aún más, se había dicho que eran "convencionales" y ahora aparecen obedeciendo a una ley económica.

De todas maneras, para Diatkine (2019) estas condiciones son difíciles de admitir, dados los efectos de interdependencia general. Por eso, menciona que, más bien, Smith se apoya en el argumento de que los movimientos de las tasas de interés monetarias muestran el sentido de los cambios de la tasa de beneficio, de manera que, cuanto mayor enriquecimiento se constata, menor es la tasa de interés, una idea mercantilista. "La baja de r está fundada sobre la idea admitida por los mismos adversarios de Smith" (p. 242). Pero, como se vio, aparece la incoherencia de resolver un problema "real" acudiendo a lo que se había expulsado, una circunstancia monetaria.

Tras una mención corta sobre la renta, viene la descripción sobre el curso natural de la opulencia, imaginado por Smith, que sigue una evolución desde la agricultura, pasa por la manufactura y llega al comercio exterior. Fuera de los detalles, esto sirve al autor para argumentar la tesis sorprendente de que la RDN no asimila economía y nación, sino que el verdadero espacio económico de Smith es más pequeño: la ciudad (campo y ciudad de la vecindad), no todo el Imperio o nación, contra Ricardo. "La RDN no es, entonces, el tratado de la riqueza de la nación, a pesar de que Quesnay sea la riqueza del reinado agrícola, allí donde el reino coincide exactamente con la economía" (Diatkine, 2019, p. 258).

Lo anterior lleva al profesor francés a revaluar la metáfora de "la mano invisible". Ya no será la conciliación anónima de los intereses privados (intereses bien conocidos por los mercaderes), sino algo más modesto: lograr el equilibrio de fuerzas entre lo cercano, la industria doméstica y el mundo externo, lejano: "La fuerza centrífuga de la búsqueda insaciable de beneficio, es según Smith, felizmente equilibrada por las fuerzas centrípetas que retiene cerca de su hogar a los capitalistas. Este equilibrio de fuerzas [...] es la metáfora de la mano invisible" (Diatkine, 2019, p. 261).

El cuadro que propone Diatkine (2019) parecer ser este: si los mercaderes no tuvieran influencia en la política, se quedarían en la vecindad y no harían las inversiones lejanas. Para hacerlas, se apoyan en los privilegios obtenidos por la intriga política, haciendo creer que su interés particular es el general. Los privilegios llevan a anomalías que conducen al imperialismo y las inversiones lejanas. La "mano invisible" permite encontrar el equilibrio entre el interés doméstico y el lejano, sin intromisión de los privilegios monopólicos. "Insisto en subrayar una vez más que es la clase de los mercaderes y manufactureros lo que es el objetivo [del ataque] de Smith" (p. 261).

Aquí hay una dificultad. Si los mercaderes y manufactureros son el objetivo del ataque de Smith, al mismo tiempo también serían para él la clave de la solución en el capitalismo de la buena acumulación. Para que esto tenga sentido, habría afirmar que solo son objetivo del ataque los comerciantes manufactureros monopolistas y los políticos que lo permiten, pero no los comerciantes manufactureros en sí mismos. Entonces, Smith necesita, por un lado, alejar a los legisladores de los intereses particulares de los comerciantes y, por otro, mostrar un horizonte en que estos pueden crear riqueza para todos, sin caer en los abusos, ni sometiéndose a una "mano invisible" que regula dónde se hacen las inversiones. Sin embargo, si la mano invisible es un mecanismo que equilibra fuerzas, no es claro por qué esto desmiente las interpretaciones posteriores.

Ahora bien, además de describir al capitalista como aquel que busca el beneficio sin someterse a una evolución "natural", Smith debe explicar el funcionamiento del sistema. Para esto, debe hablarse del salario, del interés, del dinero y del crédito. De modo que el análisis económico se impone al Smith estadista.

Sobre la relación salarial

Con respecto al contrato salarial, Diatkine (2019) muestra que Smith lo describió como "una relación económica particular y muy diferente a una relación de intercambio" (p. 264). Al no ser relación de este tipo, Smith abrió espacio para que esta relación económica sea regulada por la sociedad, algo que vuelve a corroborar su lejanía con el estricto "liberalismo económico". En efecto, Smith permaneció fiel a la idea de que el trabajo concede el primer título de propiedad y, por tanto, quien cede el trabajo, cede este título. El pago de salarios hace que el trabajador no venda nada a su empleador, sino que entra a su servicio, cediéndole su título de propiedad sobre el producto. Esta es la explicación de por qué "los trabajadores dependientes no son mercaderes" (p. 269).

Por esta razón básica, en Smith, la descripción de la dependencia salarial es fuente de violencia, tal como se encuentra en los textos del capítulo 8 de la RDN sobre la "negociación" salarial, donde, antes de un conflicto de intereses (que pude ser arreglado por la competencia), Smith puso en escena un conflicto de identidades, de clases. Aquí aparece un gran problema para la propuesta del economista y filósofo escocés: si el sistema capitalista implica contratos salariales, los cuales son contratos de sumisión (no regidos por el mercado), ello no parece compatible con la idea de "libertad natural", como forma adecuada de organizar la economía cuyo modelo es la colonización americana, donde los contratos salariales son temporales, porque los asalariados se independizan rápidamente y se vuelven pioneros independientes.

Ante esta dificultad, Diatkine (2019) es prudente y solo pregunta: ¿cuáles revoluciones serían necesarias para acercar a Europa a la situación americana? En realidad, es imposible pensar que Smith promoviera revoluciones anticapitalistas en Europa, con base en una referencia a un sistema ideal de mercados solo entre productores independientes. De todas formas, se abre la discusión a dos alternativas. En la primera, los marginalistas y neoclásicos representaron la relación salarial como un intercambio de equivalentes, con lo cual desaparece la anomalía evocada por Smith; en la segunda, correspondió a Marx llevar el argumento al extremo, ligando el valor de la mercancía "fuerza de trabajo" a la explotación del trabajo, es decir, a una relación de no equivalencia, donde la alternativa al mundo salarial es la destrucción del capitalismo y los mercados. ¿Los neoclásicos propusieron la verdadera revolución liberal, mientras que Marx proponía la revolución anticapitalista?

El dinero y la finanza

Diatkine muestra que Smith no consiguió proponer una buena representación de los mercados, dado que no había entendido la presencia del dinero en ellos, de modo que optó por hablar de los intercambios sin dinero, como si los mercados pudieran funcionar o representarse en términos de trueque. En realidad, el trueque es accidental, no es una técnica general de transacciones10. Pero Smith cayó en ella porque tenía la idea de que la riqueza es un poder de compra sobre los trabajos ajenos, un poder de cada mercancía, no solamente del dinero. Con respecto a ello, Diatkine (2019) afirma:

La fábula del trueque es, entonces, muy preciosa, puesto que permite expresar simplemente la idea de que no se pierde ninguna información pertinente poniendo entre "paréntesis" el dinero en el proceso económico. La sola información que se perdería son los costos de transacción que de todas maneras nunca son nulos, aun en una economía monetaria. Lo esencial de la economía puede y debe ser estudiada en "términos reales". [Tal opción corresponde a la posición antimercantilista de Smith, dado que] la fábula del trueque participa de esta expulsión del dinero del centro del análisis económico en el cual la había instalado Steuart, como por todos los partidarios del sistema mercantil. (p. 276)

Ahora, si la representación del intercambio es la relación entre bienes, construida a partir de una teoría del valor, el dinero debe incorporarse a la teoría de todas formas. Para esto, Diatkine (2019) examina los textos donde Smith expuso la sustitución de "dinero metálico" por "dinero bancario" y la financiación bancaria de las inversiones privadas. En el primer, caso se muestra la dificultad de que el dinero aparezca como una mercancía y, por tanto, con valor. El problema es claro al distinguir el oro como metal y el oro monetario. El oro es mercancía, pero el dinero no. El dinero tiene utilidad social y no tiene valor (su emisión no genera ingresos), por tanto, en Smith el dinero es un "bono de compra" (idea tomada de C. Benetti) y no una mercancía.

Este resultado no parece sorprender a Diatkine (2019), ya que "la definición de la riqueza propuesto por Smith hace de esta un poder de compra que pertenece a todas las mercancías. Ellas son todas dinero", de suerte que las mercancías "son las que hacen circular las mercancías. Por así decirlo, ellas se mueven solas. Es el poder compra, lo que constituye el canal de la circulación [...]. Ellas no tienen necesidad de dinero" (p. 284). Por tanto, Diatkine encuentra en Smith la primera formulación del problema aun irresuelto de cómo construir una concepción del dinero, compatible con la concepción real de la riqueza, construida con una teoría del valor.

Más adelante, Smith encontró los desórdenes que pueden presentarse en el capitalismo, cuando trata de la intervención de los bancos en la actividad de los agentes económicos. Diatkine (2019) muestra que Smith llamaba la atención sobre la inestabilidad que puede crearse cuando los bancos descuentan letras de cambio o crean créditos para financiar emprendimientos nuevos que deben pagarse en el futuro, es decir, la creación de capitales por fuera del ahorro. El problema ocurre cuando los agentes desbordan sus "ahorros" y se endeudan más allá de ellos, lo cual hace del crédito una amenaza para la buena marcha del sistema. Diatkine (2019) afirma que

la transformación del dinero en capital es la historia del capitalismo que triunfa y es tan vieja como él. Los historiadores saben bien que esta historia es la succes story del capitalismo. Ahora bien, es exactamente de esta historia de la cual Smith no quiere oír hablar. Según él, solo el ahorro real, y solo él, es lo que puede y debe transformarse en inversión real, y toda desviación con respecto a esta norma es fuente de peligros. (p. 289)

De ahí surge que Smith legitimara otra regulación "antiliberal" de los préstamos y emisiones en los "mercados financieros", aunque sea una limitación de la libertad natural. El economista escocés limitó también la vigencia de sociedades por acciones a casos muy particulares, donde existe mucha seguridad; y solicitó la fijación de una tasa de interés máxima, para garantizar que los prestamistas prudentes siempre tengan financiación y los especuladores no los dejen sin fondos.

Diatkine (2019) no deja de concluir que "la hostilidad de Smith al mercado financiero es sin límites" (p. 292) y muestra la manera en que los economistas posteriores, como Bentham, atacan en este punto a Smith, diciendo que el crédito es un intercambio, dinero presente por dinero futuro y no existe razón para excluir este intercambio de las reglas generales del intercambio. Por esto, a partir de Bentham, Diatkine concluye lo siguiente:

Los economistas van a intentar a mostrar que el interés de los capitalistas [...] es el interés general [...]. Los asuntos tan importantes de las condiciones constitucionales del control (maitrise) de la acumulación de capitales (la ciencia del legislador) fue borrada. Pero ¿será que el simple control del capitalismo es equivalente a su destrucción? (p. 296)

CONCLUSIONES

Diatkine (2019) propone una interesante lectura política de Smith que da sentido a su intervención en los asuntos económicos. Afirma que, para Smith, la colusión entre manufactureros y estadistas del "sistema comercial" parece ser el mayor defecto, porque trae parcialidad social, injusticia, monopolios y guerras. Romper esta situación se haría con el impulso de un capitalismo bien regulado, con estadistas capacitados que defendieran los intereses de todos los sectores y no solo de los manufactureros.

El capitalismo ideal de Smith combina mercados donde se asiste a 1) una gravitación de precios y 2) una tendencia a la baja de la tasa de ganancia, pero donde se hacen necesarias regulaciones especiales para evitar los abusos de los capitalistas, regular la contratación laboral y el mundo financiero y monetario, porque en estos no funcionan las relaciones como relaciones mercantiles. Así, de un sistema capitalista abusivo, se pasaría a un sistema regulado, pero nunca a algo cercano al ideal de un capitalismo autorregulado por la ley de los mercados como propuso luego la teoría neoclásica.

Por todo ello, Diatkine desvaloriza la idea de la "mano invisible" de Smith como tema central de su reflexión y la arrincona a una discusión marginal sobre las inversiones lejanas o cercanas de capitales. Al mismo tiempo, la idea de que existe una ley del valor-trabajo como principio explicativo queda también desvalorizada, porque no es aplicable al capitalismo. Esta propuesta de un capitalismo nuevo se hace con intuiciones importantes (el capitalismo no es solo mercados), pero propone conceptos económicos básicos fracasados, como mercados sin dinero, la fábula del trueque, bienes con el poder de comprar, ley del valor trabajo, dinero como bono de compra, confusión entre tasas de ganancia y tasa de interés, reducción de la tasa de ganancia sin demostración y mano invisible confusa; conceptos que indican que la empresa intelectual y política de Smith quedó corta y no tenía condiciones para triunfar. Estas limitaciones justifican, aunque Diatkine no lo acepta, que los economistas se vean en la necesidad de buscar otras ciencias económicas, teniendo como referencia las propuestas del autor de La riqueza de las naciones.

REFERENCIAS

1. Beraud, A., & Facarello, G. (1993). Nouvelle Histoire de la pensé économique. Editions La Decouverte. [ Links ]

2. Deleplace, G. (2018). Histoire de la pensé économique. Dunod. [ Links ]

3. Diatkine, D. (2019). Adam Smith. La Découverte du capitalisme et de ses limites. Edition du Seuil. [ Links ]

1Basta citar dos libros que recogen esta cosecha: Beraud y Faccarello (1992) y Deleplace (1999).

2El ejemplo típico de esto son los privilegios otorgados a grandes empresas comerciales interna cionales y colonialistas.

3Diatkine muestra que, en ese sentido, no puede parecer contradictorio encontrar a mercantilistas que propendan por este mismo tipo de política "liberal".

4Si esto es así, Smith está cerca de los neoclásicos de las "fallas del mercado", como Arrow, Blan chard y Tirole, considerados hoy liberales. Diatkine insiste en que el ataque de Smith al mercanti lismo no es por que viole el liberalismo, sino porque es parcial y permite que la clase comerciante, al conocer mejor sus intereses con respecto a otros grupos, abuse y asimile su interés con el interés general. El profesor francés deja sin responder lo que él llama "el extraño proceso intelectual" por el cual Smith se convirtió, paulatinamente, en algo que, en realidad, no representa: el gran vocero del "liberalismo económico para toda la economía".

5En esa medida, el interés de una compañía oriental parece ser igual al interés general, porque trae el oro que se necesita para el funcionamiento de la economía interior.

6Diatkine afirma que Smith confunde el oro y el dinero. Ser "patrón del dinero no es lo mismo que ser dinero. La demanda de oro (bien privado) no es lo mismo que demanda de dinero (demandado para comprar). El oro como riqueza privada es riqueza, no dinero".

7Diatkine sí afirma que Smith evoca un sistema "de justicia y de la perfecta libertad", con el fin de encontrar, no la identidad natural de intereses, sino la neutralización artificial de los intereses. Es necesario poner a los políticos a distancia para "dejar hacer" a los actores económicos, aunque vigilando con la atención requerida, necesaria para paliar los accidentes posibles de la reproduc ción. Smith parece no solo pretender cambiar la economía hacia más competencia y justicia, sino también cambiar la política.

8Para Smith, por medio de la división social del trabajo se da cuenta de la interdependencia gene ral. Sin embargo, para Diatkine (2019), Smith "no plantea la cuestión de saber cómo esta coordi nación descentralizada se hace posible" (p. 203), sino que la supone resuelta.

9Diatkine muestra que stock y capital no son necesariamente sinónimos en inglés, al igual que en español, y que se han olvidado de esto al traducir stock como capital. En realidad, stock puede ser acervo y también capital. Para producir se necesitan acervos de bienes y para obtener beneficios, convertir los acervos en capital. Las traducciones en español cometen también el error. Para darse cuenta de la ambigüedad piénsese en capital humano ¿es capital o acervo?

10"Nunca un investigador historiador o antropólogo ha encontrado una economía de trueque" (Diatkine, 2019, p. 275).

Sugerencia de citación: Reseña. Adam Smith. La découverte du capitalisme et de ses limites. Cuadernos de Economía, 40(83), 747-761. doi: https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v40n83.90914

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