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Innovar

Print version ISSN 0121-5051

Innovar vol.16 no.28 Bogotá July/Dec. 2006

 



El kibbutz desde el periodo pre-estatal (1945-1948) hasta finales del siglo XX

The kibbutz since the pre-state period (1945-1948) to the end of the 20th century

Le kibboutz de puis la période précédant l´état (1945-1948) jusqu´ à la fin du xxe siècle

O Kibutz desde o período pré-estatal (1945-1948) até finais do século XX


Iván A. Montoya Restrepo* & Celia Dávila Dávila**

* Profesor asociado, (Dedicación exclusiva). Facultad de Agronomía, Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá. Correo electrónico: iamontoyar@unal.edu.co

** Ingeniera agrónoma, Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá. Correo electrónico: celichka51@hotmail.com


Resumen

El presente documento trata la historia del kibbutz desde el periodo pre-estatal, el momento inmediatamente anterior a la creación del Estado de Israel, hasta las décadas finales del siglo XX. Se relacionan aspectos en los que el kibbutz representó un papel muy importante, tales como la economía, el proceso de asentamiento, la industrialización, el desarrollo demográfico, social y, por supuesto, su intervención en la política y en la defensa del pueblo de Israel. Esta forma de organización evolucionó dentro del marco de la problemática árabe-israelí, situación que han vivido ambos pueblos durante generaciones, en el periodo relacionado. También se abordan los problemas que ha tenido que afrontar el movimiento kibbutziano, los cuales casi terminan con su existencia, tales como las crisis económicas, la absorción de nuevos miembros e inmigrantes, el abandono de algunos al tipo de vida del kibbutz, lo que junto con el crecimiento industrial y agrícola, lo han forzado a utilizar mano de obra contratada. Finalmente, se presentan los cambios ideológico y estructural originados en el kibbutz, creando nuevas alternativas y estrategias de adaptación a esta forma de organización, desde la literatura identificada fundamentalmente de fuentes asociadas a la visión del mundo israelí.

Palabras clave:

Israel, formas organizacionales. asentamiento, instituciones sociales.


Abstract

This article deals with the history of the kibbutz since the pre-state period (the time immediately before the state of Israel was created) up to the final decades of the 20th century. It relates aspects in which the kibbutz placed a very important role, such as the economy, settlement, industrialisation, demographic and social development and intervention in politics and the defence of Israel. This type of organisation has evolved within the framework of the Arab-Israeli conflict, a situation suffered by both nations for generations during the period being referred to. Problems facing the kibbutz movement which almost finished with its existence are also considered, such as the economic crises, the incorporation of new members and immigrants, abandoning some aspects of kibbutz life. Together with industrial and agricultural growth, the foregoing has led to contracted labour having had to be used. The ideological and structural changes originating from the kibbutz are presented. Literary sources associated with a vision of an Israeli world have been used for identifying new alternatives and strategies for adapting to such type of organisation.

Key words:

Israel, organisational forms, settlement, social institutions.


Résumé

Ce document aborde l´histoire du kibboutz depuis la période précédant l´État, le moment immédiat avant la création de l´État d´Israël, jusqu´à la fin du XXe siècle. Les aspects selon lesquels le kibboutz a joué un rôle très important sont ici rapportés, tels que l´économie, le processus de colonie, l´industrialisation, le développement démographique, social, et bien sûr, son intervention dans la politique et dans la défense du peuple d´Israël. Cette forme d´organisation a évoluée dans le cadre de la problématique arabo-israélienne, situation vécue par les deux peuples pendant des générations, durant la période comprise. Les problèmes auxquels a dû faire face le mouvement des kibboutz, qui ont pratiquement mis fin a leur existence, sont également abordés, tels que les crises économiques, l´absorption de nouveaux membres et d´immigrants, l´abandon de quelques aspects du genre de vie du kibboutz, ce qui ajouté à la croissance industrielle et agricole, et l´on forcé à utiliser de la main d´oeuvre payée. Pour finir, les changements idéologiques et structurels originaires du kibboutz sont présentés, tout en créant de nouvelles alternatives et stratégies d´adaptation de cette forme d´organisation, à partir de textes qui s´identifient fondamentalement à des sources associées à la vision du monde israélien.

Mots clés:

Israël, formes d´organisations, colonie, institutions sociales.


Resumo

O presente documento trata da história do kibutz desde o período pré-estatal, o momento imediatamente anterior à criação do Estado de Israel, até as décadas finais do século XX. Relacionam-se aspectos nos quais o kibutz teve um papel muito importante, tais como a economia, o processo de assentamento, a industrialização, o desenvolvimento demográfico, social e obviamente, sua intervenção na política e na defesa do povo de Israel. Esta forma de organização evolucionou dentro do marco da problemática árabe-israelense, situação que têm vivido ambos os povos durante gerações, no período relacionado. Também abordam-se os problemas que tem enfrentado o movimento kibutziano, os quais quase terminam com sua existência, tais como as crises econômicas, a absorção de novos membros e imigrantes, o abandono de alguns ao tipo de vida do kibutz, o que, junto com o crescimento industrial e agrícola, o há forçado a utilizar mão de obra contratada. Finalmente, apresentam-se as mudanças ideológicas e estruturais originadas no kibutz, criando novas alternativas e estratégias de adaptação a esta forma de organização, desde a literatura identificada fundamentalmente de fontes associadas à visão do mundo israelense.

Palavras Chave:

Israel, formas organizacionais, assentamento, instituições sociais.


1. Introducción[1]

Durante la segunda mitad del siglo XX se produjo una serie de acontecimientos que cambiaron radicalmente la estructura ideológica del kibbutz. Estos cambios se presentaron debido al crecimiento demográfico, al desarrollo y a las exigencias del kibbutz y sus miembros. Para la década de los noventa, en promedio, la industria kibbutziana representaba en la producción general industrial del país un 8% de las ventas, un 8% de las exportaciones, un 4% de las inversiones y un 85% de fuerza laboral. Cerca de 377 fábricas instaladas en kibbutzim y en once cooperativas, propiedad de kibbutzim, estaban orientadas a la producción de metalúrgicos, electrónicos, plásticos, ópticos y artículos de cristalería, alimentos procesados, objetos de goma, de cuero y textiles, productos medicinales y químicos, artículos de oficina, materiales de construcción, juguetes, joyas e instrumentos musicales (Russek, 1990; Fedler, 1999). Las ventas de 1997 alcanzaron US$3.000 millones, incluidos US$1.000 millones en exportaciones. Las principales ramas de las actividades estuvieron asociadas al plástico y la goma (37% del total de ventas), metalurgia (17% del total de ventas) y alimentos (16% del total de ventas). Las industrias kibbutzianas exportaron un 36% de su producción, mientras que el promedio nacional estaba alrededor de un 25% (Fedler, 1999).


2. Periodo pre-estatal (1945-1948)

2.1 Situación política y militar

La situación política y militar fue la clave de la lucha entre la comunidad judía de Palestina antes del establecimiento de Israel (y el movimiento sionista) y el poder mandatario, evento conocido como “la lucha”(hama'avaka). Desde 1944, la IZL y Lehi[2] habían estado haciendo una campaña de guerrilla urbana esporádica en contra de la administración británica, del liderazgo sionista, y particularmente del movimiento laborista. Durante los últimos años de la guerra, Haganah[3] había hecho numerosos intentos infructuosos para formar una alianza con estas dos organizaciones disidentes, o por lo menos limitarlos a aceptar la política del movimiento sionista oficial. En el verano de 1945, el gobierno británico estaba preparado para usar medidas represivas para restringir la inmigración y prevenir la ejecución de los objetivos sionistas. En estas circunstancias, la política tradicional sionista de presión diplomática, junto con asentamientos agrícolas e inmigración ilegal, parecían políticas poco efectivas (Katz, 1995). En octubre de 1945, Haganah logró un acuerdo con las organizaciones disidentes, y durante unos nueve meses sus acciones en contra de los británicos se coordinaron en conjunto y se creó el Movimiento Revolucionario Judío (Tnu'at Hameri Ha'ivri), cuya política era llevar a cabo una serie de acciones militares demostrativas en contra del ejército británico y de la administración civil, indicando que la represión de los judíos sería más costosa que las negociaciones con ellos[4]. Las autoridades británicas reaccionaron promulgando regulaciones de emergencia que condujeron a búsquedas sin motivo y arrestos con la intención de identificar, aislar y castigar a los miembros de todas las formaciones militares y sus líderes políticos, además de incautar armas[5].

La cooperación entre Haganah y los grupos disidentes llegó a su fin en julio de 1946 con la bomba del Hotel King David en Jerusalén, colocada por el IZL. El movimiento oficial sionista hizo énfasis en que esta era la respuesta a la política británica al negarse a la intensificación de inmigrantes y asentamientos (Lorch, 1976; Near, 1997, pp. 87-88).

En mayo de 1945 había en Europa (sin incluir la Unión Soviética) cerca de un millón de refugiados judíos sobrevivientes de la guerra; entre ellos, quienes crearon el movimiento de la Europa Oriental de países que limitan con el Mediterráneo, conocido como la briha: el vuelo desde Europa. Su figura central, Abba Kovner, un miembro de Hashomer Hatzair (movimiento de juventudes pioneras sionistas fundado en 1917, el cual adoptó el marxismo en la década de 1920), y uno de los líderes de la revuelta del ghetto Vilna, junto con un pequeño grupo de sobrevivientes, tomaron la iniciativa de llevar a cabo la idea de briha, grupo organizado en julio de 1944. Esta afluencia, y docenas más, con fe en el ideal sionista, se convirtieron en los líderes de briha[6]. Este movimiento se convirtió en una fuerza social y política que eventualmente desempeñó un papel importante en la creación del Estado de Israel[7]. El movimiento Briha llegó a su final con el intento de la nave de refugiados Éxodus 1947 que llegó a Palestina tres años después. Durante ese periodo, unos 250.000 judíos dejaron Europa Oriental y se fueron hacia Palestina (Lorch, 1976; Near, 1997, pp. 76-77; Sternhell, 1998).


2.2 Situación económica

En los años transcurridos entre la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de la Independencia se presentó una moderada prosperidad, con un aumento gradual en producción y estándares de vida. Desde 1945 se dio un incremento fijo en beneficios y eficiencia, y la productividad en el sector agrícola se optimizó: mejoras en métodos de avicultura, la introducción de nuevos tipos de fertilizantes y herbicidas, un uso más eficiente de la maquinaria agrícola, y muchos otros cambios que originaron una revolución técnica. También el proceso de industrialización continuaba. A pesar de estos factores positivos, hubo adversidades en las áreas agrícolas[8], pero un progreso continuo respecto a la situación económica de los kibbutzim[9] (Near, 1997, pp. 98-99).


2.3 Asentamiento

La Fundación Nacional Árabe, cuya función era prevenir la venta de tierra a judíos, aumentó el costo de la tierra a cuatro veces al precio en la preguerra, lo cual restringió la posibilidad de compra de grandes extensiones. Aún así, el asentamiento continuaba. La decisión del ejecutivo sionista de 1946 a favor de la partición, apoyada en la necesidad de introducir la política de “la estrategia de asentamiento”, tan rápida y efectivamente como fuera posible, fue de vital importancia para asegurar la máxima presencia de judíos en áreas que pudieran estar en disputa cuando las fronteras del futuro fueran definidas. En la mañana después de Yom Kippur (6 de octubre de 1946), nueve nuevos kibbutzim y dos moshavim (asentamientos pequeños, basados en la pertenencia familiar y en una alta medida de cooperación en el mercado y compra) se establecieron en el norte del Negev, zona muy importante por su gran área para el asentamiento de varias villas, implantando así fundamentos para su inclusión en el Estado de Israel. Al mismo tiempo, se continuaban creando otros asentamientos a lo largo de las fronteras descritas hasta la decisión de la Naciones Unidas a favor de establecer el Estado judío, que apuntaba a la Guerra de Independencia. En julio de 1946, las autoridades judías evitaron operaciones militares y decretaron que el asentamiento y la inmigración debían ser la meta principal de la política sionista[10] (Near, 1997, pp. 100-102).

En 1937 la Comisión de Peel propuso la creación de un Estado judío que contenía numerosas áreas con una extensa población judía: la franja costera, aproximadamente desde Be'er Tuvia a Zichron Ya'akov, el valle de Jezre'el y la Alta Galilea. Se obtuvo la continuidad territorial con la extensión de la franja costera hacia el norte de Haifa, y la adición de toda la Baja Galilea y Galilea Oriental. Los británicos retendrían el control sobre Jerusalén con un corredor desde la capital hasta la costa, y el estado árabe propuesto cubriría el resto del país. Una mirada al mapa de Israel mostraría que, con la excepción de tres regiones –Negev, el corredor de Jerusalén y el Valle Beit She'an–, las propuestas de Peel cubrían el territorio del Estado de Israel tal como fue definido después de la Guerra de Independencia. Los líderes sionistas concluyeron del reporte de Peel que en cualquier futuro plan de partición, extensas áreas judías pobladas serían incluidas en el Estado judío. Pero una vez que la mayoría del Comité de las Naciones Unidas decidió que la partición era la mejor solución del problema palestino, los miembros pro-sionistas del comité sugirieron incluir las regiones de Galilea Oriental y el Negev en el Estado judío, que fueron cedidas (Near, 1997, pp. 102-104).

La inclusión de Negev fue finalmente asegurada por el llamamiento personal de Chaim Weizmann al presidente Truman. El resultado de las negociaciones hizo que la decisión de las Naciones Unidas fuera reducir el radio de la tierra judía respecto a la árabe, la cual era de 62:38 en el plan original, a 55:45. Los factores que determinaron la forma final de las fronteras fueron entonces el balance demográfico en las diferentes regiones que resultaron de la estrategia de asentamiento judío durante más de una década, y las consecuentes consideraciones políticas, diplomáticas y de cabildeo. La estrategia de asentamiento, que por más de una década experimentó un desarrollo intensivo, fue efectiva solamente en tres regiones: el Negev y sus proximidades del norte, en donde treinta kibbutzim se establecieron durante esa década, el valle Beit She'an, con sus doce kibbutzim, y una pequeña parte del este del río Jordán, al este del lago Kinneret, en donde se establecieron cuatro kibbutzim. Los otros setenta y un kibbutzim fundados entre el reporte de la Comisión de Peel y de la reunión del Comité de las Naciones Unidas se “desperdiciaron”desde el punto de vista de concluir las fronteras del Estado judío. Sin embargo, el mapa final de Israel se basó en el plan de la Unscop –United Nations Special Commission on Palestine–, que fue considerablemente alterado como resultado de la Guerra de Independencia (Near, 1997, pp. 106-107).


3. Durante la Guerra de Independencia

3.1 Condiciones de seguridad

Durante la Guerra de Independencia, el traslado de comida de los kibbutzim para la Yishuv se tornó muy peligroso. No obstante, los kibbutzim conservaron la comunicación con el mercado, excepto en circunstancias de peligro extremo. En la gran mayoría de los casos el trabajo en los campos continuaba, a pesar de los ataques por parte de los árabes. La seguridad de los niños y otros no combatientes en kibbutzim aislados se convirtió en un problema ya que su presencia en tiempos de peligro extremo era una distracción para los imperativos centrales y para la batalla, así que la evacuación era siempre considerada como una necesidad operacional cuando un kibbutz estuviera bajo comando militar en momentos de peligro. Los primeros ataques sobre asentamientos agrícolas tomaron lugar en enero de 1948[11]. También el servicio de transporte judío fue objeto de constante ataque. En marzo de 1948, varios pueblos y asentamientos judíos, incluido Jerusalén, pudieron ser alcanzados sólo en convoy (vehículos civiles protegidos por carros armados). A principios de abril, el Ejército de Liberación Árabe, el cual atacó sin éxito Tirat Zvi en febrero, intentó tomarse Mishmar He'emek, área que era muy importante estratégicamente para la Yishuv[12]. Esta batalla duró diez días, con bombardeos y ataques directos sobre el kibbutz, y se diseminó a toda el área inmediata, con contra-ataques por las fuerzas israelitas, y acciones de apoyo hechas por otras unidades del Ejército de Liberación Árabe contra el kibbutz cercano, Ramat Yohanan. En Negev, los asentamientos judíos –cuya distancia entre ellos era relativamente grande, y los asentamientos eran en su mayoría jóvenes y no desarrollados, con unos cuantos miembros– sufrieron ataques desde comienzos de la guerra en la tubería del agua, de la que dependían; la carretera principal a Negev (de Be'er Tuvia a Nir Am) fue frecuentemente bloqueada por presuntos palestinos y extranjeros árabes voluntarios establecidos en las villas locales. En mayo de 1948, después de que los británicos dejaron el país, la fuerza siria, equipada con tanques y artillería, atacó en el valle del Jordán[13] con relativo poco éxito[14]. Cuando el ejército egipcio entró en ataque, la carretera a lo largo de la cual estaban avanzando hacia Tel Aviv fue flanqueada por seis kibbutzim. En algunos casos los kibbutzim fueron evacuados (Near, 1997, pp. 110-116).


3.2 Situación de los refugiados árabes

En el periodo anterior, al inicio de las hostilidades, y en las primeras etapas de la guerra, muchos de los kibbutzim trataron de preservar las relaciones pacíficas con los vecinos con quienes se habían desenvuelto durante años. En el otoño y el invierno de 1947, se realizaron varias reuniones entre los pobladores de la planicie costera –un área con mayoría judía, designada como parte del Estado judío por la Unscop– y representativos de villas árabes del sector; parecía que los árabes palestinos aceptarían la partición de asentamientos, pero por la forma como avanzaba la guerra[15], parecía menos posible. El cambio en la atmósfera pública y en la política no oficial del gobierno creó confusión entre los oficiales de seguridad de muchos kibbutzim, quienes habían intentado por años tener buenas relaciones con los vecinos. Cartas a sus oficiales superiores y reminiscencias de años anteriores muestran que vieron el cambio de línea como un deterioro en los estándares morales. La objeción hacia las atrocidades contra los civiles árabes discutidas en el Gabinete en noviembre de 1948, forzó a David Ben-Gurion a abandonar su práctica de defender el ejército de sus cada vez menos acreditados actos, con el consiguiente castigo de aquellos responsables, y explicitas órdenes de prohibición de que tales actos volvieran a suceder. La política de expropiación fue bastante aceptada por la gran mayoría de la Yishuv, incluyendo la mayoría de los miembros de Kibbutz Artzi[16], y la protesta de los líderes del movimiento fue debilitándose progresivamente; muchos kibbutzim estaban comprometidos en completar la destrucción de las villas abandonadas y en apropiarse de la tierra (Near, 1997, págs. 131, 133, 135, 137).

El desplazamiento de los árabes palestinos empezó al comienzo de la guerra, en diciembre de 1947. Los primeros en irse fueron familias de clase media y alta de los pueblos, quienes sin duda trataron de regresar después de la guerra, lo que llevó a la desmoralización de varios sectores de la población y promovió la evacuación de varias villas y lugares urbanos inmediatos –particularmente los que se encontraban en la línea de fuego, y en áreas con mayoría local judía. Este proceso llegó a su clímax con la evacuación de los árabes de Tiberias, Haifa y Jaffa en abril de 1947. En el mismo mes varias villas árabes fueron ocupadas por unidades de combate de Haganah, y sus habitantes huyeron (Near, 1997, p. 128; Schoenman, 1988, 2002; Johnson, 1983, 1987). En la primera etapa de la guerra, el desplazamiento masivo de árabes palestinos no se esperaba. Durante los siguientes meses se cristalizó la política israelí. A pesar de la oposición política y humanitaria, David Ben-Gurion afirmó que los judíos deberían tratar a los árabes restantes con “igualdad civil y humana”, pero sin necesidad de “preocuparnos por su retorno”. Aunque estos actos de desplazamiento fueron oficialmente condenados y castigados, no hay duda de que el control de la administración israelita, civil y militar, dio paso a la reducción de población árabe en territorio israelí (Near, 1997, pp. 128-129; Schoenman, 1988).


4. Periodo inmediato al establecimiento del Estado (1947-1949)

Durante este periodo, desde el punto de vista económico, la Yishuv sufrió un severo golpe concerniente al suministro de comida, y una seria caída tanto en la producción de leche como en la rama avícola; igualmente, la dificultad de asegurar el suministro de agua constante redujo la producción de vegetales. Como consecuencia, el sector agrícola sólo pudo suplir al 50% de la Yishuv, hasta mayo de 1948, cuando empezó la inmigración en masa, y en ese entonces apenas pudo suplir las necesidades alimenticias del 15% de la Yishuv durante el primer año (Near, 1997, p. 140). Los kibbutzim que tomaban parte en batallas se convertían en bases geográficas y tácticas, y sus miembros –como miembros de Haganah, y luego como unidades locales de defensa de la Israel Defence Forces– tomaron parte en la lucha y dieron ayuda y soporte a las unidades del ejército (Near, 1997, p. 157).

Por otro lado, durante la Guerra de Independencia, los kibbutzim tuvieron una alta proporción de hombres y mujeres en edad militar comparado con otros sectores de la comunidad judía. Las autoridades reconocieron que los kibbutzim y moshavim tenían responsabilidades especiales, tanto en defensa como en producción, y que todo miembro del kibbutz era automáticamente miembro de Haganah, y tomaría parte en la defensa de su hogar si fuera necesario. Cada kibbutz tenía que proporcionar el 7% de jóvenes con edad apropiada para prestar servicio, con la excepción de dieciocho kibbutzim ubicados en las fronteras, y aquellos con menos de veinticinco miembros. Esta política se disolvió con el establecimiento del Estado, y todos los miembros de los kibbutzim fueron llamados a prestar servicio militar, como el resto de la población, según su edad. Los movimientos kibbutzianos no estaban de acuerdo con la presión de las autoridades de reclutamiento; argumentaban que el asentamiento agrícola –particularmente los kibbutzim fundados por grupos de Palmach– era esencial para la seguridad del Estado. En la mayoría de los casos, esto se solucionó por medio de un acuerdo entre las demandas de establecimiento militar y las de los movimientos de asentamiento (Near, 1997, pp. 141-143).

En lo concerniente a tierras, el desarraigo de los pobladores árabes dejó extensivas áreas sin cultivar, que agricultores de kibbutzim y moshavim empezaron a cultivar. El Ministerio Agrícola promovió este proceso, y en muchas áreas se hizo cooperativamente a través de asentamientos organizados en “bloques de distritos”. Las tierras abandonadas fueron declaradas en su momento propiedad del gobierno, y vendidas a la JNF (Jewish National Fund), la cual rentó a nuevos asentamientos y a los ya existentes. Hacia finales de 1948, un consenso nacional en contra del retorno de los refugiados hizo posible proporcionar tierras sin asegurar reservas para los que posiblemente retornarían. En 1950, habían sido regulados tanto los propietarios de los asentamientos existentes, como las tierras abandonadas que ahora formaban parte de la reserva para futuros asentamientos[17] (Near, 1997, pp. 144- 146). Durante este periodo (1948-1949), muchos de los kibbutzim fundados por grupos nacidos en Palestina fueron establecidos por grupos de entrenamiento u otras formaciones de Palmach (unidad que se separó de Haganah desde 1941 hasta 1948, la cual combinaba tareas militares con el trabajo en los kibbutzim). En 1948, la Carta Blanca fue anulada y los judíos pudieron establecerse en donde ellos quisieran y pudieran; por consiguiente, desde septiembre de 1948 todos los nuevos kibbutzim fueron fundados sobre muchas de las tierras que dejaron la masa de comunidades árabes sin ocupar, regularmente con importancia militar (Near, 1997, p. 149).

Desde el punto de vista político, el establecimiento del Estado de Israel y las victorias de la Guerra de Independencia confirmaron y resaltaron el estatus de Mapai (Mifleget Poalei Eretz-Israel: Partido de Trabajadores de la Tierra de Israel, movimiento político principal en el sionismo laborista y, desde mediados de la década de los treinta, en el movimiento sionista, en la Yishuv, y –hasta que se convirtió en el principal elemento en el Partido Laborista Israelí en 1968– en el Estado de Israel)[18] , con David Ben-Gurion a su cabeza, como la fuerza líder del Estado. Dos de los trece ministros en el gobierno provisional, y tres de los veinticinco miembros del Cónsul Provisional, el cual reguló el país desde 1948 hasta 1949, eran representantes de Mapam. Sus ministros intentaron influir en cuestiones concernientes a las relaciones con los árabes. Aquí, a pesar de sus pasadas diferencias ideológicas, encontraron una causa en común para defender el principio del retorno de refugiados en son de paz después de la guerra, y la reservación de tierra para acomodarlos: ambas ramas del partido sostuvieron que la separación geográfica de judíos y árabes vincularía el abandono de la unidad de la Tierra de Israel, un concepto que ambos apoyaron, a pesar de que sus nociones de carácter político eran muy diferentes. Mordechai Bentov, del kibbutz Mishmar Ha'emek, ministro del Interior, y Aarón Tsizling, de Ein Harod, eran activos en dar ejemplos de la destrucción de las villas abandonadas al gobierno, y fueron marginalmente efectivos en pausar el proceso. También formaron una alianza informal con el ministro de Minorías, Behor Shitrit de Mapai, para intentar defender a los árabes que no dejaron el país, para asegurar que tenían derechos de ciudadanía, e influir –y más tarde, para invalidar– las actividades del gobierno militar que estaba a cargo de la administración de villas y pueblos árabes. Sin embargo, los líderes de Mapam aceptaron gradualmente la ocupación judía y el desarrollo de la tierra árabe: primero, por las exigencias de la guerra, y más tarde en vista de los requerimientos de absorción de inmigrantes y de desarrollo agrícola (Near, 1997, pp. 160-161).


5. El movimiento kibbutziano después de la Guerra de Independencia

Al finalizar la Guerra de Independencia, la forma comunal de vida había mostrado ser adaptable; además, resistió exitosamente el ataque físico directo, las tensiones económicas y el agotamiento constante de la fuerza de trabajo. Como resultado, su prestigio en el Estado de Israel y en el mundo, y su posición en la población del Estado, eran mucho mejores que antes. En muchos aspectos el kibbutz fue visto –por la mayoría de los israelitas y por muchos fuera del Estado de Israel– como la simbolización de todo lo mejor y más característico del joven Estado judío. Durante este periodo, la sociedad kibbutziana había sido reforzada internamente en muchas formas. Fue extensamente considerada como un tipo de vida, como una forma de sociedad bien establecida y organizada, en la cual los valores básicos de igualdad, democracia directa y solidaridad social fueron incorporados dentro de la vida cotidiana. La expresión de confianza del kibbutz también se mostró en la cantidad de niños, y en la general aceptación de su sistema de educación especial. El uso de la educación kibbutziana en los grupos de la Aliyah juvenil (un esquema establecido en 1934 para brindar amparo y educación a jóvenes refugiados), muchos de los cuales ya habían establecido nuevos kibbutzim, fue también un elemento de orgullo (Near, 1997, p. 166; Plotnik, 1999; Dror, 2002, 2002b).

La politización de los movimientos kibbutzianos condujo a discusiones y divisiones internas. La guerra misma había destruido varios kibbutzim, y dejó otros daños graves, física y socialmente. De igual manera, el Holocausto había destruido lo que había sido para ellos la reserva natural del movimiento kibbutziano (Near, 1997, p. 166).


6. El kibbutz durante la década de 1950

La no esperada tasa de asentamiento entre mayo de 1948 y julio de 1949 marcó la era del kibbutz, y fue seguida por una crisis igualmente inesperada, la cual tomó lugar en contra de los antecedentes de los inmensos cambios demográficos que acompañaron la metamorfosis de la Yishuv en el Estado de Israel[19] (Near, 1997, p. 198). El tamaño y la urgencia de las sucesivas olas de inmigración tomaron por sorpresa el constituido nuevo gobierno de Israel: los planes se habían hecho para una transferencia más gradual y ordenada de los judíos europeos remanentes. Los judíos provenientes de los países árabes fueron motivados por las creencias sionistas y las esperanzas mesiánicas, por el miedo a la persecución, y por la política deliberada de los gobiernos de sus países de origen. La ocupación de casas inhabitadas en Jaffa, Lydda y otros pueblos árabes abandonados no fue una decisión gubernamental. Las casas fueron simplemente tomadas por los nuevos inmigrantes y soldados desmovilizados; sólo en el curso del tiempo fueron registradas por Custodia de Propiedad del Enemigo (Custodian of Enemy Property), y ubicadas de acuerdo con el criterio de necesidad y antigüedad. En marzo de 1949, la inmigración había llegado a su pico, con más de mil inmigrantes arribando cada día. Para finales de abril, había 54.000 personas en los campos de tránsito y las condiciones se habían vuelto intolerables, de forma que los inmigrantes empezaron a ser llevados a los ma'abarot (villas temporales que tenían un bajo estándar de comodidades y pocos servicios municipales, y estaban situados cerca de pueblos o asentamientos). Allí tenían que encontrar trabajo en la vecindad o en proyectos de trabajo público promovidos por la Agencia Judía. A pesar de esto, muchos de ellos seguían dependiendo de agencias públicas para empleo y bienestar social. Entonces se dio paso a una nueva política en la cual los inmigrantes, con todos sus problemas, fueran llevados de los campos a las comunidades ya establecidas de la Yishuv, incluyendo, en muchos casos, los kibbutzim veteranos (Near, 1997, pp. 168-169).


6.1 La crisis

Veintidós nuevos kibbutzim y cuatro moshavim shitufi'im (asentamientos formados comunalmente, cuyos miembros viven en unidades familiares y los ingresos son distribuidos de acuerdo con el tamaño de la familia. Es también conocido como meshakim shitufi'im) se establecieron a principios de julio de 1949, y también se instauraron, durante el mismo periodo, otros 127 asentamientos rurales, en su gran mayoría moshavim. Desde junio de 1948 y hasta finales de 1954, se establecieron cien kibbutzim y nueve moshavim shitufi'im, en contra de 180 moshavim de inmigrantes, y cuarenta y tres fundados por grupos que habían estado en el campo durante algún tiempo; muchos de ellos eran miembros de la segunda generación de moshavim ya establecidos. De estos asentamientos, sesenta y cuatro kibbutzim y noventa y siete moshavim se ubicaron en localidades definidas por las autoridades militares como las áreas más vitales y peligrosas (Near, 1997, pp. 170-171).

La relación entre el kibbutz y el mundo exterior llevó a una nueva –y mucho menos favorable– fase que fue expresada dramáticamente en el rápido descenso de la población en los kibbutzim, de 7,6% en mayo de 1948 a cerca de 5% en 1952. Un informe para la conferencia de 1949 del Kibbutz Me'uhad enumeró las desventajas que estaban sufriendo: “La falta de sentido sionista y pionero entre los inmigrantes; el miedo a la vida comunal; la falta de conocimiento de los inmigrantes de formas de hacer una vida en el sector rural y su consecuente tendencia a establecer un pueblo”. Además, se decía que las personas que sobrevivieron al Holocausto no estaban en una buena situación psicológica o física para unirse a un movimiento profundamente infundido con el ethos (espíritu característico o actitudes de una comunidad) de actividad pionera y autosacrificio; y la dificultad para reclutar y mantener inmigrantes de países del Medio Oriente era más difícil, pues muchos de ellos eran provenientes de una familia centralizada, usualmente con una cultura patriarcal, y mostraron poco entendimiento o simpatía por la vida colectiva. El movimiento kibbutziano fue unos de los pocos sectores del público israelí que adecuó la absorción de nuevos inmigrantes. Muchos nuevos inmigrantes pasaron a través del kibbutz, pero sólo un pequeño número se quedó. Grupos de jóvenes pioneros educados en los movimientos juveniles estaban dispuestos a vivir en tiendas de campaña y esperar por muchos años hasta que pudieran moverse a un lugar permanente (Near, 1997, pp. 172-173, Bauer, 1982; Dar, 1998).

En la posguerra, el estándar de vivienda en el kibbutz sufrió un serio retraso; parecía que los kibbutzim estaban preparados para renunciar al aumento en su propio nivel de vida, y hasta disminuirlo, con el fin de participar en el esfuerzo de absorber nuevos inmigrantes. Desde abril de 1949 y hasta febrero de 1952, las exigencias de la situación de la economía israelí llevaron a la imposición de un régimen de austeridad que afectó tanto al sector urbano como al rural (Near, 1997, p. 178; Ruffle y Sosis, 2002).

Hasta mayo de 1948 los objetivos centrales de la Yishuv –defensa, asentamiento, absorción de inmigrantes, e incluso hasta las actividades diplomáticas y políticas que llevaron al establecimiento del Estado–, habían sido logrados por cuerpos voluntarios, unidos por un propósito común, y con un poder no reglamentario. Al cambiar esta situación por un gobierno, con su aparato burocrático y legal, éste fue capaz de manejar las tantas tareas que habían previamente sido la provincia de tales cuerpos voluntarios, ante todo entre el movimiento kibbutziano. Durante este periodo y después de éste, cientos de miembros dejaron los kibbutzim. Este proceso fue el resultado de nuevas oportunidades y cambios ofrecidos por la creación del Estado, particularmente en el ejército y en varias ramas de servicio público (Near, 1997, pp. 179-180).

En abril de 1949, Ben-Gurion afirmó que “el papel del kibbutz en el Estado no quedó en el pasado; por el contrario, se ha expandido para contener el asentamiento, la seguridad, el gobierno, el Knesset [el parlamento], el servicio civil, la absorción de inmigrantes, la conquista de mar y aire, la construcción en el desierto y la acogida de exiliados”, describiendo un muy alto grado de heroísmo y la habilidad para continuar la tradición del asentamiento estratégico (Near, 1997, p. 181).

En su intento por contrarrestar la crisis de contratación, todos los movimientos kibbutzianos continuaron el marco de trabajo tradicional de los movimientos de juventudes pioneras y de la Aliya Juvenil[20]. Se presentaron varios intentos de usar métodos convencionales de absorción, como el ya mencionado havurot, y a mediados de los cincuenta, la Histadrut (Organización General de Trabajadores Judíos en la Tierra de Israel, laborista) patrocinó un movimiento “de la ciudad al campo”. Pese a que estas actividades tuvieron un cierto grado de éxito, era poca la diferencia comparada con la tendencia general de la disminución relativa en cantidad. Este fallo se mitigó en algún grado con el suministro de una pequeña, pero significante, cantidad de nuevos miembros que venían de la Aliya Juvenil (un esquema establecido en 1934 para proporcionar jóvenes refugiados de los nazis a Palestina, la cual se encargaba de su educación) (Near, 1997, pp. 187-188).

Entre 1952 y 1953, los estándares de vida de los kibbutzim empezaron a superarse, lo cual se derivó, en parte, del incremento en la productividad y, consecuentemente, del rendimiento de la economía del kibbutz, que resultó de la combinación de los siguientes factores: el know-how y la experiencia de los agricultores veteranos; la gran expansión de la irrigación durante la década de los cincuenta; el alto nivel de motivación en los kibbutzim jóvenes; el entrenamiento temprano en kibbutzim veteranos o en las fincas de entrenamiento; la ayuda y los consejos de los movimientos kibbutzianos, y quizá lo más importante, el vasto incremento de propietarios de tierra como resultado de la Guerra de Independencia y el desarraigo de los pobladores árabes. Además, los kibbutzim que poseían empresas industriales estaban mayoritariamente en el procesamiento de alimentos, y había una amplia demanda de sus productos. De esta manera, a pesar de factores como la escasez de capital de mano de obra y los altos costos de producción que inhibieron su progreso, la mayoría de los kibbutzim incrementaron su eficiencia y rentabilidad (Near, 1997, pp. 189-190).

El acuerdo de compensación con Alemania Occidental suministró dinero a aquellos miembros kibbutzianos directa e indirectamente perjudicados por la persecución nazi. Ante esto, se temía que para los numerosos miembros de kibbutzim que tenían derecho a las sumas –muy grandes en el estándar de la época–, fuese una tentación para dejar el kibbutz. Todos los movimientos se adhirieron al principio de que ningún miembro podía poseer propiedad privada[21]. Como sea, el liberal Ihud adhirió la medida en donde el dinero pasado al kibbutz debía ser retornado a cualquier miembro que dejara el kibbutz en cinco años. El Kibbutz Artzi rechazó este enfoque, pero la regla concerniente a los pagos de reparación individuales deberían ser usados para mejorar el nivel de vida de toda la comunidad. Los kibbutzim de Me'uhad, por el contrario, usualmente usaban este dinero para inversión o pago de deudas (Near, 1997, p. 191).

A pesar de su objetivo de reconciliación con el pueblo árabe, Mapam aceptó las prioridades de Mapai en algunos de los asuntos centrales de seguridad y de política extranjera: la necesidad de fortalecer el IDF –Israel Defence Forces–, pelear y detener la infiltración, y esperar por una posibilidad de negociaciones políticas desde la fortaleza en un futuro indefinido. La imagen pública de Mapai correspondía a la de un partido socialdemócrata (Near, 1997, p. 197; Tsuk, 2000).


6.2 Influencia de los partidos políticos y de los movimientos kibbutzianos en la educación

En la época de la separación de L'ahdut Ha'avoda de Mapai en 1944, los tres principales movimientos juveniles en la Yishuv –Noar Oved, Hanahanot Haólim y los Scouts– estaban educando sus miembros para su establecimiento en el kibbutz. La gran mayoría de los grupos formados por sus graduados fueron conectados con el Kibbutz Me'uhad, que suministró a los jóvenes líderes y organizadores una política educativa ampliamente controlada (Near, 1997, p. 205).

Numéricamente, los niños de los kibbutzim estaban comenzando a constituir un elemento importante en la sociedad kibbutziana[22]. La doctrina central educativa del Kibbutz Me'uhad se basaba en un enfoque integrativo donde la escuela y todas las actividades de los niños comprendían un singular marco de trabajo, que formaba una parte esencial de la comunidad kibbutziana, pero el crecimiento de la politización de las comunidades amenazó este concepto. Numerosos educadores que apoyaban esta perspectiva, gradualmente desarrollaron la “sociedad joven”en los kibbutzim de Kibbutz Me'uhad como una entidad separada en la cual tomaron lugar las actividades extra-curriculares de los niños adolescentes, incluyendo su educación política. Los líderes juveniles, usualmente nacidos en el kibbutz o graduados de los movimientos juveniles, eran inmensamente populares, y seguían la línea política de los líderes del Kibbutz Me'uhad; su radicalismo social, el ambiente del movimiento juvenil y el sentimiento de identificación con “el proceder del movimiento”tenía un atractivo especial para la joven generación. De esta manera, para su sorpresa y frustración, muchos miembros veteranos de los kibbutzim más antiguos vieron a sus niños pasando por un proceso de alineación que no podían detener (Near, 1997, p. 207).


7. Periodo comprendido entre 1954 y 1977

7.1 Situación militar

Durante los años 1954-1977, la nación israelí sufrió una larga serie de incursiones armadas y ataques terroristas, además de tres grandes guerras –la Campaña del Sinaí (octubre de 1956), la Guerra de los Seis Días (junio de 1967) y la Guerra de Yom Kippur (octubre de 1973)– y los días después de 1967. Su ocupación a los territorios vecinos tuvo un profundo efecto sobre la sociedad israelí y sobre la relación entre el Estado y el mundo circundante. Políticamente este periodo vio el eclipse de los padres fundadores del Estado y la batalla por el liderazgo entre los miembros de la joven generación. Tensiones culturales y sociales –entre judíos y árabes, y dentro de la misma comunidad judía– condujeron a fenómenos de rivalidad étnica, diferenciación económica y polarización política (Lorch, 1976; Near, 1997, p. 225; Shafir, 1989).

Después del acuerdo del cese al fuego en 1949, empezó una serie de incursiones a lo largo de las fronteras egipcia y jordana. Los kibbutzim y moshavim ubicados en las fronteras sufrieron robos y sabotajes (Near, 1997, p. 226). La Campaña del Sinai de 1956 fue seguida por varios años de incidentes esporádicos que eventualmente llevaron a la Guerra de los Seis Días. Esto constituyó una escala de actos de sabotaje realizados por la organización Fatah establecida en 1965 por Yaser Arafat, y la disputa entre Israel, Siria y Jordania por el uso de las aguas del río Jordán para irrigación, ante lo cual los sirios se oponían con acrecentada violencia. Esta situación llegó a su máximo punto en 1966-1967, cuando la artillería siria bombardeaba frecuentemente a los kibbutzim de la Alta Galilea y del valle del Jordán desde posiciones ventajosas sobre los Altos de Golán. Fue la experiencia de tales bombardeos, durante la cual los colonos y sus niños fueron forzados a pasar largos periodos de tiempo en refugios, la que condujo a los kibbutzim de estas áreas a exigir que después de la Guerra de los Seis Días el Golán fuera colonizado por israelitas, y así, prevenir el retorno de los sirios. Después de la Guerra de los Seis Días, los kibbutzim y sus miembros en la batalla tomaron parte en la ola de asentamiento en puntos de importancia estratégica y política. El movimiento kibbutziano, y particularmente su generación más joven, pagaron un precio proporcionalmente más alto por la victoria que el resto de la población del país, al desempeñar un papel excepcional en la IDF (Lorch, 1976; Near, 1997, pp. 227-228).

En 1968, y una vez más en 1970, los kibbutzim y moshavim del Valle Beit Sha'an sufrieron sabotajes por parte de las fuerzas de la OLP y de la Legión Árabe, hasta que el cese al fuego fue declarado en agosto de 1970, y forzadamente mantenido después de la masacre de palestinos realizada por el ejército jordano en septiembre de ese año (conocido como “Septiembre Negro”). En 1969-1970, las fuerzas de la OLP atacaron los asentamientos de los Altos de Golán y de la Alta Galilea, a menudo con el respaldo del ejército sirio. Estos ataques fueron cada vez más frecuentes después de septiembre de 1970, cuando la OLP transfirió el centro de sus actividades al Líbano, y particularmente al área sobre las inclinaciones occidentales del Monte Hermon conocido como Fatahland (territorio de Fatah). Antes de 1967, comunidades enteras pasaron de nuevo muchos días y noches en refugios, y sufrieron pérdidas de propiedad y producción (Lorch, 1976; Near, 1997, p. 229).

Nuevos kibbutzim y moshavim estaban siendo fundados de acuerdo con la doctrina del asentamiento estratégico, particularmente en los Altos de Golán y en el norte de Sinaí, a pesar de que había limitación en la posibilidad de personal. Los eventos de la Guerra de Yom Kippur de 1973 condujeron a reducir el establecimiento militar no preparado, y el ejército sirio sobre los Altos del Golán amenazó los asentamientos de la Alta Galilea; los kibbutzim de los Altos del Golán no tenían defensa en contra de un ataque tan amenazador, y sus habitantes fueron evacuados. Los kibbutzim volvieron a pagar un alto precio por la seguridad del país, y no se vislumbraba garantía de su futuro estatus político o de su seguridad física. Incluso después de cambios territoriales ocurridos en 1976, muchas de las antiguas fronteras de Israel todavía estaban en peligro, y los kibbutzim resistieron frecuentemente el impacto de los ataques (Lorch, 1976; Near, 1997, p. 229).

La principal contribución del kibbutzim a la defensa del país descansó en las acciones de su juventud talentosa y dedicada[23]. Este fenómeno llegó a ser el objetivo de varias investigaciones, y muchas hipótesis se propusieron para explicarlo, entre ellas, la gran variedad de estímulo experimentado por los niños de los kibbutzim en su temprana infancia, dándoles reacciones rápidas excepcionales: su fuerte y notable sentido de la responsabilidad desarrollado por el sistema de educación comunal, la presión social por parte de sus propios grupos, el deseo de servir a otros con un pasado similar, y la ambición de tener éxito en un marco bien adaptado, y así poder explotar habilidades sociales (Near, 1997, pp. 229-230).


7.2 Recuperación de la crisis en cuanto al asentamiento (1954-1966)

En 1954, cuando empezó la siguiente gran ola de inmigración proveniente de África del Norte, muchos de los nuevos inmigrantes fueron directo a un área de asentamiento planeado: Lachish, en el norte de Negev, el cual fue basado en una simbiosis de moshavim, principalmente poblado por nuevos inmigrantes, kibbutzim, moshavim shitufi'im, un nuevo pueblo desarrollado, y varias “villas de servicio”que proporcionarían servicios sociales para el área. La región fue planeada como un sistema integrativo, con veteranos miembros proveyendo ayuda y modelos de desarrollo para los nuevos inmigrantes. Este modelo, considerado como muy exitoso, fue adoptado en varias regiones en los años venideros. Desde diciembre de 1954 y hasta la Guerra de los Seis Días, se establecieron once nuevos kibbutzim. Durante el mismo periodo se fundaron cuarenta y nueve nuevos moshav y seis moshavin shitifi'im (Near, 1997, pp. 232-233; Neira, 1963).

Desde el punto de vista del movimiento laboral, se seguía afirmando que el asentamiento judío se creó para limitar las tierras que serían incluidas en el territorio israelí después de las negociaciones de paz anticipadas. Gush Emunim, un movimiento compuesto por israelitas ortodoxos, empezó a crear asentamientos en Sisjordania en desafío a la política del modus operandis del gobierno. En 1975, un grupo fundado por Gush Emunim hizo su camino a Sisjordania, y a pesar de la oposición del gobierno y de los intentos por la IDF de evacuarlos, fundó lo que sería el primero de muchos de los asentamientos iniciados por ellos y reconocidos retrospectivamente por el gobierno. Los movimientos kibbutzianos desempeñaron su parte en el incremento de asentamientos que siguió a la Guerra de los Seis Días, comienzos de lo que más tarde sería el asentamiento masivo judío en los territorios ocupados, y la mayoría de los nuevos kibbutzim se establecerían en estas regiones de acuerdo con el Plan Allon, que formó la base de la política de asentamiento del gobierno[24] (Near, 1997, pp. 233-234).


7.3 Situación económica

A finales de la primera década del Estado de Israel, los kibbutzim empezaron a verse como uno de los más estables, y potencialmente uno de los más prósperos sectores de la economía de Israel (Near, 1997, p. 236; Grver, 2001; Felber, 1998).


7.3.1 Agricultura

Durante el periodo de estricta austeridad a comienzos de la década de los cincuenta, los kibbutzim estaban concentrados en la producción de alimentos básicos necesarios para la supervivencia del nuevo Estado; los cultivos arables serían sembrados y cosechados con poca o ninguna inversión extra de capital; la producción de vegetales era principalmente limitada por la viabilidad de agua (Gabbay, 2001); la avicultura y la ganadería, rentables y esenciales para el país, requirieron capital de inversión en existencias y construcciones, y fueron, por tanto, expandidas menos rápido. Hacia finales de 1952 llegó el final del periodo de austeridad, y las masas de inmigración empezaron a disminuir. En 1953, el país empezó a recibir considerables sumas de dinero, como resultado del acuerdo de reparación con Alemania Occidental. Los kibbutzim comenzaron a ajustar su economía a las nuevas condiciones, mostraron más habilidades de adaptación a las nuevas circunstancias, y ayudaron a los kibbutzim menos desarrollados en muchas formas: intercambiando el know-how, suministrando instructores agrícolas, desarrollando una red de cursos en ciencia agrícola y tecnología, y expandiendo los departamentos de economía de los movimientos kibbutzianos. Los kibbutzim eran suficientemente grandes para hacer un uso rentable de la maquinaria pesada que estaba entrando en el país; como resultado, la proporción de labores en los cultivos en la economía del kibbutz fue reducido gradualmente. En 1958, sólo el 19% de los vegetales del país se sembraba en los kibbutzim, en contra del 61% que se cultivaba en los moshavim, principalmente cultivos como papas y zanahorias cultivadas y cosechadas por métodos mecanizados y semimecanizados. A finales de 1953, Israel ya era autosuficiente en la mayoría de sus alimentos sin contar granos, cuya mayoría era –y todavía es– importado. Los kibbutzim expandieron sus cultivos de orquídeas y adhirieron variedades que no se cultivaban antes de la guerra. En 1960, la saturación del mercado local y las posibilidades de mecanización provocaron dedicar más tierras para cultivos rentables, con una alta proporción de éstos para la exportación o para reducir importaciones; esto aplica particularmente al algodón y remolacha de azúcar, que vinieron a ser cultivos básicos del kibbutz, con desarrollo por más de 15 años (Near, 1997, pp. 236-237).

A principios de la década de los setenta, la agricultura israelí, incluida la del kibbutz, había pasado sus dos primeras etapas: la producción de alimentos esenciales durante el periodo de austeridad, y el gradual desarrollo de la industria y de los cultivos para exportación, con diferenciación, desde mediados de la década de los cincuenta en adelante. En términos globales, todos los sectores rurales de Israel incrementaron la rentabilidad de sus cultivos agrícolas durante este periodo, aunque no a una tasa semejante[25]. Se mantenía un patrón de producción de cultivos adecuados para cada tipo de asentamiento; así todos los kibbutzim tenían áreas extensas de cultivos de exportación como los de campo –principalmente algodón y remolacha de azúcar–, orquídeas, cítricos y aguacate; también, la gran mayoría se dedicó a la avicultura y a la producción de leche de vaca. En todas estas ramas el tamaño relativo del kibbutz y las posibilidades de mecanización, incluida la automatización de la irrigación y la alimentación del ganado, le dieron ventaja sobre los otros tipos de asentamiento. Los agricultores tendieron a continuar plantando sus cultivos tradicionales, cítricos y concentrados en la variedad principal, Shamuti (naranjas de Jaffa), mientras muchos kibbutzim estaban tratando nuevas variedades con el propósito de abrir posibilidades en el mercado futuro. Hasta finales de la década de los setenta, este proceso de adaptación del patrón de consumo agrícola a la disponibilidad de recursos naturales, las demandas cambiantes del mercado, y las características de los diferentes tipos de granjas de explotación agrícola tuvieron un gran éxito, apoyado por políticas gubernamentales[26]. Los kibbutzim también fueron ayudados en hacer frente a sus dificultades financieras gracias a un fondo especial para la disposición del crédito, bajo auspicios del Ministerio de Agricultura. Según Near, la consolidación y el desarrollo de la agricultura en esta década, fue, en gran parte, el resultado de la destreza, la aplicación y el trabajo duro transparente de los trabajadores y de los directivos tanto en los kibbutzim como en los moshavim, y el respaldo político y económico del gobierno y del servicio civil (Near, 1997, pp. 237-238).

En 1952, se estableció Tahal la autoridad de desarrollo de irrigación nacional; a través de sus servicios el agua fue llevada a muchos asentamientos que habían estado sin irrigación. Una parte de él –la diversidad de agua del río Yarkon, en el área de Tel Aviv, para irrigar el norte del Negev– ya estaba en operación en 1953. En 1964 se inauguró la Portadora Nacional de Agua, un gigantesco proyecto bajo estándares israelíes que llevó agua desde el lago Kinneret, a través de un sistema de canales abiertos, reservorios y túneles a las grandes reservas del área del Negev. Al ser culminado simultáneamente a la conclusión de varios proyectos locales complementarios, los recursos de agua del país fueron medidos y, dentro de los límites de las pretensiones de la naturaleza, fueron bastante predecibles. Una ley de 1950 decretó que estos recursos eran propiedad de la nación, y se establecieron procedimientos para su repartición, control de precios y otros asuntos técnicos. Entre 1951 y 1958, la proporción de terreno perteneciente a los kibbutzim bajo irrigación aumentó de menos del 7% a más del 22%. Hacia finales de la década de 1960 fue posible el acceso a la irrigación, con un grado considerablemente bueno de exactitud sobre la cantidad de terreno y de agua que estarían disponibles para el asentamiento agrícola en el Estado y en cada uno de los kibbutzim. De esta manera, a finales de los sesenta, el movimiento kibbutziano había llegado a la conclusión de que, si deseaban proveer ocupaciones gananciosas para sus miembros, tendrían que encontrar alternativas a la agricultura. De ahí, una incrementada preocupación acerca del desarrollo de la industria del kibbutz (Near, 1997, p. 239; Sitton, 1998 y 2001).


7.3.2 Industria

La tendencia hacia la industrialización de la economía del kibbutz fue marcada durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las más importantes empresas manufactureras fueron conectadas con el proceso de alimentos. Aunque el kibbutz todavía era una comunidad primariamente agrícola, en la segunda mitad de los cincuenta experimentó una expansión de la industria en términos de tamaño de las ramas concernientes y del tipo de producto. Según Haim Barkai (Growth Patterns of the Kibbutz Economy, 1977),

    hacia 1956 había cerca de 75 empresas manufactureras en 55 kibbutzim. La variedad de líneas creció sustancialmente –equipamiento plástico y electrónico se adhirieron a las tradicionales empresas de procesamiento de alimentos y metal–. A mediados de la década, la producción estaba fuertemente inclinada hacía la industria de madera y muebles. Entre 1945 y 1956, el capital de inversión [de la industria kibbutziana] creció a un factor del 48%. El comienzo de la era industrial del kibbutz puede ser puesta al final de la década [de los cincuenta], el número de empresas [industriales] se disparó de alrededor de 100 en 1960, a 170 al final de la década, y hacia 1973 [el dato concluyente de Barkai] había 235 empresas en 180 kibbutzim. Así, tres cuartas partes de los kibbutzim habían introducido la manufacturación, alrededor de 40 de ellos con más de una empresa (Barkai, 1977, citado por Near, 1997).

En 1977 había 292 empresas industriales en 278 asentamientos (incluyendo moshavim shitifi'im) afiliados a la Federación de la Industria Kibbutziana. Sólo 69 de los asentamientos no tenían industria alguna, mientras que 51 poseían dos empresas cada una, 15 tenían tres cada una, y dos tenían cuatro cada una. La mayoría (141) tenía sólo una fábrica[27] (Near, 1997, pp. 239-240).

También requerían considerables sumas de capital de inversión: en 1977 la inversión promedio por cada trabajador en las industrias del kibbutz fue casi el doble que para la industria israelí. El Ministerio de Industria facilitó préstamos generosos para el desarrollo industrial; 80% del capital para un proyecto prometedor sería usualmente suministrado por el Banco Histadrut y el Banco Hapoalim. Según el reporte de la Federación de Industria Kibbutziana, la producción había crecido constantemente durante la década previa, culminando en un incremento del 25% de 1976 a 1977. La productividad promedio por trabajador fue 14% más alta que en la industria israelí, y las exportaciones habían aumentado durante el año en un 31%, en contra de 26,4% en toda la industria de Israel. Mientras el número de miembros del kibbutz empleados en la industria había aumentado desde 1973, la proporción de trabajadores contratados había disminuido del 48% al 38%, lo cual era algo muy positivo en términos de la ideología kibbutziana. Las industrias kibbutzianas sufrieron desde la guerra de 1973, cuando una alta proporción de sus trabajadores fueron movilizados durante seis meses aproximadamente, y la producción casi tuvo que ser detenida. En el bajón económico que siguió después de la guerra, las exportaciones fueron fomentadas a expensas del mercado local, y esto tuvo su efecto en ventas y beneficio: las ventas siguieron aumentando, pero con un ritmo mucho más lento que antes de la guerra (Near, 1997, pp. 240-241).


7.3.3 Desarrollo regional

En este periodo de prosperidad creciente, los movimientos kibbutzianos desarrollaron formas para proporcionar ayuda financiera y asesoría a sus kibbutzim. A esto se adhirieron las organizaciones compradoras que podían usar la ventaja del tamaño para comprar al por mayor y avanzar créditos a cada kibbutz. También la combinación de la mecanización y la creciente eficiencia constante en la aplicación de investigación tecnológica permitió un gran rendimiento en las áreas agrícolas. Como resultado, las empresas se establecieron en una base regional para proveer servicios y equipamiento barato y eficiente (Near, 1997, pp. 242-243).


7.3.4 Contratación de mano de obra

Hasta la década de 1940, la contratación de trabajadores que no fueran miembros del kibbutz era reprochada en todas las variedades de la ideología kibbutziana. En 1950, David Ben-Gurion solicitó que a cambio de apuntar a una economía autosuficiente, los kibbutzim debían ayudar a resolver el problema de la absorción contratando nuevos inmigrantes. A nivel ideológico casi todos los líderes de movimientos kibbutzianos estaban fuertemente en contra de esta demanda; el Kibbutz Me'uhad y Kibbutz Artzi vieron las demandas de Ben-Gurion como un intento de debilitar el kibbutz, y socavar el carácter socialista del nuevo Estado. Los líderes de Hever Hakvutzot temían que siendo miembros kibbutzianos empleadores, sufrirían un proceso de degeneración moral y pérdida de cualquier esperanza de influencia en la sociedad circundante para adoptar valores igualitarios. Pero ya en 1951, los kibbutzim contrataron unos 1.400 trabajadores; para 1958 este número había aumentado a 7.500, y en 1965 a casi 10.000 –alrededor de un 19% de la fuerza de trabajo total–; ante esta situación, los líderes de los movimientos kibbutzianos estaban muy alarmados pues el uso de mano de obra contratada se convirtió, entonces, en un problema estructural. Una de las razones para que esto se diera fue el rápido crecimiento de las industrias de los kibbutzim. Como resultado, en 1958 cerca de una cuarta parte de la fuerza humana del movimiento kibbutziano, y un 60% de los trabajadores contratados, estaban empleados en cinco grandes empresas, cada una de las cuales empleaba cientos de trabajadores. Durante los sesenta, en un intento deliberado para reducir la proporción de mano de obra contratada, muchas nuevas empresas que eran pequeñas producían plásticos, elementos electrónicos y herramientas de precisión. En la agricultura, la proporción de mano de obra contratada constituía cerca de la mitad de la de la industria, concentrando los esfuerzos en cultivos industriales que eran más fácilmente mecanizados (Near, 1997, pp. 244-246).

A finales de la década de los sesenta, el problema parecía haber sido superado gradualmente, por lo menos individualmente en cada kibbutz. La agricultura fue, en su mayoría, mecanizada, y mucho de su procesamiento y empaquetamiento se transfirió a las empresas regionales. El problema de mano de obra temporal fue reducido durante la estela de la Guerra de los Seis Días, ya que muchos voluntarios llegaron al país y fueron mandados a trabajar en los kibbutzim, remplazando a los miembros que habían sido movilizados durante la emergencia. Desde aquel tiempo, trabajadores voluntarios del extranjero –usualmente estudiantes de la preparatoria, estudiantes universitarios o recién graduados– se convirtieron en un componente relevante de fuerza de trabajo en todos los kibbutzim. Cada uno de los movimientos kibbutzianos abrieron una oficina para reclutar, seleccionar y ubicar a estos trabajadores visitadores, y la mayoría de los kibbutzim construyeron instalaciones especiales para ellos. Entre 1968 y 1970 la proporción de trabajadores contratados cayó en todos los movimientos (Near, 1997, pp. 246-247).


7.4 Situación política

7.4.1 La política en el Estado de Israel

En asuntos económicos, la segunda mitad de la década de los cincuenta se caracterizó por la distensión del control del gobierno y el rápido desarrollo de la economía, lo cual llevó a una alta tasa de inflación, seguida por una serie de devaluaciones. Esta política fue moderada por Levi Eshkol, y el cooling down de la economía llevó a una severa recesión en 1965-1966, la cual llegó a su fin con la Guerra de los Seis Días. Con esta excepción, la influencia de Pinhas Sapir, primero como ministro de Comercio e Industria, más tarde como ministro de Finanzas, fue dominante en la década que finalizó con su renuncia al gobierno en 1947 (Near, 1997, p. 250).


7.4.2 Los movimientos kibbutzianos

Durante 1954 y 1977 se vio un marcado declive en la influencia de los movimientos kibbutzianos en el sistema político de Israel. Durante estos años la sobrerrepresentación de los kibbutzim sufrió una decaída gradual, en parte modificada por el hecho de que la constitución de Mapai garantizó un peso extra a los votos de su membresía rural, y por la inclusión automática de miembros de Knesset y del comité de Histadrut en los cuerpos ejecutivos del partido. Entre los factores que redujeron la influencia política de los movimientos kibbutzianos estaba la declinación en el estatus del kibbutz, los cambios en la cultura política causada por el escepticismo y la apatía política de la generación más joven en los kibbutzim, y los objetivos de la ideología kibbutziana, resultado de la crisis posestatal (Near, 1997, p. 256; Tsuk, 2000).

Durante este periodo, el Kibbutz Artzi se orientó hacia una política de igualdad social, dio resistencia a la influencia del establecimiento de los judíos ortodoxos, y mantuvo una política positiva hacia los árabes, incluyendo una continua búsqueda de oportunidades para hacer paz con los estados árabes y una igualdad social para la minoría árabe (Near, 1997, p. 256).

El Kibbutz Dati, particularmente, tuvo éxito en dos aspectos: en la retención de sus niños como miembros adultos, y en la esfera económica. Después de la Guerra de los Seis Días, refundó tres kibbutzim en el Bloque de Etzion, y estableció cuatro nuevos asentamientos en otras áreas (Near, 1997, p. 261).


7.5 Desarrollo social

La población de los kibbutzim y su tamaño promedio se incrementó en un 20% en este periodo (1954-1977). A principios de los sesenta, los kibbutzim más pequeños y los kvutzot veteranos (grupos de trabajo comunal cuyos miembros son contratados por un lapso definido de tiempo u objetivo con fines agrícolas) adoptaron instituciones como comités, votos formales y directivos elegidos. Había una tendencia distintiva para los cuerpos gubernamentales de los kibbutzim que era profundamente influida, si no dominada, por un círculo de líderes y directivas. Cada movimiento mantuvo una red de trabajo de departamentos y comités centrales designados a ayudar a cada kibbutz, representar el movimiento vis-à-vis de la institución central del Estado y de Histadrut, y proveer guía y liderazgo[28] (Near, 1997, pp. 266-267).

En 1963 se dio la renovación de la Federación de los Movimientos Kibbutzianos (Brit Hatnua Hakibbutzit), un marco para la acción combinada, que fue formada en el apogeo de la controversial unificación antes de la Segunda Guerra Mundial. Este cuerpo funcionó sólo en áreas en donde había unanimidad entre los movimientos. En la esfera económica, representaba los movimientos kibbutzianos en las negociaciones con el gobierno y con Histadrut, y desempeñó un papel vital en cuerpos de respaldo como la Federación de la Industria Kibbutziana. Sus actividades educativas incluían cursos de entrenamiento para educadores de todos los niveles, y asumió la propiedad formal de dos colegios de entrenamiento para profesores. También tenía un muy activo departamento gerontológico, y un amplio rango de actividades culturales, incluyendo the Kibbutz Chamber Orchestra, the Kibbutz Dance Troupe, y un centro para formas de promoción, fomento y documentación de celebración de los festivales (Near, 1997, p. 267).


7.5.1 Cambios en la sociedad kibbutziana

Hasta la década de 1960, los niños nacidos en el kibbutz eran vistos como objetos de educación; eran conocidos como “la generación exitosa”. Este enfoque asumía que cuando los niños del kibbutz habrían absorbido suficientemente los valores de sus mayores, serían asimilados dentro de la comunidad kibbutziana y pasarían esa etapa de desarrollo cerca de sus padres. Los problemas de la generación más joven sin duda continuarían preocupando a los educadores, pero serían superados mientras los niños se unieran a la comunidad adulta. Había diferencias de mentalidad y de cómo ver el mundo, que siempre llevó a tensiones entre generaciones[29].

Una de las primeras expresiones de tal tensión fue un artículo escrito por un miembro nacido en el kibbutz Afikin, Omri Lulav, titulado “Tú, en contra de nosotros”(“You, as against Us”), quien acusó a la primera generación de rigidez y fanatismo en la defensa de sus valores, y de ver un conflicto imaginario entre aquellos valores y las necesidades y los deseos humanos (Near, 1997, pp. 269-270).

Los movimientos kibbutzianos fortalecieron su departamento para asuntos de la juventud, el cual empezó a enfocarse en los problemas de adolescencia de los jóvenes kibbutzianos en adición a su tradicional empresa por los movimientos juveniles y sus graduados. Todas estas actividades intelectuales y educativas hicieron muy poco para cambiar la tendencia habitual de las tensiones intergeneracionales entre dos grupos de personas con antecedentes físicos, culturales y psicológicos tan diferentes, que vivían en una comunidad muy cercana y estaban forzados a reaccionar simultáneamente a situaciones cambiantes muy rápidamente. Además, hasta los más devotos jóvenes pudieron escasamente creer en la misión del kibbutz con la misma fascinación de sus mayores (Near, 1997, p. 274).

El crecimiento en prosperidad, que empezó en 1976, coincidió con un debilitamiento del sionismo y con las emociones pro-israelíes dentro de muchos judíos de la Diáspora, particularmente de Europa y de los países de habla inglesa, de modo que el gobierno israelí hizo arreglos especiales para su absorción, incluyendo familias ulpanin[30] y centros de absorción. Tres de tales centros fueron establecidos en kibbutzim, y cada uno de los movimientos kibbutzianos expandió su departamento de absorción y mandaron emisarios especiales a las comunidades judías del Este para fomentar su inmigración. Al mismo tiempo, hubo un notable incremento en el número de familias israelíes que querían unirse a los kibbutzim para disfrutar su calidad de vida y escapar del estrés de la vida urbana. A lo largo de este periodo, todos los movimientos continuaron reclutando grupos de graduados de los movimientos de juventudes pioneras, de Israel y del extranjero, dentro del marco de trabajo de Nahal (Near, 1997, p. 276).

En los tempranos años sesenta, el número de miembros con más de 60 años de edad en los kibbutzim veteranos empezó a aumentar. En 1970 la proporción de personas con una edad de 65 años y más en la población del kibbutz era de 6%; en 1978 esta cifra llegó al 14%, y en algunos de los kibbutzim veteranos, a más de un tercio. En términos cuantitativos, aquellos más afectados fueron los pequeños kvutzot, los cuales después de la Segunda Guerra Mundial habían limitado sus números, y no podían tender un puente sobre la brecha demográfica entre la primera y la segunda generación con la absorción de miembros de edad apropiada, lo que en muchos casos significó que en 1975 casi un tercio de los miembros estaba sobre los 65 años. Tal estructura demográfica intensificó el vacío psicológico entre las generaciones, y sentó una carga pesada sobre la generación más joven, la cual tenía que suministrar el soporte económico y otras formas de cuidado para una extensa proporción de la comunidad que ya no era productiva. El kibbutz fue responsable de asegurar que los problemas de salud fueran resueltos de la mejor forma posible, y se continuara haciéndolo en la comunidad, como lo habían hecho toda su vida (Near, 1997, p. 279).

Por otro lado, en la década de los setenta se vio el comienzo de un marcado cambio en los hábitos culturales y en las demandas de los miembros del kibbutz. Ahora estaban menos satisfechos con lo que ellos mismos facilitaron y exigieron estándares profesionales de cultura y entretenimiento[31] (Near, 1997, p. 287).


7.5.2 Patrones de consumo

Muchos kibbutzim, en todos los movimientos, moderaron la tendencia de la monetización del sistema reteniendo o retornando al principio de “libre distribución”, o asignación de una cuota de acuerdo con las necesidades, en un número de áreas que eran particularmente molestas: la ropa de trabajo se excluyó del presupuesto monetario, artículos de baño y otros suministros fueron viables en la tienda del kibbutz, diarios para el transporte público eran pagados por el kibbutz, y los viajes de los miembros en los vehículos pertenecientes al kibbutz se subsidiaron (Near, 1997, p. 297; Maguid, 1981).


7.5.3 El papel de la mujer

Desde 1939 el papel separado de la mujer había tomado parte del kibbutz; en particular, las mujeres trabajaban principalmente en ramas de servicio –educación y cuidado de niños, cocina, comedor y en la tienda de ropa–; en los cuerpos gubernamentales del kibbutz eran activas en comités tales como los de educación y cultura, en vez de los de asuntos económicos, y en las reuniones generales hablaban menos que los hombres. Ya en 1958, en el Kibbutz Artzi se tomó la decisión de igualdad de derechos tanto para el hombre como para la mujer para escoger sus ocupaciones en las ramas productivas. De los sesenta en adelante se dio un considerable progreso en la profesionalización de las ramas de servicio: la carga física del trabajo de la cocina se suavizó con el incremento de la mecanización; se desarrolló una gran cantidad de cursos para trabajadores en cuidado de niños y en otras ramas de servicio, y las mujeres fueron alentadas para seguir cursos de educación superior, particularmente en áreas concernientes a sus ocupaciones profesionales. También se dieron horarios especiales de trabajo para aquellas mujeres con niños pequeños; a mediados de la década de los sesenta se redujo una hora de trabajo para las mujeres de más de 37 años (Near, 1997, p. 299; Palgi, 1997; Adar, 2002; Agassi, 1989; Uval, 1993).


7.5.4 Educación

7.5.4.1 Proceso educativo

Con la re-división de los movimientos kibbutzianos en 1951, la educación kibbutziana se cristalizó en cuatro estructuras, cada una controlada por su propio movimiento, yaciendo sobre una ideología desarrollada y envolviendo tanto los conceptos estructurales como los métodos característicos. La casa de bebés y el jardín de niños continuaron siendo las características estándar de todo kibbutz (Neira, 1963, p. 13; Near, 1997, p. 302). Cada uno de los movimientos hizo constantes esfuerzos para superar el conocimiento profesional de aquellos que trabajaran con los niños y las herramientas a su disposición. Durante buena parte de los años cincuenta esto parecía funcionar satisfactoriamente, a pesar de que el sistema todavía sufría de una crónica escasez de trabajadores entrenados (Near, 1997, p. 302).

En 1949, el Kibbutz Gesher Haziv adoptó un sistema de “dormida familiar”(family sleeping) modelado con base en el sistema de Degania, y empezó una reacción en cadena con su movimiento kibbutziano. Los niños adolescentes siguieron durmiendo en sus propios dormitorios, pese al cambio para los grupos de menor edad. El Kibbutz Me'uhad siguió esta adaptación en 1975, pero el Kibbutz Artzi permaneció leal al “dormitorio comunal”hasta 1992 (Near, 1997, p. 303).

Desde 1953, las escuelas primarias se convirtieron en parte del sistema del Estado: el Ministerio de Educación les pagaba a los profesores de acuerdo con un estándar generoso que tomó en cuenta que las clases en los kibbutzim y moshavim serían necesariamente más pequeñas que en los pueblos. Al principio se mostraron diferencias dentro de la rama educativa entre los movimientos; por un lado, el Kibbutz Artzi continuó adhiriendo a sus “instituciones educativas”con un creciente número de niños en los kibbutzim más jóvenes que llegaban a la edad de preparatoria. Después del cisma de 1951, el Kibbutz Me'uhad continuó defendiendo la política de “un kibbutz, una escuela”, y los cuerpos centrales del movimiento conservaron este principio durante los años venideros; pero desde principios de la década de los sesenta, éste fue sujeto de constante erosión a nivel de la preparatoria como resultado de los crecientes costos de la educación y el pequeño número de estudiantes en los kibbutzim reducidos del movimiento (Near, 1997, pp. 303-304).


7.5.4.2 Contenido y métodos de enseñanza

Las escuelas primarias de todos los movimientos seguían reteniendo un alto grado de flexibilidad, informalidad e inventiva, que habían sido su distintivo; pero con la llegada de la supervisión del gobierno, la enseñanza se convirtió en un sistema orientado a logros, con la introducción de ciertas características en algunas materias. De tres metas principales del currículo escolar –trabajo, solidaridad social y logros académicos–, el último ahora vino a ser de prima importancia[32] (Near, 1997, p. 304). Esta tendencia fue reforzada tanto por el incremento del número de profesores contratados como por los cambios de la comunidad del kibbutz, donde la generación más joven estaba presentando tensiones y dudas previamente represadas.

Uno de los cambios más controversiales que estaba tomando lugar en la mayoría de las escuelas a finales de la década de los setenta fue la restricción en el programa escolar de preparación para el examen de matrícula nacional, el cual fue requerido para entrar a la universidad (Near, 1997, p. 305).

A lo largo de este periodo la escuela kibbutziana se convirtió más en una escuela no kibbutziana, pero conservando mucho de su formación característica, en todos los movimientos. Las escuelas primarias con sus pequeñas clases, currículo flexible y métodos informales de enseñanza seguían enlazando las actividades de la escuela con las de la comunidad del kibbutz. Las escuelas preparatorias, a pesar de su creciente desarrollo académico, combinaban un amplio programa humanístico que ofrecía oportunidades para actividades creativas, particularmente en música y danza, con la enseñanza orientada hacia el trabajo y el amor a la naturaleza. Un estudio de programas de enseñanza y métodos de estudio en las escuelas de preparatoria kibbutzianas, publicado en 1981, llegó a la conclusión de que, aunque el 70% de currículo era similar al de las escuelas urbanas, la escuela kibbutziana se caracterizaba por las relaciones informales entre profesores y estudiantes, y relativamente flexibles métodos de enseñanza que le dieron un avance definitivo sobre el sistema urbano (Near, 1997, pp. 305-306).

En cuanto a la educación superior, los movimientos kibbutzianos invirtieron considerables recursos para proveer facilidades de entrenamiento. El colegio kibbutziano de entrenamiento de profesores se fundó en Tel Aviv en 1940 bajo la influencia de Kibbutz Me'uhad, que sirvió a todos los movimientos hasta las tensiones políticas y divisiones de los años cincuenta. Después de numerosos falsos comienzos, en 1953 cada uno de los movimientos tenía su propio colegio: Kibbutz Artzi, en Oranim, cerca de Haifa; Kibbutz Me'uhad, en Tel Aviv, y el Ihud, en Beit Berl, cerca de Kfar Saba. A mediados de los sesenta, cuando la división ideológica no fue ya más dominante, los colegios de entrenamiento habían comparecido bajo las tutelas de la Federación de los Movimientos Kibbutzianos, y la elección de los estudiantes fue basada, principalmente, en las consideraciones geográficas, no en las doctrinales. El entrenamiento de los profesores de las escuelas de preparatoria se concentró en Tel Aviv y Oranim, y ambas instituciones hicieron un gran esfuerzo por aumentar sus niveles académicos para competir con las universidades, entidades que estaban atrayendo a muchos de los profesores potenciales de los kibbutzim. En 1976, Oranim llegó a un acuerdo con la Universidad de Haifa, que permitió dar un “BA”, como un certificado de profesor de la escuela preparatoria; más tarde, el colegio de Tel Aviv llegó a un acuerdo similar con la Universidad de Tel Aviv (Near, 1997). Las escuelas vinieron a ser crecientemente académicas gracias a la formalización de estudios en rangos de edades superiores, un proceso que se reforzaba continuamente también para los profesores; esto produjo a una tendencia de especialización en los temas académicos que los alumnos habían estudiado en el colegio. Al mismo tiempo, cada uno de los colegios de entrenamiento desarrolló programas adaptados a los sectores del sistema educativo kibbutziano[33] (Near, 1997; Neira, 1963).

Hasta finales de los sesenta, los estudios pos-secundarios para miembros kibbutzianos, usualmente significaba entrenamientos especializados para tareas en agricultura, industria o educación. La decisión de mandar un miembro a estudiar fue precedida muy a menudo por largas discusiones en las que las necesidades del kibbutz, el daño hecho por la ausencia de la persona en el trabajo y el costo de los estudios eran tomados en consideración[34]. Desde la década de los sesenta, los movimientos juveniles habían alentado a sus graduados a renunciar a sus estudios superiores por el kibbutz, incrementando las proporciones de estudios funcionales –aquellos que adaptaron sus necesidades económicas y sociales del sistema– tanto como fuera posible, lo cual tuvo éxito[35] (Near, 1997, pp. 306-307).

Más tarde, entre los miembros nacidos en kibbutzim, hubo una marcada tendencia de exigir “auto-realización”en sus estudios, sin sujeción a los intereses del kibbutz, y discusiones sobre las prioridades de los estudiantes, sumadas a las tensiones ya existentes entre generaciones. La adición de tres años de estudio significó un importante cambio en el curso aceptado de vida de los miembros nacidos en el kibbutz. Un hombre o mujer joven que se graduara de la escuela preparatoria a la edad de 18 años era animado a pasar “un año extra de servicio”en un kibbutz joven, trabajando en un movimiento juvenil, o haciendo trabajo social en una comunidad no privilegiada. El servicio militar era de tres años para los hombres, dos para las mujeres, pero muchos pasaron de seis a ocho meses en los servicios armados (con el retorno a sus kibbutzim) en especial en unidades o asignaciones. Después fueron requeridos para pasar un “año más”en el kibbutz, para empezar a apreciar lo que significa vivir allí como adultos (Near, 1997, p. 309; Palgi, 1997).


8. Periodo comprendido entre 1977 y 1995

8.1 Asentamiento

En 1977 la inclinación política cambió radicalmente con la victoria electoral del movimiento Likud, liderado por Menachem Bejín; era la primera vez que un movimiento laborista se desempeñaba en el Estado de Israel desde su establecimiento[36]. La victoria de Likud desencadenó un brote de asentamientos, en el que los movimientos kibbutzianos tomaron parte. Aunque había cautela acerca de las áreas, algunos de sus planes coincidieron con los de Likud, y fueron, en efecto, una continuación de las políticas de la década previa[37]. En 1977, Ariel Sharon, en ese entones ministro de Agricultura, puso en operación planes que incluían asentamientos “no convencionales”en Galilea: kibbutzim, moshavim y otros tipos de villas extensamente basados en industria de pequeña escala. Así que el número de nuevos asentamientos continuó creciendo durante el periodo de la expansión económica hasta la crisis de 1985 (Near, 1997, pp. 342-343).

Todos los movimientos kibbutzianos, con excepción del Kibbutz Dati, continuaron oponiéndose al asentamiento de los territorios ocupados fuera del límite establecido en el Plan Allon, y rechazaron la participación en los programas extensivos de colonización de Likud, en lugares que, según ellos, no eran parte del consenso nacional. Ahora estaba claro que el asentamiento en los territorios ocupados estaba a merced de los acuerdos políticos (después del forzoso desalojo de los habitantes del recién fundado pueblo de Yamit en el norte de Sinaí, con el debilitamiento del tratado de paz con Egipto). El gobierno de Likud no aceptó esta tesis y fomentó el asentamiento en los territorios ocupados, creyendo que generaría el respaldo político permanente. El precedente de Sinaí fue el conocimiento de aquellos que se establecieron en los Altos del Golán. Sus líderes fueron activos en promover el acto de 1981 que declaró la región parte del Estado de Israel. Después de la elección del gobierno de Rabin en 1992, cuando se empezó a ver que la paz con Siria era negociable, muchos de ellos tomaron parte en protestas y otras actividades intentando evitar la amenaza a sus hogares (Near, 1997, pp. 343-344).


8.2 Situación económica

8.2.1 Crisis de la década de 1980

Una seria crisis económica afectó a ambos movimientos kibbutzianos, Takam (Movimiento Kibbutziano Unificado) y el Kibutz Haartzí[38], desde mediados de la década de los ochenta. Las transformaciones socioeconómicas y políticas de Israel en el último cuarto del siglo XX habían ejercido una influencia determinante sobre la sociedad kibbutziana, desmontando la economía de trabajo y llevando a la desviación de principios cooperativos de la mayoría de establecimientos y de organizaciones cooperativas, en tal magnitud que en nuestros días sería un error considerar la economía kibbutziana como un ente anárquico y separado del capitalismo israelí[39] (Rotbart, 1999c; Rosner, 2000). Según Rotbart, en su ensayo “Un no-éxito poco ejemplar”, “en términos éticos, políticos e ideológicos, el principal error del socialismo kibbutziano radica en la falta de análisis crítico que caracterizó a su dirigencia al examinar el fracaso del comunismo burocrático de estado reinante en Europa Oriental hasta fines de los años ochenta”[40] (Rotbart, 1999c).

El advenimiento de Likud al poder trajo consigo un cambio en la ideología y práctica de la política económica por su primer ministro de Finanzas, Simcha Ehrlich, con la proclamación de la política de liberación para reducir la intervención del gobierno en la economía e incrementar inversión de capital a largo plazo con la restauración de la confianza en los negocios. A finales de 1977, la inflación se aceleró rápidamente; la productividad había estado más o menos estancada desde 1975, pero las políticas sociales de gran envergadura iniciadas a comienzos de los setenta se continuaron, y el estándar de vida aumentó de acuerdo con la política descrita por Begin como “improving the people's lot”. Esto llevó a un considerable incremento en la deuda externa, y a confiar en ayudas especiales de fuentes gubernamentales y caritativas de Estados Unidos. Como resultado, a las presiones inflacionistas que habían sido, en parte, contenidas hasta 1977, se les dio casi rienda suelta, y desde 1982 se presentó un mayor incremento como resultado de la guerra con el Líbano: en 1980 llegó al 500%. A finales de ese año, la unidad nacional gubernamental, liderada por Shimon Peres, inició un plan de estabilización de emergencia que redujo la inflación a alrededor del 16% durante 1987, pero cortó el estándar de vida severamente y retuvo una tasa alta excedente de interés, ascendiendo a 100% durante 1985 y 1986; por tanto, los gastos del gobierno se redujeron[41] , particularmente después del retiro desde el Líbano en 1985, pero todavía había un considerable exceso de importaciones, que fue sólo en parte cubierto por la ayuda adicional estadounidense. En 1990, con el advenimiento de la extensiva inmigración desde Rusia y de los países bálticos, el desempleo empezó a ser un problema central de la economía a un grado evocador de los años de inmigración en masa de los cincuenta (Near, 1997, p. 344; Russell et al., 2000; Chapman, 1998; Sternbach, 2002; Gordon, 1998).

En 1985, estalló en Israel una crisis económica que afectó a los kibbutzim: la curva de crecimiento económico cayó dramaticamente, la demanda de los productos se redujo y se recortaron los beneficios. Así, la situación amenazó la existencia de la economía de los kibbutzim, en opinión de Rosner, 1993. Antes de la crisis, no había influencias negativas aparentes, tales como el desempleo o una caída en el nivel de destrezas requeridas en el trabajo, resultado de la incorporación de tecnologías avanzadas (Shaiken, 1984; Noble, 1984; Kelley, 1986; Rosner, 1989; Palgi, 1989, citados por Palgi, 1997).

El gobierno adoptó una política de protección hacia la agricultura: cuotas de producción, bonos de exportación y subsidios a productores y consumidores. Desde 1977, el precio índice para la producción de bienes agrícolas se excedió constantemente por los precios en que eran vendidos, y el capital social invertido fue gradualmente reducido. Además, las oportunidades de exportación fueron crecientemente restringidas como resultado de la crisis mundial, al igual que la protección de los agricultores en Europa y Estados Unidos por aranceles o subsidios para los agricultores locales, lo que significó que muchos mercados se cerraron para los productos israelitas. A pesar de esto, los kibbutzim incrementaron el número de miembros kibbutzianos entre 1970 y 1982 (Near, 1997, p. 345).

En 1980 cerca de la mitad del ingreso del movimiento kibbutziano se derivó de la industria. Durante las décadas de los sesenta y los setenta la industria kibbutziana se había expandido rápidamente, y a finales de los setenta casi se convirtió en concepto de fe que el kibbutz era uno de los sectores más eficientes de la economía israelí. Así que los kibbutzim participaron en el proceso de expansión experimentada en la economía israelí entre 1977 y 1983. A pesar de la liquidación de los “fondos suplementarios”que habían dado al kibbutz un soporte especial a sus industrias, el dinero era abundante. El crédito del movimiento kibbutziano era bueno, y generalmente se creyó que con la creación de nuevas industrias adaptadas a las condiciones cambiantes del tiempo, estaba desempeñando su papel tradicional de liderazgo; fue así, pero en la esfera económica, y no en asuntos de asentamiento o defensa (Near, 1997, p. 345).

El primer signo del desastre que se avecinaba fue la crisis en el mercado de Tel Aviv, que siguió con el colapso de los valores publicados por los bancos principales, el cual había sido consolidado artificialmente (e ilegalmente) por los mismos bancos. Muchos kibbutzim, y los organismos financieros de los principales movimientos kibbutzianos, habían invertido en estos capitales de la edad dorada. Pero el golpe principal llegó en 1985; con la política de recuperación económica, muchos kibbutzim, y la mayoría del complejo regional industrial, habían sobreexpandido sus industrias con la ayuda de capital prestado, y adquirieron una carga enorme de deudas, exacerbadas por las altas tasas reales de interés. Hubo una ola de bancarrotas en tanto se ajustaba la economía a las nuevas condiciones. Las tasas de interés fueron reducidas, aunque seguían altas y, durante los siguientes años, algunas de las más prestigiosas empresas se forzaron a llegar a acuerdos con los bancos para reconsiderar las deudas (Near, 1997; Davidmann, 1996). Se creó el sistema obligatorio de garantías mutuas, lo que significó que cada movimiento kibbutziano tenía que tratarse como un todo, en contraste con el sector privado (incluidos los moshavim), donde el destino de cada empresa era decidido por sus propios méritos. Después de intensivas y complejas negociaciones entre los movimientos, los bancos (que debían enormes sumas de dinero, acumulando un interés compuesto) y el gobierno, se trabajó en un acuerdo hacia finales de 1986, para que algunas deudas fueran revocadas y otras reconsideradas, lo que tomó un largo periodo de tiempo para ponerlo en operación. Un acuerdo adicional para tratar con las deudas, convenido desde 1986, se firmó en mayo de 1996 (Near, 1997, p. 346).

El colectivismo perduró en la medida en que la estabilidad económica permitió que la mayoría de los miembros no lo cuestionara, a pesar de las críticas abiertas y encubiertas. Cuando la crisis económica erosionó los cimientos más firmes de la sensación de bienestar y seguridad de sus miembros, los kibbutzim más afectados por las deudas a los bancos y la imposibilidad de enfrentarlas por la ausencia de una industria bien posicionada en el mercado, la privatización de los servicios y los bienes públicos, el salario diferencial y la limitación o eliminación de la democracia directa pasaron a ser los salvavidas preferidos con la esperanza de que, cuando la tormenta se calmara, se consiguieran los mejores logros de supervivencia (Rotbart, 1999; Ben- Raphael, 1997, citado por Kopelowitz, 1999).

Lerman y Parliament realizaron un estudio en el que sugirieron que la sobretasa de créditos fue producida por factores específicos de estas cooperativas, lo cual puede ser probado comparando los niveles de las deudas de las cooperativas con las no cooperativas, o investor- owned firms (IOFs). El resultado de esta investigación concluyó que:

  1. Las cooperativas agrícolas israelíes financiaron una parte más elevada de su inversión anual con los fondos prestados, y esto condujo inevitablemente a la acumulación de deuda excepcional.
  2. Las cooperativas agrícolas israelíes también financiaron consistentemente una parte mucho más elevada de su inversión anual con deudas, que las cooperativas comparables de Estados Unidos.
  3. Las cooperativas agrícolas israelíes parecen haber seguido consistentemente una estrategia financiera muy riesgosa. Esto puede ser atribuido a los factores cultural-ambientales, tales como la actitud de manejo o dirección, las normas de negocios, estructuras internas de control, y las políticas económicas del gobierno a través del país. Especialmente en Israel, la cultura económica y de negocios fue formada, por décadas, con una fuerte intervención del gobierno, lo que aseguraba viabilidad de los créditos baratos y promovía la solicitud de préstamos por parte de las cooperativas.

Estos resultados sugieren que incluso si la crisis financiera en Israel fue precipitada de hecho por factores asociados a las cooperativas, estos factores no están universalmente activos: su prominencia o importancia es más que todo una función de los ambientes culturales y de negocios. Los riesgos morales, en opinión de Lerman y Parliament, son factores que han tenido un impacto fuerte en la estrategia de negocios en la cultura económica de Israel (Lerman y Parliament, sin año).


8.3 Desarrollo social

En 1987 no hubo, aparentemente, un incremento en la población, y entre 1988 y 1989 creció muy poco, por primera vez en la historia del kibbutz. Hacia 1990, con el comienzo de la absorción de inmigrantes de la Unión Soviética, el tamaño de la población se incrementó lentamente. Una gran proporción de inmigrantes rusos apareció bajo la égida de un esquema conocido como “el primer hogar en la patria”(“first home in the homeland”); el kibbutz les dio un lugar donde vivir y, a menudo, para trabajar, sin la garantía de que se unirían al kibbutz (Near, 1997, p. 347).

Eventualmente, los jóvenes que se asentaron en el kibbutz habían estado ausentes de la lista de trabajo por algo así como un quinto de su vida laboral, y esto tuvo que ser llenado frecuentemente por mano de obra contratada o voluntarios –esencialmente, una población inestable, con ningún sentido de judaísmo o de sionismo– quienes tendieron a funcionar como grupo de referencia, influyendo en los valores de los adolescentes kibbutzianos en el periodo más crítico de sus vidas (Near, 1997, p. 348; Cohn-Sherbok, 1996, 1999; Bahar, 2002).

Más y más miembros empezaron a llegar a edades avanzadas, y requirieron cuidado médico especial: en algunos casos, instalaciones apropiadamente equipadas, y también se construyeron centros de cuidado diario; en otros casos, estas facilidades fueron provistas sobre una base regional. El principio de proveer una vida activa y útil para los abuelos en sus propias casas se adhirió tanto como fuera posible, y únicamente cuando el kibbutz no podía suministrar el cuidado necesario, eran mandados a hogares para edades avanzadas fuera del kibbutz (Near, 1997, p. 349).

Uno de los avances interesantes del kibbutz fue la introducción de un circuito cerrado de televisión en un gran número de kibbutzim: asuntos de interés local tal como reuniones clave del comité, asambleas generales y eventos culturales fueron transmitidos, y se reportó que éste fue un medio acertado de atención estimulante y de participación (Near, 1997, p. 349; Fedler, 1999).

El movimiento kibbutziano ahora era más pluralista y menos centralizado. Esta tendencia fue consolidada con la crisis económica, en el curso de la cual los dirigentes de los movimientos fueron extensamente censurados por haber dado malos consejos durante el periodo de expansión (Near, 1997, p. 349).

Casi todas las escuelas de preparatoria kibbutzianas, y la gran mayoría de las escuelas elementales, estaban ahora organizadas sobre la base regional. La búsqueda del logro académico era casi universal, y el certificado de matrícula una meta aceptada en todas las escuelas secundarias. Sin embargo, el creciente número de profesores contratados tuvo una serie de efectos en aquellos aspectos de educación más característicos del kibbutz (Near, 1997; Palgi, 1997). La educación social, que incluía materias tales como educación para la democracia, conocimiento político y valores kibbutzianos, estaba en un estado de flujo constante. En la mayoría de los kibbutzim era difícil mantener la clásica “sociedad de niños”en una época en que la gran mayoría de aquellos que hubieran podido proveer liderazgo estaban en su moratoria social fuera del kibbutz. El abuso de drogas y alcohol apareció entre los jóvenes adolescentes de muchos kibbutzim, y los movimientos kibbutzianos establecieron un departamento especial para combatir este problema (Near, 1997, p. 351).


9. “El nuevo kibbutz”

Más allá de la oposición parcial de sectores sindicales directamente afectados por ella, la política neoliberal se profundiza y fortalece como hegemónica durante la última década del siglo XX. Incluso el movimiento kibbutziano se suma al consenso en torno de las supuestas virtudes de la privatización. A partir de la crisis de los ochenta, se presentaron dos etapas del proceso del cambio que comenzaron a finales de la misma década. La primera etapa, presentada como transición a un “nuevo kibbutz”(Harel, 1993), fue conceptuada como la introducción del mercado y de principios y de mecanismos jerárquicos en el kibbutz (Rosner y Getz, 1994; Simons e Ingram 1997, 2000, 2002). Ellos asumieron que estos cambios realzarían la eficacia económica del kibbutz, aumentarían la autonomía de miembros, y atraerían nuevos miembros del exterior. Estas ofertas se han puesto en ejecución parcialmente en tres áreas, con la alta variación entre comunidades sobre el grado de la puesta en práctica (Rosner, 2000).

La UKM y el Kibbutz Artzi probaron que, sin un cambio fundamental, el movimiento kibbutziano no podría sobrevivir. La atmósfera de crisis incitó a muchos kibbutzim, con la ayuda de los departamentos de los movimientos para el desarrollo de la comunidad, a establecer “equipos de innovación”, cuya función consistía en clarificar los objetivos de la comunidad bajo la luz de nuevas condiciones. Los innovadores sugirieron ir un paso adelante y acopiar productos y servicios en “centros de beneficio”. Cada rama pagaría a su manera dentro del sistema o en intercambio con el mundo exterior. Ante el ímpetu del “nuevo pensamiento”, muchas ramas pudieron detectar un nicho de oportunidades, o revelar nuevas formas de hacer dinero; por ejemplo, los kibbutzim cercanos a pueblos cuyo sistema de educación no era totalmente explotado abrieron sus guarderías, grupo de niños y escuelas para niños de madres trabajadoras contratadas del exterior del kibbutz. Gracias a esto la educación era ahora vista como parte de su sistema productivo, que muy a menudo incrementó el estatus social y la autoimagen un efecto prolongado deseado por aquellos envueltos en la igualdad de sexos (Near, 1997, pp. 352-353; Palgi, 1997; Tzur, 1996).

Otro cambio fue el intento de usar las habilidades y los logros de los miembros para brindar un ingreso de fuera del kibbutz; el fenómeno de los profesionales, como ingenieros y arquitectos, profesores de universidad, doctores y trabajadores sociales trabajando en pueblos cercanos, había sido común desde finales de la década de los sesenta, pero hasta ahora esta situación había sido vista como una desviación de la norma, tolerada para asegurar la autorrealización y felicidad del individuo o el bienestar del pueblo vecino. Lo mismo se aplicó a muchas pequeñas empresas creativas, muy a menudo en el área de las artes –cerámica, alfarería, creación de juguetes, diseño y manufacturación de ropa, y otras– las cuales producían bienes comerciales, siendo fomentadas positivamente, en orden de incrementar los ingresos del kibbutz con un poco de inversión adicional, incluso si la abstinencia de numerosos miembros del marco económico general significó que tuvieran que ser remplazados por trabajadores contratados (Near, 1997, p. 353; Russell et al., 2000).

En 1999, todos los kibbutzim habían adoptado una o más de todas estas innovaciones. También se incluyó, en la esfera económica, la coalición entre el kibbutz y el capital privado[42]. Sugerencias similares se hicieron para cambiar la estructura democrática del kibbutz: el remplazo de la asamblea general por un consejo electo; el extensivo uso de balotas, en vez del voto directo, y el establecimiento de un “comité de control”, para examinar la efectividad de los directivos, y de la ejecución de decisiones. En 1990, una o más de estas ideas habían sido adoptadas por cerca de una cuarta parte de los kibbutzim (Near, 1997, pp. 353-354). Un cambio propuesto se hizo para incrementar la inclinación de los miembros kibbutzianos para aceptar tareas desagradables en el kibbutz, mediante recompensas. Este cambio fue tomado por el 5% de todos los kibbutzim. En este caso, se propuso para repensar la conexión entre el esfuerzo, la habilidad y el tipo de tarea, y el suministro de material de recompensa a las personas de acuerdo con estos criterios –una conexión que la mayoría de los kibbutzim encontraron objetable en el pasado, y por la cual todavía muestran reluctancia, dada su existencia como comunidades socialistas (Palgi, 1997).

Estos cambios implicaron modificaciones en los patrones sociales aceptados, algunos de los cuales eran considerados extensamente destructivos para el tipo de vida del kibbutz; aspectos tales como “la privatización del consumo”, y el hablar del “consejo de directores”en vez de los tradicionales “comités”, por ejemplo. Entre los años 1980 y 1982, los dos más importantes movimientos kibbutzianos, el United Kibbutz Movement (Takam) y el Kibbutz Artzi Movement, decidieron establecer departamentos dedicados a la promoción de igualdad de géneros (Palgi, 1997).

Una reacción hacia estas reformas fue emprendida por parte de un pequeño grupo conocido como “the comunal stream”, que buscó formas de retornar a los valores tradicionales del kibbutz, pero parece que algunas innovaciones vinieron para quedarse, tales como la tendencia de regionalización del sistema educativo y la venta de servicios. El sistema económico está altamente fragmentado, con un creciente número de trabajadores contratados de fuera del kibbutz. En poco más de diez años, el movimiento kibbutziano se ha desarrollado de un grupo de federaciones centralizadas o más o menos similares, a comunidades de asociación pluralista (Near, 1997, p. 355).


10. Programa de voluntarios

Un aspecto que ha resistido los altibajos de la historia kibbutziana es el programa de los voluntarios. Miles de jóvenes del exterior vienen todos los años para trabajar como voluntarios en los kibbutzim. En retribución reciben una paga simbólica, pensión completa, alojamiento, alimentación y acceso a las instalaciones del kibbutz, incluidas las instalaciones de entretenimiento (Russek, 1990; Fedler, 1999); trabajan seis horas, se alojan en las viviendas más viejas (pues su permanencia es temporal), comen en el comedor colectivo con los demás miembros y reciben la misma ropa de trabajo (Russek, 1990). El programa tiene ventajas para el kibbutz en cuanto a la disponibilidad de trabajadores estacionales con su respectivo ahorro económico; y para los voluntarios, en cuanto a tener la oportunidad de conocer un estilo de vida diferente y la posibilidad de recorrer el país (Davidmann, 1996; Fedler, 1999).

Los voluntarios se incorporan al kibbutz por diversas razones: algunos desean conocer a fondo una forma de vida, otros huyen del invierno europeo, y otros desean convivir con jóvenes de todo el mundo en un ambiente de trabajo. Miles de voluntarios, en su mayoría no judíos, llegan año tras año a trabajar en los kibbutzim (Russek, 1990).


11. Conclusiones

La conformación de Israel como Estado y las vicisitudes asociadas a su transformación incluyen un gran número de experimentos sociales iniciados durante el periodo de la Yishuv precedido por la Guerra de Independencia en 1948. La sociedad de la Yishuv fue una nueva sociedad que pudo ser construida de los fundamentos de acuerdo con un molde social dictado ideológicamente. Una manifestación de esto fue el establecimiento del Kibbutz, quizás el más innovador de los experimentos sociales en responsabilidad de la Yishuv, en un esfuerzo para resolver el problema del manejo de las fincas agrícolas establecidas por el movimiento sionista (Horwitz y Lisak, 1990, citado por Tsuk, 2000).

El éxito y la riqueza de los kibbutzim resultó de las extensas sumas de capital proveídas sin compromisos por comunidades judías en el mundo (Davidmann, 1996), y su conformación resulta del esfuerzo de una pequeña comunidad judía que hizo uso de valores como lo son la unidad, la solidaridad, el empeño, el compromiso y el cooperativismo para salir adelante como nación, proveer las necesidades de un país, salvaguardar su gente y sus fronteras, y sobrevivir.


Pie de página

[1] El presente documento es un artículo de revisión, y resultado de un trabajo de investigación desarrollado en el Grupo Interdisciplinario de Investigación Biogestión de la Universidad Nacional de Colombia.

[2] IZL (Irgun Zva'i Le'umi) y Lehi (Lohamei Herat Israel) eran pequeñas formaciones paramilitares, ideológicamente cerradas al movimiento revisionista, que tomaron numerosas acciones militares en contra de las fuerzas británicas y la administración, a menudo desafiando el liderazgo oficial de la Yishuv (comunidad judía de Palestina antes del establecimiento de Israel) y del movimiento sionista. Uno de los atentados más conocidos fue el asesinato del ministro de Estado británico por Lehi en noviembre de 1944. Según Near, el hecho fue desencadenado por la oposición de W. Churchill de levantar asentamientos en Palestina en el gabinete británico (Near, 1997, p. 75).

[3] Organización judía clandestina de defensa en la Yishuv, desde 1920. Al principio fue controlada por L'ahdut Ha'avoda y desde 1921, por Histadrut. En 1931, su cuerpo de control se amplió para incluir representantes de todas partes de la Yishuv. En 1948, se renombró como las Fuerzas de Defensa de Israel (Zva Hagana LeYisrael o Zahal).

[4] Estas acciones incluyen “la noche de los trenes”(noviembre de 1945), la cual incluyó sabotaje de los servicios de rieles en todas partes de Palestina, y “la noche de los puentes”(junio de 1946), en la que once puentes que conectaban al Mandato Palestino con los países vecinos fueron volados (Near, 1997, pp. 87-88).

[5] En junio de 1946 tomó lugar la acción conocida en la historia sionista como el Sabbat Negro, cuando casi todos los líderes sionistas, con la excepción de Ben-Gurion y Moshe Sneh, el comandante civil de Haganah, fueron arrestados, junto con cientos de otros sospechosos. Al mismo tiempo, se realizaron búsquedas en veintitrés kibbutzim y cuatro moshavim, con el doble propósito de identificar los miembros de Palmach y revelar caletas de armas. Lograron el primer objetivo sólo en un grado limitado, y a pesar de que había armas en todos los kibbutzim, únicamente encontraron en Yagur, pero las búsquedas continuaron, tres personas resultaron muertas, y se le hizo gran daño a la economía de los kibbutzim, además del arresto de más de 2.700 miembros (Near, 1997, p. 90).

[6] Al principio los líderes y organizadores de la briha eran graduados de los movimientos pioneros, y se unieron a los kibbutzim al arribar a Palestina. Mientras la operación creció, y sus líderes originales la dejaron por Palestina, fueron remplazados por emisarios de la Yishuv, y por soldados de la Brigada Judía. Más de la mitad de estos líderes y organizadores de la briha eran de origen local y miembros de movimientos juveniles pioneros conectados con el kibbutz, y cerca de un tercio de los emisarios y soldados provenientes de Palestina eran miembros de kibbutzim. Los grupos en que los refugiados se organizaron se conocieron como kibbutzim, y se basaban en ideales comunales (Near, 1997, p. 78).

[7] Los inmigrantes que viajaban desde Europa hasta Palestina eran acompañados por equipos especiales, algunos de ellos miembros de la división marítima de Palmach ('Palyan') establecida en 1944, quienes para desafiar a las autoridades costeras británicas, eran ayudados en tierra por unidades de Palmach. La primera noche en Palestina era en un kibbutz cercano, hasta que pudieran ser dispersos en forma segura sin conocimiento de las autoridades británicas. El movimiento kibbutziano y las organizaciones nacionales fueron autores de las actividades centrales desde 1945 hasta 1948. Los campos de detención de Chipre se usaron para tomar la mayoría de los botes de inmigrantes, desde 1946 hasta 1948. Allí, un 90% de los detenidos era organizado en kibbutzim, de acuerdo con su alternativa ideológica. Como resultado de todo esto, el movimiento kibbutziano fue visto como el promotor de los intereses centrales de la Yishuv, e incorporaba los valores más importantes (Near, 1997, pp. 79-80). De 6.409 inmigrantes de briha, quienes llegaron a kibbutzim entre mayo de 1945 y junio de 1947, la mitad se unió al Kibbutz Me'uhad, 27% al Kibbutz Artzi, y el 23% a Hever Hakvutzot (Near, 1997, p. 86).

[8] El inicio de la enfermedad Newcastle en 1946 redujo los beneficios de la cría de aves y la producción de lácteos, y en 1947 se presentó una severidad sin precedentes. La escasez mundial de materia prima, incluyendo semillas y fertilizantes, afectó al rendimiento de la agricultura, y el mercado local se abrió a la importación de frutas, vegetales y productos lácteos baratos provenientes de los países vecinos (Near, 1997, p. 98).

[9] En 1947, el valor de la totalidad de sus propiedades se había incrementado en un 42% en términos reales. Por otro lado, aunque mucho de este progreso, particularmente en kibbutzim jóvenes, fue el resultado del financiamiento a largo plazo por agentes oficiales, de la presión de invertir en bienes capitales y en requerimientos sociales como vivienda, esto aumentó al 33% de las obligaciones totales del movimiento kibbutziano a finales de 1946. Ésta fue la continuación de la consolidación económica con el deterioro financiero. En 1947, se empezaron proyectos para el reciclamiento de estas deudas: £P470.000 se ubicaron para este propósito en setenta y cinco kibbutzim y moshavim. Este dinero vino, en parte, de fondos del Movimiento Sionista, de los órganos económicos de Histadrut, como el Banco Hapoalim, y de la Cooperativa de Organizaciones Administrativas (Tumba y Hamashbir). También de la institución PASA (Asociación Palestina de Asentamiento Agrícola), fundada en 1936 como instrumento para guardar capital privado para el desarrollo del asentamiento agrícola (Near, 1997, p. 99).

[10] Geográficamente, el énfasis continuaba sobre Negev, donde diecinueve nuevas villas judías se fundaron entre 1946 y 1947. También se les dio prioridad a otras áreas por razones estratégicas: entre la Segunda Guerra Mundial y el establecimiento del Estado de Israel, tres nuevos kibbutzim se establecieron en la Galilea Oriental, donde las pocas villas judías establecidas se habrían podido encontrar bajo el control árabe si se hubiera hecho la partición antes, y siete en la Alta Galilea en donde los asentamientos judíos existentes estaban en peligro de aislamiento al reavivar la lucha con los árabes (Near, 1997, p. 102; ver Porcel, 1969).

[11] Cuatro kibbutzim (Kfar Szold en la Alta Galilea, Yehiam en la Galilea Oriental, Tirat Zvi en el Valle Beit Sheán y Ef'al sobre las cercanías de Tel Aviv) y un moshav (Kfar Oria, entre Tel Aviv y Jerusalén) fueron atacados hasta que llegaron las tropas británicas; fue suficiente para convencer a los árabes de que no valía la pena atacar a asentamientos aislados hasta que la costa estuviera limpia (Near, 1997).

[12] Paso junto al camino costero desde Tel Aviv y la franja costera intensivamente colonizada hacia los asentamientos agrícolas del Valle Jezre'el y el área de Haifa (Near, 1997, p. 112).

[13] Su objetivo fue el área altamente poblada al sur del lago Kinneret, donde había diez kibbutzim que representaban cada fase del desarrollo del kibbutz: desde Kinneret, Degania Aleph y Degania Beit (Near, 1997, p. 114).

[14] Cuando las fuerzas sirias llegaron a Degania Aleph, algunos miembros veteranos fueron a Tel Aviv a pedir ayuda, logrando que Ben-Gurion mandara algunos refuerzos, en su mayoría infantería. Yig'al Yadim, el encargado de la operación, sugirió dejar acercar a los atacantes al kibbutz y comprometerlos en combate cercano. Los tanques sirios lograron llegar a las puertas de ambos Degania, atacando con bombas Molotov cocktail. Luego, los israelitas fueron reforzados con dos campos de artillería, dando fin a la batalla del valle del Jordán (Near, 1997).

[15] Los ejércitos árabes persuadían a la población de las villas árabes locales de darles apoyo logístico y, en muchos casos, participar en la ofensiva. Tales incidentes brindaron un cambio gradual en las actitudes de aquellos que estaban a favor de la amistad y conciliación (Near, 1997).

[16] El Kibbutz Artzi continuó con su tradición humanística. Desde el principio, sus líderes propusieron aceptar a los árabes dentro del sistema político, incluyendo su propio partido, Mapam. Y estaban firmemente en oposición al sistema del gobierno militar, que restringió los movimientos y derechos de la población árabe por muchos años (Near, 1997, p. 137).

[17] Al final del primer cese al fuego, en julio de 1948, trece nuevos asentamientos se habían establecido, muchos por grupos cuyos miembros habían estado trabajando, viviendo y batallando juntos desde la movilización de Palmach antes de la guerra; se establecieron en tierras y edificios abandonados, la mayoría de ellos en los asentamientos del German Templar, cuyos propietarios habían sido enviados a combatir en la Segunda Guerra Mundial y no regresaron. Desde mayo de 1948 hasta el final de ese año, se establecieron veinticuatro nuevos kibbutzim, así como cuatro moshavim shitufi'im y nueve moshavim. Entre el establecimiento del Estado en mayo de 1948 y julio de 1949, se fundaron cincuenta y siete kibbutzim, de los cuales dos tercios fueron creados por judíos de la Diáspora, en su mayoría de Hungría (Near, 1997, pp. 147-148).

[18] En la fundación de Mapam en 1948 ((Mifleget Hapoalim Hame'uhedet: Partido de Trabajadores Unidos, formado por la fusión entre Hashomer Hatzair y Hadut Ha'avoda), todavía había diferencias ideológicas entre sus dos alas (Ahdut Ha'avoda, conducido por Kibbutz Me'uhad, y Hashomer Hatzair, conducido por Kibbutz Artzi), particularmente acerca de las relaciones entre Israel y los árabes: en principio, Hashomer Hatzair todavía creía en la idea de un Estado binacional; en cambio Ahdut Ha'avoda tuvo como objetivo una Israel no dividida al oeste de Jordania. En sus políticas internas ambos soportaron el liderazgo de Mapai en asuntos relacionados con asentamiento e inmigración, pero compartieron una postura de oposición en asuntos del sindicato. La actitud pro-soviética de Hashomer Hatzair, bien atrincherada como resultado de varias generaciones de educación marxista en los movimiento juveniles, fue reforzado con el apoyo de Rusia para el establecimiento del Estado de Israel en 1947, y por el suplemento de armas checas en el curso de la Guerra de Independencia; Ahdut Ha'avoda había adoptado una posición similar desde su establecimiento en 1944. De esta manera, ambos estaban ideológicamente comprometidos a una actitud pro-soviética, aunque su posición táctica era neutra en cuanto a políticas exteriores. Y cada uno de ellos estaba firmemente opuesto a la dominancia del partido Mapai “reformista”, con sus reservas sobre el papel del kibbutz en el Estado. Dándose cuenta de que muchas de sus diferencias se volvieron irrelevantes, a finales de 1947 ambos partidos concluyeron que sólo con una alianza fraternal se tendría alguna posibilidad de influencia política sustancial. En enero de 1948 se unieron para formar un nuevo partido, Mapam (Near, 1997, p. 160).

[19] Desde mayo de 1948 hasta el fin del año, cerca de 100.000 nuevos inmigrantes fueron adheridos a los 650.000 judíos del pre-Estado. Durante 1949 otro cuarto de millón entró en el país, brindando una población judía total de más de un millón para el final de este año. Los primeros en arribar fueron los sobrevivientes del holocausto, de los campos de detención de Chipre y de Europa, y relativamente pequeños números de los países árabes. A principios de 1949 se inició una evacuación en masa de los judíos de los países del Medio Oriente, quienes rápidamente formaron la inmensidad de los nuevos inmigrantes; pero los judíos de Europa del Este también continuaban llegando, sujetos a las decisiones de los nuevos regímenes en sus países de origen. A finales del primer periodo de inmigración en masa, hacia mediados de 1953, unos 722.000 judíos habían arribado al país: 50,7% de ellos nacieron en Asia y África, 48,6% en Europa, y 0,7% en América y Oceanía (Near, 1997, p. 198).

[20] A finales de la década hubo un cambio gradual en la composición de los grupos de ésta. Como la proporción de inmigrantes disminuyó, el número de gente joven desfavorecida de pueblos israelitas aumentó a ritmo constante; estos grupos de los países del Occidente, incluido Israel, continuaron desarrollándose y adaptando sus programas de educación a la presente situación del nuevo Estado (Near, 1997, p. 187).

[21] Todo el dinero y las anualidades tenían que ser asignados a la tesorería central del kibbutz; así, los miembros involucrados tenían derecho a un “one time benefit”tales como un viaje al exterior, muebles nuevos u otros equipos domésticos (Near, 1997).

[22] Durante la década de 1940, quince kibbutzim del Kibbutz Me'uhad contaban con niños por encima de los 13 años, y seis tenían sus propias escuelas para este grupo de edad. En 1950 más de cien de la segunda generación ya eran adultos y miembros de sus kibbutzim. Así que mientras que los graduados del movimiento juvenil y la Aliyah Juvenil fueron indudablemente de gran importancia para la construcción del movimiento kibbutziano, los niños de los kibbutzim eran considerados como la piedra angular del futuro de sus comunidades (Near, 1997, p. 206).

[23] Un pequeño número de soldados nacidos en los kibbutzim que llegaron a ser profesionales, fueron oficiales destacados y avanzaban rápido a los altos rangos; muchos otros, con el fomento de sus kibbutzim, adhirieron varios años a sus tres años de servicio obligatorio, además del papel que llevaron a cabo como voluntarios en el IDF (Near, 1997).

[24] Durante los diez años después de la guerra, nueve nuevos kibbutzim se fundaron en los Altos del Golán, con casi todo el consenso nacional que intentó que quedaran bajo el control israelí. Dos de las mayores provisiones del Plan Allon fueron el asentamiento en el esparcidamente poblado valle del río Jordán, y en el norte del Sinaí; se establecieron seis kibbutzim en el área y dos después. El movimiento kibbutziano religioso re-fundó tres de sus asentamientos que habían sido conquistados y destruidos durante la Guerra de los Seis Días: dos en el bloque de Etzion, al sur de Jerusalén, y uno en la Franja de Gaza. Seis nuevos kibbutzim también se establecieron en las fronteras de Israel: tres en la franja del este de Negev (Arava), bordeando el Jordán, y tres en Galilea, en un intento de cambiar la mayoría abrumadora de los árabes en la región. Al mismo tiempo, veintisiete nuevos kibbutzim se fundaron entre 1967 y 1977 (Near, 1997, p. 234).

[25] Los beneficios de los moshavim aumentaron en un 67%, del sector no judío en un 64%, y de los kibbutzim en un 57%; al mismo tiempo, las fincas privadas judías lograron un aumento de sólo un 37% (Near, 1997, p. 237).

[26] Se dieron tasas de cambio diferenciales que fomentaron el desarrollo de bienes (incluyendo productos agrícolas) para la exportación, y el precio del agua, en gran parte determinada por el Ministerio de Agricultura, que fomentó el uso de la irrigación. Muchos alimentos básicos fueron subsidiados: aunque esto fue hecho principalmente para controlar el costo del índice de vida, por el cual la mayoría de los salarios fueron sujetos, también se incrementó por el mercado y la rentabilidad de la producción agrícola, particularmente avicultura y productos lácteos (Near, 1997, p. 238).

[27] Los kibbutzim intentaron crear industrias más apropiadas a su estructura social que a las ramas anteriormente predominantes de procesamiento de alimentos, producción de madera y fabricación de muebles, las cuales fueron de trabajo y dependencia intensivos, en alta proporción, de trabajadores contratados. Se establecieron fábricas de equipamiento electrónico, herramientas de precisión y una gran variedad de productos plásticos, que llevaron a la automatización de la producción y al desarrollo de habilidades técnicas. Estas nuevas empresas dependían, en un alto grado, del conocimiento técnico y de la competencia, y proporcionaron un cambio para la generación de los miembros nacidos en el kibbutz, ahora entrando en el sistema económico en grandes números (Russek, 1990; Near, 1997, p. 240).

[28] Las necesidades básicas de los movimientos eran similares; en 1955 cada uno de ellos tenía departamentos de reclutamiento y absorción de nuevos miembros, seguridad (contacto con la IDF y asistencia a los miembros kibbutzianos en las fuerzas), educación, contactos con los movimientos juveniles, y un número de departamentos de economía que proveían apoyo y facilidades de planeación, como también asistencia organizativa financiera sobre la base de una meta mutua. Entre otros servicios, estos departamentos daban ayuda y consejo en una gran variedad de actividades culturales, desde ajedrez hasta caminatas turísticas para la fotografía y las artes gráficas; organizaban el reclutamiento, la recepción y la distribución de trabajadores voluntarios del extranjero, y daban consejo técnico en planeación física, arquitectura y construcción. El Kibbutz Artzi estableció una agencia de importaciones y exportaciones; también había un departamento especial para tratar con problemas sociales, que intentó definir normas para todo el movimiento (Near, 1997).

[29] La generación más joven empezó a creer en la “revuelta de la juventud”y a practicar los principios de autodeterminación y de toma de decisiones autónomas en la “sociedad de niños”y en la “sociedad de jóvenes”. Aplicaron estas ideas a su propio caso, y formaron un grupo de valores significativamente diferente al de sus padres. Uno de los temas centrales fue la cuestión de “autorrealización”. Este término llegó a Palestina en los años veinte con los graduados de los movimientos de juventudes, quienes lo interpretaron en el sentido en que ellos mismos estaban poniendo en práctica los valores que ellos predicaban, y al hacer esto estaban satisfaciendo su potencial al máximo: fue, en efecto, una declaración de identificación con los ideales del sionismo y del kibbutz. Los intelectuales que habían nacido en el kibbutz ahora empezaron a hablar de “autosatisfacción”(mimush atzmi) en vez de “autorrealización”(hagshama atzmit): ellos estaban interesados en realizar su propio potencial; fuese o no fuese, estaban logrando metas nacionales o sociales al hacerlo. Declaraciones a este efecto llevó a uno de los líderes del Ihud a preguntar si esta generación nacida en el kibbutz era “una generación de hippies”. (Near, 1997, p. 275).

[30] Desde 1940, el kibbutz Ulpan, en el cual nuevos inmigrantes dividían su trabajo y el estudio del hebreo, se convirtieron en instituciones establecidas, pero su objetivo de reclutamiento sólo se compensó algunas veces. Una campaña organizada entre 1953 y 1954, junto con Histadrut para reclutar familias de los pueblos de Israel fue mucho más exitosa, y resultó en la adición de 400 familias. Otra campaña similar se hizo durante la recesión de 1966-1967, con algo de éxito (Near, 1997, p. 276).

[31] Los comités culturales de los movimientos kibbutzianos empezaron a compilar listas de lectores y entretenedores. Las autoridades locales, en muchas regiones, empezaron a organizar cursos de estudio, grupos de baile folclórico, coros y excursiones educativas y de recreación, con la guía de expertos. El servicio de librería también estaba en uso constante: en 1972 más del 90% de la población kibbutziana las usaba, en contra de sólo 20% en los pueblos. Los estándares fueron gradualmente superados con el establecimiento de librerías regionales al servicio de varios kibbutzim (Near, 1997, p. 287).

[32] El cambio en el pensamiento ideológico como resultado de los eventos de las décadas de los sesenta y setenta constituyeron la mayor parte de este desarrollo: muchos de los profesores jóvenes que entraban a la profesión, vieron su función como la enseñanza del tema en sí, en vez de la formación de la perspectiva de sus estudiantes sobre la vida (Near, 1997, p. 305).

[33] Cursos para los profesores de educación primaria y de cuidado de niños, para metaplot, y para expertos en educación especial; entrenamiento para profesores en todos los niveles, y centros para el tratamiento de problemas familiares y niños problemáticos (Near, 1997, p. 306).

[34] Mientras la sociedad kibbutziana se hacía más próspera y el número de niños nacidos allí se incrementaba, había una gran demanda de mirar hacia la educación como una extensión de doce años de educación proveída junto con el sistema. En 1967 muchos kibbutzim tomaron las siguientes decisiones al respecto: la conferencia de Ihud confirmó este enfoque como una política del movimiento, y pronto fue seguida por los demás movimientos. En este punto, había cerca de 400 miembros kibbutzianos estudiando en institutos de educación superior; en 1975 este número se incrementó a unos 1.800; en ese año el 6% de los días de trabajo en el sistema kibbutziano se asignó a estudios superiores, y esta proporción permaneció en los siguiente años (Near, 1997, pp. 306-307).

[35] En el Instituto Ruppin, fundado y administrado por un departamento de Histadrut, se enseñó una gran variedad de materias, desde cursos técnicos cortos para trabajadores en agricultura y ramas de servicio hasta estudios académicos en economía y administración de negocios, cursos que fueron planeados en conjunción con los movimientos kibbutzianos, y la mayoría de sus estudiantes eran miembros kibbutzianos. Lo mismo se aplicó en la Facultad de Agricultura de la Universidad Hebrea, en Rehoboth. Además, cada movimiento kibbutziano tenía su propio seminario ideológico, que ofrecía variedad de asignaturas como historia, teoría política y temas de actualidad a diferentes niveles, desde cursos cortos de unas cuantas semanas hasta dos años de estudio a nivel universitario (Near, 1997, p. 307).

[36] La guerra con el Líbano de 1982-1985 y la crisis económica de 1983 erosionaron el apoyo popular por Likud. Peres asumió el cargo de primer ministro durante dos años, y Yizhak Shamir en los dos siguientes. En 1988 se dio la unidad del gobierno por Shamir, cuyo gobierno no pudo lidiar con uno de los mayores problemas del país, la Intifada (resistencia violenta palestina en los territorios ocupados), la cual se inició en diciembre de 1987. Se presentó una larga escala de desempleo, resultado de la masiva inmigración desde la Unión Soviética y las prolongadas pero inconclusas negociaciones de paz con los palestinos y los gobiernos árabes, que datan de la conferencia de Madrid de 1991, seguido de la estrecha pero decisiva victoria en las elecciones de 1992, cuando Yizhak Rabin formó una coalición gubernamental liderada por el partido laborista (Near, 1976, p. 339).

[37] Nuevos asentamientos se establecieron en los Altos del Golán y en el valle del Jordán, las áreas de colinas de Galilea, y en el norte del Sinaí (Near, 1997, p. 342).

[38] Si bien cada kibbutz es una unidad social y económicamente autónoma, las federaciones nacionales coordinan las actividades y también algunos servicios. La federación nacional más grande es el Movimiento Kibbutziano Unificado (Takam), al que se encuentran afiliados cerca del 60% de los kibbutzim. Aproximadamente un 32% de ellos pertenece al movimiento Hakibbutz Haartzí. La tercera federación es Hakibbutz Hadatí (kibbutzim religiosos), al que están aliados el 6% de los kibbutzim. Finalmente hay dos kibbutz ultraortodoxos que pertenecen al movimiento Poalei Agudat Israel (Fedler, 1999).

[39] La primera etapa de cambios se ha conceptuado como el desarrollo de la “hibridación”de la coexistencia entre los principios comunales del kibbutz y los principios opuestos del mercado y de la jerarquía (Rosner, 1993).

[40] La cara oculta de la crisis de los ochenta fue el papel fundamental que cumplieron los grandes capitales industriales y financieros en originarla, gracias a los beneficios y las superganancias que obtuvieron de manos del Estado. Tras el colapso del modelo estatal de bienestar, esos mismo grupos que lo indujeron –cuyo carácter minoritario en el caso israelí es especialmente significativo, pues se trata de un puñado de familias asociadas a los grandes consorcios transnacionales–, con la ayuda mediadora de la clase política, vienen impulsando su desmantelamiento y reorientación hacia un “Estado mínimo”en materia de responsabilidad social, pero no menos atrofiado e intervencionista con respecto a las funciones que cumple al servicio de la clase dominante (Rotbart, 1999).

[41] La ideología y las políticas neoconservadoras llegaron a Israel de la mano del gobierno del Likud pero se profundizaron durante el primer gobierno de unidad nacional instituido en 1984. Laboristas y derechistas coincidieron en que la liberalización de la economía, el recorte de los servicios sociales prestados por el Estado y la neutralización del poder sindical de la Histadrut son la única vía de frenar la hiperinflación, reducir el déficit fiscal y “modernizar”la economía (Rotbart, 2000).

[42] El establecimiento de juntas de manejo para las ramas industriales, con la participación (algunas veces como directores generales) de expertos pagados del sector privado, y el abandono del sistema de rotación de directores (Near, 1997).


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