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Innovar

Print version ISSN 0121-5051

Innovar vol.17 no.29 Bogotá Jan./June 2007

 

 

 

La responsabilidad social en las organizaciones (RSO): análisis y comparación entre guías y normas de gestión e información

Organisations’ social responsibility (OSR): analysis and comparison between management and information guidelines and standards

La responsabilité sociale des entreprises: analyse et comparaison de guides et normes de gestion et d’information

A responsabilidade social nas organizações (RSO): análise e comparaçã o entre guias e normas de gestão e informação

 

Gaspar Berbel Giménez*, Juan David Reyes Gómez** & Mauricio Gómez Villegas***

* Psicólogo (Universidad Autónoma de Barcelona). Máster en Sociología (Universidad Autónoma de Barcelona). Aspirante a PhD en Gestión del conocimiento (UOC). Profesor de la Universitat oberta de Catalunya. Integrante de los grupos de investigación Ética empresarial y empresariado social ETHOS UN, y del grupo GRIEGO UN. Miembro del grupo www.aptabel.com. Correo electrónico: bel@aptabel.com

** Estudiante de Administración de Empresas (Universidad Nacional de Colombia). Becario de Cambio Estratégico Organizacional de la Escuela de Administración de Empresas y Contaduría Pública. Integrante del grupo estudiantil-académico GESTIONAR. Correo electrónico: jdreyesg@unal.edu.co

*** Contador Público (Universidad Nacional de Colombia). Magíster en Administración (Universidad Nacional de Colombia). Estudiante de PhD en Ciencias de la Gestión (Université de Rouen – Université de Paris XIII – Universidad Nacional de Colombia). Profesor y asesor del Programa de Contaduría Pública, Universidad Nacional de Colombia. Premio Nacional de Investigación Contable 2003. Integrante del grupo de investigación Contabilidad, organizaciones y medioambiente de la Universidad Nacional. Correo electrónico: mgomezv@unal.edu.co


 

Resumen

Hoy son múltiples las iniciativas internacionales y nacionales que existen para promover, concretar y comunicar la Responsabilidad Social en las Organizaciones (RSO). Esta dispersión de criterios reclama una sistematización metodológica. De tal manera, el presente artículo plantea cuatro niveles para clasificar esas iniciativas: (1) directrices y compromisos de carácter universal; (2) guías de producción y metodologías de evaluación de informes y acciones de RSO; (3) normas o criterios de gestión y ajuste en la implantación de la RSO; y por último, (4) técnicas y herramientas para medir y gestionar. El artículo tiene como objetivo presentar, comparar y sistematizar las iniciativas internacionales y nacionales que tratan sobre normas y guías en los niveles 2 y 3.

Concluimos que la RSO comienza a entenderse y aplicarse de forma más integrada en las empresas y en la sociedad, trascendiendo el simple cumplimiento legal, la creación de utilidades, y la filantropía que se manifiesta en el patrocinio de actividades de caridad o de inversión en asistencia social. Esta conclusión se obtiene luego de contrastar y sistematizar las guías y normas estudiadas en el documento.

Palabras clave:

Responsabilidad social en las organizaciones (RSO), responsabilidad corporativa (RC), stakeholders, gestión de responsabilidad social, informes de responsabilidad social.

 

Abstract

Many international and national initiatives have been advanced for promoting, fixing and communicating organisations’ social responsibility (OSR). Such broadcasting of criteria demands methodological systematisation. The present article thus proposes four levels for classifying such initiatives: universal guidelines and commitments, production guidelines and methodologies for evaluating OSR reports and action, OSR management standards or criteria and adjusting how it is introduced and measurement and management techniques and tools. The article is aimed at presenting, comparing and systematising international and national initiative dealing with level 2 and 3 standards and guidelines.

It was concluded that OSR has begun to be understood and applied in a more integrated way in companies and society, transcending simple legal compliance, creating profits and leading to the philanthropy manifest in sponsoring charity activities or investment in social assistance. This conclusion was obtained after contrasting and systematising the guidelines and standards studied in the document.

Key words:

organisations’ social responsibility (OSR), corporate responsibility (CR), stakeholders, social responsibility management, social responsibility reports.

 

Résumé:

Il existe aujourd’hui de multiples initiatives nationales et internationales pour promouvoir, mettre en oeuvre et communiquer la responsabilité sociale des entreprises (RSO, sigle en espagnol). Cette dispersion de critères impose une systématisation méthodologique. Le présent article propose quatre catégories pour le classement de ces initiatives: (1) lignes directrices et engagements à caractère universel; (2) guides de production et méthodologies d’évaluation des rapports et des actions de RSO; (3) normes ou critères de gestion et ajustement dans la mise en oeuvre de la RSO; et, enfin (4) techniques et outils pour la mesure et la gestion. Cet article se propose de présenter, comparer et systématiser les initiatives nationales et internationales relatives aux normes et guides dans les catégories 2 et 3.

La comparaison et la systématisation de ces guides et normes nous permettent de conclure que les entreprises et la société commencent à comprendre et à mettre en oeuvre la RSO d’une façon plus intégrée, au-delà du simple respect de la loi et de l’obtention de bénéfices, et que la philanthropie se manifeste sous forme d’investissements en activités de charité ou en assistance sociale.

Mots clé:

Responsabilité sociale des entreprises (RSO), responsabilité organisationnelle (RC), parties prenantes (stakeholders), gestion de responsabilité sociale, rapports de responsabilité sociale.

 

Resumo

Hoje são muitas as iniciativas internacionais e nacionais que existem para promover, concretizar e divulgar a Responsabilidade Social nas Organizações (RSO). Esta dispersão de critérios exige uma sistematização metodológica. Dessa forma, o presente artigo propõe quatro níveis para classificar essas iniciativas: (1) diretrizes e compromissos de caráter universal; (2) guias de produção e metodologias de avaliação de relatórios e ações de RSO; (3) normas ou critérios de gestão e ajuste na implantação da RSO; e por último, (4) técnicas e ferramentas para medir e administrar. O artigo tem como objetivo apresentar, comparar e sistematizar as iniciativas internacionais e nacionais que tratam sobre normas e guias nos níveis 2 e 3.

Concluímos que a RSO começa a ser entendida e aplicada de forma mais integrada nas empresas e na sociedade, transcendendo o simples cumprimento dos requisitos legais, a geração de lucro, e a filantropia que se manifesta no patrocínio de atividades de caridade ou de investimento em assistência social. Esta conclusão é obtida depois contrastar e sistematizar os guias e normas estudadas no documento.

Palavras chave:

Responsabilidade social nas organizações (RSO), responsabilidade corporativa (RC), stakeholders, gestão de responsabilidade social, relatórios de responsabilidade social.

 

Introducción[*]

La mayor concienciación sobre la repercusión y los efectos que tienen las organizaciones y las empresas sobre aspectos sociales, ambientales, políticos y económicos ha suscitado la preocupación de organismos internacionales de origen intergubernamental (ONU, OCDE, entre otros), de organismos no gubernamentales (Global Compact, Global Reporting Iniciative, GRI, entre otros) y de organismos privados (Social Accountability International, ISO, asociaciones de empresarios, entre otros). Tales instancias han planteado múltiples iniciativas para considerar la llamada triple cuenta de resultados (sociales, ambientales y económicos) en las actuaciones “socialmente responsables” de las organizaciones y en sus informes y reportes.

Estas iniciativas comprenden aspectos tan disímiles como la manifestación de principios generales de compromiso universal con la sociedad –tipo Global Compact–, decálogos de prácticas responsables –respecto al trabajo femenino, a la no utilización de mano de obra infantil–, guías para la realización de informes de sostenibilidad, etc. Varias de estas propuestas han ido ganando protagonismo y legitimidad al ser exigidas por grupos de interés o stakeholders, mercados e incluso agencias gubernamentales.

Ante la gran diversidad de iniciativas nacionales e internacionales para concretar y promover la responsabilidad social en las organizaciones (RSO), este documento plantea una clasificación de las iniciativas en cuatro dimensiones o niveles: directrices y compromisos de carácter universal (nivel 1), guías de producción y metodologías de evaluación de informes y acciones de RSO (nivel 2), normas o criterios de gestión y ajuste en la implantación de la RSO (nivel 3), y, por último, técnicas y herramientas para medir y gestionar responsablemente (nivel 4).

Esta clasificación ad hoc no busca generar una taxonomía de las iniciativas como la propuesta por Vilanova, Lozano y Dinares (2006), sino promover una aproximación organizada a sus manifestaciones, enfoques de trabajo y perspectivas, dentro de las iniciativas recogidas.

En especial, en este trabajo nos hemos centrado en las iniciativas que recogen criterios para la gestión socialmente responsable y su comunicación –a los múltiples grupos de interés, stakeholders– por medio de informes sistemáticos, en algunos casos verificables, de responsabilidad social.

Por lo anterior, el presente artículo aborda algunos aspectos clave de la responsabilidad social en las organizaciones (RSO), haciendo énfasis en la correspondiente explicación, clasificación y comparación de las guías de producción y metodologías de evaluación de informes y acciones de RSO y de las normas o criterios de gestión y ajuste en la implantación de la RSO. El objetivo final es contribuir a entender, discriminar, valorar y comparar algunas de las iniciativas más difundidas de trabajo sobre RSO.

Para conseguir el objetivo propuesto, el documento se estructura de la siguiente forma: en un primer apartado se presenta una síntesis del desarrollo teórico y de la evolución del constructo de “responsabilidad social en las organizaciones”; en un segundo apartado, la estructura y los criterios empleados en la clasificación –en cuatro niveles– propuestos por los autores de distintas iniciativas y enfoques nacionales e internacionales de la RSO. Seguidamente, como tercer apartado, y lo más importante, se aborda la descripción, caracterización y comparación de las iniciativas trabajadas en los niveles 2 y 3: guías de producción y metodologías de evaluación, de informes y acciones de RSO (nivel 2 de iniciativas) y normas o criterios de gestión y ajuste en la implantación de la RSO (nivel 3 de iniciativas). Finalmente, presentamos unas conclusiones generales, resultado del análisis y de las comparaciones realizadas.

 

1. La evolución de la responsabilidad social en las organizaciones

Es conveniente señalar que en este documento se entiende que la empresa es una forma particular de organización, quizás la forma de organización más extendida en la actualidad. No abogamos simplemente por una responsabilidad social de las empresas (RSE), sino por una responsabilidad social de las organizaciones. Así, se busca extender el campo de esta problemática más allá de los límites de la empresa. No obstante, y en aras de abordar un breve recorrido teórico e histórico de la responsabilidad social, nos referiremos específicamente a la RSE en este apartado.

Las empresas se encuentran en el núcleo del sistema económico y social contemporáneo. La prosperidad material de nuestra civilización, en los últimos dos siglos, ha provenido de la especialización y la división social del trabajo que la empresa actual promueve y viabiliza. Así mismo, la empresa ha trascendido de las esferas específicamente productivas y se ha consolidado en un espacio ambiental, social y cultural con valor propio. En las empresas nacemos, trabajamos, estudiamos, comemos, soñamos y desarrollamos nuestra vida.

No obstante, aparte de los logros materiales y la penetración social de la empresa en las relaciones más subjetivas de las personas, la empresa y sus actuaciones generan profundos impactos cuestionables en las relaciones entre los hombres y en las relaciones de los hombres con la naturaleza, situación que ha sido discutida, estudiada y vivenciada desde los orígenes de la empresa comercial y a lo largo de su evolución y transformación, en sus etapas productiva, industrial, financiera, trasnacionalizada, globalizada y ahora financiarizada (Ariza, León y Gómez, 2006).

Una muy breve descripción de la evolución histórica de la empresa permite identificar algunas líneas que explican las condiciones en que surgen las demandas sociales a la empresa, más allá de su rol productivo.

Inicialmente, las duras condiciones de la producción minera y de las fábricas, en las etapas de la primera y la segunda revolución industrial, fueron el espacio para el surgimiento de críticas muy agudas sobre la explotación del trabajo, la contaminación y la ideología que promueve la acción del empresario “egoísta” y “racional” (Ackerman y Bauer, 1976). Luego, con el desarrollo del estado de bienestar, entrado el siglo XX, la acción gubernamental regulatoria implicó una coordinación y acción más directa sobre las actividades de las empresas en los países industriales, lo que repercutió en una reconfiguración del papel social de las empresas y una disminución sucinta de las críticas a ella. Finalmente, con el resurgir de los valores liberales, incluso conservadores, en las concepciones económicas y políticas y con el desmonte paulatino del estado de bienestar desde 1970, hemos asistido a un resurgir de la empresa como actor hegemónico de la configuración económica y social. Las transformaciones que ha implicado la globalización han evidenciado los efectos sociales, económicos y ambientales, y, por lo mismo, la posibilidad y necesidad de articular nuevas demandas a la empresa con respecto a su actuación, poder concentrado e impacto social, económico y ambiental.

Esta evolución histórica, a la vez, se ha acompañado de reflexiones teóricas sobre las actuaciones de la empresa. Algunas de ellas justifican y legitiman las prácticas “abusivas” de estas organizaciones en diferentes momentos históricos. Otras vertientes o aproximaciones teóricas, en cambio, plantean la necesidad de ajustes más sostenibles y que den respuesta a las demandas actuales.

Las primigenias concepciones económicas clásicas hicieron coincidente a la empresa con el empresario, donde el empresario racional pretende el aumento de su beneficio por la búsqueda de su interés particular. La ética utilitarista y las nociones smithianas soportarían una actuación de la empresa cifrada en el egoísmo del empresario. Recordemos que allí la idea de competencia y de empresa, como proceso dinamizador del interés particular, plantea la posibilidad de emergencia de un orden espontáneo adecuado para el bienestar colectivo:

    No esperamos nuestra cena de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero, sino del cuidado que éstos ponen en sus propios intereses. No apelamos a su humanidad, sino a su egoísmo, y nunca les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus beneficios (Smith, 1996).

Las posteriores concepciones de la empresa desde la “ciencia de la administración”, concebidas por ingenieros de la talla de Taylor o Fayol, le aportarían criterios de racionalidad técnica que generaron medios para conseguir tal objetivo, beneficios crecientes para el propietario, gracias al aumento de la productividad y la eficiencia. Tardarían muchos años para que nociones distintas de la empresa irrumpieran en el contexto teórico de las organizaciones. Fueron las visiones sociológicas, contractualistas y jurídicas las primeras en concebir a la empresa más allá del simple interés del propietario (Berle y Means, 1932).

En las últimas cinco décadas del siglo pasado, el neoinstitucionalismo jurídico, económico, sociológico y organizacional vendría a irrumpir en las corrientes dominantes en economía, particularmente en la economía neoclásica, para mostrar que la empresa es una coalición amplia de intereses, que debe gestionarse de manera equilibrada para el desarrollo de los fines organizacionales. Sólo en este contexto, la responsabilidad social de la empresa surgiría como una noción teórica con capacidad explicativa de la realidad empresarial.

Igualmente, en los últimos 50 años han emergido varias conceptualizaciones que han hecho época y marcado hitos en las ideas de la responsabilidad social de las empresas. Originariamente, Friedman señalaba: “En una economía libre, sólo hay una única responsabilidad social de los negocios: usar sus recursos e involucrarse en actividades dirigidas a aumentar sus ganancias, siempre y cuando se mantenga en una competencia abierta y libre, sin decepción ni fraude” (Friedman, 1962). Esta forma de concebir las relaciones de la empresa con la sociedad implica un sentido ideológico específico, en la medida en que coloca los medios (empresa) sobre los fines (bienestar social, si es cierto que la empresa es el mecanismo diseñado por los hombres para satisfacer sus necesidades en el capitalismo). Baste recordar el título de la obra friedmaniana Capitalismo y libertad, base de la –hoy en boga– corriente de pensamiento neoliberal. Esta noción, por supuesto, se encuentra significativamente revaluada en la teoría organizacional, pero requiere aún revaluarse en las prácticas concretas de las empresas.

La evolución de las ideas de la RSE nos permite hablar de tres escenarios de concepciones diversas (Melé, 1997). Una primera etapa se denominaría, estrictamente, la de las responsabilidades sociales de la empresa, en la que se discuten los argumentos friedmanianos y emergerían ideas según las cuales la empresa tiene responsabilidades concernientes a su función económica y a los valores sociales circundantes al desempeño de la actividad. Con ello, las responsabilidades jurídicas, económicas y voluntarias serían el centro de debate. Aquí las responsabilidades voluntarias son vistas de forma muy marginal y con sentido casi “filantrópico”. Algunos ejemplares de este primer peldaño lo constituirían, según Doménech Melé (1997): Berle y Means (1932), Bowen (1953), Friedman (1962), Preston y Post (1975), Steiner (1975), entre otros.

La segunda etapa puede identificarse como la de la sensibilidad social de la empresa, perspectiva en la que se plantearía que la empresa debe responder a demandas sociales concretas. En este enfoque se diferencian las obligaciones sociales (respuestas a las “fuerzas” del mercado y a los requerimientos legales), las responsabilidades sociales (normas, valores y expectativas sociales) y la sensibilidad social (anticipándose y previendo presiones sociales). En la tipología presentada por Melé (1997), pueden ser autores paradigmáticos de esta perspectiva Sethi (1975) y Ackerman y Bauer (1976).

Finalmente, en un tercer grupo de concepciones, hablaríamos de la actuación social de la empresa, etapa en la que nos encontraríamos en la actualidad. La columna soporte de este énfasis plantea que es necesario consolidar un conjunto de principios que, más allá de la aceptación de la responsabilidad de la empresa, promueva su actuación permanente y proactiva en sintonía con los intereses y las exigencias de la sociedad. Éste es el germinar de la teoría de los stakeholders o las partes interesadas (Freeman, 1984) y del enfoque de contrato social de legitimización del accionar empresarial (Donaldson y Dufee, 1994). Tales principios rectores de la actuación social de la empresa se refieren a un principio institucional, un principio organizativo y un principio personal.

En primer lugar, el principio institucional significa que la institución es responsable por lo que implica para la sociedad, como pilar de las relaciones sociales. En segundo lugar, el principio organizativo plantea que la empresa es responsable por la manera como organiza y desarrolla sus actividades, ya que éstas impactan sobre la sociedad y sobre aquellos que tienen intereses en la empresa. Finalmente, en tercer lugar, el principio personal se refiere a que la administración es el sujeto directo de responsabilidad por la manera en que se gestionan y toman las decisiones, dando prioridad a unos medios u otros para conseguir fines evaluados como “buenos” o “preferibles” para la sociedad. Son trabajos representativos de esta concepción los de Carroll (1979), Strand (1987) y Wood (1991), (Melé, 1997; 57).

Contemporáneamente, los reclamos por una responsabilidad social de las empresas han conseguido audiencia institucional por parte de organismos multilaterales, intergubernamentales, no gubernamentales y privados y, como no, de las propios gobiernos nacionales. El espacio de las relaciones sociopolíticas mundiales, la consolidación de un mercado-mundo y la hegemonía y poder de muchas empresas han sido los detonantes de esta situación, donde la RSE se ha convertirlo en punto central de las agendas de política pública y privada desde las propias empresas. Por tal razón, las empresas y sus asociaciones o configuraciones gremiales están promoviendo activamente prácticas cada vez más responsables.

Como ejemplo de esta asimilación y gestión activa de los organismos intergubernamentales encontramos a la Unión Europea, donde el concepto de RS es entendido como la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores (Libro Verde, 2001, p 7). Por su parte, otro organismo intergubernamental como el Banco Mundial define la RSE como “una serie de políticas y prácticas vinculadas a la relación con los actores sociales clave, con los valores, el cumplimiento de los requerimientos legales y el respeto a las personas, comunidades y al medio ambiente” (Banco Mundial, 2006).

Igualmente, agremiaciones y movimientos empresariales se comprometen con la responsabilidad social y la definen como la “decisión de la empresa de contribuir al desarrollo sostenible, trabajando con los empleados, sus familias y la comunidad local, y también con la sociedad en su conjunto, para mejorar su calidad de vida”. (World Business Council for Sustainable Development, 2006). Muchas organizaciones no gubernamentales, asociaciones de clientes y consumidores, medios de comunicación, stakeholders, gobiernos, entre otros, se han encargado de influir y presionar en el camino actual.

Estas miradas están enfocando a la responsabilidad social corporativa (RSC, misma RSE) como una acción que trasciende lo accesorio en la empresa.

La RSC no es algo que se le añade a la empresa, sino que es una estrategia que integra una serie de valores que están alineados a las funciones básicas de la empresa (Banco Mundial, 2006). Estos valores guían a la empresa en sus acciones con sus grupos de interés o stakeholders. Es muy difícil que una empresa logre una cultura de RSE cuando estos valores no son parte de la misión y visión de la empresa. (Mallenbaker, 2006).

En el mismo sentido, Schmidheiny define a la RSE como “el compromiso de las empresas de contribuir al desarrollo económico sostenible trabajando con los empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar su calidad de vida” (Schmidheiny, 2004).

Por todo lo anterior, es innegable la importancia que ha adquirido dentro de la comunidad empresarial la responsabilidad corporativa, no sólo por las presiones del medio, sino también por la posibilidad de que una gestión responsable genere un mayor rendimiento económico. (Éste es uno de los motivos principales puesto de manifiesto por las empresas participantes en el informe de 2005 elaborado por la KPMG y la Universidad de Ámsterdam, para que las empresas actúen en la línea de la RSO).

La responsabilidad social es hoy una realidad seguida e investigada no sólo en –o desde– el ámbito académico, sino también desde las instituciones públicas y desde el campo financiero. De lo anterior es evidencia el uso de índices de sostenibilidad como el FTGSE4 Good y el DJSI –Dow Jones–, así como con la aparición de fondos de inversión socialmente responsables en muchos países.

En un contexto de responsabilidad social organizacional como éste, cobra significativa importancia la relación de la empresa con sus stakeholders (grupos de interés). Esta relación implica el establecimiento de medios o canales de información y comunicación de la estrategia y la política de RSO de la empresa. Al mismo tiempo, la implementación, el desarrollo y los logros de esta política por medio de acciones concretas deben comunicarse y consultarse con los grupos interesados. Por ello, las organizaciones necesitan trabajar en la responsabilidad y transparencia para generar confianza en los stakeholders, en el sector financiero, en los gobiernos, en el sector público y en los mercados en general (cada vez más globalizados).

Dicha necesidad no se basa, simplemente, en la preparación y presentación de informes sobre RSO que recojan la triple cuenta de resultados o triple perspectiva (económica, medioambiental y social), sino, sobre todo, en ser percibidos realmente como socialmente responsables. En dicho intento es significativo el aumento –principalmente por parte de grandes empresas– de la elaboración y publicación de informes de responsabilidad social (RS) o responsabilidad corporativa (RC), “ya que un 52% de las mayores empresas del mundo publican tales informes con una tasa anual de aumento de más de un 3%” (KPMG, 2005).

La mayoría de los informes de RSO son realizados basándose en la guía Global Reporting Initiative (GRI) y atendiendo a las directrices o los principios de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), entre otras propuestas y normas. Dichos referentes (guías, directrices, recomendaciones y normas mencionadas sobre RSE/RSO) recogen, a su vez, normativas más generales, como las establecidas por la ONU, las normas de la OIT y de la Global Compact –Pacto Mundial–, la declaración de Derechos Humanos, etc. Todas estas iniciativas requieren ser caracterizadas y catalogadas para conseguir una clasificación que permita su sistematización, manejo y comprensión por parte de los stakeholders. En el acápite siguiente planteamos un criterio descriptivo para tal clasificación. No obstante, existen otras ampliamente difundidas (Vilanova, Lozano y Dinares, 2006).

Con el fin de garantizar que las actuaciones y los informes de RS se realicen de forma más exhaustiva (con participación activa de los stakeholders), verídica y sistemática (con aportación de evidencias objetivas), con respaldo en indicadores cuantitativos y cualitativos sobre las actuaciones de RS, se ha generalizado el uso de guías de verificación y valoración de información y gestión de RSO (ISAE 3000 y AA1000). Igualmente, existen otras guías y normas (estándares) sobre RSO, tanto de carácter internacional como nacional, que actualmente se aplican o que están en proceso de elaboración (la mencionada guía del GRI, la SA8000, la SG21:2000 de Forética, el índice CRE del CCRE, los indicadores ETHOS de RSE, el Balance Social, así como la esperada ISO 2600, en elaboración).

Clasificar estas iniciativas es una labor vital para realizar una sistematización de los avances y retos en responsabilidad social organizacional, con el objeto de tener criterios para evaluar el alcance y la calidad de las prácticas e iniciativas de responsabilidad social adoptadas por las organizaciones. El segundo apartado de este documento plantea criterios de nuestra propuesta para tal fin.

En tal sentido, este documento se ubica integralmente en el referencial teórico que estructura a la RSO como un conjunto de principios, valores, políticas, proyectos y acciones que internalizan, conciben y desarrollan las organizaciones para conseguir una gestión y un desempeño socialmente responsables, no como una actividad filantrópica ni tampoco como una actividad estratégica de búsqueda de rendimiento financiero (Porter y Kramer, 2006). Por tal motivo, como lo señala Méle (1997), definimos la RSO como un conjunto articulado, armonizado y sistematizado de políticas y acciones en las organizaciones, que busca propiciar el mejoramiento social y ambiental y una rendición pública de cuentas a la sociedad (Accountability).

 

2. Clasificación de las iniciativas internacionales de responsabilidad social en las organizaciones (RSO) por niveles

Con el propósito de establecer un marco estructurado respecto a la clasificación de las iniciativas o propuestas existentes de directrices y recomendaciones de RSO, guías y normas, se definen a continuación cuatro niveles en los que proponemos agrupar tales propuestas.

La definición de estos niveles requirió la exploración y agrupación de las iniciativas más difundidas a nivel internacional. Este proceso inició con la referenciación de las directrices, guías, normas y técnicas más documentadas en la bibliografía académica, recapitulada y recogida en los documentos fuente de tales propuestas. Para ello se exploraron las páginas web de los organismos que emiten, consolidan y desarrollan las iniciativas. Otra información sobre las iniciativas fue consultada en bases de datos y journals especializados. Algunas de las iniciativas de RSO, especialmente las de origen nacional en Colombia, fueron documentadas directamente con las instituciones y los agentes responsables en el país.

Es necesario anotar que en la exploración realizada en la literatura, las bases de datos y los journals internacionales consultados, no se identifica una comparación y sistematización de las iniciativas de RSO expresadas en directrices, guías, normas y técnicas, específicamente para los niveles propuestos en esta revisión. Tal situación es más significativa al incorporar criterios e iniciativas propias del contexto colombiano.

La perspectiva de este trabajo es de sistematización. La caracterización de las iniciativas es descriptiva y analítica. Este documento propicia elementos para futuras investigaciones cualitativas, tales como el análisis del discurso o el análisis estructurado del lenguaje (Ryam, Scapens y Theobald, 2004), no sólo sobre los textos de las normas o las guías, sino en relación con los reportes e informes producidos siguiendo tales criterios.

Desde un punto de vista metodológico, el modelo de clasificación de las iniciativas de responsabilidad social organizacional recoge cuatro niveles distintos. Estos niveles se constituyen respondiendo a criterios axiológicos, ontológicos, praxiológicos y epistemológicos de la responsabilidad social organizacional, intentando adaptar el esquema propuesto por Bédard (2003).

Nivel 1. En este primer nivel se encontrarían las iniciativas referentes a las manifestaciones universales que condensan los valores y las concepciones de la RSO. Por ello, en el nivel 1 del modelo de clasificación, estas propuestas se ubican como guías axiológicas y ontológicas de la RSO.

Nivel 2. En este segundo nivel se ubican las iniciativas, las prácticas o los criterios que promueven o prescriben el desarrollo de información, comunicación e interacción por parte de las organizaciones con sus stakeholders. Ya que la comunicación y la información la base de reconocimiento de las exigencias y necesidades de los interesados, ésta es una de las dos etapas praxiológicas de la RSO. La segunda etapa praxiológica la constituirá el nivel 3 del modelo.

Nivel 3. En este tercer nivel se recogen los criterios, las normas, los estándares o las iniciativas que promuevan la transformación de la acción y la gestión empresarial desde actividades o procesos concretos. Este nivel se combina con el nivel 2 y configura la praxis misma de la RSO.

Nivel 4. Finalmente, en este último nivel, se recogen aquellas prácticas o criterios que ayudan a redireccionar y ajustar las relaciones internas de la organización con sus stakeholders. Es decir, se clasifican las iniciativas que tienden a evaluar las acciones de responsabilidad social y a promover su mejoramiento para responder más adecuadamente a los reclamos de las partes interesadas, atendiendo a perspectivas estratégicas e integrales en la gestión de la organización. Este cuarto nivel, al incluir herramientas e instrumentos que promueven un mayor “conocimiento” de la organización y sus relaciones con los stakeholders y de la estrategia organizacional, configuraría una dinámica de “conocimiento” más cercano al aspecto epistemológico de la responsabilidad social.

Baste recordar que las categorías desarrolladas no son concluyentes y están abiertas al mejoramiento. El objetivo de esta clasificación ad hoc es aportar un criterio que nos permita la clasificación de las muy diversas y disímiles iniciativas de RSO a nivel nacional e internacional.

La figura 1, presentada a continuación, reúne los cuatro niveles mencionados. Es necesario, así mismo, llamar la atención sobre la compleja relación de cada nivel y las iniciativas recogidas. Dichas iniciativas han surgido desde intereses sociales, políticos y económicos diversos, y desde la perspectiva de agentes gubernamentales y no gubernamentales, grupos sociales, organismos multilaterales, entre muchos otros. Por ello, nuestra propuesta sólo busca sistematizar algunas de las iniciativas para analizarlas desde la caracterización o clasificación propuesta.

 

(Nivel 1) Directivas, directrices, declaraciones y recomendaciones universales internacionales

Forman parte de este grupo las declaraciones y los compromisos que adquieren los países en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo OIT), la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño, la convención para eliminar toda forma de discriminación contra la mujer, entre otras).

Así mismo, se incluyen los documentos emitidos en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el CSR Europa y el Pacto Mundial (United Nations Global Compact), directrices y recomendaciones que deben ser cumplidas por los países miembros de las organizaciones mencionadas y por aquellos que las suscriben o ratifican.

 

(Nivel 2) Guías de producción y metodologías de evaluación de informes y acciones de RSO

Documentos que presentan lineamientos sobre el proceso, para formular, de manera transparente y efectiva, informes de sostenibilidad y RS, así como guías o metodologías para evaluar o medir actuaciones en relación con la responsabilidad social organizacional (RSO) o empresarial (RSE).

En este bloque se incluyen, por ejemplo, la ISAE 3000, la AA1000, el índice CRE de Colombia y la guía GRI. En este nivel se incluiría la Guía Técnica Colombiana en RS que se encuentra en desarrollo por parte del Instituto Colombiano de Normas Técnicas, Icontec.

 

(Nivel 3) Normas o estándares de gestión y ajuste en la implantación de la RSO

Constituidas por aquellos requisitos o criterios que deben ser cumplidos o a los que deben ajustarse las organizaciones, para lo cual deben dar respuesta y aportar evidencias de cumplimiento.

El grado de ajuste se valora en función de las evidencias e indicadores aportados. Algunas de estas normas son la SA8000, SGE21, ETHOS y la norma de Balance Social desarrollada por la Universidad Nacional de Colombia (sede Manizales).

 

(Nivel 4) Técnicas y herramientas para medir y gestionar las actuaciones de RSO

En este nivel se incluyen listados de indicadores y herramientas para realizar balances sociales y cuadros de mando, como principales herramientas de gestión y medición.

Se destacan, entre otras, el Manual de Balance Social elaborado por la OIT, la herramienta elaborada por la Asociación Nacional de Industriales de Colombia (ANDI) y la Cámara Júnior de Colombia (Antioquia), los principios y métodos para desarrollar un programa de responsabilidad social empresarial (RSE) de la Cámara Nacional de Industria de Bolivia, CPT, el índice NASCO (INA) europeo, el manual de herramientas propuesto por GEOS y Red Puentes de Argentina, entre otras técnicas y herramientas para la gestión y medición de actuaciones en RSO.

Existen muchas otras iniciativas que podríamos haber analizado e incluido en cualquiera de los niveles propuestos, pero dichas iniciativas no han sido analizadas e incluidas en el estudio comparativo, principalmente, por circunscribirse en sectores de producción muy específicos (no genéricos), o bien por tener un carácter o alcance de tipo local (nacional).

Entre dichas iniciativas no incluidas podríamos mencionar, por ejemplo:

CCC (Clean Clothes Campaign). De 1998. Código de prácticas laborales responsables. Impulsado por un grupo internacional europeo de ONG, sindicatos y otras organizaciones. Sector textil.

ETI (Ethical Trading Initiative). De 1998. Código de normas para la regulación y supervisión de buenas prácticas sociales. Impulsado en el Reino Unido desde un grupo de empresas y organizaciones. Sectores alimentario de la bebida y textil.

FLA (Fair Labor Association). De 1998. Código de conducta justa o responsable. Impulsado por grupos empresariales de los sectores textil y de calzado.

FSC (Forest Stewardship Council). De 1993. Etiqueta verde independiente para productos de la tala de bosques, de empresas gestionadas responsablemente (ambiental, social y económicamente). Enfoca la atención en la preservación de los grupos indígenas y los bosques, así como a las condiciones laborales de los profesionales implicados. Sector maderero.

GAWC (Global Alliance For Workers and Communities). De 1999. Iniciativa del Banco Mundial, la Fundación Internacional de Jóvenes y el grupo Niké. La adhesión a dicha iniciativa por las empresas recoge el respeto a las normas y directrices internacionales, sobre todo en cuanto a las condiciones de trabajo, necesidades de la comunidad, formación en gestión y asistencia a los más jóvenes. Muy genérica y poco innovadora.

MSC (Marine Stewardship Council). De 1997. Iniciativa del grupo Unilever y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Aboga por la sostenibilidad de las industrias pesqueras. Norma y sistema de certificación sobre actividades de este tipo de industrias.

WRAP (Workwide Responsable Apparel Production). De 1998. Impulsada por la Asociación Aamericana de Fabricantes de Ropa. Certificación para asegurar unas mínimas condiciones legales, humanas y éticas. Sector textil.

WRC (Worker Rights Consortium). De 2000. Iniciativa impulsada por la United Students Against Sweatshops (USAS) para las fábricas de ropa deportiva de las universidades de Estados Unidos. Código de conducta de los derechos del trabajador. Sector textil.

En el presente trabajo se analizan las iniciativas referidas a los niveles 2 y 3 de la clasificación descrita, iniciativas de carácter general, no sectorial y de alcance internacional o de nuestro contexto cultural.

 

3. Propuestas o iniciativas en los niveles 2 y 3

3.1 (Nivel 2) Guías de producción y metodologías de evaluación de informes y acciones de responsabilidad social organizacional

A continuación se describen cuatro instrumentos de gran relevancia en el contexto internacional que deben ser tomados en cuenta por las organizaciones que pretendan atender a los lineamientos generales y específicos en cuanto a evaluación de reportes y acciones de RS: la guía para la elaboración de memorias de sostenibilidad del GRI (Global Reporting Initiative), el Índice Colombiano de Responsabilidad Social, CRE, la Norma ISAE3000 y la Norma AA1000 AS.

 

Guía para la elaboración de memorias de sostenibilidad del GRI (Global Reporting Initiative)

Esta guía de carácter internacional comenzó en 1997 como una iniciativa conjunta de dos organizaciones no gubernamentales: Coalition of Environmentally Responsible Economies (CEBES) y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Se consolidó en 2002 y su objetivo es aumentar la calidad, el rigor y la utilidad de las memorias de sostenibilidad[1], a través del desarrollo, la divulgación y la difusión de pautas de sostenibilidad global. La tercera generación (G3) de esta guía se presentó en octubre de 2006.

La GRI es centro colaborador (oficial) del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), también realiza trabajos de cooperación con la Global Compact de la ONU (de la que es secretario general Ban Ki-moon).

La guía se centra fundamentalmente en el reporte del desempeño ambiental, económico y social de la organización informante; incorpora en su construcción y revisiones bianuales la participación activa de stakeholders, así como organizaciones internacionales de defensa del medio ambiente, de los derechos humanos y del trabajador, a través de su proceso consultivo, por lo que se trata de una guía dinámica y con capacidad de adaptarse a nuevos requisitos.

Mediante la implementación de la guía se pretende sistematizar la información relativa a las tres dimensiones de reporte de sostenibilidad, con el fin de proporcionar una imagen lo más fiel posible del impacto social y ambiental de la actividad de la empresa, de manera que los stakeholders puedan adoptar decisiones debidamente informadas sobre la misma.

El Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes) es una de las organizaciones consultadas en Colombia.

El uso de las pautas del GRI y la difusión de las memorias de sostenibilidad se hace de manera voluntaria por las organizaciones, publicando dichas memorias en la página web del GRI. Es una guía no auditable ni certificable.

En la tabla 1 [2]se resumen las características principales de la estructura de la guía.

En la tabla 2 se resaltan otros aspectos importantes de esta guía, así como aquellos por mejorar.

 

 

Índice Colombiano de Responsabilidad Empresarial (CRE)

Este índice tiene su origen en 2002, por un trabajo conjunto del Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial (CCRE), las empresas y la Universidad Javeriana. El CCRE acompaña a las organizaciones en la implementación de actuaciones de RS con el apoyo de la Fundación Social, la Fundación Interamericana (IAF), la Red Forum Empresas y el grupo Prince of Wales International Business Leaders Forum (PWIBLF) del Reino Unido. Además, trabaja en investigación, desarrollo y promoción de la responsabilidad social empresarial (RSE) en Colombia.

El índice CRE es un documento marco que permite evaluar y verificar los compromisos adquiridos por la alta dirección en materia de RS, para lo que se emplean índices y metodologías desarrolladas por el grupo PWIBLF, con el fin de minimizar el aporte negativo a la sociedad y maximizar el positivo (Hodges, 2005).

Se constituye en una herramienta para la gestión empresarial que posibilita, a partir de sus resultados, la construcción y el fortalecimiento de las acciones de RS que se desarrollan frente a cada uno de los grupos con los que interactúan las empresas, así como la generación de estrategias de negocio frente a la RS y la mejora de la competitividad.

No es auditable ni certificable, pero el CCRE otorga un reconocimiento interno frente a prácticas de RS evaluadas satisfactoriamente. Los resultados de este índice son de carácter confidencial y de uso exclusivo de la empresa a la que se le aplica.

En la tablas 3 y 4se observan las principales características del índice CRE, como las etapas de implementación y los indicadores empleados, que están basados principalmente en datos y valoraciones realizadas por los responsables de la organización. La mayoría de éstos son cualitativos, no cuantitativos, y no se comprueban o ratifican in situ ni con otros grupos de interés fuera de la organización.

 

 

Norma ISAE3000

Esta norma de carácter internacional fue publicada en 2003 por la International Auditing and Assurance Standards Board (IAASB), con el fin de establecer principios y procedimientos básicos y genéricos para la realización de auditorías de aseguramiento[3]. Centrada en información no financiera, a diferencia de las auditorías clásicas centradas en indicadores financieros convencionales, la ISAE3000 se fundamenta en dos pilares: la ética y el control de calidad, conceptos aplicables también a procesos contables.

La ISAE3000 se basa en prácticas contables y se dirige a profesionales de verificación o aseguramiento (auditores). Es una guía práctica en procesos generadores de confianza, enfocada –como las auditorías contables– en un trabajo riguroso, sistemático y consistente.

El objetivo de la implementación de la norma es alinear el proceso de aseguramiento a la definición de alcance del reporte de la entidad informante. Al profesional auditor se le pide que analice la información suministrada con relación a posibles errores u omisiones en los contenidos (datos no financieros) por valorar, desde una actitud de escepticismo profesional.

Los informes elaborados por los profesionales contables resultan de la aplicación de los criterios de la norma sobre los contenidos proporcionados por la entidad. La norma es de obligatorio uso a partir del 1 de enero de 2005 en este tipo de auditorías, para los profesionales de aseguramiento que se rigen por las normativas de la Federación Internacional de Contadores (IFAC).

La ISAE3000 es una norma de verificación de los procesos de generación de confianza incipiente, resultado del esfuerzo mancomunado de las redes de contadores “presionados” por la creciente demanda de verificación de informes de sostenibilidad, centrada en auditorías de información no financiera, con lo que se pretende dar el mismo nivel de reconocimiento que a los reportes financieros convencionales.

Se debe considerar esta norma como transitiva, debido a las escasas especificaciones explícitas que contempla, mientras se implementan lineamientos más claros, por solicitud de los mismos auditores de aseguramiento.(ver tablas 5 y 6)

 

 

Norma AA1000 AS (Assurance Standard)

Esta norma fue publicada en 2003 por la organización británica Institute for Social and Ethical Accountability, con el objeto de asegurar la calidad y credibilidad de los informes sobre RSE en cualquiera de sus perspectivas.

Es el primer procedimiento en el mundo centrado en cómo responder por las acciones con relación a la RS, y en los procesos que se deben seguir para el aseguramiento de la calidad y credibilidad en la elaboración de los informes de RS.

Esta norma no tiene derechos de propiedad, siendo de libre acceso.

En la aplicación de esta norma, la memoria de RS se elabora con la colaboración de los grupos de interés, para rendir cuentas o justificar las acciones por las que se es socialmente responsable.

La metodología AA1000AS es aplicable en procesos de evaluación, auditoría y mejora de la credibilidad y calidad de los informes de sostenibilidad.

Aunque es una norma no certificable, existe dentro de su proceso de aplicación la validación externa (auditoría del proceso y de las evidencias) ejercida por una empresa evaluadora o un auditor experto. Validación externa que debe realizarse anualmente o cuando lo determinen las partes interesadas.

En la tabla 7 se presentan algunas características de la norma AA1000 AS, metodología activa y participativa de trabajo de implementación de la RS en la gestión de las organizaciones, con una clara orientación sistémica (participación de los stakeholders, el evaluador o asegurador externo y la organización) y con el claro objetivo de asegurar la calidad y credibilidad de los posibles informes o reportes de sostenibilidad (RS).

La tabla 8 resume otras ventajas y desventajas de esta norma.

 

 

3.2 (Nivel 3) Normas o estándares de gestión y ajuste en la implantación de la RSO

En este apartado se describen tres propuestas de normas reconocidas en el contexto internacional sobre responsabilidad social: la SA8000:2001, el SGE 21: 2005 y los indicadores ETHOS de RSE. Adicionalmente, se presenta la norma ISO 26000 (actualmente en elaboración), que se espera constituya uno de los principales referentes en normas de RSO en la comunidad internacional.

Para iniciar este apartado, y con el fin de resaltar que Colombia también se está sumando a la creciente tendencia mundial de estudio y aplicación de lineamientos de RS, se analiza el documento –prototipo de norma– Balance Social, formulado por el grupo de investigación ETHOS de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales.

 

Balance Social (UN-Manizales)

Corresponde a un trabajo iniciado en 1996 por parte del grupo de investigación ETHOS de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales, que busca definir una norma-guía para ayudar en la gestión empresarial midiendo el cumplimiento de la RSE en términos de gestión social, en un periodo determinado y frente a metas preestablecidas. Aunque aún está en desarrollo, se pretende que esta norma llegue a ser auditable por parte de cada empresa con base en un modelo de balance social que busca evaluar la RSE en ocho áreas temáticas que se dividen a su vez en una serie de variables relacionadas con la gestión social de la empresa (ver tablas 9 y 10), denominadas “variables iniciales”, apelando a la flexibilidad del modelo, ya que permite que nuevas variables e indicadores puedan ser integrados.

 

 

Norma SA8000:2001

Esta norma se publicó en 1997 en Estados Unidos. Es una norma auditable y certificable que tuvo su origen en la Agencia de Acreditación del Consejo de Prioridades Económicas (CEPAA), con el objeto de dar cuenta de las acciones de RS que acontecían en filiales norteamericanas ubicadas en países en desarrollo.

Creada a través de un panel de expertos reunidos en Nueva York, hoy llamado Responsabilidad Social Internacional (Social Accountability Internacional SAI), organización de auditoría social encargada de verificar el cumplimiento del código de forma directa.

La SA8000 pretende ser un código universal de prácticas socialmente reconocidas, entre las que se destacan la no explotación laboral infantil y el trabajo forzado, la promoción de condiciones laborales seguras y el derecho de asociación. En la tabla 11 se describen otras características de esta norma.

 

La SA8000 es la única norma certificable de RS en la actualidad con reconocimiento internacional. Cabe señalar que está basada en criterios mínimos superados por las normativas legales y laborales de muchos de los países desarrollados. En la tabla 12 se presentan los aspectos positivos y por mejorar de esta norma.

 

 

Norma SGE 21:2005

Esta norma se promulgó en 1999, como iniciativa de la Red Europea del negocio para la responsabilidad social corporativa, asociada a la CSR Europa y al Foro para la Evaluación de la Gestión Ética (Forética), constituido por 60 corporaciones multinacionales, así como distintas organizaciones académicas y grupos de interés. Surgió con el objeto de constituirse en el primer estándar europeo de RS, susceptible de ser auditado y certificado (ver tablas 13 y 14).

 

 

 

Indicadores ETHOS de RSE

Se trata de un documento desarrollado por la organización no gubernamental Instituto Ethos de Empresa y Responsabilidad Social, de Brasil, en el año 2004, con el propósito de sensibilizar y ayudar a las empresas a gestionar sus negocios de forma responsable. El Instituto Ethos cuenta con 1.176 asociados (empresas que representan el 30% del PIB brasileño).

Los indicadores ETHOS permiten a las empresas evaluar el grado de desarrollo de las estrategias, políticas y prácticas en los ámbitos que involucran la responsabilidad social de una organización. Estos indicadores abarcan la RSE desde una perspectiva integral, que incluye las políticas y acciones de la empresa en siete áreas (véanse tablas 15 y 16).

 

 

 

Norma ISO 26000

La International Organization for Standardization (ISO) está desarrollando, junto a otros 45 países, una norma internacional que proporcionará pautas para la responsabilidad social. En este proceso se destaca que la vicepresidencia del Comité Espejo Internacional es compartida por un país desarrollado y uno en vías de desarrollo, como son Suecia y Brasil. Se cuenta con la participación de numerosos subcomités y organizaciones, entre ellos ETHOS de Brasil. El plan de trabajo contempla que esté finalizada en octubre de 2008. En principio, será una guía técnica no certificable, que ha surgido con el fin de dar solución a las numerosas iniciativas, normas, metodologías, criterios y términos, origen de cierta confusión e inoperancia en la aplicación del concepto de RS, por lo que toma como base estos documentos con la finalidad de definir las características que debe poseer una organización responsable socialmente, buscando la compatibilidad de uso a nivel internacional.

La amplitud de los grupos interesados y sus visiones sobre la RS es quizás la característica de la RS que está planteando mayores dificultades. Por ello, el ISO Technical Management Board (TMB) acordó que, para la elaboración del estándar de RS, los países miembros nombrasen a los expertos en representación de las categorías de stakeholders: empresas, gobierno, consumidores, trabajadores, ONG y otros, con un número límite de seis por cada país[4]. En la elaboración se persigue un equilibrio geográfico y también de género, basado en la representación de ambos sexos en su elaboración. Igualmente, se acordó que la guía internacional será aplicable para todos los tipos de organizaciones.

También se convino la no inclusión de casos, ya que el objetivo es lograr un estándar que tenga una amplia aceptación e implantación. La tabla 17 describe las características principales de esta norma.

La futura guía ISO 26000 es, sin duda, la norma más esperada, que ofrecerá una conceptualización y definición de términos basada en el consenso de los grupos de trabajo. Se resalta que el enfoque de la norma permite garantizar la recolección de los diferentes puntos de vista, beneficiándose con el aporte de todos aquellos interesados en la RS mediante la representación equilibrada de las partes interesadas (stakeholders). Así mismo, un aspecto muy valioso del proceso de planeación y elaboración de la norma ha sido el esfuerzo por recoger diversas perspectivas y posiciones –en pro y en contra de la estandardización internacional del RSO– y plasmarlo dentro de una guía técnica de consenso ISO (ver tabla 18).

 

 

4. Conclusiones

El proceso de elaboración y evaluación de informes y prácticas sobre responsabilidad social organizacional, así como de actuaciones más o menos parciales en RSO, constituyen principalmente una praxis, un proceso dinámico, una forma de hacer desde multitud de iniciativas, enfoques, propuestas y perspectivas, no del todo homogéneas ni ajenas a intereses parciales.

Dentro de las iniciativas existentes, sin duda la propuesta del GRI (Global Reporting Initiative) constituye la guía o referente más empleado y congruente en la elaboración de Informes de RSO, guía que fue recientemente ajustada con el objeto de reflejar el desempeño social organizacional de forma más amplia. De hecho, se erige en la referencia de la mayoría de guías, metodologías y normas que desde el año 1997 han ido apareciendo para ayudar a las organizaciones a elaborar y evaluar informes, reportes, compromisos y actuaciones con relación a la RS.

En el análisis comparativo presentado en este artículo sobre las guías, metodologías y normas que surgen posteriormente al GRI se ha intentado evaluar y desglosar los aspectos más significativos y relevantes de las mismas, con el fin de ofrecer una valoración y comparativa sistemática y sólida (véase tabla 19).

Una de las conclusiones más notorias, después de analizar y evaluar gran número de guías y normas, es la dificultad existente –todavía hoy– para definir de forma homogénea y consensuada el constructo de “responsabilidad social”, problema que con la ISO 26000 se espera pueda resolverse.

La dificultad en la identificación de los múltiples stakeholders (multistakeholder) o partes interesadas, no siempre tenidos en cuenta, es también un problema significativo.

Una necesidad y exigencia actual es la de obtener credibilidad (confianza) y consistencia en los reportes de sostenibilidad o informes de RS, cada vez más demandados. En este sentido, la AA1000 y la ISAE3000 son dos ejemplos de guías metodológicas que hacen hincapié en procesos generadores de confianza hacia los stakeholders, basándose en la evaluación de la exhaustividad y rigurosidad de la información recogida y presentada por parte de las organizaciones.

La SA8000 es la única norma internacional certificable en material de RSO, aunque constituye una norma obviamente de mínimos, pero, como elementos destacables, contempla la implicación de la dirección y de la RS dentro de la estrategia y el sistema de gestión.

La ETHOS es, sin duda, entre las normas analizadas, la norma mejor estructurada, más amplia y con un enfoque muy exhaustivo. Es la única que propone, mayoritariamente, el uso de indicadores cuantitativos como elemento clave de medición y gestión de la RSO.

Diversos estudiosos y expertos (véase Utting, 2002) en RSO convergen en señalar una serie de carencias o handicaps en el desarrollo y la aplicación de las iniciativas existentes, como son:

La dificultad de valorar el verdadero impacto (medioambiental, social, etc.) de algunas iniciativas.

Muchas de las iniciativas se encuentran en fase experimental, incluso no superan dicha fase.

La participación de las organizaciones en el uso y la aplicación de dichas iniciativas es muy baja, principalmente en empresas multinacionales privadas, siendo casi testimonial en las PYME, con o sin ánimo de lucro.

Muchas de las iniciativas (guías, normas) existentes son sectoriales, no genéricas. Incluso algunas genéricas se emplean o aplican en sectores reducidos (la SA800, por ejemplo, ha sido empleada principalmente en el sector juguete y ropa).

Priman todavía en el uso y la adopción de iniciativas de RSO cuestiones de prestigio y reputación, por encima de razones sociales, medioambientales o de rentabilidad. Incluso, muchas de las empresas que han empleado y difundido alguna iniciativa de RSO son empresas donde ya se habían detectado abusos evidentes.

La mayoría de iniciativas obvian las prácticas (responsables o no) de elementos clave en la cadena de valor, como serían los subcontratistas y proveedores.

Debe potenciarse y mejorarse la calidad de los grupos de normas y de los reportes de RSO, así como los mecanismos de supervisión y los procesos de verificación externa.

Desde nuestro punto de vista, la credibilidad de la RSO y el desarrollo futuro de sus iniciativas (guías, normas o estándares) deben descansar, principalmente, en asegurar cinco factores clave:

1. La creación de un marco conceptual que ayude a unificar criterios sobre los conceptos y términos.

2. La verificación externa e independiente de las prácticas, actuaciones e informes de RSO.

3. La implicación de los stakeholders (grupos de interés) en el desarrollo de las iniciativas y actuaciones de RSO.

4. El trabajo con base en indicadores de gestión cuantitativos y contrastables.

5. La evaluación y mejora continua de los procesos, planteamientos, formatos y enfoques de las iniciativas de trabajo en RSO.

Es importante que las organizaciones tomen conciencia de que, en definitiva, es la sociedad la que rigurosamente juzga sus actuaciones, y en esa medida las acepta e incentiva, o las rechaza, con el consecuente impacto en la permanencia y sostenibilidad de las organizaciones.

Es evidente que las empresas crean expectativas entre todos sus stakeholders, y es en la satisfacción de dichas expectativas donde descansa la RSO. Por ello, independientemente de cuál sea la guía, metodología o norma que se decida seguir para actuar, medir e informar sobre el grado de responsabilidad social, el objetivo deseado sería el de actuar para superar cualquiera de los estándares o normas de RS, con el objeto de elevar la calidad de vida de quienes hacen parte de la organización y la de aquellos que de alguna manera están relacionados con ella (multistakeholders), lo que obviamente redundará en la imagen, posición, rentabilidad y competitividad de la organización y en el bienestar y la sostenibilidad social y ambiental.

 

Pie de página

[*] Los autores agradecen la colaboración de Claudia Nelcy Jiménez Hernández y Jesús A. Caro Rojas, candidatos a Magíster en Administración de la Universidad Nacional de Colombia, en la realización del presente documento. Igualmente reconocen y agradecen los invaluables aportes de Jaime Andrés Vieira M.Sc. PhD©, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales y miembro del grupo ETHOS UN. Finalmente, agradecen los comentarios de tres evaluadores anónimos del documento, por sus comentarios y aportes para el mejoramiento del mismo.

[1] Este documento recoge las principales actividades de una entidad para contribuir al desarrollo sostenible; en él las organizaciones informan acerca de lo que se ha denominado triple línea básica, es decir, de su desempeño en términos económicos, sociales y medioambientales.

[2] En España, por ejemplo, en el año 2003 se habían realizado memorias basadas en la GRI en un tercio de las mayores compañías nacionales, como Endesa, Repsol YPF, Telefónica, Inditex y Agbar.

[3] “Auditoría de aseguramiento” proviene del término contable inglés assurance engagement, y tiene una connotación referente a todos aquellos contratos o compromisos de verificación formales, elaborados por un profesional de aseguramiento –que expresa una conclusión con un determinado de nivel de confianza–, dirigidos a otros usuarios de interés diferentes al ente responsable al que se evalúa.

[4] Por Colombia –Comité 180– vienen participando Icontec, ANDI, Comfenalco, Universidad Javeriana y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

 

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