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Innovar

versión impresa ISSN 0121-5051

Innovar v.18 n.31 Bogotá ene./jun. 2008

 

 

 

Separación de los hechos y los pronósticos en los estados financieros*

 

Jonathan Glover, Yuji Ijiri, Carolyn Levine, Pierre Jinghong Liang**

* Tomado de Accounting Horizons, 2005, vol. 9, No. 4, pp. 267-282. El texto original en inglés está disponible en línea en http://aaahq.org/pubs.cfm. Esta traducción fue elaborada por Nohora García, profesora de la Universidad Nacional de Colombia, quien agradece la colaboración de Bill Dickinson en la revisión del documento y de Deirdre Harris y Lisa Habblitz de la American Accounting Association (AAA), por facilitar el trámite y autorización de su publicación.

** Jonathan Glover y Yuji Ijiri son profesores de Carnegie Mellon University. Carolyn Levine y Pierre Jinghong Liang son profesores asociados de la misma universidad. Este documento fue desarrollado con base en un primer borrador de Ijiri (2002) circulado bajo el título de “El efectivo es un hecho, pero el ingreso es un pronóstico: certificaciones del CEO/CFO de los informes financieros”. Agradecemos los valiosos comentarios de Bob Lipe (editor) y los dos árbitros anónimos, las discusiones con Timothy Bell, Joel Demski y James L. Murdy, y la retroalimentación de los participantes de Carnegie Mellon University, Harvard University y KPMG Business Measurement Research Workshop. Damos gracias a KPMG & UIUC Business Measurement Research Program por su apoyo financiero.


Introducción

Gran parte del interés de la FASB (Financial Accounting Standards Boards) se ha centrado en el mejoramiento de la relevancia de los informes financieros. Las normas sobre pensiones, inversiones en títulos financieros, deterioro de los activos fijos, obligaciones sobre el retiro de activos, y derivados sirven como ejemplos. Posiblemente, muchas de las normas de la FASB afectan adversamente la confiabilidad de los informes sobre la situación financiera. Por ejemplo, el objetivo de la FASB en el SFAS[i] (Statements of Financial Accounting Standards) No. 106, Contabilidad para prestaciones de pos-retiro de los empleados exceptuando las pensiones[ii], era el de aumentar la relevancia de los resultados reportados sobre las operaciones y el estado financiero de los empleadores. En este sentido, la FASB expresó su sensibilidad por las preocupaciones sobre lo confiable que pueden ser las valoraciones de la atención médica de pos-retiro pero, al mismo tiempo, sostenía que un aumento en la relevancia compensaría la disminución de la confiabilidad (SFAS No. 106, Resumen, FASB, 1990).

En el área de los derivados, la FASB concluye: “El valor razonable de los activos financieros y las obligaciones proveen información más relevante y comprensible que el costo [histórico] o las mediciones basadas en el costo” (SFAS No 133, ¶ 221, FASB, 1998). Los valores razonables continúan siendo enfatizados en los proyectos en curso de la FASB. Parte de la motivación para el reciente Pronunciamiento propuesto de las normas de contabilidad financiera sobre mediciones del valor razonable es que “muchos constituyentes han aumentado su interés acerca de la capacidad para desarrollar estimaciones confiables del valor razonable en ciertas circunstancias, en particular, en ausencia de precios cotizados en bolsa” (FASB, 2004b). La norma propuesta está pensada para remediar parcialmente la situación, proporcionando una guía unificada y desarrollando una jerarquía orientada a la confiabilidad en los valores razonables. La jerarquía orientada a la confiabilidad desempeña un papel tanto en la medición como en la declaración. La jerarquía hace énfasis en la subjetividad de los insumos administrativos (estimaciones/pronósticos) en los cuales se tiene que confiar cuando los precios de mercado u otros insumos del mercado no están disponibles; tales estimaciones son denominadas “estimaciones de nivel 3” (las menos confiables)[1].

En la reunión del Grupo Consultivo en septiembre de 2004, la Junta de Vigilancia de la Contabilidad de Compañías Públicas (PCAOB[iii]), dedicó una de las sesiones a las cuestiones de la verificabilidad con respecto a los valores razonables. En esa reunión, algunos participantes expresaron la opinión de que las estimaciones contables plantean problemas más amplios que el de computar valores razonables, y los inversionistas necesitan ser educados sobre el papel de las estimaciones en los estados financieros[2].

En este documento, sugerimos una extensión al modelo contable existente que les permite a los usuarios entender mejor el papel de las estimaciones/pronósticos en los estados financieros[3]. Nuestra aproximación se basa en una presentación matricial de los estados financieros. Llamamos a los nuevos estados generados “estados financieros intertemporales”. Los estados se presentan con tres columnas, “Hecho”, “Pronóstico”, y “Total”, donde la columna Total es exactamente la misma que la de los estados convencionales. Si una transacción (y el valor relacionado) es un hecho, entonces ésta siempre será un hecho. Si una transacción es un pronóstico, ésta aparecerá en la columna de Pronóstico. Cuando cierta incertidumbre que circunda la transacción es resuelta, los valores relevantes son transferidos a las cuentas factuales permanentes.

La separación de los hechos y los pronósticos en los estados financieros tiene muchas ventajas potenciales. Tales estados financieros intertemporales les indicarían a los inversionistas cuáles cifras son más confiables y cuáles lo son menos, proporcionando así información útil para tomar decisiones. Otro papel de la contabilidad consiste en facilitar las relaciones administrativas entre los administradores y los propietarios. Desde una perspectiva administrativa, es aún más importante saber cuál información es confiable; así genera beneficios tanto a los dueños como a los administradores (encargados). Los auditores también acogerían una clara diferenciación de las cuentas de balance, las clases de las transacciones y las revelaciones complementarias para las cuales el nivel de aseguramiento obtenido es alto con respecto a aquellos artículos para los que el nivel de aseguramiento no es tan alto[4]. Esta separación no eximiría a los administradores o a los auditores en el caso de un comportamiento impropio.

Por supuesto, la provisión de información adicional casi siempre es costosa. Los costos comúnmente discutidos incluyen los de transmisión de información, recepción y de procesamiento. Si los estados financieros intertemporales requieren nueva información obtenida del sistema contable, entonces el costo de la transmisión (incluyendo la preparación) puede ser considerable. El significado de los costos de recepción de información y de procesamiento es menos claro. Nuestra esperanza se cifra en que los estados financieros intertemporales, de hecho, generarán información más fácil de procesar y de entender. Otro costo potencial indirecto de la información adicional es que ésta puede eliminar las oportunidades para asegurarse (Hirshleifer, 1971). Un ejemplo obvio es que la capacidad de los accionistas para recuperar sus pérdidas por pleitos puede ser disminuida. (El correspondiente beneficio es la disminución de los costos de litigación y, esperamos, mejores decisiones del inversionista en primer lugar). Finalmente, los estados financieros intertemporales pueden proveer información de los propietarios a los competidores.

La segunda sección del artículo analiza el actual entorno político y legal y otros enfoques basados en la confiabilidad para desagregar información dentro de los estados financieros. La tercera sección desarrolla las reglas de clasificación alternativas para catalogar los valores de los estados financieros como hechos o pronósticos. La cuarta sección presenta dos ejemplos junto con los estados financieros intertemporales para los ejemplos. La quinta sección incluye algunas opiniones preliminares sobre cómo incorporar los valores razonables, y la última sección concluye el artículo.

 

Antecedentes

El actual entorno político y legal

En la respuesta del FASB al estudio de la SEC sobre la adopción de una contabilidad basada en principios, ellos expresan preocupación respecto a que “muchos preparadores y auditores han llegado a estar menos dispuestos a ejercer el juicio profesional en áreas que implican estimaciones de contabilidad, incertidumbre y subjetividad inherente” (FASB, 2004a). Los estados financieros que proporcionan información adicional sobre la variada confiabilidad de los valores de los estados financieros podrían ayudar a atenuar el problema. Probablemente, una información mejor sobre la confiabilidad de los diferentes valores de los estados financieros ayudará a cada uno, incluyendo a los jurados, a entender mejor la subjetividad inherente a los valores pronosticados de los estados financieros[5]. Uno podría ir más allá y permitir a los administradores una protección “de salvaguardia” completa o parcial si la información pronosticada difiere de los resultados observados, considerando que los pronósticos se han hecho de buena fe y sobre una base razonable. Luego, construimos un caso para tal protección de salvaguardia (parcial o completa).

La aprobación de la Ley Sarbanes-Oxley de 2002 inició uno de los más significativos cambios en la práctica de la contabilidad financiera en Estados Unidos. En detalle, CEO y CFO[iv] son requeridos para certificar que:

  1. El ejecutivo que firma ha revisado el informe;
  2. De acuerdo con el conocimiento del ejecutivo, el informe no contiene ninguna declaración falsa de un hecho material ni omite declarar un hecho material necesario para que tales declaraciones, a la luz de las circunstancias en que se hicieron, no sean engañosas;
  3. Según el conocimiento del ejecutivo, los estados financieros y la otra información financiera incluida en el informe presenta imparcialmente en todos los aspectos materiales la situación financiera y los resultados de las operaciones del emisor en la fecha, y para los periodos presentados en el informe (Sección 302(a) de la ley Sarbanes-Oxley)[6].

La certificación cambia la condición jurídica de los CEO y de los CFO. De acuerdo con un artículo de Wall Street Journal, antes de que la Ley Sarbanes- Oxley entrara en vigencia, los altos ejecutivos firmaron “en nombre de la compañía y no [como] un endoso personal... y un caso penal en el que se recurre a mentir en una declaración juramentada es generalmente mucho más fácil de probar que un complejo fraude de contabilidad” (Beckett, 2002). Las sanciones penales bajo la Ley Sarbanes-Oxley son muy severas, incluyendo multas hasta de US$5 millones y hasta de 20 años de encarcelamiento.

¿Deben los ejecutivos corporativos ser considerados responsables de la exactitud de su información financiera y ser castigados cuando ellos cometen fraude? Indudablemente sí. El problema es que casi todas las normas de información financiera actuales requieren estimaciones y pronósticos, los cuales son intrínsecamente inciertos. Incluso el ejecutivo más escrupuloso calculará errores de pronóstico, dado que el futuro no puede ser previsto perfectamente. El problema con la certificación del CEO es que ésta requiere que los ejecutivos sean responsables de los hechos que ellos reportan, así como de los pronósticos que ellos comunican, pues los dos se agregan en los estados financieros.

La Declaración de Conceptos No. 2 (¶ 73, FASB, 1980) de la FASB establece:

    Diferentes usos de la información puede requerir diferentes grados de confiabilidad y, en consecuencia, lo que constituye una pérdida material o una ganancia en confiabilidad puede variar de acuerdo con el uso. Un error en el cronometraje de algunos segundos al día será usualmente aceptable para el dueño de un reloj ordinario, mientras que el mismo error haría normalmente que un cronómetro sea juzgado como no confiable. La diferencia se relaciona con el uso –un reloj se utiliza para propósitos para los cuales la exactitud dentro de algunos segundos (o quizás de algunos minutos) es satisfactoria–; un cronómetro se utiliza para la navegación, el trabajo científico y demás usos para los cuales se requiere un alto grado de exactitud porque un error de algunos segundos o de una fracción de segundo puede tener grandes consecuencias. En el lenguaje diario, el reloj y el cronómetro serían confiables. Por el criterio del cronómetro, el reloj, de hecho, no es fiable. Aun así el dueño del reloj no percibe que no sea confiable, porque no espera que tenga la exactitud de un cronómetro.

Suponga que fuerzan al navegante a entregar su cronómetro (por ejemplo, se aprueba una ley que proscribe los cronómetros) y éste es sustituido por el reloj arriba mencionado. Si el barco aún confía en sus medidas de la misma manera que antes, entonces el barco probablemente se perderá y el navegante será despedido y demandado. ¿Es esto justo? Nosotros afirmamos que la respuesta es no. Ex ante, cada uno sabe que el reloj es menos exacto y no es capaz de realizar las mismas funciones que el cronómetro. Aun así el contrato bajo el cual el navegante está trabajando no ha cambiado para ajustarse a las inexactitudes esperadas.

De manera similar, las normas de lo que constituye una inadecuada revelación financiera han cambiado, pero el sistema contable no. Como el reloj, el sistema contable no puede tener la precisión requerida para distinguir entre un administrador que engaña voluntariamente a los inversionistas y las inexactitudes de errores de pronóstico inevitables. La certificación administrativa sugiere que no ser correcto (no necesariamente intencional) puede ser suficiente para demandar y castigar a la gerencia. La única herramienta de los administradores es el reloj, pero no lo estamos ajustando de acuerdo con las características conocidas. La salvaguardia explícita parcial o completa para los pronósticos supuestos en los estados financieros puede ser considerada. Las revelaciones basadas en la confiabilidad proporcionarían por sí mismas probablemente un nivel implícito de salvaguardia.

 

Otras aproximaciones basadas en la confiabilidad para la desagregación

La idea de presentar la información en los estados financieros en columnas con base en la confiabilidad no es nueva. Paton y Littleton (1940, p. 118) notaron que mientras que

    el uso de valores estimados, tales como precios actuales de sustitución, da lugar a cifras menos confiables del ingreso neto que con el uso de los costos realmente incurridos ... la [c]ontabilidad no establece ningún límite al proveer información interpretativa en los estados financieros a través de las notas al pie de página, los títulos de las cuentas, las cifras entre paréntesis, o de las columnas adicionales para los valores actuales estimados

y que “la regla del ‘costo o del mercado’ se debe remplazar por la práctica de informar las pérdidas de activos actuales en el estado de resultados sólo cuando ésta es realizada, e informar los activos actuales en el balance general con un paréntesis presentando el valor de la diferencia estimada entre el costo y el valor actual si el valor es sustancial”. Otra aproximación es la “contabilidad pertinente, apropiada” de Ronen y Sorter (1972), la cual incluye un balance general con las columnas para el costo histórico, el valor de salida, la ventaja específica y el valor económico total.

Quienes establecen las normas han explorado aproximaciones relacionadas en años recientes. La Junta de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB) y la FASB tienen un proyecto común sobre la información del desempeño financiero. Antes del proyecto común, cada junta tenía proyectos separados. Una característica central del proyecto de la IASB era un estado de resultados con tres columnas: total, antes de remediciones y las remediciones[7,8]. Barker (2004) describe esta presentación matricial. Él argumenta que una distinción importante entre las remediciones y las mediciones iniciales (y su asignación) es que las remediciones tienen típicamente un índice bajo de recurrencia y, por tanto, poco valor predictivo. En este esquema, la depreciación refleja la asignación de una medición inicial del activo y, por consiguiente, se presenta en la columna “Antes de las remediciones”. En contraste, el deterioro del activo o una ganancia por la tenencia son ambas remediciones. El costo del servicio de la pensión es una medición inicial, mientras que los aumentos y las pérdidas actuariales sobre los pasivos pensionales son remediciones[9].

Nuestra aproximación se diferencia de estas perspectivas en que ésta se centra en la incertidumbre más que en los valores comerciales o en las remediciones. Por ejemplo, el costo del servicio de la pensión es una medida inicial y un valor de intercambio inicial incierto. El costo histórico de un activo comprado en efectivo es tanto una medición inicial como un valor de intercambio inicial cierto.

Las propuestas de revelación existentes (a diferencia del reconocimiento) también se centran en estimaciones. Lev (2003) sugiere la rutina de revisar (anual y cada tres años) las ganancias con base en las realizaciones de los valores previamente pronosticados. Lundholm (1999) propone estados financieros que incluyan informes a posteriori sobre la exactitud de las estimaciones pasadas en la forma (“real” en comparación con lo “divulgado originalmente”) de estados financieros revisados. Utilizamos el ejemplo de Lundholm (1999) para destacar cómo nuestra aproximación “ajusta las cuentas” en una base actual mientras que los pronósticos individuales se convierten en hechos en lugar de esperar hasta que cada pronóstico divulgado en un periodo particular se determine. Desde un punto de vista práctico, esperar que todos los pronósticos en un conjunto dado de estados financieros se conviertan en hechos antes de presentar los estados financieros revisados puede requerir una espera extremadamente larga (por ejemplo, en el caso de los pronósticos de una pensión). La correspondiente desventaja de nuestra aproximación es que un esquema completo de la divergencia entre lo que fue anticipado en un periodo y lo que finalmente se realizó no será presentado típicamente en un solo periodo futuro (a menos que todo ocurra en un solo periodo futuro), generando como resultado una diferencia en el ajuste. Una característica común de Lundholm (1999), Lev (2003) y de nuestra aproximación es que ellos desarrollan más funciones para una información contable dura al disciplinar la información contable suave.

Los modelos de principal-agente se han utilizado para estudiar cómo un tiempo oportuno (time liness) se relaciona con el intercambio entre la relevancia y la confiabilidad[10]. El oportuno reconocimiento de la contabilidad permite típicamente una información más suave (más manipulable), mientras que un reconocimiento menos oportuno permite que la información sea más dura (menos manipulable). Antle y Demski (1989), Liang (2000) y Dutta y Zhang (2002) tienen consideraciones explícitas del reconocimiento en los planes de consumo y en los esquemas de la evaluación administrativa. Liang (2000) muestra que el reconocimiento tardío en la contabilidad puede ser preferible (a un reconocimiento temprano) si una fuente no contable temprana pero suave ya existe, pues este reconocimiento permite que la información contable cumpla un papel disciplinador.

 

¿Qué es un hecho?

Mientras la clasificación de una transacción en hecho o pronóstico es binaria, el concepto subyacente no lo es. Según el espectro de la incertidumbre presente en las transacciones, la localización de la línea divisoria será una fuente de debate y discusión considerables. No obstante, cualquier esfuerzo por separar estados financieros en hechos y pronósticos debe comenzar con una definición operacional de cada uno. En esta sección discutimos la fuente de la incertidumbre en la información financiera, y proponemos dos posibles reglas de clasificación:

Cuando se opera de acuerdo con un sistema de costo histórico que se mueve entre “la contabilidad de caja” a “la contabilidad diferida” y de ésta a la “contabilidad acumulada”, los registros del libro diario tienden cada vez más hacia el futuro. En el sistema contable más primitivo, el flujo de efectivo y el flujo de ingresos ocurren simultáneamente. Las entradas de efectivo, con excepción de las contribuciones de los propietarios, son vistas como ingresos, y los desembolsos de efectivo como costos, con excepción de las distribuciones de los dividendos a los dueños. Un préstamo (empréstito) de dinero es un costo (ingreso) porque el cobro anticipado (reembolso) no está vinculado con el préstamo. Los pronósticos son innecesarios, pues el registro se retrasa simplemente hasta que ocurre el flujo de efectivo. Esta forma extrema de contabilidad de caja es nuestro parámetro para examinar las otras formas de contabilidad.

La “contabilidad diferida” adiciona diferidos a la contabilidad de caja, donde los diferidos son de dos clases: débitos (o costos) y créditos (o ingresos). En ambos casos, los diferidos se caracterizan por el hecho de que el efectivo es pagado o recibido antes de que ocurran los costos o ingresos correspondientes hasta el último momento del tiempo. Los diferidos requieren cuentas de activo o de pasivo que servirán como intermediarias entre el efectivo y los desembolsos/ entradas de efectivo y la realización (ocurrencia) de los gastos/ingresos. El valor total de la transacción no tiene incertidumbre. Sin embargo, el consumo o la entrada parcial es común y debemos utilizar el “volumen” como la base de la asignación del costo o del ingreso. Los asientos de una asignación introducen pronósticos (y por tanto, incertidumbre) en el sistema contable. Denominamos a este tipo de incertidumbre “incertidumbre de volumen”.

Finalmente, en un sistema de “contabilidad acumulada”, si los bienes y los servicios cambian de manos ahora y el efectivo cambia de manos después, entonces los bienes y servicios son registrados con base en los valores pronosticados (precios ponderados). Puesto que los valores son en sí mismos pronósticos, llamamos a este tipo de incertidumbre “incertidumbre del valor”.

La incertidumbre se resuelve con el paso del tiempo. Consideremos una empresa que decide reestructurarse el 31 diciembre de 2001. Antes de cualquier actividad de reestructuración, registra un pasivo financiero y un compromiso para reestructurarse. En ese punto, la incertidumbre del valor existe, pues la empresa no sabe exactamente los costos que le acarreará este proceso.

El grado de incertidumbre puede ser diferente a través de diversas actividades de la reestructuración; ciertas actividades pueden tener una cláusula de “salida” explícita permitiendo que los valores de reestructuración sean bien conocidos o estén bien definidos. Durante los dos años siguientes, la empresa lleva a cabo la reestructuración. Mientras que el efectivo es pagado, el costo de la reestructuración se mueve del pronóstico al hecho. Cuando la reestructuración se completa, los pronósticos no permanecen.

Ahora volvamos a la pregunta de qué es un hecho o, en otras palabras, ¿cuánta incertidumbre podemos tolerar e incluso incluir un valor en la columna de los hechos?

 

Regla de clasificación 1 (RC1)

Transacciones sin incertidumbre son hechos. Todo lo demás son pronósticos.

Puesto que RC1 compara certeza con el pago de efectivo (realización), parece natural preguntar si RC1 proporcionaría nueva información que no ha sido presentada en el estado de flujos de efectivo. Como hasta cierto grado es difícil relacionar las cifras del estado de flujos de efectivo con el estado de resultados y viceversa, aparentemente RC1 proporcionaría nueva y útil información en el estado de resultados. El énfasis en el efectivo puede ser debilitado al permitir tanto la realización como su “viabilidad” (realizability). La idea sería generalizar la prueba de “viabilidad” asociada por tradición al reconocimiento del ingreso, acentuando algún nivel limitado de incertidumbre sobre la capacidad de que se convierta en efectivo. Al mismo tiempo, se debería adicionar un requerimiento de un hecho que estaría basado en un verdadero intercambio neutral. Como el director contable de la SEC comentó:

    Como el actual modelo mixto permite que los activos y los pasivos se divulguen usando diversas medidas de los atributos, es importante que los inversionistas tengan acceso a la información que les permita distinguir entre los componentes del balance general que son un resultado de las transacciones y aquellos que llevan a un cambio en el valor pero no supone transacciones (Nicolaisen, 2004).

Otro enfoque es incluir los valores que implican incertidumbre de volumen como hechos. Asignar el costo de un activo fijo en los periodos en los cuales se utiliza ese activo requiere dos pronósticos: la vida de servicio estimada y el valor de salvamento. La vida de servicio es una incertidumbre de volumen, mientras que el valor de salvamento es una incertidumbre de valor. El costo de la depreciación y la depreciación acumulada asociada es un pronóstico bajo la RC1[11]. De manera que la depreciación se separa en dos componentes, la asignación del costo del activo completo (la cual sólo contiene incertidumbre de volumen) y el componente del valor residual (que implica incertidumbre del valor). Al reconocer que únicamente los pronósticos con incertidumbre de volumen están limitados por el valor inicial de la compra, tenemos en seguida la regla de clasificación 2, que clasifica exclusivamente las transacciones con incertidumbre de volumen como hechos.

 

Regla de clasificación 2 (RC2)

Las transacciones sin incertidumbre en el valor son hechos. El resto de las transacciones son pronósticos.

Otro tipo de transacción que proponemos para la inclusión en la columna de hechos es una venta o una compra a crédito con un precio de compra fijo. De nuevo, podemos separar la incertidumbre de valor del precio ponderado en dos componentes: el precio de compra fijo y un ajuste para el riesgo de operación mediante el uso de una cuenta de orden. De esta manera, toda la incertidumbre de valor se lleva en la cuenta de orden. Esto parece permitir que cualquier saldo de una cuenta se pueda descomponer en una fracción de hecho y una fracción de pronóstico; sin embargo esto no es correcto. La separación únicamente es posible cuando el valor es limitado (un máximo que será recibido para un activo y un máximo que será pagado por un pasivo). Permitir que la transacción original reciba la categoría de hecho es una innovación significativa de la contabilidad de caja. Es decir, las ventas a crédito serían hechos, pero el gasto de una deuda de difícil cobro (y las provisiones para las cuentas incobrables) sería un pronóstico.

A pesar de que no podemos ordenar forzosamente las reglas de clasificación (utilizando alguna forma de análisis del bienestar), observamos que para que cualquier desagregación de hecho/pronóstico sea útil, los inversionistas tendrían que entender plenamente las nuevas reglas contables. Esto incluye entender cómo se registran los hechos y pronósticos que corresponden a la regla de clasificación elegida. En particular, la RC2 puede parecer que genera una contabilidad de “hechos” inflada o agresiva. Las incertidumbres que aumentan el ingreso son registradas como hechos (ventas no cobradas), mientras que las cuentas que disminuyen los ingresos (gasto de deudas de difícil cobro) son pronósticos. Puesto que este anticonservadurismo difiere de los sistemas contables tradicionales, los usuarios de los estados financieros deben ser educados sobre la naturaleza de los hechos de modo que éstos no sean sobrestimados.

Si el conservadurismo es visto como una característica esencial de la contabilidad, entonces la RC2 puede ser eliminada como regla posible de clasificación. Una modificación aceptable puede ser: “Todas las transacciones, gastos o pasivos sin ninguna incertidumbre en el valor son hechos. El resto de las transacciones son pronósticos”.

 

Ejemplos

En esta sección presentamos dos ejemplos. En ambos ejemplos, los siguientes elementos son comunes. La empresa inicia en el comienzo del año 1, y continuaremos con ésta durante tres años. Usando US$75 del capital invertido, la empresa compra un activo fijo en efectivo al principio del año 1. El preparador pronostica la vida de servicio útil y el valor residual del activo y reconoce un gasto de depreciación que asigna al final de cada diciembre. (Por simplicidad, asumimos que solamente deben ser preparados los estados financieros anuales). En el año final de la vida del activo, la verdadera vida de servicio y el valor residual llegan a ser conocidos[12]. Para este ejemplo, asumimos que su vida útil es la única incertidumbre. La empresa sabe que el valor residual será cero con probabilidad de 1. (No existe ningún mercado secundario para el activo depreciado, y los costos de enajenamiento son insignificantes). La empresa pronostica la vida para tres años, que es incierta a la hora del pronóstico pero más adelante resulta correcta. En cada ejercicio fiscal, el preparador hace dos ventas a crédito, una en febrero y otra en agosto. La venta de febrero se recoge en julio del mismo año. La venta de agosto se recoge en enero del próximo año. La empresa usa el método de cuentas por cobrar al final del año para determinar la provisión que es necesaria al terminar el año. La ilustración 1 muestra una representación cronológica de las transacciones para el año 2.

En el ejemplo 1, cada venta a crédito es de US$ 100. Para las ventas hechas en el año de la venta, las realizaciones reales son US$90. La empresa también estima que un 10% de las cuentas por cobrar son de difícil cobro. Las realizaciones observadas de las ventas de agosto resultan ser US$88 en el año 2 y US$92 en el año 3. Los estados de resultados intertemporales se presentan para los tres años en la tabla 1, según la RC1 y la RC2. Consideremos los estados de resultados del año 1 bajo la RC1. La venta de febrero de US$100 es un hecho (es decir, US$90 se han recogido en el año 1 y el resto se ha dado de baja) pero la venta de agosto de US$100 y el costo asociado a la deuda de difícil cobro (US$10) son pronósticos porque no ha ocurrido el cobro. En contraste, bajo la RC2, la venta de agosto se incluye en la columna del hecho con la venta de febrero (US$100 + 100 = US$200). En este ejemplo, las diferencias entre las dos reglas de clasificación son que la RC1 trata inicialmente las ventas a crédito y la depreciación como pronósticos, mientras que la RC2 trata las dos como hechos porque implican solamente incertidumbre de volumen.

Una pregunta se origina relacionada con la mejor manera de presentar las alteraciones intertemporales. ¿Deben las alteraciones y las diferencias entre los valores y los pronósticos observados (diferencias establecidas) ser presentados con respecto al valor bruto o al valor neto? En la tabla 1 utilizamos el valor bruto con el fin de proporcionar mayor información. Recordemos que la empresa estima que recogerá US$90 de cada US$100 de ventas en el periodo siguiente. La exactitud del pronóstico es destacada por las diferencias establecidas (diferencias entre los valores pronosticados y los reales), las cuales son fáciles de rastrear con la separación entre el hecho-pronóstico. La empresa subestima sus deudas de difícil cobro en el primer periodo y las sobrestima en el segundo, lo cual es reflejado por las diferencias establecidas de US$2 y US$(2) de los años 2 y 3, respectivamente. En el ejemplo 1 no hay sesgos recurrentes (sub o sobrestimación) en los pronósticos, lo cual parece consistente con una empresa que proporciona su mejor conjetura de los resultados “desconocidos” (por ejemplo, un intento bienintencionado).

En el ejemplo 2, la primera venta en el año 1 es de US$110, y cada venta posterior aumenta en US$10. Seis meses después de cada venta, la empresa recoge US$90. Aunque las ventas aumentan cada seis meses, las transacciones no se realizan[13]. Cada julio, la empresa recoge US$90 de la venta de febrero. Para el ejemplo 2 solamente presentamos la RC1. La tabla 2 muestra el estado de resultados intertemporal con las alteraciones intertemporales con respecto al valor bruto. En el ejemplo 2, la empresa sistemáticamente subestima el gasto de la deuda de difícil cobro y la subestimación es más severa en cada periodo. En consecuencia, la empresa tiene un ingreso disminuido por las diferencias establecidas de US$18 en el año 2 y de US$36 en el año 3. El valor que es convertido de pronóstico a hecho está disminuyendo a través del tiempo (de US$108 a US$76 en los años 2 y 3, respectivamente) a pesar del aumento en las ventas. Las cuentas intertemporales proyectan una luz poco favorable sobre el preparador e insinúan la manipulación basada en una amortización sistemáticamente inadecuada. Por supuesto, reiteramos que esta es una interpretación subjetiva, como los estados financieros intertemporales lo resaltan. Sin embargo, los estados financieros intertemporales pueden realzar la capacidad de valorar la exactitud del pronóstico, que recibimos como información útil. (Compare los estados financieros tradicionales –la columna total– con el detalle proporcionado por las columnas de hecho y pronóstico).

Pensamos que el análisis detallado entregado al incluir las transferencias de los pronósticos a hechos y las diferencias presentadas, las cuales se relacionan en los estados financieros con base en los valores descritos, compensa la complejidad, aunque los preparadores pueden encontrar la complejidad añadida excesivamente pesada. Una presentación más agregada para el ejemplo 2 se encuentra en la tabla 3, en la que se incluye tanto el estado de resultados como el balance general. La aproximación más agregada mantiene la advertencia para los inversionistas de que los pronósticos son valores inciertos y sólo facilita parcialmente el análisis de la exactitud del pronóstico. Aquí, las transferencias intertemporales son hechas directamente a las ganancias retenidas, de modo que las ganancias retenidas factuales en el año 2 son iguales a las ganancias retenidas del año 1 más las ganancias retenidas el año 2, menos los dividendos factuales más las transferencias intertemporales (90 + 72 – 0 + 108 = 270). El pronóstico de las ganancias retenidas son de manera similar determinadas tomando el saldo inicial del pronóstico de las ganancias retenidas, y después se adiciona el ingreso neto esperado y la transferencia intertemporal pronosticada (83 + 101 – 108 = 76).

Para la presentación agregada provista en la tabla 3 (y la RC1, la cual hace énfasis en los flujos de efectivo), podemos convertir los estados financieros tradicionales del año 1 en estados financieros intertemporales de los mismos estados financieros[14]. En los años siguientes, necesitamos saber qué flujos de efectivo pertenecen a las transacciones que fueron originadas en el periodo actual (por ejemplo, ingreso de efectivo versus el efectivo recogido de una venta a crédito del año anterior). Para facilitar la aproximación más detallada (valores brutos) en las tablas 1 y 2, necesitamos saber el año en que cada pronóstico se origina, de tal modo que todos los componentes de un pronóstico realizado en un año sean transferidos a la columna hecho en el año de realización.

La contabilidad de devengados (es decir, la incorporación de pronósticos) es preferida respecto a la contabilidad de caja porque es más útil para predecir los flujos de efectivo futuros. Aunque los inversionistas incorporan tanto hechos como pronósticos en sus modelos de valuación, ellos pueden ver que los hechos y los pronósticos tienen diversos niveles del riesgo, de persistencia, o una capacidad diferenciada de reflejar oportunidades de crecimiento. Si es así, la separación entre el hecho y el pronóstico permite que los inversionistas apliquen individualmente diversas ponderaciones a las columnas, en lugar de un promedio basado en la descomposición incierta de hechos y pronósticos, lo cual conduce a una mejor valuación. Los tenedores de bonos redactan convenios para el pago de las deudas con el fin de evitar que los gerentes favorezcan el patrimonio de los inversionistas a su costa. Si los pronósticos pueden ser manipulados más fácilmente, entonces los tenedores de bonos pueden creer que los convenios basados en un ingreso de base factual (el ingreso neto más las transferencias) en lugar del ingreso total proporciona mayor protección. Glover et al. (2005) sugieren que si el entorno contable para los pronósticos es menos entendido que el entorno para los hechos, entonces puede ser demasiado costoso motivar al gerente para trabajar duro cuando la remuneración está basada conjuntamente tanto en hechos como en pronósticos. En tal caso, la empresa está mejor si se disminuye la medición del desempeño con base en pronósticos en favor de una información contable bien entendida (basada en hechos).

 

Valores razonables

Extender el esquema para lidiar con los valores razonables es un asunto delicado. Es decir, ¿cuáles valores razonables, si los hay, son hechos? Un valor razonable basado en una visión subjetiva de la economía, en el plan estratégico de la compañía y en los datos pasados parece intrínsecamente ser un pronóstico. Un precio de mercado basado en el comercio real respecto a un intercambio activo parece intrínsecamente factual en su naturaleza[15]. Sin embargo, las revaluaciones basadas en los precios de mercado representan pronósticos de transacciones (hipotéticas) supuestas, y en el lenguaje de nuestras reglas de clasificación, la incertidumbre existe sobre el valor del intercambio supuesto. Continuando con esta línea del pensamiento, se podría plantear que todos los valores razonables son pronósticos de transacciones supuestas, puesto que la entidad reportante por sí misma no ha llevado a cabo un intercambio[16]. Desde esta perspectiva, nuestras reglas de clasificación catalogarían todas las revaluaciones como pronósticos, pues éstas contienen incertidumbre de valor.

Presentar valores razonables en la columna de pronóstico tiene un atractivo de amplio potencial. Los usuarios de los estados financieros que no encuentran útiles los valores razonables pueden fácilmente aislarlos de otras mediciones en los estados financieros. Para los que utilizan y desean medidas de valor razonable, sus necesidades podrían ser cumplidas ampliando los GAAP para incluir valores razonables sin quitar la información histórica de costo demandada por otros.

Consideremos, por ejemplo, la reestimación de un préstamo por cobrar a su valor razonable. Supongamos que un préstamo para US$1 (precio de intercambio de hoy) es originado ahora y es pagado en dos años. Ex ante (a la hora de solicitar el préstamo), la probabilidad de no pago es 0,2 y de pago es 0,8. Asumimos que la tasa libre de riesgo es 0, así que el interés refleja solamente el riesgo de fracaso y es establecido en 11,8% compuesto anualmente (25% durante los dos años). Asumimos que el préstamo requiere un solo pago de US$1,25 al final de dos años. Supongamos que, al final del primer año, la acreedora observa la información que le permite actualizar sus creencias. Al final del primer año, ella observa que la probabilidad de no pago puede disminuir a 0,1 o aumentar a 0,3. Asumamos que la probabilidad de la disminución de no pago es 0,1. La contabilidad de costo histórico valora el préstamo en US$1,118 al final del primer año, la cual refleja el riesgo original mas no el riesgo actualizado de no pago. Si, en cambio, la empresa reconoce el activo a su valor razonable de US$1,125, entonces los inversionistas tienen la información necesaria para revisar sus expectativas sobre el valor del activo. Supongamos que el resultado final es que el deudor no paga. Si el valor razonable es incluido pero no se clasifica como pronóstico, los inversionistas pueden sentirse engañados porque el precio había sido ajustado en la dirección “incorrecta”.

La separación entre el hecho y el pronóstico podría también ser utilizada para eliminar algunos otros ingresos comprensivos (OIC) empleados actualmente. Según los GAAP existentes, una ganancia de US$5 en un derivado mantenido como un flujo de liquidez aparece en OIC en el año en que el valor del derivado cambia. En el año que la transacción cubierta afecta las ganancias, los US$5 se sacan de los OIC y se ponen en las ganancias. Según nuestra propuesta, la transferencia intertemporal de pronósticos a hechos puede ser vista como la eliminación de la necesidad de esta circularidad.

Si se categorizaran todas las revaluaciones como pronósticos debido a la carencia de un intercambio real, entonces se debería considerar la distinción entre los pronósticos oficiales y los no oficiales. Los pronósticos oficiales son los pronósticos que al computarse siguen reglas explícitas[17]. Los pronósticos oficiales no necesariamente mejoran la exactitud de los pronósticos, pero facilitan la normalización, haciendo pronósticos potencialmente más fáciles de entender, más difíciles de manipular y con menor probabilidad para ser utilizados como una base para los pleitos.

El punto más amplio es que la distinción entre los hechos y los pronósticos es sutil y más continua de lo que nuestras reglas binarias de clasificación sugieren. Hasta el momento, hemos considerado una separación en dos columnas, donde las transacciones se clasifican como hechos o pronósticos. ¿Por qué no tres, cuatro o cinco columnas? La “pronosticabilidad” de una transacción puede depender del horizonte del pronóstico y de los tipos de incertidumbre. Por ejemplo, los bonos emitidos por una compañía se espera que sean pagados cuando maduren. El valor puede fácilmente ser pronosticado por el emisor si, con el fin de hacer sus propios pronósticos, el emisor asume que continuará operando. De otra parte, el cobro de los préstamos a largo plazo a los proveedores es más difícil de pronosticar. Durante medio siglo de práctica contable en Estados Unidos, las empresas han clasificado los rubros en corriente (en el plazo de un año) y no corriente (más de un año). Si se desea una extensión para destacar más la incertidumbre dentro de pronósticos, entonces una clasificación de corto plazo/largo plazo parece ser un lugar razonable para iniciar[18].

 

Conclusión

Los recientes escándalos contables provocaron que los legisladores y reguladores revaluaran los requerimientos y las obligaciones existentes de los informes financieros y de quienes los preparan. También creemos que es el momento para revaluar el modelo de información financiera básica. A través del tiempo, información relevante ha sido adicionada para auditar los estados financieros básicos. El incremento en la relevancia ha llevado al costo de disminuir la confiabilidad. Nuestro documento propone estados financieros intertemporales que separan los hechos de los pronósticos como una manera de recordarles a los inversionistas la diversa confiabilidad de las cifras de los estados financieros. Esperamos que otros amplíen nuestro trabajo a 1) un tratamiento más explícito con los valores razonables y 2) explorando alternativas de confiabilidad orientadas a las clasificaciones y las revelaciones.

 

Pie de página

[i] (N. del T.): Es la sigla de Statement of Financial Accounting Standards.

[ii] (N. del T.): Las prestaciones de pos-retiro, exceptuando la pensión, son todas las formas de prestaciones, principalmente la atención médica y el seguro de vida, que son pagadas por un empleador a los jubilados.

[iii] (N. del T.): Del inglés Public Company Accounting Oversight Board

[iv] (N. del T.): Del inglés Chief Executive Officer y Chief Financial Officer, respectivamente.

[1] De acuerdo con las deliberaciones públicas, el número final de categorías parece probable que sea mayor a tres.

[2] Similarmente, la Asamblea Americana (2004) sugirió recientemente a los usuarios los que pueden ser los beneficios de los estados financieros que contienen un rango de números, calculados según diferentes conjuntos de supuestos.

[3] En este documento no empleamos la distinción convencional entre estimaciones y pronósticos contables.

[4] Comunicación con Tim Bell de KPMG.

[5] La litigación es frecuentemente provocada por una gran disminución del precio y el restablecimiento de las ganancias. Sin embargo, suponemos (o al menos esperamos) que el aspecto educativo de la separación entre los hechos y los pronósticos ayude a los jurados en los casos que envuelven alegatos de estimaciones inadecuadas (por ejemplo, reservas injustificadas) y en general mejora su alfabetismo contable, generando resultados imparciales y juicios menos frívolos.

[6] Los párrafos restantes (4)-(6) de la Sección 302(a), que tratan de la certificación del control interno y la auditoría que no están directamente relacionados con el tema principal de este documento, son omitidos.

[7] Las filas están organizadas en categorías de negocios, financiamiento, impuestos y operaciones discontinuas.

[8] Igual que la escritura de este documento, el Grupo Internacional Conjunto de la IASB/ FASB sobre informes de desempeño ha discutido recientemente los méritos de tener una categoría de financiamiento y mayor desagregación basada en cinco modelos alternativos: 1) No excepcional-Excepcional; 2) Recurrente-No recurrente; 3) Realizado-No realizado; 4) Operacional-No operacional, y 5) Efectivo acumulado-Valor de mercado-Valor estimado (Financial Accounting Standards Advisory Council, 2005). El modelo 5) es más parecido a la vieja propuesta de la IASB, con las remediciones desagregadas con relación a aquellas que consideran los valores de mercado así como aquellas que consideran un modelo basado en valores estimados.

[9] Wahlen (2000) también precisa este punto relacionado con los cambios en el valor de mercado corriente de deuda o de los derivados.

[10] Liang (2001) discute las conexiones entre esta aproximación moderna del agente-principal para estudiar el reconocimiento y la extensa literatura de la teoría contable sobre el mismo tema.

[11] Recordemos, sin embargo, que la inversión inicial en el activo es un hecho. Este no significa que el máximo precio de compra será realizado (por ejemplo, la empresa obtiene su valioso dinero), a pesar de que el desembolso inicial de efectivo sustenta la condición del hecho.

[12] En un ejemplo más realista, la empresa podría tener un grupo de activos, de tal modo que en cualquier momento del tiempo, algunos activos están en una etapa de vida intermedia y otros están expirando.

[13] El ejemplo 2 es de Lundholm (1999), con la adición de la depreciación.

[14] Paso 1: CFO = IN Factual. Paso 2: Pronóstico IN = Total IN – CFO. Paso 3: Gasto de depreciación es un pronóstico. Paso 4: La amortización para las cuentas de difícil cobro es creada por un pronóstico del gasto de las cuentas de difícil cobro. Paso 5: Hecho GDDC = Total GDDC – Total amortizaciones para las cuentas de difícil cobro. Paso 6: Pronóstico del ingreso = Pronóstico IN + Pronóstico GDDC + Gasto pronosticado de la depreciación. Paso 7: Ingreso factual = Ingreso total – Ingreso pronosticado.

[15] Este punto de vista parece subyacer en el borrador de orientación de la FASB sobre la medición del valor razonable.

[16] Ijiri (1975, p. 88) utiliza este vínculo entre el costo histórico como una forma útil de evaluar la efectividad de las decisiones pasadas. La verificabilidad también es resaltada, tanto por Ijiri (1975), como por Paton y Littleton (1950). Para ser más claros, supongamos una empresa que no posee acciones del patrimonio de Google. Nadie aboga por incluir el aumento en el precio de mercado de Google para representar las utilidades pasadas que la empresa podría haberse ganado al comprar y vender posteriormente.

[17] Un ejemplo fue el uso requerido de una tasa de descuento del 10% en la revelación del valor estimado de las reservas en las industrias de extracción. Más recientemente, la introducción por parte de la SEC de un método simplificado para estimar el tiempo esperado para las opciones sobre acciones de los empleados cuando los modelos de valuación Black-Scholes-Merton son utilizados para el “plan vainilla” puede ser considerado como un pronóstico oficial. El valor razonable estimado que resulta puede ser descrito como un cuasi valor razonable. Incluso el uso de los precios de mercado al final del periodo para tasar los títulos valores puede considerarse un pronóstico oficial.

[18] Ampliar a tres columnas, incluyendo hechos, pronósticos de corto plazo y pronósticos de largo plazo origina la pregunta de cómo tratar la columna del medio. ¿Los pronósticos de corto plazo son hechos más probables o pronósticos más probables? Si los pronósticos de corto plazo son suficientemente “probables” respecto a las otras dos columnas, entonces regresaríamos a nuestra presentación original de dos columnas. Definiríamos nuestra regla de clasificación para incluir en la primera columna tanto los hechos como los pronósticos de corto plazo.

 

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