Revisando algunos documentos, me encontré con un artículo del francés Alain Rouquié sobre dictadores, militares y legitimidad en América Latina, que me hizo interesarme por el tema, dado el matonismo que se ha vuelto constante en las instituciones educativas. Me pareció interesante comprender que las dictaduras originalmente eran una dignidad republicana, pero que en las sociedades contemporáneas se ha vuelto más bien una indignidad, y se define como un régimen de excepción que, por circunstancias particulares, ejerce su poder sin restricción, y, por tanto, las garantías fundamentales se encuentran abolidas. Es aquí donde se me asemejó al concepto de matonismo. La Real Academia de la Lengua Castellana lo define como la conducta de quien quiere imponer su voluntad por la amenaza o el terror. En esencia, la dictadura y el matonismo pretenden lo mismo: imponer su voluntad aprovechándose de circunstancias especiales. La estrategia en el caso del matonismo escolar es atacar cuando los profesores no están cerca y amenazar a sus víctimas con un castigo mayor en el caso de que lo denuncien, un hostigamiento psicológico que busca destrozar la autoestima, lo que se puede asimilar en algunas "dictaduras académicas" con el hostigamiento psicológico y la difamación disfrazada.

Todo el tema me pareció muy interesante, no solo porque es una situación que se viene presentando cada vez con mayor frecuencia, sino porque fue una luz que despejó, a mi juicio, el comportamiento de ciertos "académicos" que pretenden imponer su punto de vista, y que cuando no son tenidos en cuenta se toman "el poder" de degradar y desestimar sin argumentos las opiniones de quienes no están de acuerdo con ellos, e intentan intimidarlos a espaldas de la comunidad; por eso se podría definir esa actitud como un matonismo académico.

A la par de entender los conceptos, me di a la tarea de entender un poco el perfil del dictador y del matón académico. El dictador o matón establece las normas del comportamiento válidas y las cambia para ajustarlas a sus ambiciones. Decide lo que se permite y lo prohibido; se apoya en el "poder" sobre otros que le siguen y le validan sus acciones. Mantiene el poder a través del miedo y la represión, al mejor estilo de lo enunciado en El Príncipe de Maquiavelo, pero ante todo sufre de megalomanía (delirios de grandeza). Estas características se ven claramente en lo que he denominado matonismo académico. Académicos que pretenden establecer parámetros de comportamiento y de pensamiento, y los varían acorde a sus preceptos. Establecen parámetros de lo que se permite y lo que no, buscan apoyo de otros a través de manipulaciones y, finalmente, intentan mantenerse relevantes no con argumentos sino con la generación de miedo y represión.

¿Hasta qué punto somos cada uno de nosotros unos "matones académicos"?, ¿hemos dejado que nuestro ego ciegue la objetividad académica que debería reinar en las instituciones educativas? Esta es simplemente una reflexión para que cada uno haga su propia evaluación.

Edison Jair Duque Oliva

Director y editor general - Innovar

Profesor tiempo completo Escuela de Administración y Contaduría Pública Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá