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Innovar

Print version ISSN 0121-5051

Innovar vol.26 no.59 Bogotá Jan./Mar. 2016

https://doi.org/10.15446/innovar.v26n59.54370 

Reseñas

EL DINERO NO DA LA FELICIDAD, PERO CÓMO AYUDA

Maximiliano Gracia HernándezI 

Elideth González BarrancoII 

I Doctor en Economía Colegio del Estado de Hidalgo y Universidad La Salle Pachuca Hidalgo, México. Correo electrónico: maximiliano@elcolegiodehidalgo.edu.mx Enlace ORCID: http://orcid.org/0000-0003-3174-8006

II Licenciada en Contaduría Instituto Tecnológico de Acapulco, México Acapulco, Guerrero, México. Correo electrónico: elideth.gb@hotmail.com Enlace ORCID: http://orcid.org/0000-0003-1073-027X


Después de su primer libro Hay vida después de la crisis, Carlos Díez decide publicar esta nueva obra titulada La economía no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla, con la que pretende que todo público pueda entender los conocimientos económicos que han regido desde siempre a la sociedad.

El propósito fundamental del libro, menciona Carlos Díez, es "humanizar la economía para ponerla al servicio del hombre y no al revés" (p. 5); además, explica cómo afectan los diferentes sistemas políticos a la economía y al crecimiento económico: "Si queremos obtener una imagen fiel de la realidad, la economía no puede estudiarse aislada del análisis político y social" (p. 5).

La economía es una ciencia viva para todos los individuos..., hacemos economía cuando decidimos qué comprar y cuánto comprar; hacemos economía cuando decidimos cómo gastar nuestro dinero y sacarle la mayor utilidad; pensamos en economía sin saberlo cuando vemos que los precios incrementan y nuestro poder adquisitivo es cada día menor. No obstante lo anterior, cuando escuchamos hablar de temas económicos, pensamos en algo complicado y difícil de entender.

Con la presente obra el autor nos guía por las principales escuelas del pensamiento económico y sus aportaciones más destacadas. Afirma que las ideas mueven al mundo, así como resalta la importancia de volver a situar al hombre en el centro de las decisiones y que la globalización y evolución tecnológica deben ser instrumentos para mejorar nuestras vidas.

El autor afirma que después de la gran crisis del 2008, y con base en los hechos registrados, se creó la enorme necesidad de concienciar a las personas e impulsarlas a adquirir el conocimiento que los ayude a tratar asuntos relacionados con la economía, con la finalidad de evitar desastres que obstruyan una vida saludable y "nuestra felicidad económica".

El libro cuenta con conceptos básicos de economía para todo el público, incluso para quienes no cuentan con conocimientos previos en la materia. Así, el autor pretende con un lenguaje sencillo llegar a todo público, pues el objeto es concienciarnos acerca de la realidad económica por la que atravesamos:

Al fin y al cabo, la economía es una ciencia social que analiza el conocimiento del ser humano frente a la necesidad de distribuir recursos finitos, de manera que si las sociedades evolucionan, la ciencia tiene que hacerlo también para poder resolver los nuevos conflictos (p. 3).

El libro se ocupa del papel del Estado en la economía, matiza el tema de la educación como un elemento de ascenso social y aborda temas vinculados a la desigualdad como máximo histórico, la cual puede ser corregida con una buena educación. Además analiza alguna de las aportaciones principales de Keynes, particularmente las reglas de estabilidad presupuestaria (teoría monetaria) y la gestión prudente de las finanzas públicas. El autor afirma: "estoy convencido de que un buen aprendizaje de la economía nos convierte en ciudadanos mejores y nos permite disfrutar de una sociedad civil y de una democracia más saludable" (p.12). Y es que "las ideas mueven el mundo" (p. 25) y el tema de la educación como ascensor social es imprescindible para el avance de la sociedad.

El primer capítulo del libro aborda la escasez y el comportamiento humano. Carlos Díez afirma que las decisiones humanas son una mezcla de análisis racional y de emociones; si careciéramos de una de las dos, simplemente no seríamos lo que somos. La economía estudia y analiza el comportamiento del hombre, y extrae las conclusiones que permitan racionalizarlo y explicarlo.

Uno de los recursos más valiosos y escasos es el tiempo, una variable finita y con un coste irrecuperable. Saber en qué se lo emplea es una importante decisión, ya que el tiempo no vuelve, ni perdona, mucho menos compensa. Pensemos bien antes de tomar cualquier tipo de decisiones que puedan afectar nuestra economía y la felicidad social.

El problema de la desigualdad es otro tema que el autor trata en el primer capítulo, para el que presenta propuestas de solución, específicamente para casos de pobreza extrema. La productividad puede ser un generador de felicidad o empobrecimiento. Si cada uno de nosotros pusiéramos el granito de arena que nos corresponde, la economía en general mejoraría y con ello la calidad de vida de la sociedad. "Es importante comprender que el hombre está en lucha permanente contra la escasez y que, para vencerla, la tecnología es su mejor aliado" (p. 24). No obstante lo señalado por el autor, consideramos que se debe hacer buen uso de las herramientas, ya que todo abuso puede convertirse en vicio y las tecnologías no son la excepción: el óptimo uso de estas se convierte en una gran ventaja.

El autor nos invita a reflexionar acerca de los actos que causan la infelicidad económica, proponiéndonos repensar lo que hemos hecho mal para no volver a cometer los mismos errores, es decir, lograr que "las generaciones futuras consigan vivir mejor que las precedentes" (p. 24).

El segundo capítulo es una visita guiada por la historia económica, en donde se abordan temas de trascendencia que nos ayudan a comprender mejor el título del libro. El autor nos lleva de la mano por el nacimiento de la economía moderna con los escolásticos españoles en Alcalá de Henares y Salamanca, así como por la libertad, igualdad y la felicidad de los fisiócratas franceses que se suscitó tras el aprovechamiento de la bancarrota en España, y por la historia del conspirador Francois Quesnay de Merey y su gran obra "La Tabla económica", defensor de la propiedad privada y precursor en la teorización de la felicidad económica, además de la influencia que tuvo sobre la teoría de la mano invisible de Smith. Richard Cantillon es otro personaje que se estudia en este capítulo, quien también desarrolló conceptos económicos en la escuela escolástica española.

La mano invisible que mece la cuna, la teoría del valor de David Ricardo, el influyente Karl Marx con su obra El Capital, la participación de Alfred Marshall y su obra Principios de economía, además de sus avances en la teoría de la oferta y la demanda, son algunos de los muchos temas analizados en el segundo capítulo.

Capitalismo, comunismo y democracia es el nombre del tercer capítulo de esta obra. "El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al comunismo es el equitativo reparto de miseria" (p. 39) escribe el autor en este acápite. El objetivo de este capítulo es el análisis del tipo de vida que recorre una ciudad sumergida en el capitalismo, el comunismo y la democracia, así como de la influencia que tienen las ideas económicas en la organización de los individuos y las sociedades. Carlos Díez expone que los países regidos por una economía mixta son una buena estrategia de organización económica. "El sistema político y social determina el modelo económico y el modelo económico determina el sistema político social" (p. 42).

Con base en estudios realizados en las últimas décadas, se han elaborado diversas encuestas sobre el impacto de los regímenes políticos y la felicidad que causa en los ciudadanos que integran las sociedades. Estudios más específicos demuestran que, mientras una buena economía no garantiza la felicidad de los ciudadanos, un mal manejo económico puede devastar a la sociedad en términos de infelicidad. Y es que lugares como México, a pesar de la situación económica en la que se vive, son de los más felices y satisfechos según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ya que ocupa el décimo cuarto lugar entre los países más felices. Entonces nos preguntamos: ¿por qué los mexicanos son felices si tienen demasiadas carencias?

Durante el cuarto capítulo, Carlos Díez analiza la situación del Estado y se hace una pregunta: "¿ángel o demonio?" (p. 79). En él, propone estrategias de solución para el comportamiento social y económico, y resalta que los modelos no pueden copiarse sino que deben ser adaptados a las particularidades de cada caso. Por ejemplo:

La falta de instituciones reguladoras (o la precariedad de las mismas) es un elemento común a los países más pobres y menos desarrollados. El desarrollo de instituciones es un proceso lento y extremadamente complejo. En los países donde las instituciones son más débiles, los corruptos siempre encuentran una mano amiga para mantenerse en el poder (p. 85).

Las obras de Rousseau, las aportaciones de Adam Smith y la teoría de Laffer son aportaciones que nos revelan claramente el sistema económico y financiero que se vivió y las cicatrices que dejó el ciclo económico del pasado.

En el capítulo quinto, el autor examina los fundamentos de las decisiones de los trabajadores en el mercado de trabajo. Además, analiza el principio de incertidumbre en el mercado laboral, el cual por lo general tiene efectos negativos. La teoría del ciclo económico explicada por Friedrich von Hayek, la teoría del desempleo involuntario de Keynes, las legislaciones laborales -que bien sabemos son diferentes en cada país- y la búsqueda de posibles soluciones que combatan las altas tasas de desempleo medidas por la Encuesta de Población Activa (EPA), son algunos de los temas a tratar en este apartado.

Dinero, crédito y precios es el nombre del sexto capítulo. Allí, Carlos Díez menciona que el dinero no es el valor del material que lo presenta, sino su capacidad de compra, y la cantidad de bienes y servicios que puede adquirirse con él. El dinero no supone un instrumento fiable para mantener los ahorros o la riqueza acumulada; es decir, mantener el dinero estático no garantiza la creación de la riqueza debido a la fluctuación monetaria. A través de este capítulo, Carlos Díez nos muestra el enfoque del verdadero significado que tiene el dinero, la importancia del crédito como instrumento de pago y el valor intrínseco de la moneda y todo lo que genere riqueza. Menciona que el Producto Interno Bruto es la mejor estadística disponible para los economistas que miden la riqueza de las naciones y su impacto sobre la felicidad.

La crisis de la deuda y las grandes depresiones son el tema del séptimo capítulo. No todas las crisis son iguales entre ellas. Carlos Díez cree firmemente que las crisis "constituyen un mal que hay que combatir y prevenir haciendo todo lo posible para mitigar sus daños y proteger a la sociedad de sus devastadores efectos" (p. 178).

Uno de los indicadores de mayor importancia fue el creado por Irving Fisher, el IPC, que mide las variaciones de la canasta básica en un tiempo determinado. Fisher fue un gran teórico de las depresiones, que encontró un patrón de seguimiento: el sobreendeudamiento es la primera fase de la crisis, seguida de acontecimientos que provocan deflación, la descapitalización del sistema bancario y, finalmente, el colapso del crédito, que arrastra la economía a la crisis. "La historia nos muestra que retrasar la resolución de una crisis de deuda es perjudicial y agrava el problema" (p. 205), y es que las cosas importantes se atienden con brevedad.

Finalmente, el octavo y último capítulo del libro aborda la economía del medio ambiente. Y es que en el año 1991, la economía medioambiental empezó a tener mayor importancia tras el premio Nobel que ganó Ronald Coase y su teorema, quien afirma que la intervención del Estado no es necesaria para corregir externalidades "ya que si las leyes de propiedad están claras, la negociación entre las partes se resolverá positivamente y con un máximo nivel de bienestar" (p. 215).

Los humanos somos seres contaminantes, incluso cuando no queremos. En los países pobres, los conflictos entre desarrollo y medio ambiente representan un problema importante, pues dichos países se encargan primero de cubrir las necesidades básicas de su gente y, si es posible, en segundo lugar cuidan de su entorno. Carlos Díez ve los conflictos desde un punto de vista pragmático, sin dogmas ni prejuicios ideológicos, para garantizar un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del entorno.

El medio ambiente tiene gran valor; sin embargo, no tiene precio. Por ello no se puede confiar en el mercado y en la libre competencia para lograr mejorar el problema de contaminación que tanto nos aqueja. El autor hace hincapié en las economías mixtas, las cuales son mejores que la economía de mercado para resolver las problemáticas ambientales del país.

En síntesis afirma el autor:

A lo largo del libro se analizaron diversos problemas económicos, el modo en que reaccionan los individuos cuando les afecta, así como las instituciones y medidas de política económica que se han desarrollado para combatir sus efectos (p. 242).

Debemos tener en cuenta que el mercado es como un jardín, un sistema vulnerable que necesita ciertos ciudadanos para que se desarrollen las condiciones óptimas. Es importante fomentar una distribución justa y de un sistema bien diseñado para financiar adecuadamente los bienes. Aquellos países que no cuentan con una economía sólida e instituciones y herramientas para garantizar la estabilidad tienen menor riqueza y esperanza de vida (p. 243).

La obra de Carlos Díez fue una inclinación al conocimiento económico, una explicación sencilla y clara para no economistas, a quienes este libro les ofrece conocimientos básicos que los ayuda a tener una mejor perspectiva, no solo de la economía española, sino de varias economías del mundo.

Por último, se matiza como propuesta para una siguiente edición la necesidad de no hacer uso excesivo de datos históricos; quizá sin ellos la esencia del libro se hubiese mantenido. La esencia de la obra de Carlos Díez con referencia a la economía española y estadounidense incita al lector a relacionarla con la economía personal y del país residente.

Díez Gangas, J. C. (2015). La economía no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla. España: Plaza & Janés.

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