Introducción
El presente trabajo analiza el entorno de los atributos utilizados habitualmente en el diseño. La posibilidad de agrupar términos y conceptos que ayuden a definir la forma y apariencia del producto facilitaría el proceso en la fase de diseño inicial desde las diferentes perspectivas de quienes participan del proceso: marketing, diseño e ingeniería.
Por lo general, las características y cualidades físicas que se asignan al producto se centran en dos aspectos. En primer lugar, están los relacionados con las personas, como factores sensoriales, psicosociales, perceptivos o hedónicos, que buscan la armonización e identidad entre el producto y el cumplimiento de las expectativas del consumidor. Lenau y Boelskifte (2003) los definen como valores suaves, ya que asignan las expresiones más estéticas, como diseño y estilo. Por su parte, Castelli (citado por Mitchell, 1995) los define como los aspectos "subjetivos" del diseño o factores "blandos". En la misma línea, Warell (2002) señala que, debido a su naturaleza subjetiva, el diseñador no tiene ninguna manera objetiva de evaluar o medir los atributos asignados en torno a la estética de un producto, pudiendo incluso definirse por el gusto u opinión personal de quien diseña.
En segundo lugar, están los valores más "duros", asociados a los aspectos y características funcionales y de utilidad de un producto. Según Guerrero, Hernandis y Agudo (2014), estos se definen a partir del cumplimiento de los objetivos y especificaciones prescritas por la empresa o el cliente, o percibidas por el diseñador en las etapas iniciales del proceso de diseño. Por lo general, estas se refieren a la calidad y materialidad, así como a la configuración del producto y todas las variables mensurables. Los atributos pueden referirse a lo físico (función), a lo estético (forma) o a la utilidad (ergonomía); de hecho, los atributos funcionales adquieren relevancia en la concepción del producto, como señalan Van Wie, Bryant, Bohm, Mc Adams y Stone (2005), desde el comienzo del proceso.
En la fase de diseño preliminar, las funciones representan al concepto de diseño, lo que implica una abstracción de la forma o la estructura física que se puede identificar en un atributo. Este tipo de atributos funcionales son los primeros en definirse durante el diseño preliminar, reduciendo la in-certidumbre inicial en el diseño del producto. Sin embargo, se deben considerar otros aspectos importantes, como los comunicacionales (Bañó, 2010). Los aspectos visuales de un producto expresan condiciones significativas y simbólicas, otorgando distinciones personalizadas y únicas que deben satisfacer las expectativas y necesidades principalmente del usuario. En este sentido, el producto cumple el rol de mediador entre el consumidor y las acciones útiles esperadas, es decir, que haga lo que debe hacer.
De ahí la importancia de una buena definición y asignación de atributos en la fase de diseño inicial. Los conceptos deben ser claros y lo mejor definidos desde el comienzo del proceso de diseño. Abordar la complejidad del diseño desde la experiencia del usuario y del diseñador de productos requiere configurar las características de contenido, estilo o funcionalidad que, combinados, expresan el carácter particular y previsto del producto o sistema de productos conformados por grupos de atributos pragmáticos y hedónicos, cuyo propósito es facilitar el manejo del producto y la complejidad cognitiva (Cardozo, Hernandis y Ramírez, 2015).
La influencia de los atributos funcionales en el diseño del producto
Las funciones definen las relaciones entre el conjunto de necesidades, objetivos y estructura física de los componentes del producto. Asimismo, la base funcional será la transformación del flujo de entrada y su salida representada por la energía, la materialidad y las señales (Van Wie et al., 2005). En la misma línea, Gero (2000) describe, en su modelado funcional (FBS), tres dimensiones fundamentales: función, comportamiento y estructura, considerando subespacios o abstracciones del proceso, cuyo objetivo principal es transformar los datos obtenidos en una descripción básica del diseño.
La función describe la finalidad del diseño; el comportamiento describe el funcionamiento, y la estructura describe la solución (Mulet, 2003). A su vez, en el modelado funcional, como exponen Otto y Wood (2001), se da comienzo a la transformación de las necesidades, convirtiéndolas progresivamente en especificaciones de diseño. De hecho, las acciones iniciales permiten la descripción precisa de los objetivos definidos para el producto en la etapa de análisis, como se muestra en la figura 1. Ulrich y Eppinger (2004) las denominan como "especificaciones objetivo", constituyéndose en una de las directrices que definen el propósito del diseño. En la misma línea, Lin y Chen (2002) sostienen que el objetivo principal del diseño de producto es cumplir con los requisitos funcionales, satisfacer las restricciones impuestas y definir los objetivos.
Durante el modelado funcional, el énfasis se centra en definir la configuración del producto (figura 2) y en determinar el comportamiento entre las partes que compondrán el diseño (Liang y Paredis, 2004). El modelado funcional representará, entonces, el significado del valor impuesto a cada acción para que esta ocurra (causa y efecto), produciendo la energía y movimiento esperado. Inicialmente, el flujo hacia y desde el artefacto, como lo señalan Van Wie et al. (2005), requiere ser representado de manera funcional. Las características y aspectos del producto, desde el punto de vista del campo de la ingeniería, deben ser claros y precisos, e incluir las restricciones de la función y su correcto desempeño (Tochizawa, Nomura, Ujiie y Matzuoka, 2007).
La descripción del material, dimensiones y geometrías del diseño describen el valor funcional de los componentes y el cumplimiento de la acción, por lo que la solución derivada de estas acciones son descritas mediante esquemas y volúmenes preliminares del diseño básico, visualizando mecanismos y materiales (Liang y Paredis, 2004; Tochizawa et al., 2007; Chiang, Penathur y Mital, 2001). Por su parte, Liang y Paredis (2004) señalan que los valores tangibles, técnicos y duros del diseño estarán representados por los atributos funcionales en diferentes acciones descriptivas, tales como resistencia a altas temperaturas, buena seguridad eléctrica, perdurabilidad en el tiempo o iluminación con una bombilla, por mencionar algunas.
Las funciones, por tanto, se describen mediante el uso de términos (sustantivos medibles o verbos activos) que permiten modelar la función (Liang y Paredis, 2004; Hosnedl, Srp y Dvorak, 2008; Aurisicchio, Eng, Ortiz, Child y Bracewell, 2011). Las propiedades, atributos y características de un sistema técnico pueden definirse por el rendimiento, tamaño de la forma o la estructura funcional, de acuerdo con Hosnedl et al. (2008). Cada sistema en particular que influencia la configuración de un producto es un portador de propiedades y atributos que representan características, valores del parámetro o requerimientos funcionales (Cardozo et al., 2015), permitiendo comparar o evaluar el diseño en cualquier momento del proceso. De hecho, los sistemas funcionales expresados no siempre son bien comprendidos por el consumidor, por lo que la relación entre el producto y la persona muchas veces no permite que este tipo de atributos faciliten la interacción producto-consumidor.
El sistema humano-producto debe ser clasificado en las áreas técnica e interactiva (Janhager, 2005), lo que permitirá al usuario la interacción por medio de la comprensión de las expresiones y representaciones visuales que conforman el producto al momento de utilizarlo. En este sentido, los atributos y valores utilitarios pueden ser utilizados también para definir y describir explícitamente los requisitos del producto desde el punto de vista del consumidor (Wikström, 1996, citado por Janhager, 2005). Por otro lado, el campo de la ingeniería debería ser capaz no solamente de definir atributos y conceptos que representen las funciones, especificaciones y mediciones del objeto diseñado (Dym y Little, 2006), sino también de representar cualidades estéticas a través de los sentidos, contribuyendo a la identificación de las personas con el producto (Aurisicchio et al., 2011).
La comprensión del atributo para el diseño del producto
Godas (2006) señala que las características y cualidades que conforman el producto aportan utilidad a la percepción de este, estableciendo una clasificación de los atributos según su naturaleza, utilidad y carácter diferenciador. Por su parte, Cohran, Eversheim, Kubin y Sesterhenn (2000) clasifican los atributos según el cliente, el mercado y el producto. Mientras tanto, Lenau y Boelskifte (2003) los agrupan desde la perspectiva de la comunicación semántica del objeto, clasificándolos en sensoriales, percibidos y estilísticos. En la misma línea, Tong (2009) desarrolla su clasificación según la utilidad, estilo, concepto y 'commodity', siendo estos últimos atributos básicos e inherentes al diseño de cualquier producto. Rindova y Pe-tkova (2007) sugieren tres dimensiones para un atributo: funcional, simbólico y estético.Lee, Ha y Widdows (2011) conciben tres dominios de atributos del producto: de rendimiento (propósito y funciones), de apariencia (atractivo visual) y de comunicación (ayuda a la expresión).
Se observa en los hallazgos de la literatura que las dimensiones donde se posicionan las diferentes agrupaciones de atributos son la funcional/utilitaria (asociada con el objeto) y la de estilo/perceptiva, de carácter más humanizado (asociada al sujeto). Ambas dimensiones se asocian a los aspectos comunicativos y de uso de un producto, las que a su vez interpretan y representan la solución a las necesidades mediante la interacción sujeto-objeto, como lo señalan Ortiz, Schoormans y Aurisicchio (2011), ya que la tarea de traducir sentimientos, impresiones o emociones es difícil y, muchas veces, la intención de los mensajes representados en el producto suele ser especulativa. De hecho, una buena representación de los rasgos asociados a la personalidad del individuo tiene la potencialidad de influir favorablemente en la decisión de compra de un producto, como lo señalan (Desmet, Ortiz y Shoormans, 2008; Ortiz et al., 2011). Este tipo de valores visuales, considerados humanizados, deben estar bien definidos desde el inicio del proceso y ser validados por el propio consumidor. En este sentido, los espacios contextuales adquieren relevancia en el modelado del producto (figura 3), ya que deben satisfacer los propósitos y expectativas tanto del consumidor como de la propia empresa. Por otra parte, Vergara, Mondragón, Sancho Bru, Company y Pérez (2006) señalan que adquiere gran importancia la etapa en la que se encuentre el desarrollo del producto.
Las condiciones y características de un atributo lo hacen reconocible y único en un producto (Tong, 2009; León, 2009), pudiendo extraerse del pliego de condiciones, de las especificaciones de diseño, de las necesidades del mercado o de las demandas del consumidor. Uno de sus objetivos es establecer las bases para la definición del concepto y la puesta en marcha del proceso de diseño. Desde el punto de vista del diseño, los atributos se centran en los aspectos más humanizados y percibidos por el usuario; en cambio, los que se refieren al proceso de conformación del producto se relacionan a las acciones propias del campo de la ingeniería. Debido a esto, los factores sociocognitivos adquieren mayor relevancia y un alto valor de uso en el contexto social desde el punto de vista del diseñador y, sobre todo, del consumidor (figura 4).
En un experimento realizado por Lenau y Boelskifte (2003), entre alumnos de diseño industrial, de negocios e ingeniería, estos debían asignar términos expresivos y visuales a productos específicos que permitieran determinar alguna relación entre ellos. Se concluyó que existía una tendencia asociativa entre los términos, que se identificaban con las dimensiones sensoriales y perceptivas de las personas, infiriendo que los atributos de un producto denotan y connotan estados de la experiencia personal cognitiva, psicológica y de la conciencia, que se traducían finalmente en estados emocionales en los consumidores, siendo aspectos y cualidades que influenciaban, por una parte, la definición del concepto de producto y, por otra, la del diseño y apariencia de este.
De acuerdo con Blijlevens, Creusen y Schoormans (2009), en la primera imagen del producto que enfrenta el consumidor, los valores visuales y comunicativos le permiten evaluar y valorar los atributos desde el punto de vista interactivo. De hecho, en la decisión de compra subyacen los factores de satisfacción y beneficio, cumplimiento de objetivos y valores agregados, que son considerados importantes por el consumidor (Gutman, 1982; Walker y Olson, 1991, citados por Van Kleef, 2006).
Los atributos simbólicos, psicológicos, funcionales, físicos, etc., muchas veces son conocidos una vez que el producto está en el mercado, en la etapa de comercialización y venta, pero sería mejor conocerlos anticipadamente. Los atributos se diferencian en su designación descriptiva por encontrarse en diferentes estados expresivos de un producto: por una parte, están los de evaluación preconcebida, que actúan sobre productos ya fabricados orientados a determinar posibles mejoras impuestas por el mercado o la empresa; por otra parte, también están los que intentan influir en los aspectos funcionales en una gran cantidad de productos, como lo señala Blijlevens et al. (2009), que tienen una alta valoración atribuible a los aspectos utilitarios y funcionales.
En general, el conjunto de características del producto está compuesto por diferentes clasificaciones y tipologías de agrupaciones, así como por tipos o categorías de atributos, como son los estético-morfológicos, que intervienen en el campo expresivo de la forma y apariencia; los hedónicos-de estilo, que se asocian a valores más cognitivos, como la percepción, o a aspectos sensoriales de índole abstracto que no pueden medirse directamente por tener una alta carga conceptual o metafórica, como la alegría, el agrado o lo atractivo; los funcionales-uitlitarios, asociados generalmente a las características técnicas-operativas, y de cumplimiento de parámetros y requerimientos mas concretos del producto.
Explorando los listados de atributos
La utilización de listados de atributos son técnicas de utilización recurrente. Estas técnicas pueden ser usadas para diferentes maneras de identificar, agregar o mejorar los atributos asignados al diseño de un producto. La técnica propuesta por Crawford (1954) es ideal para el diseño de nuevos productos, pudiendo ser utilizada también para la evaluación y mejora de productos existentes (rediseño). Generalmente, los listados de atributos están compuestos por términos, palabras o sustantivos que describen y expresan conceptualmente características, cualidades físicas, de uso o estilo, representadas explícitamente en un producto. Este tipo de técnica se convierte en un buen método analítico-representativo en apoyo al proceso de diseño. Los listados prehechos, como el de Michalko (2006), permiten agrupar términos conceptuales desde la dimensión descriptiva, del proceso, del precio o de aspectos sociales. Este tipo de listados tienen su origen en las técnicas para la creatividad que identifican previamente los valores distintivos de atributos que se asignan a un producto. Su importancia radica en la pertinencia y utilización, como un método de diseño, por las diferentes áreas que participan en el proceso de diseño como el marketing, negocios, ingeniería o diseño.
También están los listados de atributos prehechos, que incorporan tímidamente combinaciones de palabras y conceptos asociados a las características funcionales, como lo describe Bedolla, Lloveras y Gil (2004). En este sentido, es importante considerar la etapa y el momento en que se confecciona y utiliza un determinado listado de atributos, sobre todo al momento de definir los conceptos y términos que integrarán dicho listado. Muchas veces, los términos empleados no cumplen con el propósito, o no logran describir claramente lo que intenta representar el diseñador. Hasta ahora la utilización de este tipo de técnicas ha surgido en torno al marketing, el mercado, o a la diferenciación de marca como herramienta estratégica (Karjalainen, Nikitas y Rahe, 2013), siendo el objetivo principal el describir y representar emociones, sensaciones y aspectos más humanizados y menos técnicos (Karjalainen, 2003; Ortiz y Hernández, 2008; Bedolla, Gil y Ruiz, 2009).
La existencia y utilización de listados de atributos con respecto a la función se refiere a las acciones que activan el diseño para que se produzca la interacción entre un componente y otro con su entorno (Liang y Paredis, 2004), así como a la transferencia de energía, al tipo de materialidad y a las señales. Wen-Chuan, Arunkumar y Anil (2001) sostienen que la información de los atributos de función transforma un proceso fenomenológico en principios físicos medibles. Este tipo de listados funcionales, como el de Hernandis (2004), podrían referirse también al pliego de condiciones del proyecto, a la adaptación ergonómica del concepto de producto, a la antropometría o a los atributos formales asociados a la estética y apariencia del producto.
Metodología
Modelo de investigación
El estudio a partir de un listado piloto de términos asociados a la definición de atributos, que se asignan habitualmente al producto en la fase inicial del proceso de diseño, apoya el propósito de este trabajo, que busca identificar la existencia de agrupaciones de atributos y su integración por afinidad y significancia, relacionados con los factores undamentales reconocibles en el producto: formales, funcionales y ergonómicos, considerando que el producto se caracteriza formalmente por la manera en como se interpreta y relaciona en la interacción con el consumidor. Estos actores clave asignados al diseño hasta ahora están condicionados a la experiencia de quien diseña en diferentes etapas del desarrollo del producto. De lo anterior, se infiere a siguiente hipótesis:
H. Los atributos definidos para dar forma y apariencia al producto se agrupan e integran por afinidad y significancia para el diseño del producto, considerando las diferentes perspectivas de quienes participan del proceso de diseño.
La investigación es cualitativa, en su fase inicial, mediante la contextualización y conocimiento teórico de as variables definidas en el estudio, y cuantitativa, en una fase posterior, mediante la aplicación de un Análisis de Componentes Principales (ACP), como técnica estadística para reducción de datos, que permita explicar las correlaciones existentes entre las variables expuestas a partir del listado de términos, con el objeto de identificar grupos mínimos homogéneos relacionales de las variables. Esta técnica estadística permite sintetizar información o reducción de la dimensión de las variables, obteniendo nuevos componentes principales independientes entre sí.
Con ello, se pretende observar el comportamiento de los Factores para el estudio que busca la afinidad y correlación entre las variables (Mejía, 2005). Los componentes principales bastan para describir las primeras combinaciones lineales ordenadas por la magnitud de la varianza. A pesar de que las variables integran cada componente principal, algunas son más importantes que otras, lo que determina a naturaleza de cada componente. En esta misma línea, Zikmund y Babin (2009) señalan que una investigación exploratoria se basa en la experiencia del encuestado para esponder cuestiones en torno al constructo del estudio.
Partiendo de un listado de términos propuesto por especialistas, se identifican las variables iniciales del estudio. El istado está conformado por 25 términos conceptuales que se asocian normalmente a los subsistemas tradicionales del diseño: forma, función y ergonomia (Hernandis, 2004). La aplicación del análisis factorial permitió identificar las agrupaciones en componentes principales. La investigación es del tipo exploratoria, a partir de la aplicación de un cuestionario a estudiantes (n = 400) de Diseño Industrial e Ingeniería de Productos de Chile, España y México, de los últimos niveles formativos en sus respectivas disciplinas.
El instrumento de medición permitió identificar atributos que se utilizan tradicionalmente para la definición de características y expresiones formales, definidas habitualmente en la fase inicial de diseño conceptual para representar la forma y apariencia del producto. La literatura consultada evidencia la existencia de listados de términos comúnmente utilizados para estos fines en distintas etapas del proceso de diseño, por diferentes áreas de diseño, marketing o ingeniería. Se selecciona una serie de términos habituales, tomando como base listados de fuentes revisadas en Bedolla et al. (2004), Hernandis (2004), Michalko (2006), Desmet et al. (2008), Ortiz y Hernández (2008), y Karjalainen et al. (2013).
Población
La población corresponde a estudiantes de la Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad de Santiago de Chile y el Tecnológico de Monterrey sede Chihuahua, de las carreras de Diseño Industrial e Ingeniería de Productos.
Muestra: perfil del encuestado
La muestra comprendió estudiantes de Chile, España y México (n = 400) pertenecientes a los últimos años de sus respectivas carreras (tabla 1), todos ellos considerados como diseñador intermedio (Popovic, 2004), con experiencia en el desarrollo de proyectos de diseño, conocimiento de las etapas para el desarrollo del proceso de diseño y el diseño de productos en etapa formativa. Este proceso se desarrolló entre el 2012 y el 2014, durante los periodos académicos normales de los países incluidos en el estudio.
Materiales
El listado de atributos se extrae como resultado de la revisión de la literatura, y está compuesto por términos conceptuales de uso común (tabla 2), con la finalidad de recabar datos a partir de la opinión de los estudiantes frente a la instrucción "Del siguiente listado, indique el grado de importancia para dar forma y apariencia al diseño". Los encuestados deben seleccionar todas las opciones de la instrucción genérica, con las 25 alternativas que ofrece el listado. Se opta por una instrucción genérica y no una pregunta específica asociada a un producto en particular, ya que el objetivo principal del estudio es identificar agrupaciones que conduzcan, a futuro, hacia la generación de categorizaciones generales de atributos y la modelación de una herramienta metodológica de uso común para el desarrollo de productos en el proceso de diseño.
Las variables del estudio serán calificadas por medio de la escala de Likert (Morales, 2011) de cuatro intervalos, que medirá el grado de importancia, en donde 1 es el valor más bajo (poco importante) y 4 el valor más alto (muy importante), de acuerdo con lo señalado por Elejabarrieta e Iñiguez (2008). La escala de Likert en el análisis estadístico busca encontrar el nivel de acuerdo o desacuerdo, así como la frecuencia y, en este caso, el grado de importancia que se atribuye a las variables del estudio en la opinion del encuestado.
Análisis de datos
Análisis de Componentes Principales (ACP)
Para el análisis de datos se utilizó el software SPSS Statistics V17. La prueba preliminar, de tipo exploratorio, agrupó la lista de variables en siete componentes. Se observa que la varianza total es superior a la unidad, como lo muestra la tabla 3. También se observa que, a partir del componente 4 y hasta el componente 7, el porcentaje de la varianza es muy bajo respecto de los tres primeros componentes, a pesar de que el análisis con siete componentes explica un 60,339%. Según las condiciones expuestas, se decidió reducir los componentes, con el propósito de identificar el menor número de componentes para el estudio, en concordancia con los factores fundamentales del diseño preferentemente.
Reducción de componentes
Para la reducción de componente, se recogen los factores más representativos, asignando a cada uno de ellos su valor absoluto y se señala en la comunalidad para valores que oscilan entre 0 y 1. Cuando el valor se aproxima a 1, la variable queda totalmente explicada, mientras que si se acerca a 0 los factores no explicarán la variabilidad, disminuyendo así el número de variables (Rodríguez y Mora, 2001). Se analizan las cargas factoriales definidas en el listado sugerido. Además, se observa que la variable color (0,148) y la variable textura (0,177) serán descartadas del estudio (tabla 4), ya que, en el análisis de las comunalidades del acp, las respectivas cargas factoriales son inferiores a 0,2.
Una vez realizada la reducción de términos, se realizó una nueva prueba de ACP, reduciendo la prueba a tres componentes. Según los resultados obtenidos, se aprecia que la varianza total explicada es válida (tabla 5), en la que los componentes 1, 2 y 3 explican el 41,172% de la varianza de los datos iniciales, lo cual es aceptable.
De acuerdo con los resultados del componente 1 (15,858%) de explicación, componente 2 (14,252%) y componente 3 (11,061%), se determina como opción válida, para los tres componentes. Por otra parte, para el estudio de las relaciones, se aplica el análisis factorial con rotación Varimax con Kaiser. Se observa que el kmo que se obtiene (0,728), como lo muestra la tabla 6, está dentro de los límites de los valores recomendados, en un nivel aceptable para la prueba.
Las agrupaciones
En la Matriz de Componentes Rotados (tabla 7), se observa que en el componente 1 se agrupan los términos con un alto valor asociado a las características funcionales, uso y utilidad, consideradas de naturaleza técnica, como la resistencia, estabilidad o apoyo; en el componente 2, en cambio, la valoración del término se asocia a las características de expresión formal y apariencia del objeto, como la superficie, la línea o el contorno, orientados principalmente a las cualidades morfológicas del producto; por último, en el componente 3, se evidencia una asociación visual centrada en los aspectos expresivos de la forma del diseño, con un alto valor metafórico y conceptual perteneciente al campo de las ideas y de las personas. Las agrupaciones para el estudio se clasificarán en componente 1: AG1 (utilitarios); componente 2: AG2 (apariencia), y componente 3: AG3 (perceptivos).
El experimento evidencia, hasta ahora, que las variables de la prueba efectivamente pudieron ser agrupadas, como lo muestra la tabla 8. El análisis realizado aclara bastante la influencia y pertenencia del atributo respecto de una u otra agrupación; no obstante, se observan particularidades en el análisis preliminar intergrupo sobre los ítems que integran cada agrupación, lo que requiere una explicación.
Resultados
Se realizó un análisis factorial, mediante mapas de posicionamiento, basados en el análisis visual de naturaleza gráfica (Salvador y Gargallo, 2006), partiendo de los resultados obtenidos previamente por el ACP. Con este tipo de análisis gráfico, se pretende determinar el grado de acercamiento y pertenencia de la variable a una o más de las agrupaciones identificadas en forma de componentes principales, y su valor porcentual representado en los ejes de abscisas u ordenadas, con respecto a la agrupación que integra. Las variables con una mayor cercanía al eje factorial integrarán solo a la agrupación correspondiente y la correlación para cada factor.
Análisis de la representación gráfica de los resultados
El estudio se presenta a partir del uso de un instrumento gráfico vectorial, que permitió visualizar las relaciones entre los atributos por cada agrupación identificada. Este análisis muestra si los términos sugeridos integran solo la agrupación sugerida, o si son influenciados por otra de las agrupaciones. En primer lugar, se muestra una distribución total de los 23 términos en un plano de ejes coordenados correspondientes a las agrupaciones AG1: utilitarios (15,858% de la varianza); AG2: apariencia (14,252% de la varianza), pero que también integra AG3: perceptivos (11,061% de la varianza), como lo muestra la figura 5 para observar el grado de influencia intergrupal.
Se observa en la agrupación AG1 (utilitarios) que la variable V4 (capacidad), y V7 (cuadrado) también influyen de manera importante a la agrupación AG2 (apariencia). Asimismo, se evidencia que, a pesar de tener una carga factorial muy alta e integrando la agrupación sugerida, la distinción del valor expresivo del término no aclara a qué agrupación pertenece. Esta tipología de términos conceptuales relacionados con las características funcionales y técnicas se asocia, por lo general, a los valores de la utilidad de un producto; por tanto, representan cualidades y propiedades medibles, como la capacidad que define un volumen, o una estructura que compone el sistema producto, o un cuadrado asociado a los aspectos morfológicos directamente. Sin embargo, es habitual encontrar atributos que se identifican con más de una agrupación. Por otra parte, las variables V1, V2, V3, V5, V6 y V8 solo integran la agrupación AG1, ya que su alta carga factorial y posicionamiento con respecto al eje denota su pertenencia a la agrupación identificada.
Se reconoce que los atributos como resistencia, estabilidad, portabilidad o apoyo, entre otros, por lo general se asocian a las especificaciones del diseño o a los aspectos funcionales. La influencia de variables pertenecientes a la agrupación AG2, con menor incidencia sobre la agrupación AG1, como V11 (dimensión) y V15 (cilíndrico), muestra que en este sentido los valores encontrados asociados a este tipo de atributos se pueden relacionar también con la dimensión funcional y utilitaria. Las variables V9, V10, V12, V13, V14 y V16 solo integran e influencian a la agrupación AG2, con una alta valoración de expresión morfológica, como superficie, geometría y contorno, o de los elementos constituyentes de una forma, como línea, por lo que se asocian a las expresiones más formales y de apariencia en el diseño del producto.
En el segundo análisis (figura 6), se muestra la representación de AG1 y AG3. En este caso, en las variables de la agrupación AG1, asociadas a los atributos utilitarios, se observa que los términos V5 (portabilidad), V6 (sustentación), V7 (cuadrado) y V8 (apoyo) influencian de manera importante a la agrupación AG3, a pesar de que no la integran. Este tipo de atributos no son tan solo de uso común desde la perspectiva de la ingeniería, sino que también tienen una clara influencia como terminología expresiva sobre las expresiones perceptivas de un producto; asimismo, tienen la capacidad de representar características conceptuales morfológicas cercanas a la percepción de las personas.
Por su parte, las variables V1, V2, V3 y V4 solo integran la agrupación AG1 por su alta carga factorial. Los términos de la agrupación AG3, que denotan su influencia sobre la agrupación AG1 e identifican las variables V17 (sinuoso) y V23 (fragilidad), tienen correspondencia con la dimensión utilitaria, lo que no permite asegurar que solo pertenecen a una u otra agrupación exclusivamente. En cambio, V18, V19, V20, V21 y V22 influencian únicamente a la agrupación AG3, dando sentido de pertenencia a las expresiones con una alta carga conceptual, metafórica y de valores visuales más humanizados, centrando su definición y asignación en el diseño a la experiencia previa, a las expectativas del consumidor, a la personalización y a la satisfacción de las personas representadas en el producto.
Discusión
La investigación identifica nuevas relaciones y agrupaciones que complementan los hallazgos en la literatura existente, en las que se observa el alto nivel de utilización desde el punto de vista social y del producto, más que del campo de la ingeniería. Por otra parte, el estudio permite identificar un grado de acercamiento relevante entre el diseño y la ingeniería, al momento de relacionar términos conceptuales con los atributos, para dar forma y apariencia al producto. A su vez, ciertos términos conceptuales, a pesar de estar permanentemente utilizados como un meta atributo (familia de atributos), quedan fuera del análisis, como el color y la textura, atributos que siempre están presentes en cualquier análisis o definición estratégica en el diseño de un producto. En este sentido, el estudio intenta descubrir si efectivamente los atributos pueden ser agrupados, y no si uno u otro específicamente es o no un atributo, descartando ciertos valores que pudieran estar considerados en un nivel superior o relevante, como pudieran ser el color y la textura.
La experiencia es un factor determinante al momento de diseñar productos. Considerar las agrupaciones de atributos como parte fundamental de la estrategía de diseño permite afirmar que estos deben ser propuestos como un buen método para definir el diseño del producto, puesto que la falta de sincronía de quienes participan del proceso de diseño es evidente a la hora de su utilización. Por otra parte, cada vez más las cualidades asociadas a los aspectos más humanizados pasan a ser relevantes. De hecho, deben ser considerados como factores diferenciadores y críticos para el diseño del producto. La marca, las emociones, las sensaciones y la identidad personalizada son cada vez más importantes; no así los atributos asociados a los aspectos funcionales o utilitarios, ya que de alguna manera estarán resueltos.
La investigación identifica agrupaciones compatibles y similares con los listados de la literatura revisada. Además, concuerda en varios aspectos con la terminología utilizada indistintamente por el diseño, marketing o el campo de la ingeniería, y valida la Hipótesis de la investigación que identifica agrupaciones por afinidad y significancia para definir la forma y apariencia del producto. Por otra parte, los metafactores fundamentales podrían estar en agrupaciones, clases o categorías particulares, tales como hedónicos, de estilo, perceptivos, sensoriales, formales, de apariencia, funcionales, utilitarios, ergonómicos o emocionales, entre otros, y su definición en el producto dependerá de quien esté llevando a cabo la etapa del proceso de diseño: marketing, diseño o ingeniería, y en qué etapa de desarrollo del producto se encuentre el proceso de diseño.
Conclusiones
Se confirma el planteamiento de la hipótesis del estudio: los atributos pueden ser agrupados por afinidad y significancia expresiva. Los instrumentos y análisis de datos permitieron identificar agrupaciones consistentes de atributos asociados a los factores fundamentales del diseño. De manera consistente, se identifican tres agrupaciones: la primera agrupa los atributos asociados con las características funcionales y utilitarios del producto; la segunda concentra los atributos asociados a la apariencia y aspectos formales del producto, y la tercera está integrada por atributos perceptivos que caracterizan los factores cognitivos asociados a las personas, generalmente definidos por términos más abstractos y humanizados, como el estilo, la personalidad o el hedonismo, interviniendo en el diseño desde una perspectiva mucho más subjetiva e impulsados por las ideas, muchas veces con una fuerte connotación metafórica.
Esta investigación sugiere que se debe profundizar en el análisis y comprensión del nivel de origen de la información y datos de entrada al proceso de diseño, así como a una buena definición de atributos iniciales del diseño, que surgen preliminarmente desde el área de marketing, y definidos mediante estudios de mercado, encuestas a consumidores, rediseño de productos, estrategia empresarial, etc. Se evidencia la vínculación intergrupos y asociaciones conceptuales interdisciplina. Las futuras aplicaciones para el diseño del producto al momento de la definición de uno u otro atributo se debe seguir explorando. Asimismo, resultaría de mucho interés realizar nuevos análisis y contrastar los resultados intragrupos: diseño e ingeniería, y observar concordancias y discrepancias a la hora de seleccionar tipologías de atributos identificados en el estudio.
En la revisión de la literatura se observa que los atributos de un producto muchas veces son determinados por las aspiraciones y expectativas de los consumidores, sobre todo al momento de la decisión de compra. De hecho, al ser definidos en las etapas tempranas del proceso de diseño, los atributos ya modelan el concepto de producto, dando como resultado un diseño básico preliminar sobre el que se sustenta el posterior desarrollo del producto. Este hecho trascendental, por lo general poco estudiado, se relaciona con la definición preliminar del concepto del producto. La investigación sugiere estudiar más en profundidad las acciones y tareas que se llevan a cabo en el proceso de diseño, lo que permitiría optimizar los pasos y acciones conceptuales que integran el desarrollo del proceso de diseño del producto, mediante acciones y tareas sincrónicas interdisciplinarias, lo que prevé un acortamiento de los tiempos de conceptualización y desarrollo, sobre todo en la determinación de la mejor trayectoria estratégica del proceso de diseño, orientado hacia resultados con más garantías de éxito empresarial.
La investigación también arroja resultados con respecto al significado del atributo empleado y de la complejidad del uso particular al momento de asignarlo, ya que pueden tener más de una interpretación o manera de expresarlo en el producto. Por ejemplo, el atributo estable, puede referirse a alguna cualidad técnica del material, como también a una expresión visual de la forma del producto. Esto ocurre también al usar términos con valores más humanizados, como frágil o robusto, que pueden referirse tanto a las características y aspectos formales, como a alguna característica que se identifica con las personas. El hecho de utilizar términos o conceptos que se asocien indistintamente a la descripción de los rasgos de personalidad de las personas y a la vez pudieran referirse a características funcionales del objeto genera incertidumbre y confusión, pues no aclara muchas veces el propósito en la definición de un atributo u otro en el producto. En este sentido, la asociación y comportamiento del adjetivo (atributo) y su expresión visual tendrá diversos grados de pertenencia o clasificación que lo relacionaría con más de una agrupación de atributos.
Es de interés seguir explorando en el futuro la posibilidad de identificar factores y atributos distintos de los utilizados en esta investigación, sobre todo considerando que la influencia de un determinado atributo pudiera integrar más de un determinado grupo, pudiendo describir diferentes significados o expresar más de un estado representativo de la forma y apariencia del producto. Los atributos hasta ahora no están completamente identificados, agrupados o categorizados. Entendemos que la utilización del recurso verbal es un acto fundamental para el diseñador en el proceso de diseño, y debe ser considerado como una herramienta estratégica. No debemos olvidar la importancia que, para las empresas, tiene la acción final en la venta del producto. Debemos comprender el correcto funcionamiento de los mecanismos que concluyen en la acción de compra del consumidor y conocerlos con mayor profundidad desde el arranque del proceso de diseño hasta la posventa. Esto serviría, sin lugar a dudas, para mejorar el ciclo de vida del producto, sus consecuencias para el medio ambiente y, sobre todo, su éxito comercial.