Estudios Políticos es una publicación que ha alcanzado una significativa clasificación en los sistemas de indexación y resumen. Para lograrlo, el equipo académico y editorial ha realizado enormes esfuerzos para responder a los restos que esta dinámica de ''calidad'' impone, con la convicción de que los proyectos editoriales que adelanta la Universidad de Antioquia —y otras tantas en el país— están basados en una producción intelectual nacional que merece ser leída y citada por las comunidades académicas internacionales, sin necesidad de recurrir a argucias fraudulentas. No obstante, la revista se ha esmerado también en que los llamados procesos de indexación no se conviertan en una obsesión que termine obnubilando los planteamientos originales de nuestra política editorial: fortalecerse como vía de divulgación del conocimiento construido por el Instituto de Estudios Políticos (IEP) en tanto centro de investigación y formación en posgrado, servir de espacio de difusión de otras investigaciones de la Universidad de Antioquia y ser un medio para aquellos que dan sus primeros pasos como investigadores y ensayan sus primeras líneas de escritura científica.

Es cierto que los propósitos de una revista como Estudios Políticos, muy seguramente corresponden a una visión internalista y hasta endogámica —como tanto suele reclamarse hoy en este medio—, pero tan importante como lograr que nuestros resultados de investigación y publicaciones lleguen a públicos externos e internacionales, tan relevante como conocer lo que producen las comunidades académicas internacionales a través de la ventana que abren las publicaciones nacionales, tan notable como contar con un amplio grupo de prestigiosos evaluadores o árbitros, resulta trascendental que nuestros proyectos editoriales seriados sean también el espacio para difundir conocimientos y formar comunidades académicas comprometidas con la búsqueda de mejores comprensiones sobre nuestros fenómenos sociales, políticos y materiales, así como con la construcción de alternativas creativas para ellos.

Como el sistema nacional de investigación se ha ocupado de los estándares foráneos que los sistemas de indexación y clasificación imponen a las revistas para otorgarles el carácter de cientificidad y permitirles la continuación de su existencia, en Estudios Políticos hemos querido hacer un ejercicio complementario para conocer de qué manera la revista contribuye a formar escuelas de pensamiento, a construir esa comunidad académica cercana dedicada al análisis riguroso de la política y a materializar la tan nombrada relación entre investigación y docencia. Y para recorrer ese camino se han construido otros indicadores a partir de unas sencillas preguntas que, a nuestro juicio, son relevantes para una publicación del campo de las Ciencias Sociales: ¿cuál es relación de la revista con la investigación realizada en el IEP? ¿Cómo puede evidenciarse el vínculo de la revista con el compromiso del IEP con la docencia en el pregrado y en la maestría de Ciencia Política?

Algunas evidencias se pueden constatar a partir del análisis que se viene haciendo de Estudios Políticos desde la edición 33 en las que encontramos que de 137 autores que han participado en las 12 ediciones, 20 son estudiantes y egresados de la maestría y 19 son investigadores del IEP, los cuales han sido sometidos al proceso de evaluación exigido por la revista. En la función de arbitraje hemos contado con la participación de cerca de 249 especialistas en áreas de las Ciencias Sociales y Humanas, de los cuales 23 son egresados y profesores invitados a la maestría —externos al IEP—, quienes cuentan también con las calidades académicas demandadas por los sistemas de indexación. Cada una de las 24 tesis de maestría presentadas entre 2008 y 2014 citan en promedio 4 artículos de la revista; y en las tesis de pregrado un promedio anual de 3. Finalmente, al revisar los programas ofrecidos por el pregrado en Ciencia Política para los semestres 2013–I, 2013–II y 2014–I, 78 artículos publicados en la revista hacen parte de la bibliografía utilizada por los profesores para desarrollar su proceso educativo con las nuevas generaciones; mientras que 9 artículos hacen parte de los programas de la maestría desde 2008.

Hacer consciente estas cifras nos impone el reto de seguir abriendo nuestras publicaciones al mundo sin que los impactos de citación, los puntos y las clasificaciones, asumidas con fanatismo, ofusquen las posibilidades que podrían tener nuestras revistas de enseñar a hombres y mujeres a pensar, y a actuar en la vida social y política con mejores argumentos, en un país al que le urge multiplicar sujetos políticos que deseen vivir en condiciones dignas, justas y pacíficas. Por estas razones y teniendo en cuenta que vivimos en un país que invierte tan poco en el desarrollo del pensamiento científico y humanista, en el que el acceso a la educación superior todavía es un privilegio, en el que leer y escribir es de pocos... tal vez algunas dosis de endogamia sigan siendo necesarias.