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Estudios Políticos

Print version ISSN 0121-5167On-line version ISSN 2462-8433

Estud. Polit.  no.47 Medellín July/Dec. 2015

https://doi.org/10.17533/udea.espo.n47a13 

SECCIÓN TEMÁTICA: PERSPECTIVAS DIFERENCIADAS DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL Y TRANSFRONTERIZA

 

DOI: 10.17533/udea.espo.n47a13

 

¿Tiempos de crisis, tiempos de retorno? Trayectorias migratorias, laborales y sociales de migrantes retornados en Ecuador*

 

Times of Crisis and Times to Return? Migratory, Occupational and Social Trajectories of Returning Migrants in Ecuador

 

 

Gioconda Herrera (Ecuador)1; Lucía Pérez Martínez (Ecuador)2

 

1 Licenciada en Sociología y Ciencias Políticas. Doctora en Sociología. Subdirectora Académica y docente en la Flacso–Ecuador. Correo electrónico: gherrera@flacso.edu.ec

2 Socióloga. Magíster en Sociología. Investigadora asociada en la Flacso–Ecuador. Correo electrónico: lsperez@flacso.edu.ec

 

Fecha de recepción: febrero de 2015

Fecha de aprobación: abril de 2015

 

Cómo citar este artículo: Herrera M., Gioconda y Pérez M., Lucía. (2015). ¿Tiempos de crisis, tiempos de retorno? Trayectorias migratorias, laborales y sociales de migrantes retornados en Ecuador. Estudios Políticos, 47, Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, pp. 221–241. DOI: 10.17533/udea.espo.n47a13

 


RESUMEN

Este artículo analiza la experiencia de retorno de migrantes ecuatorianos desde España en los últimos cinco años con base en una investigación cualitativa de familias en Ecuador y en España. Se parte de una concepción del retorno como un proceso en vez de como un acontecimiento que cierra el proyecto migratorio, analizando tanto la inserción laboral y social de hombres y mujeres retornados. Los hallazgos sugieren que los capitales sociales y culturales conseguidos antes de la migración son más relevantes que los adquiridos en la migración, para una inserción laboral favorable en esta etapa inicial del retorno. Los hallazgos respecto a la reinserción social muestran que debido a un intenso sentido de pertenencia alimentado por prácticas transnacionales durante todo el periodo migratorio, la integración social de los migrantes es relativamente fluida aunque existen significativas diferencias entre hombres y mujeres, relacionadas con diversas experiencias de inserción laboral.

Palabras clave: Crisis Económica; Inserción Laboral; Migración; Retorno; Ecuador; España.


Abstract

This article examines the experience of Ecuadorian returnees from Spain in the context of the global crisis. The analysis is grounded on a multi–sited qualitative research among migrant families in Ecuador and Spain that looked at labor and social integration from a gender perspective. Migrant return is conceived as a process rather than as an event ending the migratory project. Findings suggest important gender differences, both in terms of labor insertion as well as social integration. Social and cultural principles acquired before migration are more relevant than the migration experience in explaining successful labor integration At the same time, social integration is related to an intense sense of identity and belonging reinforced by transnational practices.

Keywords: Economic Crisis; Job Placement; Migration; Return; Ecuador; Spain.


 

 

Introducción

Luego de experimentar un proceso de emigración masivo a finales del siglo XX, en los últimos años en Ecuador se incrementó la población emigrada que retorna de manera temporal o definitiva. Esto se debe, en gran medida, a la persistencia de la crisis financiera internacional que afecta fuertemente las condiciones de reproducción social de las familias ecuatorianas migrantes en los países de destino, así como al endurecimiento de las políticas migratorias en esos países, limitando la continuidad de los flujos.

En Ecuador, diversas pistas permiten observar un incremento moderado de la población retornada por la crisis en España. Por un lado, el censo de población de 2010 permitió captar la población que residía hace cinco años en un país extranjero, lo que arrojó una cifra de alrededor de setenta mil personas (INEC, 2010); por otra parte, las estadísticas españolas muestran que la población ecuatoriana se redujo en 56 466 personas entre el 1.° de enero de 2013 y el 1.° de enero de 2014 (INE, 2014). Si bien esta cifra no revela directamente un retorno a Ecuador, pues pueden migrar a terceros países, sí devela una salida significativa de población ecuatoriana de su destino más importante, España. El censo ecuatoriano identifica similitudes en los perfiles de procedencia y de características demográficas de los emigrantes: 46% proviene de España, 26% de Estados Unidos y 6% de Italia (INEC, 2010); existen más retornados varones desde Estados Unidos y más mujeres desde Italia, mientras que el número de mujeres retornadas desde España es ligeramente superior al de los hombres. Por otra parte, un reciente estudio sobre retorno y empleo (Prieto y Koolhass, 2013) señala que los retornados tienen más dificultades que la población que no ha emigrado para encontrar empleo, afectando mayormente a las mujeres.

Este artículo examina las trayectorias migratorias y laborales de personas retornadas en un barrio periférico de la ciudad de Quito, la Comuna de Llano Grande, analizando la experiencia del retorno como un proceso social influenciado por prácticas transnacionales, para entender la reinserción laboral y social de esta población retornada en relación con algunos clivajes de desigualdad social —principalmente de género y clase— donde se inscriben estas prácticas.

Se parte de la premisa de que el retorno se encuentra necesariamente imbricado con otros procesos de transformación social que deben ser tomados en cuenta en el análisis (Rivera, 2011); pero además, la migración y el retorno interconectan a personas, capitales y sobre todo sociedades desiguales (Rivera, 2011; Glick–Schiller, 2010). Por tanto, los procesos de reinserción social de las personas retornadas son analizados mirando sus trayectorias migratorias y laborales, los distintos capitales —sociales, culturales y económicos— acumulados y cómo se despliegan en contextos socio históricos particulares.

El artículo se basa en una investigación cualitativa llevada a cabo en Ecuador y en España en 2012. A través de observación y entrevistas se reconstruyeron las experiencias de retorno de 21 familias, un total de 45 entrevistas en profundidad: 32 en Ecuador y 13 en España. Las personas entrevistadas en España corresponden a familiares de las personas retornadas a Ecuador que todavía mantienen lazos con sus familiares en ese país, pues 15 de las 21 familias analizadas mantienen todavía miembros en España. El objetivo fue recabar información sobre los imaginarios y proyectos de retorno de las personas que todavía no han retornado. Si bien 15 de los 21 hogares declararon mantener familiares en España, en la investigación se entrevistaron a los parientes de seis familias; sin embargo, a través del relato de los retornados se pudo indagar sobre la existencia y el tipo de vínculos transnacionales que mantienen estos hogares con sus familiares en España y también analizar la reinserción social y laboral como un proceso que incluye la interrelación entre los espacios locales y los transnacionales. En ese sentido, se optó por una modalidad multisituada, atendiendo la necesidad de contemplar al retorno como proceso que involucra a las familias, producto de negociaciones entre sus miembros de uno y otro lado del océano.

Respecto a la estructura familiar, 18 de los 21 hogares son nucleares biparentales y tres monoparentales con jefatura femenina, y un solo hogar es transnacional —la esposa ha retornado y su marido e hijos permanecen es España—. En el resto de casos, la relación con parientes en España es en su mayoría de segundo grado: padres–madres, hijos–hijas, hermanos–hermanas, que ya tienen otros hogares. Estos parientes son considerados capital social transnacional pues no representan obligaciones económicas para los familiares, aunque existan transacciones económicas entre ellos. En todo caso, esto permite indagar por prácticas transnacionales concretas que son contempladas, en las estrategias familiares, como capital social que puede facilitar un posible regreso a España.

 

1. El retorno en el campo migratorio

Los estudiosos del campo de las migraciones internacionales reconocen que el tema del retorno fue, durante muchos años, concebido como un evento que ponía fin al proyecto migratorio. El acto de volver era visto como un hecho enmarcado en la dicotomía del éxito o el fracaso de la persona migrante. Por el contrario, desde una perspectiva que combina tanto la mirada transnacional como un enfoque sistémico de las migraciones, el retorno no es sino una etapa del proyecto migratorio que debe ser analizado como parte del sistema migratorio (Rivera, 2011) o como una práctica de personas migrantes que experimentan la transnacionalidad, ya sea porque mantienen vínculos económicos, afectivos y sociales, o porque su condición de ciudadanía —en al menos dos países— les brinda mayores posibilidades de movilidad internacional. (Guarnizo, 1996). Incluso sin una explícita perspectiva transnacional, el retorno está presente desde el inicio del proyecto migratorio, como sueño, como deseo, como proyecto imaginado, como objetivo (Sayad, 1998), llamando a reflexionar sobre cómo la idea o deseo de retornar puede moldear, modificarse, afectar o transformar el proyecto migratorio (Cavalcanti, 2013). Este artículo parte de esta noción del retorno, como un proceso social presente de manera permanente en la experiencia migratoria pero centrada en su realización, es decir, en las negociaciones, prácticas y estrategias puestas en marcha alrededor al retorno.

En Ecuador, la investigación empieza a despegar con fuerza a partir de dos fenómenos: el análisis de las políticas de retorno emprendidas por el Estado y el impacto de la crisis económica global. Los estudios realizados cubren tres ámbitos de análisis: el alcance de las políticas y programas de retorno del Gobierno ecuatoriano; la experiencia del retorno en el contexto de la crisis en los países de destino, es decir, el retorno como una estrategia; y la experiencia propiamente dicha de personas retornadas en Ecuador. En efecto, uno de los factores que es necesario tomar en cuenta es la política que a partir de 2007 establece Ecuador con sus retornados. Si bien han existido programas de apoyo a los retornados, el número de beneficiarios se redujo; por otro lado, el discurso sobre la necesidad de retornar fue una constante en el discurso político del Presidente ecuatoriano para con los migrantes en los países de destino (Moncayo, 2011a).

Entre los trabajos que toman como telón de fondo los programas de retorno del Gobierno ecuatoriano se encuentran aquellos que realizan un análisis de las políticas y las contraponen con las experiencias de retornados en Ecuador (Moncayo, 2011a; 2011b; Castillo, 2011). Respecto a los trabajos sobre retorno en los países de destino, generalmente se enmarcan en el periodo de inicio de la crisis económica europea, lo que parece influir notablemente en una de las interpretaciones comunes a muchos de estos estudios, una mirada del retorno como la última opción dentro del proyecto migratorio: el retorno aparece como una estrategia entre otras y no siempre la opción más buscada (Peris–Mencheta, López y Masanet, 2011; Bocagni, 2011; Boccagni y Lagomarsino, 2011; Herrera, 2012). Pocos trabajos todavía han analizado los procesos de reinserción social y laboral de estos migrantes (Hernández, Maldonado y Calderón, 2012). Al respecto, Christian Schramm (2011) ofrece elementos muy sugerentes para comprender el rol de los vínculos y redes sociales transnacionales en los procesos de reinserción de los retornados, presentando una tipología de experiencias de retorno —los constantes, los buscadores, los fracasados— y encuentra que aquellos con mayor propensión a tomar la decisión de retornar son quienes mantienen vínculos fuertes con familiares en origen —los constantes—; asimismo, parecen experimentar procesos de reinserción social más positivos.

Otros trabajos se han centrado en analizar la experiencia de los retornados en tanto beneficiarios de emprendimientos productivos, encontrando procesos de reinserción laboral y social complejos que dependen, en gran parte, del éxito o fracaso de sus negocios. En términos sociales, se muestra que el retorno presenta cambios en las relaciones familiares y de género que deben analizarse más sistemáticamente (Moncayo, 2011a). En este artículo se analiza el retorno considerando la densidad de los vínculos transnacionales que mantienen las familias, como la necesidad de profundizar el análisis en clave de género.

El artículo, entonces, adopta tres perspectivas fundamentales para abordar la migración y el retorno: la perspectiva transnacional en el estudio de las migraciones; la necesidad de concebir a los sujetos migrantes y sus experiencias en articulación con la estructura social, desde sus características heterogéneas y diversas, atravesados por marcadores de desigualdad social; y otorgarle centralidad al análisis de género en el análisis de los procesos de retorno.

De acuerdo con la perspectiva transnacional, el retorno es concebido no como el cierre de un proceso sino como una parte del ciclo migratorio (Rivera, 2011). En el proceso de retorno se produce la necesidad de adaptación, lo que no implica el abandono de la identidad desarrollada mientras se estuvo fuera sino tomar ventaja de los "atributos" de la identidad que adquirieron en el exterior para distinguirse de los locales (Cassarino, 2004). Por otra parte, el retorno está moldeado por el capital social al que han tenido acceso durante su experiencia migratoria (Schramm, 2011; Durand, 2004). En el caso de los migrantes, "sus lazos con la comunidad de origen y con su familia extensa, [constituyen] un sistema de apoyos que les facilitan el retorno y hacen menos riesgosa la aventura" (Durand, 2004, p. 112). Así como los vínculos sociales son clave para la salida y la inserción en los países de destino, también lo es el proceso de retorno. El mantenimiento de esos vínculos, que tienen un papel fundamental en la preparación y organización del retorno, es posible gracias a la movilidad transnacional de los migrantes. El vivir transnacional es parte esencial de la experiencia de retorno por la intensidad de los vínculos económicos, familiares y la facilidad de movimiento que mantienen las familias. La sociedad binacional rompe con la visión dicotómica de sociedad de origen y destino de la migración (Guarnizo, 1996; Rivera, 2011).

Otros estudios asocian esta transnacionalidad con la adquisición de activos en forma de capital social o humano que pueden ser beneficiosos para la reinserción. Las "ventajas comparativas" que los migrantes acumulan durante su estancia en los países de destino se entienden como "la incorporación de nuevas habilidades, ideas y actitudes en relación con las actividades laborales" (Cortés, 2011, p. 3) y que hacen factible el retorno al país de origen en mejores condiciones que antes de partir. Esta tesis se adscribe a lo que se denomina una visión funcionalista del retorno, que tiende a ver a la migración —y a los migrantes— como portadores de modernización y mayor inversión para las sociedad de origen (Guarnizo, 1996). Este artículo pretende dilucidar, precisamente a través de diferentes trayectorias migratorias de ida y vuelta, si efectivamente la inserción laboral y social se beneficia de esta experiencia, de qué manera la modifica y cuáles son las tensiones así como las ventajas que se presentan.

En ese sentido, los efectos de la migración de retorno deben ser comprendidos, por un lado, a partir del contexto social y económico en que estuvieron incorporados los migrantes en las sociedades de destino y del contexto al que se reincorporan cuando regresan, es decir, las trayectorias migratorias deben ser analizadas en íntima relación con la estructura social y no como entes aislados. También es necesario examinar las conexiones y obligaciones que estos migrantes construyeron en su vivencia transnacional con sus parientes y sus comunidades (Guarnizo, 1996). Por tanto, antes de presuponer que la experiencia adquirida y el capital humano desarrollado en los lugares de destino necesariamente redundan en una mejor condición de retorno y en mayores oportunidades de reinserción laboral, se debe considerar que las experiencias de retorno son diversas per se y están ligadas a las condiciones estructurales de los contextos, a los capitales que movilizan los sujetos y a las condiciones desiguales de las sociedades que se interconectan por migraciones laborales (Rivera, 2011). Por eso, además de la perspectiva transnacional, es necesario adoptar una mirada atenta a cómo la estructura social, las desigualdades en sus múltiples formas y los conflictos se expresan en estos procesos.

En cuanto al análisis de género, algunos trabajos enfocan las diferencias entre hombres y mujeres en las decisiones sobre quedarse o volver. Luin Goldring (2001) encuentra una propensión de los hombres a querer volver, principalmente debido a construcciones sociales en torno al prestigio y por una condición y percepción más aguda de exclusión social y económica en la sociedad de destino; mientras que las mujeres, debido a su relación más cercana con la comunidad local, a través del acompañamiento a actividades relacionadas con la educación de sus hijos o la salud preventiva, expresan más deseos de quedarse. Esto lo atribuye a un reconocimiento de las mujeres como sujetos y ciudadanas en las sociedades locales de destino mayor al que obtienen en las sociedades de donde provienen. Por su parte, Luis Eduardo Guarnizo (1996) encuentra diferencias de género en esa misma línea, con la diferencia de que en su estudio las mujeres ya han retornado a pesar de su deseo de quedarse. Los motivos familiares son, en este caso, los que movilizan a las mujeres hacia el retorno.

 

2. El escenario de la investigación: Llano Grande, entre la identidad ancestral y la migración transnacional

La Comuna de Llano Grande pertenece a la parroquia de Calderón, todavía considerada administrativamente como rural en el Cantón Quito y articulada al Distrito Metropolitano de Quito. Si bien es nombrada como un espacio "rural", una rápida visita al lugar permite constatar que el espacio de la Comuna está integrado a la ciudad de Quito, a pesar de mantener ciertos espacios no habitados y que varios de sus habitantes conserven pequeñas parcelas cultivadas, de maíz y otros cultivos de subsistencia junto a sus modernas casas. Esta ambigüedad entre lo rural y lo urbano, entre su denominación y su dinámica espacial actual no es un fenómeno nuevo, acompaña la existencia misma de la Comuna.

A pesar de la intensa interacción con la ciudad que ha mantenido históricamente la población de Llano Grande, a través de la venta de su fuerza de trabajo y el acceso a servicios, existe en el sector un tejido social basado en el parentesco (Dallemagne, 2012) y en procesos de lucha social y política frente a distintas instancias del poder local, al centro parroquial y al Municipio (Rodríguez, 2009), que construyen un sentido de pertenencia de sus habitantes incluso luego de las diferentes olas de migración internacional experimentadas por el sector: primero, en la década de 1980 a Estados Unidos y Canadá, y luego en las décadas de 1990 y 2000 a España e Italia. Este sentido de pertenencia significa la permanencia de relaciones endogámicas, matrimonios entre lugareños, aun en las nuevas generaciones que ahora están en España, el desarrollo de actividades de recreación y asociativas de los oriundos de Llano Grande en Madrid y su agrupación residencial en un sector particular en un barrio periférico de la ciudad de Madrid: Alcobendas (Dallemagne, 2012; Suarez, 2012). La pertenencia también es reforzada y transformada en identidad indígena por una élite intelectual y política del lugar en un proceso de etnogénesis, a través del cual la diferencia cultural y el reconocimiento como "pueblo originario" sirve a la población para acceder a determinadas demandas al Estado (Gómez, 2009; Rodríguez, 2009). Por último, se manifiesta cotidianamente a través de actividades concretas que llevan a cabo grupos como las Ligas barriales deportivas o las asociaciones en torno a proyectos productivos, experiencias que se reproducen también en el lugar de migración, en este caso Madrid.

Si bien existe este sentido de pertenencia territorial por parte de los oriundos del lugar, el sector ha experimentado en los últimos diez años cambios demográficos, espaciales, sociales y económicos sin precedentes, que lo han convertido en un territorio con alta movilidad poblacional, en donde se han dado procesos de diferenciación económica significativos.

 

3. Trayectoria migratoria y retorno: inserción laboral y social

En esta sección se analiza la inserción laboral de las personas retornadas en relación con los capitales acumulados por el migrante, tanto en su experiencia migratoria como anterior a ella. Se toma en cuenta cuatro tipos de capitales: el cultural formal, el social —referido al rol de las redes sociales y familiares en los procesos de inserción—, el económico —si las personas contaron con ahorros o activos de algún tipo al momento de regresar— y, por último, el de movilidad —la posibilidad de trasladarse o no a España, en la medida de haber adquirido la residencia permanente o la nacionalidad española y, por tanto, determinados derechos ciudadanos que le permiten movilizarse por ambos países, incluso a otros.

3.1 Trayectorias migratorias: género, capital social y movilidad

La comuna de Llano Grande cuenta con una red migratoria de más de cuarenta años, no solo hacia España sino también hacia Estados Unidos e Italia. Las trayectorias migratorias en este escenario son bien definidas. En el caso español, las personas migrantes salieron desde inicios de la década de 1990 y, al momento, muchos han podido legalizar su situación migratoria tempranamente e incluso se han nacionalizado. De los hogares entrevistados, la gran mayoría cuenta con la ciudadanía española y en solo dos casos se ha perdido la residencia permanente. Si bien la mayoría de los casos indican circuitos migratorios entre los dos países, se encontraron dos experiencias que involucraron intentos de migración a terceros países, el primero a Inglaterra y el segundo, dos intentos fallidos a Estados Unidos. En el primer caso, una pareja viajó a Londres, pero la falta de redes de acogida, así como las fronteras culturales y sobre todo idiomáticas hicieron que pocos meses después regresaran a España; En el segundo caso, una trabajadora doméstica intentó en dos ocasiones viajar a Estados Unidos con la familia para quien trabajaba, pero no pudo obtener a la visa. Pero, en su gran mayoría, los emigrantes llanograndenses en España han permanecido allí y se han movilizado poco al interior de ese país o Europa.

Debido a la fuerza de las redes familiares y de pertenencia, que significan recursos y ventajas comparativas respecto a otros migrantes y a la temprana salida de Ecuador, estos migrantes no necesitaron movilizarse mucho para conseguir trabajo y tampoco lo hicieron cuando llegó la crisis, a diferencia de experiencias migratorias registradas en otros estudios (Herrera, 2012; Pedone, 2006); más bien, los testimonios muestran que existe inclusive una concentración residencial en ciertos sectores de Madrid, que no es común entre otros grupos de migrantes ecuatorianos (Dallemagne, 2012; Suarez, 2012).

Otra característica observada en las trayectorias migratorias de los llanograndenses es la capacidad de llevar procesos migratorios cíclicos y estacionarios, gracias a las redes construidas que han posibilitado un cierto flujo de personas entre la frontera ecuatoriana y española, y porque su estatus migratorio lo facilita. En la gran mayoría de casos, este ir y venir se produce durante toda la experiencia migratoria, con visitas periódicas de larga duración en las vacaciones y por iniciativas familiares de comercio transnacionales; así, varias de las jóvenes entrevistadas, que emigraron de niñas o adolescentes, iban todas las vacaciones de verano a Llano Grande enviadas por sus padres, lo cual derivó en dos casos en noviazgo, en embarazo, matrimonio y retorno; es decir, se mantuvieron y reprodujeron los lazos sociales y familiares con Llano Grande de manera intensa, lo que repercutió positivamente en el proceso de reinserción social. En el caso de las parejas o personas adultas, aunque las visitas fueron más limitadas —generalmente por motivos laborales— también fueron frecuentes y estuvieron motivadas por las inversiones realizadas —casas o locales comerciales— o la facilidad de cuidado de los hijos cuando eran pequeños. Este es el caso de PS, quien luego de dar a luz a su segundo hijo regresa a Llano Grande y permanece seis meses con su familia.

Uno de los primeros rasgos que caracteriza los retornos de esta población se deriva de este ir y venir, que se mantuvo durante muchos años en el proyecto migratorio y tiene que ver con un retorno escalonado. En todos los casos en que los hogares de retornados son más de una persona, los retornos, muy similar a la experiencia de la salida, se producen por partes: primero, la idea de retorno se configura durante las visitas, luego les siguen la esposa y los hijos, y finalmente el conyugue. En otros casos, son los hijos jóvenes los que inician el proceso y luego padres y madres. Puesto que gran parte de los casos son de retornos más bien recientes, varios de los entrevistados pertenecen a familias que se pueden identificar como en proceso de retorno, es decir, unos miembros están en Ecuador y otros siguen en España pero con intenciones de regresar. Así, en tres de los hogares analizados la llegada de otros familiares parece inminente.

Pero además de escalonado, de acuerdo con los entrevistados, el retorno no es un evento sino un proceso que puede tomar varios meses y, en ocasiones, hasta años, pues todavía permanecen varios lazos laborales, formales y legales que se resuelven poco a poco: la entrega o no de los departamentos a los bancos cuando la hipoteca se vuelve impagable, la venta de ciertos bienes, la regularización de papeles de residencia o de la ciudadanía española, el estudio de los hijos e hijas:

Entonces intentamos volvernos pero sin vender el piso, dejamos todo, así que dejamos arrendando y todo y nos vinimos. Pero ya estábamos 6 meses aquí, vivíamos donde mi suegro, yo tenía mi casa que hice mi casa arriba (Cecilia, comunicación personal, 19 de febrero, 2013).
Funcionó [el negocio] un año y en eso mi marido se fue nuevamente a España. Se fue porque tenía que arreglar papeles, ya no recuerdo, tenía que irse; así que se quedó algún tiempo. Y yo estaba sola con los niños, estaba el niño pequeño recién, tenía creo que 6–7 meses, pequeño. Entonces para mí fue duro igual empezar aquí.... Y estuve aquí, funcionando la guardería. Ya tenía profesoras, estaba más o menos adecuado todo. En eso mi marido se fue, estábamos solos y después me cogió a mí, ¡que también me voy!... y yo me fui con mis hijos, nos fuimos todos a vivir allá otra vez. Pero resulta que los niños ya no querían estar ahí, no les gustó, ya no querían. Más que todo, ellos nunca quisieron. Ellos son nacidos ahí y todo, pero al momento que hemos venido de vacaciones por un mes se han acostumbrado mejor que uno y luego, cuando estuvimos ahí, nos quedamos por el año lectivo, obligados, para que los niños no corten, porque ellos no querían estar ahí, ninguno (Marta, comunicación personal, 14 de enero, 2013).

Las trayectorias migratorias no muestran proyectos claramente definidos hacia el retorno, más bien lo que se encontró es un vivir transnacional (Guarnizo, 1996) facilitado por la mantención de sólidas redes familiares en los dos polos de la migración y por la posibilidad de movilizarse sin limitaciones. También hay que subrayar que, además de la regularización de papeles de residencia o de la adquisición de la ciudadanía española —capital de movilidad—, también se percibe una solvencia económica para desplazarse entre Ecuador y Europa, y la priorización de los viajes hacia Ecuador por encima de otras actividades en la definición de sus vidas. Esto no necesariamente es una situación que puede perdurar, por el contrario, la crisis actual en España y la precariedad de sus empleos parece indicar mayores dificultades para conservar este vivir transnacional, aunque puede persistir en el imaginario.

Un caso ilustra la excepción a esta tendencia. Carmela (comunicación personal, 17 de enero, 2013), una madre jefe de hogar, que migró dejando a su hija a cargo de sus padres y que trabajó en España como empleada doméstica interna para una sola familia durante nueve años. Ella realizaba únicamente dos visitas anuales a Ecuador. En Llano Grande ahorró e invirtió en su casa, dos locales comerciales y un departamento; luego perdió su residencia y no tiene ninguna intención de volver. Hay aquí un proyecto migratorio con un retorno planificado y cumplido. En este caso, tanto el capital social como el de movilidad son escasos y en esto cuenta la condición de madre jefa de hogar.

3.2 Trayectorias laborales: género, capital cultural y crisis

En cuanto a las trayectorias laborales, antes, durante y después de la migración, estas dejan ver varios tipos de configuraciones de capitales y sobre todo diferencias de género significativas. Por un lado, para las mujeres las trayectorias laborales no han sido lineales. En todos los casos, las entradas y salidas del mercado laboral no solamente están relacionadas con el ciclo reproductivo y la llegada de los hijos sino también con la migración. Las mujeres han sido estudiantes o trabajadoras no remuneradas antes de migrar, luego todas se insertan en algún tipo de trabajo con diversos grados de formalidad, pero en su mayoría en el sector de cuidados y trabajo doméstico. A su regreso a Ecuador, pocas se han reinsertado al mercado laboral; en su mayoría regresan a tareas del hogar con trabajos muy esporádicos y, en otras ocasiones, regresan a estudiar; es decir, es frecuente que al retornar no cuenten con un trabajo asalariado y esto las coloca, inexorablemente, en el espacio privado.

Estando en España, muchas de estas mujeres experimentaron cierta autonomía económica que, a su vez, implica en su momento mayor capacidad de negociación en la toma de decisiones al interior de los hogares. Pero esto parece tambalear con el retorno, pues "retornar" también implica volver a "cuidar del hogar", en condiciones de mayor dependencia económica. Es decir, el orden de género y la división sexual del trabajo parece volver a absorber a las mujeres en el espacio doméstico y de cuidado no remunerado. Incluso, esta racionalidad es explicitada en uno de los casos analizados: primero, regresa la madre para cuidar de su hijo menor y de su suegra, dejando su trabajo en España; asimismo, en otro caso el regreso se produce para volver a estudiar pues encuentran que en España eso no es posible. En los dos casos, las mujeres se vuelven, nuevamente, económicamente dependientes de los esposos mientras son responsables primarias del cuidado de sus hijos o de adultos mayores. En contraste, los hombres muestran trayectorias más lineales. Sus ocupaciones entre origen, destino y retorno no varían mucho, es decir, la experiencia migratoria y el retorno no parece colocarles en una posición más favorable en la estructura del mercado laboral.

Además de la condición de género, el momento de la migración en su ciclo vital es otro marcador de diferencias en el retorno. Aquellos retornados que han viajado de niños y se han escolarizado en España generalmente pueden insertarse en trabajos más calificados que sus padres y madres, tanto en España como en su retorno en Ecuador. Este es el caso de Pedro que migró junto a sus padres en la década de 1990, estudió en un colegio secundario y un tecnológico en España, trabajó de maquinista, retornó a Ecuador y ahora ejerce como trabajador calificado en Quito. Sus padres todavía están en España y ambos laboran en trabajo doméstico y jardinería desde hace 19 años con la misma familia. Por el contrario, su esposa, quien también estudió en un instituto de administración hotelera y de turismo en España, nunca pudo ejercer su oficio allá, trabajó como vendedora en varios almacenes, sin estabilidad laboral. Por eso, la decisión de volver no fue difícil para ella, más bien fue largamente deseada. Ahora ella trabaja en una cooperativa de ahorros.

En esta familia joven, el capital cultural adquirido en España desempeña un papel fundamental en las formas de inserción y también en los proyectos a futuro. Se observa un proceso de movilidad social intergeneracional, producto de la migración pero que se concreta en el retorno; además, este proceso de movilidad social no incluye salir de Llano Grande, todo lo contrario, más bien apunta a consolidar su vivienda allí, junto a su familia ampliada. Junto al capital cultural adquirido entra en juego un sentido de pertenencia, capital social y cultural heredado intergeneracionalmente que también configura los proyectos de retorno e inserción social.

En cambio, la situación de Marta y Gerardo (comunicación personal, 14 de enero, 2013) es la opuesta. La ausencia de capital cultural de partida y de capital económico vuelve más precaria tanto la inserción en destino como el retorno. Este hogar migra a España y se inserta durante toda su estadía en Madrid en los clásicos nichos de la migración ecuatoriana: el trabajo doméstico, en el caso de Marta, y la construcción, en el caso de Gerardo. Estos trabajos redundaron en ahorros pero la motivación principal para volver es la educación del hijo menor, que desean se realice en Ecuador. Mientras Gerardo, que trabajaba de obrero calificado en Ecuador, sigue ejerciendo de albañil en España, Marta ya ha regresado, vive de las remesas que envía su marido, cuida a su suegra y a sus hijos. Para ella el retorno ha significado volver a sus ocupaciones anteriores y lo resiente. No está del todo satisfecha con su vida y se angustia por no poder contar con dinero suficiente para sus gastos. Por eso decidió trabajar en algunas casas como empleada doméstica en Quito.

En definitiva, si bien el estudio muestra que los trabajos obtenidos durante su periodo de estadía en España fueron mucho mejor pagados que los oficios previos a su partida, esto no ha significado para ellos la posibilidad de ascenso social en destino pero sí, de forma relativa, en origen. La imposibilidad de establecerse en el lugar de destino y realizarse completamente allí, que la gran mayoría de retornados experimenta, aflora frecuentemente en los testimonios.

Un factor que aparece como gravitante en las experiencia de reinserción laboral y retorno es la manera como las familias han experimentado la crisis de 2008 en adelante. Aquellas que han logrado sortear la crisis tienen un retorno económicamente más holgado y pueden invertir en ciertos activos que les garantizan una renta relativamente estable —locales comerciales, arriendos, automóviles para trabajar—; mientras que aquellas personas que experimentaron impactos más directos —como la perdida de su vivienda, por ejemplo— experimentan un retorno menos programado, cuasi forzado y encuentran mayores dificultades de inserción, porque en algunos casos lo han perdido todo. La voluntad del retorno, así como las decisiones a lo largo del proceso migratorio, gira mucho en torno a la posibilidad de generar recursos económicos. Muchos migrantes dilatan o adelantan su retorno en función del acceso al trabajo, a las deudas pendientes, ya sean en España o Ecuador, y sobre todo a las obligaciones familiares; es decir, la decisión está vinculada no solo al empleo sino a procesos de reproducción social más amplios, al igual que la salida (Herrera, 2008).

Adicionalmente a la capacidad de ahorro y a los activos adquiridos, un factor significativo al momento de retornar son las posibilidades de empleo, pues muchas personas, sobre todo las mujeres, experimentan procesos de descalificación:

El trabajo es difícil. Es más, yo por ejemplo quise trabajar nuevamente, quise trabajar pero hacía tanto tiempo que no había ejercido la profesión, hacía tanto tiempo que no tenía experiencia... entonces, obviamente... y ya con la edad, 40 años que tengo, pues muy difícil. Pero es que no hay experiencia, no tengo papeles que me respalden, entonces hay gente más joven y que tiene experiencia, que ha estado trabajando mucho tiempo y prefieren eso (Cecilia, comunicación personal, 19 de febrero, 2013).

En definitiva, las opciones laborales de los retornados en Llano Grande dependen, en gran medida, de sus propias iniciativas laborales y no ha servido de mucho la experiencia laboral o educacional en los países de migración. Al poco acceso a la educación de muchos de los migrantes, tanto en origen como en destino, debe sumarse que el mercado de trabajo ecuatoriano tiene una estructura también limitada, en que si bien las tasas de desempleo son bajas, y mucho menores que en España, esta sigue siendo muy alta y alcanza el 44% de la población económicamente activa, a pesar de la recuperación de la economía del país. Es decir, el acceso a un empleo formal y estable que reúna las condiciones de reproducción social todavía es escaso.

 

4. Inserción social

El constante ir y venir entre Llano Grande y Madrid, así como las relaciones entre familiares, vecinos y conocidos en los dos lugares, parece facilitar una integración social relativamente fluida, en contraste con la inserción laboral.

Yo estaba... yo decía: "ya falta un mes, ya me falta una semana"..., entonces fue volver... porque de aquí no... yo aquí sé cómo es la vida, más tranquila, más relajada, sabía a lo que venía, venía a mi casa, venía a mi hija y no me costó mayor cosa, porque como ya tenías esa mentalidad desde que te fuiste que ibas a volver y como mis planes no cambiaron, entonces no tuve ningún problema (Carmela, comunicación personal, 17 de enero, 2013).
Sí, voy muy feliz con amigos aquí. Me llena mucho el hablar con ellos, el estar con ellos, el compartir con ellos. Yo estoy muy feliz, allá no tenía amigos porque era... porque allá la vida es bastante diferente (Mercedes, comunicación personal, 10 de enero, 2013).

Ahora, eso no quiere decir que no se identifiquen cambios ni conflictos, ya se señaló cómo las mujeres resienten haber perdido su autonomía económica. También las percepciones sobre el entorno son variadas, tienden a ser positivas en cuanto a las transformaciones físicas percibidas pero no siempre celebran su relacionamiento con los servicios públicos. Nuevamente, la percepción sobre el espacio habitado al momento de retornar varía de acuerdo al tiempo en que las personas entrevistadas permanecieron fuera de Ecuador y a la frecuencia de sus visitas durante su estancia en España.

Antes era, como se dice, pueblo mismo; ahora parece ciudad, hay unos cambios impresionantes, hay escuelas, hay... que ahora hay, locutorios, hay farmacias; así hay retenes, dispensarios médicos. Más antes eso no había, había solo tienditas así, tienditas de barrio lo que se conocía, ahora ya hay tiendas, hay panaderías, y todo. Sí ha mejorado mucho (Gerardo, comunicación personal, 14 de enero, 2013).
Ha mejorado mucho Llano Grande, mucho, mucho, mucho, mucho. En todos los sentidos, ha mejorado bastante. No sé si es por las casas que hay ahí, por los que vivimos aquí, o habrá otras cosas pero.... O asimismo abran personas que han regresado han puesto negocios, cosas; pero ha mejorado bastante a comparación de antes y para mí mejor (Gerardo, comunicación personal, 14 de enero, 2013).

Asimismo, hay miradas contradictorias frente al crecimiento del barrio, en ese sentido, algunos entrevistados encuentran que urbanizarse genera pérdidas significativas en el paisaje y la calidad de vida de sus habitantes.

Un cambio total. Imagínate que esto era pueblo, antes era más pueblo. Arriba, ahora hay urbanizaciones, pero esto era todo pueblo, solo era bosque, quebrada, no había muchos carros, no había ni esta carretera y cuando yo volví no sabía dónde estaba.... Sobre todo, se han destruido muchos árboles [...]. Cuando éramos niños con mis primos, los vecinos, salíamos al bosque así.... Antes que llegue el alcantarillado, aquí atrás había una quebrada y había agua limpia, bajaba un río con agua limpia, sabíamos bajar allá a jugar.... Era tierra bonita esta (Pedro, comunicación personal, 26 de febrero, 2013).

De otro lado, una de las percepciones negativas que se reiteran entre los entrevistados es la pérdida de cercanía y colectividad entre vecinos y familiares, tanto por la emigración, sobre todo por la inmigración y el acelerado crecimiento urbanístico del sector.

Era empedrado cuando yo me fui, no había ni un local, nada. La gente donde tu salías veías ya la conocías. En el bus te subías y todo el mundo te conocía y conocías a las personas. Ahora pues hay un montón de ciudadelas por todas partes, hay un montón de carros, todo está de locales, creció bastante (Carmela, comunicación personal, 17 de enero, 2013).

También experiencias de exclusión y la sensación de insatisfacción en España refuerza el sentido de pertenencia y la idea de que en Ecuador, en principio, no serían excluidos. El siguiente testimonio, de una joven que nació y creció en España, es elocuente en ese sentido:

Claro, sí me gustaría también [regresar], solo he ido por vacaciones porque nací aquí [en España]. Siempre he vivido prácticamente aquí pero allí cuando he ido me ha gustado. Es que yo no soy muy extrovertida entonces aquí me cuesta mucho expresarme, mucho abrirme y llevarme con los españoles. Y allá no me cuesta porque también son de mi país (Vanessa, comunicación personal, 6 de febrero, 2013).

También cuenta, en la comparación, la sensación de que los hijos están mejor, pues no siempre han tenido experiencias positivas en la escuela en España. Este es el motivo del retorno, por ejemplo, de tres de las jóvenes madres entrevistadas que no pudieron concluir sus estudios de secundaria en España y, por tanto, no siguieron estudiando. Asimismo, se mencionan experiencias de racismo y por eso la llegada a Ecuador es vista como positiva.

A mi hijo le sentó bien, la verdad. A mi hijo le gusta, está contento, igual... mira... la escuela [en España], no me gustaba la profesora porque era un poco hija de su madre, era un tanto racista. El hecho de, por ejemplo, a los españoles les sacaba primero y a los extranjeros al último... no a los extranjeros sino a los hijos de los extranjeros le sacaba al último.... Yo te digo que soy muy, siempre estoy a la defensiva, porque me cabrea la indiferencia, me cabrea que me traten así de esa manera, como que te ven así que no vales nada o como que eres menos y no. Entonces no, ¿por qué te vas a sentir así?, no eres menos que esa gente... entonces no tienen que tratarte de esa manera (Adriana, 30 de enero, 2013).

 

Conclusiones

Los hallazgos sugieren que los procesos de retorno e integración laboral y social están más relacionados con los capitales culturales y sociales conseguidos antes de la partida que aquellos adquiridos en el periplo migratorio. Esto contradice uno de los supuestos presentes en la literatura sobre migración y retorno, que sostiene que la experiencia migratoria es una forma de capital con efectos positivos sobre la reinserción laboral de los retornados. Lo encontrado en este caso es que los activos económicos y financieros de la migración son factores relevantes, pero que deben ser entendidos en el contexto estructural de desigualdad en que estos migrantes se han integrado en los países de destino y también antes de la migración. En efecto, debido a la inserción altamente segregada y segmentada en ciertos nichos poco calificados de la población migrante, los capitales que pueden ser acumulados durante esta experiencia son escasos; además, la experiencia de la crisis no solo agudizó una inserción laboral desfavorable sino que produjo, en varios casos, el despojo de los pocos activos adquiridos cuando las hipotecas se volvieron imposibles de pagar. Así, varios de los retornados entregaron sus casas a los bancos y perdieron los ahorros invertidos. Por eso lo único seguro, en esta situación, fueron los activos adquiridos en Ecuador.

Al mirar las trayectorias migratorias se identifican al menos tres formas de retorno: escalonado, temporal y definitivo. Los hallazgos sugieren que cada una de estas formas de retorno está influida por el mayor o menor grado de experiencias de transnacionalidad de las familias durante su proyecto migratorio; es decir, el vivir transnacional se expresa tanto en capital social que perdura en España, en capital espacial o de movilización —la condición de doble ciudadanía que permite el ir y venir—, y en capital cultural al manejar los códigos culturales de dos o más sociedades a la vez. Esta mayor o menor transnacionalidad, desplegada en distintos tipos de capitales, es un factor que cualifica cómo se produce la inserción social y laboral, y las formas del retorno. Esto sugiere grandes diferencias, por ejemplo, con los procesos de retorno forzado producto de la deportación.

Finalmente, el reencuentro social de estas personas con su entorno social y su comunidad de origen es ambiguo y está conectado con los procesos de inserción laboral. Las mujeres, al dejar de contar con ingresos propios, experimentan una pérdida de autonomía económica. Falta explorar en futuros estudios si esto repercute en sus relaciones de género al interior de la familia. Por otra parte, este retorno social parece facilitarse debido a la intensidad del sentido de pertenencia que experimenta este grupo y a experiencias laborales no siempre satisfactorias o de exclusión social en destino. Eso no significa que no exista una fuerte percepción de cambios sobre su entorno pero no parece ser un factor que desestabilice el sentido de pertenencia. Sin embargo, tanto los encuentros como los desencuentros que experimenta la población retornada con su lugar de origen necesitan ser complejizada en su análisis, tarea todavía pendiente.

 

Notas

* Este artículo se basa en el trabajo de campo realizado en el marco de la investigación coordinada por Gioconda Herrera y Cristina Vega El retorno a Ecuador desde España: estrategias económicas, socio–familiares y afectivas para una integración transnacional, Flacso–Ecuador, 2012–2013. Agradecemos a María Isabel Moncayo, Cristina Vega y Gregory Dallemagne, que participaron en diferentes etapas del proyecto, y a las familias de la Comuna de Llano Grande, que nos abrieron las puertas para conversar sobre sus experiencias migratorias.

 

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