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Estudios Políticos

versão impressa ISSN 0121-5167versão On-line ISSN 2462-8433

Estud. Polit.  no.63 Medellín jan./abr. 2022  Epub 18-Jul-2022

https://doi.org/10.17533/udea.espo.n63a05 

Artículos

Mapeo de las resistencias. Acción colectiva juvenil y derecho a la ciudad en Manizales, Colombia** ***

Mapping of Resistance. Youth Collective Action and the Right to the City in Manizales, Colombia

Tatiana Carvajal Morales1 

Milton Andrés Salazar Rendón2 

Jessica Castaño Urdinola3 

1 Trabajadora social, estudiante de la Maestría en Justicia Social y Construcción de Paz. Investigadora del Co-laboratorio Pluriversos, Cultura y Poder, Manizales, Colombia. Correo electrónico: tatianacarvajal.0928@gmail.com - Orcid: https://orcid.org/0000-0002-8084-075X

2 Antropólogo. Magíster en Estudios Culturales. Profesor de la Universidad de Caldas. Investigador del Co-laboratorio Pluriversos, Cultura y Poder, Manizales, Colombia. Correo electrónico: andres.salazar@ucaldas.edu.co - Orcid: https://orcid.org/0000-0001-9999-3636 - Google Scholar: https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=yACYRsIAAAAJ

3 Trabajadora social. Magíster en Justicia Social y Construcción de Paz. Profesora de la Universidad de Caldas. Investigadora del Co-laboratorio Pluriversos, Cultura y Poder, Manizales, Colombia. Correo electrónico: jessica.castano@ucaldas.edu.co - Orcid: https://orcid.org/0000-0001-7343-1483 - Google Scholar: https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=iQH-NSIAAAAJ


Resumen

La política, entendida como prácticas conflictivas de institución de sentido que buscan un orden deseado de «estar juntos», se ve amenazada por actividades que rompen con su naturaleza antagónica apelando al orden del consenso. El artículo expone los resultados de una investigación que busca comprender cómo operan los colectivos sociales y redes que plantean desacuerdos en Manizales, Colombia, a quienes se les aplicó una ficha de caracterización y mapeo. A partir de un enfoque de estudios culturales y metodologías participativas, se concluye que la acción colectiva en la ciudad es agenciada mayoritariamente por jóvenes que se articulan alrededor de múltiples demandas. Si bien las prácticas de resistencia se inclinan hacia lo micropolítico, también inciden en lo macropolítico y finalmente han emergido importantes espacios de articulación que se pueden enunciar como demandas por el derecho a la ciudad.

Palabras clave: Acción Colectiva; Organizaciones Políticas; Juventud; Derecho a la Ciudad; Resistencia; Manizales, Colombia

Abstract

Politics, understood as conflicting practices of institution of meaning that seek a desired order to “be together” is threatened by activities that break her antagonistic nature appealing to the order of consensus. The article presents the results of an investigation that sought to understand how social groups and networks operate that rise disagreements in Manizales, Colombia, to whom a characterization and mapping instrument was applied. From a cultural studies approach and participative methodologies, we conclude that collective action in the city is mainly organized by young people, who are articulated around multiple demands. While the practices of resistance lean towards the micropolitical, they also influence the macropolitical, and finally, important articulation spaces have emerged that could be enunciated as demands for the right to the city.

Keywords: Collective Action; Political Organizations; Youth; Right to the City; Resistance; Manizales, Colombia

Introducción

A pesar de la reproducción de prácticas pospolíticas (Zizek, 2007; Mouffe, 2007; 2009) que buscan negar los antagonismos sociales y de prácticas violentas expresadas en el asesinato sistemático de líderes sociales que desde 2016 suman más de novecientos en Colombia (DW, 2021, abril 19), existen múltiples expresiones de acción colectiva que emergen desde las bases sociales para plantear desacuerdos frente a situaciones de desigualdad, sujeción, exclusión e injusticia a través de distintos repertorios de resistencia que a lo largo de la historia han resultado efectivos para conquistar derechos sociales, económicos, culturales y ambientales. En la acción colectiva pueden identificarse renovadas formas de construcción de democracia, de intervención ciudadana, de identidades ético-políticas y de creación de lo común que permiten descifrar las variadas expresiones que adquiere la lucha política en el presente, tanto en lo novedoso y esperanzador como en desaciertos y desencantos.

Por lo anterior, cobra sentido indagar por las formas de acción colectiva, comprender y registrar las trayectorias de estas luchas y expresiones. Es así que en 2018, desde el Co-laboratorio Pluriversos, Cultura y Poder, se inició un mapeo de colectivos sociales a partir de la pregunta de investigación: ¿cómo operan los colectivos sociales y redes en la ciudad Manizales?

1. Caracterización y mapeo

  1. Prospección. Se realizó una línea base con cerca de ochenta colectivos, en su mayoría integrados por jóvenes. De acuerdo con los criterios establecidos, se decidió trabajar con quince colectivos y nueve redes.

  2. Diseño del instrumento de mapeo y caracterización. Se registró la información general sobre colectivos sociales que agenciaran prácticas de resistencia y que llevaran dos años de trabajo. Para esto se diseñó un instrumento de mapeo y caracterización cuya variable central fue procesos organizativos, que incluye 64 preguntas -27 abiertas y 37 cerradas-, cuyas dimensiones principales son: generalidades, estructura y composición, identidad, redes, formación y producción de conocimiento, incidencia política, medios de comunicación, y contexto interno y externo, esta última se abordó a partir de una matriz DOFA. Por su parte, las categorías de los colectivos fueron: obrero, animalista, disidencia y diversidad sexual, mujeres, afrodescendiente, indígena, derechos humanos, barriales, legalización de la marihuana, campesino, ecologista, estudiantil y comunicación.

  3. Aplicación del instrumento. Se realizó a través de una entrevista semiestructurada en profundidad.

  4. Mapa social digital. Se utilizó la herramienta StoryMap JS, la cual no solo permite la localización en el mapa, sino también contar una breve historia. Es de uso gratuito y de fácil manejo. Es una estrategia de retroalimentación creativa que se espera contribuya a los colectivos sociales en su accionar político cotidiano y que potencie la idea de que los datos son de las comunidades y no de quienes investigan. Puede consultarse en https://www.colaboratoriopluriversos.org/mapasdigitales

2. Procesamiento de los datos y análisis de la información

El procesamiento de la información se realizó inicialmente a través de un formulario de caracterización que fue diligenciado en la aplicación Google Forms, arrojando el compendio de resultados en un documento de Excel que permitió construir tablas dinámicas. El procesamiento final se ejecutó en el software estadístico SPSS, en el cual se realizaron tablas de frecuencia simple o tablas de contingencia -cruces de variables, en este caso, por colectivos y redes-.

El enfoque epistemológico combinó dos inspiraciones presentes de manera reiterada en los trabajos investigativos del Co-laboratorio, estos son: los estudios culturales y la investigación participativa. Aunque es un campo amplio de conocimiento, los estudios culturales se caracterizan, entre otros postulados, por su intención de desjerarquizar el conocimiento y eliminar las fronteras entre disciplinas para producir un nuevo saber más plural, flexible y holístico, por su pensamiento antirreduccionista que promueve un contextualismo radical y por no ser solo estudios, sino que poseen una vocación política, de allí la máxima «politizar la teoría y teorizar la política» (Grossberg, 2009, p. 18). No solo se trata de estudiar fenómenos, sino -en la medida de lo posible- intervenir en ellos, siendo explícito su compromiso con sujetos contrahegemónicos. Finalmente, conciben las formaciones sociales como producto de una serie de articulaciones culturales, atravesadas por relaciones de poder, por eso entienden la cultura como poder y el poder como cultura.

En cuanto a la investigación participativa, se acoge a varios de sus rasgos característicos, entre ellos: el cuestionamiento a nociones como verdad, objetividad, neutralidad, verificabilidad y predictibilidad (Torres, 2015). La combinación de teoría y práctica, es decir, una praxis social que parte de la práctica, la reflexiona y vuelve a ella para contribuir al cambio de realidades, el fomento al fortalecimiento de procesos colectivos para la acción, y, por último, la intencionalidad de democratizar la producción, circulación y apropiación de los conocimientos que beneficie a las comunidades involucradas, haciendo uso creativo de diversas estrategias, técnicas e instrumentos.

A partir de los procesos investigativos del Co-laboratorio es de particular interés reflexionar sobre las prácticas de resistencia y sobre los procesos de colectivización. En cuanto a la noción de resistencia, se han categorizado tres: i) resistencia como práctica de sí (Foucault, 1992); ii) resistencia cotidiana (Scott, 2000; De Certeau, 2000; Baaz, Lilja y Vinthagen, 2017); y iii) resistencia organizada, que se ha intentado definir desde el Co- laboratorio Pluriversos Cultura y Poder. En este artículo solo se profundiza en esta última.

La resistencia organizada se define como «desacuerdos públicos frente a múltiples expresiones de las relaciones de poder. No son negatividad, por el contrario, son agenciamientos de significados que producen y/o [sic] reproducen visiones alternativas del mundo» (Salazar, 2018, p. 101). Estas prácticas de resistencia plantean un nosotros y un ellos, es decir, configuran identidades políticas que postulan que determinadas relaciones de poder pueden ser transformadas, rechazadas e impugnadas, dando cuenta de que el conflicto y el antagonismo social nunca puede cerrarse, siempre hay una disputa por los significados. Estas prácticas pueden ser micro o macro políticas, es decir, pueden expresarse en luchas contrahegemónicas y molares, pero también en líneas de fuga, soberanías existenciales colectivas y procesos moleculares. Son contextuales, contingentes y contradictorias y, ante todo, son agenciadas por colectivos sociales, redes -unidades de análisis centrales de esta investigación- y movimientos, que son quienes leen un aspecto de la realidad como injusto, opresivo o dominante.

Para comprender cómo operan los colectivos sociales y las redes es necesario, en primer lugar, explicar cómo se define aquí la noción de colectivo social. Dentro de los estudios de la acción colectiva existe una amplia y variada taxonomía de las llamadas estructuras de movilización, las cuales tienen en común ser grupos de personas que buscan alcanzar objetivos comunes y que construyen estructuras, definen roles, comparten marcadores identitarios y conciben de múltiples maneras la política y lo político.

Se opta por utilizar la noción de colectivo social, la cual se entiende como la articulación de dos o más personas con dos objetivos fundamentales: compartir existencial y políticamente unos significados comunes sobre el mundo que desean extender, y plantear desacuerdos públicos ante múltiples expresiones de las relaciones de poder, es decir, agenciar prácticas de resistencia. Del proceso de convertirse en colectivo social se derivan unas identidades ético-políticas que generan antagonismos sociales, es decir, aparece un «nosotros» -las mujeres, los animalistas, los campesinos, entre otros- y un «ellos» del que se distancian -el patriarcado, el especismo, las multinacionales, entre otros-. Con esto no se pretende afirmar que otras expresiones organizativas, distintas a los colectivos sociales, no configuren identidades ético-políticas, pero sí se busca aclarar que una característica fundamental de los colectivos es la construcción de uno o varios adversarios a los cuales se enfrentan desde su acción colectiva y que aparecen de forma explícita en sus discursos y prácticas. A continuación, se analizan algunas particularidades del concepto:

  • Los colectivos sociales se diferencian de las organizaciones sociales u organizaciones de la sociedad civil en que en estas últimas sus integrantes no necesariamente construyen unas identidades políticas, es decir, un «nosotros» y un «ellos» a partir de las cuales disputen significados, pues sus objetivos pueden tener una orientación distinta. En la literatura académica se suelen identificar sus acciones como más orientadas hacia actividades filantrópicas, recreativas, cívicas o de innovación y proyección social, por ejemplo: procurar que los animales sin hogar sean adoptados, recolectar fondos para construir una escuela, recoger mercados para personas pobres, apoyar comunidades vulnerables a través de recursos gestionados con instituciones públicas o privadas, entre otros (Hernández, Herrera y Chávez, 2015). En este sentido, si bien las organizaciones sociales pueden facilitar la construcción de identidades políticas, en la medida en que algunos autores las consideran como sistemas culturales con órdenes de significados (Allaire y Firsirotu, 1992 citados en Torres, 2006), esta no es una característica central o inherente a ellas, como sí lo es en el caso de los colectivos sociales.

  • La noción de organizaciones de los movimientos sociales da cuenta de colectividades organizadas permanentemente para apoyar a distintos movimientos sociales y proponer una agenda conjunta de transformación de un orden social determinado que se implementa a través de diversas demandas y repertorios (Cadena, 2016). Es claro que no todo colectivo social está articulado a un movimiento social y que, si bien muchas veces pueden tener propósitos comunes o actividades simultáneas en apoyo a uno de ellos, esto no necesariamente significa que puedan definirse solo en función de estos, pues su accionar se extiende a otros procesos de acción colectiva y a otros fines independientes.

  • Los colectivos sociales se articulan fundamentalmente para plantear desacuerdos y extender sus significados a través de repertorios de resistencia. Si bien los grupos religiosos, artísticos o tribus urbanas en su accionar incluyen algunas prácticas que plantean desacuerdos y que proponen ciertos significados sobre algún aspecto de la realidad, no entran en esta categorización en primera instancia, ya que la intencionalidad inicial de estos grupos tiene que ver, por ejemplo, con fortalecer la espiritualidad, unirse alrededor de la creencia en una entidad sobrenatural o interpretar algún género musical, más no manifestar desacuerdos frente a expresiones de injusticia.

  • A pesar de que la noción de organización de base es reiterada en el imaginario de la acción colectiva, no se encuentran mayores desarrollos conceptuales al respecto. Esta expresión es la más cercana al colectivo social, ya que estas son construcciones de base. Con «base» se refiere a que no son producto de proyectos institucionales, de organismos multilaterales o de organizaciones no gubernamentales (ONG) que transitoriamente despliegan acciones en un territorio motivados por una «oferta de servicios»; sino que son el resultado de una articulación «instituyente» -de abajo a arriba- de personas que -de manera desinteresada en términos económicos- buscan articular indignaciones, sueños, afectividades y proyectos anclados a una territorialidad (Ribeiro y Barbosa, 2006).

  • Muchos colectivos sociales bajo la idea de tener mayor incidencia en sus territorios y de poder obtener recursos para la financiación de sus actividades optan por adquirir personerías jurídicas y «legalizarse» como ONG. En este sentido, existen corporaciones o fundaciones -que son las figuras que toman las ONG- que pueden ser categorizados como «colectivos sociales». En esta lógica tener o no una personería jurídica no es un criterio para identificar a los colectivos sociales.

  • Además de los colectivos sociales, las redes, plataformas o tejidos también son interés. Estas son entendidas como espacios de articulación de dos o más colectivos sociales a los que se suman activistas o militantes independientes, que al unirse buscan potenciar la visibilización de sus desacuerdos y la transformación de las realidades que conciben como problemáticas. La articulación intercolectiva permite que se extiendan más eficazmente los significados.

3. Resultados

Los hallazgos del proceso investigativo se presentan articulando, por una parte, las dimensiones de la ficha de mapeo y la caracterización expuesta anteriormente, con cuatro líneas temáticas en las que se agruparon los resultados: generalidades, el carácter juvenil de la acción colectiva, entre lo molar y lo molecular, y los retos de la acción colectiva en la ciudad.

3.1 Generalidades

Los nombres de los quince colectivos sociales y las nueve redes participantes son los siguientes, de acuerdo con su clasificación categorial:

Tabla 1 Categorías de colectivos y redes según su objetivo. 

Colectivos Redes
N.º Total Categoría Nombre del colectivo N.º Total Categoría Nombre de la red
1 1 Animalistas Identidad Animal 1 1 Mujeres Red Nacional de Mujeres
2 5 Barriales o comunitarios Escuela Contra la Pobreza 2 2 Ecologistas Escuelas de Vida
3 Ecologistas Tejido de Colectivos Unitierra
3 Ideamos Conciencia Participativa 4 4 Estudiantiles Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU)
Ideamos Conciencia Participativa 5 4 Estudiantiles Federación de Estudiantes Universitarios (FEU)
4 Fundación Comunitaria Huellas de Vida 6 4 Estudiantiles Organización Colombiana de Estudiantes (OCE)
5 Comunativa Huertas Urbanas 7 4 Obreros Federación Universitaria Nacional (FUN)
8 1 Obreros Central Unitaria de Trabajadores (CUT)
6 Crea Paz 9 1 1 Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice)
7 1 Cannábicos THC Conciente
8 4 Contra heteronormativos Puta Manada
9 4 Subversión Marica
10 4 Armario Abierto
11 4 Fundación Plataformas
12 1 De comunicación Píldora Roja
13 1 Mujeres Malahierba
14 1 Indígenas Cabildo Indígena U
15 1 Cívicos Subámonos al Bus del POT

Fuente: elaboración propia.

En ocho de los colectivos sociales sus representantes son hombres y en los siete restantes son mujeres. En las redes cinco hombres y cuatro mujeres están en la representación, respectivamente. En ambos casos no existen mayores diferencias de género en los liderazgos.

La mayoría de los colectivos están integrados por entre seis y diez personas, lo que muestra que no se requiere de una gran cantidad de integrantes para realizar acciones colectivas. Aunque en muchos estudios se hace énfasis en los grandes movimientos de masas para generar cambios, es importante poner la lupa en cómo pequeños grupos generan trasformaciones sociales en contextos específicos. Respecto a la constitución legal, seis de quince colectivos tienen personería jurídica, así como cuatro de nueve redes.

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 1 Rangos de edad de los miembros de colectivos y redes. 

La acción colectiva es agenciada mayoritariamente por jóvenes, dado que, como se muestra en la Gráfica 1, los rangos de edad de los integrantes de los colectivos y redes son principalmente entre los 14 y 28 años, seguido de las edades de 29 y 58 años; en menor medida, los colectivos y redes cuentan con integrantes de edades correspondientes a los 60 años en adelante.

Las principales comunas de la ciudad de Manizales en las que los colectivos despliegan sus prácticas son: universitaria, con nueve colectivos -Píldora Roja, Puta Manada, Cabildo Indígena Universitario Manizales, Subversión Marica, THC Conciente, Armario Abierto, Fundación Plataformas, Malahierba e Identidad Animal- y San José con siete colectivos -Escuela Contra la Pobreza, Comunativa Huertas Urbanas, THC Conciente, Armario Abierto, Crea Paz, Fundación Plataformas y Malahierba-.1 Esto muestra, por un lado, que la acción colectiva en Manizales es agenciada principalmente en el marco de la vida universitaria y, por otro lado, que el macroproyecto de renovación urbana de la comuna San José ha sido un hito histórico para sus procesos de acción colectiva.

Por su parte, las redes despliegan sus prácticas principalmente en la comuna universitaria. La principal razón es que cuatro de las siete redes que agencian prácticas en este sector son estudiantiles: Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU), Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), Organización Colombiana de Estudiantes (OCE) y Federación Universitaria Nacional (FUN). Por otro lado, en las redes la comuna Ciudadela del Norte es otra que marca distinción, una razón puede ser el apoyo a las actividades agenciadas por parte de uno de los colectivos con mayor trayectoria de trabajo comunitario en la ciudad, como lo es la Fundación Comunitaria Huellas de Vida.

3.2 El carácter juvenil de la acción colectiva en Manizales

Como señaló, la acción colectiva en Manizales es mayoritariamente juvenil, en la que las y los estudiantes universitarios ocupan un lugar protagónico. En trece colectivos y seis redes sus integrantes son universitarios. Esto puede conectarse con los mecanismos que han consolidado para la toma de decisiones. Ocho colectivos prefieren la votación, cuatro el consenso y uno otra alternativa. En las redes, seis prefieren el consenso, dos la votación y una otro mecanismo. Se evidencia que cada vez son menos recurrentes las relaciones jerárquicas y se le otorga mayor importancia a la horizontalidad. También es notable que la votación sigue siendo un mecanismo democrático que permite que la toma de decisiones sea colectiva. Aparecen también formas alternativas de toma decisiones, como la corazóncracia-cosmogeocracia -primero estamos al servicio de la tierra-, sociocracia o el centralismo democrático. La lucha por el cambio pasa por relaciones interpersonales, así como las formas en las que se ejerce o cuestiona la autoridad.

Como se describe más adelante, el hecho de que las y los jóvenes sean quienes estén mayoritariamente vinculados a los colectivos y redes no quiere decir que solo defiendan cuestiones juveniles, ya que no abandonan lo común, sino que buscan interpelar las injusticias que afectan a gran parte de la ciudadanía.

En cuanto a los repertorios de resistencia que más utilizan los colectivos y redes, las marchas, los talleres y las acciones simbólicas -performance, música, carnavales, fiestas, desnudos, entierros simbólicos, teatro, vigilias, flashmob, besatones, entre otros- son los más frecuentes (véase Gráfica 2). Con esto se advierte que, aunque los repertorios más clásicos, como las marchas, siguen siendo agenciados, las prácticas de resistencia se han renovado, haciendo uso de la creatividad al momento de plantear los desacuerdos. Esto también puede conectarse con el carácter juvenil de la acción colectiva en la ciudad, que se caracteriza por ser creativa, por romper los esquemas tradicionales y por buscar la seducción constante de otras personas que puedan adherirse a sus colectividades o a acciones específicas.

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 2 Colectivos y redes por tipo de repertorios de resistencia que agencian. 

Uno de los interrogantes que quedan al respecto es: ¿por qué las personas adultas se movilizan menos? Desde el Co-laboratorio se aventuran dos razones que ameritan mayor evidencia empírica y que sobrepasan los objetivos de este artículo. De un lado, la disposición del tiempo: la acción colectiva genera unas dinámicas de dedicación, responsabilidades y compromisos que cuando las personas ingresan al mercado laboral poco a poco se van desatendiendo de las preguntas y las luchas por lo común. De otro lado, la acción colectiva en el país tiende a desincentivar a los agentes que la movilizan, no solo por la violencia contra los líderes sociales, sino también por las decepciones generadas por la corrupción estatal, la indiferencia ciudadana y la reproducción de formas tradicionales del actuar político que limitan las transformaciones sociales, esto cobra factura a muchos de los más entusiastas activistas que pasan de ser jóvenes optimistas a ser adultos pesimistas y desesperanzados. A pesar de esto, existen algunas excepciones en la ciudad, de personas de mediana edad o incluso adultos mayores que se articulan en colectivos y redes, como es el caso del colectivo Subámonos al Bus del POT.

3.3 Entre lo molar y lo molecular

Para Gilles Deleuze y Félix Guattari (1988), en el ejercicio de la política se configura lo molar y lo molecular. Lo primero se refiere a la totalidad, a la estructura predominante, lo mayoritario y lo macropolítico, mientras que lo molecular hace referencia a la singularidad, lo minoritario, las multiplicidades y lo micropolítico. En el caso específico de la configuración de la acción colectiva en Manizales, se encuentran múltiples formas que lo molar y lo molecular van adoptando dinámicamente.

Respecto a lo molar, sentir reconocimiento por parte del Estado es uno de los elementos que adquiere relevancia y que se vuelve clave al momento de incidir políticamente. Se encontró que diez de quince colectivos y seis de nueve redes manifestaron que el reconocimiento estatal se reduce a ser convocados a mesas de trabajo, eventos o reuniones, pero no sienten que sus opiniones sean tenidas en cuenta en la toma de decisiones, siendo además estigmatizados por su pensamiento político y su postura crítica. Lo anterior puede evidenciarse en el relato de una de las personas participantes:

«Cuando les conviene, cuando necesitan foto o gente, ahí sí nos llaman. Si para estos entes yo soy un poco el rostro visible de la colectiva, pero cuando saben que van a discutir temas densos, no nos llaman» (P. Cárdenas, comunicación personal, marzo 22, 2018).

Estos datos explican, en parte, un asunto que aparece reiterativamente en distintos escenarios del país: la desconfianza generalizada hacia las instituciones del Estado, que termina profundizando la desesperanza desmotivando la disputa por lo estatal. Sin embargo, once de quince colectivos y ocho de nueve redes han logrado incidir en espacios institucionales, poniendo sus demandas como tema de discusión en las agendas, lo que representa un primer paso para la incidencia macropolítica.

Algunos de los colectivos deciden incidir políticamente implicándose en distintas fases de las políticas públicas. Nueve colectivos -Píldora Roja, Fundación Comunitaria Huellas de Vida, Cabildo Indígena Universitario de Manizales, Subversión Marica, Armario Abierto, Crea Paz, Fundación Plataformas, Subámonos al Bus del POT e Identidad Animal- y seis redes - Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), Red Nacional de Mujeres, ACEU, OCE, FUN y Tejido de Colectivos Unitierra- consiguieron que sus demandas se vieran reflejadas en políticas públicas. Es decir, posiblemente las demandas que en un principio fueron planteadas en espacios institucionales por los colectivos y redes mencionados anteriormente, fueron tenidas en cuenta en este tipo de herramientas.

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 3 Colectivos y redes que integraron sus demandas a políticas públicas. 

Para clarificar la incidencia en políticas públicas se realizaron dos formas de clasificarla: políticas públicas como norma, que se expresan en acuerdos, decretos, ordenanzas y proyectos de ley -conquistas normativas-; y políticas públicas como agenda, de las que hacen parte los proyectos y programas, entre otras iniciativas que no requieren que se construyan leyes específicas para su ejecución.

Así, de los nueve colectivos que afirmaron anteriormente que sus demandas se vieron reflejadas en políticas públicas, cinco lo lograron como norma -Subversión Marica, Armario Abierto, Fundación Plataformas, Subámonos al Bus del POT e Identidad Animal-, tres lo lograron como agenda -Cabildo Indígena Manizales, Fundación Comunitaria Huellas de Vida y Crea Paz-. Por su parte, de seis redes que manifiestan que sus demandas se vieron reflejadas en políticas públicas, una lo logró como norma -OCE- y tres como agenda -Red Nacional de Mujeres, OCE y FUN-.

Hasta aquí puede inferirse que los colectivos sociales son los que más inciden en la política pública como conquista normativa, que a largo plazo es la que genera cambios más profundos y mayores herramientas de exigibilidad de derechos y acciones. La Política Pública LGBTI (Alcaldía de Manizales y Universidad de Caldas, 2017), la formulación de la Política Pública de Protección y Bienestar Animal que se encuentra en proceso, y el Plan de Ordenamiento Territorial 2017-2031 (Alcaldía de Manizales, s. f.), son ejemplos de estos logros de la acción colectiva, que además potencian el derecho a la ciudad. Las redes, en cambio, logran incidir mayormente en programas, proyectos y presupuestos, especialmente en el contexto universitario, y frente a problemáticas nacionales, no locales y urbanas. La escala de incidencia de los colectivos es local, más no regional y nacional -a excepción de los estudiantiles y sindicales-, lo que plantea retos alrededor de la articulación con otras zonas del país. Las redes se orientan más a lo nacional que a lo local, mostrando que la articulación entre colectivos puede potenciar el impacto de las acciones.

Si bien las políticas públicas son victorias colectivas, estas no necesariamente garantizan que las realidades se transformen, así lo perciben cuatro de nueve colectivos y tres de seis redes, que sienten que no cambió lo que pretendían. Esto puede dar cuenta de formulaciones desde el escritorio de las administraciones o de implementaciones que se congelan y no avanzan.

Oponerse es otra de las tareas claves de la acción colectiva en Manizales. once de quince colectivos y siete de nueve redes se han opuesto a la implementación de políticas, planes, programas o proyectos que sienten que no los representan, o que están en contra de los significados que comparten sobre el mundo (véase Cuadro 1).

Cuadro 1 Políticas, planes, programas, proyectos o leyes a las que se han opuesto colectivos y redes. 

Servicio Militar Plan de Ordenamiento Territorial
Marcha provida-Marcha por la Familia Modificación Ley de pensión de las mujeres
Plan de Desarrollo Ley 975 (Justicia y paz)
Macroproyecto San José Ley 1448 (Unidad para las víctimas)
Proyecto Bio ciudadela Tierra Viva Reforma a la Ley 30
Lineamientos de la Política Pública LGBTI 2015 Acuerdo de educación 2034
Código de Policía Tratado de Libre Comercio
Ley 30 Transporte integrado de Manizales (TIM)
Reforma tributaria Ser Pilo Paga
Cobro del impuesto al espacio público Resolución a las licenciaturas (Universidad de Caldas)

Fuente: elaboración propia.

Once de quince colectivos se han opuesto a diferentes políticas públicas, planes y proyectos que dan cuenta de las principales luchas que se han agenciado en la ciudad, principalmente por la defensa del territorio, manifestándose su desacuerdo frente al Plan de Ordenamiento Territorial 2017-2031 (Alcaldía de Manizales, s. f.), el Macroproyecto San José y la Biociudadela Tierra Viva, que son proyectos de urbanización en distintos sectores de la ciudad.

En cuanto a las redes, siete de nueve que se han opuesto a la implementación de políticas, planes, programas y proyectos están orientadas principalmente a la lucha por la educación superior, manifestando su desacuerdo ante normas como el Acuerdo por lo Superior 2034 (CESU, 2014), programas como Ser Pilo Paga y el Decreto 2450 de 2015, más conocido como «reforma a las licenciaturas».

Hasta aquí se puede concluir que, aunque las demandas molares son diversas, existe un punto de encuentro que permite articularlas: el derecho a la ciudad. Esta explosión de identidades, luchas, exigencias, críticas y propuestas ha sido leída por algunas personas como una dificultad que fragmenta la acción colectiva; sin embargo, desde el Co-laboratorio se lee como la gran posibilidad de construir programas políticos más amplios, multidimensionales e interseccionales que hagan viable otra ciudad, más abierta, justa y plural. Si bien el foco en lo molar no es tan amplio, aparecen distintos intentos por incidir en políticas públicas, lo que puede potenciarse con las articulaciones a largo plazo.

En cuanto a lo molecular, hay una pregunta central: ¿contra quién luchan los colectivos y las redes? La Gráfica 4 muestra a quiénes los colectivos y redes asumen como adversarios, es decir, a quienes les plantean sus desacuerdos:

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 4 Colectivos y redes según adversario. 

Se puede afirmar que las instituciones estatales como la Policía, el Ejército, la Administración Municipal y el Icetex son los principales adversarios para los colectivos sociales, lo que explica de alguna manera las relaciones fragmentadas y el poco trabajo en conjunto con las instituciones estatales locales. Por su parte, las redes ven como adversario principal a los gobiernos, lo que explica sus acciones enfocadas a cuestionar a quienes los conforman y las decisiones que toman. Estos datos advierten también por qué hay un foco especialmente molecular en la acción colectiva, ya que aparentemente las posibilidades de transformación social no aparecen tan palpables en la institucionalidad.

Al quedar a un lado la preocupación por el reconocimiento institucional, el reconocimiento por parte de la comunidad se vuelve central. En ese sentido, la totalidad de colectivos y redes se sienten reconocidos; sin embargo, ha sido difícil detectar más profundamente en qué se refleja esa sensación, además de recibir agradecimiento por el trabajo que realizan.

Otro de los hallazgos más significativos respecto a lo molecular tiene que ver con que la totalidad de los colectivos y redes consideran que han aportado a la transformación de prácticas culturales, corporales y comportamentales cotidianas, es decir, micropolíticas que se evidencian en las relaciones interpersonales, la formación y la reflexión sobre sus prácticas, las posturas críticas y el fortalecimiento de sus identidades. También se han transformado algunos imaginarios sobre sus territorios y el uso del lenguaje. Algunos de estos cambios se muestran en el siguiente testimonio:

También se ha visto en el barrio la resignificación del territorio, por lo menos en términos estéticos. Cuando comenzamos a pintar los murales era, por ejemplo, en lugares de fronteras, la propuesta era: ¡vamos a pintar esos murales y habitarlos! Entonces cuando hacemos la cartografía social de la comuna decimos que hay que ir a intervenir esos sectores de mayor conflictividad, en los cuales se ha dado una apropiación por parte de la gente. […] Entonces a partir de la consigna, que ha sido una de las más fuertes, que es «El barrio no es como lo pintan, es de colores», la gente ha aprendido a tomar un sentido de pertenencia por el barrio (A. Marín, comunicación personal, febrero 3, 2018).

La defensa del territorio es un marcador identitario clave que comparten los colectivos, pues nueve de quince plantean en sus relatos que la defensa, resignificación o apropiación social del territorio es un aspecto principal a la hora de articularse. Frente a las redes, ocho de nueve manifestaron que el pensamiento político aparece como el marcador identitario principal, debido a que la mayoría de las redes mapeadas hacen parte o tienen afinidad con movimientos o partidos políticos. Ambos marcadores dan cuenta de la definición de colectivo social del Co-laboratorio, en el cual se articulan dos o más personas con los objetivos de compartir existencial y políticamente a propósito de unos significados comunes sobre el mundo que desean extender.

En cuanto a las formas de financiación, se pudo concluir que el Estado no es un aliado en materia de recursos para los colectivos y redes, pues tan solo cinco de quince colectivos y una de las nueve redes manifestaron recibir, en algún momento, apoyo estatal. La autogestión y la consecución de recursos propios es la forma como los colectivos y redes financian sus procesos, los desarrollan y realizan el trabajo comunitario. Esta es otra de las expresiones que adquiere lo micropolítico.

Como conclusión de este apartado, se puede que tanto los colectivos como las redes inciden en mayor medida en lo micropolítico y menos en lo macropolítico, lo cual plantea un reto alrededor del impacto de la acción colectiva en asuntos estructurales e institucionales, que son también un espacio estratégico del cambio social. Se infiere, a partir de lo encontrado, que las luchas más transformadoras son aquellas que combinan ambos frentes, es decir, que construyen identidades estratégicas y políticas anfibias que tienen la capacidad de adaptarse a múltiples contextos sin dejar de fugarse de los intentos de cooptación que emergen de la institucionalidad, pero también de los activismos.

3.4 Los retos de la acción colectiva en Manizales

Las diferentes dimensiones de la ficha de caracterización utilizada en esta investigación dan cuenta de los retos que se le presentan a la acción colectiva de la ciudad alrededor de temas como los medios de comunicación, el trabajo colaborativo, la construcción de conocimiento y otros elementos de contexto que se describen en este apartado.

a) En torno a lo comunicativo, los principales medios utilizados por los colectivos son los denominados para esta investigación como digitales, siendo Facebook la principal plataforma utilizada por la totalidad de los colectivos para difundir información sobre eventos, actividades, marchas, festivales, así como también es una herramienta que posibilita plantear sus desacuerdos frente a situaciones de injusticia y compartirlos de forma gratuita y eficaz con las demás personas con gran rapidez. Asimismo, los videoclips, pertenecientes a la categoría de audiovisuales, son destacados por doce colectivos, cuya principal forma de compartirlos es a través de plataformas como YouTube, en la cual los colectivos tienen canales donde comparten información sobre sus prácticas de resistencia.

Estas plataformas digitales, por su carácter gratuito y de fácil manejo, se convierten en las principales formas de difusión, lo que no sucede, por ejemplo, con las páginas web, con tan solo cinco colectivos de quince, o los blogs, con tan solo dos colectivos. Lo anterior es producto de que tanto las páginas como los blogs llevan un proceso más elaborado de diseño y algunas de ellas son costosas.

Con respecto al espacio público, el grafiti, con diez de quince colectivos, aparece como otra forma que han apropiado para divulgar sus prácticas, con los cuales los muros de la ciudad se convierten en un modo efectivo de manifestarse.

Para las redes, el medio más utilizado para comunicar sus prácticas son los documentos físicos, principalmente los folletos y boletines utilizados por la totalidad de ellas, conservando aún estas formas más tradicionales para comunicar. Sin embargo, para las redes, a diferencia de los colectivos, las páginas web ocupan un lugar destacado con siete de nueve, esto posiblemente se debe a que las redes, por hacer parte de procesos nacionales, cuentan con los recursos necesarios para desarrollar este tipo de plataformas.

Como se afirmó en una investigación anterior (Salazar, 2017), a pesar de que la Escuela de Frankfurt, con una crítica radical a la industria cultural, había alertado sobre las nuevas formas de la sujeción, los movimientos y colectivos sociales, setenta años después, parecen no tomarse muy en serio la guerra de posiciones mediáticas. Los colectivos sociales podrían agenciar estrategias mediopolíticas que impliquen el desarrollo de tácticas creativas y experimentales, que trasciendan el uso del Facebook -el medio que utiliza la mayoría de colectivos y redes en la ciudad- para abrir campo a la creación de plataformas, ecosistemas digitales, estrategias de comunicación política y otra clase de repertorios digitales con narrativas y lenguajes estéticos transmediáticos que en el mundo del hipertexto digital desempeñan un rol muy significativo en la gestión del deseo y la verdad, y en la movilización de emociones de esperanza, miedo o indignación que son transcendentales para el activismo político, comunitario y urbano.

b) Respecto a la construcción de conocimiento, solo cuatro de quince colectivos han realizado investigaciones -Escuela Contra la Pobreza, Ideamos Conciencia Participativa, Fundación Plataformas y Subámonos al Bus del POT- y una red de nueve (Movice). Solo el colectivo Crea Paz ha publicado un capítulo de libro, así como la Red Nacional de Mujeres. Cuatro colectivos -Huellas de Vida, THC Conciente, Crea Paz, Subámonos al Bus del POT e Identidad Animal- han publicado artículos y ninguna red. Aunque son pocos, es significativo que colectivos y redes agencien procesos reflexivos e intelectuales que propicien diagnósticos para la toma de decisiones y la lucha. Históricamente, tanto los movimientos obreros como feministas han producido conocimiento por fuera de la academia, lo que puede ser inspirador para la acción colectiva de la ciudad que aún no se toma muy en serio la articulación entre la investigación y la acción.

En este sentido, la tarea de estudiantes, investigadores y académicos en general es necesaria en la planeación y aplicación de ejercicios de investigación sobre la acción colectiva, o una mayor motivación por parte de los activistas de reflexionar sobre su práctica. También la articulación entre ambos: colectivos sociales y académicos en procesos de pedagogía crítica, educación popular, ciencia ciudadana, epistemologías y sabidurías del mundo, investigación acción participativa, generarían un crisol de experiencias, conceptos, metodologías y saberes útiles para direccionar las iniciativas y resistencias urbanas.

c) En cuanto al trabajo colaborativo, tanto los colectivos como las redes desarrollan actividades con otros colectivos, esto producto de que muchos de ellos se encuentran dentro de los mismos territorios o porque tienen afinidad con los temas que trabajan. Algunos colectivos hacen parte de redes, lo que potencia la realización de acciones conjuntas.

Al indagar por las actividades que los colectivos y redes realizan con otros, se llegó a la conclusión de que los colectivos sociales se articulan alrededor de las prácticas colectivas de resistencia que agencian, lo que no necesariamente implica que construyan agendas políticas a largo plazo. En este sentido, el trabajo colaborativo se ve reflejado en el acompañamiento a eventos -tomas culturales, marchas y talleres-, más no en la construcción de proyectos conjuntos.

d) Respecto a otras debilidades y amenazas que aparecieron en la aplicación de la matriz DOFA con los colectivos y redes, las que sobresalen son: la organización interna de los colectivos, el grado de formación y cualificación en temas de interés -gestión de recursos, diseño de proyectos y estrategias comunicativas- y la carencia de recursos financieros. Probablemente los principales factores para que los colectivos sociales no alcancen un grado de incidencia mayor están sustentados en las tres debilidades mencionadas.

En cuanto a las amenazas externas, quienes hacen parte de los colectivos sociales sienten que viven continuamente la estigmatización, que puede adquirir distintas manifestaciones, desde la amenaza hasta la persecución. La paramilitarización de la vida cotidiana y el giro a la derecha que se ha generado en América Latina se percibe como amenazante por los colectivos sociales; además, el Estado condiciona a las organizaciones sociales a través de distintos mecanismos de control económico y político, construyendo herramientas normativas que obstaculizan la dinámica organizativa. Así lo expresa un integrante de la Fundación Plataformas:

Esa nueva ley de la constitución de las organizaciones sin ánimo de lucro, porque eso implica una cantidad de compromisos económicos, como el mantener una página web, un dominio, el contador, el software que hay que comprar para mantener todo en línea. Entonces, eso sí puede ser una amenaza para la fundación. Y quizá, baja inclusión presupuestal en los temas institucionales y de gobierno (J. Giraldo, comunicación personal, mayo 15, 2018).

Se puede afirmar que los riesgos planteados por los colectivos y redes frente a la estigmatización y el contexto político del país recoge las voces de la mayoría de los procesos organizativos de Colombia, debido a que la persecución y muerte de líderes sociales es una amenaza constante para todo aquel que decida organizarse para manifestarse en contra de situaciones de injusticia.

e) Los aspectos positivos, clasificados en fortalezas y oportunidades dentro de la matriz DOFA, son aquellas que les permiten a los colectivos y redes enfrentarse a estos retos y potenciar su quehacer e incidencia. Las fortalezas de los colectivos y las redes se centran en los vínculos afectivos de solidaridad y amistad que construyen entre sus integrantes, la formación política que han logrado con el paso del tiempo y el grado de compromiso con el grupo. Así lo expresa una de las integrantes del Movice:

La formación política, la militancia de toda una vida que tienen sus integrantes en el tema de derechos humanos, de criminalidad estatal, los legados que tienen los integrantes del Movice, sin duda, es una fortaleza, la incidencia política que tenemos en algunos espacios, la legitimidad y que todo siempre se trata de hacer de la mejor manera (C. López, comunicación personal, marzo 5, 2018).

De esto se puede inferir que los vínculos afectivos como la amistad y la solidaridad son fundamentales tanto para los colectivos y las redes, son la base que permite que se mantengan en el tiempo, ya que al compartir no solo política sino también existencialmente unos objetivos comunes, permite que se genere un alto grado de compromiso entre sus integrantes. Por su parte, la formación que reciben al interior del colectivo permite que haya una mayor apropiación e identidad.

En cuanto a las oportunidades, los colectivos y redes manifiestan que, a partir de la visibilización de su trabajo, distintas instituciones los reconocen, lo cual se evidencia en invitaciones a espacios de participación y a convocatorias para acceder a recursos. La coyuntura del proceso de paz se percibe como una posibilidad de transformar la realidad y de acceder a recursos para la realización de proyectos. Lo anterior se manifiesta a continuación en el relato de uno de los participantes: «Hemos logrado posicionamiento con las instituciones, un reconocimiento muy importante con las universidades, principalmente la Universidad Católica, la Universidad de Manizales y la Universidad de Caldas» (J. Gómez, comunicación personal, febrero 21, 2018).

Este contexto permite comprender que el proceso de paz es una oportunidad significativa para los colectivos y redes, pues es una esperanza por un país mejor, no solo para ellas y ellos como líderes sociales, sino también para las comunidades con las que trabajan, que de una u otra manera han vivido el conflicto armado en Colombia. Por otro lado, el reconocimiento y visibilización de sus procesos les otorga una mayor credibilidad al momento de plantear sus desacuerdos y demandas ante sus adversarios.

Conclusión

a) La acción colectiva en Manizales es agenciada mayoritariamente por jóvenes, los cuales se articulan alrededor de múltiples demandas, es decir, en la lucha por lo común y los modos de vida más justos en la ciudad. Esto puede tener una amplia influencia en tres dinámicas de la acción colectiva: por un lado, la apelación constante a las formas de organización horizontales y al trabajo colaborativo en contraposición a maneras jerarquizadas de acción; por otro lado, a la emergencia de nuevas sensibilidades relacionadas con el género, lo sexual y lo ecológico que fueron cartografiadas en este mapeo; en último lugar, aunque no es del todo concluyente, puede existir una relación entre la acción colectiva juvenil y la proliferación de repertorios de resistencia ligados a las acciones simbólicas: marchas carnavales, performance y la movilización de afectividades que les otorgan un carácter menos vetusto y racional a las luchas y posibilidades de atraer nuevos actores y sensibilidades.

b) Las prácticas de resistencia de los colectivos y redes toman formas tanto molares como moleculares, es decir, algunos despliegan iniciativas más de tipo cotidiano, cultural o micropolítico y buscan fugarse de las instituciones; otros apelan a llamar la atención de las agendas públicas, incidir en políticas e ir a la conquista de las instituciones; y otros se mueven en ambas segmentaridades. Sin embargo, se evidencia en la ciudad un mayor interés por incidir en lo micropolítico y en trasformaciones de la subjetividad a través de estrategias pedagógicas que en lo estatal. Esta dicotomía entre lo micro y macropolítico atraviesa la historia de colectivos y movimientos sociales que en la mayoría de los casos lo ven como antitético: o es tomando el poder o es a través del éxodo y la transformación cultural. Desde el Co- laboratorio Pluriversos, Cultura y Poder se habla de identidades estratégicas y políticas anfibias para explicar la capacidad de colectivos y movimientos de moverse en diferentes contextos y no dejarse capturar por patrones e identidades esencialistas e inmóviles que osifican el actuar político y los activismos pragmáticos.

c) Las luchas de los colectivos y redes en Manizales a partir de lo enunciado en este artículo se concretan en una demanda que se puede denominar «derecho a la ciudad», un concepto que permite explicar tanto una demanda como un conflicto político. Como demanda, permite agrupar luchas y colectivos sociales como los mencionados a lo largo de este artículo, los cuales buscan la distribución y el disfrute equitativo, universal, justo, democrático y sostenible de los recursos, riqueza, servicios, bienes y oportunidades que allí se ofrecen.

Como conflicto político (Lefebvre, 1969; Harvey, 2013; Borja, Carrion y Corti, 2016), el concepto expresa una tensión frente a la producción de la ciudad, ya que en ella se objetivan relaciones de poder, disputas, dominación y resistencia. La ciudad es resultado de antagonismos de clase, donde el capitalismo es uno de los productores del espacio urbano, y que junto al patriarcado y la colonialidad son dispositivos reticulares de producción de las ciudades que se objetivan en la cotidianidad de la vida citadina, siendo impugnados por colectivos sociales que buscan producir su propio modelo político-existencial apelando al derecho a la ciudad.

En Manizales esta lucha se objetiva en temáticas como la apropiación social del espacio, la gubernamentalidad del agua, el presupuesto participativo, los desplazamientos intraurbanos, espacialmente por la especulación del suelo, confinamiento espacial, código de policía y la limitación de derechos relacionados con la ocupación y disfrute de espacios públicos, la segregación urbana y las diversas conflictividades como el juvenicidio y el pobrecidio, la violencia de género, acoso callejero y feminicidios, entre otros.

d) La investigación permitió dilucidar algunos de los retos que tienen los colectivos y redes frente a la consolidación y fortalecimiento de sus procesos organizativos: en primer lugar está la formación en diseño de proyectos sociales y en gestión de recursos. Aunque la participación en dinámicas activistas genera importantes procesos de subjetivación política, lo que aparece como una de sus fortalezas, estos pueden potenciarse a partir del trabajo colaborativo con otros que les compartan sus saberes alrededor de la creación de sus propios proyectos y propuestas, así como en la búsqueda de oportunidades de financiación, lo que les permitiría acceder a recursos y así tener una mayor incidencia en su actuar comunitario y social en medio de las relaciones de poder glocales. Se muestran muchas disposiciones, indignaciones, solidaridades y tiempo que deben ser vehiculizadas a partir de la formación.

Otro factor para fortalecer tiene que ver con el uso estratégico de los medios de comunicación, la resistencia mediática o la autocomunicación de masas. Los colectivos sociales pueden agenciar estrategias mediopolíticas que impliquen el desarrollo de tácticas creativas y experimentales, que trasciendan el uso del Facebook para abrir campo a la construcción de distintas estrategias de comunicación política y otra clase de repertorios digitales con narrativas y lenguajes estéticos que combinen distintos medios. Los colectivos y redes de la ciudad construyen tímidamente conocimiento sobre sí mismos, no hay muchos procesos de reflexividad, ni sistematización de experiencias, esto constituye otro elemento a fortalecer.

Finalmente, en la ciudad existen articulaciones entre colectivos, aunque generalmente se tejen para acciones concretas, como eventos o la manifestación pública del rechazo a agendas estatales; empero, el tejido en torno a procesos estructurales o políticas públicas, salvo algunas excepciones, no ha sido muy fructífero. Por esto, un reto relevante que tienen los colectivos y redes de Manizales es el de re-conocerse más, identificar las demandas de unos y otros, sus metodologías, experiencias, adversarios y lecciones aprendidas, para a partir del diálogo de experiencias y saberes, trenzar indignaciones y sueños que potencien sus resistencias y sigan construyendo pluriversos y el derecho a la ciudad.

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1 Se repiten nombres de colectivos porque algunos de ellos despliegan sus prácticas en varias comunas.

* Artículo derivado del proyecto de investigación Caracterización de colectivos sociales de Manizales, llevado a cabo por el Co-laboratorio Pluriversos, Cultura y Poder en asocio con la Universidad de Caldas, 2016-2019.

**Cómo citar este artículo: Carvajal Morales, Tatiana; Salazar Rendón, Milton Andrés y Castaño Urdinola, Jessica. (2022). Mapeo de las resistencias. Acción colectiva juvenil y derecho a la ciudad en Manizales, Colombia. Estudios Políticos (Universidad de Antioquia), 63, pp. 104-130. https://doi.org/10.17533/udea.espo.n63a05

Recibido: 01 de Febrero de 2021; Aprobado: 01 de Diciembre de 2021

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