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Estudios Políticos

Print version ISSN 0121-5167On-line version ISSN 2462-8433

Estud. Polit.  no.65 Medellín Sept./Dec. 2022  Epub May 05, 2023

https://doi.org/10.17533/udea.espo.n65a04 

Sección general

Las elecciones presidenciales de 2018 en Colombia. Hacia una votación de clase* **

The Presidential Elections of 2018 in Colombia.Towards Class Voting

Blendi Kajsiu1 

Yenifer Tamayo Grisales2 

1Politólogo y economista. Magíster en Estudios Internacionales de Paz. Magíster y doctorado en Análisis de Ideología y Discurso. Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Universidad de Antioquia UdeA. Calle 70 No. 52-21, Medellín, Colombia. Correo electrónico: blendi.kajsiu@udea.edu.co - Orcid: https://orcid.org/0000-0002-6256-2995

2Politóloga. Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Universidad de Antioquia UdeA. Calle 70 No. 52-21, Medellín, Colombia. Correo electrónico: yenifer.tamayog@udea.edu.co - Google Scholar: https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=Q56XP3MAAAAJ


Resumen

En este artículo se analiza la relación entre la clase social y el comportamiento electoral en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 en las cinco ciudades principales de Colombia: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena. En cuatro de estas ciudades hubo una relación clara entre estrato social y comportamiento electoral, y solamente en Medellín esta relación fue débil, aunque presente. La votación de clase se mantiene también en el ámbito nacional. El análisis indica que mientras el candidato presidencial del Uribismo, Iván Duque, recibió más apoyo entre la clase alta, el candidato de Colombia Humana, Gustavo Petro, ganó más votos entre la clase baja. Además, el texto muestra que la votación de clase está más presente en la clase alta que en la clase baja.

Palabras clave: Elecciones; Comportamiento Electoral; Elecciones Presidenciales; Votación de Clase; Colombia

Abstract

In different contexts it has been possible to establish that exposure to violence during a civil war influences the political participation of individuals. This investigation questions whether, due to the period of reduction of violence during the peace process in Colombia, there was a relationship between having been affected by the violence derived from the armed conflict and political participation. Based on the Americas Barometer surveys of 2011, 2016 and 2018, an analysis of how the individual impact of violence influences electoral participation (voting in presidential elections) and non-electoral participation (attendance at town councils and public protest) was conducted. It is possible to point out that, in a period of reduced violence, there is a positive relationship between being affected by violence and non-electoral participation mechanisms, which is why participation mechanisms that build collective visions and guarantee local claims have greater relevance for people affected by war.

Keywords: Elections; Electoral Behavior; Presidential Elections; Class Voting; Colombia

Introducción

Existen un sinnúmero de estudios que analizan diversos aspectos de las elecciones presidenciales de 2018. La gran mayoría se enfocan en el cubrimiento de los comicios a través de los medios de comunicación y el uso de las redes sociales por parte de los candidatos (Misión de Observación Electoral, 2018; Cárdenas, 2020; Manfredi, Gonzales y Biojó, 2019; Prada y Romero, 2018). Otra cantidad significativa de investigaciones indagan sobre las narrativas y las dimensiones ideológicas de las ofertas políticas presentadas (Isaza, 2020; Richard, 2020; Macías, Julio, Soto y Ayala, 2020; Gamboa, 2019; Kajsiu y Tamayo, 2019). Igualmente, otros autores han desarrollado estudios significativos y sofisticados de la geografía electoral (Basset, 2020; Milanese, 2019). Finalmente, algunos autores han examinado las distintas candidaturas presidenciales de este evento electoral (Duque, 2020; Acuña, 2019).

Lo que aún sigue ausente en esta amplia bibliografía es el análisis de la relación entre votación y clase social. Esta es una ausencia llamativa, dado que, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018, por primera vez en la historia colombiana reciente, se presentó una opción real de poder izquierdista. En otros países de Latinoamérica, el surgimiento de candidatos de izquierda tiende a movilizar la votación de clase (Mainwaring, Torcal y Soma, 2015). Por lo cual, sería posible esperar un comportamiento similar en Colombia. Es decir, se trata de partir de la hipótesis de que en los comicios presidenciales de 2018 hubo votación de clase debido al ascenso de una figura de izquierda. Concretamente, tanto en la primera como en la segunda vuelta hubo una alineación clara de las élites y la clase alta en general a favor del candidato uribista Iván Duque, y en contra del candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro. Dicho fenómeno permite conjeturar que los dos aspirantes presidenciales pudieron haber engendrado una movilización clasista en el electorado colombiano.

Por lo tanto, este artículo propone analizar la votación de clase en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 en las cinco ciudades principales de Colombia: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena. Para tal fin, se utilizan los datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil1 sobre los votos que los dos competidores, Iván Duque y Gustavo Petro, recibieron en la segunda vuelta y los mapas de estratificación administrativa para cada ciudad (Secretaría Distrital de Planeación, s. f.; Alcaldía de Barranquilla, s. f.; Alcaldía de Santiago de Cali, s. f.; Alcaldía Mayor de Cartagena, s. f.).2 Cruzando estas dos bases de datos se pudo determinar la correlación entre la clase social y el apoyo electoral que los dos aspirantes recibieron en las votaciones.

El hallazgo principal del artículo es que la clase social fue un factor significativo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018. Mientras que el candidato uribista Iván Duque recibió más apoyo entre las clases altas que en las clases bajas, lo opuesto sucedió con el candidato de Colombia Humana, Gustavo Petro. En todas las ciudades estudiadas existe una correlación entre la clase social y el porcentaje de votos recibido. Naturalmente, esta correlación varía entre diferentes ciudades, es muy débil en Medellín y muy fuerte en Bogotá.

1. Marco teórico y metodológico

La literatura internacional ha demostrado que existe una relación cercana entre la votación de clase y la polarización ideológica del eje derecha-izquierda (Evans, 1999; Evans y Tilley, 2012). Se trata de un comportamiento que también se ha identificado en América Latina en la década del 2000, al señalar que el ascenso de opciones presidenciales de izquierda da lugar al aumento de la votación de clase (Mainwaring, Torcal y Soma, 2015; Heath, 2009). De ahí que se afirme que los candidatos izquierdistas, como polarizadores, tienen la capacidad de impulsar la votación de clase, a pesar de que no siempre lo hagan (Carlin, Singer y Zechmeister, 2018).

En Colombia, por el otro lado, existe una amplia literatura sobre el comportamiento electoral que ha mostrado que la clase social no incide de manera significativa en el comportamiento electoral. Se afirma que el estrato social no ha sido un factor sustancial en las elecciones presidenciales en las últimas tres décadas (Guzmán y Ramírez 2015; Barrero y Meléndez, 2011; Hoskin, Masías y Galvis, 2005; Hoskin, Masías y García, 2003; Hartlyn, 1993). Varios autores manifiestan que la ausencia de votación de clase puede explicarse gracias a la presencia del clientelismo o a la identificación con partidos tradicionales (Gutiérrez, 2007; Hartlyn, 1993). Por lo tanto, la votación de clase como una explicación al comportamiento electoral no ha tenido mucha acogida en Colombia.

1.1 ¿Qué es una clase social?

Parte de la razón por la cual la dimensión clasista de la votación en Colombia, y en América Latina en general, ha sido ignorada es por las definiciones marxistas y weberianas del concepto de clase que ha dominado, y sigue dominando, tanto en la sociología como en la ciencia política. A pesar de sus diferencias, tanto en la definición marxista como en la de Weber, la clase social se determina en relación con la ubicación de los individuos en el mercado, sea como trabajadores, capitalistas o pequeña burguesía (Jones, 1975). A pesar de haber sido criticada fuertemente, dicha definición sigue ejerciendo influencia en el análisis de la votación de clase, en que el trabajo y el estatus ocupacional son factores definitivos en la clasificación de las clases sociales (Erikson y Goldthorpe, 1992; Goldthorpe y McKnight, 2006). Prestigiosos politólogos como Kenneth Roberts (2002; 2015), por ejemplo, identifican la votación de clase en América Latina con la movilización de la clase trabajadora.

Sin embargo, las clases populares que congregan los recientes proyectos populistas, como el chavismo en Venezuela, son demasiado heterogéneas en términos de su estatus ocupacional o en relación con los medios de producción para categorizarlos como una clase social específica a partir de la perspectiva marxista, por lo cual es difícil registrar este tipo de movilización clasista. No obstante, los sectores populares constituyen una clase social consciente de su existencia y que comparte valores, patrones de consumo y comportamientos diferenciados de la clase alta.

Por consiguiente, en el caso de América Latina en general y de Colombia en particular, resulta más útil definir la clase social conforme a lo planteado por Pierre Bourdieu (1991), que considera que una clase social se trata de un conjunto de personas que tienen las mismas condiciones externas de vida. En este caso, el capital social, y no solo los factores económicos, es lo que caracteriza a los individuos que tienen circunstancias de vida similares, configurando un habitus particular para cada clase social (Liu, 2003 citado en Hong y Zhao, 2015). Por lo cual, al hablar de sujetos que tienen en común ciertos factores socioeconómicos, se hace referencia a una clase social (Handlin, 2013).

En estudios de comportamiento electoral no es inusual utilizar indicadores socioeconómicos como medida de la posición de clase. Empleando ese criterio, varios autores han identificado tres clases sociales: alta, media y baja (Bartels, 2008; Leighley y Nagler, 1992; 2007). Esta distinción es especialmente útil en el caso de Colombia, donde existe una división administrativa de la sociedad en seis estratos socioeconómicos, según la calidad de la vivienda en la cual se vive: 1 es el estrato más bajo y 6 el estrato más alto.

Aunque esta estratificación es una simple división administrativa para determinar el nivel de subsidio de servicios públicos y de impuestos para un hogar, refleja muy bien la división socioeconómica de Colombia. Los estudios sociológicos muestran que la política de estratificación ha «llegado a colocarse, de manera superpuesta, a la estratificación social existente […] de manera que los estratos, en cierta forma, han reemplazado a las clases sociales» (Uribe y Pardo, 2006, p. 202). No solamente son los distintos estratos conscientes de su existencia, sino que también los patrones de consumo, diversión y educación son muy distintos entre los estratos bajos (1 y 2) y los estratos altos (5 y 6). Por ejemplo, mientras los primeros, en su mayoría, frecuentan la educación y el transporte público, los segundos utilizan casi de manera exclusiva la educación y transporte privado (pp. 189-191).

Es decir, los estratos reflejan muy bien la división clasista de la sociedad colombiana. Las personas de clase baja se encuentran en los estratos 1 y 2 de las principales ciudades de Colombia, las personas de clase media pertenecen a los estratos 3 y 4, mientras que las personas de clase alta a los estratos 5 y 6. De las tres clases, la más heterogénea es la media, dado que es muy probable que las personas que pertenecen al estrato 3 tengan más en común con el estrato 2, mientras que las personas de estrato 4 estén más cerca al estrato 5. Para superar dicha dificultad nuestro análisis se enfoca principalmente en las clases bajas (1 y 2) y altas (5 y 6). Ambas son suficientemente homogéneas en términos socioeconómicos.

1.2. ¿Cuándo hay votación de clase?

La definición más común de la votación de clase es «la tendencia de los votantes que pertenecen a una clase social particular, de votar en su mayoría por un partido o candidato político diferente al candidato votado por otra clase social» (Evans, 2017, p. 177). Entonces, existe una clara votación de clase cuando los electores de una clase social A votan en su mayoría por un candidato o partido político A 1 , mientras que los votantes de la clase social B votan en su mayoría por otro candidato o partido B 1 .

Aunque es correcta esta perspectiva, es demasiado restrictiva, porque no identifica la votación de clase cuando un candidato gana la mayoría en todas las clases sociales. Por lo tanto, utilizaremos una definición más amplia de la votación de clase. Es posible identificar una votación de clase incluso cuando una candidatura política gana diferentes mayorías de votos en distintas clases sociales, a saber, si la candidata C recibe una mayoría de 90% de votos en una clase social, pero una mayoría de 51% en otra. En este caso, también se puede hablar de votación de clase.

En el caso concreto de las elecciones presidenciales de 2018, nuestro enfoque no es sobre quién gana la mayoría de los votos en cada clase social, tampoco en el peso que cada clase social tiene en la votación de un candidato, sino en identificar y comparar el apoyo electoral que los candidatos tienen dentro de distintas clases sociales.

Para analizar la relación entre votación y clase social en las elecciones presidenciales de 2018 en Colombia se utilizaron dos bases de datos: los resultados electorales de las elecciones presidenciales de la Registraduría Nacional del Estado Civil y los mapas de estratificación social de las cinco ciudades principales de Colombia, Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena. La primera muestra los resultados electorales por puesto de votación, a la vez que ofrece la ubicación de cada puesto de votación; igualmente, se emplearon los mapas de estratificación socioeconómica para asignarle un estrato socioeconómico a un puesto de votación en concordancia con el estrato de la mayoría de los votantes de este. Esto es, si un puesto de votación está ubicado en una zona donde la gran mayoría de las viviendas son de estrato 2, entonces la gran mayoría de los votantes en esta zona se define de estrato 2 y, por lo tanto, a este puesto de votación se le asigna el estrato 2.

A tal fin, se observaron únicamente los puestos de votación donde se puede determinar con razonable certeza el estrato social de la mayoría de los votantes. Lo que implica que la mayoría de los puestos de votación que se han escogido están ubicados en zonas donde domina claramente un estrato social específico o dos estratos que pertenecen a la misma clase social. Es decir, se escogieron puestos de votación en zonas donde predominan viviendas de clase baja (estrato 1 y 2), clase media (3 y 4) y clase alta (5 y 6). De manera que, en ninguna de las cinco ciudades se analizaron los resultados para todos los puntos de votación, dado que en muchos casos no es posible identificar de manera clara el estrato de la mayoría de los votantes de un puesto específico. No obstante, las muestras son lo bastante grandes para ser representativas de cada clase social dentro de cada ciudad y, en el ámbito nacional, urbana también (véase Tabla 1).

Tabla 1 Muestras de votos analizados en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018, por clase social. 

Ciudad Bogotá Medellín Cali Barranquilla Cartagena Colombia urbana
Votos analizados de clase baja (1 y 2) 374 080 119 787 93 013 57 067 98 469 742 416
Votos analizados de clase media (3 y 4) 393 605 211 100 116 505 31 925 69 900 823 035
Votos analizados de clase alta (5 y 6) 152 092 59 058 46 394 36 199 19 071 312 814
Total 919 777 389 945 255 912 125 191 187 440 1 878 265
Muestra de clase baja como porcentaje de la población33 21% 30% 25% 22% 46% 25%
Muestra de clase media como porcentaje de la población 23% 47% 27% 21% 92% 29%
Muestra de clase alta como porcentaje de la población 90% 46% 42% 89% 86% 66%
Puestos de votación analizados 172 65 47 30 40 354
Total de puestos de votación 642 171 184 127 70 1194
Localidades o comunas analizadas Puente Aranda Chapinero Usaquén Usme Ciudad Bolívar Teusaquillo Popular Santa Cruz Manrique La Candelaria Laureles La América Poblado Guayabal San Javier Villa Hermosa Comunas 10, 14, 17, 18, 19, 20, 21, 22 Histórica y del Caribe La Virgen y Turística Industrial de la Bahía Metropoli- tana Riomar Bogotá Medellín Cali Cartagena Barranquilla

Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la Registraduría Nacional.

En este punto resulta necesario destacar las ventajas de esta metodología. Primero, a diferencia de las muestras empleadas en las encuestas, donde los estratos altos están considerablemente subrepresentados, las muestras que analizadas en los ámbitos ciudad y nacional son superiores, reflejando fielmente las preferencias del electorado urbano; segundo, los datos de la Registraduría Nacional usados muestran el desempeño electoral real de los votantes, mientras que las encuestas se basan en lo reportado por los entrevistados que no necesariamente corresponde con la realidad; tercero, es posible identificar objetivamente la clase social de los electores gracias a los mapas de estratificación socioeconómica, mientras que las encuestas dependen de los niveles de ingreso y riqueza suministrados por los entrevistados.

Asimismo, es importante resaltar que nuestras muestras no son representativas del electorado general de cada ciudad o del electorado urbano en general, sino de cada clase social en cada ciudad y en el ámbito nacional urbano. En el caso de Bogotá, por ejemplo, nuestra muestra no es el total de votos analizados (919 777) sino la cantidad de votos por cada clase social analizada en Bogotá: la muestra de clase alta (90% de la población) es mucho más grande que la muestra de clase baja (21% de la población), pero esto no afecta la representatividad de nuestra muestra de clase baja. En este sentido, nuestras muestras son distintas de las muestras que se utilizan en las encuestas.

Para determinar si existe una relación entre clase social y votación se emplearon tres instrumentos estadísticos: primero, se identificó la diferencia entre la votación esperada y la votación observada para cada candidato entre la clase alta (estratos 5 y 6) y baja (estratos 1 y 2). A tal fin se construyó una tabla de contingencia con los resultados electorales de los dos candidatos, según la clase social (véase Tabla 2).

Tabla 2 Tabla de Contingencia. Cantidad de votos por candidato, según clase social. 

Clase alta Clase baja Total
Candidato A A1 A2 A1 + A2
Candidato B B1 B2 B1 + B2
Total A1 + B1 A2 + B2 A1 + A2 + B1 + B2

Fuente: elaboración propia.

La votación observada es la cantidad de votos que un candidato recibió en una clase social. La votación esperada es la cantidad de votos que se esperaría que el aspirante recibiera en esa misma clase si no hubiera ninguna relación entre la votación para el candidato y la clase social. En este caso, no existe relación entre clase social y votación para el candidato A cuando el porcentaje de votos que recibe de una clase social es idéntico al porcentaje que esta clase social representa en la totalidad de los votos para los dos candidatos. Es decir, si 20% de los votos del candidato A son de la clase alta y 20% de los votos que recibieron los dos candidatos (A y B) pertenecen a la clase alta, en este caso no hay ninguna relación entre clase social y votación. Por lo tanto, la cantidad de votos de clase alta que el candidato A recibiría cuando no existe la relación entre clase social y votación -votación esperada (VE)- sería:

Donde es el porcentaje de votos de clase alta en la totalidad de votos para los dos candidatos, mientras que (A 1 + A 2 ) es el total de votos que el candidato A recibió. La votación esperada para el candidato A en la clase baja sería:

Para identificar la diferencia entre la votación observada (VO) y esperada (VE) en cada clase social como porcentaje de la votación esperada, utilizamos la siguiente fórmula:

Porcentaje de diferencia:

De tal manera se puede determinar qué tan por debajo o por encima de la votación esperada fue el resultado electoral de cada candidato entre los votantes de una clase social específica.

La diferencia entre el voto observado y esperado es útil para identificar la clase social donde un candidato tiene más o menos apoyo electoral. Sin embargo, este índice no permite identificar bien qué tanto difiere el comportamiento electoral entre las distintas clases. A tal fin, se desarrolló el índice de diferencia de votación (IDV), el cual se calcula sumando las diferencias absolutas en los porcentajes de votos que los dos candidatos recibieron en dos clases sociales y dividiendo el resultado por dos. El porcentaje de votos que los candidatos A y B recibieron en la segunda vuelta dentro de cada clase social se ubicaría según se muestra en la Tabla 3.

Tabla 3 Porcentajes de votos por los candidatos A y B por estrato. 

Candidato A Candidato B Total de votos por clase social
Clase alta (estrato 5 y 6) a1 b1 a 1 + b 1 = 100%
Clase media (estrato 3 y 4) a2 b2 a 2 + b 2 = 100%
Clase baja (estrato 1 y 2) a3 b3 a 3 + b 3 = 100%

Fuente: elaboración propia.

En la Tabla 3a 1 es la razón entre el total de votos recibido por el candidato A en la clase alta sobre el total de votos de esta clase para los dos candidatos, en porcentaje; mientras que b1 es la razón entre el total de votos recibido por el candidato B en la clase alta sobre el total de votos de esta clase para los dos candidatos. Por lo tanto, la suma de estas dos proporciones representa 100% de los votos de esta clase para los dos candidatos (a 1 + b 1 = 100%).

El índice de diferencia IDV ab , que mide la diferencia en el comportamiento electoral entre la clase alta y baja, sería el promedio simple de las diferencias en la votación de los dos candidatos entre las dos clases sociales:

De la misma forma, los índices de diferencia IDV am (alta versus media) e IDV mb (media versus baja), que miden la diferencia en el comportamiento electoral entre la clase alta y media, y media y baja, respectivamente serían:

En la formula anterior, el índice tiene un valor mínimo de 0 cuando no existe ninguna diferencia entre la votación de las dos clases y un valor máximo de 100 cuando el comportamiento entre los dos estratos es completamente diferente.

El IDV es muy parecido al índice de Alford -Alford Index- que ha sido el más ampliamente utilizado -y criticado- en la ciencia política para medir la votación de clase. Este índice mide la votación de clase como la diferencia entre el porcentaje de votantes de clase trabajadora que votan por un partido de la izquierda y el porcentaje de votantes de clase no trabajadora que votan por el mismo partido (Mayer, 2009, p. 169). Mientras que el índice Alford mide la votación de clases como la diferencia en comportamiento electoral entre dos clases en relación con un partido político, nuestro índice mide lo mismo, pero en relación con dos candidatos políticos. En este sentido, nuestro índice es más eficaz e idóneo en el caso de la segunda vuelta de elecciones presidenciales, donde compiten dos candidatos presidenciales.

Dicho índice resulta muy útil para identificar la magnitud de las diferencias en el comportamiento electoral entre las distintas clases sociales. No obstante, es una medida que no permite determinar la dirección de las diferencias, ni si son estadísticamente significantes. Esto es, el índice revela si existe una diferencia en la conducta electoral de dos clases, pero no señala cómo el apoyo sobre un aspirante o partido sube o baja entre distintas clases sociales. Para lograr esto se optó por el coeficiente de correlación de Pearson (r), calculando en el ámbito nacional el agregado de los resultados de las votaciones en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Barranquilla.

Para calcular el coeficiente de correlación de Pearson (r) desagregamos las tres clases sociales (baja, media y alta) en cinco estratos (1, 2, 3, 4 y 5) según la estratificación socioeconómica vigente en Colombia. Dado el número limitado de puestos de votación de estrato 5 y 6 se decidió unificarlos en una sola categoría 5. Para cada puesto de votación se identificó el estrato y el porcentaje de votos que recibió cada candidato en este. Por lo cual, del total de 356 puestos de votación analizados fue necesario descartar 14 puestos donde no fue posible diferenciar entre los estratos 1 y 2 y los estratos 3 y 4. Así pues, la muestra empleada en el caso del coeficiente Pearson es un poco más pequeña y tiene una estructura un poco diferente a los casos anteriores. Sin embargo, los 14 puestos de votación descartados constituyen menos de 4% de la muestra original y, por lo tanto, afectan muy poco la distribución de esta.

Se calculó el coeficiente de correlación Pearson (r) entre el estrato socioeconómico de los puestos votación y el porcentaje de votos recibidos por Petro y Duque en estos. El coeficiente de correlación Pearson (r) está definido como:

Donde X presenta el estrato social y Y el porcentaje de votos recibidos por cada candidato en cada puesto de votación. El coeficiente de correlación varía entre -1 y 1. Un coeficiente de correlación de 1 implica una correlación perfecta y positiva entre las dos variables, mientras que un coeficiente de correlación de -1 indica una relación perfecta y negativa entre las dos variables. Finalmente, un coeficiente r = 0 indica que no existe ninguna correlación entre las dos variables. Esto implica que, en general, un coeficiente de correlación r ≥ 0.5 indica una correlación fuerte entre las dos variables.

2. Resultados: clase social y votación en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018

A continuación, se presentan los hallazgos de nuestro análisis. La Tabla 4 muestra la cantidad y el porcentaje de votos que cada candidato recibió en nuestras muestras, en cada clase social, en las cinco ciudades y en la que hemos denominado Colombia Urbana.

Tabla 4 Resultados de la segunda vuelta de elecciones presidenciales de 2018 en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena, según clase social. 

Ciudad Clase social Duque Petro Total para los dos candidatos Duque (por clase social) Petro (por clase social)
Bogotá Baja 105 417 251 036 356 453 30% 70%
Media 184 759 178 026 362 785 51% 49%
Alta 109 786 28 937 138 723 79% 21%
Cali Baja 35 083 51 582 86 665 40% 60%
Media 53 505 55 755 109 260 49% 51%
Alta 25 363 18 000 43 363 59% 41%
Medellín Baja 84 237 25 208 109 445 78% 22%
Media 154 273 43 464 197 737 78% 22%
Alta 46 179 9514 55 693 82% 18%
Cartagena Baja 37 606 58 112 95 718 39% 61%
Media 30 101 37 658 67 759 44% 54%
Alta 13 401 5047 18 448 73% 17%
Barranquilla Baja 20 416 35 065 55 481 37% 63%
Media 13 136 17 758 30 894 43% 57%
Alta 26 926 7876 34 802 77% 23%
Colombia urbana Baja 282 759 421 003 703 762 40% 60%
Media 435 774 332 661 768 435 57% 43%
Alta 221 655 69 374 291 029 76% 24%

Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la Registraduría Nacional.

La Tabla 4 muestra que la mayoría de los votos de Duque viene de las clases bajas y medias. En este contexto, sería tentador concluir que Duque tiene mayor apoyo en estas clases o que su apoyo es policlasista; sin embargo, es una conclusión errónea, porque ignora el peso de cada clase social en el universo de los votantes. Duque recibe más votos de la clase baja que de la clase alta, simplemente porque la primera es mucho más grande que la segunda; no obstante, en términos proporcionales, la clase alta apoya a Duque mucho más que la clase baja. En el caso de Colombia Urbana, por ejemplo, de un total de 291 029 votos de clase alta para los dos candidatos que analizamos, 221 655 fueron para Duque y 69 374 para Petro. Por lo tanto, Duque recibió 76%, mientras Petro solamente 23% de los votos de clase alta en la Colombia Urbana. Aunque la clase alta aporta menos a la votación de Duque que la clase media o baja en términos absolutos, Duque tiene un porcentaje más alto de apoyo dentro de la clase alta comparado con las otras dos clases.

Por esta razón, en lugar de comparar el aporte de cada clase social en la votación de cada candidato, nosotros comparamos el apoyo de los candidatos dentro de cada clase social. A tal fin, comparamos el voto observado con el voto esperado dentro de cada clase social para los dos candidatos (véase Tabla 5).

Tabla 5 Votos observados y esperados en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 para las cinco ciudades principales de Colombia. 

Candidato Iván Duque Gustavo Petro
Ciudad Clase alta Clase baja Clase alta Clase baja
Bogotá Votos observados 109 786 105 417 28 937 251 036
Votos esperados 60 289 154 914 78 434 201 539
Medellín Votos observados 46 179 84 237 9514 25 208
Votos esperados 43 983 86 433 11 710 23 012
Cali Votos observados 25 363 35 083 18 000 51 582
Votos esperados 20 158 40 288 23 205 46 377
Barranquilla Votos observados 26 926 20 416 7876 35 065
Votos esperados 18 249 29 093 16 553 26 388
Cartagena Votos observados 13 401 37 606 5047 58 112
Votos esperados 8242 42 765 10 206 52 953
Colombia urbana Votos observados 221 655 282 759 69 374 421 003
Votos esperados 147 568 356 846 143 461 346 916

Fuente: elaboración propia.

En todas las ciudades Iván Duque recibió más votos de lo esperado entre la clase alta y menos entre la clase baja. Lo opuesto sucede con Gustavo Petro. Para facilitar la lectura de esta tendencia se calculó la diferencia entre el voto observado y el voto esperado como porcentaje del voto esperado para cada candidato, utilizando la fórmula que ya se presentó en la sección de metodología (ecuación (1)) (véase Tabla 6).

Tabla 6 Porcentaje de diferencia entre el voto observado y esperado para Duque y Petro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018. 

Bogotá Medellín Cali Barranquilla Cartagena Colombia Urbana
Alta Baja Alta Baja Alta Baja Alta Baja Alta Baja Alta Baja
Duque +82% -32% +5% -3% +26% -13% +48% -30% +63% -12% +50% -21%
Petro -63% +25% -19% +10% -22% +11% -52% +33% -51% +10% -52% +21%

Fuente: elaboración propia.

La Tabla 6 muestra que en el ámbito nacional (Colombia Urbana) Duque recibió 50% más votos de lo esperado en la clase alta, mientras Petro recibió 52% menos votos de lo que se esperaría entre la misma clase social.

Tanto la Tabla 6 como la Tabla 7 revelan que en todas las ciudades Duque recibió más votos de lo esperado en la clase alta y menos de lo esperado en la clase baja, mientras que en el caso de Petro sucedió lo opuesto. La votación de clase es más fuerte en Bogotá y más débil en Medellín. A pesar de ello, en esta última el patrón de voto de clase se mantiene, aunque es muy débil.

La misma tendencia se sostiene en el ámbito nacional si se suma la votación de las cinco ciudades. Es significativo advertir que tanto en el ámbito nacional como en el de cada cuidad la votación de clase es más pronunciada en la clase alta que en la clase baja. Los estratos altos votaron más por Duque que los estratos bajos por Petro. De la misma manera, la clase alta rechazó más a Petro de lo que la clase baja rechazó a Duque. Esto implica que la conciencia de clase -si se nos permite utilizar un concepto clásico del marxismo- es más fuerte en la clase alta que en la clase baja.

2.1 El índice de diferencia de votación (IDV)

Para comparar la diferencia en el comportamiento electoral entre las clases altas, medias y bajas se presentan los índices de diferencia IDV ab (alta versus baja), IDV am (alta versus media) e IDV mb (media versus baja) en la Tabla 7 para las cinco ciudades y en el ámbito nacional. Los índices se calcularon utilizando las ecuaciones (2) y (3) presentadas en la metodología.

Tabla 7 Diferencias en las votaciones para Duque y Petro entre las clases altas, medias y bajas en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018, en porcentaje. 

IDVab Clase alta vs. baja IDVam Clase alta vs. media IDVmb Clase media vs. baja
Bogotá 49,5% 28,2% 21,3%
Medellín 5,9% 4,9% 1,0%
Cali 18,0% 9,5% 8,5%
Barranquilla 40,6% 34,9% 5,7%
Cartagena 33,3% 28,2% 5,1%
Colombia urbana 36,0% 19,5% 16,5%

Fuente: elaboración propia.

La Tabla 7 señala que la diferencia en el comportamiento electoral es más pronunciada entre la clase alta y baja. Como se puede observar, la diferencia entre la clase alta y baja (IDVab) es menor en Medellín (5,9%) y mayor en Bogotá (49,5%). Lo que quiere decir que la votación de clase es muy débil en Medellín, comparado tanto con las otras ciudades como con el promedio nacional.

Finalmente, el coeficiente de correlación Pearson (r) confirma los resultados anteriores. La Tabla 8 evidencia el coeficiente r para la relación entre estrato social (1-5) y el porcentaje de votos que Petro y Duque recibieron en cada puesto de votación en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 (ecuación (4) en la metodología).

Tabla 8 Correlación entre estrato social (1-5) y votación (porcentaje), para Iván Duque y Gustavo Petro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018. 

Candidato Coeficiente Pearson (r) para Colombia urbana (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena) n
Iván Duque 0,601 354
Gustavo Petro -0,608 354

Fuente: elaboración propia.

La Tabla 8 establece la existencia de una correlación positiva entre estrato social y votación en el caso de Duque y una correlación negativa en el caso de Petro. Esta misma relación se puede ver más claramente en las Gráficas 1 y 2.

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 1 Porcentaje de voto y estrato social para Iván Duque, segunda vuelta de elecciones presidenciales de 2018 en Colombia Urbana. 

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 2 Porcentaje de voto y estrato social para Gustavo Petro, segunda vuelta de elecciones presidenciales de 2018 en Colombia Urbana. 

Resulta significativo observar que la relación entre estrato social y voto parece ser lineal tanto en el caso de Duque como en el de Petro, lo que significa que mientras sube el estrato social de un puesto de votación también sube el porcentaje de votos que Duque recibe en este. Lo opuesto ocurre con Petro, mientras baja el estrato social del puesto de votación sube el porcentaje de votos que este obtiene.

3. Votación y clase social: ¿una relación espuria?

Se ha establecido que existe una relación clara entre clase social y votación para los dos candidatos presidenciales: Duque y Petro. No obstante, la metodología y base de datos no permiten controlar otro tipo de variables que pueden explicar dicha asociación. Existe la posibilidad de que esta relación sea espuria, es decir, que se puede explicar por alguna otra variable oculta que no hemos analizado y que no tiene que ver con la clase social. Por esta razón, se han identificado siete variables que según los politólogos afectan el comportamiento electoral de los colombianos en las elecciones presidenciales y que pueden explicar o reemplazar la votación de clase.

Las dos primeras variables que tradicionalmente han afectado el comportamiento electoral en Colombia son el clientelismo político y la identificación partidista (Gutiérrez, 2007; Hartlyn, 1993); la tercera variable es el conflicto armado que introdujo un clivaje entre pacifistas y guerreristas, que según algunos politólogos ha determinado la elección del presidente en Colombia durante las últimas décadas (Nasi y Hurtado, 2018); el cuarto factor es la imagen de los candidatos, el nivel de favorabilidad que gozan entre los electores (Losada, Giraldo y Muñoz, 2003); la quinta variable es la percepción de los votantes sobre la capacidad de gobernabilidad que tienen los aspirantes: los electores tienden a votar por el candidato que tiene más posibilidad de gobernar (Barrero y Meléndez, 2011); finalmente, hay dos variables que también afectan el comportamiento electoral, el nivel de educación y la edad. Se puede argumentar que el mayor apoyo para Duque entre los estratos altos y para Petro entre los estratos bajos se debe a la edad y el nivel educativo de los electores, en lugar de su clase social, aunque es debatible qué tanto se puede separar la educación de la clase social.

Ninguno de los factores anteriores puede explicar de manera satisfactoria la relación entre clase social y comportamiento electoral que se ha identificado. El voto «amarrado» o clientelista puede explicar la victoria electoral de Duque, en tanto el uribismo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 tuvo una maquinaria política más fuerte que la maquinaria de la Colombia Humana, y también gozaba del apoyo de las principales maquinarias políticas regionales (Gamboa, 2019, p. 205). Sin embargo, el clientelismo no puede explicar por qué Duque recibió más apoyo entre los estratos altos y Petro entre los estratos bajo, a no ser que uno argumente que el clientelismo está más presente entre los estratos altos. Pero en la amplia literatura sobre el clientelismo en Colombia no hemos encontrado ningún estudio que muestre esto.

De la misma manera, la afiliación partidista difícilmente puede explicar y aún menos reemplazar la votación de clase en las elecciones presidenciales de 2018. Tanto el Centro Democrático como la Colombia Humana son partidos-movimientos muy jóvenes para desarrollar una afiliación partidista sólida como lo han hecho históricamente los partidos Liberal y Conservador. Incluso si esta afiliación existiera, habría que explicar por qué los estratos altos se identifican más con el uribismo y los estratos bajos más con el petrismo. Esto, a su vez, remitiría a la votación de clase.

Otras consideraciones como la capacidad de gobernar de los candidatos presidenciales o su imagen tampoco parecen capaces de explicar la votación de clase, a no ser que se argumente que Petro tuvo una imagen más favorable y se percibió más capaz de gobernar entre los estratos bajos, a la vez que Duque entre los estratos altos. Si este fuera el caso, la percepción sería el efecto y no la causa de las diferencias de clase.

El clivaje entre pacifistas y guerreristas podría reemplazar la votación de clase que hemos identificado, si se muestra que los estratos altos son guerreristas y los estratos bajos pacifistas. En este caso, la clase alta apoyaría a Duque por su rechazo al Acuerdo de Paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC- EP), y la clase baja a Petro por defenderlo. Para comprobar esta hipótesis se calculó el coeficiente Pearson entre estrato social y votación en el plebiscito de 2016 para la refrendación del Acuerdo de Paz utilizando casi todos los mismos puestos de votación estudiados para la elección presidencial de 2018 (véase Tabla 9).

Tabla 9 Relación entre estrato social (1-5) y comportamiento electoral en el plebiscito de 2016 sobre el Acuerdo de Paz en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena. 

Estrato social y porcentaje de Sí Estrato social y porcentaje de No
Coeficiente Pearson (r) + 0.335 -0.304

Fuente: elaboración propia.

Los coeficientes Pearson muestran que existe una relación débil entre estrato social y votación en el plebiscito sobre el Acuerdo de Paz. También muestran que los estratos bajos no son más pacifistas que los estratos altos. El estrato social se relaciona de manera positiva con el porcentaje de Sí y negativamente con el No. Esto quiere decir que en las zonas urbanas mientras sube el estrato social sube el porcentaje de los votantes a favor del Sí y que mientras el estrato social baja sube el porcentaje de los votantes por el No frente al Acuerdo de Paz.

Nuestro hallazgo confirma los resultados de Yann Basset (2018), que utilizando un análisis cartográfico de los resultados del plebiscito de 2016 concluye que «la victoria del NO se debe al voto de los sectores populares urbanos, periurbanos y de las ciudades intermediarias» (p. 241), lo cual implica que los estratos altos no votaron para Duque porque él rechazara el acuerdo de paz, mientras que los estratos bajos no votaron para Petro porque él lo defendiera.

Finalmente, existen dos características sociodemográficas que pueden explicar y reemplazar la votación de clase: el nivel de educación y la edad de los votantes. Teniendo en cuenta que los electores de clase alta tienen un nivel superior de educación, se podría argumentar que estos sufragan por la derecha (Duque) mientras que quienes tienen menos educación lo hacen por la izquierda (Petro). En este caso, la votación por cada candidato no se explicaría por la clase social, sino por el nivel de educación, aunque las dos variables están estrechamente relacionadas. Si bien es posible, este argumento no parece ser cierto. Los datos de Latinobarómetro (s. f.) de 2018 muestran que en Colombia las personas con bajos niveles de educación se identifican menos con la izquierda que los que tienen altos niveles de educación (véase Tabla 10).

Tabla 10 Años de educación y auto ubicación ideológica izquierda-derecha en Colombia, 2018. 

Nivel de educación Años de educación Ubicación ideológica (media) Cantidad de entrevistados
Bajo 0 5.32 42
1 6.82 16
2 5.53 25
3 6.18 48
4 6.36 35
5 6.14 143
Promedio bajo educación 0-5 6.05 309
Alto 10 5.39 22
11 5.21 305
Universidad incompleta 5.24 29
Universidad completa 5.46 109
Promedio alto educación 10-15 5.28 465

Fuente: elaboración propia a partir de Latinobarómetro (s. f.). * Escala: 0 = extrema izquierda; 10 = extrema derecha.

Como muestra la Tabla 10, los votantes con los más altos niveles de educación se ubican más a la izquierda (5.28) que los votantes con los más bajos niveles de educación, quienes se ubican más a la derecha (6.05). Por lo tanto, el nivel de educación no parece explicar ni podría reemplazar la votación de clase.

La única variable demográfica que podría hacerlo sería la edad de los votantes. Suponiendo que hay más jóvenes en los barrios populares y más personas de la tercera edad en los barrios de estratos altos, la diferencia en el comportamiento electoral podría deberse a la edad más que a la clase social, dado que los jóvenes tienden a votar más a la izquierda. Tanto los datos de Latinobarómetro (s. f.) de 2018 como los datos de la Encuesta de Cultura Política (DANE, 2019) muestran que en Colombia en 2018 existía una relación clara entre edad y preferencia ideológica (véase Tabla 11).

Tabla 11 Edad y auto ubicación ideológica izquierda-derecha en Colombia, 2018. 

15-25 26-40 41-64 65 y más
Izquierda (1-4) 15,7% 12,6% 10,1% 8,6%
Centro (5-6) 41,3% 42,4% 38,6% 33,3%

Fuente: tomado de DANE (2019, p. 30). * Escala: 1 = izquierda; 10 = derecha.

Como muestra la Tabla 11, los más jóvenes se autoubican más a la izquierda (15,7%) que los mayores (8,6%); sin embargo, en todos los grupos la izquierda es una minoría comparada con el centro y la derecha. Combinado con la baja participación de los jóvenes en las elecciones presidenciales, especialmente entre las clases bajas, donde la tasa de abstención se encuentra por encima del promedio nacional, ya muy alto, sería difícil argumentar que la victoria de Petro entre los estratos bajos en varias ciudades se deba a la votación de los jóvenes. Esta población constituye una minoría de los votantes, dentro del cual solamente una pequeña proporción (15,7%) se identifica con la izquierda.

Conclusión: ¿por qué la votación de clase?

Este artículo ha mostrado que en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018, en cuatro de las cinco principales ciudades de Colombia, hubo una relación clara entre clase social y comportamiento electoral. Solamente en Medellín la relación fue débil, aunque presente. Además, esta relación se mantiene también en el ámbito nacional. El análisis indica que mientras el candidato presidencial del uribismo, Iván Duque, recibió más apoyo entre la clase alta, el candidato de Colombia Humana, Gustavo Petro, ganó más votos entre la clase baja. El análisis estadístico evidencia que la relación entre clase social y comportamiento electoral fue significante y lineal, lo que quiere decir que en el caso de Iván Duque el apoyo electoral subió con el aumento de estrato social, mientras que en el caso de Gustavo Petro sucedió lo opuesto.

Una posible explicación a lo anterior radica en lo planteado en la literatura por Scott Mainwaring, Mariano Torcal y Nicolás Soma (2015), que afirman que el surgimiento de alternativas presidenciales de izquierda puede aumentar la votación de clase. Esto implica que los candidatos izquierdistas tienden a movilizar al electorado de los estratos bajos, apelando a su inconformidad con el statu quo y su desconfianza en las instituciones. En el caso colombiano, una opción real de poder izquierdista como el petrismo activó la votación de clase, no simplemente a través de la movilización del voto del estrato bajo, sino por el rechazo que produjo entre los estratos altos. De hecho, en las elecciones presidenciales de 2018 el rechazo de la candidatura de Petro en la clase alta fue mayor que su apoyo en la clase baja.

Sin embargo, lo anterior es simplemente una hipótesis que no se comprueba en este artículo. Más investigación es necesaria para determinar si la votación de clase se da por el surgimiento de una izquierda consolidada y para identificar el mecanismo causal que relaciona la izquierda con la votación de clase. La explicación de este mecanismo causal desborda el enfoque y la metodología de este estudio. Nuestra metodología tampoco permite evaluar de manera cuantitativa qué tan significativa fue la votación de clase comparada con otras variables que afectaron el comportamiento electoral de los votantes en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018.

Lo que sí hemos mostrado es que en aquellas elecciones la relación entre clase social y votación no era espuria. Ninguna de las variables principales que afectan el comportamiento electoral en Colombia, como el clientelismo o el «voto amarrado», la identificación partidista, el conflicto armado, la imagen del candidato, la percepción sobre su capacidad de gobernar o el nivel de educación de los votantes puede explicar e incluso menos reemplazar la votación de clase. La única variable capaz de hacer esto, la edad de los electores, explica la votación de clase solamente de manera parcial. Por lo cual, se concluye que la clase social en sí misma fue un factor significativo en las elecciones presidenciales de 2018.

Los hallazgos que presenta este artículo son significativos por dos razones: primero, muestran que la votación de clase es más fuerte en la clase alta que en la clase baja. la primera apoyó a Duque y rechazó a Petro en mayor medida en que la segunda apoyó a Petro y rechazó a Duque, lo cual resulta un tanto irónico, teniendo en cuenta que el discurso derechista del uribismo denuncia el odio de clase que fomenta la izquierda e invita a los votantes a no votar de manera clasista, un consejo que, aparentemente, su electorado más fiel no sigue; segundo, los hallazgos indican que la votación en las elecciones presidenciales de 2018 pueden marcar un cambio significativo en el comportamiento electoral de los colombianos.

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1Datos electorales obtenidos tras la respuesta a una solicitud de PQRS a la Registraduría Nacional en un archivo de Excel con los resultados de las votaciones presidenciales de 2018.

2Los mapas de estratificación fueron consultados en cada una de las alcaldías de las ciudades. En el caso de Medellín, se hizo una solicitud de PQRS a la Secretaría de Medio Ambiente, cuya respuesta se realizó por correo electrónico.

3Para este cálculo primero identificamos el porcentaje de clase alta, media y baja en la población de cada ciudad. A tal fin utilizamos las siguientes fuentes: Bogotá, Encuesta Multipropósito 2017 (Cigüenza, 2019, mayo 27); Medellín, Encuesta de Calidad de Vida (Alcaldía de Medellín, 2012); Cali (Cali Cómo Vamos, s. f.); Barranquilla (Barranquilla Cómo Vamos, s. f.); Cartagena (Cartagena Cómo Vamos, s. f.). Utilizamos estos porcentajes para calcular el potencial de votantes de cada clase social en cada ciudad. Por ejemplo, en Medellín, la clase baja en 2011 (1 y 2) constituía 49,6% de la población, entonces asumimos que el mismo porcentaje de los votantes potenciales de Medellín pertenecían a esta clase social, es decir, 49,6% (787 722) del total de votantes potenciales de Medellín que en 2018 eran 1 588 150. Utilizando los datos de nuestra muestra calculamos la participación de la clase baja en Medellín en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 (50%), entonces la población total de los votantes de clase baja que participaron en las elecciones de 2018 era 393 861 (50% de 787 722). Nuestra muestra de 119 787 votos de clase baja analizadas en Medellín constituye 30% de la población de votantes de clase baja (393 861) que participaron en las elecciones en 2018. Este mismo calculo lo hicimos en todas las otras ciudades por cada clase social.

*Este artículo es producto del proyecto de investigación Estrato social y comportamiento electoral en las elecciones presidenciales de 2018 en Colombia, financiado por el Centro de Investigaciones de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Universidad de Antioquia. Agradecemos al Centro de Investigaciones y a su directora Lina Claudia Adarve Calle por su constante apoyo. También agradecemos y reconocemos la provechosa ayuda de la profesora Alix Bibiana Gómez Vargas y los comentarios y sugerencias del profesor Juan Carlos Arena Gómez del Instituto de Estudios Políticos sobre una versión anterior del artículo. Finalmente, queremos expresar nuestra profunda gratitud a las dos estudiantes del pregrado de Ciencia Política, Universidad de Antioquia, Michel Dayana Giraldo Barrientos y Yesica Valencia Tobón, por revisar de manera meticulosa la base de datos y los coeficientes que se presentan en este artículo.

**Cómo citar este artículo: Kajsiu, Blendi y Tamayo Grisales, Yenifer. (2022). Las elecciones presidenciales de 2018 en Colombia. Hacia una votación de clase. Estudios Políticos (Universidad de Antioquia), 65, pp. 120-148. https://doi.org/10.17533/udea.espo.n65a04

Recibido: 01 de Septiembre de 2021; Aprobado: 01 de Septiembre de 2022

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