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Revista Med

versão impressa ISSN 0121-5256versão On-line ISSN 1909-7700

rev.fac.med v.15 n.2 Bogotá jul./dez 2007

 

EDITORIAL

"LAS ENFERMEDADES CARDIO-METABÓLICAS, ¿CONSECUENCIA DE LA MODERNIDAD?"

ENRIQUE MELGAREJO ROJAS, MD. CARDIÓLOGO-ELECTROFISIÓLOGO
EDITOR REVISTA MED. PROFESOR ASOCIADO FACULTAD DE MEDICINA UMNG
DIRECTOR EJECUTIVO PERMANENTE COLEGIO PANAMERICANO DEL ENDOTELIO

El tema central de este fascículo es "Diabesidad", sin lugar a dudas, la pandemia del Siglo XXI, tanto en el mundo occidental como en el oriental. Es la consecuencia del estilo de vida que el "hombre moderno" ha optado como símbolo u objetivo dentro de su "bienestar".

La percepción del concepto de enfermedad por los seres humanos se inicia -y es inherente- al comienzo del hombre como tal, como animal evolutivo pensante.

Como especie biológica somos finitos y es justamente por las enfermedades, que tenemos -o que logramos- la finitud. Hay algunas especies que mueren más por un proceso involutivo, las aves y los peces grandes por ejemplo, que por enfermedades genéticas o ambientales, es decir, prácticamente por un proceso "apoptótico". En cambio los humanos, aun antes del nacimiento, estamos expuestos a la muerte de una forma "necrótica".

Precisamente ese devenir y esa conciencia de un comienzo y de un fin de la vida y de nuestro mismo entorno, junto con la aparición de variadas enfermedades, instó al hombre a crear sus pensamientos mágicos y míticos, sus polideidades y al mismo tiempo sus ansias y depresiones, con el sentimiento de impotencia ante el no entendimiento de la muerte y del por qué. Esa misma conciencia de muerte de los seres queridos y sus ausencias, generó el sentimiento de sufrimiento y de dolor, inherente a la especie humana.

Pero dejando a un lado estas reflexiones filosóficas y ontogénicas, la especie humana empezó a desparecer desde sus albores por otra forma de muerte: la violenta. Si nos atenemos a los relatos bíblicos, cuando Caín mató a Abel, abruptamente y con un medio poco elegante -la quijada de un burro- la especie se auto extinguió en un 25%. Esto equivaldría a decir que la muerte violenta -la infligida por nuestros semejantes- es la forma más primitiva y masiva de muerte de los humanos. Luego surgieron las epidemias y las pandemias, en su gran mayoría por causas higiénicas infecciosas, además como fruto de condiciones migratorias, de estilos de vida, de hacinamiento, de hambrunas y de malnutrición.

Posteriormente las guerras -no propiamente en defensa del terruño o por la posesión de las hembras- sino por la codicia y por el ansia de poder y de "reinar" en vastos imperios, inició la carrera armamentista, invasora y guerrera de los hombres, incluyendo los saqueos y la forma cruel de matar. Vinieron luego "guerras santas", las cruzadas y hasta las torturas y muerte infligidas por la "Santa Inquisición". Aparecieron también las enfermedades genéticas -con o sin mutaciones- y las enfermedades degenerativas.

Pero si el hombre moría por ignorancia de conceptos y de elementos básicos de salud, o por el modus vivendi imperante, también se creó la necesidad cada vez más apremiante de aprender a "curarla" y de aliviar algunas enfermedades y dolores. Surge entonces la Semiología y los inicios de la Medicina Interna y la Cirugía, posteriormente la Ginecología, luego la Pediatría, últimamente -por mayor longevidad de la especie- surgió la Geriatría y próximamente lo hará la Medicina de Géneros.

Los tipos de enfermedades también han variado en nuestra especie a través de los milenios: se han encontrado momias con tuberculosis, con cáncer, con fracturas, con cirrosis etc. Las enfermedades vasculares aparecen con la "modernidad", o sea, con los cambios de estilo de vida, incluyendo hábitos nutricionales tales como la ingesta de grasas saturadas, sin que viniéramos ontogénicamente preparados para metabolizarlas. Además, el hombre dejó de ser nómada y competitivo y se encausó por el camino del sedentarismo, del "confort", de la alta ingesta de calorías (muchos sabores artificiales o sintéticos, exceso en azúcares refinados) y últimamente, del consumo de grasas trans, añadiéndole además el tabaco y el tan común "distrés" de la vida cotidiana. Es entonces cuando aparecen las enfermedades vasculares, cada vez más con una agresividad y penetrancia desmesurada y acelerada. Nuestros antepasados no murieron ni de infarto, ni de accidente cerebro vascular, ni de complicaciones de la diabetes, estas empiezan a aparecer como tales sólo hasta el siglo XVII. La época apacible del hombre nómada, o granjero, o pastor, o cazador desapareció, para darle paso al hombre citadino, industrial, "cómodo" y hasta "civilizado", pero con una enorme dosis de competitividad y de apego a las cosas, innecesarios.

A finales del siglo XX hace explosión en todo el planeta lo que hoy se define como "diabesidad" y que hace ya cerca de 30 años, se empezó a definir y a entender como Síndrome Metabólico. Pero tampoco los países pobres escapan a esta pandemia y los recién nacidos de bajo peso están propensos o programados para desarrollar resistencia a la insulina, la cual es la causa, a más certera, para desencadenar esa pléyade de factores de riesgo asociados y sus desenlaces "cerebro-cardio-reno-angio-vasculares". El Síndrome Metabólico y sus consecuencias (la diabetes con sus complicaciones) es un estado mórbido de nuestra civilización, acompañada del cáncer, del SIDA y del trauma.

La ciencia médica -no la ciencia tecnológica armamentista destructiva- ha logrado un impresionante desarrollo con un mejor entendimiento de los procesos fisiopatológicos de estas enfermedades. Además, ha logrado crear o fabricar nuevos medicamentos y grupos terapéuticos para aminorar el impacto de muchas patologías. Aun nos falta mucho y, afortunadamente, cada vez más se toma conciencia de que la mejor alternativa contra las enfermedades es la prevención. De ahí, que últimamente haya surgido el nuevo concepto aplacable de prevención primordial, esto es, evitar que el sujeto se exponga a los factores de riesgo, que son -en últimas- los responsables de las enfermedades que nos están matando en la actualidad. Lo que no sabemos con certeza es que si como ha sucedido en otras ocasiones, al lograr el hombre dominar, o inventar vacunas para erradicar algunas entidades nosológicas, aparezcan una nuevas que hagan que el hombre siempre esté ocupado explorando e investigando hasta conocer -o por lo menos entender- el proceso íntimo de las enfermedades, que como el Síndrome Metabólico se expande sobre el planeta similarmente a como lo hicieron en el pasado epidemias como la peste, autorregulando el crecimiento poblacional, o continuando y reafirmando la finitud de la vida.

Pero el panorama no es tan trágico si miramos -con mirada simplemente de observador y no crítica- lo que la ciencia médica ha logrado a través de los milenios, los imperios y las civilizaciones. Hemos aprendido a aliviar, a consolar, algunas veces a curar, pero más relevante, últimamente -los últimos segundos de este proceso histórico evolutivo- a que es más importante prevenir que atacar a la enfermedad cuando ya ha hecho daño. Seguramente el Síndrome Metabólico y las otras enfermedades de nuestra civilización puedan ser dominadas y hasta de pronto erradicadas. Nos prepararemos entonces para el nuevo desafío de seguir investigando, siempre seguir investigando... ¡Afortunadamente!!

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